EL GOLPISMO MILITAR DURANTE EL PRIMER GOBIERNO DE FELIPE GONZLES
(1982-1986):
A POR LOS GOLPISTAS
EL FIN DE LA INVOLUCIN MILITAR
Y EL CONTROL DE LAS FUERZAS ARMADAS
DURANTE EL PRIMER GOBIERNO SOCIALISTA (1982-1986)ROBERTO MUOZ
BOLAOS
"El ejrcito ha sido siempre la base del poder, y lo sigue
siendo.
El poder est siempre en manos de los que tienen el mando del
ejrcito"
Len Tolstoi
"Los soldados slo hacen revueltas y motines;
los generales y los coroneles son los que hacen las
rebeliones.
Horatio Walpole
Dos frases, una de un escritor ruso que fue soldado y pacifista,
y otra, de un clebre poltico britnico, sirven para ilustrar el
objetivo de nuestra comunicacin que no es otro que demostrar como
en los cuatro primeros aos de gobierno del Partido Socialista
Obrero Espaol (PSOE), se produjo un hecho fundamental y decisivo en
la historia contempornea de Espaa: La desaparicin definitiva del
golpismo militar y el control completo de las Fuerzas Armadas (FAS)
por el poder poltico. De hecho, este proceso reviste mayor
importancia que la integracin en la Comunidad Econmica Europea
(CEE) en Espaa; y para explicarlo, dividiremos la comunicacin en
cuatro puntos. En primer lugar, analizaremos las tramas golpistas
existentes en Espaa a comienzos de los aos 80, y como desaparecen
como consecuencia de los fracasados golpes del 23 de febrero de
1981 y el del 27 de octubre de 1982; a continuacin, abordaremos la
poltica del PSOE para combatir el golpismo militar y controlar las
FAS donde jug un papel fundamental el Centro Superior de
Investigacin de la Defensa (CESID), dirigido por el futuro teniente
general Emilio Alonso Manglano, y especialmente el rea de
Involucin, a las rdenes del futuro general de Brigada de Infantera
Diplomado de Estado Mayor (DEM) Santiago Bastos Norea. En tercer
lugar, abordaremos la llamada intentona de La Corua en 1985. Y como
colofn, describiremos el caso De Meer en 1986.
Del 23-F al 27-0. La desaparicin de las tramas golpistas.
En 1980, la situacin poltica espaola -como consecuencia de la
crisis del partido gobernante Unin de Centro Democrtico (UCD), el
progresivo deterioro poltico del presidente del Gobierno Adolfo
Surez Gonzlez, y el aumento de los atentados del grupo terrorista
nacionalista vasco Euskadi Ta Askatasuna (ETA), que provoc 168
muertos en bienio 1979-1980-, entr en una espiral muy peligrosa
cuya salida no pareca vislumbrarse por mtodos ortodoxos. De ah que,
tanto militares como polticos intentasen plantear operaciones
tendentes a moderar o, al menos, estabilizar, el gobierno de la
Nacin. Estas operaciones, desde el punto de vista militar fueron
cinco segn el documento Panormica de las Operaciones en marcha,
redactado por el entonces comandante Bastos Norea, al mando del rea
de Involucin del CESID:
El golpe de los Tenientes Generales
No existi como tal una operacin golpista encabezada por
militares de esta graduacin, ya que de haber sido as, hubiera sido
imparable. No obstante, a comienzos de los aos 80, haba un grupo de
tenientes generales con mando en capitana general, es decir, con
poder real, dispuestos a presionar al gobierno, e incluso
participar en una operacin golpista. Eran: Pedro Merry Gordon,
capitn general de la II Regin Militar (Sevilla); Jaime Milans del
Bosch y Ussia, de la III Regin Militar (Valencia); Antonio Elcegui
Prieto, de la V Regin Militar (Zaragoza); ngel Campano Lpez, de la
VII Regin Militar (Valladolid); Manuel de la Torres Pascual, de
Baleares (Palma de Mallorca), y Jess Gonzlez del Yerro Martnez, de
Canarias (Santa Cruz de Tenerife). Sin embargo, no exista una
unidad de criterio entre estos militares, siendo especial
importante la rivalidad entre Milans del Bosch y Gonzlez del Yerro.
Adems, otros tenientes generales como Guillermo Quintana Lacacci,
capitn general de la I Regin Militar (Madrid), la ms importante,
era contrario al intervencionismo militar. Por tanto, esta divisin
impeda que los tenientes generales pudieran disear una operacin
golpista propio. Sin embargo, si se produca un vaco de poder por un
acto terrorista o una operacin golpista de cualquier tipo, estos
tenientes generales podan intervenir, y poner fin al sistema
democrtico vigente, o hacerlo girar en un sentido conservador. El
golpe de los coronelesSin duda alguna fue la operacin golpista
mtica de la Transicin. Un grupo de militares de este empleo, bajo
el liderazgo del coronel de Artillera DEM Jos Ignacio San Martn
Lpez, estaban dispuestos a dar un golpe de Estado, cuyo objetivo
sera el establecimiento de un gobierno cvico-militar de carcter
tcnico, bajo la forma de un repblica presidencialista, o respetando
la monarqua. Sin embargo, esta operacin slo se pondra en marcha si
fracasaba la primera opcin del grupo: la presin institucional
pacfica del Ejrcito sobre los partidos polticos, a travs del Rey.
Tal vez, por eso esta operacin jams se perfil completamente, como
indica el principal instigador de la misma, el propio San Martn. En
una lnea similar, aunque ms agresiva, se expresa otro de los
integrantes del grupo, el tambin coronel de Artillera DEM Jos Ramn
Pardo de Santayana y Coloma:
Cundo son los primeros contactos ya entre amigos para decir esto
no puede ser, que vamos a hacer? Esto era constante. Constante. Yo
en aquella poca era ya teniente coronel En el 80 asciendo a
coronel. Y los tenientes coroneles y los coroneles son los que
tienen en la mano las unidades y los regimientos Y todo el mundo se
planteaba yo qu hago? Si aqu hay una revolucin, si aqu se monta un
lo en la calle yo que hago? Pues s, tombamos contacto a lo mejor,
con muchsimos de mis compaeros que tenan la misma preocupacin que
yo. Cundo comienza San Martn a comentarme que hay que hacer algo,
que unos coroneles? No puedo decirlo. Porque era una preocupacin de
la poca. A medida que se fue deteriorando la situacin y que haba
tantos muertos de ETA, casi todos entonces militares o guardias
civiles.
