SMART MOBS: DILEMAS CONCEPTUALES & POLITICOS. EL CASO DE LIBERACIÓN DIGITAL. CECILIA MONGE BABICH - SEBASTIÁN RUIZ-TAGLE RESUMEN El objetivo del presente ensayo es discutir y explorar las dimensiones políticas de la expansión de social media a la luz de un caso particular: el movimiento chileno Liberación Digital. El input teórico elegido se pueden condensar en el concepto de smart mob o ‘multitud inteligente’ introducido por el periodista Howard Rheingold para capturar las transformaciones sociales asociadas a las nuevas tecnologías de información. A partir de estos elementos, se abordan las siguientes preguntas: ¿Es Libración Digital una smart mob? ¿Qué poder político tienen y pueden tener los grupos organizados mediante tics? ¿Se trata realmente de nuevas formas de organización política? ¿Hasta qué punto pueden las estructuras de poder tradicionales reaccionar frente a estas nuevas organizaciones? 1
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SMART MOBS: DILEMAS CONCEPTUALES & POLITICOS.
EL CASO DE LIBERACIÓN DIGITAL.
CECILIA MONGE BABICH - SEBASTIÁN RUIZ-TAGLE
RESUMEN
El objetivo del presente ensayo es discutir y explorar las dimensiones políticas de la
expansión de social media a la luz de un caso particular: el movimiento chileno
Liberación Digital. El input teórico elegido se pueden condensar en el concepto de
smart mob o ‘multitud inteligente’ introducido por el periodista Howard Rheingold para
capturar las transformaciones sociales asociadas a las nuevas tecnologías de
información. A partir de estos elementos, se abordan las siguientes preguntas: ¿Es
Libración Digital una smart mob? ¿Qué poder político tienen y pueden tener los grupos
organizados mediante tics? ¿Se trata realmente de nuevas formas de organización
política? ¿Hasta qué punto pueden las estructuras de poder tradicionales reaccionar
frente a estas nuevas organizaciones?
* MARZO 2009 *
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* TABLA DE CONTENIDOS *
1. INTRODUCCIÓN.
2. UN POCO DE HISTORIA
3. SMART MOB Y CONCEPTOS AFINES
4. LIBERTAD DIGITAL: SER O NO SER UNA MULTITUD INTELIGENTE.
5. CONCLUSIONES
6. BIBLIOGRAFÍA.
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1. INTRODUCCIÓN
El 9 de Mayor del año 2007, durante la inauguración del “Microsoft Academic
Summit” realizado en Viña de Mar, el Ministerio de Economía suscribe con la
corporación Microsoft un acuerdo de colaboración con forma de contrato legal titulado
“Acuerdo Marco de Colaboración entre Ministerio de Economía y Microsoft Corporation
y Microsoft Chile”. En su encabezado, el documento se define como una declaración
de “colaboración voluntaria del Gobierno de Chile y de Microsoft en la concreción de
los objetivos tenidos a la vista, siempre que éstos contribuyan efectivamente al interés
general del país, y dentro del ámbito de las atribuciones y competencias que establece
el orden jurídico nacional”1. Las partes estaban representadas por: el abogado
democratacristiano Alejandro Ferreiro, a la sazón Ministro de la cartera; Craig James
Mundie, entonces Chief Research and Strategy Officer de Microsoft Corporation; y
Hernán Orellana, entonces gerente general de Microsoft Chile.
El contenido de este acuerdo desató una enorme polémica y un conflicto socio-
político singular donde los defensores del bien público no eran los actores políticos
tradicionales agrupados en partidos, sino civiles de distintas convicciones y
procedencias sociopolíticas, pero que tenían en común el interés por la informática y
por la defensa de los intereses del país. Este conflicto logró amplia cobertura
mediática y el movimiento ciudadano alcanzó ciertos márgenes de éxito: no sólo obligó
al ejecutivo a revisar el convenio, sino que forzó a las autoridades a establecer una
mesa de conversación y consulta permanente con la sociedad civil para delinear las
políticas de internet y desarrollo digital del país. El movimiento civil más importante
que se formó con ocasión de esta coyuntura fue Frente de Liberación Digital (en
adelante LD).
En la red de bitácoras digitales chilenas quedan hasta hoy los registros de las
conversaciones y ‘posteos’ que dieron origen a este movimiento. El movimiento mismo
se constituye, coordina, delibera y decide virtualmente. El movimiento como
“organización” tiene su origen en la creación de un sitio web: http://liberaciondigital.org.
No se trata de sólo un sitio web gestionado por un grupo de personas. Tiene,
obviamente un creador y administradores definidos, pero los contenidos son
producidos colectivamente por los usuarios adherentes al movimiento; tampoco el
movimiento está contenido en los límites del sitio: toda la diversidad de medios de
comunicación de la web (wikis, flikr, blogs, fotologs, grupos de discusión, foros,
1 El acuerdo se puede encontrar, por supuesto, en la página del Ministerio de Economía: www.economia.cl/aws00/Estatico/repositorio/k/L/f/gnoBqFQxlwICIIytdL8X299E=.pdf En el apéndice I de este trabajo se realiza una explicación sucinta de todos los puntos del acuerdo.
páginas web, comunidades P2P, e-mails, etc.) se pone en movimiento generando
contenidos asociados al movimiento. A través de ‘banners’, decenas sino cientos de
otros sitios webs adhieren al movimiento generando una trama de links que remiten al
sitio de Liberación Digital2. Estas redes tampoco están contenidas en las fronteras
nacionales. Esta dinámica forma opinión pública y coordina acciones colectivas que
ponen en cuestión las decisiones de la autoridad.
Más adelante discutiremos en detalle la estructura y los logros o fracasos de
este movimiento. Por ahora quiero destacar que se trata de un ejemplo particular del
modo como internet, y particularmente el conjunto de aplicaciones y soluciones
llamada ‘Web 2.0’, ofrece una nueva ‘arquitectura de participación’ para la actividad
política3. La particularidad de estos medios es que sus contenidos son generados y
discutidos por los propios usuarios —en muchos casos en tiempo real. El efecto de
las tecnologías de información y comunicación (TIC) sobre la vida social no es ningún
secreto y está ampliamente documentado. Imprenta, telégrafo, prensa, cine, radio,
teléfono y televisión transformaron radicalmente la cultura, los mecanismos de
coordinación social y las relaciones de poder en su momento4. Desde hace poco más
de una década, la telefonía móvil e internet están transformando la vida cotidiana y las
prácticas productivas de grandes masas de población. Para diferenciar estos nuevos
soportes de comunicación masiva se habla de “nuevos medios” o “nuevas tecnologías
de la de comunicación” (NTIC)5.
La apropiación y uso de estos nuevos medios por parte de la población supone
nuevas formas de vida social y de significados sociales que emergen en múltiples
dimensiones. En una primera mirada, el uso de nuevas tecnologías está cargado de
connotaciones de éxito o autonomía personal, las que se articulan especialmente a
través de la publicidad. Las NTICS aparecen así como una forma de distinción social
—y, en último término, de exclusión. Pero como se dijo antes, de modo particular con
la emergencia de la web 2.0, emerge un nuevo significado: de manera más radical, las 2 Hasta agosto de 2008, el sistema de monitoreo de Awstats en Dreamhost, arrojaba 1993 páginas con al menos un enlace a la página de Liberación Digital. El listado de enlaces es, al mismo tiempo, sorprendentemente disperso: sólo 8 sitios superan el 1% de representación del total de hits. 3 El concepto de ‘arquitectura de participación’ tomado de (Cobos 2006: 2).4 Para una revisión pormenorizadas de los efectos sociales de los medios en la ‘era electrónica’, que incluye no sólo un enfoque teórico integral sino también una mirada sobre la manera como los medios se influyen y transforman recíprocamente, debe revisarse el trabajo seminal y todavía plenamente vigente de Marshall Macluhan Understandig Media: the Extensions of Man. Mac-Graw-Hill, 1964.5 El Informe PNUD define estas tecnologías del siguiente modo: “…tecnologías de información y comunicación de base electrónica y procesamiento digital destinadas a usuarios masivos y potencialmente al alcance de todos ellos, como el teléfono celular, los computadores y la conexión a internet” (Informe de Desarrollo Humano: Las nuevas tecnologías ¿Un salto al futuro?, PNUD 2006: 11).
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NTICS hacen posible una forma nueva de existencia social cotidiana desanclada de
contextos y ritmos que impone la localización espacial y su reestructuración en un
espacio virtual. Esta forma de apropiación colectiva de los medios por parte de los
usuarios tiende a un sentido inclusivo e igualitario.
