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Contribuciones desde Coatepec ISSN: 1870-0365 [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México México Hernández, Silvestre Manuel Dialogismo y alteridad en Bajtín Contribuciones desde Coatepec, núm. 21, julio-diciembre, 2011, pp. 11-32 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28122683002 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
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Dialogismo y alteridad en Bajtín

Nov 14, 2015

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Pascual Brodsky

Texto teórico sobre los conceptos de dialogismo y alteridad en el teórico ruso Mikhail Bajtín
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  • Contribuciones desde CoatepecISSN: [email protected] Autnoma del Estado de MxicoMxico

    Hernndez, Silvestre ManuelDialogismo y alteridad en Bajtn

    Contribuciones desde Coatepec, nm. 21, julio-diciembre, 2011, pp. 11-32Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    Toluca, Mxico

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28122683002

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  • 11Contribuciones desde Coatepec n nmero 21, julio-diciembre 2011 pginas 11-32

    Dialogismo y alteridad en Bajtn

    Dialogism and Alterity in Bakhtin

    silvesTre maNuel HerNNdez

    Resumen: El objetivo de este artculo es presentar una dilucidacin sobre los conceptos dia-logismo y alteridad en el pensamiento de Mijail Bajtn. Se hace hincapi en la crtica de

    Bajtn al formalismo, la dimensin social e histrica de la literatura, la relevancia de la palabra ajena y la importancia del principio dialgico en los escritos del fillogo ruso. Se sostiene la

    hiptesis de que el lenguaje y la palabra del otro, manifiestos en el discurso social o en los dilogos de la novela, posibilitan develar la alteridad y el dialogismo.

    Palabras clave: comprensin, lenguaje, lo otro, palabra, alteridad, dialogismo

    Abstract: The aim of this paper is to present an elucidation on the concepts dialogism and alterity in the thought of Mikhail Bakhtin. The emphasis is on Bakhtin's critique to formalism, on the social and historical dimension of literature, on the relevance of the others word and on the importance of the dialogic principle in the writings of Russian philologist. The hypothesis being held is that language and the word of the other, manifest in the social discourse or in the dialogues of the novel, reveal alterity and dialogism.

    Keywords: Comprehension, Language, the Other, Word, Alterity, Dialogism

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    silvestre manuel Hernndez n dialogismo y alTeridad eN bajTN

    Para Leny Andrade Villa,como una forma de agradecimiento por lo brindado en mi vida, en mi trabajo.

    Introduccin

    La visin moderna de la literatura, a partir de los hallazgos y formulacio-nes del estructuralismo lingstico de Ferdinand de Saussure, expuesto en su Cours de linguistique gnrale (1915), tuvo muy clara la funcin del lenguaje en tanto materialidad discursiva significante y, asimismo, perfil la importancia del escritor y del lector, pero no se ocup de la carga ideolgica del lenguaje, de la otredad en trminos de significacin de un lenguaje otro, de la identidad del lenguaje en cuanto valor cultural, ni del peso axiolgico del dilo-go intercultural, ya sea a travs de los mundos novelados o gracias a los distintos discursos que forjan nuevos sentidos, unidad y enriquecimiento a una cultura y su configuracin de la realidad. Esto ltimo se fue problematizando conforme los objetos de investigacin tericoliterarios se profundizaron y ensancharon hasta lograr aprehender su referencialidad y significacin.

    A lo largo de los aos veinte del siglo pasado, Bajtn particip en las pol-micas y debates que el formalismo sostuvo contra la ideologa marxista. De ello, vislumbr las bases para la construccin de nuevos conceptos y formulaciones que explicaran aspectos relevantes del fenmeno literario, como el estatuto de la palabra, las formas arquitectnicas del texto o el dialogismo. Al respecto, la nocin de dialogismo est desarrollada a partir de un prolongado examen del for-malismo. Baste citar los libros bajtinianos El marxismo y la filosofa del lenguaje (atribuido a Voloshinov) y El mtodo formal en los estudios literarios (adjudicado a Medvedev).1 En estas obras, el dialogismo tiende a superar al formalismo en cuanto que es un trmino descriptivo y metalingstico que dice algo sobre el lenguaje y no del mundo. As, la relacin dialgica es intralingstica, la imagen de una forma del habla y no de una sociedad o de la relacin interpersonal. En

    1 A consecuencia de problemas personales, estos libros fueron editados bajo los nombres de los amigos de Bajtn; el primero apareci en 1929 y el segundo en 1928. En 1929 se dio a conocer, ya con su propio nombre, la primera versin de su libro Problemas de la obra de Dostoievski; la segunda edicin (1963), ampliada y complementada, se titul Problemas de la potica de Dostoievski (v. Bajtn, 1986: 8).

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    trabajos posteriores, el dialogismo cumplir distintas funciones, ya sea como principio de otredad, como apoyo para el examen de la exterioridad de una voz respecto a otra, o como discurso socialmente orientado.

    La categora comprensin es relevante en el sistema de Bajtn porque, desde un principio, y en su misma forma, est predispuesta dialgicamente en la expre-sin: Toda comprensin es dialgica. La comprensin se contrapone al enuncia-do igual como una rplica se contrapone a otra en un dilogo. La comprensin busca para la palabra del hablante una contrapalabra (Voloshinov, 1992: 142). As se requiere no slo de la decodificacin o la interpretacin identificadora, sino de la comprensin respondente, acto no remitido slo al mbito enunciativo y su consecuente anlisis, sino enmarcado en un contexto tico, por la carga ha-cia el otro que puede tener una composicin verbal en s y dentro de un corpus literario.2 Pinsese que la comprensin activa enriquece lo inteligible y ello es producto de la comprensin concreta en la vida real del lenguaje. La compren-sin madura en una respuesta y, tanto la activa como la concreta, se funden dialcticamente en la conversacin. En este hecho, lo primordial es el hablante y su orientacin hacia el oyente, pues lo que est en juego es el horizonte ajeno donde se establece la comprensin.

    De acuerdo con lo anterior, el objetivo de este artculo es hacer un acerca-miento terico a los conceptos dialogismo y alteridad en Mijail Mijailovich Bajtn (18951975). Es necesario decir que no har una reflexin exhaustiva de todas las obras del fillogo ruso en donde aparecen dichos trminos, para de ah desprender una exposicin;3 slo tomar ciertos pasajes de su produccin, donde

    2 Esto se sostiene en una conceptualizacin del acto, fundamental en el pensamiento de Bajtn. El vnculo del acto con el ser, la responsabilidad, la conciencia, su devenir en el mundo so-cial y artstico, su jerarqua en el modelo arquitectnico, su aprehensin semnticoverbal y la contraposicin axiolgica entre el yo y el otro, se encuentra en el estudio Hacia una filosofa del acto tico (Bajtn, 1997: 781). En l hay una exigencia nodal que presupone el dialogismo y la alteridad: que la filosofa moral describa el mundo real del acto tico no como algo abs-tracto, sino en cuanto a los momentos de su estructuracin y disposicin concreta. Tales son: yoparam, otroparam y yoparaotro; todos los valores de la vida real y de la cultura se distribuyen en torno a estos puntos arquitectnicos principales del mundo real del acto tico: los valores cientficos, los estticos, los polticos los ticos y los sociales inclusive y, finalmen-te, los religiosos. Todos los valores espaciotemporales y de contenido semntico se estructuran en torno a estos momentos centrales emocionales y volitivos: yo, otro, yoparaotro (Bajtn, 1997: 61).

