Diagnóstico por Imágenes - SISTEMA URINARIO Dra. Silvana F Ciardullo Página 1 1. TEMA. Unidad: Diagnóstico por Imágenes. Módulo: Aparato Urinario 2. I NTRODUCCIÓN. La patología que puede afectar a los riñones y su sistema de recolección y excreción es variada y la clínica muchas veces es inespecífica, los signos y síntomas muchas veces se superponen. También los hallazgos de laboratorio pueden presentarse en más de una patología. Para arribar a un diagnóstico presuntivo en un paciente en que sospechamos patología renoureteral, necesitamos la información que aportan uno o más de los métodos de diagnóstico por imágenes que tienen indicación en la evaluación del aparato urinario. La selección de un algoritmo diagnóstico requiere el conocimiento previo de las indicaciones y contraindicaciones de cada método, para arribar al diagnóstico en el menor tiempo posible y con la mayor seguridad para el paciente. 3. CONOCIMIENTOS PREVIOS. El alumno debe tener conocimientos previos de: Anatomía y fisiología del aparato urinario. Semiología de la patología prevalente. Inglés técnico. Conocimientos básicos de informática. 4. OBJETIVOS. Esperamos que Ud. luego de completar este módulo sea capaz de: Recordar las contraindicaciones de cada método y conocer sus indicaciones en la patología del aparato urinario. Comprender la importancia de los métodos de diagnóstico por imágenes en el diagnóstico y la caracterización de las patologías prevalentes. Indicar un método de diagnóstico y/o implementar un algoritmo diagnóstico según la sospecha clínica y las características de cada paciente. 5. I NDICE. 5.4 Los métodos de diagnóstico por imágenes. 5.5 Anatomía normal 5.5.1 Imágenes en radiología y ecografía. 5.5.2 Variantes normales y anomalías congénitas 5.6 Uropatía Obstructiva. 5.6.1 Litiasis renoureteral. 5.6.2 Reflujo vesicoureteral 5.7 Masa renal pequeña 5.7.1 Quistes. 5.7.2 Carcinoma renal. 5.7.3 Masa renal pequeña (MRP).
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Diagnóstico por Imágenes - SISTEMA URINARIO
Dra. Silvana F Ciardullo Página 1
1. TEMA. Unidad: Diagnóstico por Imágenes.
Módulo: Aparato Urinario
2. INTRODUCCIÓN. La patología que puede afectar a los riñones y su sistema de recolección y excreción es variada y la
clínica muchas veces es inespecífica, los signos y síntomas muchas veces se superponen. También los
hallazgos de laboratorio pueden presentarse en más de una patología.
Para arribar a un diagnóstico presuntivo en un paciente en que sospechamos patología renoureteral,
necesitamos la información que aportan uno o más de los métodos de diagnóstico por imágenes que
tienen indicación en la evaluación del aparato urinario. La selección de un algoritmo diagnóstico
requiere el conocimiento previo de las indicaciones y contraindicaciones de cada método, para arribar al
diagnóstico en el menor tiempo posible y con la mayor seguridad para el paciente.
3. CONOCIMIENTOS PREVIOS. El alumno debe tener conocimientos previos de:
Anatomía y fisiología del aparato urinario.
Semiología de la patología prevalente.
Inglés técnico.
Conocimientos básicos de informática.
4. OBJETIVOS. Esperamos que Ud. luego de completar este módulo sea capaz de:
Recordar las contraindicaciones de cada método y conocer sus indicaciones en la patología del
aparato urinario.
Comprender la importancia de los métodos de diagnóstico por imágenes en el diagnóstico y la
caracterización de las patologías prevalentes.
Indicar un método de diagnóstico y/o implementar un algoritmo diagnóstico según la sospecha
clínica y las características de cada paciente.
5. INDICE. 5.4 Los métodos de diagnóstico por imágenes.
5.5 Anatomía normal
5.5.1 Imágenes en radiología y ecografía.
5.5.2 Variantes normales y anomalías congénitas
5.6 Uropatía Obstructiva.
5.6.1 Litiasis renoureteral.
5.6.2 Reflujo vesicoureteral
5.7 Masa renal pequeña
5.7.1 Quistes.
5.7.2 Carcinoma renal.
5.7.3 Masa renal pequeña (MRP).
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5.1 LOS MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO POR IMÁGENES.
