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De la familia a la red de sociabilidad
Michel Bertrand
Revista Mexicana de Sociologa, Vol. 61, No. 2. (Apr. - Jun.,
1999), pp. 107-135.
Stable
URL:http://links.jstor.org/sici?sici=0188-2503%28199904%2F06%2961%3A2%3C107%3ADLFALR%3E2.0.CO%3B2-L
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http://www.jstor.orgTue Aug 14 12:39:02 2007
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De la familia a la red de sociabilidad1
MICHEL BERTRAND*
Kesumeri: Desde el novedoso y reciente paradigma Abstract: From
the recent, novel flaradigm (fthe del anlisis microhistBrico de las
"redes sociales" micro-hislorical analysis qf' "social network~, "
a n -que supera lanto al tradicional anlisis de las improuemenl on
both the traditional analysis o/' "/arnilins" como a la
apr.v.uimnci(jn simfllemenle ',Tumilies" and the@rely
proscyjographyc a p p ~ ~ a c h , tl~is pl.sol,oaca-, este ensayo
intenta explicar el rol essay attemflts tu explain the essential
roe$iayed by the esencial desenij~earlo por los (!/i'ciales de
,finanzas finan,ce qflcers of seuenteenth and eighteenth renhiry de
la Nueua Esfla7ia en los siglos KV[/ y xb711, asi corno .Ve, Spain,
as well as the cornpex transf~rmalions las transfirwzaciones
complejas s u f i i d a ~ For ese undmgone by this saine slratum
wilhin thc riera11 mismo est~atv en el entramado global de la cuniu
de framework ~fthis cume i n the history oJ'New Spain. esa misma
historia novohispana.
Palabras clave: redes sociales, lites polticas novohispai~as,
microhistori, redes faiililiares kji roord~:social nehvoi-ks,
political elites in Neitj Spaiii, rnicro history, family
iietworks.
A MODO DE INTRODUCCIN, quizs no sea intil precisar lo que ha
llevado a un historiador de la sociedad colonial de la Nueva Espaa
a recurrir a un planteamiento en trminos de redes cuando sus
reflexiones iniciales no lo haban llevado en esta direccin en
especial. El proyecto original era un estudio segn los criterios y
el decurso de la prosopografa rns tradicional, metodologa in-
ventada hace un siglo por los historiadores anglosajones y aplicada
sobre todo para el estudio de las i~lstitucioiies del imperio r o m
a n ~ . ~ Este tipo de enfoque histrico se define a travs de tres
piintos netod do lgicos bsico^.^ Lo primero que se propone u11
anlisis de esta ndole esjuritar datos biogrficos de individuos que
conforman un
La reflexin metodolgica propuesta aqu ha sido en parte
coiiducida en el marco de 1111grupo de trabajo albergado por
1M.S.1-1. en Pars bajo el nombre de "grupo red" y que debe
clesembocar eii u i ~ a piiblicacin colectiva ms extensa. La
reflexin se iiutri de encuentros regulares orgaiiizados desde enero
de 1997 y se ha beiieficiado de crticas, obsen~aciones y
sugerencias amistosas de sus miem- b r o ~ ,en particular de Lis de
J. P. Dedieu, Z. Moutoiiliias y J. Poloni-Simard.
" Dirigir correspondeiicia a Utiiversite de 'Toiiloiise. 11. Le
Mirail. Maisoii de la l
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108 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A,N ~ J M .2, VOL. 61,
ABRIL-JIlNIO DE 1999
grupo social ficilmente identificable. Dicho de otro niodo, la
prosopografa se apli- c tradicionalmente al estudio de conjiintos
sociales coherentes, teniendo eil cuen- ta que los individuos qiie
los compona11 compartan por lo menos varios caracteres de
identidad, tales coino actividad profesioilal, estatuto o rango
social y respoiisabi-lidad poltico-administrativa. Ile iiianera que
la prosopog~afa no es sino u11 medio que permite constituir
colecciones de personajes a partir de sus datos biogr'f a icos. En
un segundo tienipo, la prosopografa se propone medir, contar,
sumar, restar o comparar los caracteres exteriores que sirvieron
para identificar a los miembros del grupo estudiado, con el
propsito de dibujar su perfil comn, as como su compor- tamiento
socioprofesioiial. Este objetivo supone por lo tanto la existencia
y la iden- tificacin de un grupo de individuos que, a pf-iori,
pueda encajar con la aplicacin del mtodo definido con anterioridad.
Esta necesidad imperativa signific qiie la prosopografa se aplicara
ante todo a cuerpos de funcionarios administrativos fci- les de
identificar por su fuerte cohesin e identidad de carcter
profesional, as como por la abiiridancia de fuentes disponibles
relacionadas con este tipo de indivi- duos.
En este sentido, y siguiendo en ello las reglas del
planteamiento prosopogrfico, se trata para nosotros, una vez
identificado el corpus -los filncionarios de finanzas de la
administracin colonial que hubieran ejercido el cargo en la Nueva
Espaa entre 1660 y 1780,4 o sea, 300 individuos-, de reconstruir su
funcionamiento inter- no, sobre todo en lo que atae a su dimensin
profesional. Fue as conio, en parti- cular, se hizo posible
circunscribir las etapas de la ubicacin progresiva de una "ca-
rrera administrativa" en el marco de los servicios de finanzas del
Estado colonial hispanoamericano en el transcurso del siglo X V I I
I . ~Esta transformacin se traduca en particular en la introduccin
de nuevas formas de recliitamiento -desaparicin rpida de la
venalidad de los cargos, mucho ms precoz de lo qiie admitan eii ge-
neral los estudios anteriores-, insistencia sobre la
proiesioiializacin de los fiin- cionarios o tambin tendencia a
regular la especializacin administrativa. En otros trminos, este
estudio permita encontrar, aunque precisando y redisefiando la cro-
nologa, la famosa reforma del aparto de Estado colonial en Amrica
en el trans- curso del siglo xv11i.
No obstante, este primer planteamiento estrictamente
prosopogrAfico 110 permi-ta comprender la importancia ni sobre todo
la permanencia de los bloqueos y de las disfuncioiies de un sector
administrativo que conservaba sin embargo toda la atencin
periodo elegido corresponde a la fase preparatoria de las
grandes reformas administrativas impuestas a partir de los aiios
1780 con la iniplaritacin de las Iiiteildeiicias y que sigilifica
una acusacin profunda del lugar ocupado en el aparato
admiiiistrativo por el grupo de los f~iilcionarios de finanzas. A
travs de esta croiiologa, que rompe con la periodizaciii
tradicioiialmeiite aceptada en este terreno, se trataba de poner a
prueba la validez del esquema que hace comenzar el reformismo de
los Borboiies en Amrica con el reino de Carlos 111. M. Burkholder y
D. Chaiidler, De la imlotencia a la auioridad, la corona eslaola y
las audiencias en Amrica, 1687-1808, Fondo de Cultura Ecoilmica,
Mxico, 1984, 478 pp.
.;' M. Bertraiid, Grandeu? el misrres dc ll(JJ"ice,les
(~//iciers de,/il~ances de hiouuclle-E.rpagne, 16601 780,
Publicatioiis de la Sorboi~ne, Pars, 1999, 430 pp.
"1
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109 DE ~4 FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
de la administracin metropolitana. Subrayaba, por el contrario,
el desfase existen- te entre la poltica de volver a tomar en la
mano el mundo colonial conducido desde la metrpoli y su ubicacin en
el universo pertinente. Pona de manifiesto, en par- ticular, la
aniquilacin de toda una cara de esta poltica reformadora,
centralizadora y autoritaria fundada en especial en la eleccin de
funcionarios exteriores en el entorno local con el fin de
garantizar su fidelidad. La constatacin de numerosos abiisos de los
que esos funcionarios se declaraban culpables, no obstante haber
sido reclutados de acuerdo con criterios ca&a vez ins precisos
y rigurosos, llevaba a plan- tearse la pregunta de su integracin en
la sociedad local. Este desfase entre una norma colonial que quera
ser cada vez ms rigurosa y una prctica administrativa que no se
modificaba ins que muy lentamente,6 es lo que llev a interrogarse
sobre los modos de sociabilidad de esos inmigrantes de la poca
colonial recurriendo a nuevos enfoques que seguan las evoluciones
de los estudios prosopogrficos reali- zados desde hace unos aos.
Esta evolucin metodolgica es lo que qiiisiramos volver a trazar
aqu, subrayando sucesivamente los conceptos utilizados, as como las
fuentes disponibles para el historiador americnista con el fin de
asegurarle su puesta en prctica.
Resumiendo estas evoluciones, se puede decir que la prosopografa
11a ido cada vez ms hacia tina importante diversificacin de su
aplicacin.7 Por una parte, estos traba- jos qiie recurren
sistemticamente a la herramienta informtica, han puesto el nfasis
en estudiar grupos cadavez ms numerososy diverso^.^ Por otra parte,
y de manera un poco contradictoria, ha surgido tambin una nueva
preocupacin por integrar al an- lisis prosopogrfico ima diinerisin
de corte cualitativo.' Esta ltima evolucin es la que G. Levy
caracteriz como "prosopografa generalizada". Su aplicacin
correspon-
"ituacin perfectamente expresada en el ttulo del trabajo de L.
K. Sal\ucci, "Costumbres viejas, homhres niievoi, Jos de Glvrz y la
b~irocracia fiscal novohisparia (17541800) ", Hi~toria Mexicana,
iim. 130, vol. 32/2, pp. 225-264.
Para un aillisis ms desarrollado de estas evoluciones, vase M.
Bertraiid, "Grupos cle poder en la Nueva Espatia: los oficiales
reales de la Real 1-Iacieiida", en M. Menegus Bornemaii (comp.),
Uniriersidud y sociecic~(1en el ~ig.10xvlfr, cEStl-LiN~\%f,Mxico,
eil prensa.
El proyecto Persoiial Administrativo y Poltico Espatiol eii el
siglo xvrrr (pAp17,) coordiiiado por J. P. Dedieu
(M.P.I./Uiiiversiciad de Burdeos 3), J. L. Castellano (Universidad
de Grailacla) y M. V. Lpez Cordii (Uiiiversidad Compluteiise de
Madrid), coiistituye una ilustraciii de esta teiidencia. Los dos
simposios orgaiiizados a esta luz ha11 dado lugar a la piiblicacin:
J. L. Castellano (comp.), Sociedad, adrninistmcin y poder en la
Esparia del Ant ig~o Eginzen, Uiiiversidad de Granada/DiputaciGii
Proviricial de Granada, Grailada, 1996; el segundo volumeii est por
aparecer. Por ltimo, este mismo eqiiipo ha organizado un semiiiario
e11 el marco de los cursos de verano de 1a Uiiiversidad
Compluteiise de Madrid eii El Escorial coi1 el ttulo "Espala
1750-1850: una transiciii descoiiocida", coordiiiado porJ. P.
Dedie~i y M. T. Navas, agosto de 1997. 9.L. Castellano y J. P.
Dedieii (coords.), Kseaux, jamilles el p.uvoCrs duns le monde
ibbique c? Lc~,fin de L'Ancien Rgime, Col. Amriqiies-Pays
Iberiques, CNRs Sditioils, Pars, 1998.