    3 Tanto el sistema de ideas de Bajtn como la estructuracin de su pensamiento, no estn concen-trados en un texto en particular, aparecen dispersos en sus investigaciones; empero, tienen la

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    se pueden vislumbrar los elementos para construir la estructura cognitiva del binomio en cuestin. Tambin debo aclarar que las conceptualizaciones bajtinia-nas corresponden a la prosa, en particular al lenguaje y al universo literario de la novela. La hiptesis de esta investigacin es que el lenguaje y la palabra del otro, manifiestos en el discurso social o en los dilogos de la novela, permiten develar la alteridad y el dialogismo. Por tal motivo, la investigacin se centra primero en la crtica al formalismo, de la cual se extrae la necesidad de analizar la dimensin social e histrica de la literatura. Despus se presenta la exgesis del estatuto de la palabra, para ver la preeminencia del reconocimiento hacia la palabra ajena dentro del dilogo. Y, como sntesis de los aportes del terico en estudio, se aborda la dupla dialogismo y alteridad, donde las concepciones sobre el lenguaje, la palabra, la ajenidad del otro y el reconocimiento son va-lorados en cuanto aporte cognitivo para una nueva mirada hacia el fundamento del fenmeno literario y el trazo de probables lneas de indagacin.

    I. La crtica al formalismo

    En el ensayo de 1924, EI problema del contenido, el material y la forma en la creacin literaria (1989: 1375), Bajtn realiza una investigacin tericoliteraria inscrita en la discusin sobre los problemas metodolgicos de la ciencia literaria

    caracterstica de absorber los problemas de la esttica de la poca moderna: el arte de la palabra y el lenguaje. La suya es una esttica re-formulada debido al fundamento dialgico y a la pre-ponderancia de la prosa literaria. Pero, si se quisiera trazar las lneas de su sistema, estas con-tendran una teora del sujeto que se ocupara del acto tico, la responsabilidad y la alteridad; una teora del lenguaje, enfocada a la palabra, a lo otro ens de la enunciacin; y una teora de la novela, dominada por el dialogismo y la renovacin constante del dilogo. Desprendindose de esto: 1. Bajtn no habla de la literatura, sino a travs de ella plantea cuestiones fundamenta-les al ser humano. As, la novela funge como elemento cognoscitivo del mundo y, gracias a su naturaleza, es subversiva y desmitificadora. 2. El mundo es algo personalizado por el lenguaje, una entidad llena de palabras de otros con las que discutimos. En este sentido, el lenguaje es una visin del mundo, y las ideas no tienen un slo autor, son producto de la comunicacin, surgen de una pregunta. 3. Para el fillogo ruso, el objetivo de las ciencias humanas es el ser expresivo y parlante, su realidad es el texto y lo significativo es lo que se habla. 4. La unidad del esquema bajtiniano est delimitada por la realidad tica, esttica y cognoscitiva que la obra comporta. El acto, consustancial a cada una de las tres instancias, pertenece al mbito intelec-tivo y responsable del ser humano, oscilante entre el lenguaje de la obra literaria y el lenguaje externo que busca sentidos. 5. La otredad es la condicin de posibilidad para reconocer la palabra del otro. El otro define y se define por el lenguaje; el otro es otro yo vertido en la otredad del lenguaje.

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    de aquella poca, dominada por la visin formalista de la potica.4 En su anli-sis, el autor construye una crtica formalista para desmontar ideas formalistas; por ello, seala que estos tericos han partido de un postulado equvoco al pretender delimitar la esencia del lenguaje literario, pero en un dominio ajeno al de la est-tica y alejado de las determinaciones fundamentales sobre el arte; los formalistas han renunciado al objeto verdadero de la potica, la obra literaria, para concen-trarse en el material que integra esa obra: el lenguaje. En consecuencia, la potica formalista es extremadamente simple, ya que se limita a cuestiones lingsticas, desechando los conceptos esenciales con que habra de articularse una visin esttica. El resto de los componentes que puede albergar una obra literaria son re-chazados, de plano, por los formalistas o bien son considerados como "metforas", ajenas a los valores intrnsecos en que ha de sostenerse la literariedad del texto. Un formalista no atender a los problemas sociales, religiosos, ticos, que han podido estar en el origen de la formacin de una obra; lo que devela a la esttica formalista como una de carcter material. Amalia Rodrguez Monroy aclara:

    La esttica material as denomina Bajtn los postulados del formalismo

    planteaba la primaca material en la creacin artstica" y la obra no era sino ese material organizado. Queda as inexplicada e incomprendida la intensidad emocionalvolitiva de la forma"; el ms all del sentido ni siquiera se atisba cuando slo se habla de la actividad uso del recurso o procedimiento ante el

    material (Medvedev, 1994: 31).

    Frente a ello, Bajtn apostaba por desplazar el estudio desde las "formas" que, supuestamente, sostenan la composicin el plano material al que haban aten-dido los formalistas hasta lo que l llamaba las "formas arquitectnicas" del texto,5 englobando tanto los elementos lingsticos y formales, como los relativos

    4 Amn de lo apuntado, en el periodo en que Bajtn trabajaba en su primera investigacin, Pro-blemas metodolgicos de la esttica de la creacin verbal (1924), donde se da una solucin a los problemas del material, forma y contenido de una obra de arte, la ciencia literaria sovitica experimentaba el enfrentamiento entre formalismo y sociologismo.

    5 La arquitectnica es una inteleccin compuesta por las categoras estticas, ticas y epistemol-gicas que interactan al interior del texto literario, dndole unidad a la creacin artstica y pro-yectando su valor axiolgico para la sociedad y la cultura. El origen de esta formulacin est en la Crtica de la Razn Pura [Kritik der reinen Vernunft, 1781/1787] de Immanuel Kant; en ella, Bajtn percibe que un problema importante fue haber separado lo pragmtico-cognoscitivo de lo tico y esttico. El quid de la arquitectnica bajtiniana est en el acto, el cual se explaya como

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    al contenido y a las ideologas, en cuanto trama histrica y social por la que las obras se desplazan:

    La forma artstica es la forma del contenido, pero realizada por completo con

    base en el material y sujeta a l. Por ello, la forma debe entenderse y estudiarse

    en dos direcciones: 1. Desde dentro del objeto esttico puro, como forma arqui-tectnica orientada axiolgicamente hacia el contenido (acontecimiento posible),

    y relacionada con ste; 2. A partir del conjunto material compositivo de la obra:

    es el estudio de la tcnica de la forma (Bajtn, 1989: 60).

