VIERNES 24 DE JULIO DEL 2015 A28. EL COMERCIO E l currículum de Jeffrey Sachs (Detroit, 1954) es inabarcable. Licenciado en la Universidad de Har- vard, dirige en Columbia el Instituto de la Tierra, es director del Proyecto del Milenio de la ONU y colabora con agencias como el Ban- co Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Durante la década del ochenta aconsejó a Perú, Brasil o Ar- gentina sobre la gestión de sus deudas y posteriormente hizo lo propio con países de prácticamente todo el mundo. Cada año es reconocido como uno de los economistas más prestigiosos del planeta. Una fama que viene con una hiperex- posición como columnista de prensa y una prolífica carre- ra como escritor. Sus doctrinas han estado muy presentes en la reciente encíclica “Laudato si”, que ha publi- cado el papa Francisco, en la que Sa- chs ha trabajado como asesor. Y en un nuevo servicio al Vaticano, el eco- nomista estadounidense ha acep- tado ponerse al frente de unas jor- nadas organizadas por la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, que bajo el genérico nombre de Nue- vas Formas de Esclavitud y Cambio Climático, ha reunido a más de 60 alcaldes de los cinco continentes. —Usted fue uno de los principales asesores para la redacción de la en- cíclica “Laudato si”. ¿Cree que el Pa- pa es el mejor embajador para pro- pagar sus visiones económicas? Todos los que participamos hemos disfrutado leyéndola y estamos muy orgullosos de haber contribuido, pero la única voz que se escucha es la del papa Francisco. Podría decir que se ha establecido una fantástica alianza entre las enseñanzas del Pa- pa y el concepto de crecimiento sos- tenible, que es precisamente lo que yo propugno y lo que hemos trasla- dado a las Naciones Unidas. —¿Cuál es entonces el valor de la implicación del Vati- cano en este asunto? La encíclica pone la economía en un mar- co moral y establece una relación entre la ciencia, religión, fe y sociedad. Habla de la opción preferencial por los pobres, del destino uni- versal de los bienes, lo que quie- re decir que la economía de mercado debería operar en un marco moral. —Usted ha denunciado la impuni- dad de banqueros y los ha apuntado como responsables de la crisis. ¿Ha cambiado algo esa percepción con el paso de los años? POSDATA Nací en Detroit en 1954. Durante 20 años fui profesor en Harvard, donde me licencié en Economía en 1976. Soy director del Instituto de la Tierra, y profesor de Desarrollo Sostenible y Política Sanitaria y Gestión de la Universidad de Columbia. He sido asesor especial de las Naciones Unidas y de muchos gobiernos en temas de pobreza. En 1985 dirigí el plan antiinflación de Bolivia. También he hecho investigaciones sobre el Perú, incluso escribí el libro: “Estabilización y crecimiento en el Perú”. Jeffrey Sachs Economista GETTY IMAGES “La austeridad europea lleva a olvidar el concepto de solidaridad” “ Los banqueros pagan multas millonarias por sus trampas, pero hacen más dinero que las sanciones que deben pagar”. “ La encíclica de Francisco pone a la economía en un marco moral y establece una relación entre la ciencia, religión, fe y sociedad”. El reconocido economista esta- dounidense Jeffrey Sachs es el director del Earth Institute de la Universidad de Columbia. El Co- mercio conversó con él durante su reciente visita al Vaticano, donde llegó como asesor del papa Fran- cisco en cuestiones económicas. Colecciones El Comercio @elcomercio elcomercio.pe (51) 947-031-286 -- EN LA WEB -- Sígalo en: http:// jeffsachs.org/ No hemos visto demasiados cambios, porque los banqueros pagan multas millonarias por sus trampas, pero ha- cen más dinero que las sanciones que deben pagar. Así que muchas entida- des bancarias han convertido estas irregularidades en parte de su activi- dad normal. Precisamente les falta ese marco moral. En el Reino Unido ha habido importantes avances, en Estados Unidos más limitados, pero el marco ético del sistema financiero sigue siendo inexistente. —Y en Europa, ¿cómo ha visto la crisis griega? Es una tragedia que se podía haber evitado con unas políticas más sa- bias por parte de Alemania. Grecia está en una situación de grave de- presión y Alemania ha impuesto una política demasiado agresiva para la devolución del crédito. No ha teni- do en cuenta la situación de Grecia y sus necesidades reales. —¿Hacia dónde va Europa bajo es- ta estrategia de la austeridad? A olvidar el concepto de la solidari- dad e incluso la eficiencia de la Eu- rozona. Por desgracia, Alemania ha impuesto muchas dudas sobre su viabilidad al imponer el cierre obligatorio de los bancos en Grecia y sancionando a este país