Mar 11, 2016
el cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetínel cajetín
EditorialLeyendomeandoLos VictorianosEl cajetínCafé, copa y puroRapsodiaBorlas y JuanLa vitrinaLa fraseMetroVIP 45 RpmAgendaLa percha
Sumario
PORTADA
Antonio Cuesta & Samuel Ciprés
BOMBÍN 3
Nos gusta innovar. Buscar la manera de dar una vuelta
de tuerca a las cosas. Este número es una muestra de ello.
Es un experimento.
Uno de nosotros comentó la posibilidad de hacer que
un número girase en torno a una canción. A ver qué pasaba,
cómo reaccionaría la gente ante este nuevo reto. Teníamos
varias canciones para elegir, y coincidencia o no, todas eran
de la década de los setenta. Nos decidimos por ‘Baba O’Riley’
de la banda Británica The Who (‘Who’s next’, 1971)
Aunque quisimos dejar claro que este número no giraba
en torno al grupo, sino a la música, lo que transmite, una
frase de la canción, la época en que se creó. Creedme,
el resultado y la respuesta nos ha sorprendido a todos.
Poneros los cascos, dadle al play, abrid la primera
página y disfrutar de este nuevo viaje.
La sombrerería
Edi
tori
al
leyendomeando
Entre el arte sano y la máquina del tiempoEl proceso a través del cual unos instrumentos—ya sean de enchufe o no lo sean— y el cuerpo humano son capaces de crear y que de hecho crean algo sensiblemente artesanal, es algo que no puedo quitarme de la cabeza últimamente. Texto: María Casado Ilustración: Antonio Cuesta
¿Qué es lo que más sobresale en el elec-
trizante temazo ‘Baba O’Riley’ de The
Who? Mal. Este planteamiento está bur-
damente formulado.
Las personas hemos trivializado
el uso de las máquinas, la lucha por la
competición, hemos cedido el protago-
nismo a una de las partes componen-
tes, y hemos elegido dar la supremacía
a la que no tiene corazón, a la que no se
cansa, la que va más rápido.
Me oscurece el pensamiento razo-
nar cómo es posible que en Reino Uni-
do estuvieran debatiendo en el 2006 los
derechos de los robots autónomos en el
futuro… Hablamos de seres individua-
«seres que rodeamos con cierto reparo para conseguir llegar al cajero automático y hacer clic en ‘retirar efectivo’»
«no es necesario tener que ir a discotecas para mover un poco el
cuerpo a placer, y te puedo prometer que los órganos vitales, también los encuentras de cuello para abajo…»
les y con derechos, cuando no sabemos
dárselos a los que están a nuestro lado,
a aquellos que rodeamos con cierto re-
paro para conseguir llegar al cajero au-
tomático y hacer clic en ‘retirar efecti-
vo’. Mientras, rezas para que el sistema
mecanizado dé su beneplácito y te re-
integre la que (con o sin su aceptación)
sigue siendo tu pasta.
Si esto es así, el retiro de la socie-
dad es lo que quisiera hacer efectivo.
Y sí, te puedes quedar igualmente
sin recibir tus billetes si te atiende una
persona tras su cristalera de protección
de la sucursal, pero a ésta al menos le
puedes mirar mal.
Podríamos detener todo este des-
propósito, mirarnos cuando hablamos,
buscar en la educación un hueco para
las personas, otorgar un lugar a nuestro
cuerpo, dar un descanso a la cabeza. In-
sisto, ¡que sí!, que es muy sano, que no
es necesario tener que ir a discotecas
para mover un poco el cuerpo a placer,
y te puedo prometer que los órganos vi-
tales, también los encuentras de cuello
para abajo…
Es estúpido que llamemos ‘carre-
ra profesional’, a un puesto de trabajo
aleatorio que nos ha tocado desempe-
ñar en base a unos conocimientos espe-
cíficos y teóricos recibidos en nuestro
sistema educativo y social. Deberíamos
hacer lo posible por recordar que en la
colaboración lúdica reside el máximo
exponente de productividad, y que en
el disfrute de la responsabilidad que te-
nemos, es donde logramos el desarrollo
personal y profesional. Se demuestra
en la gente que se ayudan en sus tareas,
en sus quehaceres, es en ese tipo de re-
lación entre personas en extinción es
donde veo yo el nexo de razonabilidad.
Nada de esto lo veo ya. Al aceptar
un puesto de trabajo, y si preguntas si
el ambiente es apropiado en el equi-
po en el que te disponen a colaborar,
es muy probable que decidan esco-
ger a otra persona que tenga menos
inquietudes, que sea un pizca menos
librepensador/a.
Simplemente, no tenemos ni puta
idea de qué es lo que queremos, por-
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leyendomeando
que nos dejamos llevar a la misma ve-
locidad a la que las novedades tecnoló-
gicas nos engullen.
Si hablamos de los callos de las
manos de un trabajador, todo el mun-
do siente lástima y observa con grima
el aspecto de unas buenas callosidades.
Lo cierto, es que los callos de las manos
de un guitarrista o de un albañil, resul-
tan ser una ampliación de la sensibili-
dad nerviosa de sus dedos y palmas al
entrar en contacto con la superficie de
la materia que tienen que trabajar, una
amplificación del contacto con la rea-
lidad. Sin embargo… son demasiado
feas. En una oficina nunca hay callos.
¿Qué obtenemos con ello? Una ofi-
cina sin callos.
Pues muy bien.
Insisto en estos términos en la exis-
tente relación entre realidad sabrosa y
la mierda que hiede. Es posible que las
combinaciones de acordes aún no es-
«los callos de las manos de un guitarrista o de un albañil, resultan ser una amplificación del contacto con la realidad.»
tén agotadas, porque nosotros tenemos
el acento de la estadística matemática,
y que entonces sea esta la razón por la
que podemos jugar con nuestra innata
capacidad de curiosear.
Ay qué gusto da escribir, decir,
pensar, equivocarse, darle al ‘delete’, al
‘undo’, al santo Boli, a los Cariocas y al
ron añejo preparado al limón.
Unos tienen los callos en las ma-
nos, otros en los pies… Cada uno que
se teletransporte como le de la gana
(pero a 120 Km/h como máximo, sea
cual sea el cilindraje del motor que te
has comprado). A nadie le hizo nunca
falta una máquina para soñar, y parece
que nos quieren quitar esa costumbre
—a la cartelera de cine y su calidad en
decadencia me remito.
Busca un camino, dos, tres o mil,
no cedas el propio pensamiento a lo
que te cuenten, no juegues sucio, no
subestimes tus propias capacidades.
Observa, piensa y actúa.
Fuentes recomendadasLecturas recomendadas al respecto: SENNETT, Richard (2009): El Artesano, Barcelona, Anagrama (Colección Argumentos).Vídeo recomendado: http://www.youtube.com/watch?v=nPB-41q97zg&feature=player_embedded
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leyendomeando
¡Llegas tarde!Muertos que resucitan, o que no se llegan a morir. Nunca. Eternos moribundos a quienes se empeñan en dar la extremaunción una legión de profetas de la catástrofe, agoreros por vocación, profesionales de la derrota. El rock ha muerto, cantan como estribillo acompañado de una guitarra eléctrica, y los periódicos publican que los periódicos han muerto. O que morirán y que, por eso, llegas tarde. Texto: Colectivo encajabaja Ilustración: Alex Sierra
¿Recuerdan ustedes al jovencísimo Wi-
lliam Miller —eternamente joven ya,
más joven incluso de lo que él mismo
cree ser—, ilusionado periodista dis-
puesto a escribir sobre la música rock...
justo cuando '¡el rock ha muerto!'? Su-
cedía en plena época de los '70 del siglo
pasado y sonaba en sus oídos la músi-
ca que entonces hacían Led Zeppelin,
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Jimi Hendrix, Deep Purple, Sitllwater o
The Who. Pero, "¡el rock ha muerto!", le
gritaba como quien descubre los secre-
tos de la vida a un adolescente su guía
espiritual, el veterano periodista Lester
Bangs, gurú. "¡Llegas tarde!"
Algo más tarde, de mayor, después
de mil crónicas en Rolling Stones, es-
cribió un guión maravilloso con el que
rodó en el año 2000 imágenes aún más
maravillosas envueltas en maravillo-
sa música a las que llamó 'Almost Fa-
mous' ('Casi famosos'), una película en
la que escucha, escuchamos, que aquí
en los campos, lucho por mi comida.
A pesar de llegar tarde, todavía sigue
soñando que no necesita pelear mu-
cho para probar que está en lo cierto,
que siempre estará a tiempo de pedir
a Sally que tome su mano para viajar
juntos haciar el sur, sin mirar hacia
atrás. No debió importarle que el rock
hubiese muerto si era su pasión, si es
lo que me gusta, si escapo así del va-
cío adolescente y busco los días felices,
juntos, antes de que seamos más vie-
jos... "¡Están todos perdidos!", volvió a
gritarle un gurú en Mi mayor al que no
hizo caso, porque es mi pasión, lo que
quiero hacer.
