FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE REVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea» - 1 - FRANCISCOAYALA Y LA TRADICIÓN Á UREAFRANCISCO J AVIER DÍEZ DE REVENGAUniversidad de Murcia Pretende este acercamiento a la obra cervantina de Francisco Ayala enmarcar su actitud ante la tradición áurea en el entorno de sus coetáneos y de la recepción que éstos llevaron a cabo de la obra de Cervantes. Que Ayala es un escritor de estirpe cervantina es algo que se ha venido señalando desde hace muchos años, rasgo que el escritor ha ido incrementando con el tiempo al ir acumulando visiones y revisiones de las obras de Cervantes y fundamentalmente del Quijote. La reciente recopilación de textos cervantinos llevada a cabo en el mismo año del centenario del Quijote1 , con prólogo de Víctor García de la Concha y con el expresivo título de La invención del Quijote, ha puesto de manifiesto, al recoger en un solo libro algunos de sus trabajos cervantinos, la fidelidad de Ayala a Cervantes. Allí, en tal volumen, no sólo se reúnen lo que el escritor denomina «indagaciones», entre las que se hallan trabajos muy recordados como «Un destino y un héroe», de 1940, «La invención del Quijote», de 1947, o «Cervantes, abyecto y ejemplar», de 1948, por sólo citar los tres primeros de hasta un total de quince pequeñas monografías, escritas entre 1940 y 1995, y publicadas en periódicos (como La Nación, de Buenos Aires), revistas de divulgación o revistas académicas, como la Revista Hispánica Moderna, de la Universidad de Columbia, en Nueva York, o la revista La Torre, de la Universidad de San Juan, en Puerto Rico, Cuadernos Americanos, de México, o Revista de Occidente, donde aparece, en 1965, «Los dos amigos», sobre un celebrado episodio delQuijote. 1 Francisco Ayala, La invención del ‘Quijote’¸ Punto de Lectura, Barcelona, 2005.
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 1/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 1 -
FRANCISCO A YALA Y LA TRADICIÓN ÁUREA
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA Universidad de Murcia
Pretende este acercamiento a la obra cervantina de Francisco Ayala
enmarcar su actitud ante la tradición áurea en el entorno de sus coetáneos y de la
recepción que éstos llevaron a cabo de la obra de Cervantes. Que Ayala es un
escritor de estirpe cervantina es algo que se ha venido señalando desde hace
muchos años, rasgo que el escritor ha ido incrementando con el tiempo al ir
acumulando visiones y revisiones de las obras de Cervantes y fundamentalmente
del Quijote . La reciente recopilación de textos cervantinos llevada a cabo en el
mismo año del centenario del Quijote 1, con prólogo de Víctor García de la Conchay con el expresivo título de La invención del Quijote , ha puesto de manifiesto, al
recoger en un solo libro algunos de sus trabajos cervantinos, la fidelidad de Ayala a
Cervantes. Allí, en tal volumen, no sólo se reúnen lo que el escritor denomina
«indagaciones», entre las que se hallan trabajos muy recordados como «Un destino
y un héroe», de 1940, «La invención del Quijote », de 1947, o «Cervantes, abyecto y
ejemplar», de 1948, por sólo citar los tres primeros de hasta un total de quincepequeñas monografías, escritas entre 1940 y 1995, y publicadas en periódicos
(como La Nación , de Buenos Aires), revistas de divulgación o revistas académicas,
como la Revista Hispánica Moderna , de la Universidad de Columbia, en Nueva York,
o la revista La Torre , de la Universidad de San Juan, en Puerto Rico, Cuadernos
Americanos , de México, o Revista de Occidente , donde aparece, en 1965, «Los dos
amigos», sobre un celebrado episodio del Quijote .
1 Francisco Ayala, La invención del ‘Quijote’ ̧ Punto de Lectura, Barcelona, 2005.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 2/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 2 -
Además, el volumen cuenta con una segunda parte, dedicada a las«invenciones», en la que se recogen dos relatos fundamentales en la narrativa de
Ayala: «El rapto», de 1965, recreación, como es sabido, de lo relatado por el
Cabrero en el capítulo LI de la primera parte del Quijote , y «Un caballero
granadino», imaginativo relato en el que se pregunta por el destino de don Álvaro
Tarfe, personaje del Quijote de Avellaneda, que Cervantes hace comparecer
brevemente, y sin dar muchas explicaciones sobre él, en el capítulo LXXII, de la
segunda parte, muy próximo ya el final de la novela y cuando el caballero estáregresando a su pueblo.
Otros documentos cervantinos –algunos muy recientes como una entrevista
con Víctor García de la Concha, o un texto para una edición del Quijote , ambos de
1991– completan el volumen, que va precedido de un prólogo, «Cervantes y yo»,
de 1994, y un epílogo, con dos discursos, el del Premio Cervantes, de 1992, y el del
Congreso de la Lengua española de 2004.
