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El agotamiento de la democracia participativa, la complejidad, y
elementos para una refundamentacin
Martn Tanaka1 Instituto de Estudios PeruanosPontificia
Universidad Catlica del Per Enero de 1999
En este texto analizo la pertinencia de las propuestas de
democracia participativa en la actualidad. En la primera parte,
discuto muy suscintamente los aportes de lo que caracterizo como
una "primera generacin" de demcratas participacionistas, los que
recuperan la tradicin democrtica "clsica", en polmica con los
planteamientos elitistas de los tericos de la democracia liberal.
Esta primera generacin tiene como planteamiento central la
necesidad y bondad de la participacin (en el seno de las sociedades
industriales) en condiciones de igualdad por parte de todos los
miembros de la comunidad poltica, de manera responsable y eficaz
para la toma de decisiones pblicas. Ello resultaba posible gracias
a los efectos "socializadores" de la misma participacin, que daba
lugar a ciudadanos responsables. Sostengo que si bien en esta
primera generacin se dieron aportes importantes, muchos de los
cuales siguen en alguna medida siendo vlidos, la vigencia de la
democracia participativa requiere de una nueva argumentacin, en
tanto sta no es capaz de responder satisfactoriamente a las
objeciones planteadas por autores que sealan que estamos ante un
nuevo tipo de sociedad, "post-industrial", caracterizada por una
complejidad creciente. Reseo brevemente en el texto por qu la
temtica de la complejidad constituye un nuevo desafo para las
propuestas participacionistas, y las respuestas que se han dado
desde una "segunda generacin", que asume la idea de la complejidad
en nombre del rescate de las diferencias y de la especificacin de
las arenas concretas al interior de las cuales la propuesta
participativa seguira vigente. Finalmente, lanzo algunas ideas
tentativas sobre de qu manera esta discusin resulta vigente para
nuestros pases en la actualidad, pese a que no vivimos precisamente
dentro de sociedades "post-industriales".
El adversario: la democracia liberal y su variante elitista
Las propuestas y autores que podramos agrupar dentro de la
categora de democracia participativa son muy variadas. Conviene por
ello empezar estableciendo algunas distinciones. Lo primero es
sealar que segn sus preocupaciones, distingo dos "generaciones" de
participacionistas. La primera
1 Martn Tanaka es socilogo de la Pontificia Universidad Catlica
del Per, Maestro en Ciencias Sociales y Doctor en Ciencias Sociales
con especializacin en Ciencias Polticas de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede acadmica de
Mxico. Actualmente es investigador del Instituto de Estudios
Peruanos y profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la
Universidad Catlica. E-mail: [email protected]
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debate contra lo que podramos considerar diversas formas de
democracia elitista, en nombre de frmulas ms "radicales" de
democracia, que recuperan su tradicin "clsica". La segunda debate
contra el argumento del anacronismo de la idea de participacin dada
la complejidad de las sociedades en las democracias
post-industriales, en nombre de la recuperacin de esferas concretas
de participacin y autonoma. En todo caso, lo central de la
propuesta democrtica participativa reside en su concepcin del
involucramiento pblico de los ciudadanos como central para el logro
de metas sustantivas dentro del ordenamiento democrtico, tales como
mayores niveles de desarrollo individual y colectivo, y niveles de
justicia2.
La primera cuestin a dilucidar es de qu manera se llega al
debate entre la propuesta democrtica participacionista de la
"primera generacin" (que retoma el espritu de la tradicin
democrtica "clsica") y la democracia liberal elitista. Esto nos
lleva a una cuestin previa: cmo se llega y qu tipo de convergencia
se produce histricamente entre democracia y liberalismo? Como
sabemos, se trata de tradiciones polticas bastante diferentes, y su
sntesis es un asunto problemtico.
Histricamente, la democracia, caracterizada por su nfasis en la
igualdad y en la participacin, fue considerada una de las peores
formas de gobierno, desde la antiguedad clsica hasta prcticamente
el siglo pasado. En el siglo XIX la democracia volvi al primer
plano en tanto la activacin poltica de las masas populares puso
sobre el tapete el asunto de su integracin a la comunidad poltica,
cuestionando los restrictivos esquemas polticos vigentes. El modelo
liberal, resguardando bsicamente la libertad "negativa", o
"libertad de los modernos"3, tendi a privilegiar formas de gobierno
que aseguraran la libertad y la propiedad de las clases poseedoras
(frente a la eventual "tirana de las masas"), dentro de diversos
formatos que Dahl4 caracterizara como de hegemonas cerradas o
competencia oligrquica. El principio democrtico resultaba pues
cuestionando al principio liberal: igualdad vs. libertad5.
Entender cmo el liberalismo logr ser conciliado con el principio
democrtico requiere dejar el plano filosfico, y estudiar la
historia. Se trata de analizar cmo se resolvi el problema de la
integracin poltica de las masas populares emergentes de
trabajadores con el mantenimiento del 2 En este texto trato sobre
la democracia participativa distinguindola de otras propuestas
crticas de la democracia liberal que tambin reivindican contenidos
democrticos: la democracia social, econmica, popular, socialista,
etc. Estas formas de democracia no enfatizan como la participativa
la centralidad del involucramiento pblico para alcanzar metas
sustantivas: stas ltimas aparecen como lo central, apareciendo
secundarias las formas de llegar a ellas.
3 Segn la conocida frmula de Constant, libertad de no sufrir
interferencias por parte de la intervencin del Estado, en contraste
con la "libertad de los antiguos", una libertad positiva, con
nfasis en la participacin y el involucramiento pblico.
4 Dahl, Robert: Polyarchy. Participation and opposition (1971).
New Haven, Yale University Press, second printing, 1972.
5 Una exploracin de estas tensiones puede verse tambin en
Fernndez Santilln, Jos: Filosofa poltica de la democracia. Mxico,
Fontamara, 1994, captulo 5.
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sistema capitalista. Esta "conciliacin" se produjo en el largo y
conflictivo perodo que va de mediados del siglo pasado hasta la
segunda guerra mundial. Como seala Offe6, la lgica de la
competencia electoral, que estimul el desarrollo de programas de
centro que buscaban el apoyo del votante medio, el rol mediador de
los partidos polticos y posteriormente las polticas del Estado de
bienestar lograron que la progresiva universalizacin del sufragio
no significara el fin de la democracia representativa ni el
cuestionamiento del desarrollo capitalista7. De este modo se lleg a
la democracia liberal representativa articulada en torno a partidos
polticos.
De este modo, la democracia asumi ropajes ms propiamente
liberales. Pero dado que democracia y liberalismo provienen de
tradiciones polticas diferentes, nos encontramos ante una
democracia liberal que difcilmente acepta sus componentes ms
propiamente democrticos; finalmente, la democracia liberal
representativa, en la mayor parte de sus diversas formulaciones,
tiende a soslayar los aspectos igualitarios y participativos de la
tradicin democrtica8. As encontramos, como seala Pateman9, que
autores como Dahl, Sartori o Schumpeter requieren criticar lo que
stos caracterizaran como "democracia clsica" para as fundamentar
sus propuestas de filiacin liberal.
En qu consisten estas crticas liberales a la democracia? En
general, se seala que la democracia "clsica" se mueve dentro de una
concepcin "antigua" de la poltica, impracticable en el mundo
moderno (en las sociedades industriales). La "libertad de los
antiguos" no es ms posible; es decir, el constante involucramiento
pblico en la toma de decisiones no es posible dados los problemas
de organizacin y de tiempo implicados. De otro lado, la
participacin no tiene por qu asegurar buenos resultados en trminos
de decisiones y polticas, en la medida en que la toma de decisiones
requiere crecientemente el rol de expertos, o de una especializacin
en el conocimiento
6 Offe, Claus: "Competitive Party Democracy and the Keynesian
Welfare State". En: Contradictions of the Welfare State. MIT Press,
1984.