Pasión... En un ejercicio de es-
toicismo y de amor a una profesión,
busca y persigue al guitarrista de Sti-
llwater. El rock y el periodismo le dan
los primeros sinsabores, los primeros
disgustos. La ansiada entrevista no lle-
ga... el cierre se echa encima... el pe-
riodismo se hace presente. Él lo sabe y
lejos de aborrecer la profesión, de afe-
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leyendomeando
rrarse a su ingenua juventud, sigue de-
lante. El rock, como el periodismo, es
una forma de vida. No puedes dejarlo,
aunque quieras. El rock es adictivo. Él
no te va a dejar, siempre estará conti-
go. Es joven y siempre lo será porque el
rock, el periodismo, se lleva en las ve-
nas... Adicción.
Hoy, todavía hay jóvenes que sue-
ñan con contar historias. Historias
como las de antes, que trascienden lo
cotidiano, que como la buena música
o el cine inmortal se desentrañan con
el corazón, porque en el fondo hablan
de lo que somos, de lo que fuimos. So-
ñadores que no se resignan a su yerma
condición adolescente. Probablemen-
te, William Miller no recorrería aho-
ra los Estados siguiendo a Stillwater
como un novel discípulo del rock. Pro-
bablemente, William Miller sería beca-
rio en una redacción de un periódico.
Y se pasearía por ella con la misma mi-
rada límpida de quien aún no ha sido
corrompido por la mediocridad de sus
semejantes, de quien tiene el corazón
a medio escribir...
En algún rincón de esa redacción,
deprimido y macilento, habitaría Les-
ter Bangs. Su fama de gurú disimularía
la herida purulenta de quien ha deja-
do de creer en lo que ama. Y resentido
le espetaría: “Es una pena chico, llegas
tarde: los periódicos han muerto”. Y le
invitaría a unirse a algún proyecto en
una web, o a escribir su propio blog.
Pero los jóvenes son jóvenes por-
que aún no experimentaron la renun-
cia. Y conmovido por esa cándida fir-
meza adolescente, Bangs obsequia a
Miller con un último consejo: “Si quie-
res hacer esto bien has de ser honesto e
inmisericorde”. Él, que no recuerda en
qué momento del camino dejó de tener
fe en este credo, toma de la mano al chi-
co y lo guía en la dirección que él nun-
ca se perdonará haber abandonado.
Led Zeppelin, Black Sabbath, The
Who, o Iggy Pop reinaron años después
de que el gurú Lester Bangs certificara
la defunción del rock. Y aún hoy, remue-
ven las entrañas de quien tiene la valen-
tía de acercarse a ellos sin prejuicios. A
los periódicos llevan años dándoles por
muertos. Con periodistas como William
Miller, sus más bellas historias están
aún por imprimirse.
-No mires atrás, William. Están to-
dos echados a perder…
«¡están todos perdidos!, volvió a gritarle un gurú en Mi mayor al que no hizo caso»
«Led Zeppelin, The Who, Black Sabbath, o Iggy Pop reinaron años después de que el gurú Lester Bangs certificara la defunción del rock»
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leyendomeando
Mwambe, de 21 años de edad y nacido
en el Congo Belga, escuchaba con
atención y perplejidad como
Mobutu, en el discurso que dio el
17 de junio, anunciaba que el país
pasaría a llamarse República de Zaire.
1971Texto: Eduard MorenoIlustración: Javier S. Casado
En enero de 1971, The Who
entraban en el estudio en
Londres para grabar…
En noviembre lanzaban el
single 'Baba O’Riley' y aún discutían si
lo tenían que haber hecho más largo.
Ese mismo mes, un poco más al norte, en
Escocia, durante el partido de fútbol que
jugaban los Rangers contra los Celtics.
Una avalancha humana, provocada por
la rotura de las vallas de una de las gradas,
causaba 66 muertes.
Julio amaneció con Jim
Morrison muerto en una
bañera de París, y al mediodía,
Franco anunciaba que el príncipe
Juan Carlos sería su sucesor.
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En mayo, el gobierno en
el exilio de Bangladesh
declaraba la independencia
del país, que hasta ese
momento formaba parte del
Pakistán Oriental.
Mwambe, de 21 años de edad y nacido
en el Congo Belga, escuchaba con
atención y perplejidad como
Mobutu, en el discurso que dio el
17 de junio, anunciaba que el país
pasaría a llamarse República de Zaire.
Ese mismo mes, un poco más al norte, en
Escocia, durante el partido de fútbol que
jugaban los Rangers contra los Celtics.
Una avalancha humana, provocada por
la rotura de las vallas de una de las gradas,
causaba 66 muertes.
Aún más arriba y a
inicios de febrero, el
Apolo XIV llegaba a la
Luna mientras que abajo,
en los Estados Unidos,
seguía la Guerra de Vietnam
y Nixon habitaba la Casa Blanca.
El 21 de marzo, Alexander
Sháposnikov, trabajador
en las obras de la central
hidroeléctrica de Krasnoyarsk,
se olvidaba de que era el
cumpleaños de su hija.
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leyendomeando
Baba O'Riley (My Next generation…)
Les recuerdo en Woodstock… bueno,
les recuerdo en Woodstock sí, pero des-
de una de las butacas del cine Spring,
la misma en la que me senté una me-
dia docena de veces durante un verano,
para ver otras tantas sesiones de la mis-
ma película (a mediados de los ‘70 uno
debía ir al cine si quería ver determina-
dos grupos de rock…).
Les recuerdo oscuros, nocturnos,
con un pésimo sonido de pantalla y sin
embargo furiosos, desgarrados y estre-
mecedeores. Traicionando a sus líricas
grabaciones de estudio.
Así eran The Who, así eran antes de
que concebir ‘Who’s Next’, su mejor tra-
bajo discográfico…
Tras pasear Tommy, por la mayo-
ría de escenarios y convertirla en uno
los mejores ‘sets’ en directo del grupo
(el trascendental Woodstock, el memo-
rable concierto de Leeds y el inmenso
Isle of Wigth), Pete Townshend decidió
poner los mimbres de ‘Lifehouse’, su se-
gunda ópera-rock.
Iba a ser algo distinto a Tommy;
ciencia ficción post-apocalíptica: ciuda-
des contaminadas, espiritualidad, música
Texto: Jose Maria Polls Ilustración: Cristian Barbeito
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Baba O'Riley (My Next generation…)
rock y decadencia tecnológica, todo muy
acorde con las tendencias de la época.
Meher Baba y Terry Riley, binomio
conceptual que alimentó la creatividad
de Pete Townshend a lo largo de toda su
carrera como músico, se convertirían en
los cimientos ideológicos e inspiradores
en los que se sostendría la obra... Sin
embargo, las circunstancias decidieron
que 'Lifehouse' nunca viese la luz y que
sus restos armasen el trabajo de larga
duración ‘Who’s Next’, alumbrando con
él una nueva era para la banda…
Y de nuevo me invaden los re-
cuerdos, que a estas alturas ya empie-
zan a difuminar una época que se lleva
también la primera imagen del grupo,
desaparecidos entre la escasa ilumi-
nación escénica y los ásperos acor-
des de ‘My Generation’, para dar paso
a la madurez profesional con la que
encauzarán una década de brillantes
composiciones...
Sigo viendo a Daltrey impulsando
el micro hasta el infinito, al brazo de
Townshend girando como las aspas de
un molino enfurecido, a Entwistle ha-
ciendo volar sus dedos y a Moon em-
puñando sus desbocadas baquetas…
Y todavía suenan nuevos, robustos
y épicos.
Son los sintetizadores de ‘Baba
O’Riley’, emblema y obertura de ‘Who’s
Next’, los cuales ahora, me transportan
de la silla de madera del cine Spring al
cómodo sofá de mi casa, de la vieja pan-
talla de cine al LCD de 37 pulgadas.
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leyendomeando
Aspiración/Inspiración
El vulgo, los profanos que no cono-
cemos al dedillo la trayectoria de The
Who pero los hemos visto de vez en
cuando en la tele, tenemos dos imáge-
nes clavadas en la retina. Los giros de
micrófono de Roger Daltrey, los frené-
ticos golpes de Keith Moon, la virtuo-
sa impasividad de John Entwisthle...
Pero, sobre todo, a Pete Townsend
Charlie Moth
y su molinete, a medio camino entre lo
agresivo y lo infantil.
Cuando le preguntaron, Pete dijo
que había visto hacer ese gesto a Keith
Richards algún tiempo antes, y que le
había gustado tanto que decidió hacer-
lo suyo. Lo más gracioso es que el Ro-
lling Stone ni siquiera recordaba haber
hecho algo así...
