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A yala A yala Cuadernos de ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 73 Enero-Marzo 2018 REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICA Y CIENCIAS HISTÓRICAS
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DE ICONOGRAFÍA - Cuadernos de Ayala...Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [3] la Real Academia de la Historia (1914), y la meda - lla circular con su collarín de la Academia Portu -

Jan 29, 2021

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  • A y a l aA y a l aC u a d e r n o s d e

    ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 73 Enero-Marzo 2018

    REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICAY CIENCIAS HISTÓRICAS

  • Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [2]

    El reciente real decreto 836/2017, de 8 deseptiembre último (Boletín Oficial del Estado del 22 deseptiembre de 2017), ha determinado que la antiguaSección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, crea-da en 1993, se independice de ese último y adquierala condición de archivo nacional autónomo, llamadoArchivo Histórico de la Nobleza. El real decreto ha si-do refrendado por don ÍñigoMéndez de Vigo e Icaza, Ba-rón de Claret.

    La nueva institucióncultural es de titularidad ygestión estatal, se incardinaen el Sistema de Archivos dela Administración General delEstado (Subdirección Gene-ral de los Archivos Estatales,Dirección General de BellasArtes y Patrimonio Cultural,Ministerio de Educación, Cul-tura y Deporte), y tiene susede en la ciudad de Toledo,en el antiguo Hospital de Ta-vera, un gran edificio rena-centista cedido por la Duquesa de Medina-celi para estos fines.

    El Archivo de la Nobleza cuentacon un Patronato que preside el ministrode Educación, Cultura y Deporte, y quecuenta con dos vicepresidentes, que sonel secretario de Estado de Cultura y elconsejero de Educación, Cultura y Depor-tes de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha; con siete vocales natos, que sonel Alcalde de la ciudad de Toledo; el rector de laUniversidad de Castilla-La Mancha; el director de laReal Academia de la Historia; el presidente de la Fun-dación Cultural de la Nobleza Española; el director ge-neral de Bellas Artes y Patrimonio Cultural; el subdi-rector general de los Archivos Estatales; el director dela División de Derechos de Gracia y otros Derechosdel Ministerio de Justicia; y otros siete vocales desig-nados por el ministro para un trienio, entre personali-dades relevantes en el ámbito de la cultura, la investi-gación histórica y el mecenazgo. Como secretario delPatronato, sin voz ni voto, el director del Archivo Histó-

    rico de la Nobleza (o por delegación, uno de sus fun-cionarios).

    Es esta una decisión política y cultural muy lo-able, ya que en ese depósito documental se custodianya fondos documentales donados, vendidos o deposi-tados por unos 250 archivos nobiliarios, que corres-ponden a unas 700 Casas tituladas de la Nobleza es-

    pañola histórica -como las deOsuna, Frías, Fernán Núñez,Baena, Mendigorría, Luque,Aledo, Torrelaguna, SantaCruz, etcétera-. Un fondo im-portantísimo, por cuanto losnobles conformaron las elitesrectoras de todas las Espa-ñas, desde la Baja Edad Me-dia hasta la Edad Contempo-ránea, esto es, entre lossiglos XIV y XX. Entre ella, laatinente a la guerra de Gra-nada, a la anexión de Nava-rra, a los virreinatos america-nos, a las guerras en todaEuropa -Flandes, Portugal,

    Alemania, Italia-, a la defensa de la Cristian-dad contra las agresiones turcas. Una do-cumentación preciosa para conocer lagran Historia de España, que hasta hacepoco tiempo ha permanecido en manosprivadas, es decir que era en gran medidamuy poco conocida.

    En palabras del propio legislador, estaes una institución cultural única en el mundo

    en su género, un archivo abierto donde seconservan y difunden los archivos generados y

    reunidos por la nobleza española, que han sido adqui-ridos por el Estado, depositados o donados por suspropietarios de forma voluntaria, para su utilizaciónpara la investigación, la cultura o el acceso de los ciu-dadanos a las fuentes de información que custodia.

    Los miembros de la Nobleza histórica españo-la, y los investigadores, estamos de enhorabuena. Ymuy obligados a agradecer este real decreto al ilustra-do ministro Barón de Claret.

    El Dr. Vizconde de Ayala

    EDITORIAL

    CREACIÓN DEL ARCHIVO HISTÓRICO DE LA NOBLEZA

    El toledano Hospital de Tavera, sede del nuevoArchivo Histórico de la Nobleza

    Abajo, don Íñigo Méndez de Vigo e Icaza, Barón deClaret, ministro de Educación, Cultura y Deporte

    NUESTRA PORTADAPrimera de las seis láminas de condecoraciones de todo el mundo

    publicadas en la gran Enciclopedia Seguí

    (Barcelona, 1907)

  • Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [3]

    la Real Academia de la Historia (1914), y la meda-lla circular con su collarín de la Academia Portu-guesa da Historia. He puesto en algunas de esasmenciones, el año de concesión al retratado, a

    quien que enseguidanombraré.

    Con tales elementos,y tras una pesquisa bas-tante breve, consistenteen cruzar los nombres delos miembros de dichasÓrdenes y Corporacio-nes, identifico enseguidaal personaje como el eru-dito don Antonio del Solary Taboada, gran historia-dor de Extremadura, y fla-mante Marqués de Cam-polátaro desde que endiciembre de 1951 logróla rehabilitación de esamerced de origen napoli-tano creada en 1589(Campolattaro).

    Diré ahora algo de sutranscurso vital; pues,sorprendentemente, noha sido incluido en el Dic-cionario Biográfico Espa-ñol de la Real Academiade la Historia -descuidoachacable a los eruditosextremeños responsablesdel elenco-.

    Nacido en la villa deAlcántara (Cáceres) el 13 de febrero de 1891, fuehijo de don José del Solar y Maeztu, teniente coro-nel retirado, escritor y publicista -y alcalde de Bada-joz-, y de doña Bernarda de Taboada del Solar. Secasó en Badajoz con doña María Cristina de Com-bes y Fernández-Marquesta (†Badajoz 3-feb-1947), heredera del Condado de la Torre del Fres-

    Hace dos años llegó a mis manos, siemprecodiciosas de curiosidades iconográficas, un retra-to en fotografía de excelente calidad artística, sutamaño 16’5x11’5 cm, que corresponde a un caba-llero vestido con el unifor-me del Real Cuerpo de laNobleza de Madrid, segúnel modelo aprobado porreal decreto de 12 de di-ciembre de 1904 (Gacetade Madrid del 15 de di-ciembre). Pero solamenteahora, algo más libre demis servicios a la Coronay al Estado, he podido de-dicarle la atención quemerece, hasta llegar aidentificar al retratado.

    El personaje, demediana edad y barbilam-piño, luce sobre dicho uni-forme, a más de la cruz enpaño privativa del mismoReal Cuerpo (1917), lasinsignias de la gran cruzde la Real Orden de Isabella Católica (1924), la placade la Orden del Mérito Mi-litar con distintivo blanco -probablemente de 2ª clasea juzgar por el contrastede color respecto de la an-tecedente-, la cruz (en pa-ño) de la Soberana y Mili-tar Orden de Malta (1926),las de comendador de laOrden Civil de Alfonso XII (1926) y de la Orden deDanilo I de Montenegro, las de caballero de las Ór-denes del Mérito Agrícola y Fénix de Grecia, la dela Real Hermandad e Infanzones de Illescas, y lasmedallas Lateranense pontificia, de la Cruz Rojade Portugal, y del Instituto Nacional de Previsión.También la medalla-venera de Correspondiente de

    Don Antonio del Solar y Taboada(1891-1952)

    en un retrato fotográfico tomado hacia 1928(colección del autor)

    UN RETRATO DEL ERUDITO EXTREMEÑODON ANTONIO DEL SOLAR Y TABOADA

    MARQUÉS DE CAMPOLÁTARO(1891-1952)

    por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala

    DE ICONOGRAFÍA

  • Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [4]

    no, de cuya unión nacieron suscuatro hijos don Antonio (que pre-murió), doña Bernarda, don Álva-ro y doña Dolores del Solar y deCombes. En segundas nupciasse casó con doña Engracia deAmarilla y Alonso de Nora, quefue su viuda.

    Erudito estudioso de lahistoria pacense y de la presen-cia extremeña en el Nuevo Mun-do, publicó numerosos artículossobre dichos asuntos, y tambiéntranscribió documentos pacensese indianos. Fue, además, un grangenealogista y un notable heral-dista.

    De sus obras más conoci-das, muchas de ellas escritas encolaboración con el eximio donJosé de Rújula y Ochotorena,Marqués de Ciadoncha, recorda-ré solo las tituladas El blasón deBadajoz (1919), Del pasado ex-tremeño (1927), Índice de los do-cumentos que presentó para in-gresar en el Real Cuerpocolegido de caballeros hijosdalgode la Nobleza de Madrid y en laSoberana Orden Militar de Maltadon Antonio del Solar, Taboada,de Maeztu y del Solar (1927),Piedras armeras de la provinciade Badajoz (1931), Don Francis-co de Montejo y los adelantadosdel Yucatán (1931), Señores deantaño. Notas sobre algunos quepasaron por Extremadura (1944),Godoy, Príncipe de la Paz (1944),Hidalgos y caballeros (1945), Ca-balleros del ideal (1947), Del so-lar de Extremadura (1949), y Pá-ginas de Badajoz, documentos ytrabajos históricos (1949).

    Personalidad de granarraigo en la capital pacense, yde una ideología marcadamentemonárquica y conservadora, donAntonio se afilió en 1923 a laUnión Patriótica, que encabezóen la provincia de Cáceres; y du-rante aquella dictadura primorri-verista fue alcalde de Badajozentre 1924 y 1928, y miembro de

    la Asamblea Nacional Consultivaen 1927-1928. Y fue sucesiva-mente elegido correspondientede la Real de la Historia en dichaciudad y provincia (1914), gentil-hombre de cámara de S.M. en1926, correspondiente de la RealAcademia de Bellas Artes de SanFernando, secretario de la Comi-sión Provincial de Monumentos,director del Museo Arqueológicode Badajoz (hasta 1938), cónsulde Grecia y de Panamá, cronistaoficial de Badajoz (1946), presi-dente del Monte de Piedad y Ca-ja General de Ahorros de Bada-joz, de la Caja Rural de Ahorros yPréstamos, de la Unión Territorialde Cooperativas del Campo deBadajoz, y de la Asamblea Pro-vincial de la Cruz Roja Española.

    A más de los cargos y lascondecoraciones ya menciona-das, don Antonio fue mereció lacruz de caballero de la Orden Mi-litar de Cristo portuguesa (1927),y la encomienda de la Orden Civilde Alfonso X el Sabio (1942).Perteneció a otras muchas aca-demias y sociedades culturales,españolas y extranjeras.

    Don Antonio del Solar y Ta-boada, Marqués de Campolátaroefímero, murió en su ciudad deBadajoz el 29 de abril de 1952,sin alcanzar la senectud.

