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68 9 de noviembre de 2018 Philip Howard y Matt Childs, las metas de esta rebelión eran las mis- mas que las de Aponte: la abolición de la esclavitud y el derrocamiento del Gobierno colonial. Aunque la sublevación lucumí no tuvo éxito, no por ello cesaron las reuniones conspirativas. En un informe del procurador José de Velazco al Capi- tán General, se alertaba de encuen- tros secretos entre miembros de las milicias de pardos y morenos libres con los del cabildo lucumí. Lo que más preocupaba a los funcionarios peninsulares era que algunos ve- teranos de la frustrada revuelta de 1812, como el liberto Pilar Borrego, volvían a desempeñar ahora un pa- pel protagónico. Un año tremendo Entre 1831 y 1840 entraron en Cuba, según fuentes españolas, unos 194 000 africanos encadena- dos, aunque investigadores como Juan Pérez de la Riva estimaban que en realidad fueron alrededor de 300 000. Según el censo de 1841, había más de 436 000 esclavos en la Isla, aproximadamente el 43 por ciento de la población total; de ellos, CUBA 1843 El año de la rebeldía Matanzas fue escenario de la más numerosa sublevación de esclavos de la época colonial Por PEDRO ANTONIO GARCÍA L AS autoridades coloniales no eran tan ingenuas como para pensar que la ejecución de José Antonio Aponte y sus compañeros en 1812 iba a ser suficiente para desva- necer en la masa de esclavos el deseo de alcanzar la libertad individual. Tal vez por ello el ayuntamiento de Puer- to Príncipe (hoy Camagüey), al deca- pitar a 12 jefes de la conspiración, le añadió una segunda parte a ese acto tan macabro: el otorgamiento de la carta de libertad a varios descendien- tes de africanos fieles que delataron al movimiento o ayudaron a suprimirlo. Tal estrategia fue seguida a todo lo largo de las primeras cuatro déca- das del siglo XIX. El mensaje estaba muy claro. Para conseguir la ansia- da libertad, el camino no era el de la rebelión armada sino la alianza con los amos y el colonialismo español. Pero los esclavos no se dejaban con- vencer, continuaron las escapadas cimarronescas y su participación en conspiraciones donde también anda- ban involucrados los libertos. Incluso en momentos de reflujo del indepen- dentismo se revivían los afanes le- vantiscos. Tal es el caso de la suble- vación que preparaban los lucumíes en La Habana durante 1835. De acuerdo con el criterio de va- rios autores como los historiadores Ruinas del ingenio Triunvirato. Autor no identificado
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El año de la rebeldíabohemia.cu/.../11/Pags-68-71-Historia-Arreglado.pdf · ciones de vida de ese sector pobla-cional. Para los bozales (esclavos recién llegados del continente),

Aug 07, 2021

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68 9 de noviembre de 2018

Philip Howard y Matt Childs, las metas de esta rebelión eran las mis-mas que las de Aponte: la abolición de la esclavitud y el derrocamiento del Gobierno colonial. Aunque la sublevación lucumí no tuvo éxito, no por ello cesaron las reuniones conspirativas. En un informe del procurador José de Velazco al Capi-tán General, se alertaba de encuen-tros secretos entre miembros de las milicias de pardos y morenos libres con los del cabildo lucumí. Lo que más preocupaba a los funcionarios peninsulares era que algunos ve-teranos de la frustrada revuelta de 1812, como el liberto Pilar Borrego, volvían a desempeñar ahora un pa-pel protagónico.

Un año tremendo

Entre 1831 y 1840 entraron en Cuba, según fuentes españolas, unos 194 000 africanos encadena-dos, aunque investigadores como Juan Pérez de la Riva estimaban que en realidad fueron alrededor de 300 000. Según el censo de 1841, había más de 436 000 esclavos en la Isla, aproximadamente el 43 por ciento de la población total; de ellos,

CUBA 1843

El año de la rebeldía Matanzas fue escenario de la más numerosa sublevación de esclavos de la época colonial

Por PEDRO ANTONIO GARCÍA

LAS autoridades coloniales no eran tan ingenuas como para pensar que la ejecución de José

Antonio Aponte y sus compañeros en 1812 iba a ser sufi ciente para desva-necer en la masa de esclavos el deseo de alcanzar la libertad individual. Tal vez por ello el ayuntamiento de Puer-to Príncipe (hoy Camagüey), al deca-pitar a 12 jefes de la conspiración, le añadió una segunda parte a ese acto tan macabro: el otorgamiento de la carta de libertad a varios descendien-tes de africanos fi eles que delataron al movimiento o ayudaron a suprimirlo.

