DECAMERN (GIOVANNI BOCACCIO)
DECAMERN (GIOVANNI BOCACCIO)
PRESENTACIN NOMBRES : LIZA LIZA EVELYN LIZA CUMPA LUPE SERRAN
DELGADO CESAR
REA : COMUNICACIN
GRADO Y SECCIN : 5 TOLERANCIA PROFESORA : GLENNY EVELINNE LOCUM
BARRETO
INSTITUCIN EDUCATIVA SECUNDARIA : PEDRO RUIZ GALLO
FECHA : 26 DE AGOSTO DEL 2015
INDICE INTRODUCCIN
1. CAPITULO 1 : APRECIACIONES DE LA EDAD MEDIA 1.1. PENNSULA
ITLICA EN LA BAJA EDAD MEDIA1.2. EL APOGEO MERCANTIL DE
FLORENCIA1.3. LA IGLESIA ENTRE LOS SIGLOS XIII Y XIV1.4. Costumbres
de la poca1.5. LA PESTE NEGRA
2. CAPTULO 2 : BOCACCIO 2.1. BIOGRAFIA 2.2. GNEROS LITERARIOS :
2.3. EL LUGAR DE BOCCACCIO Y EL DECAMERN EN LA CULTURA URBANA2.4.
OBRAS Y LIBROS3. ANLISIS EL DECAMERN3.1. GNERO LITERARIO 3.2.
ESPECIE3.3. DESCRIPCIN3.4. PERSONAJESPRINCIPALES Y SECUNDARIOS3.5.
DESCRIPCIN DE PERSONAJES3.6. CARCTERISTICAS3.7. ESTRUCTURA3.8.
RESUMEN3.9. TEMTICA3.10. CONTEXTO HISTRICO SOCIAL3.11. RECURSOS
EXPRESIVOS3.12. TEOCENTRISMO3.13. ESTILOS3.14. El Decamern en su
contexto literario3.15. La religiosidad de Boccaccio a travs del
Decamern3.16. EL LUGAR DE BOCCACCIO Y EL DECAMERN EN LA CULTURA
URBANA3.17. APORTACIONES DEL DECAMERN A LA HISTORIA RELIGIOSA3.18.
actividades devocionales 3.19. los religiosos3.20. necesidad de
reforma3.21. COMPARACIONES3.22. HIPERBOLES3.23. ARGUMENTOS3.24.
MENSAJES 3.25. TEMAS
4. CUENTOS DE LA OBRA DECAMERN4.1. El cocinero Chichibio4.2. El
hermano limosnero4.3. El jumento del compadre Pedro4.4. El marido
confesor4.5. El mechn de cabello4.6. El velo de la abadesa4.7.
Griselda4.8. Meter al diablo en el infierno
5. CONCLUSIONES 6. ORIENTACIONES PARA EL COMENTARIO CRTICO7.
LINCOGRAFA
EL DECAMERN
INTRODUCCIN El Decamern fue escrito dentro de un contexto
particular que debe ser tomado en cuenta al momento de analizarlo.
Se trata de una obra literaria y, como tal, ha sido revisado muchas
veces. Por su parte, en el campo histrico ha sido utilizado para
conocer aspectos de la vida cotidiana, y recurrentemente ha sido
citado como fuente para el estudio de la Gran Peste que azot Europa
a mediados de la decimocuarta centuria. En pocas tan tempranas como
el siglo XV, Nicols Maquiavelo retom en su Historia florentina lo
dicho por Boccaccio e hizo alusin a esta misma epidemia, el
Decamern ha brindado luz a los Historiadores sobre la Muerte Negra
en Florencia, puede ser utilizado para recabar Informacin acerca de
otros temas, tales como costumbres y modo de vida de los
mercaderes, Artesanos, banqueros y dems miembros de la sociedad
florentina; as como de ciertas culturas Ligadas al Occidente
cristiano, entre otras causas, por su relacin comercial. Y lo que
resulta primordial para los propsitos de esta investigacin: usos y
creencias de los hombres vinculados a la Iglesia. Una visin desde
el exterior de Europa hacia su pasado, que a fin de cuentas no es
exclusivo, puede resultar til para complementar el enfoque
existente, y en constante construccin, de una poca que resulta por
dems atractiva. Evidentemente el acceso a la informacin
proporcionado por las nuevas tecnologas resulta fundamental para
conocer y retratar ms cabalmente la Edad Media . La problemtica
principal al utilizar la literatura como fuente, radica en la
concepcin tradicional de que las obras literarias proporcionan
informacin escasa y poco fiable. Esta visin sera acertada, si se
acudiera al texto en busca de datos duros, pero ese no es el caso.
En cambio, el Decamern puede proporcionar noticias relativas a
costumbres y creencias contemporneas a su surgimiento.
CAPTULO 1 : APRECIACIONES DE LA EDAD MEDIA 1.1. PENNSULA ITLICA
EN LA BAJA EDAD MEDIAEntre los especialistas existen discrepancias
acerca de dnde se ubica la separacin entre Alta, Plena y Baja Edad
Media. El propsito de esta tesis no es definir dichas lneas
divisorias; sin embargo, hay caractersticas generales que vale la
pena sealar para comprender la situacin de Giovanni Boccaccio y el
surgimiento del Decamern. La Plena Edad Media, periodo precedente
al que compete a este trabajo, estara dividida a su vez en dos
edades feudales. Despus de esta etapa, es decir, hacia finales del
siglo XII, y a lo largo del XIII, Europa fue escenario de adelantos
tecnolgicos sustanciales en comparacin con los siglos anteriores;
en este contexto se sita el inicio de la Baja Edad Media. Otro
ejemplo es el uso intensivo de sal para la conservacin de carnes y
pescados, lo que facilit su traslado y comercio a lugares lejanos.
Un hecho destacable es que a la vanguardia de las nuevas tcnicas se
encontraban los monjes cistercienses, que consideraron necesario
reducir el tiempo dedicado a la liturgia, para ocuparse, en la
medida de lo posible, al trabajo agrcola, concibindolo como una
actividad enriquecedora del espritu. Con estos avances, las
hambrunas quedaron atrs y con ellas la mortandad que provocaban. As
pues, el panorama cambi y las ciudades comenzaron a poblarse con el
excedente demogrfico rural. Una incipiente clase urbana dedicada a
los negocios desplaz a las antiguas ferias comerciales que
representaban intereses aristocrticos y eclesisticos, y los releg
paulatinamente. A consecuencia de los fenmenos migratorios
explicados en las lneas precedentes, fue necesario extender las
murallas, de modo que las urbes se ampliaron gradualmente. En su
interior las actividades mercantiles se multiplicaron y
diversificaron; en la paradigmtica pennsula itlica surgieron grupos
de banqueros de tal relevancia que Joan Evans considera que la
principal aportacin de Italia a la Edad Media fue lo ms opuesto al
feudalismo: la banca. Para ilustrar la importancia del comercio,
basta sealar la existencia en cada capital de tablas de conversin
monetaria o de pesos y medidas.30 Fue durante esta poca tambin, que
varios aspectos de la sociedad se institucionalizaron en algunas
ciudades, tales como el ejrcito, la recaudacin de impuestos, y la
imparticin de justicia . A fines del siglo XIII e inicios del XIV,
la explotacin desmesurada de recursos naturales y la falta de
nuevas tierras cultivables puso un freno al desarrollo econmico y
social. Se lleg a un punto en que la produccin super las
necesidades del mercado. Para principios del siglo XIV la situacin
era crtica en la mayor parte de Europa. El hambre azot al
continente entre 1315 y 1317; muchas cosechas se perdieron debido a
inclemencias meteorolgicas. Consecuentemente, la actividad
mercantil decreci y, en algunos lugares, la moneda comenz a
escasear y devaluarse.34 En las ciudades italianas, por otro lado,
la crisis pudo sobrellevarse, debido a que el comercio se extenda
por regiones apartadas de la pennsula. Para terminar este breve
balance resulta de primordial importancia indicar el lugar de
Giovanni Boccaccio en este escenario. Boccaccio naci en 1313, es
decir, en medio de la crisis europea, pero en un territorio
relativamente al margen de ella. Su familia se encontraba ligada
por intereses econmicos a las principales casas comerciales
italianas de la poca, algunas de las cuales se vieron afectadas por
la crisis.35 En el siguiente apartado se explica por qu algunos
banqueros florentinos quebraron durante la crisis y otros, en
cambio, lograron prosperar.1.2 EL APOGEO MERCANTIL DE FLORENCIAEl
auge econmico y la prosperidad florentina se debieron en buena
medida a su favorable localizacin geogrfica, esto es, en el rea
denominada Toscana. Florencia fue establecida junto a uno de los
cuatro cruces principales del ro Arno y tena el tpico trazado
romano, en otras palabras, era un asentamiento rectangular
amurallado, atravesado por dos vas perpendiculares, que se cruzaban
en la plaza principal. La primera muralla tena unos mil ochocientos
metros perimetrales. Fundada en tierra frtil, Florencia contaba con
recursos naturales tales como piedra y madera de la montaa, vino y
aceite de las colinas, arcilla, cereales, legumbres y ganado del
valle. Recursos que le permitieron progresar. La produccin de
grano, por otro lado, era insuficiente, por lo cual ste era
importado desde la regin de Npoles. 1.3 La Iglesia entre los siglos
XIII y XIVUno de los problemas internos que la Iglesia enfrent fue
el de la arraigada prctica de comprar cargos, denominada simona.
sta dur varios siglos. Otro problema que data del mismo periodo era
el nicolasmo o el hbito de los curas de tener mujer e hijos.
Supersistencia se deba, en parte, a la tolerancia de algunos
pontfices, que en lugar de deponer a los clrigos simonacos, les
impusieron penas relativamente leves. Los afanes renovadores eran
tan antiguos como los problemas mismos; la reforma deCluny en el ao
909 o 910,80 por ejemplo, responda a los excesos sealados. Con la
fundacin de esta orden la Iglesia mantuvo algo de su dignidad y
credibilidad. La innovacin cundi por Alemania, Italia, Espaa e
Inglaterra. Si bien la organizacin de Cluny y sus prioratos fue
plenamente feudal, los monjes cluniacenses perseguan un
acercamiento con la divinidad, por lo que manifestaban cierto
desprecio hacia la vida terrenal y los bienes materiales. Esto no
implicaba que las casas de Dios en la tierra estuvieran
desprovistas, as que haba iglesias sumamente lujosas. A pesar de su
desdn por lo terreno, los monjes no se aislaron del mundo, se
ocupaban de una limitada educacin al prjimo y en ocasiones eran
mediadores en cuestiones polticas.
1.4 Costumbres de la pocaMuchas de las prcticas devocionales que
se realizaban regularmente durante el siglo XIV tenan sus orgenes
varias centurias atrs. Desde el siglo VIII, esto es, insertas en el
contexto carolingio fueron establecidas costumbres tales como la
prohibicin de trabajar los domingos, la uncin al nombrar
funcionarios a cargos pblicos, etctera; prcticas todas basadas en
el Antiguo Testamento. Algunas de estas costumbres fueron
retratadas por Giovanni Boccaccio en el Decamern. Del siglo VIII
data, de igual modo, la importancia atribuida a ngeles y santos
como intermediarios ante Dios. Asimismo, en esta poca las
penitencias pasaron al mbito de loprivado; en lugar de las
tradicionales humillaciones pblicas, se hacan ayunos, abstinencias,
es decir, privaciones que no requeran de audiencia. Se mortificaba
al cuerpo porque se le vinculaba a las tentaciones y al pecado, al
castigarlo se expiaban las faltas. Otra innovacin fue el paso de
una modalidad en que haba una nica posibilidad de absolucin en la
vida, a otra, en que podan tenerse tantas absoluciones como se
requiriera .