Desde la radiología convencional y contrastada, aún vigentes aunque con indicaciones precisas, el
complemento de la Ecografía y la Tomografía Computada, aunque que en ciertos algoritmos se han
ganado su lugar como primer paso, y más recientemente la Medicina Nuclear y la Resonancia
Magnética, y su aporte funcional, cada método aporta valiosa información que permite al médico el
diagnóstico presuntivo e incluso definitivo de la patología sospechada, el seguimiento del paciente y la
definición de la terapeútica más adecuada. Según el lugar y el momento en el que nos toque actuar, la
accesibilidad a los distintos métodos puede variar, obligándonos a adaptar el camino diagnóstico a
nuestras circunstancias y a cada paciente en particular.
RADIOLOGÍA
• Rx de árbol urinario
• Radiología contrastada
Urograma Excretor
Uretrocistografía Retrógrada Miccional
ECOGRAFÍA
TOMOGRAFÍA COMPUTADA
• Sin contraste
• Con contraste
UrotoTC
AngioTC
Resonancia Magnética
• UroRM
• AngioRM
5.2 ANATOMÍA NORMAL
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Figuras del libro Atlas de Anatomía Humana de Frank H Netter, 5ª Edicion.
El aparato urinario normal está compuesto por dos riñones, dos uréteres, una vejiga y una uretra. El
tracto urinario es esencialmente igual en el hombre que en la mujer, excepto por lo que se refiere a la
uretra.
Los riñones están situados en el retroperitoneo, a ambos lados de la columna vertebral. El polo superior
del riñón se localiza generalmente a la altura de la duodécima vértebra dorsal. Su tamaño oscila entre
11 y 12 cm, de 5 a 8 cm de ancho y unos 2,5 cm de grosor. La posición de ambos riñones es oblicua, con
el polo superior más medial que los polos inferiores. En el borde medial de ambos riñones está situado
el hilio renal, que comprende la pelvis renal, la arteria y las venas renales, linfáticos y plexos nerviosos.
La función del aparato urinario es la de mantener el balance de fluidos y electrólitos, mediante la
excreción de agua y varios productos de desecho. Un cierto número de sustancias son conservadas en el
organismo por su reabsorción en el riñón. Otras son excretadas y el producto final, la orina, es liberada
hacia el sistema colector correspondiente.
5.2.1 IMÁGENES EN RADIOLOGÍA Y ECOGRAFÍA. RADIOGRAFÍA SIMPLE DE ÁRBOL URINARIO
La Rx simple o directa de árbol urinario es, en general el primer examen que se indica a un paciente con
sospecha de patología del aparato urinario.
La Rx simple nos permite:
• Demostrar el número, posición, tamaño y forma de las siluetas renales.
• Determinar si hay calcificaciones, proyectadas sobre las siluetas renales o fuera de las mismas,
visceromegalias, masas, o cuerpos extraños.
• Identificar claramente los músculos psoas, que constituye un signo indirecto de ausencia de
colecciones retroperitoneales.
Se utiliza para el diagnóstico de la litiasis calcificada pero hay una marcada tendencia a reemplazarla por
la TC espiralada no contrastada, de mayor sensibilidad. Es siempre la primera placa que se obtiene en el
urograma excetor.
Recordar:
Utiliza radiaciones ionizantes (rayos X)
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Figuras de “Pocket Atlas of Sectional Anatomy. Computed Tomography and Magnetic Resonance.” De TB Moller y E Reif, 3
rd Edition. Thieme. 2007.
Referencias:
1. Riñones: 1a. Tamaño: aproximadamente 13 cm x 6 cm Situación: aproximadamente de D12 a L3 Ejes renales convergentes en dirección craneal. 1b. Distancia polo superior/punto medio de la columna vertebral = 4-5 cm. 1c. Distancia polo inferior/punto medio de la columna vertebral = 6-9 cm
En este video vemos las imágenes normales de una ecografía, en este caso evaluando el riñón derecho.
La imagen muestra el aspecto típico del riñón normal en ecografía. En el riñón se diferencian dos zonas:
1. Zona central: muy ecogénica o ecoica (blanca), que corresponde al seno renal, donde hay
mucha grasa.
2. Zona periférica: más hipoecoica (oscura), porque tiene una vascularización muy rica (líquido),
que corresponde al parénquima renal.
