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Cuadernos de Historia Contempornea t5SN: 02t4-400-x998. nmero
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Historia del Tiempo Presentey nuevos soportes para la
informacin
M. P. DAZ BARRADOUniversidad de Extremadura
La celebracin de este Seminario Internacional (SIC.) dedicado a
la His-toda del Tiempo Presente, ha puesto de manifiesto la
necesidad de reconocerante todo su territorio, de fijar el marco
donde ha de desarrollarse un nuevo ho-rizonte de preocupacin y de
estmulo para el trabajo del historiador. El deseode orientarse en
un espacio que resulta desconocido o que an no ha
fijadosuficientemente sus limites, contrasta con la obligacin de
ofrecer, al mismotiempo, las claves necesarias para abordar una
disciplina que se presume tanimportante para el futuro como
inconsistente resulta en la actualidad.
La Historia del Tiempo Presente, de la que se habla mucho pero
de la quese conoce poco, no pasa de ser en estos momentos una
especie de cajn de sas-tre en el que cabe todo, pero donde falta
una apuesta seria y muy necesaria,para llenarla de contenido y
profundizar en su conocimiento.
La carencia de aparatos tericos y metodolgicos que viene siendo
elprincipal problema de las disciplinas humansticas en este siglo,
se agudizapara el caso de la Historia del Tiempo Presente, si nos
planteamos conformar yfundamentar una nueva disciplina que, como es
evidente por su carcter nove-doso, est abierta a todas las
posibilidades, pero que a la vez revela tambin la.;limitaciones,
las fmstraciones y los problemas con los que el historiador se
vi-ne enfrentando desde hace mucho tiempo.
No es mi pretensin entrar en un problema tan capital y tan
denso, sobretodo porque otros Ponentes ms autorizados que yo ya han
expresado ideas su-mamente interesantes en ese sentido. Por mi
parte pretendo llamar la aten-cin sobre ciertos fenmenos o procesos
actuales, que incluso podemos enten-der como familiares o
cotidianos, pero que sin duda nos servirn para acceder atravs de
ellos a las preocupaciones centrales que encierra la caracterizacin
dela Historia del Tiempo Presente.
De entre todas las transformaciones de nuestro tiempo, la que
nos afecta demanera ms intensa a los historiadores es la profunda
revolucin que han su-frido las fuentes en este ltimo medio siglo. A
veces existen muchas resisten-
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para la informacin
cias para aceptar un cambio tan profundo en todos sus extremos.
El que noquiere ver no ve, o hace como que no ve. Sin embargo, a
estas alturas podemosdecir taxativamente que no habr una propuesta
terica firme para la Historiahasta que el historiador afronte el
impacto transformador del progreso tecno-lgico en lo relacionado
con los soportes para la informacin. Mientras sigamosaferrados, no
tanto a las fuentes tradicionales como a una concepcin tradicio-nal
de las mismas especialmente en lo que se refiere al soporte de
papelcomo va casi exclusiva de indagacin y de recoleccin de datos
histricos ytambin de explicacin de la propia historia, estaremos
volviendo la espaldaa los principales retos con los que se enfrenta
el historiador en la actualidad.
1. LA REVOLUCION EN LOS SOPORTES
Los soportes para la informacin se han visto sacudidos en los
ltimos aosde una manera espectacular por la irrupcin de
procedimientos de captacin, al-macenaje y tratamiento de la
informacin que resultaban impensables, sobretodo en sus efectos
sobre nuestras actividades, hasta hace relativamente muypoco
tiempo.
No es casual que en el marco del Seminario Internacional
Complutense(S.I.C.) se hayan abordado dos Ponencias relacionadas de
alguna forma con lasfuentes histricas, y que sean las fuentes en
este momento un asunto central enla preocupacin historiogrfica. Por
un lado las fuentes orales, que reflejan lanecesidad de replantear
y adaptar beneficiosamente fuentes, que pueden con-sderarse muy
antiguas, a las necesidades de hoy. Es curioso que las
fuentesorales se hayan visto revitalizadas a medida que la
superabundancia de datos enotro tipo de fuentes mejor consideradas
por el profesional de la historia casisiempre sobre soporte de
papel, agudizaba el problema de la saturacin de in-formacion.
Por otro lado, y hasta unos extremos que al da de hoy pueden
resultar casiescandalosos, el historiador apenas ha prestado
atencin a las nuevas fuentesque desde la fotografa y el cine
pasando por la televisin, nos conducen en laactualidad al entorno
que conocemos popularmente como Informtica. Ms quetransformacin en
las fuentes, habra que hablar de una autntica revolucin enlos
soportes para la informacin. Es una revolucin que desde el papel
nos estllevando al afianzamiento de los soportes
magneto-pticos.
El cambio de soporte concede protagonismo a nuevas fuentes, por
su propiodescubrimiento, pero tambin a las ya existentes por su
adaptacin a los nuevossoportes. El impacto de la tecnologa es
determinante en el terreno de la infor-macin, hasta tal punto que
est alterando incluso la percepcin e interpretacinde las fuentes
convencionales. En unos casos para aumentar sus problemas,como
sucede con las que se basan en el soporte de papel a las que este
excesoles lleva a sufrir un autntico colapso, claramente
contraproducente para lospropios fines de la bsqueda de informacin.
