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EL ASESINATO DE ROGER ACKROYD Agatha Christie
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El Asesinato de Roger Ackroyd - Agatha Christie

Sep 13, 2015

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Novela policiaca
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  • EL ASESINATO DE ROGER ACKROYD

    Agatha Christie

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    A Punkie, a quien le encantan las historias clsicas de detectives,con asesinatos, encuestas, y con una larga lista de sospechosos!

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    GUA DEL LECTOR

    Los principales personajes que intervienen en esta obra:

    ACKROYD: Viuda de Cecil Ackroyd, hermano de Roger Ackroyd.ACKROYD, Flora: Hija de la anterior.ACKROYD, Roger: Millonario y el vecino ms influyente del pueblo de King's

    Abbot.BLUNT, Hctor: Comandante, famoso cazador retirado. BOURNE, rsula: Camarera de los Ackroyd. CAROLINE: Hermana del doctor Sheppard. DAVIS: Inspector de polica de King's Abbot. GANNETT: Solterona de King's Abbot. HAMMOND: Notario de la familia Ackroyd. MELROSE: Coronel jefe de la polica del distrito. PARKER: Mayordomo de los Ackroyd.PATN, Ralph: Hijastro de Roger Ackroyd, hijo de su primera esposa, ya

    fallecida.POIROT, Hercule: Famoso detective, protagonista de esta novela.RAGLN: Inspector de polica. RAYMOND, Geoffrey: Secretario de Roger Ackroyd. RUSSELL, Elizabeth: Ama de llaves de Roger Ackroyd. SHEPPARD, James: Mdico y gran amigo de los Ackroyd.

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    CAPTULO I

    El Doctor Sheppard A La Hora Del Desayuno

    Mrs. Ferrars muri la noche del 16 al 17 de septiembre, un jueves. Me enviaron a buscar a las ocho de la maana del viernes 17. Mi presencia no sirvi de nada. Haca horas que haba muerto.

    Regres a mi casa unos minutos despus de las nueve. Entr y me entretuve adrede en el vestbulo, colgando mi sombrero y el abrigo ligero que me haba puesto como precaucin por el fresco de las primeras horas de un da otoal.

    En honor la verdad, dir que estaba muy inquieto y preocupado. No voy a pretender que previ entonces los acontecimientos de las semanas siguientes, pero mi instinto me avisaba de la proximidad de tiempos llenos de sobresaltos y sinsabores.

    Del comedor, situado a la izquierda, lleg a mis odos un leve ruido de tazas y platos, acompaado de la tos seca de mi hermana Caroline.

    Eres t, James? pregunt.Pregunta vana, quin iba a ser? Para ser franco, mi hermana Caroline era

    precisamente la que motivaba mi demora. El lema de la familia mangosta, segn Rudyard Kipling, es: Ve y entrate. Si Caroline necesitase algn da un escudo nobiliario, le sugerira la idea de representar en l una mangosta rampante. Adems, podra suprimir la primera parte del lema. Caroline lo descubre todo permaneciendo tranquilamente sentada en casa. No s cmo se las apaa, pero as es! Sospecho que las criadas y los proveedores constituyen su propio servicio de informacin. Cuando sale, no es con el fin de ir en busca de noticias, sino de divulgarlas. En este terreno tambin se muestra asombrosamente experta.

    Esta ltima caracterstica suya era lo que me haca vacilar. Fuese lo que fuese lo que yo contara a Caroline sobre la muerte de Mrs. Ferrars, lo sabra todo el mundo en el pueblo al cabo de hora y media. Mi profesin exige discrecin y, en consecuencia, acostumbro a esconderle a mi hermana cuantas noticias puedo. Generalmente logra enterarse a pesar de mis esfuerzos, pero tengo la satisfaccin moral de saber que estoy al abrigo de toda posible reconvencin.

    El esposo de Mrs. Ferrars muri hace un ao y Caroline no ha dejado de asegurar, sin tener la menor base en que fundarse, que su mujer le envenen.

    Desprecia mi invariable afirmacin de que Mr. Ferrars muri de gastritis aguda, ayudada por su excesiva aficin a las bebidas alcohlicas. Convengo en que los sntomas de gastritis y de envenenamiento por arsnico tienen puntos de similitud, pero Caroline basa su acusacin en motivos muy distintos.

    Basta con mirarla!, o que deca una vez.

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    Aunque algo madura, Mrs. Ferrars era una mujer muy atractiva y sus sencillos vestidos le sentaban muy bien. Sin embargo, muchsimas mujeres que compran sus vestidos en Pars no por eso han envenenado a sus maridos.

    Mientras vacilaba en el vestbulo, pensando vagamente en todas esa cosas, la voz de Caroline son de nuevo, algo ms aguda:

    Qu demonios haces ah. James? Por qu no vienes a desayunar?Ya voy, querida! contest apresuradamente. Estoy colgando el abrigo.Has tenido tiempo de colgar una docena!Tena razn, muchsima razn. Entr en el comedor, di a Caroline el

    acostumbrado beso en la mejilla y me sent ante un plato de huevos fritos con beicon. El beicon estaba fro.

    Te han llamado muy temprano observ Caroline.S. De Kings Paddock. Mrs. Ferrars. Lo s.Cmo lo sabes?Annie me lo ha dicho.Annie es la doncella; buena chica, pero una charlatana incorregible.Hubo una pausa. Continu comiendo los huevos con beicon. La nariz de mi

    hermana, que es larga y delgada, se estremeca levemente por la punta como ocurre siempre que algo le interesa o excita.

    Y bien?Mal asunto. Nada que hacer. Debi de morir mientras dorma.Lo s repiti mi hermana.Esta vez me sent contrariado.No puedes saberlo. Ni yo lo saba antes de llegar all y no se lo he contado

    todava a nadie. Si Annie est enterada, debe de ser clarividente.No me lo ha dicho Annie, sino el lechero. Se lo ha explicado la cocinera de los

    Ferrars.Ya he dicho antes que no es preciso que Caroline salga a recoger informacin.

    Permanece sentada en casa y las noticias vienen a ella.De qu ha muerto? De un ataque cardaco?Acaso no te lo ha dicho el lechero? repliqu sarcsticamente.Los sarcasmos le resbalan a Caroline. Se los toma en serio y contesta como si tal

    cosa.No lo saba.Como tarde o temprano Caroline acabara por enterarse, tanto daba que se lo

    dijera.Ha muerto por haber ingerido una dosis excesiva de veronal. Lo tomaba

    ltimamente para combatir el insomnio. Debi de pasarse con la dosis.Qu tontera! dijo Caroline de inmediato. Lo hizo adrede. A m no me

    engaas!

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    Cuando se tiene un pensamiento secreto, resulta extrao admitir que no se quiere confesar. El hecho de que otra persona lo exprese nos impulsa a negarlo con toda vehemencia.

    Ya vuelves a las andadas! Dices cualquier cosa sin ton ni son. Por qu haba de suicidarse? Viuda, joven todava, rica y con buena salud, no tena otra cosa que hacer sino disfrutar de la vida. Lo que dices es absurdo!

    Nada de eso. T tambin tuviste que fijarte en el cambio que haba sufrido estos ltimos meses. Pareca atormentada, y acabas de admitir que no poda conciliar el sueo.

    Cul es tu diagnstico? pregunt framente. Un amor desgraciado?Remordimientos afirm con bro.Remordimientos?S. Nunca quisiste creerme cuando te deca que haba envenenado a su marido.

    Ahora estoy ms convencida que nunca.No te muestras muy lgica. Seguro que, cuando una mujer llega hasta el

    extremo de cometer un asesinato, tiene la suficiente sangre fra como para disfrutar de su crimen sin dejarse dominar por el dbil sentimentalismo que suponen los remordimientos.

    Caroline mene la cabeza.Probablemente hay mujeres como las que t dices, pero Mrs. Ferrars no era una

    de ellas. Era un manojo de nervios. Un impulso imposible de dominar la llev a desembarazarse de su marido, porque era de esas personas incapaces de soportar el ms mnimo sufrimiento y no cabe duda de que la esposa de un hombre como Ashley Ferrars debi de sufrir mucho.

    Asent.Desde entonces vivi acosada por el recuerdo de lo que hizo. Me compadezco

    de ella aunque no quiera.Creo que Caroline no sinti nunca compasin por Mrs. Ferrars mientras viva,

    pero ahora que se haba ido (quizs all donde no se llevan vestidos de Pars), estaba dispuesta a permitirse las suaves emociones de la piedad y de la comprensin.

    Le dije con firmeza que su teora era una solemne tontera. Me mostr muy firme aunque, en mi fuero interno, estaba de acuerdo en buena parte con lo que ella haba dicho. Pero no poda admitir que Caroline hubiera llegado hasta la verdad, por el sencillo mtodo de adivinarla. No iba a alentarla. Recorrera el pueblo divulgando sus opiniones y todos pensaran que lo haca basndose en datos mdicos que yo le haba proporcionado. La vida es agotadora.

    Tonteras! dijo Caroline en respuesta a mis crticas. Ya vers. Apuesto diez contra uno a que ha dejado una carta confesndolo todo.

    No dej ninguna carta repliqu tajante sin tener muy claro las consecuencias de admitirlo.

    Ah! exclam Caroline. De modo que s has preguntado si haba una carta,

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    verdad? Creo, James, que para tus adentros piensas como yo. Eres un hipcrita.Siempre hay que tener en cuenta la posibilidad de suicidio seal.Habr encuesta judicial?Tal vez. Todo depende de mi informe. Si estoy plenamente convencido de que

    tom la sobredosis por accidente quiz no la haya.Lo ests? pregunt mi hermana con astucia.No contest y me levant de la mesa.

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    CAPTULO II

    Quin Es Quin En King's Abbot

    Antes de continuar relatando mis conversaciones con Caroline, quiz sea conveniente dar una idea de nuestra geografa local. Nuestro pueblo, King's Abbot, supongo que es muy parecido a cualquier otro. La ciudad ms cercana es Cranchester, situada a nueve millas de distancia. Tenemos una estacin de ferrocarril grande, una oficina de correos pequea y dos tiendas competidoras que venden toda clase de productos. Los hombres aptos acostumbran a dejar la localidad en la juventud, pero somos ricos en mujeres solteras y oficiales retirados. Nuestros pasatiempos y aficiones se resumen en una sola palabra: cotilleo.

    Slo hay dos casas de cierta importancia en King's Abbot. Una es King's Paddock, dejada en herencia a Mrs. Ferrars por su difunto esposo, y la otra, Fernly Park, propiedad de Roger Ackroyd, personaje ste que me ha interesado mucho por ser el paradigma del gentilhombre rural. Me recuerda a uno de aquellos deportistas de rostro enrojecido que aparecan siempre en el primer acto de las viejas comedias musicales, cuyo decorado representaba la plaza del pueblo. Por lo general, cantaban una cancin sobre algo de ir a Londres. Hoy en da tenemos revistas y el caballero rural ha pasado de moda.