antes que solucionar sus problemas. Va a traer graves consecuencias para la Euro- zona y para el futuro de Europa. —¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el planeta? Pienso que el verdadero reto es in- troducir en el pensamiento hegemó- nico el concepto desarrollo soste- nible. Es imprescindible contar con un sistema económico que tenga en cuenta la inclusión social y la soste- nibilidad ambiental. Estamos afron- tando una gran crisis que ha provo- cado exclusión social y degradación ambiental, con el cambio climático como fenómeno principal. —Dicen que las próximas guerras serán por el agua o los recursos más básicos, más que por el petróleo… Si seguimos un desarrollo económi- co tan rápido como en el pasado y el mismo modelo agrícola, vamos a su- frir consecuencias terribles. Habrá cientos de millones de personas en el mundo en situación vulnerable. Por eso urgimos a todos los países a empoderar a los pobres, esa es la clave para alcanzar una economía sostenible. —¿Confía en que se dé un paso ade- lante en la cumbre sobre el clima que se celebrará este año en París? Esperamos que el mensaje de la en- cíclica del papa Francisco sea escu- chado, que los países adopten medi- das más fuertes en sus objetivos de sostenibilidad y que el acuerdo so- bre el clima que se firme en París sea lo suficientemente fuerte como para alcanzar el objetivo de limitar el ca- lentamiento en solo dos grados. G lobalizaciones. Hemos pasado por dos eventos de esa natura- leza a lo largo de nuestra histo- ria. La primera la lideró Colón al acercar a individuos de distintos continentes entre sí. Formamos una comu- nidad. La segunda vez que experimentamos la globalización tu vimos que esperar casi quinientos años. Se dio de manera dramáti- camente distinta. Fue fría, viajó a través del cable de telefonía, de fibra óptica, pero preten- dió tener alma. Ya los territorios geográficos no importaron. Uno podía vincularse con las personas, entrar a sus recintos más privados desde miles de kilómetros de distancia y sin moverse siquiera de su silla. El teclado de una computadora y una pantalla mediaban entre una persona y la otra. El globo terráqueo no fue más ese planeta azul cautivante que Colón había navegado y dominado en su carabela. Gracias a un dispositivo, el nuevo humano se relacionó, trabajó y se empoderó, y esa globa- lización inédita vino con alegrías y penurias, con visiones inimaginables acerca de la cultu- ra, la política, el amor, la realidad, el tiempo, y el mundo todo cambió para bien, y para peor. Las carabelas navegaron en bandas anchas, en nubes virtuales y nacieron los internautas y visionarios. El mundo lució como un almacén dantesco de megas. Fuimos una comunidad virtual bastante real. Tercer capítulo: el Internet de las cosas. Hace poco estuve en Ica pasando revista a un ejército de paltos, en uno de los fundos más exitosos que tiene el Perú. Agroindustria en el desierto inexorable. Todos esos árboles producen gracias a tecnología de vanguar- dia, conectados como están a una matriz que permite controlar la cantidad de agua y nutrientes que debe ser administrada ca- da día. Se activó la alarma en Israel, donde está la matriz. Un sector de paltos no había recibido su suministro. Había que enviar a los técnicos de planta. Pero en poco tiempo, el hombre ni siquiera tendrá que ir hacia los árboles. Desde Israel, la computadora en- viará una orden para que los paltos tengan garantizada la humedad que precisan. Así funcionará, cada vez más democráticamen- te, el mundo. Todo lo que nos rodea estará permanentemente conectado a sistemas in- teligentes. Las cosas serán controladas por cerebros artificiales para que funcionen. Las autopartes, las medicinas, los aires acondi- cionados y calefacciones, las contabilidades caseras, el gas, la electricidad, aquello que nos acompaña en la vida cotidiana se inter- conectará mucho más que las personas para ser regulado y controlado, para que no se ex- travíe ni se apague o prenda en demasía o a destiempo, para que no caduque ni se ponga rancio, para que funcione como es debido. Llegará un momento en que dentro de un gran cerebro de metal, a miles de kiló- metros de casa, se almacenarán los datos que controlen nuestra presión, nuestros latidos del corazón, nuestros niveles de es- trés, de hemoglobina, de estradiol. Selec- cionará por nosotros qué recordar, a quién debemos elegir para aparearnos. Seremos perfectamente infelices. Inhumanos. Arti- ficiales. Inmortales. JOSEFINA BARRÓN EL INTERNET DE LAS COSAS “Gracias a un dispositivo, el nuevo humano se relacionó, trabajó y se empoderó”. ISMAEL MONZóN Desde Roma