En otros casos sirve para revita-
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para la informacin
lizar su importancia, como sucede sin duda con las fuentes
orales, pero tambincon otras fuentes que disputan el protagonismo
casi exclusivo que hasta ahoraha tenido el texto.
Trataremos de explicar estos comportamientos desde la
importancia quehan adquirido los nuevos sopofles en la sociedad
actual. El historiador nopuede sentirse ajeno a su impacto, pues la
influencia sobre su profesin es tanevidente que resulta
irresponsable, pero sobre todo intil intentar evadira.
Los soportes ms o menos tradicionales, pero aceptados
socialmente, se hanalterado y transformado con la Informtica, con
la llegada de un nuevo sopor-te para la informacin que engloba a
todos los anteriores. Este impacto notiene porqu ser necesariamente
positivo y tampoco necesariamente negativo.Ser lo que podamos
desarrollar los historiadores a partir de ahora, lo queconceder a
los nuevos soportes y de paso a los soportes convencionales
im-pactados por ellos, una funcin importante y necesariapara
desarrollar nuestralabor en el futuro.
Sucede que casi todos podemos aceptar la presencia de la
Informtica ennuestro trabajo, pero casi nunca reflexionamos sobre
las transformaciones queintroduce su utilizacin en los propios
principios sobre los que apoyamosnuestra tarea. De esa manera, nos
vemos forzados a los cambios de formatnesperada y sobre todo
irreflexiva, con avances y detenciones bruscos y la ma-yor parte de
las veces improvisados.
Deseamos los historiadores resguardar al principio nuestro
trabajo del im-pacto tecnolgico, nos resignamos por fin a lo
inevitable y, entonces y de formaparadjica, arrasamos, con un
desmedidofuror de Convetso, parcelas que sonperfectamente salvables
e incluso imprescindibles con un tratamiento tradicio-nal que
respete procedimientos conocidos.
2. EXCESO DE INFORMACIN
La revolucin en los soportes es de amplio alcance y tiene
derivaciones:muy extensas en todos los aspectos de nuestra vida.
Tal vez la caractersticifundamental sea la enorme facilidad que
desarrollan para captar, conservar, or-ganizar y transmitir la
informacin. Es tanto y de tal calibre el volumen de in-formacin que
podemos manejar, que ese ser precisamente el problema msacuciante
que debamos resolver: Cmo hacer frente a un volumen de infor-macin
que puede desbordar nuestra capacidad de anlisis?
Se trata de un problema de naturaleza radicalmente distinta al
que estba-mos acostumbrados a enfrentar. Tradicionalmente la
cuestin era precisamen-te la contraria: acumular informacin, tener
base sobre la que construir nuestraspropuestas, buscar
denodadamente en archivos y fondos aquella informacinimportante o
fundamental. El historiador era una mezcla entre arquelogo,
en-cargado de recuperar y acumular restos, y detective, encargado
de descubriraquella informacin que se estimaba relevante.
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M. P. haz Barrado Historia del Tiempo Presente y ntevos soportes
para la informacin
Estas dos dedicaciones se reflejaban en el sigilo con que se
guardaba el se-creto del descubrimiento de un documento importante.
Una costumbre no deltodo desterrada, como sucede con la creencia de
que slo en la indagacin sis-temtica de los restos se puede acumular
material suficiente para llevar a cabonuestra investigacin. Para
los historiadores, si no hay base documental sufi-ciente no se
puede proceder a elevar la investigacin por derroteros ms
ambi-etosos.
No obstante los ltimos aos han demostrado que, al comenzar la
labor re-copiladora, la informacin se vuelve inabarcable, sobre
todo para los perodosms cercanos, optando entonces por cercenar o
cortar la informacin despre-ctando el resto, o por refugiarse en
perodos o campos de investigacin ms ale-jados que permiten manejar
un volumen adecuado y no desbordante de infor-macin.
An as existen todava resistencias para abandonar las creencias
del ar-que~logo o del detective, si bien cada da estamos ms
convencidos de que losproblemas con que hemos de enfrentamos no se
resuelven con estas prcticas.En definitiva, tenemos qtie afrontar
un asunto ms banal, pero que comienzaa ser angustioso: cmo manejar
el volumen ingente de informacin a que nosenfrentamos y que, adems,
aumenta de manera exponencial a medida quepasa el tiempo. Para los
contemporaneistas este es un problema especial-mente agudo y ms
acuciante su resolucin, si es que no queremos ofrecer elrecurso
(Mcii de cortar por donde conviene e ignorar amplias parcelas de
in-formacin, simplemente para concentrarnos en una delimitada a
posteriori,tmpidiendo la aparicin de los sntomas que la revolucin
en los soportes hapotenciado.
Enfrentarse al volumen ingente de informacin sin cortar, sin
romper lasconexiones que existen entre los datos y que muchas veces
son la clave de loque buscamos, exige propugnar el desarrollo de
potentes aparatos tericos y suproyeccin en adecuadas herramientas
metodolgicas. Ello nos permitir con-ciliar dos exigencias que han
de considerarse conjuntamente: en primer lugarque es imposible
procesar un volumen tan ingente de informacin, en segundoque el
corte indiscriminado no permite conservar lo ms importante, las
rea-etones entre los datos.
