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Prlogo
Este libro fue concebido originalmente como untexto de
autoayuda, orientado principalmente a perso-nas que tuvieran serias
dificultades en expresar y/o reci-bir afecto. Sin embargo, a medida
que me adentraba enel tema fui comprendiendo que no hay personas
inmu-nes a los problemas que plantea la convivencia amorosa.De un
modo u otro, todos estamos parcialmente afecta-dos por la
influencia social que no slo impide el desa-rrollo natural y
espontneo del amor, sino que cultiva ypromociona precisamente su
opuesto: la violencia.
El amor es mucho ms que un paquete comporta-mental. No se ensea
a amar, se educa para amar. Esdecir, existe una especie de
aprestamiento afectivo, unaserie de prerrequisitos iniciales que
permiten, si el amorse da, vivenciarlo sin tantos obstculos y
maduramente. Elamor no se busca, se encuentra. Pero tambin es
cierto quea veces pasa por nuestras narices y no lo vemos. El
miedo,las inseguridades, los mitos, la depresin y el estrs han
creadouna ceguera ante el amor. Creo que no estamos preparados
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14 Deshojando margaritas
para descubrirlo y retenerlo. La sociedad an no ha sidocapaz de
construir una cultura del amor de la cual podamosalimentarnos.
Una de las funciones ms importantes del psiclogoes hacer
prevencin primaria y secundaria. Es decir, co-locar informacin
cientfica al alcance de la poblacin,para que sta genere estilos de
vida sanos y disminuya laprobabilidad de contraer distintos tipos
de enfermeda-des. Una psicologa comunitaria, sin tanto divn y
sindemasiadas ratas de laboratorio.
La psicologa cientfica, y el enfoque cognoscitivo alcual adhiero
filosfica y metodolgicamente, se habamostrado tradicionalmente
alejada del tema del amor.Aunque se haban producido recientemente
algunas t-midas aproximaciones, el temor a alejarse del
lenguajecientfico y caer en la onda esotrica de la nueva era,ha
mermado con seguridad ms de un intento. No obs-tante, en mi opinin,
la ciencia psicolgica est avanzan-do a pasos agigantados, generando
cada vez ms datos einteractuando de manera estrecha y fructfera con
otrasciencias afines como la gentica, la antropologa, la
inte-ligencia artificial, la biologa, la neuroqumica, la
lings-tica, slo por nombrar algunas. Quizs sea hora de abar-car el
tema.
Muchos hallazgos son incluidos en el presente texto.La intencin
no es ofrecer tcnicas estructuradas de mo-
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Prlogo 15
dificacin de esquemas y comportamientos, sino brin-dar
informacin actualizada y fcilmente entendible, se-alar lneas de
trabajo personal, reas para desarrollar einquietudes para
pensar.
El libro est organizado en tres partes. En la parte Isealo
algunas creencias irracionales culturalmente trans-mitidas sobre el
amor interpersonal y sus consecuenciaspara la vida personal de la
pareja. Propongo una visinms realista y menos romntica. En la parte
II hago unadescripcin de los estilos afectivos negativos,
fundamen-tndome en los nuevos enfoques de desrdenes de
lapersonalidad. Tambin analizo el tipo de intercambioafectivo
inadecuado que establecen las personas. Final-mente, en la parte
III, menciono algunas sanas costum-bres que, a mi entender,
contribuyen a fomentar el amor.
Una profunda conviccin gua el contenido del tex-to: el regreso a
las fuentes naturales. Es all donde el serhumano hallar,
probablemente, el significado de la vida.Debemos recuperar la
capacidad innata de leer en lanaturaleza. Ella nos habla todo el
tiempo, pero hemosperdido la vieja gramtica de la intuicin. Un
retorno allenguaje natural del amor nos acercara a una experien-cia
afectiva menos contaminada, ms honesta, respetuo-sa, digna y
realista. Quizs, en las races mismas de laevolucin del hombre, algo
limpio, no corrupto, anespera por nosotros.
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PARTE I
REFLEXIONES ACERCA DEL AMOR:HACIA UNA CONCEPCIN REALISTA
DEL AMOR INTERPERSONAL
Cuando el amor os llame, seguidle, aunque suscaminos sean
agrestes y escarpados.Y cuando os hable creedle, aunque su vozpueda
desbaratar vuestros sueos como el vientoasola vuestros jardines.As
como os agranda, tambin os poda.As como sube hasta vuestras copas y
acariciavuestras frgiles ramas que tiemblan al sol,tambin penetrar
hasta vuestras races y lassacudir de su arraigo de la tierra.
JALIL GIBRN
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La gran mayora de nosotros damos por sentado yestamos
convencidos de que amar es la experiencia msgratificante y
fundamental de nuestras vidas. Buscamosel amor por doquier, ya que
lo consideramos fuente defelicidad y estabilidad, e incluso, no
pocas personas esta-ran dispuestas a comprarlo o alquilarlo, si
realmente sepudiera.
Tal como lo sealan expertos historiadores, resultacontradictorio
que sea precisamente en nuestro convul-sionado y acelerado siglo XX
donde se haya configura-do una especie de religin del amor. Es
decir, aunque noparece haber un amor universalmente practicado,
amar(y ser amado) suele ser una de las mayores aspiraciones yla
principal forma de autorrealizacin de las personas.
El valor intrnseco del amor ha superado las especu-laciones de
los inversionistas. Lo hemos convertido enun valor absoluto que
trasciende lo terrenal: Todo lobueno es amor El amor todo lo puede
El amor eseterno, inagotable, incondicional, en fin, hasta Dios
esamor, lo que equivale a decir, amor es Dios.
La cultura nos ha vendido, o mejor, publicitado, unaidea
romntica, dulce y tierna del amor, tipo Romeo y
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20 Deshojando margaritas
Julieta (hubiese sido interesante verlos veinte aos des-pus de
casados) que, desafortunadamente, no parececoincidir con la
realidad afectiva cotidiana.
Esta imagen, inflada y sobrevalorada, se convierteen la meta
hacia la cual dirigimos la mayor parte denuestras acciones y
esfuerzos. La posicin simplista deque si logramos amar a alguien
todo es posible: amorigual magia. Si se piensa que el acto de amar
lo es todo,o casi todo, se convertir automticamente en
funda-mental, determinante y necesario, y si algo, lo que fuere,nos
ata, por definicin seremos dependientes de ello y ladependencia es
el peor enemigo del amor.
Personalmente no creo que el amor sea una especiede nirvana
sentimental donde todo es bello. En mivida profesional, los peores
estragos psicolgicos que hetratado han sido causados por
sentimientos de amor ex-tremadamente intensos. He visto personas
destruirse len-tamente, atrapadas en la maraa de un sentimiento
in-controlable y compulsivo por amor a alguien. Se podrargumentar
que eso, entonces, no es un verdaderoamor, o que, en su defecto, se
trata de un amor enfer-mo. Si es as, son muy pocas las personas
sanas que real-mente experimentan ese sentimiento puro y
descon-taminado. Bienvenido al mundo de los anormales.Quin no ha
sufrido por amor alguna vez en la vida?Llamaramos patolgicas
nuestras depresiones de ado-
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Reflexiones acerca del amor 21
lescentes por no ser correspondidos? El amor, tal comolo
conocemos, no parece ser la panacea.
Buda deca que la otra cara del amor es el miedo. Enmi opinin, la
cultura ha mercadeado slo el lado bue-no. Si la mayora de los
humanos no llegan a sentir eseamor terico y abstracto, pongamos los
pies en la tierray veamos las cosas como son y no como nos
gustaraque fueran. Queramos o no, aunque nos neguemos yhagamos
pataletas, las personas sufren por eso que lla-mamos amor.
Pareciera que no somos capaces de amaren los trminos que marca el
concepto y la semntica dela definicin filosfico-acadmica. Los
avances en psi-cologa cientfica muestran que el amor conlleva
casisiempre una alta dosis de ansiedad, incluso en nios re-cin
nacidos.
No niego la existencia y la importancia de los lazosafectivos
para el ser humano. Lo que rechazo es el con-cepto mtico y utpico
del amor interpersonal. Tampo-co menosprecio lo positivo del amor,
sino que recalco lonegativo.
El amor que practicamos no es inmaculado. Mata-mos por amor, nos
suicidamos por amor, peleamos poramor, nos anulamos por amor,
robamos por amor y so-bornamos por amor. El reino del amor es
posiblementeel que ms sangre ha derramado en la historia de la
hu-manidad y, aunque no poseamos datos sobre su influen-
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22 Deshojando margaritas
cia en los desastres econmicos, claro est a excepcinde Julio
Csar y Cleopatra, siempre he sospechado quelas amantes tienen ms
influencia que Harvard en lasgrandes decisiones monetarias de los
economistas y hom-bres de negocios. Cuntas veces has sentido
envidia yhas deseado el mal del prjimo en nombre del amor?
Simiramos a nuestro alrededor de manera seria, veremosun sinnmero
de disparates cometidos en su honor. Laidea no es negar el hecho de
amar, sino prepararnos paradesmitificar el amor y colocarlo en su
sitio. Debemosentender de una vez por todas que amar a otro
humanoes un hecho complejo donde intervienen aspectos pla-centeros
y tambin dolorosos. Aquellas relaciones afecti-vas que se
construyen con bajas dosis de realismo no sonde buen pronstico. La
creencia en un amor interpersonaleterno, que crece y escala
montaas, no es objetiva ycon seguridad daina.
Mi actitud frente al amor no es pesimista, sino realis-ta.
Inclusive soy optimista ante la posibilidad de que al-gn da la
humanidad alcance un nivel superior en sucapacidad de amar y que
realmente, como deca Fromm,Cuando ame a mis hijos ame a todos los
nios delmundo a travs de ellos. Creo sinceramente que la
con-ciencia de la humanidad producir una profunda y re-volucionaria
transformacin alrededor del amor y msespecficamente de un amor
Krishnamurti, si se me
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Reflexiones acerca del amor 23
permite el desliz. Pienso que es en las relaciones cotidia-nas,
en el mundo concreto y en la vida de todos los das,donde el ser
humano comienza a trascender. Aprender arelacionarse afectiva y
efectivamente, en el aqu y el ahora,es contribuir a esa
transformacin.
Desde mi ptica, al menos dos factores han favoreci-do la
glorificacin irracional y los malentendidos alre-dedor del amor. El
primero ms por desinformacin y elsegundo ms por educacin, o mala
educacin.
La primera cuestin est referida a la creencia deque el amor es
nico y absoluto. La idea de un amoresttico est, consciente o
inconscientemente, arraigadaen la mayora de las personas. Sin
embargo, muy a pesarde los viejos romnticos, los hechos no apoyan
la hip-tesis del amor inalterable. El concepto de amor al
queestamos acostumbrados es mvil y yo dira que hastavoltil. Hay
varios tipos de amor. Las personas no sueleninterpretarlo (vivirlo)
de manera igual y ha sufrido in-numerables cambios desde el punto
de vista histrico.Creemos que cuando hablamos de amor estamos
di-ciendo lo mismo. Damos por hecho que nuestro inter-locutor
entiende el amor de la misma manera, y eso noparece ser as en un
gran nmero de casos. No hay acuer-do en el amor. Como es obvio, y
en consecuencia, notodos se comportan de igual manera en el
intercambioafectivo. Muchas de las controversias en las parejas
se
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24 Deshojando margaritas
solucionaran diciendo abiertamente qu entienden pordar y recibir
afecto. Cualquiera que haya tenido una re-lacin amorosa intensa
sabe el gran enredo que se pro-duce por no estar hablando de la
misma cosa. A vecesoptamos por el camino ms fcil: mutis por el
foro. Elenredo sigue, pero no se nota, lo cual es un error: msvale
una pelea clara que un acuerdo confuso. No obs-tante, cabe sealar
que algunas parejas se terminan dedesbaratar por entrar en un afn
desesperado y compul-sivo de hablar, al mejor estilo de Bergman en
Escenas dela vida conyugal. La poca comunicacin es mala, la
verbo-rrea es insoportable. El camino ms adecuado parece
sercuasipoltico: acuerdo sobre lo sustancial y reglas claras.