Es en este sentido en que las NTIC’s devienen en social media. Es importante
tomar el peso de este último punto. No se trata del uso de NTICS como una extensión
o herramienta de la vida social ‘real’, una NTIC deviene social media cuando su uso
define las reglas de la interacción, cuando es esencial a las condiciones de
socialización. Podemos encontrar una hermosa caracterización del tipo de existencia
social que emerge con la masificación de social media en el estudio de Pasi Mäempäa
sobre el uso de teléfonos móviles en los jóvenes finlandeses: “[…] Las comunicaciones
repetitivas por teléfono no parecen un intercambio real de información ni una relación
auténtica, sino un mero modo de compartir con los demás un momento puntual de la
vida a tiempo real […] la sensación de compartir la vida continuamente […] abren otro
mundo de experiencia paralelo, o alternativo a aquel en que uno habita” (Mäenpäa,
citado en Rheingold 2002: 45). En un nivel general, puede decirse lo mismo del uso de
muchas interfaces actuales de internet.
En este contexto de desarrollo de los social media es inevitable que haga su
aparición aquella dimensión inextirpable de la vida humana que es la política.
Específicamente, afectan la estructura del espacio público y de la participación
ciudadana. Aparte de Liberación Digital, hay ejemplos muchos más dramáticos del rol
que pueden llegar cumplir en la política contemporánea. Por nombrar sólo dos
ejemplos: la revuelta ‘Poder Popular II’ que derrocó el año 2001 al presidente Joseph
Estrada en Filipinas fue coordinada mediante mensajes de texto; el sitio web coreano
OhMyNews —alimentado por 26 mil reporteros informales que envían notician en
directo con sus teléfonos celulares—logró revertir el resultado de las elecciones del
año 2002 generando una despliegue de 700.000 e-mails y millones de mensajes
SMS6. También se puede mencionar que los responsables de los disturbios en las
zonas urbanas periféricas de las ciudades francesas, holandesas, suizas y belgas el
año 2005 a propósito de un caso de excesos policíacos estuvieron coordinados y
alentados desde la periferia de la blogosfera7. El ejemplo chileno adquirió notoriedad
mundial en la web al atacar las estrategias comerciales de Microsoft.
Sobre estos fenómenos de participación política donde el uso colectivo de
NTIC’s juega un rol explicativo relevante se han construido ya una serie conceptos que
intentan capturar sus diferentes aspectos y variedades, así como la novedad que
6 Casos mencionados en (Rheingold 2002: 14; 185). 7 Caso mencionado en (De Ugarte 2007: 75)
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representa respecto de las formas tradicionales de organización. Entre ellos se
el que se haga explícita la posición de habla del investigador. El foco de este trabajo,
en todo caso, no es la evaluación del acuerdo, sino la mirada y la acción de los grupos
ciudadanos que reaccionaron en contra suya.
2. UN POCO DE HISTORIA
En esta sección haremos una breve crónica de la génesis de este movimiento
explicando las razones que tuvieron nuestros conciudadanos para movilizarse en
contra del acuerdo entre Microsoft y el gobierno10.
En términos generales, el lenguaje de este acuerdo es sumamente ambiguo,
pues no tiene un carácter contractual y, sin embargo, compromete recursos fiscales y
privados en la consecución de determinados fines. Es un acuerdo de cooperación que
compromete ofertas y donaciones por parte de Microsoft y ciertas acciones de
promoción e inversión por parte del gobierno. Aunque todas las cifras que menciona
sumadas ascienden a los 15 millones de dólares, la donación real y directa que parece
comprometer Microsoft en el desarrollo tecnológico de nuestro país asciende a 540
millones de pesos11. Se trata de una cifra considerable, sin embargo, las ganancias
estratégicas no son despreciables. Microsoft se alía con un gobierno para promocionar
sus productos —y generar una base de datos oficial de consumidores— a gran escala
en mercados relativamente inaccesibles: jóvenes, MIPYMES, municipios, etc. Tiene a
su disposición a los educandos del sistema público y municipal para familiarizarlos en
el uso de interfaces Microsoft. Esto puede interpretarse como un intento de Microsoft
por intentar una estrategia comercial de lock-in en el mercado chileno: forzar a los
usuarios a depender de sus softwares haciendo que los costos de cambio de
proveedor sean muy altos12.
10 Una cronología sucinta del conflicto puede encontrarse en http://www.mouse.cl/galerias/20070809/galeria/05.asp. 11 Los análisis críticos del acuerdo que se pueden encontrar en www.fayerwayer.com - http://analistapolitico.blogspot.com - http://www.elfrancotirador.cl/2007/07/23/el-dia-que-chile-se-vendio-a-microsoft/. También es posible encontrar comentarios iluminadores sobre políticas de TIC en http://www.lnds.net. 12 Se trata de una estrategia comercial muy inteligente por parte de Microsoft. Por un lado, es posible afirmar que Chile es una economía de información que al mismo tiempo, no cuenta con la infraestructura adecuada para desarrollarse en ese ámbito (Avilés y Sepúlveda 2008: 18-33). Por otro lado, como se sabe, el Estado está impedido por la Constitución de realizar cualquier inversión en un área productiva. No se trata sólo de un marco jurídico, la política de los gobiernos en democracia ha privilegiado el rol de la inversión privada en áreas claves para el desarrollo del país. Justamente el ejemplo brasileño de una política estatal hostil a la hegemonía de Microsoft y promotora de la industria de software local, está impulsada por una fuerte inversión por parte del fisco. Recíprocamente el ex-presidente Ricardo Lagos empezó a
Uno de los contenidos específicos más controvertidos del acuerdo era el ítem
llamado ‘domicilio digital’, que convertía a Microsoft en el proveedor de una plataforma
digital que concentra “toda la información, notificaciones e interacción relevante con
instituciones pública” de cada ciudadano. Al no estar mediada por licitación pública
alguna, y al no contemplar ninguna disposición que proteja a la libre elección que los
usuarios puedan hacer de sus propios medios digitales a la hora de relacionarse con el
Estado, este convenio viola el principio de ‘neutralidad tecnológica’ de la
Administración Pública consagrado en la Ley N° 19.79913.
La plataforma especificada en el acuerdo consiste básicamente en una cuenta
LIVE para cada chileno, de modo que Microsoft accede a proporcionar un servicio que
ya ofrece gratuitamente. Tomando en cuenta este hecho, es impresionante que el
costo de construcción de esta plataforma sea de la corporación privada, bajo la
condición de que el gobierno chileno, por su parte, se “comprometa a contratar la
asesoría de implementación del sistema de carga de cuentas ciudadanas”. El punto
más delicado a ojos de los detractores es que Microsoft se haría administrador de una
base de datos llena con información relevante sobre la totalidad de los ciudadanos
chilenos. Además, como observó Rodrigo Hollman en su oportunidad, la parte más
importante de este acuerdo en el aspecto comercial para Microsoft es asegurar que el
acceso desde teléfonos móviles a las ‘cuentas ciudadanas’ se realice mediante
interfaz de Microsoft. Esta es una movida estratégica dado el conocido fenómeno de
convergencia tecnológica entre telefonía e internet.
Sin embargo, lo que más llama la atención es la reserva con que se firmó este
acuerdo. La decisión más integral en materia de política de sistemas informáticos que
haya tomado un gobierno chileno —probablemente después del episodio CYBERSYN
durante el gobierno de la Unidad Popular— debió publicitarse con bombos y platillos.
No fue así, ninguna de las dos partes quiso llamar mucho la atención14. De hecho, de
todos los medios que informaron sobre la firma del acuerdo, la única noticia que
informaba directamente sobre el acuerdo salió en La Tercera Internet. En el resto de
los medios la noticia era, o la inauguración del encuentro de profesionales de la
promover estos convenios para atraer la inversión de la empresa en Chile. William Gates declaró personalmente en el año 2005 su interés por abrir una filial para América Latina con sede en Valparaíso y la empresa ha definido a Chile como ‘un foco de inversión’.13 Para el concepto de ‘neutralidad tecnológica’, ver http://www.derechoinformatico.uchile.cl/CDA/der_informatico_complex/0,1491,SCID%253D15831%2526ISID%253D567,00.html 14 Fue publicado en http://www.microsoft.com/chile/prensa/2007/may/acuerdo/default.aspx, el sitio de Microsoft,
informática, o la creación de un “instituto virtual” o “federación de investigadores” con
fondos de Microsoft por tres años15 administrados por PUC y UCh.
