Usos de espacios públicos por niños 1 Referencias de la publicación Legendre, A., & Gómez Herrera, J. (2011). Diferencias interindividuales en el conocimiento y en el uso de los espacios públicos exteriores por niños. Psyechology, 2(2), 141-155. Diferencias interindividuales en el conocimiento y en el uso de los espacios públicos exteriores por niños Alain Legendre 1 and José Gómez-Herrera 2 1 Université Européenne de Bretagne – CNRS, UMR 6590 Espaces et Sociétés ; 2 Universidad Nacional Autónoma de México Resumen El estudio está enfocado en el análisis de las diferencias interindividuales que aparecen en los niños de 6 a 11 años en el conocimiento y en las modalidades de utilización de los espacios públicos exteriores. Se realizó una encuesta a 378 niños de escuelas primarias de una pequeña ciudad de la región parisina. Un cuestionario fue utilizado para interrogar a los niños sobre sus conocimientos, la frecuencia de sus visitas, su acceso autónomo y la utilización lúdica de los principales espacios exteriores de su ciudad. Los resultados señalan que en un medio urbano, los espacios públicos juegan un rol importante para los niños. A partir de los 6 años los niños conocen los tres cuartos del total de plazas, parques y zonas de juego presentes en su medioambiente urbano de proximidad. La mayoría de los espacios conocidos son visitados regularmente y utilizados de manera lúdica, pero el acceso autónomo a estos espacios resulta en extremo restringido. El acceso autónomo a los espacios exteriores es el comportamiento que evoluciona más
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Usos de espacios públicos por niños 1
Referencias de la publicación
Legendre, A., & Gómez Herrera, J. (2011). Diferencias interindividuales en el conocimiento y en el uso de los espacios públicos exteriores por niños. Psyechology, 2(2), 141-155.
Diferencias interindividuales en el conocimiento y en el uso
de los espacios públicos exteriores por niños
Alain Legendre1 and José Gómez-Herrera2
1Université Européenne de Bretagne – CNRS, UMR 6590 Espaces et Sociétés ; 2Universidad Nacional Autónoma de México
Resumen
El estudio está enfocado en el análisis de las diferencias interindividuales que aparecen en los niños de 6 a 11 años en el conocimiento y en las modalidades de utilización de los espacios públicos exteriores. Se realizó una encuesta a 378 niños de escuelas primarias de una pequeña ciudad de la región parisina. Un cuestionario fue utilizado para interrogar a los niños sobre sus conocimientos, la frecuencia de sus visitas, su acceso autónomo y la utilización lúdica de los principales espacios exteriores de su ciudad. Los resultados señalan que en un medio urbano, los espacios públicos juegan un rol importante para los niños. A partir de los 6 años los niños conocen los tres cuartos del total de plazas, parques y zonas de juego presentes en su medioambiente urbano de proximidad. La mayoría de los espacios conocidos son visitados regularmente y utilizados de manera lúdica, pero el acceso autónomo a estos espacios resulta en extremo restringido. El acceso autónomo a los espacios exteriores es el comportamiento que evoluciona más fuertemente en función de la edad. Sin embargo, las diferencias más grandes en el conocimiento y en el uso de los espacios públicos se encuentran ligadas al género, en provecho de los chicos. Diferencias significativas aparecen igualmente entre los niños que habitan en casas de aquellos que habitan en apartamentos, estos últimos tienen un uso más extenso de los espacios públicos de su ciudad.
Palabras claves Medioambiente urbano; Espacios públicos; Juegos exteriores; Infancia; Género
Correspondencia con los autores: Alain Legendre. ESO UMR 6590. UFR en Sciences
Sociales. Université de Rennes II. Place du Recteur Henri Le Moal. 35043 Rennes Cedex (France).
3.2 Efecto de las características individuales sobre el conjunto de las variables.
La Tabla 2 indica el número promedio de lugares que los niños pertenecientes a
diferentes subgrupos declaran conocer, acceder de manera autónoma, visitar regularmente y
utilizar como lugar de juego. La última columna muestra los resultados para el total de los
niños de la población en estudio Constatamos que los niños declaran conocer en promedio
siete lugares de los 10 lugares de la ciudad presentados en el cuestionario. Podemos
considerar los resultados concernientes a las otras variables en referencia a los 10 lugares de
la ciudad presentados durante el cuestionario, o en relación a los siete lugares, que en
promedio, los niños declaran conocer.