Operacin de los Espontneos
Se trataba de la operacin que haban diseado el teniente coronel
de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina y su entraable amigo, el
entonces capitn de Infantera Ricardo Senz de Ynestrillas. Ambos
militares pensaban que era necesaria una accin rpida y audaz, a la
que se sumara el resto del Ejrcito, o al menos, no se opondran a
ella. La razn de esta tctica se basaba en el convencimiento de que
no era posible el consenso militar unnime para llevar a cabo un
golpe de Estado.
La operacin debera realizarse contra los puntos vitales del
Estado: Palacio de la Moncloa, o el Congreso de los Diputados. La
violencia sera total, no excluyndose la posibilidad de ejecuciones
fulminantes, si exista resistencia o hubiese negativas de dimisin.
La accin no se reducira slo a Madrid, sino que se extendera al
resto de las capitales de Espaa, especialmente a las de las
regiones ms nacionalistas. No haban definido su actitud respecto
del Jefe del Estado. Sin embargo, estaban decididos a evitar su
salida de Espaa; algo que tambin pensaban respecto de los ministros
y personajes polticos ms importantes. Probablemente, estaban
dispuestos a respetar la Corona, y la vida de su titular, si ste
aceptaba la operacin; sino, no.
Un hecho destacado de este grupo involucionista era que no tenan
ningn planteamiento propio para despus de realizada su operacin. Se
pondran a las rdenes de los mandos militares, los cuales daran la
forma definitiva al golpe de Estado.
El primer intento de una operacin de este tipo, la haban
intentado realizar Tejero e Ynestrillas en 1978, teniendo como
objetivo el Palacio de la Moncloa. Fue conocida como Operacin
Galaxia, y frustrada antes de que se pudiera llevar a cabo.
Operacin de los tenientes coronelesCercano a San Martn, aunque
si formar parte de su ncleo conspirativo, exista otro grupo
involucionista. Desde mediados de 1980, este conjunto de militares,
denominado por el comandante de Infantera DEM Ricardo Pardo Zancada
como los Tcnicos, porqu la mayora de sus integrantes procedan de
las Segunda Secciones Bis del Ejrcito (SIBE), y por el teniente
general Jaime Milans del Bosch y Ussa, como el grupo de los
Teniente Coroneles, por el grado de sus promotores, tenan ms
adelantados sus planes involucionistas que el grupo de San Martn.
Las razones que les empujaron a actuar en esa direccin eran las
mismas que las de los coroneles; y sus figuras ms representativas
eran el coronel de Artillera DEM, Luis Muoz Gutirrez, los tenientes
coroneles de Artillera DEM Jess y Jos Enrique Crespo Cuspinera, y
el teniente coronel de Caballera Carlos de Meer y de Ribera.
Los Tcnico haban diseado una accin a medio plazo. Pensaban que
sera necesario que primero el PSOE se desgastara en la labor de
Gobierno -suponan que aplicara un programa de corte marxista-. Una
vez que esto ocurriera, sera el momento preciso para llevar a cabo
su operacin golpista. Tras el triunfo de esta; la nueva organizacin
poltica de Espaa pasaba por dos posibles frmulas. La primera,
consista en establecer una repblica presidencialista. Esto supondra
el fin del sistema monrquico, instaurado por Franco. La segunda,
permitira el mantenimiento de esta, pero con un carcter tradicional
y representativo, que impusiera una transicin ms lenta, y con
respeto por la herencia recibida de Franco.
Haban pensado igualmente en el que sera el futuro jefe de
Gobierno, recayendo su eleccin en Federico Silva Muoz; pues, por su
filiacin democristiana y excelentes contactos exteriores, tena una
buena imagen pblica como gobernante Ministro-eficacia-, que le haca
distinto de los dems polticos de procedencia franquista; la mayora
de los cuales todava no aceptaban que el retorno al rgimen anterior
era imposible.La Solucin Armada
Esta fue la operacin golpista ms importante de la Transicin.
Diseada por el general de Divisin Alfonso Armada Comyn, con el
apoyo importantes sectores polticos y empresariales, y el
beneplcito de los Estados Unidos (EE. UU.) y El Vaticano, su
objetivo era crear un gobierno de concentracin nacional, presidido
por el citado general, que pusiera fin al terrorismo, limitara las
aspiraciones de los partidos nacionalistas vascos y catalanes, y
activase la economa del pas. Esta operacin se perfil bajo dos
variantes:
Variante constitucional: Donde Armada, mediante una mocin de
censura, sera elegido presidente del Gobierno con el apoyo de los
principales partidos polticos del pas, desde Alianza Popular (AP)
hasta algunos diputados del Partido Comunista de Espaa (PCE),
pasando por diversos sectores de la Unin de Centro Democrtico (UCD)
y la totalidad del Partido Socialista Obrero Espaol (PSOE).
Variante pseudoconstitucional: Consista en provocar un golpe de
fuerza, que sera aprovechado por Armada para presentarse en el
Congreso de los Diputados como solucin a los problemas del pas, y
ser elegido presidente del Gobierno.
Durante todo el ao 1980, Armada estableci los contactos
necesarios en el mundo civil, desde partidos polticos hasta grandes
empresarios pasando por el del Jefe del Estado, para asegurar el
xito de su operacin. Igualmente consigui el aval de EE. UU. y El
Vaticano para sus proyectos. Tras conseguir el apoyo del mundo
civil y de las principales instituciones de la Nacin, utiliz al
teniente general Milans del Bosch, un militar de inmenso prestigio
en el seno del Ejrcito, para lograr la subordinacin de todas las
operaciones militares en marcha a la suya, lo que consigui mediante
una serie de reuniones que tuvieron lugar en enero de 1981. El
resultado fue que la Solucin Armada estaba completamente perfilada
para convertirse en una realidad a finales de enero de 1981. Pero
entonces Surez, conocedor de lo que se preparaba realiz una jugada
maestra: Dimiti el 29 de enero de 1981, y a continuacin, forz la
eleccin como candidato de la UCD de Leopoldo Calvo-Sotelo y
Bustelo. De esta forma, la variante constitucional de la Solucin
Armada se hizo imposible, lo que oblig al general a recurrir a
Tejero, que ya estaba bajo el control operativo de Milans del
Bosch, para que realizara ese acto de fuerza que permitiera poner
en marcha la variante pseudoconstitucional de la operacin, y cuyo
resultado sera el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, que
terminara en un sonoro fracaso al impedir Tejero -que realmente
desconoca el contenido de la operacin diseada por el general- que
Armada pudiera hablar a los diputados en la noche del 24 de
febrero.