    El retrato fotográfico que glo-samos ha de datarse precisa-mente en los primeros meses delaño de 1928. Considerando quefue entonces cuando, ya en po-sesión de todas las insigniasmencionadas al principio, recibióefectivamente la cruz de oficialde la Orden de Cristo -concedidaen marzo de 1927, pero que noluce en el retrato, porque aún nose le habría impuesto-; y conside-rando que sí luce, algo descolo-cada, la cruz de oficial de la Or-den Civil de Alfonso XII -que lefue concedida en diciembre de1927-.

  • Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [5]

    Era yo un mozuelo imberbe cuando mi pa-dre me llevaba de la mano al Museo del Ejército deMadrid. Aquellas visitas matinales y dominguerasincendiaron mi imaginación. Mi padre, que tenía lapalabra pronta y precisa,me hablaba de la Historiade España, de sus Reyes yde sus generales y, yosiempre me emocionabacon su cháchara, tan apa-sionada y patriótica que, enocasiones, parecía que ha-bía estado junto al Cid en latoma de Valencia o que ha-bía ayudado al general Pri-mo de Rivera en el desem-barco de Alhucemas. Y esque mi padre tenía en susdecires el don de laconvicción.

    De aquellasjornadas me viene, di-go yo, la admiraciónpor los hechos de ar-mas, por nuestros hé-roes y mártires, porlos soldados españo-les que una vez seenseñorearon delmundo. No hay, queyo sepa, en este can-sado planeta que nos ha tocadovivir, gesta tan legendaria y fabu-losa como la conquista y posteriorcolonización de América por Es-paña. Nuestras victorias militaresy, también nuestras derrotas, noshicieron grandes. No fue fácil, hi-zo falta que todo un pueblo se de-sangrase en la consecución deun sueño, pero se logró. Con esfuerzo y voluntad.Así, llevamos nuestra bandera y nuestra fe a loscinco continentes, donde todavía se escucha el ecode nuestra presencia en los más diversos escena-rios.

    Quizá por todo esto y por más cosas quetienen que ver con mi devoción por la bandera on-deando al viento, los grandes desfiles, la vida mili-tar, en suma, comencé, hace demasiados años ya,

    a coleccionar cuanta prenda de cabeza caía en misproximidades. Primero fue una gorra de plato de unoficial de Regulares, luego un ros, más tarde uncasco colombiano, así hasta poseer la colección

    que he cedido al Museo dela Batalla de Bailén. Son 65piezas, que espero que sir-van de reclamo para que,cada vez más, este Museosea conocido por más per-sonas. No en balde es elMuseo donde se recuerdala victoria de un ejército es-pañol sobre el invasor fran-cés, victoria que inició nadamenos que la decadenciadel imperio de Napoleón.

    Me gusta pen-sar que mi modestacontribución al conoci-miento de la uniformi-dad militar, mi peque-ña colección de pren-das de cabeza, seráparte integrante delrecorrido por un Mu-seo único que conme-mora una gran gestaespañola de la épocamoderna.Para mí tengo que,

    ante la actual manipulación denuestra Historia, ante la explica-ción de la conquista y coloniza-ción de América como un genoci-dio, ante la supuesta convivenciade las tres culturas, ante los mi-tos fraudulentos que confunden anuestros jóvenes, deberíamosresponder con la verdad. Museos

    como este de Bailén contribuyen al conocimiento delo que ocurrió en el pasado sin tergiversaciones in-teresadas. Pienso que debemos esmerarnos en laconservación de testimonios que den fe de los he-chos históricos y transmitirlos intactos a las genera-ciones venideras.

    Eso es lo que, en la medida de mis posibili-dades, he pretendido.

    SOBRE MI COLECCIÓN DE CUBRECABEZASpor el Dr. D. José María de Montells y Galán

    DE INDUMENTARIA

  • bar además cuanta información considere necesariapara decidir su fallo. Las candidaturas han de presen-

    tarse antes del próximo 28 de febrero de 2018, yaque el fallo del Jurado será pronunciado antes

    del 15 de abril, y el premio se entregará en elmes de mayo.

    El jurado del nuevo premio está presi-dido por don Pedro de Borbón-Dos Sici-lias, presidente del Real Consejo de lasÓrdenes, y lo integran don Alfredo Pérez

    de Armiñán, presidente de Patrimonio Na-cional y numerario de la Real Academia de

    Bellas Artes de San Fernando; doña CarmenIglesias Can, Condesa de Gisbert, directora de la

    Real Academia de la Historia; don Feliciano BarriosPintado, secretario de la misma Real Academia; donLuis Antonio Ribot García, numerario de la Real Aca-demia de la Historia; don Marcelino Oreja Aguirre,Marqués de Oreja, numerario de la Real Academia deCiencias Morales y Políticas; don Juan Manuel VillarMir, Marqués de Villar Mir, antiguo vicepresidente delGobierno; don Juan Manuel González Serna; don Car-los de Palacio y Oriol; don Manuel Gullón de Oñate,Conde de Tepa; y don Íñigo Moreno de Arteaga, Mar-qués de Laserna; don Álvaro Mariátegui Valdés; y donÍñigo de Churruca y Bonilla.

    Se trata, ciertamente, de un premio único en elmundo, bien concebido y bien dirigido, al que desea-mos larga y fructífera vida.

    Las cuatro Órdenes de Santiago, Calatrava,Alcántara y Montesa han instituido el Premio ÓrdenesEspañolas para distinguir anualmente al historiadorespañol o extranjero que por sus trabajos deinvestigación histórica hayan alcanzado ungeneral reconocimiento, y cuya obra estérelacionada con lo hispánico y su proyec-ción en el mundo.

    Podrán proponer candidatos lasUniversidades que mantengan departa-mento de Historia; las Academias e Institu-ciones con el mismo cometido; el Real Con-sejo de las Órdenes; el presidente dePatrimonio Nacional; y los representantes de lasentidades patrocinadoras. El premio está dotado con60.000 euros, y se manifiesta mediante una artísticamedalla de plata maciza en cuyo anverso se exhibenlas cruces de las cuatro antiguas Órdenes Militares,esmaltadas en sus colores. La acuñación de esta pre-sea ha sido realizada por la Real Casa de la Moneda-Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, habiendo inter-venido en el diseño el especialista en Numismáticadoctor don Rafael Feria Pérez, y el especialista en Fa-lerística doctor don Alfonso de Ceballos-Escalera Gila,Vizconde de Ayala.

    Las candidaturas han de documentar y acredi-tar la personalidad del candidato y el alcance y valorde su obra y de sus estudios. Y el Jurado podrá reca-

    Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [6]

    (+34) 670 826 300 - [email protected]

    J o s é M i g u e lP e c o s

    Antiguo Maestro Mayor

    de

    Cejalvo

    NUEVO PREMIO DE HISTORIA “ÓRDENES ESPAÑOLAS”

  • cordaremos a doña Teresa.Teresa Calvo Pérez vino al mundo en la

    villa de Alaejos, al sur de Valladolid, por los añosde 1755 a 1761, en el seno del matrimonio for-mado por José Calvo Rodríguez y Francisca Pé-

    rez Herrero; el padre natu-ral de Tagarabuena (Za-mora), como lo fueron suspasados; y la madre origi-naria de tierra de Madrid.Estos cónyuges, los úni-cos del apellido Calvo en-tonces residentes en Alae-jos, también trajeron almundo a otros hijos, res-pectivamente nombradosManuela (17 de julio de1755), Antonio (4 de mar-zo de 1758), otra ManuelaBenita (13 de abril de1761), Francisco Javier (4de diciembre de 1763) yMarcelino (1766). Todosellos bautizados en la pa-rroquia de San Pedro(3).No he hallado el bautismode una niña llamada Tere-sa, que yo sospecho seauna de las dos Manuelasdocumentadas, pues es

    conocida la costumbre de mudar de nombre altiempo de recibir la confirmación. Tampoco he da-do con el de su hermana Vicenta, de la que luegodiré.

    Sí que sabemos algo de su hermanoFrancisco Javier Calvo, a quien hallamos en 1781acompañando en su viaje a La Habana, como jo-ven criado, al general Conde de Macuriges, queiba allá para unirse a las fuerzas de don BernardoCuadernos de Ayala, 48 (octubre-diciembre de 2011),págs. 21-25.3) Archivo Diocesano de Valladolid, Parroquia de SanPedro, libros de bautizados 7º y 8º. En los librossacramentales coetáneos de la parroquia de SantaMaría, no hay rastro documental de esta familia.

    A pesar de que las tan en boga -y tanacientíficas- teorías de género buscan imponeruna visión empobrecida de la presencia de lasmujeres en la vida pública y privada de los siglospasados, los hechos vienen a demostrarnos otrarealidad muy distinta. Unarealidad histórica en la quelas mujeres, si bien noigualadas legalmente a losvarones, tenían por do-quier un papel relevante, yse desenvolvían perfecta-mente en la sociedad es-pañola de otrora(1).

    Buen ejemplo deello es el de doña TeresaCalvo Pérez, una verdade-ra heroína en el duro Ma-drid de los días de la ocu-pación francesa, entre1808 y 1812. Porque estamujer, entonces una viudaperteneciente a una clasesocial media-baja, no tuvoreparos en lanzarse al so-corro de los soldados es-pañoles prisioneros de losfranceses, y de los solda-dos que combatían al in-vasor. Como también ha-bía hecho en aquella misma época otra de susconvecinas, doña Paula Atienza, llamada la Ma-dre de los Prisioneros, a la que también hemosdedicado el recuerdo que merece(2). Ahora re-

    1) Sobre la historia de las mujeres, que es corrientehistoriográfica a la moda, pueden consultarseinnumerables textos, aparecidos en los últ imosdecenios. Baste ahora recordar los clásicos de GeorgesDuby y Michelle Perrot (directores), Historia de lasmujeres (Madrid 1993); e Isabel Morant e.a. (directores),Historia de las mujeres en España y América Latina(Madrid 2005-2006, en 4 volúmenes, aquí nos interesael tercero). 2) “Doña Paula Atienza, Madre de los Prisioneros, fallidadama de la Orden de San Fernando en 1815”, en

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    TERESA CALVO: UNA HEROÍNA EN EL MADRIDOCUPADO POR LOS FRANCESES

    por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala

    DE BIOGRAFÍA

  • de Gálvez(4). Y en América prosperó, pues ya en1805 era el administrador de Correos de Orizaba,en el partido de Vera Cruz, virreinato de la NuevaEspaña. En 1817 solicitó los honores de comisa-rio de guerra -un grado elevado dentro de la ad-ministración militar-; y en 1819, conservando sucitado puesto en Orizaba, fue nombrado visitadorde la administración de Correos de Guatema-la(5).

    Por su parte,nuestra doña Teresa secasó con don MiguelRodríguez Fuertes, le-trado, nombrado asesory auditor jurídico militarde la Comandancia deTropas de las Provin-cias Internas de la Nue-va España -Tejas-,quien murió durante unaepidemia en Cádiz, en1804, al tiempo de em-barcarse para la NuevaEspaña. Para aliviar suviudez, el Rey le señalóuna pensión de 4.000reales anuales, abonados sobre las rentas de lasvacantes mayores y menores de la ciudad deMéxico(6).