1.5 La Peste NegraLa Gran Peste se extendi por casi todo el
continente europeo entre 1347 y 1349. 119 Este malera una
combinacin de peste bubnica y pulmonar. La variedad respiratoria
era ms severa y acab con la totalidad de los infectados, en cambio
un 25% de los que padecieron la otra variante sobrevivi. Aquellos
individuos que resistan ms all de la cuarta noche quedaban
inmunizados, impidiendo que los brotes recurrentes cobraran tantas
vctimas como sucedi durante la primera oleada. Se trataba de una
enfermedad extica, proveniente de Asia, contra la que la mayora de
los europeos no tena anticuerpos. La epidemia caus estragos en casi
toda Europa, sin embargo, ciertas regiones, como la actual Hungra,
apenas se vieron afectadas. El desarrollo de la infeccin se volvi
cuestin de rutina: el primer sntoma era la aparicin de pstulas que
cubran el cuerpo del aquejado, luego se le ennegrecan las
extremidades, despus sufra convulsiones y vmitos con sangre, por
ltimo llegaba la muerte. La contaminacin se efectuaba a travs del
aliento, inclusive a metros de distancia, ascomo por el tacto y la
proximidad con la ropa y pertenencias personales de los
contagiados. Las pulgas de las ratas fueron las transmisoras
originales.la Muerte Negra no tenan precedente: las
grandespandemias de 1348, 1360 y 1374 terminaron en algunos meses
con la cuarta o la tercera parte, si no es que ms, de los hombres y
mujeres de Occidente.La gente tom conciencia de cun efmera era la
vida, un desenfreno desconocidohasta entonces se manifest; una
urgencia por vivir la vida. Las representaciones de la muerteen
tumbas y mausoleos cambiaron drsticamente, se volvieron macabras,
comenz a plasmarse en stas la putrefaccin del cuerpo: se trataba de
un nuevo e implacable terror parala mente humana, de un juicio que
implicaba todos sus pecados, y por tanto, la amenaza delInfierno.
El azote de la peste fue tal que forz una tregua de ocho aos hasta
1356- entre ingleses y franceses que por entonces se encontraban en
medio de la Guerra de los CienAos. El Papa expidi una bula en 1348,
segn la cual se perdonara a los sacerdotes de todas sus culpas y
pecados, siempre y cuando se dedicaran a cuidar a los infectados,
ya que muchos curas haban huido de sus parroquias por temor al
contagio, y muchos enfermos no estaban recibiendo la asistencia
adecuada en su lecho de muerte.130 Durante esa poca se crea que los
desastres eran castigos de Dios, as que la Gran Peste deba ser
culpa de grandes pecadores. Judos, musulmanes e incluso leprosos
fueron sealados y muchos de ellos asesinados en un intento por
apaciguar la furia de Dios.
2. CAPTULO 2 : BOCACCIO Y SU OBRA EL DECAMERN 2.1 BIOGRAFA
:AUTOR : Giovanni BocaccioNaci en Pars en 1313; muri en 1375. Era
hijo de un mercader florentino y de una francesa con quien ste
entabl relaciones ilegtimas. Muy nio an, fue enviado a Florencia,
en donde comenz sus estudios, mostrando, a los siete aos de edad,
aficin invencible a las letras. Boccacio adquiri all relaciones
excelentes con los sabios y literatos que el rey napolitano Roberto
protega, y aprovech tales amistades para estudiar las literaturas y
los idiomas clsicos. El correspondido amor que concibi por la
princesa Mara, a quien llam en sus obras Fiammetta y conoci las
vsperas de Pascua en la iglesia de San Lorenzo; la presencia del
Petrarca en Npoles; una visita a la tumba de Virgilio; la lectura
de Dante y su permanencia en la tierra clsica de la poesa, fijaron
para siempre el rumbo de sus aficiones, fecundaron su inspiracin y
provocaron la madurez de su genio. Entonces compuso innumerables
poesas que, algn tiempo despus, a consecuencia del estudio que hizo
de las composiciones de Petrarca, arroj al fuego. Permaneci dos aos
en Florencia y volvi, transcurridos stos, a Npoles, en donde la
reina Juana le acogi con solicitud cariosa. Se cree que por
complacer a esta soberana no menos que a Fiammetta compuso El
Decamern. Muerto su padre, Boccacio fij su domicilio en Florencia,
y no encontr en esta ciudad ms distraccin que la que le
proporcionaban sus placeres, y comisiones con que le entretenan sus
conciudadanos. Uni a los de Petrarca sus esfuerzos para reanimar en
Italia el gusto de las letras clsicas; mantuvo tres aos en su casa
a Leoncio Pilatos para perfeccionarse en la lengua griega; mand
traer de Grecia las primeras copias de La Odisea y de La Ilada;
gast parte considerable de su fortuna en la exhumacin y copia de
manuscritos, y se sirvi, en fin, de toda su influencia para
inclinar a sus contemporneos a preferir el estudio de la antigedad
clsica al de los escolsticos. Su natural generosidad y sus gastos
excesivos le haban arruinado, y Petrarca, al verle en tan difcil
trance, vino en su ayuda generosamente y le quiso colmar de
beneficios que no os recibir. El gran poeta italiano le fue, sin
embargo, til, por sus excelentes consejos relativos a las obras
literarias y a la conducta, y cuando Boccacio, seducido por las
admoniciones de un cartujo, quiso renunciar al mundo, Petrarca fue
quien le impidi realizar decisin tan extrema. Boccacio era poeta,
poeta por su imaginacin fecunda y ardorosa; por la pasin con que
amaba la poesa, y por otras dotes de su espritu excepcional. Sin
embargo de esto, sus versos son de un valor mediano. Crey, como
Petrarca, equivocndose como l, que su inmortalidad, si la
alcanzaba, la debera a las obras que haba concebido y escrito con
la ms austera seriedad. Uno y otro se equivocaban.
2.2 GNEROS LITERARIOS : Novelas - Poesa Cuentos2.3 EL LUGAR DE
BOCCACCIO Y EL DECAMERN EN LA CULTURA URBANAGiovanni Boccaccio era
ms que un comerciante. Aunque s perteneci a la clase mercantil y
fue cortesano en Npoles, se destac como hombre de letras. Es
fundamental sealar que l no se asuma a s mismo como mercader, sin
embargo, fue su temprana formacin como tal, la que le permiti
viajar y, en consecuencia, expandir su visin del mundo.Boccaccio
era un hombre que se ajustaba a los modelos vigentes entre los
intelectuales de la poca, aprendidos de los escritores que le
precedieron, as como de sus contemporneos; la datacin que utilizaba
es slo un botn de muestra: los aos de la fructfera Encarnacin del
Hijo de Dios haban llegado al nmero mil trescientos cuarenta y
ocho. Este tipo de frmula era de uso corriente en los manuscritos.
En apartados anteriores se explic la importancia de Npoles como
punto de encuentro entre culturas y la influencia que tuvo en la
formacin de Boccaccio. Fue gracias a su estancia all, que pudo
conocer de cerca a judos y musulmanes, y por tanto, adentrarse en
el conocimiento de sus costumbres y creencias. Tambin le present la
oportunidad de acercar sea sabios letrados, miembros de la realeza
y cristianos de otras regiones. As pues, su paso por la corte
angevina ampli sus horizontes culturales, lo que a su vez, le
permiti retratar en sus trabajos a toda clase de hombres y
mujeres.En ese sentido, por ejemplo, el autor aprovech el marco de
la tercera cruzada para introducir de una manera atractiva a un
personaje antagnico para la cristiandad. En el noveno cuento de la
dcima jornada describi a Saladino como un hombre bueno y
agradecido, pero tambin sagaz; un sultn, que ante la inminencia de
la guerra, viaj a Lombarda disfrazado de mercader, para conocer de
primera mano a los soldados que se le enfrentaran en batalla. No se
trata de alabanzas lanzadas al aire, sino de la aprobacin de
ciertas caractersticas que Boccaccio juzgaba valiosas en un lder.
De acuerdo a esta narracin, Saladino tom prisionero a un hombre que
en alguna poca le haba ofrecido alojamiento en Pava; al percatarse
de quien era, lo liber y colm de atenciones, pero adems, lo ayud a
volver cuanto antes a Europa para que no perdiera a su esposa,
quien se crea viuda, por algunas confusiones desarrolladas en el
relato. Por esto, es adecuado afirmar que haba reconocimiento de
virtudes entre individuos cultos con creencias religiosas
diferentes . En este caso era el sultn quien aceptaba, y
aprovechaba, el sentido comn del cristiano. Boccaccio no se qued en
lo anecdtico. Tal vez involuntariamente, inform cmo eran tratados
los mercaderes en tierras ajenas, as como el hecho de que su
exotismo, por llamarlo de alguna manera, si bien poda generar
extraeza, no provocaba rechazo. Los comerciantes eran recibidos con
el mismo respeto que cualquier otro husped. Ciertamente el Decamern
pone de manifiesto la posible identificacin entre sujetos de
culturas distintas.Al margen de haber escrito una obra de carcter
literario, Boccaccio tena nociones de verdad histrica, y lo
manifest as: asombroso sera escuchar lo que debo decir si mis
propios ojos y los de muchos no hubiesen visto lo que vieron, y no
me atrevera a creerlo, y menos a escribirlo, aunque mucha gente
digna de fe me lo hubiese dicho. Entonces, el Decamern se concibi
como un libro recreativo, que fue escrito por un autor consciente
de la diferencia entre realidad y ficcin, sin pretensiones
historiogrficas, excepto en la parte tocante a la Muerte Negra,
donde Boccaccio s persegua dejar testimonio de lo acontecido en su
ciudad. Por el hecho de tratarse de un libro de cuentos, podra
pensarse que es slo eso, que no hay manera de obtener nada ms. El
asunto es que Boccaccio retrat elementos, que eran vox populi,
tales como la corrupcin de algunos miembros del clero.Es evidente
que Boccaccio no descubri el hilo negro de la corrupcin
eclesistica. Su denuncia resulta significativa hoy. Al momento de
escribir el Decamern no era tal, a su alrededor la gente no se
extraaba o escandalizaba por sus afirmaciones, ya que presenciaban
lo mismo que l. En la naturalidad de haber dicho algo que todos
saban, se demuestra esta aseveracin, sus cuentos no trataban de
daar la imagen de la Iglesia..
2.4 OBRAS Y LIBROS : Genealoga de los dioses paganos Canaria y
las islas nuevas Amores prohibidos El rub del arzobispo y otros
relatos Curas, Frailes y monjas Vida de Dante Libro llamado Cayda
de prncipes Fray cebolla y otras burlas El tiesto de albahaca y
otros amores desdichados De claris mulieribus Decamern Las ninfas
de Fisole Filcolo La Teseida
3. ANLISIS EL DECAMERN :3.1 GNERO LITERARIO : PROSA / NARRATIVO
LENGUA : ITALIANA POCA: Fines de la edad media y renacimiento
INTENSIN: Realista y de entretenimientoSIGNIFICADO ETIMOLGICO: Del
griego deka , que significa diez.3.2 ESPECIE: Drama3.3 DESCRIPCIN :
Es una obra escrita entre 1249 y 1353, est compuesta por cien
cuentos que los 10 protagonistas relatan cada noche de su retiro en
una villa donde se refugian de la peste que sola a Florencia. Cada
uno de estos personajes: siete mujeres y tres hombres, recrea un
singular retrato psicolgico, con personalidad bien definida, que
sirven para ilustrar los distintos temas que se abordan en cada
cuento. En ellos se dan el ingenio, la reflexin, el amor.3.4
PERSONAJES
PRINCIPALES:PampineaFilomenaNeifileFilostratoFiammettaElisaDioneoLauretaEmiliaPnfilo
-SECUNDARIOS:Todos los jvenes invocados de los cuentos de los 10
jvenes.
