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1 Rosa A. ParedesYánez Este libro contiene una serie de lecturas que le van a servirpara mejorar su autoestima y su vida. Le invitamos a leerlo y reflexionar. Destellos de luz
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Destellos de Luz

Mar 28, 2016

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Compiladora: Rosa Paredes
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Este libro contiene una serie de lecturas quele van a servirpara mejorar su autoestima y su vida.

Le invitamos a leerlo y reflexionar.

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La vida es una oportunidad que Dios nuestro Creador nos ha regalado y como tal debemos de-mostrar que nosotros como seres humanos no solo tenemos defectos, problemas etc., sino que tam-bién podemos aportar con grandes virtudes en el lugar en donde nos encontremos.

En este libro se ha compilado y narrado algunas lecturas que de seguro va a ser de mucho agrado para todos; ya que hemos enfocado las diversas situaciones que atravesamos cada uno de nosotros como: alegrías, tristezas, momentos de toma de decisiones etc., es decir vamos a elevar nuestra autoestima que a veces la tenemos baja. A diario necesitamos de una fuente de energía que eleve nuestra autoestima; a lo largo de las lecturas nos iremos fascinando y adentrando en las diferentes circunstancias narrativas de esta obra.

Prólogo

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Se da realce a lecturas donde se distingue espí-ritus nobles, personas con mucha susceptibili-dad y amor; dando a conocer todo ese mundo interior, con mensajes, de reflexión, para el de-sarrollo integral de cada uno de nosotros.

Existen narraciones de la experiencia de dife-rentes autores de diversos países; el mismo que forma una persona noble, altiva, ágil y creativa llena de amor hacia los demás.

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Con todo el cariño y afecto A todos mis seres queridos y

A ustedes mis amigos lectores

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Un eterno agradecimiento a la Msc. María Ali-cia Osorio Presidenta del Núcleo de la Casa de la Cultura Benjamín Carrión de Bolívar por su valioso aporte a la cultura de la Provincia la cual viene realizando de una manera muy acer-tada, a Doña Teresita León de Noboa, distin-guida intelectual, a sus Miembros, funcionarios que supieron ofrecerme apoyo en mi ilusión de hacer este libro.

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Mientras suspiramos por una vida sin dificultades, no-sotros debemos recordar que el roble crece fuerte a través de los vientos contrarios y que los diamantes están formados bajo presión.

(Peter Marshall). La sabiduría es el hijo de la expe-riencia.(Leonardo da Vinci). El tiempo es algo que no vuelve atrás, por lo tanto, planta tu jardín y adorna tu alma en vez de esperar a que alguien te traiga flores.(William Shakespeare). Nunca es tarde para intentar algo diferente. Nunca es tarde para ir más allá. (Ga-briela D Annunzio). El éxito en la vida no se mide por lo que usted conquistó, sino por las dificultades que usted logró superar en el camino. (Abraham Lincoln). La mejor manera de mejorar el nivel de vida consiste en la mejora de los patrones del pensamiento. (An-dersen). Si tú llamas experiencias a tus dificultades y recuerdos que cada experiencia te ayuda a madurar, vas acrecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias. (Henry Miller). Un Hogar sin libros es como un cuerpo sin alma (Marco Tulio Cicerón)

Tomadohtpp://www.tusuperacionpersonal.com/reflexionesypensamientos.

Pensamientos y Reflexiones

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He aquí una parábola del grano de trigo, que llego a ser Hostia.

Jesús decía: “En verdad os dijo que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, quedara solo; pero si muere, dará mucho fruto”.

Erase una vez un granito de trigo, pequeño y sencillo, que quería ser santo y llegar hasta el cielo. Y se ofre-ció a Dios… y se puso en sus manos de buen sem-brador. Y el señor, de inmediato, con mucho cariño, lo coloco en tierra buena y le cuido como a un niño. Pero el granito gritaba… Pasaba las noches obscuras, a solas, con miedo y con frío… muriendo así mismo pero, sin saberlo, renaciendo a una vida más hermosa y bella. Y empezó a crecer como espiga, débil y teme-rosa, azotada por las lluvias y mecida por los vientos.

Y fue creciendo, creciendo … acariciada por el sol… y soñaba, soñaba,… y pedía y oraba… cuando estuvo madura, un día de esto se presento el segador y ella, alarmada, gritaba y decía:” a mí, no, porque yo estoy

Unidos para siempre

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destinada a ser santa y elevarme hasta el cielo”. Pero el hombre, tal vez, distraído, metió la hoz, despiada-do, y quebró sus ensueños de oro.

“Oh Señor, clamo entonces la espiga, ya no puedo llegar a tus brazos. Sálvame mi Señor, que me mue-ro”. Pero el Señor cual si nada, respondió con intenso silencio…

Y aquel hombre tomando la espiga, bajo el trillo la puso al momento… y los granos crujieron… y cual sarta de perlas preciosas, por la era rodaron desechos.

Y vinieron más hombres y metieron los granos de trigo en un saco viejo, llevándoles luego al molino, donde finísimo polvo se hicieron.

Y la harina seguía llorando pero arriba, en el cielo, seguían callando… y, aquí abajo seguían moliendo.

Y ¿Por qué callaría Jesús? Y ¿Por qué, si era pura e ino-cente, le negaba el consuelo? Pero obediente, seguía sufriendo… Y Jesús preparaba la harina. Y una Hostia bellísima hicieron. Y la novia soñaba…

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Su belleza brillo ante el altar,Y los ángeles vinieron a verlo,

Y Jesús y su gloria bajaron. Y en la misa se unieron a ella.

Y María la Madre gozaba…Y la esposa desea al Cordero

Ahora sí que te amo con toda mi alma.Ahora sí porque tú eres mi cielo.

Y Jesús le abrazaba en su pechoY con voz melodiosa decía muy quedo:

Yo quería que fueras mi esposaY anhelaba tenerte en mi cielo

Pero escucha mi amor, a mis brazos,Solo pueden llegarse los niños,

Y quienes siempre obedecen sin miedoY siguen mis huellas ¡sufriendo!

Padre Ángel Peña Agustino Recoleto

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Había una vez un gran rey que ofreció un premio aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron.

El rey observo y admiro todas las pinturas, pero sola-mente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger una entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas placidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontra-ban un cielo azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenía montañas. Pero es-tas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos.

Montaña abajo parecía retumbar un espumoso to-rrente de agua. Todo esto no se revelaba, para nada pacifico.

La Paz Perfecta

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Pero cuando el rey observo cuidadosamente, miro tras la cascada un delicado arbusto que crecía en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en me-dio de su nido… ¡paz perfecta!

¿Cuál crees que fue la pintura ganadora?

El rey escogió la segunda ¿sabes por qué? “Porque, - explicaba el rey – paz no significa estar en un lu-gar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz”.

Y tu… ¿ya sabes quién te da la verdadera paz del co-razón?

Guillermo Lora Santos (Méjico)

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Un hombre viajaba por la montaña y llego a un punto en que una gran roca, que había caído sobre el cami-no, asía imposible pasar ni por la derecha ni por la izquierda.

Pues bien: ese hombre viendo que no podía continuar el viaje por causa del peñasco, trato de moverlo para abrirse campo. Fatigóse mucho en su empeño y todos los esfuerzos que realizo resultaron vanos.

Al ver eso, se sentó tristemente y empezó a decir “¿qué será de mi cuando llegue la noche y me halle en este lugar, sin comida, sin abrigo, ni defensa, a la hora en que los animales feroces salen de sus guari-das para buscar alimento?”

Mientras su espíritu estaba ocupado en estas amargas reflexiones, llego otro viajero, que también quiso mo-ver la peña; más como tampoco pudo lograrlo se sen-tó en silencio, dejando caer la cabeza sobre el pecho y después de estos, llegaron otros más; y, como nin-guno podía mover la roca, todos se llenaron de temor.

La Roca y Los Viajeros

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Al fin dijo uno de ellos a los demás: amigos míos, roguemos a nuestro Padre que está en los cielos, para que se apiade de noso-tros y de nuestro infortunio!

Y una vez que hubieron rezado, el que había recomendado la oración añadió:”amigos procuremos conseguir todos juntos lo que no hemos logrado cada uno de nosotros aisladamente! Le-vantáronse y todos al mismo tiempo y empujaron la roca. El pe-ñasco cedió y los hombres pudieron seguir en paz su camino. Recuerda: el viajero es el hombre, el viaje es la vida; la roca: las miserias que aquel encuentra a cada paso en su marcha. Ningún hombre sería capaz de mover por si solo aquel peñasco; pero Dios ha calculado el peso de manera que nunca detenga a los que viajan ayudándose mutuamente.

VIVID Y AYUDAD A VIVIRLamennais

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Esta vez, no te hablare de lo que es la vida. Comparti-ré los momentos que te hacen firmes a ella.

Si estas cansado de llevar siempre la misma rutina,”” FIJA TUS METAS”””

Trazas las líneas del horizonte que te gustaría alcan-zar y lucha por llegar a ellas.

Sé que será difícil; pues hay obstáculo que te hacen caer, más te puedes levantar y salir adelante-

Encontraras tropiezos que te harán más fuerte para enfrentarte a ella con valor.

Podrás ver al sol frente a frente y sin temor a la obs-curidad de la noche, que a veces te resulta fría y ate-rradora.

Si deseas ser una de tantas personas que van por la vida, cual hoja al viento, no hagas nada, tan solo dé-jate llevar. Más aun si el viento deja de soplar en cual quiere momento caerás.

Enfretate a La Vida

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“” LUCHA SE VALIENTE”” . La vida está en tus manos. “” ERES JOVEN””, tienes todo el potencial para reali-zar tus sueños anhelados.

Por último quiero decirte que todo esto nunca tendrá razón sino llevas a tu lado aquel que te dio la vida. A tu Creador

(Gamaliel Diaz Cervantes)

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Iban tres doncellas camino de la feria, donde un va-lioso premio habría de adjudicarse a la hermosa que manos más lindas mostrarse.