La exploración ecográfica es de enorme utilidad en el aparato urinario. Su inocuidad y la facilidad para
ver los riñones y la vejiga hacen que sea particularmente útil. Es una técnica obligada para el estudio del
parénquima renal. Es el método más eficaz para discernir sobre el contenido líquido o sólido de una
masa renal y el diagnóstico y seguimiento de diversas patologías incluyendo la litiasis, inflamación,
infección, etc. La ecografía no tiene contraindicaciones. Puede realizarse sin ningún riesgo en las
pacientes embarazadas y es el primer método a considerar en pacientes pediátricos.
Enumeramos sus principales Indicaciones:
Evaluación morfológica (anatomía, tamaño, anomalías congénitas, especialmente de los riñones) y de la relación corteza/médula.
Detectar lesiones expansivas y determinar su naturaleza sólida o líquida. Identificar litiasis ureteral (si se localizan en los segmentos proximal o distal del uréter) y
vesical. Presencia y grado de uronefrosis Eco-Doppler: Evaluación del sistema vascular (hipertensión arterial sistémica, anomalías
arteriales o venosas). Visualización incompleta o hallazgos dudosos en la urografía Traumatismo renal Guía para procedimientos intervencionistas.
Para saber más:
Si Ud. está interesado en conocer más sobre la técnica del estudio y las imágenes ecográficas normales,
le recomendamos la lectura del artículo "Apuntes de ecografía: Riñón I", de los Drs. Vicente Fernández
Rodríguez, Sabela Graña Fernández e Isabel Ángel Barba.
En cuanto al urograma excretor, su valor no está en la identificación específica de los cálculos, ya que
por lo general éstos quedan oscurecidos por el material de contraste. Los cálculos menos densos que el
medio de contraste aparecen como un defecto de llenado y esto es particularmente útil en la evaluación
de los cálculos de cistina o de ácido úrico. Es posible determinar la posición de los cálculos en relación
con los sistemas colectores.
La urografía excretora permite evaluar la anatomía de los riñones y detectar cualquier anomalía
anatómica subyacente que predisponga la formación de cálculos. Una ventaja de la urografía excretora
es que proporciona una estimación general de la función renal en relación al tiempo y puede ayudar a
determinar la posibilidad de salvar un riñón crónicamente enfermo.
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Urograma Excretor: Litiasis radiolúcida
Un empleo habitual de la urografía excretora es para la identificación de una obstrucción asociada con la
litiasis y es útil para evaluar tanto la obstrucción aguda como la crónica. Los signos clásicos de
obstrucción ureteral incluyen opacificación tardía de los sistemas colectores, nefrograma tardío o
persistente que aumenta de intensidad con el tiempo, dilatación de sistemas colectores y/o ureteres, así
como persistencia de la columna de contraste en el uréter obstruido aun después de la radiografía
postmiccional.
En 1995 Smith y cols. describieron el uso de la TC helicoidal sin contraste para la evaluación del cólico
renal. Sus ventajas sobre la urografía excretora incluyen:
1. La velocidad. 2. La ausencia de aplicación de medio de contraste y sus posibles complicaciones. 3. La detección de litos radiolúcidos. 4. La posibilidad de mostrar lesiones fuera del tracto urinario que pudieran simular clínicamente un cólico renal. Actualmente se considera la TCH como el gold standard en el diagnóstico de pacientes con cólico renal.
Es un examen de fácil realización, la adquisición de un volumen de información de todo el abdomen en
una única apnea (60 segundos), no requiere preparación, aunque es conveniente una retención de orina
de una o dos horas. No requiere la administración de contraste oral o EV, que podrían dificultar la
identificación de un cálculo o su diagnóstico diferencial. La desventaja más importante es la dosis de
radiación que recibe el paciente, ya que la posibilidad de recurrencia es alta en esta patología y es
probable que el paciente requiera nuevos exámenes o exámenes repetidos. Para subsanar este
problema se han creado protocolos de baja dosis, con similares especificidad y sensibilidad, y una
reducción de la dosis radiante de la mitad (similar a la de un urograma excretor).
Como signo directo, la visualización del cálculo, la TC puede determinar el tamaño (diámetro
transverso), número y localización con alta sensibilidad, especificidad y certeza diagnósticas, próximas al
100%. Además puede brindar información sobre su composición, según la densidad en UH.