    Desde luego, Ackroyd no es en realidad un gentilhombre rural. Es un fabricante, muy rico (creo), de ruedas de vagones. Tiene alrededor de cincuenta aos, un rostro rubicundo y es de carcter jovial. Es ntimo amigo del vicario, contribuye con generosidad a los fondos de la parroquia aunque el rumor diga que es extremadamente ruin cuando se trata de gastos personales, fomenta los partidos de crquet, los clubes de juventud y los institutos para soldados mutilados. Es, en una palabra, la vida y el alma de nuestro apacible pueblo de King's Abbot.

    Cuando Roger Ackroyd era un mozo de veintin aos, se enamor y cas con una hermosa mujer que tena cinco o seis aos ms que l. Se apellidaba Patn y era viuda con un hijo. La historia de su unin fue corta y penosa. Para hablar claro, Mrs. Ackroyd era una dipsmana. Logr matarse a fuerza de beber, cuatro aos despus de la boda.

    En los aos que siguieron, Ackroyd no se mostr inclinado a arriesgarse a una segunda aventura matrimonial. El hijo del primer marido de su mujer tena siete aos cuando su madre muri. Cuenta ahora veinticinco. Ackroyd le ha considerado siempre como su propio hijo y le ha educado en consecuencia, pero ha sido un muchacho alocado y una fuente de disgustos y sinsabores para su padrastro. Sin embargo, todos en King's Abbot quieren a Ralph Patn. Todos coinciden en que es un buen tipo.

    Tal como he dicho ms arriba, en este pueblo siempre estamos dispuestos a

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    chismorrear. Todos notaron desde el principio que Ackroyd y Mrs. Ferrars eran muy buenos amigos. Despus de la muerte del esposo, la intimidad se acentu. Se les vea siempre juntos y se hablaba de que, al acabar su luto, Mrs. Ferrars se transformara en la esposa de Ackroyd. Se consideraba, por cierto, que haba una cierta lgica en el asunto.

    La esposa de Ackroyd haba muerto a consecuencia de sus excesos con la bebida y Ashley Ferrars fue un borracho durante muchos aos antes de su muerte. Era natural que las vctimas de los excesos alcohlicos se consolaran mutuamente de lo que haban sufrido a manos de sus anteriores cnyuges.

    Haca un ao a lo sumo que los Ferrars haban llegado al pueblo, pero Ackroyd haba sido la comidilla de los habitantes de King's Abbot durante aos enteros. Mientras Ralph Patn creca, una serie de amas de llaves gobernaron la casa de Ackroyd y cada una de ellas fue estudiada con recelo y con curiosidad por Caroline y sus amigas. No creo exagerado decir que, durante quince aos por lo menos, el pueblo esper confiado que Ackroyd se casara con una de sus amas de llaves. La ltima, una seora temible llamada miss Russell, rein durante cinco aos, el doble que sus predecesoras. Se crea que, a no ser por la llegada de Mrs. Ferrars, Ackroyd no se le hubiera escapado.

    Influy tambin otro factor: la llegada inesperada de una cuada de Roger, procedente del Canad, con una hija. Se trataba de la viuda de Cecil Ackroyd hermano pequeo de Roger y un intil que se instal en Fernly Park y ha logrado, segn dice Caroline, poner a miss Russell en su sitio.

    No s a ciencia cierta lo que querr decir en su sitio; suena a algo fro y desagradable, pero he comprobado que miss Russell va y viene con los labios apretados y lo que califico de sonrisa acida. Profesa la mayor simpata por la pobre Mrs. Ackroyd, que depende de la caridad del hermano de su marido. El pan de la caridad es tan amargo! Verdad? Yo me sentira muy desgraciada si no me ganara la vida trabajando.

    No s lo que la viuda de Cecil Ackroyd pensara del asunto de su cuado con la viuda Ferrars. Sin duda era ventajoso para ella que Roger permaneciera viudo, pero se mostraba amabilsima incluso efusiva con Mrs. Ferrars cuando la vea. Caroline dice que eso no prueba absolutamente nada.

    Tales han sido nuestras preocupaciones en King's Abbot durante los ltimos aos. Hemos discutido de Ackroyd y sus asuntos desde todos los puntos de vista. Mrs. Ferrars ha ocupado su lugar en el esquema.

    Ahora se ha producido un cambio en el panorama. De la amable discusin sobre los probables regalos de boda, hemos pasado a las sombras de la tragedia.

    Mientras pensaba en todas esas cosas, hice maquinalmente mi ronda de visitas. No tena ningn caso especial que atender y tal vez fui afortunado con eso, pues mi pensamiento volva una y otra vez a la muerte misteriosa de Mrs. Ferrars. Se habra suicidado? Si lo haba hecho, lo ms seguro era que hubiese dejado alguna nota sobre

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    el paso que iba a dar. Se por experiencia que las mujeres que deciden suicidarse desean, por regla general, revelar el estado de nimo que las lleva a cometer ese acto fatal.

    Cundo la haba visto por ltima vez? Apenas haca una semana. Su actitud haba sido entonces completamente normal.

    Record de pronto que la haba visto la vspera, aunque sin hablarnos. Estaba paseando con Ralph Patn, lo cual me sorprendi, pues ignoraba que el muchacho se encontrara en King's Abbot. Crea que haba reido definitivamente con su padrastro y, en los ltimos seis meses, no haba estado en el pueblo. Estaba paseando con Mrs. Ferrars, con las cabezas muy juntas, y ella hablaba con mucha ansiedad.

    Creo poder decir con toda sinceridad que entonces fue cuando el presagio surgi en mi mente. No era todava nada tangible, sino una simple corazonada. Aquel vehemente tte--tte entre Ralph Patn y Mrs. Ferrars me caus una impresin desagradable.

    Continuaba pensando en ello cuando me encontr frente a frente con Roger Ackroyd.

    Sheppard! exclam. Usted es el hombre que buscaba. Qu tragedia tan horrible!

    Est usted enterado?Asinti. Me di cuenta de que el golpe haba sido muy duro para l. Los rojos

    mofletes parecan hundidos y no era ms que la sombra del hombre jovial y rebosante de salud que conoca.

    El asunto es peor de lo que supone dijo en voz baja. Oiga, Sheppard, necesito hablarle. Puede acompaarme a casa ahora?

    Difcilmente. Tengo que visitar a tres enfermos y he de estar en mi casa a las doce para atender el consultorio.

    Dejmoslo para esta tarde. O mejor an: venga a cenar esta noche, a las siete y media. De acuerdo?

    S, eso me va mucho mejor. Qu ocurre? Se trata de Ralph?No s qu fue lo que me impuls a decir eso, excepto, quiz, que casi siempre

    haba sido Ralph.Ackroyd me mir como si no me hubiera comprendido. Me di cuenta de que

    ocurra algo muy grave. Nunca, hasta entonces, haba visto a Ackroyd tan trastornado.Ralph? repiti vagamente. No, no se trata de l. Ralph est en Londres.

    Maldita sea! Aqu llega la vieja miss Gannett. No quiero hablar con ella de este terrible asunto. Hasta luego, Sheppard. A las siete y media.

    Asent y l se march deprisa. Me qued pensativo. Ralph en Londres? Pero si estaba en King's Abbot la tarde anterior. Debi de volver a la ciudad por la noche o a primera hora de la maana y, sin embargo, de la actitud de Ackroyd se infera algo muy distinto. Haba hablado como si Ralph no se hubiera acercado al pueblo durante varios meses.

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    No tuve tiempo de meditar el asunto. Miss Gannett me acorral, sedienta de informacin. Esta seorita tiene todas las caractersticas de mi hermana Caroline, pero carece de su ojo certero para llegar a las conclusiones que son el toque genial de las deducciones de Caroline. Miss Gannett estaba sin aliento y se mostraba inquisitiva.

    No era una pena lo ocurrido a la pobre Mrs. Ferrars? Mucha gente anda diciendo que haca aos que se haba aficionado a las drogas. Parece mentira lo que la gente llega a inventar y, sin embargo, lo peor es que, en general, hay algo de verdad en esas descabelladas afirmaciones! Cuando el ro suena! Tambin dicen que Mr. Ackroyd lo descubri y rompi el compromiso, porque haba un compromiso. Ella, miss Gannett, tena pruebas. Desde luego, yo deba saberlo todo los mdicos siempre lo saben todo, pero se lo callan.

    Me espet todo eso con su mirada de guila para ver cmo reaccionaba ante sus sugerencias. Afortunadamente, la vida en comn con Caroline me ha enseado a mantener mis facciones en la mayor impasibilidad y a contestar con breves frases que no me comprometan.

    En la presente ocasin, felicit a miss Gannett por no formar parte del grupo de calumniadores y de chismosos. Un buen contraataque, pens. La puso en dificultades y me march antes de que pudiera rehacerse.

    Regres a casa pensativo. Varios pacientes me esperaban en la consulta.Acababa de despedir al ltimo y pensaba descansar unos minutos en el jardn

    antes del almuerzo, cuando vi que me esperaba otra paciente. Se levant y se acerc a m mientras yo permaneca de pie un tanto sorprendido. No s el porqu, a no ser por esa imagen frrea que transmite miss Russell, algo que est por encima de las enfermedades de la carne.

    El ama de llaves de Ackroyd es una mujer alta, hermosa, pero con un aire que impone respeto. Tiene una mirada y una boca severa. Tengo la impresin de que si yo fuera una camarera o una cocinera, echara a correr al verla acercarse.

    Buenos das, doctor Sheppard. Le agradecera que echara una mirada a mi rodilla.

    La reconoc, pero, a decir verdad, no le encontr nada de particular. La historia de miss Russell, sobre unos vagos dolores, resultaba tan poco convincente que, de haberse tratado de cualquier otra persona con menos integridad de carcter, hubiera sospechado que intentaba engaarme. Se me ocurri la idea de que miss Russell hubiera inventado deliberadamente la afeccin de la rodilla para sonsacarme respecto a la muerte de Mrs. Ferrars, pero no tard en darme cuenta de que me equivocaba. No hizo ms que una breve alusin a la tragedia. Sin embargo, pareca dispuesta a entretenerse y a charlar.

    Gracias por esta botella de linimento, doctor dijo finalmente, aunque no creo que me alivie mucho.

    Tampoco yo lo crea, pero protest como era mi deber profesional. Despus de todo no poda causarle dao y hay que dar la cara por las herramientas de nuestra

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    profesin.No creo en todas esas drogas dijo miss Russell, con una mirada despreciativa

    a mi surtido de frascos. Las drogas suelen hacer mucho dao. Fjese usted en los cocainmanos.

    Oh! sos casos... comenc, pero ella no me dej seguir....son muy frecuentes en la alta sociedad.Estoy convencido de que miss Russell sabe mucho ms de la alta sociedad que yo.

    No trat de discutir con ella.Slo quiero que me diga una cosa, doctor. Puede curarse un verdadero adicto

    a las drogas?No es posible contestar a una pregunta de esa naturaleza a la ligera. Le hice un

    somero resumen sobre el asunto, que ella escuch con atencin. Yo continuaba sospechando que buscaba informacin sobre Mrs. Ferrars.