    Por esta razn, Bajtn postula que hay que ampliar el concepto de "forma", ligarlo a la conciencia del creador, siempre emocional e intencional y, por tanto, orien-tado hacia valores externos a la dimensin intrnseca del texto. Adems, Bajtn propone que deben tenerse en cuenta los puntos de vista del autor y del receptor de la obra como criterios orientativos del verdadero material esttico de que esa obra es portadora; incluso, podra aceptarse que el nico objeto esttico ha de ser el contenido de la actividad esttica, entendida como contemplacin encaminada a la obra, algo que la "esttica material" de los formalistas no puede valorar de ninguna manera, al desechar elementos sustanciales del proceso de la creacin como el mito o la concepcin del mundo.

    A pesar de todo, el rechazo de Bajtn al formalismo no es rotundo, ya que buena parte de su pensamiento se articula sobre el valor del lenguaje como na-turaleza activa y dinmica, encarnada en la creacin de obras concretas. Quiz esta haya sido la base que le permiti mantener una cierta distancia con respecto al marxismo, puesto que su investigacin, centrada en el modo en que la realidad lingstica se concreta en diversas tradiciones textuales, le ayuda para no consi-derar la obra como una fuerza social

    Ahora bien, los presupuestos iniciales del marxismo de los aos veinte fueron asumidos por Bajtn, al igual que por Pavel Niklaievich Medvedev6 y

    una totalidad del acontecimiento valorativo para el otro y para s, conformado por elementos ticos, estticos y cognitivos que le dan su unicidad y responsabilidad ante lo otro, y apertura al dilogo.

    6 Este crtico intent delimitar una potica sociolgica y se preocup por la unidad que podra alcanzarse entre marxismo y filosofa del lenguaje; asimismo, traz una divisin entre un mar-xismo de carcter gentico, preocupado por averiguar los grados de funcionamiento social de la obra literaria, y otro con implicaciones estructurales, que buscaba aprovechar las informaciones

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    Valentin Niklaievich Voloshinov,7 para intentar definir una nueva epistemolo-ga lingstica y literaria, contando con algunas de las nuevas directrices sobre el valor o funcin social que la literatura habra de alcanzar. Los resultados del grupo encabezado por Bajtn se remontan al ao de 1928, con la primera obra de Medvedev, El mtodo formal en los estudios literarios. Sin embargo, la di-reccin intelectual, renovadora y conceptual de los problemas fundamentales de la literatura, del quehacer literario, y los aportes de ste para con la sociedad, recaern en la lucidez y erudicin de Mijail Bajtn, cuya teora se erige como el reconocimiento de la naturaleza social e ideolgica del signo lingstico y la necesidad de analizar la literatura en su dimensin histrica y social. Tal hecho propiciar designar a este conjunto de pensadores como "Crculo de Bajtn", grupo de investigacin que puede ser considerado el continuador de las teoras y mtodos de anlisis formalistas, aunque desde las nuevas perspectivas que im-pone la ideologizacin con que el marxismo recomienda valorar la obra artstica. De ah que sus frutos iniciales sean polmicas y rplicas contra los principios esenciales de la anterior generacin de tericos rusos (Gmez Redondo, 1996: 129133). La nueva esfera desde la que se realiza el acercamiento a la obra de arte es la sociolgica, cauce por el que se terminarn involucrando, en el proceso, soluciones de carcter semitico.

    Tngase en cuenta que el formalismo se enfoca al anlisis lingstico aplica-do a la obra literaria, mientras que la impronta marxista se deja ver en la conexin que se tiende entre lenguaje e ideologa, por lo que la obra literaria se ve rodeada por los estratos de valores econmicos, polticos y sociolgicos en general.8 Pero,

    sociolgicas con que la obra se reviste para proceder a su anlisis intrnseco. Para Medvedev, el problema fundamental de la crtica es el de la especificacin que ha de concederse a los planos de la creatividad ideolgica, tarea previa al intento de vincular la obra con los contextos histri-cos o polticos. La observacin pertinente es que su preocupacin por definir una especificidad ideolgica se enmarca en el deseo de tener el texto en el centro de la investigacin (v. Medve-dev, 1994).

    7 Por su parte, este integrante del Crculo de Bajtn se preocup esencialmente por la dimen-sin filosfica del lenguaje humano, considerando la estrecha relacin que entre lengua y pen-samiento se produce. Para l, las palabras eran signos maleables por ser portadores de una informacin social, base que les permita obtener significados y valores connotativos distintos segn fueran las clases sociales y las situaciones histricas por las que esas palabras atravesaran (v. Voloshinov, 1992).

    8 No se olvide que el marxismo, aparte de intentar superar las contradicciones econmicopol-ticas de la sociedad decimonnica, tambin se enfrent al sistema esttico de la obra literaria, legando al siglo xx el relativismo histrico desde el cual se pretendi fijar juicios estticos

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    y esto es importante, la naturaleza literaria de la obra se mantiene intacta, a pesar de la influencia de medios externos, y ello es posible por la preeminencia que se otorga al lenguaje como cauce delimitador de esas ideologas.9 EI lenguaje enten-dido como sistema de signos, plano de literariedad; pero tambin como realidad material, soporte de valores sociolgicos.

    De acuerdo con el desglose precedente, la crtica central de Bajtn hacia el formalismo es que si bien el lenguaje y la obra literaria son sistemas, en ellos no priva la dicotoma lenguaje comunicativo/lenguaje literario. Adems, el contenido del texto artstico no es un mero signo, sino un reflejo del horizonte ideolgicosociocultural de que la obra misma forma parte. As, el hombre, su vida, su mun-do, sus valores, se vuelven objeto de representacin literaria y en ella se vierten contenidos ticos, epistemolgicos y estticos, y no slo sgnicocomunicativos.10 Extrayndose de aqu dos premisas para el objetivo de este trabajo: el dialogismo y la alteridad: 1. El formalismo no atiende el referente, slo examina el signo. 2. Al formalismo no le interesa el significado ni las estructuras subyacentes de los textos literarios. El siguiente paso de la investigacin es ver cmo se da el intercambio, cruce, desplazamiento de contigidades y la alternancia de voces

    sobre el quehacer literario, que en su mayora estaban condicionados a lo poltico e ideolgico. En este contexto, pero con resultados ponderables, se ubican Georg Lukcs, Theodor W. Ador-no, Walter Benjamin y Lucien Goldmann, por mencionar a los ms representativos, cuyas teo-ras no slo trascienden lo ideolgico, sino se insertan en los planos realista, sociolgico, reproductivo y gentico, ampliando las interpretaciones de la obra literaria y su contexto sociocultural.