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110 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A,NUM. 2, VOL. 61, ABRIL-JLJNIO
DE 1999
dera al estudio de grupos sociales que no tienen necesariamente
una definicin o un estatuto social jurdicamente definido o una
delimitacin clara para el observa- dor exterior. Sii ambicin sera
entonces tomar en cuenta aspectos difciles de medir con un mtodo
estrictamente estadstico, pero muy importantes para la identifica-
cin de todo grupo social. Dicho de otro modo, el anlisis
prosopogrfico tal y coino se desarrolla hoy rio se limita a siis
preocupaciones tradicionales. Sin abaridoriar necesariamente la
atencin puesta en la identificacin de los caracteres exteriores
capaces de caracterizar a un giupo social, tambin aparece la
necesidad de tornar en cuenta las ausencias o la desigual aparicin
de algunos otros caracteres que vie- nen entonces a ser, por estas
mismas razones, significativos. Por otra parte, esta evo- lucin
subraya la preocupacin por no limitarse a la reconstruccin de
grupos socia- les que tengan necesariamente una estricta
coriformacin socioprofesional, jurdica o adiniriistrativa. De la
misma forma, son estas inismas preocupaciones las que se
manifiestan cuando se intenta identificar las etapas, no slo de una
vida profesional "iiormal" -o sea, la ms frecuente dentro del grupo
escogido-, sino tambin aque- llos comportamiei~tos que aparecen
como excepcionales dentro del grupo consi- derado. Esta atencin
prestada a diversos aspectos de tipo cualitativo y hasta aparen-
temente marginales o secundarios, permite ofrecer una visin ms
completa de la complejidad que caracteriza toda realidad social. En
ltima instancia, este enfoque metodolgico significa abandonar la
definicin de un grupo social a partir de crite- rios
excliisivamente estructurales -ya sean jurdicos, admiriistrativos,
econmicos o profesioriales- y reintrodiicir e11 el anlisis al actor
social. Por lo tanto, sin preten- der de ninguna niaiiera negar la
realidad de estas estructuras y la importancia que puedan
desenipeiiai; lo que viene a constituir el centro de este
planteamiento sor1 los procesos de dinamismo social que se
manifiestan a travs de los cambios que afectan a un grupo social en
funcin de los disti~ltos coritextos en los que se encuen- tran
involucrados sus miembros y del anlisis, necesariamente parcial,
que estos mismos actores hacen de ellos. Ms all, lo que pretende
perseguir el historiador es la capacidad de los miembros de un
grupo social de actuar sin someterse siempre y en todo momento a lo
que siiporidran las normas impuestas por las estructuras."
La "prosopografa generalizada", as definida, viene entonces a
acercarse muy estrechamente a lo qiie los historiadores italianos
bautizaron como "microhistoria" y cuyos trabajos insisten
precisamente en el inters fundamental, definido a travs del
paradigma del indicio, de lo que pareca hasta entonces, a partir de
plantea- mientos macrohistricos, poco significativo, anecdtico y
piintual." Como lo escri- bi G. Levy a propsito de lo que le llev a
interesarse en Giovan Battista, un exor- cista del pueblo piamonts
de Santena en el siglo XvIi:
l o S. Cerriiti, "La coristructioil des catkgories sociales",
eii J. Boutier y D. Julia (coords.), Passs mcon~koss,~hampsel
chantiers de l'hisloi?e, Autremeiit, Pars, 1995, pp. 224-234.
" Carlo Ginzlburg, "Signes, traces, pistes, Raciiies d'uii
paradigine de I'iiidice", Le Llbat, iirn. 6 , 1980.
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111 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDN) El tema de este libro
110 es iii una revuelta abierta ni una crisis definitiva, rii uiia
hereja profuiida ~ i i una innovacin coiimovedora, sino ms bien la
vida poltica, las relaciones sociales, las reglas econmicas, las
reacciones sociolgicas de uii pueblo normal que me permiten -o por
lo menos as lo espero- contar cuantas cosas iinportantes vemos
producirse cuaiido aparentemente no pasa nada. Son las estrategias
cotidianas de un fragmento del muiido campesino del siglo X ~ I
:por comparacin, sugieren temas y pro-blemas generales y sacar1 a
relucir algunas hiptesis que unavisiii lejana, merios micros-
cpica, nos ha acostiimbrado a aceptar [...] La documentacin se
apoyaba pues en los datos habituales que permiten recoristituir una
prosopografia ge~leralizada.'2
Esta vertiente social de la inicrohistoria italiana, definida
como una prosopografa generalizada, se alimenta de los
planteamientos desarrollados desde hace aos por la antropologa o la
sociologa antifuricionalistas, que desarrollaron sus reflexiones a
partir del llainado network analysis. Sin pretender ofrecer aqu una
presentacin exhaustiva de esta corriente muy fecunda de la
antropologa social desde los aos cincuenta y sesenta, cabe subrayar
la influencia decisiva de los trabajos de Frederik Barth sobre esta
corrieiite histoiiogi-fica. Sus reflexioiies sobre los modelos de
or- ganizacin social, su insistencia eii el papel de las
negociaciones entre los actores sociales, sobre si el papel
decisivo del contexto como realidad cambiante as coino su nivel de
anlisis deliberadamente realizado a nivel inicro constituyeran la
base terica,13 aunque escasamente desarrollada por ellos mismos, de
los microhisto- riadores.14 Otros de los inspiradores de los nuevos
planteamieritos metodolgi- cos propuestos por la nlicrohistoria
social se encuentran en los trabajos de aquellos antroplogos y
socilogos interesados en reflexionar sobre los modos de sociabili-
dad dentro de una sociedad y sii estrilctilraciti en trminos de red
s ~ c i l . ' ~ Sigiiien-do estos planteamientos abiertamente
antifuncionalistas, la nlicrohistoria social se
l 2 G. Levy, L,e pouvoir au vilkge, hhistoive d'un exovciste
dans le Pimont du XVIIime siicle, Bibliotheque des histoires,
Gllimard, Pars, 1989. 'v.Barth, h c c s s and,form in so~ial lije,
llolitledge aiid Kegaii Paul, Londres, 1981, 243 pp. Vase tambiii
el aiilisis crtico sobre las relacioiies maiiteiiidas por la
m,io-osloriaitaliaiia y F. Barth propuesto por P. A. ltoseiital,
"Coilstruire le inacro par le niicro, F. Barth et la
minr,storia",eiiJ. Ilevel (comp.),,/eux d'chclles, la m,i~t.anai~sc
il'exl~tientc,Col. EIautcs Etudes, Gallimarcl-Le Seuil, Pars, 1996,
pp. 141- 161.
Los diversos trabajos de estos historiadores italiaiios han dado
lugar a alguiios artculos programrticos al filial de los afios
seteiita, 1ii inayora piiblicados eii la revista Qziaderni Storici,
alguiios de ellos tradiicidos al fraiic-s eii la revista Le Dibal a
priiicipios de los afios ocheiita. Eiitre estos artculos destacaii:
E. Greiidi, "Micro-hialisi e storia sociale", Q t ~ a d n iSlorici,
nim. 35, 1977; Carlo Ginzbiirg y Carlo Poiii, "11 iiome e il come.
Mercato storiografico e scambio disiguale", Quudmi Sto~ici, nm. 40,
1979 (traducido el1 el iiin. 17 de Le Dbal eii 1981 bajo el ttulo
"La macro-histoire"). A estos traba- jos de tipo cieiitfico se
puede agregar la iiiteresarite entrevista aG. Levi realizada por C.
A. Aguirre Rojas y publicada eii Lo,/ornarla, eii la cual uiio de
los iiiiciadores de este proyecto lo sitiia eii el coiitexto
historiogrfico y poltico cle la Italia de los afios seteiita. '"
Uiia exceleiite apreciaciii de este pliiteamieiito est preseiitada
eti E. R. U'olf, B. Beiiedict, J.C. Mitcliell, J . Loiidoii, A. C.
M-ayer, 12. Fraiikeiiberg, Anlrofiolog-ia de Las sociedades
comfikjas. compilacin d e M. Baiitoii, Aliaiiza Editorial, Madrid,
1080, 162 pp. Los fuiidameiitos tericos d e estos plaiiteamieiitos
y su ~itilizaciii e11 un;i perspectiw histrica est11 aiializados
eii J. P. Dedieu y Z. Moiitorikis, "Approche de la thorie des
rseaux socia~ix", e11J. L. Castellano y J.P. Dedieu (coords.),
Keseaux, Jumilks el )ouvin.. ., ol,. cit, p. 7-30.
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112 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A, NM. 2, VOL. 61, ABRIL-JLJNIO
DE 1999
interesa entonces en la identificacin de las interacciones
sociales y en la recons- truccin de las relaciones establecidas
entre un grupo de actores que, a travs de sus relaciones sociales,
conforman una entidad social, aunque sta no corresponda
necesariamente a uria forma ritualizada de socializacin.
Estos nuevos planteamientos de historia social se han
beneficiado recientemente de un eco significativo, muy
especialmente en Francia, en torno a la revista de los Annales
E.S.C.. La publicacin de dos nmeros temticos de la revista que
proponen sucesi- vamente un anlisis crtico de la situacin de la
investigacin histrica y despus de nuems orieritaciones de
investigaciones sancionadas por la transformacin del nom- bre de la
revista, marca sin duda el punto de cristalizacin de esas
evoluciones enton- ces an en gestacin.'6 Tres obras vinieron en
seguida a confirmar la riqueza de estas proposiciones, en
particular en el terreno de la historia social, as como la
importancia de los debates realizados en torno a estas
reorientaciones. El libro coordii~ado por B. Lepetit, con un
sub~tulo en forma de llamado programtico o de manifiesto,"
pre-tenda ser una respuesta al "autoencierro" en el que se situaba
la historia social prisio- nera de paradigma cientficos
polvorientos y de la atracciri ejercida por un relativismo de
or~~el .~"enos ambicioso tal vez, el libro coordinado por J. Revel
pretenda ser ante todo, como lo revela el subttulo, la expresin de
una reflexin y de uh debate cientficos sobre la validez del
planteamiento microarialtico en historia social. l y En cuanto al
ltimo, coordinado porJ. L. Castellano yJ. P. Dedieu, tal vez sea
considerado la primera aplicacin sistemtica a un espacio histrico
dado, en este caso el mun- do hispnico e hispanoamericano, de una
andadura cientfica basada en un plantea- miento que asocia el
aillisis de red y la reflexin microl.iistrica.2" En este trabajo,
fruto de uria reflexin colectiva, las redes sociales se convierten
en el instruinento heurstico que ofrece una nueva ilurninaciri a la
estructiiracin del imperio espaol.
Nuestra interrogacin inicial de orden socio-administrativo l-ia
evolucionado na- turalmente y de un modo claro hacia esta
perspectiva "de redes" y microhistrica para interesarse en el
anlisis del coinportainiento social de los miembros de las li- tes
locales a las que perteneca plenamente el grupo de funcionarios de
finanzas. Inevitablemente, esta nueva orientacin de la investigacin
conduca a volver a situar las estrategias personales dictadas por
las ainbiciories -sociales, profesiona-les, econinicas- de los
miembros del Corpus en su contexto socio-relaciona1 y ante todo
familiar. De hecho, los estudios actuales realizados sobre el mundo
de las lites en la Pennsula Ibrica de los siglos XVI al XVIII
ilustran la importancia de este ancla- je familiar en el anlisis de
los fenmenos de mantenimiento as como de movilidad
'"Histoire et scieiices sociales: Le tournaiit critique",
Annules, lI.S.C., 1988/2 y 1989/6. l 7 B. Legetit (coord.) ,
Les,fOt.naes de l'eqe'ience, une autre hisloire sociale, Col.