7 Por supuesto que estas notas tan generales requieren de muchas
especificaciones, que consideren por ejemplo las particularidades y
variantes nacionales, y sus respectivos derroteros polticos. Un
trabajo particularmente interesante que muestra los caminos que
desembocaron en frmulas liberales, socialdemcratas o fascistas en
funcin de las diversas configuraciones de clase existentes puede
verse en Luebbert, Gregory: Liberalism, Fascism, or Social
Democracy. Social Cclasses and the Political Origins of Regimes in
Interwar Europe. New York, Oxford University Press, 1991. Sobre el
asunto de por qu la extensin del sufragio no desemboc en una
revolucin socialista puede verse de Przeworski, Adam: Capitalismo y
socialdemocracia (1985). Mxico, Alianza Editorial Mexicana, 1990; y
Przeworski, Adam, y John Sprague: Paper Stones. A History of
Electoral Socialism (1986). University of Chicago Press, Paperback
edition, 1988.
8 Sobre las relaciones entre liberalismo y democracia, y los
distintos modelos de la democracia liberal, ver MacPherson, C.B.:
La democracia liberal y su poca (1976). Madrid, Alianza ed.,
1982.
9 Pateman, Carole: Participation and Democratic Theory.
Cambridge University Press, 1970, captulo 1.
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difcilmente encontrable en las masas. Finalmente, y relacionado
con lo anterior, la participacin puede desembocar en una "tirana de
la mayora", que lleve a un exceso de demandas o a la imposicin de
decisiones demaggicas o irresponsables, que bloqueen la
gobernabilidad del sistema. Como puede verse, se trata de crticas
tambin clsicas a la democracia como forma de gobierno10, centradas
todas en la cuestin de la competencia poltica de los sectores
populares. Cmo puede ser la democracia, el gobierno del pueblo, una
buena forma de gobierno cuando el pueblo es ignorante e
irresponsable?11
As, la democracia liberal consolidada de la post-guerra tiende a
asumir claramente la forma de una democracia de lites, de un rgimen
de "oligarquas competitivas" en trminos de Schumpeter12. Es en este
contexto que surge lo que he llamado la primera generacin de
demcratas participacionistas. En general, todos estos autores
critican la democracia liberal desde el rescate de lo que podramos
considerar una "tradicin democrtica clsica".
La primera generacin de la democracia participativa y el rescate
de la tradicin democrtica clsica
Cul es la esencia de la democracia clsica? Esta se mueve dentro
de lo que podramos llamar un paradigma del agora13, cuyos perfiles
bsicos surgen obviamente de la Grecia clsica. La caracterizaramos
como una forma de gobierno que enfatiza la participacin en
condiciones de igualdad por parte de todos los miembros de la
comunidad poltica, de manera responsable y eficaz para la toma de
decisiones. Como grandes supuestos de base encontramos de un lado
una confianza en los ciudadanos y, de otro, que las diferencias
entre los individuos y los grupos no son irresolubles, que son
negociables, de modo que puede llegarse a la expresin de, si no un
inters general, cuando menos una salida aceptable para la mayora.
Es decir, se trata de un orden en el que todos los intereses logran
ser expresados y
10 Ver al respecto Fernndez Santilln, op. cit. Sobre las crticas
democrtico-liberales a la tradicin democrtica clsica ver Sartori,
Giovanni: Teora de la democracia. 1: El debate contemporneo. 2: Los
problemas clsicos (1987). Mxico, Ed. Patria, segunda reimpresin,
1991.
11 Herdoto pone en boca del prncipe persa Megabyzo el siguiente
argumento en contra de la democracia: "nada hay ms necio e
insolente que una multitud intil. Es inaceptable que los hombres,
huyendo de la insolencia del tirano, caigan en la insolencia de un
populacho irresponsable. Las cosas que aquel realiza las efecta
concientemente; pero las cosas que ste lleva a cabo las hace sin
darse cuenta. Cmo podra darse cuenta quien no ha sido instrudo, ni
ha visto algn bien domstico, y se lanza sin inteligencia sobre los
acontecimientos al igual que un ro turbulento? As pues, vlgase del
pueblo quien quiera hacerle dao a los persas" (tomado de Fernndez
Santilln, op. cit., p.21).
12 Schumpeter, Joseph: Capitalismo, socialismo y democracia.
Barcelona, Orbis, 1983.
13 Segn una afortunada expresin de Antonio Camou (comunicacin
personal). 4
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representados, conformando una comunidad poltica capaz de
funcionar de manera armnica14. Esta visin de las cosas la podemos
encontrar en mayor o menor medida en clsicos como Rousseau, John
Stuart Mill, Thomas Jefferson, ms adelante en H.D. Cole y
otros.
Pienso que la primera generacin de la democracia participativa
comparte gruesamente esta visin clsica de la democracia,
ciertamente enmarcada dentro de una perspectiva moderna, al
interior de la sociedad industrial, pero dentro de sus parmetros y
supuestos. El contexto ms especfico en el que surge esta "primera
genereacin" est dado por la crisis de los modelos democrtico
liberales, en la dcada de los aos 60. En trminos de MacPherson (op.
cit.), la democracia participativa
"Se inici como consigna de los movimientos estudiantiles de
Nueva Izquierda en el decenio de 1960. Se difundi entre la clase
obrera en los decenios de 1960 y 1970, sin duda como resultado del
creciente descontento en el trabajo entre los obreros y los
empleados, y de la sensacin ms generalizada de alienacin, que se
convirtieron en aquellos aos en temas tan de moda para los
socilogos, los expertos en gestin, las comisiones oficiales de
investigacin y los periodistas populares" (p. 113).
Qu respuestas se dieron a las crticas liberales a la democracia
clsica y a sus formas modernas? En primer lugar, se cuestion la
viabilidad del modelo liberal, cuyo carcter elitista minaba su
legitimidad ante la mayora y lo haca insostenible. De all que se
justificara la bsqueda de alternativas. Pero ms importante, las
propuestas participativas rebatieron las objeciones liberales
mediante el desarrollo del argumento de la auto-transformacin
(Warren15). Este argumento refuta la objecin de la incompetencia de
las masas, agravada en el mundo moderno, con base en la idea de que
la democracia participativa educa, socializa a los individuos de
manera que finalmente estos actan responsablemente. Se aprende a
participar participando, por as decirlo. Este razonamiento refuta
el ncleo central de la crtica liberal a la democracia clsica. En
trminos de Warren, la tesis de la auto-transformacin podra
sintetizarse as:
"... quienes proponen expandir la democracia descansan en tres
supuestos que cuestionan la democracia liberal convencional. El
primero es que ms democracia transforma intereses individualistas y
conflictivos en intereses comunes y no conflictivos, desarrollando
en el camino capacidades de ejercicio
14 Desde la perspectiva marxista, se ha criticado esta idea de
intereses homogneos o cuando menos armonizables. Las
contradicciones de clase son estructurales, no son un problema de
socializacin o negociacin. Las propuestas participativas no han
logrado responder del todo a este cuestionamiento, pero no nos
ocupamos de este asunto por no ser central en este trabajo. Sin
embargo, dejamos sealado el punto, que sin duda es fundamental.
15 Ver Warren, Marc: "Democratic Theory and
Self-Transformation". En: American Political Science Review, vol.
86, n 1, marzo 1992.