Algo que un gran guitarrista hace
sin ni siquiera darse cuenta, inspira a
otro para crear un movimiento único;
su marca de la casa. Nada se crea desde
la nada. Todo necesita una fuente de la
que beber. Nada se inventa. Se recicla,
se mezcla, se agita y sale algo que nadie
ha oído (o visto, o probado) antes. Todos
tenemos infl uencias, queramos o no, y
estas se ven; más o menos claramente,
en lo que hacemos. Incluso algo tan sim-
ple como un hecho aislado, un fogona-
zo visual, un sonido concreto, activa ese
‘proceso’ que se necesitaba para crear
algo único. Y hay muchos ‘inspiradores’
en la sombra que han servido para que
surgieran grandes ideas u obras, gen-
te que nunca recibirá reconocimiento
por ello. Vitales, pero desconocidos. Los
‘Quintos en Discordia’, como reza el tí-
tulo de la novela de Robertson Davies.
Todo el mundo conoce o ha oído
hablar de Ciudadano Kane. Poca gente
sabe no obstante, que el fi lm está ins-
pirado en la vida de William Randolph
Hearst, inefable periodista de media-
dos del siglo XX, que mantuvo una fi era
competencia con Pulitzer (quien sí es
conocido por todos), impulsó la prolife-
ración de las tiras cómicas en los perió-
dicos, y fue presumiblemente respon-
sable del estallido de la guerra de Cuba.
Este es un ejemplo atípico, porque el
personaje en cuestión no es del todo
anónimo. Pero imaginen la gran canti-
dad de historias detrás de las historias...
Quién sabe, quizá alguna pequeña
chispa que ha salido de alguno de noso-
tros haya inspirado a alguien para hacer
algo fantástico. Por supuesto no hablo
de nada que vaya a pasar a los anales
de la historia, ni mucho menos. Sim-
plemente ‘algo’ que, en su medida, haya
servido para que alguien se sienta satis-
fecho, contento y/o feliz. Seguramente
nunca lo sepamos y quizá el ‘inspirado’
tampoco sea consciente de ello ("no sé
dónde o cuándo vi algo que…").
Pero sin duda, es una de las cosas
más grandes a las que uno puede aspi-
rar. A inspirar.
BOMBÍN 17
leyendomeando
Así fueron mis años '70
Cuando cuento esta historia siempre la
empiezo así: En 1977, el mismo año en
que murió Elvis y lanzaron las sondas
Voyager, yo provoqué un incendio en
mi casa. Y sin dar tiempo a que alguien
me interrumpa, continúo diciendo
que yo tenía apenas cinco años y que
el plato preferido de mi padre era la
rodilla de cerdo. Los que escuchan mis
Juan Muñoz-Tébar
palabras suelen arrugar la frente ante
esta declaración, pero aquellas asque-
rosas rodillas las comía cada vez que
él volvía de viaje y la verdad, es que
viajaba mucho. Y si bien mi madre,
mi hermano y yo odiábamos por igual
aquellas rodillas, sólo yo, el menor de
la casa, estaba obligado a comerlas
para hacer compañía a mi padre.
Todas estas fotografías de prontuario policial (en inglés las llaman mug shots), fueron tomadas en los años '70 por exceso de velocidad, conducción bajo los efectos del alcohol, pasarse un stop, desafío a la autoridad o posesión de mariguana. En fin, cosas normales que hace la gente normal. La excepción es la foto de Elvis: se la tomó el FBI el día que fue a la Casablanca a visitar a Nixon para darle su apoyo.
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En esta parte de la historia mi boca
rememora aquella grasa infinita que
hubiese servido para impermeabilizar
un bote. Así que si tengo una cerveza
enfrente, bebo para pasar el sabor de
la grasa de cerdo y agrego que un día
terminé de comer mi ración de rodilla
y salí corriendo hacia la tele para ver
un especial sobre la gimnasta ruma-
na Nadia Comăneci, mi primer amor
imposible y también la responsable
involuntaria de mi primera erección
consciente. Ahora el relato se llena de
olor a desinfectante floral y el especial
en la tele comienza con unas tomas de
Nadia haciendo piruetas sobre el po-
tro, acompañada de la balada ‘I'll be
there’ de los Jackson 5. Ver a Nadia me
producía, literalmente, asfixia. Pero mi
padre llegó y se ocupó de devolverme
el aire al cambiar de canal para ver una
pelea de su ídolo, el boxeador colom-
biano Kid Pambelé.
Aquí el relato se interrumpe. No
quiero describir el rostro de mi madre
y de mi hermano riéndose de mí. No
quiero revivir la rabia y mi cara defor-
mada por el llanto. Cuando llego a esta
parte me quedo callado y si puedo,
enciendo un cigarrillo. Suelto el humo
BOMBÍN 19
leyendomeando
y con voz muy seria cuento como me
fui a la cocina, tomé una caja de ceri-
llas y luego me dirigí a la biblioteca de
mi padre donde encontré las maletas
con las que había vuelto de su viaje por
Puerto Rico. Estaban abiertas y había
varias camisas nuevas amontonadas
sobre su sillón de lectura. Las recuer-
do bien: tenían estampados de flores,
rombos y líneas espantosas. 100% po-
liéster y muy inflamables.
Ahora vuelvo a aspirar el cigarrillo
y veo ante mí a ese niño de cinco años
que lucha para tratar de encender una
cerilla, y sigo contando que al fin lo
logra y la lanza sobre las camisas. Sin
mirar hacia atrás, lo veo irse a su habi-
tación y meterse bajo la cama.
Y a partir de este momento el re-
lato comienza a desdibujarse. Bajo la
cama está oscuro y el tiempo pasa y
pasa. Me cubro la cara con el cuello
de la camiseta y cierro los ojos. Y de
pronto, mi hermano grita…
Silencio. No tengo nada más que
contar. Mi mente se bloqueó y no guar-
do memoria de lo que pasó después.
Lo que queda de historia es lo que mi
familia me relató luego: por suerte ha-
bía un extintor en casa y mi hermano
pudo apagar el fuego. Se quemó toda
la ropa y algunos libros, y mi madre
encontró la caja de cerillas de la coci-
na en el suelo de la biblioteca. No tuvo
que indagar mucho para saber que ha-
bía sido yo. Mi padre me llamó crimi-
nal durante varios años y me prohibió
que tocara cerillas o mecheros.
Pero lo bueno es que no tuve que
volver a comer rodilla de cerdo.
Sí, así fueron mis años '70, y cuan-
do digo esto, si puedo, me pido otra
cerveza.
BOMBÍN 20
BOMBÍN 22
el cajetín
Puestos en esta tarea de hablar sobre
marcas podemos comenzar hablando
de grupos como Led Zeppelin o The
Doors. Estos grupos están unidos a
un símbolo, y ese símbolo puede ser
tipográfi co o no. Kiss, Nirvana, Funka-
delic, Motorhead, The Strokes, a todos
nos viene una imagen mental cuando
oímos estas palabras. La lengua de los
Rolling es todo un mito e incluso el logo
de ABBA (hecho en Arial), es reconoci-
Nueva ola. ¿Quién es el siguiente?
Domingo por la tarde, los pajaritos hacen sus ruidos por la ventana, la calle está tranquila. Un montón de cuestiones invaden mi cabeza. No quiero dar una charla sobre historia. Se me ocurre que podríamos destripar logotipos de rock. Tampoco, demasiado fácil. Aunque comenzaremos por aquí. Veamos el porqué. Samuel Ciprés
BOMBÍN 23
«hay casos donde la propia marca no es creada por un profesional, aunque con el paso del tiempo y mucha publicidad… ¡Zas! En toda la boca»
George Lois fue responsable de 92 portadas de ‘Esquire’ durante la década de los ‘60 y los ‘70. Sus portadas consiguieron en una década aumentar de 500.000 a 2.000.000 los ejemplares mensules de la publicación. En 1967, no sólo se realizó el fraude de Christiaan Barnard y su primer trasplante de corazón, sino que nació la revista ‘Rolling Stone’.
ble a golpe de vista. Pero lo importante
es que todos utilizan su nombre como
marca, los símbolos vienen después.
¿Quién no sabe imitar el logo de
AC/DC? Es un ejemplo de marca crea-
da por un equipo profesional. El logo
fue diseñado por Atlantic Records y el
director de arte Bob Defrin. Apareció
por primera vez en la edición interna-
cional de ‘Let There Be Rock’ y marcó
tendencia.
BOMBÍN 24
el cajetín
Lo más normal es que haya un
profundo trabajo tras una marca pero,
como siempre, hay casos donde la pro-
pia marca no es creada por un profe-
sional, aunque con el paso del tiempo
y mucha publicidad… ¡Zas! En toda la
boca. Es el caso del primer grupo que
denunció a Napster y de muchos otros.
‘Muñeco de barro’ para todos.