Hace ya algunos años, en 1974, reunió Ayala en otro volumen algunos de
sus trabajos áureos, con el título de Cervantes y Quevedo2, donde recopilaba diez de
los quince trabajos incluidos en el libro de 2005, además de algunos estudios sobre
el Barroco («Sueño y realidad en el barroco», y tres trabajos quevedianos:
«Observaciones sobre el Buscón », «Hacia una semblanza de Quevedo» y «La batalla
nabal»). Vienen a cuento estas consideraciones para mostrar que Ayala es ante todo
un buen conocedor de nuestra literatura clásica, nuestra poesía y nuestro
pensamiento, y sus reflexiones sobre Quevedo nos muestran con claridad el valor
de su recepción de la literatura áurea.Un buen ejemplo de esta fidelidad de Ayala hacia la literatura áurea lo
tenemos en otro volumen suyo, hasta hace muy poco olvidado, especialmente
dilecto para mí. Me refiero a su libro sobre Saavedra Fajardo. En 1941, en Buenos
Aires, el entonces joven catedrático español de Derecho Político Francisco Ayala
publicó un volumen, titulado El pensamiento vivo de Saavedra Fajardo3, sobre el
político y escritor murciano del Siglo de Oro. Hace unos años, la editorial
2 Francisco Ayala, Cervantes y Quevedo, Seix Barral, Barcelona, 1974. Reeditado por Ariel, Barcelona, 1984. 3 Francisco Ayala, El pensamiento vivo de Saavedra Fajardo, Losada, Buenos Aires, 1941.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 3/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 3 -
Península, de Barcelona4
, reeditó el volumen con oportunidad e indudable mérito,porque el más universal de los escritores murcianos no es precisamente un best-seller
ni un escritor de consumo. Por ello, hay que valorar esta iniciativa que reúne la
pluma de dos tratadistas políticos de épocas distintas, que además son
considerados escritores de creación de categoría: Saavedra Fajardo por su ficción
lucianesca La república literaria , y Ayala, por sus excelentes e inolvidables novelas:
Muertes de perro, El fondo del vaso, Los usurpadores…
El volumen, en realidad, es una antología de las Empresas políticas deSaavedra. Ayala hace la selección y el estudio preliminar, además de titular cada
uno de los diecinueve textos de don Diego que componen estas ‘páginas
escogidas’. Para que se advierta hasta qué punto el pensamiento de don Diego es
un pensamiento «vivo», he aquí algunos de los títulos de los textos seleccionados:
«De los efectos de la educación», «Ciencia y gobierno», «La ira y la envidia»,
«Monarquía, república», «Religión y política», «La naturaleza humana», «La buena
política», etc.
Interesa siempre la figura de Saavedra Fajardo, no sólo por su condición de
diplomático y de testigo de las más importantes horas de la Europa de su tiempo
(asistió en Roma a los cónclaves que eligieron a Gregorio XV y Urbano VIII y fue
plenipotenciario elector en Ratisbona y en la paz general de Munster: justamente
los salones de Munster, en los que Saavedra realizó su trabajo diplomático,
aparecen al comienzo del relato antes recordado de Ayala, «El rapto», que ha
visitado el narrador, asistente a un congreso, poco antes de tomar el tren, en el que
convivirá hasta la estación de Colonia con unos emigrantes españoles en la Alemania de la década de los sesenta), sino porque, a la hora de escribir su tratado
de educación de príncipes, se basó no sólo en las fuentes librescas más adecuadas,
sino en su propia experiencia de negociador, que le otorgaba una autoridad especial
a la hora de emitir sus juicios políticos y filosóficos. Por ello, Saavedra siempre
suscitó la atención de pensadores y estudiosos de relieve: desde Antonio Machado
a Enrique Tierno Galván o Manuel Fraga Iribarne, desde ‘Azorín’ (que escribió
4 Francisco Ayala, El pensamiento vivo de Saavedra Fajardo, Península, Barcelona, 2001.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 4/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 4 -
numerosos artículos sobre él a lo largo de su vida) a Adolfo Muñoz Alonso, Vicente Palacio Atard, José María Jover o Mariano Baquero Goyanes, y,
remontándonos a siglos anteriores, pensadores como Gregorio Mayans, el Marqués
de Molins, el Conde de Roche y tantos otros5.
Ayala pertenece al grupo de intelectuales que en los años cuarenta se
interesó por el pensamiento de Saavedra como reflejo de su época, pero también
como filosofía que algo podía significar en aquellos años convulsos (que a Ayala le
tocó vivir en el exilio). Por eso sus palabras sobre don Diego pueden leerse enclave de actualidad muy expresiva: «No es Saavedra Fajardo uno de estos grandes
rebeldes que han alcanzado a fijar con rasgos geniales el drama que comporta la
situación del disidente. Pero quizá por eso, porque no echó el peso de su vida y de
su obra del lado del nuevo pensamiento europeo, sino más bien al contrario, y
también por ser un español ausente que vive en contacto con Europa, se puede
rastrear bien en sus escritos la colisión y el íntimo contraste entre su ser de español
y su condición de europeo», nos dice, utilizando la expresión «español ausente»,
que podría ser aplicada al propio Ayala, que también analiza, desde la distancia
obligada, el pensamiento político de un español y de una España concretos, que
pueden actualizarse con facilidad.
