-
1
En Interculturalidad y Poltica, Norma Fuller (ed.). Lima, Red de
Apoyo de las Ciencias Sociales, 2002.
(De)Construir la interculturalidad. Consideraciones crticas
desde la poltica, la colonialidad y
los movimientos indgenas y negros en el Ecuador Catherine
Walsh1
Universidad Andina Simn Bolvar, Sede Ecuador
Justamente hay que descolonizar, justamente lo que existe es la
tara colonial,
en nuestros pases de la regin andina existe desgraciadamente
este problema estructural.
- Luis Macas2 En un mundo tan incierto y complejo como es el
mundo de hoy, especialmente despus de los acontecimientos del 11 de
septiembre del 2001, hablar del tema de la interculturalidad
necesariamente requiere aceptar la coexistencia de interpretaciones
diferentes desde historias locales y realidades sociales que en una
manera o otra se hallan imbricadas a diseos globales. En el
Ecuador, construir la interculturalidad ha sido desde los inicios
de los 90s, principio poltico e ideolgico del movimiento indgena
ecuatoriano, principio que se integra a las demandas ante un Estado
monocultural e hegemnico, a la transformacin de l y de las polticas
pblicas. En los ltimos aos, tambin ha empezado a ser importante
elemento del pensamiento del emergente movimiento afroecuatoriano.
Pero a pesar de su uso poltico y subalterno o tal vez como
respuesta a ello, el Estado tambin en forma directa e indirecta ha
entrado el escenario de la interculturalidad, asumindola como deber
suyo tal como se expresa en la Reforma Constitucional de 1998 y
anteriormente en la Reforma Educativa. Es precisamente en este uso
cada vez mayor del trmino interculturalidad, que a veces parece
funcionar en la regin como nuevo metarelato, que encontramos un
problema de significados, polticas y metas. Un conflicto enraizado
en los dispositivos sociales y polticos de lo que podemos llamar el
nuevo orden global multi-pluri-cultural y en las luchas a la vez
identitarias y cognitivas que apelan maneras diferentes de ser y
saber, de 1 Catherine Walsh es profesora y directora del doctorado
en estudios culturales latinoamericanos de la Universidad Andina
Simn Bolvar, sede Ecuador. Sus libros y artculos publicados en
Amrica Latina, Canad y los Estados Unidos han enfocado
principalmente en las problemticas de la colonialidad y la
interculturalidad, tanto en el caso de los movimientos indgenas y
afros en la regin andina como de los puertorriqueos en los Estados
Unidos. Sus dos ltimos libros incluyen Indisciplinar las ciencias
sociales: Geopolticas del conocimiento y colonialidad del poder.
Perspectivas desde lo andino (C. Walsh, F. Schiwy y S, Castro-Gmez,
editores. Quito: Abya Yala/UASB, en prensa) y Estudios culturales
latinoamericanos: Retos desde y sobre la regin andina (editora.
Quito: Abya yYala/UASB, en prensa). 2 Ex-presidente de la CONAIE,
ex-diputado nacional y actual Rector de la Universidad
Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indgenas. Entrevista
agosto 2001.
-
2
produccin, de subjetividad e in-corporacin dentro de lo
nacional, este ltimo tambin concebido en distintas maneras. Dentro
del debate sobre la interculturalidad est en juego perspectivas que
por un lado intenta naturalizar y armonizar las relaciones
culturales a partir de la matriz a la vez hegemnica y dominante (el
centro, la verdad o la esencia universal del Estado nacional ya
globalizado). Y por el otro lado, que hacen ver el carcter poltico,
social y conflictivo de estas relaciones; la cultura como campo de
batalla ideolgica y lucha por el control social de sentidos como
tambin por el acceso a la hegemona, dentro de lo que Immanuel
Wallerstein (1999) llama el sistema-mundo moderno. Las reflexiones
presentados aqu parten de un trabajo ms amplio sobre las polticas
de la interculturalidad en el Ecuador (Walsh por publicarse) 3.
Tambin se hallan conectadas con discusiones iniciadas dentro del
proyecto colectivo sobre geopolticas de conocimiento en el cual
estn involucrados intelectuales de varios pases y de varias
universidades de las Amricas4. La intencin del artculo es
evidenciar la lucha social sobre significados que se encuentra
dentro del actual uso y entendimiento de la interculturalidad en el
Ecuador, y las construcciones y subversiones del trmino a partir de
posiciones dominantes y subalternas que tienen sus raices en la
colonialidad de poder, la economia poltica y las diferencias no slo
culturales sino coloniales y epistmicas. Al frente de estas
subversiones y a partir de nuevas construcciones, considera la
manera en que la interculturalidad est emergiendo como paradigma y
proyecto social, poltico y epistemolgico, y los horizontes que sta
presenta en torno a la transformacin. 1. De polticas y lugares A
diferencia de pases donde la interculturalidad ha sido
principalmente definida y manejada desde el Estado como propuesta y
poltica suya (con el apoyo e impulso multilateral), en el Ecuador
el significado y uso del concepto de interculturalidad se inici en
el ceno del movimiento indgena como meta central de lucha en contra
de la hegemona dominante, colonial e imperial. Inicialmente surgi
en miras de la transformacin del sistema educativo para luego
orientarse a la construccin de un Estado Plurinacional y a la
transformacin de las polticas pblicas (Walsh 1999, 2000). En 1997,
la Confederacin de Nacionalidades Indgenas del Ecuador-CONAIE
identific la interculturalidad como uno de nueve principios
ideolgicos de su proyecto poltico:
El principio de la interculturalidad respeta la diversidad de
pueblos y nacionalidades indgenas y dems sectores sociales
ecuatorianos, pero a su vez demanda la unidad de estas en el campo
econmico, social, cultural y poltico, en aras de transformar las
actuales estructuras y construir el nuevo Estado plurinacional, en
un marco de igualdad de derechos, respeto mutuo, paz y armona entre
nacionalidades. (p. 12)
Resaltar el sentido poltico e ideolgico de la interculturalidad
en la forma que ha llevado a cabo la CONAIE, significa posicionarla
como parte de procesos y prcticas
3 Este trabajo incluye entrevistas con dirigentes y lderes
indgenas y afroecuatorianos, asesores, diputados y funcionarios del
gobierno durante el periodo 1998 a 2000, algunas de estas
entrevistas estn citadas aqu. 4 El proyecto est actualmente
coordinado por la Universidad de Duke (EE.UU.), la Universidad
Javeriana de Bogot y la Universidad Andina Simn Bolvar de
Quito.
-
3
que, necesariamente, deberan ser entendidos como oposicionales y
hegemnicos. Oposicionales porque cuestionan, critican y resistan
las estructuras y polticas del Estado monocultural y excluyente
como tambin sus significados de ciudadana y democracia, proponiendo
modelos y significados distintos. Pero tambin son hegemnicos si
entendemos la hegemona en el sentido gramsciano como construccin
desde la base de una voluntad colectiva, como terreno para la
constitucin de sujetos dentro de un proyecto para la transformacin
de la sociedad5. De esta manera, la interculturalidad puede ser
entendida como el proceso de construccin de una nueva hegemona que
no slo desafa la hegemona del Estado sino impulsa y marca nuevas
maneras de percebir, construir y posicionar subjetividades y
polticas identitarias (Hall 1997). As, va ms all del reconocimiento
o la inclusin, apelando a cambios profundos en todas las esferas de
la sociedad y formando parte de una poltica cultural oposicional
dirigida a la sociedad en su conjunto, aportando, como dice Ramn
(1998, 60) a la construccin de una propuesta civilizatoria
alternativa, a un nuevo tipo de estado y a una profundizacin de la
democracia. Tambin aporta a otras lgicas de incorporacin que hacen
estallar la nocin de una matriz dominante. Presente en esta
construccin de la interculturalidad estn las formaciones,
estructuras y resistencias siempre penetradas por lo cultural, las
relaciones de desigualdad y las luchas y acciones para
transformarlas (Alvarez et al, 1998; Hall, 1992; Jordan y Weedon,
1995) que se llevan a cabo dentro de lugares y espacios, aquellos
mismos productos de disputas histricas y moldeados por campos
mltiples de poder; las prcticas situadas por medio de las cuales
identidades y lugares estn cuestionadas, producidas y repensadas
dentro de localidades particulares (Moore 1997). En este sentido,
el paradigma de la interculturalidad no puede ser pensada sin
considerar las estrategias polticas contextualizadas, como tampoco
sin asociarse de sus polticas culturales de identidad y
subjetividad. Las polticas de las culturas y las polticas de lugar
se hallan entretejidas. Y por eso, la manera de que la
interculturalidad como principio poltico e ideolgico del movimiento
indgena ecuatoriano ha sido conceptualizada por individuos y por la
colectividad y dentro de prcticas situadas como sitios de
resistencia (Moore 1997), hacen ver que las subjetividades y luchas
se constituyen espacialmente. Parte de la problematica concreta de
la interculturalidad descansa en el juego que se ha venido
construyendo entre lo oposicional y lo hegemnico (tanto de la nueva
como la vieja hegemona). En la Constitucin Poltica de 1998, el
Estado asume la responsabilidad de promover la interculturalidad
por lo menos discursivamente, oficializando e incorporndola dentro
del espacio del aparato institucional (adems de otorgar 15 derechos
colectivos a los pueblos indgenas y afroecuatorianos): El Estado
fomentar la interculturalidad, inspirar sus polticas e integrar
sus
instituciones segn los principios de equidad e igualdad de las
culturas. (Art. 62). Por un lado visto como avance y logro del
movimiento indgena y por el otro lado, como parte de una estrategia
discursiva del proyecto neoliberal-multiculturalista, esta
incorporacin de la interculturalidad dentro del discurso y espacio
ya no solamente indgena y subalterno sino nacional, establece una
problemtica que ocupa un lugar 5 Para una buena discusin sobre esta
nocin democrtica de la hegemona ver Dagnino (2001).