El segundo factor lo componen cuatro supuestos ocreencias
errneas que, aun habiendo sido vctimas deellas, inexplicablemente
las seguimos transmitiendo degeneracin en generacin: el amor es
dicha y placer (lafelicidad del amor), el amor es para siempre (la
inagotabilidaddel amor), el amor es excluyente (la exclusividad del
amor)y el amor todo lo puede (la incondicionalidad del amor).Estas
cuatro formas de pensar se configuran en una ver-dadera bomba de
tiempo, no slo para los recin casa-dos, sino para cualquiera que
inicie una relacin afectiva.La realidad parece mostrarnos otra
cosa: la naturaleza delamor interpersonal es conflictiva (felicidad
relativa), elamor se acaba (si no se trabaja se atrofia), se puede
amar
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Reflexiones acerca del amor 25
a ms de una persona a la vez (no es totalmente exclu-yente) y el
amor suele desertar ante condiciones adver-sas (solidaridad
relativa).
La relatividad del amor
Tal como dijimos, la manera de conceptualizar elamor, y por ende
de sentirlo, es una variable muy im-portante en las relaciones
afectivas. Si se ve el amor comoalgo absoluto e inalterable que se
encuentra ms all delas fronteras y las nacionalidades, cualquier
relacin esta-r condenada al fracaso por la misma imposibilidad
dellenar los requisitos. Las fallas o los signos de un amorcon
minsculas no se harn esperar. La convivencia co-tidiana destruir
las ilusiones y sobrevendr la decep-cin. Desgraciadamente, cuando
la realidad golpea, esms fcil decir: No me amas de verdad, a
concluir:Mi creencia sobre el amor es irracional.
Un ejemplo diciente de lo relativo del amor se pro-duce en las
relaciones esquimales, donde el hombre en-trega sexualmente a su
mujer a la visita como acto decortesa. La ofensa est en que no se
acuesten con laseora! Una persona con un criterio inflexible del
amordira que estn locos y que el pobre esquimal es un cor-nudo. Un
antroplogo hablara del relativismo cultural yde que las cosas deben
comprenderse dentro de su con-
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26 Deshojando margaritas
texto histrico, lo cual no implica que entregue a suseora a la
prxima visita.
La concepcin del amor tambin ha variado a travsde la historia de
la humanidad. Es slo a finales del sigloXVI, en Europa
principalmente, donde el amor comienzaa considerarse de manera
abstracta y sin tener en cuentaa la persona. Hasta ese entonces el
amor era inseparablede quien lo ejerca. Estaba particularizado: Los
amoresde fulanita. La idea abstracta de amar slo era tema deinters
para la religin y la moral. El amor era visto comouna relacin y,
segn algunos autores, la nocin de sen-timiento parece desconocida
en ese siglo.
La humanidad parece haber evolucionado de un con-cepto objetivo,
particular y exterior de amor, a una ideams abstracta, interior y
universal en el siglo actual. Sieste cambio sugiere un avance o un
retroceso, est porverse.
Este ascenso del amor a la categora de sentimientose configura
ms claramente en el siglo XVIII, cuandocomienza a imponerse la moda
del amor conyugal (tam-bin fue una de las pocas de mayor
promiscuidad). Hastaese entonces se hablaba del amor, pero no del
amor ma-trimonial. El matrimonio iba por un lado y el amor porotro.
El objetivo del matrimonio era fecundar y pro-crear, para
garantizar as una descendencia y los consabi-dos herederos. El
matrimonio tena la funcin de aliar,
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Reflexiones acerca del amor 27
por lo tanto, ms que amor, se pedan deberes conyuga-les que
permitieran sostener la relacin. El matrimoniopor conveniencia (al
cual se referira Nietzsche un si-glo despus) se privilegiaba sobre
el matrimonio por in-clinacin (amor), ya que pareca ms seguro y
duradero.La idea era que el amor pasional, profano, insensa-to,
loco y poco casto, se acababa con el tiempo y loque quedaba era la
disolucin de la pareja y las fortunas.Ms aun, algunos datos
sustentan que en el siglo XVII losjueces sancionaban drsticamente
los matrimonios poramoro y no aceptaban de ninguna manera una
disolu-cin por falta de amor. Los amores demasiado ardien-tes eran
vistos como peligrosos. Algunos seores feu-dales decidieron
instalar prostbulos en sus comarcas paraque sus descendientes, y
los amigos nobles, se mantuvie-ran desahogados y no cometieran
disparates por deseoo atraccin sexual-pasional.
A regaadientes, despus de un siglo de polmicas,estado e iglesia
se ven obligados a aceptar explcitamen-te y legalizar la idea de
que el amor podra llegar a ser labase del matrimonio. Aunque
algunos avanzados catli-cos del siglo XV (Dionisio de Cartujo) y
XVI (TomsSnchez) promulgan un alivio a los estoicos cristianosde la
poca, es en 1964 cuando el Segundo ConcilioVaticano funda y
reafirma definitivamente el matrimo-nio, tanto sobre el amor como
la procreacin. Es preci-
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28 Deshojando margaritas
samente en esta dcada cuando el amor se acepta sincondiciones y
definitivamente se universaliza a travs deotros movimientos
sociales.
La forma de amar vara con las pocas? Parece ques. Era distinto
amar en el aquel entonces que ahora. Lahistoria muestra no slo un
cambio significativo en lanocin de amor, sino en la manera de
expresarlo y valo-rarlo.
El amor tampoco est por encima de las costumbres.Es distinto
amar en Japn que en Colombia. Y sin ir tanlejos, las relaciones
afectivas hombre-mujer en la Costason considerablemente diferentes
a la de los antioqueos.Cualquier pareja sabe que el amor es
cambiante.
Si encasillas el amor en una definicin rgida y lomiras como una
experiencia salida de la realidad, te de-fraudar. Perders la
capacidad de vivirlo como un eventototalmente fresco y nuevo. Lo
contaminars con tus pre-juicios y prevenciones. El amor necesita
libertad, sin eva-luaciones autoritarias y criterios dogmticos.
Muchos de mis pacientes, frente a nuevos
contactosinterpersonales, dicen: S pero... no era lo que espera-ba.
Al analizar sus expectativas suelo encontrar una po-sicin
irracional ante el amor, sumamente novelesca yciega, sustentada en
vivencias ajenas, libros, pelculas,telenovelas y valores sociales,
los cuales promocionan elabsolutismo del amor. Las actitudes
mentales estrechas
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Reflexiones acerca del amor 29
no dejan entrar el amor, porque el amor necesita espaciopara
manifestarse y crecer.
Como acercarse al amor sin creencias parece ser muydifcil,
aunque sera lo ms recomendable, tratemos almenos de aproximarnos a
l con una actitud de explo-racin abierta y no con la molesta
intencin de verificarel concepto de amor que nos han enseado.
Cuandointentamos imitar otras experiencias afectivas disecamosel
amor, lo convertimos en una burda rplica o, a lo sumo,en una buena
falsificacin.
La historia ensea que cada poca, pueblo y comu-nidad, adems de
herramientas y medios de produccin,construye su propia nocin de
amor, y cuando dichanocin se instaura y solidifica, se transforma
en una im-posicin tajante que, paradjicamente, no deja amar
li-bremente.
La multiplicidad del amor
Definitivamente, la idea que manejamos del amorno es un bloque
indivisible. Los sinnimos aceptados,segn un reconocido diccionario,
ascienden a setenta yocho. El amor se ha dividido en profano y
santo, puro eimpuro, deshonesto y honesto, verdadero e ideal, sano
yenfermo, loco y cuerdo, pasional y racional. Tambin seha propuesto
diferenciarlo de acuerdo con el objeto
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30 Deshojando margaritas
amado: amor filial, maternal, a s mismo, a Dios, amorincestuoso,
etc. Otras propuestas, que no sealar aqu,han intentado despedazarlo
en trozos, afortunadamentesin xito.
Independiente de las mltiples acepciones del tr-mino, la
experiencia subjetiva y el sentido comn noshacen concluir que no
existe un amor nico. No se amaigual al esposo que al hijo, el
sentimiento de afecto haciaun amigo difiere del amor amante, y as.
Si bien puedenhallarse mezclas tipo amada amanti, por lo general
haycomportamientos muy definidos y claros donde vamosdepositando,
diferencialmente, nuestros mejores afectos.
Desde mi punto de vista, la mejor manera de clasifi-car los
amores es apelando a los procesos y la funcio-nalidad de los mismos
para el individuo. En esta direc-cin propongo tres subtipos de amor
(sin desconocerotras posibilidades): Tipo I (ms emocional), Tipo II
(msracional) y Tipo III (ms biolgico). Analizar cada unoen
detalle.
Amor Tipo I
El proverbio hay amores que matan es real y existe.Para muchos
es una dulce muerte y una bendicin. Paraotros, la peor de todas,
porque es lenta y desgarradora.No me refiero a garrotazos o golpes
fsicos, que tambinmatan, ni al desamor que produce un rechazo, sino
a las
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Reflexiones acerca del amor 31
consecuencias de amar demasiado a alguien, inclusosiendo
correspondido. Yo agregara: Hay amores queduelen.
Todos hemos tenido tragas y enamoramientos quese volvan por un
tiempo inmanejables. Casi como unaobsesin, invadan nuestro espacio
y pensamientos du-rante todo el da. Al levantarnos por la maana,
comoun fuego, la imagen de la persona amada llenaba elinterior de
nuestro ser y todo arda en llamas. En mu-chos casos, ese calor
escapaba de control y se convertaen un verdadero incendio de
proporciones gigantescas.Haba un momento, un instante, a partir del
cual esesentimiento produca un efecto inesperado e incontro-lable:
nos volva un fracaso adaptativo.
Mis caractersticas psicolgicas durante los primerosdas de mi
primer amor eran: baja concentracin, falta deatencin y dispersin
mental, lentitud al hablar, movimien-tos torpes, baja generalizada
de rendimiento (deporte, es-tudio), hipomana (esto significa
euforia exagerada), ina-petencia, trastornos del sueo (agradables,
pero trastornosal fin), obsesin, mi musculatura se volvi flcida,
paracitar slo algunas de ellas. La motivacin estabareconcentrada en
un punto, por lo tanto, todo me impor-taba un rbano (algo as como,
ella lo es todo). Si esasensacin, que afortunada o
desafortunadamente he vueltoa sentir a lo largo de mi vida en otras
ocasiones, se hubiera
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32 Deshojando margaritas
mantenido por un tiempo ms prologado, mi organismohubiese
entrado en colapso. No podra haberme adapta-do al medio, ni haberlo
soportado fsicamente. Creo quemi cociente intelectual, que
supuestamente debe mante-nerse estable, baj durante esa poca; una
sonrisa medioestpida acompa mi expresin facial. Pero, pese a
todo,era feliz sintiendo aquello, y lo que era ms extrao aun,no
quera que se acabara. Como un sediento de amor,demandaba ms y ms de
esa sensacin apabullante.
