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Historia y GrafaISSN:
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HistoriaMxico
DOSSE, FRANOISEl acontecimiento histrico entre Esfinge y
Fnix
Historia y Grafa, nm. 41, julio-diciembre, 2013, pp.
13-42Departamento de HistoriaDistrito Federal, Mxico
Disponible en:
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El acontecimiento histricoentre Esfinge y FnixTHE HISTORICAL
EVENT BETWEEN SPHINX AND PHOENIX
FRAN
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Por todas partes se asiste al "regreso" del acontecimiento.
Elrenacimiento de la coleccin "Las jornadas que hicieron aFrancia",
publicadas por Gallimard, es uno de tantos sntomas.Las nociones de
estructura, de invariante, de larga duracin, dehistoria inmvil han
sido sustituidas por las nociones de caos or-ganizador, fractal,
teora de las catstrofes, emergencia, enaccin,mutacin, ruptura
...
Este viraje no afecta nicamente a la disciplina de la
historia.En general toca a todo el conjunto de las ciencias humanas
y tes-timonia una nueva preocupacin que consiste en poner atencina
eso que vuelve nuevamente como interrogacin reformuladasobre el
acontecimiento. Por todo esto parece oportuno intentaruna nueva
observacin, desde diversas disciplinas, de la nocin
deacontecimiento, para valorar la fecundidad potencial de su
valorheurstico. Como lo ha dicho Michel de Certeau a propsito
demayo del 68, "el acontecimiento es lo que llega",' lo que
induceun desplazamiento de la relacin del principio del
acontecimientoen relacin con su final, de sus causas a sus
huellas.
Despus del largo eclipse del acontecimiento en las
cienciashumanas, el "retorno" espectacular que vemos, sin embargo,
notiene nada que ver con la concepcin restrictiva de la escuela
his-trica metdica del siglo XIX. El objeto de esta investigacin
esbuscar las claves de comprensin de la nueva era que
atravesamos,la de una nueva relacin con la historicidad marcada por
unaeuenementalizacin" del sentido en todos los dominios. Ms
queretorno, vivimos un renacimiento o un regreso de la
diferencia.
1 Michel de Certeau, La prise de la parole et autres
critspolitiques, 1994. (1%8).[Hay traduccin al espaol por la
Universidad Iberoamericana. N, de la T.]* Este trmino, inexistente
en espaol, lo usamos siguiendo la palabra fran-cesa de vnement!
vnementialisation, (procede de evento, que en este ensayotraducimos
como acontecimiento) y que en francs sugiere una multiplicacino
generalizacin de acontecimientos; una historia de "superficie" que
se hacetomando en cuenta el tiempo ms corto, el de los
acontecimientos. Adelantecuando cita a F. Braudel. [N de la T.]
14 / Fran~ois Dosse
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La publicacin, en 2005, de una obra que dirigi un
historiadorparticularmente innovador =nos referimos a Alain Corbin-
y quese volvi casi un best-seller, sobre las grandes fechas de la
Historiade Francia, es absolutamente significativo del nuevo
entusiasmopor los acontecimientos.? En la base de esta publicacin
est laexcelente idea de cotejar un polvoriento y viejo manual de
1923dirigido a un pblico escolar de primaria, retomando esas
vietasque presentan las grandes fechas de la historia de Francia,
con elfin de confrontar este evangelio nacional con la mirada
erudita demedio centenar de historiadores de la actualidad. Qu es
lo queregresa del acontecimiento? Asistimos a un simple retorno
deuna evenemecialidad factual, o al nacimiento de una nueva
miradadel acontecimiento? Pero ante todo se nos plantea la cuestin
desaber qu es un acontecimiento.
Conviene ver, en primer lugar, algunos diccionarios, paraconocer
cmo se constituy, a travs del tiempo, el trmino"acontecimiento". Su
uso se constata desde el siglo xv y tiene, enese momento, un
sentido particularmente amplio y vago que sig-nifica todo "lo que
sucede". Proviene, nos recuerda Alain Rey," dellatn evenire que
quiere decir: "salir", "tener un resultado", "produ-cirse",
"advenir", esto es pues, "acontecimiento". Por ejemplo, enCicern su
uso evoca el fin de un proceso, su resultado. Al mismotiempo, la
palabra acontecimiento viene de eventum y eventos,que designa "un
fenmeno en tanto que produce" una ruptura,pero es raramente
empleado, salvo en plural: eventa, que "Aadeprobablemente una
connotacin de final feliz".4 A diferencia dehoy, la acepcin latina
no tena por objeto la signi!J.cacin de loinesperado, el surgimiento
de lo nuevo. Se le encuentra tambin
2 Alain Corbin (dir.), 1515 et les grandes dates de l'hstore de
France revstes parles grands hstoriens d'ahujourd'hui, 2005.3Alain
Rey (dir.), Dictionnaire historique de la langue franfais, p. 75l.4
Emmanuel Boisset, "vnement", "Aperen historique sur le mot Evnement
",p.18.
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 15
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en el mundo griego con la nocin de Kairos, antecedente de laidea
de acontecimiento. El Karos en los griegos tena la facultadde
conjugar Aon y Cronos para significar la realizacin de un actoen el
momento oportuno que no convena dejar pasar. La divini-dad que
representaba a Kairos era un efebo de espesa cabellera, alcual se
deba tomarlo por los cabellos para aprovechar la ocasin.El xito de
esa operacin permita actuar con eficacia, dominarla situacin y, al
tomarla con las manos en su ncleo, ocurra uncambio radical. El
trmino Kairos es particularmente difcil detraducir, nos dice Brbara
Cassin, que ve en l, lo particular de latemporalidad sofista." Esta
nocin introduce a la vez la ruptura yla apertura, oponindose a
telos: "El Kairos es autotlico, contieneen s mismo su propio fin".
Es ese paso furtivo mediante el cualpodemos comprender la economa
de la idea de finalidad, al en-contrar la identidad en lo
propiamente singular.
En su acepcin dominante en el siglo XVI, el trmino
aconteci-miento nos remite al hecho de alcanzar una salida, un
suceso, undesenlace. La palabra ser utilizada todava con este
sentido pormucho tiempo, incluso cuando este ltimo caiga poco a
poco endesuso. Seyes escribe todava en 1789: "El pblico no se
puedeequivocar en cuanto al momento oportuno. Siempre lo
hemosescuchado desaprobar una medida de la cual prevea un
aconteci-miento". Adems, en el siglo XVII este sentido desaparece
poco apoco para dar lugar a la nocin de que algo ha pasado, a un
hechode cierta importancia, de naturaleza algo excepcional que
rompecon una rutina, sentido que ha conservado desde entonces.
