04.020 - Scripta 36/1
DIMENSIN PASTORAL DE LA TEOLOGA Y TEOLOGA PASTORAL
RAMIRO PELLITERO
Resumen: El estudio presente desea ofrecer, en primer trmino,
elementos de juicio para clarificar el significado de la dimensin
pastoral de la teolo- ga. A continuacin se pregunta por las
condiciones principales de un que- hacer teolgico pastoralmente
sensi- ble. Por otra parte, una reflexin sobre la dimensin pastoral
(o prctica) de la teologa quedara incompleta si no intentase
iluminar la recproca dimen- sin teolgica de la pastoral. Por l-
timo, cabe dilucidar si la dimensinpastoral de la teologa hace
intil o redundante la existencia de una Teo- loga pastoral como
disciplina teol- gica, o, por el contrario, pide en nues- tros das
una asignatura propia en el curriculum teolgico.
Palabras clave: Teologa pastoral, Teo- loga, Pastoral,
Iglesia.
Abstract: The present study aims, in the first place, to provide
elements helpful in clarifying the meaning of the pastoral
dimension of theology. It then expounds the main conditions for a
pastorally relevant theological task. Furthermore, it discusses the
re- ciprocal theological dimension of pas- toral reality, without
which the pasto- ral (or practical) dimension of theology would
remain incomplete. Lastly, the article considers whether the
pastoral dimension of theology renders useless or superfluous the
exis- tence of Pastoral theology as a theo- logical subject, or, on
the contrary, de- mands a proper discipline in the actual
theological curriculum.
Keywords: Pastoral Theology, Theo- logy, Pastoral, Church.
El Concilio Vaticano II quiso ser un concilio pastoral. Esta
caracterstica impregn la reflexin que all tuvo lugar e influy
decisivamente para que la teologa recordara su intrnseca dimensin
existencial y salvfica, pastoral en ese sentido. ste es el punto de
partida del presente estudio. La teologa no se puede concebir,
desarrollar o ensear al margen de la vida cristiana y de la
misin
eclesial, a riesgo de caer en la abstraccin o en el
racionalismo. Pero tampoco cabe una pastoral o una prctica
cristiana al margen de la teologa, pues degenerara en un
pragmatismo, o incluso en un fidesmo existencial. Qu sig- nifica,
entonces, en concreto, que la teologa tiene un carcter pastoral?
Cmo reconocerlo y hacerle justicia, tanto desde la teologa como
desde la pastoral o el apostolado cristiano?
La reflexin que sigue quiere ofrecer, en primer trmino,
elementos de juicio para clarificar el significado de la dimensin
pastoral de la teologa. A continuacin se pregunta por las
condiciones principales de un quehacer teolgico pastoralmente
sensible. Por otra parte, una reflexin sobre la dimen- sin pastoral
(o prctica) de la teologa quedara incompleta si no intentase ilu-
minar la recproca dimensin teolgica de la pastoral. Por ltimo, cabe
dilucidar si la dimensin pastoral de la teologa hace intil o
redundante la existencia de una Teologa pastoral como disciplina
teolgica, o, por el con- trario, pide en nuestros das una
asignatura propia en el curriculum teolgico.
1. QU SIGNIFICA LA DIMENSIN PASTORAL DE LA TEOLOGA
Nos referimos en primer lugar al adjetivo pastoral, escrito en
el ttulo de este trabajo entre comillas. En la Iglesia lo pastoral,
al menos desde la Regla pastoral de Gregorio Magno (s. VI), denota
lo correspondiente a los Pastores, es decir, a la jerarqua. Sin
embargo, la teologa no es exclusiva del clero, y tampoco
pretendemos emplear aqu el adjetivo pastoral para significar una
aplica- cin de la teologa a las funciones de los clrigos. Cuando
Juan XXIII, en su discurso de inauguracin del Concilio Vaticano II,
hablaba del carcter pre- dominantemente pastoral que haba de tener
el magisterio del Concilio, no aluda al hecho obvio de que los
Padres conciliares fueran Pastores. Se refera a lo que luego se ha
llamado el carcter pastoral del Vaticano II; es decir, la di-
mensin salvfica o apostlica, evangelizadora o kerigmtica
(misionera, en el sentido amplio de la expresin), sapiencial o
espiritual, existencial o dinmica, o si se prefiere prctica, de las
enseanzas conciliares.
a) La teologa como sabidura o ciencia prctica
Es sabido que para Santo Toms la teologa constituye una
prolongacin del anuncio de la fe, a partir del smbolo y de la
catequesis. No en la lnea de la proposicin autoritativa y
magisterial de la verdad revelada, sino en cuanto a la percepcin
intelectual del contenido. La teologa, como la existencia
cristia-
RAMIRO PELLITERO
DIMENSIN PASTORAL DE LA TEOLOGA Y TEOLOGA PASTORAL
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na, se sustenta en la fe, y es fruto de la dinmica que esa fe
imprime en la inte- ligencia creyente; pero, tal como la practica
el Aquinate, no adelanta la con- templacin como modo de
conocimiento de Dios (intellectus), sino que proce- de de modo
discursivo y especulativo, por medio de la investigacin (ratio). Es
ciencia esencialmente especulativa y derivadamente prctica,
(sabidura per mo- dum cognitionis): se presenta as como
esencialmente especulativa en cuanto que profundizacin en nuestro
conocimiento de Dios y del camino hacia l, Cris- to, a quien nos
hemos de unir y a quien hemos de imitar. Y, de otra parte, co- mo
ordenada a la contemplacin y como fuente y criterio para la praxis,
realida- des a las que est vinculada, aunque no las produzca en
cuanto tales 1.