    Y vamos ya al momento cumbre de laexistencia de nuestra castellana, es decir al delos pesarosos años de la invasión francesa y dela ocupación de la capital del Reino, cuando doñaTeresa Calvo contaba ya casi cincuenta años -una edad avanzada para aquella época-. Y, paraconocer algo de sus beneméritos actos en aque-llos días, nada mejor que transcribir literalmentelo que de ella y de ellos publicó el Diario de Ma-drid del lunes 18 de julio de 1814:

    Artículo comunicadoSeñor editor del diario: en medio de los horroro-

    4) Archivo General de Indias (AGI), Contratación,Pasajeros, legajo 5525, n.7, r.10.5) Respectivamente en AGI, Correos, 234B, 236B y94B.6) El expediente para el cobro de su pensión en Orizabase halla en AGI, Correos, Veracruz, legajo 234B. Poreste expediente sabemos que también en esa estafetapercibía otra pensión de 80 pesos mensuales suhermana doña Vicenta. Hay otro expediente sobre lomismo datado en 1816: AGI, Reales Órdenes, vol. 101,expte. 270, al folio 271.

    sos males que han cercado y compartido conti-nuamente a la humanidad en esta malhadada ca-pital durante tiempo que los franceses la domina-ron, plugo a la divina providencia suscitar unamano benéfica y consoladora que hiciera a losdesgraciados menos amargo el sacrificio de la re-signación.

    Sin duda penetrarávmd. desde luego queintentamos hablar dedoña Teresa Calvo, deesa célebre castellana,natural de la villa deAlaejos, honra de susexo, edificación de suestado, dechado delmás puro y ardiente pa-triotismo, y modelo decorazones religiosa-mente sensibles.

    Esta respetable viu-da gemía aún en el reti-ro de su humilde casala muerte prematura desu esposo D. Miguel

    Rodríguez Fuertes, asesor y auditor de la coman-dancia general de Nueva-España, arrebatado en1804 por la peste de Cádiz: todavía bañaba consus lágrimas los miserables restos de aquella for-tuna que había lisongeado a sus floridos añoscon la esperanza de una vejez feliz; quando em-bestida y tomada esta capital diciembre de 1808por el enemigo, olvido generosamente su propioduelo para tomar una parte mui esencial en el desus compatriotas. Llega a sus oídos confundidocon el sonido de las trompetas y el redoble detambores el estruendo del cañón que por diferen-tes puntos batía a la villa: abandona su soledad:vuela a las puertas de Fuencarral, Pozos, Reco-letos, Santa Bárbara: se introduce por entre lasbalas y el fuego, y a manera de un genio invulne-rable y bienhechor derrama y esparce todo géne-ro de auxilios a nuestros valientes defensores.

    Arrastrando la fatalidad en pos de sí unotras otro los desastres nuestras pérdidas enUclés, Ocaña y Despeña-Perros, ocasionó la demuchos miles de prisioneros, que conducidos aesta capital por el soberbio e injusto vencedor,ofrecía a nuestros ojos un espectáculo de compa-sión y de lágrimas. En breve los hospitales deSan Francisco y Hospicio se vieron henchidos de

    Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [8]

    1812: el año del hambre en Madridpor José Aparicio (Museo del Prado)

  • miserables cubiertos de polvo y heridas, o abra-sados de la fiebre. Teresa Calvo acude deshala-da a estas mansiones del dolor y del llanto: a unmismo tiempo practica los oficios de madre, demédico y de ministro del altar: con una mano apli-ca las hilas a la herida, conla otra muestra al moribun-do en el Crucifixo el términoy la corona de la esperanzadel cristiano. En vano elcruel enemigo opone a estacaridad intrépida los insultosmás groseros, los tratamien-tos más humillantes, y hastael hierro de las bayonetas:la heroína castellana, másfirme en su propósito quan-to más contra- rrestada, ex-cita la compasión de susconciudadanos, invoca sugenerosidad, vuelve y re-vuelve con todo género desocorros y auxilios, parece yreaparece como el sol cer-cado de negras nubes enlos hospitales, en el centrodel Retiro, al encuentro delos prisioneros que eranconducidos a Francia: facili-ta a unos su fuga, proporciona otros calzado y ali-mento, dejando grabada en el corazón de todosla dulce memoria de una tierna y generosa ma-dre, que con la admiración y pasmo de los mis-mos franceses supo triunfar de todos los peligros,arremeter y allanar los mayores obstáculos parahacer menos dura la suerte de sus hijos.

    Estos exemplos, señor editor, esta filantro-pía tan extraña a los tiempos en que vivimos, co-mo capaz de confundir al insensible opulento y alfalso filósofo, no es justo se pierdan para nuestrahistoria, en cuyas sangrientas páginas formaránun intervalo de consuelo y alivio para los que laleerán.

    Reanimado el corazón de esta virtuosamuger con el feliz restablecimiento al trono deEspaña de nuestro augusto Monarca el Sr. D.Fernando VII (que Dios guarde dilatados años),exaltado con la augusta presencia de este ídolode su actividad y de su entusiasmo; nuevamenteestimulada a vista de los prisioneros que vuelvende su destino hechos una miseria, y segura de

    que sus maternales desvelos en favor de los ilus-tres defensores del trono han sido y son gratos ala Magestad, despliega actualmente un zelo cadavez más admirable para remediar a los infelicesque a cada instante se presentan en su casa, la

    qual, como la de Job, es unasilo público al desgraciado,y el hospicio de los indigen-tes. Puede en buena fe de-cirse que esta caritativa viu-da es el ojo del ciego, el piedel cojo, la protección deldébil y la consoladora deafligidos. Brigadieres, coro-neles, capita- nes, oficiales,soldados, ninguno quedaexcluido de los socorrosque buscan y proporciona elcorazón magnánimo y be-néfico de esta generosacastellana.

    No se trata, señoreditor, de alucinar los he-chos cotidianos consigna-dos de un modo indelebleen el corazón de los favore-cidos; en el testimonio pú-blico, y en los documentosque los acredita, tienen una

    garantía mui sólida para que la maledicencia pue-da calificarlos de impostura. Por nuestra parte,deseando justificarlos y perpetuarlos en la memo-ria de los españoles para honor de la nación, ycorresponder en el modo posible los favores reci-bidos de nuestra ilustre y generosa bienhechora,ya quando prisioneros en esta capital, ya a nues-tro regreso de Francia, subscribimos a esta na-rración; y suplicamos a vmd. la inserte y publiqueen su periódico. Madrid 10 de julio de 1814. Elcapitán Lucas Villalonga Andino de Centurión. Elcadete de Reales Guardias de Corps AntonioQuevedo. El subteniente D. Francisco de Béxar.El subteniente Francisco Méndez. El subtenienteAntonio Lozano. Juan Machado.

    Este es el relato, tan vívido, de algunas delas hazañas de aquella gran mujer.

    Nada más hemos logrado averiguar delresto de la vida y hechos de la heroína castellanadoña Teresa Calvo Pérez, en aquel peligroso yhambriento Madrid de los tristes días de la ocu-pación francesa.

    Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [9]

  • Poco conocido en el ámbito marítimo euro-peo es el hecho de que, a partir del año de 1800, laentonces joven República de los Estados Unidos deAmérica (más bien del centro del norte de Améri-ca), mantuvo, con carácter permanente, una fuerzanaval en el mar Mediterráneo, entonces dominadopor las escuadras británicas y francesas.

    Esta fuerza naval, denominada Mediterrane-an Squadron, fue permanente entre 1801 y 1818; yposteriormente Washington envió varias escuadrascon misiones determinadas, entre 1820 y 1865 –momento en el que pasó a denominarse EuropeanSquadron-.

    El interés estratégico de esta acción navalestadounidense se dirigía a proteger a los buquesmercantes norteamericanos en aquellas aguas, y acontrolar y a erradicar la piratería tunecina y berbe-risca, y más tarde la de las islas griegas. Es de re-cordar que los Estados Unidos tuvieron dos guerrascon las Regencias de Túnez y de Argel (las BarbaryWars), la primera en 1801-1805, y la segunda en1815. Aquellos combates en las costas de Trípolidejaron larga memoria en el sentir de los marinos ysoldados estadounidenses, y contribuyeron a forjarla grandeza posterior de la hoy temible U.S. Navy:por eso el famoso himno del U.S. Marine Corpsarranca con las frases From the Halls of Montezu-ma to the shores of Tripoli...(1).

    La aparición de una interesantísima acuare-la que representa sin lugar a dudas a uno de losbuques que formaron parte de la fuerza estadouni-dense destacada en el Mediterráneo, obra conser-vada en la colección del académico asturiano donManuel María Rodríguez de Maribona y Dávila, nosha movido a tomar la pluma para glosar sus aspec-tos artísticos e historiográficos.

    1) Sobre el U.S. Mediterranean Squadron, puedenconsultarse las obras de Gardner W. ALLEN, Our Navyand the Barbary Corsairs (Chester, 1905); y Joshua E.LONDON, Victory in Tripoli: How America’s War with theBarbary Pirates established the U.S. Navy and shaped aNation (New Jersey, 2005).

    Se trata de una obra de pequeño formato,apaisado de 20x15,5 cm, realizada en acuarela so-bre cartón. Muestra una ensenada con rocas y bar-cas de pescadores en primer plano, con una villafortificada en el plano medio -destacando una grantorre circular almenada, y la puerta de acceso-, y alfondo unos altos peñascos. Sobre las aguas, un bu-que de mediano porte, navegando de partida conbastante trapo, que arbola dos banderas norteame-ricanas. La ejecución de la obra, aunque sencilla,demuestra una notable soltura con el pincel.

    La obra es de un estilo netamente napolita-no, aunque no nos sirva para determinar ni la situa-ción geográfica de la escena, ni tampoco la nacio-nalidad del autor, ya que ese estilo fue muy imitadopor doquier desde mediados del siglo XVIII hasta elprimer tercio del siglo XIX, espacialmente por artis-tas franceses, británicos y holandeses.

    Curiosamente, la acuarela aparece cuidado-samente firmada –a pesar de ser obra menor- conuna cifra muy bien diseñada sobre caracteres usa-dos entonces en la Inglaterra georgiana: las inicia-les que componen esa cifra son G-L, o bien L-G.Consultada la más importante base de datos de fir-mas y cifras de artistas -la que mantiene John Cas-tagno en su web http://www.artistssignatures.com-,parece que dichas iniciales solamente corresponde-rían al pintor holandés Gerrit Lamberts (Amster-dam, 1776-1850). Es obvio que dicha cifra no pue-de ser atribuida con seguridad, por ahora, a talartista, dedicado más bien al paisaje urbano y a laconservación del Rijksmuseum, y del que ademásno se conocen estancias ni viajes por el Mediterrá-neo, aunque sí alguna marina(2).

    Examinemos ahora el buque representadoen la acuarela. A juzgar por su aparejo, se trataríade una corbeta (pues su porte es de unos veintecañones, a juzgar por las portas), de tres palos,bauprés, trinquete y mayor, todos con velascuadras, y el mesana con vela latina. Notemos que

    2) Noticia del artista en el Biographisch woordenboekder Nederlanden, vol. 11 (1865), por A.J. van der AA.

