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Contribuciones desde CoatepecISSN:
[email protected] Autnoma del Estado
de MxicoMxico
Hernndez, Silvestre ManuelDialogismo y alteridad en Bajtn
Contribuciones desde Coatepec, nm. 21, julio-diciembre, 2011,
pp. 11-32Universidad Autnoma del Estado de Mxico
Toluca, Mxico
Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28122683002
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11Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre 2011
pginas 11-32
Dialogismo y alteridad en Bajtn
Dialogism and Alterity in Bakhtin
silvesTre maNuel HerNNdez
Resumen: El objetivo de este artculo es presentar una
dilucidacin sobre los conceptos dia-logismo y alteridad en el
pensamiento de Mijail Bajtn. Se hace hincapi en la crtica de
Bajtn al formalismo, la dimensin social e histrica de la
literatura, la relevancia de la palabra ajena y la importancia del
principio dialgico en los escritos del fillogo ruso. Se sostiene
la
hiptesis de que el lenguaje y la palabra del otro, manifiestos
en el discurso social o en los dilogos de la novela, posibilitan
develar la alteridad y el dialogismo.
Palabras clave: comprensin, lenguaje, lo otro, palabra,
alteridad, dialogismo
Abstract: The aim of this paper is to present an elucidation on
the concepts dialogism and alterity in the thought of Mikhail
Bakhtin. The emphasis is on Bakhtin's critique to formalism, on the
social and historical dimension of literature, on the relevance of
the others word and on the importance of the dialogic principle in
the writings of Russian philologist. The hypothesis being held is
that language and the word of the other, manifest in the social
discourse or in the dialogues of the novel, reveal alterity and
dialogism.
Keywords: Comprehension, Language, the Other, Word, Alterity,
Dialogism
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12 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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silvestre manuel Hernndez n dialogismo y alTeridad eN bajTN
Para Leny Andrade Villa,como una forma de agradecimiento por lo
brindado en mi vida, en mi trabajo.
Introduccin
La visin moderna de la literatura, a partir de los hallazgos y
formulacio-nes del estructuralismo lingstico de Ferdinand de
Saussure, expuesto en su Cours de linguistique gnrale (1915), tuvo
muy clara la funcin del lenguaje en tanto materialidad discursiva
significante y, asimismo, perfil la importancia del escritor y del
lector, pero no se ocup de la carga ideolgica del lenguaje, de la
otredad en trminos de significacin de un lenguaje otro, de la
identidad del lenguaje en cuanto valor cultural, ni del peso
axiolgico del dilo-go intercultural, ya sea a travs de los mundos
novelados o gracias a los distintos discursos que forjan nuevos
sentidos, unidad y enriquecimiento a una cultura y su configuracin
de la realidad. Esto ltimo se fue problematizando conforme los
objetos de investigacin tericoliterarios se profundizaron y
ensancharon hasta lograr aprehender su referencialidad y
significacin.
A lo largo de los aos veinte del siglo pasado, Bajtn particip en
las pol-micas y debates que el formalismo sostuvo contra la
ideologa marxista. De ello, vislumbr las bases para la construccin
de nuevos conceptos y formulaciones que explicaran aspectos
relevantes del fenmeno literario, como el estatuto de la palabra,
las formas arquitectnicas del texto o el dialogismo. Al respecto,
la nocin de dialogismo est desarrollada a partir de un prolongado
examen del for-malismo. Baste citar los libros bajtinianos El
marxismo y la filosofa del lenguaje (atribuido a Voloshinov) y El
mtodo formal en los estudios literarios (adjudicado a Medvedev).1
En estas obras, el dialogismo tiende a superar al formalismo en
cuanto que es un trmino descriptivo y metalingstico que dice algo
sobre el lenguaje y no del mundo. As, la relacin dialgica es
intralingstica, la imagen de una forma del habla y no de una
sociedad o de la relacin interpersonal. En
1 A consecuencia de problemas personales, estos libros fueron
editados bajo los nombres de los amigos de Bajtn; el primero
apareci en 1929 y el segundo en 1928. En 1929 se dio a conocer, ya
con su propio nombre, la primera versin de su libro Problemas de la
obra de Dostoievski; la segunda edicin (1963), ampliada y
complementada, se titul Problemas de la potica de Dostoievski (v.
Bajtn, 1986: 8).
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13Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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silvestre manuel Hernndez n dialogismo y alTeridad eN bajTN
trabajos posteriores, el dialogismo cumplir distintas funciones,
ya sea como principio de otredad, como apoyo para el examen de la
exterioridad de una voz respecto a otra, o como discurso
socialmente orientado.
La categora comprensin es relevante en el sistema de Bajtn
porque, desde un principio, y en su misma forma, est predispuesta
dialgicamente en la expre-sin: Toda comprensin es dialgica. La
comprensin se contrapone al enuncia-do igual como una rplica se
contrapone a otra en un dilogo. La comprensin busca para la palabra
del hablante una contrapalabra (Voloshinov, 1992: 142). As se
requiere no slo de la decodificacin o la interpretacin
identificadora, sino de la comprensin respondente, acto no remitido
slo al mbito enunciativo y su consecuente anlisis, sino enmarcado
en un contexto tico, por la carga ha-cia el otro que puede tener
una composicin verbal en s y dentro de un corpus literario.2
Pinsese que la comprensin activa enriquece lo inteligible y ello es
producto de la comprensin concreta en la vida real del lenguaje. La
compren-sin madura en una respuesta y, tanto la activa como la
concreta, se funden dialcticamente en la conversacin. En este
hecho, lo primordial es el hablante y su orientacin hacia el
oyente, pues lo que est en juego es el horizonte ajeno donde se
establece la comprensin.
De acuerdo con lo anterior, el objetivo de este artculo es hacer
un acerca-miento terico a los conceptos dialogismo y alteridad en
Mijail Mijailovich Bajtn (18951975). Es necesario decir que no har
una reflexin exhaustiva de todas las obras del fillogo ruso en
donde aparecen dichos trminos, para de ah desprender una
exposicin;3 slo tomar ciertos pasajes de su produccin, donde
2 Esto se sostiene en una conceptualizacin del acto, fundamental
en el pensamiento de Bajtn. El vnculo del acto con el ser, la
responsabilidad, la conciencia, su devenir en el mundo so-cial y
artstico, su jerarqua en el modelo arquitectnico, su aprehensin
semnticoverbal y la contraposicin axiolgica entre el yo y el otro,
se encuentra en el estudio Hacia una filosofa del acto tico (Bajtn,
1997: 781). En l hay una exigencia nodal que presupone el
dialogismo y la alteridad: que la filosofa moral describa el mundo
real del acto tico no como algo abs-tracto, sino en cuanto a los
momentos de su estructuracin y disposicin concreta. Tales son:
yoparam, otroparam y yoparaotro; todos los valores de la vida real
y de la cultura se distribuyen en torno a estos puntos
arquitectnicos principales del mundo real del acto tico: los
valores cientficos, los estticos, los polticos los ticos y los
sociales inclusive y, finalmen-te, los religiosos. Todos los
valores espaciotemporales y de contenido semntico se estructuran en
torno a estos momentos centrales emocionales y volitivos: yo, otro,
yoparaotro (Bajtn, 1997: 61).