-
4
central de las polticas (inter)culturales actuales. Esta
problemtica no parte de la diversidad tnico-cultural en s, es
decir, de la heterogeneidad de la poblacin y la emergente
visibilidad de pueblos indgenas y afros. Ms bien, es central a la
diferencia colonial que ha relegado y subalternizado a estos
pueblos, sus prcticas y conocimientos, as estableciendo la relacin
entre localizaciones geo-histricas/ culturales y la epistemologa
moderna; la diferenciacin entre saberes locales-folclricos,
no-academicos y la universalidad epistmica de la modernidad
(Mignolo 2000a) que la interculturalidad como paradigma y proyecto
pretende estallar. 2. Diferencia, colonialidad y poder En el
Ecuador, como en varios pases de la regin, la diferencia
tnico-cultural parte de la condicin colonial y se constituye en
ella. Tanto para los pueblos indgenas como para los pueblos negros,
ha sido lo que Quijano (1999) llama la colonialidad de poder que ha
marcado la construccin cultural de raza y en s, la produccin y
organizacin de exclusin, de racismo y de subjetividades distintas.
Al establecer un sistema de clasificacin e identificacin social
basado en la supuesta superioridad blanca (y as en las ventajas del
blanqueamiento), el despojo y represin de identidades originales, y
la conformacin de las nuevas identidades comunes y negativas lo
indio y lo negro- todo con un inters econmico ligado a la fuerza
laboral, el poder colonial construy y marc las fronteras
identitarias e impuls los procesos de subordinacin, subalternizacin
y exclusin. Jos Chal6, Presidente de la Confederacin Nacional
Afroecuatoriana, hace claro el significado de esta historia para el
pueblo negro.
La historia del pueblo negro del Ecuador ha sido una historia de
negacin, ocultamiento, minimizacin, sumado a esto el racismo que
por su parte sirve de justificativo al propio colonialismo. Esto es
particularmente cierto si tenemos en cuenta que todo acto de
colonizacin implica violencia, cambios profundos, crisis. Eso
aconteci con el pueblo negro, su historia, su cultura, su esencia
de seres humanos se han nutrido permanentemente de relaciones
violentas de negacin al derecho de la diversidad, de la existencia
como pueblo.
Las diferencias tnico-culturales no son naturales ni parten de
la etnicidad en s, sino son fenmenos construidos y reproducidos
como parte de una subjetividad y locus de enunciacin definidos por
la experiencia de colonizacin y subalternizacin social, poltica y
cultural, tanto del pasado como del presente. Esta diferencia
colonial, como la llama Walter Mignolo (2000a), rara vez asume
lugar central en las discusiones y debates pblicos sobre la
interculturalidad, discusiones y debates que ms bien acentan su
enfoque en la diversidad cultural, en la relacin, y en el conflicto
tnico como algo que con mejores procesos y prcticas de comunicacin,
se puede sobrepasar. El problema con eso es que construye la
interculturalidad como asunto de voluntad personal; no como
problema enraizado en las relaciones de poder. Y ah va el foco o
ncleo de la lucha de sentidos. En su uso discursivo por el
movimiento indgena, la interculturalidad ha sido un trmino clave
para interpelar la diferencia colonial y transformarla, tanto en
los campos sociales y 6 Comentarios presentados en el Taller sobre
etnoeducacin, Universidad Andina Simn Bolvar, Quito, 27 de marzo
del 2001.
-
5
polticos como ms recientemente, en el campo acadmico (aspecto
que se discute ms adelante). Lo que est en juego es el
cuestionamiento radical de las bases estructurales de la supuesta
democracia, la ruptura irreversible con concepciones monoculturales
y excluyentes y el sembrio estratgico de visiones desde lo indgena
que interpelan y articulan otros sectores de la sociedad. Parte de
y entrecruza con la concepcin indgena del poder que segn el quichua
amaznico Carlos Viteri Gualinga (2000), integra como elementos
sustanciales:
El yachai, la sabidura; el ricsina, conocimiento, el ushai,
saber ejecutar; el pactana, saber alcanzar; el muskui, la visin del
futuro. El poder entendido sobre estos cdigos se convierte en un
concepto en permanente construccin, cuya relacin dialctica con la
vida social supone el equilibrio, la armona, es decir la
convivencia.
Esta concepcin forma parte del proyecto poltico-epistmico de la
interculturalidad, de la construccin de una democracia de
cosmovisiones diversas que segn Viteri Gualinga aunque no fue
tomada con suficiente seriedad en el levantamiento de enero de 2000
que result en el derrocamiento de Jamil Mahuad y la instalacin (por
unas horas) de un triumvirato popular (ver Walsh 2001), s ofrece un
camino hacia la prctica.
Precisa aplicar en el proyecto del nuevo Estado la sabidura para
conducir a los pueblos sobre programas y propuestas claras;
conocimiento para entender la compleja y diversa geografa humana
para propiciar el encuentro; saber ejecutar para no caer en
improvisaciones porque la equivocacin de los indios siempre tendr
doble juicio y exigencia de perfeccin; saber alcanzar para
perseverar en el cumplimiento del cometido; y visin de futuro para
franquear el inmediatismo y ser actores de verdaderos procesos de
cambio.
No obstante, el discurso sobre la diversidad promovido dentro de
las recientes reformas constitucionales, por las instituciones
sociales y como parte de la nueva lgica del capitalismo
multinacional, desdibuja las relaciones de poder y oculta la
colonialidad. Dentro de la nocin y el manejo de la diversidad en el
Ecuador, las culturas aparecen como totalidades, cada una con su
contenido, tradicin y sus costumbres identificables, mantenidos en
un tiempo mtico y utopico, bajo el supuesto actual de la tolerancia
e igualdad. Pero mientras que el Estado reconoce la diversidad
tnica y otorga derechos especficos, el hecho que lo reduce a una
salida slo para los grupos tnicos limita la esfera del cambio a la
particularidad tnica (as promoviendo un cierto tipo de relativismo
cultural) que supuestamente puede lograrse sin transformaciones
sustanciales del Estado-nacin (Daz-Polanco 1998, 5). Este fenmeno
de reconocer la diversidad, incorporndola dentro del aparato
estatal y a la vez promovindola como particularismos externos a lo
nacional-estatal, no es limitado al Ecuador sino representativo de
nuevas formas de universalidad promovidas por el discurso y las
polticas de la globalizacin neoliberal. No son slas las relaciones
de poder que se desdibujan en esta construccin discursiva y
cognitiva de lo que podemos denominar el multi-pluriculturalismo
oficial, sino tambin la manera en que las categorias
etno-racializadas han sirvido (y siguen sirviendo) a construir y
perpetuar el peso de la colonialidad y la reestructuracin del
colonialismo para efectivizar los intereses del capitalismo global.
De esta manera, la memoria se borra, y es
-
6
remplazada, de ahora en adelante por la nueva diversidad en el
cual los grupos tnicos co-existen pacificamente, hasta con supuesta
voz en el gobierno y en el Congreso Nacional, o al frente de los
organismos multilaterales y de las empresas transnacionales. El
establecimiento por parte del Banco Mundial en 19917 de una
directiva operativa en relacin a los pueblos indgenas, su
financiamiento en el Ecuador del Proyecto de Desarrollo de los
Pueblos Indgenas y Negros del Ecuador- Prodepine (el primero en el
mundo donde los fondos del Banco van directamente a una institucin
administrada por organizaciones indgenas sin el filtro del
gobierno) y el reciente apoyo del BID al Fondo Indgena son
ejemplos. Al mismo tiempo que apoyan las iniciativas indgenas,
ambos bancos asesoran y ofrecen asistencia al gobierno nacional
para la implementacin de polticas neoliberales. De igual manera,
las compaas petroleras transnacionales negocian ahora directamente
con las comunidades locales aprovechando de tratados
internacionales como el Convenio 169 de la OIT, que exigen la
previa consulta y la participacin de los pueblos indgenas en
cualquier actividad por desarrollarse dentro de sus territorios.
