Dziga Vertov Dziga Vértov (en ruso, Дзига Вертов) es el seudónimo de Denís Abrámovich Káufman nació el 15 de enero de 1896 en el seno de una familia judía de bibliotecarios. Durante su infancia estudiaría piano y violín, y a los diez años comenzaría a escribir poesía. En el año 1916, Vertov ingresaría al Instituto de Neuropsicología de San Petesburgo. Durante sus estudios acerca de la percepción humana, experimentaría con sonidos naturales en su “Laboratorio del oído”, con el fin de crear “música de ruido” mediante la fusión de fonogramas y palabras. En aquella época, los movimientos artísticos conocidos como futurismo y formalismo estaban teniendo una gran influencia en el ambiente artístico ruso, marcando el trabajo del realizador y llevándolo a inventar el nombre artístico de Dziga Vertov, cuyo significado es “peonza o trompo”. En 1918, Mikhail Kolstov, el cual estaba a cargo de la sección de noticias del Comité de Cine de Moscú, lo contrató como su asistente. Entre los diferentes colegas de Vertov se encontraban Lev Kuleshov, quién estaba a cargo de sus ahora legendarios experimentos de montajes, y Edouard Tissé, el futuro camarógrafo del director Sergéi Eisenstein. En dicho lugar, Vertov comenzaría a editar documentales, para más tarde convertirse en el editor de “Kinonedelya”, el primer noticiario semanal soviético. Su primer trabajo como director sería “The Anniversary of the Revolution” (1919), a lo que le seguirían los cortos, “Battle of Tsaritsyn” (1920) y “The Agit- Train Vsik” (1921), y la cinta “History of Civil War” (1922). Todos estos trabajos estarían basado en hecho reales, y le darían a Vertov la posibilidad de experimentar con los procesos de edición. Él comenzaría a montar trozos de las cintas sin tener en cuenta la continuidad, el tiempo, o incluso la lógica para lograr un efecto “poético” que pudiera atrapar al espectador. Durante este periodo, Vertov y su futura esposa, la editora Elisaveta Svilova, se juntarían con un grupo de jóvenes cineastas para formar un grupo llamado “Kinokis” (kino-oki, que signifíca cine-ojo) .
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Dziga Vertov
Dziga Vértov (en ruso, Дзига Вертов) es el seudónimo de Denís Abrámovich Káufman nació el 15 de enero de 1896 en el seno de una familia judía de
bibliotecarios. Durante su infancia estudiaría piano y violín, y a los diez años
comenzaría a escribir poesía. En el año 1916, Vertov ingresaría al Instituto de
Neuropsicología de San Petesburgo. Durante sus estudios acerca de la percepción
humana, experimentaría con sonidos naturales en su “Laboratorio del oído”, con el
fin de crear “música de ruido” mediante la fusión de fonogramas y palabras. En
aquella época, los movimientos artísticos conocidos como futurismo y formalismo
estaban teniendo una gran influencia en el ambiente artístico ruso, marcando el
trabajo del realizador y llevándolo a inventar el nombre artístico de Dziga Vertov,
cuyo significado es “peonza o trompo”. En 1918, Mikhail Kolstov, el cual estaba a
cargo de la sección de noticias del Comité de Cine de Moscú, lo contrató como su
asistente. Entre los diferentes colegas de Vertov se encontraban Lev Kuleshov,
quién estaba a cargo de sus ahora legendarios experimentos de montajes, y
Edouard Tissé, el futuro camarógrafo del director Sergéi Eisenstein.
En dicho lugar, Vertov comenzaría a editar documentales, para más tarde
convertirse en el editor de “Kinonedelya”, el primer noticiario semanal soviético.
Su primer trabajo como director sería “The Anniversary of the Revolution”
(1919), a lo que le seguirían los cortos, “Battle of Tsaritsyn” (1920) y “The Agit-Train Vsik” (1921), y la cinta “History of Civil War” (1922). Todos estos trabajos
estarían basado en hecho reales, y le darían a Vertov la posibilidad de
experimentar con los procesos de edición. Él comenzaría a montar trozos de las
cintas sin tener en cuenta la continuidad, el tiempo, o incluso la lógica para lograr
un efecto “poético” que pudiera atrapar al espectador. Durante este periodo,
Vertov y su futura esposa, la editora Elisaveta Svilova, se juntarían con un grupo
de jóvenes cineastas para formar un grupo llamado “Kinokis” (kino-oki, que
signifíca cine-ojo) .
Dziga Vertov y su hermano Mijail
Dziga Vertov fue uno de los grandes teóricos de la historia del cine, así como el
iniciador del cine documental moderno. Fue el creador del término cine-ojo,
basado en la teoría de que la cámara es un auténtico ojo que tiene que dar una
visión objetiva de la realidad y que se tiene que aliar con la radio-oreja para
obtener el "nuevo arte de la sociedad proletaria". Esta teoría propició el nacimiento
del movimiento denominado cinéma-vérité, muy extendido durante la década de
los sesenta.