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de la ciudadana que reducen las amenazas de fracciones en contra
de los derechos y el pluralismo. Segundo, en tanto estas
transformaciones reducen el conflicto, ellas permiten la reduccin
del uso del poder como un medio de interaccin poltica. Esto puede
aumentar el consenso y la gobernabilidad, adems de ser algo
deseable de por s. Tercero, lejos de ser una amenaza contra las
dimensiones de la persona protegidas por los derechos y las
libertades, la democracia es necesaria para la promocin de valores
como el auto-desarrollo, la autonoma y el auto-gobierno, es decir,
los valores que supuestamente los derechos y las libertades deben
proteger. Juntos, estos supuestos constituyen lo que llamar la
tesis de la auto-transformacin (traduccin ma; p. 8).
Algunos de los autores que podran ser agrupados dentro de esta
primera generacin de demcratas participacionistas seran Peter
Bachrach, C.B. MacPherson, Carole Pateman, Benjamin Barber y
Chantal Mouffe, entre muchos otros. A continuacin examinamos
algunas de las ideas de estos autores.
Una de las primeras formulaciones crticas a la dinmica elitista
de la democracia representativa la podemos encontrar en Peter
Bachrach, en un texto cuya principal virtud es su claridad16. Este
autor analiza las concepciones liberales elitistas, mayormente
dentro de un mbito de filosofa y ciencia poltica, y critica sus
contradicciones y lmites. Finalmente llega a la siguiente sntesis
de las posturas liberales:
"En suma: el aspecto explicativo de la teora del elitismo
democrtico, en su conceptualizacin del 'mtodo', del 'inters', de
'lo poltico', y de la 'igualdad' conduce inequvocamente a una doble
conclusin: a) los sistemas democrticos vigentes, caracterizados por
el gobierno de la lite y la pasividad de la masa satisfacen
ampliamente los requisitos de la teora democrtica, y b) toda
sugerencia que represente un apartamiento del sistema, en el
sentido de lograr una relacin ms igualitaria entre las lites y las
no lites, carece objetivamente de realismo" (p. 152-153).
Bachrach sealar que la reduccin de la democracia a un formato
elitista est a la base de la creciente insatisfaccin poltica que se
encuentra en la sociedad; por lo que se hace necesario abrirse
hacia una dinmica ms participativa, retomando la tradicin
democrtica, en contraposicin a la liberal:
"(la teora elitista convencional de la democracia) Al par que
abraza el liberalismo, rechaza de hecho el principio fundamental de
la teora democrtica clsica: la confianza y la fe en el pueblo" (p.
147).
16 Bachrach, Peter: Crtica de la teora elitista de la democracia
(1967). Buenos Aires, Amorrortu, 1973.
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As, con base en la tradicin democrtica clsica, Bachrach esboza
algunas ideas sobre la materializacin de una propuesta
participativa para las sociedades industriales, enfatizando la
importancia de la democratizacin de mbitos "privados" como el
laboral. Aun en la actualidad seguiran vigentes los pilares de la
democracia, en la medida en que se entienda que la participacin
tiene efectos educativos positivos sobre los ciudadanos:
"La teora [democrtica] clsica [...] se basa en la suposicin de
que la dignidad del hombre, y en verdad su crecimiento y desarrollo
como ente actuante y responsivo en una sociedad libre, depende de
su posibilidad de participar en forma activa en las decisiones que
gravitan significativamente sobre l" (p. 153).
C.B. MacPherson (op.cit.), se mueve en un terreno similar al de
Bachrach, combinando la crtica al modelo liberal y esbozando una
propuesta participativa para las sociedades industriales con base
en la tradicin democrtica. MacPherson hace un anlisis ms fino de
las relaciones entre liberalismo y democracia, distinguiendo tres
modelos de democracia: el de proteccin (que enfatiza la libertad
negativa, con base en las ideas utilitaristas), el de desarrollo
(que enfatiza ms la igualdad y la participacin, cuyas bases se
ubicaran en el pensamiento de J.S. Mill), y el de equilibrio (que
se ajusta a lo que Bachrach llama democracia elitista). Finalmente,
plantea la democracia participativa, un cuarto modelo de democracia
liberal (captulo 5). Al plantear este modelo, no discute su
deseabilidad, sino su posibilidad en las sociedades industriales.
El principal problema sera no el cmo funcionara, sino el cmo llegar
a ella, entendiendo el camino mismo como una suerte de aprendizaje,
consonante con la tesis de la auto-transformacin.
MacPherson establece la posibilidad de su cuarto modelo de
democracia basndose en las contradicciones o tensiones de las
sociedades occidentales, lo que dejara espacio para la bsqueda de
alternativas que busquen construir legitimidad con mayor
participacin y mayores niveles de igualdad, requisitos previos de
una democracia participativa, caracterizada por la "desalienacin"
del hombre (el no ser concebido como slo un consumidor de
mercancas), y la reduccin de las desigualdades. En trminos
polticos, la democracia participativa combinara los sistemas de
partidos competitivos con una estructura piramidal de consejos,
aunque ciertamente su propuesta no avanza mucho ms en concresin que
la de Bachrach.
La combinacin explcita de mecanismos de participacin con el
mantenimiento de las instituciones de la democracia representativa
es un aspecto que merece resaltarse dentro de la propuesta que
discutimos, porque as se responde a la objecin liberal clsica de la
democracia como "tirana de la mayora". Es importante mantener y
defender las instituciones liberales, en tanto cautelan los
derechos individuales y los de las minoras. Este sealamiento es
clave en relacin al fracaso de las experiencias de los socialismos
reales, que enfatizaron el ideal igualitario en desmedro de los
principios liberales. Por esto resultan pertinentes las ideas de
Chantal
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Mouffe17, quien propone una democracia radical, que no niega las
instancias representativas, pero trata de ir ms all de ellas:
"En otras palabras, el objetivo de la izquierda debe ser la
extensin y la profundizacin de la revolucin democrtica iniciada
hace doscientos aos. Una perspectiva como esta no implica el
rechazo a la democracia liberal y su reemplazo por una nueva forma
poltica de sociedad, como propona la idea tradicional de revolucin,
sino una radicalizacin de la tradicin democrtica moderna. Ello
puede ser logrado por medio de una crtica inmanente empleando los
recursos simblicos de esa misma tradicin. Ciertamente, una vez que
reconocemos que lo que constituye la democracia moderna es la
afirmacin de que todos los seres humanos somos libres e iguales, se
hace claro que no es posible encontrar principios ms radicales para
organizar la sociedad (traduccin ma; p. 1).
Mouffe advierte contra el peligro de visiones "rousseaunianas"
de la sociedad comunes a las propuestas participativas, que niegan
la diversidad y los conflictos, y plantea una democracia abierta y
contingente (que no llega nunca a ser plena), rescatando el
pluralismo. Sin embargo, no queda claro cmo se llega a esta
democracia, y cmo funcionara.
Hay un par de autores que quiero mencionar porque, entre otros
mritos, avanzan en mayores niveles de precisin respecto a sus
propuestas. Uno de ellos es Carole Pateman (op. cit.)18. Ella parte
de la crtica a los tericos de la democracia liberal, y rescata el
argumento de la "auto-transformacin", presente en en autores como
Rousseau, J.S. Mill y H.D. Cole, para as fundamentar la propuesta
participativa.
"Hemos visto que la evidencia sostiene los argumentos de
Rousseau, Mill y Cole que ciertamente aprendemos a participar
participando, y los que sentimientos de eficacia poltica son ms
proclives a desarrollarse en un entorno participativo (traduccin
ma; p. 105).
Pateman le da mayor concresin a su propuesta al analizar un caso
histrico del mundo moderno que encarnara gruesamente su propuesta:
la democracia en las fbricas, para lo cual analiza el caso de los
trabajadores
17 Mouffe, Chantal: "Preface: Democratic Politics Today"; y
"Democratic Citizenship and the Political Community", ambos en
Mouffe, Chantal, ed.: Dimensions of Radical Democracy. Pluralism,
Citizenship, Community. London, VERSO, 1992.