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    LA CORBETA U.S.S. GEORGE WASHINGTON ,DEL MEDITERRANEAN SQUADRON (1800-1802) ,

    EN UNA ACUARELA DE LA COLECCIÓN RODRÍGUEZ DE MARIBONA

    por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayalanumerario de la Real Academia de la Mar

    DE RE NAVAL

  • mercante en Providence en 1793, con un coste de69.024 dólares, y fue comprado por el Congreso en1798. Se halló en la primera y en la segunda rota-ción de nuestra flotilla mediterránea, o sea entre losaños de 1801 y 1802, participando así en la primeraguerra berberisca. Fue el primer buque de guerranorteamericano que entró en el Mediterráneo (enseptiembre de 1800), mandado por el capitán Wi-lliam Bainbridge, a quien parece que después susti-tuyó –quizá a título de interino- el capitán JohnShaw.

    Por cierto, la George Washington visitó a fi-nales de 1800 el puerto español de Alicante, y re-gresó a los Estados Unidos para ser reparado.Vuelto al Mediterráneo en los primeros meses de1801, visitó puertos franceses e italianos –en unode los cuales pudo muy bien realizarse la acuarelaque glosamos-, retornando a Málaga y desde allí aFiladelfia, ya a mediados de abril de 1802. Allí fueinspeccionado y, considerándolo en mal estado, fueinmediatamente dado de baja en la U.S. Navy, y

    estos buques, por su ligereza y su gran velamen enrelación al escaso desplazamiento, conseguían,con vientos frescos, notable velocidad sobre elagua. Por tanto, eran muy a propósito para la mis-ión de lucha contra la piratería.

    En todo caso, la identificación del buque re-presentado puede abordarse a partir de la propiaacuarela, y de los elencos de los buques integran-tes del Mediterranean Squadron en la primera gue-rra de Berbería (1801-1805), ya que los personajesrepresentados, y el estilo de la obra, indican que secorresponde con esas fechas de la plena era napo-leónica.

    Y comprobamos que de esta clase de bu-ques (corbeta o sloop of war en el léxico naval an-glosajón de la época), hubo uno en el Mediterrane-an Squadron: el nombrado George Washington, de624 toneladas de desplazamiento, 33 metros de es-lora y 10 metros de manga, que montaba 24 caño-nes de a 9, y 8 cañones de a 6, siendo su tripula-ción de 220 hombres. Había sido construido como

    Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [11]

  • Al parecer fue sustituido en el mando de lacorbeta por el capitán John Shaw; esto debió ocurriral tiempo del postrer retorno del buque a los Esta-

    dos Unidos, en marzo-abril de1802. Shaw, nacido en Mount-melick (Irlanda) en 1773, emi-gró a los Estados Unidos en1790, estableciéndose comomarino mercante en Filadelfia.Cuando se organizó la U.S.Navy en 1798 fue alistado co-mo teniente, sirviendo a bordodel buque U.S.S. Montezumaen las campañas contra losfranceses. En 1799 pasó amandar el schooner U.S.S. En-terprise, con el que capturósiete buques franceses y recu-peró otros mercantes estadou-nidenses, mereciendo muchafama. En 1800, al mando de lafragata U.S.S. Adams se incor-poró al Mediterranean Squa-dron, y participó en la primeraguerra berberisca. Promovido

    a capitán en 1807, en la guerra contra los británicosde 1812 mandó la estación naval de Nueva Orleánsy la fragata U.S.S. United States. Murió en Filadelfiaen septiembre de 1823. Varios buques norteameri-canos han ostentado su nombre, así como lo llevauna isla caribeña(5).

    En conclusión, considero que la obra con-servada en la colección Rodríguez de Maribona esuna verdadera rareza iconográfica, pues las imáge-nes de los buques de la entonces recién nacidaU.S. Navy (organizada, sino creada, en 1798), sonescasísimas. Y no existe ninguna de la corbetaU.S.S. George Washington, que es el buque queidentificamos en ella. De ahí que su valor principalno sea el artístico –aunque se trate de una acuarelade cuidada ejecución-, sino sobre todo el iconográfi-co. Y cuyo conocimiento y divulgación viene a enri-quecer la historiografía naval norteamericana de suépoca fundacional.of distinguished American naval officers (Philadelphia,1846); James BARNES, Commodore Bainbridge: fromthe gunroom to the quarter-deck (1897); H.A.S.DEARBORN, The life of William Bainbridge (Pinceton,1931); y David F. LONG, Ready to hazard: A Biographyof Commodore William Bainbridge, 1774-1833 (HanoverN.H., 1981).

    5) James Fenimore COOPER, Lives of distinguishedAmerican naval officers (Philadelphia, 1846); y tambiénHistory of the Navy of the United States of America(Nueva York, 1856).

    vendido a particulares en mayo de aquel mismoaño(3).

    Digamos algo del principal comandante delbuque de nuestro interés: Wi-lliam Bainbridge, nacido enPrinceton, entonces provinciabritánica de New Jersey, en1774. Comenzó su carrera na-val como capitán mercante(1792-1798), incorporándoseen 1798 a la naciente U.S.Navy. Segundo del schoonerU.S.S. Retaliation en las IndiasOccidentales, buque que hubode rendirse a dos fragatasfrancesas. Al año siguiente de1799 pasó a mandar el bricU.S.S. Norfolk, de 18 cañones.En 1800, en los prolegómenosde la primera guerra berberis-ca, pasó a mandar nuestraU.S.S. George Washington,que condujo hasta Argel, ydesde allí a Estambul. Mandóenseguida la fragata U.S.S. Philadelphia, que em-barrancó ante Trípoli, quedando prisionero con todasu tripulación durante nueve meses. Tras ser libera-do, regresó a los Estados Unidos, donde fue encau-sado y resultó absuelto. Mandó después el puertode Charleston y las fragatas U.S.S. President(1809-1812) y U.S.S. Constitution (1812), a bordode la cual logró la derrota y captura del buque britá-nico de superior porte H.M.S. Java. Desde enton-ces Bainbridge y sus hombres pasaron a ser consi-derados héroes nacionales; el presidente leconcedió la medalla de oro del Congreso, y el muni-cipio neoyorquino encargó su retrato al artista Gil-bert Stuart (1755-1828), quien lo realizó hacia 1814,y hoy se conserva en el United States Naval Aca-demy Museum. En 1815, ya con el rango de como-doro, participó en la segunda guerra berberisca oAlgerian War al mando del Mediterranean Squadron(mando que mantuvo hasta 1821). A su regreso asu patria sirvió destinos en tierra, falleciendo en1833 en Filadelfia, donde yacen sus restos. Variosbuques estadounidenses han llevado su nombre,así como varias poblaciones, fortalezas y calles(4).3) Sobre este buque, véanse los estudios de Donald L.CANNEY, The old steam navy (Annapolis, 1900); y deHovard Irving CHAPELLE, The History of the AmericanSailing Navy. The ships and their development (NewYork, 1949).4) Thomas HARRIS, The l i fe and services ofCommodore Wil l iam Bainbridge, U.S. Navy(Philadelphia, 1837); James Fenimore COOPER, Lives

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  • Trazar una historia completa de los orígenesy la evolución histórica del castillo de Arbeteta, in-mediato a la población de este mismo nombre, quehoy pertenece a la provincia de Guadalajara comoantes lo fue de la deCuenca, no es posi-ble. No se conservanapenas antecedentesdocumentales del cas-tillo de Arbeteta conanterioridad al sigloXII, correspondiendosólo a momentos de-terminados los queexisten con anteriori-dad al siglo XV. Lasfuentes históricas ple-nomedievales han deser, pues, el propiomonumento o fábricade la fortaleza; mien-tras que para la bajaEdad Media contamosya con más documen-tos, si no abundantessí al menos suficien-tes para conocer en lí-neas generales la his-toria de este castillo,que proceden del Ar-chivo Municipal deCuenca, del ArchivoDucal de Medinaceli, ydel Archivo Generalde Simancas.

    A juzgar por su posición y su rica, la fortale-za de Arbeteta debe datarse en el siglo X cuandomenos, quizá sobre la base de un castro más anti-guo, prerromano si atendemos a su posición geo-gráfica –un enriscado cerro, cortado a pico por tresde sus lados sobre un río que lo rodea. Por ciertoque hace ya muchos años se hallaron en la mismaplaza mayor del pueblo algunas sepulturas ibéri-cas(1).

    1) Francisco LAYNA SERRANO, Castillos de Guadalaja-ra (Guadalajara, 1933; utilizo la 4ª edición, 1994), vol. II,

    En cuanto al topónimo del lugar, algunos au-tores lo hacen prerromano, derivado del celtíberoalp-, sitio montañoso, fonéticamente derivado a arb-quizá por confusión con el latino alb-, albo o blanco,

    en referencia a la nie-ve que cubre estasmontañas del Alto Ta-jo. A ese sufijo celtíbe-ro le seguiría el apela-tivo (b)eteta, compu-esto de –eta, zarza, y–eta, locativo plural:es decir, lugar de zar-zas. Todo ello, cierta-mente, no se opone ala configuración y apa-riencia de este terre-no(2).

    Sin embargo,Menéndez Pidal no re-coge este topónimocomo prerromano, altiempo que los auto-res más respetados leatribuyen raíz latina yorigen mozárabe –lodelata la falta de so-norización de la t in-tervocálica-, pero conartículo árabe: nuestrobeteta derivaría asídel colectivo latino en-etu, -eta, construidosobre abiete, abeto.

    La aféresis de /a/ se debe a un falso análisis de suunión con el artículo: l’abeteta}la beteta. Abeto nodesignaría allí un abeto propiamente dicho, sino elconjunto de una variedad de pinos, en general. Eltopónimo se completaría con el artículo árabe al-, yel paso secundario de l a r, como ocurre tambiénen el topónimo armuña. Arbeteta vendría a signifi-car, pues, lugar de pinares. Lo cual es absoluta-página 297.2) Fernán CABALLERO, Nomenclatura geográfica deEspaña (Madrid, 1834), pág. 70. Jaime de QUEREXE-TA, Diccionario onomástico y heráldico vasco (Bilbao,1971), II, pág. 64.

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    EL CASTILLO DE ARBETETA:ALGUNAS NOTAS DE SUS MIL AÑOS DE HISTORIA

    por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala

    DE CASTILLERÍA

  • mente exacto como descripción del término geográ-fico(3).

    En todo caso, la baja mampostería del apa-rejo, las labores constructivas y la planta de toda laparte sur, en que se enclava la torre del homenajeque defiende el acceso al castillo, delatan un origenárabe. Ello confirmaría que se trata de una fortalezasecundaria dentro delcinturón de fortificacio-nes que defendía por elnorte el Califato de Cór-doba, dependiendo de laMarca Media cuya capi-tal se hallaba en la nomuy lejana Medinaceli.Notemos que Arbetetase encuentra en la zonaclave de la confrontaciónentre el Califato de Cór-doba y el Reino de Cas-tilla, en los siglos clavede la plena Edad Media,y particularmente en elperiodo que transcurre entre la conquista de Toledo(1085) y la batalla de las Navas de Tolosa (1212).

    La intención de sus constructores es clara:la defensa de uno de los escasos pasos que atra-vesaban sobre el Alto Tajo y la serranía de Cuenca,comunicando esta ciudad –y a su extensa cabañade ovejas merinas- con el norte de Castilla, espe-cialmente con los pastos y las tierras sorianas y rio-janas.