L'evolution de
l'hiimaiiit6, Albiii Michel, Pars, 1995. IXB. Lepetit, "Histoirc
des pratiqiies, pratique de I'histoire", eii ibid., pp. 9-23. " ' J
. Revel (coord.), ,Jeuiu d2echeLlcs ..., (9.cit., 243 pp. " ' J .
1,. Castellano y J. P. Declieu (coords.), Iieseaz~x,,/amilles
etpouuoirs ..., ($.cit., 267 pp.
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113 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
social.*' En cuanto a la sociedad colonial hispanoamericana,
participa plenamente de este modelo social y familiar hispnico y ms
ampliamente occidental: numero- sos estudios que tratan de las
lites de diversas regiones del espacio colonial hispni- co tienen
que ver a la vez con su presencia y fun~ionamiento .~~
No obstante, estos estudios insisten prioritariamente sobre la
acepcin de lina- je de la palabra "familia". Ahora bien, si para
los criollos la constitucin y la viabili- dad de estas estructuras
familiares no ofreca un obstculo particular, qu era para los
metropolitanos recin desembarcados en Amrica? Si bien el esquema
propues- to por D. Brading para los comerciantes de Mxico2"rinda
aqu una respuesta satisfactoria a esta pregunta, qu sucedia en
cuanto a los otros ininigrantes espao- les, muy en especial los
funcionarios de finanzas de la Nueva Espaa? Elegidos desde Madrid
por la ausencia de vnculos conocidos con la regin a la que estaban
destina- dos, recreaban en el lugar, bajo qu formas y mediante qu
recursos, la estructura de sociabilidad dejada en la metrpoli? Es
cierto que su partida no significaba riece- sariamente una ruptura
total y definitiva con su entorno de origen. Pero los retrasos
impuestos a los contactos por la importancia de las distancias no
hacian menos ne- cesaria la construccin de un nuevo entorno,
familiar y social, en Amrica. En la elaboracin de este nuevo
entorno en el que apoyarse, la construccin de nuevos lazos de
linaje mantena sin duda toda su importancia. No obstante, aunque
slo fuera por el tiempo necesario para realizar esas conexiones, el
emigrado no poda esperar su integracin de estas nicas relaciones
familiares a reinventar o recons- truir. Tambin, y a pesar de su
importaricia, no podan ser exclusivas en la creacin de un nuevo
marco de relaciones que impona el fenmeno migratorio. Estas
constataciones incitaban indiscutiblemente a ampliar la concepcin y
la dimensin de la "familia", ms all de slo el linaje, a la del
parentesco, fuera ste consangii- neo o ms ampliamente de alianzas,
tanto de matrimonio, de amistad y de protec- cin como
espirituales.24
A partir de lo anterior, pareci til ampliar, para el estudio del
arraigo social de los funcionarios de finanzas en la sociedad
colonial hispanoamericana, las herra- mientas conceptuales que
permitieran analizar el entorno de relaciones de los emi- grantes
espaoles aplicado al dato de los funcionarios reales. En esta etapa
de la in-
"J. P. Dedieu y 2.Mo~ito~ikias,"Approche de la thorie des rseaux
sociaux", eii J. L. Castellario yJ. P. Dedieu (coords.), Keseaux,
,/antilleJ. el lout~oirs.. ., op. cil., pp. 22-23.
'2 Eii una bibliografa copiosa, se puede citar, limitiidoiios al
caso riiexicaiio y sin pretender la exhaustividad, D. Bradiiig,
Minoos y comerciantes en el Mxico borbhnico, ( 1 763-1810), pce,
Mxico, 1975, 498 pp.; D. Ladd, La nobleza mex i~ana en la poca de
la independencia, 1780-1826, FcE, Mxico, 1984, 351 pp.; J. E.
Kicza, Bmpresanos coloniab, ,familias y negocios en la ciudad de
Mxico durante los Borbones, pce, Mxico, 1986, 285 pp.; J. Tutiiio,
Creole Mexico; Spanish Elites, Haciendas and Indians Towns,
1750-1810, LJMI, Aiii Arbor, 19 ; L. Schell Hobermaii, Mexico's
Merchant Elile, 1590-1660, Duke University Press, Durham y Londres,
1991; F. Laiigue, Mines, terres el socit c i Zacatecas (Mexique) de
la fin du X!fIIenW siiclc a l'independance, Publicatioiis de la
Sorboriiie, Pars, 1992, 445 pp.
'Q.Bradiiig, Mineros y comerciantex..., p. cil. 24 Eric K.Wolf,
"Relacioiies de pareiitesco, de amistad y de patroilazgo eii las
sociedades complejas",
en E. R: Wolf, B. Benedict, J. C. Mitchell,J. Loudori, A. C.
Mayer, R. Frailkenberg, Anlr($ok~&n'a de las sociedades
complejas, op. cit., pp. 19-40.
-
114 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A, N ~ J M . 2, VOL. 61,
ABRIL-J'IJNIO DE 1999
vestigacin y de la reflexin, la cuestin de las redes
relacionales se convirti en un punto central. En el mtodo seguido,
el planteamiento construido a partir de las redes hizo de stas un
simple til metodolgico al servicio de una andadura histri- ca que
se esforzaba por reflejar -y responder a- los problenlas sociales
de una sociedad precisa y relativos a un grupo de actores en el
marco de esta sociedad determinada. En otros trminos, la reflexin
sobre las redes no prrtende en ningn momento ser una discusin
terica, sino ms bien un examen de los triunfos y las limitaciones
surgidas con la aplicacin de un anlisis relativamente tradicional
en otras ciencias sociales a un problema de historia social. No se
busque aqu ninguna definicin de las redes sociales puesto que la
abundante literatura sociolgica sobre el tema suple y sirve aqu de
base o de gua. Se trata antes bien de reflexionar so- bre las
herramientas disponibles, tanto en trminos de conceptos como de
fuentes, para comprender los modos de funcionamiento de una
sociedad de Antiguo Rgi- men en el espacio colonial europeo a
partir de un anlisis en terminos de red. De estas aclaraciones que
delimitan un proyecto se desprenden dos opciones que pare- ce til
desarrollar. En la perspectiva que hemos seguido aqu, la
reconstitucin de las redes no es en ningn momento un fin en s. En
la medida en que las fuentes lo permiten, debe responder al
problema planteado inicialmente. Sobre todo, el re- curso al
planteamiento en redes se inscribe aqu en la lgica de un anlisis de
tipo "micro" cuya red se convierte en una de las herramientas
predilectas. En este terre- no, es necesario, en particular
subrayar la importancia conferida al coiitexto para comprender la
coiliplejidad de los juegos sociales a los que se entregan los
actores. Este contexto debe ser comprendido no como un marco fijo
de una vez por todas, sino por el contrario, como un dato
cambiante, no hornogneo y sobre todo poroso. En este sentido, se
puede decir que el contexto en el que se inscribe la reflexin
realizada aqu sobre la sociedad colonial hispanoamericana est
concebido como si confiriera a los actores sociales importantes
espacios intersticiales o de libertad que les ofrecen un margen
real de eleccin y de maniobra, aunque admitiendo tambii.11 que sus
decisiones actan en retorno sobre este mismo contexto. En relacin
con este ltimo, dichos actores sociales no estn para nada
informados. No poseen una conciencia ni racional ni completa de lo
que es efectivamente y su percepcin deja una parte importante a la
ignorancia, a las incertidumbres, a los errores de anlisis de los
actores mismos. No obstante, tales actores sociales se sitan en l
como ele- mentos que participan en una cadena de interdependencia,
en el meollo de una o varias redes complejas, tanto de
informaciones como de acciones. Es esta compleji- dad, son estas
redes las que estructuran lo social y por medio de las cuales se
infor- man y actan los actores sociales que se trataba para
nosotros de sacar a la luz recu- rriendo especialmente a un
planteamiento de tipo inicrohistrico.
Eri este recurso al anlisis en red, se debe subrayar aqu el
desfase que puede aparecer por el hecho de la utilizacin de una
andadura de esta clase por parte del historiador, que supone en
efecto transportar mtodos de anlisis y modelos de re- ferencia
construidos por la andadura sociolgica para las sociedades
contempor-
-
115 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
neas. No se puede pues descartar el impacto que puede tener esta
transferencia de un modelo de relacin social elaborado para el
anlisis de un tipo de sociedad dada hacia sociedades de Antiguo
Rgimen cuyas reglas de funcionamiento eran radical- mente
diferentes. Adems, el recurso a modos de encuestas que se basan en
fuentes que no permiten un planteamiento o una aprehensin global
del objeto de estudio, coloca al historiador en una posicin muy
diferente de la que goza el socilogo o el antroplogo. Es decir,
qiie no se puede evitar interrogarse sobre la pertinencia de esa
transferencia metodolgica que el recurso al anlisis de red
significa y sobre todo induce. En trminos triviales, se podra decir
que existe un riesgo de placaje de un sistema de relaciones
sociales exterior al miiildo estudiado que nos conduci- ra a
"descubrir" un sistema de relaciones que reconstruiinos a partir de
nuestros modelos de referencia y de niiestros postulados. En esta
perspectiva, se podra te- mer que la red no fuera ms que u11
artefacto construido y producido por la propia andadura.
Estos lmites propios de la andadura histrica y este temor al
anacronismo incitan a identificar o subrayar al menos dos de los
lniites que pesan sobre el historiador deseoso de recurrir a un
plantearniento en trmirios de redes en una sociedad de Antiguo
Rgimen. El primero no es otro que el de las fuentes: a travs de
ellas, identificanlos con facilidad a los mienibros de una red a
partir del monierito en que sta entra en accin. Esto induce la
necesaria consideracin del proyecto que con- diice a hacer que
surja en las fuentes una u otra red, aun cuando se adinita que tina
red no puede existir eri lo absoluto, fuera de toda activacin, de
una finalidad o de un proyecto particular.2' No obstante, es la
naturaleza de un proyecto particular construido en un contexto
preciso por actores sociales lo que hace que siirja en las fuentes
la red, que entonces se vuelve legible a nuestros ojos. El segundo
lmite a considerar reside en el espesor temporal de la red a la que
siempre tenernos acceso a travs de las fuentes. Nos suele resultar
difcil reconstitiiir la existencia cle una red sin duracin, es
decir, fiiera del objeto que la ha hecho surgir en nuestras
fuentes. Es decir que la pertenencia y/o la adhesiil a una red
permanece en algunos "riioinen- tos" in5s o menos largos qiie fijan
o fingen iina situacin cuando habra que poder tomar en cuenta las
recoinposiciories eventuales de la red. En este sentido, las rup-
tiiras y las eneniistades que producen son tan significativas, eri
un anlisis de red, como las adhesiones o las solidaridades a las
que dan liigar. En otros trrniiios, la reconstitucin de redes
propuesta aqu se limita en lo esencial a iin planteamiento
sincrnico en detrimento con mucha frecuencia de la diacrona.
A pesar de estos obstciilos que vuelven nuestros an6lisis
necesariarnerite incom- pletos si rio es que frigiles, que los
orientan en un sentido del que no sonlos siempre
'"11 otros ~iriniiios, de las redes iiria distinciil eiitre las
fases esto iiitrocliice en la recoiisti~iicii~ de activaciii de
vnctilos coiistituidos en redes, y que nuestras fuentes revelaii
coi1 fuerza, y las fases cle lateiicia. a veces largas, dui-aiite
las cuales los viiculos tramados iio se traduce11 eii niiiguna
movilizaciii precisa, aunque soii susceptibles de serlo eii todo
momento al servicio de uii proyecto ciialquiera. J. E: Padgett y C.