    9 La nocin de ideologa en Bajtn tiene varias acepciones. Por ejemplo, cuando lo ideolgico se aplica al signo lingstico, esto indica que el signo involucra un significado, un reflejo men-tal de otro objeto la representacin. As, los signos vehiculizan ideas sobre la realidad designada, lo que, en el esquema de nuestro autor, lleva a un mundo ideolgico. Tambin, se puede aludir a la palabra como el signo ideolgico de mayor contundencia y al lenguaje como el refractario de la ideologa circulante en un espacio social; o, si se quiere, remitir a que todo sig-no es ideolgico y toda ideologa existe en algn material semitico concreto. En este sentido, los sistemas semiticos, el arte, la filosofa, la religin, la ciencia, etc., son formas ideolgicas o campos de creatividad ideolgica (v. Voloshinov, 1992: 3140; Silvestri y Blanck, 1993: 5359).

    10 Recurdese que la literatura anida en el mundo social, en esa realidad e imaginario compuesto por normas, mbitos denticos, referentes simblicos y universos axiolgicos. Y entrega a ese mismo mundo experiencias estticas y vivencias de lo humano, debido a que la literatura en-treteje categoras valorativas del otro y lo otro en conformidad con un excedente de visin que hace posible ensanchar la amplitud de una perspectiva autocomprensiva para crear una sntesis multiforme de las cosmovisiones de la realidad (Cuesta Abad, 1991: 142).

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    que traman el texto literario, es decir, la funcin de la dialoga, teniendo como sustento el quehacer de la palabra.

    II. El estatuto de la palabra

    Las palabras significan aquello que la sociedad que las produce les asigna. Su funcionalidad y resemantizacin depende de los discursos socioculturales o literarios donde se inscriben. Por ello, no se puede hablar de una pureza de sentido que las abrigue. La palabra pertenece tanto a quien la enuncia como a quien se destina y la confronta; esto ya entraa la palabra ajena y su estatuto dentro del texto o discurso.

    Con este antecedente, veamos su operatividad en el corpus bajtiniano. En La palabra en la novela (1989: 77236),11 Bajtn aborda la diferencia entre el gnero potico y el novelesco; para ello, plantea la orientacin dialogstica de la palabra, la cual se encuentra entre palabras ajenas, creando nuevas, as como posibilidades artsticas.12 Y, de paso, el autor critica el pensamiento estilstico tradicional, donde se consideraba que la palabra se conoce slo a s misma y a su objeto, encontrando oposicin nicamente con ste. Mientras, para Bajtn, la palabra concreta enunciado encuentra el objeto al cual orientarse, el que est condicionado y orientado, por lo que la palabra entra en un medio agitado. Un enunciado toca miles de filamentos dialgicos y participa en el dilogo social. Al pasar un vocablo por el campo de las palabras y acentos ajenos, modula el aspecto y tono estilstico, lo que deviene en la imagen artsticoprosstica de la novela.

    Al mismo tiempo, el enunciado no slo pertenece a la lengua, sino al contex-to cultural semnticoaxiolgico, por tal razn, puede ser visto como una entidad dialgica, como interaccin verbal. As, el dilogo se desmonta en un intercambio

    11 En este artculo, Bajtn parte de la crtica hacia el formalismo y el ideologismo abstracto que gobernaban los estudios literarios de entonces el trabajo se escribi entre 1934 y 1935. En l, pone nfasis en que la palabra como fenmeno social no puede desligarse de la forma y el contenido. Por tal motivo, seala, la estilstica, al llevar a cabo esa separacin, no aborda filosfica ni sociolgicamente los problemas de la palabra, pues ignora su vida social.

    12 Para Bajtn, la diferencia entre el gnero potico y la novela es que el primero no utiliza la dialo-gizacin natural de la palabra; en l, la palabra es autosuficiente y su estilo se encuentra aislado de la interaccin de la palabra ajena y de cualquier preocupacin por las lenguas extraas, por tanto, carece de la sensacin de marginacin, historicidad y determinacin consustancial a la novela. Adems, el poeta no puede incorporar el plurilingismo, pues al hacerlo estara transformando el estilo en sentido prosstico.

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    de enunciados que, para los fines de esta investigacin y dentro del modelo de comunicacin de Bajtn, es importante, porque las relaciones intertextuales se dan en el enunciado,13 texto o discurso donde se asoma lo otro, lo alterno, con miras al dilogo, al reconocimiento de su presencia, y el otro aparece como su semejante en tanto sujeto discursivo.

    En otro aspecto, la palabra en la novela es bivocal, sirve a dos hablantes y expresa dos intenciones distintas, est dialogizada internamente y potencia los dilogos en su sistema lingstico. La dialogicidad interna de la palabra bivocal en prosa no se agota temticamente, no puede dramatizarse o fragmentarse por completo, porque est establecida previamente en el lenguaje como fenmeno social. El novelista encuentra la bivocalidad en el plurilingismo que alimenta su conciencia. Adems, en prosa, este tipo de palabras siempre son ambiguas, pero estn internamente conversadas, caracterstica que denota su fuente inagotable de dialogismo.

    De este modo, la dialogizacin interna en la novela es un elemento esencial del estilo prosstico, y es el impulso dador de la forma donde el coloquio de vo-ces nace directamente del dilogo social de los lenguajes.14 En este proceso, el

    13 La intertextualidad no es un concepto bajtiniano, sino una formulacin de Julia Kristeva, quien la concibe a partir del anlisis de la relacin de enunciados entre s, que lleva al intertexto y ste al dialogismo. A decir de Tzvetan Todorov, el trmino de intertextualidad, introducido por Ju-lia Kristeva en su presentacin de Bakhtine, reserva la denominacin dialgico para ciertos ca-sos particulares de intertextualidad, tales como el cambio de rplicas entre dos interlocutores, o la concepcin elaborada por Bajtn de la personalidad humana (Todorov, 1981: 95). Tambin, conviene sealar que Kristeva rechaza la nocin de sujeto individual o social y la sustitu-ye por la de texto, porque en la prctica de la escritura el texto resulta del entrecruzamiento de otros textos, que a su vez resultan de otros entrecruzamientos (GimateWelsh, 2005: 278). En esta vertiente, en Roland Barthes encontramos tres lugares donde resuena lo intertextual. 1. En S/Z, expone que todo texto es ya un intertexto, pues, de manera variable, otros textos se encuentran insertos en un texto bajo formas reconocibles: los de la cultura del texto y los de la cultura del entorno (v. Lvaluation et Linterprtation, en Barthes, 1970: 912). 2. En El placer del texto, al retomar a Proust como lo que le llega, como un recuerdo circular, sostie-ne: esto es precisamente el intertexto: la imposibilidad de vivir fuera del texto infinito no importa que ese texto sea Proust (Barthes, 1982: 59). 3. En el ensayo La muerte del autor, presenta los momentos en que la escritura cuya caracterstica es la polisemia sustituye al autor y el texto se instala en el aqu y ahora, con todo su entramado de escrituras, pues: el texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura (Barthes, 1987: 69).