3. PALABRA E IMAGEN
Sin embargo, antes de abordar el problema de la Teora, que se
convierte enel centro de nuestra preocupacin, el historiador ha de
considerar en los mo-mentos actuales otro aspecto: la presencia
determinante de la informacin vi-sual, la importancia progresiva
que la imagen ha adquirido y que amenaza in-cluso el sagrado reino
de la palabra.
Este asunto, objeto preferente de nuestra actividad
investigadora actual, esigualmente resultado del impacto de los
nuevos soportes para la informacin.
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M. P. fiar Barrado Historia del Tiempo Presente y nuevos
soportes para la informacin
aunque con un reflejo social evidente. A este fenmeno vamos a
dedicar casitodo el espacio otorgado a esta Ponencia, pues nos
permitir ir introduciendoparalelamente las cuestiones tericas y
metodolgicas que defendemos sin ne-cesidad de explicarlas con toda
la extensin y complejidad que exigida el de-sarrollo de los
principios conceptuales bsicos.
Con frecuencia, a fuerza de insistir en algo evidente se provoca
el efectocontrario. Vengo defendiendo con reiteracin y entusiasmo
desde hace variosaos la necesidad de incorporar las fuentes
visuales a la investigacin histrica.Se intenta propugnar una
incorporacin que las convierta en una referencta cen-tral, al mismo
nivel que las fuentes textuales, en cuanto a posibilidades de
de-sarrollar nuestro trabajo.
No obstante, y a pesar de que resulta evidente en muchos mbitos
que no sepuede prescindir de la imagen, los historiadores no
pasamos de concebir lafuente visual como mero complemento del
texto. Si es como ilustracin vale,pero nada ms. La sustancia se
trasmite con la palabra y las imgenes, si se uti-lizan para otra
cosa que no sea la ilustracin, para descargar el libro, son fuen-te
de manipulacin, sospecha y muchos ms calificativos sobre los que
resultaabsurdo insistir en estos momentos.
A veces pienso que a la imagen le pasa con los historiadores
partidartos casiabsolutos de las fuentes textuales, lo mismo que a
las personas de otras razas noeuropeas cuando llegan a Occidente en
busca de trabajo. Enseguida provocanrecelo y desconfianza y se
intenta frenar su avance por-que se piensa que puedenalterar y en
definitiva destruir el frgil equilibrio que el historiador ha
cons-truido a lo largo de muchos aos con las fuentes
convencionales. No quiero de-cir que el historiador o algunos
historiadores sean racistas ni tan siquiera ico-noclastas en su
sentido originario, sino que se resisten a atravesar por unproceso
inevitable de adaptacin que nuestro tiempo est acelerando y
queexige una respuesta cada vez mas urgente.
Es verdad que la imagen irrumpe en nuestras vidas de manera
apabullante,catica, desenfrenada, descontextualizada, impactante,
lo cual no es sino efec-to de la potencialidad que los nuevos
soportes han concedido a lo visual en de-trimento de lo textual.
Estamos pasando del procedimiento de la evocacin quese serva del
texto, al de la representacin que se sirve de la imagen. La mane-ra
de manifestarse suele ser la excusa para despreciar la capacidad de
la imageny el fundamento de la negativa que impide hasta hoy que
pueda convertirse enun instrumento fundamental para el anlisis
histrico. La superficialidad y loque podramos llamar la volatilidad
de la imagen, no permite que pueda com-petir en seriedad,
profundidad y capacidad de interpretacin con el texto. Sepuede
resumir la idea que el historiador tiene de la imagen diciendo que
no laconsidera algo serio, potente y capaz de explicar la Historia.
Como mucho, pue-de ser un aadido, un complemento, nada ms.
Slo que manteniendo este criterio, el mundo vuelve la espalda a
la 1-listo-rta. El texto podra convertirse con el tiempo en una
barrera a la hora de acce-der a determinados conocimientos, aunque
esto no signifique un rechazo de la
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M. P. Daz Barrado Historia del Tie~npo Presente y nuevos
soportes para la informacin
palabra y de su legado, cuya defensa nos parece imprescindible,
mucho ms enestos tiempos. No se pretende arrasar nada, ms bien
considerar que todas lasvas son vlidas y encierran posibilidades de
acuerdo a la capacidad de crea-cin, a las potencialidades que el
historiador puede extraer de sus fuentes y desus procedimientos de
trabajo.
Al menos espero que la palabra no suponga, ms bien lo contrario,
unobstculo para hacer llegar estas reflexiones a personas que se
formaron con lapalabra y que defienden sus ingentes posibilidades
para transmitir las ideas yfortalecer la creacin intelectual.
El descrdito de las humanidades y el analfabetismo, no slo
funcional, quese aprecia en amplios crculos de la sociedad, son
sntomas de lo que decimos.Si no podemos resignarnos a que slo los
que llamamos analfabetos sean nues-tro objetivo la cada en la
calidad media del alumnado de Humanidades y enparticular de
Historia es preocupante y al tiempo no podemos llegar a elloscon
los procedimientos convencionales, al menos no nos sirvamos de esta
co-artada para justificar nuestra escasa proyeccin social: son unos
ignorantes!,solemos decir en descargo de nuestra conciencia.