18 En una lnea ms estrictamente filosfica, ver de la misma
Pateman: The Problem of Political Obligation. A Critique of Liberal
Theory (1979). Cambridge, Polity Press, 1985, donde establece la
diferencia entre las nociones de obediencia y obligacin poltica,
sealando que la lgica liberal no puede fundamentar adecuadamente
sta sino slo aquella; slo enfoques democrticos participativos
podran resolver la cuestin de la obligacin del ciudadano ante el
Estado.
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yugoslavos, y los efectos de la participacin en ste mbito sobre
otras esferas de la vida social. En conclusin, seala que:
"El argumento de la teora participativa de la democracia es que
la participacin en las reas alternativas permitira al individuo
apreciar mejor la conexin entre las esferas pblica y privada. El
hombre ordinario podra estar todava ms interesado en las cosas
relativas a su hogar, pero la existencia de una sociedad
participativa hara que estuviera ms capacitado para evaluar el
desempeo de los representantes a nivel local, mejor dotado para
tomar decisiones de ndole nacional cuando fuera el caso, y ms
capacitado para medir el impacto de las decisiones tomadas por
representantes nacionales en su propia vida y su entorno inmediato
(traduccin ma; p. 110).
En general, encontramos que las propuestas de democracia
participativa, elegantes y seductoras en el plano de la filosofa
poltica, dejan serias interrogantes en el plano prctico, concreto.
Primero, las ventajas de la participacin en la esfera de la
produccin no estn del todo probadas en cuanto a la mejora de la
productividad, eficiencia y otros criterios econmicos de evaluacin.
En segundo lugar, tampoco queda claro el impacto de la participacin
en la esfera de la produccin sobre otras esferas. Cada esfera posee
una lgica de funcionamiento propio, y las destrezas adquiridas en
un espacio no son sin ms transferibles o aplicables a otras, como
veremos ms adelante.
Considero que uno de lo autores que ms concresin ha dado a las
propuestas participativas ha sido Benjamin Barber, quien llega a
delinear incluso un programa concreto de lo que ste define como
"democracia fuerte" (strong democracy)19.
"[...] la democracia fuerte puede ser formalmente definida como
la poltica de un modo participativo, donde el conflicto es resuelto
en la ausencia de un terreno independiente por medio de un proceso
participativo aproximativo, auto-legislacin comunal y la creacin de
una comunidad poltica capaz de transformar individuos privados
dependientes en ciudadanos libres, e intereses parciales y privados
en bienes pblicos (traduccin ma; p. 132).
Para fundamentar su propuesta Barber no slo cuestiona las
bases
filosficas y epistemolgicas del modelo liberal, sino que tambin
intenta plantear las instituciones y los mecanismos de la
democracia que propone, pensando en su eventual aplicacin en
espacios de poder local; tambin en la perspectiva de que la
micro-participacin puede tener prospectivamente efectos sobre la
participacin a nivel macro. Es interesante resaltar que Barber no
parte del supuesto ingenuo de la fe en la bondad del individuo y la
homogeneidad de sus intereses, sino que ubica los modos
participativos dentro de marcos institucionales que los estimulan:
19 Barber, Benjamin: Strong Democracy. Participatory Politics for a
New Age. Berkeley, University of California Press, 1984.
9
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"La democracia fuerte es una distintiva forma moderna de
democracia participativa. Descansa sobre la idea de una comunidad
auto-gobernada de ciudadanos, quienes estn unidos menos por
intereses homogneos que por una educacin cvica, y que se han hecho
capaces de tener propsitos comunes y desarrollar acciones mutuas
por efecto de sus actitudes cvicas e instituciones participativas,
antes que por su altrusmo o su naturaleza bondadosa (traduccin ma;
p. 117).
Finalmente, Barber presenta el programa de la democracia fuerte
para revitalizar la ciudadana. Cito de manera extensa, pero me
parece necesario:
"Un programa de democracia fuerte para la revitalizacin de la
ciudadana:1. Un sistema nacional de asambleas vecinales de uno a
quinientos ciudadanos; ellas tendran inicialmente funciones slo
deliberativas, pero podran eventualmente tener tambin competencia
legislativa a nivel local.2. Una cooperativa nacional de
comunicaciones cvicas para regular y supervisar el uso cvico de la
nueva tecnologa de telecomunicaciones, y para supervisar el debate
y la discusin sobre temas de referndum.3. Un servicio de video
cvico y una ley postal de educacin cvica para igualar el acceso a
la informacin y promover la educacin cvica plena de todos los
ciudadanos. 4. Experimentos en despenalizacin y justicia informal
comn a cargo de una ciudadana local comprometida.5. Una iniciativa
nacional y un proceso de referndum que permita iniciativas
populares y referendos sobre legislacin del congreso, con un
formato de opcin mltiple y un esquema de votacin de dos etapas. 6.
Votacin electrnica experimental, inicialmente con propsitos
educativos y para realizar sondeos de opinin, bajo la supervisin de
la cooperativa de comunicaciones cvica. 7. Elecciones locales
selectivas para autoridades locales por medio de sorteos, con
incentivos monetarios. 8. Experimentos con un sistema de voucher
interno para escuelas seleccionadas, proyectos de vivienda pblica y
sistemas de transporte. 9. Un programa de servicio ciudadano
universal, incluyendo una opcin al servicio militar para todos los
ciudadanos. 10. Financiamiento pblico para programas de
voluntariado local en trabajos comunales y acciones comunales. 11.
Apoyo pblico para experimentos democrticos en lugares de trabajo,
con instituciones pblicas como modelos para alternativas econmicas.
12. Una nueva arquitectura para el espacio cvico y pblico
(traduccin ma; p. 307).
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A lo largo del texto, hemos visto como una de las grandes deudas
pendientes de los planteamientos participativos el lograr mayores
niveles de concresin de sus contornos institucionales concretos.
Barber, en gran medida, salda esa deuda. Pero al final, queda una
sensacin de insatisfaccin. Como el examen de su programa revela,
muchas de sus propuestas aparecen inviables, idealistas, o
ineficientes. La elegante crtica desde la tradicin democrtica
participativa a la democracia liberal en el terreno filosoffico no
muestra un desempeo igualmente bueno en el plano de las propuestas
institucionales y de las polticas concretas. Podramos decir en su
favor que se trata de una propuesta en construccin. Sin embargo, el
tiempo ha corrido en contra de propuestas ms acabadas. Y no slo me
refiero a la hegemona de las ideas liberales y neoliberales de los
ltimos aos. Me refiero ante todo al hecho de que a lo largo de los
ltimos aos han aparecido otro tipo de objeciones a los
planteamientos democrtico-representativos, distintos a los
liberales clsicos, que pienso no pueden ser respondidos desde la
tradicin democrtica clsica y el argumento de la auto-transformacin.
La vigencia de la participacin requiere de una nueva
fundamentacin.
Los lmites de la primera generacin y la necesidad de una nueva
fundamentacin de la democracia participativa
Las posiciones brevemente reseadas de esta "primera generacin"
han sealado argumentos que de una manera o de otra significaron
aportes importantes a la teora democrtica. Cmo podemos
evaluarlos?
Se podra criticar a este primera generacin sealando que no logr
concretar con claridad su propuesta, es decir, resolver el problema
de su posibilidad. Sin embargo, a su favor podramos decir que con
el tiempo ese problema podra haberse salvado. Pero aparece entonces
otro nivel de crtica: esa propuesta fall en tanto fracasaron los
actores polticos y sociales que enarbolaban esa propuesta. Pero a
su favor podramos an considerar el eventual resurgimiento de esas
fuerzas. Creo que la primera generacin perdi definitivamente
vigencia porque han surgido nuevas objeciones a los planteamientos
participativos, desde lo que podramos llamar el argumento de la
complejidad en las sociedades post-industriales, que son a mi
juicio imposibles de responder desde la tradicin democrtica clsica.