«Subrayar resonancias actuales de escritos pretéritos» eso es para Ayala el
valor que se puede obtener con el «pensamiento vivo» de un escritor. Un escritor
está vivo en su pensamiento en tanto que aporta algo al presente y nos ayuda a
comprender mejor lo que ante nosotros ocurre. Saavedra muestra tonos de
moderación y de prudencia que aún hoy están vigentes. Este libro de Ayala así lodemuestra.
La relación de Ayala con la tradición áurea va mucho más allá. Incluso como
creador, como novelista y autor de cuentos y novelas cortas, es patente la devoción
cervantina del escritor. Hace muchos años, y lo quiero recordar de forma expresa
en este momento como homenaje a él, mi maestro, el profesor Mariano Baquero
Goyanes, publicó un trabajo hoy quizá muy olvidado: «Cervantes y Ayala: el arte
5 Ver bibliografía en Francisco Javier Díez de Revenga, Saavedra Fajardo, Academia Alfonso X el Sabio, CuadernosBibliográficos , Murcia, 1977.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 5/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 5 -
del relato breve»6
, en el que puso en relación no ya aspectos temáticos entre ambosescritores, sino sus actitudes referentes al punto de vista o la perspectiva del
narrador, a pesar de diferencias notables como el poco gusto de Cervantes por la
primera persona narrativa, frente a la insistente predilección del escritor
contemporáneo por este procedimiento estructural. Admira además Ayala los
juegos cervantinos en torno a la voz del narrador, el distanciamiento de la realidad
(obtenido magistralmente por Ayala con la utilización de la primera persona), la
relativización de la realidad narrada y la propia actitud de los personajes ante estarealidad.
Por eso no nos puede extrañar que a Ayala le sedujera especialmente ese
capítulo LXXII de la segunda parte del Quijote , en el que la presencia de don Álvaro
Tarfe, personaje inventado por Avellaneda, hace que nuestros don Quijote y
Sancho, los de Cervantes, los verdaderos, planteen al personaje granadino, que los
otros don Quijote y Sancho, los de Avellaneda, son falsos. Que hay, como el
propio Cervantes indica, un don Quijote bueno y otro malo, es decir, uno
verdadero y otro falso; que hay un Sancho bueno y otro malo: el verdadero y el
falso. Y lo más sorprendente, es que Cervantes rescata a un personaje falso, don
Álvaro Tarfe, para convertirlo en personaje verdadero, aunque no nos diga nada
más de el. De ahí el entusiasmo de Ayala por esta criatura en el relato antes
recordado, sobre la que se pregunta su destino final, de forma singularmente
emotiva. En relación con la realidad y la ficción de tales personajes, no hay que
olvidar que todos ellos, los dos malos, los dos buenos, y el rescatado por
Cervantes, no dejan de ser, en realidad de verdad, ficticios de cabo a rabo.Hay que enmarcar, como hemos anunciado, el interés de Ayala por
Cervantes en el mismo interés de sus contemporáneos, los poetas y escritores del
27, por la figura de Cervantes. No ha sido escasa la dedicación de los componentes
de la generación de Ayala a Cervantes y al Quijote 7. Cualquier lector medianamente
culto recordará algunos textos que son inolvidables en el cervantismo activo y que
6 Mariano Baquero Goyanes, «Cervantes y Ayala: el arte del relato breve», Cuadernos Hispanoamericanos , 329-330, 1977.7 Ver Ana Rodríguez Fischer, (ed.), Miguel de Cervantes y los escritores del 27 , Anthropos, Barcelona, 1989. Y bibliografíaaportada por esta edición.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 6/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 6 -
llevan la firma de los grandes poetas del momento, como «Lo que debemos a donQuijote» y «La mejor carta de amores de la literatura española», Pedro Salinas; o
«Vida y muerte de Alonso Quijano», de Jorge Guillén, publicado en Alemania, en
1952; o, por sólo citar algunos ejemplos, «Sancho-Quijote, Sancho-Sancho», de
Dámaso Alonso. A Salinas, en concreto, debemos otros ensayos, además de los
dos citados, de gran interés, como «don Quijote en presente», «don Quijote y la
novela» y «El polvo y los nombres», todos ellos escritos en los años cuarenta y
dados a conocer en diferentes revistas, pero recogidos en sus Ensayos de literaturahispánica ; mientras que Dámaso Alonso publicó otros trabajos cervantinos, como
«El hidalgo camilote y el hidalgo don Quijote» o «Maraña de hilos», recogidos,
también, como los anteriores, en su libro Del Siglo de Oro a este siglo de siglas , en 1968.
