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Editorial………………………………………………………………………………………..3
¿Sueño o Realidad?....................................................................................................................4
Los Niños Contra los Adultos…………………………………………………………………7
Un Cuento para Amar y Llorar……………………………………………………………….10
Para Erizarte los Pelos………………………………………………………………………..11
A su más Amada Niña………………………………………………………………………..12
Tráiler “Los Países de Colores”……………………………………………………………...13
Bibliografía…………………………………………………………………………………...14
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En el interior de los baúles antiguos –como los que tienen las abuelas, por
ejemplo– es posible encontrar un sinfín de objetos y elementos extraordinarios
que, sin duda, generan curiosidad en quien quiera que los encuentre. De la misma
manera, Dentro del Baúl es una revista de literatura infantil que hemos enfocado a
todo tipo de lector que esté interesado en este tipo de obras y en los impactos
pedagógicos que están puedan tener. El espectro de obras literarias que
discutiremos en esta revista variará desde cuentos de hadas a obras contemporáneas
y desde cuentos netamente infantiles hasta novelas juveniles; como puede ser visto
en la portada donde interactúan el clásico ruiseñor del cuento de Wilde y los
colores de los países de Chesterton. Por lo tanto, prácticamente cualquiera podrá
gozar de los interesantes artículos, tentadoras críticas y cautivadores tráileres
sobre las diversas obras literarias que en esta revista incluiremos.
Es importante que tanto los niños como sus padres y profesores estén al tanto
de las distintas obras literarias infantiles que hay, ya que de esta manera podemos
incrementar el repertorio de obras que nuestros niños conocen, lo que les abrirá su
intertexto lector. Según De Amos (2005), en cada etapa de la niñez corresponden
tipos de textos específicos que les permitan a los lectores desarrollar las
capacidades lectoras que a su edad deben tener, .por lo que se debe ampliar,
progresivamente, el nivel de las lecturas que les entreguemos a los niños para que
estos puedan disfrutar de ellas y, al mismo tiempo, sacarles el mayor provecho
posible (p. 62). Mediante esta revista, les brindaremos críticas literarias para
tentarlos y seducirlos en el mundo de la lectura infantil y juvenil, como también
para advertirles de aquellas obras que en lo personal no nos parezcan muy
recomendables. También, presentaremos artículos en los que podrán ver
relaciones entre distintas obras, de manera que, de a poco, puedan ir guiando a sus
niños en un desarrollo de interpretación activa de los textos. Además, “es
frecuente que en un texto literario se encuentren diversas alusiones y distintas
referencias a otras obras literarias” (Mendoza, 2003, p. 19), por lo que si se les
enseña a leer con esta idea en mente, serán más susceptibles a encontrar las
relaciones y ampliar su bagaje cultural.
¡No esperes más para sumergirte en el fascinante mundo de la literatura
infantil y juvenil a través de Dentro del Baúl!
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La mayoría de las personas han experimentado alguna vez la sensación de despertarse
y no estar seguro si lo que acaba de pasar fue un sueño o si realmente sucedió. Dicha
impresión es a menudo tratada por los autores de literatura infantil en sus obras. Tal es el caso
en la famosa obra de Charles Dickens, Un Cuento de Navidad y en la novela El Guardián de
las Palabras, de los autores David Kirschner y Ernie Contreras.
Cabe destacar que el hecho de que temáticas suelan repetirse en la literatura no es una
mera coincidencia. Según los estudios estructuralistas en la literatura, hay sólo un número
finito de elementos con los que se puede crear una historia (narrema). Estos narremas pueden
ser ordenados de múltiples maneras para crear historias que no sean idénticas. Sin embargo,
inevitablemente, ciertos elementos se van a repetir de una historia a otra (Levi-Strauss, 1963).
Es por esto, que en las dos novelas a ser analizadas, las líneas de acción son altamente
parecidas, pero están muy lejos de ser idénticas.