3.5 DESCRIPCION DE PERSONAJES PRINCIPALES: PAMPINEA: Joven
hermosa y sensata, feliz en amores, es el narrador ms perspicaz y
decidido, incisivo e inteligente. Cuando las siete mujeres se
encuentran en el claustro de Santa Mara Novella es quien decide
retirarse a una villa de las afueras e invita a los tres jvenes
(Filostrato, Pnfilo y Dioneo) a unirse a ellas. Su carcter
desenvuelto se refleja al desobedecer al rey. FILOMENA:
Caracterizada por la templanza y prudencia, es l reina de la
segunda jornada, en la cual se narran historias de personajes que,
a pesar de un destino adverso, consiguen realizar sus deseos.
NEIFILE:Ardiente, ingenuamente lasciva, es la reina de la tercera
jornada, en la que desarrollan cuentos sobre personas que logran
una cosa largamente deseada o recuperan lo perdido, lo que hace que
los narradores pprocuren emularse y superarse en el relato de
historias escabrosas en las que el ingenio, el engao y mentira se
ponen al servicio de la lujuria. FOLOSTRATO:Es el alter ego del
propio Boccaccio. Aparece caracterizado como amante desesperado,
desengaado e inflexible. FIAMMETTA: La perfecta enamorada, es la
reina de la jornada quinta, que trata de casos de amor que terminan
felizmente, por lo general de trama complicada. ELISA:Doncella que
ama sin ser correspondida, versa sobre agudezas o frases ingeniosas
que han salvado de peligros.DIONEO:Rey, despreocupado, gracioso y
buscador de placeres, versa sobre las burlas que las mujeres han
hecho sus maridos LAURETA:La amante dolorida, es la reina de la
jornada octava, cuyo tema son las burlas que a diario hace la mujer
al hombre, o el hombre a la mujer o el hombre a otro hombre.
EMILIA:Es la reina de la jornada novena, en la cual, como en la
primer, la eleccin de los temas de los cuentos es libre. Campe en
ella la obscenidad. PNFILO:Propone temas serios y graves. Historias
ejemplares, alusivas a seores y reyes histricos (Alfonso de Espaa,
Pedro de Aragn, etc.), a las cruzadas y a la antigedad, se exponen
gravemente.
3.6 CARCTERISTICAS : Se escribi cuando la edad media llegaba a
su fin , As mientras la peste arrasaba provocando estragos
alrededor , en este jardn florece todo un mundo de historias
vitales y de sobrecargada sensualidad. El Decamern pasa de modo
decidido de la novela al libro extenso escrito en lengua italiana.
Se puede considerar el Decamern como obra precursora del
Renacimiento por la concepcin de algo que no sirve del hombre, la
ausencia de rasgos fantsticos mticos. Del griego deca, que
significa diez . El Diez es un nmero mgico en la obra . La obra
tiene diez jornadas y cada jornada a su vez tiene diez cuentos. Se
destacan los ladrones embusteros, adlteros y la astucia de los
mismos para triunfar en las situaciones descritas. Los nombres de
las mujeres protagonistas de la novela tienen paralelismos con las
virtudes cardinales y las virtudes teolgicas3.7 ESTRUCTURA :
Proviene del griego deca , hemern ( diez das ) Se encuentra
estructurado por diez jornadas: Jornada I - Ciappelletto (Judas)-
Vicios;Jornada II Y III - Fortuna y mercantilizacin;Jornada IV -
Cuentos de amor con final trgico;Jornada V - Cuentos de amor con
final feliz;Jornada VI, VII Y VIII - Ingenio;Jornada IX -
Microcosmos;Jornada X - Griselda (Mara)
3.8 RESUMEN Cada una bajo el reinado de un joven: 1. PRIMERA
JORNADA: Comienza la primera jornada del Decamern, como Filomena y
Elisa respondieron a Pampinea. 2. SEGUNDA JORNADA: Es reinada por
Filomena; trata de quien, de varios modos acuciado, contra aquello
que esperaba aya conseguido llegar a feliz desenlace.3. TERCERA
JORNADA: Bajo el reinado de Neifile, se razona de quien gano, con
su esfuerzo, una cosa de l muy deseada, o hall lo que perdido haba.
4. CUARTA JORNADA: Bajo el reinado de Filostrato , se trata de
aquellas personas cuyos amores tuvieron desgraciado fin , y antes
habla en su propia defensa el autor. 5. QUINTA JORNADA: Bajo el
reinado de Flameta , y se habla de lo que felizmente, despus de
algunos desventurados accidentes, aconteci a los enamorados. 6.
SEXTA JORNADA: Bajo el reinado de Elisa trata de aquellos que
diciendo alguna agudeza, se salvaron de una situacin embarazosa, o
con la prontitud de una respuesta o excusa esquivaron dao, peligro
o escarnio .7. SEPTIMA JORNADA: Bajo el reinado de Dioneo, se trata
de los engaos hechos pro las mujeres a a sus maridos, ya por amor o
por su propia salvaguardia. 8. OCTAVA JORNADA: Bajo el reinado de
Laureta se trata de los engaos que cada da la mujer hace al hombre
o el hombre a la mujer, o que un hombre a otro hombre hace. 9.
NOVENA JORNADA: Bajo el reinado de Emilia, habla cada uno segn le
place y aquello que ms le agrada. 10.DECIMA JORNADA: Bajo el
reinado de Pnfilo, habla cada uno de quien obro liberal o
magnficamente.3.9 TEMTICA : TEMAS IMPORTANTESEl vitalismo: Las cien
historias del Decamern reflejan una realidad mltiple. Su esquema
empieza con la degradacin de la sociedad para ir escapando a una
sociedad ms feliz. Visin de la muerte para acabar en una situacin
ms optimista, que se aprecia en la disposicin misma de las
jornadas: la primera (reprobacin de los vicios) abre y la ltima
(exaltacin las virtudes) cierra idealmente la obra. La inteligencia
humana: A tono con la mentalidad burguesa que empieza a imponerse
en Florencia, el autor propone la consecucin del placer, del
disfrute literario que lleve a la regeneracin a travs de la
inteligencia. Es la bsqueda de un orden frente al caos de la
ciudad; el retiro se convierte en un viaje de regeneracin. Por otra
parte la inteligencia aparece con frecuencia, generalmente en forma
de ingenio, de astucia, como un signo de humanismo. La Iglesia :
Este movimiento hallar ms tarde su mximo esplendor en el erasmismo
y en la Reforma protestante. El monopolio cultural y espiritual
ejercido durante siglos por la Iglesia Cristiana, unido a la
desproporcionada acumulacin de riquezas y poder que llev a cabo
esta institucin, consigui despertar las crticas acerbas de los
pensadores y hombres cultos como Boccaccio. Por ello, en el texto
que estudiamos es muy frecuente encontrar monjes lascivos,
eclesisticos ambiciosos y monjas poco escrupulosas con los
preceptos cristianos. En general, la obra resulta ser un reflejo
bastante fiel de la realidad del momento.La Fortuna. Es un tema
recurrente tanto en las letras medievales como en las obras
clsicas, aunque Boccaccio matiza su influencia con el valor del
ingenio para hacer frente a situaciones adversas.
ASPECTOS TCNICOS Y FORMALES DE LA OBRA Tcnicas narrativas: La
compleja tcnica narrativa del Decamern se caracteriza por la
interaccin de tres planos narrativos diferentes: El del autor,
especialmente en el Proemio y tambin las distintas introducciones y
conclusiones: en este plano, Boccaccio habla de s mismo,
dirigindose a las lectoras que asume como receptoras idneas lo que
en narratologa se conoce como lector ideal-. El de los jvenes: su
encuentro, sus decisiones, sus aventuras Se trata de un marco bien
definido: personajes, escenario, tiempo histrico. El de los propios
cuentos, cada uno de ellos con sus caractersticas propias. Los dos
primero planos son narrados por el narrador principal, pero desde
funciones diferentes. -- En el primer plano, el narrador en primera
persona se identifica plenamente con el autor, y no tiene funcin
narrativa, sino expositiva o argumentativa: Boccaccio no narra,
sino que reflexiona y expresa su ideologa, su visin del mundo y del
valor de la propia literatura. --En el segundo s acta como
narrador: se trata de una voz en tercera persona omnisciente. Este
plano se ve salpicado de intromisiones del primero, en forma de
comentarios o apelaciones intercaladas a las lectoras.-- En el
tercer plano, los cuentos, identificamos a cada narrador por la
introduccin, es decir, sabemos cul de los personajes est contando
el cuento. Sin embargo, en sentido estricto, este narrador no
interviene como tal sino que adopta el papel de tercera persona
omnisciente. En este tercer plano los jvenes que escuchan los
relatos cumplen la funcin de narratorias. Lenguaje y estilo La
principal caracterstica estilstica del Decamern es el contraste:
Por una parte, se observa un estilo ms retrico, con periodos
elegantes, oraciones amplias y a veces complicadas, lenguaje propio
de la prosa corts con resonancias latinas. Este estilo es propio
del marco narrativo la historia de los jvenes- o el Proemio. Por
otra, aparece un lenguaje ms crudo y realista, en la descripcin de
la peste o en los cuentos. Este contraste estilstico obedece, en
primer lugar, al propio carcter del autor: Boccaccio es un gran
conocedor de los textos clsicos y, como latinista, trata de
enriquecer el italiano (lengua romance, an en desarrollo) con los
recursos lxicos y sintcticos propios de aquella lengua; por otra
parte, nuestro autor es tambin un agudo 6 observador de la realidad
de su tiempo: de sus gentes, sus costumbres y, cmo no, del lenguaje
popular; de la lengua que se habla en las calles. La objecin es que
la combinacin de ambos estilos resulta algo brusca: se dan cita en
la obra dos extremos difciles de conciliar. Los narradores y
dramaturgos del Barroco (como Shakespeare o Cervantes) sern
maestros en combinar diferentes estilos y registros, pasando con
naturalidad de unos a otros segn lo pida la situacin; pero
Boccaccio an carece de las herramientas y los modelos adecuados: en
el Decamern esa variedad aparece algo forzada, con un contraste
demasiado marcado entre lo culto y lo popular. IMPORTANCIA El
Decamern rompi con la conservada tradicin literaria de relatos
msticos e hizo de Boccaccio el padre de la novela moderna, ,
presentando al ser humano como lo que es: una persona con virtudes
y defectos, con sus penas y glorias. Boccaccio pretende denotar a
su obra de una cohesin interna de la que carecan las obras
narrativas de su tiempo: se trata de un paso ms hacia la creacin de
la novela moderna. Lo que hoy entendemos por novela es un texto de
gran extensin con una estructura bien definida, coherente, con
sentido unitario, que desarrolla por lo general un argumento de
principio a fin. Este gnero, sin embargo, no aparecer en la
literatura europea hasta el surgimiento del Lazarillo y el Quijote,
mucho tiempo despus. El Decamern no desarrolla un argumento
unitario y carece de la cohesin de una novela, pero Boccaccio,
consciente de las carencias de la narrativa de su tiempo, hace un 7
esfuerzo por ir ms all de la mera recopilacin de cuentos e
historias: las cien narraciones que componen la obra cuentan con un
hilo conductor, con unas caractersticas comunes y con unos
personajes y un ambiente que s le dan cierta unidad. 3.10 CONTEXTO
HISTRICO SOCIAL La obra se desarrolla durante la poca donde hacia
los estragos en Europa y Florencia 1348. La guerra de los cien aos
y la peste negra cambiaron el rostro de Europa . La vida cambia y
con ellas las costumbres .3.11 RECURSOS EXPRESIVOS Empleo de la
irona o el sarcasmo: metfora sexuales, juegos de palabras,
equivoco, exageraciones y comparaciones, eptetos, etc . Juegos de
contrastes significativos entre marco de los narradores / marco de
los cuentos es decir, estatismo, idealizacin, aristocracia /
dinamismo, realidad, vulgo, estados y situaciones de caos / orden,
engao /ingenuidad, etc. . Correspondencia entre los personajes y
sus registros estilsticos. Repeticin lxica intencionada. Burla
parodia de fuentes o modelos literarios conocidos.