    14 De acuerdo con el anlisis que se est haciendo, conviene precisar que el lenguaje literario no es un sistema sociolingstico cerrado, sino un dilogo entre lenguajes. Por su parte, el lenguaje comn no es un don divino ni un regalo de la naturaleza, es el producto de la actividad humana, el resultado de la sociedad y el reflejo de sus manifestaciones; as, rebasa el simple sistema de signos y se erige en una entidad cultural e histrica. Pero, una vez centrada la atencin en los

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    prosistaartista levanta el plurilingismo en torno al objeto hasta construir una imagen completa, siguiendo de esta manera el fenmeno propio de toda palabra viva: la orientacin dialogstica. La palabra, en este contexto, concibe su objeto de esta manera y se encuentra orientada hacia una futura palabrarespuesta que la influye. La palabra del lenguaje es, en este sentido, semiajena y slo se hace propia cuando el hablante la puebla con su intencin.15 El hablante necesita tomarla del otro discurso, hablante y apropirsela; podra decirse que el lenguaje est poblado de intenciones ajenas. Y, si se llevan estos supuestos a su lmite, bien puede aceptarse que:

    Para Bajtn la vida es dialgica por naturaleza. Vivir significa participar en un

    dilogo [] El hombre participa de este dilogo todo l y con toda su vida []

    El hombre se entrega por completo en la palabra, y esta palabra forma parte del tejido dialgico infinito de la vida humana. Cada pensamiento, cada vida, llega

    a formar parte de ese dilogo inconcluso con toda su personalidad, con todo su destino (Llovet, et al, 2005: 376).

    En esta directriz, al estudiar el estatuto de la palabra, Bajtn presupone que tal indagacin lo llevar a ponderar las articulaciones de la palabra como complejo smico; es decir, la valoracin de las palabras dentro de una frase es indispen-sable para hallar las funciones (relaciones) en el nivel de las articulaciones de secuencias mayores (dilogos, reconocimiento de lo otro).16 Al introducir la

    signos de la literatura, es posible captar la forma en que la escritura connota un modo literario. Ahora bien, desde el punto de vista social, el lenguaje literario se presenta como algo homo-gneo; pero, en cualquier caso, toda concepcin del mundo socialmente significativa, tiene capacidad para difundir posibilidades intencionales del lenguaje por medio de su realizacin concreta especfica (Bajtn, 1989: 107); y toda manifestacin importante para lo social puede imponer matices semnticos y tonos valorativos al lenguaje.

    15 La palabra ajena ha sido determinante en la edificacin de las culturas, a ella ha correspondido verter luz sobre la cultura, la historia, la religin, la organizacin sociopoltica, el arte, el pen-samiento y el ser del otro que llega al reconocimiento a travs del dilogo directo o develado. Ahora, desde un punto de vista analtico, el sentido de una palabra se define por su contexto. Sin embargo, la palabra no pierde su unidad ni se desintegra en el nmero de palabras corres-pondientes a los contextos de su uso.

    16 No es infundado decir que el proceso dialgico del enunciado y de la palabra induce a una hermenutica de la palabra ajena, a un saber leer y comprender el discurso del otro. La men-cin obvia es la filosofa hermenutica de HansGeorg Gadamer, en particular su artculo La cultura y la palabra, donde el pensador alemn devela a la palabra como la forma de comuni-

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    nocin de status de la palabra como unidad mnima de la estructura, Bajtn sita el texto en la historia y en la sociedad, consideradas tambin como textos que el escritor lee y en los cuales se inserta reescribindolos. La diacrona se transforma en sincrona, y a la luz de esta transformacin la historia lineal aparece como una abstraccin; la nica manera que tiene el escritor de participar en la historia pasa a ser entonces la transgresin mediante una escrituralectura, es decir, me-diante la prctica de una estructura significante en funcin de o en oposicin a otra estructura. La historia y la moral se escriben y se leen en la infraestructura de los textos. Julia Kristeva precisa: Bajtn sita el texto en la historia y en la sociedad, consideradas a su vez como textos que el escritor lee y en los cuales se inserta reescribindolos (Navarro, 1996: XII). Y contina:

    Bajtn es uno de los primeros en sustituir la segmentacin esttica de los textos por un modelo en que la estructura literaria no es, sino que se elabora con res-pecto a otra estructura. Esta dinamizacin del estructuralismo slo es posible a partir de una concepcin segn la cual la "palabra literaria" no es un punto (un sentido fijo), sino un cruce de superficies textuales, un dilogo de varias

    escrituras: del escritor, del destinatario (o del personaje), del contexto cultural

    actual o anterior (Ibid, 2).

    As, el status de la palabra como unidad mnima del texto construido como mosaico de citas, es absorcin y transformacin de otro texto resulta ser el mediador que liga el modelo estructural al entorno culturalhistrico, as como el regulador de la mutacin de la diacrona en sincrona, en estructura literaria. Mediante la nocin misma de status, la palabra es puesta en espacio: funciona en tres dimensiones sujetodestinatariocontexto como un conjunto de elemen-tos smicos en dilogo o como un conjunto de elementos ambivalentes.

    cacin ms pura, como la voz del dolor y del placer arrebatado a la naturaleza; es la resolucin de la comunidad en el medio justo de la comprensin, de lo bueno y de lo til, del sentido de pertenencia a travs del dilogo (v. Gadamer, 1993: 721). Esta empata problemtica la aborda Michael Gardiner (1991: 111117) en el captulo titulado Bakhtin, Gadamer and the critique of ideology, donde analiza la crtica a la ideologa a partir de la funcin del dilogo proceso verbal en tanto sentido y referencialidad discursiva.

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    III. Dialogismo y alteridad

    Los conceptos a dilucidar, as como las cuestiones abordadas previamente, exigen una precisin general desde la cual se deriva esta exgesis. La literatura es la parte inalienable de la cultura y no puede ser comprendida fuera del contexto de toda la cultura de una poca dada (Bajtn, 1999: 347). En este tenor, el fenmeno literario no puede encerrarse solamente en el periodo de su creacin, en su actua-lidad; para entenderse, es necesario aprehender su pasado, su sentido, para vislumbrar cmo ste se proyecta al futuro. He aqu otra forma de dialogicidad y alteridad. Valga para ello el siguiente esquema.

    B A CRaces histricoculturales. Presente de la obra. Lo que dir el texto.Dilogo de voces Da una visin del ser Nuevos significados.

    humano. El escritor dice

    lo propio en un lenguaje ajeno, o lo ajeno en un lenguaje propio.