Peroesta estratificacin de sentido hace posibles mltiples usos
queutilizan una u otra significacin. As, Flaubert usa el vocablo a
lavez como significando de todo eso que se inserta en una
tramatemporal: "Por un largo tiempo, no tuve ninguna visita, ni
unacontecimiento, tan pequeo como uera, no se presentaba en miplana
existencia, poco adornada de distracciones", y como sur-
5 Barbara Cassin, L'effet sopbistique, 1995.
16 / franccls Dosse
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giendo de lo excepcional: "Amlcar no se intimidaba. Contabacon
algo imprevisto [vnement], decisivo, extraordinario". *
Se puede distinguir una triple estratificacin del
trminoacontecimiento hasta el francs moderno. En primer lugar,
estligado a una forma de causalidad, ya sea asegurando un
desenlace,un resultado o estableciendo las condiciones de
posibilidad de surealizacin: "[Mi proceso] se jugar finalmente al
comienzo delinvierno ... Eso no quiere decir que est preocupado por
el acon-tecimiento: primero, yo tengo la razn, todos mis abogados
me loaseguran". Este uso es considerado como un viejo legado del
pa-sado, relegado a la esfera literaria. La segunda acepcin
estableceuna relacin con uno o ms sujetos humanos, y se refiere a
esoque le sucede a alguien revirtiendo una dimensin, ya positiva,ya
negativa, de ah los sintagmas "feliz acontecimiento" o
"tristeacontecimiento". La tercera significacin es la idea de una
rup-tura inesperada a travs del tiempo: "Es el incidente dramtico:
seacenta el parentesco entre 'incidente dramtico' y 'desenlace':
eldesenlace es primero una forma de discordancia". 6
La evolucin de estas tres formas de definicin, surgidas entrelos
siglos XVII y XIX, se notan mucho ms si se siguen las edicio-nes
sucesivas del diccionario de la Academia. La edicin de 1694traduce
la coexistencia de tres significados que se presentan enla
temporalidad, "la salida, el xito de algo", pero tambin,
"unaaventura notable" y, finalmente, "la sorpresa". La edicin de
1835confirma una inversin de las prioridades. Todo lo que remite
ala salida, al resultado, no aparece ms que en la tercera posicinen
beneficio de la idea de ruptura: "La palabra gana tambin en
* Gusrave Flaubert, Salamb, tr, de Anbal Froufe, Barcelona,
Comunicacin yPublicaciones, 2006. [Aqu el traductor usa vnement, la
acepcin de impre-visto, decisivo, extraordinario. N. de la T.]6
Emmanuel Boisset, "Aperen historique sur le mot vnement", en
EmmanuelBoisset y Philippe Corno (dirs.), Que m'arriue t-il?
Littrature et unement,p.23.
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 17
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neutralidad limitndose a decir 'eso que llega''' J Por otro
lado,todo evolucion, el trmino se problematiza y se transforma
enpregunta. Eso es lo que constituye todo el inters de la
palabraacontecimiento, pues conservar hasta nuestros das esa
tensinentre dos polos que son constitutivos de su naturaleza
semntica.La nocin se refiere, en efecto, por su doble ascendencia,
tantoa la idea causal de salida, como a la de inesperada, sorpresa,
yEmmanuel Boisset nota atinadamente lo que ser el propsitode su
obra: "El acontecimiento sera en la actualidad difcilmentereducible
a una definicin lexical que resultara satisfactoria". 8
Las ciencias humanas que han buscado constituir su certezaen
torno de las permanencias, las invariantes, quiz incluso lasleyes,
han considerado el acontecimiento, desde hace muchotiempo, como un
elemento perturbador, contingente, de dbilsignificado, que
convendra eliminar en funcin del progreso dela ciencia. Este
proceso ha sido muy bien expuesto en el artculoconsagrado al
acontecimiento publicado por Roger Bastide a fina-les de los aos
sesenta en la Encyclopaedia Universalis. l consideraque el
acontecimiento es tomado en una doble acepcin, tantocomo una tensin
entre "la del hombre sorprendido por su 'ad-venimiento',
traumatizado por l, o que saborea, al contrario, laespecificidad,
la particularidad y la novedad; y la del sabio que,reconociendo que
la duracin no puede ser ms que 'una seriede acontecimientos', no ha
dejado de reflexionar para intuir tras desu discontinuidad, la
lgica de su sucesin"." Desde luego, elsocilogo Roger Bastide pone
al frente la dimensin fundamen-talmente antropocntrica de lo que es
un acontecimiento, cuyadefinicin no puede englobar todo eso que
pasa porque "no hayacontecimiento ms que por el hombre y para el
hombre". lO Perolos aos sesenta, dominados por la permanencia de la
estructura
7 Ibdem, p. 24.8 Ibdem, p. 27,9 Roger Bastide, "vnement", p.
822.10 Ibdem, p. 823.
18 / Franc;:ois Dosse
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de Lvi-Strauss, condujeron a Bastide a considerar la postura
eru-dita como la que persigue el objetivo estructural a distancia
de laagitacin evenemencial considerada como insignificante.
Entoncesel erudito debe ante todo, restituir la lgica en la cual se
pretendedisolver la singularidad del acontecimiento. La dimensin
per-turbadora de todo acontecimiento, feliz o infeliz, en
oposicinal equilibrio vigente del lugar, lleva al hombre a querer
controlarese caos potencial a fin de dar cuenta mejor de su
destino. Porello, segn Bastide, el hombre no ha dejado de crear una
cienciade los acontecimientos para controlarlos, y esto ocurre
desde lassociedades arcaicas. l distingue tres tipos de ciencia que
tienenesta finalidad. Las sociedades arcaicas hacen jugar ese rol a
losnumerosos dispositivos adivinatorios que se apoyan en los
fun-damentos mitolgicos de estas civilizaciones. En las
sociedadeshistricas, desde el pueblo hebreo con el Antiguo
Testamento yGrecia Antigua, es la historia la que juega ese rol de
control y dedominio, en tanto que la ciencia de la cronologa pone
en ordenel desarrollo temporal en torno de un cierto nmero de
referen-cias evenemenciales. Finalmente, en la sociedad
contempornea,Bastide ve la emergencia de una nueva disciplina con
la prospec-tiva que tiene como objetivo el de poder proyectarse al
futuropara dominar mejor los azares de los acontecimientos. Pero
estasucesin no acaba con la ambivalencia que contina sealando
lanocin de acontecimiento entre su pertenencia posible a una l-gica
temporal que permite marcar las constantes y, por otro lado,"eso
que resiste a nuestro espritu, eso que le permanece
'opaco'irreductiblemente" .11
En la actualidad es diferente; el regreso del acontecimiento
esescrutado bajo una mirada igual de cientfica pero que le
atribuyetodo su aspecto de novedad. De regreso como indicio o
huellasignificante, el acontecimiento es tomado doblemente, como
aslo invita su etimologa: como resultado y como comienzo, como
11 Ibdem, p. 824
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 19
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desenlace y como apertura de posibilidades. Se puede incluso
de-cir que la idea de Deleuze, segn la cual "lo posible no
preexiste,es creado por el acontecimiento. Es una cuestin de
vida"12, tiendea imponerse, mientras que hasta hoy se tena ms la
costumbrede privilegiar el antes del acontecimiento, la
sedimentacin causalque pareca suscitar su emergencia.