Responder a este argumento requiere trascender esa tradicin.
La temtica de la complejidad seala que las sociedades
post-industriales han llegado a niveles de especializacin
sustantivamente altos, de manera que la sociedad difcilmente puede
considerarse como un todo continuo. Las diversas dimensiones
sociales han adquirido autonoma, cada una de ellas se rige por
reglas, cdigos especficos, cada una de ellas moviliza recursos y
tiene lgicas particulares. Siendo las cosas as, la propuesta
convencional de la participacin resulta sin sentido, en la medida
en que sta asume implcitamente la indistincin de las esferas
social, econmica, poltica (y todas las dems), ya que plantea
mecanismos indistintos para cada una de ellas. La participacin sera
pertinente en todas las esferas, de la misma manera, con similares
mecanismos. En sociedades complejas, esto carece de sentido.
11
-
As, los planteamientos de la primera generacin asumen
equivocadamente que la participacin tiene "efectos
multiplicadores", que se trasladan de una esfera a otra ("se
aprende a participar participando). No se toma en cuenta la
creciente autonoma y especificidad de las distintas dimensiones
sociales, las que no se pueden traspasar as no ms; De otro lado, se
comete el error de plantear la extensin de mecanismos
participativos propios de la dimensin poltica local a otros
espacios sociales, econmicos y polticos a nivel macro, que se
tienen otras dinmicas, con lo que se llega a una suerte de
sobrepolitizacin, a una suerte de "sobreciudadanizacin" que puede
tener consecuencias autoritarias y constituye una violacin al
principio de libertad individual. Qu se responde a eso desde
propuestas las participativas? Qu relevancia tiene esta discusin
para nuestros pases? Sobre esos asuntos tratar la segunda parte de
este trabajo.
El argumento de la complejidad
Desde los aos 70, pero especialmente a partir de la difusin de
la obra de Niklas Luhmann en las dcadas siguientes20, el argumento
de la complejidad ha constitudo un significativo desafo tanto para
la sociologa como para el pensamiento poltico. Este constituye una
ruptura profunda con las principales tradiciones vigentes del
pensamiento social y poltico, que intenta construir sobre la base
de la teora de sistemas una nueva imagen del hombre y de la
sociedad.
La idea de la complejidad llama la atencin sobre un proceso que
caracterizara a las sociedades contemporneas, por el cual aumentan
geomtricamente las posibilidades y opciones disponibles para los
actores, as como la contingencia y la consecuente imprevisibilidad
de las acciones. Esta complejidad establece la necesidad de
"reducir" o cuando menos "manejar" la complejidad para que toma de
decisiones y por consiguiente la vida social pueda ser posible.
Como una estrategia de reduccin de complejidad, tenemos la
creciente autonomizacin de las diversas esferas sociales,
generndose subsistemas que se clausuran, cierran, respecto de los
otros y a la vez establecen relaciones inter-sistmicas (relacin
sistema-entorno). Surgen de este modo los (sub)sistemas social,
poltico, econmico, jurdico, cientfico, etc., cada uno con reglas
propias de funcionamiento, medios de comunicacin y cdigos no
extendibles a los otros, con fuertes discontinuidad entre cada uno
de ellos21.
20 De Luhmann, Niklas, ver: Sistemas sociales. Lineamientos para
una teora general. Mxico, Alianza, 1991. Una muy til introduccin a
esta obra puede verse en: Izuzquiza, Ignacio: La sociedad sin
hombres. Niklas Luhmann o la teora como escndalo. Barcelona,
Anthropos, 1990; como introduccin a Luhmann ver la til compilacin
de Camou, Antonio, y Esteban Castro, coords.: La sociedad compleja.
Ensayos en torno a la obra de Niklas Luhmann. Mxico D.F:, FLACSO
Triana eds., 1997. Sobre el tema de la complejidad y sus
implicancias para las identidades individuales ver Gleizer,
Marcela: Identidad, subjetividad y sentido en las sociedades
complejas. Mxico D.F., FLACSO Juan Pablos ed., 1997, entre
otros.
12
-
No estoy en condiciones de desarrollar aqu propiamente estos
argumentos; paso directamente a un esbozo de sus implicancias para
el tema que nos preocupa. El planteo de la complejidad descrito
tiene importantes consecuencias sobre las pretensiones de fundar
una democracia participativa, tal como fue entendida por los
autores agrupados dentro de su "primera generacin":
- en primer lugar, la complejidad, dada por la multiplicacin de
opciones y la contingencia en cuanto a los resultados de la accin,
as como la creciente especializacin funcional de los distintos
subsistemas sociales, pone otra vez sobre el tapete, aunque en
trminos enteramente nuevos, una de las crticas clsicas a la
democracia: la competencia de los ciudadanos. Pueden los ciudadanos
constituir la base de las decisiones a tomar en la comunidad
poltica? Ya hemos visto que la respuesta desde las propuestas
participativas ha ido por reivindicar la capacidad de accin y
decisin de los ciudadanos, con base en el argumento de la
"auto-transformacin": se aprende a participar participando. Sin
embargo, el argumento de la complejidad cuestiona la participacin y
la competencia de los ciudadanos desde un nuevo ngulo: ya no se
cuestiona la competencia de los sectores populares, de la mayora de
ciudadanos (la "tirana de la mayora") en nombre de una suerte de
aristocracia, en nombre de las oligarquas competitivas de las que
hablaba Schumpeter; ahora se cuestiona la participacin de los
sujetos en general ms all de determinados mbitos especficos.
Si aceptamos que la sociedad crecientemente se complejiza,
diferencia y especializa, entonces la participacin de los sujetos
ms all de mbitos especificos de especializacin y competencia queda
cuestionada. De la participacin social no se deduce la participacin
en la poltica, y viceversa. Dentro de este esquema, incluso queda
fuera de la discusin relevante la dicotoma clsica entre mayora
(sectores populares) y minora (clases propietarias). El
cuestionamiento a la participacin comprende a todo sujeto ms all de
mbitos especficos de especializacin.
- en segundo lugar, si estamos ante la creciente especializacin
y autonomizacin de los diversos subsistemas sociales, entonces
estos se vuelven refractarios entre s; a pesar de sus
interrelaciones, cada uno de ellos establece una frontera con
respecto a los otros. La consecuencia de esto es que no es posible
aplicar mecanismos de un subsistema a otros, que no es posible, en
suma, la idea de "profundizar", "radicalizar" o "extender" la
democracia y la participacin desde el mbito poltico hacia los
mbitos social o econmico. Las particularidades de cada subsistema
haran imprctico, ineficaz o simplemente imposible la extensin de la
participacin. Lo que resulta vlido o deseable en una esfera puede
resultar negativo en otra22.
21 Ver al respecto Zolo, Danilo: Democracy and Complexity. A
Realist Approach. Pennsylvania, The Pennsylvania State University
Press, 1992.
22 Este planteo cuestiona una idea actualmente en boga, que
enfatiza la importancia de una sociedad civil fuerte y determinados
rasgos en las interacciones sociales (capital social), para
fortalecer la democracia y el desarrollo econmico. Segn este
planteo, lo que es vlido en una esfera no tiene por qu serlo en
otras, por lo tanto el capital acumulado en una esfera no puede ser
invertido en otras.