3.12 TEOCENTRISMO:-Es la concepcin ideolgica en la cul Dios era
el centro del universo -Fue la corriente que predomin en la Edad
Media y que ms tarde se convirti en Antropocentrismo , aunque
perdur muchos aos fue aprovechada por varios sacerdotes .-El autor
( Bocaccio ) , no crea fielmente en la religin , ya que desde su
punto de vista , los sacerdotes y monjas tambin cometan pecados
como cualquier otra persona .
3.13 ESTILOS : EL REALISMO: El texto nos presenta , personajes y
seres tal como son en el mundo , sin suavizarlos o exagerarlos . EL
EROTISMO: Tema amoroso ; relacionado a la dimensin corporal fsica y
sensual
3.14 El Decamern en su contexto literarioEl Decamern fue escrito
por Giovanni Boccaccio entre 1349 y 1351 , su ttulo completo es
Decamern o prncipe Galeotto. La palabra de origen griego decameron
significa diez das, y fue utilizada por Boccaccio en referencia
directa a la divisin en jornadas que constituye a la obra. Aunque a
decir verdad, la permanencia de los jvenes en el campo habra durado
catorce das, es decir dos semanas, no diez das; debido a que los
viernes y sbados suspendan sus actividades recreativas, hecho
puntualizado por Boccaccio a travs de Neifile en la conclusin de la
segunda jornada . El viernes es da de guardar porque en dicho da
muri por nosotros nuestro Salvador, por lo cual estimo conveniente
que no lo dediquemos a los cuentos sino a la oracin; el sbado es
elda en que las mujeres acostumbran lavarse la cabeza y quitarse de
encima el polvo y toda la mugre acumulada en la semana; en dicho da
tambin acostumbran reverenciar a la Virgen Madre de Dios, ayunar, y
dejar toda clase de trabajos para honrar el domingo venidero. Al
finalizar la sptima jornada se reiter la interrupcin de
actividades, con la consigna de reanudarlas el siguiente domingo.
De cualquier modo, el ttulo es adecuado si se toma en cuenta que
los das efectivos de narracin fueron diez.El objetivo de Boccaccio
era brindar un amigo y consejero, en forma de libro, a lasdoncellas
que lo necesitaran. Las variadas situaciones desplegadas en el
Decamernofreceran una amplia gama de sugerencias, que podan
seguirse o no, de acuerdo al sentido comn de cada una. El hecho de
que Boccaccio haya escrito un libro para esparcimiento de las
mujeres, lleva necesariamente a retomar la nocin, esbozada
previamente, de la importancia de conocer para qu pblico fue
concebida una obra. Cuando se evala el caso del Decamern, surgen
algunas interrogantes. Por ejemplo, por qu razn Boccaccio lo
escribi en lengua vulgar, si consideraba que el latn era un
lenguaje ms rico, con el que poda expresarse mejor. Para responder
a esta cuestin, hay que recordar que, aunado al hecho de que el
Decamern fue pensado como entretenimiento femenino, hay otro factor
fundamental y es que el latn era la lengua culta de la poca, pero
esa no era su nica caracterstica; su uso se volvi necesario a
consecuencia de la multiplicacin de lenguajes regionales, en otras
palabras, el latn era la herramienta de comunicacin, tanto en el
mbito poltico como en el mercantil, entre hombres que no podan
comprender el sinfn de lenguas existentes. Otro elemento cardinal
es que el latn, al ser la lengua utilizada para la formacin
acadmica, era prcticamente de uso exclusivo del sexo masculino. Por
lo tanto, si Boccaccio aspiraba a ser ledo por mujeres, deba
escribir en el idioma que stas pudieran leer.3.15 La religiosidad
de Boccaccio a travs del DecamernDurante la Edad Media los hombres
crean que las calamidades provenan del cielo como castigo por los
pecados cometidos, ahora bien, si el desastre era proporcional al
enojo divino, una pandemia tal como la de 1348 . Uno de los datos
primordiales que Boccaccio proporcion, esclarece la concepcin que
se tena de las causas de la enfermedad: la mortfera pestilencia, la
cual, por obra de los cuerpos superiores, o por nuestros actos
inicuos, que suscitaron la justa ira de Dios, fue enviada para
enmienda de los mortales. Estas lneas contienen de manera implcita
dos aspectos notables; el primero, una crtica a la humanidad
corrupta, que incluye a la Iglesia como componente ms; y el
segundo, la responsabilidad que Boccaccio asuma dentro del grupo de
los pecadores, al emplear el pronombre posesivo nuestros en
referencia a las faltas causantes del escarmiento divino. En esta
obra se puede advertir cmo la vida de una poderosa ciudad se
paraliz, cmo tuvo que transformarse y cmo la gente, por medio de
enormes peregrinaciones, intent detener el fulminante impulso de la
epidemia. A los florentinos, como a cualquier cristiano de la poca,
les resultaba lo ms lgico marchar a lugares santos, puesto que
exista la creencia de que Dios haba elegido lugares especficos para
la realizacin de milagros.
3.16 EL LUGAR DE BOCCACCIO Y EL DECAMERN EN LA CULTURA
URBANAGiovanni Boccaccio era ms que un comerciante. Aunque s
perteneci a la clase mercantil yfue cortesano en Npoles, se destac
como hombre de letras. Es fundamental sealar que l nose asuma a s
mismo como mercader, sin embargo, fue su temprana formacin como
tal, laque le permiti viajar y, en consecuencia, expandir su visin
del mundo.Boccaccio era un hombre que se ajustaba a los modelos
vigentes entre los intelectualesde la poca, aprendidos de los
escritores que le precedieron, as como de sus contemporneos;la
datacin que utilizaba es slo un botn de muestra: los aos de la
fructfera Encarnacindel Hijo de Dios haban llegado al nmero mil
trescientos cuarenta y ocho. 160 Este tipo defrmula era de uso
corriente en los manuscritos. 161En apartados anteriores se explic
la importancia de Npoles como punto de encuentroentre culturas y la
influencia que tuvo en la formacin de Boccaccio. Fue gracias a su
estanciaall, que pudo conocer de cerca a judos y musulmanes, y por
tanto, adentrarse en elconocimiento de sus costumbres y creencias.
Tambin le present la oportunidad de acercarsea sabios letrados,
miembros de la realeza y cristianos de otras regiones. As pues, su
paso por
3.17 APORTACIONES DEL DECAMERN A LA HISTORIA RELIGIOSARespecto
se han Extrado diversas noticias referentes a la manera en que se
vivi y transform la religiosidad durante la epidemia.Giovanni
Boccaccio se encontraba en Florencia cuando la enfermedad arrib,
por lo que su testimonio es de primera mano y fundamental para el
caso florentino, sin embargo, por otros testigos se sabe que las
reacciones entre la poblacin fueron equivalentes en otras ciudades
y regiones de cultura similar. Existen al menos cinco crnicas
contemporneas a la plaga, adems de la introduccin al Decamern, que
corroboran lo dicho por Boccaccio; la de Michelle de la Piazza,
situada en Sicilia; la escrita por Giovanni Villani, florentino que
sucumbi ante la enfermedad; la de Jean Venette referente a la regin
francesa de Nangis; la que Agolo di Tura escribi sobre Siena; y por
ltimo, la obra del mdico provenzal Gui de Chauliac. En todos estos
textos coinciden las descripciones sobre la desesperanza, el
abandono sufrido por los enfermos a raz del temor al contagio de
sus familiares y allegados; as como, el relajamiento moral de
algunos sobrevivientes y el endurecimiento de otros, como los
llamados flagelantes que se tomaron muy a pecho la cuestin de la
peste como castigo divino. CREENCIAS Y COSTUMBRES POPULARESA manera
de introduccin acerca del marco de creencias y costumbres de los
florentinos bajo medievales es pertinente enfatizar que el Decamern
contiene un amplio repertorio de ideas asociadas al cristianismo
del siglo XIV. Muchas de ellas relacionadas directamente con
ciertos ritos, tal es el caso de las oraciones, o algunas formas de
devocin como las procesiones y las peregrinaciones, estas ltimas lo
hacan particularmente con la fe en los santos y el culto a las
reliquias.Del mismo modo, gracias a la pluralidad de personajes
presentada por Boccaccio, puede identificarse en el relato de San
Arrigo el proceso habitual por el que la gente consideraba santo a
alguien, no as, el proceso formal de canonizacin, que no fue
aludido por el autor; igualmente, puede hallarse el retrato de
algunos individuos que se aprovechaban de la devocin de los dems.
La encarnacin del embaucador sin escrpulos es sin duda
Ciappelletto, que ejemplifica a lo largo de este captulo diversos
aspectos que enfadaban al autor del Decamern. Algunas historias son
ilustrativas de varios temas, y por tanto se citan repetidamente en
este trabajo. Asimismo, en el Decamern se pueden rastrear las
opiniones de Boccaccio, acerca de las creencias, las costumbres y
la forma en que stas se desarrollaban a su alrededor. Si bien en su
introduccin y eplogo, que son las secciones en que se expres con
voz propia, no hizo mencin explcita, a lo largo de las narraciones
abundan las referencias, que como indicado, no podan provenir de
otro lugar ms que del imaginario de Boccaccio, ya que la obra fue
su invencin.Un componente fundamentalmente protocolario que tena
presencia en el Decamern es el de la alabanza a Dios. Muchas
narraciones iniciaban de manera similar a sta: conveniente cosa es,
queridas amigas, que todo lo que el hombre se disponga a comenzar
lo haga siempre en el admirable y santo nombre de Aquel que es el
hacedor de todo. No se trata nicamente de cumplir un formulismo, de
algn modo Boccaccio compensaba los sealamientos negativos que
realizaba. A fin de cuentas tambin era un creyente, y probablemente
senta la necesidad de manifestarlo ante quien leyera su obra. Cabe
sealar que Boccaccio no pona en tela de juicio el cristianismo, de
hecho, en el siguiente ejemplo asever el poder del Espritu Santo a
travs de un judo, que en la narracin haba visitado Roma y
presenciado la corrupcin predominante en la Santa Sede: vuestra
religin aumenta y se vuelve ms clara y lcida cada da, me parece que
el mismo Espritu Santo tiene que ser fundamento de ella, y que es
la ms verdadera y las ms divina porque el mismo Espritu Santo la
apoya y la protege. Este hombre no hall otra explicacin para la
supervivencia de la Iglesia catlica ante tremenda descomposicin,
que se expondr con detenimiento en el apartado dedicado a la alta
jerarqua eclesistica y la Santa Sede.Claramente, la del judo era
una afirmacin cargada de sarcasmo, pero aun as expresa mucho sobre
la percepcin popular ante la situacin en Roma.En el horizonte
ideolgico bajomedieval tena primordial importancia la intermediacin
de los santos entre la gente y Dios. La nocin de la comunin de los
santos, extrada del Credo de los apstoles, sera precisamente la
intercesin de stos, en razn de ya se ha su pertenencia a la
comunidad de fieles, aunque en otro nivel, quienes gracias a sus
buenas acciones podan intervenir ante Dios.En tiempos de Boccaccio
la creencia en los santos como mediadores era cosa corriente. El
pueblo crea en los milagros y si se corra la voz de que haba un
santo en la regin, la gente se aglomeraba a su alrededor en un
santiamn, con la esperanza de que ste aliviara sus males: Toda la
gente de la ciudad acudi a la casa en que yaca su cuerpo y se lo
llevaron solemnemente a la iglesia mayor, a la que acudieron cojos,
tullidos, ciegos o impedidos a causa de otras enfermedades, seguros
de que sanaran con slo tocar aquel cuerpo bendito.Adems, Boccaccio
dej explcito testimonio sobre su concepcin personal acerca del
papel de enlace que tenan los santos con la Divinidad. Lo expres
por medio de Pnfilo, uno de sus personajes-narradores, miembro de
la brigada:Manifiesta cosa es que todas las cosas del tiempo son
transitorias y mortales, y que en s mismas y fuera de ellas se
hallan tan llenas de enojos, de angustia, de fatigas e infinitos
peligros, de las cuales nosotros, que vivimos mezclados y formamos
parte de ellas, no podramos escapar sin la especial gracia de Dios.