A la imagen se suele achacar la responsabilidad de ese
analfabetismo, de laignorancia extendida, de la falta de reflexin,
slo que eso es rigurosamente fal-so. Tal vez se podra decir mejor
que es la forma en que se utiliza la imagen ac-tualmente, la que
provoca efectos contraproducentes, que no se deben a unamaldad
intrnseca de lo visual sino a un desenfoque en su
consideracion.
La historia nos dice que han existido otras etapas en las que no
exista re-celo hacia la imagen, ms bien era lo contrario, se
produca un entusiasmo y uninters que no estaba reido con la
utilizacin profusa del texto. Cuando se co-mienza a utilizar el
libro impreso se produce una revolucin en las artes pict-ricas, en
una sociedad muy acostumbrada a lo visual en los templos, pero
quetraspasa ahora las imgenes a la casa del burgus.
Adems, muchas de las imgenes que contemplamos hoy pertenecen a
lamemoria social. Son imgenes concebidas para otros soportes que se
aprove-chan o reutilizan en los que vinieron despus, en los nuevos.
Las imgenes quenos resultan familiares a travs de libros, fueron
concebidas para el muro de lacueva o de la iglesia, o para el
cuadro. Los ahora llamados nuevos soportes noson sino una etapa ms
que, como en otras ocasiones, readaptan e incluyenimgenes
anteriores en su dominio, alterando y readaptando la propia
lecturade la imagen concebida para otro soporte. Este
comportamiento resulta clavepara el historiador, porque refleja cmo
funciona la memoria y explica en ver-dad que los nuevos soportes
son en cada ocasin una etapa diferente en la evo-lucin tecnolgica
y, sobre todo, no arrasan ni terminan con lo anterior, msbien
permiten extraer nuevas posibilidades de lo que aparentemente
pareceagotado.
La fotografa es sin duda el caso ms llamativo, porque resume en
su pro-ceso de aparicin y consolidacin como medio de captacin de
imgenes, des-de hace ya unos 160 aos, la potencialidad de un nuevo
soporte para imponer-
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M. 1. Daz Barrado Historia del Tiempo Presente y nuevos soportes
para la informacin
se a todos los anteriores. Igualmente atractivo resulta su
proceso posterior de re-adaptacin a los soportes que aparecieron
con posterioridad y que acabaron porsuperarla. Aqu se encuentra la
clave de lo que queremos transmitir con este tra-bajo.
En la imagen no todo es fugacidad ni superficialidad. Las
primeras foto-grafas imitaban a la pintura. Ms de 150 aos despus
las posibilidades de tra-bajar con la fotografa en los nuevos
soportes magneto-pticos nos abre a loshistoriadores unas
posibilidades inimaginables hace pocos aos. Estos nue-vos
horizontes de trabajo son, sin embargo, muy respetuosos con
laconcepcinclsica y convencional en cuanto a la imagen histrica que
nos ha legado la fo-tografa.
4. LA FOTOGRAFA HISTRICALa fotografa es el primer procedimiento
tcnico tecnolgico para la
obtencin de imgenes en el sentido actual de la expresin.
Contemplamos aho-ra con ternura y con una sonrisa conmiserativa las
alarmas que provoc suirrupcin en la sociedad de mediados del siglo
XIX, las mismas que se han re-petido sucesivamente con el cine, la
televisin y recientemente con la Infor-mtica. Pero su atractivo
permiti el desplazamiento de otros procedimientos decaptacin de
imgenes, o forz su readaptacin, que muchas veces fue muy
be-neficiosa como en el caso de la pintura.
Cuando poco despus la imagen se introdujo en la prensa, ya fue
imposibleno tomarlacomo referencia insustituible en la sociedad
decimonnica. La pri-mera guerra fotografiada fue la de Crimea a
mediados de siglo, a travs del tra-bajo del fotgrafo Fenton, Las
dificultades con las que hubo de trabajar estepionero le impidieron
tomar escenas de las batallas o de los episodios san-grientos slo
se lo permitieron cuando ya haban sucedido y el campo de ba-talla
se hallaba vacio, y slo pudo reflejar los momentos de descanso de
lastropas, aunque la novedad era que esas escenas aparentemente
triviales pudocontemplarlas el mundo entero. El impacto de estas
imgenes fue extraordina-rio al ser vistas por miles de personas a
travs del peridico, incluso por las queno saban apenas leer.
La fotografa da paso a la sociedad de la imagen porque
universaliza rostrosy escenas con un fuerte sentido de veracidad,
de autenticidad de lo que se con-templa. En un primer momento esta
fue su caracterstica primordial. Cuandoan no encontraba otra
competencia que la pintura o el grabado, esa cualidad lepermiti
convertirse en la referencia social ms importante a la hora de
con-servar y recuperar recuerdos a travs de las imgenes. La
veracidad se com-pletabacon la memoria, dos aspectos que no suelen
casar bien porque sta essiempre reconstruccin mientras que la
primera aspira a ser documento. Pero enla fotografa conectan muy
bien porque el realismo como demostraremos esslo aparente.