De este modo, se constata que los niños declaran visitar regularmente la mitad de los
lugares presentados en el cuestionario; sin embargo los lugares visitados de manera regular
representan los dos tercios de los lugares que ellos conocen. La Tabla 2 muestra que
proporciones similares se observan por los lugares en los cuales los niños declaran jugar.
Estos resultados indican que los niños, a través de visitas regulares y de utilización lúdica,
tienden a apropiarse de los principales espacios exteriores públicos de Arpajon.
Adicionalmente, hacemos notar que en la medida que los niños conocen los espacios, tienden
a apropiarse de la gran mayoría de estos.
Sin embargo, los resultados muestran que los niños acceden de manera autónoma a un
número reducido de lugares, es decir sin la presencia de un adulto que los acompañe. De
hecho, en la ciudad de Arpajon, los niños entre 6 y 11 años frecuentan de manera autónoma
menos de dos lugares sobre los siete que conocen.
Los tests del análisis multivariado de la Manova indican que los factores Edad y
Género, así como el Tipo de vivienda afectan el conjunto de las cuatro variables. Los
resultados de los test son respectivamente para la Edad: (15 -352) = 2.46, p = 0,002 y Eta² =
0,034, para el Género: F(3 -352) = 8.67, p < 0,000 y Eta² = 0,069, y para el Tipo de vivienda :
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F(3 -352) = 7,12, p = 0,002 y Eta² = 0,057. Los test que corresponden a los efectos
principales resultan significativos, sin embargo, constatamos que la intensidad de estos
efectos es baja. Tal como lo muestran los valores de Eta², es el género el que influencia de
manera más fuerte las respuestas de los niños, seguido del tipo de vivienda y en último
término de la edad. Hacemos notar que los tests de las interacciones entre estos tres factores
no son significativos. Esto indica que los efectos globales de un factor sobre las cuatro
variables no son modulados sensiblemente por el efecto de otro factor. Por ejemplo, los
efectos relacionados a la diferencias entre las niñas y los niños no son modificados de manera
notable según el tipo de vivienda.
A continuación analizaremos en detalle los efectos de estos tres factores (Edad,
Género y Tipo de vivienda) en relación a cada una de las cuatro variables. La Tabla 2 presenta
para cada variable los test de los efectos principales de estos tres factores así como un
indicador de la intensidad de este efecto (Eta²). Cabe hacer notar que en los análisis
univariados, como en el análisis multivariado, cualesquiera que sea la variable estudiada no
hemos observado ninguna interacción significativa entre estos tres factores. Por este motivo,
los resultados de las interacciones no figuran en la Tabla 2, y no serán examinados
sistemáticamente en la continuación de la presentación de resultados.
3.2.2 Conocimiento de los lugares
La Tabla 2 muestra que el número de espacios públicos exteriores que los niños
declararon conocer aumenta ligeramente con la edad, pero el test no es significativo. Es
importante señalar que los niños de 6 años ya conocen más de seis lugares de los diez que
fueron presentados. Solamente los niños de 11 años, que conocen en promedio 7,7 lugares se
distancian significativamente de los niños de 6 años, prueba post hoc LSD: p =0,008. Hemos
observado que en promedio los niños conocen un número de lugares ligeramente más alto que
las niñas; aunque es pequeña esta diferencia resulta significativa. En cambio, el hecho de
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habitar una vivienda individual o un apartamento no genera una diferencia significativa sobre
el conocimiento de los espacios públicos exteriores de la ciudad.
Estos resultados muestran una primera diferencia entre las niñas y los niños. Sin
embargo, insistimos que durante este periodo de la vida, el conocimiento de los espacios
públicos exteriores evoluciona poco en función de la edad, debido a que los niños de 6 años
ya poseen un buen conocimiento de los lugares accesibles en su medioambiente urbano
próximo.
3.2.3 Frecuencia de visitas
El número de lugares que los niños (niños y niñas) declaran frecuentar de manera
relativamente regular (“frecuentemente” y “de vez en cuando”) no varía en función de la
edad. A pesar que la tabla 2 indica que son los niños de 11 años que declaran frecuentar de
manera regular el mayor número de lugares, esta variación no se presenta claramente
organizada según la edad. En cambio, constatamos que los niños declaran frecuentar
regularmente más lugares que las niñas y la diferencia es significativa. Así mismo,
observamos que los lugares frecuentados regularmente son significativamente más numerosos
en los niños que viven en apartamentos que de aquellos que habitan en viviendas individuales.