Tal estrategia fue seguida a todo lo largo de las primeras cuatro déca-

das del siglo XIX. El mensaje estaba muy claro. Para conseguir la ansia-da libertad, el camino no era el de la rebelión armada sino la alianza con los amos y el colonialismo español. Pero los esclavos no se dejaban con-vencer, continuaron las escapadas cimarronescas y su participación en conspiraciones donde también anda-ban involucrados los libertos. Incluso en momentos de refl ujo del indepen-dentismo se revivían los afanes le-vantiscos. Tal es el caso de la suble-vación que preparaban los lucumíes en La Habana durante 1835.

De acuerdo con el criterio de va-rios autores como los historiadores

Ruinas del ingenio Triunvirato.

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más de la tercera parte eran de ori-gen congo; una quinta parte, lucu-mí, luego seguían los gangás (13 por ciento) y carabalíes (8.8 por ciento). Según el historiador José Luciano Franco, la población esclava en Ma-tanzas superaba la cifra de 100 000.

Tal crecimiento, por supuesto, no implicó una mejora en las condi-ciones de vida de ese sector pobla-cional. Para los bozales (esclavos recién llegados del continente), una vida con grilletes y bajo la amenaza del cepo, feroces perros y los latiga-zos del mayoral no era vida, por lo que proliferaron las fugas hacia los palenques y las revueltas. La prime-ra de estas estalló en la noche del 26 de marzo de 1843 en el ingenio ma-

Un ingenio habanero según un grabado de la época.

Autor no identifi cado

tancero Alcancía. Cientos de escla-vos al son de sus tambores y arma-dos de machetes y estacas afi ladas se encaminaron hacia las haciendas cercanas para engrosar sus fi las.

En el pueblo de Bemba (Jovella-nos), parte de los esclavos que tra-bajaban en el almacén del ferroca-rril se les unió. Fuentes de la época estimaron la conformación de los sublevados en unos 465 de ambos sexos. Esas mismas fuentes asegu-raban que ellos ejecutaron a siete personas, entre ellos tres afrodes-cendientes que laboraban como contramayorales. El levantamien-to fue sofocado dos días después. Hubo una cruel represión y se fusiló a ocho rebeldes, mientras que unos 120 fueron sancionados a trabajos forzados.

El temor a una insurgencia esclava de gran magnitud pro-vocó una total coincidencia de

criterios entre los esclavistas cubanos y la corte madrileña.

Gerónimo Valdés, catalogado de pusilánime, fue sustituido por el joven general Leopol-do O’Donnell, de apenas 34

años, quien ya se había dis-tinguido como capitán gene-

ral en Aragón y Valencia. No andaban descaminados. A pocas

semanas del arribo a La Habana del nuevo Gobernador colonial,

estalló en el ingenio Triunvi-rato, el domingo 5 de noviem-

bre de ese año, una formidable revuelta, encabezada (según la

tradición) por el gangá Manuel y la mítica lucumí Carlota.

Cuentan que al son de los tambo-res de Eduardo, de la etnia fula, quien había heredado el don de interpretar

la percusión de los cueros de sus an-cestros de la costa guineana, la gan-gá Filomena sublevó a la dotación del ingenio Ácana y con el refuerzo de los del Triunvirato, liberaron a Fermina, la veterana líder, quien ya-cía en el cepo desde que había sido descubierta en agosto mientras ha-cía campaña para un levantamiento.

La rebelión se extendió a otras haciendas. En el ingenio Concepción, dicen, la lucumí Lucía lideró el levan-tamiento. También se sublevaron las dotaciones de San Miguel y San Lorenzo. A los machetes y estacas afi ladas habían incorporado unas po-cas escopetas de caza y pistolas arre-batadas a los antiguos mayorales y amos. A su paso, incendiaban casas señoriales, ingenios y bateyes.