De acuerdo con esta visin, en un primer momento la teologa lleva
a profundizar en lo credo y se ordena a la contemplacin. En un
segundo mo- mento lleva a relacionar con la verdad todos los dems
conocimientos sobre la realidad. En este segundo momento donde se
manifiesta su naturaleza sapien- cial, la teologa, sin dejar de
tener en cuenta la contemplacin, se sita ante la accin.
Frente a la posicin aristotlico-tomista, la corriente
agustiniana tiende a considerar la teologa como una actividad
eminentemente prctica. Esa co- rriente puede tipificarse, en
palabras de Congar, por la negativa a considerar el orden de la
especificacin separadamente del ejercicio, o la forma separada de
su estado existencial concreto, o finalmente el conocimiento fuera
del fin que en l persigue. (...) Para el agustinismo, la finalidad
o el valor forman parte de la ontologa misma. (...) En consecuencia
la teologa es, en nosotros, una acti- vidad que, en cuanto a su
cualidad intrnseca o a su especificacin, entra de nuevo en el orden
de lo que yo puedo hacer para salvarme y unirme a Dios. Es un
habitus afectivo 2.
Conviene notar que as como la orientacin metafsica y ontolgica
de la teologa no implica una traicin a la historia de la salvacin,
la orientacin prctica, afectiva o espiritual de la teologa reconoce
que el Sujeto de la Teo- loga, al que todas las cosas se refieren,
es Dios mismo 3.
1. Vid. J.L. ILLANES, Sobre el saber teolgico, Madrid 1978, pp.
22ss. Cita en p.51.2. Y. CONGAR, La fe y la teologa, Barcelona
31981, p. 320. La corriente agustinianapervivi en la escuela
franciscana. En el tema que nos interesa cabe destacar a S.
Bue-naventura y al Beato Duns Scoto. Cfr. J. RATZINGER, Die
Geschichtstheologie des hlg. Bo-naventura, Munich-Zurich 1959; J.L.
ILLANES, Estructura y funcin de la teologa en JuanDuns Scoto, en
Scripta Theologica 22 (1990) 49-86.3. Cfr. J. RATZINGER, Qu es
teologa?, en IDEM, Teora de los principios teolgicos.Materiales
para una teologa fundamental, Barcelona 1985, pp. 382ss. El autor
sostieneque la ocupacin central de la teologa es Dios; por tanto su
tema ltimo y autntico
La distincin entre el carcter especulativo o prctico de la
teologa se re- flej con gran radicalismo despus del Concilio
Vaticano II, al oponerse la or- todoxia a la ortopraxis. Entendida
en un sentido radical, la ortopraxis presupo- na que no existe una
verdad anterior a la praxis, sino que la verdad es producida por la
praxis correcta. En la interpretacin de J. Ratzinger, por este
camino la teologa se converta en una reflexin sobre la praxis, pero
esto su- pona que la verdad se haca un producto del hombre, y esto
es inaceptable pa- ra la fe. Sin llegar a esos extremos, caben las
posiciones occidentales burgue- sas, donde predomina la ciencia
prctica a expensas de la verdad. Esa dinmica implica la aceptacin
positivista de que la verdad no puede ser conocida, principio que
ha aparecido como garante de la tolerancia y el plura- lismo 4.
En cualquier caso, el telogo debe aspirar a ser santo. Sin esa
aspiracin, no slo estara privado como cualquier hombre de aquello
que le permi- tira alcanzar su perfeccin, sino que su trabajo
teolgico no alcanzara el fin al que est ordenado. Sin la rectitud
moral, difcilmente puede la inteligencia ser fiel a las exigencias
que implica la bsqueda de la verdad 5.
No bastara entonces con afirmar que la teologa tiene una
dimensin prctica? As es, a estos efectos, si se es consciente de lo
que se dice. La accin del cristiano viene a ser una traduccin
prctica de la Teologa dogmtica y ne- cesaria para que sta alcance
su pleno sentido. Esto es as porque el obrar cris- tiano es
esencialmente un obrar segundo, una respuesta a la accin primera de
Dios hacia el hombre (...). Obrar cristianamente es por tanto ser
introducido por la gracia en el obrar de Dios, es amar con Dios, y
slo ah se realiza un co- nocimiento (cristiano) de Dios, pues quien
no ama no ha conocido a Dios, por- que Dios es amor (1 Jn 4, 8) 6.
En efecto, la accin del cristiano supone en primer trmino la obra
salvadora de la Trinidad y por tanto tambin la Iglesia, de modo que
la comunin de los santos indica precisamente la integracin re-
cproca total de las acciones de todos los que aman 7.
no es la historia de la salvacin, la Iglesia o la humanidad, y
por ello debe discurrir al modo filosfico. Piensa que la escuela de
San Vctor y la teologa franciscana primitiva dieron un salto
indebido al proponer como objeto de la teologa las opera reparatio-
nis (la historia de la salvacin) o el Cristo total.4. Cfr. ibid.,
p. 384. En opinin de Ratzinger, aqu tiene su raz el rechazo al
cate- cismo durante la dcada de los setenta (s. XX) y tambin el
desplazamiento que la psi- cologa ha obrado sobre los enunciados
objetivos, en el mbito de los ejercicios espiri- tuales y de la
direccin espiritual.5. Cfr. J.L. ILLANES, ibid.6. H.U. VON
BALTHASAR, Lamour seul est digne de foi, Aubier-Montaigne 1966,
pp.142 y 149 (Slo el amor es digno de fe, Salamanca 1995).7. Ibid.,
pp. 152s.