En primer lugar, Un Cuento de Navidad es una novela que habla sobre un avaro
hombre –Ebenezer Scrooge– que es visitado por fantasmas durante la víspera de Navidad, los
cuales lo hacen recapacitar acerca de su actitud de vida. Es posible apreciar que
efectivamente hay un cambio en la personalidad de Scrooge después de aquella noche. Sin
embargo, ¿Existe la certeza de que dichas apariciones realmente ocurrieron? ¿O fueron ellas
producto de la imaginación de Ebenezer?
Los fantasmas de las Navidades Pasadas, Presentes y Futuras que lo visitan, son
precedidos por la visita del difunto colega del protagonista, Jacob Marley, quien le advierte lo
que ocurrirá durante el transcurso de la noche. Después de esta primera aparición, Scrooge se
encuentra bastante confundido:
Scrooge se volvió a la cama, pensó y repensó pero no se le
ocurría ninguna explicación. Cuando más pensaba, más
perplejo estaba, y cuanto más procuraba no pensar, más
pensaba en ello. El fantasma de Marley le había trastornado
profundamente. Cada vez que, tras madura reflexión, llegaba a
la conclusión de que todo era un sueño, sus pensamientos, al
igual que un fuerte muelle tensado, volvían a la posición inicial
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y replanteaban el mismo problema: “¿era o no era un sueño?”. (Dickens, 1843, p.37)
Hasta entonces, siendo que la obra sigue una lógica verosímil –obviando la visita del
fantasma– y que los eventos ocurrieron durante la noche, el lector tenderá a inclinarse por la
idea de que todo fue un sueño. No obstante, luego de transcurrida la noche completamente,
Scrooge presenta un profundo cambio interior. Al despertarse, él observa su habitación y
reconoce los lugares donde estuvieron los fantasmas, lo que lo lleva a estar seguro de que los
sucesos realmente sucedieron: “¡La ventana dónde vi a los espíritus errantes! ¡Todo es
verdad, todo ha sucedido de verdad. Ja, ja, ja!” (p. 110). Pero, ¿Es esto prueba suficiente para
saber que sí ocurrió? Además, considerando que todo ocurrió en una sola noche, los eventos
no parecen muy plausibles… A menos que la historia sea en realidad una historia fantástica,
en dónde sí hay espacio para lo inimaginable. Lo que sí es claro, es que la confusión entre
sueño y realidad está absolutamente presente.
En segundo lugar, está El Guardián de las Palabras. Al igual que en Un Cuento de
Navidad, esta novela comienza en un entorno verosímil y se transforma en una historia
completamente fantástica luego de que el protagonista –Richard Tyler– sufre una caída y se
desmalla en medio de una biblioteca. En el caso de Richard, el defecto que tenía previo a su
experiencia mágica consistía en una gran inseguridad –que casi sobrepasa los límites de lo
normal, pero que, sin embargo, sigue rigiendo en el orden de lo verosímil–. Al caer en la
biblioteca, los libros cobran vida y Richard entra a las historias que estos libros contienen.
Richard, siendo un niño racional al extremo, no podía creer lo que estaba viviendo: “Richard
cerró los ojos con fuerza. –Estoy soñando, estoy soñando –entonó una y otra vez” (Contreras
& Kirschner, 1993, p. 22). Richard estaba convencido que todo era un sueño, que es, en
realidad, la explicación más lógica a todas las aventuras que lo asaltaron. Podemos agregar
acerca de esta novela –como un dato al margen– que esta obra es un perfecto ejemplo de la
metaficción en la literatura infantil, mostrando personajes de libros introduciéndose en otros
libros. Este tipo de textos es muy útil para pequeños y jóvenes lectores, ya que los entrena
para darle sentido a las obras de manera más activa y estar más inmersos en ellas (Silva-Díaz,
2005).
No obstante, al igual que en la obra de
Dickens, la experiencia que Richard vive genera
efectos reales en su actitud frente a la vida; luego de
esto, Richard supera sus miedos. Además de esto, al
final del libro, hay una ilustración (p. 94) que
Ilustración El Guardián de las Palabras p. 94
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muestra a Richard durmiendo y, detrás de él, la sombra de los libros que lo acompañaron en
sus aventuras –Aventura, Fantasía y Terror–, con vida. Entonces, ¿Fue realmente un sueño?
