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Resumen: Las diferencias en el modo de produccin de imgenes
pictricas y fo-togrficas, nos hace naturalizar su pertenencia a
campos propios claramente deli-mitados. En el caso de retratos
pictricos y fotogrficos en el siglo XIX chileno, la diferencia se
vea acentuada por la cualidad de objeto mercenario que se le
asignaba al retrato fotogrfico en contraste con las cualidades de
artisticidad del retrato pictrico. Si bien se aceptaba que el
artista realizara retratos de encargo como medio de sobre-vivencia,
ellos pertenecan a un mbito privado y han permanecido en el
anonimato. En la discusin pblica el comentario especializado
rechazaba el uso de la fotografa como modelo para la pintura y en
el caso del retrato no mostr dudas en su juicio al referirse a los
que consideraba verdaderos retratos - siempre pictricos - y capaces
en consecuencia de evidenciar el ser intimo del sujeto retratado,
lo que le estaba impedido al retrato fotogrfico por el carcter
mecnicamente reproductivo de su origen. Pero un anlisis formal
comparativo de retratos fotogrficos y pictricos del perodo nos ha
entregado fuertes indicios de que el trnsito desde el retrato
fotogrfico al retrato pictrico fue mucho ms recurrente de lo que
creamos, que ha permanecido hasta hoy en gran medida invisible o
mencionado anecdticamente y del que desconocemos los procedimientos
tcnicos que se utilizaron. Esto es posible de ver en el caso de
personalidades polticas y culturales relevantes cuyos retratos
permanecen en los museos y circulan hasta hoy en estampillas,
monedas, libros de texto e internet.
Introduccin
El arte adulterado: la foto pintura. Retratos polticosen la
segunda mitad del siglo XIX chileno
Diana Duhalde
La ltima exposicin en la Quinta Normal de Agricultura, nos
demostr, casi en su totalidad, cuadros al leo que no eran otra cosa
que fotografas iluminadas, sin que sus autores revelaran el menor
gusto para la composicin. Las figuras del cuadro de Valdivia1
comprada por el Gobierno en cuatro mil pesos ($4.000) no podan ser
ms rjidas ni ms anti-artsticas. Puede que su autor no las haya
fotografiado en la tela; pero en todo caso, ellas dicen bien alto
que el seor Lira es pintor fotgrafo i nada ms, pues ignora en
absoluto las reglas de la composicin, tan indispensables en un
cuadro histrico, donde la imaginacin del artista unida al
sentimiento est-tico nada tienen que ver con el clich que solo
produce lo que se le presenta. (...)
1 Pedro de Valdivia elige desde las alturas del Hueln, el llano
en que ha de edificarse la ciudad de Santiago de Chile; PPedro Lira
gana un primer premio en la Exposicin de 1888 con esta pintura,
primer premio que comparte con una joven pintora, Alvina Elguin,
discpula de Cosme San Martn, con la obra Pregunten por m.
ACERResaltado
ACERNota adhesivaPedro SACAR UNA P
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Para nosotros (y con perdn del seor Cassagne) la fotografa no
debe emplearla ni el maestro, ni el principiante porque ella es un
perjuicio para ambos. Dejemos su uso para los pintores de pacotilla
o para aquellos que hacen del arte un indigno co-mercio.2 La cita
anterior es una recapitulacin de una serie de crnicas que public el
es-cultor Jos Miguel Blanco3 en el ltimo nmero de El Taller
Ilustrado, a propsito del Saln de 1888. No es nuestra intencin
profundizar en la llamativa insinuacin de que Pedro Lira, el padre
de la pintura chilena, usara en ocasiones fotografas como base para
sus pinturas; pero si nos detendremos a considerar el hecho de que
haya sido posible realizar una afirmacin de este tipo, a solo poco
ms de 40 aos de la introduccin al pas del daguerrotipo.4 Blanco, en
una de sus crnicas sobre el Saln y utilizando el recurso
estilsti-co de reproducir una conversacin oda al pasar hace incluso
decir a un presunto espectador: La fotografa amigo, es la salvacin
de ciertos pintores. () Suprimir la fotografa, sera disminuir en un
90% el nmero de los pintores, porque estos no sabran como dibujar
sus pinturas.5
La existencia y extensin que Blanco adjudica al uso de la
fotografa en la pintura, nos permite vislumbrar un campo de
transferencias de la fotografa a la pintura poco explorado en sus
prcticas y consecuencias tericas. Las modalidades de traspaso de
fotografas a pinturas por medios pticos y manuales es parte de un
campo mayor que tiene que hacer con los entrecruces entre ambos
medios; influencias y relaciones que adoptaron formas muy diversas.
Como el caso del retrato fotogrfico por ejem-plo, que imit
fielmente las convenciones pictricas de pose y encuadre. Este
trabajo se ocupa slo del uso directo de fotografas como modelo para
obras pictricas, en el contexto de un par de conocidas polmicas del
perodo, que apuntan tanto a la instalacin de la fotografa en el pas
y la definicin de su status y naturaleza en el campo artstico, como
a su uso por pintores del perodo. Presentaremos tam-bin algunos
casos de retratos pictricos comparados con las fotografas que
creemos les sirvieron de base y/o modelo. Debemos indicar el uso
tentativo de los conceptos de base y modelo en esta etapa de la
investigacin, en que carecemos de conocimientos precisos sobre los
procedi-mientos usados para reproducir estas imgenes fotogrficas.
