Los avances tecnológicos en la industria argentina. Ensayo de una evaluación relativa Author(s): Adolfo Dorfman Source: Desarrollo Económico, Vol. 17, No. 68 (Jan. - Mar., 1978), pp. 619-635 Published by: Instituto de Desarrollo Económico y Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3466411 Accessed: 15/06/2010 01:41 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=ides. Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org
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Dorfman, A. - Los Avances Tecnologicos en La Industria Argentina 1943-1973
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Los avances tecnológicos en la industria argentina. Ensayo de una evaluación relativaAuthor(s): Adolfo DorfmanSource: Desarrollo Económico, Vol. 17, No. 68 (Jan. - Mar., 1978), pp. 619-635Published by: Instituto de Desarrollo Económico y SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/3466411Accessed: 15/06/2010 01:41
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LOS AVANCES TECNOLOGICOS EN LA INDUSTRIA ARGENTINA. ENSAYO DE UNA EVALUACION RELATIVA
ADOLFO DORFMAN
I. - INTRODUCCION Y GENERALIDADES
La presente nota se propone retomar un tema que, hace ya muchos anios, fue objeto de un estudio detallado l que, por circunstancias fortuitas, nunca
llego a publicarse, perdiendose lamentablemente los originales. Nos referimos al uso del consumo energetico como medida del avance tecnologico en la industria.
La cuantia absoluta o relativa de la energia consumida, directa e indirec- tamente refleja -y hasta cierto punto mide- la mecanizacion, electrificaci6n, automatizacion de los procesos industriales y -a otro nivel- los avances tec-
nologicos que han tenido lugar en estos. Sin embargo, debe reconocerse que no representa indicio suficiente cuando se produce una revolucion tecnologica, un cambio radical en el proceso o los efectos de la organizacion interna de la
produccion en fabrica. La tesis sobre la que se asienta el presente ensayo, escuetamente expues-
ta, es la siguiente: en las industrias de transformacion en el mundo entero se operan cambios que sustituyen el trabajo humano por el trabajo mecanico, mediante la introduccion de equipos y lineas de produccion cada vez mas com-
plejos y sofisticados. Esas actividades se vuelven, en medida creciente, intensi- vas en capital, en detrimento del empleo directo del esfuerzo humano, Pero en los paises con insuficiente, o deficiente, desarrollo industrial, se verifican fenomenos adicionales a la modernizacion de industrias establecidas, que re- fuerzan ain mas la tendencia a un acrecentado insumo de energia; ellos se relacionan con los cambios en la propia estructura industrial, mediante la in- troducci6n de nuevos sectores, hasta entonces ausentes o apenas esbozados, inci- pientemente desarrollados, que son, casi por definici6n, de elevada intensidad en capital y en energia. Todo ello redunda en aumentar la productividad de la industria, sobre todo si se la mide en funci6n del trabajo humano que ha sido desplegado en el curso de la operacion.
1 Se trata de una investigaci6n sobre Empleo de la Energia en la Industria Argentina y la Productividad, completada en la segunda mitad del afio 1943, siendo entonces el autor director del Seminario de Economia Industrial en la Facultad de Ingenieria de la Universidad Nacional de La Plata. Vease tambien Revista de la Facultad de Ingenieria, diciembre 1942, vol. II, NQ 3, para algunos alcances preliminares, que luego fueron con- siderablemente perfeccionados. Puede consultarse asimismo Revista de Ciencias Economi- cas, abril-junio 1939.
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Antes de elaborar mas el tema especifico convendra introducir una breve digresion de caracter general, que servira de marco de referencia a aquel. Nu- merosos estudios han demostrado con toda claridad que la elasticidad producto del consumo total de energia (combustibles y energia electrica en todos sus empleos), en la sociedad moderna, despues de subir con rapidez durante un periodo inicial y de adquirir altos valores, se estabiliza primero y luego dis- minuye sensiblemente cuando las economias alcanzan un cierto grado de desa- rrollo, en el que se tiende a configurar estructuras y patrones de produccion y consumo mas simetricos o equilibrados. Ello se debe, por un lado, al empleo mas difundido de energias comerciales que acompanian a la modernizacion del campo, a la urbanizacion, al ascenso de actividades industriales, inclusive las de tipo pesado, que se ven, por el otro, en parte compensadas por la creciente difusion de la eficiencia termica en la transformacion y uso de la energia en procesos que ahorran combustibles, tanto en la industria como en el transpor- te pesado.
Ese fenomeno al nivel energetico global se repite, atenuado, en el sector de las industrias de transformacion, pero exhibe caracteristicas diferenciales en el campo de la energia electrica. Alli el aumento absoluto del consumo va generalmente de alto a muy alto, verificandose a tasas del 6,7 %/ o superiores al 10 %/ anuales en ciertos periodos de "explosion", mientras la elevada elas- ticidad resultante se mantiene por lapsos mas extendidos.
La sostenida tendencia a mecanizar y automatizar numerosas operaciones industriales hace que, en ese sector, la elasticidad producto sea aun mas alta y no muestre signos estabilizadores por mucho tiempo, merced a la incorpo- raci6n de tecnicas mas modernas, al acceso de actividades semiindustriales o artesanales a estratos superiores, a la insercion de actividades nuevas, mas electrointensivas.