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-
- finalmente, y relacionado con los puntos anteriores, tenemos
que la especializacin de los diversos subsistemas lleva a una
creciente diferenciacin entre el sistema social y el sistema de
interacciones sociales; es decir, implica la diferenciacin entre el
sistema social como un todo, y las interacciones concretas
establecidas entre los sujetos concretos: las interacciones
resultan la periferia de un sistema social crecientemente complejo
y especializado. Esta separacin se produce porque el sistema social
posee un mucho mayor grado de complejidad que las interacciones
particulares, siendo mucho ms que la simple suma de stas. Si las
cosas son as, entonces la sociedad aparece sin un centro o eje de
gravedad, desde el cual podra ser transformado. Esto acaba con la
idea, central en la sociologa clsica desde sus orgenes en el XIX,
de la sociedad como un artefacto posible de transformar.
Una consecuencia fundamental de esto es que la capacidad de
accin e incidencia de los sujetos y sus interacciones sobre el
orden social y poltico aparece sustancialmente restringida. As la
participacin, que busca justamente alterar los rdenes social y
poltico, aparece como impotente o inicua23.
"(...) La marcada distancia con la sociedad y falta de
acoplamiento entre los sistemas de interaccin, reducen
extremadamente la posibilidad de que funcionen como fuente de
solidaridad. La integracin de los compromisos de los participantes
en las interacciones, 'se lleva a cabo formalmente mediante
disposiciones de tiempo y ya no se asegura a travs de una tica
unificante'. Cada vez es menos posible resolver los problemas del
orden social con los instrumentos de la interaccin. En
consecuencia, 'se abre un abismo antre las secuencias de interaccin
que viven los individuos y que les son accesibles y comprensibles,
y la complejidad del sistema social que no puede ser aprehendida ni
influenciada, mucho menos controlada, desde la interaccin'" (Milln,
op. cit., p. 20-21).
Con base en estos planteamientos, la democracia queda reducida
no slo a las oligarquas competitivas de las que hablaba Schumpeter,
sino ms an, a "sistemas autocrticos diferenciados y limitados", en
trminos de Zolo (op. cit.), donde al interior de cada sistema se
ejerce un determinado tipo de autoridad y rige un determinado tipo
de orden (autocrtico), y donde el componente democrtico queda
reducido a la autonoma de cada sistema, que no debe ser interferido
por los otros. De este modo, no slo entra en cuestin la democracia
participativa, sino tambin la misma democracia liberal "clsica".
As, segn Zolo (ibid.):
"... la proteccin de la complejidad social contra el predominio
funcional de cualquier subsistema particular p.e., el productivo,
el cientfico-tcnico, el religioso, el sindical o, sobre todo,
el
23 Ver al respecto Milln, Ren: "Luhmann: de la sociedad, los
hombres y las interacciones". Mimeo, s/f.
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subsistema poltico mismo el la crucial promesa que la democracia
debe mantener si pretende distinguirse no slo en trminos formales
de regmenes despticos o totalitarios. En el funcionamiento efectivo
de aquellos sistemas que llamamos democrticos, sin embargo, no hay
prcticamente nada que pueda corresponder con lo que tericos
polticos y el lenguaje de polticos, periodistas y de los medios en
general- pretenden denominar con trminos como soberana popular,
participacin, representacin, opinin pblica, consenso, o igualdad.
Este ltimo en particular la idea de igualdad entendida de manera
distinta a una idea solamente formal- parece no poseer ningn vnculo
significativo con las instituciones polticas modernas, ya sean
democrtico-liberales, social-demcratas, o socialistas. Esta es una
de las promesas incumplidas de la democracia que ningn sistema
poltico moderno est en posicin de mantener (p. 182) (traduccin
ma).
Ahora bien, pienso que estos cuestionamientos resultan
demoledores para las propuestas participativas, pero solamente para
aquellas de la "primera generacin". Es decir, acaban con aquella
idea en que la participacin aparece remitida a una comunidad
poltica homognea, donde los diversos sujetos e intereses emergen,
se negocian y resuelven en una sola arena de interaccin, en un
espacio pblico continuo y accesible para todos.
Sin embargo, el desafo del argumento de la complejidad de las
sociedades ha sido tomado por algunos autores que buscan fundar
sobre nuevas bases las propuestas democrticas y participativas. En
general, antes que refutar, se ha aceptado el argumento de la
complejidad, pero se han rechazado algunas de sus conclusiones
polticas. Se postula que una sociedad compleja y diferenciada puede
funcionar mejor con espacios y mecanismos participativos, pero eso
s, acotados a mbitos especficos, diferenciados, con mecanismos
propios para cada caso: considero a estos autores como
constitutivos de una "segunda generacin" de demcratas
participativos.
La "segunda generacin" de la democracia participativa24
Algunos autores han insistido en las propuestas participativas
asumiendo las crticas desde la complejidad a la "primera generacin"
de participacionistas. Es decir, asumen la caducidad de la idea de
una "comunidad poltica" y de un espacio pblico homogneos,
continuos, al interior de los cuales pueden expresarse, negociarse
y solucionarse los diversos intereses sociales. De este modo, las
crticas desde la complejidad
24 Esto que llamo aqu segunda generacin de la democracia
participativa es un campo temtico en pleno desarrollo. Un muy til
estado de la cuestin respecto a las discusiones en filosofa poltica
sobre el tema de la participacin y los sentidos de la ciudadana
puede verse en Bardlez, Elsa: La ciudadana: libertad, igualdad,
diversidad? Ponencia presentada en el seminario La democracia, la
ciudadana y la autonoma de lo poltico. Tres entradas para repensar
lo poltico en el Per. Red para el Desarrollo de las Ciencias
Sociales, abril-mayo 1998.
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afectan a una manera de entender la participacin, pero no a la
participacin en s. Segn Warren,
"Estas crticas [desde el argumento de la complejidad] no
afectan, sin embargo, una cada vez mayor literatura que defiende
los ideales participativos como medios para mantener esferas
diferenciadas de decisiones y de bienes. La democracia
participativa no descansa necesariamente en concepciones
premodernas de la sociedad; tampoco depende de metas igualitarias
(aunque est frecuente identificada con ellas); tampoco requiere de
aquella visin segn la cual la poltica debe comprender todas las
relaciones sociales25 (p. 12) (traduccin ma).
Esta idea de la mantencin de esferas diferenciadas de decisiones
y bienes, que considero central en los planteamientos de esta
"segunda generacin", tiene sin duda como uno de sus puntos de
partida el muy influyente trabajo de Michael Walzer26. Walzer
distingue las diversas esferas de la vida social, y reivindica al
interior de este marco diferenciado las nociones de justicia e
igualdad, estableciendo estas nociones en las relaciones entre las
diversas esferas, en la delimitacin de sus fronteras; de esta
manera, el criterio de justicia que enunciado como
"Ningn bien social X ha de ser distribudo entre hombres y
mujeres que posean algn otro bien Y simplemente porque poseen Y sin
tomar en cuenta el significado de X" (p. 33).
Es decir, el dinero no debe poder comprar lealtad (o amor), el
poder poltico no debe implicar poder econmico, el poder econmico no
tiene por qu implicar predominio social o poltico, etc. La justicia
radica en el reconocimiento de la autonoma de las esferas sociales.
Walzer propone as un criterio de "igualdad compleja", ms all de una
"igualdad simple" que no distingue o no toma en cuenta la
diferenciacin social.
Sin embargo, pienso que los planteamientos de Walzer, si bien
muy sugerentes, no avanzan demasiado frente a lo que podran
decirnos Luhmann o Zolo desde la lgica de los sistemas en lo que
respecta a los criterios de la igualdad y justicia; para ambos se
trata de respetar la autonoma de las distintas esferas sociales.
Estos problemas se hacen especialmente claros al revisar los
captulos en los cuales Walzer se ocupa de las esferas econmica y
poltica (captulos sobre el dinero y el poder poltico), centrales
como sabemos en la determinacin de la dinmica social, especialmente
en la de pases como los nuestros de grandes desigualdades y
problemas en esos campos. Pienso que Walzer no avanza
suficientemente en especificar criterios de igualdad y justicia
para esos mbitos. En todo caso Walzer, con base en su postulado
de
25 Warren, Marc: "New Patterns of Politization: Implications for
Participatory Democratic Theory". Prepared for Delivery at the 1993
Annual Meeting of the American Political Science Association,
1993.