El énfasis de las noticias explotaba la confirmación por parte de Microsoft (en la
vocería de su director de investigación Craig Mundie) de la auto-imagen de Chile como
un país ejemplar en América Latina: se trata del primer centro de tales características
en América Latina, Chile “es un gran país”, ha sido elegido por su “liderazgo en la
región” y ha “impresionado” a los ejecutivos de Microsoft16. Microsoft pretende
constituirse como un ente que coordina y potencia toda la investigación en TICs que
se hace en Chile, con proyección para integrar proyectos de investigación en una
misma red o “entorno de cooperación”17. Pero en estas noticias sólo se menciona
tangencialmente el acuerdo18. Esto hace evidente la total incapacidad de los medios
chileno para indagar a fondo en los contenidos del acuerdo, conformándose con
repetir los discursos prefabricados por los agentes involucrados. En La Nación del 10
de Mayo, por ejemplo, se describe el proyecto de “domicilio digital” como una
plataforma de acceso a la información de todas las instituciones públicas. Pero
también hace evidente que la blogosfera no reaccionó ante estas noticias y cabe
preguntarse cómo es que llega a generarse la indignación pública que se generó
posteriormente.
15 Total US $ 935.000, ver apéndice I.16 Ver LUN 5 de Mayo 2007, Economía, p. 14. 17 Declaraciones de Mundie: “Estamos tratando de hacer conexión con gente talentosa y entregarles recursos para que puedan despegar. La idea es que desde Santiago se lidere una red de universidades de toda la región coordinando proyectos de investigación y desarrollo. Microsoft entregará financiamiento a esta red, el que estará comprometido en los próximos tres años y habrá gente nuestra trabajando y apoyándolos”, (LUN 5 de Mayo 2007, Economía, p. 14). A modo de muestra del modo como Microsoft estaba creando un lobby para aglutinar a los stakeholders del cluster TIC, podemos nombrar a los ‘auspiciadores’ del Encuentro del Viña del Mar ‘organizado’ por Microsoft: CONICYT, CORFO, Fundación Chile, CLARA, REUNA, Universidad Técnica Federico Santa María, Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad Andrés Bello.18 En www.mundoenlinea.cl tenemos lo siguiente: “Microsoft establecerá en Chile su primer centro de innovación tecnológica en América Latina, para el que destinará unos 935.000 dólares en tres años. Se trata del primer centro de innovación de Microsoft en la región y el décimo en el mundo. La empresa firmó además un acuerdo con el Gobierno chileno para brindarle asistencia en la implementación de proyectos que permitan el uso masivo de la tecnología en escuelas y pequeñas empresas, modernización de municipios y capacitación de trabajadores, entre otros”. En la edición del 10 de Mayo del 20077 de www.americaeconomia.com la noticia se expone con toda la claridad necesaria: “Durante la Tercera Cumbre Anual Académica Latinoamericana en Chile, Craig Mundie, Director de Investigación y Estrategia de Microsoft Corp., anunció la creación de una nueva iniciativa de colaboración entre universidades de Latinoamérica y el Caribe. La Federación Latinoamericana de Investigación Cooperativa trabajará junto con Microsoft Research para analizar las recientes investigaciones y aplicaciones de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en toda la región, con énfasis en solucionar problemas sociales y económicos y en desarrollar la floreciente economía del conocimiento en América Latina […] La nueva federación está liderada por el grupo de Programas e Investigación Externa de Microsoft, la unidad de Microsoft Research que trabaja en estrecha colaboración con instituciones académicas de todo el mundo]”.
Debe mencionarse que el gobierno chileno —a través del Ministerio del Interior
y del Ministerio de Economía— viene firmando acuerdos de cooperación con Microsoft
muy similares a los suscritos el año 2007 —siendo la diferencia más relevante el ítem
‘domicilio digital’19.
Sin embargo, el 18 de Julio de ese mismo año, el senador Alejandro Navarro
hizo —en la 36a sesión ordinaria del año— un llamado de alerta sobre este acuerdo
de cooperación. Entre los puntos que observa el senador, cabe destacar que el Estado
gastó el 2006 en 14 mil millones de pesos en licencias computacionales. Cabe
mencionar en este sentido que el gasto en licencias del año 2008 ascendió a 25 mil
millones de pesos, y que el presupuesto recién aprobado para el año 2009 contempla
un costo de 27 mil millones de pesos en este ítem20. Lamentablemente el senador no
desglosa los montos en ‘licencias’ que menciona. Microsoft no es la única licencia que
paga el estado de Chile. También se cuenta ORACLE e IBM, además de software de
licencia nacional. Tampoco Navarro distingue entre el costo propiamente tal de
desarrollo de un software y lo que se paga propiamente en ganancias netas para la
empresa. Esto último constituye entre el 10% y 20% del costo del programa21. Esta
omisión debilita este argumento del senador, aunque no deja de abrir una serie de
preguntas sobre quienes son y cómo se determinan los proveedores de software en el
Estado Chileno. Lo que ya es más serio, el senador menciona un estudio en el que
participó el propio Ministerio de Economía, asociado con el PNUD, la SOFOFA y
financiado por el gobierno de Japón cuyo informe final (de 247 páginas) se llama:
“Mejoramiento de la gestión y uso de las Tecnologías de la Información de las
MIPYMES y gobiernos locales a través de software libre”22. Entre las afirmaciones de
este informe se cuenta la siguiente: “el software propietario no facilita la creación y
desarrollo de tecnologías nacionales e inhabilita la adecuación de éstas a las
necesidades regionales”. La lectura comparada de este informe y del acuerdo muestra
cómo éste se montó sobre el diagnóstico de aquel para determinar, sin justificación
alguna, una política pública diametralmente contraria a sus recomendaciones.
El lunes 23 de Julio del 2007 este acuerdo Microsoft-Gobierno sale a luz
pública en la bitácora digital “El Diablo en los Detalles” del científico Carlos Moffat y 19 Ver sitio http://www.gobiernoelectronico.org/node/3716 20 Una indicación al presupuesto introducida la semana recién pasada por el senador Navarro obligaba a las reparticiones fiscales a ‘cotizar’ software ‘bajo la modalidad de software licenciado de fuente abierta o libre de costo’ y fue aprobada por el senado. Sin embargo, a los tres días fue rechazada por unanimidad por la cámara de diputados tras una carta del Ministro de Obras Públicas Sergio Bitar que objetaba la indicación porque ‘rigidizaría’ —voz no reconocida por la RAE— las operaciones de su cartera. 21 http://www.lnds.net/2007/08/ 22 Una versión completa del estudio en http://www.pnud.cl/publicaciones/Estudio%20Gobiernos%20Locales.pdf.
luego en “El Francotirador” del periodista Christian Leal. Según fuentes del propio
movimiento, Moffat tuvo acceso al documento del acuerdo gracias al propio senador
Navarro. La difusión posterior en efecto dominó (o ‘estampida’’) del contenido de este
acuerdo vía internet desencadenó un movimiento social en contra de tal decisión.
Antes de caracterizar este proceso debe tenerse en cuenta que en la mente de
quienes lideraron este movimiento había un antecedente en decisiones del gobierno
que atentaban contra la ‘neutralidad digital’ y contra el desarrollo de la industria
informática nacional. Me refiero al programa ‘Mi primer PC’ del año 2005, en que el
Gobierno, Microsoft, INTEL y algunas cadenas de retail convienen ‘ofertar’ a los
ciudadanos de escasos recursos créditos para adquirir computadoras con un pack de
software (Windows, Office, Encarta y Picture) y un cupón para asistir a 4 horas de
clases sobre navegación de Internet en INACAP. Debe tenerse presente que el
gobierno sólo dio un patrocinio y no otorgó ningún subsidio directo o indirecto a la
compra de ciertos equipos por parte de las personas. En los distintos canales de
discusión e información especializada de internet, miembros de la sociedad civil
chilena hicieron patente que el gobierno estaba actuando, sin mediar licitación pública
alguna, como promotor de proveedores de hardware y software ante la ciudadanía. No
se violaba directamente la ‘neutralidad digital’ del Estado pero, lo que se es peor,
expresaba simbólicamente una alianza entre un grupo de proveedores particulares —
sospechosos de buscar la creación de monopolios— y el gobierno de Chile. A juicio de
estas comunidades virtuales nuestras autoridades habían hecho gala de ignorancia y
falta de seriedad a la ahora de diseñar políticas de superación de la ‘brecha digital’.