    Dejando aparte algunas leyendas, no com-probadas, que atribuyen la posesión de la fortalezaa los freires hospitalarios de la Orden de San Juan,las primeras noticias documentales datan, como se-ñalábamos antes, del siglo XII, cuando el Rey DonAlfonso VIII concedió como término al Concejo deCuenca, por su privilegio rodado datado en aquellaciudad el 17 de enero de 1190, las aldeas de Man-tiel, Cereceda, La Puerta, Viana, Solanilla, Peralve-che, Arbeteta –Arbetetam-, Palomarejos y HuertaVellida(4),

    Totas integre, cum omnibus terminissuis, pascuis, montibos et aquis, et cumomnibus directuris et pertinentiis suis,

    3) Ramón MENÉNDEZ PIDAL, Toponimia prerrománicahispana (Madrid, 1952). Emilio NIETO BALLESTER, Bre-ve diccionario de topónimos españoles (Madrid, 1997),pág. 89.4) Archivo Municipal de Cuenca, leg. 1, expte. 1. Trans-crito íntegramente por F. Antonio CHACÓN GÓMEZ-MO-NEDERO, Colección diplomática del Concejo de Cuen-ca, 1190-1417 (Cuenca, 1998), págs. 69-70.

    iure hereditario in perpetuum habendaset irreuocabiliter posidendas.

    Desde el mismo momento de la repoblacióncristiana del territorio, Arbeteta y su castillo pasa-ron, pues, a pertenecer al poderoso Concejo deCuenca, uno de los grandes concejos reconquista-dores y repobladores más clásicos del sur del Due-

    ro –como Segovia o Ávi-la-, caracterizados poruna gran fuerza militar ycolonizadora, y por estarazón dotados de un ex-tenso alfoz regido desdela ciudad reconquistadaen el 1177. La concesiónen 1189-1190 del célebreFuero de Cuenca serácoetánea a la demarca-ción territorial decretadapor el Rey Alfonso(5). Amediados del siglo XIII,la expansión repobladorade Cuenca se detuvo, y

    poco después la nobleza allí establecida -las pode-rosas familias Carrillo, Albornoz, Mendoza y Acuña,entre otros linajes menores-comenzó un largo pro-ceso de presiones y luchas para apropiarse de tie-rras y derechos concejiles, viéndose Cuenca forza-da a dedicar gran parte de su atención a resistiresas presiones para defensa de sus territorios. Es-tos conflictos alcanzarán su auge durante el sigloXV, al socaire de las luchas civiles y de la debilidaddel poder político en Castilla(6).

    Será en tal contexto histórico cuando Arbe-teta –hasta entonces una aldea de la Tierra deCuenca- sufra la embestida de un poderoso magna-te del norte soriano: el Conde de Medinaceli, intere-sado en extender sus estados hacia el sur, paracontrarrestar la creciente influencia de los Mendozade Guadalajara, y al mismo tiempo controlar los5) Julio GONZÁLEZ, “Repoblación en tierras de Cuen-ca”, Barcelona, 1er Simposio Internacional de Historia deCuenca. Cuenca y su territorio en la Edad Media, A.E.M.,Madrid-Barcelona, 1982. Y Repoblación de Castilla laNueva (Madrid, 1975-1976). Yolanda GUERRERO NA-VARRETE y José María SÁNCHEZ BENITO, Cuenca enla Edad Media: un sistema de poder (Cuenca, 1994).6) María Concepción QUINTANILLA RASO, “La implan-tación de la nobleza y relaciones de poder en la tierra deCuenca en la Baja Edad Media”, Relaciones de poder enCastilla: el ejemplo de Cuenca (Cuenca, 1997). Concep-ción SÁNCHEZ PABLOS, “La presión nobiliaria sobre lastierras concejiles de la Castilla bajomedieval: el caso deCuenca”, ponencia presentada en el VII Congreso de laAsociación de Historia Económica, Zaragoza, septiembre2001.

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  • Medinaceli y su aliado el no menos poderoso donPero Carrillo(9).

    Las apetencias señoriales de Medinaceli, yaconsolidadas de facto, cuajaron al fin de iure muyavanzado el siglo XV, cuando los Reyes Católicos,mediante cédula data el 18 de marzo de 1477, con-cedieron a don Luis de la Cerda, quinto Conde deMedinaceli(10), el señorío sobre varios lugares, en-tre ellos este de Arbeteta, con su fortaleza y térmi-

    no, junto con otros400 vasallos tam-bién en la Tierra deCuenca, como re-muneración de los15.174 florines deoro que le adeuda-ban como parte delpago de la dote desu esposa la Infan-

    ta Doña Ana de Aragón y Navarra, por cierto falleci-da en aquel mismo mes(11).

    Todo esto se explica no tanto como remune-ración de los servicios que había prestado el mag-nate castellano a los Reyes en sus guerras contralos partidarios de la Excelente Señora -la desgra-ciada Princesa Doña Juana, llamada la Beltraneja-,sino, en realidad, como consecuencia de la concor-dia que había alcanzado con ellos, y como com-pensación por la renuncia de su esposa la InfantaDoña Ana a sus pretensiones sucesorias -que no asus derechos- sobre el trono de Navarra(12). Dosaños más tarde, nuestro quinto Conde de Medina-celi, Señor de Arbeteta y otras muchas villas y luga-res, era elevado a la dignidad ducal, y convertidoen el flamante primer Duque de Medinaceli.

    La posesión de Arbeteta consolidaba el for-midable dominio del Duque de Medinaceli sobre to-das las tierras del Alto Tajo, e incluso su penetra-ción en la Alcarria, en las tierras tradicionalmente

    9) Archivo Municipal de Cuenca, leg. 198, expte. 3 (9-X-1469).10) Sobre la Casa Ducal de Medinaceli, véase FranciscoFERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, Historia Genealógi-ca y Heráldica de la Monarquía Española (Madrid, 1897-1920), vol. V (Casa de la Cerda).11) Archivo Ducal de Medinaceli, Medinaceli, leg. 65,núm. 5. Véase Antonio SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Medina-celi y Colón. La otra alternativa del descubrimiento (Ma-drid, 1995), págs. 121-122.12) Ya hemos señalado que el Duque estaba casado conla Infanta Doña Ana de Aragón y Navarra, finada en mar-zo de 1477: los Reyes confirmaron entonces al Duque elseñorío de las villas de La Guardia y Los Arcos, y ratifica-ron la donación de esta de Arbeteta. Archivo Ducal deMedinaceli, Medinaceli, leg. 65, núm. 5.

    pastos y las rutas laneras entre Soria y Cuenca.Medinaceli utilizará para ello a sus redes clientela-res conquenses, a través de las cuales realizaba in-cursiones y presionaba por la zona noroeste del al-foz de Cuenca. En 1468, el Concejo de Cuenca sequejaba al Rey de las intromisiones de Medinacelien Armallones y Arbeteta, solicitando además el au-xilio del Maestre de Santiago, del Marqués de San-tillana, del Obispo de Sigüenza, de don Pero Carri-llo y de la Herman-dad, para oponer-se a ellas(7). Unaño más tarde seapoderó Medinace-li del castillo de Al-cantud, y sobre es-tas bases intenta-ba apoderarse detodo el sexmo dela Sierra conquen-se. So capa de obtener compensación por ciertosvasallos que tenía, y que el Rey Don Enrique le or-denó dejar libres, llegó a ocupar durante bastantetiempo los lugares de Arbeteta, Villanueva de Alco-rón, Recuenco, Pozuelo, Huerta Pelayo, Armallo-nes, Zahorejas, Poveda y Carrascosa.

    Porque la fortaleza de Arbeteta cayó en susmanos en el otoño de aquel mismo año de 1469,quizá por traición de su alcaide Alfonso Bordello -aquien la ciudad de Cuenca sometió a proceso por-que, negándose a recibir la gente de guerra envia-da desde Cuenca, entregó el castillo a Álvaro Carri-llo-, provocando una violenta reacción del Concejode Cuenca, que llamó en su auxilio a Álvaro deMendoza y al Obispo de Sigüenza. Al propio tiem-po, Álvaro Carrillo, vasallo conquense del Conde deMedinaceli, saqueaba la comarca de Arbeteta, alfrente de cuya fortaleza había puesto como alcaidea otro de sus clientes conquenses, Gómez Carrillode Albornoz, que realizaba prácticas de dominioabusivas sobre estas tierras y sus habitantes, ycontinuó realizándolas a pesar de la intervenciónregia(8).

    El intento conquense de atacar el castillo deArbeteta, con sus hombres, los de Álvaro de Men-doza y los del Marqués de Villena, provocó en elmismo mes de octubre de 1469 la acometida contrala propia ciudad de Cuenca del poderoso Conde de7) Archivo Municipal de Cuenca, leg. 198, expte. 2, folios21 vto., 22 vto. y 53 vto. (31-X-1468); expte. 3, fol. 170(19-IX-1469); fol. 171 (25-IX-1469); expte. 3, fol. 70 (3-X-1469).8) María Concepción QUINTANILLA RASO, “La implan-tación de la nobleza...”, pág. 121, notas 83-85.

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  • Sin embargo, villa y castillo no llegaron a in-tegrarse en la Casa de Medinaceli, toda vez quemuerto don Luis de la Cerda y a instancias de la

    ciudad de Cuenca -ala que ya sabemospertenecían villa ycastillo desde el sigloXII-, la Corona y el se-gundo Duque llegarona una concordia me-diante la cual, a cam-bio de otras compen-saciones, Arbeteta re-tornaba al realengo,es decir al Concejoconquense.

    En consecuen-cia, Sus Altezas libra-

    ron cédula fechada en Cazalla el 28 de febrero de1502 y dirigida al

    Concejo, justicia, rregidores, cauallerosy escuderos, oficiales et omes buenosde la cibdad de Cuenca: vimos una peti-ción que nos enbiastes suplicar mandá-semos entregar a esa cibdad la tenen-cia de la fortaleza de Arueteta, con lajuredicción de la dicha villa et su tierra,como la tenyades antes que el duquede Medinaceli la oviese, et en quanto ala dicha tenencia por que nos pertenes-ce proveer de ella, avemos ya proveydode ella, et en lo que toca a la jurediciónde la dicha villa a nos place que esacibdad use de ella como antes lo fasía,et enbiamos mandar a Alfonso Osorio,nuestro capitán, ... que no se entrometaen cosas que toquen a la juredicción...Fecho en la villa de Caçalla a veinte yocho de hebrero de quinientos e dosaños. Yo el rrey. Yo la rreyna(16)

    Muy pocos años después, en marzo de1512, quiso la ciudad de Cuenca derribar completa-mente esta fortaleza -seguramente por razones deeconomía, visto que los gastos de su mantenimien-to resultaban muy elevados-, y así lo instó de la Co-rona(17), que encargó al corregidor el pertinente in-forme:

    Doña Juana, etc. ... A vos ... my corregi-dor ... de la cibdad de Cuenca ... salud

    16) Archivo Municipal de Cuenca, ms. 63-10. Archivo Du-cal de Medinaceli, Medinaceli, leg. 65, núm. 6.17) T. IGLESIAS MANTECÓN, Índice del Archivo Munici-pal de Cuenca (Cuenca, 1930), págs. 183-184.

    poseídas por su gran rival el Duque del Infantado.Por otra parte, Arbeteta, la villa situada más al surdel Ducado, se hallaba sobre la ruta más directaentre Soria y Cuenca,lo que permitiría a losDuques de Medinaceliel control de la céle-bre y pujante industrialanera de la ciudaddel Júcar. Cuyas que-jas contra el latrociniosufrido -la última, da-tada ya en 1480(13)-fueron completamenteinútiles.