Es posible que esa sensacin perdure ms de lo ne-cesario? No es
muy comn, pero en algunos casos s.Algunas personas tienen el don (o
la mala suerte?) deque cuando son tocadas por esta especie de virus
afecti-vo, permanecen demasiado tiempo en l. Depende de
lavulnerabilidad afectiva o de la predisposicin a sentir.Hay
individuos hipersensibles al amor y otros insensi-bles. Estas
variaciones estn determinadas por factorespsicolgicos, familiares y
posiblemente genticos. Unode mis clientes sufri de manera frecuente
brotes de amorTipo I, hacia la misma persona, durante cuatro
aos.
Veamos este relato de la paciente K, afectada de amorTipo I,
durante los tres primeros meses de relacin consu amante:
Es como si me doliera el alma. Usted no alcanza asaber cunto me
agota y cansa este sentimiento... Va aacabar conmigo... No hago
otra cosa que pensar en l
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM32
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Reflexiones acerca del amor 33
todo el da... Las cosas no me producen el mismo pla-cer... Lo
nico que quiero es estar con l... Hasta hedescuidado a mis
hijos...
Qu pasa doctor? Acaso me estoy enloquecien-do? Espero la noche
con ansiedad para dormirme y yano pensar... Esto es demasiado
fuerte e intenso... No scmo manejarlo... Realmente no s si quiero
manejar-lo... Cuando estoy con l es como si le pusieran color ala
vida. Vivo todo el tiempo esperando esos momentos...A mi marido lo
quiero, pero no s... No es lo mismo.Esto es mayor que mis
fuerzas...
Contrariamente a lo que podra pensarse, K era unaseora de 35
aos, sin problemas psicolgicos especiales,con una muy buena familia
y un marido con el cualmantena buenas relaciones afectivas y
sexuales. Se des-tacaba profesionalmente como persona segura,
eficientey con excelentes relaciones interpersonales. He
vistohombres supremamente poderosos, lderes econmicosy polticos,
comportarse como una mansa oveja frente aun amor Tipo I. Tambin los
he visto derrumbarse psi-colgicamente y llorar como nios
indefensos. El amorTipo I vuelve frgil a la persona ms fuerte.
Tratemos de no evaluar ni enjuiciar moralmente laconducta de K
por un instante. El deseo sexual, en estecaso, era secundario. La
seora K no necesitaba fisiol-gicamente a su amigo, sino
afectivamente: lo amaba.
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34 Deshojando margaritas
Tenemos la tendencia a pensar: Algo tena que an-dar mal, para
que a esta seora le pase algo as. Sin em-bargo, en este caso, como
en tantos otros, no pasa nada;ningn evento de la vida del sujeto
explica el enamo-ramiento. No tengo que estar necesariamente con
SIDApara que me ataque un dengue o cualquier virus simi-lar. Puedo
estar bajo de defensas, pero no debo estar en-fermo previamente
para que me pesque un resfriado. Enel caso del amor Tipo I, eso
simplemente llega. No sebusca, se encuentra en cualquier parte.
Para m, la fidelidad es una combinacin de autocon-trol y
principios y no, como han querido hacernos creeralgunos moralistas,
ausencia de deseo y sentimientos. Lafidelidad no es otra cosa que
saber anticipar y evitar.Pero ante algunos amores Tipo I es tal la
fuerza y la rapi-dez con que aparecen, que no hay autocontrol ni
razo-nes que valgan. De manera similar se esfuma cuandoquiera, no
cuando se lo demandan las circunstancias olos malos comportamientos
de la media naranja. Entreotras cosas, la seora K dur ocho meses
con el amorTipo I hasta que desapareci solo.
Es como el miedo a las cucarachas. Uno puede ex-plicarle al
paciente que son pequeas, menos fuertes, queno son infecciosas,
fciles de matar, etc. Al cabo de cua-renta y cinco minutos, el
sujeto dir que lo entendi, sesentir ms animado y har votos de
valenta de no vol-
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM34
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Reflexiones acerca del amor 35
ver a caer en tan miserable, absurdo e indignante mie-do. Sale,
ve una cucaracha y se desmaya. Le entr porun odo y le sali por el
otro. La fuerza del miedo pue-de ms que la razn, cuando el primero
es intenso. Encierta ocasin le dije a un paciente que quera dejar
asu amante que se la imaginara defecando. Al sujeto lepareci
interesante la sugerencia porque era muy es-crupuloso. Luego de
utilizar imaginacin emotiva (asse llama la tcnica) por un espacio
de tiempo conside-rable, abri los ojos y sonriendo me dijo: Se vea
tanbella! En el amor Tipo I, el corazn puede ms que lafra
lgica.
Este aspecto nos aproxima a la idea de que el amorTipo I tenga
alguna base bioqumica que lo sustente (lafamosa qumica) o
subcortical que lo regule. Cuandose dispara, tira por la borda
cualquier cosa que se le atra-viese, razn incluida. Este arraigo en
lo impulsivo nosrecuerda aquellas enfermedades psicolgicas, cuyos
es-quemas son bsicamente afectivo-biolgicos, es decir,donde el
aprendizaje no es tan claro.
La mayora de los afectados ni siquiera saben decircundo y dnde
comenz: No sabra responderle, doc-tor, fue como de pronto... Sin
darme cuenta y ah esta-ba. No es explicable.
No estoy justificando la infidelidad o las locuras quese cometan
bajo los efectos del amor Tipo I, sino mos-
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM35
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36 Deshojando margaritas
trando dos de sus caractersticas fundamentales:
laincontrolabilidad y la irracionalidad.
No hay razones lgicas que expliquen la ocurren-cia del amor Tipo
I? No niego que las pueda haber, perotcnicamente hablando, son
sumamente difciles de ha-llar. Y aunque existan factores mentales y
ambientalespredisponentes, su peso es mnimo a la hora de
producircambios. Algo similar a lo que ocurre en el
sndromepremenstrual, las depresiones de corte bioqumico y lasfobias
preparadas o heredadas.
El amor Tipo I, entonces, parece estar definido porun proceso ms
fisiolgico-subcortical-primitivo-bioqumico. Generalmente funciona
como una emo-cin intensa y de duracin no muy larga (aunque
hayexcepciones).
Desde el punto de vista psicolgico presenta los si-guientes
problemas para el sujeto:
A. Durante su estada, el sistema de procesamientohumano sufre un
nmero considerable de alteracionesen la memoria y la codificacin
informacional, en laresolucin de problemas y en la ejecucin de
tareas (erro-res, torpezas).
B. Demanda un gran gasto energtico, por lo quedespus de un
tiempo sobreviene el cansancio fsico ypsicolgico.
C. Absorbe todo el potencial hedonista y, en conse-
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Reflexiones acerca del amor 37
cuencia, los otros factores motivacionales del ambienteinmediato
pierden valencia y fuerza. El sujeto se vuelvedependiente al
extremo de su fuente de placer.
D. Durante este tipo de amor se pueden cometerlas locuras ms
extravagantes como, por ejemplo, con-traer nupcias o suicidarse. El
nivel tan intenso de afectoencubre cualquier cosa, como el agua en
un embalse.Pero luego, cuando descienden los caudales,
aparecencosas que el sujeto nunca haba visto. Lo que antes
erahermoso (v.g. el aliento por la maana) ahora resultaespantoso e
insoportable.
E. El estado afectivo, al estar alterado, no discriminacon
claridad los afectos de otras personas diferentes alamor principal,
de ah que los amigos, los padres, loshermanos, todos pasan a un
segundo plano.
F. Debido al predominio subcortical, las razones l-gicas
(corteza cerebral) no producen efecto e inclusomolestan. El sujeto
con amor Tipo I slo soporta estarcon personas que acepten su
comportamiento. Si algnamigo o amiga critican lo apasionado de su
amor, elsujeto los convierte automticamente en enemigos.
Desde una perspectiva evolucionista, es decir, para
lasupervivencia de la especie humana, de qu sirve el amorTipo I?
Cul es su funcin biolgica? Cul su valoradaptativo? Considerando su
sustrato orgnico, se espe-rara un sentido biolgico. Sin embargo, no
se necesita
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38 Deshojando margaritas
para el apareamiento sexual de la especie (el deseo yacumple esa
funcin con bastante xito), ni tampoco paraproducir aproximacin
fsica con el fin de brindar pro-teccin (el que sufre de amor Tipo I
apenas si es capazde cuidarse a s mismo).
Los hechos tienden a mostrar que el amor Tipo I esuna simptica
enfermedad transitoria, socialmenteaceptada, de carcter
alucinatorio, no contagiosa, peroen algunos casos peligrosa.
Posiblemente, al no podercontrolarla, las culturas optaron por
permitirla. Desgra-ciadamente, no hubo campaas de prevencin sobre
lascontraindicaciones que acompaaran la legalizacin.
El amor Tipo I nos transforma en una especie delicuadora en
cortocircuito, pero hemos aprendido a con-vivir con l y a
soportarlo. Despus de todo, y pese a losriesgos, no hay sensacin
igual. Adems es gratis y no dacrcel.
El amor Tipo I no se puede cultivar, simplemente es.Cuando llega
no pide permiso, se impone como una delas experiencias conocidas ms
intensas. Su magia senos manifiesta como un hecho incuestionable,
la cualnos arrastra irremediablemente al xtasis. El amor Tipo Ino
es para pensarlo, sino para vivirlo, y por qu no,para
disfrutarlo.
No obstante, tal como seal anteriormente, estarenamorado del
amor puede ser una forma de adiccin
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Reflexiones acerca del amor 39
encubierta que empuja al organismo hacia el
agotamientopsicolgico y las frustraciones permanentes. Las
ganasdesesperadas de amar, como cualquier tipo de deseo, enltima
instancia, es destructivo. Si haces del amor Tipo Iuna necesidad
bsica y fundamental, te convertirs enun adicto afectivo.
El amor deca Tagore es como las mariposas,si tratas de
alcanzarlas desesperadamente, se alejan; perosi te quedas quieto,
se posan sobre ti.
Amor Tipo II
A diferencia del intenso y chispeante amor Tipo I, elamor Tipo
II se caracteriza por ser moderado, reflexivo,controlable y
duradero. Este amor da mucha cabida a larazn, el esfuerzo y la
responsabilidad contrada. Obvia-mente, es ms aburrido y flemtico.
Esta emocin men-talizada, con el tiempo se estabiliza y adquiere la
formade sentimiento sosegado y apacible. Representa, a mientender,
el amor que define las llamadas buenas rela-ciones
matrimoniales.
Interviene principalmente la corteza cerebral y, porlo tanto, es
producto de la consciencia. Mientras el amorTipo I es un potro
desbocado, el amor Tipo II est per-manentemente sometido a
evaluacin y control por partedel sujeto. Es decir, es
manejable.
Esta posibilidad de modulacin afectiva se utiliza prin-
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM39
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40 Deshojando margaritas
cipalmente para empujar, rescatar y nivelar las bajas
afec-tivas. Cuando la pasin que acompaa al amor Tipo Icae
vertiginosamente, el empleo serio y persistente de lavoluntad puede
llegar a levantarlo hasta un punto me-dio, menos intenso, pero ms
seguro, y se configura elamor Tipo II. Los optimistas sostienen que
con trabajo yatencin despierta es posible mantener el afecto y el
deseodentro de ciertos lmites tolerables y permitidos; los
pe-simistas niegan esa posibilidad y los realistas son escpti-cos.