K. Arisell, "Ilohiist Actioii arid he llise of the Medici,
1400-1434", 2tlmcn'can Jou~mal(~JSociology,vol. 98, iiin. 6, mayo
de 1993, pp. 1259-1319.
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116 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGA, N ~ I M .2, VOL. 61,
ABRIL-JIJNIO DE 1999
absolutamente los dueos y de los que tenemos que tener plena
conciencia, el re- curso a la red puede permitir abordar una cierta
complejidad de lo social. Pone en particular de manifiesto las
posibilidades de eleccin ofrecidas a los actores sociales frente a,
o en, estructuras sociales englobantes, de la naturaleza que sean.
Esto supo- ne, en un primer tiempo, identificar los tiles tericos
que permiten definir el coritex- to en el que se inscribe el actor
social objeto de nuestro anlisis. Despus, en un se- gundo tiempo,
nos abocamos a presentar las fuentes utilizadas en el marco de esta
andadura aplicada al mundo de los funcionarios de finanzas de la
Nueva Espaa as como la tipologa de los vnculos en los que estas
fuentes permiten desembocar.
11. FAMILIAY RED DE SOCIABILIDAD
Reflexionando sobre una sociedad de Antiguo Rgimen en un marco
colonial en el seno de la cual los grupos que la constituyen
corresponden a estructuras que les son en parte especficas, parece
legtimo empezar por identificar los caracteres, los con- tenidos,
los lmites y en un momento dado los modos de funcionamiento
especifi- COS.
El primer aspecto a considerar, a partir del cual se sita todo
individuo, parece que debe ser la familia, puesto que la afirmacin
del individuo a costa del grupo parental al que se una fue uno de
los elementos decisivos en el pasaje de las sociedades de Antiguo
Kgiinen hacia nuestras sociedades modernas. Hasta entonces, la
pertenen- cia a ese grupo determinaba para sus miembros una buena
parte de sus decisiones personales.2fi La produccin literaria de
los siglos ~ V I Iy XVIII, al constriiirse hasta el exceso en las
contradicciones entre la aspiracin individual y la necesaria
sumisin a la ley del grupo, traduce el vigor de esos
comportamientos. Este grupo parental con peso decisivo para la vida
de sus miembros es bautizado con el nombre de "familia" en los
documentos o fuentes de la poca. Pero cul es el sentido dado a esta
palabra en la poca moderna? En francs, J. Nicot, a principios del
siglo XUI, asimila "familia" a "grupo de parentesco". A. de
Furetire, un siglo despus, retoma esta asirnilacin, aunque no
limita su definicin a este nico sentido. En castellano igualmente,
la fami- lia se comprende en esa poca como sinnimo de linaje o de
descendencia. sta es especialmente la opinin de S. de Cobarrubias,
a principios del siglo XVII, que escribe:
Ya no slo debaxo deste nombre se comprenden los hijos, pero
tanibieii los padres y los abuelos y los deinas ascendientes del
linage."
"Sobre el peso de la familia en las sociedades de Antiguo
iGgimeii, abiiiiclaiitemeilte subrayado por la bibliografa, se
puede e11 particular remitir a los trabajos ya clsicos de J. L.
Flaiidriii. Entre ellos es particularnieil~e accesible eii espaiiol
On$nt-s de lajun~ilia modenza. LaJamilia, elparenlc;>co y la
sexzialidud en la sociedad tradicional, Barcelona, 1979.
" S . de Cobarrubias, lesoro de la lengua castellana o espaola (
I G I I ) , Ediciones Turiler, Madrid, 1977, p. 584.
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117 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
No obstante, agrega una segunda significacin calificada de
"coinn" introduciendo la nocin de dependencia respecto de aquel que
"alimenta" a todos los que viven bajo su techo. La familia aparece
entonces como ima asociacin de dos tipos de so- lidaridad: la de la
sangre o del nombre; la del pan coinpartido. Es decir; en la socie-
dad moderna occidental, el individuo se conceba como profundamente
inserto en un tejido de vnculos familiares de los que le era
difcil, y ms an peligroso, escapar. Porque si esta "familia" de
estilo antiguo se revela constrictiva, procuraba tambin
protecciones, apoyos o ayudas frente a las amenazas o a las
dificultades de todo orden. Eri realidad, la movilidad social de
Antiguo Rgimen, tanto ascendente como descendente, no se lirnicaba
a uii individuo, o a su familia restringida en el senti- do
coiitemporineo del trniino. La niovilidad repercuta, en forma de
ventajas o de obstculos, sobre el coiijiinto de los miembros de su
"familia".
Este tipo de definicin de la familia remite claramente, en
primer lugar, a la idea de linaje, es decir, a la identificacin,
real o intica, de un ancestro y en ocasiones de un lugar, una casa,
la casa solariega de la Espaa del norte, comn a todos los des-
cendientes. El linaje, constituido entonces por relacin con una
filiacin comn, asumida o reivindicada, segn un orden que puede ser
patrilirieal o matrilirieal y sobre la base de vnculos conocidos,
puede entonces definirse como un griipo de filiacin.28 Este linaje,
identificado con iniicha frecuencia por su apellido, actuaba o
pesaba directamente en la vida o en las elecciones de sus miembros
porque serva de marco en la regulacin y el tratamiento de los
aspectos importantes relaciona- dos con el funcionamiento interno
del grupo. Determinaba especialmente algunas de las prcticas
jurdicas esenciales, sirviendo sobre todo de apoyo a la identifica-
cin de las prohibiciones matrimoniales a trav4s de la medida de los
grados de con- sanguinidad tanto "agntica" como "cogntica". De la
misma manera, es en los rnar- cos del linaje donde se dibujaba la
reglamentacin de la transmisin del patriirionio familiar, con la
institucin en particular del retracto de linaje o tambikri la de la
transmisin de los mayorazgos en el iniindo hispnico.2Y
No obstante, la importancia jurdica de la dimensin de linaje de
la familia no excluye por- ello una segunda acepcin, a la vez rival
y complementaria de la prece- dente, a travs de tomar e11 cuenta su
dimensin en trmirios de parentela, cuya importancia captaban los
inisrnos coiitemporneos, como lo muestra la definiciri de S. de
Cobarriibias. Necesariamente bilineal, la parentela se desarrolla
ante todo lateralmente, a diferencia del linaje qiie pone antes la
filiacin y por tarito la suce-
'w.Fox, Sistemas de parentesco y matn'monio, iiri tim. 13,
Aliaiiza Editorial, Madrid, 1972. '"obre este ltimo aspecto, vase
eii particular el importante estudio de J. P. Dedieu, "Famille,
majorats, r6seaux de pouvoir, Estrmadure, >;veme-XviIierne
siecle", eii J. L. Castellatio y J. P. Dedieu (coords.) fixeaux,
fnmilk~ el Fouvoirs.. ., ($. al., pp. 1 11-140. Ms ampliametite,
sobre el fuiicionamieil- LO del sistema de liiiaje eii el iniiiido
hispiiico, eiitre los iiumerosos estudios de caso que se
multiplicaii desde hace alguiios aiios se puede seiialar los de L.
M. Rubio Pkrez sobre los liiiajes maragatos y eii particular
Anieros rnaragntos, 1)ode~; negocio, linaje y familia, siglos
x'\'/-.~x', Fuiidaciii Hulluera Vasco- Leoilesa, Leii, 1995 y Bolas
y salvadores, un linaje, una casta, una familia de arrie~.os
maragatos, siglos XV(-NX,Leii, 1995.
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118 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A, NM. 2, VOL. 61, ABRIL-JLINIO
DE 1999
sin de las generaciones. Esta definicin incluye el conjunto de
los parientes de un individuo determinado, ya se trate de lazos de
parentesco fundados en la sangre, el apellido, la casa, la alianza
matrimonial o espiritual.") Todo individuo se encontraba pues
inserto de alguna manera y en u11 momento dado jaloneado entre
solidarida- des familiares complejas qiie le imponan lmites reales,
pero que le aseguraban tambin apoyos ocasionales y relevos en caso
de necesidad. En esta perspectiva, es ms la proximidad de los
individuos -que puede coincidir con una co-residencia sin por ello
limitarse a ella, sino traducirse en una proximidad geogrfica,
sobre todo en la escala urbana dentro del marco del barrio- as
vinculados y por tanto la capacidad de movilizarlos en caso de
necesidad que la naturaleza intrnseca del vn- culo mismo -de linaje
o de parentesco- que se impona. E11 otros trminos, es la fuerza de
la solidaridad basada en primer lugar en una proximidad relativa,
ya sea afectiva o ms prosaicamente geogrifica, la que favoreca la
intimidad de iIn vnculo en el marco de la familia as definida. No
obstante, esto no impeda para nada en todo momento, en caso de
necesidad, reactivar los vnciilos de parentesco ms leja- nos o ms
laxos si el inters del grupo familiar o, ms simplemente, de uno de
su4 miembros se imponia.
En esta perspectiva, la estructura amiliar parece funcionar segn
el principio de un determinismo de relaciones dbil." Los lmites que
pesan sobre los miembros del grupo familiar no se imponen a l de
manera absoluta. Por el contrario, les dejaban rnrgenes reales de
maniobra que podan situar en ganancia ya sea de iina perspectiva
individual, ya sea en nombre del inters de una parte del grupo
familiar o hasta del conjunto. La familia as definida no funcionaba
pues segn las reglas de un modelo holista absoluto. Las
obligaciones, muy reales, que el sistema familiar de Antiguo Rgi-
men impona a sus miembros, se ejercan as con iina flexibilidad
relativa, conce- diendo a los individuos una libertad relativa de
eleccin y de accin.
Si la familia concebida como un vasto sistema de relaciones
construido segn una doble lgica de linaje y de parentesco se impone
como uno de los marcos dentro del cual se desarrollan las
relaciones sociales de una sociedad de Antiguo Rgimen, no podra ser
el nico instrumento operativo. No todas las relaciones sociales, de
ayer como de hoy, pueden ser captadas en este solo y nico marco
familiar, incluso si su definicin subraya su carcter
particularmente amplio, flexible y extendido. Otros tiles deben
venir entonces a completar un primer planteamiento construido a
partir de otros marcos sociales que los hombres de esa poca se
haban conferido a s mismos. En este sentido, el planteamiento en
trminos de red puede permitir aportar una ilu- minacin
complementaria a una reconstruccin de los sistemas de relaciones
que operan en el seno de la sociedad colonial hisparioamericana,
evitaiido aprisionarse eri los esquemas ideolgicos impuestos por y
a esta misma sociedad.
Con este fin, parece en primer lugar til definir el trmino de
red. Basndose en las definiciones, muy cercanas y relativaniente
amplias, propuestas por S. Nade1 y J.
""sic R. Wolf, "Relaciones d e parentesco, d e amistad ...",011.
cit. " E.Durkheim, De la diuision du trauailsocial,PUF, Pars,
1973.