Esta alianza no iba en la dirección de un genuino desarrollo tecnológico del país pues
iba en la dirección de una cultura de usuarios.: “Para Intel y Microsoft los niños de los
países sub desarrollados son "el otro billón de consumidores". Ellos ven en estos
proyectos la manera de captar más consumidores de computadores, habemos otros
que pensamos que esta es la oportunidad de que los niños usen las herramientas
básicas para nuestra sociedad digital”23. Por otra parte, la oferta carecía de
competitividad: existen alternativas de mejor calidad a más bajo costo24.
Estas críticas dieron lugar a iniciativas como “Mi Primer PC… ¡Pero de
Verdad!/Nuestro PC” (MPPCPDV) y “PCLibre”, alternativas desarrolladas por
23 http://www.lnds.net/2007/05/classmate_vs_olpc.html 24 Los créditos, también se objetó, no estaban en verdad al alcance de los tres quintiles más pobres. Hasta 36 cuotas mensuales de 10.000 en un país donde 2 tercios de la población gana (promedio per cápita) menos de 200 mil pesos. Sobre la distribución de ingreso en Chile: http://static.latercera.cl/200805/48814.pdf. Claro, ese mismo porcentaje gasta alrededor de 20 mil pesos más de lo que gana, como un monto constante que tiende a aumentar a medida que se desciende y a disminuir a medida que se asciende en la escala de ingresos.
Economía27. Ambas partes recalcan las mismas respuestas: no se trata de un contrato,
nadie está obligado a adquirir productos Microsoft, el Estado no desembolsa dinero y
la empresa no tendrá acceso a la información privada de los ciudadanos. Califican
además a los ‘cybermanifestantes’ como fundamentalistas del software libre.
Ya el mismo día, a través del googlegroup, se decidió adoptar tres cursos de
acción: Primero, impulsar una campaña de información y difusión sobre el acuerdo y
sus puntos negativos (campaña ‘Despierta’). Segundo, plantear las objeciones al
acuerdo en el Congreso. Tercero, la redacción de una propuesta, expresando las
razones del rechazo al convenio. Esta propuesta finalmente adoptó la forma de carta
escrita por todos los miembros del movimiento usando el sistema Wiki28. En ella se
presentaban las principales objeciones al acuerdo, así como la preocupación del
movimiento por contar con una política gubernamental seria a largo plazo sobre
asuntos digitales. A través de la web se dividen tareas en equipos de trabajo.29 Recién
el 27 de Julio LD convoca a una reunión en vivo de sus miembros. En estas reuniones
se hace patentes la diversidad, tanto socioeconómica como política, de los
participantes. Entre ellos se encuentran personas afines al anarquismo, personas de
afines a la Alianza por Chile y personas que se consideraban a-políticas. Estos
encuentros cara-a-cara no tienen, sin embargo, una importancia decisiva en la
configuración del movimiento. Lo decisivo son los foros y las decisiones que se toman
mediante votación abierta en la red. El grupo decide así una política interna de
“participación abierta y horizontal con mecanismos de gestión y canales de
comunicación definidos”30. Los equipos de trabajo, abiertos, eligen líderes y estos
forman una instancia de coordinación. Pero la instancia superior de Liberación Digital,
en palabras de Thomas Pollack, son todos. Pedro Huichalaf observa que, dada la
política inclusiva, no hay cuestionamientos internos por la representatividad o vocería
que alguien pueda ostentar respecto de LD, tales cuestionamientos vienen desde
fuera de la organización31. Sólo hay una distinción entre más y menos “visibles”.
Se reconoce la existencia de un núcleo de fundadores o líderes naturales que,
en un principio al menos, tomaron decisiones macro y tenían poder técnico para
censurar conductas. Pero su autoridad descansaba sobre su reputación y se limitaban
a asegurar el respeto a un código de ética relativamente implícito, fundado en el
respeto, la transparencia, la democracia interna y en el interés por conseguir los 27 http://www.economia.cl/1540/articles-183773_recurso_1.pdf 28 http://liberaciondigital.org/wp-content/uploads/2007/08/carta-presidenta-020807.pdf 29 El 26 de Agosto se cambió el nombre de Frente de Liberación Digital a Movimiento. 30 http://www.slideshare.net/tomaspollak/liberacin-digital-101 31 Para la realización de este trabajo se entrevistó a Tomás Pollack y Pedro Huichalaf, el primero fundador y el segundo representante de LD ante la red de organizaciones civiles digitales, a la que también pertenecen Atach, Educa Libre, ONG Derechos Digitales, Mujeres en Conexión, Cesol, Conexión Social y Un computador por niño.
Pero una definición no elimina todas las ambigüedades, y lo más esencial para
determinar el significado de una expresión —lo que se pretende decir con ella— es su 32 Rheingold es un periodista de investigación —dicta el curso de periodismo digital en Stanford— que ha dedicado los últimos 30 años a la crónica de las transformaciones sociales, culturales y cognitivas en la era electrónica. Entre sus libros se cuentan Tools for Thought (1985) donde analiza los efectos de los computadores personales sobre la creatividad y The Virtual Community (1993) —publicación que lo lanzó a la fama— cuyo propósito es, en sus propias palabras: “inform a wider population about the potential importance of cyberspace to political liberties and the ways virtual communities are likely to change our experience of the real world, as individuals and communities” (Rheingold 1993: intro). Smart Mobs. The Next Social Revolution constituye un esfuerzo titánico por ofrecer al lector una panorámica del estado del arte en el modo como las ciencias sociales y la ingeniería informática desarrolla conceptos y aplicaciones a propósito de nuevas prácticas sociales y comportamientos colectivos derivados de la expansión de las NTIC’s. Es necesario tener claro el “método” que emplea Rheingold: viaja por el mundo, por la red, por libros, por empresas de teconología y por academias recabando evidencia que, analizada, muestra distintos aspectos de una poderosa tendencia social emergente. Su método sigue la premisa de McLuhan: “Hoy las tecnologías […] se suceden tan rápidamente que […] están empezando a cumplir la función del arte: hacernos conscientes de las consecuencias psíquicas y sociales de la tecnología” (McLuhan 1964: ix).
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uso. Sin embargo, Rheingold no es todo lo prolijo ni preciso que se quisiera en su
introducción de este concepto. Pero, como en muchos otros casos de conceptos
novedosos, podemos distinguir al menos un sentido amplio y uno estrecho.
En un sentido estrecho las multitudes inteligentes “están formadas por
personas capaces de actuar conjuntamente aunque no se conozcan [… personas que]
cooperan de modos inconcebibles en otras épocas porque emplean sistemas
informáticos y de telecomunicaciones muy novedosos que les permiten conectarse con
otros sistemas del entorno así como con los teléfonos de otras personas” (Rheingold
2002: 18). El foco aquí es que las convergencias tecnológicas de las NTIC’s hacen
posible “permiten realizar actividades novedosas y en situaciones “donde la acción
colectiva no era posible” (Rheingold 2002: 23). En una entrevista realizada por el sitio
web de tecnología www.transfert.net, Rheingold destaca que la especificidad de las
“multitudes inteligentes” radica en la posibilidad de coordinar acciones en “tiempo
real”33. Hemos citado los ejemplos de revueltas y movilizaciones sociales coordinadas
mediante NTIC´s en tiempo real34.
Pero aparte de estos rasgos básicos, a lo largo de su libro Rheingold identifica
otras características igualmente importantes: 1) espontaneidad, las smart mob se auto-
organizan a través de las NTIC’s; 2) Existencia de mecanismos que implementan un
sistemas de premios y sanciones que estimulan la confianza y cooperación; 3)
Organización en red. Este último rasgo es especialmente importante. Las redes, dice
Rheingold, “están constituidas por nodos y enlaces, emplean muchas rutas posibles
para distribuir información desde un nodo a otro y están autorreguladas a través de
jerarquías planas de gobernación y distribución del poder” (Rheingold 2002: 189).
Rheingold está hablando —sin precisarlo— de redes distribuidas. Ellas se
distinguen de las redes centralizadas y de las descentralizadas, pues “por definición,
nadie depende de nadie en exclusiva para poder llevar a cualquier otro su mensaje.