    El veronal, por ejemplo... empec.Pero, cosa extraa, no pareca interesada en el veronal. Cambi de tema y me

    pregunt si era cierto que algunos venenos no dejaban la menor huella.Vaya! Ha estado usted leyendo historias de detectives!Me confes que s.La esencia de una historia de detectives prosegu, es la existencia de un

    veneno raro, algo que viene de Amrica del Sur y que nadie conoce, algo que una tribu de salvajes emplea para envenenar sus flechas. La muerte es instantnea y la ciencia occidental resulta impotente para descubrirlo. A eso se refiere?

    S. Pero existe en realidad?Mene la cabeza, apenado.Me temo que no. Est el curare, desde luego.Le habl largo rato del curare, pero daba la sensacin de haber perdido inters

    por el tema. Me pregunt si tena ese veneno entre mis drogas y, al contestarle negativamente, me parece que deca en su estimacin.

    Me dijo que deba marcharse y la acompa hasta la puerta del consultorio en el momento que sonaba el batintn del almuerzo. Nunca hubiese sospechado que miss Russell fuese aficionada a las historias de detectives. Me diverta muchsimo pensar que sala de su cuarto para regaar a una criada delincuente, para despus volver a la lectura del Misterio de la sptima muerte o algo por el estilo.

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    CAPTULO III

    El Hombre Que Cultivaba Calabacines

    Dije a Caroline, mientras almorzbamos, que cenara en Fernly Park. No objet nada. Muy al contrario.

    Magnfico! exclam. Te enterars de todo. A propsito, qu pasa con Ralph?

    Con Ralph? dije sorprendido. Nada!Entonces, por qu se aloja en el Three Boars y no en Fernly Park?No dud un minuto de que la afirmacin de Caroline fuera verdica. Ralph Patn

    deba de hospedarse en la posada del pueblo. Me bastaba con que ella lo dijera.Ackroyd me ha dicho que estaba en Londres. Cogido por sorpresa, olvid mi

    prudente norma de no dar nunca la menor informacin.Oh! dijo Caroline. Vi cmo su nariz se arrugaba mientras rumiaba estas

    palabras. Lleg al Three Boars ayer por la maana. Contina all y anoche se le vio en compaa de una muchacha.

    Esto no me caus la menor sorpresa. Ralph pasa, a mi entender, casi todo su tiempo con una muchacha u otra, pero me extra que escogiera King's Abbot, en vez de la alegre metrpoli, para entregarse a ese gozoso pasatiempo.

    Con una de las camareras?No, eso es lo ms interesante. Sali para encontrarse con ella. No s quin era.Cuan amargo para Caroline tener que confesar semejante cosa!Pero lo adivino continu mi infatigable hermana.Esper pacientemente a que se explicara.Su prima.Flora Ackroyd? exclam sorprendido.Flora Ackroyd no es, desde luego, pariente ni de cerca ni de lejos de Ralph Patn,

    pero se ha considerado durante tantos aos a Ralph como hijo de Ackroyd, que el parentesco se impone por s solo.

    Flora Ackroyd asinti mi hermana.Por qu no fue a Fernly Park si deseaba verla?Noviazgo secreto dijo Caroline con fruicin. El viejo Ackroyd no quiere

    saber nada de eso y tienen que verse a escondidas.Vea yo muchos puntos oscuros en la teora de Caroline, pero me abstuve de

    indicrselos. Una inocente observacin respecto a nuestro nuevo vecino cambi el curso de la conversacin.

    La casa contigua a la nuestra, The Larches, ha sido alquilada ltimamente por un

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    forastero. Con gran contrariedad de Caroline, no ha podido enterarse de nada que le concierna, aparte del hecho de que se trata de un extranjero. Sus confidentes han fracasado en toda la lnea.

    Es de presumir que el buen hombre compra leche, legumbres, carne y pescado, como todo el mundo, pero ninguno de los proveedores da la sensacin de saber lo ms mnimo respecto a l. Al parecer, se llama Porrott, un nombre que transmite una extraa sensacin de irrealidad. Lo nico que sabemos es su inters por el cultivo de calabacines. Pero esto no es, desde luego, lo que Caroline desea conocer. Quiere saber de dnde viene, qu hace, si est casado, lo que su mujer era o todava es, si tiene hijos, cul era el nombre de soltera de su madre. Nunca puedo dejar de pensar que alguien como Caroline debi de inventar los formularios de los pasaportes.

    Mi querida Caroline, no me cabe duda, en cuanto a la profesin de ese hombre. Es un peluquero retirado de los negocios. No tienes ms que mirarle el bigote.

    Caroline no opinaba como yo. Insisti en que, si el hombre fuese peluquero, tendra el cabello ondulado en vez de lacio. Todos los peluqueros lo tienen as.

    Cit algunos peluqueros a los que conozco personalmente y que llevan el cabello liso, pero Caroline rehus dejarse convencer.

    No s cmo clasificarle me dijo agraviada. Le ped prestadas unas herramientas el otro da y se mostr muy corts, pero no pude sonsacarle nada. Le pregunt bruscamente si era francs y me contest que no. Despus de eso no me atrev a preguntarle nada ms.

    Empec a sentir mayor inters por nuestro misterioso vecino. Un hombre capaz de enmudecer a Caroline y de dejarla con las manos vacas, como una nueva reina de Saba, tena que ser una personalidad.

    Creo coment Caroline que posee uno de esos modernos aparatos aspiradores de polvo.

    Percib la insinuacin de un regalo y vi en sus ojos el brillo de la oportunidad de hacer ms preguntas. Aprovech para escaparme al jardn. Me gusta la jardinera. Estaba muy atareado exterminando races de dientes de len cuando son muy cerca un grito de aviso. Un objeto pesado pas silbando junto a mi oreja y cay a mis pies, donde se aplast con un ruido repugnante. Era un calabacn.

    Mir hacia arriba con enojo. Por encima de la tapia, a mi izquierda, surgi un rostro humano. Perteneca a una cabeza semejante a un huevo, parcialmente cubierta de cabellos de un negro sospechoso y en la cual destacaban un mostacho enorme y un par de ojillos despiertos. Se trataba de nuestro misterioso vecino Mr. Porrott.

    l se apresur a disculparse.Le pido mil perdones, monsieur. No tengo excusa! Durante varios meses he

    cultivado calabacines. Esta maana, de pronto, me he encolerizado con ellos y los he mandado a paseo, no slo mental, sino tambin fsicamente. Et voil! Cojo el mayor y lo echo por encima de la tapia. Monsieur, estoy avergonzado y me pongo a sus pies!

    Ante tan profusas disculpas, mi clera se disip, como era natural. Despus de

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    todo, el dichoso calabacn no me haba tocado. Pero esperaba que nuestro nuevo amigo no tuviese por costumbre arrojar cucurbitceas de ese tamao por encima de los muros. Semejante hbito le hara indeseable como vecino.

    El extrao personaje pareci leer en mi pensamiento.Ah, no! exclam. No se inquiete usted. No es mi costumbre dejarme llevar

    por estos excesos. Pero cree usted posible, monsieur, que un hombre trabaje y sude para lograr cierta clase de bienestar y una vida conforme a sus ambiciones para descubrir que, despus de todo, echa de menos los das de trabajo ingrato y la antigua tarea que crey que le haca tan feliz dejar?

    S dije lentamente. Creo que eso ocurre a menudo. Yo soy tal vez un ejemplo de ello. Hace un ao que cobr una herencia, suficiente para permitirme la realizacin de mi sueo. Siempre dese viajar, ver mundo. Pues bien, de eso hace un ao, tal como le digo, y contino aqu.

    Son las cadenas del hbito afirm mi vecino. Trabajamos para alcanzar un objetivo y, una vez conseguido ste, descubrimos que lo que echamos de menos es el trabajo diario. Crame, monsieur, mi trabajo era interesante, el ms interesante del mundo.

    S? dije para animarle. Por un momento me sent movido por la misma curiosidad que Caroline.

    El estudio de la naturaleza humana, monsieur!Ah, ah! contest amablemente.No me caba duda de que era peluquero jubilado. Quin conoce mejor que un

    peluquero los secretos de la naturaleza humana?Tambin tena un amigo; un amigo que durante muchos aos no se alej de mi

    lado. A pesar de que algunas veces haca gala de una imbecilidad que daba miedo, me era muy querido. Figrese que echo de menos hasta su estupidez. Su naivet, su honradez, el placer que disfrutaba sorprendindole con mis dotes superiores, todo eso lo echo de menos ms de lo que puedo decirle.

    Muri? pregunt con inters.No. Vive y prospera, pero al otro lado del mundo. Se encuentra actualmente en

    Argentina.En Argentina? dije con envidia.Siempre ha sido mi deseo ir a Amrica del Sur. Levant la vista y comprob que

    Mr. Porrott me miraba con simpata. Pareca un tipo comprensivo.Ir usted all? pregunt.Sacud la cabeza mientras suspiraba.Poda haber ido. Hace un ao. Pero fui un loco y, peor que loco, ambicioso.

    Arriesgu lo tangible por una sombra.Comprendo. Especul usted?Asent tristemente, pero, a pesar mo, me senta secretamente satisfecho. Aquel

    hombre ridculo se mostraba tan solemne.

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    No sera con los Petrleos Porcupine? pregunt de pronto.Le mir con asombro.Pens en ellos, pero acabe optando por una mina de oro en Australia

    occidental.Mi vecino me miraba con una extraa expresin que no lograba definir.Es el destino dijo finalmente.A qu se refiere? pregunt algo irritado.El destino es lo que hace que yo viva al lado de un hombre que toma en serio

    los Petrleos Porcupine y las minas de oro australianas. Dgame, es usted aficionado tambin a las damas de cabello rojizo?

    Le mir boquiabierto y se ech a rer.No tema usted, no estoy loco. Ha sido una pregunta tonta. Ver usted, el amigo

    de quien le he hablado era joven, crea que todas las mujeres eran buenas y, la mayora, hermosas. Pero usted tiene ya cierta edad, es mdico y conoce la locura y la vanidad de esta vida nuestra. Bueno, bueno, somos vecinos. Le ruego que acepte y presente a su distinguida hermana mi mejor calabacn.

    Se inclin y me alarg un enorme ejemplar de la tribu que acept con el mismo espritu con que me lo ofreca.

    Vamos dijo el hombre alegremente. No he perdido la maana. He trabado conocimiento con un hombre que se parece algo a mi lejano amigo. A propsito, querra hacerle una pregunta: sin duda conocer a todos los habitantes de este pueblo. Quin es el joven de cabellos y ojos negrsimos y hermoso rostro que anda con la cabeza echada hacia atrs y con una agradable sonrisa en los labios?