Elaborando estadisticas disponibles para un gran numero de paises, que muestran una elevada dispersion de situaciones, estructuras, caracteristicas, para varios periodos historicos, se observa que la elasticidad producto del consumo de energia total se situa en un nivel del orden de 1,2, y que es de 1,7 para la energia electrica solamente. Para el conjunto de paises latinoamericanos esa elasticidad alcanzo valores menores, de 1,2, pero para la Argentina, tomando un extendido periodo historico, casi duplica esta iultima cifra. En paises que cuentan con largas series historicas, como los Estados Unidos y algunos de Europa occidental, se observa claramente la estrecha correlacion entre la me- canizacion industrial y la productividad obrera. Sin embargo, no debe perderse de vista que el fenomeno de la industrializacion en los paises en desarrollo no se verifica en el vacio; se encuentra muy intimamente interrelacionado, condiciona- do -y a la vez condicionante-, con otras manifestaciones en el ambito econo- mico y social. Se destaca entre ellos el proceso de la urbanizacion, de la for- macion de megalopolis, con la consiguiente expansion de los servicios electri- cos, que determina un ascenso del consumo electrico tan vigoroso, o acaso mayor, que en las industrias. A ese efecto recordemos que se ha verificado, para el nucleo urbano no industrial, una elasticidad ligeramente superior a la correspondiente al sector industrial.
Los parrafos anteriores describen con adecuada fidelidad la situacion que
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se registra en la Argentina. Sobre el ultimo medio siglo las tasas de aumento del consumo de la energia comercial por habitante, habiendo comenzado con un 1 /o en la primera mitad del periodo, escalan rapidamente niveles dos y tres veces superiores, para mantenerse, o declinar ligeramente con oscilaciones logicas dentro de las fases de los ciclos sucesivos. El consumo de energia total por unidad de producto se situo en aproximadamente 1 kg de petroleo equi- valente 2 por 1 dolar de producto, a precios de 1950, a mediados de la decada de los 50, habiendo declinado en los 15 anfos anteriores con una tasa decre- ciente del 1 % anual. El consumo de electricidad total por unidad de pro- ducto se situa a niveles no muy superiores (1 kwh por unidad de producto).
El coeficiente de electrificacion de toda la economia -que mide la re- lacion entre el consumo de electricidad, expresada en kwh, y el total de ener- gia, expresada en kg de petroleo equivalente- parte de niveles muy bajos, pero habiendose entre triplicado y cuadruplicado en el medio siglo a que se ha hecho referencia y llegado a .4 kwh/kg petroleo en visperas de la guerra, a .6 en la posguerra, a .8 hacia 1960, supera la unidad en afnos recientes. El avance no ha sido mas espectacular, indudablemente porque el consumo de combustible para vehiculos automotores es desproporcionadamente alto con respecto a otros usos (como acontece tambien en muchos otros paises latinoamericanos) y por la preponderancia de la generacion termoelectrica sobre la de origen hidraulico.
Conviene recordar que el consumo de energia electrica en las industrias de transformacion se duplica desde la preguerra con respecto al producto de ese sector y que, mientras alli se consume probablemente menos de una ter- cera parte del total nacional de energias, en electricidad solamente su partici- pacion es superior a la mitad.
De la breve sintesis que antecede sobre la relacion entre el consumo de energia electrica y el producto en la economia en general, y particularmente en el sector industrial, se desprende que conociendo la marcha del consumo electrico podria inferirse el comportamiento de la productividad, sobre todo si se elabora un patron que vincule aquel consumo al esfuerzo humano que sustituye o desplaza. De alli que nos parezca legitimo proponer el empleo de un coeficiente que relacione la energia electrica consumida para lograr una deter- minada produccion industrial con el nuimero de horas de obreros insumido para el mismo objeto. De tal manera el coeficiente se expresaria en kwh/horas obreras.
Cabe aqui la pregunta logica: lpor que abandonar la tradicional medida directa, tan difundida, de la productividad, mediante la expresion de producto/ obrero? Creemos que, para la finalidad que aqui nos proponemos, que es eva- luar los efectos de avances tecnologicos, tal coeficiente adolece de serias fallas, que pasaremos a enumerar.
La primera, y principal, deficiencia surge del analisis de la propia es- tructura del valor agregado industrial. Este consta fundamentalmente de dos componentes: la remuneracion del trabajo y la del capital, ambos muy lejos
2 Esa expresi6n se obtiene reduciendo todas las formas de energia utilizadas a la del petr6leo, usando los respectivos poderes calorificos, y sin tener en cuenta los rendi- mientos.
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de experimentar variaciones lineales en el tiempo o entre agrupaciones. En el primero, habra ciertas variaciones entre ramas, industrias y otras desagrega- ciones para igual jornada de trabajo, segiin la vigencia y condiciones de los contratos colectivos de trabajo, beneficios sociales, reglamentaciones nacionales y municipales, fuerza relativa de los sindicatos (los "grupos de presion"). Estas variaciones pueden desembocar en diferencias muy marcadas entre zonas geograficas o situaciones limites, sobre todo para algunos afnos. Pero el com- ponente "costo de capital" acusa diferencias ain mucho mais profundas y asimetricas; su monto sera muy sensible, en uiltima instancia, a un espectro tan heterogeneo y variado de factores como la composicion de ese capital (pro- porci6n de capital propio y ajeno y, en este uiltimo a su vez, la capacidad de captaci6n del ahorro interno), prestamos nacionales y extranjeros, puiblicos y privados, el grado de endeudamiento, naturaleza y origen de la propiedad de la empresa, su magnitud (la situacion es muy dispar entre empresas grandes, con mejores vinculaciones y facil acceso a fuentes de financiamiento externas a la empresa en condiciones privilegiadas, y las pequenias, que se encuentran restringidas en sus posibilidades y constreinidas a hacer frente a exigencias leo- ninas en los prestamos), condiciones del mercado, etcetera, y podra variar con- siderablemente de un umbral de tiempo a otro segun sea el costo financiero y otras modalidades de plaza.