3 Tanto el sistema de ideas de Bajtn como la estructuracin de su
pensamiento, no estn concen-trados en un texto en particular,
aparecen dispersos en sus investigaciones; empero, tienen la
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se pueden vislumbrar los elementos para construir la estructura
cognitiva del binomio en cuestin. Tambin debo aclarar que las
conceptualizaciones bajtinia-nas corresponden a la prosa, en
particular al lenguaje y al universo literario de la novela. La
hiptesis de esta investigacin es que el lenguaje y la palabra del
otro, manifiestos en el discurso social o en los dilogos de la
novela, permiten develar la alteridad y el dialogismo. Por tal
motivo, la investigacin se centra primero en la crtica al
formalismo, de la cual se extrae la necesidad de analizar la
dimensin social e histrica de la literatura. Despus se presenta la
exgesis del estatuto de la palabra, para ver la preeminencia del
reconocimiento hacia la palabra ajena dentro del dilogo. Y, como
sntesis de los aportes del terico en estudio, se aborda la dupla
dialogismo y alteridad, donde las concepciones sobre el lenguaje,
la palabra, la ajenidad del otro y el reconocimiento son va-lorados
en cuanto aporte cognitivo para una nueva mirada hacia el
fundamento del fenmeno literario y el trazo de probables lneas de
indagacin.
I. La crtica al formalismo
En el ensayo de 1924, EI problema del contenido, el material y
la forma en la creacin literaria (1989: 1375), Bajtn realiza una
investigacin tericoliteraria inscrita en la discusin sobre los
problemas metodolgicos de la ciencia literaria
caracterstica de absorber los problemas de la esttica de la poca
moderna: el arte de la palabra y el lenguaje. La suya es una
esttica re-formulada debido al fundamento dialgico y a la
pre-ponderancia de la prosa literaria. Pero, si se quisiera trazar
las lneas de su sistema, estas con-tendran una teora del sujeto que
se ocupara del acto tico, la responsabilidad y la alteridad; una
teora del lenguaje, enfocada a la palabra, a lo otro ens de la
enunciacin; y una teora de la novela, dominada por el dialogismo y
la renovacin constante del dilogo. Desprendindose de esto: 1. Bajtn
no habla de la literatura, sino a travs de ella plantea cuestiones
fundamenta-les al ser humano. As, la novela funge como elemento
cognoscitivo del mundo y, gracias a su naturaleza, es subversiva y
desmitificadora. 2. El mundo es algo personalizado por el lenguaje,
una entidad llena de palabras de otros con las que discutimos. En
este sentido, el lenguaje es una visin del mundo, y las ideas no
tienen un slo autor, son producto de la comunicacin, surgen de una
pregunta. 3. Para el fillogo ruso, el objetivo de las ciencias
humanas es el ser expresivo y parlante, su realidad es el texto y
lo significativo es lo que se habla. 4. La unidad del esquema
bajtiniano est delimitada por la realidad tica, esttica y
cognoscitiva que la obra comporta. El acto, consustancial a cada
una de las tres instancias, pertenece al mbito intelec-tivo y
responsable del ser humano, oscilante entre el lenguaje de la obra
literaria y el lenguaje externo que busca sentidos. 5. La otredad
es la condicin de posibilidad para reconocer la palabra del otro.
El otro define y se define por el lenguaje; el otro es otro yo
vertido en la otredad del lenguaje.
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silvestre manuel Hernndez n dialogismo y alTeridad eN bajTN
de aquella poca, dominada por la visin formalista de la potica.4
En su anli-sis, el autor construye una crtica formalista para
desmontar ideas formalistas; por ello, seala que estos tericos han
partido de un postulado equvoco al pretender delimitar la esencia
del lenguaje literario, pero en un dominio ajeno al de la est-tica
y alejado de las determinaciones fundamentales sobre el arte; los
formalistas han renunciado al objeto verdadero de la potica, la
obra literaria, para concen-trarse en el material que integra esa
obra: el lenguaje. En consecuencia, la potica formalista es
extremadamente simple, ya que se limita a cuestiones lingsticas,
desechando los conceptos esenciales con que habra de articularse
una visin esttica. El resto de los componentes que puede albergar
una obra literaria son re-chazados, de plano, por los formalistas o
bien son considerados como "metforas", ajenas a los valores
intrnsecos en que ha de sostenerse la literariedad del texto. Un
formalista no atender a los problemas sociales, religiosos, ticos,
que han podido estar en el origen de la formacin de una obra; lo
que devela a la esttica formalista como una de carcter material.
Amalia Rodrguez Monroy aclara:
La esttica material as denomina Bajtn los postulados del
formalismo
planteaba la primaca material en la creacin artstica" y la obra
no era sino ese material organizado. Queda as inexplicada e
incomprendida la intensidad emocionalvolitiva de la forma"; el ms
all del sentido ni siquiera se atisba cuando slo se habla de la
actividad uso del recurso o procedimiento ante el
material (Medvedev, 1994: 31).
Frente a ello, Bajtn apostaba por desplazar el estudio desde las
"formas" que, supuestamente, sostenan la composicin el plano
material al que haban aten-dido los formalistas hasta lo que l
llamaba las "formas arquitectnicas" del texto,5 englobando tanto
los elementos lingsticos y formales, como los relativos
4 Amn de lo apuntado, en el periodo en que Bajtn trabajaba en su
primera investigacin, Pro-blemas metodolgicos de la esttica de la
creacin verbal (1924), donde se da una solucin a los problemas del
material, forma y contenido de una obra de arte, la ciencia
literaria sovitica experimentaba el enfrentamiento entre formalismo
y sociologismo.
5 La arquitectnica es una inteleccin compuesta por las categoras
estticas, ticas y epistemol-gicas que interactan al interior del
texto literario, dndole unidad a la creacin artstica y pro-yectando
su valor axiolgico para la sociedad y la cultura. El origen de esta
formulacin est en la Crtica de la Razn Pura [Kritik der reinen
Vernunft, 1781/1787] de Immanuel Kant; en ella, Bajtn percibe que
un problema importante fue haber separado lo pragmtico-cognoscitivo
de lo tico y esttico. El quid de la arquitectnica bajtiniana est en
el acto, el cual se explaya como
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16 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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al contenido y a las ideologas, en cuanto trama histrica y
social por la que las obras se desplazan:
La forma artstica es la forma del contenido, pero realizada por
completo con
base en el material y sujeta a l. Por ello, la forma debe
entenderse y estudiarse
en dos direcciones: 1. Desde dentro del objeto esttico puro,
como forma arqui-tectnica orientada axiolgicamente hacia el
contenido (acontecimiento posible),
y relacionada con ste; 2. A partir del conjunto material
compositivo de la obra:
es el estudio de la tcnica de la forma (Bajtn, 1989: 60).