Pero considerando los tamaos de las fotografas en relacin con las
pinturas, si podemos tener certeza so-bre la existencia en todos
los casos de un proceso de ampliacin. Esto poda realizar-se por
medios pticos, verdaderas proyecciones sobre la tela, o manuales
por medio
2 Jos Miguel Blanco, La fotografa en la pintura al leo, El
Taller Ilustrado, 1 de Julio de 1889, Ao IV, nm. 182.3 Jos Miguel
Blanco, 1839-1897, escultor chileno. Dueo y director de El Taller
Ilustrado, publicacin semanal dedicada exclusivamente a las Bellas
Artes. El Taller se public en forma ininterrumpida desde el 6 de
Julio de 1885 hasta el 1 de Julio de 1889.4 El daguerrotipo, despus
de un par de experiencias fracasadas, se introduce exitosamente en
Chile alrededor de 1842.5 J. M. Blanco, En la Exposicin Nacional:
Lo que se oye, El Taller Ilustrado, Santiago, diciembre 17 de 1888,
ao IV, nm. 159.
El arte adulterado: la foto pintura. Retratos polticos en la
segunda mitad del siglo XIX chileno
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de cuadrculas que guiaran el ojo y la mano. En este ltimo caso
nos referimos a la fotografa como modelo y tambin lo usaremos en un
sentido amplio, que incluya el concepto menos habitual de fotografa
como base que refiere al uso de proyeccio-nes.
De las diferencias entre la fotografa y la pintura en el debate
localLa querella Renard versus Ovalle y Ca.6
En septiembre de 1864, Carlos Renard, dueo del establecimiento
fotogrfico Mythos, present a los Tribunales de Justicia una
querella por Falsificacin de retra-tos en su calidad de artista
autor y propietario de un retrato fotogrfico de Manuel Montt,
reproducido y puesto a la venta por Ovalle y Ca. y por la Librera
Chilena e Imprenta sucursal del Mercurio, solicitando el castigo
contemplado por la Ley a los infractores.
Renard invocaba el artculo 1 de la lei de 1834 sobre propiedad
intelectual en las Bellas Artes y Letras, la que conceda a los
artistas el privilegio exclusivo de vender, hacer vender o
distribuir en Chile sus obras.
...se ha vendido en el establecimiento del seor Ovalle un
trabajo fotogrfico que acompao bajo el No 2 y en el cual aparece
copiado, en menor escala , el original mo referido bajo el No 1,
asimismo , en la Librera Chilena e Imprenta sucursal del Mercurio,
se ha vendido a (...) un trabajo fotogrfico que acompao bajo el No
3 en el cual aparece copiado tambin en menor escala mi referido
original No 1 al que, en esta ocasin, se le ha suplantado un fondo
claro en lugar del oscuro primi-tivo. Estos hechos, que claramente
palpitan de evidencia, son los previstos en la lei 24 de Julio de
1834 sobre propiedad de Letras y Bellas Artes...7
Lmina 1. Prueba no 1 presentada por Carlos Re-nard como original
del retrato de Manuel Montt.
Lmina 2. Prueba no 2, presentada por Carlos Renard como prueba
de la copia realizada por Ovalle.
6 Todas las citas y lminas referidas a la querella estn tomadas
del Archivo Judicial de Santiago. Causas criminales. Legajo 1623.7
En la documentacin original se conservan solo las pruebas
presentadas como No 1 y No 2 correspondientes al retrato de Carlos
Renard y la reproduccin realizada por Ovalle.
Diana Duhalde
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Su querella, considerada en primera instancia como una causa
civil, logr ser ad-mitida y juzgada como una causa criminal.
Ovalle, quin al comienzo desestim la demanda no firm las citaciones
ni asisti a los comparendos se vio obligado a defenderse, lo que
hizo por medio de dos extensos escritos:
En un segundo escrito y refirindose a la ley de 1834 invocada
por Renard, Ovalle ampli su argumentacin:
La opinin de Ovalle sobre la fotografa vari de acuerdo a las
necesidades de su argumentacin, pero no es casual el cmo vara. En
el primer escrito la considera un arte nuevo no amparado por la
legislacin sobre propiedad intelectual; y en el segundo la
caracteriza como una industria muy difcil de hacer caber dentro de
los lmites de la lei patria de 1834. En el primer escrito declara
que probara ante las au-toridades que al Seor Mythos no hai ley que
le favorezca, ni para impedirnos tomar copia de las fotografas que
haga, ni para cobrarnos perjuicios por las que podramos haberle
reproducido. Al transcurrir el tiempo de la dilatada querella que
recin se vino a juzgar a fines de 1868 declar primero no darle
ninguna importancia porque
....admitiendo que el seor Renard pueda salir a juicio en
persecucin de supuestos agravios inferidos a Mythos, vamos a
manifestar que US, no es juez competente para fallar en el asunto
de que se trata. Puede decirse criminal el acto de reproducir por
medio de la fotografa un retrato, un paisaje o un cuadro
cualquiera? Se necesi-tara llevar la susceptibilidad del crimen
hasta el ridculo para contestar afirmativa-mente a la pregunta. La
fotografa es un arte moderno que no ha recibido todava el bautizo
de la legislacin. Tal como existe entre nosotros y principalmente
como lo ejerce Mythos es apenas un oficio, que consiste en sacar
retratos, operacin en la cual todo es obra de la mquina. Siendo as
i an cuando no lo fuese, a nadie se le ha podido ocurrir que comete
delito el que toma un cuadro al leo orijinal, o un gravado u otra
fotografa para reproducirla.Se comprende que una obra de
inteligencia pertenezca al autor, porque es fruto de la elaboracin
del injenio propio, pero la simple copia de la efijie de una
persona o de un objeto cualquiera no es propiedad de nadie.