Desde su perspectiva yogi, Paramahansa Yoganandasimplemente lo
considera innecesario:
El matrimonio resulta innecesario para quienes yase han casado
con toda la intoxicante dicha divina. Deah que Jess, San Francisco,
el Swami Shankara, Babajiy otros hayan permanecido solteros pues
haban encon-trado el amor divino y la alegra perfecta y su
compae-ro perfecto en el amor perfecto y completo de Dios;
nonecesitando, por tanto, del matrimonio humano.
El matrimonio es, sin embargo, una manera ilusoriade encontrar a
Dios. Las parejas de casados, en la luna demiel o bajo el influjo
de la pasin o la emocin, se prome-ten uno al otro amor eterno; pero
al morir ellos la lunase re de sus esqueletos regados por las
tumbas y de todaslas piadosas mentiras que se dijeron bajo el
intoxicanteinflujo de la emocin, y de todas las promesas que
deja-ron de cumplir en la vida.
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM40
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Reflexiones acerca del amor 41
Una buena relacin de amantes necesita una dosisalta de amor Tipo
I. Aqu el esfuerzo y la voluntad soninnecesarios. El compromiso es
hormonal, insisto, no ne-cesariamente sexual. Predomina el
principio del placer.
Una tpica relacin de esposos necesita amor conyu-gal Tipo II.
Aqu la taquicardia y las ganas incontrolablesson un estorbo, si es
lo nico que se tiene. Se necesitaconvivir. El sentimiento, mediado
por la razn, permitesobrellevar momentos difciles, resolver
problemas y con-trolarse cuando sea necesario. Predomina el
principiode la realidad.
Reconozco que la anterior aseveracin no puede lle-varse al
extremo. Si el amor conyugal fuera nicamentevoluntad y compromiso,
como sostenan algunos psi-coanalistas, sera una obligacin
asfixiante. Si el amor fueraslo un acto mental puro, no sera
distinto a jugar unpartido de ajedrez. La responsabilidad asumida
de com-partir una vida sin nada de amor es una de las formasms
terribles de esclavitud. Obviamente, en el contratomatrimonial debe
existir afecto, no necesariamente amorTipo I o amor pasional tipo
noviazgo, pero s un senti-miento positivo de aproximacin y de
bienestar com-partido, adems de una buena dosis de atraccin
sexual.Una relacin basada nicamente en la convenienciamutua se
tornara intolerable. Un asptico amor Tipo IIconvertira el amor en
un simple acto administrativo.
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM41
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42 Deshojando margaritas
El amor Tipo II parece ser ms adaptativo. No alteratanto el
funcionamiento total del sujeto, es ms refinadoy elegante (menos
primitivo), desarrolla un autocontrolsaludable para la convivencia
monogmica y no inter-fiere las capacidades de procesamiento de la
informa-cin necesaria para la supervivencia del ser humano. Msaun,
facilita la resolucin de problemas en situaciones deincertidumbre
afectiva.
Sin embargo, debido a que la respuesta fisiolgica yel
sentimiento que lo acompaa tienden a ser planos,existe una
probabilidad alta de caer en el tedio. El amorTipo II necesita
estimularse y sazonarse de vez en cuan-do con locuras simpticas
similares al amor Tipo I. Jugarcon el deseo y la atraccin, si la
hubiera, mediante fanta-sa e imaginacin creativa, permitir
emocionalizar elamor mental de vez en cuando, enchufarle
energaafectiva y escapar de la monotona. Si se logra el
puntoadecuado, el amor Tipo II, adems de realista, dejar deser
cansn. El genial Bertrand Russel afirm: Una bue-na vida es aqulla
inspirada en el amor y guiada por lainteligencia.
Cuando la actividad emocional no es muy intensa yexisten otros
componentes, la corteza cerebral, por me-dio del pensamiento, puede
influenciar su intensidad yfrecuencia. El nivel de afecto que se
maneja en el amorTipo II, al no ser tan fuerte, permite lo
anterior. Si no
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Reflexiones acerca del amor 43
estimulas la parte emocional del amor Tipo II, se agota-r. Desde
este punto de vista, amar s es un decisin.
En cierta ocasin hablaba sobre este tema con unode mis
pacientes, el cual pensaba que el matrimonio es-taba pasado de moda
y deba abolirse. Consideraba, ade-ms, que su matrimonio era muy
harto y aburrido. Leexpliqu que realmente dependa de l, y que si
sentaalgn afecto positivo por su esposa, vala la pena inten-tarlo.
Usted puede intentar cambiarlo. No s si lo lo-grar. Puede probar a
ver qu ocurre, pero no se resigne.Si no funciona, ya sabr qu hacer.
Cuando me pre-gunt qu se necesitaba para lograr cambiar el fastidio
yel ostracismo cotidiano, por felicidad y alegra, le con-test: Las
personas que han estado en su situacin y hanlogrado rescatar su
matrimonio sostienen que se necesi-tan tres ingrediente bsicos:
tenacidad, persistencia y pa-ciencia. Me mir, hizo una pausa
prolongada, movi lacabeza de lado a lado y dijo: Dios mo! Creo que
enese instante, despus de casi diez aos de casado, com-prendi que
se hallaba inmerso en un amor Tipo II msexigente y menos alegre que
el Tipo I. Nunca volvi asus citas.
Amor Tipo III
La estructura subyacente del amor Tipo III es biol-gica,
heredada, instintiva y compartida por un grupo con-
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44 Deshojando margaritas
siderable de la especie animal. Su funcin principal es lade
mantener la supervivencia de la especie mediante laproteccin y el
cuidado de los indefensos recin naci-dos. La esencia psicolgica
central de este amor es laincondicionalidad.
Mientras el amor Tipo I es ms emocional (se sientemucho) y el
Tipo II ms pensante (se reflexiona mu-cho), el amor Tipo III es ms
comportamental. La madreprodiga cuidados, debe ser responsiva
(responder) a lasnecesidades del nio y actuar. El amor maternal
debeverse para que exista en su verdadera dimensin. Elamor maternal
es entrega, porque dar es la nica for-ma de garantizar su funcin de
ayuda. Ms aun, el amorTipo III no puede esperar nada a cambio,
porque perde-ra eficiencia. Aunque la madre adquiere
beneficiosafectivos secundarios y se realiza a travs de sus
hijos,los comportamientos estn dirigidos a socorrer y
asistirdesinteresadamente. Cuando ms la necesitan, ms se des-pliega
la conducta dadora: Al hijo calavera es al que msse quiere. No
estoy hablando de una madre ideal, sinodel proceso bsico que
sustenta su papel. Habr madresms mams y otras ms madrastras. Las
hay buenas ymalas. Pero la gran mayora desempea su papel
altruistadurante toda la vida.
Si bien el padre interviene activamente y algunosparecen madres,
no creo que exista una tendencia bio-
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Reflexiones acerca del amor 45
lgica e instintiva a desarrollar apego hacia el hijo tanfuerte
como en la mujer. Es indudable que el padre esms condicionante. Los
hombres nunca somos simbi-ticos con nuestros descendientes, al
menos fsicamente,lo cual nos coloca desde el comienzo en un papel
msindependiente y menos comprometido. Sin embargo, losfactores
ambientales y de aprendizaje social compensanesta desventaja, y el
hombre puede desarrollar reperto-rios de proteccin supremamente
efectivos.
Esta predisposicin biolgica a cuidar a sus hijos, posi-blemente
sea la explicacin de por qu las mujeres amantan intensamente.
Aunque es posible hallar excepciones,pienso que las mujeres son ms
fuertes y valientes al amar,no slo maternalmente, sino en general.
No me imagi-no una versin masculina de Atraccin fatal. Una
mujerenamorada, casi siempre, es ms peligrosa que un hom-bre
enamorado. sta no es una posicin machista, sinofeminista.
A veces, el amor Tipo III se generaliza trasladndosea otras
personas distintas. He visto pacientes con unacapacidad de producir
amor Tipo III verdaderamenteimpresionante. Cuando los repertorios
bsicos de apegoy cuidado son muy fuertes, es posible que se
mezcleninadecuadamente con el amor Tipo I o Tipo II. Son lasparejas
donde ella sobreprotege y contempla al maridode forma maternal, le
soluciona los problemas antes de
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM45
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46 Deshojando margaritas
que ocurran, lo regaa y lo educa, habla en su lugar yhace el
amor, obviamente incestuoso, por l. La versinmasculina de este tipo
de relacin es el paternalismo;pero cuando el hombre es
paternalista, no ama como lamujer, sino que subestima. Es indudable
que el amormaternalista y paternalista ofrecen ciertas ventajas
tran-sitorias para la adulta-nia (v.g. la comodidad), pero conel
tiempo generan inseguridad, dependencia y prdidade autoestima.
Mientras el amor Tipo I es egocntrico (busca sen-tir) y
desequilibrado hacia uno mismo, el amor Tipo IIIes adjudicador
(busca hacer sentir) y desequilibrado ha-cia afuera.
Quiz una buena relacin afectiva interpersonal ne-cesite tanto la
pasin del amor Tipo I (deseo-atraccin,admiracin total) como la
reflexin del amor Tipo II(sintona, respeto, comunicacin) y la
bsqueda del bien-estar del otro con un amor Tipo III
(sensibilidad-com-pasin). Para ser ms preciso, una alta dosis de
amor TipoII, con descargas espordicas de amor Tipo I y
aproxi-maciones Tipo III no sofocantes, configuraran un
buenpronstico afectivo para la coexistencia humana en pa-reja. Si
es fcil o difcil producir tal combinacin, est endiscusin.
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM46
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Reflexiones acerca del amor 47
La supuesta felicidad del amor
El amor interpersonal, al menos en este mundo, noest libre de
problemas. Cada amor arrastra su propiolastre que le impide volar.
Si hay sobrepeso, ni siquierapermite el mnimo desplazamiento: el
amor se vuelveinvlido. Amar no es como soplar y hacer botellas,
aun-que tengamos todas las buenas intenciones. Establecerun vnculo
afectivo es iniciar un intercambio que inclu-ye lo que uno
verdaderamente es. Podemos disimularlos defectos al comienzo, pero
las mscaras cansan y a lalarga o a la corta, nos pillan. El acto de
amar expresa loque uno es, con taras y traumas incluidos. Es
imposi-ble desligar el lado malo y slo entregar lo bueno: elamor es
un problema de calidad total.
En la manifestacin del amor se refleja la fibra ntimadel ser
humano, sin tapujos ni disimulos. La desnudezpsicolgica que exige
cualquier relacin afectiva bien-intencionada, confronta, y por eso
asusta.
El amor interpersonal no puede encerrarse en unaurna y alejarlo
de la contaminacin de los propios te-mores, envidias e
inseguridades, porque somos ese amor.Decir que el amor est libre de
problemas y conflictos esquerer desconocer la esencia misma de su
principal eje-cutor. No solamente creamos la forma de expresar
el
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48 Deshojando margaritas
amor, sino su contenido. Una persona realista en el amorsabe
esto, no espera recibir peras del olmo.
Estoy afirmando que el amor es inseparable de quienlo
administra; si conocemos el agua que nos moja, esta-remos alerta y
evitaremos las sorpresas desagradables. Unade mis pacientes an se
sorprenda negativamente, des-pus de cuarenta aos de casada, porque
su esposo noera detallista con ella.