Por esta razn, Bajtn postula que hay que ampliar el concepto de
"forma", ligarlo a la conciencia del creador, siempre emocional e
intencional y, por tanto, orien-tado hacia valores externos a la
dimensin intrnseca del texto. Adems, Bajtn propone que deben
tenerse en cuenta los puntos de vista del autor y del receptor de
la obra como criterios orientativos del verdadero material esttico
de que esa obra es portadora; incluso, podra aceptarse que el nico
objeto esttico ha de ser el contenido de la actividad esttica,
entendida como contemplacin encaminada a la obra, algo que la
"esttica material" de los formalistas no puede valorar de ninguna
manera, al desechar elementos sustanciales del proceso de la
creacin como el mito o la concepcin del mundo.
A pesar de todo, el rechazo de Bajtn al formalismo no es
rotundo, ya que buena parte de su pensamiento se articula sobre el
valor del lenguaje como na-turaleza activa y dinmica, encarnada en
la creacin de obras concretas. Quiz esta haya sido la base que le
permiti mantener una cierta distancia con respecto al marxismo,
puesto que su investigacin, centrada en el modo en que la realidad
lingstica se concreta en diversas tradiciones textuales, le ayuda
para no consi-derar la obra como una fuerza social
Ahora bien, los presupuestos iniciales del marxismo de los aos
veinte fueron asumidos por Bajtn, al igual que por Pavel
Niklaievich Medvedev6 y
una totalidad del acontecimiento valorativo para el otro y para
s, conformado por elementos ticos, estticos y cognitivos que le dan
su unicidad y responsabilidad ante lo otro, y apertura al
dilogo.
6 Este crtico intent delimitar una potica sociolgica y se
preocup por la unidad que podra alcanzarse entre marxismo y
filosofa del lenguaje; asimismo, traz una divisin entre un
mar-xismo de carcter gentico, preocupado por averiguar los grados
de funcionamiento social de la obra literaria, y otro con
implicaciones estructurales, que buscaba aprovechar las
informaciones
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Valentin Niklaievich Voloshinov,7 para intentar definir una
nueva epistemolo-ga lingstica y literaria, contando con algunas de
las nuevas directrices sobre el valor o funcin social que la
literatura habra de alcanzar. Los resultados del grupo encabezado
por Bajtn se remontan al ao de 1928, con la primera obra de
Medvedev, El mtodo formal en los estudios literarios. Sin embargo,
la di-reccin intelectual, renovadora y conceptual de los problemas
fundamentales de la literatura, del quehacer literario, y los
aportes de ste para con la sociedad, recaern en la lucidez y
erudicin de Mijail Bajtn, cuya teora se erige como el
reconocimiento de la naturaleza social e ideolgica del signo
lingstico y la necesidad de analizar la literatura en su dimensin
histrica y social. Tal hecho propiciar designar a este conjunto de
pensadores como "Crculo de Bajtn", grupo de investigacin que puede
ser considerado el continuador de las teoras y mtodos de anlisis
formalistas, aunque desde las nuevas perspectivas que im-pone la
ideologizacin con que el marxismo recomienda valorar la obra
artstica. De ah que sus frutos iniciales sean polmicas y rplicas
contra los principios esenciales de la anterior generacin de
tericos rusos (Gmez Redondo, 1996: 129133). La nueva esfera desde
la que se realiza el acercamiento a la obra de arte es la
sociolgica, cauce por el que se terminarn involucrando, en el
proceso, soluciones de carcter semitico.
Tngase en cuenta que el formalismo se enfoca al anlisis
lingstico aplica-do a la obra literaria, mientras que la impronta
marxista se deja ver en la conexin que se tiende entre lenguaje e
ideologa, por lo que la obra literaria se ve rodeada por los
estratos de valores econmicos, polticos y sociolgicos en general.8
Pero,
sociolgicas con que la obra se reviste para proceder a su
anlisis intrnseco. Para Medvedev, el problema fundamental de la
crtica es el de la especificacin que ha de concederse a los planos
de la creatividad ideolgica, tarea previa al intento de vincular la
obra con los contextos histri-cos o polticos. La observacin
pertinente es que su preocupacin por definir una especificidad
ideolgica se enmarca en el deseo de tener el texto en el centro de
la investigacin (v. Medve-dev, 1994).
7 Por su parte, este integrante del Crculo de Bajtn se preocup
esencialmente por la dimen-sin filosfica del lenguaje humano,
considerando la estrecha relacin que entre lengua y pen-samiento se
produce. Para l, las palabras eran signos maleables por ser
portadores de una informacin social, base que les permita obtener
significados y valores connotativos distintos segn fueran las
clases sociales y las situaciones histricas por las que esas
palabras atravesaran (v. Voloshinov, 1992).
8 No se olvide que el marxismo, aparte de intentar superar las
contradicciones econmicopol-ticas de la sociedad decimonnica,
tambin se enfrent al sistema esttico de la obra literaria, legando
al siglo xx el relativismo histrico desde el cual se pretendi fijar
juicios estticos
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y esto es importante, la naturaleza literaria de la obra se
mantiene intacta, a pesar de la influencia de medios externos, y
ello es posible por la preeminencia que se otorga al lenguaje como
cauce delimitador de esas ideologas.9 EI lenguaje enten-dido como
sistema de signos, plano de literariedad; pero tambin como realidad
material, soporte de valores sociolgicos.
De acuerdo con el desglose precedente, la crtica central de
Bajtn hacia el formalismo es que si bien el lenguaje y la obra
literaria son sistemas, en ellos no priva la dicotoma lenguaje
comunicativo/lenguaje literario. Adems, el contenido del texto
artstico no es un mero signo, sino un reflejo del horizonte
ideolgicosociocultural de que la obra misma forma parte. As, el
hombre, su vida, su mun-do, sus valores, se vuelven objeto de
representacin literaria y en ella se vierten contenidos ticos,
epistemolgicos y estticos, y no slo sgnicocomunicativos.10
Extrayndose de aqu dos premisas para el objetivo de este trabajo:
el dialogismo y la alteridad: 1. El formalismo no atiende el
referente, slo examina el signo. 2. Al formalismo no le interesa el
significado ni las estructuras subyacentes de los textos
literarios. El siguiente paso de la investigacin es ver cmo se da
el intercambio, cruce, desplazamiento de contigidades y la
alternancia de voces
sobre el quehacer literario, que en su mayora estaban
condicionados a lo poltico e ideolgico. En este contexto, pero con
resultados ponderables, se ubican Georg Lukcs, Theodor W. Ador-no,
Walter Benjamin y Lucien Goldmann, por mencionar a los ms
representativos, cuyas teo-ras no slo trascienden lo ideolgico,
sino se insertan en los planos realista, sociolgico, reproductivo y
gentico, ampliando las interpretaciones de la obra literaria y su
contexto sociocultural.