...el espritu de la disposicin se refiere a las obras producto
del injenio i de la inventiva del autor, es decir, obras
propiamente originales. Si en aquella fecha se hubiera conocido la
fotografa, tal como existe entre nosotros, es muy dudoso que lo
hubieran colocado entre las composiciones de msica, de pintura,
dibujo i escritura. Efectivamente, los productos de todas estas
artes suponen una poderosa iniciativa en la ejecucin, una fuerza de
injenio en la idea i una originalidad instinti-va en el modo de
realizarla. En la fotografa, sobre todo tal como se la desempea en
Santiago, no hai nada de esto, pues se reduce a copiar la
naturaleza, consistiendo el mrito de la obra de mano en los
materiales de que el artista ha dispuesto i en la luz de que le ha
sido posible usar en su establecimiento.- Es pues muy difcil hacer
caber la industria fotogrfica en los lmites de la lei patria de
1834.
6 Todas las citas y lminas referidas a la querella estn tomadas
del Archivo Judicial de Santiago. Causas criminales. Legajo 1623.7
En la documentacin original se conservan solo las pruebas
presentadas como No 1 y No 2 correspondientes al retrato de Carlos
Renard y la reproduccin realizada por Ovalle.
El arte adulterado: la foto pintura. Retratos polticos en la
segunda mitad del siglo XIX chileno
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...descendiendo a los hechos que forman parte de esta querella,
protestamos a US: que no somos reos de la reproduccin que se nos
atribuye. El retrato de Seor Don Manuel Montt lo tomamos de una
reproduccin del fotgrafo Reiso que es el que acompaamos bajo el No
1 i de otro ejemplar sacado hace tiempo por Don Clodo-miro Sol de
un clich que le prest Don Ignacio Bezanilla, ejemplar que
acompaa-mos bajo el No 2. Por consiguiente, si ha habido delito en
la reproduccin de ese retrato, el delito no ha sido cometido por
nosotros.
jams se nos probar que directa o intencionalmente hayamos
reproducido un retrato tomado por Mythos, para concluir al final
argumentando que de existir algn delito, este delito no habra sido
cometido por ellos.
Qu puede explicar el viraje argumentativo de Ovalle? La duracin
del juicio, la presentacin de testigos juramentados por parte de
Renard (el pintor Francisco Desmadryl y el fotgrafo Toms Helsby) y
probablemente el conocimiento de la participacin francesa en el
Convenio de Berna que reglament la proteccin de los derechos de
autor de las obras literarias y artsticas8. Escribe Ovalle en su
lti-mo alegato: Recientemente hemos sabido que en Francia e
Inglaterra se prohbe la reproduccin de las obras de fotografa, pero
no es posible que por mera imitacin aumenten en nuestro pas la
nomenclatura de los actos ilcitos. Pero el ncleo de la defensa de
Ovalle se mantiene: el espritu de la ley es proteger la propiedad
de obras producto del ingenio, la inventiva, la iniciativa de un
autor que produce obras originales. La fotografa no cumple con
estos requisitos: apenas un oficio cuando se trata de realizar
retratos operacin en la que todo es obra de una mquina. En estos
alegatos de Ovalle tan tempranos - encontramos muchos de los tpicos
que referirn las diferencias entre pintura y fotografa en
adelante.
Original versus copia Invencin versus imitacin Autor versus
mquina.
Veinte aos despus, una polmica entre el pintor Juan Francisco
Gonzlez con-siderado uno de los pintores ms importantes del perodo
- y un crtico hoy descono-cido del diario La Unin de Valparaso;
proporciona elementos que amplan nuestra comprensin tanto del
status en el perodo de la fotografa, como de las prcticas en uso
del retrato fotogrfico como base para el retrato pictrico. Desde
que la evolucin de los procedimientos fotogrficos consagrara al
negativo como el punto cero u origen de la imagen fotogrfica, se
instal en nuestro lenguaje un modo de referirla que la emparenta
diferencindola - con la tradicin pictrica. El paso del negativo al
positivo - una transposicin tonal invertida recibi el nom-bre de
copia y desde los sentidos que construye el lenguaje, toda
fotografa es una
8 El primer texto del Convenio internacional de Berna, fue
firmado en 1886 y en un anexo explicita que la fotografa como
produccin intelectual, tiene derecho a similar proteccin.
Diana Duhalde
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copia. La pintura tambin copia, copia del natural, de la
naturaleza, de otras copias, pero no reconoce a la copia como su
naturaleza. La pintura parte de la copia, pero una copia realizada
por la mano del hombre, lo que le agrega idea, imaginacin,
genia-lidad, sentimiento. Los nfasis variaron con el transcurrir de
la historia, pero lo que no vari fue la necesidad de ese algo ms
que en el caso de la pintura la arranc del mbito de la artesana y
la hizo entrar al sagrado reino del arte por decirlo en lenguaje
del siglo XIX chileno. La posibilidad de entrada de la imagen
fotogrfica en el campo artstico fue primero resistida y despus
negada. Pero la historiografa est jalonada de alusiones al uso de
diferentes maneras de retratos fotogrficos o imgenes pticas en la
realizacin de retratos pictricos. La abrumadora capacidad mimtica
del nuevo medio pareca proporcionar al retrato su cualidad ms
ambicionada: el parecido fiel. El retrato como gnero desde su
gnesis haba experimentado una creciente exigencia de verdad en la
reproduccin del sujeto individual. Pero cmo debe entenderse el
sentido de esa aspiracin tan reiterada por la verdad y porque esta
verdad no coincide con la verdad del retrato fotogrfico? Hasta
avanzado el siglo XIX chileno, ese algo ms del retrato era su
parecido con el modelo, su verosimilitud, su capacidad de
hablarnos. El surgimiento his-trico de esta especie de atencin
obediente a lo real, como el ojo lo ve, parece ser lo que
diferencia el retrato como gnero pictrico occidental de todas las
variantes retratisticas anteriores. El retrato moderno, como
nosotros lo entendemos, desarrolla sus rasgos ms distintivos con
los pintores flamencos, los que realizaron retratos mar-cados por
un realismo individualizador que los diferencia significativamente
-como afirma T. Tzvetan del idealismo generalizador de los
italianos. Un ejemplo es la reaccin que tuvieron los primeros
espectadores del Retrato de Juan Pareja9: Se quedaban mirando el
retrato pintado y a el original, con admira-cin y asombro, sin
saber con quin haban de hablar o quin les haba de responder. [...].