    La descripcin no dejaba lugar a dudas.Debe de tratarse del capitn Ralph Patn.No le haba visto hasta ahora.Hace tiempo que no ha estado aqu, pero es hijo, o mejor dicho, hijo adoptivo

    de Mr. Ackroyd, de Fernly Park.Mi vecino hizo un gesto de impaciencia.Poda haberlo adivinado! Mr. Ackroyd habla a menudo de l.Conoce usted a Ackroyd? dije con cierta sorpresa.Conoc a Mr. Ackroyd en Londres, cuando estuve trabajando all. Le he pedido

    que no hable de mi profesin en este pueblo.Comprendo dije divertido por lo que tach de ridcula vanidad por su parte.Uno prefiere guardar el incgnito continu el tipo con una sonrisa afectada

    . No me atrae la notoriedad y no he intentado siquiera corregir la versin local de mi nombre.

    De veras? contest algo desconcertado.El capitn Ralph Patn musit Porrott Es el prometido de la sobrina de

    Mr. Ackroyd, la encantadora miss Flora?Quin se lo ha dicho? pregunt muy asombrado.

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Mr. Ackroyd, hace una semana. Est encantado. Hace tiempo que lo deseaba, segn he podido comprender. Creo que incluso ha abusado imprudentemente de su influencia sobre el joven. Un muchacho debe casarse segn su gusto, no para complacer a un padrastro de quien espera heredar.

    Yo me encontraba presa de la mayor confusin. No comprenda que Ackroyd hiciera confidencias a un peluquero y discutiera con l la boda de su sobrina con su hijastro. Ackroyd se muestra lleno de bondad y deferencia con sus inferiores, pero tiene un alto sentido de la dignidad. Empec a sospechar que Porrott no era peluquero.

    Para ocultar mi confusin, dije lo primero que me pas por la cabeza.Qu le hizo fijarse en Ralph Patn? Su fsico?No, aunque es muy guapo para tratarse de un ingls, lo que las escritoras

    llamaran un dios griego. Hay algo en ese joven que no comprendo.Pronunci esta ltima frase con un tono que me caus una impresin indefinida.

    Era como si analizara al joven con ayuda de un conocimiento secreto que yo no comparta. Me qued con esta impresin, porque en aquel instante mi hermana me llam desde la casa.

    Entr y vi a Caroline con el sombrero puesto. Acababa de regresar del pueblo.He visto a Mr. Ackroyd anunci sin prembulo alguno.S?Le detuve, como es natural, pero tena mucha prisa y pareca deseoso de

    escapar.No dud un momento de que as fuera. Actuara con Caroline como yo hiciera

    horas antes con miss Gannett.Le pregunt de inmediato por Ralph. Se ha quedado asombrado. No tena la

    menor idea de que el muchacho estuviese aqu. Lleg a decir que deba de estar equivocada. Equivocarme yo!

    Eso es ridculo! Tendra que conocerte mejor!Despus me dijo que Ralph y Flora estn comprometidos.Lo saba interrump con modesto orgullo.Quin te lo dijo?Nuestro nuevo vecino.Caroline vacil unos segundos, como la bola de una ruleta que baila con

    coquetera entre dos nmeros. Entonces rechaz la tentacin del cebo.Le dije a Mr. Ackroyd que Ralph se aloja en el Three Boars.Caroline, no piensas nunca en que puedes hacer mucho dao con esta

    costumbre de repetirlo todo indiscriminadamente?Pamplinas! replic mi hermana. Es preciso que la gente se entere.

    Considero mi deber avisarles. Mr. Ackroyd se mostr muy agradecido.Sigue, sigue aad, consciente de que no haba concluido.Creo que fue directamente al Three Boars, pero si lo hizo no encontr a Ralph.No?

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    No, porque cuando yo regresaba por el bosque...Por el bosque?Caroline tuvo la gracia de sonrojarse.El da era tan hermoso! Decid dar un paseo. El bosque est precioso en esta

    poca del ao, con esos tintes otoales.A Caroline le importan un comino los bosques, sea la estacin que sea.

    Naturalmente, los considera como lugares donde uno se moja los pies y donde toda especie de cosas desagradables pueden caerte sobre la cabeza. Era, sin duda, el instinto de la mangosta lo que la llev a nuestro bosque local, que es el nico lugar cercano al pueblo

    de King's Abbot donde se puede hablar con una muchacha sin que se enteren los habitantes. Ese bosque es contiguo a Fernly Park.

    Contina le dije.Volva, como te digo, por el bosque, cuando o voces.Caroline hizo una pausa.S?Una perteneca a Ralph Patn, la reconoc de inmediato. La otra era de una

    muchacha. Naturalmente, no quera escuchar.Claro que no! interrump con un sarcasmo que, sin embargo, se desperdici

    con Caroline.Pero era inevitable orles. La chica le dijo algo que no comprend y Ralph le

    contest muy enfadado: Querida! No comprendes que es muy probable que el viejo me deje sin un cheln? Se ha ido cansando de m durante estos ltimos aos. Otro disgusto y la cosa estar fatal. Necesitamos el dinero, mujer! Ser un hombre rico cuando el viejo muera. Es avaro, pero tiene la bolsa bien repleta. No tengo ganas de que cambie su testamento. Djamelo a m y no te preocupes.

    sas fueron sus palabras textuales. Las recuerdo muy bien. Por desgracia, en aquel momento mi pie tropez con una ramita seca. Bajaron la voz y se alejaron. No poda correr detrs de ellos, as que no vi quin era la chica.

    Que humillacin! Supongo, sin embargo, que al sentirte indispuesta, te apresuraste a ir al Three Boars y pedir una copa de coac en el bar, para ver si todas las camareras estaban de servicio.

    No era ninguna camarera dijo Caroline sin vacilar. Estoy casi segura de que se trataba de Flora Ackroyd, pero...

    Pero no parece lgico! la interrump.Si no era Flora, quin entonces?Rpidamente, mi hermana enumer una lista de muchachas solteras que viven en

    los alrededores, con muchos argumentos a favor y en contra.Cuando se detuvo para tomar aliento, murmur algo respecto a un paciente y me

    largu.Pens ir a los Three Boars, porque me pareca probable que a esa hora Ralph

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Patn estuviese all. Conoca bien a Ralph, mejor tal vez que los dems habitantes de King's Abbot, pues haba conocido antes a su madre y comprenda ciertas cosas que desconcertaban a los dems. Era, hasta cierto punto, vctima de una ley hereditaria. No hered de su madre la propensin a la bebida, pero posea ciertos rasgos de debilidad. Tal como mi nuevo amigo de la maana haba declarado, era extraordinariamente guapo, alto, bien proporcionado, dotado de la elegancia de movimientos del perfecto atleta, moreno como su madre, con un rostro de lneas correctas, tostado por el sol y casi siempre animado por una fcil sonrisa.

    Ralph era uno de esos seres nacidos para ganarse la voluntad de los dems sin esfuerzo. Se daba a la buena vida, era extravagante, no respetaba nada en este mundo, pero, aun as, era encantador y sus amigos le eran devotos.

    Poda yo acaso hacer algo por el muchacho? Me pareca que s.En el Three Boars me enter de que el capitn acababa de regresar. Sub a su

    cuarto y entr sin hacerme anunciar.Durante un momento, al recordar lo que haba odo y visto, dud sobre cmo me

    recibira, pero sin razn.Hola! Es usted, Sheppard! Me alegro de verle! Se acerc a m con la mano

    tendida y el rostro radiante y sonriente. La nica persona que me alegro de ver en este pueblo infernal.

    Qu le ha hecho el pobre pueblo?Ralph ri irritado.Es una larga historia. Las cosas no me van muy bien. Quiere beber algo?S, gracias.Puls el timbre. Despus volvi a mi lado y se desplom en una butaca.Para ser franco dijo sombramente, estoy metido en un lo. Es ms, no

    tengo la menor idea de lo que voy a hacer.Qu ocurre?Se trata de mi dichoso padrastro.Qu ha hecho?No es lo que haya hecho, sino lo que con seguridad est a punto de hacerUn camarero se present en respuesta a la llamada y Ralph pidi las bebidas.

    Cuando el hombre sali, se sent de nuevo con el entrecejo fruncido.Se trata de algo verdaderamente serio?Asinti.Esta vez estoy con el agua al cuello! dijo muy sobrio.La gravedad inusitada de su voz me dio a entender que deca la verdad. Ralph

    Patn no se pona grave por una nimiedad.No veo cmo puedo salir del paso continu. No lo veo.Si puedo ayudarle...! suger.Mene la cabeza con decisin.Gracias, doctor, pero no puedo permitir que se enrede en esto. Es preciso que

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    luche solo.Guard silencio un minuto y repiti con un leve cambio en la voz:S, es preciso que luche solo!

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    CAPTULO IV

    Cena En Fernly Park

    Faltaba unos minutos para las siete y media, cuando llam a la puerta de Fernly Park. Parker, el mayordomo, la abri con admirable prontitud.

    La noche era tan agradable que haba ido a pie. Entr en el gran vestbulo y Parker se hizo cargo de mi abrigo. En aquel instante, un amable joven llamado Raymond, secretario de Ackroyd, cruz el vestbulo y se encamin hacia el despacho con las manos llenas de papeles.

    Buenas noches, doctor! Viene a cenar o se trata de una visita profesional?Mir mi maletn negro, que haba dejado en el arcn de roble.Le expliqu que esperaba ser llamado de un momento a otro para atender un

    parto y que, en consecuencia, deba estar preparado. Raymond asinti y sigui su camino.

    Vaya al saln aadi por encima del hombro. Ya conoce usted el camino. Las seoras bajarn dentro de un minuto. Tengo que llevar estos papeles a Mr. Ackroyd y le dir que est usted aqu.

    Parker se haba retirado, de modo que me encontraba solo en el vestbulo. Me arregl la corbata ante un gran espejo que colgaba de la pared y me encamin a la puerta del saln.

    Cuando puse la mano en el pomo o un ruido en el interior de la estancia, un ruido que me pareci el de una ventana que se cerraba. Lo anot maquinalmente, sin concederle importancia en aquel momento.

    Abr la puerta y entr. Al hacerlo, tropec con miss Russell que se dispona a salir. Ambos nos excusamos.

    Por primera vez mir detenidamente al ama de llaves. Qu hermosa debi de ser un da y cunto lo era an! El pelo oscuro no tena canas y, cuando se arrebolaba, como ocurra ahora, su aspecto ganaba muchsimo.

    De un modo inconsciente, me pregunt si habra salido, pues respiraba como si hubiera estado corriendo.

    Me parece que llego demasiado temprano.No creo, doctor. Ya son ms de las siete y media. Se detuvo un segundo antes

    de aadir: Ignoraba que viniera a cenar. Mr. Ackroyd no me ha avisado.Tuve la vaga impresin de que mi presencia la desagradaba, pero no encontr

    ninguna razn.Cmo va la rodilla?Sigue igual! Gracias, doctor! Debo irme. Mrs. Ackroyd bajar en un instante.

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Slo estaba comprobando si a las flores les faltaba agua.Sali rpidamente y yo me acerqu a la ventana, extraado por su evidente deseo

    de justificar su presencia en el saln. Al hacerlo, me di cuenta de algo que, de haberlo reflexionado antes, hubiera recordado: que por los ventanales se acceda a la terraza. Pero el sonido que haba odo antes no poda ser el de una ventana que se cerraba.