También a Dámaso Alonso debemos un estudio de erudición, «Entremeses
atribuidos a Cervantes», que recoge el volumen III de sus Obras completas.
No podemos olvidar, por haberlo tratado en otra ocasión, y recogido en mi
libro La tradición áurea 8, el interés que suscitó entre los poetas del 27,
sorprendentemente, la poesía de Cervantes, con las más variadas opiniones, y en
general muy positivas, sobre el tan controvertido asunto de la calidad poética
cervantina, cuya gracia no quiso darle el cielo. Luis Cernuda recogería en su Poesía y
literatura II un estudio de 1962 titulado «Cervantes poeta», pero ya en 1941 había
escrito otro expresivo ensayo sobre «Cervantes», recogido en Poesía y literatura I . De
reconocida solvencia y singular prestigio es el artículo de Gerardo Diego
«Cervantes y la poesía», de 1948 y más olvidado es el de Manuel Altolaguirre «La
poesía de Miguel de Cervantes» del año 1947. Altolaguirre había publicado conanterioridad, en 1946, un breve artículo titulado «don Miguel de Cervantes». Y, por
último, con interesantes referencias «al grande poeta, al mayor poeta», merece
recordarse un prólogo de Vicente Aleixandre, titulado «Una corona en honor de
Cervantes».
Recordemos que uno de los trabajos cervantinos más singulares de Ayala, y
que se aparta un tanto de su constante aproximación al Quijote es «El túmulo», de
8 Francisco Javier Díez de Revenga, La tradición áurea. Sobre la recepción del Siglo de Oro en poetas contemporáneos , EstudiosCríticos de Literatura, Biblioteca Nueva, Madrid, 2003.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 7/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 7 -
1963, publicado en México en Cuadernos Americanos , sobre el famoso soneto conestrambote cervantino, sobre el que hemos de volver. De hecho, este trabajo
constituye una de las más sólidas y más valiosas aportaciones, entre todos los
escritos sobre la poesía cervantina, en la que se parte de la consideración sobre si
Cervantes fue poeta o no, uno de los argumentos más reiterados en la crítica
especializada.
Del personaje al mito, también la poesía de los escritores de la generación de
Ayala llevaron al Quijote y otras páginas cervantinas a sus versos, espacio en el quedestaca sobre los demás Jorge Guillén, con dos extensos y espléndidos poemas,
muy comentados por la crítica especializada: «Noche del caballero», de Cántico, y
«Dimisión de Sancho», de Clamor . Pero otros poemas de Gerardo Diego, Dámaso
Alonso, José Bergamín, y referencias en Luis Cernuda, Pedro Salinas, etc.
alimentan la tradición cervantina en la poesía de estos años, sin olvidar el poema
cervantino más celebrado, el romance «Preciosa y el aire», que Federico García
Lorca incluyó en su Romancero gitano, no recogido, sin embargo, en una espléndida y
reciente antología de Luis García Montero, titulada La poesía, señor hidalgo, que ha
recopilado numerosos poemas de asunto cervantino9.
Y no sólo los poetas de esta generación. También los ensayistas, desde José
Bergamín a María Zambrano, desde Max Aub a Rosa Chacel. Lecturas cervantinas
muy numerosas que contienen interesantes aproximaciones. Así de Bergamín
pueden citarse, entre otros, «La edad de don Quijote», «Los maravillosos silencios»,
«Cervantes» o «Sancho Panza en el Purgatorio» recogidos en diversos libros suyos.
De María Zambrano también son muy numerosas las páginas sobre el autor del Quijote , comenzando por «La ambigüedad de Cervantes», del año 1947, para seguir
con «La ambigüedad de don Quijote» o «Lo que sucedió a Cervantes», del año
1955, además de su libro El sueño creador . Max Aub, en plena Guerra Civil, publicará
en Hora de España un dramático texto titulado «Actualidad de Cervantes», poniendo
en relación la tragedia cervantina La Numancia con la situación de España en
aquellos momentos dramáticos. Sobre tal obra teatral escribiría un ensayo,
9 Luis García Montero (ed.), La poesía, señor hidalgo. Antología de poemas cervantinos, FNAC, Madrid-Barcelona, 2004.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 8/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 8 -
publicado muchos años después, en 1956 en La Torre de Puerto Rico, además deprologar una edición de 1965. Y por último, Rosa Chacel dedicará unas páginas de
La confesión a Cervantes.
En mi libro La tradición áurea dediqué un capítulo a la recepción de la poesía
de Cervantes por los poetas del 27, contemporáneos de Ayala. Altolaguirre,
Aleixandre, Gerardo Diego, Cernuda (ya lo hemos adelantado), cada uno desde un
punto de vista, se aproximaron a la creación cervantina, y no es de extrañar que
fuera la poesía la preferida por estos poetas. Rafael Alberti, en el discurso derecepción del Premio Cervantes, también se recreará en poemas cervantinos para
recordar su destierro, y la lejanía por él sentida de la patria: «¿Cuán cara eres de
haber, oh dulce España», verso de Los baños de Argel tan lleno de vida y
representativo de los poetas españoles en el exilio.