9 La nocin de ideologa en Bajtn tiene varias acepciones. Por
ejemplo, cuando lo ideolgico se aplica al signo lingstico, esto
indica que el signo involucra un significado, un reflejo men-tal de
otro objeto la representacin. As, los signos vehiculizan ideas
sobre la realidad designada, lo que, en el esquema de nuestro
autor, lleva a un mundo ideolgico. Tambin, se puede aludir a la
palabra como el signo ideolgico de mayor contundencia y al lenguaje
como el refractario de la ideologa circulante en un espacio social;
o, si se quiere, remitir a que todo sig-no es ideolgico y toda
ideologa existe en algn material semitico concreto. En este
sentido, los sistemas semiticos, el arte, la filosofa, la religin,
la ciencia, etc., son formas ideolgicas o campos de creatividad
ideolgica (v. Voloshinov, 1992: 3140; Silvestri y Blanck, 1993:
5359).
10 Recurdese que la literatura anida en el mundo social, en esa
realidad e imaginario compuesto por normas, mbitos denticos,
referentes simblicos y universos axiolgicos. Y entrega a ese mismo
mundo experiencias estticas y vivencias de lo humano, debido a que
la literatura en-treteje categoras valorativas del otro y lo otro
en conformidad con un excedente de visin que hace posible ensanchar
la amplitud de una perspectiva autocomprensiva para crear una
sntesis multiforme de las cosmovisiones de la realidad (Cuesta
Abad, 1991: 142).
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que traman el texto literario, es decir, la funcin de la
dialoga, teniendo como sustento el quehacer de la palabra.
II. El estatuto de la palabra
Las palabras significan aquello que la sociedad que las produce
les asigna. Su funcionalidad y resemantizacin depende de los
discursos socioculturales o literarios donde se inscriben. Por
ello, no se puede hablar de una pureza de sentido que las abrigue.
La palabra pertenece tanto a quien la enuncia como a quien se
destina y la confronta; esto ya entraa la palabra ajena y su
estatuto dentro del texto o discurso.
Con este antecedente, veamos su operatividad en el corpus
bajtiniano. En La palabra en la novela (1989: 77236),11 Bajtn
aborda la diferencia entre el gnero potico y el novelesco; para
ello, plantea la orientacin dialogstica de la palabra, la cual se
encuentra entre palabras ajenas, creando nuevas, as como
posibilidades artsticas.12 Y, de paso, el autor critica el
pensamiento estilstico tradicional, donde se consideraba que la
palabra se conoce slo a s misma y a su objeto, encontrando oposicin
nicamente con ste. Mientras, para Bajtn, la palabra concreta
enunciado encuentra el objeto al cual orientarse, el que est
condicionado y orientado, por lo que la palabra entra en un medio
agitado. Un enunciado toca miles de filamentos dialgicos y
participa en el dilogo social. Al pasar un vocablo por el campo de
las palabras y acentos ajenos, modula el aspecto y tono estilstico,
lo que deviene en la imagen artsticoprosstica de la novela.
Al mismo tiempo, el enunciado no slo pertenece a la lengua, sino
al contex-to cultural semnticoaxiolgico, por tal razn, puede ser
visto como una entidad dialgica, como interaccin verbal. As, el
dilogo se desmonta en un intercambio
11 En este artculo, Bajtn parte de la crtica hacia el formalismo
y el ideologismo abstracto que gobernaban los estudios literarios
de entonces el trabajo se escribi entre 1934 y 1935. En l, pone
nfasis en que la palabra como fenmeno social no puede desligarse de
la forma y el contenido. Por tal motivo, seala, la estilstica, al
llevar a cabo esa separacin, no aborda filosfica ni sociolgicamente
los problemas de la palabra, pues ignora su vida social.
12 Para Bajtn, la diferencia entre el gnero potico y la novela
es que el primero no utiliza la dialo-gizacin natural de la
palabra; en l, la palabra es autosuficiente y su estilo se
encuentra aislado de la interaccin de la palabra ajena y de
cualquier preocupacin por las lenguas extraas, por tanto, carece de
la sensacin de marginacin, historicidad y determinacin
consustancial a la novela. Adems, el poeta no puede incorporar el
plurilingismo, pues al hacerlo estara transformando el estilo en
sentido prosstico.
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20 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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de enunciados que, para los fines de esta investigacin y dentro
del modelo de comunicacin de Bajtn, es importante, porque las
relaciones intertextuales se dan en el enunciado,13 texto o
discurso donde se asoma lo otro, lo alterno, con miras al dilogo,
al reconocimiento de su presencia, y el otro aparece como su
semejante en tanto sujeto discursivo.
En otro aspecto, la palabra en la novela es bivocal, sirve a dos
hablantes y expresa dos intenciones distintas, est dialogizada
internamente y potencia los dilogos en su sistema lingstico. La
dialogicidad interna de la palabra bivocal en prosa no se agota
temticamente, no puede dramatizarse o fragmentarse por completo,
porque est establecida previamente en el lenguaje como fenmeno
social. El novelista encuentra la bivocalidad en el plurilingismo
que alimenta su conciencia. Adems, en prosa, este tipo de palabras
siempre son ambiguas, pero estn internamente conversadas,
caracterstica que denota su fuente inagotable de dialogismo.
De este modo, la dialogizacin interna en la novela es un
elemento esencial del estilo prosstico, y es el impulso dador de la
forma donde el coloquio de vo-ces nace directamente del dilogo
social de los lenguajes.14 En este proceso, el
13 La intertextualidad no es un concepto bajtiniano, sino una
formulacin de Julia Kristeva, quien la concibe a partir del anlisis
de la relacin de enunciados entre s, que lleva al intertexto y ste
al dialogismo. A decir de Tzvetan Todorov, el trmino de
intertextualidad, introducido por Ju-lia Kristeva en su presentacin
de Bakhtine, reserva la denominacin dialgico para ciertos ca-sos
particulares de intertextualidad, tales como el cambio de rplicas
entre dos interlocutores, o la concepcin elaborada por Bajtn de la
personalidad humana (Todorov, 1981: 95). Tambin, conviene sealar
que Kristeva rechaza la nocin de sujeto individual o social y la
sustitu-ye por la de texto, porque en la prctica de la escritura el
texto resulta del entrecruzamiento de otros textos, que a su vez
resultan de otros entrecruzamientos (GimateWelsh, 2005: 278). En
esta vertiente, en Roland Barthes encontramos tres lugares donde
resuena lo intertextual. 1. En S/Z, expone que todo texto es ya un
intertexto, pues, de manera variable, otros textos se encuentran
insertos en un texto bajo formas reconocibles: los de la cultura
del texto y los de la cultura del entorno (v. Lvaluation et
Linterprtation, en Barthes, 1970: 912). 2. En El placer del texto,
al retomar a Proust como lo que le llega, como un recuerdo
circular, sostie-ne: esto es precisamente el intertexto: la
imposibilidad de vivir fuera del texto infinito no importa que ese
texto sea Proust (Barthes, 1982: 59). 3. En el ensayo La muerte del
autor, presenta los momentos en que la escritura cuya caracterstica
es la polisemia sustituye al autor y el texto se instala en el aqu
y ahora, con todo su entramado de escrituras, pues: el texto es un
tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura
(Barthes, 1987: 69).