Estas transnacionales contratan socilogos y antroplogos para que
les asesoren en relaciones comunitarias y para el diseo de manuales
acerca de las costumbres locales con el fin de promover estrategias
para crear relaciones de amistad. Tambin financian programas de
educacin bilinge (vase Walsh 1994) y desarrollan campaas
publicitarias sobre su sensibilidad cultural y su inters por el
medio ambiente. Aunque esta nueva poltica multi-pluricultural da la
apariencia de la consulta y participacin, el poder de decisin y el
establecimiento de sistemas de involucramiento simtrico,
generalmente permanecen ausentes. La Organizacin Mundial de la
Propiedad Intelectual, por ejemplo, se preocupa por los
conocimientos tradicionales (lo que ellos llaman el folclor) de los
pueblos indgenas y afros, los recursos genticos y las maneras
legales de proteccin de ellos; con este fin llevan adelante
procesos de socializacin nacional de manera elemental. Empero, en
sus espacios de decisin nacionales, regionales e internacionales
incluyendo su panel intergubernmental, no incorporan a
representantes de los pueblos indgenas y afroamericanos- los
titulares de estos conocimientos- sino que trabajan con los Estados
cuyos delegados negocian y deciden sobre el porvenir de estos
conocimientos, un asunto que, como argumenta el asesor tcnico de la
Coordinadora de las Organizaciones Indgenas de la Cuenca
Amaznica-COICA, tiene directa implicancia con nuestro patrimonio
intelectual colectivo (De la Cruz 2001, 8). Evidentemente en todos
estos ejemplos existen una correspondencia entre las polticas
(inter)culturales y los intereses econmicos trans-nacionales y
globales; lo que Fernando Coronil (2000, 100) llama la nueva
tendencia de conceptualizar el conocimiento traditional, la
naturaleza y la gente como capital, como elementos constitutivos de
la riqueza. 7 En 1998, el Banco Mundial empez una revisin de su
poltica con relacin a los pueblos indgenas, la cual actualmente est
en su ltima etapa. Entre marzo y julio del 2001, han salido nuevos
borradores sobre polticas operativas, procedimientos y estrategias
dirigidas al asegurar que el proceso de desarrollo fomenta el
respeto total de la dignidad, los derechos humanos y las culturas
de los pueblos indgenas.y al proveer les una voz en el diseo e
implementacin de proyectos, evitando o minimizando cuando sea
posible impactos negativos y asegurando que los beneficios
destinados para ellos son culturalmente apropiados (World Bank
Operational Manual. Operational Policies, borrador, 23 de marzo del
2001).
-
7
Zizek (1997) entre otros, sostiene que aqu opera una lgica
multicultural en el capitalismo global de la actualidad, la cual
incorpora la diferencia mientras que la neutraliza y la vaca de su
significado efectivo. En este sentido, el reconocimiento y el
respeto a la diversidad cultural se convierte en un componente
central del capitalismo global, o en lo que Quijano (1999, 101)
denomina, su otra cara, el nuevo modelo de dominacin cultural
posmoderna (Jameson 1996) que ofusca y mantiene a la vez la
diferencia colonial a travs de la retrica discursiva del
multiculturalismo y su herramienta conceptual de la
interculturalidad entendida en manera integracionista. Esta
interculturalidad no apunta a la creacin de sociedades ms
igualitarias sino ms bien al control del conflicto social y la
conservacin de la estabilidad social, todo con el fin de impulsar
los imperativos econmicos del modelo de acumulacin8. La
decolonizacin tal como el africano Frantz Fanon (1967) se refier
hace ms que tres dcadas como la liberacin del colonizado, pero
tambin del colonizador, no cabe dentro de este discurso oficial
como proyecto necesario9. Al parecer, el problema se encuentra, en
parte, en cmo entender la diferencia y lo cultural constituida y
construida en el concepto de la interculturalidad y en la manera en
que estos significados estn ligados a supuestos ideolgicos y
polticos. Tambin tiene que ver con el lugar desde donde se conceibe
y gestiona la interculturalidad. Una posicin que podemos llamar
tradicional10 parte del reconocimiento de la existencia de grupos
tnicos, cada uno con sus valores y creencias culturales distintas.
Otra posicin similar tiene su enfoque en ciertas caractersticas,
estructuras y prcticas que se oponen a otras caractersticas y
estructuras, a veces dentro del mismo grupo (por ejemplo, la alta
cultura vs. la cultura popular, la subjetividad moderna vs. la
no-moderna). En la primera, la interculturalidad se presenta como
relacin, encuentro o dilogo entre grupos. Su enfoque es la
diversidad en la unidad, es decir, el reconocimiento de los
diversos grupos tnicos locales dentro de lo nacional; al parecer,
una forma contempornea de identificacin (hegeliana) entre pueblo,
nacin y cultura, En la segunda, la interculturalidad toma el
sentido de mezcla o mestizaje y de hibridacin. As se argumenta que
la interculturalidad siempre ha existido en Latinoamrica, visible
en el arte, la arquitectura, la msica, la medicina y en nmerosas
prcticas de la vida cotidiana. En estos dos casos, la
interculturalidad se construye como procesos que se inician desde
arriba hacia abajo. Una posicin distinta que denominamos crtica y
desde la cual partimos aqu, tiene su enfoque en los procesos que se
inican desde abajo hacia arriba, desde la agencia local con
8 Para una discisin ms amplia de esta problemtica, vase Walsh
2002 y por publicarse. 9 Eso fue claramente evidenciado durante la
reunin preparatoria en Ginebra para la Conferencia Global Contra el
Racismo, donde Canad, apoyado por la Unin Europea, argument que en
vez de ser parte del racismo contemporneo, el colonialismo y ms
especifcamente ciertos aspectos del colonialismo, fueron sufridos
por los pueblos indgenas y descendientes africanos en el pasado,
sin relacin con el presente (Servicio Informativo Alai-amlatina,
agosto 2001). 10 Al referir a una perspectiva tradicional y una
perspectiva crtica de entender la interculturalidad, la diferencia
y lo cultural dentro de ella, hacemos conexin con los conceptos que
presenta Castro-Gmez (2000), de la teora tradicional y la teoria
crtica de cultura. Tambin intentamos ir ms all de las visiones
antropolgicas, racionales, teleolgicas y utopistas que reinan en
las actuales discusiones sobre cultura y sobre la
interculturalidad.
-
8
fines conducentes a transformaciones sociales para cuyos logros
requiere una multidireccionalidad, es decir procesos de
interculturalizar de va mltiple. Adems, argumenta que las
diferencias en la prctica concreta, no parten de la etnicidad en s,
sino de una subjetividad y un locus de enunciacin definidos por y
construidos en la experiencia de subalternizacin social, poltica y
cultural - de grupos pero tambin de conocimientos. El significado
de la interculturalidad construido a partir de esta posicin
necesariamente implica procesos de desubalternizacin y
decolonializacin, procesos que en la prctica estn dirigidos a
fortalecer lo propio como respuesta y estrategia a la violencia
simblica y estructural, ampliar el espacio de lucha y relacin con
los dems sectores en condiciones de simetra e impulsar cambios
estructurales y sistmicos. Estos procesos que se reflejan y se
construyen dentro de los actuales movimientos tnico-sociales, estn
frecuentemente interpretados como indicativo de nuevos
esencialismos. A problematizar esta interpretacin, la investigadora
maori Linda Tuhiwai Smith (1999) argumenta que el reclamo de los
pueblos indgenas sobre una identidad colectiva crea una lgica
distinta al esencialismo occidental; una forma de articular lo que
significa ser dehumanizado cultural y epistmicamente por la
colonializacin y una forma de reoganizar la consciencia nacional en
las luchas por la decolonizacin. En este sentido y como el caso
ecuatoriano demuestra, la identidad colectiva indgena no es algo
fijo ni natural sino una construccin de carcter poltico y social,
refleja una identificacin estratgica y de oposicin, de movimiento
ms que de grupo, pensado no solo a nivel local y nacional, sino
transnacionalmente11. Refleja una manera de pensar criticamente la
modernidad desde la diferencia colonial (Mignolo 2000b, 8). Y eso
es lo que la distingue de categorias objetivizadas y
esencializadas, que encuentran su sustancia en la etnicidad y no en
la colonialidad de poder y las luchas en torno a ella. Mientras que
el Estado ecuatoriano maneja un discurso y una prctica
(tradicional) en torno a la diversidad tnica y especificamente en
relacin a los pueblos indgenas, sancionado y apoyado por los
organismos internacionales, la agencia poltica, social y epistmica
del movimiento indgena y su impredicibilidad desde la lgica
dominante, constantamente trastorna y desestabiliza este discurso y
prctica, su racionalidad pragmtica y razn instrumentral. Al negarse
a ser considerados como sujetos individuales sino como pueblos y
nacionalidades con derechos colectivos y desde su diferencia
cultural y epistmica al mismo tiempo de proponer otras concepciones
de nacin, democracia y conocimiento no slo para ellos sino para el
conjunto de la sociedad, perturban la lgica multicultural del
capitalismo global, la cual parte de la diversidad tnico-cultural y
no de la diferencia colonial. La propuesta del Estado Plurinacional
en esencia es parte de eso, la interpelacin de un proyecto de la
interculturalidad donde como anota Luis Macas12, realmente haya la
oportunidad de desarrollar todas las posibilidades y
potencialidades que tenemos tantos indios, mestizos, negros, etc. Y
aunque el proyecto de la plurinacionalidad todava falta lograrse,
los 11 El desarrollo de esta identificacin estratgica a nivel
transnacional se evidenci en el ltimo Congreso de la CONAIE en
octubre 2001 (la primera formalmente nombrada Congreso de Pueblos y
Nacionalidades). Segn los representantes indgenas bolivianos que
asistieron en la funcin de observadores, su participacin era de
llevar la actual experiencia del movimiento indgena ecuatoriano a
Bolivia. 12 Entrevista, agosto 2001.