Y no creamos que dicha gracia descienda a nosotros por mrito
nuestro, sino por la benignidad de l y por los ruegos de quienes,
como nosotros, fueron mortales y, aun habiendo vivido en medio de
placeres, como l son ahora eternos y bienaventurados. Nosotros,
acaso poco audaces para presentar nuestro ruego ante tan grande
Juez, los invocamos a ellos para que, coma abogados conocedores de
nuestra fragilidad, lo hagan por nosotros. A la par de fijar su
postura, notoriamente puede percibirse un ejercicio de
identificacin con los santos, ya que en vida tambin fueron seres
humanos, ejemplares, eso s, pero tan humanos como el autor.
Boccaccio s consideraba legtima su veneracin, ya que, en efecto
intervenan en favor de sus seguidores. En ese sentido, es notable
la forma en que contrapuso la crtica hacia quienes abusaban de esta
creencia:Y tanta es la piadosa liberalidad que nos concede [Dios],
que no pudiendo en modo alguno la mirada de los mortales penetrar
en el secreto de la mente divina, sucede a veces que, ante tamaa
majestad, tomamos como intercesor a quien de ella ha sido para
siempre expulsado.Eso fue precisamente lo que ocurri en la narracin
que iniciaba con las reflexiones de Pnfilo: un mal hombre en vida,
pasa por santo y luego es llamado San Ciappelletto. De acuerdo al
razonamiento de Boccaccio, a pesar de la gravedad que tena
semejante acto, ste no afectaba a las vctimas del fraude debido a
la magnificencia de Dios y a su capacidad de discernir la
sinceridad de los ruegos. As, Dios pasara por alto el hecho de que
el pretendido mediador no fuera honesto, ya que sera una injusticia
de su parte dejar de atender las splicas realizadas a travs de
falsos mrtires.Por lo tanto es acertado afirmar que Boccaccio daba
crdito a la efectividad de las plegarias. l tena conocimiento de
ciertos santos, que ayudaban a sus fieles en situaciones
especficas, incluso hizo referencia a la deprecacin especialmente
til para los caminantes en los inseguros caminos del amor, en los
cuales, a quien no ha rezado la oracin de San Julin el
Hospitalario, pese a encontrar buena cama, muy a menudo puede ir a
dar a una mala posada. Este santo debi ser popular entre los
comerciantes, a causa de la movilidad inherente a su modo de vida.
Boccaccio aprovech la coyuntura del viaje de un mercader, para
informar por medio de ste, de algunos rezos especficos.Boccaccio no
slo retrat a los laicos abusivos, como Ciappelletto, tambin present
el caso de frailes conscientes de la falsedad de alguna reliquia
que llevaban ante los feligreses, para obtener mayores limosnas:
los ingenuos parroquianos reunidos en la iglesia volvieron a sus
casas despus de la misa, felices de haber odo que esa misma tarde
veran una pluma del ngel Gabriel. Esta pluma era en realidad de
loro egipcio, y el fraile lo saba. Boccaccio crea que si los
pobladores de pequeos pueblos y aldeas conocieran ms sobre aves
exticas, no seran vctimas de estos defraudadores tan fcilmente, en
otras palabras, justificaba su inocencia con su ignorancia.Se ha
dicho ya que Boccaccio crea que Dios no poda ignorar a los ingenuos
que volcaran sus esperanzas en la mediacin de un falso santo, esto
se vincula directamente con una nocin que aparece frecuentemente lo
largo del Decamern: la Justicia Divina.A diferencia del Dios del
Antiguo Testamento, que era ms severo, la imagen del Dios
paternalista y protector de los inocentes del Nuevo Testamento se
haba consolidado. Por lo tanto, es acertado afirmar que Boccaccio
crea que el Seor, en su omnipotencia, cuidaba y evitaba que le
ocurrieran injusticias a inocentes.Dentro del marco referencial
medieval destaca tambin la visin que se tena del ser humano como
creacin de Dios. No obstante, en el argumento de un cuento enfocado
a hacer mofa de una familia florentina de rasgos toscos y
desagradables, Boccaccio, de nueva cuenta a travs de uno de los
jvenes protagonistas, en esta ocasin de fa cre a ese linaje antes
que a otros, a manera de ensayo y antes de perfeccionar su
tcnica.Ciertamente no era ms que un chiste, pero implicaba, de
manera involuntaria, la falibilidad humana, expuso que Dios.
LOS PECADOS Y SU RELACIN CON EL MS ALLEl establecimiento del
Purgatorio en el imaginario cristiano fue ms bien tardo, como ya se
ha mencionado. Resulta de suma importancia recordar que surgi como
tercer lugar durante el siglo XI, ofreciendo la posibilidad de
redimir los pecados en un lugar intermedio entre el Reino de los
Cielos y el Infierno. La ayuda de los vivos a la salvacin de las
almas de los muertos era fundamental en este esquema.La idea del ms
all que Boccaccio retrat en el Decamern es muy similar a la que
Dante transmiti con la Comedia. Ambos autores relacionaban el
purgatorio con un fuego purificador, a diferencia del fuego eterno
del infierno. En un relato del Decamern se describe cmo se
imaginaban el purgatorio, a sus habitantes y su vinculacin con el
mundo de los vivos.Por otro lado, Boccaccio se ocup de integrar
informacin en el Decamern sobre algunos pecados capitales y su
correlacin con el infierno. Esta clase de pecados se categoriza as
porque se considera que son el punto de partida para la comisin de
ms pecados, en otras palabras, favorecen la propensin del individuo
a caer en todo tipo de tentaciones. Entre ellos destacan por su
aparicin en la obra: la lujuria, la avaricia y la gula.Sobre la
lujuria, en una narracin un fraile le dijo a una mujer casada que
deba dejar a su amante, ya que: [...] si persista en mantener tal
relacin, ira a parar a la misma boca del diablo en lo ms profundo
del infierno y sus llamas tormentosas. Dichas llamas equivalan al
fuego eterno, mencionado en prrafos previos, en otras palabras,
eran sufrimiento perpetuo.La diferencia con las flamas
purificadoras del purgatorio radicaba precisamente en su duracin,
ya que estas ltimas no eran infinitas.En cuanto al pecado de la
avaricia aparecen varios casos en el Decamern. Destaca un cuento
que muestra dos tipos de religiosos ambiciosos, el primero un alto
jerarca que se hizo enterrar ataviado con sus joyas, el otro el de
un clrigo dispuesto a saquear su tumba. Dos perfiles de un mismo
pecado. Uno posea riquezas que prefiri llevarse consigo al morir,
el otro no tena mucho pero lo anhelaba y estaba dispuesto a hacer
lo necesario.Un ltimo asunto que vale la pena sealar es que del
siglo XIII data el nfasis contable de las penas, es decir, se medir
proporcionalmente el tiempo pasado en pecado en la tierra y el
pasado en los tormentos del purgatorio, el tiempo de los sufragios
ofrecidos por los difuntos en el proceso de purgacin, y el tiempo
de la aceleracin de la liberacin del purgatorio.En otras palabras,
la expiacin y reparacin estaban regidas por un orden de justicia,
en otras palabras, de acuerdo a la gravedad del pecado, era la
penitencia ALMAS PENITENTESEn el Decamern surge recurrentemente la
figura de almas en pena a consecuencia de sus pecados. Las
apariciones se interpretaban como la reafirmacin de la existencia
posterior a la muerte, ya que sus protagonistas volvan con la
intencin de prevenir a los vivos lo que les esperaba en el ms all;
tambin exista la creencia de espritus atados a este planoEl
sufrimiento de ambos espritus se repetira a perpetuidad. El
castigo, tal cual como fue descrito por el espectro, se reiteraba
cada semana, pero adems, les ocurran penurias adicionales en cada
lugar en el que ella hizo o pens maldades hacia el joven. El
infierno no era suficiente para expiar el dao hecho por los jvenes.
En este pasaje adems, reaparece la informacin sobre lo imperdonable
del suicidio.De acuerdo a Boccaccio, tambin haba almas que
regresaban momentneamente, por el deseo de transmitir algo a sus
seres queridos. De manera similar a la aparicin en sueos que ha
sido sealada, pero materializndose durante la vigilia.De este modo
lo expres el autor, en un relato sobre dos amigos que tenan un
trato, consistente en que el primero que muriera deba volver a
contarle al otro cmo era el ms all: Al tercer da de haber muerto
(tal vez por no haberle sido posible hacerlo antes), se apareci en
el cuarto de Meuccio, que dorma profundamente. Segn la historia, el
fantasma le inform a su amigo los detalles que saba sobre penas y
pecados, y antes de despedirse, acordaron de que el vivo mandara
decir misas y rosarios y dar limosnas para el sufragio de las
almas, porque estas cosas ayudan mucho en el ms all. 3.18
ACTIVIDADES DEVOCIONALESClaramente la religiosidad era una cuestin
cotidiana. Aunque algunos das tenan mayor relevancia que los dems
en cuestiones litrgicas. En ese sentido, los viernes y los sbados,
por ejemplo, deban dedicarse a asuntos piadosos. Inclusive los
protagonistas de la huida a la campia suspendieron sus sesiones
narrativas los fines de semana:Maana ser viernes y pasado maana
sbado, das que resultan tediosos para algunos a causa de los
ayunos. El viernes es da de guardar porque en dicho da muri por
nosotros nuestro Salvador, por lo cual estimo conveniente que no lo
dediquemos a los cuentos sino a la oracin; el sbado es el da en que
las mujeres acostumbran lavarse la cabeza y quitarse de encima el
polvo y toda la mugre acumulada en la semana; en dicho da tambin
acostumbran reverenciar a la Virgen Madre de Dios, ayunar, y dejar
toda clase de trabajos para honrar el domingo venidero. Asimismo se
sabe que los domingos haba misas y en definitiva se trataba de un
da de relajacin: Porque hasta el mismo Dios descans de todas sus
fatigas el sptimo da, como lo quieren las leyes sagradas y las
civiles, las cuales considerando la honra debida a Dios y el bien
comn, distinguen muy bien entre los das de trabajo y los das de
descanso.La mencin de los domingos destinados a reposar de las
actividades diarias aparece tanto en los cuentos como en la
narracin estructural sobre los miembros de la brigada. stos
descansaban los domingos, como se aprecia en la cita de las lneas
anteriores, No obstante, al buscar la mencin al otro domingo que
pasaron en el campo, sali a relucir una asunto curioso, y es que
los jvenes acudieron a misa el segundo domingo (jornada VIII) de su
estancia campestre, sin embargo, el primero (jornada III) o no
asistieron o Boccaccio se olvid de escribirlo; aun cuando la
introduccin correspondiente es una de las ms largas del libro, ya
que en ella se describi con detenimiento una villa vecina, a la que
los protagonistas decidieron viajar para pasar ese da, a no ms de
dos mil pasos de distancia de su refugio. Sobre el da que s
acudieron a misa, es decir el segundo domingo Boccaccio especific:
cerca de la hora de tercia hallaron una iglesita cercana y en ella
asistieron al divino oficio es decir, alrededor de las 9 de la
maana aproximadamente.Paralelamente a la rutina cotidiana haba
otros elementos fundamentales de culto, como las procesiones y
peregrinaciones, que no podan realizarse con la misma habitualidad
debido a su magnitud.En prrafos previos se ha destacado la
importancia que los florentinos concedan a las procesiones y cmo
recurrieron a ellas en un desesperado intento de detener el empuje
de la peste. Las marchas a Tierra Santa eran comunes por diversas
causas. En el noveno cuento de la novena jornada, Boccaccio present
la historia de dos hombres que se dirigan a Jerusaln en busca de
consejo. Al volver ambos eran ms sabios. La transformacin de estos
personajes insina la posibilidad de hallar iluminacin en este tipo