14 De acuerdo con el anlisis que se est haciendo, conviene
precisar que el lenguaje literario no es un sistema sociolingstico
cerrado, sino un dilogo entre lenguajes. Por su parte, el lenguaje
comn no es un don divino ni un regalo de la naturaleza, es el
producto de la actividad humana, el resultado de la sociedad y el
reflejo de sus manifestaciones; as, rebasa el simple sistema de
signos y se erige en una entidad cultural e histrica. Pero, una vez
centrada la atencin en los
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21Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
2011
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prosistaartista levanta el plurilingismo en torno al objeto
hasta construir una imagen completa, siguiendo de esta manera el
fenmeno propio de toda palabra viva: la orientacin dialogstica. La
palabra, en este contexto, concibe su objeto de esta manera y se
encuentra orientada hacia una futura palabrarespuesta que la
influye. La palabra del lenguaje es, en este sentido, semiajena y
slo se hace propia cuando el hablante la puebla con su intencin.15
El hablante necesita tomarla del otro discurso, hablante y
apropirsela; podra decirse que el lenguaje est poblado de
intenciones ajenas. Y, si se llevan estos supuestos a su lmite,
bien puede aceptarse que:
Para Bajtn la vida es dialgica por naturaleza. Vivir significa
participar en un
dilogo [] El hombre participa de este dilogo todo l y con toda
su vida []
El hombre se entrega por completo en la palabra, y esta palabra
forma parte del tejido dialgico infinito de la vida humana. Cada
pensamiento, cada vida, llega
a formar parte de ese dilogo inconcluso con toda su
personalidad, con todo su destino (Llovet, et al, 2005: 376).
En esta directriz, al estudiar el estatuto de la palabra, Bajtn
presupone que tal indagacin lo llevar a ponderar las articulaciones
de la palabra como complejo smico; es decir, la valoracin de las
palabras dentro de una frase es indispen-sable para hallar las
funciones (relaciones) en el nivel de las articulaciones de
secuencias mayores (dilogos, reconocimiento de lo otro).16 Al
introducir la
signos de la literatura, es posible captar la forma en que la
escritura connota un modo literario. Ahora bien, desde el punto de
vista social, el lenguaje literario se presenta como algo
homo-gneo; pero, en cualquier caso, toda concepcin del mundo
socialmente significativa, tiene capacidad para difundir
posibilidades intencionales del lenguaje por medio de su realizacin
concreta especfica (Bajtn, 1989: 107); y toda manifestacin
importante para lo social puede imponer matices semnticos y tonos
valorativos al lenguaje.
15 La palabra ajena ha sido determinante en la edificacin de las
culturas, a ella ha correspondido verter luz sobre la cultura, la
historia, la religin, la organizacin sociopoltica, el arte, el
pen-samiento y el ser del otro que llega al reconocimiento a travs
del dilogo directo o develado. Ahora, desde un punto de vista
analtico, el sentido de una palabra se define por su contexto. Sin
embargo, la palabra no pierde su unidad ni se desintegra en el
nmero de palabras corres-pondientes a los contextos de su uso.
16 No es infundado decir que el proceso dialgico del enunciado y
de la palabra induce a una hermenutica de la palabra ajena, a un
saber leer y comprender el discurso del otro. La men-cin obvia es
la filosofa hermenutica de HansGeorg Gadamer, en particular su
artculo La cultura y la palabra, donde el pensador alemn devela a
la palabra como la forma de comuni-
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22 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
2011
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nocin de status de la palabra como unidad mnima de la
estructura, Bajtn sita el texto en la historia y en la sociedad,
consideradas tambin como textos que el escritor lee y en los cuales
se inserta reescribindolos. La diacrona se transforma en sincrona,
y a la luz de esta transformacin la historia lineal aparece como
una abstraccin; la nica manera que tiene el escritor de participar
en la historia pasa a ser entonces la transgresin mediante una
escrituralectura, es decir, me-diante la prctica de una estructura
significante en funcin de o en oposicin a otra estructura. La
historia y la moral se escriben y se leen en la infraestructura de
los textos. Julia Kristeva precisa: Bajtn sita el texto en la
historia y en la sociedad, consideradas a su vez como textos que el
escritor lee y en los cuales se inserta reescribindolos (Navarro,
1996: XII). Y contina:
Bajtn es uno de los primeros en sustituir la segmentacin esttica
de los textos por un modelo en que la estructura literaria no es,
sino que se elabora con res-pecto a otra estructura. Esta
dinamizacin del estructuralismo slo es posible a partir de una
concepcin segn la cual la "palabra literaria" no es un punto (un
sentido fijo), sino un cruce de superficies textuales, un dilogo de
varias
escrituras: del escritor, del destinatario (o del personaje),
del contexto cultural
actual o anterior (Ibid, 2).
As, el status de la palabra como unidad mnima del texto
construido como mosaico de citas, es absorcin y transformacin de
otro texto resulta ser el mediador que liga el modelo estructural
al entorno culturalhistrico, as como el regulador de la mutacin de
la diacrona en sincrona, en estructura literaria. Mediante la nocin
misma de status, la palabra es puesta en espacio: funciona en tres
dimensiones sujetodestinatariocontexto como un conjunto de
elemen-tos smicos en dilogo o como un conjunto de elementos
ambivalentes.
cacin ms pura, como la voz del dolor y del placer arrebatado a
la naturaleza; es la resolucin de la comunidad en el medio justo de
la comprensin, de lo bueno y de lo til, del sentido de pertenencia
a travs del dilogo (v. Gadamer, 1993: 721). Esta empata problemtica
la aborda Michael Gardiner (1991: 111117) en el captulo titulado
Bakhtin, Gadamer and the critique of ideology, donde analiza la
crtica a la ideologa a partir de la funcin del dilogo proceso
verbal en tanto sentido y referencialidad discursiva.
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23Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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III. Dialogismo y alteridad
Los conceptos a dilucidar, as como las cuestiones abordadas
previamente, exigen una precisin general desde la cual se deriva
esta exgesis. La literatura es la parte inalienable de la cultura y
no puede ser comprendida fuera del contexto de toda la cultura de
una poca dada (Bajtn, 1999: 347). En este tenor, el fenmeno
literario no puede encerrarse solamente en el periodo de su
creacin, en su actua-lidad; para entenderse, es necesario
aprehender su pasado, su sentido, para vislumbrar cmo ste se
proyecta al futuro. He aqu otra forma de dialogicidad y alteridad.
Valga para ello el siguiente esquema.
B A CRaces histricoculturales. Presente de la obra. Lo que dir
el texto.Dilogo de voces Da una visin del ser Nuevos
significados.
humano. El escritor dice
lo propio en un lenguaje ajeno, o lo ajeno en un lenguaje
propio.