En una acera distinta está el logo
de The Who. Brian Pike, pintor y filóso-
fo, creó la marca para el debut del gru-
po en el mítico local ‘El Marquee’ de
Londres. El logo no ha sido utilizado
nunca en ningún disco del grupo, pero
fueron los fans del grupo quienes lo
adoptaron oficialmente como emble-
ma. Es curioso que el nombre de The
Who esté escrito en una tipografía di-
ferente en cada disco.
El famoso logo de The Beatles fue
ideado por Ivor Arbiter (propietario de
Drum City) y Eddie Stokes (rotulista
en su tiempo libre). Hasta entonces el
grupo pasó por lo menos por 3 tipogra-
fías diferentes rotuladas en el bombo
del señor Starr. Ringo quería cambiar
su anterior batería por una más jugosa
y, como parte del trato, Arbiter le obli-
gó a poner el nombre en el bombo del
Por un lado ‘Rolling Stone’ siempre apostó por la fotografía para sus portadas, consiguiendo un repertorio de retratos inborrable sumado a sus colaboradores estrella tales como Lester Bangs.
Por otro lado, ‘Esquire’ tuvo un éxito tremendo en los años ‘40 con portadas de Alberto Vargas y sus ‘pin-ups’. Durante los ‘60 Gordon Lish, también llamado ‘Capitán Ficción’, apostó por introducir relatos de ficción.
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nuevo fabricante: Ludwig. La negocia-
ción terminó aceptando por parte de
Arbiter que el bombo llevara el nombre
del grupo. El brieffing que se marcó,
fue el énfasis en la palabra Beat y una
tipografía sencilla y elegante. Una vez
realizado el boceto, Arbiter se dirigió
(¿a qué lugar?) a pocas manzanas jun-
to a su rotulista de confianza, Eddie.
Se dice que Stokes modificó el boceto
y lo rotuló quedando el logo final que
todos conocemos de este grupo. Las
malas lenguas dicen que tiró el boceto
de Arbiter a la papelera.
Todo este estilo tipográfico, esta
libertad donde se podían romper las
reglas ortodoxas nació en ésta época y
se vino a llamar: New Wave. La fototi-
pografía sustituyó por completo al in-
vento de Guttemberg. La nueva tecno-
logía permitía un trabajo mucho más
sencillo y el diseñador podía generar
tipografías relativamente rápido. Ante
tal cambio, se acabó creando la ITC
(Internacional Typeface Corporation).
Esta empresa consiguió difundir y es-
tablecer un mercado tipográfico.
Bloques de texto escalonados,
inversiones del tipo, diferentes espa-
ciados, subrayados, etc. Así pues, los
Por otro lado, ‘Esquire’ tuvo un éxito tremendo en los años ‘40 con portadas de Alberto Vargas y sus ‘pin-ups’. Durante los ‘60 Gordon Lish, también llamado ‘Capitán Ficción’, apostó por introducir relatos de ficción.
De lo que estamos seguros es que ambas revistas marcaron una tendencia que todavía perdura. Sus artículos, sus imágenes, sus opiniones, todo influenció al mundo editorial.
BOMBÍN 26
el cajetín
diseñadores se atrevieron a modifi-
car libremente las tipografías. Ahora
podían hacer lo que quisieran con la
forma tipográfica, estirarla, romperla,
vomitarla, follársela hasta que condi-
cionase el diseño de todo un trabajo.
Esto era impensable por entonces, el
cambio fue enorme. Emociones que
prevalecen ante la razón, en esto con-
sistía este movimiento que no perduró
mucho en el tiempo.
La música punk también tuvo mu-
cho que ver en esto. Neville Brody, bri-
tánico e inconformista, supo conjuntar
el movimiento punk y las tipografías de
los años ‘20, sus dos pasiones. La retí-
cula ya no era una ley y sabía perfecta-
mente cómo burlar las reglas clásicas.
Typeface Six fue su máxima expresión,
convirtiéndose en una tipografía estre-
lla y un modelo a seguir.
La resaca de los ‘60 no terminó en
la década siguiente. En los ‘70 la gente
seguía escuchando rock & roll, llevan-
do melenas y drogándose todo lo que
podía. No todo era Vietnam o repre-
sión del sistema. El hecho de que se
creara un mercado y la rápida difusión
y libertad de expresión de las tipogra-
fías, generó cambios importantes en la
«de lo que estoy seguro es que la televisión [...] no pasará por haber marcado ningún verdadero hito»
BOMBÍN 27
Este artículo ha sido ilustrado con imágenes de las
revistas ‘Esquire’ y ‘Rolling Stone’. Estas publicaciones
marcaron la ‘New Age’ del periodismo (durante la década
de los ‘60 y ‘70). El espíritu con el que nacieron estas
publicaciones fue diferente y en épocas muy distantes,
pero durante las mencionadas décadas determinaron con
su estilo, una nueva forma de entender el periodismo.
manera de concebir las fuentes tipo-
gráficas y el diseño.
La música debe mucho a este mo-
vimiento, romper las reglas, cagarse en
el sistema, vigilar a los vigilantes, a eso
se le llama revolución. Es lo que tiene
el arte. ‘Who’s next?’ —Ni puta idea. De
lo que estoy seguro es que la televisión,
el opio del pueblo, no pasará por haber
marcado ningún verdadero hito. Por
el contrario la música, como cualquier
otro arte, se ve afectada o genera cam-
bios. Ayer vi un velero de cien mil euros
rotulado en Comic Sans, hasta allí llega
la lacra de la ignorancia. Pero a todo cer-
do le llega su San Martín. Olvidémonos
de los males y comamos creatividad, es-
cuchemos el sintetizador de nuevo. No
olviden tipografiarse y superculturizar-
se. Hasta que nos leamos.
BOMBÍN 28
café, copa y puro
Sería fantástico poder explicaros lo ex-
traño y maravilloso que es este mundo,
que coincidimos por casualidad con
los creadores de ‘Jazz Maynard’ en un
bar del Raval, mientras seguían con su
documentación para el quinto álbum,
y les hicimos esta brillante entrevista.
Pero sucedió de otra manera…
Hemos leído que vuestro primer
proyecto juntos fue con una historia
corta para la revista manga Otaku,
¿cómo surgió esa colaboración?
Raule: Exacto, fue en 1996 que publica-
mos nuestra primera historia juntos, en
la revista sobre manga OTAKU (Norma
Editorial). Se trataba de una historia cor-
ta cutrísima llamada ‘Braingel’. No sabe-
mos si tuvimos algo que ver o no, pero la
revista cerró en ese número, jajaja.
Roger: Por aquel entonces mi guionista
era Roke González y lo cierto es que no
me convencían demasiado sus histo-
Jazz Maynard La sombrerería
BOMBÍN 29
Roger, nacido el 6 de julio de
1977, se forma como dibujante en
la Escola Joso. Ha publicado en
diversos medios: el fanzine ‘GÑ!’,
la revista manga ‘Otaku’, ‘Sukebe’
y ‘Hiromi’ (Camaleón Ediciones).
También publica 14 historias (escritas
por Raule) en ‘Penthouse Comix’
(Ediciones El Jueves), así como varias
historias eróticas para publicaciones
estadounidenses como ‘Sizzle’ (NBM).
Roger & Raule, © Alexis Haulot
Raule, nacido el 10 de noviembre
de 1971, estudió cómic en la Escola
Joso. En 1993, lanza el fanzine
‘Tribulaciones’ con dibujo de Miguel
Chaves. Ambos reciben el premio al
mejor guión dibujado en el concurso
de cómic de El Prat de Llobregat.
La colaboración con Miguel Chaves
continúa con historias como ‘Lady
Down’, colaboraciones para ‘Ryu’
y ‘Violencia Sónica’.
BOMBÍN 30
café, copa y puro
rias. Raúl se enteró de mi descontento,
me propuso colaborar juntos y yo pensé
que no perdía nada por probar.
¿De dónde nace la idea de Jazz
Maynard? ¿Por qué ubicasteis la
acción en el Raval?
Roger: A la hora de crear un proyec-
to para el mercado francés decidimos
aparcar los temas costumbristas que
veníamos haciendo y tirar por un ro-
llo más comercial con la intención de
llegar al máximo de gente posible. Nos
encantan las pelis de acción (‘Leon. El
profesional’, ‘The Killer’, ‘Jungla de cris-
tal’, etc) y pensamos en un personaje
al que meter en todas las situaciones
peligrosas que se nos ocurrieran.
Raule: Teníamos claro que las historias
de Jazz Maynard debían transcurrir en
los bajos fondos de una gran ciudad, una
ciudad real. Al principio pensé en Mar-
sella, pero finalmente Roger decidió que
lo hiciéramos en el Raval de Barcelona,
simplemente por el tema de la docu-
mentación. Con el paso del tiempo nos
hemos dado cuenta de que esa elección
ha resultado ser una de las claves de éxi-
to de la serie, un elemento fundamental.
¿Qué encontraremos en la edición de
lujo de Jazz Maynard ‘Sans Espoir’?