Pero la asimilacin de la pastoral a la prctica tiene de hecho el
ries- go de igualar pastoral a pragmtico o funcional. De esta
manera hacer pas- toral puede oponerse a la reflexin teolgica y
desembocar en un activismo po- co sensible a la profundizacin en la
fe. En una lnea parecida (funcionalista) se sita la no rara
asimilacin de pastoral y actividad parroquial: lo que no
esparroquial como por ejemplo, trabajar como capelln de un hospital
o co- mo formador en un seminario no sera pastoral. Una tercera
deformacin es la asimilacin de lo pastoral a lo popular,
interpretado como lo simplifica- do o lo imperfecto.
Lo que en todo caso interesa destacar ahora es que la prctica
(el apos- tolado de todos los cristianos, la pastoral de los
Pastores) no puede separarse de la teologa, es decir, de la fe que
busca entender y obrar en consecuencia. En la poca del Vaticano II
se mostr la vecindad de esta dimensin pastoral de la te- ologa con
la dimensin antropolgica y, ms ampliamente creacional e hist- rica,
del mensaje del Evangelio. La dimensin histrico-salvfica de la
salvacin llev tambin al redescubrimiento de la vida de la Iglesia
como lugar teolgico, y por tanto, a dar mayor cabida al mtodo
inductivo (arrancar de los hechos y de la historia).
Al concluir el Concilio Vaticano II, Pablo VI invitaba a
desarrollar una teologa que sea a la vez pastoral y cientfica 8. La
renovacin pastoral de la teo- loga fue, en el Concilio y a partir
del Concilio, tan importante como la ecle- siolgica, aunque con
frecuencia ambas entendidas de modo insuficiente o cla- ramente
inadecuado.
La dimensin pastoral de la teologa afecta tanto a la Teologa
dogmti- ca como al resto de las disciplinas teolgicas. Por eso la
distincin entre lo doc- trinal y lo pastoral no es una distincin
rigurosamente adecuada. Lo pastoral no se opone a lo doctrinal, ni
lo rebaja en su verdad, ya que slo con alimento verdadero se
apacienta autnticamente el hombre. Pero la exposicin pastoral de la
doctrina no se contenta con conceptualizar, definir y deducir;
quiere acer- carse de manera comprensible al hombre con sus
interrogaciones y expectati- vas 9. Con otras palabras, la teologa
en la medida en que es teologa tiene en- tre sus dimensiones la
forma, la mirada, la intencionalidad, la sensibilidad salvfica; est
abierta a todo lo humano sin disolverse en ello, en cuanto que se
interesa por Dios y su obrar salvfico e histrico.
8. PABLO VI, Alocucin al Congreso Internacional de Teologa, Roma
1.X.1966.9. Contina el texto: Pastoral indica una modalidad, a
saber, la apostlica (I.L.Suenens) y misionera, de presentar la fe
cristiana teniendo presente tambin al hombremoderno (R. BLZQUEZ,
Introduccin general, en la edicin del Concilio Ecumnico Va-ticano
II, Madrid 1993, pp. XVss. La cita es de la p. XXXII).
En el fondo, la dimensin pastoral de la teologa se corresponde
con la dimensin dinmica o existencial de la fe misma, como
principio de conversin y de salvacin (fides qua creditur) que
depende sobre todo de la vida personal. Este aspecto no se opone,
antes al contrario, est asociado por la profesin de la fe en el
bautismo a la fe de la Iglesia, como aspecto objetivable y co-
municable (fides quae creditur).
La dimensin dinmica o salvfica de la fe se ha traducido
continuamen- te en el quehacer teolgico. Para los Padres de la
Iglesia la actividad del pensa- miento es inseparable de la vida y
de las necesidades pastorales. San Agustn po- ne los conocimientos,
tambin los de las ciencias profanas, al servicio de sus
explicaciones del misterio cristiano. En el s. XII, San Bernardo
edifica la fe con una fuerte dimensin sapiencial. Santo Toms
prefiere ensear no en abstrac- to, sino a partir de los textos
sagrados, y defiende la cualidad eminentemente especulativa de la
teologa en orden a la salvacin. Sin embargo, a partir del s. XIV se
separan las figuras del doctor y del pastor u hombre espiritual. S-
lo dos siglos despus aparecen obras de Teologa espiritual. La
Teologa pasto- ral surgida en el s. XVIII nace con una
insuficiencia teolgica, que se ir corrigiendo por la renovacin
suscitada en Tubinga. En el siglo XX se consoli- dan sectores o
mtodos teolgicos que subrayan el servicio salvfico de la Igle- sia
al mundo (misionologa, eclesiologa, pastoral, antropologa, etc.)
10.
b) La teologa como servicio a la misin de la Iglesia
Que la teologa tiene una dimensin pastoral tambin quiere decir
en- tonces que desde su mismo ncleo, como fe que busca entender, la
teologa na- ce, vive y se finaliza en relacin con la misin
salvadora de la Iglesia.
La teologa, toda ella, es desarrollo de la fe cristiana, que es
una fe in Ec- clesia, que se da y vive en la Iglesia y a su
servicio. La razn de ser del telogose escribi en los aos del
Concilio Vaticano II no es la curiositas que mue- ve a saciar el
ansia personal de saber, sino un servicio consciente a la Iglesia
(...). Los doctores en la Iglesia no agotan su misin en la
contemplacin de la ver- dad. El rigor de su investigacin se ordena,
por naturaleza, in aedificationem Corporis Christi. La teologa
lleva hincada en su propia esencia una funcin ke-
10. Cfr. Y. CONGAR, La fe y la teologa, o.c., pp. 291ss. En su
opinin, aunque la teo- loga debe renovar su comprensin del misterio
cristiano a partir de la experiencia exis- tencial del hombre o su
bsqueda de sentido, no puede renunciar a una metafsica del ser por
una pura fenomenologa de las intenciones y de las relaciones
espirituales (ibid., p. 350).
rigmtica (...). Este sentido social y pblico de la sacra
doctrina delimita el es- tatuto del telogo en la vida eclesial como
una diakona, como un servicio res- ponsable 11.