No es casual que los acercamientos de estos poetas, cuando a Cervantes se
aproximen, sean más a la poesía que a otras actividades del autor. Incluso, aunque
no se refieran directamente a la poesía, como es los casos de Pedro Salinas, Jorge
Guillén o Dámaso Alonso, glosarán en todos los casos aspectos poéticos de
actitudes cervantinas, sobre todo en el Quijote . La sensibilidad de Cervantes, la
belleza de algunas situaciones, son los aspectos que más recuerdan estos poetas. Así
lo hará Salinas con la que él denomina «la mejor carta de amor de la literatura
española», Jorge Guillén sobre la intensidad del episodio de la muerte de don
Quijote, de Alonso Quijano; y Dámaso Alonso, sobre el mundo de la fantasía y de
los engaños. Se revela una fidelidad notable en esta colectiva aproximación a
Cervantes que, si bien es el gran creador de la novela moderna el objeto de todasestas reflexiones, son los aspectos más poéticos del Quijote y, sobre todo, la poesía
de Cervantes lo que más interesa a los poetas del 27.
Y justamente, en este mismo orden de cosas, corresponde a Francisco Ayala
la autoría de uno de los más interesantes textos que sobre la poesía de Cervantes se
han escrito nunca, y por supuesto, entre los escritores de la generación de Ayala.
Me refiero al artículo «El túmulo», donde no sólo hay comentarios sobre el
conocido soneto cervantino, y muy certeros y ajustados, sino también sobre otros
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 9/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 9 -
dos poemas: el dedicado al duque de Medina Sidonia y el otro soneto del valentón(«A un valentón metido a pordiosero»).
Uno de los aspectos que surgen en el artículo de Ayala es la relación del
Cervantes con las empresas militares de su tiempo, ante cuyo esplendor irá
Cervantes transitando desde el entusiasmo inicial al desengaño final, que cristaliza
en el soneto «Al túmulo». Hay dos sonetos de Cervantes para advertir esta
transición que son de un gran interés. Uno de ellos está dedicado en alabanza del
Marqués de Santa Cruz y el otro se refiere a la entrada del Duque de MedinaSidonia en Cádiz. Si el primero de estos sonetos es sumamente elogioso, dado que
está escrito para un libro en el que se cantan las hazañas del marqués, el Comentario
a las jornadas de las islas de las Azores , publicado por el Licenciado Mosquera de
Figueroa en 1596, el segundo es una de esas composiciones en que Cervantes
consiguió redondear con acierto la sátira y la crítica irónica. El soneto iba
precedido de un epígrafe en el que se explicaba que estaba dedicado «A la entrada
del Duque de Medina en Cádiz en julio de 1596, con socorro de tropas enseñadas
en Sevilla por el capitán Becerra, después de haber evacuado aquella ciudad las
tropas inglesas y saqueándola por espacio de veinticuatro días al mando del duque
de Essex» y canta la ‘victoria’ entre comillas conseguida por una expedición que
llega tarde a cumplir su cometido. Cervantes recoge en sus versos los aires
marciales y la vistosidad de ese ejército que se preparaba para expulsar al inglés y
que impresionaba a la gente, pero no a los británicos, que no llegaron a tenerlo
ante su vista. Las palabras de Cervantes se convierten en irónicas cuando describe
los disfraces y plumas de los solados y en directamente satíricas cuando juega conel apellido del capitán instructor:
Vimos en julio otra Semana Santa
atestada de ciertas cofradías,
que los soldados llaman compañías,
de quien el vulgo, no el inglés, se espanta.
Hubo de plumas muchedumbre tanta,que en menos de catorce o quince días
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 10/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 10 -
volaron sus pigmeos y Golías,y cayó su edificio por la planta.
Bramó el becerro, y púsoles en sarta;
tronó la tierra, oscurecióse el cielo,
amenazando una total ruina;
y al cabo, en Cádiz, con mesura harta,
ido ya el conde sin ningún recelo,
triunfando entró el gran duque de Medina.
Nos hallamos ante un precedente del espíritu que se imprimirá en el soneto
«Al túmulo de Felipe II», y Cervantes no hace sino trazar ya las líneas de lo que se
convertirá en su impresión sobre la España de su tiempo y su rey. Como resume
Rivers, «si en 1588 la derrota católica, como una especie de ‘felix culpa’, prometía
una victoria eventual, ahora en 1596 la vanidad del aparatoso ‘triunfo’ no lleva
dentro ninguna sustancia moral. Todo son apariencias, truenos y amenazas; la bienmesurada braveza es en efecto ineficacia, si no cobardía. Dios ya no promete
ninguna victoria española; pero Cervantes ni llora ni se enfurece como un
Quevedo, sino que ve con una sonrisa irreverente lo ridículo de los ademanes
andaluces de su patria»10.