3.2.4 Acceso autónomo
El análisis de las respuestas sobre el acceso autónomo a los espacios públicos
exteriores nos orienta hacia una primera constatación: casi la mitad (47,6 %) de los niños de
las escuelas primarias de la comuna de Arpajon declaran jamás haber visitado solos o con sus
amigos ninguno de los 10 lugares presentados.
La Tabla 2 muestra que el número de lugares que los niños dicen frecuentar de manera
autónoma varía en función de la edad, y el test resulta significativo. La Figura 2 permite
visualizar esta evolución entre 6 y 11 años. Desde 6 hasta 7 años el número de lugares
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frecuentados de manera autónoma es muy bajo y permanece estable. Así mismo, constatamos
una primera evolución a partir de los 8 años, es decir en el transcurso del noveno año de vida.
Enseguida observamos otro nivel estable entre los 9 y los 10 años, y luego un nuevo
incremento entre los 10 y los 11 años. Cabe hacer notar que el número de visitas autónomas
del grupo de los niños de 11 años sobresale del resto de la población.
Figura 2 Evolución del número de espacios públicos a los que se accede autónomante
según la edad
Edad en años11109876
Núm
ero
de s
itios
( p
rom
edio
y 9
5% IC
)
8
7
6
5
4
3
2
1
0
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Los resultados muestran igualmente una diferencia significativa entre los niños y las
niñas. Subrayamos el hecho que con un Eta² mayor a 0,059, el efecto del factor Género sobre
la frecuentación autónoma de los espacios públicos exteriores es de magnitud intermedia. Se
trata del efecto más importante obtenido a partir del conjunto de resultados. La tabla 2 pone
en evidencia que los niños declaran frecuentar de manera autónoma dos veces más de
espacios públicos exteriores que las niñas. A pesar que, la interacción Edad X Genero no es
significativa, la diferencia entre las niñas y los niños tiende a aumentar con la edad, de hecho,
la diferencia mas importante se observa a los 11 años.
Finalmente constatamos que los niños que habitan en apartamentos presentan un
acceso autónomo a los espacios exteriores más importante que aquellos que habitan en
viviendas individuales, siendo esta diferencia significativa.
3.2.5 Variación en la evaluación del carácter lúdico de los espacios públicos
El número de lugares donde los niños declaran jugar “siempre” o “algunas veces” no
varía en función de la edad. La tabla 2 no muestra ninguna relación lineal entre la edad y el
número de lugares utilizados de manera lúdica. Precisamente, son los niños de 9 años que
declaran jugar en el mayor número de lugares. Constatamos igualmente que no existe
diferencia en función del género, a pesar que los niños parecen utilizar una mayor cantidad de
lugares como base de sus juegos que las niñas. Sin embargo, observamos que los niños que
habitan en apartamentos declaran jugar en un número más importante de espacios públicos
exteriores que aquellos que habitan en una vivienda individual. Esta diferencia es
significativa.
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4 Discusión
El objetivo de éste estudio empírico fue precisar el conocimiento y los tipos de usos
que los niños de escuelas primarias desarrollan en relación a los espacios públicos exteriores
de la ciudad que habitan. La metodología empleada permitió establecer en que medida el
conocimiento y la utilización de estos lugares varía en función de las características
individuales de los niños.
Los resultados muestran que el conjunto de los niños declaran conocer la mayoría de
los espacios públicos de su ciudad. Así mismo, las visitas regulares y la utilización lúdica de
los lugares evidencian que los niños tienden a aprovechar la mayoría de los espacios que
declaran conocer. Sin embargo, para los niños de esta categoría de edad, los modos de
utilización de los espacios públicos exteriores no involucran un acceso autónomo a estos
lugares. De hecho, si la mitad de los niños afirman haber estado solos o con amigos de su
edad en un espacio público exterior, éstas declaraciones se aplican solo a uno o dos de los
lugares estudiados. Por lo tanto, resulta interesante avanzar en la determinación de las
características sociales, espaciales y físicas de estos lugares que favorecen su utilización
lúdica y el acceso autónomo de los niños.