El acontecimiento-monstruo, el acontecimiento-mundo quegolpea el
corazn de la ciudad, o tambin el micro-aconteci-miento que viene a
perturbar la vida ordinaria del individuo, secoloca cada vez ms
como uno de los tantos enigmas irresolu-bles, a la manera de la
Esfinge que interroga las capacidades dela racionalidad e intenta
esclarecerlas, no en su inanidad, sino ensu incapacidad de saturar
el sentido de eso que interviene comonuevo, ya que fundamentalmente
el enigma alcanzado por elacontecimiento sobrevive a su
desaparicin. Raymond Aran yahaba insistido sobre este deslizamiento
propio del siglo xx haciauna acepcin de acontecimiento moderno como
indomeable:"el trmino francs "acontecimiento" (evnement del latn
even-tus), por el contrario, puso el acento histricamente como
salidaimprevisible e imprevista de eso que pas" .13
El acontecimiento es Esfinge, pero tambin es Fnix quenunca
desaparece verdaderamente. Al dejar mltiples huellas,retorna sin
detener la reinterpretacin de su presencia espectralcon los
acontecimientos ulteriores, provocando configuracionescada vez
inditas. En este sentido, hay pocos acontecimientos delos cuales
podamos decir con certeza que estn terminados, puesellos son
siempre susceptibles de reinterpretaciones ulteriores. Porotro
lado, el renovado inters por los fenmenos singulares ase-gura una
nueva centralidad de la nocin de acontecimiento. Hetenido la ocasin
de estudiar una tendencia similar que alimenta
12 GilIes Deleuze y Flix Guattari, "Mai 68 n'a pas eu lieu", pp.
75-76.13 Raymond Aron, Dimensions de la conscience historique, P:
155.
20 / Francois Dosse
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la moda biogrhca.!" Porque al desestructurar, el
acontecimientore-estructura el tiempo segn nuevas modalidades. La
atencinal relato, al decir, a las huellas, invita a valorar esta
parte subjetiva,esta aprehensin personal, individuada, del tiempo:
"Pienso, alentrar en el movimiento de un relato que rene a un
personaje ya una intriga, que el acontecimiento pierde su
neutralidad imper-sonal" precisa Paul Ricoeur.'? Algunos se dedican
incluso a buscarun concepto ideal-tipo que pueda dar cuenta del
acontecimientobiogrfico retomando la relacin ternaria sugerida por
ErvingGoffman entre la posicin del ego que define al sujeto como
tes-tigo-actor del acontecimiento, la del referente llamado
objetivodel tipo accidente que coloca al sujeto en posicin de
vctima, y laposicin de relacin con los otros. 16
Como lo seala tambin Didier Alexandre, "el acontecimientopuede
ser un fenmeno natural, catastrfico o nfimo, o un fen-meno
sociohistrico que afecta a la colectividad. Pero, en tantoque este
acontecimiento no repercuta en el presente de un su-jeto, y en
tanto que el sujeto no lo elabore para su comprensin,esto permanece
como puro fenmeno" .17 Al cruzar la reflexinde las ciencias humanas
con aquellas que se puedan extraer de lacreacin literaria,
Alexandre se apoya en la obra novelada de Clau-de Simon, que
descansa en un hecho (acontecimiento) omnipre-sente. As en su
novela Le jardin des plantes [El jardn de plantas]que es en gran
parte autobiogrfica, aunque el autor no la pre-senta como tal,
Claude Simon rene en forma de fragmentos,numerosos acontecimientos
que lo marcaron desde su infancia.Todos ellos son diferentes y de
desigual densidad, puesto que re-nen acontecimientos como la
ausencia de su padre, su cada en
14 Francois Dosse, Le pari biographique. crire une uie, 2005.
[Hay traduccin alespaol por la Universidad Iberoamericana].15 Paul
Ricoeur, Soi mrne comme autre, p. 169. [Hay traduccin al espaol
porSiglo XXI. N. de la T.]16Michele Leclerc-Olive, Le dire de
l'vnement (biographique), p. 59.17 Didier Alexandre, "Le parfait de
l' vnernent", p, 179.
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 21
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un estanque y la muerte de su madre. Pero es un acontecimientoel
que sobresale y domina todo el conjunto. ste es retomadode
distintas maneras como una reflexin imprescindible: aquelmomento en
el que el autor sigue a su coronel "verosmilmentevuelto loco, sobre
el camino de Solre-le-Chteau en Avesnes, el 17de mayo de 1940, con
la certeza de ser asesinado en el instante enque iba siguindolo".
18 Este acontecimiento traumtico ya habasido contado notablemente
en La route des Flandres [El camino deFlandes] yen La Acacia. ste
es el hilo conductor de toda su obra,que sobresale en la vida del
autor a manera de un "traumatismoconsciente". La escena sigue
durante slo ocho das de guerra, yes el infierno de un trayecto a la
muerte. Comienza en mayo de1940, cuando los alemanes lanzan una
ofensiva en Ardenas: 33divisiones eran apoyadas por la artillera y
la aviacin, entre Na-mur y Sedan, contra las cuales el Estado mayor
francs enva slonueve divisiones, a lo mucho, regimientos de
caballera ligera,donde Claude Simon se encontraba entonces
enrolado. El desen-lace de la batalla apenas deja dudas. Las tropas
francesas, o bienfueron aniquiladas, o bien los soldados fueron
hechos prisione-ros, todo casi sin combatir. El batalln al que el
autor pertenecafue totalmente cercado, no sobrevivieron ms que l y
el coronel,antes de que ste fuera abatido.
Este surgimiento que se abre sobre el abismo de una ausenciade
uturo, de una muerte programada, reviste para Claude Simonla
naturaleza de una ruptura instauradora, asimilable a eso quelos
clnicos denominan "neurosis traumtica", que modifica enprofundidad
el psiquismo, el comportamiento, y sobre todo, laescritura de Simon
que va a usar figuras paradjicas, para asirel miedo dndole una
lectura de carcter siempre contradictorioal acontecimiento con
metforas que escapan al dominio huma-no. As, con respecto a la
insurreccin anarquista de Barcelona:"Designar la revolucin como un
infante "que nace muerto" mul-
18 Claude Simon, Le jardn des plantes, p. 223.
22 / francos Dosse
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tiplica las cesuras. Claude Simon rene en la representacin
los
dos acontecimientos prototpicos de todo ser humano, el
naci-miento y la muerte -acontecimientos en la medida que se
escapansiempre al sujeto" .19
El escritor Jorge Luis Borges insisti, por su parte, en la
di-mensin inmanente del acontecimiento. Toda su obra apunta
a deconstruir la preeminencia de un yo psicolgico que le
parecedesprovisto de fundamentos metafsicos y de realidad propia:
"Elyo no existe. Cada acontecimiento de la vida est hecho de
unasola pieza que es suficiente desde s misma". 20 Esta valoracin
delacontecimiento en su dimensin inmanente pasa en Borges poruna
interrogacin sobre el tiempo. En este plano, el escritor sigueel
cuestionamiento de san Agustn, este ltimo no vea otra po-sibilidad
de pensarlo ms que a partir de un presente ntimo dela consciencia.
Borges impugna la concepcin tradicional de untiempo concebido como
simple sucesin de hechos, y esta refuta-cin es omnipresente en toda
su obra: "Niego, en cuanto a m, laexistencia de un tiempo nico,
donde los hechos se encadenen"."Con esto, Borges toma por su cuenta
la famosa concepcin deHerclito segn la cual nunca nadie se baa dos
veces en el mismoro, porque el flujo del ro nunca es el mismo,
igual que el tiempoque flucta sin cesar. Perecedero e imperecedero,
el tiempo per-manece en un entre-dos enigmtico, que no se deja de
interrogarsin que se le pueda extraer, sonsacar una respuesta
definitiva.
19 Didier Alexandre, "Le parfait de l'vnemenr", op. cit., p.
185.20 La cita ha sido incorporada de "La nadera de la
personalidad" de Borges y seha conservado como una traduccin del
francs que dice: "Le moi n' existe pas,Chaque vnement de la vie est
fait d'une seule pese et se suffit lui-rnmc", P:856. La versin
original de Borges va as: "No hay tal yo de conjunto.