Sin llegar a esos extremos, amar es perder unas cosaspor otras.
Independiente del placer que nos proporcionao con el gusto que lo
hagamos, el amor siempre arreba-ta, reclama y expropia algo
importante de uno. Hay queestar preparado para ello. Algunas veces
lo devuelve concreces, otras no.
Me pregunto si es posible que, siendo como somos,el amor entre
humanos se mantenga ajeno al sufrimien-to y sea fuente de felicidad
plena. Sera estpido negarlos momentos de dicha y placer que existen
en las rela-ciones amorosas. Pero como vimos anteriormente,
de-pende del tipo de amor. El amor Tipo I es una especiede orgasmo
en cadena. En el amor Tipo II y Tipo III losminutos de dicha no son
tan frecuentes como han que-rido hacernos creer. Yo dira que ante
algunos deberessocialmente asumidos e inescapables, no tenemos
otraopcin que verlos como una responsabilidad gustosa,una obligacin
limitada agradable o una resignacin
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM48
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Reflexiones acerca del amor 49
sabrosa irreversible. La famosa cruz de las abuelitas: elculto
al sufrimiento.
Los datos disponibles por la ciencia moderna hacenpensar que el
conflicto es inherente a las relaciones inter-personales afectivas.
Desde mi ptica, y tal como puedeobservarse en las relaciones
tempranas que el nio esta-blece con su madre, la ambivalencia
acompaa el vncu-lo afectivo prcticamente desde sus comienzos.
Primero sealar dos de los ms importantes com-portamientos
innatos del hombre: el apego y la explora-cin, para despus analizar
sus implicaciones para el amorinterpersonal.
El comportamiento de apego
El nio al nacer trae consigo distintos comporta-mientos
instintivos que facilitan la supervivencia en unmundo amenazante y
peligroso. Por ejemplo, la expre-sin facial y el llanto cumplen la
funcin de avisar aotros que algo anda mal. Pese al respetable
intentogentico de la naturaleza por proteger al infante, los
re-pertorios de conducta que se heredan no son suficien-tes. El
hombre es el animal que ms se demora enindependizarse de sus
protectores dentro de la escalazoolgica. En el momento de su
nacimiento, es el serms expuesto e indefenso. Es increble que un
ser tanvulnerable y frgil llegue a transformarse en el mayor
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50 Deshojando margaritas
depredador conocido en la historia del planeta. De to-das
formas, el nio no puede subsistir por s mismo hastadespus de varios
aos de entrenamiento y maduracinfisiolgica. El nio necesita los
cuidados de alguien parasobrevivir. El ser humano nace dependiente
y, por ende,utilitarista. La aproximacin y la bsqueda de la
fuentede seguridad por parte del nio en los primeros mesesde vida,
ms all de nuestra romntica aspiracin, estasentada en la emocin
primaria del miedo.
Al repertorio comportamental instintivo que inten-ta alcanzar y
conservar la proximidad de algn indivi-duo para obtener sus
cuidados, se la denomina conductade apego. Su importancia es obvia
para la supervivenciadel recin nacido.
Mientras la figura de apego o el cuidador permanez-ca asequible
y disponible para sus necesidades, el niomostrar un accionar
adecuado y la conducta de apegono se manifestar. Pero si la figura
de apego desaparece ono brinda la consistencia y seguridad
requerida, el re-pertorio de apego se activar por medio de gritos,
lla-madas, llanto o agresin. El objetivo es avisar al progeni-tor:
No ests haciendo bien tu trabajo y me estsexponiendo a riesgos
innecesarios. Si el cuidador (ma-dre o padre) no son responsivos a
los requerimientosbsicos del infante, el aviso puede adquirir la
forma deapego ansioso, aferrndose y tocando permanentemen-
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM50
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Reflexiones acerca del amor 51
te hasta recibir algn tipo de informacin tranquilizadora.Por lo
general, la activacin del apego del nio mueveen los padres
emociones muy fuertes, probablementetambin genticas, que impulsan a
socorrerlo. Con eltranscurso del tiempo, este intercambio
altruista-utilita-rista lleva a establecer vnculos afectivos, no
slo con susprogenitores sino con todos los humanos. La tendenciaa
cuidar de la madre y la necesidad de buscar protec-cin en el nio se
complementan biolgica y afectiva-mente.
Como recibir atencin y mimos es relajante, el niopuede aprender
a obtener afecto por medio del reperto-rio de apego, aunque no se
encuentre en situacionesreales de peligro: lo que conocemos como
pataletas.Los nios no son humanos a medio terminar, ni tampo-co son
estpidos.
El comportamiento de apego nunca desaparece. Estlatente toda la
vida y puede dispararse o no, dependien-do de las circunstancias.
En determinadas situaciones, elapego y desapego exagerado pueden
convertirse en unverdadero problema para el sujeto y requerir ayuda
psi-colgica o psiquitrica. Si la figura de apego es distante,poco
preocupada o inmadura, no ser confiable, y el niose sentir
inseguro, desprotegido y ansioso. De otra par-te, si la figura de
apego desaparece por muerte, separa-cin o enfermedad, es probable
que se produzca la de-
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM51
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52 Deshojando margaritas
presin infantil. Es comn ver cmo algunos padres pu-dientes,
luego del gran esfuerzo de tener al nio, se loentregan a una
experta enfermera y escapan un mes odos a descansar. Si pudiramos
ver lo que el nio sufre ypiensa, algo as como Mira quin habla III,
nos sorpren-deramos. Existe la idea de: Como apenas tiene seis
mesesno se va a dar mucha cuenta. Las investigaciones, notan
recientes, dicen que s se da cuenta. Por ms amable,profesional y
querida que sea la enfermera o la madresustituta, ella no ha
decidido amar al nio, sino cuidarlolo mejor posible; se ir cuando
se termine el contrato. Yaunque no todos los nios pequeos se
deprimen, unbuen porcentaje comienza a mostrar sntomas si la ma-dre
no est presente. Es cierto que la calidad del tiempoes ms
importante que la cantidad. Madres trabajadoraspueden brindar amor
y contacto fsico mucho mejorque madres disponibles, aunque sea
durante menos ho-ras si hay verdadero amor. Pero desaparecer sin
con-tacto de ningn tipo (el beb no sabe si llaman por tel-fono), es
sustancialmente diferente y ms impactante. Elnio lo siente, as lo
demuestran los estudios enepidemiologa.
La conducta de apego, pese a su indudable impor-tancia para la
supervivencia, no parece ser el mejor ex-ponente de un amor
desinteresado. El apego, casi siem-pre, es el terreno donde
prospera el temor y la inseguridad.
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM52
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Reflexiones acerca del amor 53
Desgraciadamente parece ser la esencia de la primerarelacin
afectiva. La gentica no sabe de amor ni de feli-cidad.
La conducta de exploracin
Explorar es descubrir y descubrir es aprender. Es laforma
natural de recibir informacin y estimular el ce-rebro. Esta
tendencia innata es supremamente fuerte,porque, de no realizarse,
los esquemas encargados delaprendizaje y la maduracin se
atrofiaran. Investigar elmedio permite generar ms mielinizacin
cerebral, pu-lir los repertorios de conducta, agilizarlos y
desarrollarseguridad en s mismo (autosuficiencia sana). Mientrasla
conducta de apego est relacionada con la percepcinque el nio
construir de las personas (qu tanta con-fianza me inspira la
gente), la exploracin es la base de laautoeficacia o la confianza
en uno mismo. Salirse delhbitat permite ponerse a prueba y avanzar.
En otraspalabras, explorar es crecer. Si las incursiones del nioson
frecuentemente castigadas o no exitosas, el nio de-sarrollar la
idea de un mundo peligroso y amenazante.Perder independencia:
Necesito de alguien ms fuerteque yo, no soy capaz de hacerlo solo.
La sobreproteccinpuede generar efectos similares: Si me protegen
tanto,por algo ser; el mundo es muy peligroso o no tienenconfianza
en mis capacidades.
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM53
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54 Deshojando margaritas
Necesidad de proteccin (seguridad) vs. libertad(autonoma)
Cierta vez, un burro tena mucha hambre, pues hacavarios das que
no haba podido ingerir alimentos. Al-guien, afligido por el
sufrimiento del pobre animal, lellev un apetitoso fardo de heno y
otro de alfalfa, igual-mente tentador. Coloc uno a cada lado del
animal y seretir para que el burro se diera el gran festn. Al cabo
deun tiempo volvi con dos nuevos fardos y se encontrcon una
verdadera sorpresa: el heno y la alfalfa estabanintactos y el burro
yaca entre ambos sin vida: Habamuerto de hambre! No haba sido capaz
de escoger.Este instructivo relato, conocido como La paradoja
delburro de Ballam, muestra claramente una de las respues-tas ms
comunes frente a dilemas importantes: la in-movilizacin.
En la vida cotidiana, permanentemente tomamosdecisiones de todo
tipo, y aunque ellas requieren siem-pre cierto desgaste para el
organismo, aceptamos su uti-lidad. Convivimos con ellas y no somos
necesariamenteconscientes de cundo y cmo las realizamos. Sin
em-bargo, la vida tambin nos impone situaciones en que laeleccin
requiere de un gran costo energtico. En esassituaciones vitales, en
las cuales la eleccin adquiere unagran significacin para la
subsistencia personal, se pro-ducen los dilemas. Cuando se desea, o
es fundamental
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM54
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Reflexiones acerca del amor 55
hallar la mejor solucin posible entre eventos de impor-tancia
similar, el cerebro debe invertir una buena dosisde su capacidad
para elegir lo mejor posible. Si la elec-cin se dificulta ms all de
lo razonable, no hay duda,estamos en conflicto.
Un joven asisti a mis citas debido a que su ingreso ala
universidad se estaba complicando por su indecisin.Dispona de muy
poco tiempo para escoger entre inge-niera civil y arquitectura.
Para su pesar, encontraba atrac-tivas ambas carreras. Haba hecho
listas de ventajas ydesventajas, pedido opiniones, estudiado los
respectivoscontenidos curriculares, hablado con arquitectos e
inge-nieros exitosos, llenado ms de tres cuestionarios
voca-cionales y cosas por el estilo. No saba qu hacer.
Estabaaterrado ante la idea de equivocarse, ya que, segn l, suvida
futura dependa de ello. Durante algunas citas revi-samos los pros y
los contras, y el anlisis mostraba unequilibrio indudable. Cuando
la balanza se inclinaba le-vemente por una de las dos opciones, l
lo haca por laotra. El miedo le impeda arriesgarse. Finalmente, a
es-casas horas de la inscripcin, y bajo el agotamiento y
elcansancio de ambos, le suger la maravillosa solucin dela moneda.
Cara, ingeniera; sello, arquitectura. Le expli-qu que si no
enfrentaba el dilema podra postergar ladecisin indefinidamente:
Conozco personas quellevan diez aos esperando el momento adecuado
para
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM55
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56 Deshojando margaritas
lanzarse al ruedo. La postergacin es la excusa de losinseguros.
Le dije adems que la certeza no exista sinoen su mente: La realidad
slo entiende de probabilida-des. Por ltimo, y en tono ms jocoso, le
dije que si nose decida hoy, lo hara responsable de mi salud
mental.La historia tiene un final feliz: la moneda fue sello y
hoyes un arquitecto satisfecho con su profesin. Como re-sulta
obvio, la tcnica del azar slo se justifica en situa-ciones
lmites.