El fracaso del golpe de estado del 23-F tuvo un efecto demoledor
para los sectores involucionistas del Ejrcito. Los tenientes
generales ms reacios con el sistema democrtico desaparecieron:
Milans del Bosch fue procesado, y Merry Gordon, De La Torre
Pascual, Elcegui Prieto o Campano Lpez, cesados de sus mandos o
pasaron por edad a la reserva; la operacin de los espontneos qued
desarticulada, y tambin la de los coroneles, al perder a su lder,
San Martn, procesado por su participacin en el 23-F; mientras que
los principales apoyos de Armada en el seno del Ejrcito, decidieron
alejarse de las tramas golpistas, no slo para cortar amarras con
los procesados por el golpe de estado, sino tambin por el giro
conservador de la poltica de Leopoldo Calvo Sotelo, nuevo
presidente del Gobierno, y que culmin con la entrada en la
Organizacin del Tratado del Atlntico Norte (OTAN); la aprobacin de
la Ley Orgnica de Armonizacin del Proceso Autonmico (LOAPA), que
congel las aspiraciones de los grupos polticos autonomistas, y el
endurecimiento de la lucha contra el terrorismo. De hecho,
consideramos que el nacimiento de los Grupos Antiterroristas de
Liberacin (GAL), no se entiende sin la coyuntura creada por el
23-F. Sin embargo, quedaba un grupo involucionista intacto, cuyas
ramificaciones no haban sido quebradas por el fracaso del 23-F: el
de los Tcnicos. Sera este grupo, con el apoyo moral de San Martn y
Milans del Bosch, ambos encarcelados, el que pondra en marcha el
ltimo golpe de estado autntico de nuestra historia: el del 27 de
octubre de 1982, conocido como MN o Movimiento Nacional. Operacin
cuyo objetivo era evitar la victoria del PSOE en las elecciones
legislativas que tendran lugar el da 28 del citado mes, y poner en
marcha su proyecto poltico, que hemos explicado anteriormente, y
para el que contaban con el apoyo de la extrema derecha poltica,
como Blas Piar, lder de Fuerza Nueva (FN), con el que Muoz Gutirrez
almorz en la vspera de su detencin, y de la financiera, como el
empresario Jos Mara de Oriol y Urquijo, a quien el teniente coronel
Jos Crespo Cuspinera visit acompaado de Silva Muoz, como el propio
militar reconoce. Sin embargo, no pensemos que estos contactos
supusieran subordinacin de los militares a los civiles franquistas.
Los Tcnicos conocan la mala imagen de la mayora de estos ante la
opinin pblica, y no estaban dispuestos a entregarles el poder; con
la excepcin de Silva Muoz.
Pero, los planes de los Tcnicos, muy elaborados desde un punto
de vista militar, nunca se haran realidad. El 1 de octubre, Muoz
Gutirrez y los hermanos Crespo Cuspinera fueron detenidos por orden
del ministro de Interior, Juan Jos Rosn, y su operacin
involucionista qued desmontada. Tras esta operacin, las tramas
golpistas en el Ejrcito espaol haban desaparecido. Se haba
conseguido as la transicin democrtica en las FAS Poco despus, el 28
de octubre, y tal como estaba previsto, el PSOE obtuvo una victoria
histrica, consiguiendo 202 diputados y el 48,11% de los votos
emitidos.EL CESID DE MANGLANO: EL REA DE INVOLUCIN DEL TENIENTE
CORONEL BASTOS NOREA
Tras el triunfo en las elecciones legislativas, y ante la
negativa de Miguel Boyer a desempear la cartera de Defensa, Felipe
Gonzlez eligi a Narcs Serra para la misma, debido a su proyeccin
pblica y experiencia gestora como alcalde de Barcelona durante los
tres aos anteriores, y a que el futuro presidente nunca contempl la
posibilidad de ofrecer la cartera a ninguno de los que desde 1977
venan ocupndose del tema en el parlamento y en el partido. El nuevo
ministro de Defensa recibi una nica instruccin de Felipe Gonzlez:
la de evitar a toda costa que volviera a producirse un golpe de
Estado.