Cualquieractualidad de la vida es enteriza y suficiente.", p. 94.
[N. de la T.]21 De nuevo una traduccin del francs que aparece en
"La nueva refutacindel tiempo": "]e nie, quant a moi, l'existence
d'un temps unique, ou tout lesfaits s' enchaineraicnt.", p. 805. El
original de Borges dice: "Hume ha negadola existencia de un espacio
absoluto, en el que tiene su lugar cada cosa; yo, la deun solo
tiempo, en el que se eslabonan todos los hechos.", p. 267, [N. de
la T.]
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 23
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El acontecimiento es pues, segn Borges, el instante estallado,lo
inefable; que remite a la multiplicidad, al estallido plural
delindividuo. En El Aleph que es un conjunto infinito, una
esperaque encierra un espectculo vertiginoso, Borges presenta al
es-critor como impotente frente a los lmites del lenguaje para
darcuenta de lo que ha percibido: "Lo que vieron mis ojos fue
simul-tneo: lo que transcribir, sucesivo, porque el lenguaje lo
es."22El enunciado es incapaz de traducir lo visible. En otro
plano, elfilosfico, toda la obra de Michel Foucault se vincular a
escrutareste enigma, este desequilibrio. Borges dedujo una crtica
radicalde nociones practicadas por los historiadores que dan cuenta
delpasado en trminos de una simple sucesin o bajo la forma de
si-multaneidad. As, retoma el ejemplo de dos acontecimientos quese
desarrollaron a principios del mes de agosto de 1824: aque-llos que
conciernen al capitn Isidoro Surez quien est al frentedel
regimiento de caballera de Per, en el origen de una
victoriamilitar, y la otra, cuando De Quincey publica una diatriba
enEdimburgo: "tales hechos no fueron contemporneos (ahora loson),
ya que los dos hombres murieron, aqul en la ciudad deMontevideo,
ste en Edimburgo, sin saber nada el uno del otro ...Cada instante
es autnomo.":"
Al tomar su distancia frente a una retirada muy radical de
lanocin de acontecimiento en provecho de la de estructura,
Phili-ppe Joutard abri, a mediados de los aos ochenta, en 1986,
uncoloquio consagrado al acontecimiento que tena como objetomejorar
la articulacin del tiempo largo y "sealar el lugar de-terminante de
la historiografa en la aprehensin de la nocin deacontecimiento,
esto es recordar al mismo tiempo que todo acon-tecimiento es de
cierta manera una construccin de la memoriacolectiva"." En esta
ocasin, los dos historiadores alemanes, Hans
22 Borges. "El aleph", p. 625.23 Borges. "La nueva refutacin del
tiempo", P: 267.24 Philippe jourard, Actes du colloque organis par
le Centre mridional d 'histoiresociale de l'universit d'Aix en
Provence, P: 3.
24 / Fran.;:ois Dosse
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Jrgen Lsebrinck y Rolf Relchardt, presentaron su estudio sobreun
acontecimiento mayor: la toma de la Bastilla en tanto
queacontecimiento total; con ello se apunta a la construccin de
unacercamiento especfico del acontecimiento en la poca
moderna.Ellos ven en este acontecimiento la amalgama de cuatro
tipos deacontecimientos: el acontecimiento sensacin, que nos remite
a unhecho fuera de lo comn o de la norma al realizar una ruptura
enrelacin con la uniformidad cotidiana en un espacio-tiempo
muycircunscrito. En segundo lugar, la toma de la Bastilla proviene
dela evenemencializacin poltica y se encuentra ampliamente
tribu-tario de nuevos medios impresos de informacin.
Ciertamente,primero es sorpresa, algo inesperado, pero al mismo
tiempo hasido preparada por la prensa de la poca. En tercer lugar,
es unacontecimiento-catalizador, que se distingue de otras dos
acepcio-nes por su anclaje socio-mental y por su alcance poltico.
Yen fin,es un acontecimiento-smbolo "creador de identidades, punto
deanclaje fundador de una tradicin de ritos y de relatos con
memo-rativos"." Desde el acontecimiento y en sus huellas
ulteriores, enel imaginario social, el acontecimiento se convierte
en una fuentede identidad, smbolo fundador de libertad, de
emancipacin deldespotismo, encargado como tal de la memoria
colectiva. Du-rante este coloquio Jean Molino esclareci, desde la
semiologa,la nocin de acontecimiento que opuso a la de acto en la
medidaen que el acontecimiento crea ms una dinmica (del cambio
conrelacin a los fenmenos durables), pero no se encuentra bajo
elcontrol de un agente, o de un actor. Incluso cuando se contem-pla
como acto, "es considerado como fenmeno, independiente-mente de sus
orgenes"." Con esta consideracin, Jean Molinoseal con perspicacia
que la historia conocida como evenemen-cial no es una historia de
los acontecimientos, sino ms bien una
25 Hans Jrge Lsebrinck y Rolf Reichardt, "La prise de la
Bastille como vne-ment total. Jalons pour une thorie de l ' vnement
id' poque moderne", P: 76.26 Jean Molino, "Lvenernent: de la
logique a la semiologie", p. 286.
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 25
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historia de actos, de acciones. En cuanto a la distincin
entreacontecimiento y hecho, el punto de vista semiolgico
distin-gue bien eso que proviene del lenguaje natural, que nos
remite almundo, ya sea el acontecimiento de eso que es mediatizado
porel lenguaje, el hecho, que pertenece al metalenguaje: "Un hecho
esun acontecimiento aprehendido a travs de una descripcin
par-ticular"." Pero como veremos, y sobre todo entre los filsofos,
eluso ms frecuente realiz una inversin de trminos, lo que noplantea
mayores problemas, a condicin de conservar la distincinestablecida
entre lenguaje-objeto y metalenguaje. El aconteci-miento se ha
vuelto recientemente una entrada privilegiada enel universo social,
de vuelta, no a partir de arquetipos reductivos,sino de
singularidades que pueden tener vocacin de volverse en-seanzas de
alcance generalizado. Es el caso de Timothy Tackett,cuando vincula
el acontecimiento de la huida del rey Luis XVI aVarennes como la
matriz de la poltica del Terror que le sigui. Elacontecimiento fue
entonces de una importancia mayor, y comobien lo mostr este autor,
sobre todo por la dimensin emotivaque se expandi tan amplia y
rpidamente: "Ese fue un aconte-cimiento que provoc tal emocin que
la gente experiment laurgente necesidad de tomar parte con sus
testimonios y de relatarsu experiencia". 28 Es muy conveniente,
entonces, captar la partepersonal de la interiorizacin del
acontecimiento en los diversosactores que componan la sociedad
francesa, ya que ser a partirde sus representaciones de las que
depender el curso ulterior dela Revolucin. El acontecimiento es
tomado aqu como la capa-cidad para transformar la psicologa
colectiva de una opinin p-blica. Con esta demostracin, Timothy
Tackett da una leccinde las visiones teleolgicas que prevalecieron
hasta ese momento,y sobre todo de la lectura que le dio Francois
Furet, en la cual laRevolucin llev al Terror, como la nube lleva a
la tormenta. Por
27 Paul Gochet, Esqusse d'une thorie nominaliste de la
proposition, p. 93.28 Timothy Tackett, Le roi s'enfoit. Vrennes et
l'origine de la Terreur, 2004.