    Para distraer mi pensamiento de tan desagradables preocupaciones, ms que por cualquier otro motivo, empec a tratar de adivinar la causa del ruido en cuestin.

    Carbn echado al fuego? No poda ser! El cierre de un cajn? Tampoco! De pronto mi mirada se pos en lo que llaman, segn creo, una vitrina para la plata, un mueble con tapa de cristal que se levanta y que permite ver el contenido. Me acerqu para ver qu haba dentro.

    Contempl dos o tres objetos de plata antigua, un zapatito de nio que perteneci al rey Carlos I, algunas figuras de jade chinas y varios objetos africanos. Levant la tapa para coger una de las figuras de jade, pero se me resbal de los dedos y cay.

    Reconoc de inmediato el sonido anterior. Era el de esta tapa al ser cerrada con suavidad. Levant y baj la tapa un par de veces para comprobarlo y, por ltimo, observ ms de cerca los objetos.

    Estaba todava inclinado sobre la vitrina cuando Flora Ackroyd entr en la habitacin.

    Sern muchas las personas que no quieran a Flora Ackroyd, pero nadie deja de admirarla. Con sus amigos sabe mostrarse encantadora. Lo primero que en ella llama la atencin es su extraordinaria belleza. Tiene el cabello dorado claro de los escandinavos. Sus ojos son azules como las aguas de un fiordo noruego y su cutis es de crema y rosas. Tiene hombros cuadrados de adolescente y caderas estrechas. Para un mdico cansado de la vida, es un verdadero tnico tropezar con una salud tan perfecta como la de Flora. Es, en una palabra, una muchacha inglesa, sencilla y franca. Tal vez estoy chapado a la antigua, pero creo que hay que buscar muy lejos para encontrar algo que supere a una joven como ella.

    Flora se acerc hacia m y expres sus dudas sacrlegas en cuanto a que el rey Carlos I hubiese llevado el zapatito de la vitrina.

    De todos modos continu Flora, eso de dar tanta importancia a algo porque alguien lo ha llevado me parece una tontera. La pluma que George Eliot us para escribir El molino junto al Floss1 no es ms que una pluma vulgar. Si a uno le interesa George Eliot, por qu no comprar El molino junto al Floss en una edicin barata y leerlo?

    Supona que usted no lea nunca obras antiguas, miss Flora.Se equivoca usted, doctor Sheppard. El molino junto al Floss me gusta

    muchsimo.Me alegr orselo decir. Lo que las jvenes de hoy leen y declaran ser de su gusto

    1 The Mili on the Floss publicado en Espaa con el ttulo de El molino junto al Floss, 3 vols. CU. 1932 (N. del T.)

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    llega a asustarme.No me ha felicitado usted todava, doctor Sheppard! dijo Flora No est

    enterado?Me alarg la mano izquierda. En el anular llevaba un anillo con una hermosa

    perla.Voy a casarme con Ralph aadi. Mi to est muy satisfecho. As no salgo

    de la familia, lo comprende?Tom sus manos entre las mas.Querida, espero que sea muy dichosa.Hace aproximadamente un mes que estamos prometidos continu Flora con

    voz serena, pero no se anunci el noviazgo hasta ayer. Mi to mandar arreglar Cross-stones y nos lo ceder para vivir all. Jugaremos a ser granjeros. En realidad, lo que haremos ser cazar todo el invierno, ir a Londres para la temporada y despus viajar en el yate. Adoro el mar. Adems, cuidar de los asuntos de la parroquia y asistir a todas las reuniones de las madres de familia.

    En este instante, Mrs. Ackroyd entr, excusndose por el retraso.Siento decir que detesto a Mrs. Ackroyd. Es una mujer muy desagradable, todo

    dientes y huesos. Tiene los ojos pequeos, de un azul plido y de una mirada dura como el pedernal. Por muy efusivas que sean sus palabras, sus ojos siempre permanecen fros y calculadores.

    Me acerqu a ella, dejando a Flora cerca de la ventana. Me dio a estrechar un montn de nudillos y anillos, y empez a hablar con volubilidad.

    Estaba enterada del noviazgo de Flora? Sera un matrimonio perfecto! Los muchachos se haban enamorado a primera vista. Haran una pareja esplndida; l tan moreno y ella tan rubia.

    No s cmo decirle, querido doctor Sheppard, la alegra que siente un corazn de madre.

    Mrs. Ackroyd suspir, tributo debido a su corazn de madre, mientras sus ojos me observaban con astucia.

    Yo me preguntaba... Hace tantos aos que usted es amigo de Roger! Sabemos cunto aprecia sus opiniones. La cosa es difcil para m en mi posicin de viuda del pobre Cecil. Ver usted, estoy convencida de que Roger piensa concederle una dote a mi querida Flora, pero todos sabemos que es algo peculiar cuando se trata de dinero. Algo muy comn, segn he escuchado, entre los magnates de la industria. Me preguntaba, pues, si usted no tendra inconveniente en tantear el terreno. Flora le aprecia tanto! Le consideramos como un antiguo amigo, aunque slo hace dos aos que le conocemos!

    La elocuencia de Mrs. Ackroyd qued cortada al abrirse la puerta del saln una vez ms. Acog con placer la interrupcin. Me resulta odioso intervenir en los asuntos de otras personas y no tena la menor intencin de hacer preguntas a Ackroyd sobre la dote de Flora. Un minuto ms y me hubiera visto en la obligacin de decrselo as a

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Mrs. Ackroyd.Conoce usted al comandante Blunt, doctor?S, le conozco.Muchos son los que conocen a Hctor Blunt, cuando menos por referencias. Ha

    matado ms fieras en pases salvajes que cualquier otro hombre viviente. Cuando se habla de l, dicen: Ah! Blunt. Se refiere al gran cazador, no?

    Su amistad con Ackroyd no deja de extraarme, pues ambos hombres no tienen nada en comn. Blunt tiene unos cinco aos menos que Ackroyd. Se hicieron amigos durante su juventud y, aunque sus vidas tomaron rumbos distintos, la amistad perdura. Cada dos aos, poco ms o menos, Blunt pasa un par de semanas en Fernly Park, y una inmensa cabeza de animal, adornada de un nmero asombroso de astas y con una mirada que te congela cuando entras en el vestbulo, patentiza la duradera amistad.

    Blunt entr en el cuarto con su paso peculiar, gil y decidido. Es de estatura mediana y de complexin fuerte y recia. Su rostro tiene el color de la caoba y carece de expresin. Los ojos son grises y dan la impresin de estar vigilando algo que ocurre a mucha distancia. Habla poco y de un modo entrecortado, como si las palabras saliesen de su boca contra su voluntad.

    Me dijo, con el modo brusco que le es habitual, Cmo est usted, Sheppard?, y se coloc frente a la chimenea, mirando por encima de nuestras cabezas, como si viera algo muy interesante, all en Timbuct.

    Comandante Blunt dijo Flora, hbleme de estos objetos africanos. Estoy segura de que los conoce todos.

    Haba odo decir que Blunt era enemigo de las mujeres, pero not la rapidez con que se reuni con Flora ante la vitrina. Ambos se inclinaron sobre los objetos.

    Tema que Mrs. Ackroyd volviese a hablar de dotes y me apresur a hacer algunas observaciones sobre una nueva especie de hortensia. Tena conocimiento de su existencia porque lo haba ledo en The Daily Mail aquella maana. Mrs. Ackroyd no saba nada de horticultura, pero era de esas mujeres que quieren parecer bien informadas de los tpicos en boga y ella tambin lea The Daily Mail, as que conversamos animadamente hasta que Ackroyd y su secretario se reunieron con nosotros. Parker anunci de inmediato que la comida estaba servida.

    Me sent entre Mrs. Ackroyd y Flora. Blunt se encontraba al otro lado de Mrs. Ackroyd y Geoffrey Raymond junto al cazador.

    La cena no fue alegre. Ackroyd estaba visiblemente preocupado y apenas si prob bocado. Mrs. Ackroyd, Raymond y yo nos encargamos de mantener animada la conversacin. Flora pareca afectada por la depresin de su to y Blunt se mostr tan taciturno como siempre.

    Despus de la comida, Ackroyd desliz su brazo en mi codo y me llev a su despacho.

    En cuanto sirvan el caf, no volvern a interrumpirnos dijo. He dado

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    instrucciones a Raymond para que no nos molesten.Le mir con atencin, aunque disimulndolo. Se adverta que estaba bajo la

    influencia de alguna fuerte excitacin. Durante un minuto o dos, recorri la habitacin de arriba abajo y, al entrar Parker con la bandeja de caf, se dej caer en un silln delante del fuego.

    El despacho era una estancia confortable. Unas estanteras llenas de libros ocupaban una de las paredes. Los sillones eran grandes y tapizados de cuero azul oscuro. Un escritorio de grandes dimensiones se encontraba al lado de la ventana y estaba cubierto de papeles cuidadosamente doblados y archivados. En una mesa redonda haba algunas revistas y hojas deportivas.

    El dolor se ha reproducido despus de las comidas estos ltimos tiempos observ Ackroyd, de pasada, al servir el caf. Debe usted darme ms tabletas de sas.

    Me dio la impresin de que pretenda dejar claro que nuestra conversacin era mdica y contest en el mismo sentido:

    Lo presuma y he trado unas cuantas.Es usted muy amable. Dmelas ahora, por favor.Estn en mi maletn, en el vestbulo. Voy a buscarlas.Ackroyd me detuvo.No se moleste, Parker se lo traer. Traiga el maletn del doctor, Parker!Muy bien, seor.Parker se retir. Yo iba a hablar, pero Ackroyd levant la mano.Todava no. Espere. No ve que estoy tan nervioso que apenas puedo

    contenerme? Tras una breve pausa prosigui: Cercirese de que esa ventana est cerrada, quiere?

    Algo sorprendido, me levant y me acerqu a la ventana. No era una ventana de dos hojas, sino del tipo guillotina. Las pesadas cortinas azules la tapaban, pero estaba abierta por la parte superior.

    Parker volvi con mi maletn mientras yo permaneca delante de la ventana.Ya est cerrada anunci.Hermticamente?S, s. Qu le pasa, Ackroyd?La puerta acababa de cerrarse detrs de Parker o, de lo contrario, yo no habra

    formulado la pregunta.Ackroyd esper un minuto antes de contestar.Estoy sufriendo como un condenado dijo lentamente. No busque esas

    dichosas tabletas. Slo he hablado de ellas a causa de Parker. Los criados son siempre curiosos. Venga aqu y sintese. La puerta est cerrada, verdad?

    S. Nadie nos oir. No se preocupe.Sheppard, nadie sabe lo que he soportado durante las ltimas veinticuatro

    horas. Todo se ha derrumbado en torno mo y ese asunto de Ralph ha sido la gota que

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    ha hecho desbordar el vaso. Pero no hablemos de eso ahora. Es lo otro, lo otro. No s qu hacer y debo decidirme pronto.

    Qu ocurre?Ackroyd permaneci en silencio unos momentos. Pareca no saber cmo empezar.