No hay filtros únicos. […en] las redes distribuidas la diferencia radica en que un emisor
cualquiera no tiene que pasar necesariamente y siempre por los mismos nodos para
poder llegar a otros” (De Ugarte 2007: 28)35. Las redes descentralizadas emergen de
33 http://transfert.net/a9068 34 Rheingold pasa revista además a la generación txt en Filipinas, entre quienes circuló el mensaje “der is lyf byond txt. Get 1”. Ver (Rheingold 2002: ), a los keitai (tribus del pulgar) japoneses, a los “barrios virtuales” en Finlandia, a los jugadores de It´s Alive en Estocolmo, las “comunidades de cyborgs voluntarios”, etc.35 Y en el prólogo al mismo libro, Juan Urrutia explica: “La centralizada y la descentralizada son árboles con menor o mayor número de niveles jerárquicos, mientras que la distribuida es como una enredadera. En las dos primeras formas arquitectónicas sólo hay una manera de unir dos nodos cualesquiera, mientras que en la distribuida con forma de enredadera o rizoma hay
la interconexión de las redes centralizadas. Las redes de radiofonía, televisión y
prensa, son redes centralizadas: una fuente central emite desde un pequeño grupo de
emisoras a un gran número de receptores tontos. Las agencias noticiosas ya forman
redes descentralizadas. Las NTIC’s y especialmente Internet son, en cambio, redes
distribuidas. Los tontos son más bien los enlaces y los “receptores” son más
inteligentes, y empiezan a ocupar también el rol de emisores. Pero aún más
inteligentes son las redes de receptores/emisores coordinados. David De Ugarte ha
observado que, pensado en términos sociales, las redes distribuidas tienen a
diseminar el poder en una ‘plurarquía’ y a impedir la creación de jerarquías; existen
dinamizadores de la red, ‘netócratas’, oligarquías participativas, pero no relaciones de
subordinación.36
En sentido amplio, ‘multitudes inteligentes’ designa de manera algo borrosa
una intuición sobre el polo de convergencia de múltiples tecnologías electrónicas de
vanguardia que han aparecido en los últimos años. Por ello, siguiendo a Robert
Wright, no se refiere tanto a una tecnología como a una ‘metatecnología’:
“innovaciones culturales que reorganizan la interacción social a la luz de nuevas
tecnologías” (Rheingold 2002: 239). Designa el tipo de innovación social —el modelo
de vida social— que empieza a dirigir el sentido de la innovación tecnológica. De ahí
que Rehingold se exprese hacia el final del libro del siguiente modo: “Las multitudes
inteligentes no son una “cosa” que uno pueda señalar con el dedo o describir en dos
palabras… son una propiedad emergente impredecible, pero al menos parcialmente
descriptible, que aflora a medida que aumenta el número de usuarios de teléfonos
móviles, el número de chips que se intercomunican, el número de ordenadores que
saben dónde están situados, el número de tecnologías que incorporan al atuendo, el
número de personas que utilizan estos nuevos medios para inventar nuevas formas de
sexo, comercio, entretenimiento, comunión y, como siempre, conflicto” (Rheingold
2002: 208).
“Multitudes inteligentes” designa, en su sentido amplio, un marco general de
interacción social estabilizado —una forma de socialidad dominante mediada por
NTIC’s que no existe todavía— y que tiene encarnaciones parciales e imperfectas en
múltiples fenómenos y acontecimientos puntuales de agrupación espontánea asistido
por NTIC’s37. A la luz del sentido más amplio, las multitudes inteligentes que sí se
pueden ‘indicar con el dedo’ aparecen como signos de la sociedad por venir
muchas formas alternativas de hacerlo, lo que le dota de una resistencia enorme a las tensiones de ruptura o a los ataques de cualquier naturaleza […] En términos de economista, estas dos últimas corresponden a una economía centralizada o a un conjunto de monopolistas rivales, respectivamente, y la primera, a la competencia perfecta.” (De Ugarte 2007: 14).36 Vuelve a cobrar importancia en este punto la información contenida en el sistema de enlaces de referencia a LD, pues prueba de forma categórica la enorme descentralización de su red.
19
(Rheingold 2002: 182) como “la sombra del futuro proyectada sobre el presente”
(Rheingold 2002: 150). Es fundamental entonces destacar el sentido histórico que
adquiere así el concepto de ‘multitudes inteligentes’. La tesis más radical de Rheingold
en este sentido es que la revolución tecnológica que emerge de la confluencia de la
capacidad humana de comunicarse y crear grupos con las NTIC’s, supone la
transformación del modo en que opera la civilización, al igual que se recurrió en otras
épocas a la imprenta, la alfabetización, el método científico y los contratos sociales
para transformar al feudalismo en modernidad” (Rheingold 2002: 234).
El argumento —antes que articulado, sugerido por la tensión que se genera
entre los distintos fenómenos descritos— es que las NTIC’s amplifican la capacidad de
los individuos de compartir información necesaria para equilibrar de manera óptima el
interés individual y bien común. El modelo de reconciliación entre individuo y sociedad
tradicionalmente reconocido por la economía política moderna opera
inconscientemente sobre la base del egoísmo: el orden espontáneo y autorregulado
del libre mercado consigue, a través de la información contenida en los precios, la
creación de riqueza y el bien de la comunidad mediante la competencia de agentes
egoístas, e. d. que buscan su propio beneficio. El modelo de agencia de la economía
política clásica, sin embargo, supone —al menos teóricamente— la ruina de los bienes
37 Prueba de esto son las instancias que el propio Rheingold considera como las más adecuadas al ideal: las aplicaciones JEDI (Joint Expedition’s Digital Information) desarrolladas por el ejército norteamericano y las “’redes sociales ad hoc móviles’ desarrolladas por grupos de socio-informática experimental. (Se trata de una arquitectura de comunicación que “conecta a las tropas destacas sobre el terreno directamente con las comunicaciones por satélite [y que] combinan sistemas de telemetría por láser, sensores de localización GPS, teléfonos directos vía satélite y SMS encriptada” (Rheingold 2002: 188). la nueva forma social que emerge de la suma de la computación, combinación, reputación y sensores de localización” (Rheingold 2002: 196). Las “redes sociales ad hoc móviles” son tecnología p2p experimental que resulta de la convergencia entre “computadores para llevar puestos”, la tecnología inalámbrica y comunidades cooperativas basados en la reputación. Un ejemplo de red social ad hoc móvil es AURANET, una red de burbujas inalámbricas de información de unos tres metros generada por NTIC’s móviles que ofrece soporte técnico a la interacción cara-a-cara. AURANET no es ni un software ni un hardware: es un “social middleware”. Aunque desconocidos entre sí, los usuarios de Auranet que se encuentran dentro de cierto margen de proximidad permiten que sus dispositivos móviles intercambien automáticamente información relevante para coordinar interacciones de manera informal y contingente en base a intereses compartidos. Es posible así que recoja a un grupo de “desconocidos de confianza” mientras va manejando. La mediación tecnológica continua de la relación con el entorno y con los demás es lo esencial a las ‘redes sociales ad hoc móviles’, lo que subraya el carácter estructural antes que coyuntural de las multitudes inteligentes como forma dominante de interacción en la sociedad del futuro.
20
o recursos ‘públicos’38. Por ello, justifica la necesidad de una entidad externa a los
agentes productivos que administre los bienes compartidos y los obligue a cooperar.
Las ‘multitudes inteligentes’ suponen, en cambio, formas de coordinación social
conscientemente cooperativas que proporcionan un entorno apropiado para la
reciprocidad y para el despliegue de actitudes altruistas —que Rheingold supone—
inscritas en la naturaleza humana39. Estos contextos cooperativos no eliminan la
competencia, sino que cambian su sentido: el interés de los individuos se dirige
directamente a valorizar los recursos comunes ganando así la confianza del grupo
para iniciar nuevos proyectos cooperativos. En general, se asume que los mecanismos
para administrar/crear recursos colectivos que prescinden de autoridades coercitivas
externas y que operan sobre la base de la reciprocidad sólo son posibles en
comunidades pequeñas, donde el conocimiento relevante para la interacción puede
ser socializado apropiadamente mediante rituales y técnicas análogas. Sólo en esos
contextos, se asume, es racional que los individuos promuevan el bien común, pues
tiene garantías de que los demás están haciendo lo mismo40. Rheingold muestra que
las comunidades virtuales y otros grupos o redes que se coordinan mediante NTIC’s
consiguen crear y administrar recursos comunes y comunidades cooperativas de
acuerdo a los mismos principios. Específicamente, permiten actualizar v universalizar
información sobre la reputación de los individuos en múltiples dimensiones,
protegiéndose así de quienes adoptan una estrategia de usufructo sin colaboración —
los ‘francotiradores’.