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119 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
C. Mitchell, se puede admitir que la nocin de red comprende una
doble acep- cin." La red remite en primer lugar a una estructura
construida por la existencia de lazos o de relaciones entre
diversos individuos. Esta primera caracterizacin re- mite a la
determinacin de la red en trminos de morfologa y nos invita por
tanto a reflexionar sobre su forma, sus lmites y hasta sus
articulaciones ocasionales en subredes. En la literatura
sociolgica, este planteamiento morfolgico se traduce en la
identificacin de tipologas de formas de redes, identificando formas
de socia- bilidad. stas podrian as oscilar entre una red construida
exclusivamente o de nia- nera dominante por o en torno a un
individuo -la red personal egocentrada- que caracteriza una
"sociabilidad individual", es decir, construida a partir de un solc
y mismo individuo. En el otro extremo, existiran en cambio redes de
relaciones frag- mentadas, estriicturadas no en torno a un ncleo
central sino en torno a varios centros y que dan naciniiento a tina
estructura polinodal. Construida con mucha frecuencia en el
interior de un grupo que tiene una existencia previa a la red y que
sirve de apoyo a las relaciones entre los miembros de la red,
caracteriza una sociabi- lidad que los socilogos bautizan como
"c~lectiva".~"
A los lados de esta dimensin estrictamente morfolgica, el
planteamiento en red remite a un segundo aspecto capaz de tomar en
cuenta los intercambios que circulan en el interior de una red. En
este sentido, la red sera tambin un sistema de iiitercambios en el
seno del cual los vnculos o las relaciones permiten la realiza- cin
de la circulacin de bienes o de servicios. Son estos intercambios
realizados dentro de una red lo que se puede calificar de vnculos.
Desde este punto de vista, los vnculos construidos en el marco de
una red responden al menos a dos rasgos o caracteres particulares.
Por una parte, su realizacin supone que los intercambios a los que
dan lugar afectan no solamente a las dos personas directamente
puestas en relacin en el marco del intercambio, sino que tambin
repercuten ms all en los vnculos y las relaciones adyacentes a los
dos actores." Por otra parte, el vnculo as definido remite tanto al
estudio de las fuiiciones de intercambio realizado conio a su
contenido. En otros trminos, no se podra disociar un vnculo del
proyecto que lo motiva, de las intenciones y de las finalidades que
lo subtienden. De la misma manera, el anlisis de un vnculo supone
tambin tomar en cuenta la transversalidad de los vnculos y de los
lazos a los que dan lugar. Esto ltimo es lo que constituye la
especificidad de la red, a falta de lo cual nos volveramos a
encontrar en relaciones binarias que no exigen para nada el recurso
al concepto de red para ser analizadas.
"SS.F. Nadel, 7he Tl~eovo/ Social Slmcture, Coheii aiid MTest,
Loiidres, 1957 (traducciii al espafiol de M. Sacristii, Eon'a de la
mtructzira social, Editorial Guadarrama, Madrid, 1966) y J. C.
Mitchell, Social Nelwolk in C'rban Situation, Maiichester
University Press, Matichester, 1969. "" Es a este tipo de
estructura al que se puede aplicar la tiocin de "tramas de
viiculos" tal como la define 1.Poloiii-Simard, "Lieiis ~ersotinels
et milieux sociaux daiis une socit6 coloiiiale de 1'Audience de
Quito, 1620-1680", en J. L. Castellano y J.P. Dedieii (coords.),
Rseaux, familles etpouvoirs ..., @p. cit., pp. 132-191.
34 A 110ser oue se eiicontrara e11 uri sistema de camarilla
corres~oiidiente a u11 sistema relaciona1 diferente al de las redrs
definidas por J. C. Mitchell o S. F. Nadel.
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120 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A,N'M. 2, VOL. 61, ABRIL-JUNIO
DE 1999
Esta trarisversalidad se traduce o se acompaa tambin por una
redundancia de los viiculos, aumentando con ello la importancia, si
no es que la diversidad, de los intercambios realizados. En este
sentido, la red consiste en un complejo sistema de vnculos que
permiten la circulacin de bienes y servicios, materiales e
inmateriales, en el marco de las relaciones establecidas entre sus
miembros.
Definida as, en trminos a la vez de morfologa, de contenido y de
dinmica interna, la red remite finalmente a uri anlisis capaz de
tomar en cuenta las eleccio- nes efectuadas por los actores
sociales en la movilizacin de sus relaciones para dar- les un
contenido eri trminos de viiculo. Esta eleccin puede que no sea
siempre ni sistemticamente expresada de manera consciente ni sobre
todo racional: numero- sos parmetros -taiito personales como
afectivos, en los que no siempre tenemos conocimiento de los lmites
propios de nuestras fuentes- pueden de hecho inter- ferir para
imponer una eleccin o una decisin que puede que al observador no le
parezca exterior ni evidente ni coherente en un primer
acercamiento. A pesar de esta dificultad que tenemos eii captar
siempre y completamente las motivacio- nes de una eleccin en una
estrategia de relaciones, se puede presuponer que todo vnculo se
realiza en virtud de un proyecto ms o merios claramente explcito,
de intenciones y hasta de objetivos, que se fija el actor en la
movilizaci~i de sus relacio- nes. A partir de este triple
planteamiento, se puede entonces admitir que la nocin de red y el
anlisis que resulta de ella permite por tanto identificar, ms all
de los tres aspectos esenciales que definen a uii sistema de
relaciones -su morfologa, el contenido del intercambio al que da
lugar y su dinmica interna- si esto no es la finalidad, al menos de
las intericiones o los proyectos que presiden la puesta en marcha
de una red en uri momento dado.
Una definicin de este tipo significa que una red, por el simple
juego de las elec- ciones y las estrategias de los actores, puede
conocer un desarrollo tal que 110s vuelve imposible en la prctica
reconstituirla e11 su globalidad. Este problema de las fronteras o
los liiiites de una red se complica por el hecho de que, a pesar de
la existencia de posibles relaciones entre los actores, estas
ltimas no siempre dan necesariamente lugar a vnculos. Esto remite a
una diferencia importante entre las relaciones efectivas -que se
traducen de liecho en intercambios-vnculos- y las relaciones
potenciales que pueden en todo momento ser movilizadas y dar lugar
a intercambio. Es verdad que se puede recurrir, en ia identificacin
de los lmites de una red, a la tentacin de la subdivisin,
dividiendo la red en subredes que seran el lugar de la circulacin
de los intercambios ms intensa y nis regular entre los miembros de
una red determiria- da. No obstante, independieriteineiite del
liecho de que los lmites mismos de estas silbredes rio puedeii ser
ms que cambiantes, parece que el recurso a esta nocin de
subdivisiri efectivamente desplaza niis el problema de lo que lo
resuelve de hecho. Parece pues ms justo postular nuestra
incapacidad efectiva de reconstituir en su globalidad una red de
relaciones, de la naturaleza o forma que sea y cuales-
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DE LA FAMILI.4 A 1A RED DE SOCIABILIDAD 121 quiera que sean el o
los proyectos que la poneri de rna~iifiesto.~~ En consecueiicia, se
piiede admitir que 110 son ms que fragnieiltos de redes los que
operan en mo- mentos dados que llegainos a identificar y a
reconstitiiir a partir de nuestras fuen- tes. Una concepcin
minimalista de este tipo tiene el inters de la andadura. En
realidad, significa sobre todo tomar en ciierita dos limitaciones
esenciales. Al querer empujar los lmites de una red lo ms lejos
posible en un espacio social dado para recoiistitiiir su
globiilidad en el interior de fronteras claramente identificaclas,
se corre el riesgo sobre todo de deseiiibocar en iiiia verdadera
"apopleja del coiicep- to>*36 Para el historiador que trabaja en
co~gu.rrelativamente extendidos, la nocin . de red completa puede
significar muy pronto el encuentro de dificiiltades propia- mente
insuperables. En su momento, esta bsqueda de lmites corre el riesgo
de desembocar en la inevitable conclusiri "todo el inundo est en
relacin con todo el mundo". Tanibin parece ms pertinente,
descartarido esta cuestin espinosa de los lmites, interesarse eri
la lgica cornbinatoria que relaciones y vnculos perniiteii
establecer entre los actores eri el iiiarco de iina red, nis que c
~ i el simple fei16irieiio acumiilativo de los aportes poco
opei.ativos. En este sentido, del anlisis eii i t d iio dedicaremos
riuestia atencin, aunque tenganios coricieiicia del lniite aportado
al anlisis que esto induce, ms que sobre los mecanisirios en marcha
en los fragnieii- tos de red identificables a partir de fuentes en
el irioniento en que sus niiernbros se expresan y actan.37
En el centro del anlisis construido aqu a partir de la teora de
las redes se sitan, pues, no tanto la i.ed en tanto tal, demasiado
vasta para ser captada por las fiieiites, sino fragmentos de red
que furicioriaii en parte segii eso que los socilogos llamaii los
crculos sociales o de sociabilidad. Siguiendo en esto a la
sociologa clsica,38 se puede admitir que "la pertenencia a un
crculo ixifliiye eii el comportainiento de siis miembros [...] Para
hablar de crculo, es necesario que [siis mienibros] se reconozcan
como formando parte de un conjunto y que esta pertenencia influya
en algunas de sus conducta^".^^ Sobre esta base, que se ajusta
exactamente a la definicin de red que liemos visto antes, estos
fragmentos o bloques de red, coiistruidos a partir de una
estructura de relaciones y inariifestados en el marco de
ii~tercailibios 1,ealizados en el interior de redes ms vastas,
iiicoinpletame~ite delimitadas pero de las que son ele-
""E11 este terreiio, el historiador no se eiiciieiitra eii iiiia
postiira ins incmoda qiie la drl socilogo, que tambiii se
eiifi-eiita a esta ciiestiii de los linites de las redes. Como lo
escriben A. Degeiiiie y M. Fors: "Les d.coiipages coriiporteiit,
comme ceux voqris poiir les rseairx persoiiilels, uiie cerLiiiie
close c1':irbiiraire. Aticiiii rseiiii en possecle de froritikre
'iiatiirelle'. C.st Ir sociologiie qiii ixc les froiltieres". )
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122 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGA, N ~ J M .2, VOL.. 61,
ABRIL-JIINIO DE 1999
mentos constitutivos, pueden ser identificados sobre la base de
un triple anlisis complementario. Una primera medida cuantitativa
de las relaciones y vnculos se puede establecer mediante una simple
contabilidad de la redundancia y de la interaccin a las que dan
lugar en las relaciones entre los individuos. Este plantea- miento
estrictamente cuantitativo permite medir lo que se podra calificar
de "den- sidad relacional" en el interior de un sistema de
relacione^.^" Esta densidad ms o menos fuerte, fundada sobre todo
en la presencia de vnculos multiplejos, permite poner de manifiesto
zonas de fuerte intensidad relacional que se desprenden en el
interior de conjuntos de relaciones ms vastos pero tambin ms
fragmentados.