Agreguemos a lo anterior las deformaciones que introduce la retencion de impuestos y otros gravamenes en algunas ramas, como por ejemplo tabaco, be- bidas alcoholicas o combustibles. En menor medida, al tomar al obrero como unidad se ignora la variacion de la jornada de trabajo.
Ademas, la comparaci6n de los indices producto/obrero a lo largo de los anos es muy aleatoria, ya que si bien el concepto de valores constante tiene cierta validez para universos muy vastos y complejos (como el conjunto de la economia o, acaso, todo el sector industrial), para grupos bastante desagregados (por ejemplo, a cuatro o cinco digitos) se requeriria elaborar indices especificos, tarea muy trabajosa y de resultados no muy fidedignos. En efecto, es conocida la variacion que se origina -a veces en un sentido y a veces en otro- entre gru- pos tales como alimentos (y tambien dentro de ellos) y vestuario, o bienes de consumo duradero (y separadamente para los electrodomesticos o autom6vi- les), o bienes de capital.
Algunas de las observaciones anteriores se atenuian para la comparaci6n del coeficiente que se analiza entre diferentes estratos tecnol6gicos de una mis- ma rama o industria. Claro esta que la misma definicion de esos estratos im- plica una petici6n de principios, salvo una investigacion muy en profundidad de la industria.
Las consideraciones anteriores no pretenden ser novedosas; se las ha re- senado, muy breve y esquematicamente por cierto, porque a nuestro juicio, llevan a concluir que para que el coeficiente producto (o valor agregado)/ obrero tuviera un significado coherente se requeriria un trabajo muy minucioso y considerable en la preparaci6n y elaboraci6n del material basico, que no se justifica por el tiempo y el costo que insumiria, ademas de no ofrecer un adecuado grado de seguridad.
En resumen, dada su estructura interna ese coeficiente esta midiendo la
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resultante de varios factores a la vez, algunos poco mensurables, y en conse- cuencia carece de verdadero rigor cientifico para el objeto que nos propone- mos, el de indagar sobre los avances -absolutos o relativos- del progreso tecnologico de una estructura en pleno periodo de transformacion.
Creemos que el coeficiente que aqui se propone, kwh/horas obreras -el denominador se designara en adelante con el simbolo HO- sortea la mayor parte de las objeciones anotadas. En primer termino, posee las verdaderas ca- racteristicas y atributos de un patr6n de medida en cuanto a su neutralidad, universalidad, homogeneidad en la expresion de sus componentes, relativa es- tabilidad e inalterabilidad en el tiempo. En efecto, tanto el numerador como el denominador miden "trabajo efectivo o energia" (derivados a su vez en "potencias": kw o la persona del obrero), se encuentran intimamente vincula- dos por multiples relaciones al fenomeno del avance tecnologico, y son de fficil, y relativamente exacta, medicion. En segundo lugar, se presta muy bien para la comparaci6n dentro de cada rama o la desagregacion que se elija, entre ellas, en el mismo pais o entre paises diferentes y a traves del tiempo 3.
Con todo, no cabe duda de que el criterio que se preconiza adolece de fallas; algunas podran corregirse, otras sean acaso intrinsecas al coeficiente mismo. Entre las fallas que hemos detectado en esta primera rapida revista de datos, y que son susceptibles de perfeccionarse en el futuro, algunas estain comprendidas dentro de HO y otras afectan al termino kwh. Veamoslas por separado.
1) HO: cabe perfeccionar esa expresion arribando al numero de horas resultante como sumatoria de las que laboran diferentes categorias de trabaja- dores, con variada ponderacion de acuerdo con sus calificaciones y posicion en el proceso productivo y, acaso, evaluando el tiempo que representa la par- ticipaci6n de los tecnicos a distintos niveles.
2) Kwh: podria ser util descontar -para ser utilizada separadamente- aquella parte de energia electrica consumida que pertenece a la categoria de insumos, como en industrias electrointensivas del tipo de las electrometalurgi- cas o electroquimicas y la industria del frio. Tambien podria pensarse en eli- minar la parte que no se usa directamente en el proceso productivo (ilumina- cion y acondicionamiento de locales, por ejemplo), aunque las estadisticas disponibles indican que se trata de una proporci6n muy reducida del total4. Para el futuro habra que tener en cuenta tambien que existen marcadas dis- crepancias entre los datos relativos al consumo eletrico contenidos en los Cen- sos y Estadisticas Industriales y los que proporcionan para uso industrial las
3 A ese respecto debe reflexionarse que para la comparacion hist6rica entre grandes grupos industriales (por ejemplo, a dos digitos) en el mismo pais, o en un mormento dado entre varios paises, hay que tener muy en cuenta la composici6n interna (el "mix") de cada grupo. Esa composici6n intera se altera sustancialmente en los paises en perio- dos de cambio de estructura industrial. Tal es el caso de la Argentina de la preguerra a la fecha, siendo los ejemplos mas notables -como era de esperar- los grupos dinamicos, de productos quimicos, metales, maquinaria y equipos, y vehiculos, aunque algunas in- dustrias vegetativas (como la textil) no han permanecido ajenas al proceso de cambio en la demanda. La conclusi6n a que se llega es que los conjuntos industriales deben desa- gregarse dentro de lo posible, para comnparar s6lo lo estrictamente comparable.