    Lo anterior me permite formular: entre el movimiento de B A y de C A se establece un sentido, cierto dilogo y reconocimiento gracias a la palabra (del texto y del crtico). Entre A y C se desplaza el estudioso, como sujeto interlocutor de voces, dando cabida al dilogo en cuanto interaccin del yo con el otro. Por lo tanto, el dialogismo y la alteridad no existen sin la palabra del otro. Entre A y B hay un rescate de voces o una acumulacin significativa que pervive en la palabra ajena. Mientras, la comprensin, oscilante entre los vnculos de cada instancia (A, B, C; B A, A C, B C), pone en juego el horizonte axiolgico del otro, su palabra y la responsabilidad de la escritura. En este esquema se presu-pone el gran tiempo bajtiniano, como la categora que posibilita el reconocimiento de una obra, el cual no tiene que ver con periodos o limitantes temporales, sino con la pervivencia de significados que trascienden la escritura del texto. Podra decirse que en el gran tiempo la plenitud de la obra se manifiesta y el dialogismo y la alteridad se conjuntan en favor del sentido.17 As, el sentido descubre sus

    17 El gran tiempo funge como una forma de la sensibilidad kantiana donde lo que hace ser a una obra valor esttico, cognitivo, tico, histrico, etc. se expresa y encuentra su reco-

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    profundidades al encontrarse y al tocarse con otro sentido, un sentido ajeno (Bajtn, 1999: 352).

    El proceso dialgico no implica la fusin o mezcla de un sentido en el otro, sino el enriquecimiento y la unidad del sentido buscado y del sentido proyectado en la obra. Esto mismo se aplica al dilogo entre culturas, cada una conserva su totalidad axiolgica abierta al otro en aras de enriquecerse. En esta perspectiva, el mtodo dialgico se opone a un sentido o una verdad de la obra literaria, pues el sentido y la verdad que posee un texto se devela por medio del dilogo y alcanza su reconocimiento y alteridad a travs de la palabra del otro.18

    Adems, desde un enfoque descriptivo, el dialogismo designa la estructura interactiva de la comunicacin verbal: todo mensaje suscita una respuesta del receptor. El dialogismo nace de la actualizacin de un mensaje, vertido en signos interpretables dentro de ese complejo smico que es la dimensin social (re-trocomunicacin de los signos, independientemente de los cdigos en cuestin). Ahora bien, esto va en paralelo, en el proyecto bajtiniano, con la polifona, la cual alude a la estructuracin de la sociedad en mltiples discursos interactuantes entre s. El siguiente peldao es contemplar a la cultura como la coexistencia de textos. Pues,

    aplicado a la cultura, el dialogismo bajtiniano expresa el permanente feedback que dinamiza y desarrolla las estructuras histricas de la sociedad. De este

    modo, se trata de observar los textos como entramados polifnicos que super-ponen unos signos a otros y correlacionan enunciados procedentes de sujetos y universos plurales (Cuesta Abad, 1991: 168).

    nocimiento atemporal. En el otro extremo estara el microtiempo, como la instancia donde la vida se desenvuelve, el hombre acta y se perfilan sentidos del hacer humano obras, arte, conocimiento, etc.. Claro, no debe olvidarse que otro de los aportes del terico ruso es la concepcin del cronotopo (tiempoespacio) como categora de anlisis literario (v. Las formas del tiempo y del cronotopo en la novela, en Bajtn, 1989: 237409).

    18 El modelo de la formulacin bajtiniana se encuentra en los dilogos socrticos de Platn, en especial en el proceso de desocultamiento de la verdad y en la naturaleza dialgica del pensa-miento: monologismo versus dialogismo (v. Bajtn, 1986: 154159). Desde luego, nuestro autor lo arguye a partir de su categora de anlisis tan recurrente en sus escritos: la carnavalizacin.

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    De manera conjunta, se pueden apreciar el dialogismo y la alteridad en obras especficas. Por ejemplo, en el primer trabajo de 1929, Problemas de la potica de Dostoievski, Bajtn compar el mundo narrativo de Len Tolstoi con el de Feodor Dostoievski, mostrando la existencia de dos configuraciones novelescas. La de Tolstoi, argumenta, es de tipo monolgico, porque las voces de los personajes se funden, integradas, en la voz del autor, que absorbe sus puntos de vista, sin dejarlos existir realmente; mientras que la de Dostoievski, de tipo "dialgico", pone en juego una nueva visin del mundo, donde los personajes conservan su independencia, sus criterios, hasta el punto de ser dueos de su propio universo de valores. Uno de los conceptos bajtinianos ms socorridos en la crtica actual se encuentra en este libro: la "polifona" textual, es decir, la pluralidad de voces con que se articulan las muchas conciencias de un universo narrativo (v. La no-vela polifnica de Dostoievski y su presentacin en la crtica y La palabra en Dostoievski, en Bajtn, 1986: 1570, 253375).19 Aqu tiene lugar la comprensin de enunciados ajenos, lo cual significa orientarse respecto a ellos, encontrar-les el lugar apropiado en un contexto correspondiente. As, por encima de cada palabra de un enunciado que se vaya entendiendo, se forman unas especies de niveles construidos con las propias palabras de la respuesta; as, cuanto mayor es su nmero y cuanto ms importantes son, tanto ms profunda y sustancial es la comprensin.

    Bajtn involucra en sus procesos de anlisis diversas manifestaciones pin-tura, msica, folclor con las que rodea, significativamente, el cuerpo de la obra literaria, en busca de nuevos valores con los cuales comprenderla. Ello implica, por supuesto, una concepcin distinta de la dimensin esttica, mucho ms amplia porque se conjugan, en su conformacin, la prctica cultural e histrica, delimi-tada dialcticamente, no en sentido hegeliano, sino dialgico.20

    19 Para nuestro autor, Dostoievski crea la novela polifnica y, al hacerlo, muestra un tipo de pensa-miento capaz de alcanzar la conciencia pensante del hombre y la esfera dialgica de su existen-cia, inabarcables artsticamente desde una posicin monolgica novela corta, poema, drama; novela biogrfica, histrica costumbrista, entre otras. De forma anloga, Don Quijote sera el modelo clsico y puro del gnero novelesco, pues en l perviven las posibilidades literarias de la palabra plurilinge y el dilogo interno.