    Cuando habl, su pregunta me cogi por sorpresa, pues era lo ltimo que esperaba or de su boca.

    Sheppard, usted cuid a Ashley Ferrars durante su ltima enfermedad, verdad?

    S.Pareci encontrar mayor dificultad an en formular la siguiente pregunta.No se le ocurri nunca que le hubiesen envenenado?Guard silencio durante unos momentos. Decid entonces explicar lo que saba.

    Roger no es como mi hermana Caroline.Voy a decirle la verdad confes. Entonces no tuve la menor sospecha, pero

    luego, en fin, lo que me dijo mi hermana me dio que pensar. Desde entonces, no he dejado de darle vueltas. Pero tenga en cuenta que no poseo pruebas.

    Fue envenenado afirm Ackroyd con voz apagada,Por quin? pregunt inmediatamente.Por su esposa.Cmo lo sabe?Me lo dijo ella.Cundo?Ayer! Dios mo! Ayer! Me parece que hace diez aos!Esper un momento y Ackroyd continu:Ver usted, Sheppard, le digo esto confidencialmente. Nadie debe saberlo.

    Deseo su consejo. No puedo llevar este peso solo. Tal como acabo de decirle, no s qu debo hacer.

    Puede usted contrmelo todo. No estoy enterado de nada. Cmo es que Mrs. Ferrars le hizo esa confesin?

    Hace tres meses, le ped a Mrs. Ferrars que se casara conmigo. Rehus, insist y consinti finalmente, pero no permiti que se hiciera pblico el compromiso hasta haber transcurrido un ao de la muerte de su esposo. Ayer fui a verla, le record que haca un ao y tres semanas que su esposo haba muerto y que nada se opona a que hiciramos pblico el compromiso. Haca das que me haba fijado en su extraa actitud. De pronto, sin el menor aviso, me lo confes todo, presa del mayor abatimiento. Habl de su odio hacia su brutal esposo, de su amor por m y de la horrible solucin que encontr. El veneno! Dios mo! Fue un asesinato a sangre fra!

    Vi la repulsin y el horror reflejados en el rostro de Ackroyd del mismo modo en que debi verlos Mrs. Ferrars. Ackroyd no es de esos enamorados exaltados que lo excusan todo llevados por su pasin. Es un buen ciudadano. Sus profundas convicciones morales y su respeto a la ley le apartaron sin duda de ella en el terrible

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    momento de la revelacin.Me lo confes todo! repiti en voz baja. Haba alguien que lo saba

    tambin desde el principio, alguien que la chantajeaba, exigiendo importantes cantidades. Fue esa tensin la que la llev al borde de la locura

    Quin es ese nombre?De pronto surgi ante mis ojos el cuadro de Ralph Patn y de Mrs. Ferrars en

    ntimo concilibulo y, por un momento, sent un ramalazo de ansiedad. Y si...! Pero era imposible! Record la franqueza del saludo de Ralph aquella misma tarde. Era absurdo!

    No quiso decirme su nombre dijo Ackroyd lentamente. No precis tampoco que se tratara de un hombre, pero desde luego...

    Claro interrump. Debe de haber sido un hombre. Sospecha usted de alguien?

    Por toda respuesta, Ackroyd lanz un gruido y se llev las manos a la cabeza.No puede ser! Me vuelve loco pensar algo as. No, ni siquiera a usted le dir la

    disparatada sospecha que ha pasado por mi cabeza. No aadir ms que esto. Algo que ella me dijo me hizo pensar que la persona en cuestin se encuentra actualmente bajo mi techo, pero es imposible. Debo estar equivocado.

    Qu le contest usted?Qu poda decirle? Comprendi, desde luego, el golpe que yo haba recibido.

    Surgi entonces la cuestin de saber cul era mi deber. Ella acababa de hacerme cmplice suyo de aquel crimen. Se dio cuenta de todo antes que yo, pues estaba anonadado. Me pidi veinticuatro horas de plazo, me hizo prometer que no hara nada hasta transcurridas esas horas y rehus terminantemente darme el nombre del chantajista que la haba estado desangrando. Supongo que tema que fuera a encararme con l y lo descubriera todo. Me dijo que tendra noticias suyas antes de veinticuatro horas. Dios mo! Le juro, Sheppard, que nunca pens en que pudiera suicidarse. Yo la impuls a matarse!

    No, no! No exagere usted las cosas. Usted no es responsable de su muerte.La cuestin es qu voy a hacer? La pobre mujer ha muerto. Por qu resucitar

    cosas pasadas?Estoy de acuerdo con usted.Pero queda otro asunto. Cmo voy a desenmascarar al rufin que la impuls a

    matarse de un modo tan inexorable como si la hubiese matado l mismo? Conoca su primer crimen y se ceb en ella como un buitre. Ella ha pagado el precio de su delito. Acaso l quedar impune?

    Comprendo. Usted quiere desenmascararle. Pero no debe olvidar que eso dara publicidad al asunto.

    He pensado en ello. Le he dado mil y una vueltas.Estoy de acuerdo con usted en que el truhn ha de recibir un castigo, pero hay

    que pensar en las consecuencias.

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Ackroyd se levant y se pase por la habitacin. Al cabo de unos segundos, se dej caer nuevamente en una silla.

    Mire usted, Sheppard, dejmoslo as. Si no sabemos nada por ella, no daremos ningn paso.

    Qu quiere usted decir? pregunt con curiosidad.Tengo la impresin de que ha dejado un mensaje para m antes de morir.Mene la cabeza.Le ha dejado una carta o algn tipo de mensaje?Estoy seguro de que s, Sheppard. Y lo que es ms: sospecho que, al escoger la

    muerte, dese que se supiera todo, aunque slo fuera para verse vengada del hombre que la llev a la desesperacin. Creo que, de haberla visto entonces, me hubiese dicho su nombre, encargndome que le persiguiera.

    Me mir fijamente.No cree usted en los presentimientos?S, s, desde luego. Si, como usted dice, se recibiera algo de ella...Call. La puerta se abri silenciosamente y Parker entr con una bandeja, en la

    que haba algunas cartas.El correo de la noche, seor dijo acercando la bandeja a Ackroyd.Despus recogi las tazas del caf y se alej.Mi atencin, alejada por un momento de Ackroyd, volvi a concentrase en l.

    Miraba como hipnotizado un sobre azul largo y estrecho. Haba dejado caer las otras cartas al suelo.

    Su letra dijo en un murmullo. Debi de salir y echarla al correo anoche, antes... antes...

    Abri el sobre y sac de ste una hoja de papel grueso. Levant la vista rpidamente.

    Est seguro de haber cerrado la ventana?Segursimo dije sorprendido. Por qu?He tenido toda la noche la extraa sensacin de que me vigilaban, de que me

    espiaban. Qu es eso?Se volvi bruscamente y le imit. A ambos nos haba parecido or un leve ruido

    en la puerta, como si alguien moviera el pomo. Me puse en pie y abr la puerta. No haba nadie.

    Son los nervios murmur Ackroyd.Desdobl la hoja de papel y ley en voz baja:

    Mi amado, mi bien amado Roger: Una vida exige otra, lo comprendo, lo he ledo en tu cara esta tarde y estoy tomando el nico camino que me queda. Te dejo el encargo de castigar a la persona que ha hecho un infierno de mi vida durante el ltimo ao. No he querido decirte antes su nombre, pero pienso escribrtelo ahora. No tengo hijos ni parientes en qu pensar y no temo la publicidad. Si puedes, Roger, querido Roger, perdname el mal que te quise hacer,

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    puesto que al llegar la hora, no me vi con nimo para realizar...

    Ackroyd, con el dedo puesto para doblar la pgina, se detuvo.Perdneme, Sheppard dijo con voz temblorosa, pero debo leer esto a solas.

    Lo escribi para m personalmente.Guard la carta en el sobre y lo dej en la mesa.Ms tarde, cuando est solo...No grit impulsivamente. Lala ahora.Ackroyd me mir con sorpresa.Dispnseme dije, enrojeciendo. No quise decir que la leyera en voz alta,

    pero lala mientras estoy aqu.Ackroyd mene la cabeza.Prefiero esperar.Algn motivo oculto me oblig a insistir.Cuando menos, lea el nombre del culpable.Pero Ackroyd es tozudo. Cuanto ms se le insiste para que haga una cosa, menos

    dispuesto est a dejarse convencer. Todos mis argumentos fueron en vano.Haban entrado el correo a las nueve menos veinte. A las nueve menos diez, le

    dej con la carta por leer. Vacil con la mano en el picaporte, mirando hacia atrs y preguntndome si olvidaba algo. No record nada. Meneando la cabeza, sal y cerr la puerta.

    Me sobresalt al ver a Parker a mi lado. Pareca cohibido y se me ocurri que tal vez haba estado escuchando detrs de la puerta. Aquel hombre tena un rostro ancho y grasiento, en el cual brillaban unos ojillos de mirada viva.

    Mr. Ackroyd desea que no se le moleste dije framente. Me ha encargado que se lo dijera.

    Muy bien, seor. Cre haber odo el timbre.Era una mentira tan burda, que no me tom la molestia de contestarle. En el

    vestbulo, Parker me ayud a ponerme el abrigo y sal a la calle. La luna se haba escondido. La oscuridad era total y reinaba el ms profundo silencio.

    En el reloj del campanario de la iglesia daban las nueve cuando traspas la verja de la mansin. Me encamin a la izquierda, hacia el pueblo, y casi tropiezo con un individuo que se acercaba en la direccin opuesta.

    Es ste el camino de Fernly Park, caballero? pregunt el desconocido con voz ronca.

    Le mir. Llevaba un sombrero cado sobre los ojos y el cuello de la americana vuelto hacia arriba. No vea sus facciones, pero pareca ser joven. Su voz era spera y vulgar.

    Aqu est la entrada dije.Gracias, seor. Vacil y despus, sin venir a cuento, aadi: Soy forastero,

    sabe usted?

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Se alej y le vi cruzar la verja cuando le segu con la mirada.Lo ms curioso fue que su voz me record a la de alguien conocido, pero sin que

    pudiera precisar quin. Diez minutos despus llegaba a casa. Caroline estaba muerta de curiosidad por saber el motivo de mi regreso anticipado. Invent un relato apropiado de los acontecimientos de la velada con el fin de satisfacer su curiosidad, pero tuve la desagradable impresin de que se daba cuenta del engao.

    A las diez me levant, bostec y habl de irme a la cama. Caroline declar que hara otro tanto.

    Era viernes por la noche y los viernes doy cuerda a los relojes de la casa. Lo hice como de costumbre mientras Caroline se cercioraba de que las criadas haban cerrado las puertas.

    Eran las diez y cuarto cuando subimos la escalera. Ya casi estaba en el piso superior cuando el telfono son abajo en el vestbulo.

    Mrs. Bates dijo Caroline.Lo supona contest desconsolado.Corr escaleras abajo y atend la llamada.Qu? Qu! Desde luego. Voy enseguida.Sub corriendo a mi cuarto, recog mi maletn y puse unos cuantos vendajes

    suplementarios en el interior.Parker ha telefoneado le grit a Caroline. Desde Fernly Park. Acaban de

    encontrar asesinado a Roger Ackroyd.