Ms all de este aspecto cuantitativo, la participacin en dicho
crculo de sociabi- lidad puede suponer tambin en sus miembros la
existencia de una eleccin o de una andadura voluntaria que,
incitndoles a entrar en relacin con un individuo, los conduzca a
integrarse en una estructura de este tipo y que determine en parte
su conducta. En el extremo, esta andadura voluntarista, sin
traducirse en la existen- cia de una verdadera conciencia de
pertenencia propiamente ajena a la nocin misma de red, puede
traducirse en la existencia de un reconociiniento entre algunos de
los que se consideran como miembros de esa red. Los fiindamentos de
esto ltimo pueden ser mltiples, yendo del principio de identidad al
de la voluntad de reforzamiento de la cohesin y pasando por la
conciencia de la complementariedad necesaria de papeles ocupados
por los diversos miembros del crculo. No obstante, lo esencial para
nosotros no reside en la identificacin de lo que sirve de base a la
construccin o a la instauracin de estos crculos. Al contrario, es
sobre todo la ex- presin de una voluntad, a travs de una andadura
particular, de integracin a un grupo por parte de un individuo lo
que se convierte en significativo y pertinente, as como la
aceptacin de esta integracin por los miembros que componen previa-
mente el grupo en cuestin. Transportado al marco de una red, el
crculo de so- ciabilidad podr entonces ser el lugar de relaciones y
de vnculos elegidos, o bien de afinidades, y activados en un
momento dado por uno de los miembros de una red, en funcin del
anlisis de los intereses del momento, pero tambin en funcin de las
jerarquas o de las limitaciones que pueden pesar sobre ellos en
virtud del o de los proyectos que se fijan.
Un ltimo aspecto puede ser entrar en la identificacin de un
crculo de sociabi- lidad como componeiite de una red. Se trata de
la dimensin cualitativa inherente a toda relacin y a todo vnculo.
Este ltimo planteamiento en la identificacin de los elementos
constitutivos de un sistema de relaciones remite en realidad a la
no-cin de la calidad del vnculo movilizado a travs de una relacin
que da lugar a intercambio. sta remite a la relacin establecida
entre vnculos llamados "fuertes" y otros "dbiles".41 El surgimiento
de esta distincin se ha podido establecer en un
'"La densidad de una red coiisiste eii la proporciil de vilculos
existeiites e11 relaciii con los vriculos posibles. A. Degenile y
M. Fors6, Les rseaux sociaux ..., op. cit., p. 59.
41 M. S. Grailovetter, "The Strength of Weak Ties",
Adcan,Journal o/'Sociolgy, vol. 78, i ~ m .6, 1973, pp.
1360-1380.
-
123 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
contexto totalmente diferente por su " i n ~ e n t o r " , ~ ~
lo que no impide que pueda ser transportada al marco de un sistema
de relaciones que fuiiciona sobre bases muy diferentes, conservando
lo que constituye el inters de esta diferen~iacin.~' Ms all de la
cuestin de las distinciones cualitativas de los viiculos y del
lugar ms o menos preponderante que pueden ocupar unos y otros en
uno u otro sistema re- l a ~ i o n a l , ~ ~permite en particular
identificar en el interior de cada una de estas redes a individuos
que ocupan un lugar particular en relacin con el resto del grupo.
En el esquema construido por M. Granovetter, estos individuos
permiten constituir puentes entre conjuntos coherentes
estructurados en torno a vnculos fuertes y, mediante este juego
entre viiculos fuertes y vnculos dbiles, ocupan posicio- nes de
centralidad intermediaria. En otros trniinos, gracias a las
relaciones cons- truidas sobre la base de vnculos dbiles, se
convierten, por esta posicin de iilter- mediarios, en verdaderos
mediadores al contacto entre dos conjuntos constituidos por la
dominacin de vnculos fuertes. Estos individuos goznes -verdaderos
brokers que ejercen sus funciones entre grupos que sin ellos no
podran entrar en contac- to- desempean muy particularmente el papel
de pasaje obligado en el interior de un grupo de sociabilidad,
vinculando corijuritos que sin ellos funcionaran de mane- ra
autnoma.45 Esta funcin de mediacin puede asimilarse mucho ms a
menudo a una misin de coordinacin que a una verdadera posicin de
autoridad que pesa sobre los iiidividuos vinculados. Es decir que
el papel de intermediario no va iiece- sariainente a la par con el
ejercicio efectivo de uria responsabilidad que signifique una
autoridad o poder cualqiiiera sobre el resto de los miembros del
crculo.
As, los fragmentos de redes, como funcionan en parte segn las
reglas de los crculos de sociabilidad, permiten desprender un
cierto nmero de rasgos que orien- tan el anlisis a la vez hacia los
individuos goznes, hacia las estrategias de perte- nencia y hacia
las zonas de intensidad nixiiila del intercambio relacional. Estos
coiijiiritos relacionales supoiieii, de parte de todos los actores
que participan en ellos, un dominio miiimo de las posibles
contradicciones que pueden surgir en todo momento por su presencia
ocasional simultnea eil los crculos relacionales que pueden entrar
en conflicto. Estos conjuntos pueden llegar liasta significar, para
los individuos colocados en vilo, la obligacin de elegir entre los
conjuntos conver- tidos en contradictorios, lo cual significa tina
recomposicin parcial de sil sistema de relaciones. Estos crculos de
relaciones pueden por ltimo ser considerados como
4%ecordemos aqu brevemente que su aiilisis se refera a las
estrategias de bsqueda de empleo eil el mundo de los cuadros de la
regin de Boston.
M. Graiio\~etterdistingue entre los vi~culos iilterpersoriales
cuatro criterios capaces de ofrecer una clasificacin de ellos: la
diiraciri de la relaciii coiicebida sobre todo eii trmiiios de
antigedad, la iiiterisidad emocioilal que se le atribuye, la
intimidad y, por ltimo, el iiitercambio de servicios a los que
estos vnciilos dan lugar. Ibid., p. 1361.
44 M, Graiiovetter subraya eil su aiilisis la trailsitividad de
los vi~culos f~iertes y, al contrario, la inexisteiicia o la
iiitensidad dkbil de uii viiculo dkbil, ibid., p. 1362.
'j Ibid., p. 1373 y siguieiites.
-
124 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A,NJM2, VOL Al, ABRIL-JiNlO DE
1999
"el capital social" que vamos a reconstituir para cada individuo
que venios actuar cuaiido lo rnoviliza para responder a las
situacioiies a las que desea hacer frente y que nos revelar1
nuestras fuentes.
En el marco de iiria sociedad de Antiguo Rgimen, y teniendo en
cuenta el Iiigar ocupado por el sistema familiar tal como lo hemos
defiiiido con anterioridad, pode- mos constatar que estos
fragmentos de redes se coiistruyeii muchas veces a partir o e11
toriio de uiia dimensin familiar que les sirve con mucha
frecueiicia de esquele- to o de apoyo. Es en prinier lugar en este
marco donde se estructuran en uiia socie- dad de Antiguo Rgiinen
los vnculos de identidad -en torno al apellido- as coiiio los
vnculos de afinidad. En este sentido, el anlisis en triniiios de
redes considera- do aqu se furida en estructuras previas a la red
misina y tomando en cuenta las relaciones ritualizadas. En este
marco particular, stas se organizan en prinier lugar a partir de
vnciilos fuertes -aun ci~aiido todos los viiculos familiares
posibles no participa11 en l ni necesaria iii obligatoriaineiite ni
de manera definitiva- y dibu-jan una zona de fuerte de~isidad
relacional. Sobre esta primera estructura se injer- tan relaciones
anudadas fuera del inarco estrictainente familiar. Apelando a vncu-
los fuertes y a viiculos dbiles contribuyen a ampliar, enriquecer y
deiisificar el espacio relaciona1 identificado con aiiterioridad.
Esos fragmentos de redes que funcionan en el marco de una sociedad
de Antiguo Rgirneii pueden por tanto ser considera- dos como
espacios de vnculos y de relaciones coiistruidos segn el modelo de
los crculos de sociabilidad ideiitificados antes. No obstante,
teniendo en cuenta el inrco social en el que se inscriben, estos
fragmentos de redes funcionan con algunas especificidades en
coisiparacin coi1 los crculos sobre cuyo modelo hemos podido
identificarlos. La principal entre ellas reside en que la
estructura familiar y las reglas que la organizar1 pesan
inevitablemente sobre el funcionamiento del conjunto. Eii este
sentido, estos fragineiitos de redes aparecen como espacios
liinitados, en el interior de los cuales la libertad de eleccin o
de iniciativa de los actores no podra ser absoluta. Icleiitificados
sobre la base de los crculos de sociabilidad que les sirven de
alguiia manera de niodelos, aiiiique se diferencian notableinente
poique las re- laciones que operan en ellos no funciorian
exactaniente segn sus reglas, llama- remos a estas estructuras
relacionales con el nombre de "redes de sociabilidad". A nuestros
ojos, el inters principal de esta definicin un poco restrictiva de
red no es buscar -tanto como proponer- una imposible sntesis entre
dos planteainientos tradicionalmeiite opiiestos, iiiio holista y
otro atoniista, sino inscribir nuestro plan- teamiento de las
sociedades de .4iitiguo Rgiriieii eii el seno de las cuales el peso
de las estructui.as, sobre todo las familiares, era
particularinente fuerte, eri el nuevo paradigma que coiistituye el
anlisis estructiiral de las redes. En otros tririi~ios, la nociri
de red de sociabilidad as definida aparece al poner de inanifiesto
el "interaccionismo e s t r ~ c t u r a l " ~ ~ susceptible de
desplazar, si no es que de rebasar, las contradicciones
tradicionales entre estructura y actor social.
IQA. cii., p. 16.Degeiiiie y M. Fors, Les rseaux sociaux.. ,
r$
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125 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
Conservar esta concepcin de la red de sociabilidad se traduce en
la ideritifica- cin de un cierto iimero de rasgos que actan sobre
el funcionamiento de esta estructura. Esta concepcin significa en
primer lugar que, aunque fundada o cons- truida eii torno a una
estructura como la familia, esta red 110 determina para nada de
manera necesaria las elecciones de los actores. Ms simplemente, la
red de socia- bilidad, por sus caracteres y estructuras propias,
puede pesar sobre sus decisiones porque las vuelve mis ficiles de
lograr o ain mis ecoriinicas en trminos de rela- cin
costo/eficacia. En otros trmiiios, la red as definida no podra ser
pei-cibida corno una estructura que actuara a travs del individuo y
su relaciri con los otros, imponindose a los actores sociales. Eii
cambio, la red de sociabilidad debe ser percibida como un til al
servicio de elecciones efectuadas por el actor sin que por ello las
oriente de manera exclusiva. En el mismo sentido, el peso de la
estructura familiar no podra ser tambin decisivo hasta el punto de
imponerse a travs de sus normas y reglas de funcionamiento. En
otros trminos, la red de sociabilidad no presupone para liada una
sobre-socializacin de los actores sociales por internieclio o en el
marco de la sola estructura familiar, sino ms simplemente una
utilizacin de la estructura familiar presente en la red de
sociabilidad en funcin de objetivos o de proyectos definidos por
los actores sociales mismos. Son pues ms bien una con- cepcin y iin
planteamiento que subrayan la dialctica que acta entre la estructu-
ra, de una parte, y el actor social de otra lo que pone de
manifiesto la nocin de red de sociabilidad. Adems, se debe subrayar
que la red de sociabilidad, coilstruida a partir de un armazn
familial-, tiene que ver con uria sociabilidad formal y
ritualizada. Esto significa que se basa en una estructura en parte
preexistente, definida a travs de la forma tomada por el concepto
de familia. El lugar de esta ltima lleva a subra- yar la presencia
de relaciones y de vi~culos no exclilsivameiite de afinidad o
electi- vos. Estos ltimos distan inuclio de ocupar un lugar
importante y ni siquiera dorni- ilante, pero no podran ejercer una
funcin secuiidaria en la red de sociabilidad dados los caracteres a
partir de los cuales se estructura esta ltima. Es pues eii la com-
binacin de dos tipos de relaciones y de vnculos, tanto de afinidad
como de no afini- dad, que el actor social, inserto eri una red de
sociabilidad, encuentra los medios para expresar y despus lograr
sus propias aspiraciones. Por ltii~io, no es intil subrayar que
esta red de sociabilidad aparece por excelencia ~01110el lugar de
los vilculos fuer- tes, coiiio el espacio de fuertes densidades
relacionales as como la expresin de una fuerte conciencia de
pertenencia, fundada especialmente e11 referencias o "mitos fa-
miliares" compartidos, sean cuales fueren la forma o el contenido.