    Al primer Du-que de Medinaceli sedebe, sin duda algu-na, la profunda reforma de la fortaleza -probable-mente la única de cierta envergadura que este ve-tusto edificio ha sufrido-, que delatan los muros dellado norte, es decir los que caen sobre el barrancodel río de La Rambla, en los que se abrieron gran-des ventanales con poyos laterales, y algunos preti-les perforados para uso de las armas de fuego.Queda también una tosca garita, con su troneratambién guarnecida.

    Sintiéndose cercano a la muerte, el primerDuque de Medinaceli otorgó su testamento en Co-golludo con fecha del 2 de noviembre de 1501, encuya escritura decía que

    Yten, por quanto yo sienpre trabajé y pro-curé de acreçentar y aumentar mi mayo-radgo, e en aquesta misma voluntad estoagora, y como quiera que la mi villa de Ar-beteta y su tierra y fortaleza e rentas, noes del dicho mi mayoradgo, e la yo ganéy adquirí, la mando a don Juan de la Çer-da mi hijo, y la meto y pongo e ynvisto enel dicho mayoradgo, para que quede epermanezca en él... (14)

    Muerto el primer Duque de Medinaceli enaquel mismo año de 1501, la villa de Arbeteta hizopleito homenaje a su nuevo Señor, don Juan de laCerda, segundo Duque de Medinaceli, el 13 de no-viembre de 1501(15).

    13) Archivo Municipal de Cuenca, leg. 201, expte. 2, fo-lios 167-168 (19-II-1480).14) Archivo Ducal de Medinaceli, Medinaceli, leg. 7, núm.1-1. Copia en la Real Academia de la Historia, colecciónSalazar y Castro, ms. M-9, folio 45. Transcrito por Anto-nio SÁNCHEZ GONZÁLEZ, op. cit., pág. 306.15) Archivo Ducal de Medinaceli, Medinaceli, leg. 54,núm. 62.

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  • e gracia. Sepa-des que el con-cejo ... de esadicha cibdad meynbiaron a fazerrrelación quesuplicaron deuna cédula porla qual ynbiabamandar que to-do lo que pares-ciere tener ne-cesidad de rre-paro en la forta-leza de Arbete-ta, la dicha cibdad lo rreparase ... e quela devía mandar rrevocar ... porque estáedificada en los lugares de los seysmosde ella, e por ser la dicha tierra de gran-des pastos e muy aparejada para lagranjería de los ganados, por ser comodiz que son tan finos, e que sy la dichafortaleza se derribase se poblaría mu-cho la tierra e abría más abundancia delanas e de gganados ... e ... vos mandoque ... ayáis buestra ynformación ...quálsería más probecho, que se derribase ono ... e la ... ynbiad ante my al my Con-sejo. Dada en la cibdad de Burgos atreynta dyas de abril de myll e quinien-tos e doze años. Çapata. Múxica. San-tiago. Sosa. Cabrero. Escrivano Valde-rrábano, registrada(18)

    La pretensión concejil conquense, por razo-nes que no sabemos pero que intuimos, no llegó aprosperar, gracias a lo cual hoy podemos ver toda-vía la soberbia mole del castillo coronando Arbeteta.

    Vuelto el castillo de Arbeteta a la jurisdicciónseñorial del Concejo conquense, es decir al realen-go, la Corona tomó a su cargo el nombramiento delos alcaides, a los que señaló un salario anual de250.000 maravedís en metálico, más 250 fanegasde pan por mitad de trigo y de cebada(19). Pareceque apenas alguno de ellos llegó a desempeñar es-ta alcaidía de manera efectiva, es decir residiendoen la fortaleza: los alcaides, casi todos cortesanosresidentes en Madrid, más bien lo hicieron median-te tenientes, que eran quienes la servían presen-cialmente.18) Archivo General de Simancas, Registro General delSello, abril de 1512, sin foliar.19) Julián PAZ, Castillos y fortalezas del Reino. Noticiade su estado y de sus Alcaides durante los siglos XV yXVI (Madrid, 1914; pero utilizo la edición de Madrid,1978), pág. 38.

    Gracias a ladocumentación si-manquina(20), cono-cemos bastante bienla relación de alcaidesy tenientes de alcaidenombrados por la Co-rona a los largo de lossiglos XVI y XVII, quees la siguiente:1502 A l o n -so Osorio, comenda-dor de Yegros y hospi-tal de Toledo en la

    Orden de Santiago, capitán de SusAltezas, con 60.00 maravedís de sa-lario, más 250 fanegas de pan me-diadas. Murió el 8 de diciembre de1509, estando casado con doña Ca-talina de Peñalosa, y ambos eran ve-cinos de Ocaña. El comendador fuehijo del también comendador GarcíaOsorio, trece de la Orden de Santia-go, y de doña María de Perea.

    1506 Diego de Zúñiga, cazador mayordel Rey Don Felipe; pero parece queno llegó a tomar la posesión de estaalcaidía.

    1509 Alonso Osorio, hijo del comendadorhomónimo, vecino de la villa de Oca-ña. Renunció la alcaidía. Era su te-niente Andrés de Oter.

    14-jul-1533 Se entrega la alcaidía a Gaspar Ra-mírez de Vargas, Señor de Acebróny Villarrubio, secretario y del Consejode S.M., escribano de Cortes, regi-dor y vecino de Madrid, fallecido el 5de agosto de ¿1579? La quitaciónconsistía entonces en un salario de52.500 mrs, 187 fanegas y media depan, por mitad de trigo y cebada, y150 cántaras de vino, que se le libra-ban anualmente. Estuvo casado condoña Juana de Hurtado de Mendoza,hija de don Juan Hurtado de Mendo-za, Señor de Fresno de Torote, y dedoña Nufla de Vozmediano(21).

    20) Archivo General de Simancas, Escribanía Mayor deRentas, tenencias de fortalezas, legajo 1; y Contaduríadel Sueldo, tenencias de fortalezas (2ª serie), legajos370(1) y 378.21) Francisco FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, op.cit., vol. II (Casa de la Cueva), pág. 316. Jerónimo de laQUINTANA, Historia de Madrid (Madrid, 1629), II, folio

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  • 4-dic-1574 Gaspar Ramírez de Vargas designasucesor en la alcaidía a su hijo Alon-so; en su defecto a su hijo Antonio; yen su defecto a su hijo primogénitoJuan.

    5-ago-1578 Por falle-cimientodel ante-rior fuenombra-do alcai-de donAlonsoRamírezde Var-gas, fa-l l e c i d oen Ma-drid (SanNicolás)el 13 demarzo de 1615 (no testó, dio poderpara testar a don Gaspar Ramírezde Zúñiga su sobrino). Fue casadocon doña María de Zúñiga, hermanade don Pedro, Marqués de FloresDávila; fueron padres de don Gas-par, que murió sin sucesión, y de do-ña Mariana de Zúñiga Ramírez, quesucedió en esta alcaidía(22).

    1613-1615 Se realizan en la fortaleza de Arbete-ta diversas obras(23).

    22-ago-1615 A propuesta del difunto alcaide, elRey hace merced de la alcaidía adoña Mariana de Zúñiga, para lapersona que con ella se casase, yque mientras tanto la sirviese y dis-frutase don Gaspar Ramírez de Zú-ñiga, su hermano (sobrinos ambosde don Alonso Ramírez de Vargas).

    23-abr-1616 Pleito homenaje de don Gaspar Ra-mírez de Zúñiga, Señor del Ace-brón, Castillejo, Villarrubio y Solera.

    12-jun-1625 Por muerte del anterior, obtuvo estaalcaidía doña Mariana de ZúñigaRamírez, Fue mujer de don Antoniode la Cueva, hermano del Duque deAlburquerque. Las casas del mayo-razgo estaban en Madrid, fronteras aSan Nicolás, y salían a la calle princi-

    266 vto.22) Jerónimo de la QUINTANA, op. cit.23) Archivo General de Simancas, Consejo y Juntas deHacienda, Felipe III.

    Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [18]

    pal de Santa María(24). No pudién-dola servir por su condición femeni-na, en la fecha del margen, S.M.

    aprobó la designaciónde teniente hecha pordoña Mariana de Zúñigaen la persona de Jeróni-mo de Mata.19-mar-1625 P l e i t ohomenaje del tenientealcaide Jerónimo deMata y Peña, rey de ar-mas de S.M. Originariode Vivar del Cid, en tie-rras burgalesas, fuenombrado rey de armasel 1º de mayo de 1621,en la vacante de Lam-berto de Vos; ya habíahecho funciones de reyde armas en las honras

    de Don Felipe III, y por ello se le die-ron luego los correspondientes lutos.En 1636 obtuvo licencia para ir a Le-ón. Murió el 6 de junio de 1639, de-jando dos hijos menores huérfanos,de trece y de ocho años (a Jerónimo,el mayor, Su Majestad le negó la su-cesión de la plaza de su padre, perole hizo merced de plaza en el Semi-nario de San Lorenzo). Se conser-van en Zamora y Peralada (Gerona)algunas de sus certificaciones de ar-mas, y varias minutas en Madrid(25).

    1659 Último recibo suscrito por doña Ma-riana de Zúñiga Ramírez, como titu-lar de esta alcaidía.

    c. 1660 El Rey hace merced vitalicia de estatenencia a doña Juana de RiberaIbáñez de Segovia, VI Señora deMatute, hija única de don Diego deSegovia Báñez de Ribera, V Señorde Matute, oidor en Granada, alcaldede corte, vocal del Consejo de In-dias, decano del Supremo de Casti-lla y asesor del Consejo de Guerra,electo virrey de la Nueva España, yde su esposa doña Catalina de Ron-quillo y Fonseca(26).

    24) Jerónimo de la QUINTANA, op. cit.25) Alfonso de CEBALLOS-ESCALERA GILA, Heraldosy reyes de armas en la corte de España (Madrid, 1993),pág. 244.26) Juan ROMÁN Y CÁRDENAS, Noticias Genealógicas

  • Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [19]

    3-oct-1663 Posesión de la alcaidía a don Anto-nio de Mendoza Caamaño y Soto-mayor, II Marqués de Villagarcía yVizconde de Barrantes, Señor de laCasa de Rubianes, del Consejo deGuerra, gentilhombre de cámara deS.M. y su embajador en Génova y enVenecia, caballero de la Orden deSantiago, esposo de la citada doñaJuana de Ribera desde 1659.

    1681 Último recibo suscrito por la Marque-sa doña Juana de Ribera Ibáñez deSegovia como titular de esta alcaidía.Murió esta señora en 1688, dejandovarios hijos de su matrimonio.