Pero esto no es una construcción en abstracto. Rheingold observa que muchas
de las propias NTIC’s fueron creadas en un marco de interacción basado en la
38 A la inversa, el modelo cooperativo es particularmente virtuoso en lo que respecta a la creación y/o administración de bienes públicos, e.d. bienes que son propiedad colectiva y cuyo usufructo está abierto —gratis o al costo— incluso a quienes no han contribuido en su producción o administración. Los recursos comunes más importantes no son tanto bienes de consumo inmediato como insumos necesarios para la producción y/o administración de otros bienes. Se debe distinguir entre bienes comunes naturales y artificiales. Estos últimos dejan de existir si no son reproducidos y recreados continuamente mediante la cooperación: en este último caso, tenemos instituciones. 39 “El profundo potencial transformador de la conexión entre las tendencias sociales de la humanidad y la eficacia de las tecnologías de la información radica en la posibilidad de hacer cosas juntos, de cooperar en escalas y modos que antes no eran posibles. Los factores que limitan el desarrollo de las organizaciones sociales siempre han sido superados por la capacidad de cooperar en escalas mayores” (Rheingold 2002: 140). No puede dejarse de considerar a Rheingold en este sentido un buen seguidor de McLuhan: “El ‘mensaje’ de cualquier medio o tecnología es el cambio de escala o ritmo o patrón que introduce en los asuntos humanos” (McLuhan 1964: 24) 40 “La identidad, la reputación, los límites, los incentivos al compromiso y el castigo de los francotiradores parecen ser los recursos críticos comunes que necesitan todos los grupos para mantener el compromiso cooperativo de sus miembros” (Rheingold 2002: 65-66)
21
reciprocidad y la cooperación41. Un ejemplo de ello es la comunidad de investigadores
que en varios países creó internet bajo principios de interacción conocidos como la
‘ética hacker’. Pero, de acuerdo a Rheingold, tales innovaciones tecnológicas sólo
pudieron haber sido creadas en semejantes entornos: puesto que nadie reclama
derechos de propiedad individual sobre el valor que agrega con la innovación
particular que introduce a un bien, nadie puede subir los costos de la innovación futura
sobre ese bien, desincentivándola. Es posible constar cómo las innovaciones, por
ejemplo, en las interfaces de sistemas operativos o de navegadores de internet, son
realizadas primero por softwares con licencia abierta y luego incorporadas a software
‘propietarios’ como los de Microsoft. Muchas de las nuevas aplicaciones más exitosas
de la web siguen también este patrón. Las NTIC’s suponen, entonces, históricamente,
comportamientos cooperativos y cierta cultura organizacional cooperativa de creación
de valor que han ido propagándose a grupos cada vez más grandes de la sociedad.
Este sentido histórico-evolutivo que adquiere el concepto de ‘multitud
inteligente’ atrae inevitablemente connotaciones políticas. Rheingold constata que las
transformaciones asociadas a la emergencia de las multitudes inteligentes involucran
conflictos políticos a gran escala producto del intento del ‘antiguo régimen’ de las
redes descentralizadas por perpetuar su hegemonía: “Los que crearon una
infraestructura en la que los dispositivos (teléfonos, televisores y radios) son baratos y
tontos, la red que conecta dichos aparatos es muy especializada y requiere costosa
instalación, y el servicio se cobra con un sistema de medición de consumo, afrontan el
desafío de nuevas empresas en que los dispositivos baratos son la red, y ninguna
empresa privada es propietaria del medio que transmite los mensajes. El antiguo
régimen de las telecomunicaciones, para sobrevivir, debe impedir las innovaciones por
medios políticos, adquirir las compañías que suponen un desafío o transformarse en
un tipo de empresa diferente” (Rheingold 2002: 181). Rheingold constata
manifestaciones incipientes de este conflicto, por ejemplo, en el caso de Napster y los
debates sobre la regulación de las redes inalámbricas, sobre los derechos de uso y la
propiedad intelectual.
Los novedosos fenómenos de orden político que Rheingold identifica como
smart mobs son una de las “múltiples variedades de multitudes inteligentes”
(Rheingold 2002: 189) en sentido estrecho. Y no están conectados necesariamente
41 “Los microprocesadores y las redes de telecomunicaciones son sólo la parte física de la fórmula que explica el éxito de internet; en su arquitectura básica se incluyen también contratos sociales cooperativos. Pero tales bienes producidos Los bienes comunes impulsados por las innovaciones técnicas constituyen también la tecnología social esencial de dichas multitudes (Rhiengold 2002: 75).
22
con el sentido histórico y la política de la civilización que arrastra el concepto en
sentido amplio. De las smart mobs políticas le interesa a Rheingold su forma de lucha.
Especialmente llamativa para él es la conceptualización —propuesta por Aquilla y
Rondfelt— del comportamiento de estos movimientos en términos de estrategias de
“enjambre” (o swarming): “los miembros individuales de cada grupo permanecen
dispersos hasta que las comunicaciones móviles los impulsan a converger
simultáneamente en un lugar específico, desde todas las direcciones, en coordinación
con otros grupos” (Rheingold 2002: 188). Rheingold se interesa por esta metáfora del
enjambre sobre todo porque permite pensar el modo como se esta constituyendo este
nuevo orden social que llama “multitudes inteligentes”: la emergencia, desde varios
frentes, de una pluralidad de grupos cuyos principios de interacción —cuya ética— son
la misma, y que se enfrentan a los antiguos dinosaurios de la política descentralizada
en base a monopolios y jerarquías.
Pero como, a juicio de Rheingold, las multitudes inteligentes son
inevitablemente la nueva forma de vida —no sólo en las sociedades avanzadas— el
dilema político se presenta más bien del siguiente modo: “Las tecnologías y las
metodologías de cooperación se encuentran hoy en fase embrionaria, y el surgimiento
de nuevas formas sociales democráticas, cordiales e inteligentes dependerá del modo
en que la sociedad adopte, transforme y remodele los nuevos medios cuando estos
dejen de estar en manos de los ingenieros, como siempre sucede. En los próximos
años, ¿quedarán neutralizadas las multitudes inteligentes como consumidores
pasivos, aunque móviles, de otro medio de comunicación masivo, controlado y
centralizado? ¿O se desarrollará un bien común de innovación en el que numerosos
consumidores tengan capacidad de producir? Es inevitable la confluencia de las
tecnologías de las multitudes inteligentes. […] Los próximos años van a ser un
interregno decisivo y particularmente maleable. Sobre todo en este intervalo previo a la
modelación final del nuevo ámbito mediático, qué sabemos y qué hacemos en relación
con las tecnologías son cuestiones que adquieren especial relevancia” (Rheingold
200).
El concepto amplio de “multitud inteligente” arrastra entonces una ambigüedad
o, más bien, una ambivalencia. Ella queda registrada de modo explícito en la elección
de la expresión ‘mob’. ‘Mob’ es el pueblo, pero también es la “mafia”42.
’Smart mob’ puede designar, por un lado, una forma de interacción cooperativa
y basada en la reputación, una forma de convivencia esencialmente democrática y
generadora de abundancia; pero también una horda excluyente capaz de organizar
atrocidades con eficiencia inédita. En la entrevista a www.trasfert.net, Rheingold afirma
movilizaciones instantáneas o flash mob en inglés” (Cobo 2006: 3)45. Esto es
excesivamente general pues, como él mismo afirma más adelante, un flash mob es
“un grupo de personas que se reúne simultánea, transitoria y voluntariamente, sin que
sea necesario que se conozcan con anterioridad, en un lugar público para realizar algo
inusual o notable (suelen ser acciones simbólicas) para luego desaparecer de
improvisto. Usualmente están organizados a través de Internet u otro sistema de
comunicación digital” (Cobo 2006: 4). Lo más correcto hubiera sido usar la primera
definición para caracterizar el concepto de smart mob que es más general.
Dada esta confusión entre lo particular y lo general, no es extraño que ofrezca
una distinción equivoca entre variedades de “flash mobs”: “[…] aquellos que se basan
en una conglomeración espontánea y anónima de personas que actúan conjuntamente
en un lugar público […y aquellos] donde personas de diferentes latitudes se unen a
través de Internet con el fin de conectarse y poner el procesador de sus computadoras
a disposición de proyectos de investigación que suman todas esas capacidades para
crear virtualmente una supercomputadora […además]” (Cobo 2006: 4). Y ofrece
además una extensa lista de flash mobs memorables, lista la que si bien se restringe a
manifestaciones callejeras “espontáneas”, asimila fenómenos que pueden ser
distinguidos conceptualmente de modo más apropiado, como el caso Filipino el citado,
el caso de “300 personas acudieron a una librería en Roma para preguntar al librero
por títulos inexistentes, luego aplaudieron durante 15 segundos para desaparecer de
manera fulminante”; y el caso de “mil personas que se reunieron en San Francisco
para dar lugar una “pillow fight” (o lucha de almohadas)”46.