En este sentido, la intimidad de los vnculos anudados en su seno
muchas veces se va a traducir en una multiplicacin de relaciones
que contribuyen a una redundancia de los vnculos cons- truidos
tanto en torilo como a partir de la estructura familiar. No
obstante, el pasaje de la estructura familiar a la red de
sociabilidad supone que no podra limitarse a la iden- tificacin de
esos nicos vilculos por importantes que sean. En este sentido, la
identificacin de una red de sociabilidad supone la presencia de
esos mediadores que, establecieildo relaciories con diversos
conjuntos cohererites y estructurados en
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126 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGA, N ~ J M .2, VOL. 61,
AE5RIL-JUNIO DE 1999
torno avnculos fuertes, se manifiestan capaces de establecer la
comunicacin entre diversas estructuras de este tipo por el sesgo de
vnciilos dbiles. En otros trminos, es la presencia de esos
mediadores lo que hace pasar de la estructura estrictamente fami-
liar -de linaje y de parentesco- a la red de sociabilidad.
111. FUENTESY TIPOS DE V~NCULOS
El anlisis que concierne a las redes de sociabilidad as
definidas ha sido aplicado a un corpus preciso -el mundo de los
funcionarios de finanzas de la Nueva Espaa entre 1660y 1780-, cuyos
lmites haban sido dibujados a partir de fuentes propias de la
prosopografa y que permiten la reconstitucin de un grupo segn sus
caracte- res externos comunes. Ahora bien, el pasaje al estudio de
las redes de sociabilidad de los miembros de este corpus
significaba un cambio radical de problemtica y por lo tanto de
fuentes susceptibles de responder a ella. Separndonos de criterios
ex- ternos que habran permitido reagrupar a los iridividiios
considerados, haba que tratar por el contrario de encontrar entre
los actores testimonios de siis elecciones, personales o
familiares, eri la instauracin de sus sistemas de relaciones en el
marco de las funciones o cargos que ejercan. El objetivo fue pues,
en un segundo tiempo, encontrar otros tipos de fuentes que
permitieran reconstituir las redes de sociabili- dad de los actores
identificados anteriormente sobre bases y segn criterios total-
mente diferentes.
El lmite de la dispersin geogrfica de estos funcionarios a
escala de un virreinato americano impuso en un primer tiempo la
obligacin de una eleccin de los espacios geogrficos susceptibles de
ser cubiertos. L;a caracterstica de la estructura de la adini-
nistracin de las finanzas coloniales consiste, en efecto, en una
organizacin construi- da sobre una base regioi~al.47 Encargado ante
todo de la percepcin de los diversos impuestos debidos al rey -en
particular el quinto que pesaba sobre los metales pre- ciosos-, la
malla de esta administracin sigui muy de cerca la avanzada de la
coloni- zacin espaola, es decir, sobre todo la de la valorizacin de
los espacios septentriona- les conjuntamente al descubrimiento o la
explotacin de nuevos sitios mineros. El espacio del virreinato se
dividi rpidamente en una docena de circunscripciones y cada iiria
de ellas con una caja real a la cabeza y en su serio un personal de
funcionarios encargados de asegurar su funcioiianiieiito. La
conservacin desigual de los archi- vos locales, as como el proyecto
irrealista de un anlisis exhaustivo de las redes del conjunto de
los fuiicioriarios de finanzas a escala del virreinato, han
incitado a no esco- ger ms que algunas de las cajas reales para
tratar de hacer la reconstitucin de las redes de sociabilidad en
ellas. Si bien tomar en cuenta a los funcionarios de Mxico se
impona por si mismo -se encontrara en efecto ademas de la caja
matriz todo un conjunto de otros servicios de finanzas igualmente
importante y que representa- ba varias decenas de funcioriarios
simultineamente en el puesto-, la eleccin de
4 7 M . Beriraiid, Grandeur et miseres de l i f i c e . . .,
01.tit., cap. 2.
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127 DE LA FAMILIA A LA REDDE SOCIABILIDAD
dos circunscripciones mineras importantes de la Nueva Espaa del
siglo XVIII, a sa- ber, Zacatecas y Guanajiiato, se impuso
rpidamente como el espacio inevitable en el que conducir el anlisis
de constitucin adems de funcionamiento de redes de sociabilidad. El
estudio de las redes de sociabilidad de los funcionarios de
finanzas afecta pues a iin centenar de funcionarios que han
ejercido en uno de los tres cen- tros principales administrativos
de finanzas coloniales y por ello en relacin, profe- sional sobre
todo pero no exclusivamente, con una gran parte del resto del
aparato administrativo colonial, y ms ampliamente con los
principales actores de la vida poltica, econmica y social del
virreinato del siglo XVIII.
Como no se dispona respecto de estos individuos de una
documentacin prove- niente de archivos privados, se trat ante todo
de investigar y de utilizar tipos de docu- mentos encontrados en
los archivos notariales de estas tres ciudades.48 A los clsicos y
preciosos testamentos fue posible aiadir otros documentos
caractersticos de la histo- ria familiar, a saber, los contratos de
matrimonio as como las cartas de estableci- miento de dotes. Esta
triple documentacin permita reconstituir con una gran pre- cisin
las estrategias relacionales y familiares de esos funcionarios,
prestando particular atencin tanto a las alianzas entabladas o
reveladas por estas fuentes como a los testi- gos invitados a
garantizar la validez jurdica de los actos. Se agregaba a ello los
inventarios de bienes elaborados en diversos momentos de la
existencia -segundo matrimonio y fallecimientos en particular- que
permiten, ms all de la estructura patrimonial, encontrar la lista
de deudores y acreedores de estos furicionarios. Por ltimo, los
diversos contratos firmados ante notarios y que involucran de una u
otra manera a un funcionario de finanzas, permiten reconstituir la
participacin de esos miembros de las elites urbanas coloniales a la
vida socioeconniica de su regin y ms all de su capacidad a teiier
en cuenta, gracias a sus redes de socios o de corres- ponsales, el
devenir de sus inversiones econmicas ms o menos lejanas. En este
terreno de la actividad socioeconinica de los funcionarios de
finanzas, a los clsicos docuineritos notariales se acabaron
agregando las cesiones de poderes dados o reci- bidos por estos
ltimos. Esta documentacin presenta en particular el inters de
sealar con precisin, adems de su beneficiario y del estatuto
socioprofesional de los contratantes, el objeto de la procuracin,
su duracin, sus posibles restriccio- nes as como ocasionalmente la
naturaleza del vnculo que una a las personas involucradas por el
contrato celebrado.
48 Su accesibilidad es muy desigual de tina ciudad a otra. En
Mxico, el gran nmero de estudios notariales que fuiicionan
simult~ieameilte proporciona 1111acceso difcil a las fuentes si se
ignora el notario ante el cual se hicieron las actas de la vida
familiar de los funcioiiarios de fii~anzas. Aqu nos ha sonredo la
suerte al permitirnos descubrir que estos funcionarios recurran
casi sistemticamente, para hacer testameiitos y contratos, a los
notarios agregados a su servicio administrativo coi1 el ttulo de
escribano foreiise de la Real Hacienda. En Zdcatecas, el escaso
iiumero de estudios -dos o tres iiicameiite- ha permitido un examen
casi sistemtico de la dociimeiitaciii, por otra parte muy accesible
porque est perfectamente clasificada. Por ltimo, en Guanajuato, el
exarnen previo relativamente modesto de estos fondos por los
propios archivistas permite recurrir a un fichero sumameiite
valioso.
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128 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A,NM. 2, VOL. 61, ABRIL-JUNIO
DE 1999
La documentacin notarial utilizada, relativamente homognea,
permiti de he- cho aprehender las estrategias relacionales de los
actores estudiados en un doble con- texto: el de la familia y ms
ampliamente el del linaje y de la parentela; el de la cornpa- a y
de la asociacin econmicas. Es capacidad de los funcionarios
asociar, separar o distinguir estos dos "miindos" que es
particularmente interesante ~eguir.~"o obstante, esta documentacin
no corresponde ms que a moinentos de la historia individual o
familiar de estos funcioriarios, moinentos sin duda importantes,
matri- nionio y defuncin en lo esencial, pero no exclusivos: nos
deja completamente en la sombra sobre las vueltas, adaptaciones o
rupturas a las que estas historias de vida han podido dar lugar y
de las que nosotros no percibimos en la mayora de los casos ms que
indicios tenues.
Haba por lo tanto que conlpletar la documentacin notarial de
naturaleza familiar y esto pudo hacerse tilmente recurriendo a los
repertorios de diversas rdenes mili- tares espaolas. El acceso a
dichas rdenes supona en efecto para el impetrante pro- bar la
"pureza de su sangre" mediante la reconstitucin de sil linaje tanto
materno como paterno, remontandose de tres a cuatro
generacio~ies.5" El inters esencial de esta documentacin reside en
particular en la profundidad temporal que permite reconstituir en
lo que respecta a la historia de las familias consideradas.
AdeniAs, otro triunfo no menos importante de esta documentacin se
encuentra en la posibilidad de encontiar, tanto en el caso de las
faniilias de funcionarios como en las de sus alle- gados y aliados,
sus desarrollos de linaje o de parentela con sus ramificaciones a
escala del imperio.
Un segundo y gran conjunto docunlental relacionado con los
individuos estudia- dos se encuentra en los archivos judiciales.
Los fuiicionarios de finanzas de la Nueva Espaa -y en particular
los de los tres grandes centros considerados- han sido obje- to de
mltiples e incesantes inspecciones administrativas que desembocan
regular- mente en investigaciones judiciales que preludian
verdaderos procesos juzgados en lo civil. Estasvastas y con
frecuencia largas operaciones de inspeccin se desarrollaban a
manera de una verdadera investigacin policial cubierta con el sello
del secreto. Eran entonces la inevitable ocasin de denuncias,
acusaciones y arreglos de cuentas de lo ms diverso^.^' Sin
profundizar aqu en la forinajurdica variada que podan asumir
L. Boltanski y M. Thveiiot, De lajwtijicalirm: les conornies de
lagrandeur, Col. NRF ensayos, Oallimard, Pars, 1991.
:"'Desafortiinadamente, los repertorios 110estn completos
respecto a1 conjunto de rdenes 1nilitar.e~ existentes. Para los
americanos miembros de estas rdeiies se dispone de repertorios
establecidos por 1.. Martnez Coso (1946) y G. Lohtnan Villena
(1947, reed. 1993). Para el conju~lto de miembros, sea cual fuere
su lugar de nacimiento, se dispone de los eniimerados por V.
Vigiiau y F. de Uhagii (1903) y V. Cadenas y Vicent (1979-1992)
para las rdenes de Calatrava, Carlos 111, Alcntara y Santiago."