BOMBÍN 31
Roger: Salió a la venta en junio y es una
edición limitada de 250 ejemplares nu-
merados y firmados. Contiene el cuar-
to número de la serie, pero en blanco y
negro, papel de calidad, impresión per-
fecta y tamaño gigante. La portada está
hecha para la ocasión (con la inestima-
ble ayuda del amigo Homs en el color)
e incluye un ex libris firmado y 16 pági-
nas extras de bocetos y páginas a lápiz.
Raule: Tuvimos ocasión de presen-
tarlo en BD Fugue Annecy, la librería
francesa que se ha encargado de esta
edición especial y lo cierto es que nos
encanta cómo ha quedado. Han he-
cho un trabajo perfecto y les estamos
muy agradecidos por su confianza en
nuestro trabajo.
Nos hemos enterado de que estáis
preparando una historia corta para
un proyecto conjunto, que tiene
como eje central Barcelona, ¿es este
vuestro proyecto más inmediato?
¿Tenéis pensado qué proyecto
llevaréis a cabo tras Jazz Maynard?
¿Será juntos?
Raule: Llevamos más de diez años re-
uniéndonos un grupo de autores que
han nacido o viven en Barcelona y un
buen día pensamos que ya era hora
BOMBÍN 32
café, copa y puro
de hacer algo juntos, de colaborar en-
tre nosotros. Fijamos la norma de que
cada autor o pareja creativa podía con-
tar lo que le saliera de las narices, pero
que todas las historias debían transcu-
rrir en Barcelona. El proyecto está muy
avanzado y la firma del contrato con
una gran editorial de la Ciudad Condal
BOMBÍN 33
es inminente. Sólo empezamos esta
movida para divertirnos, pero si vemos
que queda bien editado y se vende,
¿por qué no hacer más números?
Por otro lado, estoy finalizando
un cómic con Javi Aznarez y Xavi
Casals, y tengo proyectos empezados
con Sagar Forniés, Patrick Fodéré,
Enrique Lorenzo y Gabor.
Roger: Jazz Maynard es una serie que
ocupa todo mi tiempo y mientras los
lectores respondan nosotros creare-
mos más aventuras. Eso sí, después de
los tomos 5 y 6 me gustaría descansar
del personaje, ya que gráficamente es
un trabajo extenuante y muy exigente.
Quiero probar nuevas cosas en el cam-
po del dibujo y ya he contactado con un
conocido y prolífico guionista francés
para que me escriba un par de proyec-
tos. Pero ya os digo, esto no será hasta
dentro de unos 3 años.
La narrativa y las composiciones de
página son algunas de las cosas con
las que nos cautiváis álbum tras ál-
bum, ¿cómo planteáis el story board?
¿En qué medida entráis el uno en el
proceso de trabajo del otro?
Raule: Yo le escribo a Roger un guión
técnico en el que le marco el número de
viñetas, la descripción de lo que sucede
en cada una de ellas y los diálogos. No
tengo miedo de detallar demasiado por-
que sabe que puede hacer lo que quiera
con ese guión, como añadir o quitar vi-
ñetas, suprimir un diálogo, cambiar los
encuadres que le propongo… siempre
que mejore lo escrito, claro.
Roger: Una vez he leído el guión, lo in-
terpreto a mi manera en el story. A ve-
ces respeto sus planteamientos, pero
otras veces creo que hay otro modo me-
jor de plasmar lo que él quiere contar;
es entonces cuando debo convencerle,
y fruto de este proceso surgen continuas
y sanas discusiones que sólo buscan
mejorar nuestro tebeo.
Para cualquier dibujante de tebeos
o guionista, Angouleme es una de
las metas a alcanzar, ¿que se siente
al haber creado uno de los productos
más demandados? ¿Con qué recuer-
do os quedaríais de la última edición
de este certamen?
«la historia debía transcurrir en los bajos fondos de una ciudad. Roger decidió que fuera el Raval de Barcelona»Arriba, ilustración
de la portada y contraportada del cofre de la (hasta ese momento) trilogía ‘Jazz Maynard’.
Abajo, deliciosa secuencia de viñetas, que aparece en el primer álbum, ‘Home Sweet Home’ (Dargaud, 2007)
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café, copa y puro
Raule: Lo cierto es que no sabemos
hasta qué punto nuestro tebeo es más
demandado que otros. Dargaud nos
informa de las ventas de cada uno de
nuestros álbumes, pero, obviamente,
no nos dicen cuánto venden el resto
de autores.
Los mejores recuerdos de cualquier fes-
tival siempre surgen del encuentro con
otros autores, ya sean viejos amigos o
gente a la que te presentan por prime-
ra vez y congeniáis enseguida. Perso-
nalmente, me da mucha alegría estar
firmando en Francia y escuchar que
alguien te dice una burrada en caste-
llano, levantas la cabeza y ves a Juanjo
Guarnido o a José Luis Munuera con
una sonrisa de oreja a oreja, unos cracks
dentro y fuera de las viñetas.
Roger: Las ventas te preocupan desde el
mismo momento en que has decidido
vivir de hacer tebeos. Pero sólo en ese
aspecto. A la hora de crear no pensamos
en ello en absoluto.
«la edición de lujo Jazz Maynard ‘Sans Espoir’ contiene 250 ejemplares numerados y firmados, papel de calidad, impresión perfecta y tamaño gigante»
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Y opino como Raúl: lo mejor de visitar
un festival es conocer a nuevos autores
y reencontrarte con viejos amigos. ¡Ah!
Y firmar junto a los colegas.
¿Qué habéis aprendido el uno del
otro durante estos años de trabajo
en equipo? ¿Cuál es el secreto del
trabajo en equipo?
Raule: Me resulta imposible cuantificar
algo así. Cuando a Roger no le gusta algo
y me dice el porqué, aprendo. Cuando
algo le apasiona y me explica el porqué,
aunque yo no esté de acuerdo, aprendo.
Roger tiene un gusto exquisito para los
cómics y la música, y me fío mucho de
sus recomendaciones. Es curioso, des-
pués de tanto tiempo trabajando juntos
incluso se me han pegado algunas de
sus manías; por ejemplo, si alguien co-
lorea abusando de los degradados y los
tonos saturados, ya no me gusta porque
sé que a él no le gustaría. ¿El secreto del
trabajo en equipo? Un mismo objetivo.
Roger: Bueno, cuando comenzamos
«la edición de lujo Jazz Maynard ‘Sans Espoir’ contiene 250 ejemplares numerados y firmados, papel de calidad, impresión perfecta y tamaño gigante»
De izquierda a derecha: viñetas de ‘Melodía del Raval’ (Dargaud, 2008); portada de ‘Vidas a contraluz’ (Diábolo Ediciones, 2006), álbum recopilatorio de ‘Cabos sueltos’ y ‘Amores muertos’; portada del primer álbum de Jazz Maynard; ilustración para el ex libris, la edición especial de BD-Fugue.
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café, copa y puro
me influyó sobremanera su modo de
narrar las historias. Sus storyboards me
servían de mucho y más a mí, que por
aquel entonces casi todas mis influen-
cias provenían del manga. Actualmen-
te ya no me guío tanto por su forma de
narrar, pero me sigue sorprendiendo su
caudal de ideas y me pregunto constan-
temente de dónde diablos las saca.
El secreto del trabajo en equipo es una
suma de cosas: Paciencia, aguante y
confianza.
¿Cuál es la peor crítica que os han
hecho? ¿Y la mejor?
Roger: Nos gusta leer las críticas y las
recopilamos en la medida de lo posible,
sean malas o buenas. Pero lo cierto es
que desde que salió el primer álbum, el
95% de las críticas han sido positivas.
Raule: Entendemos que a alguien que
no le guste el cómic de género no dis-
frute con nuestra propuesta, es lógico.
Si una crítica no nos deja muy bien, pero
está argumentada y es constructiva, la
disfrutamos más que una buena crítica
mal escrita o demasiado apasionada.
¿Cómo llegasteis a la conclusión
de querer ser dibujante/guionista?
Roger: Mi padre era un gran lector de
cómics y me contagió ese amor por la
historieta. Desde pequeño ya vi que di-
bujar no se me daba nada mal y mis pa-
dres me apuntaron a la Escola Joso (de
hecho, aún no era mayor de edad cuan-
do terminé todos los cursos). Dibujé en
varios fanzines y participé en muchos
concursos mientras soñaba con conver-
tirme algún día en profesional.
Raule: Yo siempre quise ser dibujan-
te, me pasaba todo el día con un lápiz
en la mano. Pero fue asistir a la Escola
Joso (año 1989/90) y darme cuenta de
que había mucha gente que lo hacía
mil veces mejor que yo y sin apenas
esfuerzo. No quise ser otro dibujante
mediocre más y decidí enfocar mi pa-
sión por la historieta en otra cosa que
siempre había hecho desde pequeño:
inventar historias.