Todo lo dems pareca pintura, pero este, solo verdad10. El modo de
acentuar la verosimilitud de este retrato evidencia una
aspiracin/exigencia que iba ms all de la similitud fsica entre el
cuadro y el sujeto de la representacin. El retrato de Juan Pareja
logr, de una manera indita para ese momento de Espaa y para esos
espec-tadores, hacerlos vivir la experiencia de acceder a la verdad
del sujeto en la pintura, la verdad de su ser ntimo. En ese ncleo
se resume la verdad a que aspiraba el retrato como gnero pictrico y
que no podemos confundir con el tipo de verdad realista que la poca
le asign a la fotografa. Nunca un retrato dar cuenta del verdadero
individuo, (en el caso de que exista el verdadero individuo) pero
este siempre se pre-supondr en algn lugar del discurso pictrico11.
El crtico y escritor Augusto de DHalmar expresa claramente el
sentido de la aspi-racin por la verdad que recorre estos discursos,
al referirse a los retratos de Alfredo Valenzuela Puelma:
9 Diego Velsquez, Retrato de Don Juan Pareja, 1655.10 Francisco
Pacheco, El arte de la pintura, Ctedra, Madrid, p.538; citado en
Rosa Martnez- Artero: El Retrato: del sujeto en el retrato,
Ediciones de Intervencin Cultural, Madrid, 2004, p. 43.11 Rosa
Martnez Montero, Op. cit, p.22.
El arte adulterado: la foto pintura. Retratos polticos en la
segunda mitad del siglo XIX chileno
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La querella que entabl Carlos Renard contra Ovalle y Ca.,
confronta a un fot-grafo que se identifica a s mismo como un
artista que defiende la propiedad de una obra de creacin frente a
un colega que lo roba y niega Renard dice que el anda persiguiendo
un principio i como hai principios de tan nimia importancia de que
no vale la pena de que se ande una cuadra en su persecucin,
nosotros lo dejaremos solo en esa ingrata tarea. La contraparte,
Ovalle, defiende una visin pragmtica y co-mercial del retrato
fotogrfico al que rechaza asignarle cualidades de artisticidad, (lo
que habra perjudicado su negocio) La duracin de la querella, su
aceptacin como una causa criminal y la notoriedad que alcanz,
indican la poca claridad incluso en el mbito legal, en que se
encontraba la fotografa en ese momento. Los trminos de la polmica
que enfrenta 20 aos ms tarde al pintor Juan Francisco Gonzlez con
un crtico de La Unin de Valparaso, son muy diferentes y evidencian
el convencimien-to de que las imgenes producidas por el medio
fotogrfico, no son equiparables a las obras pictricas de creacin y
en definitiva, no son susceptibles de ingresar al campo artstico,
ni siquiera como base para la obra pictrica.
Este artculo, publicado el ao 1887 en el diario La Unin de
Valparaso, desat una respuesta airada del pintor nacional Juan
Francisco Gonzlez15, en las pginas de El Heraldo:
... ha hecho retratos admirables de vida y carcter; acaso no
existe en el Museo el del pintor Mochi? [....] Nadie como l ha
sabido estampar en la tela el parecido perfecto unido al movimiento
ms animado; l, como un dios, infunde el soplo vital a los
inanimados personajes que surgen del pincel, les comunica el calor
y la viveza que arde en su imaginacin, y de modelos muertos, slo
preocupados de pozzar y de parecer bien, hace artsticos retratos,
interesantes cabezas que hablan en la ex-presin y piensan en los
ojos; poderosos retratos muy humanos y muy espirituales, como si
latiese en ellos la existencia y palpitase verdaderamente la
razn12.
12 Augusto G. Thomson, Los 21, estudios sobre artistas: Alfredo
Valenzuela Palma, Instantneas de Luz y Sombra, ao II, 21 de abril
de 1901, n 57.13 El almacn de los Srs. Kirsinger era un lugar
habitual de exhibicin de los pintores nacionales. Ah se mostraron
retratos de Alfredo Valenzuela Puelma.14 Wenceslao Daz, La polmica
de la fotopintura, en Juan Francisco Gonzlez: Cartas y otros
documentos de su poca, RIL Editores, Santiago, 2004, p. 145. La
negrita es nuestra.15 Juan Francisco Gonzlez (Santiago, 1853
Santiago 1933), forma parte de la llamada generacin de los Grandes
Maestros de la Pintura Chilena junto a Pedro Lira, Alfredo
Valenzuela Puelma y Alberto Valenzuela Llanos.
La fotopintura o el falso pictrico.El caso del pintor ingls
Wilfredo H. Walton.Obras de Arte.- En las vidrieras del almacn de
los Srs. Kirsinger y Ca.13 se exhibe un retrato del Sr. D. Remigio
Salas, hecho por el distinguido artista D. W. H. Walton.Los que han
conocido al Sr. Salas pueden admirar en esta hermosa tela aquel
parecido sorprendente que el Sr. Walton sabe dar a sus obras. No le
falta mas que hablar, segn la expresiva y pintoresca crtica
popular, cuando se siente dominada delante de una obra de arte, por
el vigor, la vida y la verdad que hay en ella14.