Segn esto, no podra asimilarse simplemente lo pastoral a lo
eclesial ? Se trata de una tendencia en los textos que tratan de
temas teolgico-pastorales. Nuestra opinin es que, siendo legtima
esa equiparacin en la perspectiva delcarcter pastoral tanto del
Concilio Vaticano II como de la teologa, en el mo- mento actual
conviene atenerse a la tradicin eclesiolgica, reservando el tr-
mino pastoral para lo que hacen los Pastores, es decir, los
miembros de la je- rarqua. Toda accin pastoral es apostolado en
sentido amplio, pero no toda accin de apostolado, o accin eclesial,
es accin pastoral.
2. CONDICIONES PARA UN QUEHACER TEOLGICO SENSIBLE A LO
PASTORAL
Dicho todo lo anterior, habra que aadir enseguida: no hay que
dar por supuesto que la dimensin pastoral de la teologa se
manifieste automticamen- te y fructuosamente con slo comprender en
qu consiste. Lgicamente, el ar- gumento desembocara en una
cualificacin de la teologa misma, para que ten- ga sus plenas
dimensiones.
El redescubrimiento de la dimensin pastoral de la teologa ha
venido impulsado, en buena parte, por las necesidades pastorales se
nos dispense ya de las comillas. Es decir: por las necesidades de
la Iglesia y de la transmisin de la fe en una situacin de fin del
rgimen de cristiandad y extensin de la des- cristianizacin. Esto
apunta a que la Iglesia misma, que se comprende como misin, no
puede vivir ya sin sus plenas dimensiones; entre ellas, la corres-
ponsabilidad de todos a la hora de contribuir a su edificacin, que
se enraza en la Comunin.
a) La teologa como compaa, caridad y responsabilidad
Despus del vigsimo aniversario del Concilio Vaticano II, la
teologa ha ido adquiriendo una mayor conciencia de su eclesialidad.
Esta conciencia se
11. P. RODRGUEZ, A. GARCA SUREZ, J.M. CASCIARO, Nota preliminar
a la Bi- blioteca de Teologa, en K. ALGERMISSEN, Iglesia Catlica y
Confesiones cristianas, Ma- drid 1963, pp. 1-14 (cita en pp.
11s).
asocia a un subrayar su papel acompaante de la vida cristiana
frente a los re- tos de la historia, desde la raz de la caridad y
con una fuerte responsabilidad ante Dios y los hombres.
Eclesialidad de la teologa, como presupuesto en el que vale la
pena insis- tir. Este principio se basa en que slo en el testimonio
de la Iglesia, y por me- dio de l, poseemos el evangelio de la
accin salvfica y liberadora de Dios en Jesucristo como noticia
original de ste en la Sagrada Escritura 12. La teologa slo es
posible en la communio de la Iglesia, en la norma de la traditio
viva, de la que viene a ser como la memoria refleja. En su
verdadero sentido la eclesia- lidad no significa atadura a un
sistema doctrinal abstracto, sino insercin en un proceso vivo de
tradicin y comunicacin, en el que se interpreta y actualiza el
Evangelio. As se supera la alternativa poco feliz entre la
interpretacin subjeti- va y objetiva de la verdad. Junto al dogma,
se dan otras formas de tradicin, co- mo son la liturgia, la
predicacin y el testimonio de la Iglesia 13.
Por su eclesialidad, la teologa se perfila, en primer trmino,
como una compaa de la vida y de la fe. En cuanto tal, se sita en
los contextos histricos contemporneos como el mundo llamado
postmoderno y el contexto de los pobres y necesitados 14, el corazn
humano que la teologa debe man- tener abierto al Misterio 15, a la
esperanza y al amor y, ante todo, la Revela- cin de Dios. La
teologa, pensamiento de la fe, se hace entonces pensamien- to de su
compaa, conciencia refleja de la comunin, del testimonio y del
servicio de los que estn en camino hacia la Jerusaln prometida
16.
12. W. KASPER, Situacin y tareas actuales de la teologa
sistemtica (Prlogo), enIDEM, Teologa e Iglesia, Herder, Barcelona
1989, pp. 7-27 (cita en p. 13).13. Cfr. ibid. La referencia prctica
de la teologa tiene segn este autor sus ra-ces irrenunciables en el
ejercicio de la fe, de la vida, de la predicacin y del culto de
laIglesia, de sus comunidades y colectividades, y debe acompaar a
esa praxis con unaadecuada crtica. Vid. tambin W. KASPER, Zur
Wissenschaftspraxis der Theologie, enAA.VV., Handbuch der
Fundamentaltheologie, vol. 4, Herder, Freiburg-Basel-Wien1988, pp.
242-277: ah seala que la teologa encuentra su Sitz im Leben en el
tripleministerio eclesial: proftico, sacerdotal y pastoral (cfr.
pp. 245ss); entiende que unaconciliacin entre teora y praxis slo
puede realizarse en perspectiva teolgica, y a con-dicin de que esa
perspectiva incluya la Iglesia como comunidad de lenguaje y
comu-nicacin (p. 250).14. De ah el anhelo de justicia y el reclamo
de un nuevo orden social, presentes enla teologa de la liberacin.
