Mundua 2015 11 1 igandea GARA 26 Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ | ANKARA Una guerra en Kurdistán Norte, dos atentados, entre ellos el ma- yor en la historia del Estado tur- co, y una alarmante polariza- ción. En cinco meses, desde las elecciones del pasado 7 de junio, el Estado turco se ha zambullido dentro de esta tóxica mezcla que amenaza el avance demo- crático de la última década. Hoy, en un crucial plebiscito, los ana- tolios juzgan de nuevo la apues- ta presidencialista de Recep Tay- yip Erdogan después de que el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) no pudiese pactar un Go- bierno con la oposición. Y de nuevo, la clave será el Partido Democrático de los Pue- blos (HDP). Si los pro-kurdos pa- san el corte electoral del 10% el AKP tendrá complicado llegar a los 276 parlamentarios que otorgan la mayoría. De no ha- cerlo, el trasvase de votos propi- ciaría la holgada victoria –más de 330 escañ os– que Ahmet D a- vutoglu reclama para continuar con el «desarrollo económico» y convocar un referéndum sobre la nueva Constitución. La campaña del AKP se ha centrado en recordar que solo él será capaz de garantizar la esta- bilidad e integridad del Estado. Para ello ha usado la táctica opuesta: la guerra en Kurdistán Norte. La oposición ha denun- ciado que los islamistas persi- guen el apoyo de los nacionalis- tas temerosos del independen- tismo kurdo y revertir el apoyo de los liberales turcos del HDP. Pese a la escalada de tensión, las encuestas reflejan que los ana- tolios no cambiarán sus prefe- rencias y refrendarán su recha- zo a la Nueva Turquía de Erdogan. En estos cinco meses, la pre- sión del Ejecutivo a los kurdos ha terminado por colapsar el proceso de paz. En julio, todo es- talló. La masacre en Suruç fue respondida por el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) con la muerte de dos poli- cías. Desde entonces, Erdogan no ha dejado de bombardear Qandil mientras imponía to- ques de queda y más de un cen- tenar de áreas de seguridad es- pecial. Como respuesta, decenas de alcaldías kurdas rechazaron la autoridad de Ankara y procla- maron las autonomías demo- cráticas. El alto al fuego –salvo ofensiva turca– declarado por el PKK el mismo día del atentado en Ankara y las llamadas del HDP para silenciar las armas no han alterado la coyuntura bélica en Kurdistán Norte. El ejemplo mediático es Cizre, aunque hay decenas más. La situación en Siria Una de las razones por las que Erdogan modificó su opinión sobre la paz es Siria. Ha repetido que no permitirá la creación de un Estado kurdo en Siria y ha buscado el apoyo internacional para establecer una zona de se- guridad para realojar a los refu- giados y entorpecer a Rojava. La maniobra se ha convertido en un fracaso: Putin apoya con bombardeos a Al-Assad y EEUU entrega armas al PYD. Los acto- res lejanos, pero siempre influ- yentes, han certificado los lími- tes del poder turco en la región y siguen incrementando la per- cepción de la desastrosa apuesta siria de Erdogan: Al-Assad estará en la transición, el PYD amplía su poder y los kurdos se plantan ante él en Anatolia. El daño colateral de esta políti- ca internacional ha convertido el Estado en un nido de fundamen- talistas y los anatolios temen por su seguridad. Los atentados dentro de sus fronteras han deja- do 139 muertes y, cuanto menos, han demostrado la permisividad del Ejecutivo con los grupos yihadistas involucrados en Siria. La situación en las calles de Anatolia aún no es tan preocu- pante como el panorama políti- co, aunque las gotas de rencor siguen filtrándose en el frágil te- jido social. Mayor polarización Tras el colapso del proceso de paz, unas turbas nacionalistas atacaron más de 150 sedes del HDP y decenas de kurdos fueron agredidos. Nadie ha sido juzga- do, aunque los autores podrían estar relacionados con las juven- tudes del AKP. Los diarios opositores tam- bién han sufrido ataques que van más allá de la censura y per- secución judicial iniciada hace dos años, cuando comenzó el gi- ro autoritario con Gezi. Un gru- po de islamistas asaltaron la se- de del diario “Hurriyet”. Lo más preocupante es que a la cabeza estaba Abdurrahim Boynukalin, miembro del AKP que, en lugar de ser sancionado, fue ensalza- do y ahora se dedica a dar dis- cursos incendiarios en los que pide tomar las calles. Estos ejemplos podrían dege- nerar en una nueva época oscu- ra. La impunidad de los agreso- res demuestra que la violencia está permitida si es favorable al Gobierno. De momento son go- tas, pero en el imaginario están grabadas las masacres de aleví- es o el Domingo Sangriento de Taksim. Ümut Özkirimli, exper- to de la Universidad Lund, ex- plica que, a diferencia del AKP, los gobiernos se preocuparon por no agitar las divisiones so- ciales. «La polarización ha al- canzado unos niveles sin prece- dentes. Es cierto que en los años 70 existía, pero era más artifi- cial», recuerda. Pese a esta peligrosa tenden- cia, el Gobierno del AKP supuso un éxito social para la causa kurda. La actual aceptación ha provocado un trasvase de votos del CHP al HDP, algo impensa- ble antes de Erdogan. Un logro que él mismo podría enterrar si no calma la situación. «El AKP está ampliando la brecha entre islamistas y kemalistas para afe- rrarse al poder», dice Özkirimli. En estos comicios la oposición ve en Erdogan el problema y no la solución. El AKP piensa lo contrario y, acostumbrado a la unilateralidad, intentará hacer- se con una nueva mayoría para brindar, en la sombra o con cambios constitucionales, el po- der a Erdogan. Pero tirando de historia, por mucho que Erdo- gan dijese que los votantes «co- metieron errores» en junio, los seis partidos que con anteriori- dad convocaron elecciones anti- cipadas perdieron votos. Aun- que ninguno de sus líderes era Recep Tayyip Erdogan. El caos inunda la reválida de Erdogan Los elecciones anticipadas en el Estado turco se celebran hoy en un ambiente marcado por la polarización y la guerra en Kurdistán Norte. Tras las fallidas negociaciones para conformar una coalición, el gobernante AKP busca una nueva mayoría absoluta bajo la autoritaria sombra del presidente. Seguidoras del AKP, en el mitin de cierre de campaña en Ankara. Adem ALTAN | AFP SEGURIDAD Con extremas medidas de seguridad, Turquía cerró la campaña electoral de los comicios, a los que están convocados, por segunda vez en este año, 57 millones de ciudadanos para elegir, el nuevo Parlamento. PARCIAL Erdogan rompió de nuevo la imparcialidad que debe mantener como presidente para defender los intereses del AKP, al pedir que no se vote al HDP, ya que si no accede a la Cámara podría dar la mayoría absoluta a su partido.