-
9
desafos e interrogantes que sta como el mismo proyecto de la
interculturalidad presentan al pas marcan un camino que ya no tiene
retorno. En gran parte es por eso que la marketizacin de la
diferencia conjuntamente con la amplia aplicacin del
neoliberalismo, no ha podido todava darse en el Ecuador por
completo. El lder afroecuatoriano Oscar Chal13 sustenta que la
diferencia, la colonialidad y el poder se hallan entretejidos con
las actuales polticas econmicas y sociales, as haciendo claro que
la lucha no es sobre la etnicidad o cultura en s, sino sobre la
estrema desigualdad.
El impacto negativo que tienen las polticas de ajuste econmico
en ausencia de polticas sociales claras que vayan ms all de los
parches, se explica ante todo por una situacin de previa
vulnerabilidad y exclusin que forma parte de la historia, de cmo
fuimos incorporados los afroamericanos en cada una de nuestras
sociedades, la forma de cmo fuimos vinculados con estas sociedades
ha sido el caldo de cultivo para futuras y actuales formas de
discriminacin y explotacin que legitiman una situacin de estrema
desigualdad que va no slo en lo econmico sino en los niveles de
participacin en la toma de decisiones de esta sociedad ecuatoriana.
De hecho nos hace reflexionar de que en los momentos que estamos
inmersos, involucrados con un proceso de globalizacin, lo que
muchos llaman la aldeanizacin del mundo, cmo en esta perspectiva
las reinvindicaciones y las demandas de los pueblos considerados
minoras toman nuevos sentidos y se revitalizan.
Menos que asumir una suposicin de ser herederos de una tradicin
autntica, esencializar la historia o ignorar las diferencias y
heterogeneidades grupales, estos procesos emergentes de
identificacin y reinvindicacin afro e indgena (y no de identidad en
s) representan esfuerzos actualmente dirigidos a poner en prctica
la nocin de sociedad pluricultural, de recapturar y construir
colectividades, conocimientos y plataformas comunes de accin
dirigidas, no a formar enclaves o guettos tnicos, como tampoco al
aislamiento en relacin al resto de la sociedad
nacional-globalizada, sino al interculturalizar desde la diferencia
colonial, desde la ubicacin espacial (local, nacional, global) que
implica. No hay que descartar que existen tendencias
fundamentalistas o etnicistas dentro de los movimientos, un hecho
que en los ltimos aos ha causado divisiones y tensiones en el
movimiento indgena ecuatoriano, incluyendo a la reinvencin de los
pueblos y las nacionalidades indgenas - a reconocer actualmente 28
nacionalidades y pueblos en lugar de los 11 que se identificaban en
1989, agregando en el debate las circunscripciones territoriales en
relacin a ellas. Pero es el desde lo que marca la distincin, tanto
con los debates de las ciencias sociales que frecuentemente
encuentran sus bases tericas en el norte global, las proposiciones
filosficas centradas en la subjetividad moderna y la inclusin del
otro dentro de las instituciones polticas y jurdicas de la
modernidad, como visiones que celebran la mezcla y la hibridacin14.
3. Polticas y luchas de significacin
13 Comentarios presentados en el Foro Identidad y
territorialidad de los pueblos afroecuatorianos, Universidad Andina
Simn Bolvar, 9 de febrero del 2000. 14 Ver por ejemplo comentarios
de Tubino, Degregori y Portocarrero presentados en este mismo
Congreso.
-
10
Antes que insistir al reconocimiento nicamente a la
plurinacionalidad, hoy se acompaa el reconocimiento a la
plurinacionalidad con la interculturalidad, la necesidad de
reconocernos para poder profundizar y construir una real identidad
de este pas. No negndonos, no desconocindonos, no homogenizndonos,
sino reconociendo que somos diversos, que somos diferentes, pero
que tenemos la posibilidad y la perspectiva de en medio de esa
diversidad construir la unidad. - Virgilio Hernandez, ex-asesor de
Jos Mara Cabascango, vocal del Tribunal Supremo Electoral,
Pachakutik15
Tanto para los pueblos indgenas como para los pueblos
afroecuatorianos, la interculturalidad tiene una fuerte carga
simblica que contribuye en manera central a la construccin de
imaginarios y representaciones sobre un pas distinto. Funciona como
palabra clave dentro de los discursos de lderes y dirigentes, como
marcador del campo de batalla ideolgica y a veces como lema del
nico futuro posible. Pero no siempre queda claro el significado
social y la prctica concreta atras de estos discursos. Adems con la
entrada de la interculturalidad en los ltimos aos dentro del lxico
oficial, la esfera del debate ha venido cambiando y, como
resultado, tambin las formas de pensar la interculturalidad
inclusive entre los mismos lderes y dirigentes. El problema
descansa, por lo menos en parte, en la manera en que la
interculturalidad apunta una prctica que puede tener un impacto
transformador y real en la sociedad ecuatoriana, que puede
construir un univeralismo distinto - plural y alternativo. El hecho
de que la interculturalidad, a pesar de su uso discursivo, no est
conformada por una base de significados estables ni necesariamente
compartidos, sino por sentidos que representan una variedad de
posicionalidades dinmicas, tanto individuales como colectivos, a
veces en conflicto entre ellas, forma parte de la realidad y del
problema16. A partir de estos sentidos y posicionalidades, se
construyen discursos e imaginarios no necesariamente consensuados
sobre lo relacional, lo propio y lo diferente, sobre conceptos y
prcticas de la democracia, de la nacin y de la ciudadana. A
visibilizar las redes de significacin y los conflictos por el
control social dentro de ellas, en esencia a deconstruir la
interculturalidad, permite ver por qu, y a pesar de un uso
discursivo cada vez ms difundido, la interculturalidad no ha sido
asumido como tarea de todos ni tampoco como accin y herramienta
hacia la construccin de un universalismo alternativo y plural. Una
manera de hacer esta visibilizacin, por lo menos en forma parcial,
es a partir de una discusin de las dos frases discursivas
tipicamente asociadas con la interculturalidad: al conocernos y la
unidad en la diversidad. Al conocernos En entrevistas conducidas
con lderes indgenas un poco despus de las reformas
constitucionales, muchos hicieron referencia al aspecto relacional
de la interculturalidad como manera de confrontar y superar la
exclusin, marginalizacin y subalternizacin. Al conocernos bajo
condiciones que promueven el respeto como hecho histricamente
negado, y con miras a la construccin de una sociedad distinta, es
una temtica repetida.
15 Entrevista, marzo 1999. 16 Eso ocurre no solamente entre los
actores sociales sino tambin entre los acadmicos. Ver, por ejemplo,
la variedad de interpretaciones sobre la interculturalidad
presentes en este Congreso.
-
11
La interculturalidad debe ser una obligacin de todos pero
entendida como esta necesidad de saber, conocernos y respetarnos
tambin. Cmo el mismo sistema no nos permite conocernos muchos
valores, muchos principios, muchos simbolos culturales,
espirituales de los pueblos indios no conoce la poblacin mestiza.