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M. P. Daz Barrada Historia del Tiempo Presente y nuevos soportes
para la inforetacin
Y aqu se encuentra una de las claves que convierte a la
fotografa en unafuente esencial para el trabajo del historiador.
Como todas las fuentes, y espe-cialmente las textuales, la imagen
fotogrfica es interpretable, se contextualizao se clasifica para
que tenga un determinado sentido. El problema ha venidosiendo que
la fotografa es un fragmento, un pedazo de realidad arrancado conla
cmara, pero siempre algo inconexo, roto, despedazado, sin
posibilidad deorganizar discursivamente las imgenes fotogrficas.
Esto ltimo lo logr elcine cuando desde las series de fotografas (la
cronofotografa), se pudo sinte-tizar la imagen en movimiento,
iniciando una nueva senda que situara a la fo-tografa en otro
plano, en un lugar menos preeminente cuando el cine irrumpecon su
fuerza arrolladora y se convierte en el procedimiento que acoge los
sue-os y las aspiraciones sociales.
No obstante, hay algo fascinante y sugerente en la fotografa que
no se haperdido. No en todas, clar est pero s en bastantes. A lo
largo de su procesode desarrollo como soporte novedoso en el siglo
XtX, la fotografa sienta dos lo-gros fundamentales que son su
herencia ms importante hasta nuestros das yque pueden ser la base
desde ~aque afrontemos un nuevo tratamiento sobre lossoportes
magneto-pticos.
Por un lado, con una fotografa se corta el espacio, es decir se
reinterpre-ta el marco espacial, con la particularidad de que slo
existe el espacio quequeda encerrado en las dos dimensiones, en el
encuadre. Decimos el que semueve no sale en la foto, y el dicho
resume un proceso fundamental paraOccidente desde la aparicin de la
fotografa: el efecto de mirar a travs de lacmara, la intermediacin
que la tcnica (fotogrfica, cinematogrfica,, tele-visiva, etc), va a
ejercer siempre sobre nuestra visin o interpretacin delmundo. El
encuadre ser a partir de entonces la ventana desde donde se mira
elmundo. Otras fuentes visuales anteriores, o bien no tenan un
marco precisopinturas en paredes, etc, o bien recreaban imaginativa
y libremente segnel autor las escenas, como sucede en los cuadros.
A partir de la fotografa seimpone el efecto pantalla, la voluntad
de seleccin y de organizacin de lo quese ve, ms por la influencia
de la tcnica que capta el acontecimiento, que porel acontecimiento
en s.
Por otro lado, la fotografa corta el tiempo y esta es su
conquista ms im-portante. Gracias al instante, al clck con el que
todos estamos familiarizados, sedetiene el paso del tiempo, se
congela, pero con la particularidad de que ese ins-tante detenido
concede a la fotografa su atractivo fundamental. Es un logro
quecost conseguir. Las primeras fotografas exigan largos perodos de
exposicin,casi torturas de inmovilismo absoluto para lograr la
nitidez. Un movimiento dela cara borraba el rostro de los
protagonistas. Con el tiempo ese problema de-sapareci gracias al
avance tecnolgico, logrando el efecto ms llamativo: ladetencin del
movimiento.
Esta segunda caracterstica, igual que la anterior, otorga a la
fotografagrandes posibilidades en su manejo por parte del
historiador, la convierte en in-temporal. El efecto de cortar el
tiempo no supone un corte cronolgico, trans-
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M. P. Daz Barrado Historia del Tiempo Presente y ntevos soportes
para la informacin
forma el instante en un contenido de memoria. Todos conocemos
fotografasintemporales, reactualizadas y reinterpretadas
continuamente, que no sufren,sino que ms bien se ven beneficiadas
por el paso del tiempo.
Las dos caractersticas sern muy importantes en su reutilizacin
sobrelos nuevos soportes, puesto que conservando su sentido
tradicional, podrn tam-bin abrirse otras vas de reflexin en torno a
la imagen que hasta ahora no he-mos considerado.
5. LA FOTOGRAFA EN LOS NUEVOS SOPORTESSe tratara de recuperar,
de reutilizar y de potenciar las posibilidades que la
fotografa ya posee por si misma, pero tambin de obtener otras
que los nuevossoportes nos van a permitir explotar gracias a las
transformaciones que intro-ducen sobre la concepcin tradicional de
las fuentes visuales.
Las posibilidades sobre los nuevos soportes son amplsimas, ya
que enrealidad permiten el traslado, la alteracin, la adaptacin y
la manipulacincasi absoluta de las fuentes visuales. Esta capacidad
ilimitada de manejo y al-teracin no debe entenderse como negativa,
sobre todo porque el trminomanipulacin provoca enseguida en los
historiadores el recelo y la descon-fianza, como si no viniramos
manipulando sistemticamente las fuentes tex-tuales desde hace
siglos. La manipulacin ha de entenderse siempre dentro delrespeto a
las fuentes, sean del tipo que sean, y a su origen en el soporte
co-rrespondiente, al contexto en que nacieron y a la capacidad de
mejorar su in-terpretacin y de entrever su significado desde
laayuda que otras fuentes, tex-tuales o no, puedan ofrecernos.