Lo anterior me permite formular: entre el movimiento de B A y de
C A se establece un sentido, cierto dilogo y reconocimiento gracias
a la palabra (del texto y del crtico). Entre A y C se desplaza el
estudioso, como sujeto interlocutor de voces, dando cabida al
dilogo en cuanto interaccin del yo con el otro. Por lo tanto, el
dialogismo y la alteridad no existen sin la palabra del otro. Entre
A y B hay un rescate de voces o una acumulacin significativa que
pervive en la palabra ajena. Mientras, la comprensin, oscilante
entre los vnculos de cada instancia (A, B, C; B A, A C, B C), pone
en juego el horizonte axiolgico del otro, su palabra y la
responsabilidad de la escritura. En este esquema se presu-pone el
gran tiempo bajtiniano, como la categora que posibilita el
reconocimiento de una obra, el cual no tiene que ver con periodos o
limitantes temporales, sino con la pervivencia de significados que
trascienden la escritura del texto. Podra decirse que en el gran
tiempo la plenitud de la obra se manifiesta y el dialogismo y la
alteridad se conjuntan en favor del sentido.17 As, el sentido
descubre sus
17 El gran tiempo funge como una forma de la sensibilidad
kantiana donde lo que hace ser a una obra valor esttico, cognitivo,
tico, histrico, etc. se expresa y encuentra su reco-
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24 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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profundidades al encontrarse y al tocarse con otro sentido, un
sentido ajeno (Bajtn, 1999: 352).
El proceso dialgico no implica la fusin o mezcla de un sentido
en el otro, sino el enriquecimiento y la unidad del sentido buscado
y del sentido proyectado en la obra. Esto mismo se aplica al dilogo
entre culturas, cada una conserva su totalidad axiolgica abierta al
otro en aras de enriquecerse. En esta perspectiva, el mtodo
dialgico se opone a un sentido o una verdad de la obra literaria,
pues el sentido y la verdad que posee un texto se devela por medio
del dilogo y alcanza su reconocimiento y alteridad a travs de la
palabra del otro.18
Adems, desde un enfoque descriptivo, el dialogismo designa la
estructura interactiva de la comunicacin verbal: todo mensaje
suscita una respuesta del receptor. El dialogismo nace de la
actualizacin de un mensaje, vertido en signos interpretables dentro
de ese complejo smico que es la dimensin social (re-trocomunicacin
de los signos, independientemente de los cdigos en cuestin). Ahora
bien, esto va en paralelo, en el proyecto bajtiniano, con la
polifona, la cual alude a la estructuracin de la sociedad en
mltiples discursos interactuantes entre s. El siguiente peldao es
contemplar a la cultura como la coexistencia de textos. Pues,
aplicado a la cultura, el dialogismo bajtiniano expresa el
permanente feedback que dinamiza y desarrolla las estructuras
histricas de la sociedad. De este
modo, se trata de observar los textos como entramados polifnicos
que super-ponen unos signos a otros y correlacionan enunciados
procedentes de sujetos y universos plurales (Cuesta Abad, 1991:
168).
nocimiento atemporal. En el otro extremo estara el microtiempo,
como la instancia donde la vida se desenvuelve, el hombre acta y se
perfilan sentidos del hacer humano obras, arte, conocimiento, etc..
Claro, no debe olvidarse que otro de los aportes del terico ruso es
la concepcin del cronotopo (tiempoespacio) como categora de anlisis
literario (v. Las formas del tiempo y del cronotopo en la novela,
en Bajtn, 1989: 237409).
18 El modelo de la formulacin bajtiniana se encuentra en los
dilogos socrticos de Platn, en especial en el proceso de
desocultamiento de la verdad y en la naturaleza dialgica del
pensa-miento: monologismo versus dialogismo (v. Bajtn, 1986:
154159). Desde luego, nuestro autor lo arguye a partir de su
categora de anlisis tan recurrente en sus escritos: la
carnavalizacin.
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25Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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De manera conjunta, se pueden apreciar el dialogismo y la
alteridad en obras especficas. Por ejemplo, en el primer trabajo de
1929, Problemas de la potica de Dostoievski, Bajtn compar el mundo
narrativo de Len Tolstoi con el de Feodor Dostoievski, mostrando la
existencia de dos configuraciones novelescas. La de Tolstoi,
argumenta, es de tipo monolgico, porque las voces de los personajes
se funden, integradas, en la voz del autor, que absorbe sus puntos
de vista, sin dejarlos existir realmente; mientras que la de
Dostoievski, de tipo "dialgico", pone en juego una nueva visin del
mundo, donde los personajes conservan su independencia, sus
criterios, hasta el punto de ser dueos de su propio universo de
valores. Uno de los conceptos bajtinianos ms socorridos en la
crtica actual se encuentra en este libro: la "polifona" textual, es
decir, la pluralidad de voces con que se articulan las muchas
conciencias de un universo narrativo (v. La no-vela polifnica de
Dostoievski y su presentacin en la crtica y La palabra en
Dostoievski, en Bajtn, 1986: 1570, 253375).19 Aqu tiene lugar la
comprensin de enunciados ajenos, lo cual significa orientarse
respecto a ellos, encontrar-les el lugar apropiado en un contexto
correspondiente. As, por encima de cada palabra de un enunciado que
se vaya entendiendo, se forman unas especies de niveles construidos
con las propias palabras de la respuesta; as, cuanto mayor es su
nmero y cuanto ms importantes son, tanto ms profunda y sustancial
es la comprensin.
Bajtn involucra en sus procesos de anlisis diversas
manifestaciones pin-tura, msica, folclor con las que rodea,
significativamente, el cuerpo de la obra literaria, en busca de
nuevos valores con los cuales comprenderla. Ello implica, por
supuesto, una concepcin distinta de la dimensin esttica, mucho ms
amplia porque se conjugan, en su conformacin, la prctica cultural e
histrica, delimi-tada dialcticamente, no en sentido hegeliano, sino
dialgico.20
19 Para nuestro autor, Dostoievski crea la novela polifnica y,
al hacerlo, muestra un tipo de pensa-miento capaz de alcanzar la
conciencia pensante del hombre y la esfera dialgica de su
existen-cia, inabarcables artsticamente desde una posicin monolgica
novela corta, poema, drama; novela biogrfica, histrica
costumbrista, entre otras. De forma anloga, Don Quijote sera el
modelo clsico y puro del gnero novelesco, pues en l perviven las
posibilidades literarias de la palabra plurilinge y el dilogo
interno.