Entonces la visin que tiene la mayora es de unos indios ignorantes,
sucios, y todo. Tienen esta imagen que se les ha venido metiendo
durante todos estos siglos, eso es una barrera para poder mejorar
la relacin entre la poblacin india, el negro y el mestizo. - Letty
Viteri, (ex)Directora Nacional de Salud Indgena del Ministerio de
Salud
Es necesario todo intercambiar el espacio, conocer la realidad,
necesitamos un apoyo mutuo con los dems. En ese sentido es
necesario tener un trabajo intercultural, conocer la realidad y
respetarnos unos a otros, sino caso contrario el pas estara yndose
en caosConocernos de otro persona que no es indgena y tambin
nosotros conocernosinterculturalidad es intercambiar las
experiencias, conocer su cultura, su costumbre, su tradicin,
cosmovisin y intercambiar esas ... Estamos hablando de 2 espacios,
indgenas y noindgenas, esa es la interculturalidad para nosotros. -
Abelardo Bombon, (ex) Presidente de Federacin Ecuatoriana de
Indgenas
Evanglicos FEINE Creo que la sociedad ecuatoriana est tomando
como un referente esta cuestin de la interculturalidad. Ningn
sector se opone que los pueblos indgenas sean incluidos, ms bien,
se abren espacios para que podamos ser incluidos. La dificultad
para poder entender plenamente y aceptar plenamente esta realidad
de la inclusin es precisamente el desconocimiento. Mientras ms se
fortalezcan las relaciones interculturales, va a haber menos
dificultades para poder impulsar al pas que estamos soando - Luis
Maldonado, ( ex) Secretario Ejcutivo CODENPE. (Actual Ministro
de
Bienestar Social)
A partir del reconocimiento en la Constitucin Poltica de 1998
del carcter pluricultural y multitnico del pas (art.1), y a los
pueblos indgenas, que se autodefinen como nacionalidades de races
ancestrales, y los pueblos negros o afroecuatorianos (art. 83), se
observa un cambio discursivo entre algunos lderes y dirigentes. Sin
dejar a un lado el legado de marginalizacin, discriminacin y
exclusin, este cambio parece apelar a la supuesta apertura del
multi-pluriculturalismo oficial. Refleja una esperanza de una
mejora relacional y actitudinal y de una voluntad por parte de la
sociedad dominante.
La interculturalidad es que se reconozca estos sectores que han
sido olvidados, que ha sido una cultura hegemnica de imposicin.
Quinientos aos impuestas de una cultura, idioma, educacin, formas
de trabajo, econmicamente todo ha estado impuesto, de medicina,
todo, pero ahora lo que nosotros queremos es que estas diferencias
que tenemos, que estas diferencias que no han muerto en el proceso
de colonialismo de la independencia de la era republicana, que no
ha muerto, que conviven, que convivimos, ahora que nos respetemos,
que
-
12
convivamos en armona entre seres humanos, con la madre
naturaleza, yo lo entiendo as la interculturalidad. - Pedro de la
Cruz, Presidente de la Federacin Nacional de Organizaciones
Campesinas, Indgenas y Negras-FENOCIN
Pero mientras que los problemas del desconocimiento y
reconocimiento se hallan imbricados con la colonialidad de poder,
con el racismo, y con los sistemas y las estructuras
institucionales y sociales que superiorizan, subalternizan y
segregan y por eso necesitan ser confrontados, el peligro es en
limitar la interculturalidad a la la esfera de lo discursivo y
relacional. Y en esencia eso ha sido la estrategia estatal. A
reconocer la diversidad y el derecho de ejercer una diferencia
cultural ancestral, y pretender a fomentar la interculturalidad en
sus instituciones, el Estado ecuatoriano crea la expectativa de
transformacin que en la prctica no se ha dado. La ausencia actual
de debates al interior del aparato estatal y de iniciativas por
parte de los movimientos al respecto, sirven para poner en el plano
utopico la interculturalidad, como algo que apela a la buena
voluntad de la gente y no a los dispositivos sociales y polticos de
poder. Y a pesar de discursos alumbrados entre los actores sociales
que enfatizan la necesidad de conocernos, tampoco existe mucha
evidencia entre ellos de esta voluntad. Ms bien y como destaca
Viteri Gualinga17, la prctica actual no necesariamente ha sido la
de la interculturalidad. Cada uno hemos reproducido una suerte de
guettos sociales, con espordicas relaciones de gran nivel de
desigualdad. La unidad en la diversidad. El equilibrio tensionado y
tentativo de particularismos y universalismos. La frase la unidad
en la diversidad, se halla asociada con la interculturalidad,
muchas veces sirviendo como el lema denotativo de ella, tanto entre
los movimientos tnicos-sociales como la sociedad en su conjunto.
Hay lderes que mantienen la perspectiva que la interculturalidad y
la meta de la unidad en la diversidad implican una gestin dirigida
a todos los sectores de la sociedad, de manera que no divida o
promocione ms separacin. Es eso que se expresa Viteri Gualinga:
Una tesis que se ha levantado desde los pueblos indgenas, una
unidad en la diversidad. Frente a una unidad irreal que ha
pretendido homogeneizar todo, desconociendo toda diversidad. En un
pas tan diverso como el nuestro, un pas de realidades heterogneas,
la nica forma que cabe es que los ciudadanos, los grupos sociales
tengamos como principio, y al mismo tiempo como filosofa esa
unidad, esa visin de pas dentro de la diversidad en que vivimos. Y
es justamente una gestin que se realiza desde aqu en ejercicio de
ese principio de la unidad en la diversidad. Tampoco creemos que la
diversidad necesariamente tenga que rayar en discurso racista o en
discurso separatista. Se trata de armonizarnos.
Tambin existe la perspectiva como expresa Abelardo Bombon de la
Federacin Ecuatoriana de Indgenas Evangelicos-FEINE, de la
necesidad de accionar la interculturalidad entre sectores indgenas
diferentes para lograr algo juntos:
17 Quichua amaznico y asesor de la diputada nacional Nina
Pacari. Entrevista.
-
13
La FEINE siente dos identidades grandes, social-indgena y
social-evanglico. Por el hecho de ser pueblo indgena-social,
necesitamos dialogar todos, compartir las experiencias y recibir
tambin las experiencias de trabajo para sacar adelante ... es
necesario tener una buena relacin con diferentes instituciones,
organizaciones indgenas, no-indgenas , pblicas, privadas e
internacionales para alcanzar no podemos trabajar en as separados,
tenemos que dialogar, hacer un esfuerzo juntos
Luis Maldonado refleja una visin actualmente ms comn, que la
interculturalidad debera partir de los particularismos para despus
logar la unidad entre ellos.
Nosotros manejamos el concepto de la interculturalidad de manera
global, integral, es decir lo que nosotros entendemos como el
objetivo poltico, de ir concretando lo que es el Proyecto Poltico
de todos los pueblos indgenas. La interculturalidad la entendemos
como una praxis, como una concepcin de este reconocimiento dentro
de la diversidad. Hay un reconocimiento de los conocimientos, las
tradiciones, las prcticas sociales, que nos permite por tanto,
impulsar proyectos societales, procesos de desarrollo sostenible y
algo que ac reiteramos permanentemente: un proceso de desarrollo
con identidad, que es un aspecto bsico para poder dar un
tratamiento particularizado a cada uno de los pueblos y
nacionalidades. Entonces la interculturalidad es la base
fundamental para lograr un proceso de unidad del pas. - Luis
Maldonado, (ex) Secretario Ejcutivo CODENPE, actual Ministro de
Bienestar Social
No obstante y como consecuencia de la falta de una real mejora
en la situacin y condicin de los pueblos indgenas y afros como
tambin de las crisis que se vuelven cada vez ms agotadoras para
todos, la separacin y no la integracin a veces parece camino ms
viable. Por eso, en el mbito actual, los particularismos se
multiplican, complicando an ms la posibilidad de un universalismo
pluralista es decir, la construccin misma de la unidad en la
diversidad. Empero, el problema no descansa simplemente en la
fragmentacin social, sino en la construccin del significado que
parte de esta fragmentacin y de qu se construye en ella. Por
ejemplo, a partir de las prcticas que el Estado y sus instituciones
tradicionalmente han ejercido, se construye un sentido dominante y
excluyente del universalismo, as sinnimo con la unidad nacional
impuesta desde arriba. Aunque no est tpicamente reconocido as, esta
construccin representa un sistema particular de creencias, formas
de produccin y tipos de subjetividad que han llegado a convertirse
en universal (Castro-Gmez y Guardiola 2001). Pero al reconocer
oficialmente el carcter pluricultural del pas, el universal ahora
queda reinventado, asumiendo lo diverso-particular dentro de l,
pero siempre partiendo primero de la matriz que, en su reinvencin
global y neoliberal, polariza, excluye y diferencia, aun cuando
genera algunas configuraciones de integracin translocal y de
homogeneizacin cultural...construye similitudes sobre la base de
asimetras... unifica dividiendo (Coronil 2000, 89).
