1 El Caracazo: La masacre de un pueblo Attilio Folliero y Cecilia Laya, Caracas 27/02/2008; actualizado 27/02/ 2013 (*) El 27 de febrero del 1989 una gran protesta popular en contra de las medidas neoliberales del Gobierno de Carlos Andrés Pérez terminó reprimida en sangre. Miles de muertos, miles de venezolanos fueron asesinados por la represión policial y militar; cientos de hombres, de mujeres, de niños murieron simplemente para asomarse a la ventana a ver que estaba pasando en la calle. La policía disparaba a las ventanas, sin ninguna piedad. Nunca se supo exactamente cuántos fueron los muertos. Miles de hombres, mujeres, niños que simplemente reclamaban su derecho a tener un trozo de pan, una arepa, un plato de pasta. Entre los responsable de esta matanza, que todavía reclama justicia, está un indigno italo- venezolano, el Ministro de la Defensa para entonces, Italo del Valle Alliegro (en la foto junto a Carlos Andrés Pérez). Ninguno de los responsables de esta matanza ha sido condenado, ni Carlos Andrés Pérez, el Presidente de la República, ni su infame Ministro de la Defensa, ni los responsables de la política económica: Miguel Rodríguez Fandeo, Ministro de Cordiplan, Naím Moisés, Ministro de Fomento, Pedro Tinoco Hijo, Presidente del Banco Central, todos responsables de ―El Gran Viraje‖, el severo programa de ajustes económicos, conocido como el paquetazo, detonantes de la revuelta popular de final de febrero de 1989, que ha pasado a la historia como ―El Caracazo‖. Pero hay que tener claro que responsable de la masacre no son solo el presidente, el ministro de la defensa de la época y los demás ministros; todo el alto mando, todos los oficiales subalternos y todos los soldados que dispararon contra el pueblo son responsable y deberían estar enjuiciados. A la fecha de hoy, tan solo hay siete militares han sido responsabilizados y ninguno cumpliendo condena. Sabemos, que es muy probable que estos miserables, estos cobardes capaces de ordenar la matanza de hombres y mujeres que simplemente le reclamaban al gobierno la imposición de un paquete de medidas hambreadoras, nunca pagarán con la cárcel y morirán sin pasar por la justicia de los hombres. Es posible que sean otros Pinochet y que morirán de vejez. Es posible, es casi cierto, porque en Venezuela hay la regla de la impunidad. Masacre, desaparecidos, golpe de estados, asedios de una embajada, cierre de televisoras por golpistas, golpe petrolero... la justicia venezolana nunca ha sido capaz de encontrar un responsable.
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El Caracazo: La masacre de un pueblo Attilio Folliero y Cecilia Laya, Caracas 27/02/2008; actualizado 27/02/ 2013 (*)
El 27 de febrero del 1989 una gran protesta popular en contra de las medidas neoliberales del Gobierno de Carlos Andrés Pérez terminó reprimida en sangre. Miles de muertos, miles de venezolanos fueron asesinados por la represión policial y militar; cientos de hombres, de mujeres, de niños murieron simplemente para asomarse a la ventana a ver que estaba pasando en la calle. La policía disparaba a las ventanas, sin ninguna piedad. Nunca se supo exactamente cuántos fueron los muertos. Miles de hombres, mujeres, niños que simplemente reclamaban su derecho a tener un trozo de pan, una arepa, un plato de pasta.
Entre los responsable de esta matanza, que todavía reclama justicia, está un indigno italo-venezolano, el Ministro de la Defensa para entonces, Italo del Valle Alliegro (en la foto junto a Carlos Andrés Pérez). Ninguno de los responsables de esta matanza ha sido condenado, ni Carlos Andrés Pérez, el Presidente de la República, ni su infame Ministro de la Defensa, ni los responsables de la política económica: Miguel Rodríguez Fandeo, Ministro de Cordiplan, Naím Moisés, Ministro de Fomento, Pedro Tinoco Hijo, Presidente del Banco Central, todos responsables de ―El Gran Viraje‖, el severo programa de ajustes económicos, conocido como el paquetazo, detonantes de la revuelta popular de final de febrero de 1989, que ha pasado a la historia como ―El Caracazo‖. Pero hay que tener claro que responsable de la masacre no son solo el presidente, el ministro de la defensa de la época y los demás ministros; todo el alto mando, todos los oficiales subalternos y todos los soldados que dispararon contra el pueblo son responsable y deberían estar enjuiciados. A la fecha de hoy, tan solo hay siete militares han sido responsabilizados y ninguno cumpliendo condena. Sabemos, que es muy probable que estos miserables, estos cobardes capaces de ordenar la matanza de hombres y mujeres que simplemente le reclamaban al gobierno la imposición de un paquete de medidas hambreadoras, nunca pagarán con la cárcel y morirán sin pasar por la justicia de los hombres. Es posible que sean otros Pinochet y que morirán de vejez. Es posible, es casi cierto, porque en Venezuela hay la regla de la impunidad. Masacre, desaparecidos, golpe de estados, asedios de una embajada, cierre de televisoras por golpistas, golpe petrolero... la justicia venezolana nunca ha sido capaz de encontrar un responsable.