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La imagen muestra múltiples litiasis en tránsito, postlitotricia, en una reconstrucción con desplegamiento ureteral. En el cuadro comparativo, se grafica la frecuencia, apariencia radiológica, densidad en Unidades
Hounsfield (UH) y los factores etiológicos asociados con cada tipo de litiasis. Si bien la mayor proporción
corresponde a cálculos radiopacos, los de ácido úrico suelen ser radiolúcidos, y los de cistina de mediana
opacidad. Todos son hiperecogénicos y de alta densidad (aunque con amplio rango de UH) en TC.
Bibliografía:
Mayor M.C. A González-Medina, Mayor M.C. GE Sánchez-Villanueva, Utilidad de la tomografía
multicorte en la valoración del paciente con cólico renoureteral. Rev Sanid Milit Mex 2007; 61(5) Sep.-
Oct: 290-301.
Disponible en http://www.medigraphic.com/pdfs/sanmil/sm-2007/sm075b.pdf
5.3.2 HIDRONEFROSIS PRENATAL Actualmente, la mayoría de los niños con dilataciones del sistema colector se diagnostican
prenatalmente y suelen ser neonatos completamente asintomáticos.
Todos los fetos con diámetro AP de la pelvis renal superior a 4mm y/o dilatación calicial o ureteral,
deberán ser estudiados posnatalmente. La primera exploración que deberá realizarse es una ecografía,
no antes del 7° día de vida (falsos negativos por la deshidratación fisiológica del recién nacido). El
estudio debe incluir la visualización completa de ambos riñones, medición de su longitud y el estudio de
la pelvis con vejiga llena.
Existe controversia en la literatura acerca de la pauta de seguimiento de los niños con hidronefrosis
perinatal, en la diapositiva presentamos el algoritmo adaptado por Pedrosa y cols.
En general, aunque no existe consenso en un límite establecido de dilatación, se considera que una
pelvis renal con un DAP menor de 4 y 7 mm en el segundo y tercer trimestres de gestación,
colector o de su etiología tumoral, inflamatoria, traumática o congénita; finalmente, pueden ser uni o
bilaterales.
La utilización masiva de la ecografía y la TC en pacientes con presunta afección abdominal, ya sea de
origen renal o no, ha supuesto un enorme avance, fundamentalmente en la detección de las masas
renales. En la actualidad ha aumentado de forma notable la detección de carcinomas de células renales
en estadíos precoces.
El quiste simple es la lesión renal más frecuente, pero el principal problema se plantea cuando
encontramos una lesión focal sólida renal. Éstas pueden ser de origen tumoral, inflamatorio o vascular.
La caracterización de las mismas es importante de cara a su manejo, para elegir un tratamiento agresivo,
generalmente quirúrgico, o una opción más conservadora.
La ecografía es muy útil para una primera aproximación en la caracterización de lesiones renales, ya que
permite diferenciar con alta fiabilidad las lesiones quísticas de las sólidas.
5.4.1 QUISTES. La alta prevalencia de quistes en la población general, frente a un 10% de CCR con componente quístico,
hacen necesario catalogar estas lesiones como quirúrgicas o no quirúrgicas. Se han hecho múltiples
intentos para clasificar las lesiones quísticas. Los quistes renales pueden ser únicos o múltiples,
corticales o medulares, congénitos o adquiridos e incluso existen lesiones quísticas de comportamiento
maligno. Bosniak y cols establecieron una clasificación en 1986, basada en las características ecográficas
y tomográficas de las lesiones con el objetivo de introducir un vocabulario común y diferenciar entre
quistes benignos y malignos.
Clasificación Descripción
I. Quistes Simples Homogéneos, con paredes finas; densidad entre -10 y 10 UH; no captan
II. Quistes mínimamente
complicados
Contenido denso homogéneo; algún tabique o calcificación fina (si la calcificación o los
tabiques captantes son algo más gruesos, requieren seguimiento: quistes IIf)
III. Lesiones quísticas
complicadas
Presentan engrosamientos murales irregulares, heterogéneos y captantes. Son malignas
en un 50%
IV. Carcinomas quísticos Márgenes y nodularidad muy grosera e irregular. Predomina el componente sólido.
Malignos al 100%
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Disponible en Radiopaedia.org, por el Dr. Matt Skalsky Bosniak I:
Bosniak I: quiste simple no complicado, constituyen un hallazgo incidental en el 50% de los pacientes
mayores de 50 años. El diagnóstico definitivo se establece con los hallazgos ecográficos y tomográficos.