26 / francos Dosse
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el contrario, la restitucin de la parte contingente y
evenemencialrompe ese tipo de lectura que no atribuye ms que una
parte in-significante al contexto: "La historia de la huida de los
reyes nospone en guardia contra la hiptesis de una causalidad
lineal muysimple. Ella nos recuerda oportunamente el carcter
contingentee imprevisible de la Revolucin't." Todo el mrito del
relato delacontecimiento emprendido por Timothy Tackett implica
tam-bin evitar otra trampa, esta vez inversa, que consiste en
evitarestablecer una relacin de causalidad simple y mecnica entre
elacontecimiento descrito y sus efectos. Ciertamente l nos
muestraaqu, que la huida misma no suscita ni inmediata ni
inelucta-blemente el Terror. De hecho, en ese momento (1791)
todavano existe ningn Comit de Salud Pblica, sino sencillamente,y
no de manera causal, "ese simple acontecimiento, la huida
deVarennes, con todas sus ramificaciones, haba transformado
pro-fundamente el clima social y poltico de Francia'l."
La nueva atencin a la huella que dejaron el acontecimientoy sus
mutaciones sucesivas es absolutamente fundamental y per-mite evitar
el falso dilema empobrecedor y reductivo de tenerque elegir entre
una evemencialidad supuestamente corta y unalarga duracin pensada
como estructural. En esta perspectiva, elacontecimiento no es un
simple dato que sera suficiente recopi-lar para testimoniar la
realidad, sino un constructo que reenvaal conjunto del universo
social como matriz de la constitucinsimblica del sentido. Es as
como Claire Gantet mostr cmo elacontecimiento es constituido por la
memoria colectiva, pero node manera lineal, sino lo constituye con
tropiezos, y esta memoriacolectiva se apodera de l o lo desecha,
pero siempre lo transforma;con respecto al caso de la paz de
Westfalia en 1648: "En lugar deser determinado por l, la memoria
forja el acontecimiento'i.f
29Timothy Tackett, Le roi s'enjuit. Vrennes et l'origine de la
Terreur, op. cit., p. 255.30 Ibdem, p. 260.31 Claire Gantet, La
paix de Westphalia (1648). Une histoire sociale, XVIl'-XVIll'sicle,
p, 9.
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 27
-
Este Tratado, que puso fin a la guerra de Treinta aos, que durde
1618 a 1648, fue sucesivamente conservado de manera vivapor la
memoria de sus actores y de sus relatos hasta 1730, despusuna
memoria erudita tom el relevo de una memoria generacio-nal en vas
de extincin. La ola nacionalista alemana, resultadodel episodio
napolenico, despert alrededor del ao de 1815, enel momento en que
el Imperio francs se hunda, trayendo con-sigo una mirada muy crtica
sobre este Tratado, culpable de haberconducido a la parcelacin del
Imperio germnico y de permitirel delirio de grandeza de Luis XVI.
Una vez que Alemania fuereducida, despus del nazismo, con la
particin entre la RepblicaFederal Alemana y Repblica Democrtica
Alemana, el tratadode Wesrfalia se volvi un pilar de la identidad
y, finalmente, "enel contexto de una Europa en busca de una
historia especfica, elacuerdo de Westfalia fue interpretado por
algunos como el primertratado 'europeo' firmado en una Alemania
serenada",32
Ms recientemente, Alain Dewerpe se ha comprometido demanera
ejemplar al llevar a cabo una antropologa histrica de
unacontecimiento trgico que se desarroll en Pars en 1962:
Cha-ronne." El acontecimiento en s mismo se desarrolla en muypoco
tiempo y toma pronto un giro dramtico, ya que se cuen-tan nueve
individuos que murieron aplastados contra las rejasdel metro
Charonne despus de participar en una manifestacintotalmente pacfica
y que protestaban contra los atentados per-petrados por la OEA:
"Escribir la historia de un acontecimientoen apariencia
inconcebible, pero que resuena en nuestros odos,hace que emerjan
estratos subterrneos de nuestra vida colectiva,esto nos revela
muchos aspectos de nuestra sociedad't." El acon-tecimiento es
comprendido en este caso como el sntoma de uncuerpo enfermo, y en
este sentido, Alain Dewerpe siente con par-
32 Ibidem, p.11.33Alain Dewerpe, Charonne 8 ftvrier 1962.
Anthropologie historque d'un massa-ered'tat, 2006.34 Ibdem,
p.19.
28 / Fran;:ojs Dosse
-
ticularidad intensidad ese drama colectivo, ya que en l perdi
asu madre, Fanny Dewerpe, quien fue una de las vctimas.
AlainDewerpe se coloca como historiador del acontecimiento,
cuida-doso de restituir la emergencia y el desarrollo de la
violencia, enla que l fue irremediablemente lastimado por la
desaparicin desu madre. Restituir el ejercicio de la violencia por
el Estado, lascondiciones polticas y policiales de sta, recoger los
testimonios,establecer los hechos, tal es la lista de cargos de
esta minuciosa en-cuesta sobre la singularidad de ese
desencadenamiento violentoen plena democracia; al mismo tiempo,
esta monografa intenta"dar razn de fenmenos muy generales, que lo
rebasan pero queposibilitan el anlisis"." La obra hace por s misma
al aconte-cimiento, que se beneficia de largas recensiones
analticas muylaudatorias, ya que logra salir de la opacidad que
gira en todo eldrama para lograr un relato particularmente
documentado, quetestimonia la posibilidad para el historiador, de
establecer la rea-lidad de los hechos, su carcter tangible con
relacin a ciertastentaciones relativistas, que vuelven a poner en
el mismo plano lasinterpretaciones ms contradictorias." En su largo
relato, el autordistingue a cada paso eso que es comprobable, lo
que es probabley lo que se produjo. Como historiador, con todo el
cuidado paracomprender cmo un Estado democrtico puede llegar a
matar,invoca muchos rdenes de causalidad que van a interferir.
Enprimer lugar, recurre a una radiografa del medio social que
ana-liza: la polica parisina a principios de los aos sesenta, que
estfuertemente marcada por un habitus, el de las prcticas
violentas.Formado en las doctrinas de Gustave le Bon sobre la
psicologa delas masas, esta psicologa est persuadida de que todo
reagrupa-miento puede ser peligroso para el orden republicano y es
objetode temor para la Repblica. La Repblica, adems, est
atravesada
35 Ibdem, P: 19.36YaseEtienne Ollion, "Le jeudi de Charo nne.
Notes sur l'histoire et l'vne-rnent", pp, 128-134. Michel Naepels,
"Il faur har'', pp,140-145. Marc-OlivierBaruch, "Anthropologic poli
tique d'un massacre d'tat", pp. 839-852.
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 29
-
por fuertes lneas de fractura en plena guerra de Argelia, y
aunqueno es cuestin de generalizar, ciertas policas piensan en
enfren-tarse con la izquierda. As, por una parte, el acontecimiento
seencuentra aclarado por un mejor conocimiento del medio
socialrelacionado a una sociologa histrica de la institucin que es
lapolica parisina y un estudio histrico de los modos de
protestapblica. En segundo lugar, Dewerpe invoca una situacin
polticamuy tensa, con un poder gaullista que no quiere desdibujarse
ytampoco engaarse y ceder a la presin de la izquierda en las
di-fciles negociaciones con los argelinos. Esta actitud lo conduce
aun tercer factor determinante: la interdiccin de la
manifestacinque, para De Gaulle, es una manera de reafirmar su
autoridadfrente a toda forma de presin y desbordamiento.