¿Son las sombras pertenecientes a los libros que sí tienen vida en el mundo real? ¿O, ya que
Richard está durmiendo, es una señal de que son sólo productos de lo onírico?
Por lo tanto, si un niño lee Un Cuento de Navidad y posteriormente lee El Guardián
de las Palabras (o viceversa), podrá establecer relaciones entre una obra y otra. Esto significa
que el lector habrá ampliado su intertexto lector y será capaz de descubrir relaciones y
alusiones entre distintas obras. Este “diálogo interactivo” entre el texto y el lector favorecerá
las capacidades lectores del infante (De Amo, 2005, p. 62), ampliando “progresivamente el
canon de lecturas que puede ser realmente disfrutado por los [niños]” (Colomer, 1992 en De
Amo, 2005).
En fin, Un Cuento de Navidad y El Guardián de las Palabras no sólo comparten
numerosos elementos en términos de la línea de acontecimientos, sino que también
comparten la sensación de confusión entre lo que es real y lo que es parte del mundo de los
sueños. En ambas obras la realidad y la ficción, lo real y los sueños se entremezclan de
manera que quede en manos del lector interpretar los hechos de la manera que le parezca más
plausible. Por ende, es posible apreciar en estas dos obras cómo, a pesar de estar ambientadas
en contextos totalmente distintos y tener detalles que las diferencian profundamente, estas
dos obras reflejan gráficamente la idea de que en la literatura las obras son reordenamientos
que un número finitos de elementos.
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A través del tiempo, siempre ha sido parte de ser niño el sentir que los adultos los
oprimen y querer luchar y rebelarse contra ellos. Debido a que éste ha sido un factor tan
universal, ha sido representado en la literatura desde los tradicionales cuentos de hadas hasta
las obras contemporáneas. Según Owl (2011), este tipo de narraciones que cuestionan a los
adultos, “son protagonizadas por niños que se transforman en el ‘lente’ o foco desde el cual
se realiza la crítica” (p. 6). En la novela clásica La Princesita de Frances Hodgson Burnett y
en Matilda, una novela algo más reciente por Roald Dahl, podemos ver cómo se manifiesta
esta crítica y rebelión contra los adultos.
En primer lugar, en ambas obras las
protagonistas son niñas –Sara en La Princesita y
Matilda en su novela homónima–. Esto no es una
mera coincidencia, ya que, dentro de la literatura
infantil, las obras pertenecientes a esta categoría
subversiva suelen presentar como protagonistas a
miembros comúnmente considerados como
desfavorecidos o subalternos, dentro de cuya
clasificación entran niños y mujeres, además de otros
(Lurie, 1990, p. 32). Por lo tanto, el hecho de que
sean ambas niñas, las posiciona como doblemente desfavorecidas frente a sus opresores.
Luego, ¿quiénes son sus opresores? En el caso de La Princesita, Sara es enviada a un
internado mientras su padre va a la guerra. Sin embargo, al morir el padre, Sara queda
huérfana sin ningún pariente que pueda hacerse cargo de ella. Debido a esto, Sara se queda en
el internado en un puesto de sirvienta donde es enormemente maltratada por la directora, la
señorita Minchin. De la misma manera, Matilda es maltratada por la señorita Tronchatoro,
quien es también, la directora de su colegio. La diferencia entre la señorita Minchin y la
señorita Tronchatoro es que mientras la primera es represiva específicamente con Sara, la
segunda lo es con todos los alumnos del colegio, siendo descrita por Ow (2011) como
“autoritaria, maltratadora y vengativa” (p. 6). No obstante, como si no fuera poco para
Matilda, la señorita Tronchatoro no lo es todo: también están sus padres. Siendo
“superficiales, consumistas, despreocupados, capaces de hacer fraude y engañar” (Ow, 2011,
p. 6), lo padres de Matilda no pueden comprender que su hija sea intelectual y disfrute de leer
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libros, por lo que la consideran una niña extraña y hacen todo lo posible por reprimirle su
estilo de vida –que es, por cierto, mucho más sano que el de ellos–. Dicha actitud de sus
padres puede ser apreciada en las siguientes citas de su padre: “¡Tenemos una maravillosa
tele con una pantalla de doce pulgadas y ahora vienes pidiendo un libro!” (p. 12) y “Una niña
no se consigue a un hombre siendo intelectual” (p. 99), mostrando no sólo cómo le oprimen
su afán por leer, sino también dando a conocer la imagen que
tiene sobre la mujer.