26 Walzer, Michael: Las esferas de la justicia. Una defensa del
pluralismo y la igualdad (1983). Mxico, FCE, 1993.
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diferenciar esferas sociales, s logra abrir una lnea de reflexin
muy fructfera y pertinente para nuestra discusin sobre la
participacin poltica.
Uno de los autores que ms ha avanzado en tomar el tema de la
participacin con base en la idea de la complejidad y la diferencia
es Marc Warren. En uno de sus trabajos27, Warren parte
distinguiendo los distintos tipos de bienes a los que las personas
pueden aspirar (clasificndolos segn si son escasos o no, materiales
o simblicos, colectivos o privados, o de naturaleza individual o
social), luego especificando los distintos tipos de intereses
resultantes para cada uno de los bienes, y finalmente las
consecuencias de todo ello sobre la participacin. As, sta aparece
como relevante slo para algunos mbitos: para aquellos donde la
naturaleza colectiva y social es lo ms importante. Para los otros,
la participacin deja de tener sentido, e incluso resulta
contraproducente.
Con base en estas mismas ideas, en otro trabajo28 Warren discute
el tema de las desigualdades o diferencias sociales, nuevamente
estableciendo distinciones entre tipos de diferencias y sealando qu
consecuencias tiene cada uno de ellos para la teora democrtrica.
Algunas diferencias deben ser eliminadas, otras protegidas:
"De un lado, sostengo que en muchas teoras democrticas confluyen
distintos tipos de identidad: lgica-filosfica, poltica, y la
auto-identidad [self-identity]. Esta confluencia genera muy fuertes
presiones sobre la identidad poltica, y esto tiende a transformar
todas las diferencias en problemas. De otro lado, las teoras
democrticas a menudo no logran distinguir ni relacionar las
diferencias opresivas, las diferencias totalizadoras y las
diferencias necesarias para la auto-identidad. Haciendo esas
distinciones, las teoras democrticas pueden recomendar estrategias
diferentes para tipos diferentes de diferencias: las diferencias
opresivas deben ser eliminadas, las diferencias totalizadoras deben
ser transformadas, y las diferencias esenciales para la
auto-identidad deben ser protegidas y respaldadas (p. 4) (nfasis y
traduccin mos).
Finalmente, en otro trabajo Warren (op.cit.: ver nota 24)
discute explcitamente la vigencia de las propuestas participativas
en relacin a la crtica "realista" desde el argumento de la
complejidad (Luhmann, Zolo). Warren llega a formular 5 tesis
respecto a cmo debera entenderse la participacin respondiendo al
argumento de la diferenciacin y la complejidad:
Tesis 1: Los ideales participativos deben comprender la defensa
de la diferencia tanto de los bienes como de las instituciones,
dejando as atrs concepciones premodernas de participacin.
27 Warren, Marc: "Democratic Theory and Self-Transformation".
En: American Political Science Review, vol. 86, n 1, marzo
1992.
28 Warren, Marc: "Democracy and Difference". Prepared for
Delivery at the 1991 Annual Meeting of the Southern Political
Science Association. Revised: april 1993.
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Tesis 2: La diferenciacin describe una situacin en la cual la
poltica abarca cada vez ms [becomes pervasive], pero no por ello es
inclusiva. Por tanto, tiene sentido la lucha poltica por la
integracin. Tesis 3: La diferenciacin describe una situacin en la
cual la pertinencia y las oportunidades de discutir cuestiones
normativas aumentan, tanto para los individuos como para las
instituciones. Por lo tanto, la participacin y la deliberacin
tienen sentido. Tesis 4: La diferenciacin produce tendencias
contrarias a la autoridad jerrquica. Las capacidades
organizacionales para la toma de decisiones pueden aumentar en la
medida en que aumente la democracia. Tesis 5: La democracia
discursiva se ubica en aquellas esferas que pueden ser organizadas
por medio de la comunicacin, y es un medio para negociar
imperativos conflictivos entre esferas.
En una muy apretada sntesis, podramos decir que Warren seala que
la participacin debe partir de la idea de diferencia ya reseada;
que abarca una nocin de la poltica que no resulta "omniabarcadora"
pero que s aparece estrechamente relacionada con otras dimensiones;
y que en ambientes complejos, no slo no es cierto que la demanda
por participacin y por algunas formas de involucramiento pblico
dejen de existir, sino que por el contrario se potencian en varios
sentidos, y que deben ser atendidas por medios democrticos, con
base en lo que Habermas llamara una "racionalidad comunicativa".
Todo esto lleva a Warren a entender la democracia en ambientes
complejos de una manera radicalmente distinta a la propuesta por
Zolo, reseada ms arriba:
"Podemos entonces concebir y ubicar a la democracia en trminos
generales como una distribucin de las capacidades [empowerments] y
las protecciones que permiten y protegen negociaciones discursivas
de los conflictos dentro y entre instituciones, sirviendo como un
medio para proteger, restaurar y desarrollar la solidaridad (p. 30)
(traduccin ma).
Otros autores que de alguna forma se sitan en la lnea de
reflexin abierta por Walzer para fundamentar propuestas
participativas y solidarias son Cohen y Arato29. Ellos proponen la
defensa de la autonoma de la sociedad civil respecto de las
dimensiones econmica y poltica, ubicando al interior de ella las
posibilidades de la participacin, la solidaridad y la justicia, al
menos, nuevamente, para determinados mbitos; especialmente aquellos
en los cuales se han ubicado los llamados "nuevos movimientos
sociales".
"(...) nos basamos en la tesis de uno de los ms importantes
predecesores del enfoque pluralista, Alexis de Tocqueville, quien
sostuvo que sin una participacin activa de los ciudadanos en
instituciones igualitarias y asociaciones civiles, no habr forma de
mantener el carcter democrtico de la cultura poltica o de las
instituciones polticas o sociales. Justamente porque la sociedad
civil moderna est basada en principios igualitarios y una inclusin
universal, la experiencia en la articulacin de la
29 Cohen, Jean, y Andrew Arato: Civil Society and Political
Theory. Cambridge, Massachusetts, MIT Press, 1992.
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voluntad poltica en la toma de decisiones colectivas es crucial
para la reproduccin de la democracia. Esto, por supuesto, es el
punto siempre enfatizado por los tericos participacionistas.
Nuestro enfoque difiere en cuanto proponemos ms, no menos
diferenciacin estructural. Tomamos en serio los principios
normativos de los demcratas radicales, pero ubicamos la gnesis de
la legitimidad democrtica y las posibilidades de la participacin
directa no en una idealizada y no-diferenciada comunidad poltica,
sino dentro de un modelo altamente diferenciado de la sociedad
civil (p. 19) (traduccin ma).
Finalmente, dentro de esta segunda generacin de
participacionistas quiero llamar la atencin sobre el trabajo de
John Dryzek30. Si bien Dryzek se sita un poco en medio entre las
dos generaciones (consideremos por ejemplo su entusiasmo por el
libro de Benjamin Barber discutido en la primera parte de este
trabajo), plantea un punto muy interesante al sustentar de qu
manera su "democracia discursiva" (concepto emparentado al de
Habermas, de "accin comunicativa"), est mejor preparada que la
democracia liberal clsica para tratar la problemtica de la
complejidad: la contingencia e imprevisibilidad propias de sta se
pueden enfrentar ms eficazmente no desde una ptica teleolgica o
instrumental (que enfrentar siempre, en trminos de Boudon,
consecuencias no intencionales de la accin), sino desde la
negociacin y la interaccin entre los sujetos involucrados.