Como tambin los riesgos: una lectura sociopoltica, y portanto
reducida, de la realidad; una respuesta funcionalista y una bsqueda
del xito,despreocupada de la cruz (cfr. B. FORTE, La teologa como
compaa, memoria y profeca,Salamanca 1990, p. 37).15. Vid. al
respecto E. ROMERO-POSE, La vuelta al misterio y la enseanza de la
teo-loga, Revista Espaola de Teologa 61 (2001) 7-51.16. B. FORTE,
ibid., p. 132.
La teologa se alimenta del sentido de la fe y sirve a la comunin
sien- do explicitacin razonada de la santidad. Muestra cmo la
verdadera amenaza para la comunin eclesial est en la falta de
conversin intelectual o moral o re- ligiosa 17. La teologa se deja
ayudar por el Magisterio de la Iglesia en su funcin de servicio a
la unidad y a la transmisin de la fe, y al mismo tiempo le rinde su
servicio de profundizacin en el conocimiento de la verdad. Nace del
serviciodesea hacerse cargo de las necesidades de la comunidad
cristiana y se rea- liza en el servicio a Dios y a la misin de la
Iglesia, y por tanto al hombre.
En segundo lugar, pertenece a la tarea propia de la teologa
aumentar la inteligencia de la fe abriendo el camino a una
comprensin ms penetrante y rica de la revelacin del Dios Amor. De
este modo (la teologa) establece no s- lo la unidad entre la
especulacin y la praxis, sino que elabora tambin met- dicamente un
discurso de fe que respeta su orientacin esencial a la vida por
medio de la caridad: fides quae per caritatem operatur (Ga 5, 6)
18.
La caridad puede considerarse como forma vital de la Iglesia y
su mi- sin 19. La caridad en la Iglesia es signo de la caridad que
es Dios mismo en su Trinidad, aunque en l es semper maior. En la
Iglesia, la caridad debe impreg- nar las relaciones interpersonales
y las instituciones, siendo como la forma de la comunin. Este
enfoque permite superar falsas alternativas en la misin evan-
gelizadora de la Iglesia, como las que se plantean a veces entre
testimonio y anuncio, identidad y dilogo. Desde esa perspectiva
puede entenderse la opcin preferencial por los pobres como una
forma especial de primaca en el ejercicio de la caridad cristiana,
de la cual da testimonio toda la tradicin de la Iglesia 20.
Segn P. Coda, la opcin preferencial por los pobres realiza la
forma ca- ritatis del testimonio y del anuncio de la Iglesia, al
igual que constituy el eje
17. Cfr. B. LONERGAN, Mtodo en teologa, Salamanca 1988, p. 316.
En palabras de un buen conocedor de Lonergan, para ste la conversin
religiosa se relaciona en ma- nera intrnseca con las conversiones
intelectual y moral. Inteligencia, bondad y santidad se integran
entre s, no en trminos de algn ideal clsico, sino en la prctica
continua de esforzarse por una atencin, inteligencia,
razonabilidad, responsabilidad y amor, siempre ms plenos. (...) Si
la humanidad tiene un futuro en este planeta, la teologa y las
instituciones religiosas tienen que colaborar en la promocin de
comunidades de oracin, de empeo por entender y de praxis redentora
(M.L. LAMB, Dimensin social y poltica de la teologa de Lonergan, en
R.E. DE ROUX, G.-M.L. LAMB, Pan para todos, Pont. Un. Javeriana,
Bogot 2001, pp. 116s y 120).18. JUAN PABLO II, Discurso al Congreso
sobre La caridad como hermenutica teolgi- ca y metodologa pastoral,
23.1.987. El Congreso fue organizado por el Pontificio Ins- tituto
Pastoral de la Universidad Lateranense y por Caritas italiana.19.
Cfr. P. CODA, El agape, forma de la identidad y de la misin de la
Iglesia. Una reflexin teolgica sinttica, en IDEM, El agape como
gracia y libertad: en la raz de la teo- loga y de la praxis de los
cristianos, Madrid 1996, pp. 136-167.20. JUAN PABLO II, Enc.
Sollicitudo rei socialis (1987), n. 42.
principal y caracterstico del testimonio y anuncio de Jess. A su
juicio, se re- quiere una nueva orientacin de la autoconciencia
eclesial, en todos los niveles, que considere la opcin preferencial
por los pobres en un sentido ms profundo y global que un mero
servicio a los marginados. Esa opcin, sin ser exclusiva, de- bera
llegar a ser un criterio de discernimiento pastoral en la praxis de
la Iglesia. Hace falta cambiar estilos de vida, modelos de
produccin y de consumo, es- tructuras consolidadas de poder que
rigen hoy la sociedad, para que el agape sea tambin la fuente de
donde brote y viva el compromiso poltico del cristiano 21.
Vengamos por ltimo a la responsabilidad de los telogos. En la
sinfona de la fe, el telogo debe considerarse intrprete (no
compositor ni director) cuali- ficado, junto con los otros
creyentes, sobre todo los profetas dotados por Dios para la
explicacin de la fe y los santos 22. Ha de manifestar su estima por
la fe profesada, celebrada y vivida.
Los telogos responden ante Dios de una tarea realizada en nombre
de la fe, en nombre del Dios de la fe. Son tambin hombres de su
tiempo, de mo- do que la teologa no sabra definirse como un cuerpo
de sabidura terminado y cerrado, listo para ser transmitido sin ms.
Por eso deben estar abiertos a la ciencia y la filosofa
contempornea, trabajar la cultura, tomando parte de la bsqueda de
sentido que los hombres experimentan, para ayudarles a descubrir
ese algo que no pueden darse a s mismos. De ah que tambin han de
res- ponder ante los hombres 23. Su responsabilidad personal se
sita en la sociedad y en la Iglesia. Deben reconocer, agradecer y
cuidar la fe de los sencillos que ya han comprendido lo esencial.