Hasta aqu, ms all de la sociologa de un medio especfico,se podra
considerar que se est frente a un estudio de facturaclsica del
acontecimiento, animado por su cuidado de buscar laverdad y por
establecer las correlaciones causales. Pero el autorno encierra el
drama en lo ineluctable. El campo de eso que vaa llegar permanece
abierto en cuanto a sus condiciones de posi-bilidad. Por otra
parte, el autor pone una atencin extrema en elacontecimiento como
construido por sus actores, por sus testigos,as como por sus
huellas y las marcas memoriales, que l va a dejaren el camino al
filo de nuevas composiciones sucesivas del dramade Charo nne. En el
curso de esta demostracin, se comprendemejor cmo un acontecimiento
ha expulsado al otro. Charonne,cuya memoria fue mantenida
inmediatamente por la simboliza-cin, con su tiempo fuerte de
funerales seguidos por un inmensogento, habr borrado la tragedia
todava mayor ocurrida el 17 deoctubre de 1961, en el curso de la
cual, entre cien y 200 argelinosencontraron la muerte en las calles
de Pars al trmino de unamanifestacin pacfica," muertos que durante
largo tiempo fue-
370liver La Cour Grandmaison, (dr.), Le 17octobre 1961. Un Crime
d'tat aPars, 2001.
30 / Franc:oisDosse
-
ron ignorados y abandonados por las corrientes
conmemorativas,mientras que en los aos setenta todava en los
desfiles frente almetro Charonne se haca espontneamente el silencio
que rendahomenaje a los desaparecidos. Dewerpe ofrece la
demostracinconvincente de que es posible escribir, en el caso de
Charonne, loque pas, y ofrece argumentos a la tesis del primado de
la prueba,tal como la puede defender un CarIo Ginzburg con relacin
a lasposiciones relativistas."
Est de regreso, en la actualidad, el afirmar la fuerza
intem-pestiva del acontecimiento, en tanto que manifestacin de
lanovedad, en tanto que comienzo. Esto implica aceptar la
incapa-cidad, esto es, la apuesta imposible de mostrar detrs de
cualquierinvestigacin, tan minuciosa como ella sea, el sentido del
acon-tecimiento que permanece irreductible a su encierro, en
sentidoacabado y unilateral. Como lo dice Michel de Certeau, el
enigmasobrevive, lo que no dispensa de la investigacin, sino todo
locontrario, pero exige abandonar los oropeles de la arrogancia y
larpida salida de las explicaciones previas y rgidas.
Estamos muy lejos de los tiempos de Braudel, cuando per-segua
las "lucirnagas", la espuma evenemencial que remita alplano de la
insignificancia. En l se denunciaba el "humo abu-sivo", afirmando
que "las ciencias sociales tenan casi horror delacontecimiento. No
sin razn. El tiempo corto es el ms capri-choso, el ms engaoso de
las duraciones'T" Tambin estamoslejos del tiempo donde su discpulo
Emmnauel Le Roy Ladu-rie no hablaba ms que de historia inmvil,
precisando que "LaEscuela [Los Annales] es la imagen misma de las
sc .:iedades queella estudia: lenta. Define su propia duracin en el
largo plazo denuestro siglo [... ] ella es testimonio de la gran
indiferencia a losfenmenos que pasan en la superficie". 40
38 Cario Ginzburg, Le juge et l'historien, 1997.39 Fernand
Braudel, "Histoire et sciences sociales: la longue dure", p. 746.40
Ernmanuel Le Roy Ladurie, "Lhistoire imrnobile", p.14.
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 3 1
-
Entre los historiadores, y a contracorriente de la moda de
lalarga duracin, Pierre Nora anunci muy pronto, desde 1972, enun
artculo que apareci en Communications, y que fue retomadoen 1974 en
la triloga Faire de l'histoire, "El retorno del acon-tecimiento" Y
l percibe ese "retorno", con el tufo del perfumeanticuado de la
antigua generacin de los historiadores "positivis-tas", por el
sesgo que tomaron los medios de comunicacin. Ser,es ser percibido,
y para lograr hacer esto los diversos medios decomunicacin se
volvieron maestros, hasta ejercer el monopoliode la produccin de
los acontecimientos. Pierre Nora comprendeel asunto Dreyfus como el
primer acontecimiento en sentido mo-derno, en la medida en que le
debe todo a la prensa. Asunto delos medios de comunicacin, el
acontecimiento contemporneose vuelve muy pronto la espuma de los
medios que crea, con to-dos los pedazos, una sensibilidad a la
actualidad y, a la vez, unaapariencia de historicidad. Algunos de
estos acontecimientoscontemporneos son percibidos auditivamente
(las barricadas deMayo del 68), el discurso del 30 de mayo de 1968
del generalde Gaulle), otros estn ligados a la imagen (la invasin
de Praga,el alunizaje de la misin Apolo, la represin de la Plaza de
Tia-nanmen ... ). La inmediatez vuelve muy fcil el desciframiento
delacontecimiento, puesto que golpea de improviso, y a la vez
msdifcil, ya que entrega todo de un golpe. Esta situacin
paradjicanecesita, segn Pierre Nora, de un trabajo de construccin
delacontecimiento que debe efectuar el historiador para entendercmo
los medios de comunicacin producen el acontecimiento.
Entre su disolucin y su exaltacin, el acontecimiento, se-gn Paul
Ricoeur, sufre una metamorfosis que se mantiene ensu recuperacin
hermenutica. Reconciliando el acercamientocontinuista y
discontinuista; Ricoeur propone distinguir tresniveles para
acercarse al acontecimiento: "1.
Acontecimientosinfrasignificativos; 2. Orden y reino del sentido,
en el lmite de
41 Pierre Nora, "Le retour de l'vnernent", pp. 263-281.
32 / Franc;:oisDosse
-
lo no evenemencial; 3. Emergencia de acontecimientos
suprasig-nificativos, sobre-significativos". 42 El primer nivel
correspondesimplemente a la descripcin de "eso que pasa" y evoca
sorpresa,la nueva relacin con lo constituido. Por otro lado
correspondea las orientaciones de la escuela metdica de Langlois y
de Seig-nobos, el del establecimiento crtico de las fuentes. En
segundolugar, el acontecimiento es tomado dentro de esquemas
expli-cativos que lo colocan en correlacin con las regularidades,
lasleyes. Este segundo momento tiende a subsumir la singularidaddel
acontecimiento bajo el registro de la ley de la que proviene,hasta
el punto de estar en los lmites de la negacin del aconteci-miento.
Se puede reconocer en l la orientacin de la escuela delos Annales.