Copados en la fi nca San Rafael, fueron masacrados en una lucha desi-gual contra un Ejército profesional. Hubo entre los sublevados 56 muer-tos, 17 heridos y unos 60 prisioneros. Desconocemos si las fuerzas colo-nialistas sufrieron alguna baja. La mayor parte de los esclavos prófugos fueron capturados en los siguientes días, aunque según ciertas fuentes, algunos lograron llegar a la Ciénaga de Zapata y erigieron allí un palen-que. La tradición insiste en afi rmar que hubo también varias ejecuciones extrajudiciales, como la de Carlota, descuartizada públicamente.

La heroicidad y el estoicismo de esta lucumí devinieron paradigma para los cubanos blancos, negros y mulatos. No es de extrañar que en 1975 cuando nuestros compatriotas marcharon a Angola a luchar por la independencia de ese pueblo her-mano, se tomara su nombre para esa operación militar.

Así imaginó un dibujante cubano a la lucumí Carlota.

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PRIMERA QUINCENA

1 (1958) Para consolidar la uni-dad revolucionaria, el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revo-lucionario 13 de Marzo fi rman el Pacto del Pedrero, al cual se ad-hiere días después el Partido So-cialista Popular.ANIVERSARIO 60.

2 (1873) Combate de Palo Seco, Camagüey. Triunfo mambí al man-do de Máximo Gómez. ANIVERSARIO 145.

2 (1956) Desembarco del Gran-ma. Día de las FAR.

3 (1833) En Camagüey nace Carlos J. Finlay, descubridor del agente transmisor de la fi ebreamarilla. Día de la Me-dicina Latinoamericana. ANIVERSARIO 185.

7 (1896) Caída en combate de Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro.

8 (1958) Celebran en el II Fren-te Oriental Frank País el Congreso Obrero en Armas. ANIVERSARIO 60.

10 (1898) Tratado de París, suscri-to entre Estados Unidos y España, sin la presencia de ningún repre-sentante cubano. ANIVERSARIO 120.

11 (1898) Muere el mayor general Calixto García Iñiguez, comba-tiente de las tres gue-rras de independencia. ANIVERSARIO 120.

to, hasta completar la cifra de 35, a cuatro años de prisión en las fi ncas de sus amos, también con ramal y grillete, aparte de 100 azotes.

Con esta causa el Gobierno co-lonial inició lo que después se ha denominado como el proceso de la Conspiración de la Escalera. A más de 3 000 personas, entre ellos unos 100 blancos, se les encausó tras ser sometidos a prisión. De ellos, 78 fueron ejecutados, 28 san-cionados a 10 años de cárcel, 652 a penas que oscilaban de uno a ocho años y 312, entre seis y 12 meses. Se desterraron a más de 400 ne-gros y mulatos libres de la Isla, a pesar de que ninguna culpa se les comprobó.

Al año de la rebeldía siguió el año del cuero, como se le llamó luego a 1844. Pero eso será tema de otro artículo.

––––––––––––––––––Fuentes consultadas:Los libros Conspiraciones y revueltas. La actividad política de los negros en Cuba (1790-1845), de Gloria García, La forja de una nación, de Rolando Rodríguez, Componentes étnicos de la nación cubana, de Jesús Guanche, La rebelión de Aponte de 1812 en Cuba y la lucha contra la esclavitud atlántica, de Matt D. Childs, y La ges-ta heroica del Triunvirato, de José Lu-ciano Franco. Los textos periodísticos “Fermina Lucumí, heroína y mártir de las rebeliones de esclavos en Matan-zas”, de Josefi na Toledo y “Carlota, la esclava rebelde”, de Marta Rojas.

Después de Triunvirato

En el proceso judicial seguido a los sublevados el tribunal obró con ex-trema dureza. Ocho de ellos fueron fusilados, entre ellos, la lucumí Fer-mina, y tres prófugos sancionados a igual pena. No contento con ello, dictaminó que, además, se ejecu-taran dos rebeldes en cada una de las dotaciones del Ácana, San Mi-guel y Concepción delante del resto de los esclavos para que sirviera de escarmiento y advertencia. Pero la rebeldía no cesó.

A inicios del siguiente diciembre, la esclava Apolonia, barragana de Esteban Santa Cruz de Oviedo, pro-pietario del ingenio Santísima Trini-dad, delató otra formidable rebelión que se preparaba para la noche de navidad y que abarcaba, aparte de esa fábrica de azúcar, las de Santa Rosa y Santo Domingo, de Domin-go Aldama; la Majagua, de Gonzalo Alfonso, y La Trinidad, de Francis-co Morejón. Según la informante, la sublevación perseguía, entre otros objetivos, el incendio de todas las propiedades, la muerte de sus due-ños y “el exterminio y desolación de todo aquel que se opusiera a tan bárbaro plan”.