de periplos.Por otro lado, la prctica de la confesin era muy
valorada por la Iglesia, sobre todo tratndose de la de un
moribundo, puesto que el arrepentimiento ofreca una posibilidad de
perdn para no terminar en el infierno. No obstante, Boccaccio
retrat a un hombre que le rest total importancia a esta usanza. As
se retrata en la historia de Ciappelletto, quien como ltima prueba
de su maldad, enga al fraile que lo confesaba en su lecho de
muerte, contndole tantas mentiras que, como se recordar, fue
declarado santo.En otro cuento, Boccaccio relat la historia de una
joven que contaba mentiras a su confesor, para usarlo como su
mensajero de amor, sin que l se percatara de lo que ocurra.La mera
descripcin del contenido de la historia lo dice todo: Bajo secreto
de confesin y simulando pursima conciencia, una mujer enamorada de
un joven induce a un clebre religioso, sin que ste se d cuenta, a
procurarle el medio de satisfacer sus deseos. Este clrigo destaca
por su ingenuidad, de los que en general presentaba Boccaccio, pero
el punto principal es sealar el poco valor que algunos individuos
daban al acto de la confesin.Adems, hay que reiterar la presencia
en el Decamern de las versiones masculina y femenina de este tipo
de farsante.Sobre la confesin, el Decamern informa otras
caractersticas, por ejemplo, que se acostumbraba realizar en
ciertas fechas solemnes, como la Navidad, as, el autor relata que
una mujer que viva prcticamente recluida en su hogar, debi pedir
permiso especial a su marido para poder confesarse y comulgar como
todos los cristianos. En este orden de ideas, vale la pena recordar
que en, el cuarto Concilio de Letrn determin la obligatoriedad de
la confesin auricular, es decir de boca a oreja, por lo menos una
vez al ao para todos los cristianos en edad adulta
3.19 LOS RELIGIOSOSEl Decamern, como texto edificante, presenta
dos figuras clericales: la correspondiente a un ideal a seguir y la
que debera ser erradicada, ambas de acuerdo al criterio de
Boccaccio. Ciertamente, Boccaccio no formul estas categoras de
manera explcita, pero podemos inferir a quin admiraba y a quin
despreciaba por la forma en que hizo referencia a determinadas
conductas, loables o reprochables segn el tono de la narracin. Ya
que es posible rastrear juicios de valor en el Decamern, la cuestin
consiste meramente en dilucidar las caractersticas propias de cada
tipo de eclesistico.Dentro de su obra aludi en varias ocasiones a
que era de conocimiento popular la viciosa y sucia vida de los
clrigos. Afirmaciones de esa clase, como se ha sealado, eran
recurrentes, se trataba de una cuestin de dominio pblico, por lo
que se comprende parcialmente el porqu de la popularidad del
Decamern y no su inmediata satanizacin.En contraposicin a los
religiosos descarriados, Boccaccio present la figura del
eclesistico perfecto, que en su opinin sera aquel capaz de
despojarse de su riqueza y comodidades, tal como hiciera San
Francisco: curiosamente present este ideal de alejamiento de lo
material, hablando de un hombre que despus de enviudar decidi
abandonar el mundo junto con su hijo, es decir no se trataba de un
religioso, sino de un laico.En realidad el propsito de Boccaccio
con esta ancdota era doble; la de demostrar que, aun alguien
educado sin malas influencias sufra la misma vulnerabilidad con
influencias de esta especie. No hay que pensar slo en las
cuestiones materiales, sino tambin, y quiz principalmente, en las
tentaciones de la carne, que como ha sido sealado reiteradamente,
el autor consideraba inherentes al hombre y la mujer. Y en segundo
lugar, lo que interesa ms del fragmento para los fines de este
trabajo es la visin idealizada, expuesta por Boccaccio, sobre el
abandono del mundo y lo que se consideraba una formacin pura. ALTA
JERARQUA ECLESISTICAEl Decamern informa de la intervencin que
ciertos papas tenan en poltica. El caso especfico es el del papa
Bonifacio VII y su mediacin entre gelfos negros y
blancos.Seguramente el autor estaba al tanto de su actividad
poltica por lo reciente de su pontificado.Boccaccio tambin mencion
al papa Bonifacio para enfatizar su enorme poder. Al mismo tiempo
reconoci su generosidad y rectitud, pues a peticin de un abad de
Cluny de identidad desconocida, que solicitaba el favor para un
hombre cado en desgracia que lo haba ayudado, el Papa pudo
reconocer en l a un hombre de gran vala, no slo le concedi su
perdn, sino que lo nombr caballero de los Hospitalarios y le dio un
gran priorato de esa orden.Un elemento muy interesante es la
representacin de Roma como lugar de perdicin.En otro cuento, un
mercader europeo intentaba convencer a su amigo judo, de
nombreAbraham, de que se convirtiera al cristianismo, ya que lo
apreciaba de verdad y no quera que su alma se perdiera por tener la
religin equivocada. El judo le dijo a su amigo, que antes de hacer
tal cosa debera ir a Roma a ver por s mismo al vicario de Dios en
la tierra, lo que en lugar de generar alegra en el cristiano lo
hace pensar que si [su amigo] va a la corte deRoma y ve la corrupta
y malvada vida de los clrigos, no slo no se convertir al
cristianismo, sino que, siendo cristiano, abrazara al punto la fe
judaica. una pequea comitiva. Por supuesto, la eleccin de un
disfraz masculino tiene relevancia, si no, simplemente se hubiera
disfrazado de abadesa; as que probablemente no slo buscaba el
amparo de la Iglesia; quiz las abadesas no tenan la misma movilidad
que los abades, lo que facilitara que fuese descubierta. De
cualquier modo el resultado fue el esperado, ir caracterizada como
abad la mantuvo a salvo.Entonces, la cuestin del respeto hacia los
representantes de la alta jerarqua eclesistica no era universal,
variaba regionalmente y por tipos de gente. En este contexto, el
lder de un grupo de vieneses renegados por Roma, debido a
cuestiones meramente polticas, manifest al mismsimo abad de Cluny
que no los atemorizaba: habis llegado a un lugar donde slo le
tememos a Dios, y donde las excomuniones y los interdictos carecen
de todo valor. Claramente, la Santa Sede sola valerse de dichas
herramientas para someter a quien se opusiera a sus intereses o a
sus aliados. MONJES Y RDENES MENDICANTESEn el Decamern el catlogo
de religiosos con comportamiento indebido es muy amplio.Curas y
frailes se valan de cualquier artimaa para seducir mujeres, incluso
convencindolas de que se haca un favor a Dios al ceder a sus
deseos. Para ejemplificar esto, nada mejor que la historia de un
fraile de muy dudosa reputacin en su lugar de origen, que decidi
mudarse aVenecia para seguir con sus pilleras impunemente, donde
nadie lo conociera; se haca llamar fray Alberto y convenci a una
mujer en extremo vanidosa de que el ngel Gabriel se haba enamorado
de ella, por lo que nicamente debi presentarse en casa de la mujer
por la noche, disfrazado, para que sta cayera redonda en la trampa.
El Decamern muestra que tambin haba religiosos que se consideraban
a ellos mismos por encima del resto de los hombres. A lo largo de
este captulo se ha sealado que los eclesisticos abusaban
constantemente de su posicin para lograr satisfacer sus deseos. Sin
embargo, hay un cuento en el que un religioso fue timado a
consecuencia de su vanagloria, este ejemplo es excepcional, ya que
usualmente los laicos eran las vctimas y no los victimarios de los
engaos: Quiero contaros una burla hecha realmente por una hermosa
dama a un clebre religioso; una burla placentera a todo secular,
porque los religiosos, con sus costumbres nuevas, con su creencia
de que valen ms y saben ms que los otros, a la postrePor otro lado,
la doble moral y el cinismo se manifestaron en la narracin de
Dionea sobre un monasterio famoso por su santidad, en el que un
monje, que cometi un pecado merecedor de muy severo castigo, escapa
a ste al reprender hbilmente al abad por haber hecho lo mismo. Esto
significa que las faltas se cometan en todos los niveles
jerrquicos.Por supuesto no podan faltar en el muestrario las monjas
y abadesas con vida sexual.Hay un cuento en el que ocurre algo
similar al ejemplo precedente. Incluso se repite la frmula del
relato: existi en Lombarda un monasterio muy famoso por la devocin
y severidad de su regla, en el cual entre otras monjas, haba una
joven de sangre noble y de extraordinaria hermosura, llamada
Isabetta. Esta monja se enamor de un joven con el que logr tener
varios encuentros al interior de monasterio. Al intentar la madre
superiora capturarla infraganti, sali aprisa de su celda, con los
calzones de un sacerdote en la cabeza.Tras la vergenza de ser
descubierta, termin dando permiso a todas las monjas de que
hicieran lo que les placiera. La diferencia con el cuento anterior,
es que en este relato la doble moral se intercambi por un absoluto
cinismo.Existe otro asunto relacionado con las monjas promiscuas,
se trata de la discrecin con que en una narracin se manejaron sus
embarazos y el nacimiento de sus monjecitos. Incluyendo a la
abadesa. Por diversas circunstancias se qued en el convento hasta
envejecer, de este modo fue que tuvo muchos hijos, conjuntamente a
las monjas. Segn Boccaccio, los ministros de la fe no slo pecaban
de lujuria, al mismo tiempo se daban una vida llena de lujos, es
as, que se hacan enterrar con sus riquezas, lo que lleva
obligadamente a revisar a otro cuento, en que unos clrigos
avariciosos, enterados de un entierro fastuoso, intentaron saquear
la tumba para enriquecerse ellos mismos. El segundo es de una
naturaleza totalmente distinta, puesto que tiene que ver
conBoccaccio y sus recursos narrativos. Tal como se ha venido
sealando, se vala de sus personajes para transmitir lo que pensaba
acerca de algn asunto. Si bien, nuevamente se trata de una acusacin
muy grave, la realiz resguardado por sus personajes, como si la
molestia e irritacin fueran de ellos. De tal modo poda deslindarse,
en cierta medida, de dichas afirmaciones y aminorar un poco el peso
de sus sealamientosAhora bien, Boccaccio hizo alusin a frailes de
distintas rdenes, pero al parecer los que ms le atraan e
interesaban eran los franciscanos. Como ya ha sido mencionado,
estaba al corriente del principio bsico de renunciar a la riqueza
para dedicar la vida al servicio deDios. Y en este tenor comunic
cmo, poco a poco, los miembros que ingresaban a dichas comunidades,
en principio con las mejores intenciones y toda la vocacin,
terminaban corrompindose tambin: mientras los antiguos frailes
procuraban la salvacin de los hombres, los de hoy procuran tener
mujeres y riquezas. Pero no se ha abordado el caso de las
religiosas. Al hablar de las monjas que sobrevivieron a la
epidemia, Boccaccio, a travs de Pampinea cont: [] las recluidas en
los monasterios ponerse a pensar que les conviene a ellas lo que
hacen las dems, y rota ya la obediencia a las leyes, entrganse a
los placeres carnales y se tornan lascivas y disolutas. Su parecer
es muy claro, y nuevamente lo enuncia por medio de uno de sus
personajes, curiosamente uno femenino. Cabe destacar que en el caso
de las religiosas, no mencion ningn aspecto rescatable, como si
hizo en varias oportunidades con los religiosos.Estos son slo
algunos ejemplos, en el Decamern abundan las historias de monjes,
clrigos y frailes ladrones, avaros, fraudulentos, lujuriosos y un
largo etctera. El retrato de esta clase de personajes denota la
decadencia de los miembros de la Iglesia, presenciada de manera
cotidiana tanto por Boccaccio como por sus contemporneos.