-
14
En cambio, los reclamos a la diferencia por los pueblos indgenas
y afros apelan los particularismos como forma de reivindicacin, al
mismo tiempo de construir un universal ms amplio de lucha, que
incluya la justicia, igualdad y auto-determinacin como tambin la
reconfiguracin del Estado como plurinacional. La unidad en este
sentido, depende de la realizacin de las metas del sector
particular; sin esta realizacin lo universal como la unidad en s,
queda sin sustancia y significado (Butler 2000). Pero como podemos
relacionar estas tensiones y contingencias entre lo particular y lo
universal con la interculturalidad y cules son las problemticas
concretas que sugieren? Desde su conceptualizacin en la educacin
bilinge y al frente de la educacin nacional excluyente y
homogeneizante, la interculturalidad ha sido entendida por los
pueblos indgenas, y ms reciente por los pueblos afroecuatorianos en
su proyecto de etnoeducacin, como proceso que requiere el
fortalecimiento de lo propio (la identidad, la autoestima, los
conocimientos/saberes cientfico-culturales), el precursor necesario
al respeto y a una inter-relacin ms equitativa. Aunque desde
enfoques relacionados pero distintos, el movimiento indgena ha
venido en los ltimos aos enfatizando el fortalecimiento de lo
propio y particular, tanto en el campo identitario (pueblos y
nacionalidades, por ejemplo) como en los campos polticos y jurdicos
(la autonoma, circunscripciones territoriales, administracin de la
justicia, derechos de la propiedad intelectual). Similarmente,
grupos afroecuatorianos han organizado sus interpretaciones sobre
la aplicacin de los derechos colectivos afro y el ordenamiento
territorial (en comarcas y palenques) dentro de dos borradores de
ley. Al enfatizar lo propio es paso necesario dentro de los
procesos de decolonizar el cuerpo como tambin la mente, procesos
que son centrales a la interculturalidad. No obstante, una
sobre-valoracin de lo propio, algo que a veces si suele ocurrir,
puede contribuir a etnocentrismos e impulsar mayor divisiones y
separaciones. Adems, a veces sirve para ocultar las actitudes y
prcticas racializadas y discriminadores al interior de los
movimientos y las organizaciones, un punto que varios lderes
afroecuatorianos han mencionado, por ejemplo en torno a alianzas
negras-indgenas. Estas alianzas entre pueblos histricamente
subalternizados, establecidas en los 90s por las organizaciones
nacionales, el Consejo Nacional de Planificacin y Desarrollo de los
Pueblos Indgenas y Negros- CONPLADEIN (institucin estatal en las
manos de las organizaciones indgenas y negras nacionales) y en su
brazo tcnico Prodepine (financiado por el Banco Mundial y FIDA con
un presupuesto de 50 millones de dlares), tenan como meta
consolidar la oposicin con miras a mejorar las condiciones
econmicas, sociales y polticas e interculturalizar las
instituciones y estructuras estatales. En 1998 tendencias que
algunos lderes han llamado etnocentristas e indianistas, rompieron
con los afroecuatorianos y lograron por medio de un decreto
presidencial, restructurar el CONPLADEIN en CODENPE- el Consejo de
Desarrollo de Pueblos y Nacionalidades Indgenas, dejando afuera a
las organizaciones y los pueblos afroecuatorianos. Al justificar
esta exclusin, algunos dirigentes indgenas culpan a los negros el
de siempre recoger las experiencias de los pueblos indgenas, buscar
el lucro, y aprovecharse de la fuerza organizativa, social y
poltica de los indgenas. En
-
15
cambio, lderes afroecuatorianos sealan el racismo, el
etnocentrismo e intereses que tnicamente pueden figurar como
obstculos para la organizacin y oposicin compartida; prcticas e
intereses que al parecer, reproducen jerarquas raciales y legados
coloniales. Lo que nos interesa sealar aqu es la manera en que la
interculturalidad aparece como problema y tarea de los otros y no
de uno, apuntando caminos y procesos tnicamente separados,
dirigidos en una manera u otra al binarismo y la polarizacin:
blanco-mestizo / indgena o negro. Ubicar y destinar la
interculturalidad a la esfera de lo particular y a la vez
presentarlo como problema blanco-mestizo es cada vez ms evidente
entre algunas tendencias indgenas, especialmente desde que la
poltica estatal se ha preocupado con lo multi-pluricultural. Esta
tendencia que hace cada vez ms difcil las alianzas, se evidencia en
los comentarios del actual director nacional de la educacin
intercultural bilinge18:
Lo de la interculturalidad es un asunto que est en la
Constitucin, por lo que para m, este no es problema de leyes. La
interculturalidad funcionar en cuanto fortalezcamos la autoestima
de los pueblos indgenas, en cuanto fortalezcamos nuestra propia
capacidad de gestin, no es pues una cuestin de leyes, ni de
seminarios, ni de foros, ni de proyectos. Ms bien para la educacin
bilinge ha sido un poco negativo en las diferentes provincias,
porque han cogido esta palabra de la interculturalidad y la han
manipulado, pensando que tiene que ser profesores hispanohablantes
para comunidades indgenas, pues eso es la interculturalidad y se
han dado nombramientos a gente que no saben nada con este pretexto.
Yo veo que los hispanohablantes estn usando este asunto de la
interculturalidad para seguir justificando su actuacin, a cuenta de
que dicen como los indios van a aislarse, como los indios van a
tener sus propias instituciones o sus propias leyes Es un problema
ms bien prctico, debemos fortalecernos nosotros y slo cuando
nuestra fuerza influya respeto nos respetarn. Cuando se trata de la
cuestin cultural, todos estn de acuerdo con la interculturalidad
pero cuando se trata de asuntos econmicos, polticos toda esta gente
que estn hablando de interculturalidad y que le afectan en sus
intereses, entonces no llegan. Este asunto de racismo insisto se
terminar en el momento en que nosotros que hagamos respetaras que
la interculturalidad funciona en cuanto nos hacemos respetar, una
buena gestin, una buena autoridad.
En forma similar, la construccin de sentidos no-indgenas y
no-negros refleja un supuesto orientando y adjudicado a los pueblos
indgenas, es decir, una nocin generalizada que asocia la
interculturalidad con los indgenas, y menos frecuentemente (por el
problema histrico de la invisibilizacin), con los negros. Otra vez
se hace pensar la interculturalidad como problema tnico (o culpa
tnica), a partir del binarismo y como asunto que principalmente
depende de la voluntad grupal. En este mbito actual, la construccin
de un universalismo plural e incluyente por parte de todos los
sectores de la sociedad y que incluya el reconocimiento de lo
compartido como tambin el legado
18 Entrevista con Luis Montaluisa, Director de la Direccin
Nacional de Educacin Intercultural Bilinge-DINEIB.
-
16
colonial, parece ser tarea sin posibilidades mayores para
realizarse por lo menos en el futuro cercano. Pero a pesar de la
real dificultad en pensar la interculturalidad ampliamente dentro
del mbito nacional (problema que, como hemos sealado, no es slo
local sino parte de los diseos globales), se ha venido
desarrollando en los ltimos aos esfuerzos desde los actores
sociales indgenas y afroecuatorianos que abren nuevos horizontes de
prcticas posibles. Estas prcticas forman parte de un nuevo
paradigma y proyecto social, poltico y epistemolgico de
interculturalizar en pleno desarrollo y realizacin. La
interculturalidad como paradigma y proyecto social, poltico y
epistemolgico. Horizontes y prcticas posibles La interculturalidad
ha llevado, por lo menos en el Ecuador y entre los actores
sociales, un significado contra-hegemnico y de transformacin, tanto
de las relaciones sociales entre los diversos sectores que
constituyen el pas como de las estructuras e instituciones pblicas.
Aunque todava existen grandes limitaciones en termino de la
aplicacin de este principio y en los consensos de cmo concretamente
promoverla, evidenciado en la seccin anterior, el caracter poltico
y social de la interculturalidad permanece necesario y evidente. Ms
que un hecho, una sustancia concreta, observable y de posible
validacin, o algo por alcanzarse en un corto tiempo (una reunin,
una mesa de dilogo, un encuentro, etc.), la interculturalidad es un
proceso de largo alcance. Por eso creo que es mejor hablar de un
proyecto de interculturalizar en vez de la interculturalidad en s.
Un ejemplo concreto se encuentra en las experiencias de los poderes
locales alternativos (alcadas indgenas) donde, a partir de la
construccin de nuevas estructuras e instancias de participacin ms
inclusiva a nivel parroquial, municipal y cantonal, un proyecto de
interculturalizar est en pleno desarrollo y ejecucin. Las
experiencias de Cotacachi y Saquisil desde 1996, Guamote desde 1992
y Otavalo ms recientemente han ganado reconocimiento tanto a nivel
nacional como internacional19. Pero como los movimientos indgenas y
negras ha venido sealando ltimamente, el ejercicio y significacin
de la interculturalidad no est limitado al campo poltico o a la
estructura estatal (centralizada o descentralizada). Adems, sus
luchas no son simplemente luchas identitarias sino cognitivas,
entre posiciones hegemnicas y subalternas relacionadas a diversas
formas de producir y aplicar el conocimiento. Por eso, una manera
distinta de concebir la interculturalidad es en torno al campo
epistemlogico, es decir, en relacin al conocimiento, o
conocimientos en plural. El diputado mestizo y (ex) vicepresidente
de la Comisin de Asuntos Indgenas del Congreso Nacional Henry
Llanes hizo referencia a esta conceptualizacin en una
entrevista:
19 Ver, por ejemplo, Luz del Carmen Montoya, Las polticas
culturales: Heramientos de desarrollo local. El caso de Cotacachi
Ecuador, Tesis de Maestra Universidad Andina Simn Bolvar, 2001, Red
Interamericana Agicultura y Democracia, Organizaciones campesinas e
indgenas y poderes locales, Quito, Abya Yala, 1999; Fernando Garca
(coordinador), Las sociedades interculturales: un desafo para el
Siglo XXI, Quito, FLACSO, 2001.