4 En 1946 no llegaba al 10 % del total; seguramente ahora es inferior al 5 %.
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Estadisticas Electricas de la Secretaria de Energia. Las primeras estarian sis- tematicamente sobrevaluadas. Existen fundadas sospechas de que la informa- ci6n del sector industrial especifico es mas deficiente y que, sin ser perfecta, es mejor la que se origina en las empresas electricas proveedoras, origen de los datos publicados en las Estadisticas Electricas. Pero la homologacion no es tarea sencilla, sobre todo por agrupaciones industriales, donde tambien se han anotado divergencias no tan faciles de explicar. Quedaria siempre sin re- solver la cuantia de la generacion propia de las empresas industriales, que constituye proporciones nada despreciables del total y donde tambien difieren ambas fuentes.
Podria, asimismo, pensarse en mejorar la representatividad que connota la energia electrica consumida por las industrias, agregandole la energia ter- mica que se hubiese empleado para usos que no fuesen la autogeneracion termoelectrica. Creemos que ese ejercicio solo seria significativo para procesos como la metalurgia, la fabricacion de cemento, la evaporacion o secado en gran escala y similares operaciones termointensivas. Pero es precisamente alll donde la cuantia del combustible consumido no daria la imagen cabal de los avances tecnologicos, porque estos generalmente redundan en importantes eco- nomias de combustible.
Finalmente conviene recordar que si bien en la etapa actual de la in- dustrializacion en la Argentina la elasticidad producto del consumo industrial de electricidad es alta y no muestra signos de declinacion, llegara el momento en que las tasas de aumento disminuyan, denotando una cierta saturacion, de la que se esta lejos aun en nuestro caso. Falta aun modernizar muchas indus- trias existentes y las nuevas industrias -que llenaran la brecha estructural- son de alta tecnologia y consiguiente intenso uso de la energia electrica. Entre ellas, algunas son por naturaleza electrointensivas, como por ejemplo la fabri- cacion de aluminio y eventualmente de cobre. La saturacion en el sector de demanda residencial se encuentra mas proxima al punto de tasas declinantes, en vista del alto grado de concentraci6n y electrificacion urbana ya logrado en la Argentina y, sobre todo, si persiste la desigual distribucion del ingreso que deprime la demanda para articulos electricos para el hogar y el consiguiente mayor consumo electrico. Es evidente que, a partir del nivel a que aludiamos al comienzo, la medida que utilizamos, de kwh/HO, perdera su rigor y habra que buscar perfeccionarla, sin abandonar su base conceptual. Pero, repetimos, ese momento todavia no se vislumbra en la Argentina.
Algunos ensayos permitiran establecer hasta que punto merece la pena enfrascarse en las mejoras que mas arriba se anotan. La decision deberia to- marse midiendo el costo del ejercicio en tiempo y dinero con respecto al per- feccionamiento que se obtiene, si es significativo o si solo contribuye a mejorar una coma decimal.
Antes de terminar esa larga introduccion conviene insistir en que estamos proponiendo una medida macroeconomica que sirva de instrumento comple- mentario eficaz para el analisis del pasado y para la planificacion o formulacion de politicas de desarrollo y fomento industrial, y no para estudiar la econo- mia de la empresa, la microeconomia. Seria este un tema totalmente distinto, que requiere de otros indicadores, a otros niveles, y que se plantea y resuelve en circulos distintos a los que va dirigido el presente ensayo.
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II. -APLICACION A ALGUNOS CASOS EN LA ARGENTINA
Utilizando las cifras contenidas en los Censos y Estadisticas Industriales, desde la preguerra a la fecha, hemos elaborado los indices del "grado de elec- trificacion" (kwh/HO) para las grandes agrupaciones censales. Es evidente que, dada la elevada agregacion con que se trabaja, las cifras resultantes tienen meramente el valor de sugerir tendencias basicas. Consideramos estos resulta- dos suficientes a los efectos del presente ensayo, que mas que ahondar en el tema se propone justificar la adopcion del coeficiente mediante la demostracion de su validez.
Para apreciar mejor el caracter solo general e indicativo de las cifras que aqui se consignan -y que motivan el hecho de que las presentemos redon- deadas, sin la ociosa pretension de un elevado grado de precision- debe re- cordarse que la cobertura de los sucesivos Censos y Estadisticas Industriales no siempre es la misma. Ello se refiere tanto al caracter, o "calidad", del esta- blecimiento incluido (con o sin obreros, que ocupan menos de 5 obreros, con o sin fuerza motriz), como al tipo de actividades que abarca (por ejemplo, servicios, como talleres en diferentes ramas, o labores semiextractivas, como lavado de lanas y desmotado del algod6n). Un calculo mas exacto demandaria prolijos ajustes y homologacion de categorias, que no creemos necesarios a esta altura de la investigacion, ya que los margenes de error asi introducidos no son significativos y las magnitudes que se presentan reflejan adecuadamen- te, en general, tanto la posicion relativa de las ramas como su evolucion historica.