Diana Duhalde
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Este es el centro desnudo de la argumentacin de Gonzlez: existen
pintores que ha-cen pasar por arte lo que no es sino una
adulteracin vergonzosa del arte verdadero. La respuesta de La Unin
es marcadamente despreciativa.
El tono del artculo hace comprensible la respuesta amarga de
Gonzlez:
Una obra de arte.- de tal puede calificarse un generoso artculo
de crnica de La Unin del 24 ltimo y en que un no menos generoso
escritor endilga su laudatorio de pacotilla al autor de dos
retratos de fotopintura que merced a nuestra indolencia se exhiben
sin escndalo en una de las vidrieras de la calle de Esmeralda.
(...)Y no menos anchas de tragaderas que el pblico deben ser los
susodichos cronistas para dejarse embaucar por estos pordioseros de
alabanza, que para lograr reputacin asaltan la imprentas sin
perdonar ocasin cada vez que han hecho la hazaa de iluminar en tela
la fotografa agrandada con la cmara solar, con cuya superchera y
con la desvergenza en que les ayudan los cronistas, le pegan al
pblico pasndole por arte lo que no es sino la adulteracin
industrial de la fotografa y la falsificacin ms injuriosa que se
puede hacer del arte de Velsquez y de Rafael16.
Qu se han hecho los Valenzuela, los Lira, los Jarpas, los Ortega
y tantos otros que en porfiada lucha han alcanzado la sancin de
jurados europeos y nacionales? (...)En qu escondite comen
arrinconados el duro, negro y mezquino pan de este diminuto Chile y
que a duras penas deben merecer, desde que no hacen un figurn
grande de una fotografa pequea a modo de resurreccin y con la
mirada tranquila y en la mano un cigarrillo?18.
16 Wenceslao Daz, Op. cit., p.14517 Wenceslao Daz, Op.cit.,
p.146. Se supone que el otro artista atacado por La Unin era
Alfredo Helsby.18 Ibid., p.145. Continuacin del artculo anterior
aludiendo a la descripcin del retrato del seor Salas realizado por
el cronista de La Unin. La cursiva es nuestra.
Arte y artistas.- agan por ah, a falta de ocupacin, dos o tres
bohemios que se llaman pintores y adems pintores impresionistas,
pero que no sienten ni mani-fiestan otras impresiones que las del
despecho, cada vez que la crtica elogia las obras de los verdaderos
artistas.Llaman mamarrachero a Somerscales, pintor de oleografa a
Antonio Smith, manejadores de cmaras oscuras a retratistas como
Walton y Caro, y no pueden tolerar que el pblico, que se encoge de
hombros delante de los borrones sin sentido comn del impresionismo,
aplauda y compre las obras de esos artistas de verdad.Uno de esos
tipos nos embiste desde el ltimo rincn de El Heraldo; y nos revela
claramente qu clase de impresiones son las que le dominan. A que
dis-cutir con esos manacos? Puesto que el pblico da a sus
esperpentos la sancin que merecen, sera crueldad excusada
repetirles que en vez de embadurnar telas de que nadie hace caso,
deberan dedicarse a pintar puertas y ventanas.(...) Un pelotn de
pintura arrojado sobre una tela, y decorado por un impre-sionista
con el nombre de rbol, de retrato o de cualquier otra cosa, no es
arte; y un remitido publicado en un diario para dar desahogo al
despecho, no es juicio crtico 17.
El arte adulterado: la foto pintura. Retratos polticos en la
segunda mitad del siglo XIX chileno
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Lmina 3. Manuel Antonio Caro, retrato de Jos Francisco
Vergara.
La enumeracin que realiza Gonzlez de los artistas no reconocidos
por esa prensa, coincide con pintores que conservan su relevancia
hasta hoy en la historiografa nacional; el acepta con sorna el
lugar marginal en que se los ubica, la condicin de vagabundos
embadurnadores de cartones, y en un ltimo artculo desde El Heraldo,
explica con irona su posicin:
Vengamos, pues, al rin del asunto que ha motivado una tan larga
y peliaguda contienda. (Hemos dicho)...que esto que ustedes llaman
arte verdadero se le llama en todas partes fotopintura y a los que
la hacen, fotopintores o ilumina-dores19 a convencin.tem ms; y esto
no lo sostenemos solo nosotros sino todos los que han viajado por
el viejo mundo y es que dicha industria subsiste en casi todos los
estableci-mientos fotogrficos de Europa y Amrica, siendo raros los
que no hayan visto en la rue de Rivoli, rue Viviene, Regent Street
y en casi todas las principales calles de las ciudades europeas y
en donde se espenden a 25 y 50 francos y a gusto del consumidor.Eso
s que no con tan buenos marcos como los que pagan los Cresos de
ac.Tambin hemos dicho y en eso no han andado nuestros adversarios,
ms co-medidos en desmentirnos, que tanto los retratos como los
paisajes y marinas etc., que hayan sido hechos por fotografas, no
son considerados en el rango de la pintura y que por tanto no tiene
cabida en exposiciones, crculos o en salones artsticos, oficiales
ni particulares ni siquiera para llenar murallas como nuestros
borroneados cartones20.(...) Araucano.
19 Se llamaba iluminadores a los encargados en los talleres
fotogrficos de pintar y/ retocar las fotografas. J.F.G. hace
extensivo el trmino a los pintores que usaban fotografas en sus
cuadros.20 Wenceslao Daz, Op.cit., p.149.