Esta documentacin judicial se encuentra en lo esencial e11 la serie
Escribana de Cmara del Archivo General d e Indias. En nuestro caso,
ha representado 20 legajos a los que se agregaron puntualmente
legajos dispersos eiicontrados en otras series como Audiencia. Se
puede subrayar una particiilaridad: una parte de la documeiitaciii
relativa a la visita de Jos de Glvez, en especial en lo que se
refiere a las sanciones impuestas a los fuiicioiiarios de la
administracin de finanzas, 110 se encuentra en Sevilla sino en
Madrid, en la serie Consejos del Archivo Histrico Nacional. Por
ltimo, se puede hacer notar que las fiientes cle este tipo
encontradas en el Archivo General de la Nacin de Mkxico fueron en
suma escasas.
-
129 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
estas investigaciones, es importante sealar el desarrollo tipo
de estas inspecciones. Comenzaban con la inayor frecuencia con una
denuncia, aveces annima, lanzada contra uno de los funcionarios de
finanzas eii el puesto. En seguida se nombraba a un ins- pector,
dotado de una orden de comisin muy precisa. Una vez en el lugar, se
encar- gaba de escuchar secretamente a los testigos de cargo antes
de recibir a los testigos de descargo que defendan la causa del
sospechoso. Estos largos procediinien- tos desembocaban bien en la
clasificaciii del asunto, bien en la redaccin de un acta de
inculpacin transmitida de iilmediato al virrey. Se coiriprelide
entonces qiie el acto de atestiguar eii esas condiciones tena un
sigiiificado particularmente im- portante. Los sospecliosos
riecesitabari a toda costa movilizar al conjunto de sus re-
laciones de toda naturaleza en su circunscripcin, incluso en el
exterior, para tratar de evitar la redaccin de un informe negativo
en su contra. En caiiibio, sus enemi- gos y rivales tenan el placer
de acusar al sospeclioso y deriiinciar sus relaciones con el medio
local, causa central, a sus ojos, de todos los abusos que se
complacan ine- vitablemente en detallar. Estos largos folios, en
los que estn registrados los interrogatorios elaborados por el
encuestador y que puederi representar varias de- cenas de personas,
ven en realidad desfilar y expresarse ante el juez a lo esencial de
las lites socioeconmicas de las ciudades consideradas y dc sus
clientelas. Estas encilestas, que se suele11 prolongar en un
verdadero proceso en la bileria y debida ioriiia, constituyen
entonces tina fuente incomparable para la reconstitiicin de las
redes rivales que se enfrentaban por el control del poder y de las
riquezas locales en el inundo coloriial.
Un ltimo conjunto doci~iiiental es el que est constituido por la
documentacin producida por los seivicios fiiiancieros de la
admiriistracin colonial en el marco de sus actividades. La
correspondencia constituye la parte esencial: correspondericia
entre la caja principal -A4xico-y ls otras cajas del virreinato;
correspondencia entre los servicios de cada una de las cajas
-tesoseria, contabilidad y "factoreraV-; correspon- dencia entre
cada una de las cajas y su instancia de control presente en el
lugai; en Mxico, a saber: el tribunal o audiencia de cuentas,
verdadera corte de las cuent '1s COI1 sede en MSxico;
correspondencia entre las cajas y otros servicios
adiiiiriistrativos terri- toriales: iniinicipalidades, audiencia,
virrey, Consejo de Indias y sobre todo sil secreta- riado para la
Niieva Espaa. En esta correspo~ideiicia sumamente abuiidante, estn
reconstiti~idos los modos de funcionamiento efectivos de uiia
administracin cuyas reglas tendan a volverse cada vez ms exigentes
a lo largo del siglo XvIii. Periiiite en particular encontrar las
redes de funcionarios de finanzas que tratan en el marco de sus
actividatles profesioriales y a travs de los cuales se realizari
con la riiayor fre- ciieiicia sus abusos y, 1116s generalmente,
poner de manifiesto pi.cticas administrativas miiy alejadas de las
iiormas oficiales." Entre las informaciories nis preciosas en
la
''Sobre este tema de la "corrupciii" y de las discusioiies
suscitadas por recurrir al concepto eii un;i rstriictiira eslatal
preweberiaiia, vase P. Pietschmaiiii, "Corriipciii eii las Iiidias
espaiiolas: revi~iii de iiii debate eii 1 ; ~Iiistoriografa sobre
Hispaiioamc2rica coloiiial", eil M. Goiizlez Jiiiic2iiez, 1-1.
Pirtschmaiiii, 1.: Coiniii,J. PCrez, Inslilucioncsy corrupcicn en
La Hzsto~ia,Instituto Uiii\~ersitario de I-Iistoriri de Siinaiicas,
Uiiiversid;id de Valladolid, Irall;~dolid, 1998.
-
130 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A, NM. 2, VOL. 61, ABRIL-JIINIO
DE 1999
perspectiva de un anlisis en trminos de redes estn tal vez las
listas de garantes presentadas por cada funcionario de finanzas
cuando entr en el cargo y renovadas regularmente -normalmente a los
tres o cinco aos- a lo largo del ejercicio de su cargo, que son las
que presentan el mayor inters. Son entre quince y treinta indivi-
duos por funcionario -su nmero depende del monto de la caucin de
garanta impuesta a los funcionarios que es proporcional a la
actividad econmica de la re- gin y por tarito a las retenciones
fiscales efectuadas por la caja en nombre del rey- que son
propuestos regularmente para hacerse fiadores de la honestidad
profesio- nal de los funcionarios de finanzas del rey. No es extrao
que sean precisadas, por numerosos fiadores, sus actividades
socioprofesionales y hasta sus cargos y ttulos, sobre todo cuando
se trata de miembros de las administraciones municipales.
Otro tipo de correspondencia es el que afecta a la dirigida por
los particulares a las instancias administrativas superiores, en
Nueva Espaa y en la metrpoli. Se trata aqu muy frecuentemente de
denuncias, a veces annimas, que acusan a los funcio- narios de
finanzas. Entre los argumentos de aciisacin ms frecuentes aparece
con mucha regularidad el de las relaciones -amistosas, familiares,
de proteccin o de compadrazgo- sostenidas por uno 11otro
funcionario con habitantes de su circuiis- cripcin de ejercicio.
Sin que estos datos se puedan utilizar siempre porque a veces son
falsos y a veces estn deformados en su presentacin, es posible
reconstituir, despus de comprobar los hechos, las redes
relacionales en las que se baaban los funcionarios de finanzas de
la Nueva Espaa.
A partir de estas fuentes diversas, de naturaleza diferente pero
claramente com- plementarias, es posible volver a situar a los
miembros de la administracin de finan- zas en sus diversos entornos
de relaciones. Entonces se puede distinguir los tipos de vnciilos
constitutivos de redes de sociabilidad de funcionarios de finanzas
con base en sus gradaciones, es decir, en su intensidad desigual.
El establecimiento de esta jerarqua de relaciones merece no
obstante algunas precisiones metodolgicas pre- vias. Un contraste
tal de las relaciones sociales es una tarea difcil, a falta de
medidas "objetivas" precisas y del cuestionamiento posible por los
actores, al estilo de la en- cuesta sociolgica. Tampoco se puede
hacer caso omiso del carcter variable en el tiempo de este tipo de
relaciones, difcil de medir para nosotros porque nuestras
reconstituciones de las redes tienen que ver sobre todo con el
instante que respon- de a un momento dado en una situacin precisa.
No obstante, en parte es posible compensar estas fuertes
limitaciones mediante las apreciaciones que los propios actores
tienen sobre la naturaleza cualitativa de los vnculos -amistosos,
de paren- tesco o de enemistad- sostenidos por unos y por otros.
Por otra parte, gracias a la masa documental utilizada y a su
diversidad, se puede ver actuar o activar esos dife- rentes
v~iculos mantenidos por una u otra persona en situaciones que
permi- ten deducir de ellas la naturaleza y sobre todo la calidad
del vinculo mantenido. A riesgo de imponer algunas distorsiones en
las fuentes, se puede pues reagrupar esos vnculos o relaciones
dando lugar a un intercambio en torno a tres grandes tipos.
-
131 DE LA FAMILIA A LA RED DE SOCIABILIDAD
Los ms cercanos, aquellos con los que la relacin es ms estrecha
y por lo tanto ms fuerte, so11 lo que se puede designar como amigos
sobre la base del calificativo de "amigo intimo" que se les suele
atribuir. Este ntimo reside con frecuencia bajo el techo de su
prximo, sin que se trate no obstante de una regla sisteinrtica.
Puede asimismo teiier con el funcionario uii vnculo de parentesco
sin que esto sea un dato ni necesario ni obligatorio. En cambio, la
intimidad de los vnculos sostenidos se prolonga puntualmente
mediante la existencia de vnculos de compadrazgo entre los dos
actores. Este ltimo carcter confiere entonces a los vnculos
identificados una dimensin espiritual qiie provee la intimidad de
la relacin de amistad con una garanta de solidez y de fidelidad
difcil de desdear. La solidez de los vnculos man- tenidos hace de
esos ntimos los hombres de paja de los funcionarios en los asuntos
que realizan. Es a ellos a los que confan el comercio que mantienen
en la ilegali- dad. Es ante ellos que depositan las sumas de dinero
que quieren invertir discreta- mente en una utra actividad
econmica. Es finalmente, a menudo, con ellos que se prolonga esta
relacin slida mediante el establecimiento de lazos familiares cuan-
do no existen de anteniano, sobre todo recurriendo a matrimonios
celebrados en- tre sus hijos. Es por tanto en este primer crciilo
donde amigos y parientes, el linaje, la amistad y la parentela
tienden con mayor frecuencia a coincidir si no es que hasta a
confundirse.
Un segundo crculo de la amistad lo constituyen los que se puede
calificar de "socios" de los funcionarios de finanzas. Su rasgo
comn consiste generalmente en sil pertenencia al niundo econmico o
financiero. La relacin mantenida se inscri- be ante todo en iin
marco puraniente profesional y no exige necesariamente pro-
longacioiies afectivas fuertes ni reforzamiento sobre la base de
alianzas, sean stas familiares o espirituales. Sii principal
caracterstica reside en que implica un conte- nido material
importante, que descansa en apuestas econmiras esenciales para
ainbas partes. Y en particular, entre ellos es donde el funcionario
de firianzas recluta a sus fiadores o garantes. Es entre ellos, en
el ejercicio de sus atribuciones y a cambio del sostn inicial
obtenido, donde distribuir sus favores, privilegios y atropellos.
Es por ltimo entre ellos donde sita a todos aquellos con los que
mantiene relacioiies comerciales o financieras: acreedores y
deudores cuya lista suele establecer con una gran precisin en sil
testamento; corresponsales o intermediarios que residen en un
puerto, una ciudad del virreinato o en otra parte. Unos y otros son
mencionados uno por uno, con la cantidad correspondiente al
intercambio realizado. No obstan- te, desafortunadamente no es raro
que el furicioiiario se contente con recordar la existencia de
estas relacioiles financieras de una manera global remitiendo a los
diversos papeles personales a los que no tenemos acceso y que
precisan la naturaleza de los asuntos que mantienen.
El ltimo crculo de la sociabilidad est constituido por vnculos
que tienen que ver con relaciones de tipo clieritclista, que
recubren viiculos organizados vertical- mente segn esquemas que
poseen una gran racionalidad interna y que se basan en relaciones
de dependencia establecidas entre un patrn y sus deudores. El
vnculo
-
identificado en este caso es por naturaleza el de una amistad
instrumental que pre- suporie necesariamente una desigualdad
fundamental entre los socios. Para los furi- cioiiarios de
finanzas, estos dependientes se iden