Por otra parte, a efectos de valorar debidamente la importancia de estable- cimientos que podrian denominarse fabriles -y en consecuencia mis suscep- tibles de aplicar conocimientos tecnologicos modernos-, conviene observar que un numero muy elevado de los establecimientos registrados como del sector industrial, que pertenecen a la categoria de los que ocupan un numero menor de 10 a 15 obreros cada uno y representan una ocupacion en torno del 25 0/0 del total, aportaron un 10 /o de la produccion en 1939, mas cerca del 25 %/ en 1946 y un 15 /o en 1954, proporcion que se mantendria, a grandes rasgos, en 1974. Se perfila claramente el efecto del periodo belico, que origina estrecheces en el suministro de maquinarias y equipos con la consecuentemente mayor importancia relativa de las actividades con mayor intensidad de mano de obra.
Una primera indicacion de la marcha del fenomeno de la mecanizacion la ofrece el perfil del nivel de empleo obrero con respecto a la dotacion de fuerza motriz en motores electricos en los establecimientos industriales. Del cuadro 1 se desprende que el numero de obreros aumenta con tasa mucho me- nor que la fuerza motriz. El nivel maximo alcanzado en 1946 no se logra de nuevo y no se supera hasta 1954, para volver a bajar en 1964.
La falta de equipamiento durante los anos de la guerra y posguerra in- mediata motiva el mantenimiento, en general, de las pautas preexistentes de fabricacion y un estancamiento de la motorizacion. Ella se traduce en el retro- ceso del coeficiente expresado en HP/obrero. Despues del anio 1950 el repunte
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CUADRO 1
Ocupaci6n obrera y motorizaci6n el6ctrica en la industria argentina desde la preguerra a la fecha
Potencia Obreros (miles do HP) (miles) HP/obrero Indice
Nota: Para el aiio 1974, por falta de datos directos, el cdlculo tanto del numero de obreros como de la potencia electrica instalada es meramente conjetural. En las observaciones del cuadro 3 se explidan las hip6tesis que sirvieron de base a la estimaci6n del numero de obreros y de la energia electrica consumida. Si a ese ultimo dato se agrega el coeficiente de utilizaci6n de los motores elIctricos que da 1.500 horas para 1963 (no muy distinto de otros afios) y que podria asumirse como acerc&ndose a 2.000 horas en 1974, resultan las cifras del cua- dro. Indudablemente se trata de una idea muy gruesa de la posible realidad, pero segura- mente marca la tendencia.
es vigoroso y acelerado, siendo muy probable que ese ritmo se haya mantenido entre 1964 y 1974.
Entre 1946 y 1950 el personal obrero se mantiene practicamente esta- cionario, mientras que la potencia de los motores electricos aumenta en mas del 10 /o. Analizando el fenomeno por ramas, se observa que en muchas de ellas se producen bajas pronunciadas de ocupacion y que solo en textiles el aumento es importante (del orden del 10 %/o). Tambien en la rama textil se verifica un aumento importante de potencia electrica, que se observa igual- mente, en menor medida, en metales. Ello refleja la ampliacion, acompainada ,de modernizacion, de numerosos establecimientos textiles.
Del cuadro 2, en que se reuinen los resultados de los progresos de la elec- trificacion industrial argentina para afnos significativos -que marcan periodos bastante diferenciados para la evolucion de la industria en el pais-, se des- prenden algunas conclusiones que vale la pena resumir:
1. - El ascenso del coeficiente es muy lento desde la preguerra a la pos- guerra inmediata, resultado que era de esperar en vista de las dificultades in- troducidas por las operaciones belicas para los abastecimientos de equipamien- to industrial; es un poco mas rapido en la decada siguiente y se acelera signi- ficativamente en la posterior. A juzgar por las cifras globales que estimamos para el ano 1974, que no son enteramente fidedignas, el proceso de mecani- zacion habria continuado con impetu similar o superior.
2. - La evolucion en las grandes agrupaciones industriales muestra indu- dables signos de diferenciacion, en ciertos casos muy tajantes. A veces ello se debe al adelanto o retardo relativo en el proceso de modernizaci6n de las industrias o ramas ya establecidas (especialmente comparando las vegetativas y las dinamicas, aunque no necesariamente siempre en detrimento de las pri- meras); en otros casos a modificaciones mas o menos profundas o duraderas de la estructura misma de la agrupacion. Los mejores ejemplos son, de nuevo, los productos quimicos, metales, maquinarias y equipos.
EL AVANCE TECNOLOGICO EN LA INDUSTRIA ARGENTINA 627
3.- Como consecuencia de los fen6menos sefialados, la posicion relati- va de los grupos, medida por el coeficiente de electrificacion, se altera. Pese al indudable interes que reviste esa comprobaci6n, lo verdaderamente valioso seria desagregar esos universos en pequefios conjuntos bastante homogeneos y, dentro de ellos, separar los estratos de mas alta tecnificacion (que podria iden- tificarse con la nocion de "productividad" en sentido restringido), que mar- caria los rumbos del posible -o deseable- progreso.
CUADRO 2
Evoluci6n del grado de electrificaci6n (kwh/H'O) en la industria argentina, desde la preguerra, por grandes grupos
etc., electricos .4 .56 .72 1.2 Veliculos 0 (c) f (c) (c) 1.3 Total .76 .84 1.25 2.8 * Incluido en maquinaria. (a) El censo de esos afios no contiene informaci6n sobre horas obreras, ni siquiera sobre jora-
das de trabajo como en 1939, que se utiliz6 como base para calcular la jornada media y el numero de horas por anoi (que re.sult6 ser de 44 horas/semana y de unos 2.350 hora/afio respectivamente). A titulo provisorio aproximado -para no recurrir por brevedad a otras fuentes- se adoptaron 2.100 horasi/obrero/aino para 1946 y 2.000 para 1954. Es evidente que se trata s6lo de aproximaciones -que juzqamos suficientes para ese estudio preliminar- porque ademds se producen diferencias de jornadas medias por ramas industriales y por meses.