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    CAPTULO V

    Crimen

    Saqu mi coche en un segundo y me dirig a Fernly Park. Baj de un salto y toqu el timbre impaciente. Tardaban en abrirme, volv a llamar.

    O entonces el ruido de la cadena y Parker, impasible como siempre, apareci en el umbral.

    Le apart y penetr en el vestbulo.Dnde est? pregunt secamente.Dispense, seor.Su amo, Mr. Ackroyd. No se quede mirndome de ese modo, hombre. Ha

    avisado a la polica?La polica, seor? Ha dicho la polica? Parker me miraba como si viera un

    aparecido.Qu le pasa, Parker? Si, como dice usted, su amo ha sido asesinado...Parker lanz una exclamacin ahogada.El amo? Asesinado? Imposible!No me ha telefoneado usted, hace cinco minutos, para decirme que haban

    encontrado asesinado a mister Ackroyd?Yo, seor? De ninguna manera! Jams se me ocurrira hacer algo as!Quiere usted decir que se trata de una broma de mal gusto? Que no le ha

    sucedido nada a Mr. Ackroyd?Dispense usted, seor. Ha dado mi nombre la persona que ha telefoneado?Voy a repetirle sus palabras textualmente: El doctor Sheppard? Soy Parker,

    el mayordomo de Fernly Park. Quiere usted venir inmediatamente, seor? Mr. Ackroyd ha sido asesinado.

    Parker y yo nos miramos, atnitos.Es una broma de muy mal gusto, seor! opin el mayordomo con voz

    indignada. Decir semejante cosa!Dnde est Mr. Ackroyd?Creo que sigue en el despacho, seor. Las seoras se han ido a dormir y el

    comandante Blunt y Mr. Raymond estn en la sala del billar.Voy a verle un momento. S que no quera que se le molestara, pero esta

    extraa broma me tiene intranquilo. Quiero comprobar personalmente que est bien.S, seor. Yo tambin me siento inquieto. Si no tiene usted inconveniente en que

    le acompae hasta la puerta, seor...Claro que no. Venga conmigo.

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    Sal por la puerta de la derecha y, con Parker pisndome los talones, cruc el vestbulo pequeo, donde una corta escalera lleva al dormitorio de Ackroyd, y llam a la puerta del despacho.

    Al no obtener respuesta, di la vuelta al picaporte, pero la puerta estaba cerrada.Permtame, seor dijo Parker.Con una agilidad insospechada en un hombre de su corpulencia, se dej caer de

    rodillas y acerc el ojo a la cerradura.La llave est puesta por dentro, seor dijo, levantndose. Mr. Ackroyd

    debi de encerrarse y es posible que se haya dormido.Me inclin y comprob la exactitud de la asercin de Parker.Est bien. Pero, de todos modos, voy a despertar a su amo. No me ir tranquilo

    a casa hasta saber de sus labios que est sin novedad. Mov el picaporte al tiempo que llamaba: Ackroyd! Ackroyd! Abra un momento nada ms!

    Tampoco entonces obtuve respuesta. Mir por encima del hombro.No quisiera sembrar la alarma en la casa le dije a Parker, vacilando.El mayordomo fue a cerrar la puerta del vestbulo principal.As no oirn nada, seor. La sala del billar se encuentra al otro lado de la casa,

    al igual que las dependencias y los dormitorios de las seoras.Hice una seal de asentimiento y volv a dar golpes en la puerta, gritando todo lo

    que pude por el ojo de la cerradura:Ackroyd! Soy Sheppard. Djeme entrar.Nada, el silencio ms absoluto. No se oa la menor seal de vida al otro lado de la

    puerta cerrada. Cambi una mirada con Parker.Mire usted, Parker. Voy a echar la puerta abajo o, mejor dicho, vamos a echarla.

    Yo asumo la responsabilidad.Como usted quiera, seor dijo el mayordomo algo indeciso.Es preciso. Estoy sumamente inquieto respecto a Mr. Ackroyd.Mir en derredor y cog una pesada silla de roble que se haba en el vestbulo.

    Parker la cogi tambin por uno de sus extremos y avanzamos ambos al asalto. Una, dos y hasta tres veces golpeamos la cerradura con todas nuestras fuerzas. Cedi al tercer embate y entramos tambalendonos en la habitacin.

    Ackroyd estaba sentado tal como lo haba dejado en su silln, colocado delante del fuego. Tena la cabeza cada a un lado y, saliendo del cuello de su chaqueta, se vea un objeto de metal brillante y retorcido.

    Avanzamos hasta encontrarnos a un paso de la inmvil figura. El mayordomo respir hondamente y exclam:

    Apualado por la espalda! Horrible! Se enjug la frente, empapada de sudor con el pauelo, y alarg la mano hacia el puo de la daga.

    No toque usted eso! dije rpidamente. Vaya a telefonear en seguida a la polica. Dgales lo que ha ocurrido y avise luego a Mr. Raymond y al comandante Blunt.

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    Muy bien, seor.Parker se alej, siempre enjugndose la frente.Hice lo poco que era preciso hacer. Tuve la precaucin de no cambiar la posicin

    del cuerpo y de no tocar la daga. No adelantaramos nada con eso. Haca ya un buen rato que Ackroyd haba muerto.

    O de pronto la voz del joven Raymond, horrorizado e incrdulo.Qu dice usted? Es imposible! Dnde est el doctor?Apareci impetuoso en el umbral de la puerta y entonces se detuvo con el rostro

    blanco como la cera. Una mano le apart y Blunt entr en el cuarto.Dios mo! exclam Raymond a sus espaldas. Es cierto!Blunt se acerc al cadver. Me pareci que, al igual que Parker, iba a poner la

    mano sobre el puo de la daga. Le retuve.No deben tocar nada expliqu. La polica tiene que verlo todo tal como est

    ahora.Blunt hizo un gesto de asentimiento. Su rostro se mostraba impasible, pero me

    pareci ver seales de emocin bajo su mscara de entereza. Geoffrey Raymond se haba reunido con nosotros y contemplaba el cuerpo por encima del hombro de Blunt.

    Esto es terrible dijo en voz baja.Haba recuperado la compostura, pero, cuando se quit las gafas y las limpi,

    not que la mano le temblaba.Supongo que habr sido un robo dijo. Por dnde ha entrado el criminal?

    Por la ventana? Ha desaparecido algo? Se acerc a la mesa.Cree usted que se trata de un robo? le pregunt ansioso.Qu otra cosa puede ser? Supongo que hay que descartar la idea de un

    suicidio.Nadie puede apualarse de ese modo afirm. Se trata de un crimen. Pero,

    cul es el motivo?Roger no tena un solo enemigo en el mundo seal Blunt en voz baja. Esto

    es cosa de ladrones, Pero, qu buscaban? Parece que todo est en su sitio.Ech una ojeada por el cuarto. Raymond continuaba arreglando los papeles de la

    mesa.No me parece que falte nada y esos cajones no muestran seales de haber sido

    forzados observ finalmente el secretario. Es muy misterioso.Blunt mene la cabeza.Hay unas cuantas cartas en el suelo dijo.Tres o cuatro cartas yacan donde Ackroyd las haba dejado caer horas antes. Sin

    embargo, el sobre azul que contena la carta de Mrs. Ferrars haba desaparecido. Me dispona a decirlo, cuando se oy un timbre en el vestbulo, luego un murmullo confuso de voces y, un minuto despus, apareci Parker acompaado de nuestro inspector local y un agente.

    Buenas noches, caballeros dijo el inspector. Siento en el alma lo ocurrido.

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Mr. Ackroyd era una bellsima persona. El mayordomo me dice que se trata de un crimen. No hay posibilidad de que se trate de accidente o suicidio, doctor?

    En absoluto.Ah! Mal asunto. Se acerc al cuerpo. Alguien lo ha tocado?Aparte de lo necesario para cerciorarme de que no daba seales de vida, lo cual

    ha sido fcil, no he tocado el cuerpo para nada.Ah! Y todo parece indicar que el criminal ha escapado por el momento. Ahora,

    haga el favor de explicrmelo todo. Quin ha encontrado el cuerpo?Relat las circunstancias detalladamente.Una llamada telefnica, dice usted? Del mayordomo?Una llamada que no hice declar Parker con la mayor seriedad. No me he

    acercado al telfono en toda la noche. Los dems pueden corroborar que digo la verdad.

    Eso es muy extrao. Le pareci que era la voz de Parker, doctor?No estoy seguro. No me fij apenas. Cre, desde luego, que se trataba de l.Es natural. Pues bien, usted ha llegado aqu, ha echado la puerta abajo y ha

    encontrado al pobre Ackroyd tal como est ahora. Cunto tiempo cree que llevaba muerto, doctor?

    Media hora, tal vez algo ms declar.La puerta estaba cerrada por dentro? Y la ventana?Yo mismo la cerr con el pasador a peticin de Mr. Ackroyd.El inspector se acerc a la ventana y descorri las cortinas.Sin embargo, ahora est abierta.En efecto, la parte inferior de la ventana estaba abierta completamente. El

    inspector sac del bolsillo una linterna e inspeccion el alfizar por la parte de fuera.Por aqu es por donde ha entrado y salido dijo. Miren.La intensa luz de la linterna revelaba claramente unas huellas que parecan

    hechas por unos zapatos con tacones de goma. Una d las huellas, muy ntida, se diriga a la casa y otra, un tanto superpuesta a la primera, se alejaba de ella.

    Claro como el agua! dijo el inspector. Falta algo de valor?Raymond mene la cabeza.No hemos observado nada. Mr. Ackroyd no guardaba nunca nada de valor en

    este cuarto.Un hombre encuentra una ventana abierta, entra en la casa, ve a Mr. Ackroyd

    sentado ah, tal vez durmiendo, le apuala por la espalda, pierde la sangre fra y escapa, pero ha dejado huellas muy claras dedujo el inspector. No ser difcil encontrarlo. No han visto forasteros sospechosos por los alrededores?

    Oh! exclam de pronto.Qu hay, doctor?He visto un hombre esta noche cuando sala de la casa. Me ha preguntado por

    dnde se iba a Fernly Park.

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    A qu hora sera?A las nueve. El campanario daba las horas cuando cruzaba la verja.Puede usted describrmelo?Lo hice lo mejor que pude.El inspector se volvi hacia el mayordomo.Alguien que responda a esas seas ha llamado a la puerta?No, seor. Nadie ha llamado en toda la noche.Y por la puerta trasera?No lo creo posible, seor, pero voy a cerciorarme.Se encamin hacia la puerta, pero el inspector levant una mano.No, gracias. Yo har las preguntas. Pero antes deseo fijar el tiempo con ms

    exactitud. Quin vio a Mr. Ackroyd con vida por ltima vez y a qu hora?Creo que habr sido yo. Cuando sal a... djeme pensar... a las nueve menos

    diez aproximadamente. Me haba dicho que no deseaba ser molestado y he transmitido la orden a Parker.