En una investigacin tpica con perros, se pusieronde relieve los
efectos negativos del conflicto sobre el sis-tema nervioso. El
perro haba recibido un entrenamien-to en discriminacin. Si apareca
una elipse en la panta-lla, deba levantar la pata para recibir
comida. Si aparecaun crculo en la pantalla, deba quedarse quieto
para quellegara el alimento. Cuando el perro aprendi la
discri-minacin clara y consistentemente, el experimentadorcomenz a
presentar progresivamente figuras confusasdonde no se poda
discriminar con seguridad si erancrculos o elipses. El conflicto
estaba armado. La con-ducta general del perro se alter
sustancialmente. Co-menz a chillar, se retorca, morda, lanzaba
violentosladridos y se resista a entrar al laboratorio donde se
ha-ba instalado el conflicto discriminativo. El perro, queantes era
callado y carioso, se haba convertido en unafiera. Su sistema
nervioso haba entrado en colapso, su
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM56
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Reflexiones acerca del amor 57
comportamiento era el de una neurosis aguda. El pro-blema para l
era irresoluble.
Cuando estamos frente a un conflicto de difcil solu-cin, el
organismo puede optar por escapar (v.g. negarlo,olvidarlo),
inmovilizarse (el burro de Ballam), intentardestruir lo que genera
el conflicto o afrontarlo constructi-vamente: comprenderlo para
resolverlo, asumiendo elriesgo. El ser humano intenta defenderse y
alejarse de lafuente estresante para mantenerse cuerdo.
Los dilemas siempre involucran la obligacin de ele-gir una sola
respuesta. Podemos entrar en conflicto altener que elegir entre dos
alternativas agradables (atrac-cin-atraccin), por ejemplo, cuando
se conoce a al-guien interesante, que no estaba en los planes, a
puntode casarse. O elegir entre dos alternativas
igualmenteespantosas, por ejemplo, ir al dentista o donar sangre.
Lasdisyuntivas tambin ocurren con un solo objeto
(atrac-cin-repulsin). Una mujer deca: Temo a mi marido,pero dependo
de l. Si me alejo es malo pero me hacefalta y lo necesito. Si me
acerco mucho a l, siento temorde sus reacciones. No s qu hacer. Me
siento atrapada.
El nio no es inmune a lo anterior. Alrededor de losdos aos
comienza un enfrentamiento natural entre dostendencias biolgicas
conflictivas, igualmente fuertes eimportantes para su evolucin:
seguridad vs. Autono-ma.
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58 Deshojando margaritas
La relacin idlica del apego se ve empaada por laaparicin
inesperada de un nuevo impulso irresistible: laexploracin. La vida
tranquila y reposada de un acopleafectivo milimtrico y casi
perfecto entre un dadorincondicional y un vido demandante comienza
a tam-balear para ambos. Alrededor del ao y medio de
edad,especialmente con el desarrollo de la locomocin delnio,
sobreviene la catstrofe afectiva de ambos. Los te-rribles dos aos,
tal como lo denominan algunos auto-res, hacen aflorar
descarnadamente la ansiedad y el mie-do subyacente a la relacin. La
dada color de rosa ya esprpura. La madre y el nio comienzan a
sufrir los rigo-res de la vida. Una poderosa fuerza, desconocida
hastaentonces, se ha apoderado del nio y tiende a separarlos:la
libertad.
La conducta de apego Necesito que me cuiden parasobrevivir, se
enfrenta a la exploracin Necesito apren-der para sobrevivir. La
clida y tierna (interesada) nece-sidad de aproximacin a la madre
contrasta crudamentecon la arrolladora pasin de bsqueda e
investigacin.Aqu est la esencia del problema, el conflicto
bsico,probablemente uno de los primeros que debe intentarresolver
todo ser humano en el desarrollo de las relacio-nes interpersonales
afectivas. El amor tambin tiene supecado original.
El nio se ve atascado entre dos fuerzas opuestas y
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Reflexiones acerca del amor 59
aparentemente excluyentes. Si se aleja de su madre, pier-de
proteccin, pero gana libertad. Si no se retira, ganaseguridad, pero
pierde autonoma. No importa la ga-nancia relativa que se obtenga,
haga lo que haga, hayprdida. Y a esa edad los balances no existen:
el nio semueve por la ley del todo o nada. La respuesta fisiolgi-ca
que acompaa el dilema del infante flucta entre laedad anticipatoria
de la separacin y la depresin por laprdida afectiva. El panorama no
es el ms halagador. Elcomportamiento del nio, al intentar
solucionar tama-o problema, tampoco aparece como el ms estable:
es-capar, inmovilizarse o apegarse ms. Pienso que una delas grandes
paradojas es que el nio no posee en su re-pertorio la forma
satisfactoria de solucionarlo. Se equi-voca la naturaleza o es el
precio que debemos pagar porcrecer? Es posible escapar a este
conflicto fundamental?No parece. Ms aun, existe forma de
solucionarlo?
El nio, entonces, debe recurrir a la ayuda de susdesconcertados
progenitores. Pero la solucin tampocoparece ser fcil. Los padres
tambin estamos indefensos,entre otras cosas, porque tampoco tenemos
resuelto elpropio conflicto. Para colmo de males, los
psiclogosentran en la contienda opinando y metiendo la pata.
Estragicmico ver la actitud que asumen algunos padresmodernos,
asesorados por psiclogos ultramodernos,frente al problema
mencionado. Luego de asistir a cuan-
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60 Deshojando margaritas
tas escuelas de padres hay y leer compulsivamente todolo que se
les atraviese, la posicin ms tpica de estapostmodernidad educativa
consiste en rechazar lasobreproteccin extrema, lo cual es una
decisin correcta,e irse para el extremo de la libertad y la
tolerancia, locual es malo. Un nio, hijo de padres
antiproteccionistas,me deca: Mi mam no me quiere... Nunca me
rega-a! Mi hija de ocho aos, en cierta ocasin le comenta su madre:
Mam, si no hago las tareas, debes regaar-me! Esto no ilustra algn
tipo de masoquismo por par-te de los nios, sino la necesidad de que
se preocupenpor ellos. Una libertad extrema hace que el nio
puedadudar del afecto de sus padres; una sobreproteccin exa-gerada
no lo deja crecer. Conclusin: los padres no sabe-mos cmo solucionar
la cuestin. Los psiclogos me-nos.
Al investigar el factor comn en desrdenes emo-cionales como la
depresin y la ansiedad, he llegado apensar que gran parte de
nuestra vida afectiva, de unmodo u otro, se mueve intentando darle
solucin a esedilema fundamental. No debemos descartar la
posibili-dad de que la tragedia del amor gire alrededor de
unproblema irresoluble, el cual embolatamos hacindonoslos bobos.
Frases como: No hay mejor libertad que es-tar encadenado a un
corazn o La soledad es la mejorde mis amigas, son definitivamente
sospechosas. Me pre-
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Reflexiones acerca del amor 61
gunto si no sern formas amaadas de disimular las con-secuencias
negativas del apego excesivo y la carencia deamor.
La forma en que se intente solucionar el conflictodefinir un
estilo afectivo posterior. El extremo de lalibertad lo configuran
los esquizoides; el del apego, losdependientes.
Quiz el camino no est en buscar la solucin, sinoen eliminar la
causa del problema para que deje de exis-tir. No elegir entre la
alfalfa y el heno, sino dejar detener hambre. Algunos sabios e
iluminados han insisti-do una y otra vez en la importancia de ser
internamentelibre. La libertad interior no es otra cosa que
carencia denecesidades. Si nada necesito, por definicin, no hay
con-flicto, porque hay desapego interior. El apego, por defi-nicin,
siempre implica temor. Como deca Krishnamurti:Un amor sin motivo y
sin sentimientos de posesin.Muy difcil.
Resumiendo, desde la primera infancia, independien-te de las
buenas intenciones de la madre y de los cuida-dos recibidos, el nio
debe enfrentar un conflicto bsicoy biolgico (apego vs. exploracin),
que parece superarsus capacidades de resolucin. Estas poderosas
fuerzasencontradas generan ansiedad y, en ciertos casos, depre-sin.
Muy probablemente, la esencia de este dilema sigalatente durante la
adolescencia y la madurez y aflore de
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62 Deshojando margaritas
tanto en tanto, cuando los vnculos afectivos as loameriten. El
debate libertad vs. seguridad parece sercasi permanente y adems
inescapable para los huma-nos. Aunque intentemos reprimirlo,
eludirlo, disimular-lo o negarlo, su existencia empaa de manera
considera-ble la tan aorada felicidad total.
Recuerda que el amor te da, pero tambin te quita. Silo nico que
esperas recibir son altas cantidades de dichay alegra, no te
enamores. Los sinsabores forman partetanto de la vida como del
amor. Intenta cambiarlos si quie-res, pero no los niegues. El amor
no es para perezosos nicobardes. Cuando el amor toque a la puerta,
entrar comouna tromba: no podrs dejar fuera lo malo y recibir slolo
bueno. No hablo de ser pasivo y resignarse a la cruz,sino de estar
preparado para afrontar el lo que implicaamar, defendiendo los
derechos activamente y asumien-do con dignidad, sin pataletas, la
realidad del amor. Sipiensas que amar es igual a felicidad,
equivocaste el ca-mino. Tal como vimos, la gnesis del vnculo
afectivohumano conlleva el germen de su propio sufrimiento.Hay que
pelear contra l, pero sin falsas ilusiones.
La supuesta inagotabilidad del amor
El que diga lo contrario est mintiendo o nunca haestado
enamorado. Por donde miremos la cosa encon-
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Reflexiones acerca del amor 63
traremos evidencia de que el amor convencional tiendea
desaparecer o agotarse.
Si conceptuamos el amor como una emocin (TipoI), es obvio que
deba acabarse, porque el cerebro no so-portara por demasiado tiempo
la carga de tanta energa.Nuestra capacidad fsica, en lo que a
placer se refiere, eslimitada.
Cuando la intensidad de las experiencias placenterases mucha,
sobreviene algn tipo de bloqueo natural, y siel bloqueo no da
resultado, ocurre algn trastorno. Muypocas personas han sido
capaces de avanzar ms all dellmite. A los que logran traspasar la
barrera los llama-mos locos o maestros. Si la emocin no se
extinguiera,el sistema nervioso probablemente estallara. El amor
TipoI, al igual que las experiencia crticas o msticas, es
parapersonas psicolgica o fisiolgicamente fuertes. Su ten-dencia
natural a extinguirse, aunque triste, podra versecomo una bendicin:
la naturaleza se encarga de prote-gernos.
En el caso del amor Tipo II, su permanencia no esnatural, debe
intervenir el esfuerzo mental y la voluntadpara que perdure. Despus
de todo, este tipo de amorparece ser ms un invento social. El
hombre lo crea, elhombre lo mantiene.
El amor Tipo I, al cabo de un tiempo prudencial,expira
naturalmente para no destruirnos. El amor Tipo
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64 Deshojando margaritas
II sobrevive artificialmente y en cuidados intensivos,porque lo
necesitamos para vivir en compaa. Mien-tras la naturaleza nos priva
oportunamente de un amorbioqumico potencialmente daino, el hombre
sostie-ne mediante la voluntad un amor mental soportable.En
resumen: el amor Tipo I se agota; el Tipo II se des-gasta.