En ecografía se observan como imágenes redondeadas anecoicas de contenido homogéneo y contornos
bien definidos, finos y regulares.
Quiste renal simple. Características en ecografía
En TC sus características son:
Contornos bien definidos, con clara demarcación del parénquima renal adyacente. Paredes muy delgadas y lisas. Densidad en el rango de los líquidos (0-20 UH), homogénea, sin tabiques, calcificaciones, ni
componentes sólidos. Sin refuerzo postcontraste.
En las imágenes de tomografía vemos imágenes hipodensas focales en ambos riñones, cuya densidad de 4 UH se encuentra dentro del rango de los líquidos y no se modifica luego de la administración del contraste EV. Sus contornos son regulares y lisos evidenciando una fina pared propia, sin imágenes de tabiques en su interior.
5.4.2 CARCINOMA RENAL. El carcinoma renal es un tumor epitelial maligno con patrones morfológicos variables. No es infrecuente
que el tumor tenga más de un tipo celular, siendo el tipo predominante el que determinará la categoría
en la que se clasifica la neoplasia. El carcinoma renal convencional (CCR o de células claras) representa
más del 85% de todas las neoplasias renales del adulto, el 10% a linfoma, carcinoma de células
transicionales o metástasis y el 5% a tumores benignos.
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Representa aproximadamente el 3% de las neoplasias del adulto, y la mayor incidencia se observa entre
los 50 y los 60 años.
La tríada clásica de Guyon (hematuria, dolor en flanco y masa palpable), se presenta en menos del 10%
de las ocasiones. Su presencia indica enfermedad avanzada, descubriéndose metástasis en el 47% de los
casos.
En las últimas dos décadas esta última clasificación ha sufrido varias modificaciones por la American
Joint Comisión on Cancer (AJCC) y la UICC. En el año 2002 se estableció la 6ª revisión de la TNM, hizo
una subestadificación del tumor primario T1 en T1a (tumor de 4 cm. o menos) y T1b (tumor de más de 4
cm. pero menor de 7 cm). La clasificación clínica del tumor primario en T2 (tumor de diámetro máximo
mayor de 7 cm., limitado al riñón), T3 (tumor que se extiende a las venas principales o invade la glándula
suprarrenal o los tejidos perirrenales, pero sin atravesar la fascia de Gerota) y T4 (tumor que atraviesa la
fascia de Gerota), no sufrió variación. En pacientes con tumores T1a se les puede preservar el órgano,
no siendo recomendable esta actuación en tumores T1b cuando el riñón contralateral funciona
correctamente
Tx No se puede evaluar
T0 No hay evidencia de tumor primario
T1 Diámetro máximo < 7 cm
T1a < 4 cm
T1b > 4 cm < 7 cm
T2 Diámetro máximo > 7 cm limitado al riñón
T3 Extensión a venas, glándula suprarrenal o tejidos perirrenales, pero limitado por la fascia de Gerota.
T3a Invasión de la glándula suprarrenal o la grasa perirrenal.
T3b Invasión de la vena renal o la VCI por debajo del diafragma
T3c Invasión de la vena renal o la VCI por arriba del diafragma
T4 Invasión más allá de la fascia de Gerota
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HALLAZGOS EN TC:
Los tumores sólidos suelen ser hipervascularizados, refuerzan con el contraste aunque sin llegar a medir
lo que el parénquima renal normal, sin embargo, una pequeña proporción son hipovasculares.
El refuerzo es heterogéneo por necrosis y hemorragia.
Los carcinomas quísticos suelen presentar múltiples tabiques gruesos (> 2mm) a veces con
calcificaciones y engrosamiento irregular o nodular.
PARA RECORDAR:
La cirugía es el único tratamiento curativo.
La extensión del tumor en el momento del diagnóstico es el factor más importante para el
pronóstico.
5.4.3 MASA RENAL PEQUEÑA (MRP). La ecografía es habitualmente la modalidad de imagen en la que se detectan estas lesiones; pero su
caracterización requiere estudiarlas con TC y RM.
Toda lesión renal sólida que capte contraste debe ser considerada maligna (CCR) hasta que se
demuestre lo contrario. Este realce se valora en la fase parenquimatosa. Se considera que una lesión
realza tras la administración de contraste cuando su atenuación aumenta más de 20 UH. Si la atenuación
aumenta entre 10-20 UH se considera indeterminado, por lo que se deben debe ser evaluada por otro
método de imagen.