Y una de ellas llegóse a un bosquecillo de nardos sil-vestres, cuyas corolas dejabanse robar por vientos y aves la fragante esencia y una a una fue tocando las olientes flores, que en sus manos delicadas dejaban el aroma de los pétalos de nieve y el oleo de los cálices.Tropezó la otra con el hilito de plata de un arroyuelo, que bullicioso corría lavando guijos de oro y alfom-bras de violetas. En las aguas cristalinas y embalsama-das baño sus bellas manos, que de allí salieron más preciosas.

Tímida y modesta, la tercera vacilaba en pedir, como sus rivales, a flores y fuentes el secreto de la belle-za, cuando salió al paso un andrajoso mendigo que en agonizante voz imploro de ella “Una limosna por amor de Dios”.

Saco la casta niña de su bolsillo una moneda y dio al mendigo quien recibiéndole beso la mano bienhe-chora dejando caer una lágrima.

La Caridad

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Aquella lágrima se cuajo en perla, la perla se despa-rramo en iris, y el iris esmalto de luces celestiales la mano de la niña.

Ni la que se baño de los nardos silvestres, ni la que se lavo en la fuente de los guijos de oro alcanzaron la rica diadema ofrecida en la feria a la más pura y bella mano.

Por sobre todas brillo con la hermosura singular la que había embellecido y purificado la lágrima del pobre.N. Bolet y Peraza

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Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajó para curarse una herida en la mano.

Tenía bastante prisa y mientras lo atendía, le pregunte por aquello tan urgente que debía hacer.

Entonces me explico que tenía un compromiso en una residencia de ancianos para desayunar con su mujer, quien llevaba algún tiempo en ese lugar debido a un Alzheimer muy avanzado.

Mientras terminaba de vendar la herida, le pregunte por curiosidad si ella se alarmaría en caso de que el llegara tarde esa mañana.

- No—me dijo—ella ya no sabe quién soy.

Hace cinco años que no me reconoce.

No me quedo más remedio que preguntarle, con cier-ta extrañeza:

- Y si ya no sabe quién es usted, ¿Por qué ese apuro de estar con ella todas las mañanas”

Un Verdadero Esposo

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Me sonrió y dándome una palmadita en la mano re-puso:

- Ella no sabe quién soy, pero yo sé muy bien quien es ella.

Ella es mi amada mujer, ella me debe a mí y yo me debo a ella, debo cuidarle porque cuando ella estaba sana fue muy buena, amable y comprensible esto es el matrimonio estar en las buenas y en las malas en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte nos separe.

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El castillo estaba cerrado. Por los pasillos merodea-ban los ministros y servidores , caminando todos en perfecto silencio ¿qué pasaba en el castillo? La rei-na pasaba desconsolada, la princesa lloraba todas se respondían dentro de sus velos. Pregúntenselos a los empleados que pasan con sus recados; todos se encontraban en silencio pero, ¿Qué pasara? La gente murmuraba en la calle, en los mercados, el carnicero despistado no ve al perro que se lleva las chuletas y a doña Juana que derrama la leche que se encuentra al fuego cuando su amiga Ana llama a la puerta: para comentarle que el rey se está muriendo ¿Cómo dices esto? , que se nos muere, o esta grave lloraban doña Juana y Ana es que quería mucho a su rey. El pueblo se encontraba bastante confuso y no funcionaba.

Al castillo se asomaron miles de gentes que de tanto llorar tenían su nariz enrojecida, habían llegado los mejores médicos del reino; todos visitaban al rey pero no servía de nada el rey se moría.

Un cierto día llego un hombre en un asno tan sen-cillo no traía nada decía ser médico, le recibió un

La Chaqueta de La Felicidad

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ministro que también visitaba al rey, el cual no creía que ese hombre humilde era un médico; a lo cual le respondió vengo a curar al rey. El mismo que le dijo que deseaba ver al rey al fin le hizo pasar al aposento del rey cuando entro dijo ¡pobre que cara tiene! Esta-ban presentes la reina y la princesa a las mismas que pregunto la vida del rey. Empezando a contarle que él fue rey muy joven no tenia lujos ,no había pasado por guerras, todos lo querían en el reino, estaba en paz; pero tenía una enorme tristeza desde la infancia ni las fiestas ni los regalos le emocionaban. Un deter-minado día se encero en su cuarto y como lo ve usted se está muriendo, este rey se curara cuando sea feliz, cuando le pongamos la chaqueta de un hombre que sea feliz en la vida.

Salieron en búsqueda del hombre feliz por toda la co-marca, sin encontrar a dicho hombre , cuando ya es-taban cansados ,se sentaron en el campo y se escucho una voz tranquila que decía: Dios mío te doy gracias por ser tan feliz no me importa nada del mundo me conformo con lo que Tu me das aunque sea pobrecito me siento feliz, los soldados del rey escucharon esto y le dijeron denos su chaqueta por favor para salvar al rey, el cual respondió es la única que tengo, no importa el rey le premiara a usted con mucha ropa más ; y llevándolo a él que era eternamente feliz a su majestad, hicieron poner de inmediato al rey, vas-to que mirara a dicho hombre para sentirse mejor y poniéndose dicha chaqueta sintió algo de felicidad, dejándole un largo rato al rey y dicho hombre pla-ticando muy agradablemente y después de algunas horas el rey llamo a su familia y dio la noticia que se encontraba bien y que ese humilde había conseguido lo que tantos médicos finos y lujosos no pudieron ha-cer que se cure su tristeza, invitándole desde ese día a formar parte de su reino ya que el tenia lo que al rey le faltaba ; llegando nuevamente la felicidad al reino.

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En una fina joyería, un empleado miraba atento a la calle mientras una inocente niña se aproximaba al lo-cal. Ella se pego junto a la vitrina para ver más de cerca los objetos que allí estaban exhibidos. Abriendo su boquita y sus ojitos claros que brillaron más cuan-do vio determinada joya. Precipitadamente entro en el local y señalo con su dedo los aretes de rubí que le habían llamado la atención, mientras le decía al vendedor.

- Deseo regalarle a mi hermana mayor estos hermosos aretes y ¿podría hacerme un lindo paque-te? El dueño del local, quien estaba a un lado observando la situación, miro a la niña con cierta desconfianza y con toda tranquilidad le pregunto:

- ¿Cuántos dólares tienes, pequeña?

De pronto saco de su bolsillo un pañuelo amarrado, el cual fue zafando lentamente. Cuando termino de hacerlo, coloco orgullosamente el pañuelo sobre el mostrador y con coraje, dijo:

Los Aretes De Rubi

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- ¿Alcanza esto, no? – En el pañuelo solo había unos cuantos dólares…

Mirando al dueño con cierto cariño, en una mezcla de ilusión y tristeza le dijo:

- Mire estimado señor mi hermana desde que nuestra madre murió, me ha cuidado con mucho ca-riño y la pobre nunca tiene tiempo para ella. Hoy es su cumpleaños y quiero llevarla un obsequio, y quie-ro hacerle feliz con este detalle, porque es justo del color de sus ojos…

El asistente miraba al dueño y la niña sin saber que hacer o decir hasta que el propietario le sonrió a la niña, se fue a la trastienda y envolvió los aretes en una hermosa fundita de regalo, con una linda tarjeta de feliz cumpleaños.

El empleado muy admirado de lo que había hecho el dueño coloco el hermoso paquete sobre el mostrador y le entrego a la niña. Diciéndole toma llévalo con cuidado.

La niña salió saltando de alegría a su casa. Después de algún rato llego a la joyería una hermosa joven. Coloco sobre el mostrador el paquete desenvuelto y pregunto al dependiente:

- Señor ¿estos aretes fueron comprados aquí?El asistente educadamente le pidió a la chica que es-

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perara un momento mientras llamaba al dueño, quien apareció enseguida y con la más respetuosa sonrisa, le dijo:

- Sí, señorita estos aretes fueros despachados aquí y son joyas especiales de nuestra colección.

- ¿Dígame por favor usted cuanto costaron?

- Lamento no poder darle esa información, se-ñorita. Es nuestra política que el precio de cualquier joya es un asunto confidencial entre la joyería y el cliente.

- Es que señor, mi hermana solo tenía algunos dólares que ha reunido lustrando zapatos en el par-que, mi sueldo es demasiado poco y apenas sobre-vivimos. Estos hermosos aretes no son de fantasía ¡y ella no tendría dinero suficiente para pagarlos!

El hombre tomo el estuche, y envolvió en la fundita, y con la tarjetita devolvió a la joven y le dijo:

- La pequeña dio todo lo que tenia. Es decir, pago el precio más alto que cualquier persona puede pagar.

Se nublo un silencio en el local y muchas lágrimas rodaron por el rostro de la joven mientras agarraba el paquete y salía del almacén abrazándole fuerte contra su corazón.

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“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta y mi regalara un trozo de vida, posible-mente no diría todo lo que pienso pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco soñaría más entiendo que por cada mi-nuto que serramos los ojos, perdemos sesenta segun-dos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan, y como disfrutaría de un helado de chocolate.

Si Dios me obsequiaría u trozo de vida, vestiría senci-llo me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma.

Dios mío, Si yo tuviera un corazón escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría que saliera el sol.

Pintaría como un sueño de Van Gogh, sobre las estre-llas un poema de Benedetti; y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría

La Marioneta

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con mis lágrimas las rosas para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de su pétalo…

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida… No dejaría pasar un solo instante sin decirle a la gente que quie-ro, que la quiero.

Convencería a cada mujer u hombre que son mis fa-voritos y viviría enamorado del amor.

A los hombres les probaría cuando equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando enveje-cen, sin saber que envejecen cuando dejan de ena-morarse.

A un niño le daría alas, pero le dejaría que el solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres…

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera fe-licidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta, con su pequeño puño, por primera vez el dedo de su pa-dre, lo tiene atrapado para siempre.

He aprendido que un hombre siempre tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas las cosas que aprendido de us-tedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Por Gabriel García Márquez

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Cuenta una leyenda que había dos niños patinando sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría pero los niños jugaban sin preocupación cuan-do, de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua. El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomo una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logro que-brarlo y salvar a su amigo. Cuando llegaron los bom-beros y vieron lo sucedido se preguntaron: ¿ cómo lo hizo el hielo está muy grueso, ¡ es imposible que lo haya podido quebrar con esa piedra y sus manos tan pequeñas!.