Para poder, efectivamente, liberarse de estos agentes
opresores, las protagonistas de estos cuentos deben contar con
ciertas características en su personalidad que las impulse a
rebelarse. “Para tener éxito en este mundo [de opresión] se
necesitaban unas habilidades muy especiales o un buen
mecenas, además de una considerable dosis de suerte (…), las
otras cualidades que contaban eran el ingenio, la valentía, una
persistencia obstinada y saber aprovechar la oportunidad
adecuada” (Lurie, 1990, p. 34). En el caso de Sara, viviendo
en un entorno que la desfavorecía mucho, ella hace uso de su imaginación para hacerse creer
a ella misma que está viviendo en un mundo mejor: “Pase lo que pase, no cambiará nada. Si
soy una princesa en harapos, puedo ser una princesa por dentro. Sería más fácil ser una
princesa si estuviera vestida en ropas de oro, pero es un triunfo mucho mayor ser una
princesa todo el tiempo y que nadie lo note (Hodgson Burnett, 1905, p. 146). Con esto, Sara
demuestra so persistencia en no dejar que las circunstancias la venzan. Además de esto, Sara
se preocupa de no decir no cosas de las que luego se arrepentirá, demostrando su buen
criterio y autocontrol. A pesar de esto, Sara sí es muy asertiva en su discurso y en su actuar y
cuando lo necesita. Se puede ver al final de la historia cuando Sara, siendo sólo una pequeña
niña, le dice firmemente a la señorita Minchin: “Usted sabe que yo no iré a casa con usted,
señorita Minchin. Lo sabe muy bien” (p. 250). En el caso de Matilda por su lado, ella también
hace uso de su intelecto e imaginación para auto confortarse como lo hace Sara: “La fuerte
mente de Matilda continuó creciendo, alimentada por las voces de todos esos autores que
mandaron sus libros al mundo como barcos en el mar. Estos libros le dieron a Matilda un
mensaje de esperanza y consuelo: No estás sola” (Dahl, 1988, p. 18). En adición a esto,
Matilda tiene la gran suerte de poseer poderes mágicos que aprenderá a controlar para usar en
contra de quienes la oprimen, dándoles a cada uno más de un gran susto.
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Como establece Lurie (1990), los protagonistas en los relatos subversivos, suelen
tener la guía y el apoyo de un mecenas o mentor. En el caso de Sara y Matilda, ambas lo
tienen. Sara tiene a su vecino, un sirviente hindú que la observa por la ventana del ático en el
que vive. Este sirviente amigo la espía para saber qué le gusta y, mientras ella duerme, él le
prepara los más sofisticados banquetes en el ático, cosa que cuando Sara despierta se
encuentra una maravillosa sorpresa que pareciera que fuese magia. Por lo tanto, aunque Sara
no es absolutamente consciente de lo que el hindú hace por ella, cuenta con este apoyo
constante que la vigila y ayuda. Paralelamente, Matilda cuenta con el incondicional apoyo
ayuda de su profesora, la señorita Miel. La señorita Miel le provee a Matilda libros para que
lea, habla con sus padres intentando generar un cambio de actitud y la ayuda en sus hazañas
contra la señorita Tronchatoro. Cabe destacar que, aunque ambas protagonistas luchen contra
ciertos adultos opresores en sus vidas, sus mecenas son adultos también, por lo que la
subversión de éstas no es generalizada contra todos los adultos.
Al final de sus respectivas historias, las dos niñas se rebelan contra aquellos que las
reprimen, logrando salir de los ambientes de opresión en los que vivían. Sara defiende sus
ideales y al final de la historia es adoptada por un amigo de su papá que la buscaba por todos
lados sin saber que ella vivía en la puerta de al lado bajo terribles condiciones de vida.