-
17
[La interculturalidad] es uno de los aspectos claves que
permitira al pas desarrollarse integralmente. Primero, desarrollar
un pensamiento mucho ms diversificado, dosificado, porque en el
Ecuador puede recoger lenguajes, las diferentes culturas, su
cosmovisin histrica, las diferentes culturas lo que se da en su
cotidianidad como experiencias en los procesos productivosLas
diferentes ramas de las ciencias sociales se pueden enriquecer con
esta diversidad cultural que tiene el Ecuador. Entonces ah existe
un potencial en cuanto al desarrollo del conocimiento.
La interculturalidad desde esta significacin est pensada como
prctica contrahegemnica, enfocada en revertir la designacin
(promovida como parte del proyecto de la modernidad) de algunos
conocimientos como legtimos y universales y la relegacin de otros,
especialmente aquellos relacionados con la naturaleza, el
territorio, y la ancestraliad, al espacio local de saberes, folklor
o del mundo de la vida. Hace ver la existencia de una diferencia no
slo cultural y colonial sino y como anota Mignolo (2000a, 2000b),
epistmica. La reconstruccin de procesos sociopolticos en base a
esta diferencia epistmica que ha subalternizado y negado los
conocimientos propios de los afrodesciendientes, y que ha relegado
estos conocimientos y a ellos mismos a la invisibilidad y a lo
no-moderno es lo que viene haciendo las organizaciones de Proceso
de Comunidades Negras y el Consejo Regional de Palenques en el
norte de Esmeraldas en torno al ordenamiento territorial y la
conservacin ambiental. Como explica el lder intelectual
afroesmeraldeo Juan Garca20, esos esfuerzos en parte han venido
desarrollndose como respuesta a la invasin en la zona del norte de
Esmeraldas por parte de conservacionistas y gente de ONGs y del
Estado con sus discursos de la biodiversidad que negaba los
conocimientos propios.
[Desde all] nace un movimiento de comunidades negras que
pretende ordenar, conservar y ordenar la tierra, recuperar el poder
que tena sobre la tierra, usar exactamente lo que antes se nos haba
dicho que era malo, los conocimientos que nos haban dicho que no
eran conocimientos, a organizarnos en palenques, a construir una
propuesta poltica de organizacin, a desaprender lo aprendido y
reaprender lo propio a partir de las experiencias, las luchas, la
oralidad.
Los conocimientos que se comparten y se construyen dentro de
estos procesos no pueden ser simplemente caracterizados como
ancestrales/tradicionales o como subalternos porque no estn
congelados en un pasado utopico-ideal, sino construidos en el
presente, a partir de interpretaciones y reinvenciones de una
memoria histrica ubicada en subjetividades, espacios y lugares que
encuentran su sentido en la actualidad. Proceden de la articulacin,
relacin y negociacin de varias formas heterogneas y plurales de
pensar-saber, articulaciones y negociaciones que, como cualquier
encuentro entre culturas, se caracterizan por conflictos,
ambigedades, contradicciones y asimetras. Y por eso, requiere un
interculturalizar epistmico que relaciona conocimientos desde la
posicionalidad y lugar afroecuatoriano, y ms especfico an, desde la
afroesmeraldeidad. 20 Ver Walsh y Garca 2002, como tambin los
textos de Escobar (1998; 1999) sobre procesos simialares en el Sur
Pacfico colombiano.
-
18
La diferencia epistmica como marcador de la subjetividad
poltica, tambin se encuentra en propuestas y acciones recientes del
movimiento indgena. Un ejemplo que ya tiene varios aos de aplicacin
es lo de Jambi Huasi en Otavalo; una casa de salud que se basa en
los conocimientos tanto de la medicina tradicional indgena como la
medicina occidental y donde los medicos y yachags o shamanes
trabajan en coordinacin y colaboracin. Un segundo ejemplo ms
reciente es la Universidad Intercultural de las Nacionalidades y
Pueblos Indgenas (UINPI), un esfuerzo del movimiento por extender
su iniciativa ms all de la esfera de la oposicin poltica,
conjugando sta con una produccin y difusin estratgicas del
conocimiento de forma ms explicita y organizada. Como indica se
descripcin:
No se trata de producir una institucin ms que replique las
relaciones de poder existentes en la sociedad, y en la que lo
indgena sea un aspecto circunstancial o formal en la currcula
acadmica. No se trata tampoco de inventar un espacio de saber
reservado solamente para los indgenas, y en el cual los contenidos
fundamentales reproduzcan los criterios de verdad del poder, pero
esta vez disfrazados de contenidos indgenas. La creacin de la
Universidad Intercultural no significa en absoluta la parcelacin de
la ciencia en una ciencia indgena y otra no indgena. Significa la
oportunidad de emprender un dilogo terico desde la
interculturalidad. Significa la construccin de nuevos marcos
conceptuales, analticos, tericos, en los cuales se vayan generando
nuevos conceptos, nuevas categoras, nuevos nociones, bajo el marco
de la interculturalidad y la comprensin de la alteridad (ICCI 2000,
6-7).
Esta propuesta refleja la necesidad de promover procesos de
traduccin recproca de conocimientos en lo plural (Vera 1997). Pero
su objetivo no es una mezcla o hibridacin de formas de
conocimiento, como tampoco una forma de inventar el mejor de dos
mundos posibles. Ms bien representa la construccin de nuevos marcos
epistemolgicos que incorporen, negocien e interculturalizan ambos
conocimientos, el indgena y el occidentalizado (y sus bases tericas
como experienciales), considerando siempre fundamentales la
colonialidad y occidentalizacin a la que han estado sometidos.
Para la UINPI, al trabajar desde la interculturalidad como nuevo
paradigma epistmico implica la articulacin de cinco elementos o
visiones que son centrales a la epistemologa indgena. La primera es
la visin del conflicto, lo que implica la construccin y valoracin
de los pueblos indgenas a travs de los levantamientos y
movilizaciones, dilogos, confrontaciones con el poder y los
levantamientos a travs de los cuales estos han hecho valer sus
propuestas. La segunda es ligada al desarrollo de las lenguas
indgenas para potencializar la creacin de conocimiento a partir de
ellas. Una tercera tiene que ver con la valoracin de la diferencia
tanto cultural como epistmica, puesto que en el centro del debate
estn los seres humanos, no como objetos de estudio sino como
sujetos y creadores de conocimiento. La cuarta visin es el
fortalecimiento de la identidad cultural como proceso de
construccin permanente y al frente de la
-
19
colonizacin inclusive mental. Finalmente, se encuentra la
interculturalidad cientfica o epistmica, la interrelacin de los
saberes de las culturas originarias con los saberes de las culturas
denominadas universales en la cual se basa el currculo (Ramirez
2001).
Como proyecto a la vez poltico y epistmico impulsado desde el
movimiento indigena, la UINPI desafa los cercados
acadmicos-institucionales como tambin las fronteras epistemolgicas
siempre atravesadas por relaciones de poder y que limitan los
estudios al conocimiento occidental-universal-liberal. Es decir, al
reconocer la diversidad epistmica y trabajar con ella, as tambin
reconociendo y confrontando la violencia epistmica-colonial, la
UINPI crea un modelo estratgico de lucha y de educacin que parte de
la (re)articulacin de subjetividades polticas y diferencia
epistmica colonial, de la problemtica poltica del conocimiento y de
sus imbricaciones con la interculturalidad; esencialmente al
entender la interculturalidad como proyecto poltico, social,
epistmico. A pensar y usar la interculturalidad epistmicamente, los
movimientos indigena y afro estn desafiando y reinventando
interpretaciones que en su uso dominante, carecen de politicidad y
pretenden ocultar la colonialidad de poder. Es a la vez, de
deconstruir y reconstruir crticamente el significado del trmino; en
efecto hacer resaltar el sentido como espacio, negociacin, relacin
y pensamiento fronterizo. En este espacio fronterizo de relacin y
negociacin se construyen y emergen nuevos conocimientos, sentidos,
prcticas y acciones que desafan el poder-saber dominante y empiezan
a filtrarse en l. Por eso, podemos hablar de un accionar epistmico,
es decir de un interculturalizar epistemolgico que construye nuevos
criterios de razn y verdad (epistemes) y nuevas condiciones de
saber que no pueden ser catalogadas estticamente, y cuyos impactos
y efectos estn empezando a extenderse ms all de la esfera poltica.