    Completamente abandonado el castillo deArbeteta quizá desde comienzos del siglo XVIII, pe-ro sin duda desde el final de la Francesada, la vi-vienda y construccio-nes interiores sevinieron abajo muypronto, y también lasmurallas sufrieronbastante. Pero segúnFrancisco Layna, to-davía en 1933 se con-servaba el dintel de lapuerta de acceso, ybuenos restos de losmuros y codo del pati-nillo exterior.

    La historia dela propiedad de la for-taleza apenas tuvocambios hasta tiem-pos recientes. Adscrita la villa de Arbeteta a la pro-vincia de Guadalajara desde la división provincialplaneada en 1833 por el ministro don Javier de Bur-gos, la propiedad del castillo quedó indefinida, y eledificio abandonado a su suerte.

    Siglo y medio más tarde, la Dirección Gene-ral del Patrimonio del Estado, tras practicar la opor-tuna información, acordó la incorporación del casti-llo de Arbeteta al Patrimonio del Estado, segúnresolución dictada el 3 de noviembre de 1966. In-mediatamente se practicó la correspondiente ins-cripción en el Registro de la Propiedad de Cifuen-tes(27).

    Cinco años más tarde, el Estado decidióenajenar la fortaleza, lo que se verificó en públicadel Linage de Segovia (¿Mondéjar, 1690?), páginas 447-450.27) Libro 8º de Arbeteta, tomo 215 general, al folio 66,inscripción primera.

    subasta celebrada en la Delegación de Haciendade Guadalajara el 7 de febrero de 1972. El mejorpostor y adjudicatario fue don Luis Moreno de Calay Torres, acreditado decorador y restaurador de va-rios castillos españoles -señaladamente el de Ba-tres, en la provincia de Madrid-, quien lo obtuvo enprecio de 368.000 pesetas. La escritura pública seotorgó en Guadalajara, el 22 de diciembre de 1975,ante el notario don José Periel García. De todo ellose practicó la inscripción registral conveniente(28).

    Don Luis Moreno de Cala, especialista co-mo decimos en la restauración de castillos y fortale-zas, adquirió simultáneamente otras propiedadesen Arbeteta, lugar en el que arraigó y tuvo notablevinculación personal y familiar. En particular, adqui-rió del propio Ayuntamiento de Guadalajara una fin-ca alrededor del castillo, según escritura de compraotorgada el 7 de abril de 1973(29). Quiso, desde

    luego, acometer lasobras de restauracióndel castillo de Arbete-ta, a cuyo fin realizóacopio de materiales -sobre todo, piedra-, yllevó a cabo algunasobras menores deconsolidación del edi-ficio.

    Pero pocosaños más tarde, acor-dada la separaciónmatrimonial de donLuis Moreno de Cala,el castillo de Arbetetay otros bienes inmue-

    bles radicados en esta misma localidad fueron atri-buidos en propiedad a su esposa doña María delCarmen Bernabéu Espuñes, por escritura otorgadaen Madrid, el 14 de abril de 1980, ante el notariodon Antonio Cuerda de Miguel, bajo el número 136de su protocolo. Transmisión igualmente inscrita enel Registro de la Propiedad de Cifuentes(30).

    En 1998, doña María del Carmen Bernabeucedió la propiedad del castillo de Arbeteta a don An-tonio de Ceballos-Escalera y Contreras, VII Vizcon-de de Ayala, decimocuarto nieto por línea recta yconsanguínea de aquel primer Duque de Medina-celi que fue Señor de Arbeteta entre 1477 y 1501.La escritura pública de transmisión del castillo deArbeteta, junto con la de la finca adyacente se otor-

    28) Ibidem, inscripción segunda.29) Ayuntamiento de Arbeteta, acta de la sesión munici-pal del 7 de abril de 1973.30) Ibidem, inscripción tercera.

  • Iglesias Mantecón, T. Índice del Archivo Municipalde Cuenca. Cuenca, 1930.

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    gó en Madrid, el 9 de febrero de 2000, a favor delMarqués de la Floresta, hijo primogénito del adqui-rente, por ante el notario don Martín María RecarteCasanova, bajo el núme-ro 279 de su protocolo.Transmisión que, comoes preceptivo por tratarsede un inmueble incluidoen la Ley del PatrimonioHistórico Español de1985, fue previamenteautorizada y consentidatanto por el Ministerio deEducación y Cultura (re-solución de la Subdirec-ción General de Protec-ción del Patrimonio His-tórico, de 12 de enero de2000), como por la Juntade Comunidades de Castilla-La Mancha (resoluciónde la Dirección General de Patrimonio y Museos, de14 de enero de 2000).

    El Marqués de la Floresta posee este casti-llo de Arbeteta y fincas colindantes desde entonces.

    BIBLIOGRAFÍACaballero, Fernán. Nomenclatura geográfica de Es-

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    Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [20]

  • novedad dio comienzo en mayo de 1856, cuando laReina Doña Isabel II estableció la Orden Civil deBeneficencia, en cuyo acceso no solo no se hizocuestión del sexo de quienes la merecieron, sino

    que fueron numerosas, y detoda condición social, lasmujeres condecoradas porsu abnegación y sus servi-cios públicos. Aquella Or-den Civil de Beneficenciafue, en puridad, la primeraOrden nacional verdadera-mente de mérito.

    Medio siglo más tardese creó la Orden Civil de Al-fonso XII, destinada a pre-miar los méritos y serviciosen los campos de la Culturay de la Educación: en ellatuvieron entrada desde lue-go las mujeres, y no fueronpocas las que merecieronsus insignias –casi el 4% de

    todos los condecorados-; en 1939 esta Orden pasóa denominarse Orden Civil de Alfonso X el Sabio.También en la Orden del Mérito Civil, creada en1926, tuvieron ab origine entrada las mujeres.

    Pero los cambios en las grandes ÓrdenesReales se hicieron esperar aún más: la Real y Ame-ricana Orden de Isabel la Católica solo comenzó aadmitir señoras a partir del real decreto de 22 de ju-nio de 1927 -las primeras fueron, en 1929, doñaAdela Rodríguez Larreta, esposa del entonces em-bajador de la Argentina, y doña María Antonia FieldA. de Monterrey-. Mientras que la Real y Distingui-da Orden Española de Carlos III, superior en rangopremial a la isabelina, solamente se abrió a las mu-jeres a consecuencia del real decreto de 4 de agos-to de 1983 –aunque antes lucieron sus insignias almenos dos señoras, la Reina Doña Isabel II, y laReina Doña Sofía-. En la suprema Insigne Ordendel Toisón de Oro no tienen aún cabida, estatutaria-

    Bien conocido es el hecho de que, en lasReales Órdenes españolas, al menos mientras lofueron -hasta bien entrado el siglo XX-, las señorasno tenían cabida. No tanto por menosprecio de susexo, sino porque aquellasÓrdenes, aunque ya fuesende mérito, seguían conside-rándose Órdenes caballe-rescas, a la manera medie-val, y por ello no seconcebía que en ellas hu-biese mujeres. Bien lo ex-presaba el preámbulo delcélebre real decreto de 26de julio de 1847, por el quese reorganizaron todas lasentonces existentes -Toisónde Oro, Carlos III, Isabel laCatólica y San Juan de Je-rusalén-, al dejar fuera delas reformas estatutarias ala Real Orden de DamasNobles de la Reina MaríaLuisa (fundada en 1792), afirmando que en dichanorma no se habla de la de Damas de María Luisa,porque en buena razón no debe ser una instituciónpública, como que no es una institución viril.

    No deja de ser curiosa, y contradictoria, lacircunstancia de que ya por entonces todas esasÓrdenes estuviesen encabezadas por una fémina:Su Majestad la Reina Doña Isabel II, que en puri-dad fue la primera en ostentar sus insignias. Y lo hi-zo en muchas ocasiones, pero solo cuando vestíade hombre, es decir el uniforme militar correspon-diente a su elevado rango de capitana general delos Ejércitos Nacionales. Conocemos este hechopor algunos retratos coetáneos, en que luce la cor-bata del Toisón de Oro, y la placa y banda de Car-los III.

    Sin embargo, no estaba lejano el tiempo enel que la mujer pudo ser condecorada con las insig-nias de algunas de las Órdenes nacionales: esta

    Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [21]

    Insignia de la Encomienda de la Real y Americana Orden de Isabel la Católica

    LAS MUJERESEN LA REAL ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA:

    EL SORPRENDENTE CASO DE LA PINTORA FRANCESAROSA BONHEUR, EN 1880

    por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala

    DE CONDECORACIONES

  • mente hablando, las mujeres: como me señaló ha-ce algunos años S.M. el Rey Don Juan Carlos, lasque hasta hoy han recibido su prestigioso collar,son todas reinas reinantes, porque los Jefes de Es-tado no tienen sexo. Una primera excepción feme-nina en la Amigable Compañía ha sido la muy re-ciente admisión de Doña Leonor, Princesa deAsturias –llamada a ser jefe del Estado-.

    Por todo cuanto an-tecede, no dejar de ser muysorprendente, amén de in-sólito, un hecho que hemosconocido hace poco, al revi-sar el elenco de condecora-dos de la Real Orden deIsabel la Católica, cuya his-toria institucional publica-mos en 2015.

    Al notar el nombrede Rosa Bonheur, tan fe-menino, que recibió la en-comienda sencilla de la Or-den el 12 de enero de1880, pensamos que se tra-taba de un nombre de va-rón francés -es sabido que muchos varones france-ses portan el onomástico Marie en primer lugar-.

    Cuál no sería nuestra sorpresa al compro-bar que se trataba de una verdadera fémina gala,por más que mostrase evidentes maneras y gustosvaroniles, como enseguida diremos. Y no cabe, nisospechar un error involuntario del Gobierno al pro-poner al Rey esta distinción –porque la agraciadaera conocidísima no solo en Francia, sino tambiénen España-, ni un error nuestro en su identificación–porque hemos hallado algunos retratos de la artis-ta, luciendo la condecoración española-. No, debe-mos considerar que la concesión de la encomiendaisabelina hubo de ser voluntaria y deseada por elGobierno, por más que, en puridad, fuese antiesta-tutaria, es decir ilegal. Lo que no hemos logradoaveriguar es de quién partió la iniciativa de conde-corar a la artista, ni quién la apoyó y promovió has-ta hacerla efectiva. ¿Quizá la Emperatriz Eugenia?

    La agraciada, ciertamente fue la señora Ma-rie Rosalie Bonheur, llamada Rosa Bonheur, unapintora francesa de muy gran prestigio en su tiem-po, que se especializó en la representación de ani-males.

    Nacida en Burdeos el 16 de marzo de 1822,en el seno de una familia de comerciantes bordele-ses, de clase media alta, la circunstancia de ser pin-tor su padre facilitó su formación artística –como lade ser un ferviente y activo socialista condicionó los

    rasgos contestatarios y rebeldes de su hija-. Tam-bién su afición por las lecturas románticas y suatracción por los animales y el paisaje. De carácterrecio y fuerte, Marie-Rosalie se crió en el campo,en el castillo de Grimont, no lejos de Burdeos, endonde adquirió modos y maneras de marimacho,que conservó durante toda su vida: vestía como unchico, lucía cabellos cortos, y fumaba cigarrillos yhasta puros habanos.