Matilda se venga de sus padres y directora usando su intelecto y poderes sobrenaturales y
consigue que sus padres le den la adopción de Matilda a la adorable señorita Miel.
En suma, tanto La Princesita como Matilda siguen los patrones de los cuentos
subversivos que establecen Ow (2011) y Lurie (1990), mostrando cómo dos personajes
desfavorecidos en sus respectivas historias y reprimidos por ciertos adultos que los rodean,
logran salir adelante por sus propios medio –y pequeñas ayudas de sus mentores– y terminan
teniendo sus tan anhelados finales felices.
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Cuento: El Ruiseñor y la Rosa
Libro: El Ruiseñor y la Rosa y Otros Cuentos de Hadas
Autor: Oscar Wilde
Datos de Edición: Barcelona: Érase una Vez… Biblioteca de
Cuentos Maravillosos, 2000
N° de páginas del cuento: 10 páginas
“El Ruiseñor y la Rosa” es un cuento escrito por uno de los más grandes autores de su
época, Oscar Wilde y que todos, en algún punto u otro debiéramos leer.
Este cuento relata la historia de un enamorado estudiante que sufre porque no puede
encontrar una rosa roja. La razón por la que necesita esta flor, es porque su amada le ha
prometido bailar con él en la fiesta que se aproxima a cambio de la rosa. Al ver el
sufrimiento del estudiante, un empático y sensible ruiseñor que lo observaba por la ventana se
determina a encontrar la rosa que él tanto ansía. Luego de pedirle una rosa a varios rosales, se
dirige al rosal que está debajo de la ventana del estudiante, pero lamentablemente, el frío lo
ha helado, quedando sólo una terrible solución: que el ruiseñor cante bajo la luna con una
espina del rosal enterrada en su corazón hasta que la rosa florezca.
A pesar de ser una narración corta y de vocabulario no muy sofisticada, la temática es
bastante fuerte para muchos niños. Es cierto que los temas que los niños leen han cambiado a
través del tiempo, permitiéndoles leer temas más variados, por lo que niños a partir de los
once años podrían leer este cuento y podrán disfrutarlos hasta el fin de sus días, ya que es un
cuento que uno puede leer una y otra vez.
Del relato se pueden rescatar múltiples aspectos estéticos, como la simplicidad del
cuento para transmitir un gran mensaje universal. Debido a esto, este cuento jamás pasará de
moda ya que, a pesar de haber sido escrito en la Inglaterra Victoriana, se puede extrapolar a
todos los contextos. Además, el cuento presenta fuertes valores que todos debiésemos seguir,
como el altruismo y el verdadero amor, los cuales son puestos en oposición con ideas el
materialismo, la racionalidad y la banalidad.
Si no has leído “El Ruiseñor y la Rosa” aún, definitivamente deberías agregarlo ya en
tu lista de libros por leer, pero asegúrate de estar en un estado de humor no muy melancólico
al leerlo.
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Título: La Señora Tiggy-Winkle
Autor: Beatrix Potter
Ilustradora: Beatrix Potter
Datos de Edición: London: Penguin Books Ltd., 2011
N° de páginas: 57 páginas
Dentro del mundo de Peter Rabbit creado por Beatrix
Potter, se encuentra “El Cuento de la Señora Tiggy-Winkle”, la historia de una hacendosa y
adorable “señora”.
Escrito para niños en sus primeros años de lectura, narra la historia de una niña,
Lucie, que busca tres pañuelos de bolsillo que ha perdido. Luego de buscarlos por todas
partes, los encuentra en manos de una señora muy pequeña y de extraña apariencia, la señora
Tiggy-Winkle. Esta señora se dedica a lavar y planchar ropa, por lo que los pañuelos fueron a
parar a un buen destino. Posteriormente, luego de entregar la ropa que ya está lista a sus
respectivos dueños, la señora se va corriendo por la colina sin su ropa…. Y es que ella no era
precisamente lo que Lucie creía.