¿Qué estaríais haciendo si no os
hubieseis dedicado a este oficio?
Raule: Pues lo que llevo haciendo los
últimos 14 años: currar de conserje en
un edificio de vecinos en la zona alta de
«las ventas te preocupan desde el mismo momento que has decidido vivir de hacer tebeos»
BOMBÍN 37
Barcelona. A mis 38 años he trabajado
en bastantes sitios: en un taller de seri-
grafía, de segurata, limpiando trenes…
pero nunca he perdido la esperanza
de dedicarme de lleno a escribir. No sé
a qué edad, ¡pero lo conseguiré!
Roger: Yo siempre lo he tenido tan claro
que nunca me lo he planteado, en serio.
Ni me veo, ni sabría hacer otra cosa que
dibujar tebeos.
Muchas gracias a quienes habéis aguan-
tado este rollo hasta el final. Y gracias
también a la gente del ‘El Bombín Cua-
drado’ por su apoyo e interés en nuestra
obra. Un fuerte abrazo a todos.
En 2002 y 2003, Raule & Roger,
publican ‘Amores muertos’ y ‘Cabos
sueltos’, Amaníaco Ediciones.
Ambos álbumes recopilados por
Diábolo Ediciones en ‘Vidas a
contraluz’. En 2004, firman para
Dargaud la trilogía ‘Jazz Maynard’.
Acaban de publicar el cuarto álbum
de esta serie, ‘Sin esperanza’, y ya
están preparando el quinto.
Para más información:
www.jazzmaynard.com
BOMBÍN 38
rapsodia
He visto dos capítulos de ‘I.T. Crowd’, mandado
unos mails, el Facebook está puesto al día —ha-
ciendo ver que soy más guay de lo que por su-
puesto soy—, visitado un blog de cine de autor,
y ojeado diez ‘tumblrs’. Todo esto en tres horas
y cuarto, que casualmente es el mismo tiempo
que llevo sentado en la mesa de dibujo porque te-
nía ganas de garabatear sin saber bien el qué.
Unas llaves repiquetean en la puerta
y entra ella, alegre de su paseo sin com-
pañía; nuestros últimos paseos han ter-
minado últimamente en lugares absur-
dos, o en el bar de los amigotes, mientras
ella muestra una compostura capaz de
superar al mejor maestro Zen.
¿Por qué estoy en mi mesa de dibujo con todo preparado si no tengo ganas de perder toda la tarde haciendo monigotes? Sería fácil levantarse, pero algo en la boca del estómago me lo impide, me suplica paciencia, me susurra dulcemente al oído... “Todo llegará...”Cristian Barbeito
Rapsodia 4
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-¿Llevas tres horas y no has dibujado absolutamente
nada??!!
Estas podrían ser las palabras más crueles jamás pro-
nunciadas si no fuese por el hecho de que ella es ilustradora
también. Mi cara de cejas arqueadas le confiesa que estoy a
punto de gritar de impotencia. Por si tengo cualquier duda
de la inocencia de su frase, me regala una mueca que me
alerta de su broma.
-Pues antes de que te pongas de mala hostia me
largo otra vez, ¡y ponte música hombre, que será más
entretenido!!! —Me grita a modo de consejo.
Le doy las gracias con la mirada mientras cruza la puer-
ta tirándome el más inocente de los besos.
Lápices de colores, Photoshop abierto, DIN- A3 de so-
bra, y aleatorio en mi biblioteca de Spotify.
De repente comienzo a sentirlo, es casi un cosquilleo
en el estómago, me vienen a la cabeza autores, recursos grá-
ficos, personajes de cómic que me encantan, ideas que se te
ocurren a las tres de la mañana y olvidas por el cansancio,
todo viene a mi mente, mejor aún, vienen a mi lápiz. Todo
de golpe, he pasado del silencio mental, a tener una especie
de subidón que no para de crecer, que se hace más y más
grande, y que me maten si no es genial.
Entonces todo explota, lo vuelco en el papel, todas las
ideas que me han venido a la cabeza me llevan a disfrutar
de este pequeño instante, recordándome por qué esto nunca
será una profesión, por mucho que malviva dibujando. Du-
rante unos momentos gloriosos, creo que nadie más en este
mundo puede llegar a entender por lo que estoy pasando.
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rapsodia
Acabo de tener placer artístico. —¡Espera!, mejor aún—,
acabo de tener un ‘parto artístico’. Esta idea me hace reír mien-
tras no paro de ilustrar, sabiendo que no puedo desperdiciar
esta extraña inspiración en inventar nuevos términos para ca-
talogar mis gilipolleces. Seguramente algun@ gafapasta ya lo
estará usando en la contra de cualquier diario gratuito.
Todo está hecho, se afinaron los instrumentos nece-
sarios y funcionó a la perfección, nada falta, nada sobra…
Al menos por hoy.
Dos cigarros, un chiste gráfico que
soñaré secretamente con publicar al-
gún día en ‘The New Yorker’, un rediseño
de películas antiguas, alguna composi-
ción por acabar de definir y un Superman
a color más tarde, consigo coger distancia
y saborear el final de esta tarde creativa,
notando cómo se marcha de mí, casi pue-
do despedirla con la mano mientras la
pierdo de vista. Ahora toca disfrutar de los
trabajos simplemente por haberlos he-
cho, mañana ya irán buena parte de ellos
a la basura.
Me relajo, fumo otro cigarro, aunque
éste sin prisa, sin que se consuma una mi-
tad en mis labios y la otra en el cenicero,
y soy consciente de que tenía música pues-
ta. Suena ‘Baba O’Riley’ de The Who.
Adoro esta canción.
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Temperamental meditation Anne Siv Falkenberg Pedersen
Acrílico sobre lienzo
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Run Jens Hamran
Óleo sobre lienzo
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Buscando la inspiración David Ruiz
Buscar información en Wikipedia de grupos que nunca has
escuchado demasiado y escribir sobre ellos, es bastante mas
tostón que ir a conciertos, pasarlo bien y hacer fotos.
Así que de The Who
me viene a la cabeza bas-
tantes cosas, muy poco re-
lacionadas con la música:
la versión de Green Day en
el disco de ‘Kerplunk’ hace
la tira de años; la cabecera
de CSI; el capítulo de Los
Simpson en el que s Spring-
field se divide en dos, Ho-
mer se convierte en alcalde
y trae a The Who a la ciu-
dad, donde, de hecho, creo
que tocaban ‘Baba O’Riley’
(ese capítulo lo emitieron
hace poco).
Me viene también a la
cabeza habitaciones de ho-
tel destrozadas, muertes por intoxicaciones etílicas a base de
vodka con naranja (aunque ese me suena que era de un gru-
po jeviata), y camisas con los cuellos demasiado grandes.
Me suena a estampados con la bandera de Inglaterra,
a Austin Powers y a la Spice girl pelirroja.
Pero de música poco, lo siento.
http://www.myspace.com/sovietsband
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http://www.myspace.com/theparrotsband
http://www.myspace.com/thefalsefriends
Fotos tomadas la noche del día 25 de junio en la sala Ochoymedio, Madrid.
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Playas de BrightonJuanma Ferreira
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Si quieres colaborar, resolver alguna duda o más información mándanos un mail a: [email protected]
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VacíoSaLi
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la vitrinala frase
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leyendomeando
AbejasAbejas. Zumbidos. Abejas por todas partes. Sonidos huecos. Aleteos de insectos que se mueven por instinto de supervivencia. El instinto que determinó que naciera. Pero, nacido para qué…Javier S. Casado
Necesito una explicación. Hace demasiado calor para enten-
der qué quieren estos tres tipos de mí. Estoy un poco aturdi-
do, me empujan. Sólo escucho el aleteo de las abejas pasar
por mi lado. Las abejas no hablan entre ellas. Murmullan.
Como hace la gente sentada en un vagón de metro. Se escon-
den detrás del aleteo de sus páginas de periódico gratuito. Te
miran a disgusto, pensando que cualquier sitio es mejor que
estar a tu lado.
Me descuido y ya me tienen agarrado por la espalda.
Debería estar analizando la manera de zafarme de esta si-
tuación, pero, aquí estoy, pensando en abejas y en sus col-
menas vacías. Casi no me doy ni cuenta cuando me clavan
el objeto brillante en el costado. Mis calzoncillos se inundan
de sudor y mi cuerpo torpemente responde a las necesida-
des de mi cerebro. El pasillo del metro se derrumba en zig-
zag. Como una tortuga panza arriba, sin poder levantarme y
dispuesto a afrontar el final, mientras los tres lobos me za-
randean buscando algo en mis bolsillos vacíos. Me golpean
la cabeza con un cuarenta y tres, lanzan el objeto brillante
y salen corriendo.
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leyendomeando
Las abejas se detienen para mirar a la tortuga
moribunda. Pero no tardan en comenzar a moverse
y entramar sus acordes sibilinos.