20 La diferencia entre Hegel y Bajtn es que el pensamiento del
filsofo alemn es monologal, mientras que el del fillogo ruso es
dialgico; al primero corresponde una esttica de la poesa, al
segundo de la prosa novela; el germano pone atencin en los
conceptos de individuo y nacin instancias trascendentes dentro de
la filosofa del derecho y la fenomenologa del
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26 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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Por una parte, seala que la novela es la diversidad social,
organizada arts-ticamente, del lenguaje (Bajtn, 1989: 81), con lo
que recoge los planteamientos con que haba criticado, en 1924, al
formalismo, ms la asimilacin de los valores de que el lenguaje es
portador.21 Asimismo, aade que esa organizacin artstica es "de
lenguas y de voces individuales", puesto que una novela, como
totalidad que es, acoge en su seno la estratificacin de una lengua
nacional en sus distintos dialectos y en sus variadas formas
lingsticas referidas a las generaciones, las edades, o a sus
expresiones sociales y polticas. Junto a esa diversidad extrema,
Bajtn tiene en cuenta la estratificacin interna de una lengua" en
cada momento histrico en que es sorprendida y que es la base real
sobre la que se efecta el trabajo del novelista: dar cuenta no slo
de un "plurilingismo social", sino, a la vez, de un "plurifonismo
individual", trama de voces y red de perspectivas que posibilita la
inclusin de la realidad en el texto literario. Por ello, Bajtn
habla de formas arquitectnicas, porque el contenido est en estrecha
dependencia con esos pilares polifnicos de voces diversas que
sostienen el mundo narrativo:
[] a travs de ese plurilingismo social y del plurifonismo
individual, que
tiene su origen en s mismo, orquesta la novela todos sus temas,
todo su univer-so semnticoconcreto representado y expresado. EI
discurso del autor y del
narrador, los gneros intercalados, los lenguajes de los
personajes, no son sino unidades compositivas fundamentales, por
medio de las cuales penetra el plu-rilingismo en la novela [...]
Esas relaciones y correlaciones espaciales entre los
enunciados y los lenguajes, ese movimiento del tema a travs de
los lenguajes y discursos, su fraccionamiento en las corrientes y
gotas del plurilingismo so-cial, su dialogizacin, constituyen el
aspecto caracterstico del estilo novelesco (Bajtn, 1989: 81).
De hecho, el contenido narrativo puede ser explorado desde tres
perspectivas: 1. la contextual, que permite valorar el conjunto de
las ideologas y de las opi-
espritu, el sovitico en la personalidad representacin artstica y
el pueblo estudio sobre Rabelais.
21 Cabe hacer mencin que el gnero novelesco tiene como cualidad
que el hombre es un ser que habla, lo que se traduce en que el
objeto de esta forma literaria es el hablante y su palabra. Esto
ltimo se vuelve el fin de la representacin verbal y artstica. El
hablante en la novela es un hablante social, un idelogo y sus
palabras son ideologemas. As, la imagen del hombre en-s, en la
novela, no es lo trascendental, sino la imagen de su lenguaje.
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27Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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niones que se expresan en la obra creada; 2. la tica, sobre la
que reposa el plano caracterolgico de los personajes, y 3. la
esttica, que regula, en su dimensin realizadora, la organizacin de
voces que posibilita existir a los otros planos.
De nuevo, en Teora y esttica de la novela, el dialogismo ocupa
el centro de las reflexiones tericas. Dialogismo entendido como
manifestacin de las "voces" individuales de los personajes y su
plasmacin colectiva y, al mismo tiempo, como nivel en el que
suceden las transformaciones de esas unidades caracterolgicas,22
los cambios discursivos y la integracin plural de voces de
distintos tiempos (his-tricos y sociales): una perspectiva abierta
para que el receptor se haga presente en mundos alejados de su
realidad. Bajtn, de forma meridiana, llega a afirmar que un
"enunciado vivo" no puede dejar de participar, de intervenir
activamente en el dilogo social;23 es ms, es ese dilogo social el
que se convierte en fun-damento de la exploracin que la novela
propone.24
En Bajtn, la escritura literaria se convierte en objeto directo
de investiga-cin, pero, sobre todo, es el punto de vista desde el
que considera la relacin de la alteridad y la estructura dialgica
del discurso. A decir de Augusto Ponzio:
Bajtn se mueve en un terreno mucho ms amplio que el que
institucionalmente
se delimita como historia de la literatura o del arte en
general. Por un lado,
podramos caracterizar el pensamiento de Bajtn como filosofa de
la literatura
(o quiz mejor, como filosofa de la creacin artstica), pero
atribuyendo, en el
22 Paul de Man (1990: 167) afirma: el dialogismo tambin funciona
como principio de otredad radical o [] como principio de exotopa:
lejos de aspirar al telos de una sntesis o resolucin, [] la funcin
del dialogismo es apoyar y examinar la exterioridad radical o
heterogeneidad de una voz en relacin a cualquier otra, incluyendo
la del novelista mismo. Aqu, llama la aten-cin el trmino exotopa,
pues si en un primer momento remite al colocarse fuera del objeto
para analizarlo, ya considerado como funcin de la palabra ajena o
de la otredad verbal, manifiesta los lmites de la lingstica de la
identidad, y abre camino hacia la alteridad privi-legio de lo
otro.
23 La concepcin bajtiniana de la dialoguichnost (dialogicidad)
se enfoca a la prctica crtica, donde lo fundamental es el dilogo
entre personalidades, entre sujetos discursivos reales o
potenciales (v. Navarro, 1996).
24 Sin embargo, hay que tener en cuenta que: El dilogo para
Bajtn es un modo especial de interaccin. Desafortunadamente, a
menudo se toma como sinnimo de interaccin o interac-cin verbal en
general y por eso se trivializa. Como Bajtn usa el trmino, dilogo
no puede ser igualado con argumento ni equivalente a composicin
expresa del dilogo, esto es, la representacin secuencial de
trascribir voces en una novela o en una obra (Morson y Emerson,
1990: 49).
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28 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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plano del anlisis lgico, al "de la literatura" tambin y
principalmente un valor genitivo subjetivo y no slo de genitivo
objetivo (Ponzio, 1998: 208 209).
Al estudiar a Bajtn se puede observar la estrecha relacin entre
"arte" y "vida", en el sentido de que todo lo que se experimenta en
el arte tiene que trasladarse a la existencia para enriquecerla y
renovarla. Sus aportes muestran la responsabilidad tica y esttica
del autor, as como la reflexin entre el nexo textual y
extratex-tual.25 De esta manera, la relacin interpersonal se enfoca
a la unin entre el yo/otro y el problema del valor literario y el
valor artstico en general, es decir, la unin entre valor esttico y
fundacin de las ciencias humanas en un humanismo llamado de la
alteridad, la cual se encuentra en el interior del sujeto, del yo,
que es el mismo dilogo, relacin yo/otro. La conciencia del yo no
tiene ningn privilegio ontolgico, pues es inseparable del
lenguaje,26 y ste es de otros, antes de que se convierta en
"propio", antes de que se identifique con la misma conciencia y
exprese las propias intenciones, el particular punto de vista:
Nuestro discurso, es decir, todas nuestras enunciaciones (incluidas
las creativas), est lleno de palabras ajenas que tienen un
diferente grado de alteridad o asimilacin y que se usan con
diferentes grados de conciencia o de resalto (Bajtn, 1997:
278).
Cabe anotar que la relacin con el otro no est planteada en
trminos de diferencia recproca, sino que se concibe como excedente,
como superacin del pensamiento objetivado, como fuera de la relacin
sujetoobjeto y de la relacin de intercambio, incluida la de
significado y significante, donde el vnculo se pre-senta dentro del
mismo yo, sin que ello comporte su asimilacin.