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Ninguno ha pagado; todos saben nombres y apellidos, todos conocen los responsables de todos estos eventos criminales pero casi nunca un tribunal venezolano ha sido capaz de enviar a la cárcel uno de estos responsables que impunemente caminan por las calles de Caracas o de otras ciudades del mundo. Por algunos hechos delictuosos, como el golpe de abril, hay algunos comisarios que están pagando condena, pero los verdaderos responsables, están libres.
Foto Frasso – Petare, Barrio 19 Abril
Recordamos también el rol criminal de los medios de entonces: por las televisoras, las radios, los diarios, que son los mismos responsables del golpe de abril, del golpe petrolero, de las mentiras de hoy, aquel 27 febrero no informaban nada. Transmitían comiquitas. Los venezolanos se informaban de los sucesos por los medios transnacionales. Fueron estos medios internacionales los que informaban lo que estaba pasando: la policía entraba casa por casa, en los barrios más pobres de Caracas y sin pronunciar palabra, sin preguntar ni el nombre de los presentes, simplemente disparaban y mataban. Cientos de cadáveres se acumularon en los barrios de El Valle o en Petare, que luego eran recogidos por los militares y entierrado en fosas comunes. Hoy, miles de desaparecidos están reclamando justicia. Años después, en una de las fosas más famosa, denominaba La Peste, se encontraron centenares de cuerpos. Estos medios que en cualquier otro país del mundo hubieran sido cerrados desde muchos años, siguen impunemente transmitiendo y mintiendo. (*) Articulo del 27 de febrero del 2008, actualizado el 27 de febrero de 2013. Attilio Folliero es politólogo italiano residente a Caracas, profesor contratado de la Escuela de Comunicación Social de la UCV y de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela; Cecilia Laya es economista venezolana
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En Venezuela los pobres comieron perrarina Fuente: tachira.psuv.org, 25/09/2012 En su edición de diciembre de 1990, la revista Producto, especializada en publicidad y mercadeo, difundió un reportaje sobre el incremento de las ventas de Perrarina en los sectores populares. Corrían los tiempos del ―paquetazo‖ neoliberal de CAP, con el cual, según la misma publicación, la pobreza crítica pasó de 47,5% en 1989 (año del Caracazo) a 51, 5% el año siguiente. Lea a continuación el texto, que es todo un documento histórico: ―No fueron más de 10 líneas, aunque suficientemente explícitas. Según la nota de prensa, los venezolanos de pocos recursos recurren al alimento para perros para llenar su mesa diaria. Ante la noticia, Producto indagó con Manuel Rivero Sanabria, vicepresidente de relaciones institucionales de Protical, quien expreso ―se ha dicho que la gente está comiendo Perrarina, y también se ha dicho que nuestras ventas han aumentado debido a esto‖, derivó. Para 1989, 47,5% de la población venezolana respondía al sector pobreza crítica. Un año después, el porcentaje pica a 51,5% y esta vez el segmento se denomina, ―población en condición de extrema pobreza‖. Sanabria asegura que ―cualquier ser humano puede comer Perrarina, no es nociva para la salud‖. Sus ingredientes básicos son la harina de carne, proteína cruda (de soya), grasa cruda (cebo) y huesos. Se presentan triturados y en forma de pequeñas bolas. Así están en el mercado desde hace más de 40 años. ―Perrarina es ya un genérico‖, remata el vicepresidente. En este orden de ideas, también explico: Los ingredientes sufrieron en el 89 varios aumentos, el componente criollo se disparó: en abril se fija un precio mínimo de 2 mil 800 bolívares la tonelada de sorgo y maíz. En marzo asciende a 5 mil 500, en abril a 7 mil y en octubre a 8 mil bolívares. Aumentos de más de 185,7%, ―y sólo la materia prima, que representa 60% del costo de producción‖. Esos aumentos se sienten en la calle un mes después. El kilo de Perrarina –precio de venta de al público– aumentó 55%, hoy se vende a 39,40 bolívares. Perruno - Carlos Figueira, dueño de un abasto y carnicería, nos dijo lo siguiente: Las ventas de Perrarina han subido 50%. ―La gente no tiene para comprar los retazos de carne que antes se regalaban‖. Eso declaró desde su abasto, ubicado en el corazón del barrio Los Erasos (San Bernardino). Esos llamados retazos no son otra cosa que el borde liposo de la carne, el excedente que antes del Paquetazo se regalaba en los mostradores de cualquier carnicería y que ahora se empaqueta a 50 bolívares el kilo. Adiós a la grasa, bienvenido el saco de alimento para perros, por lo demás, con un PVP de 39,40 Kgs. La pregunta ante el mostrador fue directa:
— Los clientes les están comprando más Perrarina. ¿Le consta que se la coman?
— Lo que sí sé, es que compran y llevan Perrarina y no tienen perros. TOMADO DE PRODUCTO (DIC. 1990)