(b) Se intent6 separar el rubro "muebles de madera". Al no tenerse en los censos el dato detallado directo del consumo electrico, se lo estimo como resultante de la proporci6n que le corresponde en el equipamiento en motores electricos. Las cifras que se obtienen para muebles son: .11 kwh/HO para 1939; .20 para 1946; .29 para 1954.
(c) Se consider6 interesante desglosar "automotores" y "maquinaria". Recordando las limitacio- nes y supuestos explicados en (b) se obtiene para el coeficiente:
4. - Para ejemplificar la amplia dispersion que ocultan las grandes agru- paciones, citemos los siguientes casos para 1963: dentro de alimentos (coefi- ciente global 2.9), la elaboracion de harina alcanza a 5.1 y la de aceites vege- tales 8; dentro de caucho (coeficiente 4), los neumaticos 7; productos quimicos (7), los de caracter industrial 10.5; materiales terreos (4.1), cemento 20; productos metalicos (1.7), talleres de reparaciones electromecanicos 2.7; maqui- naria, etc., electrica (1.2), cables electricos 4; vehiculos (1.3), automotores 3.
5.- En algunas industrias, ejemplificadas por el petroleo, la disminucion del coeficiente en algunos afnos, mas que un retroceso tecnologico en los pro- cesos, junto con cierto grado de obsolescencia, revelaria exceso de personal, motivado por causas extratecnicas. En otras, relativamente homogeneas (como confecciones), indicaria probablemente una mayor dispersi6n de la producci6n en establecimientos muy pequeiios y en otras mas, de estructura mas hetero- genea como en materiales t6rreos, un mayor aumento relativo de aquellas ra- mas en las que predomina el trabajo manual.
En el cuadro 3 se ofrece la comparacion de los coeficientes para el con- junto industrial en los ulltimos cuarenta afnos, y en el cuadro 4 se establece la
CUADRO 3
Grado de electrificaci6n en la industria argentina
(a) En la estadistica industrial de ese afio no se consignan datos sobre horas obreras -adoptdn- dose por interpolaci6n aproximada de la jornada de trabajo el valor de 2.100 horas por obrero. afio- ni sobre la energia electrica consumida. Esta ultima se obtiene usando el promedio de horas que habrian trabajado los motores el6ctricos en 1946 y 1954, que da la relaci6n de 1.050 kwh/HP (se tiene el dato de la potencia de motores electricos instalados).
(b) Las cifras provisorias disponibles a la fecha no consignan datos sobre horas obreras ni del consumo de energia electrioa. Sin embargo, se juzg6 instructivo intentar una estimaci6n indi- recta, que se basa en los siguientes supuestos: 1) HO: Se supone que en 1974 se haya mantenido la proporci6n de obreros con respecto al total de personas afectadas a la actividad industrial de 1964, que fue del 60 % (vease anexo IV). Aplicando ese coeficiente a las 1,6 millones de personas que se computan en. 1974, da una cifra cercana a un mill6n de obreros. Si la jornada media de trabajo tambien hubiese sido aproximadamente la misma en ambos afnos, daria un total entre 1.800 y 1.900 mi- llones de horas obreras. 2) Kwh: Se consultan los datos del consumo industrial de electricidad de las Estadisticas Elec- tricas de la Secretaria de Energia, que da, para 1974, la cifra de 8.300 millones kwh. Te- niendo en cuenta la sobreestimaci6n de las cifras contenidas en los Censos y Estadisticas In- dustriales -que se mantiene por razones de homogeneidad de las series, y que se estima en un 20 a 25 % por comparaci6n con los anos 1954 y 1964-, daricl unos 10.000 millones de kwh. Para la energia electrica de autoproducci6n podria usarse el coeficiente de 1964 (que fue del 80 % de la comprada a la red), algo disminuido debido a la mejora en el suministro de servicio publico. Ello daria algo mas de 7.000 Mwh para la autogeneraci6n y aproximada- mente 17.000 Mwh para el consumo total.
Otra fuente para cifras sobre generaci6n propia industrial es la Estadistica Electrica mencio- nada m&s arriba, que da para 1974 la cifra de 4.600 Mwh. Teniendo en cuenta que para 1963 las cifras de ese origen presentaban un sesgo en mds de un 20 % (o sea de signo contrario de las Estadisticas Industriales -n6tese ademas que la distribuci6n por grupos industriales de la autogeneraci6n difiere bastante en ambas fuentes) quedarian unos 3.800 Mwh y para el total menos de 14.000 Mwh.
Se presentan los dos coeficientes, que probablemente indiquen los limites entre los cuales- pudo haberse situado el verdadero valor en 1974.
EL AVANCE TECNOLOGICO EN LA INDUSTRIA ARGENTINA 629
CUADRO 4
Comparaci6n de los criterios del valor agregado y de la electricidad consumida para la industria argentina, aiio 1963 (indices)
(a) El valor agregado no figura en el censo y se obtiene en forma aproximada restando del valor de la producci6n el de las materias primas y de los combustibles.