El análisis de las diferencias interindividuales pone en evidencia que el conocimiento
y el tipo de uso de estos espacios son modulados por la edad, el género y el tipo de vivienda
de los niños. No obstante, en la población estudiada, los efectos de estos factores, a pesar de
resultar significativos, poseen un impacto moderado.
Edad. Cuando examinamos en detalle el rol del factor edad sobre las diferentes
variables, constatamos que ésta afecta esencialmente el acceso autónomo a los espacios
públicos. Observamos que el número de lugares a los cuales los niños efectúan un acceso
autónomo, aumenta entre los 6 y los 11 años. Sin embargo, este incremento no se efectúa de
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manera regular y continua. Al contrario, el desarrollo de la autonomía espacial procede por
etapas que involucran diferentes fases de estabilidad y de incremento. Así, antes de los 8 años,
los niños no poseen prácticamente ninguna autonomía en el acceso a los espacios públicos.
Una primera fase de adquisición de esta autonomía surge entre los 8 y los 9 años, tanto para
las niñas como para los niños. Luego, se observa una nueva fase de estabilidad, y
posteriormente aparece una segunda fase de desarrollo entre los 10 y los 11 años. Esta
segunda fase, se destaca mucho más en los niños que en las niñas. El aumento de la
autonomía espacial entre los 8 y los 9 años ha sido observado en medioambientes muy
distintos, tanto urbanos como rurales. (MacDougall, Schiller, y Darbyshire, 2009). Esta
primera fase podría ser asociada al desarrollo de habilidades cognitivas. De hecho, algunos
trabajos muestran que los niños de 8 años progresan en la capacidad de elaborar una
representación geográfica de su espacio de vida cotidiana (Ramadier, y Depeau 2010). La
segunda fase de desarrollo aparece igualmente bien documentada en la literatura, donde suele
ser asociada al paso de la escuela primaria a la secundaria, en la medida que implica cambios
en las prácticas espaciales. No obstante, este argumento no puede ser utilizado en el caso de
nuestra población de estudio. Es posible que esta segunda fase sea asociada a una
flexibilización en las decisiones de los padres con respecto a las salidas de los hijos, la que
resulta más acentuada en los niños que en las niñas.
Por otra parte, los resultados muestran que entre los 6 y los 11 años no se registra una
variación sensible en el número de visitas regulares, en la cuantía de lugares utilizados de
manera lúdica, ni tampoco en el número de lugares conocidos. Si bien podría ser esperable
que el conocimiento de los niños por los espacios públicos exteriores de su ciudad fuese
acrecentado ostensiblemente con la edad, los resultados revelan que los niños más pequeños
conocen la mayoría de los parques, plazas y zonas de juego de la ciudad que habitan. De
hecho, a partir de los 6 años los niños declaran conocer siete de los diez lugares presentados.
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Tales resultados significan que en una pequeña ciudad como Arpajon los niños de 6 años
poseen un buen conocimiento de los espacios públicos y de las oportunidades de juegos
exteriores que les ofrece la ciudad. Posteriores investigaciones con adolescentes podrían
realizarse a fin de precisar la edad a partir de la cual emerge el conocimiento de los espacios
públicos en el medio urbano.
Género. Entre los factores estudiados, el género de los niños es el factor que afecta de
manera más significativa los modos de utilización de los espacios públicos exteriores. Las
diferencias entre las niñas y los niños fueron observadas con respecto al número de lugares
conocidos, al número de lugares visitados regularmente, así como también en relación al
número de lugares frecuentados de manera autónoma. En efecto, los niños conocen más
espacios públicos exteriores que las niñas, y visitan un mayor número de esos lugares que
ellas; esto es particularmente evidente para el número de lugares visitados de manera
autónoma. Esos resultados sugieren que los niños, comparativamente a las la niñas, poseen
mas oportunidades de explorar y utilizar de manera autónoma el medioambiente urbano
próximo. Sin embargo, constatamos que el número de lugares que las niñas y los niños
declaran utilizar de manera lúdica es similar. Más allá de esta constatación, será interesante
determinar si los lugares de juego son idénticos o diferentes para las niñas y para los niños.