Diana Duhalde
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La polmica continu despus en las pginas de El Taller Ilustrado,
al que Gon-zlez envi dos artculos que fueron publicados con el
ttulo de El pintor Walton y la prensa portea. En el segundo de
ellos, no solo describe los requisitos del retrato pictrico, sino
tambin explicita las prcticas en uso para el traslado de la
fotografa a la pintura; a causa del carcter nico de este documento,
transcribimos extensos prrafos .
En cumplimiento con lo prometido en el nmero anterior voi a
tratar de probar con una serie de demostraciones irrefutables por
su sencillez i claridad la dis-tancia a que estn del verdadero arte
las obras del llamado pintor ingls Walton.No pretendo que las
teoras que voi a exhibir sean de mi cosecha, pues que son tomadas
de la elaboracin concienzuda de los que entienden el arte segn sus
verdaderas leyes. (...)El retrato para que tenga alguna importancia
es necesario que envuelva algn nteres. Que dure algo mas que el
parecido que solo puede interesar a la familia, pues este valor
pasa i es puramente domestico.Pero aun dado este caso, veamos en
que condiciones debe ejecutarse el retrato para que llene su
objeto.La primera condicin del retrato es que sea copiado del
natural pues que de otra manera el pintor tiene que inventar el
colorido i esta sola condicion basta para hacerlo falso.El retrato
adems tiene que ser trabajado con reposo a fin de estudiar la
ndole, si es posible i las condiciones caractersticas del sujeto,
fsica i moralmente.Adems el retrato, al contrario de lo que el
pblico cree jeneralmente, ha de ser verdadero, es decir, la
expresin fiel, sincera, injenua, i hasta caracteristica de la
persona.I un retrato copiado de fotografa no puede ser jams un
verdadero retrato ni mucho menos una obra de arte.Primero porque la
fotografa copia al sujeto en condiciones anormales de su carcter.La
fotografa en los retratos es para la persona algo como la buena
ropa. Que-res ver buen mozo a fulano? Pues, vedle en fotografa, sta
tendr siempre un parecido adulador i una figura ficticia, una
posicin falsa i una expresin convencional. Ese sujeto sentado esta
rijido a causa del fierro en que apoya la cabeza, atento al ademn
del operador que le hace mirar donde no tiene volun-tad de mirar,
lo obliga, por fin, a que adopte una actitud las mas veces
finchada, muchas veces ridicula y nunca verdadera.El falso pintor
se apodera de esta efijie, busca en la fotografa la plancha, la
hace agrandar por medio de la cmara solar, la traslada con un calco
a la tela cuando no nitrata la tela i obtiene as mas pronto la
imajen que ilumina en seguida.[...]Un retrato de estos, si con
algun jnero literario hubiramos de comparrsele, es con esas
biografas adulonas que hacen los literatos de pacotilla, con el
de-signio bien claro de puro negocio.Ciertos escritores, para
escribir una biografa, le pedirn a usted datos i usted se los dar
con toda modestia, tal vez por una segunda mano.Un pintor de estos
le pedira a usted una fotografa.Desprecian el natural.No hai dos
granos de arena iguales, ni iguales dos cabezas, pues que cada
mi-lmetro cuadrado en ellas es de diferente color, ste tiene que
convenir a las
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distintas rejiones huesosas, sanguneas, nerviosas, de la cara i
otras mil causas, que hacen de nuestro colorido el conjunto mas
caprichoso i al parecer mas variado. El color de la frente no puede
jamas contener una sola pincelada del de los ojos, ni el color
hmedo de esta rejion se parece en nada al de la boca i barba.
Siendo por fin que el color es en todos diferentes i que, slo
merced a una prctica de muchos aos se aprende a copiar
mezquinamente, cmo es que la figura que hai que estudiar tanto, a
fin de representar con ella un carcter o una idea, cmo es,
repetimos, que en las condiciones apuntadas es posible considerar
en el rango de la pintura a esto que no es sino una industria, una
manufactura?21
La falsedad de la pose fotogrfica, causada por los largos
tiempos de exposicin, y la incapacidad de reproducir el color
imposibilitaran a la fotografa lograr la verdad del retrato
pictrico. Son objeciones que el desarrollo tcnico elimin: lo que
subsiste de la crtica de Gonzlez es la expresin de un juicio ya
profundamente arraigado a fines del siglo diecinueve: la
imposibilidad de la fotografa y en este caso del retrato fotogrfico
- de revelar la singularidad ntima, la verdad de un sujeto, por ser
imgenes producidas por una industria, una manufactura. Un retrato
pictrico que reproduce un retrato fotogrfico estar marcado
irrenediablemente por la adul-teracin de su origen. En el mismo ao
de las cartas de Gonzlez, se publicaron durante varios meses
artculos traducidos del francs de un autor no identificado y que
recorre el desarrollo del arte en la historia. El annimo crtico
explicita la postura que subyace detrs del discurso de J. F.
Gonzlez: Las artes tienen la misin, no el imitar la naturaleza,
sino expresar el alma humana.
. Gonzlez proporciona adems datos concretos sobre los mtodos
utilizados para realizar pinturas que son transcripciones de
fotografas: la ampliacin de la fotografa con cmaras solares, su
calco y posterior pintura para entregar retratos al leo a la
exhibicin pblica o al cliente. Menciona adems un dato fundamental
para investi-gaciones futuras: a partir de la fotografa ampliada
sobre la tela, se puede calcarla o nitratarla una sensibilizacin de
la tela que se podra quizs rastrear con an-lisis qumicos
apropiados. Jos Miguel Blanco, comentando Los Canteros de Pedro
Lira, menciona otro mtodo: la escena est fotografiada del natural y
copiada en
21 El Taller Ilustrado, El Pintor Walton: Sus retratos i la
prensa portea, febrero, 1887, nm.72. Las negritas son nuestras.22
La imitacin en el arte, arreglado del francs para El Taller
Ilustrado por Anjela Uribe de Alcalde, ao II, 16 de Junio de 1887,
nm. 87.