    20 La diferencia entre Hegel y Bajtn es que el pensamiento del filsofo alemn es monologal, mientras que el del fillogo ruso es dialgico; al primero corresponde una esttica de la poesa, al segundo de la prosa novela; el germano pone atencin en los conceptos de individuo y nacin instancias trascendentes dentro de la filosofa del derecho y la fenomenologa del

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    Por una parte, seala que la novela es la diversidad social, organizada arts-ticamente, del lenguaje (Bajtn, 1989: 81), con lo que recoge los planteamientos con que haba criticado, en 1924, al formalismo, ms la asimilacin de los valores de que el lenguaje es portador.21 Asimismo, aade que esa organizacin artstica es "de lenguas y de voces individuales", puesto que una novela, como totalidad que es, acoge en su seno la estratificacin de una lengua nacional en sus distintos dialectos y en sus variadas formas lingsticas referidas a las generaciones, las edades, o a sus expresiones sociales y polticas. Junto a esa diversidad extrema, Bajtn tiene en cuenta la estratificacin interna de una lengua" en cada momento histrico en que es sorprendida y que es la base real sobre la que se efecta el trabajo del novelista: dar cuenta no slo de un "plurilingismo social", sino, a la vez, de un "plurifonismo individual", trama de voces y red de perspectivas que posibilita la inclusin de la realidad en el texto literario. Por ello, Bajtn habla de formas arquitectnicas, porque el contenido est en estrecha dependencia con esos pilares polifnicos de voces diversas que sostienen el mundo narrativo:

    [] a travs de ese plurilingismo social y del plurifonismo individual, que

    tiene su origen en s mismo, orquesta la novela todos sus temas, todo su univer-so semnticoconcreto representado y expresado. EI discurso del autor y del

    narrador, los gneros intercalados, los lenguajes de los personajes, no son sino unidades compositivas fundamentales, por medio de las cuales penetra el plu-rilingismo en la novela [...] Esas relaciones y correlaciones espaciales entre los

    enunciados y los lenguajes, ese movimiento del tema a travs de los lenguajes y discursos, su fraccionamiento en las corrientes y gotas del plurilingismo so-cial, su dialogizacin, constituyen el aspecto caracterstico del estilo novelesco (Bajtn, 1989: 81).

    De hecho, el contenido narrativo puede ser explorado desde tres perspectivas: 1. la contextual, que permite valorar el conjunto de las ideologas y de las opi-

    espritu, el sovitico en la personalidad representacin artstica y el pueblo estudio sobre Rabelais.

    21 Cabe hacer mencin que el gnero novelesco tiene como cualidad que el hombre es un ser que habla, lo que se traduce en que el objeto de esta forma literaria es el hablante y su palabra. Esto ltimo se vuelve el fin de la representacin verbal y artstica. El hablante en la novela es un hablante social, un idelogo y sus palabras son ideologemas. As, la imagen del hombre en-s, en la novela, no es lo trascendental, sino la imagen de su lenguaje.

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    niones que se expresan en la obra creada; 2. la tica, sobre la que reposa el plano caracterolgico de los personajes, y 3. la esttica, que regula, en su dimensin realizadora, la organizacin de voces que posibilita existir a los otros planos.

    De nuevo, en Teora y esttica de la novela, el dialogismo ocupa el centro de las reflexiones tericas. Dialogismo entendido como manifestacin de las "voces" individuales de los personajes y su plasmacin colectiva y, al mismo tiempo, como nivel en el que suceden las transformaciones de esas unidades caracterolgicas,22 los cambios discursivos y la integracin plural de voces de distintos tiempos (his-tricos y sociales): una perspectiva abierta para que el receptor se haga presente en mundos alejados de su realidad. Bajtn, de forma meridiana, llega a afirmar que un "enunciado vivo" no puede dejar de participar, de intervenir activamente en el dilogo social;23 es ms, es ese dilogo social el que se convierte en fun-damento de la exploracin que la novela propone.24

    En Bajtn, la escritura literaria se convierte en objeto directo de investiga-cin, pero, sobre todo, es el punto de vista desde el que considera la relacin de la alteridad y la estructura dialgica del discurso. A decir de Augusto Ponzio:

    Bajtn se mueve en un terreno mucho ms amplio que el que institucionalmente

    se delimita como historia de la literatura o del arte en general. Por un lado,

    podramos caracterizar el pensamiento de Bajtn como filosofa de la literatura

    (o quiz mejor, como filosofa de la creacin artstica), pero atribuyendo, en el

    22 Paul de Man (1990: 167) afirma: el dialogismo tambin funciona como principio de otredad radical o [] como principio de exotopa: lejos de aspirar al telos de una sntesis o resolucin, [] la funcin del dialogismo es apoyar y examinar la exterioridad radical o heterogeneidad de una voz en relacin a cualquier otra, incluyendo la del novelista mismo. Aqu, llama la aten-cin el trmino exotopa, pues si en un primer momento remite al colocarse fuera del objeto para analizarlo, ya considerado como funcin de la palabra ajena o de la otredad verbal, manifiesta los lmites de la lingstica de la identidad, y abre camino hacia la alteridad privi-legio de lo otro.

    23 La concepcin bajtiniana de la dialoguichnost (dialogicidad) se enfoca a la prctica crtica, donde lo fundamental es el dilogo entre personalidades, entre sujetos discursivos reales o potenciales (v. Navarro, 1996).

    24 Sin embargo, hay que tener en cuenta que: El dilogo para Bajtn es un modo especial de interaccin. Desafortunadamente, a menudo se toma como sinnimo de interaccin o interac-cin verbal en general y por eso se trivializa. Como Bajtn usa el trmino, dilogo no puede ser igualado con argumento ni equivalente a composicin expresa del dilogo, esto es, la representacin secuencial de trascribir voces en una novela o en una obra (Morson y Emerson, 1990: 49).

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    plano del anlisis lgico, al "de la literatura" tambin y principalmente un valor genitivo subjetivo y no slo de genitivo objetivo (Ponzio, 1998: 208 209).

    Al estudiar a Bajtn se puede observar la estrecha relacin entre "arte" y "vida", en el sentido de que todo lo que se experimenta en el arte tiene que trasladarse a la existencia para enriquecerla y renovarla. Sus aportes muestran la responsabilidad tica y esttica del autor, as como la reflexin entre el nexo textual y extratex-tual.25 De esta manera, la relacin interpersonal se enfoca a la unin entre el yo/otro y el problema del valor literario y el valor artstico en general, es decir, la unin entre valor esttico y fundacin de las ciencias humanas en un humanismo llamado de la alteridad, la cual se encuentra en el interior del sujeto, del yo, que es el mismo dilogo, relacin yo/otro. La conciencia del yo no tiene ningn privilegio ontolgico, pues es inseparable del lenguaje,26 y ste es de otros, antes de que se convierta en "propio", antes de que se identifique con la misma conciencia y exprese las propias intenciones, el particular punto de vista: Nuestro discurso, es decir, todas nuestras enunciaciones (incluidas las creativas), est lleno de palabras ajenas que tienen un diferente grado de alteridad o asimilacin y que se usan con diferentes grados de conciencia o de resalto (Bajtn, 1997: 278).

    Cabe anotar que la relacin con el otro no est planteada en trminos de diferencia recproca, sino que se concibe como excedente, como superacin del pensamiento objetivado, como fuera de la relacin sujetoobjeto y de la relacin de intercambio, incluida la de significado y significante, donde el vnculo se pre-senta dentro del mismo yo, sin que ello comporte su asimilacin.