En su artículo «El túmulo», también Francisco Ayala tiene ocasión de
referirse con detenimiento a este soneto, que además documenta con detalle en
unas muy eruditas anotaciones a pie de página, en las que nos indica que el Duque
de Medina Sidonia, «de quien, con sarcasmo tan cruel –apunta el propio Ayala– se
burla ahí Cervantes», no es otro que don Alonso de Guzmán el Bueno, justo el que
mandó la desastrosa expedición de la Armada Invencible a Inglaterra. Ayala, muy
comprensivo, señala que este séptimo Duque de Medina Sidonia es el chivo
expiatorio, sobre quien recayeron todas las rechiflas y burlas que mereció la
empresa, cuando en realidad el máximo responsable, que salió indemne de la
10 Elias L. Rivers, «Viaje del Parnaso y Poesías sueltas», Suma cervantina , ed. de J. B. Avalle Arce y E. C. Riley, Támesis, Londres, 1973, p. 131.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 11/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 11 -
empresa, era el propio rey Felipe II, y Cervantes esto lo sabía. Este mismo duque,hombre discreto, modesto, apocado, inútil para las empresas que le adjudicaron,
como él mismo se encargó de avisar al rey y no con especial falsa modestia, es el
que, también designado por Felipe II, hubo de acudir al socorro de Cádiz, en la
ocasión que el soneto recuerda.
Ayala, refiriéndose al soneto, no deja dudas respecto al significado de este
poema en su opinión. «Es claro –escribe– que el soldado de Lepanto desaprobaba
–y en ocasiones muy desembozadamente– el curso de la gestión político-militarposterior en la España que encuentra al volver del cautiverio», mientras considera
que el soneto está lleno de «crueles sarcasmos». «La pieza –añade– trasunta
indignación; pero lo que nos interesa retener aquí de ella es, sobre todo, la unidad
de motivo que en este soneto se advierte con el dedicado al túmulo y, por otro
lado, con aquel otro, también conocidísimo «A un valentón metido a pordiosero».
En el caso del soneto antes reproducido, su comentario deja pocas dudas: «El gran
duque de Medina ( miles gloriosus ) entró ‘triunfando’ en Cádiz, ‘con mesura harta’, ido
ya el conde sin ningún recelo, es decir, cuando no hay enemigo a quien combatir, al
frente de sus soldados de cofradía cubiertos de plumas». Lo mismo que el valentón
del túmulo, como enseguida podremos advertir.
No está de más observar, a la hora de juzgar este soneto como precedente
del dedicado «Al túmulo», su similitud estructural, ya que la composición de la
escena, aun siendo distinta físicamente, responde a unos mismos parámetros
lógicos. Hay en ambos sonetos una aspiración a que ocurra algo grandioso, hecho
que se explica en la primera parte del poema, pero también se descubre finalmenteque no hay otra cosa que ridículo y nulidad. «Nada», en el soneto «Al túmulo», ya
que estamos, como hemos de comprobar, en un estadio de desengaño más
avanzado. En este sentido tenemos que observar también, cómo, dentro de la
serenidad y el equilibrio que caracterizan las creaciones cervantinas, se ha
producido un cambio de actitud ante la grandeza de la patria, a la que Cervantes,
desde luego, fue siempre leal y fiel. Pero ahora las empresas militares no son ya las
de los años jóvenes y el recuerdo de Lepanto se convierte en un pasado glorioso. Ahora, con Medina Sidonia, son los gestos los que cuentan, pero no la realidad de
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 12/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 12 -
la victoria. En el centro quedan las dos canciones cervantinas a la Invencible, en lasque la figura del monarca pasa de ser una figura temida, como puede comprobarse
en la «Epístola a Mateo Vázquez», a ser una voz en la que se espera una orden para
ser obedecida por los militares. Como continuación, después del soneto dedicado a
Medina Sidonia, el dedicado «Al túmulo» culminará esta visión irónica, aunque
serena, de la realidad española de su tiempo. A ello aludió Dolores Franco en un
libro hoy muy olvidado, de 1960, España como preocupación 11.
En relación con la presencia de Felipe II, llegamos a 1598, el año de sumuerte. Ayala ofrece en su trabajo los detalles histórico-documentales de la
participación de Cervantes en los actos de homenaje de la catedral de Sevilla,
justamente la que erigió el famoso túmulo, joya de la arquitectura efímera, aunque
en el caso del túmulo sevillano no fue tan efímera, ya que estuvo levantado hasta
los últimos días del año, cuando los funerales habían de celebrarse el 24 y el 25 de
noviembre de aquel año. Cincuenta y dos días tardó en construirse el túmulo. No
se celebró el funeral hasta el 30 y el 31 de diciembre a causa de una disputa entre el
Cabildo y la Inquisición. El rey había muerto muchos días antes, el 13 de
septiembre.