(b) Contiene los impuestos retenidos; eliminandolos la posicion relativa de la rama industrial se aleja considerablemente en la escala y se ensancha la diferencia entre ambos criterios.
comparacion, para el ano 1964, entre los coeficientes de electrificacion (kwh/ HO) con los tradicionales que miden el valor agregado por obrero, que en este case se refiere a horas obreras trabajadas por ser este un dato preferible que consigna el Censo, ademas del numero de obreros. Los valores se expresan en forma de indices, siendo 100 el correspondiente al conjunto de las indus- trias. Se observa la gran disparidad en la posicion relativa de los grupos, segun sea el criterio adoptado y, por consiguiente, las diferentes conclusiones que se derivarian en cada caso y hasta pautas para la accion.
Resumamos la evolucion experimentada por el coeficiente en las ramas que, con pequenas variaciones, representan en las cercanias de las tres cuartas partes del valor agregado del sector manufacturero en cualquiera de los anios que se consideran. Ella se observa en el cuadro 5.
Se observan los progresos lentos, y muy similares, de la electrificacion en el conjunto de las industrias vegetativas hasta mediados de la decada de los 50,
630 ADOLFO DORFMAN
CUADRO 5
Evoluci6n del grado de electrificaci6n en la industria argentina, por grandes agrupaciones
de toda clase, vehiculos .31 100 .36 115 .5 160 1.26 405
con aceleraciones en el decenio siguiente, sin alcanzar empero el ritmo acusado por las industrias quimicas y metalmecanicas.
Los aumentos del coeficiente en esas dos ramas dinamicas revelan la con- juncion de dos series de factores que obedecen a causas diferentes: la mecani- zaci6n y modernizacion de la industria existente, por un lado y, por el otro, la incorporacion de nuevas actividades, de mayor intensidad de capital y menor insumo relativo de mano de obra. El ascenso de la siderurgia y de algunas industrias quimicas basicas ilustra el punto anterior. Por otra parte, la con- solidacion de la fabricacion de automotores en plantas relativamente impor- tantes, juzgadas por las dimensiones del mercado argentino, no alcanzan a com- pensar con suficiente vigor la obsolescencia tecnica en numerosas fabricas de bienes de produccion, como la variada gama de maquinarias y equipos.
Lamentablemente se carece de cifras desagregadas para 1973, pero el aumento del coeficiente global que estimamos (vease cuadro 1) revelaria que el empuje del proceso de modernizaci6n no ha menguado en anios recientes.
EL AVANCE TECNOLOGICO EN LA INDUSTRIA ARGENTINA 631
ANEXO I
Horas obreras trabajadas y kwh consumidos en la industria argentina, varios anios, millones de cada unidad
1939 1946 1954 1963
HO Kwh HO Kwh HO Kwh HO Kwh
Alimentos
Bebidas
Tabaco
Textil
Confecciones
Madera
Muebles
Papel
Imprenta
Cuero
Caucho
Prod. quimicos
Petr6leo
Materiales terreos
Metalurgia basica
1Erod. metdlicos
Maquinaria, etc., no electrica
Maquinaria, etc., electrica
Vehiculos
Total
ffIf 306 890 280 287 400 417 370 5759
II|]~~ ] 1370 ~~~~~501 901
19.5 1.5 19.5 2.5 19 3 121 71
140 117 245 229 290 370 190 455
82 20 107 18 100 25 94 54
47 52 97 18 206 32 190 45
32 21
22 63 37 108 35 150 34 350
57 21 73 33 50 30 51 48
50 13 97 27 70 30 15 24
15 23 15 36 30 60 23 91
42 71 80 184 90 310 91 650
95 46 95 66 13 77 18 395
61 154 124 186 125 300 96 390
73 620 120 49 192 123 225 260
128 220
140 43 187 61 290 130 98 114
12
(a)
300
5
(a)
990
34 19
(a) (a)
1.900 1600
70 50 62 73
(a) (a) 260 345
2.000 2.500 1.715 4.810
(a) Incluido en maquinaria no el6ctrica.
632 ADOLFO DORFMAN
ANEXO II
Proporci6n de la remuneraci6n del trabajo (sueldos y salarios) sobre el valor agregado en la industria argentina, varios aios. (Por cientos)
1939 (a) 1946 1954 1963 1973
Alimentos
Bebidas
Tabaco
Textil
Confecciones
Madera
Muebles
Papel
Imprenta
Cuero
Caucho
Prod. quimicos
Petroleo
Materiales terreos
Metalurgia basica
Prod. metalicos
Maquinaria, etc., no electrica
Maquinaria, etc. electrica
Vehiculos
Total
135
10
33
42
1 44
56
68
63
61
47
69
62
59
38
61
63
65
62
32
45
39
31
27
12
38
40
50
41
(b)
36
34 10
41
36
39
34
37
37
30
27
10
38
41
50
31
(b)-
35
23
18
8
27
21
33
32
23
35
26
19
21
8
31
23
35
27
28
331
25
31
25
8
31
25
30
33
28
37
38
29
27
8
33
28
37
35
38
40
30
(a) Sobre valor agregado referido al costo en fdbrica. (b) rncluido en maquinaria no elctrica.
EL AVANCE TECNOLOGICO EN LA INDUSTRIA ARGENTINA 633
ANEXO III
Consumo de energia el6ctrica total y en la industria argentina (millones kwh), y evoluci6n del producto bruto del sector (indices)
Producto bruto Consvlmo de energia elctrica (b)
Millones Industrial % auto. Total Indices pesos (a) Indices (mill. kwh) generaci6n Indices (mill. kwh)
(a) En precios de 1960. (b) Fuente: Estadisticas Electricas, Secretaria de Energia. Notese que para los afios de releva-
mientos industriales las cifras difieren. Para varios anos de la d6cada de los 50 la autogene- raci6n fue estimada. Para 1977 los datos son estimados, pero el margen de error es muy pequeno.