Todo es diferente si lo miras boca abajo. Por un mo-
mento, consigo acostumbrarme a ese silbido sigiloso y mi
abdomen se relaja. El jirón entre los músculos se abre como
uno de esos procesos acelerados de florecimiento de mar-
garitas. Me retuerzo y cierro los ojos. Lo necesito, lo deseo,
quiero que mi mente se libere de mi cuerpo. Lo consigo.
Junio del 92, para algunos hace nada; para mí hace
aún menos. Siempre acudo a ese verano cuando las cosas
se ponen jodidas. Mi pequeño refugio. Tenía catorce años,
con la cara odiosamente redonda, el mostacho recién afei-
tado y mi polo a rayas azul marino. Caminaba por la orilla
de la piscina, metiendo barriga, sosteniendo dos corne-
tes de limón. Del otro lado estaba ella, estirada en la toa-
lla, fingiendo que no me veía venir. Siempre solía hacer-
me esas pequeñas bromas. Decía que así se acostumbraría
a cuando no estuviera a su lado. La disfruté un mes ente-
ro -con la torpeza que se disfrutan las cosas a esa edad-,
antes de que se marchase.
La noche de San Juan fue la última vez que la vi. En-
cendíamos bengalas y permanecíamos quietos, en silencio,
observando cómo se desvanecían los chisporroteos. Me dijo
que tenía algo importante que pedirme, que si le daba un
‘no’ por respuesta no volvería a sa-
ber de ella. “Mañana me marcharé y
no volveremos a vernos” —me susu-
rró—, “aún podemos hacerlo…” Al
principio dudé, pero luego caí en la
«junio del 92, siempre acudo a ese verano cuando las cosas se ponen jodidas. Mi pequeño refugio»
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cuenta. Se refería a una conversación que habíamos tenido
días atrás. Me había propuesto que nos escapáramos jun-
tos, que tenía la certeza de que me convertiría en el futuro
hombre de su vida; que siempre la protegería. Por supues-
to, tendríamos que dejar todo lo que conocíamos… —algo
impensable para un chaval de catorce años. En ese
momento, al retomar aquella extraña conversa-
ción, pensé que se trataba de una más de sus
bromas y me eché a reír. No me dio tiempo a re-
accionar cuando ella echó a correr, desapareciendo
en la oscuridad del árido campo.
Ahora lo tengo claro, —casi veinte años más tar-
de y sangrando como un cerdo—, aquella noche sus
ojos no bromeaban, reflejaban el brillo de una benga-
la apagándose. Tendría que haberla seguido, correr tras
ella, y atravesar aquel campo. Pero no lo hice y mi capa-
razón de tortuga no es suficientemente duro; la herida
se vuelve a abrir cada día.
El dolor en el costado se hace insoportable. Las abejas
me transportan sobre sus lomos, me arrastran y sólo pienso
en el tiempo que he perdido lejos de ella. Adornan mi cabeza
con pétalos de lirio, bailan alrededor y me acarician con sus
voces sordas. Soy una de ellas.
Me arrugo en mi colmena vacía, fingiendo que nunca la
conocí; que nunca me reí de ella. Que nunca la perdí.
«la disfruté un mes entero —con la torpeza que se disfrutan las cosas a
esa edad—, antes de que se marchase»
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BOMBÍN 62
Me lo recomendó alguien, y me duele no saber quién.
Seguramente estaba dando una de mis cansinas
ponencias sobre Estado Policial, control de los medios y la
forma en que el Estado se aprovechaba de los miedos de la
gente para hacer lo que les da la gana con la excusa de que
es por nuestro bien, cuando me recomendaron 1984.
Lo leí en menos de una semana, sin creer que
estuviera escrito hacía más de medio siglo.
Ya me gustaba la ciencia ficción, pero este hombre
la narraba de otra manera, lo hacía de forma cotidiana,
no había robots, sólo tristeza y hastío.
Es imposible no leer este libro sin pensar que de
alguna extraña manera, sus ideas se están volviendo
terroríficamente ciertas.
Después caí con ‘Rebelión en la Granja’ y su crítica
soviética, y más tarde con ‘Homenaje a Cataluña’ aunque
sólo fuese porque toca de cerca.
Me encantó, desde el primer momento, y es triste saber
que ningún otro escritor lo conseguirá de la misma manera
en que lo hizo este caballero inglés.
Ya estás influenciado.
Cristian Barbeito
45 Rpm
La repercusión fue tal, que bandas
de rockers y mods de toda Gran Breta-
ña se citaron en las playas de Brighton
y Hastings para zurrarse de lo lindo.
Los rockers con chaqueta de cue-
ro, tatuados, pelo engominado, motos
grandes, tachuelas. Eddie Cochran,
Gene Vincent y Elvis sonando en sus
radios. Hay que decir que la mayoría
Parece que todo empezó con unos po-
cos mods con ganas de juerga, rom-
piendo cosas del pueblo. Unos cuan-
tos rockers salieron a defender lo que
era suyo, porque lo que destrozaban
era de sus familias. La prensa sensa-
cionalista, con ‘The Sun’ a la cabeza
se encargó de dar bombo y platillo al
asunto, exagerándolo todo.
Rockers vs. mods o mods vs. rockers... lo que prefieras. Y la prensa sensacionalista británica detrás de todo esto, potenciando la leyenda. En 1964, las playas de Brighton fueron el escenario de las primeras peleas entre adolescentes, que pasaron a la Historia —con ‘H’— por la sorpresa y el escándalo que provocó tanta brutalidad en una sociedad tradicional y remilgada como la británica. Antonio Cuesta
Cara A
de los rockers no eran tan adolescen-
tes. Muchos rozaban la treintena y pa-
saron por los rigores de una postgue-
rra. Provenientes de la clase obrera,
curtidos en el ejército, perseguidos por
la policía y temidos por la sociedad,
llevaban navajas, porras y cadenas de
bicicleta consigo. Solían frecuentar los
bares de carretera.
Los mods, por el contrario, solían
venir de la clase media alta y llegaron a
la adolescencia a principios de los se-
senta. Muy jóvenes -algunos incluso de
14 años-, no pensaban en otra cosa que
en gastar el dinero que caía en sus ma-
nos en comprar ropa. Un buen mod, se
decía por entonces, tenía que estrenar
alguna prenda nueva cada semana.
BOMBÍN 66
Conducían Scooters
adornadas con múlti-
ples faros y retroviso-
res cromados y su dro-
ga del momento era la
anfetamina. Se amparaban en la masa
para hacer el bestia, por separado so-
lían ser inofensivos adolescentes. Sus
abanderados eran The Who, Small Fa-
ces, los sellos Bluebeat, Motown, y so-
lían frecuentar el Soho.
Para los rockers, los mods eran
niños pijos, afeminados y cobardes.
Para los mods, los rockers eran sucios,
harapientos, símbolo de una cultura
decadente. Ambos se odiaban a muer-
te. Para el resto de los ingleses, ambos
eran los marginados de la sociedad y
aún llaman a esos años ‘The Wild Years’
(‘Los Años Salvajes’).
En 1964, la poca policía de la ciu-
dad, —policía montada incluida—,
se preparaba para la llegada masiva
de jóvenes con ganas de bronca y de-
fender a una población atemorizada
consciente de lo que le esperaba, de-
bido al gran eco que la prensa hizo de
ese evento, hambrientos de noticias
sensacionalistas y de algo completa-
mente nuevo en Inglaterra.
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Página izquierda, un grupo de mods destrozando el mobiliario de uno de los miradores de Brighton. Página derecha, mods descansado...¿antes o después de la pelea?
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Por un lado, miles de rockers monta-
dos en sus grandes motos avanzaban
por las calles de Brighton. Por otro
lado, otros tantos mods sin ninguna
intención de ceder el paso. Así comen-
zaba la pelea, con el estruendo de la
chapa de las Lambretta y las Harley.
Cara BCorría la sangre, hubo heridos e inclu-
so muertos. La pelea se trasladó a las
playas y a toda la ciudad, destrozan-
do el mobiliario urbano. La policía no
daba abasto deteniendo a gente. Al-
gunas personas se encerraban en sus
casas presas del pánico y otras iban
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Tanto mods como rockers crearon un estilo de vida. Motos,moda, rock’n’roll,
rythm&blues, soul. Bailar… Y ser únicos
en una sociedad donde tenían todo que perder y
nada que ganar.
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a ver las peleas en The Aquarium Sun
Terrace y en el Marina Parade (mira-
dores de Brighton). La televisión re-
cogía imágenes de la pelea, ávidos de
noticias. mods en grandes grupos co-
reaban por toda la cuidad “We are the
mods”. Las detenciones se hacían a
cientos y los juicios eran prácticamen-
te inmediatos. Un mod de 18 años lle-
gó a pagar una fianza de 13.000 de las
antiguas pesetas, firmando un cheque
allí mismo.