De su filmografía merecen destacarse títulos como como El aniversario de la
revolución (1919), El undécimo año (1928), El hombre de la cámara (1929) y Tres
cantos sobre Lenin (1934). También investigó el uso creativo del sonido en obras
como Entusiasmo (1930), su primera película sonora. En sus trabajos contó a
menudo con el apoyo de su esposa, Elizoveta Svilova, y de su hermano Mijail.
Cine-Ojo
El cine-ojo nace a finales de 1919 en una Rusia recién azotada por la guerra civil.
En un contexto de hambre y miseria, los artistas promovían una revolución artística, en consonancia con la social y política que se estaba llevando a cabo.
Dziga Vertov, seudónimo que en realidad significa peonza giratoria (su nombre
original era Philip Kaufman) se junta con Elizabeth Svilova, su mujer, y Mikhaïl
Kaufman, su hermano, con motivo de promover esta revolución cinematográfica.
Atacando duramente el cine de ficción, al que denominaban cine-mentira, y
llevando a cabo una serie de documentales vanguardistas de cierta repercusión
nacional, se hicieron llamar los ‘kinoki’. Su influencia en etapas posteriores fue tal
que Jean-Luc Godard creó el Grupo Dziga Vertov en 1969 para rendirles
homenaje.
Entre las características principales del cine-ojo destacan la búsqueda de la
realidad y la espontaneidad; la ausencia de decorados preconcebidos, de
actores profesionales, de maquillaje y efectos especiales. Atacaban duramente el
cine de ficción, que se veía influido por la literatura y el arte dramático. Según sus
propias palabras, querían captar ‘la vida de improvisto’ y ‘explorar el caos de los
fenómenos visuales que llenan el espacio’. Aunque sus películas puedan parecer
muy objetivas, rozando el tono documental, hay que tener en cuenta que lo que
buscaban era “un ritmo propio, que no hayan sido sisado de otro lugar y que se
encuentra en el movimiento de las cosas”.
Vertov comienza su carrera dirigiendo noticiarios. Contemporáneo de Sergei Eisenstein y Vsevolod Pudovkin, dos de los grandes directores de cine rusos de
la época, se empieza a interesar por el montaje y no tarda en experimentar con
nuevas técnicas en sus obras. Viendo que los resultados fueron prometedores con
Cine-ojo, la vida al imprevisto (1924), su primer largometraje, donde perfeccionó
su método, decide embarcarse en proyectos más ambiciosos como La sexta
parte del mundo (1926) y ¡Adelante, Soviet! (1926). Pero su obra maestra
llegaría tres años más tarde con El hombre de la cámara (1929).
Fotograma de El hombre de la cámara. Superposición de imágenes que el objetivo de la
cámara es el ojo que todo lo ve.
’El hombre de la cámara supuso una revolución. En el título en cuestión, la cámara
se encuentra en el cielo, en los hogares, en lugares aparentemente imposibles
para un ser humano; es omnipresente y omnipotente, está deificada. Ella es la
protagonista’
Eisenstein ya había dirigido La Huelga, El acorazado Potemkin y Octubre. A su
vez, Pudovkin se había forjado un nombre con La Madre y El Fin de San Petersburgo.
El hombre de la cámara
Influido por sus propios experimentos y creencias, Vertov exprimió toda su
creatividad en El hombre de la cámara, supuso una revolución. En el título en
cuestión, la cámara se encuentra en el cielo, en los hogares, en lugares
aparentemente imposibles para un ser humano; es omnipresente y
omnipotente, está deificada (véase la imagen del operador, Mikhaïl Kaufman, y
la cámara sobrepuesta sobre la multitud), y llega a grabar al propio ’hombre de la
cámara’ en su recorrido por las calles de la ciudad; ella es la protagonista. La
película es una sucesión de imágenes de la vida urbana en tono semidocumental.
No hay una historia fija, sino un encadenado de planos sin aparente conexión; es
un poema visual con un suculento espíritu futurista. Todas las características
antes mencionadas se aplican a esta obra.
Como comentaba en la reseña de La Huelga de Eisenstein, hay un dominio
perfecto del montaje, con superposiciones de dos y tres planos al mismo tiempo,
a la vez que imágenes partidas y otras técnicas sorprendentes. También se llevan
al máximo las teorías promovidas por Lev Kulechov, donde el mismo plano de
una mirada parece observar más de cinco acciones diferentes, pareciendo en todo
momento que está viendo algo nuevo (por ejemplo la sesión de deporte, donde los
más cultivados encontrarán un divertido guiño al caballo de Muybridge). También
se utilizan otras técnicas como el stopmotion. También los constantes
movimientos de cámara aportan dinamismo. Al no contener intertítulos, Vertov
se ve forzado a crear una narrativa propia que concede universalidad a su obra.
Vertov dirige dos películas sonoras, Entusiasmo, sinfonía de Donbass (1931) y
Tres cantos para Lenin (1934), pero no se vio conforme con la férrea dictadura
estalinista y su pasión por crear se enfrió. Muere en 1954, prácticamente olvidado.
Capturas de “El hombre de la cámara”
Poster
Al igual que la película, el poster denota innovación en comparación al arte
ilustrativo utilizado en esa a finales de los 20s.