    Bajtn, al reflexionar sobre la "expresin", la caracteriza como desplazamien-to hacia el otro, como "autorrevelacin", en la que el sujeto "se revela al otro" y al mismo tiempo "permanece siempre para s mismo". En este caso, la exactitud del conocimiento ya no cuenta como criterio y, si se quiere hablar de conocimiento

    25 En literatura, la tica se observa mediante la enunciacin. Y, en Bajtn, la tica es el modo de relacionarse con los valores, no es una fuente normativa de ellos; es un sistema relacional puesto en accin a travs del acto lingstico. Su esttica se puede apreciar como un romance entre el yo y el otro inmiscuidos en el dilogo. Por su parte, lo esttico acepta los elementos del mundo para darles otro valor, no funda nada nuevo, slo aprovecha los distintos campos sensointeligibles y crea su propio objeto y principios.

    26 Estas ideas denotan una preeminencia de la otredad sobre el yo y su papel en la consciencia del sujeto, pues: como el cuerpo se forma inicialmente dentro del seno materno cuerpo, as la conciencia del hombre despierta envuelta en la conciencia ajena (Bajtn, 1999: 360). La postu-ra nos muestra la formacin del otro en la conciencia verbal, tan necesaria para el dialogismo.

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    respecto a la expresin, se trata de un "conocimiento de lo individual", de una "comprensin de la expresin", en donde el contexto del que conoce se interrela-ciona con el contexto de lo conocido, en donde se cruzan y se enlazan recproca-mente dos conciencias del yo y del otro; "aqu yo existo para el otro" , "a travs del otro". En este planteamiento hay una comprensin tcita, a saber:

    la comprensin se completa por la conciencia y se manifiesta en la multiplici-dad de sus sentidos [] es activa y tiene un carcter creativo [] multiplica la

    riqueza artstica de la humanidad. La co-creatividad de los que comprenden

    (Bajtn, 1999: 364).

    La cuestin de la alteridad y del dilogo implica necesariamente la del lenguaje verbal (oral y escrito) y del signo en general; por lo tanto, se acude a las disci-plinas que se ocupan directamente de l: la lingstica, con todas sus ramas y divisiones, y la semitica. Pero la propia alteridad y la dimensin dialgica del discurso obligan a estas disciplinas a realizar una crtica de sus propias nociones y fundamentos, porque ellas son las modalidades primordiales y constitutivas de lo que se presenta como signo. Dice Ponzio: De tal forma que la reflexin sobre el lenguaje verbal y el signo en general puede servir como aportacin al problema de la alteridad y del dilogo (1998: 211).

    Es una alteridad en la que el otro existe para s, independientemente del yo, y no espera a que este le conceda un sentido, no espera una conciencia que lo objetive o lo interprete para ser otro; el signo de la alteridad no relativa al yo del dilogo no formal, aparente, sino real y sustancial, posee una autonoma irredu-cible respecto al significado que el intrprete le atribuye.27 Esto vale tanto si se trata del intrprete que "lee" el signo, el "lector"; como si se trata del intrprete que lo "produce", el "autor". El signo expresa un sentido diferente del que le con-cede el yo como intrprete y tiene, por ese motivo, una subjetividad propia, una materialidad propia, una capacidad de resistencia con respecto a la conciencia que lo interpreta y le atribuye un significado. Los lmites de la interpretacin los

    27 Aqu est en juego lo que Voloshinov (1992: 142) llama significacin, entendiendo por ella el efecto de interaccin del hablante con el oyente con base en un material de un complejo fni-co determinado. Y, en una vertiente paralela a los temas abordados en este trabajo, se puede hablar de escucha dialgico, el cual opera en el yo, atiende el decir del otro, singulariza y contextualiza, da un valor y sentido al mensaje.

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    proporciona la objetividad, la materialidad, la autonoma del signo, es decir, la alteridad respecto al yo interpretante, sea este el "receptor" o el "enunciatario" o el lector, o quien lo produce, el "enunciador", el "autor" en persona con toda su autoridad.

    Conclusin

    A partir de la crtica al formalismo, Mijail Bajtn construye y resemantiza con-ceptos de anlisis tericoliterarios, como la funcin de la palabra en el discurso literario; ms all de su mero valor material y sgnico, le interesa ver su estatus en cuanto resonancia de cdigos culturales y acercamiento a discursos ajenos. Este camino lo lleva a preguntarse sobre la interrelacin del yo y del otro, es decir, sobre lo que sustenta al dilogo y lo que se perfila en su ejercicio: el dialogismo y la alteridad.

    Ahora bien, la formacin ideolgica que impregna el proyecto bajtiniano, presupone la asimilacin selectiva de palabras ajenas y el esclarecimiento de su sentido. Puede decirse que, siguiendo los planteamientos vertidos en esta investi-gacin, la palabra es frontera entre lo propio y lo ajeno y, antes de su apropiacin, est anegada de intenciones externas, se encuentra en una posicin interindividual y slo adquiere un acento cuando es apropiada por el hablante o en un texto.

    Por otro lado, la recurrencia del autor a la prosa, en particular a la novela y la polifona, se transforma en la condicin de posibilidad para la alteridad y el dialogismo, y, por ende, para que se establezca la relacin yo/otro, lector/obra, texto/mundo. Dicho proceso no ocurre en otros gneros literarios. Aqu, lo im-portante sera ver qu pasa en cada instancia y cmo se va transformando el yo (lector) debido a lo que dice el otro (texto), y de qu manera lo otro (el texto) aprehende cierta visin del mundo esttico, sociocultural y tico.

    En sentido estricto, dialogismo y alteridad se proyectan a partir del reco-nocimiento y el dilogo de un lenguaje con otro y de la aceptacin de lo que la palabra ajena trae a nosotros. Desde un punto de vista crtico, estas concepciones tambin se podran decantar como el espacio verbal donde dos instancias (textocrtica) se disputan la legitimidad e identidad de las palabras, la pertinencia del sentido textual o formulado que, por una u otra va, llevan al problema de la comprensin y el significar.

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    El dialogismo bajtiniano es inherente al mismo lenguaje, la nica esfera posible de la vida del lenguaje; esto no quiere decir que el dilogo sea slo el lenguaje asumido por el sujeto, sino que es una escritura en la que se lee al otro. La alteridad, ya sea en cuanto reafirmacin de lo que se es o en tanto acepta-cin de lo otro en un texto, es la estela de lo trascendente del hombre develado en el dilogo y aprehendido en la comprensin. Pero, la comprensin del otro o de lo otro, no implica una negacin de s mismo o el olvido de algo, sino la dilu-cidacin y el esclarecimiento de algo gracias a lo que dice el otro.

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    silvestre manuel Hernndez n dialogismo y alTeridad eN bajTN

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    Recibido: 11 de julio de 2011.Liberado: 26 de septiembre de 2011.