Tipo y localización de la vivienda. El tipo de vivienda en la que habitan los niños no
influye sobre su conocimiento de los espacios públicos de la ciudad; sin embargo, se trata de
un factor que modifica las relaciones que se establecen con éstos. De hecho, constatamos que
los niños que habitan en apartamentos utilizan más los recursos de juego exteriores
disponibles en el espacio público que los niños que habitan una vivienda individual.
Probablemente porque los niños que habitan una vivienda individual pueden disponer y
utilizar un jardín privado. De hecho, los niños que habitan en apartamentos, declaran jugar en
una mayor cantidad de lugares que aquellos que habitan una vivienda individual, así mismo,
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ellos visitan en autonomía y de manera regular un número de lugares sensiblemente mayor
que en el caso de sus compañeros. Estos resultados reafirman la idea que durante la infancia
algunos elementos que forman parte del marco de vida contribuyen a orientar el desarrollo de
las prácticas urbanas.
Por el contrario, no encontramos ninguna diferencia significativa en función de la
localización (central v/s periférica) de la vivienda de los niños. Diversos estudios han puesto
en evidencia que en Francia el barrio de residencia y el nivel socioeconómico de las familias,
son factores que poseen una fuerte correlación, los barrios periféricos suelen corresponder a
los más populares (Tabard, 1996). Sin embargo, en Arpajon observamos una fuerte
heterogeneidad en el status de las viviendas tanto en el centro de la ciudad como en las zonas
periféricas. En este sentido, la comparación de sectores centrales y periféricos implicaría
esencialmente la valorización del efecto de la distancia de la residencia al centro de la ciudad,
sin implicar una comparación efectiva del nivel socioeconómico de las familias. Así mismo,
para los niños, la comparación apartamento v/s vivienda individual implicaría esencialmente
el acceso o el no acceso a un jardín privado, antes que formar parte de una clase social. En
efecto, en Arpajon las viviendas individuales corresponden a casas que son habitualmente
ocupadas por familias de clase media y superior, pero también a casas situadas en conjuntos
habitacionales obreros que datan de los años 60. De igual modo, las viviendas colectivas
pueden corresponder a apartamentos de alquileres altos o modestos situados en conjuntos
habitacionales. En este estudio, no contamos con la autorización para colectar las
informaciones en relación al estatuto socioprofesional y el nivel de estudios de los padres. En
el caso de estudios futuros, nos parece importante disponer de esta información a fin de
disociar los efectos de los factores sociales y espaciales sobre las prácticas urbanas de los
niños.
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Límites y perspectivas. La interpretación de estos resultados debe conducirnos a
considerar sus límites. Un primer tipo de límite se refiere al hecho que este estudio fue llevado
a cabo en una pequeña ciudad de la Región Parisina. Eso implica que algunos resultados
presentados pueden depender del contexto urbano particular del estudio, específicamente
aquellos relativos a los factores medioambientales como la localización de la residencia.
Un segundo tipo de límite que habría que considerar se refiere al hecho que los
resultados están basados en las declaraciones de los niños. Es decir que se trata de
comportamientos mencionados por los niños y no de comportamientos observados. En
consecuencia, estos resultados traducen bien las representaciones que los niños poseen de sus
prácticas urbanas, pero ellos no corresponden forzosamente a sus prácticas efectivas. Por este
motivo, en paralelo al proceso presentado en éste estudio, hemos también observado los
comportamientos de los niños en los espacios públicos (Legendre, 2008). Además, hemos
desarrollado técnicas que permiten recolectar por GPS y analizar en Sistema de Información
Geográfica (SIG) las posiciones que ocupan los niños de manera sucesiva en el espacio
urbano (Enaux, y Legendre, 2010; Legendre et al., 2005). La combinación de perspectivas y
métodos que consideran al mismo tiempo las representaciones y los comportamientos, pueden
ofrecer una mejor comprensión de las relaciones que los niños desarrollan con su
medioambiente urbano próximo.
A pesar de los límites expuestos, los resultados de este estudio han permitido examinar
las diferencias interindividuales que intervienen en las formas de relación que los niños de 6 a
11 años establecen con los espacios públicos exteriores en un medioambiente urbano. Los
efectos de la edad o del tipo de residencia fueron precisados, así como ha sido puesto en
evidencia el rol mayor de la diferencia de género.
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