Necesitan situarse en una Iglesia jerrquica- mente organizada y en
una comunidad cientfica 24.
b) Implicaciones para la docencia y la investigacin teolgica
Cmo tendran que ser la docencia y la investigacin teolgica de
ma- nera que se manifieste adecuadamente esta dimensin pastoral y
evangelizado- ra de la teologa? Responder a esta pregunta pedira
concretar ms an las acti-
21. Cfr. P. CODA, o.c., pp. 154ss.22. Cfr. J. DOR, De la
responsabilit des thologiens dans lglise, Nouvelle RevueThologique
125 (2003) 3-20. El autor evoca a Santa Teresa, que prefera como
di-rector espiritual a un virtuoso que fuera telogo (que tuviera
letras) ms que profetao solamente santo. Vid. entre otros lugares,
SANTA TERESA DE JESS, Moradas VI,caps. 9, 11, en Obras Completas,
Burgos 1990, p. 986.23. Cfr. J. DOR, ibid. Vase tambin, IDEM, La
responsabilit et les tches de la th-ologie, en J. DOR (ed.),
Introduction ltude de la thologie, Paris 1992, pp.
343-430,particularmente pp. 380-404.24. Cfr. ibid.
tudes de quien se dedica a la teologa, en el mbito acadmico,
catequtico, etc, que se convierten en condiciones para un quehacer
pastoralmente sensible, y en referencias para la preparacin de los
futuros telogos.
Pongamos algn ejemplo:
a) El inters por conocer y vivir personalmente el Misterio
cristianoy el Misterio de la Iglesia como etapa esencial para el
desarrollo del plan sal- vfico a la hora del estudio, de la oracin,
del dilogo con los alumnos, con los colegas, con los dems hermanos
en la fe.
b) La integracin por medio de la formacin espiritual e
intelectual adecuada de aspectos aparentemente tan dispares como
los estudios bblicos y patrsticos, la formacin litrgica y la
doctrina social de la Iglesia, y de ma- nera que todo ello pueda
entrar en dilogo con los datos que proceden de las ciencias
humanas.
c) La armona entre las diversas disciplinas teolgicas en torno
al centro vivo de la comunin con Dios en Cristo. O, dicho de otro
modo, la Trinidad como fuente y como meta de la vida cristiana en
la Iglesia y en el mundo, co- mo tronco de una educacin que atienda
a la persona entera (su razn, sus afectos, sus vnculos con los dems
y con la tierra) 25.
d) En la docencia, el empeo por explicitar las implicaciones
espiritua- les y evangelizadoras para la vida cristiana y la misin
de la Iglesia de ca- da disciplina teolgica. En la investigacin, la
sensibilidad para detectar, en la comprensin histrica y progresiva
de la Revelacin, la dinmica que va de los aspectos ontolgicos (la
verdad en s) a los econmicos (la verdad para los hombres), y por
ellos vuelve de nuevo a la Fuente primera de la teo-loga.
3. LA RECPROCA DIMENSIN TEOLGICA DE LA PASTORAL
Ahora bien, no hay dimensin pastoral de la teologa sin dimensin
teo- lgica de la pastoral.
25. En la lnea de lo que Danilou denominaba ya en 1946 una visin
total del hom- bre cristiano (cfr. J. DANILOU, Les orientations
prsents de la pense religieuse, en tudes249 [1946] 5-21). En ese
mismo lugar escriba: Ha pasado ya el tiempo de las especula- ciones
tericas, separadas de la accin y que no comprometen la vida (p. 7).
Y conclua:Es preciso que surjan para ello hombres que unan, a un
sentido profundo de la tradicin cristiana, a una vida de
contemplacin que les d la inteligencia del misterio de Cristo, un
agudo sentido de las necesidades de su tiempo y un amor ardiente
por las almas de sus hermanos; hombres (que sern) tanto ms libres
respecto de todas las formas humanas cuanto ms estrechamente unidos
estn por el vnculo interior del Espritu (p. 21).
En primer lugar, sin la teologa, la pastoral y el apostolado
cristiano se arriesgan a caer en el pragmatismo. Por eso se
requiere una programacin cui- dadosa e integral de la formacin
teolgica que se imparte en las comunidades cristianas. Ciertamente,
no es necesario ni posible que cada cristiano sea un te- logo en el
sentido profesional, pero s que tenga el hbito teolgico de refle-
xionar sobre su fe, tanto sobre su actitud ante la fe como sobre
sus contenidos, tal como los refleja el Catecismo de la Iglesia
Catlica: Smbolo apostlico y sa- cramentos (liturgia), vida
cristiana (moral) y oracin.
Los mtodos para ensear ese hbito teolgico pueden, y quiz en mu-
chos casos, deben variar, de acuerdo con la sensibilidad de nuestra
poca, y las distintas circunstancias de edad, contexto social y de
fe, etc., de los destinata- rios. Pero nada puede sustituir al
estudio por parte de los responsables (Pasto- res, catequistas,
etc). En esa medida, es necesario situar el estudio de la fesegn
las dimensiones sealadas al final del prrafo anterior en un nivel
ms alto de lo que hasta ahora viene hacindose. Es preciso otorgar
una autn- tica prioridad a la formacin espiritual y teolgica
conjuntamente, y ello, desde los procesos iniciales de la
catequesis y con la colaboracin activa de las familias.