634 ADOLFO DORFMAN
ANEXO IV
Proporci6n de obreros en el personal total en la industria argentina, varios anos
Nota: Se advierte el sistemdtico aumento relativo del personal administrativo (incluido el directi- vo) con respecto a lo que podria denominarse la autentica "fuerza de trabajo". Eso refle- ja, hasta cierto punto, la tendencia generalizada a la burocratizaci6n de las tareas de toda indole en la sociedad moderna, aunque en parte corresponde a una genuina modi- ficaci6n en la organizaci6n del trabajo industrial, en virtud de la cual determinadas opera- ciones y componentes se transfieren del &mbito de la fdbrica a las oficinas tecnicas.
ANEXO V
Equipo electrico en la industria argentina y el grado de su utilizaci6n, varios aiios
(a) Se cuenta solamente con el dato de la potencia total de motores electricos, que es de 3.240 Mw. Se los reparte tentativamente aplicando en forma aproximada la relaci6n de horas de uso que se tuvo en 1954, corregido por la mejora de utilizaci6n que se observa en 1964: 1.480/1.370 = 1.08. La capacidad de generaci6n se obtiene aplicando el promedio del respec- tivo coeficiente para 1954 y 1946, que da un 50 % de reserva y un 30 % respectivamente. Se toma un 40 %.
Nota: Se observa que en ciertos periodos aumenta la proporci6n de autogeneraci6n sobre el con- sumo electrico total por las industrias, sin duda como respuesta a la insuficiente oferta de fluido electrico de servicio piblico, situaci6n que mejora sobre todo en los afios 70. (Vease el anexo III para apreciar la disminuci6n relativa de la energia electrica de autogeneracion industrial y el aumento de la participaci6n del sector en la energia facturada total do servicio piblica en el ultimo decenio).
Fuente: Estadisticas y Censos Industriales.
EL AVANCE TECNOLOGICO EN LA INDUSTRIA ARGENTINA 635
ANEXO VI
Distribuci6n del consumo de electricidad por destino en el Gran Buenos Aires (a) y el resto del pais (por ciento del total) (b)
Gran Buenos Aires Resto del )pais Consumo total
Servicio publico y autoprod. Servicio piiblico y autoprod. Argentina (Mwh)
(a) Gran Buenos Aires "eledtrico", que sobrepasa al Gran Buenos Aires "econ6mico" y se extiende hasta abarcar La Plata.
(b) Incluye la autoproducci6n (salvo indicacion en contrario). Ademas de la autoproducci6n en es- tablecimientos industriales, comprende a la mineria y otros rubros menores. La parte corres- pondiente a la industria manufacturera representa, con pequefias variaciones segun los anos, una parte preponderante del total.
Notas: 1. - Se observa que la importancia relativa de la regi6n del Gran Buenos Aires como
consumidor de energia electrica va disminuyendo en el ultimo cuarto de siglo. De las tres cuar- tas partes o dos tercios del total (segun que se incluya o no la autoproduccion) baja a la mitad. El consumo que podria denominarse "urbano no industrial" (residencial y comercial) que acom- pafia a la concentraci6n industrial y urbana evoluciona mas r6pidamente que el industrial pro- piamente dicho y practicamente le iguala en afios recientes. La proporci6n de la autoproducci6n industrial sobre el total consumido por esas actividades fluctua bastante en funci6n, entre otros factores, de la oferta de fluido electrico de servicio publico.
2.- La posici6n relativa del resto del pais va ganando terreno correlativamente con aquel atraso relativo, posiblemente en buena medida gracias a la formacion del eje urbano-industrial hasta Rosario y a la ciudad de C6rdoba. Sin embargo, se observa que predomina sobradamente el consumo industrial sobre el "urbano no industrial", signo muy caracteristico de zonas menos desarrolladas, y prevalece la autoproducci6n. Esto ultimo denotaria, ademds de algunas -a veces notorias-- deficiencias del servicio publico en el interior, la existencia de actividades que ademas de la energia electrica usan vapor para sus procesos (como por ejemplo ingenios azucareros y plantas integradas o semiintegradas de pasta y papel), o la fabricaci6n de cemento, la mineria, etc. Con todo, la incidencia de la autoproduccion va descendiendo en forma relativa.
3. - De 1966 a 1970 inclusive se cuenta con estadisticas completas y fidedignas del consu- mo de energia electrica en el Gran Buenos Aires por agrupaciones CIU. De esos cuadros se desprende que las industrias de alimentacion y vestir representan una tercera parte del total (contribuyendo aproximadamente la mitad cada uno), igual que metales y maquinarias, mien- tras a productos quimicos y afines corresponde un 15 %. En la preguerra (1937-39), sobre la base de informaciones no estrictamente comparables, se habria tenido la mitad del total para alimentaci6n y vestir (tambien compartido por partes iguales), s6lo un 10 % para metales y maquinaria y el mismo 15 % para las industrias quimicas.
Esas estadisticas detalladas se refieren a las industrias que abonan la "Tarifa N? 5", para demandas mayores de 50 kw. Su consumo electrico representa en ese periodo 1966-70 un 75 % de todo el consumo industrial en el Gran Buenos Aires. Ello indicaria que los talleres pequefos y muy pequenos concurren con la cuarta parte del consumo. En la preguerra -y con las sal- vedades ya anotadas- las proporciones verosimilmente habrian sido mitad y mitad.