La idea de un amor perpetuo recibe algn apoyo enel amor
maternal. El afecto de una madre, si est psico-lgicamente sana,
dura toda la vida y con igual intensi-dad. Un viejo proverbio
napolitano asevera: Una madrees buena para cien hijos, cien hijos
no alcanzan a serbuenos con una madre.
Pero, aunque los padres hacemos bastante bien el papelque nos
compete, el ttulo de mam o pap no essuficiente para garantizar un
amor sano y duradero.
El Colombiano, en una nota de EFE, reproduce en suedicin del 11
de febrero de 1993 el siguiente titular:235 aos de crcel a un
hombre que beba sangre desus hijos. Ms adelante la nota dice:
...fue acusado jun-to a su mujer de dar palizas a sus hijos, de
violacinsexual, de causarles quemaduras y heridas y de ingerir
susangre. Dos esperpentos de la naturaleza.
Las abuelitas tampoco tienen que ser siempre bue-nas. El
estereotipo de una ancianita inofensiva, de peloblanco inmaculado y
gafitas, que camina encorvada y
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Reflexiones acerca del amor 65
produce ternura, contrasta marcadamente con algunasabuelas que
se comeran al lobo de Caperucita.
La situacin biolgica de progenitor de primero osegundo grado no
implica necesariamente un amor sin-cero e inacabable. No obstante,
tal como dije antes, detodos los amores conocidos, slo el amor de
madre pa-rece resistir significativamente la erosin del tiempo.
La insistencia y la presin cultural de conservar lasrelaciones
matrimoniales por encima de todo ha exalta-do el mito del amor
interminable como un valor casisacramental. La entereza con la que
una persona sufre lasafrentas de otro ha sido visto como un acto de
virtud ycomo la mejor evidencia disponible de lo interminabledel
amor. Esto no siempre es as. En una cantidad consi-derable de
casos, la supuesta perpetuidad del amor inter-personal no es otra
cosa que la bsqueda de aprobacinsocial basada en una respetabilidad
de doble moral. Enotros, la permanencia del vnculo no est en el
senti-miento afectivo, sino en el miedo y la inseguridad a
en-frentar la vida en soledad. Una de mis pacientes me de-ca: Me
siento mejor doctor... Mi marido ha mejorado...Ya no me pega tanto.
Un hombre, al saber que su mu-jer quera la separacin, expresaba lo
siguiente: Llevodos aos sin tener relaciones con ella porque me
rechazay aunque no lo crea, le he sido fiel... Es muy difcil...Pero
estoy dispuesto a todo... No quiero separarme... Yo
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66 Deshojando margaritas
s que ella tiene a otro, pero debo salvar mi matrimoniopor
encima de todo... Por favor, convnzala de que ha-gamos otro
intento... Nadie tomara estos relatos comodemostracin de la
persistencia amorosa. En ambos ca-sos el factor aglutinante es el
temor.
El aguante en una relacin afectiva , entonces, no esprueba de la
inagotabilidad del amor y, muchas veces, nisiquiera de amor. Aunque
no exclusivamente el temor,la cobarda, la comodidad, la
religiosidad, la dependen-cia, los hijos y el qu dirn, entre otras
posibles causas,tambin deben tenerse en cuenta a la hora de
explicar elmantenimiento de las relaciones interpersonales
amo-rosas. Algunas parejas, haciendo alarde de una presun-cin
insufrible, se muestran a s mismas como una prue-ba viviente de que
el amor dura mucho tiempo. El sabersobrellevar la vida afectiva
dignamente y de manera sa-tisfactoria merece cierto reconocimiento,
pero no ms.No hay nada ms arrogante que la falsa humildad delos que
se atribuyen el papel de guas espirituales exhi-bindose como un
buen ejemplo: No hay peor vani-dad que la del que quiere ser
santo.
Para desromantizar aun ms la cuestin, y pese aque nos resistamos
a creerlo, existen casos en los cualesel amor, sin ms, se cae. Sin
razones ni lgica. Simple-mente se desinfla. Veamos este breve
relato:
No logro entenderlo. Antes lo necesitaba, viva para
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Reflexiones acerca del amor 67
l. Cuando l llegaba de trabajar, yo era la mujer msfeliz del
mundo... Me haca tanta falta... Estaba orgullosade ser su mujer.
Aunque bravo a veces, es una personavaliosa, un buen amante... No s
qu pas... A vecescreo que fue como un instante y ya no haba nada...
Esposible que despus de veinte aos se acabe as, comotan simple?
Dios sabe que lo he intentado pero ya nohay nada... Es como si un
buen da el amor se hubieseido... para... siempre... Es tan
triste!... Pero ya es tarde...No hay nada.
Cuando el desamor ocurre, me refiero al que sale delalma y los
huesos, no hay reversa. A veces, inexplicable-mente y sin previo
aviso, el desamor sobreviene con tantao ms fuerza que el amor. Sin
odios, resentimientos orencores, el amor por el otro se esfuma. Y
cuando bus-camos entre las cenizas, nada, ni siquiera un tris.
Si pretendes inmortalizar el amor, terminars asis-tiendo a su
funeral. Slo disfrtalo. Si sientes que se estagotando, intenta
salvarlo; a veces es posible hacerlo. Sipese a tu esfuerzo el amor
se desvanece, simplementeacptalo. Comprender que el proceso natural
del amores cclico, facilita tu convivencia, te fortalece y te
permi-te estar preparado para intervenir. As tu energa traba-jar
para la superacin y no para la autocompasin o laculpa de no amar de
por vida. Si el amor que sientespor alguien comienza a agotarse, no
te quejes, acta.
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68 Deshojando margaritas
La supuesta exclusividad del amor
El personalismo afectivo est muy arraigado en nues-tra manera de
amar. Tanto la concepcin posesivo-absor-bente T eres ma o mo, como
la sumiso-hostiganteT lo eres todo, son vistas como indicadores
fiablesde que se ama de verdad. El factor comn: la monopo-lizacin.
El amor es tanto que rodea absolutamente alser amado y literalmente
lo traga, o el amor es tangrande que desaparece en el otro como
acto de entregatotal. Siempre se excluye a alguien. Dramticamente,
almejor estilo canibalista, el amor devora y se deja devorar.En
ambos casos el deseo es el mismo: eliminar la com-petencia y
ejercer dominacin sobre la otra parte. Unaes obvia y descarada; la
otra, sutil y enmascarada.
Cuando hablo de exclusividad afectiva, me refiero ala supuesta
imposibilidad de amar a ms de una persona,y no al engao furtivo.
Para ser infiel slo se necesitabastante deseo y poco autocontrol.
En estos casos el amorno es una condicin imprescindible. La
pregunta quenos compete es ms profunda: es posible amar ms deuna
persona al tiempo?, la hipottica exclusividad amo-rosa nace
naturalmente o es impuesta desde fuera? Inde-pendiente de las
predilecciones ideolgicas o morales,existe algn tipo de limitacin
psicolgica o fisiolgicaque impida amar a dos personas al
tiempo?
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM68
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Reflexiones acerca del amor 69
Las respuestas son dudosas. En ciertas ocasiones elamor parece
procesarse en paralelo, y pese a la exigenciadeterminante de la
otra parte a ser el nico, el diablilloafectivo juega su mala
pasada. El amor se bifurca yabre una nueva sucursal, la cual puede
ser platnica o no.No digo que est bien o mal hacerlo, ni que se
debatener un amante para estar a la moda. Simplemente se-alo
ciertos hechos que ponen en tela de juicio la pre-tensin del
exclusivismo afectivo. Muchos relatos cl-nicos muestran cmo las
personas sostienen idiliosplatnicos mentales, sin dejar de querer a
su cnyuge.Creo que todos tenemos nuestro pecado de amor,as sea
terico, debajo de la almohada, claro est, ensecreto.
La idea de la propiedad privada del amor ha genera-do querellas
de todo tipo. Pero como es imposible escri-turar el afecto,
cualquier reclamacin es de mal gusto.Nadie tiene el deber de amar a
otro, si no sera una obli-gacin. Ofenderse ante el rechazo es
negarle el derechofundamental a la otra parte a decidir sobre su
vida afectiva:Estoy ofendido porque no me amas. Ridculo.
Pretender ser el nico en la vida de la mujer o delhombre que se
ama es absolutamente comprensible. Loque lo convierte en detestable
es la imposicin autorita-ria y egocntrica de que deba ser as, y no
ms. La exclu-sividad afectiva es una determinacin personal, ms
que
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70 Deshojando margaritas
una acto de conminacin. El privilegio de ser incluidode manera
total y nica en el amor interpersonal siem-pre es una conclusin de
dos.
En el amor Tipo I, la exclusividad del amor apareceen su mxima
expresin. La mayora de los enamo-ramientos, por la gran energa que
conllevan, son total ycategricamente excluyentes. Pero cuando en
poqusi-mos casos ocurre el fenmeno de amar a una nuevapersona, sin
dejar de amar a la anterior, la naturaleza essabia. Como no queda
ms amor de donde sacar, se divi-de por dos. De hecho dos tragas son
soportables si, yslo si, cada una carga con la mitad de la
intensidadafectiva. Se convierten en traguitas. Muchos
adoles-centes sienten amores dobles, con taquicardias modera-das y
alteraciones controlables. Si se dividen por tres, laintensidad
desciende por debajo del amor Tipo I y seconvierte en otra cosa. En
otras palabras, ni siquiera eneste tipo de amor poderoso y
desbordante es posiblefijar una ley de exclusividad sin
excepciones. Aunqueescasos, he conocido enamoramientos Tipo I que
se ra-mifican en dos vas paralelas de fuerza similar. El
resulta-do: la interpretacin humana del burro de Ballam.
En el amor Tipo II, el exclusivismo se asienta ms enlo mental.
Carece de la naturalidad del anterior, ya querequiere esfuerzo y
decisin racional. No obstante lasbuenas intenciones de los cnyuges,
es aqu donde la
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Reflexiones acerca del amor 71
irreductibilidad amorosa encuentra sus mayores detrac-tores. La
excepcin supera la regla; por lo tanto, la regladeja de ser ley. Si
las personas se sinceraran, la sorpresasera mayscula Quin dijo que
no es posible tomardos decisiones afectivas o tres? No querer
hacerlo nosignifica que no pueda hacerse. Pese a la valiente
obsti-nacin de las partes a expulsar las variables extraas y
amantener limpia la relacin, el amor Tipo II no garanti-za per se
la franquicia. De hecho, es donde ms se com-prueba la falta de
exclusividad. La evidencia disponiblemuestra que la fidelidad no
significa imposibilidad deamar a dos personal al tiempo. El famoso
dicho un cla-vo saca otro parte del supuesto de la
incompatibilidadnatural de dos amores simultneos. Pues en la
prctica,sobre todo en los casos de amor Tipo II, el resultadopuede
ser inesperado: dos clavos en vez de uno.
La mayora de las personas estamos condicionadas aser
supremamente selectivas en lo que a afecto se refiere.La eleccin
lleva implcita la idea de prescindir de unacosa por otra. La
sociedad ha impuesto el valor de lamonogamia y por lo tanto la
costumbre, ya casi ances-tral, de procesar el amor interpersonal de
manera secuen-cial: uno a la vez. La valoracin tico-moral ha
desarro-llado un control cognitivo, super-yo cultural, que impidela
explosin natural del amor y fomenta la omisin, re-presin y
destitucin de cualquier otra tentacin. Que
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72 Deshojando margaritas
controlemos la tendencia de enamorarnos de ms deuna persona al
tiempo, como ocurre en el caso del amorTipo II, no implica que no
pueda ocurrir si los frenosmentales aflojan, o si simplemente no
existen, tal comosucede en la cultura rabe.