A manera de conclusin: las propuestas participativas en Amrica
Latina en la actualidad
En este trabajo, he buscado principalmente establecer criterios
que ordenen diversos aportes relativos a las propuestas de
democracia participativa estableciendo una distincin entre
generaciones, en relacin a sus preocupaciones centrales. Pienso que
este es un primer paso necesario para poder pensar seriamente en
alternativas pertinentes de rgimen poltico para el momento actual.
Quiero en esta parte final presentar algunas ideas defendiendo la
pertinencia de esta discusin para nuestros pases.
Aparentemente, la temtica de la complejidad y la diferencia en
relacin a la participacin tienen poco que ver con nosotros, ya que
en nuestras sociedades el combate a la pobreza, niveles mnimos de
justicia distributiva y la necesidad de incidir sobre las polticas
pblicas desde la accin poltica resultan lo prioritario; es decir,
tenemos una agenda pre-moderna o simplemente moderna, de primera
generacin, lejana a las preocupaciones de las sociedades
post-industriales, que poseen niveles de vida sustancialmente
mayores y se ubican en entornos ms complejos que los nuestros.
Sin embargo, pienso que tanto para entender la dinmica de la
participacin, de la democracia, y para disear estrategias
participativas en nuestros pases, muchas de las ideas reseadas
resultan sumamente tiles. 30 Dryzek, John: Discursive Democracy.
Politics, Policy, and Political Science. Cambridge University
Press, 1990.
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Ello porque pese a nuestros niveles de subdesarrollo, nuestras
sociedades se han complejizado y diversificado; incluso podramos
decir que en un nivel si bien no similiar, s equiparable al de las
sociedades post-indistriales. Precisamente, nuestra particularidad
es la paradjica coexistencia de "estadios" de civilizacin: en
nuestras sociedades coexisten y se relacionan tradiciones atvicas y
la ms vanguardista modernidad; enormes niveles de atraso y
tecnologas de punta, configurando una realidad plstica y sin duda
compleja en el sentido ms luhmanniano del trmino.
A esto habra que sumar elementos de la coyuntura que vivimos en
todos nuestros pases, que aumentan la complejidad y la
incertidumbre, asociados al paso de modelos de relacin entre
sociedad, economa, poltica y Estado articulados en torno a ste
ltimo, hacia otros articulados en torno al mercado. Este cambio ha
generado profundos cambios estructurales que han fragmentado y
complejizado los intereses sociales, haciendo ms difcil su
agregacin, el paso de los mbitos sociales a los polticos, limitando
las formas de accin colectiva y la participacin poltica en trminos
generales.
En medio de este cuadro, pienso que uno de los elementos que
pueden ayudarnos a entender la dinmica de la participacin es la
distincin entre diversas esferas sociales, dadas por distintos
bienes que se persiguen, intereses que se forman y cursos de accin
que se siguen. En la actualidad la participacin cae no slo por la
crisis y la merma en las capacidades distributivas del Estado, por
el retraimiento de los partidos y otras instituciones como grupos
de apoyo, y por los consiguientes problemas para las diversas
formas de accin colectiva. Tambin se presentan, de alguna manera,
problemas asociados a la complejidad y la diferencia, y ello afecta
necesariamente a la participacin. La complejidad social ha llevado
al desarrollo de muy diversos intereses en relacin a diversos
bienes; donde la demanda por bienes privados ahora parece desplazar
a la demanda de bienes pblicos, antes provistos por el Estado.
Ciertamente, detrs de este cambio se ubica tambin la mutacin del
rol del Estado, que pasa de ser promotor y distribuidor a ser slo
regulador de las variables macroeconmicas. Es as como parecemos
estar, en trminos de Hirschman, ante un ciclo de involucramiento
privado frente a uno pblico.
Algunas consecuencias que tiene esto es que tanto la accin
colectiva (en pos de bienes pblicos) como el involucramiento pblico
(en la arena poltica) pierden la centralidad que tuvieron en muchos
de nuestros pases. Se abre espacio para el desarrollo de espacios
individuales y pequeos espacios comunitarios que se buscan
preservar, frente a los cuales los llamados a la participacin
aparecen como amenazantes. Estos espacios cubren desde la dimensin
afectiva hasta la econmica, en el seno de una ideologa
individualista que se explica por la percepcin de la escasa
relevancia del mbito poltico para la reproduccin social de los
sujetos concretos (dados los actuales roles del Estado)31.
31 Un mayor desarrollado de estas ideas puede verse en Tanaka,
Martn: From Movimientismo to Media Politics: the Changing
Boundaries Between Society and Politics in Fujimoris Peru. En:
Fujimoris Peru: The Political Economy, John Crabtree y Jim Thomas,
eds. London, Institute of Latin American Studies, University of
London, 1998.
20
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En este escenario, los llamados a la participacin poltica
"tradicionales" aparecen desfasados y generalmente caen en saco
roto. Y ello no slo por crisis y desarticulacin social, sino tambin
por la defensa de una esfera privada o local en la que aparecen
identidades que han de defenderse de la intromisin de lo colectivo,
pblico y poltico. El asunto ahora es disear estrategias
participativas que delimiten cuidadosamente en qu reas o esferas y
de qu maneras la participacin tiene sentido. Es claro que no puede
tener ni el alcance ni las caractersticas que mostr en dcadas
pasadas. Esto nos lleva a la discusin de hasta qu punto las
estrategias habituales de intervencin social y de promocin del
desarrollo son sensibles a estas cuestiones.
Es en este sentido que encuentro especialmente interesante la
contrastacin entre la literatura reseada y la problemtica de
nuestros pases. La accin colectiva, referida a bienes pblicos y la
apelacin al Estado tanto para la provisin de estos bienes como para
incidir sobre fallas del mercado o problemas de externalidades
resultan claves. Sin embargo, organizaciones basadas en criterios
clasistas o territoriales, que asumen identidades totalizadoras, de
funcionamiento jerrquico y centralizado, aparecen como menos
pertinentes para la situacin actual. El papel de los partidos
polticos queda tambin reformulado: para las personas deja de
funcionar el esquema de grupos de vanguardia, creadores de sentidos
universalistas, cuando lo que se requiere son grupos de apoyo para
la consecusin de los bienes colectivos considerados deseables o
necesarios.
En esta lnea, si bien la participacin poltica aparece con un
carcter sustancialmente distinto al que vivimos en muchos de
nuestros pases al interior de esquemas movimientistas y populistas,
ciertamente quedan espacios muy grandes de accin y ella reviste
todava una gran importancia para enfrentar la crisis de legitimidad
de nuestros Estados, y para evitar que los altos niveles de
insatisfaccin ciudadanos sean capitalizados por liderazgos
demaggicos autoritarios que unifiquen autoritariamente y acaben de
esta manera con las tensiones que genera la diversidad.
Avanzar en estas ideas requerira el examen de casos y
situaciones ms concretas, cosa que no puedo hacer aqu. Estos slo
son unos apuntes que se ubican dentro de una discusin que espero
poder seguir desarrollando, y que buscan alentar una renovacin en
las maneras en las que solemos pensar temas como la participacin
poltica, el involucramiento pblico, la accin colectiva, y sus
relaciones con la dinmica de la democracia como rgimen poltico.
Mantener la idea de la importancia de la participacin en sociedades
complejas y diversas requiere abandonar las maneras convencionales
de pensar la participacin, la igualdad, la justicia, la soberana,
la representacin, entre otras nociones bsicas de la reflexin
poltica y social tal como la conocemos. Este texto pretende haber
minado algunas certezas y sembrado algunas incertidumbres, que
alienten la bsqueda de renovacin.
21
El adversario: la democracia liberal y su variante elitistaEl
argumento de la complejidad