A este segundo estadio del anlisis le debe suceder untercer
momento, el de la interpretacin, es decir, el de retomar
alacontecimiento como emergencia, pero en esta ocasin, con
unasobresignificacin. El acontecimiento es entonces parte
integrantede una construccin narrativa constitutiva de la identidad
narra-tiva fundadora (la toma de la Bastilla) o negativa
(Auschwitz). Elacontecimiento que est de regreso no es pues el
mismo de aquelreducido a su sentido explicativo, ni aquel
infrasignificativo queera externo al discurso. l engendra en s
mismo el sentido. Esla demostracin que hace Georges Duby, desde
1973, confron-tado con la exigencia de contar el acontecimiento de
la batalla deBouvines del 27 de julio de 1214, en la ya clsica
coleccin de Ga-llimard, "Las treinta jornadas que hicieron a
Francia". l no slose conforma con contar la jornada del combate,
sino que desplazasu mirada al acontecimiento y muestra que el
sentido de este l-timo no se reduce a un ilustre domingo, sino que
se sita en lasmetamorfosis ulteriores al dentro de una memoria
colectiva queva a veces a magnificar ese momento, y a veces lo va a
dejar caer enel olvido. El acontecimiento se vuelve entonces el
destino de unrecuerdo en el seno de un conjunto movedizo de
representaciones
42 Paul Ricoeur, "vnement et sens", pp, 51-52,
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 33
-
mentales. Muestra que lo que se constituye en esa jornada
comoacontecimiento es importante sobre todo por sus huellas:
"Fuerade ellas, el acontecimiento no es nada". 43
Los acontecimientos nos son detectables ms que a partir desus
huellas, sean o no discursivas. Sin reducir lo real histrico a
sudimensin lingstica, la fijacin del acontecimiento y su
cris-talizacin se efectan a partir que se les nombra. Se
constituye,pues, una relacin absolutamente esencial entre lenguaje
y acon-tecimiento, que en la actualidad es ampliamente
problematizadapor las corrientes de la ernometodologa, del
interaccionismo y,obviamente, por el acercamiento hermenutico.
Todas estas co-rrientes contribuyen a lanzar las bases de una
semntica histrica,que toma en consideracin la esfera del actuar y
rompe con lasconcepciones fisicalistas y causalistas. La puesta en
intriga juegaun rol operativo, al relacionar los acontecimientos
heterogneos.Se sustituye con la relacin causal de la explicacin
fisicalista. Lahermenutica de la conciencia histrica sita el
acontecimientoen una tensin interna entre dos categoras
metahistricas queretoma Koselleck: la de espacio de experiencia y
la de horizontede expecrarivas.v'
El desplazamiento de la evenemencialidad hacia su huella y
susherederos suscita un verdadero retorno a la disciplina
histricasobre s misma, en la esfera de eso que se podra calificar
comocrculo hermenutico o giro historiogrfico. Este nuevo
momentoinvita a seguir las metamorfosis del sentido en las
mutacionesy deslizamientos sucesivos de la escritura historiadora,
entre elacontecimiento mismo y la posicin presente. El historiador
sepregunta entonces sobre las diversas modalidades de fabricaciny
de percepcin del acontecimiento, a partir de su trama textual.Esta
nueva exploracin por la escritura historiadora acompaa la
43 Georges Duby, Le dimancbe de Bouoines, p. 8. [Hay traduccin
al espaiol poreditorial Alianza. N. de la T.],44 Reinhardt
Koselleck, Le [uture pass. Contribution a la semantique des
tempshistorique, 2000. [Hay traduccin del alemn al espaol por
Paids. N. de la T.]
34 / Francois Dosse
-
exhumacin de la memoria nacional y confirma an el momentode
inters por la memorial actual. A partir de la renovacin de
lahistoriografa y de la memoria, los historiadores asumen el
tra-bajo de duelo de un pasado y llevan su contribucin al
esfuerzoreflexivo e interpretativo actual en las ciencias
humanas.
La tentativa de salir de la falsa alternativa entre la
valorizacinde las estructuras y la valorizacin de los
acontecimientos est enla va correcta, gracias al descubrimiento de
medios intelectua-les que permiten superar las falsas divisiones
que han inspiradohasta ahora las ciencias sociales. Es ante todo el
sentido de lasinvestigaciones en curso sobre el sentido del
aparecer, ligado al do-minio del actuar. Una microsociologa de la
accin explora estedominio de la historicidad de lo cotidiano. Esta
apertura sobrela cuestin del tiempo en la investigacin sociolgica
ha sido fa-vorecida desde que la pregunta se plante en la
organizacin dela experiencia cotidiana. Es el caso notable del
trabajo de LouisQuer, quien fue decisivamente inspirado en ese
plano, por elpragmatista estadounidense Georges H. Mead.t" La
pragmticale permite hacer el enlace entre la temporalizacin y la
organiza-cin de la accin. Mead muestra en efecto, que la naturaleza
delpasado no existe en s misma, sino que es fuertemente
tributariade la relacin sostenida con el presente. Esta
relativizacin delpasado y la primaca que se concede al presente en
su restitu-cin estn fundadas en Mead, "sobre la condicin central
que esla del acontecimiento". Es en torno de ese acontecimiento en
smismo, como accin situada, donde se realiza la estructuracindel
tiempo. El acontecimiento, por su discontinuidad misma coneso que
le precede, obliga a la distincin y a la articulacin delas nociones
del pasado y del futuro. La perspectiva pragmticade Georges Mead lo
conduce a contemplar esta temporalizacincomo un componente esencial
de la accin. Mead da el ejem-plo de lo que podra representar la
evocacin de nuestra infancia
45 G. H. Mead, The Philosophy ofPresent, 1964.
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 35
-
tal como la pudimos vivir, no como pasado relativo a
nuestropresente, sino como un pasado cortado de su porvenir. Esto
notendra ningn inters ms que el exotismo.
Es a partir de esta atencin a la singularidad de la situacin
deemergencia del acontecimiento, en donde Louis Quer contem-pl el
estudio concreto del acontecimiento en tanto se constituyecomo
acontecimiento pblico.i'' Atento a la construccin socialdel
acontecimiento, parte del presupuesto que la identidad,
lasignificacin del acontecimiento, al tratarse de manifestar no
estconstituido a priori, sino responde a un proceso emergente quese
construye en la duracin. Efectivamente, la identidad del
acon-tecimiento termina por estabilizarse, pero sin nunca
saturarse,quedando abierto a interpretaciones siempre renovadas. Es
enesta perspectiva, que Louis Quer trabaj sobre el
acontecimientoque constituy la profanacin del cementerio de
Carpentras, ascomo en los problemas de los suburbios, sobre todo a
partir delos incidentes de Vaulx-en- Velin de 1990-1991. Como lo
decaRaymond Aron: "Es necesario dar al pasado la incertidumbre
delporvenir". Esta desfatalizacin condujo al historiador a
regresarsobre situaciones singulares para intentar explicarlas sin
presupo-ner un determinismo a priori. La pareja
acontecimiento/situacinresulta pues fundamental en esta nueva
configuracin, media-tizada por los individuos que dan sentido al
acontecimiento, almismo tiempo que lo producen. Esta reconstruccin
en actodesplaza el centro de gravedad de la subjetividad hacia la
inter-subjetividad, y nos invita a tomar la medida del giro
pragmticoen la aprehensin de la nocin de historicidad.
En la Antigedad, el juego del azar y de la necesidad contri-buy
a dar un espacio al acontecimiento, pero ste permaneciampliamente
tributario de eso que los antiguos denominaronFortuna. Si el
historiador desde Grecia antigua tendi a privi-legiar la libertad
humana en todas sus expresiones como parte
46 Louis Quer, "vnement et temps de l'hisroire", pp.
263-281.
36 / Francois Dosse
-
indeterminada de la accin, a pesar de todo, quedaba la
ins-cripcin de los dioses y de sus mltiples manifestaciones en
elcorazn mismo de la vida de la ciudad que es omnipresente.