En consecuencia, todas las artes nacidas en el espiritu del
hombre o en su corazn son en tal grado elevadas sobre la naturaleza
que cuando mas quieren copiarla literalmente, servilmente i bajo
todos los puntos de vista, tanto ms tienden a degradarse i a
destruirse. Las artes en su mas alta dignidad, no son tanto arte de
imitacin como arte de espresin. La fotografa es una invencin
maravillosa, pero no es un arte porque en su indiferencia lo imita
todo i no espresa nada. Luego, pues, donde no hai espresin no hai
arte22.
Diana Duhalde
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seguida por medio de cuadrculas.23 No existe todava una
investigacin sistemtica de estas prcticas en general omitidas por
la historiografa, y que fueron tambin en gran medida desconocidas
por sus contemporneos. La conocida defensa que Benjamn Vicua
Mackenna hace de los retratos de este mismo Walton en la Exposicin
Nacional de 1884, refuerza los indicios de la invisi-bilidad de
estos mtodos pictricos, incluso para el pblico especializado de la
poca: A los retratos de Walton, el mejor fisonomista del pas a
cuyas imjenes de la vida como semejanza y verdad de colorido son la
vida misma, se les ha acusado tambin de trascender a cromo y a
fotografa cuando precisamente traicionan de busto y de medio cuerpo
(Carlos Brown y Jos Francisco Vergara) la existencia fsica que
palpita en el asiento del taller bajo la tnica y el alma.
A los retratos de Walton, el mejor fisonomista del pas a cuyas
imjenes de la vida como semejanza y verdad de colorido son la vida
misma, se les ha acusado tambin de trascender a cromo y a fotografa
cuando precisamente traicionan de busto y de medio cuerpo (Carlos
Brown y Jos Francisco Vergara) la exis-tencia fsica que palpita en
el asiento del taller bajo la tnica y el alma24.
Lmina 4. W.H. Walton. Retrato de David Luis Beard, fotografa,
1891 y leo recortado.
23 J. M. Blanco, En la Exposicin: lo que se oye, El Taller
Ilustrado, diciembre 17 de 1888, N 159.24 Benjamn Vicua Mackenna,
El Arte Nacional: I su estadstica ante la exposicin de 1884, en la
Revista de Artes y Letras, Santiago de Chile, ao 1, 15 de nov. de
1884, N 9, Tomo II., p.446.
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Prcticas desconocidas para el pblico y ciertos crticos, pero no
para los artistas. El mismo Blanco, refiriendose a las dificultades
a que se ven enfrentados para sobre-vivir denuncia
Alguien ignora por ventura, que muchas personas pudientes, envan
una fotogra-fa a Pars o Roma para que un pintor que suponen siempre
el ms distinguido les haga un retrato, i que despus se ven a veces
obligados a buscar a un artista nacional para arreglarlo segn el
parecido del originalPero debemos disculparlos; es tan na-tural que
halague su vanidad en mostrar un cuadro o una escultura (aunque no
tengan la menor idea de su mrito) con la firma de un Mark,
Meisounner, Pradilla, Fortuna, Carriex-Belleuse, Jonfroi, Dubois
etc., etc., tal como muestran un mueble salido de la mejor fbrica
de Pars.25 El artista nacional no solo arreglar los retratos
realizados en Francia a partir de fotografas, en el pas tambin la
realizacin de retratos con fotografas como mode-lo, se haba
constituido rpidamente en una prctica habitual como medio de
subsis-tencia. En un artculo sobre el pintor Pascual Ortega,
reflexiona sobre las alturas que podra alcanzar su arte si no
estuviera obligado a perder su tiempo haciendo retratos tomados de
fotografas o haciendo clases de dibujos a seoritas. Un destino comn
para la mayora: Ortega, San Martin, Campos, Valenzuela y dems.
Compaeros que han ido a perfeccionar sus estudios en las mejores
academias europeas, deben sufrir la ms triste de las decepciones.A
su regreso a la patria no se les encarga cuadros de nuestra
historia nacional, ni alegricos ni de costumbres. Las obras de Caro
las compran comerciantes extranjeros. Y despus se lo critica: Mil
veces hemos odo decir a personas pudientes que nuestro amigo Caro
se ha metalizado, que no pinta ms que retratos en vez de aquellos
cuadritos de costumbres que hicieron tan popular su nombre26 Estos
comentarios no deben hacernos pensar que se despreciaba el retrato
como gnero pictrico. Si bien la pintura de historia se consideraba
la cumbre ms alta a que poda aspirar un pintor obstaculizado en el
caso chileno ya por la ausencia de recursos para emprender una obra
de largo aliento consumidora de tiempo y gran cantidad de
materiales, ya por la falta de los conocimientos necesarios para
realizarla - se apreciaba y dedicaba grandes elogios al retrato
realizado directamente del natural capaz de expresar la
interioridad del personaje retratado. Es el retrato comercial y
I que han hecho los particulares en beneficio del arte? En lugar
de proteger-lo, pareceran haber sido animados de un espritu hostil,
al ver que prefieren ser tributarios del extranjero en artes,
letras e industrias, pero sabemos que en ellos ha entrado mucho la
moda, las preocupaciones aristocrticas, i tambin por creer que en
Chile no hai artistas capaces de hacer un buen retrato o una
estatua.
25 . D. Silva, El arte i la crtica en El Taller Ilustrado,
Santiago, febrero de 1886, nm. 26. N 159.26 J.M. Blanco, El artista
pintor, Don Manuel Ortega, El Taller Ilustrado, Santiago, Julio de
1886, N 46.