De ese momento histórico surge el famoso soneto, que Cervantes tenía «por
honra principal de mis escritos», junto a unas coplas funerales, de mucho menos
valor, que recuerda Ayala, y que fueron escritas por Cervantes para ser incluidas en
el monumento funerario. En ellas, Ayala ha visto también un cierto sentido
irónico. Nos referimos a las décimas que se inician con el verso «Ya que se ha
llegado el día», que para nuestro novelista no encierran duda alguna en lo que a suintención se refiere: «esas mismas décimas circunstanciales envuelven críticas a
veces cargadas de ironía bajo la capa convencional del elogio, como advertirá quien
las lea con atención». Recordemos, en todo caso, su texto «Ya que se ha llegado el
día, / gran rey, de tus alabanzas», donde empezará a elogiarlo:
11 Dolores Franco, España como preocupación , Guadarrama, Madrid, 1960, p. 4.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 13/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 13 -
Sin duda habré de llamarte
nuevo y pacífico Marte,
[...] Y lo que más tu valor
sube el extremo mayor
es que fuiste, cual se advierte,
bueno en vida, bueno en muerte,
y bueno en tu sucesor.
Aunque también contiene «una crítica apenas velada»:
Quedar las arcas vacías
donde se encerraba el oro
que dicen que recogías,
nos muestra que tu tesoro
en el cielo escondías.
Pero regresemos al soneto «Al túmulo», del que Ayala aseguró que «tras su
lectura uno se siente invadido de la melancolía. Podemos fijar el matiz de esa
melancolía atribuyéndole las notas de profunda y solemne. Pero no bastan […] en
el soneto de Cervantes se encuentra algo más: hay sarcasmo. El desengaño está ahí
presente, sí; pero está también el sentimiento de amargura que ese desengaño
produce, mezclado con desesperación y tácita protesta». Seguramente, en toda la
bibliografía producida por este soneto no exista una interpretación más certera,más profunda y que nos descubra mejor los sentimientos de su autor en el
momento en que escribe estos conocidos versos:
«¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describirla!;
porque, ¿a quién no suspende y maravilla
esta máquina insigne, esta braveza?
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 14/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 14 -
¡Por Jesucristo vivo, cada pieza vale más que un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y riqueza!
¡Apostaré que la ánima del muerto,
por gozar este sitio, hoy ha dejado
el cielo, de que goza eternamente!»
Esto oyó un valentón y dijo: «¡Es cierto
lo que dice voacé, seor soldado,
y quien dijere lo contrario miente!»
Y luego incontinente
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.
Rodríguez Marín12, que denominaba a este poema «una joyita de Cervantes;
escribió un recordado artículo, lleno de erudición e ingenuidad, en el que nos
detalla las circunstancias históricas en que el soneto se produce, sin cuyo
conocimiento difícilmente puede entenderse su alcance. Al morir Felipe II, como
ya sabemos, el 13 de septiembre de 1598, la ciudad de Sevilla organizó unos
funerales solemnes que habían de celebrarse inmediatamente. Para ello, hacen
levantar en plena nave central de la catedral un monumento de cartón-piedraimpresionante, cuya descripción, conservada en la bibliografía de la época, alude a
hermosas pinturas de Pacheco, numerosas esculturas de Martínez Montañés, etc.
El destino del efímero túmulo era desaparecer al terminar los funerales, pero he
aquí que por una serie de cuestiones protocolarias, según cuenta Rodríguez Marín,
entre Audiencia, Ciudad e Inquisición, los funerales se fueron retrasando hasta el
final del año, de manera que el monumento permaneció para admiración de
propios y extraños en la catedral sevillana, mostrando su ‘grandeza’.
12 Francisco Rodríguez Marín, «Una joyita de Cervantes», Estudios cervantinos , Atlas, Madrid, 1947, p. 350 y ss.
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 15/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 15 -
Rodríguez Marín interpreta el soneto, en contra de lo que ya habían hechoalgunos, otorgando a la intervención del soldado un sentido real y viendo en ella,
no una burla, sino la auténtica voz cervantina que se admiraba ante el túmulo. Sólo
consideró jocoso el final y la sátira del segundo personaje: «De lo que se burló
Cervantes –concluye Rodríguez Marín– muy donosamente fue de los valentones y
escupejumos sevillanos, retratados a las mil maravillas en el último terceto y en el
estrambote de la famosa composición».
Pero lo cierto es que, como han señalado muchos, tan burlescas son laspalabras del soldado como las del fanfarrón. Se trata de un muy cervantino
desdoblamiento de la personalidad en dos figuras, que le sirven para ironizar sobre
el túmulo y sobre los propios personajes. Andaluzada consideraba Rodríguez Marín
tanto la polémica protocolaria de las instituciones como la figura del fanfarrón,
pero no es menos cierto que tan andaluzadas son las dos cuestiones señaladas por
Rodríguez Marín como la actitud del soldado y aun del propio túmulo.