Narcs Serra traslad inmediatamente esa instruccin al director
del CESID, el entonces coronel Alonso Manglano. Para cumplir esa
instruccin, Manglano iba a confiar en el entonces comandantes
Bastos Norea, que haba pertenecido al famoso Servicio Central de
Documentacin de Presidencia del Gobierno (SECED), creado por el
entonces vicepresidente del Gobierno almirante Luis Carrero Blanco
en 1972, haba seguido su carrera en el CESID tras su creacin en
1977, y era el responsable del rea de Involucin durante el golpe de
Estado del 23-F, donde su actuacin no fue muy brillante, al igual
que la del resto de este servicio. No obstante, Bastos sigui al
frente del rea de Involucin cuando el entonces coronel Manglano fue
nombrado director del CESID en mayo de 1981, y tuvo un papel
decisivo en el desmantelamiento del golpe de estado del 27-O. Tras
esta operacin, pocas tramas golpistas quedaban en Espaa, por no
decir ninguna. Existan eso s, algunos militares contrarios a la
democracia que podan desencadenar acciones aisladas, de
consecuencias graves, aunque limitadas. Pero, no existan ya
operaciones articuladas, capaces de modificar el sistema poltico
vigente en Espaa. No obstante, si bien no exista el peligro
golpista, al Gobierno le faltaba un ltimo objetivo que lograr en
relacin con los militares: La subordinacin de los ejrcitos al poder
poltico de forma definitiva y completa, lo que supondra la
consolidacin democrtica en las FAS. Por tanto, haba que combinar
ambos objetivos: acabar con los grupsculos golpistas residuales y
controlar los ejrcitos. As lo explica el propio Serra:
La obsesin de muchos ciudadanos y del Gobierno era lograr que no
hubiera en el futuro ms golpes de estado, lo cual inclinaba a
centrarse en el control de los ejrcitos, persiguiendo el
conocimiento y castigo de todos los actos de indisciplina,
detectando a todos los oficiales que tuvieran posiciones ideolgicas
no democrticas para separarlos de mandos de responsabilidad
etctera. La obsesin por evitar un nuevo golpe de Estado pudo haber
constituido un obstculo al enfoque correcto de la reforma, en la
medida en que inclinaba a labores policiales y de control de la
actividad de los militares (discursos, reuniones, etc.) en vez de
concentrar las energas en el cambio de estructuras y el marco legal
que conformase la realidad de unos ejrcitos que aceptasen la
subordinacin al poder civil como la nica situacin posible en
democracia. Sin duda, el equilibrio entre el control militar y el
mantenimiento de la disciplina por una parte, y la motivacin y la
necesaria colaboracin para la construccin y aplicacin de un nuevo
marco de relaciones por la otra, es una de las tareas ms difciles
del periodo de consolidacin.De forma muy inteligente, Serra,
Manglano y Bastos iban a combinar dichos objetivos; pues,
utilizaran la lucha contra los grupsculos golpistas para establecer
de forma definitiva el control poltico sobre las FAS, especialmente
en el campo del personal militar, como muy bien reconocen los
tenientes generales Jos Mara Senz de Tejada y Jos Ramn Pardo de
Santallana. As, Serra iba a utilizar los dossieres preparados por
el CESID para poner fin a la capacidad de los Consejos Superiores
del Ejrcito, la Armada y el Ejrcito del Aire no slo para establecer
ternas sobre las que elegir los oficiales para cada empleo, sino
incluso para vetar a aquellos que no consideraran ptimos para los
mismos, utilizando como argumento siempre la necesidad de
democratizar las FAS y de evitar que militares contrarios a la
democracia ocupasen importantes empleos. Por otro lado, y para
acabar con los grupsculos golpistas residuales, Manglano y Bastos
iban a utilizar dos mecanismos fundamentalmente:1. El desprestigio
de los golpistas encarcelados y en libertad, con la finalidad de
que dejaran de ser un smbolo para algunos de sus compaeros y de
ciertos sectores civiles.
2. La infiltracin de agentes en las tramas golpistas existentes
para desmontar cualquier operacin antes de que se pudiera llevar
acabo.Estos dos mecanismos quedaron patentes en las dos principales
acciones involucionistas de este periodo: El intento de atentado en
La Corua en 1985 y el llamado caso De Meer en 1986.La intentona de
La Corua (1985).
El intento de atentado terrorista en La Corua en 1985, durante
el da de las FAS -contra el Rey, la Reina, las infantas Elena y
Cristina, el presidente del Gobierno, Felipe Gonzlez, el ministro
de Defensa, Narcs Serra, y los jefes de la cpula militar, los
almirantes ngel Liberal Luccini, Jefe del Estado Mayor de la
Defensa (JEMED) y Guillermo Salas Cardenal, Almirante Jefe de
Estado Mayor de la Armada (AJEMA) y los tenientes generales Jos
Mara Senz de Tejada y Fernndez de Bobadilla, Jefe del Estado Mayor
del Ejrcito (JEME) y Jos Santos Peralba, Jefe del Estado Mayor del
Ejrcito del Aire (JEMA)-, es tal vez la operacin que mejor
sintetiza la estrategia de Bastos y Manglano en relacin con las
tramas golpistas.
La idea de este atentado procede del entonces comandante
Ynestrillas, el amigo de Tejero. Este comandante, junto al de su
mismo empleo, Ignacio Gasca Quintn, -uno de los promotores del
clebre Manifiesto de los 100, comprometido en el golpe del 27-O, y
antiguo subordinado de Crespo Cuspinera en la Instruccin Militar
para la Escala de Complemento (IMEC) de Madrid- eran los ltimos
representantes del golpismo en el Ejrcito espaol, con una visin muy
similar al del antiguo grupo de los espontneos, es decir, pensaban
que slo una operacin fulminante que crease un vaco de poder poda
ser la base para una intervencin institucional del Ejrcito. Pero
esta accin ya no sera fruto de una operacin militar, sino de un
atentado terrorista del que se acusara a ETA. Tras el triunfo del
PSOE en las urnas, y con muy escasos recursos, haba puesto en
marcha una nueva tctica golpista, inspirada en la estrategia de la
tensin que la extrema derecha haba desarrollado en Italia en los
aos setenta, basada en el terrorismo. As, quisieron asesinar al
periodista Julio Rodrguez, al diputado de Euskadiko Ezquerra Jos
Mara Bandrs, al teniente general Jos Antonio Senz de Santamara y
Tintur, e incluso al propio Bastos. Tambin quisieron atentar contra
un autobs con familiares de etarras y contra un convoy del metro de
Madrid. Sin embargo, el atentado contra el Rey, el presidente del
Gobierno y los mandos de las FAS, supona un salto cualitativo, y
tena la envergadura necesaria, segn Ynestrillas, para crear ese
vaco de poder y provocar la intervencin del Ejrcito. El comandante
se mostr muy ilusionado con esta idea, y se ha hizo saber a sus dos
hombres de confianza: Francisco Lerena y Gasca. Lo que no saba
Ynestrillas era que sus compaeros de conjura eran agentes
infiltrados: Lerena, del CESID, y Gasca, del comisario Alberto
Elas, jefe de la Brigada de Informacin Interior, perteneciente a la
Comisara General de Informacin del Cuerpo Superior de Polica.