En ese instante apareció un anciano y dijo:

“Yo sé como lo hizo”. – “¿cómo?” Le preguntaron al anciano, y el contesto: “ No había nadie a su al-rededor que lo digiera que no se podía hacer “ Si lo puedes imaginar lo puedes lograr”.Familia Gregorine

Lo que Puedes Lograr

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He aquí uno de los mejores momentos…

Reírse hasta que te duela la panza, manejar por algún lugar lindo, escuchar tu canción favorita, acostarte en tú cama y escuchar como llueve afuera, salir de la ducha y que la toalla este calentita, aprobar tú último examen, recibir una llama de alguien que hace mu-cho no vez, una buena conversación, encontrar plata en un pantalón que no usabas el año pasado, reírse de uno mismo, reírse sin motivos.

Escuchar accidentalmente que alguien dice algo bue-no de ti, despertarte y darte cuenta que todavía pue-des dormir un par de horas, ser parte de un equipo, el primer bezo, hacer nuevos amigos, sentir cosquillitas en la panza cada vez que ves a “Esa” persona.

Pasar un rato con tus mejores amigos, ver felices a las personas que quieres.

Volver a ver un viejo amigo y sentir que las cosas no cambiaron, mirar un atardecer.

Tu mejor momento

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Tener alguien que te quiere, para mí, los mejores mo-mentos son los que vivo en la presencia de Dios que me ama tanto que envió a su hijo Jesucristo a morir por mí, para que con él en mi corazón disfrute ¡TO-DOS LOS MOMENTOS! ¿Reina Jesucristo en su vida?, si el reina, este es tu ¡MEJOR MOMENTO! Jorge Juan Rivera

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Un hombre encontró un capullo de una la mariposa y se lo llevo a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera del capullo.

Un día vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mari-posa luchaba por abrirlo más grande y poder salir.

El hombre vio que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agu-jero, hasta que llego un momento en que el que pare-ció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento.

Parecía que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad decidió ayudar a la mariposa y con una pe-queña tijera corto al lado del agujero para hacerlo más grande y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo. Sin embargo, al salir la mariposa tenía un cuer-po muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.

El hombre continúo observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblaran y cre-cería lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba.

Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la maripo-sa podría arrastrarse en círculos con un cuerpecito hin-chado y sus alas dobladas. Nunca pudo llegar a volar.

La Mariposa

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Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el dimi-nuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.

La libertad y el volar solamente podían llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privada su salud.

Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida. Si la naturaleza nos permitiese progresar en nuestras vidas sin obstáculos, nos convirtiera en in-válidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes como podríamos haberlo sido.

¡Cuánta verdad hay en esto!

Cuántas veces hemos querido tomar el camino corto para salir de dificultades, tomando esas tijeras y recor-tando el esfuerzo para poder ser libres.

Necesitamos recordar que nunca recibimos más de lo que podemos soportar y que a través de nuestros esfuerzos, somos fortalecidos así como el oro es refi-nado con el fuego.

Nunca permitamos que las cosas que no podemos tener o que no tenemos, o que no debamos tener, in-terrumpan nuestro gozo, de las cosas que tenemos y podemos tener.

¡Nunca pensemos ni enfoquemos en lo que no tene-mos, disfrutemos cada instante de cada día por lo que tenemos y nos ha sido dado!!! Hilda Martínez

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El había fallecido hace un año y se acercaba una fe-cha importante, el día de San Valentín. Todos los años le enviaba un ramo de rosas a su casa, con una tar-jeta que decía “Te amo más que el año pasado, mi amor crecerá más cada año”. Pero este sería el primer año en que Rosa no las recibiría extrañándoles esta-ba cuando llamaron a su puerta y para su sorpresa al abrir estaba un ramo de rosas frente a ella, con una tarjeta que decía: “Te amo”.

Por supuesto que se molesto pensando que había sido una broma de mal gusto, hablo a la florería, para re-clamar el hecho, y al contestarle, la atendió el dueño, le dijo que su esposo había fallecido hace un año, y le pregunto si habría leído el interior de la tarjeta, y le explico que esas rosas estaban pagadas por su esposo por adelantado, así como todas las demás para todos los años por el resto de su vida. Al colgar el teléfono a Rosa se le llenaron sus ojos de lágrimas y al abrir la tarjeta y ver que estaba escrita por su esposo y decía: “ hola mi amor, se que ha sido un año difícil para ti, espero te puedas reponer pronto, pero quería decirte, que te amare por el resto de los tiempos y que vol-

Amor en los detalles

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veremos a estar juntos otra vez, sé te enviaran rosas todos los años; el día que no contestes a la puerta harán tres intentos en el día, y si aun no contestas, estarán seguros de llevarlas a donde tu estés que será junto a mí. Te ama, tu esposo”. Esto es verídico suce-dió en Monterrey Méjico. La verdad hace reflexionar que cuando se ama a alguien no importa donde este, todo es posible.

Claudia Espinosa Guajardo

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Mi abuelo amaba la vida, especialmente cuando podía hacerle una broma alguien. Hasta que un frío domingo en Chicago, mi abuelo pensó que Dios le había jugado una broma. Entonces no le causo mucha gracia. El era carpintero. Ese día particularmente él había estado en la iglesia haciendo unos baúles para la ropa y otros artículos que enviarían a un orfelinato a China.

Cuando regresaba a su casa metió la mano al bolsillo de su camisa para sacar sus lentes, pero no estaban ahí. Estaba seguro de haberlos puesto ahi esa maña-na, así que se regreso a la iglesia.

Los busco, pero no los encontró. Entonces se dio cuenta de que los lentes se habían caído del bolsillo de su camisa, sin el darse cuenta mientras trabajaba en los baúles, que ya había serado y empacado. ¡ Sus nuevos lentes iban camino a China!. La gran depre-sión estaba en su apogeo y mi abuelo tenía seis hijos.

Había gastado veinte dólares en esos lentes. “No es justo-le dijo a Dios mientras manejaba frustrado de regreso a su casa-. Yo he hecho una obra buena do-nando mi tiempo y dinero y ahora esto”.

Un error perfecto

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Varios meses después, el director del orfanato esta-ba de visita en Estados Unidos. Quería visitar todas las iglesias que le habían ayudado cuando estuvo en China, así que llego un domingo en la noche a la pe-queña iglesia a donde asistía mi abuelo en Chicago.

Mi abuelo y su familia estaban sentados entre los fie-les, como de costumbre. El misionero empezó por agradecer a la gente por su bondad al apoyar al or-fanato con sus donaciones. “Pero más que nada- dijo – debo agradecerlos por los lentes que mandaron. Ve-rán, los comunistas habían entrado al orfanato, des-truyendo todo lo que teníamos incluyendo mis lentes. ¡Estaba desesperado! Aun y cuando tuviera el dinero para comprar otros, no había donde.

Además de no poder ver bien, todos los días tenia fuertes dolores de cabeza, así que mis compañeros y yo estuvimos pidiendo mucho a Dios por esto. Enton-ces llegaron sus donaciones. Cuando mis compañe-ros sacaron todo, encontraron, unos lentes encima de las cajas”. El misionero hizo una larga pausa, como permitiendo que todos dirigieran sus palabras. Luego aun demasiado maravillado continuo: “amigos cuan-do me puse los lentes, era como si los hubieran man-dado hacer justo para mí! ¡Quiero agradecerlos por ser parte de esto!”. Todas las personas escucharon, y estaban contentos por los lentes milagrosos. Pero el misionero debió de haberse confundido de iglesia, pensaron. No había ni unos lentes en la lista de pro-ductos que enviaron a China. Pero sentado atrás en silencio, con lágrimas en sus ojos, un carpintero ordi-nario se daba cuenta de que el carpintero maestro lo había utilizado de una manera extraordinaria.

(Cheryl Walterman Stewart)Agradecemos la aportación a Gabriela Mansilla

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Una pareja de jóvenes tenía varios años de casados y nunca pudieron tener hijos. Para no sentirse solos compraron un cachorro pastor alemán y lo amaron como su propio hijo. El cachorro creció hasta conver-tirse en un hermoso can.

El perro salvo, en más de una ocasión a la pareja, de ser atacada por los ladrones. Siempre fue muy fiel, quería y defendía a sus dueños contra cualquier pe-ligro.

Luego de 7 años de tener al perro, la pareja logro te-ner el hijo tan ansiado. La pareja estaba muy contenta con su hijo y disminuyeron las atenciones que tuvie-ron con el perro. Este se sitio relegado y comenzó a sentir celos del bebe y no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante 7 años.

Un día la pareja dejo al bebe durmiendo plácidamen-te en la cuna y fueron a la terraza a preparar una car-ne asada. Cuál fue su sorpresa cuando se dirigían al cuarto del bebe vieron al perro en el pasillo con la boca ensangrentada moviéndoles la cola.

El perro fiel

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El dueño del perro pensó lo peor, saco un arma que llevaba y en el acto mato al perro. Corre al cuarto del bebe y encuentra una gran serpiente degollada.

El dueño comienza a llorar y exclama: “¡he matado a mi perro fiel!”.

¿Cuántas veces no hemos juzgado injustamente a las personas? Lo que es peor las juzgamos y condenamos sin investigar a que se debe su comportamiento, cua-les son sus pensamientos y sentimientos.

Muchas veces las cosas no son tan malas como pare-cen, sino todo lo contrario.

La próxima vez que nos sintamos tentados a juzgar o condenar a alguien recordemos la historia del pe-rro fiel, así aprenderemos a no levantar falsos pensa-mientos o juicios contra una persona hasta el punto de dañar su imagen ante los demás.

Ricardo Renan Raigoza Gutiérrez

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El obispo y escritor francés Francisco Fenelón llamo a sus tres criados y les dijo: “Es noche buena, y quiero entregarles mis regalos. Aquí sobre mi escritorio uste-des ven tres monedas de oro y tres libros muy buenos; escoja cada uno lo que prefiera”.