Es casi imposible describir aqu el proceso que lleva a trabajar
con lasfuentes visuales sobre los nuevos soportes, de ah que
insistamos especial-mente en una idea que nos parece bsica: nuestro
trabajo se concentra en la ca-pacidad de extraer de las fuentes
visuales clsicas, las que se concibieron sobreotros soportes ya
superados tecnolgicamente (pintura, grabado y especial-mente
fotografa), unas posibilidades insospechadas hasta ahora sobre los
nue-vos soportes magneto-pticos.
Si ya es difcil narrar desde el papel el proceso tcnico que nos
lleva a tra-bajar con las fuentes visuales en los soportes
magneto-pticos, an ms com-plejo resulta intentar reproducir el
salto conceptual que supone este nuevo tra-tamiento de la fotografa
y de la imagen en general en los nuevos soportes. Elsoporte de
papel limita y encierra a la imagen en los estrechos mrgenes
ilus-trativos. Por eso venimos renunciando a proyectar este tipo de
ensayos sobre elpapel desde hace tiempo, intentando profundizar en
nuestro trabajo directa-mente sobre los nuevos soportes,
experimentando lo que se conoce como edi-cin electrnica. No
obstante, la exigencia de presentar un balance de mi in-tervencin
en este Seminario, me lleva a utilizar fotografas en la
versinescrita sobre el soporte de papel.
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M. 1->. Daz Barrado Historia del Tiempo Presente y nuevos
soportes para la it~formacin
6. PROCESOS Y RECORRIDOS: METFORASUn sencillo ejemplo con varias
fotografas que emple en mi interven-
cin, servirn para reflejar, bien es verdad que de forma
limitada, un proyectode investigacin y de trabajo que se proyecta
ms all de las propias fuentes,que se dirige esencialmente a la
reflexin terica y metodolgica sobre lo quesignifica la utilizacin
de la imagen en la Historia del Tiempo Presente.
En los nuevos soportes el problema de la saturacin informativa
aparece deinmediato. En realidad resulta relativamente sencillo
organizar amplias bases dedatos de informacin en este caso
fotogrfica, con los medios hoy dispo-nibles, desde el Scaner con
mdulo de transparencias a la cmara de fotos di-gital, o utilizando
sistemas de almacenamiento sofisticados a travs de estam-padoras de
CDs. El problema surge cuando intentamos dotar de sentido,
deconceptualizar y organizar esa ingente informacin en un proceso
que ya hemosmencionado, pero que agudiza nuestras
contradicciones.
Con la fotografa sobre los nuevos soportes se puede reconstruir
el discur-so fragmentado. recomponer los miles de fragmentos en que
ha estallado lahistoria contada a travs de los instantes
fotogrficos. Para ello necesitamosuna orientacin que nos permita
recorrer los amplios espacios y tiempos que lamemoria fotogrfica
nos ha legado. El recurso conceptual ms potente que uti-lizamos en
nuestro trabajo es la metfora. Sobre ella hemos hablado ya enotras
ocasiones ~, pero es necesario insistir en su capacidad para
resumir, filtrary organizar a la vez informacin que de otra forma
quedara enterrada en laavalancha que nos procuran los nuevos
soportes.
La metfora, un viejo recurso del literato pero tambin del
cientfico parahacer comprensible lo que resulta incomprensible o
inaccesible, puede con-vertirse en el instramento a travs del cual
sugerir nuevas formas de organiza-cin de la informacin visual que
superen la simple descripcin.
Por tanto, el reto para los historiadores est en la creacin, en
el diseo detrabajos que nos permitan recorrer los amplios caminos
de la memoria visualsin perdernos, contando con los recursos
inagotables que los nuevos soportesponen a nuestra disposicin.
Porque el trabajo con fuentes visuales sobre losnuevos soportes no
se agota en ellas mismas, sino que puede servirse de otrasfuentes
sonoras, textuales, etc., en un verdadero trabajo que las englobe a
todasy a todos sus recursos combinados, algo a lo que se denomtna
bastante im-propiamente el entorno nullimedia y que es ms accesible
de lo que pareceal historiador y muy beneficioso para su
trabajo.
La idea de la que partimos se resume en una fotografa de W.
Ronys que yahemos utilizado muchas veces y que se se ha convertido
a estas alturas en el
Ayer, nmero 24: Imagen e Historia, Madrid, 1996. Se tratadel
trabajo titulado: La foto-grafa y tos nuevos soportes para la
informacin, pp. 147-172.
Cuadernos de Historia Contempornea998, nmero 20, 4 t-60 50
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M. P. Daz Barrado Historia del Tiempo Presente y nuevos soportes
para la informacin
motivo que refleja nuestro horizonte investigador con la
fotografa histrica enlos nuevos soportes. Adems esta foto preside
el Seminario de Historia delTiempo Presente, que viene funcionando
en la Universidad de Extremaduradesde 1995.
La gente que, en un domingo cualquiera, acude al Museo a
contemplar lapintura de David, la coronacin de Napolen, parece
participar en el acto que sedesarrolla como si estuviera dentro,
como si fueran espectadores directos delacontecimiento
histrico.