Si saber esto, y con su plan ya prefijado, Ynestrillas,
acompaado de Lerena, se traslad a La Corua el 29 de diciembre de
1985, con dos objetivos: El primero, contactar con el empresario
ultraderechista Rafael Regueira Fernndez, alias Lucho, ya que le
necesitaban para alquilar un local cercano a la tribuna de
autoridades que queran volar, de manera muy similar a como ETA lo
hizo contra el almirante Luis Carrero Blanco, el 20 de diciembre de
1973, en la Operacin Ogro. El segundo, visitar al teniente general
Milans del Bosch, que estaba encarcelado.
Para conseguir el local, explicaron a Lucho que pensaban montar
una empresa de confeccin, y visitaron varios locales cercanos a la
zona por donde transcurrira el desfile. Finalmente, encontraron uno
de su agrado y llegaron a un acuerdo con su dueo para alquilarlo
con opcin de compra por 140.000 pesetas al mes. Ynestrillas y
Lerena midieron la distancia desde la fachada del local hasta el
lugar donde se situara la tribuna, y comprobaron que eran
exactamente 36 pasos, ms dos ms para salvar la pared, suponan 40
metros. Deberan hacer un tnel de esa longitud en seis meses. Por su
parte, Lucho se comprometi a adelantarles el dinero que necesitaran
para montar el negocio de confeccin. Adems ofreci una furgoneta por
si la necesitaban .
Cumplido el primer objetivo del viaje, faltaba el segundo:
Visitar a Milans del Bosch que se encontraba preso cumpliendo
condena por el golpe del 23-F en la prisin militar de El Ferrol. A
esta vista, les acompaara Lucho. En la prisin, encontraron a Milans
del Bosch junto a otro de los condenados por el golpe de Estado del
23-F, el general de Divisin Luis Torres Rojas, y sus respectivas
esposas. Tras una breve charla con ellos, Ynestrillas y Lerena
pidieron al teniente general una conversacin en privado, que
enseguida les concedi llevndoles a una habitacin, donde tras
encender un interferidor de micrfonos, les pidi que hablasen.
Ynestrillas y Lerena, le explicaron los pormenores del plan. Milans
del Bosch escuch en silenci y sin decir una sola palabra. De
pronto, sali de la habitacin sin decir una sola palabra. Ni una!.
Ynestrillas y Lerena se quedaron en la habitacin, esperando que
regresara, pero eso no ocurri. As, que decidieron salir de la misma
e incorporarse a la conversacin que Lucho sostena con los dos
generales y sus respectivas esposas, que se prolong levemente, y
finaliz con las despedidas de rigor.Una vez fuera de la prisin, y
tras dejar a Lucho, Ynestrillas y Lerena intentaron interpretar la
actitud de Milans del Bosch. Para el primero significaba un Bueno,
hacedlo!, mientras que el segundo pensaba que el teniente general
les haba tomado por unos locos. Cuando Lerena inform a sus jefes
del CESID de la conversacin, stos estuvieron de acuerdo con la
interpretacin de Ynestrillas, de que Milans del Bosch haba dado su
placet a la operacin terrorista, ya que el deseo del Centro era
destruir al teniente general como mito entre los militares
golpistas, lo queran manchado, y nada mejor que implicarlo en un
atentado contra el Rey, cuando l tenia fama de militar
ultramonrquico.Con el supuesto placet de Milans del Bosch, Lerena e
Ynestrillas regresaron a Madrid, y empezaron a informar de su
proyecto a diversas personalidades civiles. El primero fue Antonio
Izquierdo, director de diario ultraderechista El Alczar, y el
segundo, un ingeniero jubilado del Canal de Isabel II, para que les
explicara como realizar un tnel. Pero, ms importante fue la reunin
con distintos miembros de la extrema derecha en Murcia, para
discutir el proyecto, encontrar financiacin, -precisaban 10
millones de pesetas y pensaban que el empresario vasco Luis Olarra
se los poda dar-, y poner las bases para una actuacin coordinada
una vez producido el atentado.
El siguiente paso fue conseguir los explosivos y un tcnico para
montar el artefacto. Entonces, fue cuando intervino Gasca que les
ofreci 30 kilos, y un especialista qumico. Estos avances, de los
que tenan noticias Antonio Izquierdo, hicieron que la emocin se
desatara en la sede de El Alczar, y que ngel Palomino no dudara en
hacer la primera advertencia crptica sobre el atentado
Es preferible entrar en el Apocalipsis por Madrid, Sevilla,
Valencia o La Corua, deca. Mejor La Corua, porque si el zambombazo
deja lagunas incontaminadas, zonas de rehabilitacin y continuacin
de la vida y la historia, si la Cosa Tremenda no es total, en
Galicia podra salvarse la Civilizacin sin echar de menos nada.
Sin embargo, la operacin que pareca ir por buen camino, se trunc
en marzo de 1985. Alberto Elias, a travs de Gasca, tena suficiente
informacin para proceder a las detenciones de Ynestrillas y Lerena.
El CESID se opona a que la polica actuase porque podra quemar a su
agente, Lerena. Al final, la situacin se resolvi con una reunin de
militares en Las Rozas (Madrid), donde Gasca e Ynestrillas fueron
advertidos de que el CESID saba todo lo que estaban preparando, y
que deban anular la operacin. Los dos comandantes as lo hicieron.De
esta manera, acab el famoso intento de atentado en La Corua en
1985. Sin detenciones ni escndalos. Sin mrtires, como Serra
quera.
El caso De Meer (1986)
El ltimo episodio involucionista militar de la historia de
Espaa, si as podra llamarse, fue protagonizado por el coronel de
Caballera Carlos de Meer de Rivera. Este militar -nmero 1 del Arma
de Caballera de la V promocin de la Academia general Militar (AGM),
cerrado admirado del general Francisco Franco, falangista de
ideologa, enemigo de los pases anglosajones a los que vincula con
la masonera, y antiguo miembro del grupo de los Tcnicos-, haba
logrado mantenerse dentro del Ejrcito mientras sus antiguos
compaeros de conjuras haban sido encarcelados tras los fracasos del
23-F y del 27-0. Pero, aunque estos fracasos no hubieran afectado a
su carrera militar, si le haban dejado aislado dentro del Ejrcito y
sin posibilidades de ascenso al generalato, a pesar de ser el nmero
1 de su promocin.