    Eso mismo, seor dijo el mayordomo respetuosamente.Mr. Ackroyd estaba vivo a las nueve y media intercal Raymond Le o

    hablar aqu dentro a esa hora.Con quin hablaba?Eso no lo s. Desde luego, entonces pens que el doctor Sheppard estaba con l.

    Quera preguntarle algo sobre unos papeles que ocupaban mi atencin, pero, cuando escuch voces, record su deseo de hablar con el doctor sin ser molestado y lo dej para otra ocasin. Ahora resulta que el doctor ya se haba ido?

    Asent.Estaba en casa a las nueve y cuarto concret. No he vuelto a salir hasta

    recibir la llamada telefnica.Quin estara con l a las nueve y media? inquiri el inspector. No era

    usted, seor...?Comandante Blunt le inform.Comandante Hctor Blunt? pregunt el inspector con un tono ms

    respetuoso.Blunt se limit a hacer un brusco movimiento afirmativo.Creo haberle visto aqu en otra ocasin, seor dijo el inspector. Aquella vez

    no le reconoc, pero usted estuvo en Fernly Park en mayo del ao pasado.En junio corrigi Blunt.Eso es. En junio. Tal como acabo de decir, usted no estaba con Mr. Ackroyd a

    las nueve y media?No le volv a ver despus de la cena seal.El inspector se volvi de nuevo hacia Raymond.No oy nada de la conversacin, seor?Slo una frase dijo el secretario. Y suponiendo, como supona, que era el

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    doctor Sheppard quien se encontraba con Mr. Ackroyd, esa frase me pareci extraa. Si no recuerdo mal, las palabras textuales de Mr. Ackroyd fueron stas: Las demandas de dinero han sido tan frecuentes ltimamente que temo que sea imposible acceder a su peticin. Me alej enseguida, desde luego, de modo que no escuch nada ms. Pero me asombr porque el doctor Sheppard...

    No pide dinero para l ni para los dems! manifest.Una peticin de dinero dijo el inspector pensativo. Quiz sea una pista

    muy interesante. Parker le pregunt al mayordomo de pronto, dice usted que nadie ha entrado por la puerta principal esta noche?

    As es, seor.Entonces, cabe suponer que fue Mr. Ackroyd quien hizo entrar a ese forastero.

    Pero no acabo de entenderlo.El inspector dio la sensacin de soar despierto durante unos instantes.Una cosa est clara dijo cuando por fin sali de su ensimismamiento. Mr.

    Ackroyd gozaba de buena salud a las nueve y media. sta es la ltima hora, segn sabemos, que an viva.

    Parker tosi levemente, lo que hizo atraer de nuevo la mirada del inspector sobre su persona.

    Dispense usted, seor. Miss Flora le ha visto despus de esa hora.Miss Flora?S, seor, a eso de las diez menos cuarto. Despus de verle me ha dicho que Mr.

    Ackroyd no quera ser molestado esta noche.Mr. Ackroyd la haba enviado a darle este recado?No exactamente, seor. Yo iba a entrar una bandeja con el whisky y la soda,

    cuando miss Flora, que sala de este cuarto, me ha detenido para decirme que su to no quera que se le molestara.

    El inspector mir al mayordomo con ms atencin de la que le haba prestado hasta ese momento.

    A usted ya le haban avisado que Mr. Ackroyd quera estar solo, verdad?Parker empez a tartamudear y las manos le temblaron.S, seor. Es verdad, seor.Sin embargo, se propona entrar.No me acordaba, seor. Yo traigo siempre el whisky a esa hora y pregunto si

    Mr. Ackroyd no desea nada ms y he credo... en fin, haca como siempre.Entonces fue cuando empec a darme cuenta de que Parker era presa de una

    agitacin muy sospechosa. Temblaba como un azogado.Ejem! Es preciso que vea a miss Ackroyd de inmediato orden el inspector

    . De momento dejaremos este cuarto como est y volver en cuanto sepa lo que ella tenga que decirme. La nica precaucin que voy a tomar es cerrar la ventana.

    Despus de esto, sali al vestbulo y le seguimos. Se detuvo un momento para mirar hacia la pequea escalera y habl por encima del hombro al agente.

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Jones, usted se queda aqu. No deje entrar a nadie en este cuarto.Dispense, seor intervino Parker cortsmente, pero si cierra la puerta que

    da al vestbulo central, nadie podr entrar en esta parte de la casa. Esta escalera tan slo lleva al dormitorio y al cuarto de bao de Mr. Ackroyd. No hay comunicacin alguna con el resto de la casa. Hace aos haba una puerta, pero Mr. Ackroyd la hizo tapiar. Le gustaba saber que sus habitaciones eran completamente privadas.

    Para dejar las cosas claras y ubicar el escenario de los hechos, he incluido un bosquejo del ala derecha de la casa. La escalera pequea conduce, como explic Parker, a un gran dormitorio (son dos dormitorios convertidos en uno), un cuarto de bao y un lavabo.

    El inspector estudi la disposicin de la casa con una sola mirada. Salimos al vestbulo. Cerr la puerta y se guard la llave en un bolsillo. Dio instrucciones al agente en voz baja y ste se alej.

    Tenemos que ocuparnos de esas huellas que hemos descubierto explic el inspector. Pero, ante todo, deseo hablar con miss Ackroyd. Es la ltima persona que ha visto al difunto con vida. Est enterada de lo sucedido?

    Raymond mene la cabeza.Pues bien, es conveniente no decrselo de inmediato! Contestar mejor a mis

    preguntas si ignora la suerte de su to. Dgale que han robado y pregntele si tendra la bondad de vestirse y bajar para contestar a unas cuantas preguntas.

    Raymond subi deprisa las escaleras para cumplir el encargo.Miss Ackroyd bajar dentro de un minuto dijo al volver. Le he dicho lo que

    usted me ha sugerido.

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    Antes de que transcurriesen cinco minutos, Flora baj las escaleras. Llevaba un quimono de seda color de rosa y pareca ansiosa y excitada.

    El inspector se adelant.Buenas noches, miss Ackroyd dijo cortsmente Alguien ha intentado

    robarles y deseamos que nos ayude. Este cuarto es el del billar? Entre usted y sintese.Flora se sent muy compuesta en el ancho divn que corra a lo largo de la pared

    y mir al inspector.No acierto a comprender. Qu es lo que han robado? Qu desea usted que le

    diga?Ver usted, miss Ackroyd, Parker dice que usted ha salido del despacho de su

    to a las diez menos cuarto, ms o menos. Es eso cierto?Absolutamente cierto. Fui a darle las buenas noches.La hora es exacta?No puedo decrselo con exactitud. Tal vez un poco ms tarde.Su to estaba solo o alguien le acompaaba?Estaba solo. El doctor Sheppard se haba ido.Se fij usted en la ventana? Estaba abierta o cerrada?

  • El Asesinato De Roger Ackroyd Agatha Christie

    No puedo asegurarlo. Las cortinas estaban corridas.Exactamente. Su to pareca tranquilo y normal?Dira que s.Tendra usted la bondad de decirnos con precisin cmo se desarroll la

    escena?Flora call un momento, como si recapacitara.Entr diciendo: Buenas noches, to. Me voy a la cama. Estoy cansada. l

    profiri una especie de gruido y me acerqu para besarle. Despus dijo algo respecto a mi vestido, que le pareca bonito, y aadi que me fuera enseguida, porque tena trabajo. Entonces, me retir.

    No le dijo nada en particular para que no le molestaran?S, olvidaba decirlo. Me rog: Dile a Parker que no quiero nada ms esta noche

    y que no venga a molestarme. Encontr a Parker delante de la puerta y le transmit el recado de mi to.

    Bien! dijo el inspector.No quiere usted decirme qu es lo que han robado?No estamos seguros contest el inspector, vacilando.Una mirada de alarma transform el rostro de la muchacha, que se puso en pie de

    un salto.Qu pasa? Usted est escondindome algo!Blunt se interpuso entre ella y el inspector con su flema habitual. Flora alarg

    ligeramente una mano que Blunt cogi entre las suyas, acaricindola como si fuera la de un nio, y la joven se volvi hacia l como si algo en su actitud y su severidad le prometiese consuelo y amparo.

    Es una mala noticia, Flora dijo, despacio. Una mala noticia para todos nosotros. Su to Roger...

    S?Ser un golpe para usted. El pobre Roger ha muerto.Flora se alej de l con los ojos dilatados por el horror.Cundo? murmur.Muy poco despus de que usted le dejara, creo dijo Blunt con tono grave.Flora levant una mano hasta su garganta, lanz un leve grito y me apresur a

    sujetarla al ver que caa. Se haba desmayado y la llev arriba con Blunt, que me ayud a colocarla en su cama. Entonces fui a despertar a Mrs. Ackroyd y a comunicarle la noticia. Flora no tard en volver en s y la llev con su madre, dejando bien claras mis instrucciones para cuidarla. Baj entonces a reunirme con los dems.

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    CAPTULO VI

    La Daga Tunecina

    Encontr al inspector cuando sala por la puerta que comunicaba con la cocina. Cmo se encuentra la muchacha, doctor?Ha vuelto en s y su madre la acompaa.Muy bien. He preguntado a los criados y todos declaran que nadie se ha

    presentado en la puerta trasera esta noche. Su descripcin de aquel desconocido es demasiado vaga. No puede usted decirnos algo ms concreto?

    Me temo que no dije a mi pesar. La noche era oscura y ese sujeto llevaba el cuello de la chaqueta subido hasta las orejas y el sombrero encasquetado hasta los ojos.

    Hummra! farfull el inspector. Podra haberlo hecho para esconder sus facciones. Est usted seguro de que no se trata de alguien que conoce?

    Contest que no, pero con menos decisin de la que hubiera deseado.Record mi impresin de que la voz del forastero no me era del todo desconocida.

    Se lo coment inmediatamente al inspector.Dice usted que era una voz spera, de hombre sin educacin?Convine en ello, pero se me ocurri que la aspereza era tal vez exagerada. Si,

    como el inspector sospechaba, aquel hombre deseaba esconder su rostro, de igual modo tratara de disfrazar su voz.

    Quiere usted acompaarme al despacho, doctor? Hay una o dos cosas que deseo preguntarle.

    Asent. El inspector Davis abri la puerta del vestbulo, la franqueamos y volvi a cerrarla.

    No queremos que se nos moleste coment muy serio, y tampoco que nos oigan. Qu es eso del chantaje?

    Chantaje! exclam asombrado.Acaso es fruto de la imaginacin de Parker o hay algo de verdad en ello?Si Parker ha odo hablar de chantaje manifest lentamente, debe de haber

    sido desde detrs de esta puerta, con el odo pegado al ojo de la cerradura.Davis asinti.Muy probable! Ver usted, he indagado lo que Parker ha hecho esta noche.

    Para serle franco, no me gusta su actitud. Creo que sabe algo y, cuando he empezado a preguntarle a fondo, me ha contado esa historia del chantaje.

    Tom una decisin instantnea.Me alegro de que usted haya suscitado el tema. No s