Dos criados tomaron inmediatamente cada cual una moneda de oro; el tercer criado tomo un libro. Fene-lón sonrió y dijo al tercer criado: “por favor, el libro”. Allí en el reverso de la portada estaban pegadas tres monedas de oro.

Fenelón concluyo: “busquen en primer lugar el Reino de Dios; y los demás se los dará por añadidura”.

“Ya que fuiste fiel en cosas pequeñas, te dará cosas grandes” (Mt. 25, 24; 6,33; 19, 21).

Hermenegildo Zanuso

Lo primero y lo último

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Erase una vez una amistad tan grande entre el gusani-to y el gorgojo, como buenos amigos pasaban char-lando horas y horas.

Como la facilidad de desplazamiento del gusanito era limitada siempre lo visitaba su amigo el gorgojo.

El gusanito se daba cuenta de que su amigo era de otra especie, se alimentaba de otras cosas que al gu-sanito le parecía desagradable, era bien ágil para el estándar de vida, era de figura corpulenta y hablaba con mucha fluidez. Cierto día la esposa del gorgojo empezó a cuestionar su amistad con el gusanito; y le preguntaba porque caminaba tanto para ir a ver a ese gusano; a lo que él respondió que era más fácil para el irle a ver ya que los movimientos de su amigo estaban muy limitados.

A veces lo saludaba al gusanito desde lejos pero él no lo veia, esto no era intencional debido a su visión limitada por eso no contestaba el saludo de su amigo sin embargo el gorgojo callo para no discutir con su esposa. Su esposa trataba de encontrar muchas res-

El gusanito y el gorgojo

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puestas para cuestionar la amistad; al final consiguió que el gorgojo ponga a prueba su amistad alejándose de la amistad del gusanito y esperando que él lo bus-cara; había trascurrido un largo tiempo llegando la noticia que el gusanito estaba muriendo, ya que su organismo lo traicionaba por tanto sacrificio, puesto que cada día caminaba tratando de llegar a la casa de su amigo, a veces la noche lo obligaba a regresar nuevamente a su casa.

Esto apeno al gorgojo y decidió ir a ver sin que su esposa supiera.

A su camino algunos insectos le iban contando las peripecias de su amigo en la desesperación por saber qué habría pasado con su amigo. Comentaban como se exponía cada día para ir donde estaba él pasando cerca de los nidos de los pajarillos, de cómo sobrevi-vió al ataque de las hormigas y así libraba múltiples peligros.

Llego el gorgojo hasta el árbol en donde yacía el gu-sanito esperando pasar a mejor vida. Alzando lenta-mente los ojos al ver acercarse a su amigo con las últimas fuerzas exclamo cuanto me alegra que te en-cuentres bien, sonrió por última vez despidiéndose de su amigo y feliz porque sabía que nada malo le había pasado.

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El gorgojo estaba avergonzado de si mismo lastimado; perdió la grata compañía y el regocijo que las charlas con su amigo le brindaba. Entendió que el gusanito, con todas sus limitaciones distinto a él era su mejor amigo aunque provenían ambos de diferentes espe-cies.

Aprendió varias lecciones ese día, la amistad esta en ti y no en los demás, si la cultivas en tu propio ser, encontraras el gozo del amigo.

Pensó que el tiempo no delimita las amistades, lo que más le impacto fue que el tiempo ni la distancia no destruyen una amistad sincera, son nuestros temores los que nos afectan. Y perder un amigo significa que parte de ti se van con él las risas los gestos los temores compartidos en el capullo de la confianza se va con él.

Al poco tiempo murió el gorgojo; nunca se lo escu-cho quejarse de un mal consejo de parte del gusanito fue decisión propia el poner en peligro su amistad, que se escurrió como agua entre sus dedos.

Por eso si tú tienes un amigo no pongas en tela de juicio su amistad ya que sembrando dudas cosecha-ras dificultades, no te fijes cuanto tiene como habla como se viste que profesión tiene, su situación social, económica e ideológica pues destruirás su confianza más bien aliméntala para que produzca frutos agra-dables, ya que una amistad es un tesoro que no se encuentra todos los días, y que si tu lo has encontrado habrás encontrado un verdadero tesoro en tu vida.

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Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayo, mi padre la alcan-zo, la levanto como pudo, y casi a rastras la subió a la camioneta.

A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, la condujo hasta el hospital. Cuando llego, por desgra-cia, ya había fallecido. Durante el sepelio mi padre no hablo su mirada estaba perdida. Casi no lloro. Esa noche sus hijos se reunieron con él. En ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. El pidió a mi hermano teólogo que le dijera donde esta mamá en este momento. Mi hermano comenzó ha-blar de la vida después de la muerte, conjeturo como y en donde se encontraría ella. Mi padre escuchaba con gran atención.

De pronto pidió: “llévenme al cementerio”. “Papá – respondimos - ¡son las 11 de la noche! No podemos ir al cementerio ahora!

Alzo y con una mirada vidriosa dijo: “no discutan

El verdadero amor

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conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años.

Se produjo un momento de respetuoso silencio. No discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al vigilante, y con una linterna llegamos a la lápida. Mi padre la acaricio, lloro, y nos dijo a sus hijos, que veíamos la escena conmovidos “fueron 55 buenos años… ¿saben nadie puede hablar del amor verdade-ro sino tiene idea de lo que es la vida de compartir la vida con una mujer así”. Hizo una pausa y se limpio la cara. “ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis. Cuando cambie de empleo”, continuó. “hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos el uno al lado del otro la partida de nuestros seres queridos, rezamos juntos en la sala de algunos hospitales nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad y perdonamos nuestros errores… Hijos, ahora se ha ido y estoy contento ¿saben porque? Porque se fue antes que yo; no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterarme, de que-darse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera…”

Cuando mi padre termino de hablar, mis hermanos y yo tenía-mos el rostro empapado por las lágrimas. Lo abrazamos y el nos consoló: “todo está bien, hijos, podemos irnos a casa; ha sido un muy buen día… “

Esa noche entendí lo que es el verdadero amor.Ricardo Adrián Saucedo Martínez

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En una hacienda cerca a la ciudad, se encontraban dos hermanitos en la suma pobreza el uno de 4 y el otro de 8 iban por la calle pidiendo comida, estaban muertos de hambre pedían a varias personas algunos les mostraban su indiferencia, no les tomaban asunto, otros les respondían trabajen y no molesten, lo cual lleno de lágrimas a los pequeños… Después de tanto caminar se sentaron apareciendo una buena señora que tuvo pena de su situación y fue a buscar algo de comida, trajo un cartón de leche.

Para los niños era una felicidad, se sentaron a tomar el chiquito esperaba que el más grande tome primero, se llevaba la funda a la boca y le apretaba a sus labios ha-ciendo como que bebía pero no ingería ni una sola gota de leche ; luego le tocaba al pequeño el cual se toma-ba un gran sabor exclamando ¡ esta rico! Y decía ahora te toca a ti nuevamente el más grande actúa como que toma nada, te toca a ti ahora yo, ahora tú y después de unos seis tragos el chiquito se termino la leche… Él soli-to el niño mayor comenzó a saltar, danzar, bailar, cantar, jugar, con el cartón vacío de leche tenía una felicidad radiante auques se encontraba con el estomago vacio pero con el corazón rebosante de alegría.

De aquel niño podemos admirar: “que quien da es más feliz que el que recibe” y es así que debemos de amar sacrificándonos en silencio que ni siquiera los demás puedan agradecernos; cerca de nosotros hay amigos que necesitan de nuestro apoyo consuelo y nuestra comprensión.

Amor a mi hermano

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Hace algunos años laboraba en una empresa y tenía una jefa, con la que me llevaba como perro y gato. Creo que los gatos y perros son más civilizados que nosotros. A diario era un infierno.

Pero un día decidí cambiar. Decidí que quería llevar-me bien con ella y sembré la idea en mi corazón “Voy a intentarlo, sino funciona no pasa nada”. Me sentí interiormente confortado sereno. Y llego el momento de la verdad. Llegue en la mañana, ella ya estaba en su lugar. Me acerque con la intensión en mi corazón de llevarme muy bien con ella, la salude. Para mi sor-presa, me recibió bien, con una sonrisa y me trato bien todo ese día.

La pregunta es ¿fue coincidencia o yo provoque ese cambio? Te puedo afirmar que intentado con varias personas esto y del cien por ciento de las personas con las que tengo problemas y siembro la idea en mi cora-zón, TODAS tienen cambios particulares hacia mí.

Descubrí, que yo mismo me predisponía mal hacia las personas.

¿Cómo me puedo llevarbien con los demas?

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Es posible que yo tuviera la razón de llevarme bien con ellas. Pero, tuviera la razón o no, siempre que decidí llevarme bien con ellas, siempre lo logre.

Un tips importante, es que no fui con razonamien-tos, sino con sentimientos si hubiera actuado con mi mente, esta hubiera encontrado mil y un razones para decirme que sería imposible, que ellas eran las culpa-bles y que nuca cambiarían.Fui a ellas con mi corazón. Con mis sentimientos, sin-ceramente deseaba llevarme bien con ellas y sembré la idea en mi corazón.

El corazón reconoce cuando le habla otro corazón y cuando habla su idioma, traspasas las mascaras o bloqueos que tenga la otra persona y le llegan integras tus intenciones de llevarte bien con ella.

Muchos deseamos que los demás cambien. Y es posi-ble que tengamos razón, pero todos somos necios. El ego es más fuerte que el amor.

Y la única forman de traspasar esas defensas es ac-tuando con amor.

Sabrás cuando lo estés haciendo; si te sientas cómodo interiormente.

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Así que:

- No importa si no te llevas bien con tu pareja

- No importa que tu compañero de trabajo, busque la forma de hacerte quedar mal con el jefe.

- No importa que tus hijos parezcan rebeldes sin causa.

- Siembra una sincera intención de llevarte bien con ellos en tu corazón.

- Y observa los resultados

¿Por qué no comienzas desde hoy?

Edgar Martínez de Méjico

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Del profeta

Y un joven dijo: “hablamos de la amistad”.

Y él respondió diciendo: vuestro amigo es la respues-ta a vuestras necesidades.

Es vuestro campo, que sembréis con amor y cosechas con gratitud.