3.20 NECESIDAD DE REFORMAEl desarrollo de la Iglesia ha ocurrido
en dos planos paralelos, pero a velocidades dismiles.Por un lado
est el camino de la lenta absorcin y modificacin de ciertas
creencias o costumbres, que se ha efectuado en el nimo de no perder
o de adquirir ms adeptos. La otra va es la de la implementacin de
reformas ante situaciones alarmantes. En ese sentido, hay que
reconocer que la necesidad y la intencin de cambiar han estado
presentes en muchas ocasiones a lo largo de la historia, sin
embargo, el alcance reformista no ha sido suficiente para lograr
giros significativos.Giovanni Boccaccio estaba plenamente
consciente de lo que ocurra en y con la Iglesia de su tiempo. Sin
embargo, no se atrevi a sugerir explcitamente una reforma. Lo que s
hizo, fue apuntalar las fallas que perciba.Y eso fue precisamente
lo que realiz al narrar la historia de la visita del judoAbraham a
Roma, bosquejada en lneas previas. Boccaccio por medio de Abraham
describi profusamente la decadencia de Roma.No se trataba de
sealamientos menores, los pecados cometidos por la alta jerarqua
eclesistica eran numerosos, pero este comportamiento no era
privativo de los habitantes de la Santa Sede. En ese sentido,
destaca el caso del inquisidor franciscano, que aun perteneciendo a
una orden consagrada a la pobreza, adoleca de los mismos males,
iniciando procesos contra personas de buena posicin econmica para
obtener de ellos la mayor riqueza posible, sin importarle en
realidad si los indiciados eran herejes, pecadores o inocentes.Al
margen de las denuncias de Boccaccio, es evidente que a travs del
Decamern tambin se pueden desentraar factores de su propia
religiosidad, como la importancia que conceda a la mediacin de los
santos, del mismo modo que el apoyo de los vivos a los pecadores en
el ms all. Y en el eje de toda mediacin, la Iglesia tena el papel
central y dominante, pues es quien acercaba a los fieles con las
reliquias de los santos, y se haca cargo de oficiar las misas por
las almas de los muertos, entre otras acciones.No hay que olvidar
que Boccaccio responda a ciertos cnones y estilos. Tena costumbres
y nociones similares a las de sus contemporneos. Sobre su ideologa,
vinculada a su carcter de mercader, destaca la creencia en un santo
como San Julin, as como su visin del purgatorio ms parecido a la de
Dante que a la propuesta por la propia Iglesia.3.21.-
COMPARACIONES: Repose en ella como en aquello que es eterno.
Atiende nuestras peticiones como si le llegaran por intercesin.
Tena el odo fino como todos los enfermos. El cuerpo era como el de
un cuerpo arrojado en tierra profana. Puro como cuando Sal del seno
de mi madre. Le bendijo como al ms prudente y virtuoso de los
hombres. Morir como buen cristiano. Se dirigan a l como si fuera un
santo. Amenazas pronunciadas en un tono tan fuerte como si se
tratara de castigar a un epicreo. Me destrozaba el lado izquierdo
como si quisiera arrancarme el corazn.3.22. HIPERBOLES:Cuando
Arigue muri todas las campanas de la gran iglesia de Treviso
sonaron ellas solas sin que nadie las tocara.
3.23ARGUMENTOS:
El Decamern es un libro constituido por un centenar de cuentos,
algunos de ellos casi novelas cortas, terminado por Giovanni
Boccaccio en 1353, alrededor de tres temas: el amor, la
inteligencia humana y la Fortuna. Para engarzar este centenar de
historias, Boccaccio estableci un marco de referencia narrativo o
cornice narrativa. Se inicia as con una descripcin de la peste
bubnica (la epidemia que golpe Florencia en 1348, vase: Peste
negra), lo que da motivo a que un grupoo de siete jvenes mujeres y
tres hombres que huyen de la plaga se refugien en una villa en las
afueras de Npoles. Para pasar el tiempo, cada miembro del grupo
cuenta una historia por cada una de las diez noches que ellos pasan
en la villa, lo que da nombre en griego al libro: Deca hemeron,
diez das. De esta manera se relatan las 100 historias en total. La
importancia del Decamern estriba en gran parte en su muy cuidada y
elegante prosa, que estableci un modelo a imitar para los futuros
escritores del Renacimiento, pero tambin en haber constituido el
molde genrico de la futura novela cortesana, no slo en Italia a
travs de los llamados novellieri (Franco Sachetti, Mateo Bandello,
Gerardi Cinthio etc.) sino en toda Europa (El patrauelo de Juan de
Timoneda, las Novelas ejemplares de Cervantes, etc.). Por otra
parte, las circunstancias descritas en el Decamern estn altamente
influidas con un sentido medieval de numerologa y mstica. Por
ejemplo, se cree extensamente que las siete jvenes mujeres
representan las cuatro Virtudes cardinales y las tres Virtudes
teolgicas (Prudencia, Justicia, Templanza, y Fortaleza) (Fe,
Esperanza, y Amor). Y se supone que los tres hombres representan la
divisin tripartita griega tradicional del alma (Razn, Clera, y
Lujuria). El mismo Boccaccio indica que los nombres que l dio para
estos diez personajes son de hecho seudnimos "elegidos
apropiadamente de acuerdo a las cualidades de cada uno". Los
nombres italianos de las siete mujeres, en el mismo orden
significativo segn el texto original son: Pampinea, Fiammetta,
Filomena, Emilia, Laureta, Neifile, y Elissa. Los nombres de los
varones son: Panfilo, Filostrato, y Dioneo. El Decamern es un
trabajo distintivo, que describe detalladamente los efectos fsicos,
psicolgicos y sociales que la peste bubnica ejerci en esa parte de
Europa. Los argumentos bsicos de las historias no deben ser tomadas
como invenciones de Boccaccio; de hecho, se basan en fuentes
italianas ms antiguas, o en algunas ocasiones en fuentes francesas
o latinas. Cabe mencionar que un nmero de las historias contenidas
dentro del Decameron aparecen ms adelante en los Cuentos de
Canterbury de Chauces. Sin embargo, Chaucer probablemente no estaba
familiarizado directamente con El Decamern. Probablemente l utiliz
otras fuentes espaolas y latinas comunes, como material que tambin
fue una fuente de inspiracin para los trabajos de Boccaccio. Las
escenas del Decamern fueron temas populares para los pintores
renacentistas tales como Tiziano. En 1970, Pier Paolo Pasolini
realiz un filme basado en algunas de las historias de este libro.
Se puede considerar la obra de Boccaccio como un adelanto
considerable de la literatura de su poca, pues las caractersticas
del Decamern son un anticipo de la concepcin profana del hombre a
que lleg el Renacimiento. La ausencia de rasgos fantsticos o
mticos, as como la burla hecha a los ideales medievales, son, entre
otros, los rasgos que definen al Decamern como un texto
profundamente antropocntrico y humanista. Los personajes de
Boccaccio son seres comunes, defectuosos y desprovistos de
cualquier valor noble, caballeresco o corts; por el contrario se
destacarn los ladrones, embusteros y adlteros, y la astucia de los
mismos para triunfar en las situaciones descritas; a diferencia de
la antigua concepcin medieval donde el protagonista o hroe de la
historia posea facultades inerentes a su ser, como la belleza o la
fuerza, y asociadas siempre a la nobleza y la divinidad.
Finalmente, el fuerte sentido anticlerical de las historias de
Boccaccio hace pensar en las pocas que vendrn ms adelante, donde
los ideales feudales y cristianos sern atacados por las nuevas
concepciones que sitan al hombre como centro del mundo.3.24 .-
MENSAJES: El Decamern es un libro constituido por cien cuentos,
algunos de ellos casi novelas cortas, terminado por Giovanni
Boccaccio en 1351, alrededor de tres temas: el amor, la
inteligencia humana y la fortuna.Para engarzar estas cien
historias, Boccaccio estableci un marco de referencia narrativo o
cornice narrativa. Se inicia as con una descripcin de la peste
bubnica (la epidemia qu golpe Florencia en 1348, vase: Peste
Negra), lo que d motivo a que un grupo de siete jvenes mujeres y
tres hombres que huyen de la plaga se refugien en una villa en las
afueras de Florencia. Para pasar el tiempo, cada miembro del grupo
cuenta una historia por cada una de las diez noches que ellos pasan
en la villa, lo que da nombre en griego al libro: Deca hemeron,
diez das. De sta manera se relatan las cien en total.Adems cada uno
de los diez personajes se nombra jefe del grupo por cada uno de los
diez das alternadamente. Este liderato se extiende a dictar el
contenido de las historias para ese da, de modo que haya una
organizacin muy floja de los cuentos (aunque la adherencia a este
concepto no es muy estricta). Los temas son casi siempre profanos,
a tono con la mentalidad burguesa que empezaba fraguarse en
Florencia: la inteligencia humana, la fortuna y el amor. Van desde
``historias de mala suerte que inesperadamente cambian hacia
felicidad`` (el da dos, bajo el liderazgo de Filomena) hasta
historias considerablemente ms interesantes de ``mujeres que juegan
engaos con sus maridos`` (di siete, bajo el mandato de Dioneo).
Cada da tambin incluye una breve introduccin y un conclusin que
continan con la base de cuentos que describen otras actividades
diarias adems del relato de historias. Estos interludios del cuento
incluyen con frecuencia las transcripciones de canciones populares
italianas en verso. 3.25 - TEMAS: -PRIINCIPAL: VALORES Fe Confianza
Gentileza Honor Piedad Nobleza Verdad Bondad Amistad
Amor-SECUNDARIOS: ANTIVALORES: Blasfemia
4. CUENTOS DE LA OBRA DECAMERONEl cocinero Chichibio: Currado
Gianfiglazzi se distingua en nuestra ciudad como hombre eminente,
liberal y esplndido, y viviendo vida hidalga, hall siempre placer
en los perros y en los pjaros, por no citar aqu otras de sus
empresas de mayor monta. Pues bien; habiendo un da este caballero
cazado con un halcn suyo una grulla cerca de Pertola y hallando que
era tierna y bien cebada, se la mand a su vecino, excelente
cocinero, llamado Chichibio, con orden de que se la asase y
aderezase bien. Chichibio, que era tan atolondrado como pareca, una
vez aderezada la grulla, la puso al fuego y empez a asarla con todo
esmero.Estaba ya casi a punto y despeda el ms apetitoso olor el
ave, cuando se present en la cocina una aldeana llamada Brunetta,
de la que el marmitn estaba perdidamente enamorado; y percibiendo
la intrusa el delicioso vaho y viendo la grulla, empez a pedirle
con empeo a Chichibio que le diese un muslo de ella. Chichibio le
contest canturreando: -No la esperis de m, Brunetta, no; no la
esperis de m. Con lo que Brunetta irritada, salt, diciendo: -Pues
te juro por Dios que si no me lo das, de m no has de conseguir
nunca ni tanto as.Cuanto ms Chichibio se esforzaba por
desagraviarla tanto ms ella se encrespaba; as es que, al fin,
cediendo a su deseo de apaciguarla, separ un muslo del ave y se lo
ofreci.Luego, cuando les fue servida a Currado y a ciertos
invitados, advirti aquel la falta y extrandose de ello hizo llamar
a Chichibio y le pregunt qu haba sido del muslo de la grulla. A lo
que el trapacero del veneciano contest en el acto, sin
atascarse:-Las grullas, seor, no tienen ms que una pata y un
muslo.Amoscado entonces Currado, opuso:-Cmo diablos dices que no
tienen ms que un muslo? Crees que no he visto ms grullas que
sta?-Y, sin embargo, seor, as es, como yo os digo; y, si no, cuando
gustis os lo demostrar con grullas vivas -arguy Chichibio.Currado
no quiso enconar ms la polmica, por consideracin a los invitados
que presentes se hallaban, pero le dijo:-Puesto que tan seguro ests
de hacrmelo ver a lo vivo -cosa que yo jams haba reparado ni odo a
nadie- maana mismo, yo dispuesto estoy. Pero por Cristo vivo te
juro que si la cosa no fuese como dices, te har dar tal paliza que
mientras vivas hayas de acordarte de mi nombre.Terminada con esto
la pltica por aquel da, al amanecer de la maana siguiente, Currado,
a quien el descanso no haba despejado el enfado, se levant
cejijunto, y ordenando que le aparejasen los caballos, hizo montar
a Chichibio en un jamelgo y se encamin a la orilla de una albufera,
en la que solan verse siempre grullas al despuntar el da.-Pronto
vamos a ver quin de los dos ha mentido ayer, si t o yo -le dijo al
cocinero.Chichibio, viendo que todava le duraba el resentimiento al
caballero y que le iba mucho a l en probar que las grullas slo
tenan una pata, no sabiendo cmo salir del aprieto, cabalgaba junto
a Currado ms muerto que vivo, y de buena gana hubiera puesto pies
en polvorosa si le hubiese sido posible; mas, como no poda, no haca
sino mirar a todos lados, y cosa que divisaba, cosa que se le
antojaba una grulla en dos pies.Llegado que hubieron a la albufera,
su ojo vigilante divis antes que nadie una bandada de lo menos doce
grullas, todas sobre un pi, como suelen estar cuando duermen.