Unfatalismo, un destino querido por los dioses domina a la
histo-ria y a su cortejo de acontecimientos, y se busca pues
adivinarlo,interrogando la profecas y los orculos para guiar su
conducta.En la Edad Media, el tiempo de Dios determina todava ms
larelacin con el tiempo y cada acontecimiento acaba por
inscri-birse en un conjunto preexistente y significativo. Son los
clrigosquienes expresan el sentido de la sociedad occidental, al
cumpliren la historia la realizacin de un plan determinado de
antemanopor Dios y en el que la trama evenemencial no es sino la
epifanaprogresiva destinada a repetir en su ltimo momento
prometido,el comienzo glorioso. Los acontecimientos histricos
tienen lugardentro de una teologa muy estricta, ya que est
sacralizada; ellosasumen la centralidad de una teofana. Ciertamente
a lo largo delos siglos XIV y xv el discurso sostenido por el
clero, elaboradosobre el modelo del clero regular de los
monasterios, se laicizpoco a poco, pero conserv en lo esencial la
marca de la Providen-cia, que es el marco coherente de su
desplazamiento. La rupturamoderna de los siglos XVI y XVll nunca
atenu el carcter obliga-torio de la teleologa, de la finalizacin de
un tiempo lineal queencerrara la diversidad evenemencial en un nico
poseedor de sig-nificacin. La historia evenemencial adquiere un
sentido graciasa una teleologa de la historia. El rgimen de
historicidad es elmismo y regresa a la imagen de que la tradicin
expresa de mejormanera el futuro. Es el sentido del Discurso de la
historia universal,publicado en 1681 por Bossuet, el que despliega
una filosofa de lahistoria a manera del Gran Delfn, el hijo de Luis
XIV La filosofade la Ilustracin toma cierta distancia con la idea
de un plan di-vino y se apodera de un proceso de laicizacin de la
historia, perotoma por su cuenta la idea de un telos, de una
continuidad tem-poral fuertemente finalizada en torno de la
realizacin del pro-greso, que conduce a una emancipacin progresiva
del gnero
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 37
-
humano gracias al triunfo de la Razn, capaz de conquistar encada
etapa una mayor transparencia. Este optimismo va a des-embocar en
la filosofa de la historia -Kant, Hegel, Marx- quemarcar a todo el
siglo XIX, al que se tendr la costumbre dellamarlo el siglo de la
historia. Los hombres creen que hacen lahistoria, la suya, mientras
que ella se desarrolla a sus espaldas ysin su conocimiento, frase
que sigue la famosa idea de las trampasposibles de la Razn.
A distancia de estas cronologas y paralelamente se nota desdeel
Renacimiento de los siglo xv y XVI, un gran cuidado de
autenti-ficacin de la veracidad evenemenciaL Los humanistas
sentaron lasbases de un mtodo crtico de fuentes, y el gran
acontecimiento,decisivo en el giro de la nocin de verdad, intervino
cuando Lo-renzo Valla logr establecer que la Donacin de
Constantinohabra dado al papa Silvestre la posesin de Roma y de
Italia y,posteriormente, aceptara la autoridad temporal del
Vaticano so-bre todo el occidente cristiano. Dicha demostracin se
volvi lapiedra angular del mtodo crtico. El estudio cientfico de un
do-cumento textual, confrontado con el contexto histrico
supuesto,ser la anticipacin esencial de la aparicin de la erudicin
futura.Esta forma de escritura de la historia, que se denominara
"historiaanticuaria", desarrolla y codifica las reglas de la crtica
de fuentesen el siglo XVII. El lugar de la innovacin se sita
entonces, sobretodo, en el seno de la congregacin benedictina de
san Mauro. Esincluso una nueva disciplina la que nace con la
publicacin de Ladiplomtica de Jean Mabillon, en 1681. Con el siglo
XIX el gnerohistrico se profesionaliza verdaderamente, y dotar a la
disciplinade un mtodo con sus reglas, sus ritos, sus modos
particulares deentronizacin y reconocimiento. Los historiadores de
la escuelaque denominamos "metdica", contempla la historia como
"unprocedimiento de conocimiento cientfico", y ambiciona con
ellooperar una ruptura radical con la literatura. El buen
historiador esreconocido por su ardor en el trabajo, su modestia y
los criteriosincuestionables de su juicio cientfico. Rechaza en
bloque eso que
38 / Franc;:oisDosse
-
los dos grandes maestros de la ciencia histrica de la Sorbo na
defines del siglo XIX, Charles-Victor Langlois y Charles
Seignobos,llamaron "la retrica y las falsas apariencias" o "los
microbios lite-rarios" que pululan en el discurso histrico erudito.
Un modo deescritura se impone, mismo que borra las huellas de la
esttica li-teraria en provecho de una estilstica casi annima que
tiene sobretodo un valor pedaggico. Esta escuela, reagrupada en
torno de laRevue Historique, creada en 1876, defini la funcin
historiadoracon el establecimiento metdico de los hechos y
privilegi, porello mismo, la restitucin del acontecimiento en su
efectividadpor media de la doble crtica de fuentes: la interna y la
externa.
De la misma forma en que Michel de Certeau avanz con eltrmino
"Hacer la historia", se puede considerar que el aconte-cimiento
proviene de un hacer, de una fbrica. La construccinsocial del
acontecimiento, la fabricacin de su grandeza social,luego histrica,
pasa por la tentativa de reduccin de la indeter-minacin de eso que
lleg a ser y al cual se intenta conferir unaimportancia
determinada, en funcin de un sistema de valores.Esta bsqueda
reviste la ventaja de provenir de un lugar, de unainstitucin, de un
anclaje societal, pero deja escapar toda una granparte, que es la
constitucin simblica del acontecimiento. Paraevitar tener una
relacin de fascinacin frente al acontecimiento,que revelara al
mismo tiempo tanto un engao como la fetichi-zacin que puede poner a
prueba al historiador frente al archivo,colocndolo como si tuviera
un acceso directo a lo real, el ana-lista dispone de un cierto
nmero de herramientas. El historiadortiene a su disposicin toda una
reflexin de orden semiolgico,tal y como la emprendida por Roland
Barthes, todo un trabajo dedes-mitologizacin que apunta a
reencontrar la cara escondida delmito. Esta trayectoria no es para
nada antinmica con la miradade orden sociolgica que permite
restituir los discursos dentro delos lugares y de sus marcos
sociales.
Hacer el acontecimiento presupone dos fenmenos diferentes.En
primer lugar, y sobre todo en la sociedad moderna mediatizada,
El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 39
-
esto implica una conmocin, un trauma, un estremecimiento
quesuscita en primera instancia un estado de afasia. Este primer
as-pecto, el ms espectacular del acontecimiento, presupone unalarga
difusin que asegura y asume su repercusin. La conmocinproducida por
el 11 de septiembre de 2001 que repercute a es-cala mundial es, en
ese sentido, la precipitacin ms ejemplar deeste gnero de fenmeno de
sideracin.t' Al mismo tiempo, losgrandes acontecimientos histricos
llegan muy frecuentemente,como lo dijo Nietzsche, en las patas de
una paloma, o como unaenfermedad mortal que infiltra sigilosamente
el cuerpo, o en eldesembarco de los Pilgrims del Mayflower en las
costas de Mas-sachusetts e, incluso, la toma de la Bastilla que no
suscit ningncomentario de Luis XVI en su diario, con fecha del 14
de julio de1789. Lo esencial del acontecimiento se sita, en efecto,
sobre suhuella, en eso que se volver de manera no lineal, en los
mltiplesecos en su posterioridad. ~
Traduccin del ftancs, Norma Durn R. A.
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