Sin embargo, el coronel no haba abandonado sus pretensiones de
cambiar el sistema poltico vigente en Espaa. As, segn un informe
del CESID, firmado por el propio Alonso Manglano, fechado el 7 de
mayo de 1986, el 17 de enero de 1986, De Meer, destinado entonces
en Ceuta, -al frente del Regimiento de Caballera Montesa, N 3-,
junto a los ultraderechistas Jos Antonio Assiego Verdugo y Enrique
Moreno Gmez mantuvieron una reunin en un hotel de Madrid el 17 de
enero de 1986, con el Cnsul General de Libia en Madrid, Saad
Ismail, en la que De Meer habl de su propsito de organizar un grupo
poltico y se organiz la visita a Trpoli.
De Meer, junto con Assiego y Moreno, sali hacia Pars por
carretera el 23 de enero de 1986. En la capital francesa, se renen
con Saad Ismail y de ah marchar en avin a Trpoli, para
entrevistarse con el lder libio. Segn el informe del CESID, el
coronel le explic a Gaddafi que su intencin era realizacin de un
golpe de Estado para instaurar una democracia orgnica. Prevea la
ruptura de relaciones con Israel y la CE. Gaddafi prometi cuantiosa
ayuda econmica. Por el contrario, el propio De Meer que no niega ni
nunca neg su viaje a Libia y su entrevista con Gaddafi, rechaza que
l fuera a Libia con la pretensin de solicitar financiacin para dar
un golpe de estado, sino para poner en marcha un partido poltico y
un peridico ultraderechistas de categora, cuyo objetivo era
defender los intereses de los pases mediterrneos siempre dominados
por la masonera inglesa y norteamericanas.
Fuera como fuese, tras su regreso, De Meer contino en su puesto
sin sufrir ningn tipo de amonestacin por su viaje. Sin embargo,
pasados unos meses de su regreso a Espaa, De Meer fue detenido el 9
de mayo de 1986, bajo la acusacin de haber cometido un delito de
abandono de residencia, ya que segn el CESID haba salido de Espaa
el da 23 y no haba regresado hasta el 29. Por tanto, haban
transcurrido ms de los cinco das necesarios para que el citado
delito se produjera. El superior de De Meer, el Capitn General de
la Regin Sur a la que perteneca Ceuta-, teniente general Fernando
Gautier de Larrainzar, tal vez el militar espaol con una carrera ms
brillante en esos momentos, trat de inhibirse del caso,
argumentando que debera ser la Capitana General de la Regin Centro,
a las rdenes del teniente general Gustavo Urrutia Gracia, quien
debera juzgar al coronel, ya que los hechos se haban producido en
su demarcacin, y no en la Regin Sur. Y cuando se confirm que
corresponda a su demarcacin juzgar los hechos, inmediatamente
concedi la prisin atenuada, y posteriormente, el 4 de diciembre de
1986, la libertad provisional.
El 8 de abril de 1987, se celebr en Sevilla, el Consejo de
Guerra, presidido por el general de Brigada de Artillera DEM
Antonio Solanes Llop, que absolvi de toda culpa al coronel,
rechazando las imputaciones del Fiscal Togado Carlos Rodrguez, que
peda siete meses de prisin para De Meer por el delito de abandono
de residencia, mientras que su abogado, Jos Mara del Nido,
solicitaba la libre absolucin. No obstante, el tribunal militar
inst al capitn general de la Regin Militar Sur a que impusiera un
correctivo al coronel por una falta grave de abandono de sus
deberes militares. Tambin resulto absuelto, por el magistrado Jos
Carlos Dvar Blanco, titular del juzgado nmero 4 de la Audiencia
Nacional, cuando la acusacin de conspiracin para la rebelin pas a
la jurisdiccin ordinaria a raz de la entrada en vigor del nuevo
cdigo penal militar el 1 de junio de 1986. No obstante, el Fiscal
Togado no estuvo de acuerdo con la sentencia del consejo de guerra
e hizo un recurso de casacin ante el Consejo Supremo de Justicia
Militar (CSJM), y este le conden a seis meses de prisin el 8 de
julio de 1987.
As termin el episodio De Meer que fue el eplogo de los intentos
involucionistas militares durante la Transicin. Un eplogo donde el
peligro real nunca existi ya que el citado coronel jams tuvo los
medios para dar un golpe de estado, y slo busco financiacin para
tirar un peridico ultraderechista. La supuesta trama militar que
estaba detrs de l, jams existi, aunque para demostrar esta idea se
utilizarn los cinco miembros del Ejrcito que declararon a su favor
en el Consejo de Guerra. Cinco militares cuya importancia era nula,
ya que estaban todos retirados: el general Jos Chicharro, mutilado,
de 71 aos, y de los coroneles Francisco Sastre, Guillermo Miranda,
Bernardo Cantarel y Carlos Serra; a los que luego se les quiso
acusar de perjurio, y que algunos autores vieron como un autntico
peligro.
En 1986, ya era realmente imposible un golpe de estado en Espaa.
Los golpistas tuvieron su oportunidad en los primeros aos de la
Transicin, antes de que se aprobara la constitucin, y en los
primeros aos 80, cuando la crisis de la UCD, unido al azote de ETA,
pudo crear un caldo de cultivo para una intervencin militar. As lo
entendi Armada, y por eso puso en marcha el golpe de Estado del
23-F, cuyo fracaso fue debido a su poco inteligente diseo. Tras el
fracaso del 23-F, y sobre todo, tras el bochornoso espectculo del
juicio de Campamento, donde Milans del Bosch y Armada no asumieron
su responsabilidad, la moral del Ejrcito qued muy daada. El intento
posterior de los Tcnicos estaba condenado al fracaso, ya que prevea
un golpe de Estado puro y duro, que ni el Jefe del Estado ni buena
parte del Ejrcito ni los pases occidentales hubieran aceptados.
Tras el fracaso del 27-O, las tramas golpistas dejaron de existir
como un peligro real, es decir, los generales y los coroneles, que
segn Walpole, son los que hacen las rebeliones, haban desaparecido
para siempre. La transicin militar haba culminado.Entre 1982 y
1986, la poltica militar del PSOE, unido a los cambios producidos
en la lucha contra ETA y la progresiva integracin en las
estructuras occidentales, hicieron que paulatinamente la casi
totalidad de los militares espaoles aceptaran el rgimen democrtico.