Francisco Ayala, en la mejor interpretación del soneto, va más allá y ve con
acierto el sarcasmo que encierra presentarnos a los dos personajes empequeñecidos
ante la ‘grandeza’ entre comillas del monumento, cada uno diciendo sus bravatas
para las que el lenguaje hiperbólico resulta sumamente expresivo: los juramentos, la
alusión en tono de apuesta al dinero, la valoración excesiva del monumento, el
elogio triunfalista de Sevilla, gritos todos que se ven secundados por las no menos
altisonantes, vacías y preñadas de retórica palabras del fanfarrón. Ya Ricardo Rojas
advirtió en 1916 que «el lugar, el ambiente, la ocasión, los tipos, los gestos, parecen
vivamente pintados en breves trazos, las palabras son precisas y expresivas, laacción que comienza con énfasis dramático termina en una mueca bufona, con una
frase que ha pasado a ser proverbial».
De acuerdo con los planteamientos innovadores de Francisco Ayala, la
escena, tan bien compuesta, encierra una amarga crítica de la situación política y
social de la España de ese momento. El recuerdo de Felipe II se torna reticente e
irónico, hasta el punto de tener que soportar la humorada de hacerlo bajar del cielo
para ver la grandeza del cartón-piedra del efímero monumento. Se advierteentonces una clara desmitificación encubierta del monarca por quien Cervantes
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 16/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
- 16 -
había luchado en su juventud, y cuya grandeza había ido decayendo al paso de losaños, por lo menos en la estimación cervantina. Francisco Ayala ve en todo ello
una anticipación del sentido del desengaño que ya está presente, aunque intuido, en
el soneto y en su estrambote. Por ello, el escritor granadino destaca que este
poema, como otros tantos sonetos del Siglo de Oro, termina con la palabra nada , y
ese podríamos decir que es el espíritu que rige y da fuerza a todo el poema: la nada
y la muerte, en relación con el monumento y con lo que éste significa.
Igual que cuando nos enfrentamos con el Quijote , hay que preguntarse quépensaba realmente Cervantes. Y así lo resume, con todo acierto, Francisco Ayala
en la conclusión de esta espléndida aproximación a la poesía y a un poema
concreto de Cervantes: «fiel al humanismo heroico de que su juventud se había
nutrido, contempla con dolorosa ironía el espectáculo desde el mirador
invulnerable de su conciencia, y nos comunica, no su juicio –el juicio va acaso
envuelto– , no su opinión condenatoria, como en la sátira contra el Duque de
Medina Sidonia; nos comunica su visión misma, haciéndonos ingresar en el ámbito
del poema, donde –como aquel que cuenta: «estando yo en la Santa Iglesia entró
un poeta fanfarrón…»– sintamos la futilidad del grandioso monumento, y el
corazón se nos apriete al sentirla».
El soneto «Al túmulo» cierra –igual que la muerte de Felipe II una etapa de
la historia de España– en la poesía de Cervantes también una época. El escritor ha
alcanzado ya su plena madurez y en los dieciocho años que le quedan de vida
publicará sus mejores y más representativas obras. El espíritu desmitificador del
Quijote ya está presente en este poema excepcional, que muy justamente Cervantestenía como la honra principal de sus escritos. Y entonces no ironizaba, porque él
sabía muy bien que era un gran poeta, a pesar del «Yo que siempre trabajo y me
desvelo por parecer que tengo del poeta la gracia que no quiso darme el cielo», que
tal como muy bien indica Ayala al principio de su trabajo es tan sólo una verdad a
medias. Bien sabía Cervantes cuáles eran sus capacidades, y bien supo escoger
entre sus poemas, uno, el dedicado «Al túmulo» para considerarlo la honra
principal de sus escritos, sin duda también exagerando algo. Pero como aseguranuestro novelista, «es en efecto una obra maestra, pieza única de poesía en
7/24/2019 Diez Ayala
http://slidepdf.com/reader/full/diez-ayala 17/17
FRANCISCO J AVIER DÍEZ DE R EVENGA «Francisco Ayala y la tradición áurea»
17
cualquier repertorio del Barroco. Por sí solo reclama para su autor el título de granpoeta». Sean estas palabras del maestro las que sirvan de conclusión a nuestro
trabajo.
El copyright de este artículo pertenece a su autor. Puede citarse libremente con fines académicos siempre
que se identifique adecuadamente su fuente, consignando la referencia bibliográfica completa:
DÍEZ DE REVENGA, FRANCISCO JAVIER (2008): «Francisco Ayala y la tradición áurea», Rapsoda.
Revista de Literatura, núm. 0, junio, en <http://www.ucm.es/info/rapsoda/lectio/diez_ayala.pdf>, consultada
el (día) de (mes) de (año).
Pueden incluirse enlaces a este artículo en otras páginas. Quienes estén interesados en
reproducir este artículo íntegramente en otra publicación, electrónica o no, deben contactar con la
dirección de la revista, por correo electrónico ([email protected]) o postal:
Milagros Arizmendi Martínez
Revista Rapsoda (Dpto. de Filología Española III)
Facultad de Ciencias de la Información
Universidad Complutense de MadridAvda. Complutense s/n