Y es vuestra mesa, y el fuego de vuestro hogar.

Porque acudís a él para saciar vuestra hambre y lo buscáis en procura de paz.

Cuando vuestro amigo revela su pensamiento, no te-méis él: “no” en vuestra propia mente, ni retenéis el “si”.

Y cuando guarda silencio vuestro corazón no cesa de escuchar a vuestro corazón.

Porque en la amistad, todos los pensamientos, todos

Y un joven dijo

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los deseos, todas las expectativas, nacen sin palabras y son compartidos con gozo.

Cuando nos separamos de nuestro amigo, lo hacéis sin aflicción; porque lo que más amáis en el puede ser más diáfano aun en su ausencia, como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.

Y dejad que en la amistad no exista otro propósito que el de profundizar el espíritu

Porque el amor que busca otra cosa que no sea la revelación de su propio misterio, no es amor sino una red tendida, y solamente lo inútil es pescado.

Y procurad que lo mejor de vosotros sea para vuestro amigo.

Si debe conocer vuestra bajamar, dejadlo conocer su pleamar.

Porque ¿qué amigo es aquel que tuvieras que buscar para matar las horas?

Buscadlo con horas para vivir.

Porque es misión suya llenar vuestra necesidad, pero no vuestra vaciedad.

Y que en la dulzura de la amistad allá lugar para la risa y para los placeres complacidos.

Porque en el roció de las pequeñas cosas el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.Khalil Gibrán

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Cuando te encuentres sereno y contento en cualquier lugar del mundo…

Cuando todo lugar sea tu país…, Cuando no teniendo nada sientas que lo tienes todo… “Cuando en la opulen-cia luzcas humilde… , Cuando puedas devolver el mal por el bien sin importar a quien… , y veas a tu hermano en cada ser… , Cuando apliques que amar es solo dar y dar sin importar más nada que tan solo dar… , Cuando indiferentes avances …., entre aquellos que te insulten …, y en silencio te envíen tu perdón …, Cuando nadie pueda herirte ni por nada has de afligirte… , Cuando alguien quien te odio tu le des amor…, Cuando ejerza la inocencia con consciencia…, Cuando busques el saber así como buscas el pan…, Cuando ames todo sin pasión ni posesión…, Cuando la realidad se imponga al fin a la ilusión, cuando sepas aliviar las penas de aquellos que sufren…, y tus labios digan la verdad …, cuando hagas del deber un placer y el placer no sea más para ti un deber…, Cuando vivas el presente como lo más urgen-te… Cuando la bondad sea tu voluntad…, Cuando el egoísmo seda al altruismo…, Cuando la impureza seda a la pureza y a la virtud, entonces serás un hombre, serás una mujer, serás un ser que alcanzo la humanidad…, Serás un hijo del planeta…

Madre Teresa de Calcuta

El hijo del planeta

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Una vez iba un hombre en su auto por una larga y muy solitaria carretera cuando de pronto su auto co-menzó a detenerse hasta quedar estático.

El hombre bajo lo reviso, trato de averiguar qué es lo que tenia.

Pensaba que pronto podría encontrar el desperfecto que tenía su auto pues así muchos años que lo condu-cía; sin embargo, después de mucho rato se dio cuen-ta de que no encontraba la falla del motor.

En ese momento apareció otro auto, del cual bajo un señor a ofrecerle su ayuda. El dueño del primer auto dijo: mira este es mi auto de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano. No creo que tú sin ser el dueño puedas o sepas hacer algo.

El otro hombre insistió con una cierta sonrisa, hasta que finalmente el primer hombre dijo: está bien, haz el intento, pero no creo que puedas pues este es mi auto.

Mecánico del alma

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El segundo hombre hecho manos a la obra y en pocos minutos encontró el daño que tenía el auto y le pudo arrancar.

El primer hombre quedo atónito y pregunto: ¿cómo pudiste arreglar el fallo si es MI auto?

El segundo hombre contesto: verás, mi nombre es Fé-lix Wankel… yo invente el motor rotativo que utiliza tu auto.

Cuantas veces decimos: esta es MI vida; este es MI destino, esta es Mi casa… déjenme a mí solo yo pue-do resolver el problema.

Al enfrentarnos a los problemas y a los días difíciles creemos que nadie nos podrá ayudar pues “esta es Mi vida”.

Pero… te voy hacer unas preguntas..

¿Quién hizo la vida?

¿Quién hizo el tiempo?

¿Quién creo la familia?

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Solo aquel que es el autor de la vida y el amor, puede ayudarte cuando te quedes tirado en la carretera de la vida.

Te doy sus datos por si alguna vez necesitas un buen “mecánico”.

Nombre del mecánico del alma: DIOS.

Dirección: el cielo

Horario: 24 horas al día, 365 días al año por toda la eternidad.

Garantía… por todos los siglos.

Respaldo: eterno.

Teléfono: no tiene. Pero basta que pienses en ÉL con fe, además de que esta línea no está nunca ocupada.

José Octavio Acosta Gil

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Hace tiempo, un viajero visitaba el desierto de Egipto. Llevaba consigo mucho dinero, ropaje lujoso y varios saquitos llenos de monedas de oro.

Sucedió que, visitando unas de las pirámides, el hom-bre dejo olvidado dos saquitos de monedas de oro. El viajero se dio cuenta de su olvido cuando ya llevaba varias horas de haber abandonado aquella pirámide. Cuando gran enojo decidió regresar en busca de su oro. Cuando estaba cerca de la pirámide descubrió a un hombre moribundo que había agotado toda su co-mida y sufría desesperadamente por algo de comida y de agua. Estaba a punto de morir y no había nadie que le pudiera prodigar auxilio.

El viajero se bajo de su camello y el mismo le dio alimento y bebida al pobre hombre. Después, los dos regresaron a la ciudad y, desde entonces, fueron muy buenos amigos.

Años más tarde, cuando el viajero contaba esta anéc-dota, exclamaba con júbilo: “pensar que me lamen-taba haber olvidado aquellos sacos de oro en las pi-

El viajero y el moribundo

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rámides. Si no hubiera sido por eso, yo no hubiera regresado para ayudar aquel hombre y, seguramente, el habría muerto”.

Los acontecimientos de la vida son misteriosos, pero si de algo debemos de estar seguros de que en cada situación que vivimos se nos presenta siempre dos ac-ciones: tenemos la oportunidad de huir, odiar o trai-cionar… o la oportunidad de crecer, madurar, amar y ayudar a los demás.

Lupita Cervantes

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Era Navidad y el pueblo iban a ser la representación del nacimiento de Jesús. Todos estaban muy entusias-mados, querían que la obra fuera un éxito.

Los niños iban a representar, pero entre ellos había un niño con problemas; quien sabe porque causa, era más lento en aprender que los demás. El quería estar en la obra, y a la maestra le dio lastima verlo con tanto entusiasmo, por eso le dió un papel pequeño:

El del posadero que rechazaba a la Virgen y a José porque la posada estaba llena.

El día de la obra el teatro estaba al reventar, hasta había gente de pie. Y cuando estaban en la parte en la que llegan José y María a la posada, en la que este niño con problemas tenía que hablar, paso algo ines-perado.

José toco la puerta y salió el posadero, y cuando ya los iba a rechazar, al ver a la joven pareja y sobre todo a la mujer, embarazada de quien iba a ser nuestra sal-vación, al niño se le llenaron los ojos de lágrimas y

Representación navideña

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les dijo: “pasen, pasen, la señora puede dormir en mi cama yo dormiré en el suelo”.

Hubo un silencio intenso en la sala y a mucha gen-te se le salieron las lágrimas. La obra fue un éxito a pesar que no fue fiel representación de lo que real-mente paso en esa noche de Navidad, pero sentimos que algo había cambiado en nuestras vidas, pues ese niño nos enseño una lección de amor; en su inocen-cia nos enseño que debemos amar y ayudar a otros, no importa quienes sean, porque somos hijos de Dios estamos aquí para ser el bien sin pedir nada a cambio.

Reina Semprúm

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Un joven soñó que entraba en un supermercado re-cién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo estaba detrás del mostrador.

- “¿Qué vende aquí? “ , le preguntó.

- “Todo lo que tu corazón desee”, respondió Jesucristo. Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear: “Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de todo temor. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terro-rismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrup-ción y las violaciones a los derechos humanos”.

Cuando el joven termino de hablar Jesucristo le dice: “Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no ven-demos frutos; solamente vendemos semillas”.

“Convierte en frutos las semillas que hay en ti “

David Rodríguez González

El vendedor de semillas

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Toda la naturaleza es un anhelo de servir. Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo; donde haya un esfuerzo que todos esquivan acéptalo.

Es el que aparta la piedra del camino el odio de los corazones y las dificultades del problema. Hay la ale-gría de ser sano y la de ser justo; pero hay la inmensa alegría de servir. Qué triste seria el mundo si todo es-tuviera hecho, sino hubiera en él un rosal que plantar, una empresa que emprender…

No caigas en el error de creer que solo se hace meri-tos con los grandes trabajos; hay pequeños servicios en regar un jardín, ordenar unos libros, peinar una niña. El servir no es solo tarea de seres inferiores. Dios, que da el fruto y la luz sirve. Pudieras llamárse-le así: ÉL que sirve. Y tiene sus ojos en nuestras manos y nos pregunta cada día ¿serviste hoy? ¿A quién? ¿A qué árbol, a tu amigo, a tu madre?

Gabriela Mistral

El placer de servir

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Augusto y Laureano eran hermanos mellizos jóvenes y fuertes recién salidos del colegio. Igual que cuando anda un joven cuando termina un ciclo de escola-ridad, Augusto y Laureano andaban como distraídos del mundo vueltos hacia dentro de si mismos averi-guando como embarcarse hacia el incierto porvenir de la madurez.

Una mañana Laureano grito que, por fin, había en-contrado su verdadera vocación y que iba estudiar medicina; diez minutos después Augusto anuncio: “encontré mi vocación: voy hacerme asaltante”.

Laureando se sandullo en la Anatomía, la Fisiología y la Cirugía.

Mientras Augusto perdió el sueño estudiando los mo-vimientos de las casas de la gente rica, anotando ca-racterísticas de los comercios y merodeando Bancos en sus momentos clave.