Sin duda los distintos fenómenos que menciona el profesor Cobo no pueden
caer bajo una misma categoría sin más, a menos que esa categoría sea lo
suficientemente amplia como smart mob (en sentido estrecho).
El profesor Cobo acierta en identificar algunos de los rasgos comunes: tratarse
en cada caso de una red “social, colectiva y abierta” compuesta por “individuos que
apoyados por las tecnologías de comunicación difunden mensajes a sus redes
sociales de amigos y conocidos, los cuales hacen lo mismo hasta construir una gran
cadena de comunicación, que es capaz de movilizar a miles de personas”; “no
requieren contar con el apoyo de los monopolios mediáticos para comunicarse,
coordinarse y actuar de manera conjunta, ya que su comunicación funciona a través
de redes sociales virtuales” (Cobo 2006: 5). Además, especifica algunas condiciones
45 Y agrega, en su nota a pie 5: “También denominados flashcrowd (multitud relámpago) o smart mob (multitud inteligente)”. Debe notarse que la única fuente consultada por el autor sobre el concepto de flash mobs es el sitio www.wordspy.com. 46 Ver (Cobo 2008: 6-9)
abortarlo, porque si intentamos centralizar lo distribuido, si pretendemos quedar como
tutores del proceso de debate que abrimos, únicamente conseguiremos inhibirlo y al
final no tendremos propuestas claras a las que la gente pueda adherirse” (De Ugarte
2007: 86). Sin embargo, observa también que el ‘ciberactivismo’ es ante todo una
estrategia y es, en estricto rigor, indiferente o neutral respecto de los fines que se
pretenda conseguir con ella48.
48 “Todos estamos abocados al ciberactivismo. Lo está un escritor que quiere promocionar su libro, un activista social que quiere convertir un problema invisible en un debate social, la pequeña empresa con un producto innovador que no puede llegar a su clientela o el militante político que quiere defender sus ideas” (De Ugarte 2007: 86).
27
3. LIBERACIÓN DIGITAL: SER O NO SER UNA “MULTITUD INTELIGENTE”
Recién iniciada la efervescencia del conflicto suscitado por el convenio
MINECON-MICROSOFT, el blog español El Catalejo califica a LD como una smart
mob: “darse a conocer de forma viral, trabajar conjuntamente a través de un wiki, una
recogida de firmas de protesta y un blog para dar a conocer las últimas novedades. Es
el poder de muchos unido a través de herramientas disponibles en Internet: una smart
mob”49. Esto, sin embargo, restringe a LD a un movimiento que emplea estrategias de
‘ciberactivismo’. Sin embargo, si tenemos en cuenta también su origen ‘espontáneo’,
auto-organizado y ad hoc, se suman argumento para clasificar a LD como “smart
mob”. Pero hay más elementos todavía. La existencia de una oligarquía participativa y
el carácter distribuido del poder en virtud de los múltiples enlaces y canales entre los
nodos participativos. Por último, aunque sea incómodo reconocerlo desde el punto de
vista de LD, también debe incluirse la influencia del senador Navarro en la
conformación del movimiento50.
Dado nuestro análisis, habría que precisar que estos criterios permiten
clasificar de una smart mob en sentido “estrecho”. Sin embargo, más allá de cumplir
estos criterios básicos para constituirse en una multitud inteligente, LD tiene una
característica más: es una red que se genera espontáneamente mediante NTIC’s para
luchar contra el intento de constituir un monopolio tecnológico. Esto separa a LD
respecto de casos como el Filipino, el Coreano o el de otros movimientos
‘ciberpolíticos’ en sentido convencional. Y se ve confirmado con la nueva coyuntura
que gatilla actividad intensa en LD: el problema de los derechos de propiedad
intelectual. Este problema es más que una mera defensa de los derechos del
consumidor o de un grupo de ñoños informáticos51.
LD está en los frentes donde se está peleando el conflicto político del futuro por
una nueva organización social y económica que emerge con la generalización de las 49 http://www.elmundo.es/elmundo/hemeroteca/blogs/catalejo/2007/31.html 50 Tengo un mente una observación de Arquilla y Ronfeldt que reproduce Rheingold: “La mayoría de la gente espera el surgimiento de una nueva forma de organización liderada por “chicos buenos” que “obran bien” y, gracias a ello, prosperan y se afianzan. Pero la historia no respalda esta opinión. El grupo más destacado de esta nueva forma de organización está constituido, a partes iguales, por descontentos, irresponsables y oportunistas avispados, ansiosos por beneficiarse de nuevas formas de maniobrar, explotar y dominar” (Arquilla y Ronfeldt, citados por Rheingold 2002: 189). 51 La razón que explica la participación de LD puede expresarse a niveles muy profundos: “Es difícil expresar hasta qué punto, desde la mirada y la práctica de las redes distribuidas, el individuo es una abstracción aberrante. No somos individuos, somos personas definidas no sólo por un ser, sino por un conjunto de relaciones, de conversaciones y expectativas que configuran una existencia” (De Ugarte 2007: 71).
NTIC’s. Como observa Luis Ramírez, un factor aglutinante básico del movimiento,
antes que un proyecto común, es “un diagnóstico común basado en la idea de que
nuestro país se encuentra en una coyuntura de incertidumbre en materia
tecnológica”52. Lo particular, sin embargo, es la aproximación de LD. Matías Asún, uno
de sus fundadores, afirma que “LD es una comunidad abierta, y a diferencia de otros
sitios ‘técnicos’, una de sus principales tareas, y una de sus fortalezas, es la de
evidenciar la importancia ética, política y cultural de las decisiones políticas sobre
temas digitales”53. En este sentido, me parece que al auto-describirse como smart
mob, LD no sólo responde a los criterios estrechos del concepto, sino que se abre a su
sentido amplio, histórico-evolutivo, y se plantea en el terreno del gran conflicto político
global emergente en torno a lo que Rheingold llama “la modelación final del nuevo
ámbito mediático”.
Pero esto no deja de acarrear preguntas y dilemas sobre el sentido del
movimiento: ¿es la misión de un movimiento con las características de LD constituirse
en un agente de transformación e influencia a gran escala la sociedad sin “salir de su
territorio”? Si Rheingold tiene razón, la diseminación y generalización de la
racionalidad cooperativa NTIC’s-asistida opera ‘viralmente’ y no por decreto. Se ha
observado que un peligro fundamental de movimientos “ciudadanos” es el
fundamentalismo vanguardista y la tendencia a encarnar un proyecto totalitario. En
este sentido es una buena señal el que, justamente, el poder del movimiento se origina
en haber optado por operar y constituirse dentro de los límites del espacio virtual. Esto
expresa el funcionamiento una condición fundamental de la acción ciudadana: la auto-
limitación o auto-restricción reflexiva o inteligente de sus exigencias y de sus prácticas
participativas de modo que la influencia y la autoridad alcanzadas por el movimiento
preserven el rol conductor del Estado, mantenga los principios de búsqueda de la
productividad y respete la diversidad y el pluralismo en la sociedad.
Pero si Rheingold tiene razón, también se puede anticipar que la estrategia
fundamental del poder descentralizado es justamente impedir la convergencia del
enjambre: aislar a cada smart mob dentro de un ‘espacio público’ alternativo. Así las
smart mobs permanecerán smart mobs en sentido estrecho. El mecanismo básico es
controlar la innovación: los grandes consorcios de la industria descentralizada de la
emisión y la difusión quieren elevar los costos de la innovación y condicionarla así a
derroteros que no amenacen su supremacía. Pero eso lo harán por medios políticos
externo a la red, pues saben que en el terreno de las multitudes inteligentes están
perdidos. ¿Cómo puede enfrentar LD esta situación? Conviene aquí recordar que la 52 http://liberaciondigital.org/blog/2007/12/el-manifiesto-de-liberacion-digital-la-tecnologia-como-eje-del-desarrollo-nacional 53 http://liberaciondigital.org/blog/author/matiasasun/
constitución de un espacio de influencia política a través de medios de comunicación y
de la formación crítica de opinión pública tuvo condiciones socioeconómicas muy
determinadas: la emergencia de un capitalismo expansionista trasnacional basado en
un mercado de trabajo asalariado y en la industria. Ello aseguraba la influencia de la
opinión pública en la identificación de los intereses de la clase propietaria con los
intereses generales de la sociedad, como largamente a argumentado Habermas.