El 4 de Abril de 1964 un corres-
ponsal de La Vanguardia publicó una
crónica de los hechos en una España
franquista donde la palabra mod se oía
por primera vez:
“Nunca había sucedido nada se-
mejante. La ciudad fue tomada al
asalto: cerca de mil motoristas irrum-
pieron en ella y aterrorizaron a sus
habitantes. Hubo escaparates rotos,
coches volcados, cafés destrozados,
guardias agredidos, ciudadanos gol-
peados hasta el máximo. Fue como un
súbito huracán.
Clacton-On-Sea se estremeció
hasta sus cimientos. Todo comenzó
en un restaurante. Un grupo de jóve-
nes motoristas entró en él y armó un
barullo. El dueño del establecimiento
rogó a los gamberros que abandona-
ran el local. Y unos segundos después
se desencadenó una lluvia de golpes.
Se presentó la policía, y la lucha creció
en proporciones. Las peleas corrieron
como la pólvora. En un abrir y cerrar de
ojos hubo carreras y bofetadas por toda
la ciudad. Y cuanto más se esforzaba
la policía en restablecer el orden, más
motoristas llegaban a Clacton y mayor
era la confusión. Los gamberros pare-
cían poseídos de un furor devastador,
incontenible. La gente de Clacton esta-
ba literalmente aterrorizada” .
«en 1964, Brighton se preparaba para la llegada masiva de jóvenes con ganas de bronca. La prensa ‘The Sun’ a la cabeza, se encargó de dar bombo al asunto»
«en Gran Bretaña todavía llaman a esos años ‘The Wild Years’...»
Fue el principio del fin de la movida madrileña, un cocktail de cultura y música creado por gente de la calle. Un apuñalamiento acabó con el cierre de
Rock Ola y el sueño de una generación.
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Las peleas se sucedieron en la dé-
cada de los sesenta. La autenticidad
del movimiento mod se fue perdien-
do con los años, cualquiera era mod,
se apuntaban al carro solamente por
la difusión mediática que provocaban.
De hecho, este movimiento fue evo-
lucionando a otros; ‘hard mods’ (fu-
turos Skin Heads), Northern Soul. Los
únicos que permanecieron fieles a su
estilo fueron los rockers, salvo en la
década de los ochenta, donde fue evo-
lucionando a otros estilos.
Aquí en España, concretamen-
te en Madrid, en la primera mitad de
los ochenta, coincidiendo con la ‘mo-
vida madrileña’ y la explosión de es-
tilos musicales y culturales, también
se importaron las peleas de rockers y
mods. Pero simplemente por puro mi-
metismo, como todo lo que pasó en
esa época. mods y rockers españoles
compartían el mismo estatus social y
provenían del mismo vertedero ado-
lescente. Lo único que unía o separaba
a estas tribus urbanas era la música y
los antecedentes de otra década.
Estas peleas se centraban en la
madrileña Plaza de España y en las sa-
las de moda del momento. De hecho,
el cierre de la mítica Rock Ola (1985)
estuvo motivado por una pelea entre
mods y rockers durante el concierto
del grupo mod Pánico Speed, que aca-
bó con el apuñalamiento de un rocker
y el cierre definitivo de la sala.
Os dejo con la noticia del periódi-
co ‘El Caso’.
«el cierre de la mítica sala Rock Ola estuvo motivado por una pelea entre mods y rockers, que acabó con el apuñalamiento de un rocker»
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Salud y rocanrol!
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Agosto
Public Enemy
05 Auditorio de Castrelos (Vigo)
Iron Maiden
21 Auditorio Marina Sur (Valencia)
The Raveonettes
14 Sonorama (Aranda de Duero)
The Wailers
11 Playa de Poniente (Gijón)
14 Plaza da Ferreira (Pontevedra)
Sidonie
14 Sonorama (Aranda de Duero)
Muse + Arcade Fire
27 Xacobeo (Monte do Gozo)
Septiembre
The Posies
28 Sala Stereo (Murcia)
30 Sala Heineken (Madrid)
Interpol
28 Industrial Copera (Granada)
Eels
17 Sala Bikini (Barcelona)
18 La Riviera (Madrid)
Sidonie
14 Elda (Alicante)
U2 + Interpol
26 Estadio de Anoeta (Donosti)
29 Estadio Olímpico de la Cartuja (Sevilla)
Limp Bizkit
12 Palacio Vistalegre (Madrid)
16 Sant Jordi Club (Barcelona)
Supertramp
17 Bizkaia Arena (Bilbao)
Muse + Arcade Fire
5 Xacobeo (Monte do Gozo)
Octubre
Guns N’ Roses
9 Palacio Vistalegre (Madrid)
10 Velódromo de Anoeta (Donosti)
13 Pabellón Príncipe Felipe (Zaragoza)
14 Palau Olímpic de Badalona (Barcelona)
The Posies
1 Sala Wah Wah (Valencia)
2 Sala La[2] (Barcelona)
Elton John with Ray Cooper
2 Palacio de los Deportes (Madrid)
Ten Years After + Peter Green
15 Local por determinar (Barcelona)
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Cristian Barbeitowww.elsofarojo.com
Samuel Cipréshttp://blogfolio-scl.blogspot.com
Javier S. Casadohttp://jscasado.blogspot.com
Antonio Cuestahttp://antoniocuestacornejo.blogspot.com
Charlie Mothhttp://mothart.blogspot.com
María Casadohttp://badlychosenshoes.blogspot.com
La Percha
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Diseño y maquetación
Samuel Ciprés [email protected]
Edición de textos
María Casado [email protected]
Diseño web
Albert [email protected]
Han colaborado
Fotografía
David Ruizhttp://davitruizphoto.blogspot.com
Juanma Ferreira [email protected]
Textos
Eduard [email protected]
Colectivo encajabajawww.encajabaja.com
Juan Muñoz-Tebarhttp://floridablanca83.blogspot.com
Josep María [email protected]
Ilustración / Pintura
Oriol Rocahttp://oriolator.blogspot.com
David Moranchohttp://davidmorancho.blogspot.com
Javi Reyhttp://reybdart.blogspot.com
Anne Siv Falkenberg Pedersenwww.annesivfp.com
Núria Saladrigas Larroywww.incompletasali.com
Alex Sierrahttp://mazayas.blogspot.com
Jens [email protected]
El Bombín Cuadrado está abierto para todos vosotros. Si queréis participar tan sólo debéis enviarnos un
mail con vuestras propuestas a: [email protected]
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Nos acercamos a una fecha signifi cativa.
Hace ya un año (aproximadamente) que nos
colocamos los bombines y nos embarcamos en
este proyecto tan suculento. Por eso creemos
que es importante expresaros, a vosotros,
lectores y colaboradores, nuestras impresiones,
a modo de pequeño balance; además de nuestro
más sincero agradecimiento.
No os vamos a engañar. Seguimos con la
felicidad indescriptible de quien comienza algo
y, simplemente, continúa llevándolo a cabo un
año más tarde. Es complicado ser constante,
pero intentar avanzar un poquito con cada
edición lo es aún más. Tampoco quiero que
penséis que creemos que estamos haciendo
historia, habiendo sacado tan sólo cuatro
números ‘bombineros’, —aunque no es moco
de pavo…— Pero sí que entendáis el esfuerzo
que supone para nosotros.
Cada día nos hemos ido llevando nuevas
sorpresicas ricas, que nos han motivado más
aún si cabe. Para empezar, la mayor sorpresa
ha sido la continuidad y, por qué no decirlo, la
paciencia que habéis tenido los colaboradores
con esta revista. Además, nos entusiasma ver
la respuesta de grandes profesionales, que se
involucran por amor al arte en este proyecto.
Sin todos vosotros esto no sería lo mismo.
¡De verdad, chapó!
En más de una ocasión, nos hemos
quedado boquiabiertos al ver el número de
visitas a nuestra pequeña sombrerería. Esto,
unido a la cantidad de reseñas que nos van
haciendo desde amigos, profesionales del
sector, hasta gente anónima, que nos echa
un cable para difundir este e-zine de varietés,
ha hecho que nos sentáramos para buscar la
manera de enriquecer nuestro sitio. En breve
lo implementaremos con nuevas secciones,
vídeos, animaciones y alguna cosita más que
no quiero desvelaros. Por supuesto, cualquier
sugerencia será bien recibida.
Queremos seguir haciéndolo cada vez
mejor, por eso bajamos la persiana este mes
de agosto y colocamos el cartel de ‘cerrado
por vacaciones’. Ahora toca reponer fuerzas,
disfrutar de los días de sol, refl exionar, desde
una buena hamaca con una sabrosa caña, sobre
lo que hemos hecho y cómo poder mejorarlo.
Eso sí, preparaos para nuestra vuelta en octubre
con el nº 04: ‘Millonario por un día’.
Nos leemos.
La sombrerería