Los intentos de La Corua y la visita de De Meer a Gadaffi no fueron
ms que los estertores desesperados de los pocos nostlgicos que
quedaban en las FAS, y realmente no conllevaron ningn peligro, ya
que la primera de estas operaciones era conocida previamente y fue
fcilmente desmontada, y en la segunda, ni siquiera poda calificarse
de operacin golpista.
El resultado final de todos estos fracasos fue un hecho indito
en la historia contempornea de Espaa: la desaparicin del Ejrcito
como actor principal en la poltica de Espaa, y su conversin de
manera definitiva en El Gran Mudo. Un Mudo que ha pasado de tener
un papel tutelar en nuestro pas, a estar subordinado al poder
poltico a un nivel probablemente superior a la de cualquier Nacin
de nuestro entorno. Subordinacin que ha hecho que nuestro Gobierno
sea realmente quien dirige la poltica de Espaa en todos los mbitos,
pues como deca Tolstoi El poder est siempre en manos de los que
tienen el mando del ejrcito.Joaqun Prieto y Jos Luis Barbera, El
enigma del . La conspiracin del 23-F, Aguilar, Madrid, 1991, pgs.
280-293.
Juan Alberto Perote, 23-F. HYPERLINK
"http://books.google.com/books?id=Bh3tAAAACAAJ&dq=Juan+Alberto+Perote&hl=es&ei=hDuDTsOVFoj2sgaMxLD_DQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3&ved=0CDgQ6AEwAg"
Ni Milans ni Tejero: el informe que se ocult, Foca, Madrid, 2001,
pg. 35.
Entrevista personal del teniente general Jess Gonzlez del Yerro
Fernndez con el autor. Madrid, 21 de marzo de 1996.
Testimonio escrito del coronel de Artillera DEM, Jos Ignacio San
Martn Lpez, para el autor. Madrid, 26 de abril de 1998.
Francisco Medina, Memoria oculta del Ejrcito, Espasa-Calpe,
Madrid, 2004, pgs. 364-5.
Vase Roberto Muoz Bolaos, La involucin militar en la Transicin.
Los antecedentes del 23-F , Memoria de Licenciatura presentada en
la Universidad Autnoma de Madrid, bajo la direccin de lvaro Soto
Carmona y calificada con Premio Extraordinario de Licenciatura.
Ricardo Pardo Zancada, 23-F. La pieza que falta, Plaza &
Jans, Barcelona, 1998, pgs. 149-150.
Ibidem, Pgs. 148-151.
Causa 2/81 (golpe de Estado del 23-F). Acta de la celebracin del
Consejo. F 17v.
Uno de los militares ms comprometidos con el proceso de
transicin, el entonces capitn, y luego general de Brigada de
Artillera Alberto Piris destaca el carcter golpista de este
militar, entonces director de la Academia de Artillera, afirmando:
Uno de los procesados por el intento del golpe de Estado de 1982
fue el coronel de Artillera Luis Muoz. Pues bien, tres aos antes,
con motivo de las bodas de plata de mi promocin en la Academia, en
su discurso de bienvenida a quienes ese da celebrbamos la
ceremonia, atac la poltica del Gobierno y se explay en rechazar
explcitamente el proyecto de ley del aborto. Era grande mi
perplejidad ante tan poco militar soflama pronunciada en el viejo
patio de la veterana Academia artillera. Medina, op. cit., pg.
373.
Pardo Zancada, op. cit., pg. 148. Medina, op. cit., pg. 372.
Entrevista del coronel de Caballera Carlos de Meer y de Ribera con
el autor. Madrid, 8 de febrero de 1999.
Pardo Zancada, op. cit., pg. 149.
Pardo Zancada, op. cit., pg. 150. El coronel De Meer opina que
es posible que Muoz Gutirrez y los hermanos Crespo Cuspinera
hubieran pensado en Silva Muoz como futuro presidente del Gobierno;
aunque, a l no le dijeron nada. Entrevista del coronel de Caballera
Carlos de Meer y de Ribera con el autor. Madrid, 8 de febrero de
1999.
Testimonio escrito de Gonzalo Fernndez de la Mora para el autor.
Madrid, 15 de agosto de 1998.
Muoz Bolaos, op. cit.
Ibidem
El Pas, 8 de agosto de 1981
ABC, 4 de diciembre de 1981
ABC, 11 de septiembre de 1981
El Pas, 8 de agosto de 1981
El Pas, 7 de octubre de 1982
Crespo Cuspinera afirm que acudi al entonces presidente de
Hidroelctrica Espaola y de Banesto a pedirle un empleo para su
hija. Las reuniones se celebraron en la finca de los Urquijo, y no
en su despacho, porque all dispona de ms tiempo libre, agrega. El
Pas, 12 de diciembre de 1997.
El Pas, 8 de octubre de 1982. Miguel Platn considera, por boca
de los militares que le ayudaron a hacer su libro, que este golpe
de Estado por su complejidad, y por sus lderes, Muoz Gutirrez y los
Crespo Cuspinera de escasa capacidad, nulo liderazgo y empleos sin
mando efectivo de tropas- era imposible. Miguel Platn, Hablan los
militares, Planeta, Barcelona, 2001, pgs. 641-2.
Narcs Serra, La transicin militar, Debate, Barcelona, 2008, pg.
49.
Entrevista de Narcs Serra con Fernando Puell de la Villa.
Madrid, 7 de julio de 2010.
Entrevista de Narcs Serra con Fernando Puell de la Villa.
Madrid, 7 de julio de 2010.
Fernando Rueda, La Casa, Madrid, Temas de Hoy, 1996, pg. 168
Pardo Zancada afirma que Bastos era uno de los muchos militares
dispuestos a intervenir en una operacin golpista.. Pardo Zancada,
23-F..., Pg. 214.
El Pas, 23 de mayo de 1981
Serra, op. cit., pg. 49.
Serra, op. cit., pg. 184.