Luego, sin identificar ambos ámbitos, podría decirse que el poder de una esfera de
opinión varía con el poder económico de su público. Luego, el campo de batalla de LD
—o de movimientos con un perfil semejante— se amplifica al terreno económico. Se
hace patente la necesidad de complementar la dimensión cívica con la creación de
nuevos mercados, de nuevos modelos de negocios y de creación de riqueza que e
puedan desbancar a los viejos dinosaurios54
54 Quiero reparar en otra ambivalencia que suena en el uso que se hace de la expresión smart mob y que va más allá del uso que pretendía hacer Rheingold. Smart suena como una forma cómoda de participación política, de bajo costo para el usuario y que se puede conjugar con otras actividades productivas o de entretención. Esto supone un cálculo costo-beneficio que contempla parámetros exclusivamente individuales y que es anterior a la participación: cuando la participación devenga más costosa menos interesados habrá y menos atractivo será el movimiento. Recordemos que el profesor Cobo observó que el contexto de una smart mob (flash mob, según él) es “una sociedad pro-tecnológica, individuos que se pasan la vida frente a la pantalla de la computadora y que encuentran un espacio de acción común, sin que sea necesario entablar relaciones sociales más complejas”. Por otro lado, Bajo consignas como “patria o muerte” los proyectos de transformación social con base en una política de masas pedían el sacrificio de sus miembros en el altar de la causa. Luego, después del proceso globalizado de ‘monetarización’ de la vida social la restauración de la política no puede suponer un retroceso a esas figuras ya superadas de participación e integración. Sin embargo, la política siempre supone una dosis de compromiso y voluntad que trasciende la dimensión económica-doméstica. Ello lleva a preguntarse por las dimensiones simbólicas de los smart mobs, por la narrativa que estructura su identidad. De ahí que es relevante el contraste que establece David de Ugarte entre la “lírica de la redes” y la “épica” individualista de la política tradicional: “[…] la lírica entendida como el relato de la felicidad, desde la felicidad o en su expectativa, supone una invitación al cambio desde la ejemplaridad del explorador, del cartógrafo que reduce los riesgos experimentando a su propia costa para hacer públicos los resultados. Frente a la épica del conquistador, del combatiente, que prefigura una sociedad de sacrificio y conquista, de individuos sufrientes en pos de un plus ultra, de una victoria final que dé sentido a la Pasión sufrida, la lírica de la innovación social se parece más bien al apasionado relato del naturalista que vive un descubrimiento permanente y progresivo, que sabe el más allá infinito y valora lo recorrido en sí mismo, como una obra completa, como una reinvención permanente […]” (De Ugarte 2007: 70-71).
30
4. CONCLUSIONES
Me parece que a través de este ensayo la pregunta inicial respecto a si LD es o
no una smart mob, tal como la define su acuñador, queda resuelta con meridiana
claridad: las características de espontaneidad, uso de tecnologías, organización (o re-
organización), y distribución quedan demostradas, respondiendo a si a la pregunta
Sin embargo, lo más interesante a mi juicio de este hecho no es la prueba en sí
misma de la denominación conceptual de este movimiento, sino la posibilidad de
observar su evolución y mutación a lo largo del tiempo desde una perspectiva
privilegiada: LD es uno de los primeros smart mobs a nivel mundial tan ampliamente
documentados y así lo demuestra su inclusión, como ejemplo, en wikipedia bajo la
definición del concepto smart mob, tan en castellano como en inglés. A pesar de lo
anterior hay un punto donde LD se distancia de lo que Rheingold esperaba de la
evolución de las smart mob: un rápido crecimiento y luego la extinción. LD existe aún y
en su lista de correo (completamente pública, como toda la información producida por
LD) los miembros pareciesen turnarse y relevarse en la discusión de temas vinculados
al ejercicio y cuidado de los derechos ciudadanos desde la perspectiva del uso de la
tecnología. El movimiento rompe de esta manera el destino que su acuñador le había
predicho y camina a una transformación que lo aleja progresivamente de la smart mob,
pero que tampoco se identifica con las formas tradicionales de organización ciudadana
como ONGs o corporaciones.
La respuesta a la pregunta original ha devenido entonces en nuevas preguntas
que este ensayo es incapaz de responder ¿Qué es hoy, no en sus orígenes LD? ¿A
qué se debe su permanencia en el tiempo? ¿Qué terminará siendo? Estos
cuestionamientos, debido al carácter emblemático de LD que he señalado en el
segundo párrafo de estas conclusiones hacen que las posibles respuestas no sólo
otorguen valor al análisis de este movimiento específico, sino que puedan arrojar luces
respecto de las posibles vías de desarrollo de otras smart mobs.
En este sentido tan sólo puedo arriesgarme a hacer una especulación inicial
respecto a que LD ha logrado transformar la causa específica que funcionó como
detonante para su creación (el acuerdo Microsoft con el gobierno chileno), en uno de
muchos elementos dentro de un cuadro de ideal moral, de un futuro deseado en torno
al rol de la tecnología en la ampliación y protección de los derechos ciudadanos,
compartido por sus miembros independientemente de sus posiciones políticas en el
sentido tradicional.
31
En este mismo sentido podría leerse la transformación de organizaciones
ciudadanas off-line que, tras la búsqueda de objetivos concretos (por ejemplo evitar la
construcción en altura en su barrio), comienzan a conformar colectivamente marcos de
sentido específicos que los transforman en actores eminentemente políticos al permitir
la creación de espacios de acción e interpretación más amplios a partir de su
problemática inicial (en el mismo ejemplo, configurar un ideal de ciudad, un nuevo
modelo de urbanismo que incluya el elemento inicial, pero que incluya otros).
Si estas especulaciones estuviesen en el camino correcto cabría considerar
estas nuevas formas de organización como un nuevo fenómeno histórico que implica
una revisión de las narraciones instaladas. La emergencia de una nueva sociedad a
partir de una transformación del ámbito mediático lleva a preguntarse si los cambios
políticos fundamentales de los últimos tiempos no pueden ser leídos a partir de las
tendencias. Concretamente, hay algunas convergencias y tensiones —para seguir a
Rheingold— que sugieren un cuadro coherente. Primero, la identificación que hace de
Ugarte entre el ideal ‘distópico’ del socialismo y el modelo tecnocrático bajo el cual
emerge el PC55. Segundo, el rol de la televisión, destacado por politólogos y
sociólogos, en la caída del muro de Berlín y en la desintegración de la URSSS56.
Tercero, la importancia de los smart mobs en las “revoluciones de colores”57.
Entonces ¿Puede simplemente leerse en la caída del muro de Berlín el final de
la historia y la carta de residencia definitiva del liberalismo individualista y del
capitalismo fundado en la maximización individual de ventajas y en el control de
recursos escasos como el modelo “natural” de sociedad para los seres humanos? Bajo
los revestimientos ideológicos que ese acontecimiento arrastraba del pasado, ¿no se
estaba peleando otra cosa? ¿No se estaban apoderando los ciudadanos oprimidos,
también, de sus pantallas de TV, de sus “terminales tontos”? ¿No se estaba dando
inicio a una nueva lucha, justamente en su eslabón más débil?
55 Eran la más pura representación de la tecnocracia […] Sus arquitecturas podían entenderse como una gran metáfora del Estado socialista ideal. Un centro todopoderoso y benevolente atendido por sacerdotes/científicos en salas acondicionadas. Para los mortales, terminales tontos en fósforo verde. […] Todos iguales, todos acceden, de manera limitada y acotada por la autoridad central, a la información que se procesa en el sanctasanctórum. Todos son iguales, menos los que no lo son, los que también emiten (De Ugarte 2007: 33-34)56 “Las revueltas en la RDA, en Checoslovaquia y en Rumania formaron un proceso en cadena que no sólo representa un acontecimiento histórico transmitido por TV que se ha ejecutado a sí mismo al modo de una transmisión televisiva. […] la presencia de las masas que se manifestaban ha podido desplegar un poder revolucionario sólo en la medida en que fueron transformadas en una presencia ubicua a través de la televisión” (Habermas 1990: 34)57 En http://es.wikipedia.org/wiki/Revoluciones_de_colores