No es por decir y sin desmerecer a nadie, pero ambos mellizos se quemaron las pestañas estudiando: Lau-

El porvenir

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reando esculcando el microscopio. Augusto revisan-do combinaciones de cajas fuertes. Una memorizaba fármacos y fórmulas de química; el otro aprendía pre-ciso y lugares para reventa de joyas, electrodomésti-cos y obras de arte. Apenas dormían.

- “Voy a la facultad para dar un final de Histología. No me esperen para comer, además que estoy con una práctica de Fisiología”.

- “ A mí tampoco me esperen. Hoy tengo un curso de tiro al blanco y de cerrajería además tengo que visitar e inspeccionar la zona”.

Un día Laureano recibió su título de médico, y al día siguiente Augusto hizo su primer robo a mano arma-da. Mientras uno cumplía guardias hospitalarias ago-tadoras, el otro hacia rondas nocturnas interminables a la pesca de incautos.

“Esta mañana salve a una anciana”, decía uno. “Esta mañana me salve de los policías”, decía el otro. La fama del médico crecía, lo mismo que la fama de su hermano. Pero mientras al médico el trabajo se le ha-cía cada vez más llevadero por el cariño y el recono-cimiento de la gente, al otro se le volvía la vida cada vez más solitaria y desconfiada. El día que nombraron a Laureano Director del hospital, los vecinos hicieron un asado. El día que llevaron preso a Augusto, la fa-milia le llevo a la Comisaria unos versos de José Her-nández “más cuesta aprender un vicio que aprender a trabajar”.

Karlos Reges

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Un orador inicio su seminario mostrando al audito-rio un billete de 20 dólares. Dirigiéndose a los 200 espectadores pregunto: “¿ quién quiere este billete?”. Muchas manos se levantaron. Luego dijo: “se lo voy a dar a alguno de ustedes, pero primero permitan hacer-lo esto…”, y lo hizo bolita dejándole todo arrugado.

Entonces insistió: “¿quién todavía lo quiere?”. Las manos volvieron a subir. “Bien. – Dijo – ¿si lo hago esto…?”. Y lo dejo caer al suelo y lo empezó a pisar. Al recogerlo lo mostro al auditorio. Así todo arrugado y sucio, preguntó: “ y así, ¿todavía lo quieren?”. Las manos se mantuvieron arriba. “Amigos, han aprendi-do una lección muy valiosa, no importa todo lo que le haya hecho al billete ustedes de cualquier manera lo quieren porque su valor no ha disminuido. Sigue va-liendo los mismos 20 dólares muchas veces en nues-tras vidas caemos, nos arrugamos o nos revolcamos en la tierra por las decisiones que tomamos y por las circunstancias que nos rodean. Llegamos a sentir que no valemos nada. Pero no importa lo que hayamos pasado o cuanto pueda ocurrirnos, nunca perdemos el valor que tenemos ante los ojos de Dios. Sucios o limpios, abatidos o finamente alineados, para ËL so-mos invaluables. El salmo 17, verso 8, dice que Dios nos tiene como la niña de sus ojos”.

El valor de nuestras vidas no procede de quienes somos o de lo que hacemos sino de a QUIEN pertenecemos.

Adriana María y Guillermo

Tu valor no cambia

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Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debería de clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta y las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio clavaba cada vez me-nos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llego el día que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre este le sugirió que retirara un clavo cada día que lo-grara controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo anunciar finalmente a su padre que no quedaba más clavos para retirar de la puerta.

Su padre lo tomo de la mano y le llevo hasta la puer-ta. Le dijo: “has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia dejas cicatrices como las que aquí vez. Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastara y la cicatriz perdurara para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física”.

Los amigos son joyas preciosas que nos hacen reír y nos animan a salir adelante. Nos escuchan con aten-ción y siempre están prestos para abrirnos su corazón.

Patricia y Sergio

Una historia para meditar

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Cerca de Tokio vivía un gran samurái ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierta tarde un gue-rrero conocido por su total falta de escrúpulos apa-reció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que su adversario hiciera su primer movimiento y, dotado de una inteligencia pri-vilegiada para reparar en los errores cometidos, con-traatacaba con velocidad fulminante.

El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha.

Con la reputación del samurái se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama.

Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo acepto el desafío.

Juntos todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro. Arro-jo algunas piedras en su dirección , le escupió en la

Historia de un samurai

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cara, le grito todos los insultos conocidos – ofendien-do incluso a sus ancestros.

Durante horas hizo todo por provocarlo pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde sintiéndo-se ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiro.

Desilusionado por el hecho de que el maestro acep-tara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron: “¿Cómo pudiste maestro soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada aun sabien-do que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?”.

El maestro les pregunto “ si alguien viene hacia uste-des con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿ a quién pertenece el obsequio?”.“A quien intento entregarlo”, respondió uno de los alumnos.

“Lo mismo vale para la envidia la rabia y los insultos – dijo el maestro -. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo “.

Zulma Karina Shombor de León

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La historia cuenta que había dos hermanos que se querían con toda el alma. Ambos eran agricultores. Uno se caso y el otro permaneció soltero. Decidieron seguir repartiendo toda su cosecha a medias. Una no-che el soltero soñó: ¡ no es justo! Mi hermano tiene mujer e hijos y recibe la misma proporción de co-secha que yo que estoy solo. Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos sin que él se dé cuenta. A su vez el hermano casado se dio cuen-ta también una noche: ¡No es justo! Yo tengo mujer e hijos y mi futuro estará con ellos asegurado. A mi hermano que esta solo ¿quién lo ayudara? Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos de trigo sin que se de cuenta. Así lo hicieron ambos hermanos y ¡sorpresa! Ambos se encontraron en el camino una misma noche, portando sacos uno para el otro. Se miraron, comprendieron lo que pasaba y se abrazaron con abrazo de hermano, aun más fuerte y para siempre.

A veces es necesario hacer un alto en su vida y re-valorar las bendiciones que tenemos al contar con un hermano; es esencial como cristianos, amarnos y procurarnos como tales. No podemos dar testimonio de vida, sino amamos a los que están más cerca de nosotros. El Señor nos pide caridad y entrega. Es un buen día para empezar.

José María Cabo de Villa

Dos hermanos agricultores

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Parece que el tiempo trascurrió lentamente desde que nos vivos la última vez. Déjame contarte lo que me ha pasado.

Estábamos Hernán y yo en una tienda comprando bo-tana para la reunión que tendríamos en su casa. En eso dos hombres entraron por la puerta e iban cubier-tos con pasamontañas.

Uno de los enmascarados esperaba afuera, mientras otro quitaba el dinero al cajero y otro más se dirigía hacia mi, diciendo: “¡dame todo lo que tengas!”.

Yo, confuso, no sabía qué hacer. Mientras sacaba la cartera de mi bolsillo, el asaltante frente a mi saco una pistola, dando la impresión de quien quiere dis-paran cuando terminara de darle mis pertenencias.

Así fue, que empezó a disparar, pero Hernán, quien solo estaba a un paso, corrió y se puso frente a mi; él fue quien recibió dos balazos mientras yo solo fui rosado en la oreja por las balas. Quede sordo un ins-tante y al poco tiempo empecé a escuchar patrullas y

El murio por mí

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ambulancias. Estaba algo confuso, no sabía bien que había pasado; el joven del mostrador lloraba.

Recordé que hirieron a Hernán y fui a ver como es-taba, desgraciadamente lo encontré inconsciente y perdía mucha sangre. El tiempo se me hizo eterno, mi amigo moría por haberme salvado. Llegando, los paramédicos le subieron en una camilla, le pusieron una cuellera e inmovilizaron sus piernas. Subimos a la ambulancia y nos dirigimos al hospital a toda prisa. La sirena retuvo en mi cabeza durante todo el cami-no. Yo no comprendía nada. Parecía un infierno cuan-do llegamos a la sala de emergencias. Había gente atropellada, obreros accidentados, gemidos y gritos por todos lados, pero Hernán seguía callado, sin dar muestras de saber lo que pasaba.

Lo llevaron inmediatamente a la sala de operaciones y mientras lo hacían me pidieron que esperara en la entrada del hospital.

Fue casi imposible para mi, difícilmente recordaba mi nombre. Agobiado y conmovido, la voz se me entre-corto cuando vi llegar a los papás de Hernán y les dije que el me salvo la vida. Ya no puede decir más y me eche a llorar.

Salieron los doctores del quirófano tras de seis horas de cirugía. Nos acercamos a ellos y nos dijieron que mi amigo no tenía muchas esperanzas de sobrevivir, una de las balas atravesó su pulmón y golpeo la co-lumna vertebral, otra le destrozo el hígado y perforo el estómago.

Trasladaron a Hernán a cuidados intensivos, después que sus papás lo vieron, suplique al doctor que me permitiera entrar con él, accedio, diciéndome antes que mi amigo estaba inconsciente. No si era un pa-

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sillo largo o el llegar a la cama de mi amigo se me hizo eterno.

Me acerque, el yacía inmóvil y el sonido del corazón era débil.

Tome su mano y me puse a llorar. Quería decirle gracias de mil formas pero todas seria en daño, el no se daría cuenta. De pronto sentía que uno de sus dedos se mo-vía, subi la cabeza y vi a Hernán consciente y no dude de decir gracias; el sonrió y me señalo con el dedo.

Dos días después Hernán murió. He tratado de po-nerme en su lugar mil veces. Me pregunto una y otra vez si hubiera dado mi vida por él… y la verdad no sé como hubiera reaccionado.

Tengo muy presente ese momento que me sonrió, creo que lo que me quería dar a entender con el dedo es que tengo una misión en la vida y todavía no le he terminado; y parte de su misión seria salvarme.

Lo único que puedo pensar cuando recuerdo este acontecimiento es que un amigo murió por mi y ten-go que esforzarme doblemente en disfrutar mi vida y dar el máximo de mí a los demás.

¿Por qué no puede ver a mi alrededor y admirarme del gran regalo de la vida? tuve que esperar que un amigo tuviera que morir por mí. La vida es una opor-tunidad… que se firma día a día. Una oportunidad de crecer, para darte a los demás, para ser feliz… para amar de verdad como lo hizo Hernán.