La idea que resume la fotografa no es otra que la capacidad de
la fotogra-fa para retener la memoria en el instante, para recrear
un tiempo y un espacioque concede al historiador libertad para
generar un discurso visual cuando seutiliza sobre los nuevos
soportes. Se trasciende el marco cronolgico, existe unsentido del
tiempo diferente, el tiempo de la memoria que encierra
intensidad,un ritmo que no otorga el reloj o el calendario.
La segunda foto muestra la posibilidad de recorrer un espacio y
un tiempoconformado por varios caminos, que se concentran en esta
encrucijada cuyomotivo central es la foto de Ronys ya conocida.
Uno de los caminos que podemos recorrer nos permite acceder a la
historiade la fotografa desde su nacimiento. Hemos reiterado el
atractivo que encierraese periplo de la fotografa hasta convertirse
en un recurso asociado inevita-blemente a los acontecimientos
humanos importantes o banales, pero en cual-quier caso a la memoria
individual y/o colectiva.
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para la informacin
MEMORIA
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para la informacin
Desde el inmovilismo de los primeros fotografiados se pasa al
descubri-miento de la fotografa como un instrumento esencial para
informar atravs dela prensa, con fotgrafos como Fenton que, lo
hemos mencionado, cubre ya laguerra de Crimea cast como
corresponsal grfico (en una sociedad falta perodeseosa de
informacin visual). De esta forma la fotografa se introduce en
elreino de la palabra. Poco a poco la fotografa se prestigia
tratando primero deimitar a la pintura, sirviendo de testigo en las
actividades dotadas de prestigiocientfico (operaciones, estudios
psicolgicos, antropolgicos, etc.) y sobretodo asocindose al poder
que enseguida se sirve de la fotografa para potenciarsu influencia.
Por fin, a finales del siglo xix, el cine abre desde la fotografa
unnuevo desarrollo del universo vtsual contemporneo, pero no acaba
con lafuerza y el impacto fotogrfico como demuestra la historia del
siglo xx.
Una segunda posibilidad se abre cuando nos introducimos por un
nuevo ca-mino. En esta ocasin escogemos la ventana que nos lleva a
conocer la pinturade historia.
No se trata de la fotografa sino del arte anterior, el que vino
adesplazar el in-vento fotogrfico. La pintura de Historia
representa un momento de la historiadel siglo xix en el que el arte
pictrico trata, precisamente, de hacer frente alcrecimiento
arrollador de la fotografa. Para frenar su impacto la pintura se
hacegrande, gigantesca, cargada de retrica y de simbolismo
romntico. Los ropajes,las puestas en escena, las recreaciones
grandilocuentes, son los recursos que lospintores utilizan para el
mismo fin que cualquier recurso visual: concienciar y
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soportes para la informacin
d~rigir. La pintura fue el instrumento con el que el poder
liberal del siglo xix in-tentaba penetrar en la conciencia de sus
ciudadanos. Cuando lafotografa pudocumplir esos fines con mucha ms
efectividad y amplitud por llegar a ampliascapas sociales, esa
pintura desaparecera casi completamente.
El tercer camino nos lleva a conocer la fotografa de prensa, uno
de los en-tornos mas sugerentes para el historiador. La prensa y la
fotografa han mante-nido un maridaje que an permanece y que ha
supuesto una de las vas de con-formacin de memoria colectiva ms
importantes del siglo actual.
A travs de fotos de prensa hemos conocido la explotacin de nios
en tra-bajos inhumanos, la exaltacin revolucionaria y los
conflictos y guerras que hanasolado al mundo, la lucha por los
derechos civiles y la revolucinjuvenil. Hoyseguimos contemplando la
miseria y la injusticia a travs de fotgrafos comoSalgado. En
cualquier caso, los instantes y acontecimientos quedan fijados en
lamemoria colectiva mediante la fotografa.
Un nuevo camino nos lleva a conocer la historia de Espaa. En
esta encru-cijada podemos penetrar por varias sendas, todas ellas
independientes perorelacionadas entre s, organizando un
conocimiento multidimensional, alejadodel cors cronolgico o
temtico, pudiendo construir y levantar nosotros mis-mos el
recorrido por la Historia dc Espaa.
Aqu es donde toman sentido las metforas como forma de organizar
el ma-terial fotogrfico. No se trata de acumular ingente informacin
en imgeneslo que resultara contraproducente, sino de dar un sentido
a la misma a tra-
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para la informacin
vs de varios hilos conductores. Se puede aadir o eliminar parte
de la infor-macin sin que esta pierda su sentido y, sobre todo, es
posible organizar el co-nocimiento de la Restauracin, de la
Repblica o la Transicin teniendo encuenta los mltiples caminos que
permiten la interrelacin entre estos perodoshistricos, entre los
personajes o acontecimientos que se penetran, se
influyenmutuamente.
La recreacin del pensamiento de Felipe Gonzlez, ya utilizado en
algunaque otra ocasin para el mismo fin, nos permite reflejar con
un ejemplo, y deforma breve, el efecto que los nuevos soportes
pueden generar al considerar lainformacin visual en el sentido que
venimos defendiendo.
Cuando se acercan las elecciones de 1996, ante la incertidumbre
del resul-tado y acosado por escndalos, denuncias y evidencias de
corrupcin en su par-tido, Felipe piensa en su escao.