Diana Duhalde
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que circula en mbitos privados - hecho a partir de fotografas el
que es objeto de desprecio o resignada aceptacin como medio
subsidiario de subsistencia. El olvido en que cayo Walton en la
historiografa oficial y la aparente modestia del lugar donde se
mostraron los retratos objeto de la polemica las vidrieras de un
almacn no deben oscurecernos el hecho de que estas eran un lugar
habitual de exhibicin de muchos pintores reconocidos del perodo. El
mismo cronista de la plemica acusa a Gonzlez por calificar
injustamente como manejadores de cmara oscura a los retratistas
Walton y Caro27, lo que indica la simetra de su valoracin como
artistas en la poca. Sobre un retrato de Caro presentado en el
mismo almacn, El Taller lo comenta as:
En esta cita aparece un elemento nuevo: el parecido admirable
del retrato ya no se considera su rasgo ms sobresaliente. La
importancia del parecido, fuertemente li-gado al valor emocional
del retrato como imagen de un ser querido, se ve desplazado por un
nuevo valor ligado al mbito de lo pictrico: su valor es el de una
obra de arte independizada de su funcin. Pero lo significativo en
relacin a esta incipiente invesi-tigacin, cul habra sido el tono de
esta crtica si se hubiera sabido que Caro usaba fotografa como
modelos en retratos que salan del mbito de lo privado y circulaban
en los circuitos artsticos oficiales? Las lminas que presentaremos
muestran una serie de retratos pictricos oficiales que comparamos
con los retratos fotogrficos que podran haber sido sus modelos. La
mayora de estos originales pictricos cuelgan en museos histricos y
sus repro-ducciones se pueden encontrar en Internet en todo tipo de
encuadres y tonalidades cromticas. Ilustran sitios educativos,
libros escolares y biografas de wikipedia. Como dibujos adornan los
muros de escuelas pblicas; como retratos de busto,circulan en
estampillas y billetes. Podemos notar en ellos las similitudes
bsicas, pero tambin lo que los diferencia, en el traspaso de
fotografa a pintura, tanto se simplifica como se agregan elementos.
Tambin se pueden observar leves giros de postura y cambios en
Desde hace das llama la atencin de los aficionados un retrato
espuesto en las vidrieras del almacn de Kirsinger, as por la
simpata u estimacin que nuestra sociedad profesaba a la persona
reproducida, la seora Carmela Vergara de Espie, como por la
artstica concepcin i raro mrito de la obra.La firma lo esplica
todo: lleva a pi el nombre de Caro. Indudablemente esta vez el
artista se ha sobrepujado a todo lo que ha sido.El parecido
admirable es tal vez el rasgo menos sobresaliente del cuadro;
mu-chos no conocieron a la distinguida joven, i sin embargo la
pintura les atrae por completo, porque hai en ella tanta
naturalidad, tan vigoroso colorido i tal maestra en la ejecucin del
minucioso detalle, que hasta el ms lego, descubre all una excelente
obra de arte28.
27 Manuel Antonio Caro, 1835-1903, costumbrista y retratista, su
obra La Zamacueca es considerada un icono de la identidad
nacional.26 Un nuevo cuadro del seor Caro, El Taller Ilustrado, No
39, Julio de 1888.
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Conclusin
El juicio que consideramos asentado en el perodo de esta
polemica, sobre la diferencia radical entre la imagen pictrica y la
imagen tcnica, se habra sustentado en sus condiciones de produccin.
En esa diferencia residira la causa de su ajenidad ontologica; y
esto sucede independientemente de como las imgenes se ven. Los
casos anteriores creemos que sealan claramente en esa direccin, la
lectura que se haca de ellas variaba segn el conocimiento que se
tena de sus condiciones de pro-duccin, o dicho de otra manera, su
pertenencia a uno u otro campo estaba determi-nado por las
condiciones de produccin que se le suponian en la epoca,
pertenencia que subsiste hasta hoy. El posible y/o efectivo origen
fotogrfico de retratos realizados por pintores cannicos como
Alfredo Valenzuela Puelma permanece en la oscuridad, la misma
oscuridad que sumi la obra del pobre pintor Ingls W.H.Walton,
probablemente ig-norado por una historiografa atenta a la voz de
otro de sus consagrados: J. Francisco Gonzlez, cuarto padre tutelar
de la pintura chilena.
Lmina 5.
la direccin de la mirada (Lminas 3 y 10). Y todos ellos tienen
en comn el cambio de dimensin y la adicin del color. Hemos buscado
hasta donde nos fue posible, las fotografas originales, pero tanto
las fotografas como las pinturas circulan perdido en la mayora de
los casos toda mencin a su origen, tanto porductivo como
autoral.
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Lmina 6.
Lmina 7.
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Lmina 8.
Lmina 9.
Diana Duhalde
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Archivos
Archivo Judicial de Santiago. Causas criminales. Legajo
1623.
Bibliografa
El Taller Ilustrado, director Jos Miguel Blanco, peridico
semanal, publicado desde el 6 de Julio de 1885 hasta el 1 de Julio
de 1889.
Thomson, Augusto G..1901 Los 21, estudios sobre artistas:
Alfredo Valenzuela Palma. En: Instantneas de Luz y Sombra 57.
Vicua Mackenna, Benjamn.1885 El Arte Nacional: I su estadstica
ante la exposicin de 1884, 1858-1884. En: Revista de Artes y
Letras: II, 9: 446.
Daz, Wenceslao.2004 La polmica de la fotopintura. En: Juan
Francisco Gonzlez: Cartas y otros documentos de su poca. RIL ,
Santiago.
El arte adulterado: la foto pintura. Retratos polticos en la
segunda mitad del siglo XIX chileno