“ Nadie ama más que aquel quien está dispuesto a dar la vida por el amigo!

Alejandro S. Julián

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Un rico industrial horrorizado de encontrarse a un pescador que yacía tranquilamente junto a su bote, jugando con unos niños lo preguntó:” ¿por qué no estás afuera pescando?”. “ Porque ya has atrapado suficientes peces para el día” dijo el pecador. –“¿por qué no atrapas unos cuantos más?”. - ¿qué haría con ellos?”.

- “Podrías ganar más dinero – fue la respuesta del industrial –. Con eso podrías ponerle un motor a tu bote e ir a aguas más profundas y atrapar más peces. Entonces tendrías suficiente dinero para com-prar redes de nylon. Estas te traerán más peces y más dinero.

Pronto podrías tener lo suficiente dinero para tener dos botes… quizás incluso una flotilla de botes. En-tonces serias un hombre rico como yo”. “¿y entonces que haría?”, preguntó el pescador.- “Entonces podrías disfrutar la vida realmente”. “¿y… que crees que estoy haciendo en este momento?”, respondió el pescador.

Dafne Arias

El valor de la vida

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En una ocasión un rey de un lejano país, pensando que era necesario que su pequeño hijo conociera las necesidades de su pueblo, tomo al pequeño heredero y lo llevo a dar un paseo por el campo. “Hijo, quiero que conozcas que es la pobreza. Algún día serás rey y te servirá esta experiencia para poder conducir mejor tu reino”.

Tomo entonces al pequeño príncipe y lo llevo a un largo paseo en el carruaje real. En el camino, el pe-queño observaba las casas, los otros niños, las parce-las de cultivo. En un punto del camino pararon en una casa escogida al azar y se acercaron a saludar a los súbditos que hay moraban, y entre los que se encon-traban unos alegres niños que correteaban y jugaban con su perro mascota.

Sorpresivamente fueron invitados por los dueños de esa humilde vivienda a compartir con ellos sus preca-rios alimentos, los cuales degustaron todos con alegría.

Nuevamente emprendieron su camino por aquellas vías del reino y pronto los sorprendió la noche. Enton-

Conocer la pobreza

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ces el rey decidió emprender el regreso a palacio. Al llegar a su residencia, el padre pregunto al pequeño: “Ahora has conocido lo que es la pobreza. ¿Qué me puedes decir al respecto?”. Lo que el pequeño sobe-rano contesto, dejo al padre absorto:” padre, gracias por esta gran lección que me has dado. He podido apreciar la paz y felicidad con la que vive la gente… he sentido la frescura del campo, la belleza de la li-bertad, la armonía que se vive en sus hogares. Que di-cha poder admirar el cielo como se ve en los campos, que alegría ver las aves volar por los cielos, los anima-les correr por la campiña. Como quisiera tener yo una mascota con quien jugar. Cuanto desearía tener unos hermanitos como aquellos que compartir la comida.

Seria inmensamente feliz si todos los días podría ad-mirar la puesta del sol como hoy y nuestros súbditos la aprecian todos los días…

Que razón tenias padre, cuanta riqueza hay en el mundo, y cuanta pobreza nos aqueja a los prínci-pes… gracias, padre por haberme permitido darme cuenta cuan pobres somos y cuan ricos son nuestros súbditos. Espero que ellos me permitan compartir su riqueza cuando yo sea su rey”.

Ciertamente la visión humilde de los niños nos en-seña y descubre riquezas que en los adultos nos es difícil apreciar.Alejandro Morales y Oscar Gutiérrez

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Existió un rey que tenía un sabio; un hombre anciano de avanzada edad, pasos lentos y larga barba blanca; el rey para cualquier acción o decisión que tomaba siempre se refería primeramente a su sabio, en ningún momento dudaba en consultarle siempre los proble-mas y las cosas que sucedían en su reino, sintiéndose seguro de que todo lo que decía salía siempre bien.

Hasta que un día por su avanzada edad el sabio enfer-mó de gravedad… En su lecho de muerte el rey deses-perado le decía:” Sabio y viejo amigo ¿qué voy hacer sin ti cuando tu no estés? ¿Quién me dará sus sabios consejos y me ayudara cuando tenga problemas que resolver?... ¿qué hare… qué hare?”.

El sabio al ver su desesperación le entrego un anillo que tenía un compartimiento secreto, pero le dijo que solo y únicamente cuando tuviera un problema que fuera imposible resolverlo… solo así lo abriera y allí encontraría la respuesta.

El sabio murió y pasaron muchos años; al rey en va-rias ocasiones se le presentaron múltiples problemas.

Paseo del sabio

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En otras oportunidades estuvo a punto de romper el seño y abrir el compartimento de la sortija, sin em-bargo, no lo hizo, posponiéndolo para un problema mayor que no podría ser resuelto. Siguió pasando el tiempo y un día al rey se le presento un problema tan grande que no podría resolver pasaron los días tratan-do de resolverlo, hasta que no pudo más. Se acordó de lo que le dijo el sabio:”¡ Solo ábrelo cuando tengas un problemas que no tenga solución!”. El rey rompió el sello y rompió el compartimento secreto. Adentro había un papelito que decía: esto también pasara!”.Eso es lo que dijo el señor. Abandónate en mí confía en mí, todo lo que veas difícil y sin solución. ¡ Todo pasara cuando lo pongas en mis manos!.

Por más grande que sea tu problema, si te acoges al amor maravilloso de Dios, todo se resolverá, pues ÉL todo lo puede, y en ÉL y con Él, todo se puede.

Jorge E. Chang (Panamá)

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- “Vengo, maestro porque me siento poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿cómo puedo mejorar? ¿qué puedo hacer para que me valoren más?”.

El maestro sin mirarlo le dijo “Cuanto lo siento mu-chacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después… - y haciendo una pausa agrego - : si quieres ayudarme tu a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y des-pués tal vez te pueda ayudar”.“E… encantado, maestro”, titubeo el joven, pero sin-tió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas “Bien”, asintió el maestro. Se quito un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándosele al muchacho agrego: “toma el caballo que está allí a fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo una deuda. Es necesario que ob-tengas por el la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve regresa con esa mo-neda lo más rápido que puedas”.

El anilllo

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El joven tomo el anillo y partió. Apenas llego empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pre-tendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta a la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarlo a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía ins-trucciones de no aceptar menos de una moneda de oro.

Rechazo la oferta. Después de ofrecer la joya a toda persona que se cruzaba en el mercado – más de cien clientes – y abatido por su fracaso monto su caballo y regresó. Cuanto hubiera deseado el joven el mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entre-gado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda…

Entro en la habitación. “maestro lo siento; no puedo conseguir lo que me pediste. Quizás podía conseguir dos o tres monedas de plata pero yo creo que no pue-da engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo”.

“Que importante lo que dijiste, joven amigo – contes-to sonriente el maestro - . Debemos saber el verdade-ro valor del anillo.

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Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregunta cuánto te da por él. No se lo vendas Vuelve aquí con el anillo”.

El joven volvió a cabalgar. El joven observo el anillo a la luz del candil con su lupa lo peso y luego le dijo:” dile al maestro, muchacho que si lo quiere vender YA no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo”.

“¡58 MONEDAS!” exclamo el joven. “Si, - replico el joyero – yo se que con el tiempo podríamos obtener por el cerca de 70 monedas, pero no se… si la venta es urgente… “.

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.

“Siéntate – dijo el maestro después de escucharlo - . Tú eres como este anillo: una joya valiosa y única. Y como tal solo puede evaluarte un experto. ¿Qué ha-ces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?”. Y diciendo esto, volvió a poner-se el anillo en el dedo pequeño.

Silvita Gudiel

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Descalza y sucia, estaba una niña sentada en el par-que viendo a la gente pasar. Ella no buscaba a nadie al contrario yo me encontré caminado hacia ella.

Por lo que sabemos, un parque lleno de gente extra-ña no es un lugar para que una niña pequeña juegue sola. Mientras yo caminaba hacia ella note un abul-tamiento en su espalda lo cual indicaba una deformi-dad. Imagine que esa sería la razón por la que nadie volteaba a verle y asía como que no les importaba. Conforme me acercaba puede ver la forma de su es-palda. Era una joroba muy grande. Le sonreí y le hice saber que todo estaba muy bien. Yo estaba ahí para ayudar, también para hablar. Me senté a su lado y comencé con un simple “hola”. La pequeña actuaba espantada y expreso un “que tal” después de mirarme un rato a los ojos. Yo sonreí y ella me respondió con una sonrisa.

Dialogue con ella hasta el anochecer y el parque que-do desierto.

Ángel guardian

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Todos se habían ido y nos quedamos solos. Le pre-gunte a la pequeña porque estaba tan triste. Ella me miro y dijo: “porque soy diferente”. Yo inmediata-mente dije: “Esa eres tú” y sonreí. Le dije, “Tu me re-cuerdas aun ángel, dulce e inocente”

Ella me miro y sonrió lentamente, se puso de pie y dijo:”¿deberas?”. – “Si querida, tu eres como un pe-queño ángel guardián enviado para cuidar a la gen-te que pasa por aquí”. Ella asintió con su cabeza y de pronto extendió sus alas y dijo: “Yo soy. Tu ángel guardián”, con una chispa en sus ojos. Yo me quede sin habla seguramente estaba viendo cosas. Ella dijo “Cuando tu empezaste a pensar en otros en lugar de ti mismo, mi trabajo aquí se termino”. Inmediatamente me puse de pie y dije: “espera, ¿por qué nadie se de-tuvo para ayudar a un ángel?”. Ella me miro y sonrió. “Porque tú eres el único que puede verme “, y se fue.

Con eso mi vida cambio dramáticamente. Así que cuando pienses materialmente que tú eres solo lo que tú tienes, recuerda, tu ángel siempre te está vigilando. El mío lo estaba. Recuerda que en cualquier momen-to se puede aparecer. Tal vez te haga malabares frente a tu auto, o tratara de limpiar tu parabrisas o te pida una moneda. Tal vez lleve a un niño cargando o esté vendiendo canastas en una esquina. Tal vez toque a tu puerta para pedir un poco de ropa o dejar un mensa-je. Recuerda en ofrecerle un vaso de agua.