Contentsimo del hallazgo, asi la ocasin por los pelos y,
dirigindose a Currado, le dijo:-Bien claro podis ver, seor, cun
verdad era lo que ayer os dije, cuando asegur que las grullas no
tienen ms que una pata: basta que miris aqullas.-Espera que yo te
har ver que tienen dos -repuso Currado al verlas. Y, acercndoseles
algo ms, grit-: Joj!Con lo que las grullas, alarmadas, sacando el
otro pie, emprendieron la fuga. Entonces Currado dijo, dirigindose
a Chichibio:-Y qu dices ahora, tragn? Tienen, o no, dos patas las
grullas?Chichibio, despavorido, no sabiendo en dnde meterse ya,
contest:-Verdad es, seor, pero no me negaris que a la grulla de
ayer no le habis gritado Joj!, que si lo hubierais hecho,
seguramente habra sacado la pata y el muslo como stas han hecho.A
Currado le hizo tanta gracia la respuesta que todo su resentimiento
se le fue en risas, y dijo:-Tienes razn, Chichibio: eso es lo que
deb haber hecho.Y as fue como gracias a su viva y divertida
respuesta, consigui el cocinero salvarse de la tormenta y hacer las
paces con su seor.
El hermano limosneroSegn habris odo decir, Certaldo es una
poblacin del valle de Elsa, que depende del Estado de Toscana.
Aunque ahora tiene ese pueblo escasa importancia, lo habitaban en
otro tiempo gran nmero de caballeros y de personas acomodadas. Un
religioso de San Antonio, llamado hermano Cebolla, y conventual de
Florencia, acostumbraba a visitarlo todos los aos para recoger las
limosnas de los tontos y los imbciles. Su misin era tanto ms
agradable cuanto que la colecta aumentaba y se le reciba
perfectamente, no por sus mritos personales, sino ms bien por su
nombre, pues el territorio de esa comarca produce las mejores
cebollas de toda la Toscana. Este hermano Cebolla, de estatura
pequea, rostro coloradote, pelo rojo, gastaba muy buen humor y, a
veces, era hasta juguetn; en el fondo, descubrase una crasa
ignorancia, empero hablaba tan bien y con tal facilidad, que quien
no lo hubiese conocido lo tomara por un gran orador, por no decir
un Cicern o un Quintiliano; por tanto, era bien acogido y apreciado
por toda la comarca.Habiendo, pues, ido a Certaldo, segn costumbre,
la maana de un domingo de agosto, a hora en que el pueblo de las
cercanas se diriga a la misa de la parroquia, se coloc a corta
distancia de la puerta de la iglesia, y habl en los siguientes
trminos, a los hombres y a las mujeres reunidos en aquel sitio.Ya
sabis, amados oyentes mos, que acostumbris dar todos los aos a los
pobres religiosos de San Antonio parte de vuestros trigos y de
vuestros ahorros, unos poco, otros ms, cada cual segn sus medios y
su devocin, para que el bienaventurado San Antonio cuide de
vuestros rebaos; y aun solis anualmente honrar la memoria de
cuantos han estado afiliados a nuestra congregacin. Por lo mismo,
me presento hoy en este sitio, por orden de mi superior, a recoger
vuestras acostumbradas limosnas; quedis, pues, advertidos para
venir aqu al medioda, en el momento que oigis tocar las campanas.
Os har un sermn y podris besar la santa cruz, segn costumbre, a la
puerta del templo; y como s que sois muy devotos del seor San
Antonio, y patrono, os ensear, por gracia especial, una preciosa y
muy santa reliquia que traje yo mismo de la Tierra Santa. Es una
pluma del arcngel Gabriel, que se le cay en la habitacin de la
Virgen Mara cuando fue a anunciarle que concebira y parira al
Salvador del mundo.Dicho esto, el buen religioso se despidi de la
reunin y penetr en el templo para or misa.Mientras tanto, dos
picaronazos hbiles y gallardos, llamado el uno Juan de la
Bragoniera y el otro Blas Pizzini, que haban odo cuanto el fraile
acababa de decir al pueblo all congregado, se conjuraron para
jugarle una mala treta, aunque eran amigos y camaradas suyos. La
pretendida pluma del ala del arcngel Gabriel les haba causado no
poca risa, y resolvieron quitrsela, para chancearse despus de su
embarazo cuando tratase de ensearla a la concurrencia. Aquel da, el
hermano Cebolla comi en el castillo; al saber que estaba a la mesa,
se encaminaron a la posada donde paraba, conviniendo en que el uno
entretendra al criado del fraile mientras el otro buscara la pluma
en su alforja, regocijndose anticipadamente de ver cmo se las
compondra para excusarse ante su auditorio, al que haba prometido
ensersela.Antes de pasar ms adelante, debo daros a conocer el
criado que el amigo Blas tena encargo de entretener, mientras Juan
registrara las alforjas del religioso. Os dir que su nombre era
anlogo a su facha. Le llamaban Guccio Ballena, como si dijramos,
gran animal, nombrndole varias personas Guccio Zopenco, y otros,
Guccio Marrano. Tena una facha tan grotesca, que el pintor Lippo
Topo, autor de innumerables caricaturas, nunca supo imaginar una
tan singular ni estrambtica. El fondo parecase a la superficie: su
ingenio era tan romo como la mole de su cuerpo. El hermano Cebolla,
que sola divertir a sus amigos con las bestialidades de ese criado,
acostumbraba decir que le conoca nueve defectos tan considerables,
que uno solo bastara para eclipsar o deslucir todas sus cualidades,
todas las virtudes con que brillaron Salomn, Aristteles, Sneca, a
haberlos tenido esos grandes hombres. Figuraos, pues, por lo dicho,
qu clase de hombre sera el tal criado. Si se preguntaba al hermano
Cebolla cules eran los nueve defectos que le conoca, contestaba con
ese mal terceto de su cosecha:Es calmoso, goloso y embustero;
maldiciente, ladrn y borrachn; tonto, poco juicioso y
marrullero.Adems de estos vicios, tiene otros muchos que me callo
aada el fraile. Y lo ms chistoso del caso es que doquiera se
encuentra quiera casarse y alquilar una casa para establecerse con
su familia; porque tiene la barba negra, fuerte y poblada, se cree
un Adonis, y supone que cuantas mujeres le ven, al momento se
enamoran de l; y, a permitrselo, correra detrs de ellas como los
perros detrs de las liebres. A pesar de todo, debo confesar que me
sirve con mucho celo, pues nadie me comunica un secreto sin que en
seguida quiera enterarse de lo que me han dicho; y cuando alguno me
hace una pregunta, tiene tanto miedo de que yo no sepa contestar,
que es el primero en decir s o no, segn cree convenienteEl hermano
Cebolla haba dejado a tan dbil criado en la posada, con orden de
cuidar que nadie se acercara a su equipaje y, sobre todo, a la
alforja donde conservaba sus reliquias. Empero, Guccio Zopenco, que
le agradaba ms estar metido entre cocineros que al ruiseor sobre la
verde enramada, en particular, cuando saba que haba alguna mujer,
se dirigi a la cocina de la posada, en la que aderezaba la comida
una gruesa cocinera, mal pergeada, achaparrada y de un rostro
angosto, arrugado y ms horrible, mucho ms horrible que el ms feo de
los Baronci. Esta pobre criatura, envuelta en humo, sudorosa y
embadurnada de manteca, no dej de parecer a Zopenco un buen bocado.
El ansia que haba tenido para reunirse con ella hizo que dejara
abierta la habitacin del hermano Cebolla y su equipaje abandonado.
Aunque era el mes de agosto y, por tanto, el calor apretaba,
Zopenco se sent al amor de la lumbre y entabl conversacin con la
criada, que se llamaba uta. Empez dicindola que era gentilhombre
por procurador, y que posea ms de mil escudos, sin contar los que
deba entregar dentro de poco para saldar ciertos crditos. No hubo
alabanza que no hiciera de su persona, y sin parar mientes en que
llevaba un sombrero todo grasiento y comido de alas; que su chupa
estaba rota en varias partes y remendada con trozos de pao de
varios colores; que el pantaln, sonriendo por todos lados, dejaba
ver sus piernas negras y velludas como las de un jabal, y que sus
zapatos se le caan de los pies, aadi, como si fuese un gran seor,
que quera vestirla de pies a cabeza y sacarla del servicio; que sin
tener grandes herencias, se comprometa a procurarla un pasadero
bienestar; en una palabra, hzola todo gnero de promesas
retumbantes. Pero como nada indicaba en su persona que estuviese en
estado de realizar ninguna, slo consigui que la cocinera se riera
de l en sus barbas y pasar por un loco rematado a los ojos de
aquellas maritornes.Blas Pizzini y Juan Bragoniera, contentsimos de
encontrar a Guccio Marrano ocupado en contar maravillas a la
cocinera, penetraron sin dificultad en la habitacin del fraile. La
primera cosa que les vino a las manos fue precisamente la alforja
donde se hallaba la pluma. Abrenla, la registran y encuentran una
cajita envuelta en un sinnmero de pedazos de tafetn, y dentro de la
caja, una pluma perteneciente a la cola de un loro verde. Y como
estn ciertos de que aqulla es la que el fraile prometiera ensear a
los habitantes de Certaldo, se apoderan de ella. Hubiese sido tanto
ms fcil al hermano Cebolla persuadir al pueblo de Certaldo que
dicha pluma haba pertenecido al arcngel Gabriel, cuanto que en
aquella poca los loros no eran muy conocidos. El lujo de Egipto
todava no haba penetrado en Toscana, como ha sucedido despus,
haciendo cada da tantos progresos, por desdicha del Estado. Empero,
aun tales plumas no hubiesen sido extraas para algunas personas, no
por esto deja de ser una verdad que fuera fcil al fraile hacer
creer a los habitantes de aquella comarca que dicha pluma haba
pertenecido al arcngel Gabriel. No tan slo las aves raras eran
desconocidas, sino que estoy seguro de que jams se haba odo mentar
los loros. Todava reinaba entre ellos la simplicidad de las
costumbres antiguas.Luego que los dos jvenes se hubieron apoderado
de la pluma, no queriendo, dejar vaca la caja, y para dar una
sorpresa ms grande al hermano limosnero, imaginaron llenarla de
pedazos de carbn, que encontraron en la chim