Radiology Vol. 244, No. 2: 494-504 (a) sin contraste, (b) la fase del parénquima, y (c) las imágenes de TC transversales fase excretora obtenidos en un hombre de 48 años de edad, con CCR de células claras. Para evaluar el grado de realce, los lectores utilizan la evaluación visual dentro de la masa para evaluar imágenes de fase del parénquima renal para seleccionar el área que parecía demostrar el mayor grado de realce. Correspondientes regiones de interés fueron colocados en esta zona (1), así como en la corteza renal adyacente (2) y la aorta (3).
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Un realce intenso es típico del CCR tipo células claras y del oncocitoma, siendo indistinguibles entre sí
por técnicas de imagen.
Si el realce es moderado puede tratarse de un AML o CCR cromófobo.
El CCR papilar es hipovascular, por lo que puede pasar inadvertido en la fase corticomedular,
presentando un realce escaso y homogéneo.
Lo más importante ante una lesión sólida renal es determinar si su tratamiento debe ser o no quirúrgico.
Las características radiológicas que más nos van a ayudar para caracterizar la naturaleza de una lesión
sólida son: composición, realce y patrón de crecimiento.
- TC:
Se debe realizar siempre un estudio sin contraste para evaluar la densidad de la lesión respecto al resto
del parénquima renal sano, y para poder cuantificar el realce de la misma tras la administración de
contraste intravenoso.
Además se realizan dos fases en el estudio con contraste, una corticomedular (30-40 segundos) y otra
nefrográfica (80-100 segundos). La primera nos permite diferenciar las lesiones pseudotumorales y la
segunda aumenta la sensibilidad para el diagnóstico de tumores hipovasculares.
Se puede añadir una última fase de eliminación a los 3-5 minutos, con el fin de visualizar el sistema
excretor.
Para una correcta evaluación de la densidad de las lesiones hay que medir esa densidad en UH.
Realce:
Toda lesión renal sólida que capte contraste debe ser considerada maligna (CCR) hasta que se
demuestre lo contrario. Este relace se valora en la fase parenquimatosa. Se considera que una lesión
realza tras la administración de contraste cuando su atenuación aumenta más de 20 UH. Si la atenuación
aumenta entre 10-20 UH se considera indeterminado, por lo que se deben debe ser evaluada por otro
método de imagen.
Un realce intenso es típico del CCR tipo células claras y del oncocitoma, siendo indistinguibles entre sí
por técnicas de imagen.
Si el realce es moderado puede tratarse de un AML o CCR cromófobo.
El CCR papilar es hipovascular, por lo que puede pasar inadvertido en la fase corticomedular,
presentando un realce escaso y homogéneo.
5.4.4 ANGIOMIOLIPOMA
Lesión de origen mesenquimal formada por músculo, grasa y vasos. Requiere una especial atención por
su alta prevalencia en la población general y la posibilidad de un diagnóstico certero sin recurrir a
métodos invasivos. Comparten patrón ecográfico con 1/3 de los CCR, por lo que cualquier masa
hiperecogénica debe ser evaluada con TC o RM con secuencias específicas (con saturación de grasas; en
fase y fuera de fase), para demostrar o excluir la presencia de grasa.
Esta característica debe ser analizada en el estudio sin contraste.
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La existencia de grasa macroscópica en una lesión sólida renal es casi diagnóstica de AML (aunque el
CCR puede contener grasa, es más frecuente que se trate de un AML). En cambio, si la lesión además de
tejido graso contiene calcio, debemos pensar primero en un CCR, ya que el angiomiolipoma rara vez
calcifica. El tejido graso tiene una atenuación baja en TC, es hiperintenso en secuencias potenciadas en
T1 y T2 y pierde señal en las de supresión grasa. Para el estudio del AML con tejido graso microscópico
debemos utilizar las secuencias de IRM fase-fase opuesta, en las que el tejido graso cae de señal en la
fase opuesta.
Radiology 2005; 236: 441-450. En la imagen se observa una masa en el riñón derecho, hallazgo incidental, que refuerza con contraste. La medición de la densidad en las zonas más hipoecoicas arrojó -30 UH, confirmando la presencia de grasa en un angiolipoma.