El teniente general Jos Mara Senz de Tejada y Fernndez de
Bobadilla, Jefe del Estado Mayor del Ejrcito (JEME) entre 1984 y
1986, ha hecho una descripcin muy objetiva de esta poltica del PSOE
para controlar las FAS. Vase Medina, op. cit., pgs. 516-8.
El Pas, 9 de diciembre de 1997
El Manifiesto de los Cien fue un documento firmado por
veinticinco capitanes, veinte tenientes, un alfrez, un subteniente,
diecisis brigadas, diez sargentos primeros y veintiocho sargentos y
fue difundido el 5 de diciembre por la agencia de noticias Europa
Press. En l, se mostraba una clara simpata por los golpistas del
23-F. Como reaccin, ocho capitanes, incluido Gasca Martn, fueron
trasladados desde sus destinos en Madrid, a otros fuera de la
capital. El Pas, 25 de abril de 1982
El Pas, 12 de diciembre de 1997
Los conspiradores del 27-O tenan dinero escondido, pero se
negaron a drselo a Ynestrillas del que no se fiaban. Vase Francisco
Lerena, As intentamos matar al Rey, Espejo de Tinta, Madrid, 2005,
pg. 130
El mejor libro sobre la estrategia de la tensin en Italia es
Daniele Ganser, NATO's Secret Armies: Operation GLADIO and
Terrorism in Western Europe, Frank Cass Publishers, London,
2004.
Lerena, op. cit., pgs. 140-171
Ibidem, pgs. 92-120.
Ibidem, pgs. 121-138
Ibidem, pg. 196
Ibidem, pgs. 204-5
Ibidem, pgs. 210-1
Ibidem, pgs. 204-5
Ibidem, pgs. 217-9
Lerena, op. cit., pgs. 223-231.
Ibidem, pg. 231
El Alczar, 1 de febrero de 1985.
Ibidem, pgs. 239-244
Ibidem, pg. 245Un ao despus, la Brigada de Informacin,
enfrentada al CESID, decidi filtrar parte de la informacin a Jos
Daz Herrera y Rafael Cid, y un artculo sobre el mismo apareci en
Cambio 16, donde si bien no apareca no se hablaba de asesinar al
Jefe del Estado si de hacerlo con un militar de alta graduacin.
Pero, lo verdaderamente grave de ese artculo no slo era la crtica
al CESID por su actuacin, sino que filtraba los nombres de
Ynestrillas, Gasta y sobre todo Luis Rosales, que era el verdadero
nombre de Francisco Lerena, agente del centro de inteligencia.
Cambio 16, 9 de junio de 1986. Ocho das despus de que se produjese
esta filtracin, Ynestrillas era asesinado por un comando de ETA,
encabezado por Iaki de Juana Chaos, el 17 de junio de 1986. El Pas,
18 de junio de 1986. No se volvi a hablar de este atentado hasta
abril de 1991, cuando el entonces ministro del Interior, Jos Luis
Corcuera lo neg. El Pas, 25 de abril de 1991. Tres aos despus, Daz
Herrera que tena informacin de primera mano sobre lo que haba
ocurrido, hizo una pequea descripcin de este atentado en una obra
suya, sin citar a los inductores del mismo. Jos Daz Herrera e
Isabel Durn, Los secretos del poder. Del legado franquista al ocaso
del felipismo, Temas de Hoy, Madrid, 1994, pgs. 228-229. Sin
embargo, tres aos despus, y coincidiendo con el procesamiento de
Bastos y Manglano por el escndalo de las escuchas ilegales a
personalidades espaolas que les haba obligado a dimitir en 1995,
tanto el PSOE en la oposicin como el grupo Prisa, empezaron a dar
importancia a este atentado, convirtindolo en una gran conspiracin
golpista en la que Milans del Bosch haba actuado como mximo lder, y
que haba dirigido Pardo Zancada y Jess Crespo Cuspinera, desde la
crcel. En ella, tambin participaban miembros de la extrema derecha
como Mariano Snchez Covisa, lder de los Guerrilleros de Cristo Rey,
el ms clebre y violento de los grupos ultras que actuaron antes y
despus de la muerte de Franco, y Jos Antonio Alonso, dirigente de
Fuerza Nacional del Trabajo, el sindicato de Fuerza Nueva, partido
de Blas Piar. El Pas, 9 de diciembre de 1997. Inmediatamente,
algunos miembros de esa supuesta conspiracin, como Crespo
Cuspinera, negaron cualquier participacin en la misma. El Pas, 12
de diciembre de 1997. Desde entonces, el intento de atentado de La
Corua quedo en el olvido hasta que en 2005, Francisco Lerena
publico su obra, donde se relataba la totalidad del mismo y el
alcance de la conspiracin,
HYPERLINK "http://carlosdemeer.blogspot.com"
http://carlosdemeer.blogspot.com
Assiego era un infiltrado de Alberto Elias en los grupos de
extrema derecha segn Daz Herrera y Duran. Vase Daz Herrera y Durn,
op. cit., pg. 225.
Rueda, op. cit., pg. 163.
El Pas, 9 de abril de 1987. La organizacin se denominara
Coordinadora de Grupos Patriticos. Daz Herrera y Durn, op. cit.,
pg. 232.
Daz Herrera y Durn, op. cit., pg. 235-6.
El Pas, 9 de abril de 1987
Es ms, afirma que el informe del CESID al que hemos hecho
referencia fue una canallada de Manglano al que conoca muy bien
cuando ambos estuvieron destinados en el Regimiento de la Guardia
de Franco, una unidad donde se peda destino voluntario. Entrevista
del coronel de Caballera Carlos de Meer y de Ribera con el autor.
Madrid, 8 de febrero de 1999.
ABC, 10 de mayo de 1986.
ABC, 8 de junio de 1986
ABC, 26 de junio de 1986
ABC, 5 de diciembre de 1986. Esta actitud de Gautier le costara
no convertirse en JEME, puesto para que el que era el candidato con
ms posibilidades cuando Sez de Tejada se retir por edad en
1986.
El Pas, 9 de abril de 1987
Diario 16, 15 de noviembre de 1986
ABC, 9 de julio de 1987
El Pas, 9 de abril de 1987
El Pas, 5 de noviembre de 1987
Daz Herrera y Durn, op. cit., pg. 229.