Este maravilloso cuento deleitará a los amantes del mundo de Peter Rabbit, ya que en
esta historia, los distintos personajes de dicho mundo interactúan, siendo la lavandería de la
señora Tiggy-Winkle su vínculo de convergencia. Por ende, es recomendable enriquecerles a
los niños su bagaje cultural del mundo de Potter para que puedan reconocer los distintos
elementos de la historia tan rica intertextualmente. Además, la interrogativa que deja el
narrador sobre si la historia fue real o simplemente un sueño de Lucie –al igual que en Un
Cuento de Navidad y en El Guardián de las Palabras–, da al lector la posibilidad de
interpretar la historia de la manera que más le apetezca o que más plausible le parezca. Esto,
ayuda a los lectores a desarrollar una lectura activa del texto, lo que podrá aplicar en el futuro
con cualquier obra literaria a la que se enfrente.
Esta historia, al igual que el resto de la obra de Beatrix Potter, es de gran importancia
en la literatura infantil, ya que la autora fue de las primeras en crear libros ilustrados en la
época Victoriana, por lo que su obra generó gran impacto y pasó a ser un ícono de la cultura
británica. Debido a la brevedad de la historia, su simple vocabulario y artísticas imágenes,
este cuento es ideal para pequeños lectores.
Por lo tanto, los invitamos a que les lean este cuento a sus hijos, sobrinos y nietos, y a
que descubran cuál es el enigma sobre la señora Tiggy-Winkle!
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Cuento: Cómo se Escribió la Primera Carta
Libro: Cuentos Exactamente Así
Autor: Rudyard Kipling
Ilustrador: Rudyard Kipling
Datos de Edición: London: Buenos Aires: Díada, 2010
N° de páginas del cuento: 14 páginas
Más de alguna vez se habrán cuestionado preguntas tales como ¿Cómo se inventó la
escritura? ¿Quién fue la primera persona en escribir? ¿Cómo se les ocurrió la idea de
escribir? En “Cómo se Escribió la Primera Carta”, Rudyard Kipling intenta dar una adorable
e imaginativa explicación a estas interrogantes.
Luego de haberse roto que la lanza de su padre, Taffi decide pedirle al Hombre Raro
que vaya en busca de la otra lanza. No obstante, al no comprender los idiomas el uno del otro,
ambos se encuentran en una situación de malentendidos, por lo que Taffi se resuelve a dibujar
el mensaje. Dicho dibujo genera múltiples conflictos de los que Taffi resulta responsable.
Responsable por haber escrito la primera carta.
“Cómo se Escribió la Primera Carta” es un delicioso relato que provee una original
explicación a la invención de las cartas. El lenguaje en todo momento es muy fresco y lúdico,
el narrador invita al lector a ser parte de la historia, dirigiéndose a él en todo momento.
En adición, esta es el único cuento del libro que cuenta con una secuela, “Cómo se
inventó el Alfabeto”, el cual presenta a los mismos personajes y su fantástico proceso de
creación del alfabeto que hoy conocemos. El hecho de que tenga una secuela enriquece el
proceso de lectura, ya que al terminar el relato, el lector no tiene por qué quedarse con gusto a
poco, sino que puede inmediatamente proceder a leer el cuento que sigue.
Publicado a inicios del siglo XX, Kipling dedicó este compendio de cuentos a su hija
fallecida, Josephine. Es por esto que, dentro de la historia, se puede apreciar cómo el autor se
dirige a ella como “mi más amada niña”, lo que le da un alto nivel de emocionalidad.
El estilo de la historia tiene también bastante humor y alusiones a la psicología de los
niños, por ejemplo en frases como: “vivía cavernosamente en una Caverna” (p. 73) u
“Hombre Raro” (p. 75). El cuento es breve y la lectura es liviana y entretenida, lo que lo hace
muy apropiado para niños de alrededor de siete años, pero puede también ser disfrutado por
adultos debido a su alta originalidad. Este cuento de Kipling una lectura exquisitamente
recomendable.
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Ballantine Books.
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Barcelona: Érase una Vez… Biblioteca de Cuentos Maravillosos.