Esta pausa le permite hacer un balance de su vida poltica. El
gesto y elcontexto de la fotografa ayudan a sugerir la encrucijada
en la que se halla elpoltico espaol.
Los momentos tensos y las incertidumbres de futuro le llevan a
pensar enaquella radicalidad casi juvenil que le permita expresar,
de forma casi provo-cadora, la defensa de unos valores histricos de
la izquierda espaola.
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para la informacin
Para Llegar a la moderacin cuando, bastantes aos despus, visita
la divi-sion acorazada Brunete como Presidente del Gobierno. Se
observan un gesto yuna actitud muy diferentes.
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para la informacin
En dos nicos instantes se ha resumido todo un proceso de aos. En
el me-dio quedan muchas cosas que pueden o no considerarse.
Seguramente hansido pasos adelante y atrs los que culminan en esta
segunda foto. Si bien el pa-pel apenas nos permite entrever el
proceso, la edicin electrnica hace posibleese recorrido no lineal,
que permitira observar la verdadera dimensin de uncambio, que no es
slo de un lder y un partido, sino del conjunto de la
sociedadespaola.
El pensamiento de Gonzlez puede trasladarse luego a otros
asuntos, co-nectados o no con el anterior. Lo importante es que las
fotografas en el nuevosoporte nos permiten reflejar la forma en que
organizamos nuestras ideas onuestros pensamientos, pueden ligarse
con la misma lgica que lo hacemos ennuestra mente, pasando de unas
cosas a otras por relaciones inestables y cam-biantes. Cuando
Gonzlez piensa en su contribucin a la modernizacin de es-paa que se
concreta en la adhesin a Europa.
Tambin recuerda los escndalos y la corrupcin que han empaado su
la-bor de gobierno, a pesar de la buena intencin inicial, tambin
modemizadoraal nombrar al primer civil al frente de la Guardia
Civil.
El sentido del fracaso le lleva a pensar en la soledad con que
el poderafronta los momentos ms duros y que sugiere esta fotografa
realizada enuna pausa del Consejo de Ministros y donde se observa
la cartera del presidenteen la soledad de laestancia.
Cuando volvemos al Felipe del principio la foto tiene ya otro
sentido paranosotros, el que le ha dado la conexin con las otras
instantneas.
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Al. P, Daz Barrado Historia del Tiempo Presente y nuevos
sopor/es para la informacin
Cuaderno.- cje Historia Contempornea998, nmero 20. 41-60 58
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Al. P. Daz Barrado Historia del Tiempo Presente y nuevos
soportes para a infrmacin
Se produce la recreacin de su pensamiento con la contemplacin
su-cesiva de imgenes en un orden determinado, de varios instantes
que hanresumido todo un proceso.
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Al. P. Daz Barrado 1-Ustorio delTiempo Presente y nuevos
soportes para la informacin
Todo esto nicamente es posible apreciarlo en sujusta medida
sobre losnuevos soportes. Consentimos en intentar reflejarlo para
esta publicacinporque es una oportunidad que se nos ofreca de poder
mostrar por dndepuede evolucionar el trabajo del historiador con
las fuentes visuales en losprximos aos. Este trabajo casi sin notas
quiere reflejar tambin otra formade transmitir nuestros esfuerzos
que no utilizar el papel como medio pri-mordial.
En cualquier caso confiamos en que estos modestos intentos sean
com-prendidos con el paso del tiempo, cuando el desarrollo potente
que losnuevos soportes tendrn en un futuro prximo, haga inevitable
la necesidadde considerarlos como una parte fundamental en nuestro
trabajo.
Resignarnos a ver un proceso de cambio de soporte sin que los
histo-riadores tengamos apenas nada que decir o refugiarnos e
incluso encasti-llamos en nuestras fortalezas, no contribuye a
superar el reto que la evolu-cin tecnolgica plantea a los estudios
humansticos en este fin de siglo.
La Historia del Tiempo Presente puede ser la plataforma adecuada
paraproyectar algunas de las cuestiones ms acuciantes, e
interesante a la vez,que nos exige nuestro tiempo. Como deca al
principio, de los historiadoresdepende en gran medida que
convirtamos esta nueva disciplina en un in-forme cajn de sastre o
que pongamos las bases de un nuevo proyectohistoriogrfico que la
sociedad nos est demandando.
Para consolidarlo tendremos que tirar por la borda muchas cosas,
peroconservaremos otras muchas, porque la memora es ese constante
tejer ydestejer que parece se nos ha olvidado. Preocupados y
afanados por acu-mular en una sociedad desbordada por la informacin
o sistematizarcon criterios nicamente clasificatorios, hemos
marginado la reflexin con-ceptual, la teora y la metodologa que est
en el fondo de cualquier pro-yecto nuevo.
Sin necesidad de abordar esos nuevos presupuestos tericos, al
menoshemos querido poner de manifiesto la necesidad de enfrentarnos
a larevo-lucin que los nuevos soportes han introducido en nuestra
forma de trabajar.Nuevas formas de hacer historia estarn soportando
eso que hoy llamamosHistoria del Tiempo Presente.
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