En el juicio sumario celebrado en Sabanilla del Comendador, el 21 de diciembre de 1843, a los complo-tados de las dotaciones menciona-das, 16 de ellos fueron condenados a muerte, otros a 10 años de traba-jos forzados con ramal y grillete en la Fortaleza de la Cabaña y el res-

EFEMÉRIDES DE DICIEMBRE

Monumento al esclavo rebelde erigido por la Revolución en homenaje a los participantes de la revuelta de 1843.

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A cargo dePEDRO ANTONIOGARCÍA

Fotos: Archivode BOHEMIA

14 DE NOVIEMBRE DE 1863

9 DE NOVIEMBRE DE 1873

Combate de La Sacra

José Jacinto Milanés

ACAMPADO a unos 23 kilómetros al no-roeste del lugar que hoy ocupa el central

Amancio Rodríguez, en la provincia de Las Tunas, Máximo Gómez recibe informes el9 de noviembre de 1873 sobre una columna española, compuesta por l 500 hombres de las tres armas y dirigida por el coronel Básco-nes, la cual avanza a través de la fi nca Los Arrieros en dirección al campamento mambí. De acuerdo con los exploradores mambises, la tropa enemiga cuenta con una vanguardia de 150 guerrilleros (llamado así entonces a grupos paramilitares de cubanos traidores) montados y una sección de caballería regu-lar, a la que siguen un batallón de infantería y tres compañías que escoltan dos piezas de artillería. En la retaguardia va el Estado Mayor integrista con otro batallón y la impedimen-ta. Gómez ordena a Martín Castillo realizar un amago de carga sobre el enemigo y acto seguido, una falsa retirada. Los peninsulares caen en la trampa y envían la caballería y un batallón de infantería detrás de Castillo y sus hombres. Ya el dominicano ha dividido sus 269 jinetes en dos grupos: uno bajo el man-do de Manuel Suárez, que ataca a los perse-

CUENTAN que, comprometido para casarse, rompe con su novia por-

que le ha nacido una súbita e irresis-tible pasión por su quinceañera prima Isabel Ximeno, a quien la familia tie-ne ya destinada como esposa del hijo de un alto dignatario español. Según Lezama Lima, por este amor frustra-do pierde la razón, “se convierte en un fantasma matancero, deja cartas en las noches fosfóricas, desaparece inapresable, debajo de un farol de me-dianoche”. José Jacinto Milanés nace en la llamada Atenas de Cuba el 16 de agosto de 1814, en medio de una familia que ambiciona pertenecer a la clase más alta sin tener recursos eco-nómicos para ello. Lector insaciable de Lope de Vega y Calderón desde su

guidores de Castillo; el resto, encabezado por el propio Gómez, carga sobre la artillería y su escolta de tres compañías. Báscones reac-ciona tarde y manda al combate al otro bata-llón que es emboscado por un destacamento mambí. La acción dura desde las tres de la tarde hasta el anochecer. Los ibéricos sufren más de un centenar de bajas –después del combate los campesinos de la zona hallan en un pozo aledaño unos 80 cadáveres–, y son aprehendidos 16 de sus efectivos, entre ellos un ofi cial de los servicios médicos. Los insu-rrectos, en cambio, solo tienen cuatro muer-tos y ocho heridos; en sus manos quedan 57 fusiles, 25 caballos equipados y otros pertre-chos. Gómez ordena a parte de su tropa que, en la marcha del enemigo hacia Jobabo, lo hostigue sin cesar.

adolescencia, aprende el italiano, el francés y el latín. Labora desde los 18 años como empleado del comercio en su ciudad natal y La Habana. La mayor parte de su obra literaria abarca de 1836 a 1843 en los que escribe poemas que han resistido al paso del tiempo (“Vagos paseos”, “La fuga de la tórtola”, “El beso”, “La madruga-da”, “El mendigo”) e incursiona en el teatro (El conde de Alarcos, Un poeta en la corte). En 1846, ya con síntomas de locura, se publican sus obras en tres tomos con gran éxito de librería. Tras una pequeña recuperación entre 1848 y 1851, recae en la demencia. Fallece el 14 de noviembre de 1863.