Se refiere a estos procesos y actividades del pensar que igual a
sus pensadores, se muevan entre lo local y lo global, entre el
pasado (reinventado) y el presente, y como movimiento tnico, social
y poltico de oposicin, entre varias espacialidades y frentes. Al
concluir, las palabras de Virgilio Hernndez21, activista de los
movimientos sociales, hace claro la tarea:
Un elemento central de la interculturalidad es asumir la
perspectiva del futuro, es asumir que esta generacin sola tiene la
posibilidad de disponer de unos recursos, que no solo son para
consumo de esta generacin, sino para las generaciones que estn por
venir, eso no se puede hacer con la lgica depredadora actual. Eso
requiere una visin renovada fresca, que es la que aporta la
interculturalidad, que es volver a asumir para todos los
ecuatorianos, la tierra como madre, pero como madre no solo de los
que ahora nacemos, de los que ahora vivimos, sino como madre de
todos los pueblos que van a venir en adelante. La interculturalidad
es simplemente la posibilidad de una vida de un proyecto distinto.
La posibilidad de un proyecto alternativo que cuestiona
profundamente la lgica irracional instrumental del capitalismo que
en este momento vivimos.
21 Entrevista marzo 1999.
-
20
-
21
Referencias Alvarez, Sonia, Dagnino, Evelina. y Escobar, Arturo.
1998. Introduction: The cultural
and the political in Latin American social movements, Cultures
of Politics. Politics of Cultures, editado por Sonia Alvarez,
Evelina Dagnino y Arturo Escobar.Boulder, Colorado; Westview
Press.
Butler, Judith. 2000. Competing Universalisms. En Contingency,
Hegemony, and Universality, por Judith Butler, Ernesto Laclau y
Slavoj Zizek. London: Verso.
Castro-Gmez, Santiago. 2000. Teora tradicional y teora crtica de
la cultura, en La restructuracin de las ciencias sociales en Amrica
Latina, editado por S. Castro-Gmez. Bogot: Centro Editorial
Javeriano, 93-108.
Castro-Gmez, Santiago y Guardiola, Oscar. 2001. El Plan
Colombia, o cmo una historia local se convierte en diseo local.
Nueva Sociedad 175, 110-120.
CONAIE. 1997. Proyecto Poltico de la CONAIE. Quito: CONAIE.
Coronil, Fernando. 2000. Naturaleza del poscolonialismo: del
eurocentrismo al
globocentrismo. En La colonialidad del saber: eurocentrismo y
ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanoas, compilado por
Edgardo Lander. Buenos Aires: CLACSO.
Dagnino, Evelina. 2001. Cultura, ciudadana y democracia: los
discursos y practicas cambiantes de la izquierda latinoamericana,
en Poltica cultural y cultura poltica. Una nueva mirada sobre los
movimientos sociales latinoamericanos, editado por Arturo Escobar,
Sonia Alvarez y Evelina Dagnino. Buenos Aires: Aguilar, Altea,
Taurus, Alfaguara, 51-85.
De la Cruz, Rodrigo. 2001. Necesidades y expectativas de
proteccin legal de los titulares del conocimiento tradicional en el
Ecuador, Ponencia presentada en el Seminario Nacional de la OMPI
sobre Propiedad intelectual, conocimientos tradicionales y recursis
genticos, 8-9 de noviembre.
Daz-Polanco, Hector. 1998. Autodeterminacin, autonoma y
liberalismo, Autonoma Indgenas. Diversidad de culturas, igualdad de
derechos. Serie 6 Aportes para el debate. Quito: ALAI, 3-10.
Escobar, Arturo. 1998. Whose knowledge, Whose nature?
Biodiversity, Conservation, and the Political Ecology of Social
Movements, Journal of Political Ecology 5: 53-81.
Escobar, Arturo. 1999. El final del salvaje. Naturaleza, cultura
y poltica en la antropologa contempornea. Bogot: CEREC.
Fanon, Frantz. 1967. Black skin, white masks. NY: Grove Press.
Garca, Fernando (coordinador). 2001. Las sociedades
interculturales: un desafo para el
Siglo XXI, Quito: FLACSO. Jameson, Frederick. 1996. Teora de la
modernidad. Madrid: Trotta. Jordan, G. y Weedon, Chris. 1995.
Cultural Politics: Class, Gender, Race and the
Postmodern World. Oxford, England: Blackwell. Hall, Stuart.
1997. Old and new identities, old and new ethnicities, en
Culture, globalization and the world system, editado por Anthony
King Minneapolis: University of Minnesota Press.
Hall, Stuart. 1992. Cultural Studies and its Theoretical
Legacies, en Cultural Studies,
-
22
editado por Lawrence Grosberg, Cary Nelson y Paula Treichler.
New York: Routledge, 277-294.
ICCI. 200a. La Universidad Intercultural. Boletn ICCI-RIMAI 19
(Quito: Instituto Cientfico de Culturas Indgenas): 4-9.
http://icci.nativeweb.org
Mignolo, Walter 2000a. Local Histories/Global Designs.
Coloniality, Subaltern Knowledges and Border Thinking. Princeton,
NJ: Princeton University Press.
Mignolo, Walter. 2000b. Diferencia colonial y razn
posoccidental. En La reestructuracin de las ciencias sociales en
Amrica Latina, editado por Santiago Castro-Gmez. Bogot: Centro
Editorial Javeriano, 3-28.
Montoya, Luz del Carmen, 2001. Las polticas culturales:
Heramientos de desarrollo local. El caso de Cotacachi, Ecuador,
Tesis de Maestra Universidad Andina Simn Bolvar, Quito.
Moore, Donald. 1997. Remapping Resitance. Ground for struggle
and the politics of place. En Geografies of Resistance, editado por
Steve Pile y Michael Keith. London: Routledge.
Quijano, Anbal. 1999. Colonialidad del poder, cultura y
conocimiento en Amrica Latina. En Pensar (en) los intersticios.
Teora y prctica de la crtica poscolonial, editado por Santiago
Castro-Gmez, Oscar Guariola-Rivera, Carmen Milln de Benavides.
Santaf de Bogot: Coleccin Pensar/Centro Editorial Javeriano:
99-109.
Ramrez, Angel. 2001. Comentarios inditos presentados en el
Seminario Conocimiento y Descolonizacin Intelectual, Universidad
Andina Simn Bolvar, Quito, 11 de junio.
Ramn, Galo. 1998. Avances en la propuesta del pas plurinacional,
en Aportes al tema de los derechos indgenas, mesa de concertacin
sobre las propuestas del movimiento indgena. Quito, 48-64.
Red Interamericana Agicultura y Democracia. 1999. Organizaciones
campesinas e indgenas y poderes locales, Quito: Abya Yala.
Smith, Linda Tuhiwai. 1999. Decolonizing Methodologies. Research
and Indigenous Peoples. London: Zed Books.
Vera Herrera, Ramn. 1997. La noche estrellada. (La formacin de
constelaciones de saber), Chiapas 5: 75-95.
Viteri Gualinga, Carlos. 2000. Para avanzar. Hoy, 6 de
febrero:8. Wallerstein, Immanuel. 1999. La cultura como campo de
batalla idelgico del sistema-
mundo moderno. En Pensar (en) los intersticios. Teora y prctica
de la crtica poscolonial, editado por Santiago Castro-Gmez, Oscar
Guariola-Rivera, Carmen Milln de Benavides. Santaf de Bogot:
Coleccin Pensar/Centro Editorial Javeriano, 163-182.
Walsh, Catherine. 1994 . El desarrollo sociopoltico de la
educacin intercultural bilinge en el Ecuador, Pueblos Indgenas y
Educacin 31-32: 99-164.
Walsh, Catherine. 1999. La interculturalidad en el Ecuador:
Visin, principio y estrategia indgena para un nuevo pas,
Identidades (Quito: Convenio Andrs Bello) 20, 133-142.
Walsh, Catherine. 2000. [Interculturalidad] Polticas y
significados conflictivos. Nueva Sociedad 165, enero-febrero:
121-133. Walsh, Catherine. 2001. The Ecuadorian Political
Irruption: Uprisings, Coups,
-
23
Rebellions, and Democracy, Nepantla. Views from South, 2.1,
173-204. Walsh, Catherine. 2002. The (Re)Articulation of Political
Subjectivities and Colonial
Difference in Ecuador. Reflections on Capitalism and the
Geopolitics of Knowledge. Nepantla. Views from South, 3.1.
Walsh, Catherine y Garca, Juan. 2002. El pensar del emergente
movimiento afroecuatoriano. Reflexiones (des)de un proceso, en
Prcticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder, editado
por Daniel Mato. Buenos Aires: CLACSO. Zizek, Slavoj. 1997.
Multiculturalism, Or, the Cultural Logic of Multinational
Capitalism, New Left Review 225: 29-49.