Bajtn, al reflexionar sobre la "expresin", la caracteriza como
desplazamien-to hacia el otro, como "autorrevelacin", en la que el
sujeto "se revela al otro" y al mismo tiempo "permanece siempre
para s mismo". En este caso, la exactitud del conocimiento ya no
cuenta como criterio y, si se quiere hablar de conocimiento
25 En literatura, la tica se observa mediante la enunciacin. Y,
en Bajtn, la tica es el modo de relacionarse con los valores, no es
una fuente normativa de ellos; es un sistema relacional puesto en
accin a travs del acto lingstico. Su esttica se puede apreciar como
un romance entre el yo y el otro inmiscuidos en el dilogo. Por su
parte, lo esttico acepta los elementos del mundo para darles otro
valor, no funda nada nuevo, slo aprovecha los distintos campos
sensointeligibles y crea su propio objeto y principios.
26 Estas ideas denotan una preeminencia de la otredad sobre el
yo y su papel en la consciencia del sujeto, pues: como el cuerpo se
forma inicialmente dentro del seno materno cuerpo, as la conciencia
del hombre despierta envuelta en la conciencia ajena (Bajtn, 1999:
360). La postu-ra nos muestra la formacin del otro en la conciencia
verbal, tan necesaria para el dialogismo.
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29Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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respecto a la expresin, se trata de un "conocimiento de lo
individual", de una "comprensin de la expresin", en donde el
contexto del que conoce se interrela-ciona con el contexto de lo
conocido, en donde se cruzan y se enlazan recproca-mente dos
conciencias del yo y del otro; "aqu yo existo para el otro" , "a
travs del otro". En este planteamiento hay una comprensin tcita, a
saber:
la comprensin se completa por la conciencia y se manifiesta en
la multiplici-dad de sus sentidos [] es activa y tiene un carcter
creativo [] multiplica la
riqueza artstica de la humanidad. La co-creatividad de los que
comprenden
(Bajtn, 1999: 364).
La cuestin de la alteridad y del dilogo implica necesariamente
la del lenguaje verbal (oral y escrito) y del signo en general; por
lo tanto, se acude a las disci-plinas que se ocupan directamente de
l: la lingstica, con todas sus ramas y divisiones, y la semitica.
Pero la propia alteridad y la dimensin dialgica del discurso
obligan a estas disciplinas a realizar una crtica de sus propias
nociones y fundamentos, porque ellas son las modalidades
primordiales y constitutivas de lo que se presenta como signo. Dice
Ponzio: De tal forma que la reflexin sobre el lenguaje verbal y el
signo en general puede servir como aportacin al problema de la
alteridad y del dilogo (1998: 211).
Es una alteridad en la que el otro existe para s,
independientemente del yo, y no espera a que este le conceda un
sentido, no espera una conciencia que lo objetive o lo interprete
para ser otro; el signo de la alteridad no relativa al yo del
dilogo no formal, aparente, sino real y sustancial, posee una
autonoma irredu-cible respecto al significado que el intrprete le
atribuye.27 Esto vale tanto si se trata del intrprete que "lee" el
signo, el "lector"; como si se trata del intrprete que lo
"produce", el "autor". El signo expresa un sentido diferente del
que le con-cede el yo como intrprete y tiene, por ese motivo, una
subjetividad propia, una materialidad propia, una capacidad de
resistencia con respecto a la conciencia que lo interpreta y le
atribuye un significado. Los lmites de la interpretacin los
27 Aqu est en juego lo que Voloshinov (1992: 142) llama
significacin, entendiendo por ella el efecto de interaccin del
hablante con el oyente con base en un material de un complejo
fni-co determinado. Y, en una vertiente paralela a los temas
abordados en este trabajo, se puede hablar de escucha dialgico, el
cual opera en el yo, atiende el decir del otro, singulariza y
contextualiza, da un valor y sentido al mensaje.
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30 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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proporciona la objetividad, la materialidad, la autonoma del
signo, es decir, la alteridad respecto al yo interpretante, sea
este el "receptor" o el "enunciatario" o el lector, o quien lo
produce, el "enunciador", el "autor" en persona con toda su
autoridad.
Conclusin
A partir de la crtica al formalismo, Mijail Bajtn construye y
resemantiza con-ceptos de anlisis tericoliterarios, como la funcin
de la palabra en el discurso literario; ms all de su mero valor
material y sgnico, le interesa ver su estatus en cuanto resonancia
de cdigos culturales y acercamiento a discursos ajenos. Este camino
lo lleva a preguntarse sobre la interrelacin del yo y del otro, es
decir, sobre lo que sustenta al dilogo y lo que se perfila en su
ejercicio: el dialogismo y la alteridad.
Ahora bien, la formacin ideolgica que impregna el proyecto
bajtiniano, presupone la asimilacin selectiva de palabras ajenas y
el esclarecimiento de su sentido. Puede decirse que, siguiendo los
planteamientos vertidos en esta investi-gacin, la palabra es
frontera entre lo propio y lo ajeno y, antes de su apropiacin, est
anegada de intenciones externas, se encuentra en una posicin
interindividual y slo adquiere un acento cuando es apropiada por el
hablante o en un texto.
Por otro lado, la recurrencia del autor a la prosa, en
particular a la novela y la polifona, se transforma en la condicin
de posibilidad para la alteridad y el dialogismo, y, por ende, para
que se establezca la relacin yo/otro, lector/obra, texto/mundo.
Dicho proceso no ocurre en otros gneros literarios. Aqu, lo
im-portante sera ver qu pasa en cada instancia y cmo se va
transformando el yo (lector) debido a lo que dice el otro (texto),
y de qu manera lo otro (el texto) aprehende cierta visin del mundo
esttico, sociocultural y tico.
En sentido estricto, dialogismo y alteridad se proyectan a
partir del reco-nocimiento y el dilogo de un lenguaje con otro y de
la aceptacin de lo que la palabra ajena trae a nosotros. Desde un
punto de vista crtico, estas concepciones tambin se podran decantar
como el espacio verbal donde dos instancias (textocrtica) se
disputan la legitimidad e identidad de las palabras, la pertinencia
del sentido textual o formulado que, por una u otra va, llevan al
problema de la comprensin y el significar.
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31Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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El dialogismo bajtiniano es inherente al mismo lenguaje, la nica
esfera posible de la vida del lenguaje; esto no quiere decir que el
dilogo sea slo el lenguaje asumido por el sujeto, sino que es una
escritura en la que se lee al otro. La alteridad, ya sea en cuanto
reafirmacin de lo que se es o en tanto acepta-cin de lo otro en un
texto, es la estela de lo trascendente del hombre develado en el
dilogo y aprehendido en la comprensin. Pero, la comprensin del otro
o de lo otro, no implica una negacin de s mismo o el olvido de
algo, sino la dilu-cidacin y el esclarecimiento de algo gracias a
lo que dice el otro.
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32 Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre
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Bibliografa
Bajtn, Mijail (1999), Esttica de la creacin verbal, trad. de
Tatiana Bubnova, Mxico, Siglo XXI, 396 pp.
___ (1997), Hacia una filosofa del acto tico, trad. de Tatiana
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Recibido: 11 de julio de 2011.Liberado: 26 de septiembre de
2011.