El aprendizaje social moldea estilos afectivos y, bus-cando
afirmar sus principios, establece creencias que im-piden las malas
costumbres. Es indudable que la ideade exclusividad afectiva se ha
instaurado con tal fuerza,que ha cumplido a cabalidad su objetivo
monogmico.De ah la extraeza y preocupacin de ciertos sujetoscuando
descubren que aman a dos personas a la vez. Esapenas lgico que si
se ha dicho siempre que eso es im-posible y un buen da comienzo a
sentir que quiero ados personas, me sienta como un marciano. As,
las per-sonas que se perciben como aquejadas de este
extraomaleficio deambulan desesperadas buscando explica-cin o algn
tipo de cura. Mdicos, psiclogos y sacer-dotes colaboran en aliviar
al paciente del supuesto mal.Bajo la lupa minuciosa de algn
consejero experto endesafueros, se alecciona al paciente a
comprender queeso que le sucedi no es real, porque simplementeno
puede ocurrir. Es slo su imaginacin.
No propongo la poligamia, slo afirmo que hay queser realista. Si
existen personas que son capaces de sentiramor simultneamente hacia
dos humanos, en vez de
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Reflexiones acerca del amor 73
escandalizarnos, aceptemos el hecho y fijemos posicin.Pero no
hagamos como el avestruz.
Sera ms fcil decir la verdad: A mucha gente leocurre que se
enamora de alguien sin dejar de amar a supareja estable. Ms que
sentirse como un ex-presidiarioo un ser manchado por la
inmoralidad, intente com-prender qu ocurri. No se sienta anormal.
El ser hu-mano posee una capacidad natural de amar enorme queha
sido limitada, con o sin razn, por la cultura. A vecesel control
mental nos falla y el afecto, sin salirse de lacarretera principal,
comienza a desplazarse por una ra-mificacin aledaa. Ya sabe que es
posible amar a ms deuna persona al tiempo. Concntrese en cmo
solucionarla cosa, en vez de lamentarse por no ser como le
dijeronque debera. La exclusividad con su pareja es una decisinms
que una imposicin. Piense qu quiere.
Nadie critica una madre por amar a todos sus hijos.Cuando de
amor Tipo III se trata, el amor mltiple esaceptado y aplaudido,
mientras las preferencias son malvistas. El amor biolgico no puede
ser exclusivo, ya quese acabara la especie. Por el contrario, es
conveniente laexclusividad del amor Tipo I, pues de lo contrario
larelacin en cadena producira un verdadero desastreadaptativo para
la comunidad. La tan pretendida exclu-sividad en el amor Tipo II es
una convencin sustentadaen valores morales y religiosos, por lo que
su funcin
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74 Deshojando margaritas
trasciende lo biolgico-natural. La experiencia muestraque el
amor, bajo ciertas circunstancias, admite duplica-do. No obstante
el impedimento normativo que pro-mulga el mandato tico, la gran
capacidad de dar y reci-bir afecto en el ser humano transgrede la
ley social. Laosada de los enamorados nos recuerda que en el amorno
hay derechos de autor.
La supuesta incondicionalidaddel amor
Las personas se conocen verdaderamente en las si-tuaciones
lmites. Los amigos tambin. Es fcil mostraradhesin cuando las
consecuencias no son peligrosas. Lapalabra solidaridad implica unin
y asociacin, pero fuer-te. Si puedo contar con alguien hasta el
final y pese atodo, estoy frente a una persona solidaria. Como
decaBenedetti: Contar con vos, no hasta dos o hasta tres,sino
contar con vos...
La persona fiel no condiciona su afecto a las cir-cunstancias.
Estoy contigo, Cuenta conmigo, Noimporta lo que hagas, aqu estar
por si me necesitasnos reconforta el espritu. En los momentos
difciles, esosson los amigos de verdad. La amistad no es
acomodaticia,sino incondicional. Una amiga me deca: Cuando pidesun
favor a alguien que no sabe, hay tres tipos de respues-
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Reflexiones acerca del amor 75
ta segn sea el grado de compromiso. La que te dice nos y se
queda impvida. La que dice que no sabe, peroofrece sugerencias de
donde buscar. Y la amiga que sepreocupa y acompaa hasta que se
agoten las posibilida-des. Para ser buen amigo hay que tener
vocacin decombatiente. Siempre he odiado los amigos objetivosque,
con cara de intelectual de tercera, le van sealandoa uno los desvos
y los errores en pblico. Los trapitossucios se lavan en casa. Para
m es muy simple. Si enuna discusin X ante personas no muy amigas,
estoydefendiendo un punto de vista Y, totalmente equivoca-do, mi
amigo del alma deber estar de acuerdo con Ysiempre y cuando no
implique riesgos para mi salud f-sica o mental; que me regae despus
a solas. La objeti-vidad afectiva es un contrasentido en el que se
escudanlos Poncio Pilatos de siempre. Un conocido aconseja,un amigo
se la juega.
Como puede verse, la incondicionalidad, al menos latericamente
pura, es difcil de alcanzar en las relacionesinterpersonales, sobre
todo si consideramos la tendenciahumana a desfallecer ante la
seduccin. Todos tenemosalgo de Judas. Quiz la hidalgua no est en
morir conlas botas puestas, sino en sacrselas de frente. Dicho
deotra forma, la persona noble asume sus limitaciones y lasencara
con altura. En cierta ocasin, un ministro inglsfundament su
renuncia diciendo: La causa de mi re-
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM75
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76 Deshojando margaritas
nuncia es que se estaban acercando a mi precio.Honesto, claro y
sincero. Admirable. Se le perdona ladesercin. De manera similar, si
un amigo nos confiesasinceramente un acto de alta traicin y muestra
arre-pentimiento, si lo queremos, lo perdonamos. La solidari-dad
est en haberlo contado.
Aunque complicado, la solidaridad en la amistad siem-pre deja
espacio y puertas para refrescarse. El compro-miso es informal y no
del todo asfixiante: puedo escaparcuando quiera. Pero si hubiera
que formalizar las amis-tades ante algn tipo de tribunal, donde
asumiramos elcompromiso de ser incondicionales de por vida, la
obli-gacin sera insoportable. Habra muy pocos amigos y,lo que es
peor, traiciones de todo tipo. El compromisoafectivo real debe ser
una eleccin espontnea, no unaobligacin decretada.
La creencia de que el amor mueve montaas hahecho del amor una
especie de Eliot Ness: intocable eincorruptible. El amor no sabe de
dudas, El amor noabjura, El amor todo lo puede. En otras palabras,
he-mos hecho tanto alarde que ya nada justifica la huida. Elamor va
hasta el final, y si escapas, nadie perdonar lafelona. Los grupos
de consejera para esposas de alco-hlicos y drogadictos, donde se
les ensea a convivircon ellos, muestra claramente lo anterior. No
niego lasbuenas intenciones de las participantes, sino la
resigna-
1 PARTE 12/15/06, 2:41 PM76
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Reflexiones acerca del amor 77
cin que por lo general acompaa la decisin de per-manecer bajo el
yugo machista, aunque sea por amor.Pero la honestidad y lealtad
debe comenzar con uno mis-mo, rescatando los principios del
autorrespeto. Tolerar aun esposo alcohlico e irresponsable yendo a
grupos deapoyo para que me ayuden a sobrellevarlo lo mejor
posi-ble, no es un acto de amor, sino de desamor. No tardarnen
aparecer grupos que enseen a soportar de maneraimpasible abusos
sexuales, ataques fsicos, estafas y vagan-cia. La solidaridad jams
implica sometimiento.
Pese al costo social y a la sancin moral, en las lidesdel amor
el nmero de desertores es apabullante. Se notams en las malas
pocas, ante calamidades, enfermedadeso quiebras econmicas. Desde el
silln de mi escritorioveo la otra parte de las estadsticas y me
sorprendo de lacantidad de prfugos afectivos. No todos los
capitanes sehunden con el barco. Sera interesante estudiar
cuntaspersonas son capaces de soportar, estoicamente, el
bienponderado: Contigo, pan y cebolla.
La supuesta incondicionalidad del amor siempre esincierta.
Muchas personas se devuelven al llegar a la l-nea del mayor riesgo
o del no retorno, porque el amorno es suficientemente fuerte para
seguir impulsndolos.En vez de agachar la cabeza y sentir vergenza
por notirarse al abismo, se debera encarar la cosa de manerams
realista y sincera: Hasta aqu llego... Esto puedo
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darte... No s si es mucho o poco para ti, pero es sinceroy
honesto... Tmalo, si quieres... Amar hasta el cielo noslo es
imposible sino harto. Es ms sano y honesto de-cir: Mi amor tiene
estos lmites. El famoso Amor sinbarreras es una farsa romntica que,
estoy seguro, produjoms de un estrelln.
Para las vctimas del amor Tipo I, la incondicionali-dad es fcil
porque se convierte en inconsciencia. Noven, no oyen, slo se
desplazan persiguiendo su objetode amor. Mientras dure el efecto,
sern capaces de entre-gar sus vidas, no por conviccin, sino por
premurabioqumica.
Para los que profesan el amor Tipo II, la posicin esms de
compromiso-ley. Juraron: Retroceder nunca,rendirse jams. Como no
hay reversa, los principios seacomodan a la conveniencia. La tan
intransable solidari-dad se termina negociando de comn acuerdo. Si
la pa-reja es madura, cada uno conoce los lmites del otro ynadie
exigir ms de la cuenta. Hay que mantener laprudencia. Un buen
noviazgo es aquel donde cada unade las partes sabe a ciencia cierta
los defectos del otro yhasta dnde puede soportarlos. Pero si alguno
de los de-fectos implica el sacrificio de algo vital, el
matrimoniono se consuma. Hasta que la muerte nos separe, siem-pre y
cuando la cosa sea llevadera.
Cuando la incondicionalidad se refiere a un amor
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Reflexiones acerca del amor 79
Tipo III, la cosa se complica de manera significativa. Esen el
amor maternal donde encontramos la mayor ex-presin de la
solidaridad. Por tal razn, perdonamos a lapareja infiel, pero no a
la madre. Nada duele ms que ladeslealtad de la mujer que nos trajo
al mundo. El padrees por naturaleza condicional. l premia la buena
con-ducta y castiga la mala. Aunque nos lastime, no nos ex-traa
demasiado que su amor haya que ganrselo concinco en conducta. Pero
condenamos sin piedad latraicin de mam. El engao de una madre es
algo ascomo una malformacin gentica. Que el esposo y laesposa sean
individualistas, pase, despus de todo sonhumanos, pero una madre
eglatra no deja de ser unbicho raro: El amor maternal nunca
deserta. Por defi-nicin, esperamos que sea valiente y s, totalmente
in-condicional. Profundicemos un poco en el tema.
El sndrome del abandonomaternal adulto
Si por alguna razn los padres no son dedicados, con-sistentes y
solidarios, los efectos psicolgicos son bastan-te perjudiciales
para el individuo. Cuando ocurre lo con-trario, nos embarga el
sentimiento de que somosamables o merecedores de amor. Como es
lgico, serincondicionales no es patrocinar cosas inadecuadas o
pe-
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