As mismo, conviene centrar los objetivos de esa formacin
teolgica (en el sentido amplio ya indicado). Hay que formar a los
laicos para vivir su com- promiso cristiano en la familia, el
trabajo, el mbito sociopoltico; robustecer launidad de vida
(coherencia) entre la fe y la conducta; adecuar constantemen- te
las convicciones y disposiciones de cada uno al modo de ser y vivir
de Cristo, sobre todo mediante una vida de oracin y sacramental
intensa; alimentar en los fieles un sentido de Iglesia, que se
traduzca en Comunin y actitudes de fe; educar la sensibilidad
ecumnica; responsabilizar a cada cristiano jvenes y adultos de su
propia formacin; prepararle para el dilogo entre la fe y la cul-
tura con un plan personalizado, e impulsarle al testimonio del
Evangelio, aun- que en ocasiones su vida choque en el ambiente;
fomentar que el amor prefe- rencial por los pobres y necesitados se
manifieste en la vida de todos, tambin por las obras de
misericordia. Tales son, entre otras, las implicaciones
teolgico-pas- torales que requiere la formacin de los cristianos en
la hora presente.
Qu duda cabe de que, para impartir esa educacin, se necesitan y
probablemente cada vez ms en un futuro inmediato telogos en el
sentido acadmico y profesional, y los responsables de las
comunidades cristianas harn bien en asegurar su nmero suficiente y
la calidad de su preparacin. Entre los telogos y los responsables
inmediatos de la pastoral y del apostolado se re- quiere as mismo
una buena comunicacin. Esa comunicacin puede ser reali- zada en
muchos casos por fieles laicos bien preparados teolgicamente. En
fin, este impulso a la teologa en la vida cristiana y eclesial pide
una solidez de los
procesos de iniciacin cristiana y de formacin permanente a todos
los nive- les en consonancia con las circunstancias actuales.
4. DIMENSIN PASTORAL DE LA TEOLOGA Y TEOLOGA PASTORAL
La dimensin pastoral de la teologa implica, como se ha sealado
ya, que todas las asignaturas tengan presente y manifiesten, del
modo conveniente a cada una, esa dimensin pastoral o evangelizadora
de la teologa. Tambin ha- br quedado claro que no se trata de
abaratarlas o de privarlas de su propio es- tatuto. Un elemento
fundamental ser la atencin a los desarrollos histrico-sal- vficos
de las cuestiones teolgicas y al modo en que el plan divino de la
salvacin se ha desplegado de hecho, en torno al centro de los
Misterios de la vida y de la Pascua de Cristo.
La pregunta es si la conciencia e incluso la sensibilidad
pastoral de la teo- loga hace superflua una asignatura propia,
denominada Teologa pastoral. La respuesta adecuada parece ser: no.
Primero, porque la divisin y especializa- cin de las materias
teolgicas se lleva a cabo siempre sobre el convencimiento de la
unidad de la teologa: las disciplinas teolgicas no son
compartimentos si- no dimensiones de la teologa 26.
La Teologa pastoral (o prctica) viene a ser la decantacin
reflexiva y explcita de la dimensin pastoral de la teologa. Se
trata de una reflexin sobre la edificacin o la accin total de la
Iglesia (una eclesiologa prctica o exis- tencial), puesta en marcha
por la Trinidad; una edificacin que cuenta con la colaboracin de
los cristianos para llegar a todas las personas (y por tanto se en-
riquece con el dilogo con las ciencias humanas), y fomenta el
discernimiento de los signos de los tiempos (aqu y ahora), con el
fin de mejorar la accin de los cristianos.
Con menos palabras, se ha dicho que la Teologa pastoral es la
sensibi- lidad de la Dogmtica. En efecto, as puede comprenderse, no
porque tenga
26. Ms an, el quehacer teolgico no debera concebirse al margen
de una vida de oracin personal, de prctica sacramental intensa y de
testimonio cristiano. La preocu- pacin pastoral de hecho conduce a
la Iglesia concreta y es un antdoto contra las exa- geraciones o
unilateralidades de las construcciones puramente intelectuales. Por
otra parte, si la vida de la Iglesia es lugar teolgico, tambin lo
es, e inseparablemente, la vi- da cristiana personal. Y esta no es
objeto exclusivo de los telogos espirituales. De mo- do que la
esencial dimensin espiritual de la vida cristiana no hace superflua
una Teo- loga espiritual, y lo mismo podra decirse de las dems
ramas de la teologa, aunque se hayan desarrollado tempranamente:
todas ellas representan una dimensin de la teolo- ga y del
cristianismo.
como tarea aadir sensibilidad a la Dogmtica desde fuera, sino
porque re- presenta e impulsa la sensibilidad pastoral de la
dogmtica, al menos en la pers- pectiva del Concilio Vaticano
II.
Acabamos de aludir a la unidad de la teologa. Conviene insistir
en que la sensibilidad pastoral es de por s, o debe ser, una
dimensin pastoral de todas las materias teolgicas. Por eso no puede
decirse que los intereses de la Eclesiologa, u otras ramas de la
Dogmtica, se reduzcan a las esencias. Los grandes culti- vadores de
la teologa la han elaborado siempre con la mirada puesta en la vida
de la Iglesia, y no de un modo puramente conceptual. Al mismo
tiempo, es pre- ciso reconocer que la vida de la Iglesia, como
lugar teolgico sistemtico, no ha entrado en el mtodo teolgico sino
recientemente. En todo caso, la Teologa pastoral extrae muchos de
sus fundamentos de la teologa Dogmtica, sin ser una pura aplicacin
de sus principios 27. Tampoco ha de esperarse que la Teolo- ga
pastoral proporcione, como si fueran recetas, unos criterios
concretos para una accin que consistira en la aplicacin de esas
normas. Su papel puede ver- se, ms bien, en la formacin de las
disposiciones y actitudes, precisamente en orden a la accin del
cristiano. Por lo dems, se entiende bien que la Teologa pastoral
tenga una relacin estrecha con la Teologa moral y espiritual 28:
sta tra- ducira la sensibilidad de la teologa en el orden de la
unin personal con Dios.