Tal vez llame por teléfono aparentando que es un número equivocado. Tal vez está sentado a tu lado. Como la historia nos dice: todos necesitamos de to-dos. Por cada uno de tus amigos hay un ángel en tu camino.

Ricardo Renan Raigoza

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Cuatro bueyes que siempre estaban juntos, se jura-ron eterna amistad y, cuando el lobo les envestía, se defendían de tal forma que jamás eran vencidos y ninguno perecía. Viendo el lobo que estando los bueyes unidos no podía vencerlos, busco el medio de indisponerlos diciendo a cada uno que los otros los aborrecían. De esta manera logro infundir sospechas entre ellos que al fin rompieron su alianza y se sepa-raron. Entonces el lobo los fue matando uno a uno. Antes de morir el último buey exclamó: solo nosotros tenemos la culpa de nuestra muerte pues dando cré-dito a las intrigas del lobo, no permanecíamos unidos y le fue fácil devorarnos”.

Nunca dejemos que la amargura y la intriga aniden en nuestro corazón… desechémosla y anidemos solo hermosos sentimientos.

Mili Rodríguez

Sin murmurasiones

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No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío. Quiere tú, lo que Dios quie-re. Ofrécele en medio de inquietudes y debilidades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo acepta los designios de su providencia. Poco importa que te consideres un fracasado si Dios te considera plena-mente realizado a su gusto piérdete confiado en ese Dios que te quiere para sí y así llegara a ti, aunque no lo veas. Piensa que estas en sus manos, tanto más fuerte cogido, cuanto más decaído y triste te sientas.

Vive feliz y en paz, que nada te altere, que nada sea capaz de quitarte tu paz ni la fatiga, ni tus fallos. Has que brote y conserva siempre tu rostro, una dulce son-risa, reflejo de la que el Señor, continuamente te di-rige. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que todo aquello que te llene de la paz de Dios. Adora y confía.

Padre Teilhard de Chardín

Abandono total

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No eres responsable de la cara que tienes, eres res-ponsable de la cara que pones.

Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscaba refugio del sol, logro meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las escaleras de madera.

Al terminar de subir las escaleras se encontró con una puerta semi abierta; lentamente se adentro en el cuarto. Había mil perritos observándole tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco.

Los mil perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El pe-rrito se quedo sorprendido al ver ¡qué los mil perritos también le sonreían y le ladraban alegremente con él! Cuando salió del cuarto se quedo pensando para sí mismo: “¡Qué lugar tan agradable!” Voy a venir muy seguido a visitarlo!.

Los mil perritos

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Tiempo después otro perrito callejero entro al mismo sitio. Pero a diferencia del primero este perrito al ver a los 1000 se sintió amenazado ya que lo estaban vien-do de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio como los mil perritos le gru-ñían a él. Comenzó a ladrarlos ferozmente y los otros mil lo ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: “¡qué lugar tan horrible es este!” “ nunca más volveré entrar allí “!.

En el frete de dicha casa se encontraba un viejo letre-ro que decía “la casa de los mil espejos”.

“Todos los rostros del mundo son espejos “. Decide cual rostro mostraras y lo llevaras por dentro.

Las cosas más bellas del mundo no se ven ni se tocan, solo se sienten con el corazón.

¡Antes de ver un arco iris tiene que llover!Julie Heim (San José – Costa Rica)

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El muchacho entro con paso firme a la joyería y pi-dió que le mostraran el mejor anillo de compromiso que tuvieran. El joyero le presento uno. La hermosa piedra, solitaria brillaba como un diminuto sol res-plandeciente. El muchacho contemplo el anillo y con una sonrisa lo aprobó. Pregunto luego el precio y se dispuso a pagarlo.

“¿Se va a casar pronto?”, le pregunto el joyero. “No – respondió el muchacho - . Ni siquiera tengo novia “. La muda sorpresa del joyero divertido al comprador.

“Es para mí mamá - dijo el muchacho. Cuando yo iba a nacer estuvo sola. Alguien le aconsejo que me matara antes de que naciera así se evitaría problemas. Pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y tuvo muchos problemas. Muchos. Fue padre y madre para mí, y fue amiga y hermana. Y fue maestra. Me hizo ser lo que soy, ahora que puedo le compro este anillo de compromiso. Ella nunca tuvo uno. Se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mi ahora yo hare todo por ella. Quizá después entregue otro anillo de compromiso. Pero será el segundo”.

El joyero no dijo nada. Solamente ordeno a su cajera que hiciera al muchacho el descuento aquel que se hacía a los clientes importantes.

Armando fuentes Aguirre

Más que un anillo de compromiso

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Dos pajaritos estaban acurrucados uno junto a otro, dentro de su nido esperando que su mamá regresara con algo de comida para ellos. Paso el tiempo y, al cabo de varias horas, las dos avecillas tenían mucha hambre y su mamá no había regresado. No sabían qué hacer, pues ninguno de los dos sabia volar.

Entonces uno de los pajaritos dijo: “Ya sé. Voy a volar. Me impulsare desde esta rama e impulsare mis alitas al viento. Tal vez sea difícil al principio, pero sé que no fracasare. Además para eso fuimos hechos… ¡para volar! Voy a intentarlo, estoy seguro que será todo un éxito! .

Su hermanito le contesto muy preocupado: no lo ha-gas, te mataras. Tus alas no están listas para soportar tu peso. No llegaras muy lejos. Hazme caso… ¡no lo intentes!”.

Apenas término de hablar el otro pajarito se coloco en la rama que sostenía su nido, tomo aire y se lanzo. Sus alitas se desplegaron muy rápidamente y, cuan-do parecía que su destino era el suelo, se elevo ´por

Miedo de volar

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encima de aquel árbol y saludo desde arriba a su her-manito. Luego le grito: “¿vez? No es tan difícil como crees , animo lánzate”.

El otro solo suspiro y se hundió más dentro del nido .Tenía miedo de intentarlo… Y decidió quedarse allí donde estaba. Entonces su hermano le volvió a gritar: “Bueno, como tú quieras. Yo iré a buscar algo de ali-mento para los dos” y emprendió el viaje.

Al cabo de un par de horas regreso con unos cuantos gusanitos en su pico se coloco dentro del nido y los dos pajaritos empezaron a comer.

Mientras comían, el ave que había ido por la comida comenzó a contarle a su hermanito todas las cosas maravillosas que había conocido en su viaje. Le conto de aquellos ríos y lagos que parecían enormes espe-jos que reflejaban el cielo; y de aquellas montañas que se elevaban como muros que protegían el pue-blo; también le dijo que había hecho muchos amigos durante su recorrido, conoció a otros pájaros como ellos, a una tortuga a varios conejos a un venado, y a varios peces que nadaron en el rio. Cuando termino de contarle todas estas historias, se levanto y le dijo a su hermanito: “Bueno, pues voy a conocer más de este mundo tan maravilloso. Si quieres, puedes venir conmigo…”. Y el otro le contesto:”¿ volar? … ¡jamás! Seguramente mis alas no son tan fuetes como las tu-yas y yo si me voy a estrellar contra el suelo; o si no, algún animal intentara comerme; o me perderé y no sabré como regresar …No , no quiero volar tengo mu-cho miedo!.

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Y se quedo solo al día siguiente, el avechucho que no quiso volar se despertó con un sobresalto. Frente a él estaba una enorme serpiente dispuesta a comér-selo de inmediato. El pajarito comenzó a temblar y suplico a la serpiente que no se lo comiera, pero esta le contesto: “lo siento, pequeño, pero este día tú se-rás mi desayuno”. La serpiente comenzó a acercar-se al pajarito y se sorprendió que este no intentara huir. Entonces le pregunto: “¿Cómo es que no vuelas y no intentas escapar de mi?”. El pajarito le contesto: “Yo tuve la oportunidad de volar pero me dio miedo. Ahora quisiera hacerlo, pero es demasiado tarde”. En ese momento, la serpiente abrió su mandíbula y se le trago de un bocado.

Hay oportunidades que se repiten a lo largo de nues-tra vida, pero hay otras que llegan una sola vez y no regresan jamás. Si no somos valiente y decididos y aceptamos los riesgos que nos ofrece la vida, jamás aprenderemos a ser personas maduras y responsables. La vida nos presenta situaciones que podríamos creer son imposibles de enfrentar, pero no es así. Si sabe-mos buscar la ayuda necesaria y confiamos en no-sotros mismos y en Dios, no hay que tener miedo…. Estamos listos para volar.

Lupita Cervantes

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Descendía una hormiga por los bordes de un manan-tial para beber agua y la fuerza de la corriente empe-zó arrastrarla.

Una paloma que la miraba desde los arbustos próxi-mos a la fuente, le arrojo una ramita seca a la que se agarro y así salvo la vida a la infeliz.

Repuesta del susto, descubrió la hormiga que un ca-zador iba a disparar una flecha a la paloma y subién-dose en el pie le pico con tal fuerza que el cazador, por rascarse, dio tiempo para emprender la huida al ave caritativa.

Esopo

La paloma y la hormiga

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Pensamientos

Quien quiere el bien que lo practique “Johann W. Theote

“No son las malas hierbas las que ahogan las semillas; sino la negligencia del campesino”Confucio

“El que quiera hacer el bien a los demás, ha hecho ya el suyo”Proverbio chino

“Nuestra voluntad interior dirige nuestro destino”Hellen Kelier

“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”Pearl S. Buck

“El amor en acción, es lo que nos da la gracia. Y cada obra de amor hecha de todo corazón, acerca a las personas a Dios”Madre Teresa de Calcuta

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Rosa A

. ParedesYánez

Bibliografia

MI ECUADOR LIBRO DE LECTURA 4to GradoEdi Bosco Librerias L.N.S

TOMADO DEL AMIGO DEL HOGARAGUDELO C. Humberto. AVitaminas diarias para el espíritu Grupo Editorial Latinoamericano Paulinas

Tomado htpp://www.tusuperacionpersonal.com/reflexionesy-pensamientos.

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