En definitiva, la Teologa pastoral, bien sea concebida en un
sentido es- tricto como teologa del ministerio pastoral
(perspectiva ms clsica) o bien sea como teologa de la accin de toda
la Iglesia (lo que parece ms acorde con el enfoque del Concilio
Vaticano II), va ms all de ser la conciencia pastoral de la
teologa, y los mismos requerimientos de la misin eclesial la han
ido dotan- do de unos contenidos fundamentales.
Despus de varias dcadas de incertidumbre, y dejando abierta la
posible diversidad de grandes zonas de la disciplina, parece haber
llegado el momento de proponer la fundamentacin de la Teologa
pastoral (particularmente ecle- siolgica) y definirla como ciencia
teolgica con un objeto y mtodo propios, en la lnea que apuntan los
prrafos precedentes 29. Esa fundamentacin debe-
27. La preocupacin por manifestar la insuficiencia del mtodo
aplicativo es pa- tente en los escritos de S. Lanza. Vid. entre
otros S. LANZA, Teologia pastorale, en AA.VV., La Teologia del XX
secolo. Un bilancio, 3. Prospettive pratiche, G. CANOBBIO-P. CODA
(eds.), Roma 2003, pp. 393-475, 462s.28. Dentro de la Teologa
prctica en campo catlico hoy tiende a considerarse tanto la Teologa
moral y espiritual como la Teologa pastoral (en cuanto perspectivas
sistemticas diversas de la Teologa dogmtica). Algunos autores
incluyen la apologti- ca; vid. A. DULLES, El oficio de la teologa,
Barcelona 2003, pp. 38-40.29. Cfr. R. PELLITERO, Evolucin del
concepto Teologa pastoral. Itinerario y estatuto de una Teologa de
la accin eclesial, en Scripta Theologica 32 (2000/2) 471-508.
ra facilitar una visin unitaria de la disciplina, que sobrepase
la fragmentacin, inevitable hasta cierto punto, que muestra el
estado actual de la investigacin y de la docencia 30.
Cabe formular la Teologa pastoral como Teologa de la accin de la
Iglesia. Se entiende aqu por accin de la Iglesia todo lo que la
Iglesia hace: la predicacin y la catequesis, el testimonio y el
dilogo entre los catlicos, la prctica del ecumenismo, la liturgia y
la oracin personal, la direccin espiri- tual y la promocin humana,
etc., representado todo ello en la triple frmula clsica:
martyria-leiturgia-diakonia. Se trata, por tanto, de una teologa de
laautorrealizacin o de la edificacin de la Iglesia, que slo puede
compren- derse a partir de la sacramentalidad de la Iglesia. El
objeto material sera la ac- cin de la Iglesia en cuanto sacramento
de salvacin, que significa y acta gra- cias a la doble misin del
Verbo y del Espritu Santo. El objeto formal quod o punto de vista
sera el aqu y ahora de su edificacin, implicado por la l- gica de
la Encarnacin.
El desarrollo de una Teologa pastoral universalmente extendida,
pide en la investigacin teolgica un esfuerzo metodolgico, que tenga
en cuenta cues- tiones claves como la tradicin de la Iglesia y la
historicidad de la teologa, la autonoma de las realidades
temporales y tambin por tanto de los mtodos cientficos de las
ciencias humanas, de la literatura y el arte junto con el m- todo
de la teologa misma y su funcin comunicativa, la centralidad del
Miste- rio de Cristo en la Historia de la Salvacin, la analoga de
la fe y la jerarqua de verdades en ella. Toda la teologa tiene esta
responsabilidad. La teologa pasto- ral debe ocupar un puesto de
vanguardia, como corresponde a su punto de vis- ta 31.
Por su parte, la docencia reclama una estructuracin temtica
concreta de esta materia 32. Como decimos, sobre una base cada vez
ms compartida la misin de la Iglesia en el acto de su ejercicio,
son legtimos diversos subra- yados, segn el contexto geogrfico,
cultural, de edad, etc., de los alumnos.
Concluyamos insistiendo de nuevo en que el teologizar en clave
pasto- ral o apostlica no ha de ser tarea exclusiva de unos pocos
(pastoralistas o in- teresados en la accin), sino dimensin
necesaria en la docencia y en la investi-
30. Cfr. los interesantes estudios reunidos en AA.VV., Teologia
pastorale in Europa. Panoramica e approfondimenti, G. TRENTIN-L.
BORDIGNON (a cura), Padova 2003. (Vase en este mismo volumen de
Scripta Theologica la seccin de recensiones).31. Cfr. W. KASPER,
Zur Wiessensschaftspraxis der Theologie..., o.c., pp. 250ss.32.
Vid. R. PELLITERO, Teologa pastoral. Introduccin a una teologa de
la accin ecle-sial, Instituto Superior de Ciencias Religiosas,
Universidad de Navarra, 2003.
gacin de la teologa misma, de la teologa como tal. Una dimensin
que, si bien no tiene por qu ponerse en primer plano de continuo,
ha de estar presente pa- ra que la teologa cumpla su funcin en la
Iglesia: servir al anuncio y la trans- misin de la fe.
Ramiro PELLITERO Facultad de Teologa Universidad de Navarra
PAMPLONA
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