    Ya en su adolescen-cia se manifestó su homo-sexualidad. A lo largo de suvida mantuvo dos largas re-laciones lésbicas, ambascon dos pintoras: la primerafue con Nathalie Micas, dela que no se separó desde1837 hasta su muerte, en elaño 1889. La segunda, conla californiana Anna Eliza-beth Klumpke, con la que vi-vió diez años, hasta sumuerte, y fue su herederauniversal. Ello no causó es-cándalo alguno, pues los

    amores lésbicos no llamaban apenas la atención deuna sociedad muy tolerante con esa clase de rela-ciones.

    Paul Louis Hervier, en la semblanza biográfi-ca que le dedicó en 1908, describía a Rosa Bo-nehur como persona simple, acogedora, de extre-ma franqueza, todos la amaban; debido a su buencorazón, su generosidad, su simplicidad, que nofueron estudiadas sino espontáneas, ella adquirió lareputación bien merecida de un hada benéfica.

    Nunca asistió a clases de pintura, ni en lasescuelas públicas ni con ningún maestro, salvo supadre. Aprendió, junto a sus hermanos, copiandocuadros en el Louvre –la familia se había traslada-do a París en 1842-, que la familia vendía muy bien;pero a instancias de su padre pasó a observar a losanimales en su estado natural, reproduciéndoloscon gran realismo. Expuso por primera vez en elSalón de 1841, con sendos cuadros titulados Chèv-res et Moutons, y Lapins; ganó una medalla debronce en el de 1845, y una medalla de oro en el de1848. También presentó en el Salón parisino algu-nas pequeñas esculturas en bronce, siempre repre-sentando animales. En el Salón de 1849 presentósu obra Labourage Nivernais, que le había sido en-cargada por el Estado. La muerte de su padre, aca-ecida aquel mismo año, la llevó a sucederle comodirectora de la École Gratuite de Dessins des Jeu-nes Filles, fundada por su progenitor y maestro.

    Cuadernos de Ayala 73 - ENE/2018 [22]

    El castillo de By, hogar y taller de Rosa Bonheurdesde 1859 a 1899

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    Desde 1851, se asoció con algunas casas dedica-das a la difusión y venta de estampas –las france-sas Gopuil y Péyrol, la britá-nica Lefévre-, y así su obrapronto llegó a ser muy co-nocida del público europeo.

    Con el óleo tituladoLe marché aux chévaux(Feria de caballos, hoy en elMET de Nueva York), pre-sentado en el Salón de1853, alcanzó la fama na-cional e internacional comopintora animalista, eclipsan-do incluso a sus colegas va-rones –circunstancia muyinfrecuente en aquella épo-ca-. Tenía treinta y un años,e inició entonces una seriede viajes al extranjero –In-glaterra, los Estados Unidosde América-que la dieron aconocer por doquier. Partici-pó en el Salón de 1855, yen la Exposición Universalde 1867. Su obra, muy vas-ta, está distribuida en multi-tud de museos y coleccio-nes europeas y americanas.

    Este reconocimientola llevó a ser, en 1859, laprimera mujer artista quefue condecorada con la in-signia de caballero de la Or-den Imperial de la Legión deHonor, recibiendo la conde-coración de manos de la propia Emperatriz Euge-nia, que la conocía y apreciaba mucho -sería as-cendida a oficial de esa Orden en 1894, siendo laprimera de su sexo en obtener ese grado-. Mereciótambién las cruces de la portuguesa Orden Militarde Santiago da Espada, de la Orden de Leopoldobelga, y de la mexicana Orden Imperial de San Car-los, y perteneció a prestigiosas sociedades artísti-cas y culturales de todo el mundo.

    En aquel mismo año de 1859 se instaló consu pareja en el castillo de By, en Thomery (Seine etMarne), inmediato al gran bosque de Fontaineble-au, y allí tuvo su taller artístico y su granja de ani-males. Rosa Bonheur tuvo que solicitar de las auto-ridades policiales la autorización para vestirse dehombre -llevando pantalones- para así poder fre-cuentar las ferias de ganado en las que tomaba susapuntes del natural (y se le dio esa autorización de

    disfraz con el carácter de renovable cada seis me-ses, por la Prefectura de París).

    Durante la guerrafranco-prusiana, Rosa Bon-heur se declaró fervientepatriota, abriendo su resi-dencia a numerosas perso-nas refugiadas, e inclusohubo que impedirle tomarparte en los combates.

    La presencia en laExposición Universal parisi-na de 1889, del célebre BillCody, alias Búfalo Bill, conel que trabó gran amistad,hizo renacer su amor portodo lo estadounidense, re-alizando por entonces va-rias obras sobre los anima-les de aquel vasto territorio.Simultáneamente, ya lo he-mos dicho, comenzaron susamores con la artista cali-forniana Klumpke, que du-rarían hasta la muerte deRosa, diez años después.

    Rosa Bonheur murióen su castillo de By el 25 demayo de 1899. Tenía 78años, sus restos fueron in-humados en el cementerioparisino del Père-Lachaise(división 74). Su pareja yheredera Anna Klumpke pu-so enseguida a la venta to-

    das las obras que conservaba, casi un millar, quealcanzaron un precio muy elevado. Años después,Anna escribió una extensa biografía de la artista.

    Hasta aquí esta breve referencia al insólitocaso de la primera mujer que, por sus propios méri-tos, alcanzó a merecer el ingreso en la Real y Ame-ricana Orden de Isabel la Católica, año de 1880.

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    Rosa Bonheur, retratada hacia 1880 con laencomienda de la Real y Americana Orden deIsabel la Católica pendiente del cuello, y las

    miniaturas de las demás condecoraciones queposeía, encabezadas por la cruz de caballero

    de la Legión de Honor

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    Suelo aprovechar los tiempos muertos durantemis investigaciones en el Archivio Segreto Vaticano, a re-visar algunos asuntos hispanos. Últimamente ha sido elcaso del vasto fondo de la Nunciatura Apostólica en Es-paña, generado en los dos últimos siglos, cuyo Índice-catálogo del fondo de la Nunciatura de Madrid en el Ar-chivo Vaticano 1794-1899 fue publicado por eldoctísimo don Franco Díaz de Cerio en Bur-gos, en 1993, nada menos que en tres grue-sos volúmenes. En ese fondo he hallado al-gunas cajas que contienen documentosinteresantes para la historia, ya casi bicen-tenaria, de la Orden del Santo Sepulcro deJerusalén en España. Agradezco la granayuda que en esta concreta pesquisa meha prestado el infatigable investigador vati-cano doctor Conde de Giraldeli.

    Como es sabido, la Orden fue organizadaen 1847, al tiempo que se restauraba la sede patriarcalde rito latino de Jerusalén, por voluntad del nuevo pa-triarca residente, monseñor Valerga, con el amparo delPapa Pío IX. Desde entonces crecieron las peregrinacio-nes a Jerusalén, y aumentó el número de los sepulcris-tas hispanos investidos en la Ciudad Santa. Ese augemovió al mismo pontífice a reformar la Orden en profun-didad -breve Cum Multa, de 24 de enero de 1868, quetrasladó la sede a Roma-. Y por eso ya desde 1874, loscaballeros españoles comenzaron a reunirse y crearonuna junta y una asamblea que se reunió con regularidad,aunque a título privado. Finalmente, en 1899 las autori-dades españolas autorizaron oficial y plenamente lasreuniones públicas del Capítulo sepulcrista en el templode San Francisco el Grande (real orden de 21 de febre-ro). Desde entonces, la Orden del Santo Sepulcro ha ve-nido gozando en España de una particular consideracióngubernamental, a cuyos pormenores nos referiremos enotro momento -que será próximo-.

    Pasemos ya a glosar el contenido de esas cajas,que son tres. En la primera de estas cajas (ASV, Nunzia-tura Madrid, caja 474, folios 409-445), se hallan los docu-mentos atinentes al proyecto de formación del Capítuloespañol, año de 1875; y a la diferencia que existía entrelos caballeros creados antes del breve de 1868, y loscreados posteriormente.

    El incidente lo iniciaron, dirigiendo un escrito alSanto Padre, el 10 de julio de 1875, los caballeros donMariano Seco y Serrano de Frías (agente de negocios), ydon Manuel de Salcedo y Diego (procurador de los Tribu-nales), solicitando la creación de un Capítulo propio enMadrid, con reglamento propio, y la equiparación de loscaballeros nombrados con anterioridad al citado brevepontificio como grandes cruces de la Orden. La caja con-

    tiene una copia impresa del proyecto de Reglamento, lasmisivas enviadas al Santo Padre, y una copia del repeti-do breve de 1868.

    El 22 de diciembre de 1875, desde Jerusalén,Vincenzo Bracco, patriarca latino de Jerusalén (años

    1873-1889), escribe al Cardenal Giovanni Simeoni(1816-1892), pro-nuncio en Madrid, en respuesta

    a su nota del 17 de noviembre antecedente,en la cual le dice: en mi opinión el proyectode reunirse en Capítulo de los Caballerosespañoles es contrario a la unidad, quedebe ser característica de la Orden delSanto Sepulcro. La altivez española no secontentaría con ese proyecto y pronto pre-tenderían derechos, privilegios y ¡qué se yo!

    Ese ejemplo podría además ser seguido porotros países... Por lo que concierne la preten-

    sión de los caballeros pre-1868, es exorbitante. ElBreve no tiene efecto retroactivo y no contiene ningunadisposición para los caballeros anteriores. Se queden loque eran y con los mismos honores y prerrogativas. Nopuedo callar que ya el año pasado fui interpelado y diidéntica respuesta la cual no fue agradable para los soli-citantes, los cuales se dirigieron al Santo Padre...

    En la siguiente caja examinada (ASV, NunziaturaMadrid, caja 567, folios 328-331), hay antecedentes so-bre la petición de los caballeros del Santo Sepulcro parapoder celebrar litúrgicamente la fiesta del Santo Sepul-cro, año de 1892). Y allí hay dos cartas de interés.

    La primera es del Cardenal Mieczyslaw HalkaLedóchowski, prefecto de la Sagrada Congregación parala Propagación de la Fe (en los años 1892-1902), queescribe el 30 de julio de 1892 al Cardenal Angelo Di Pie-tro, nuncio en Madrid (en los años 1887-1893), pregun-tándole si los caballeros del Santo Sepulcro poseen laiglesia donde se reúnen en Madrid. Y la segunda es larespuesta del nuncio, desde Madrid, el 7 de diciembrede 1892, diciendole que no tienen ni iglesia ni capilla,porque no tienen rentas; que por su propia iniciativa es-cogen una iglesia, frecuentemente la de San Ginés, unade las más frecuentadas de Madrid, en la que solamentecelebran el Jueves Santo y el Viernes Santo. Y que, per-mitiéndoles celebrar la festividad del Santo Sepulcro, enel segundo domingo después de la Pascua, se les daríala posibilidad de asistir como Cuerpo a una función másal año.

    Por fin, en la tercera caja (ASV, Nunziatura Ma-drid, caja 587, folios 320-366), se hallan las invitacionesdirigidas a los nuncios, para la asistencia a las solemni-dades capitulares de la Orden del Santo Sepulcro, de di-versos y sucesivos años, y la correspondencia tocante alasunto.

    DOCUMENTOS DE LA ORDEN DEL SANTO SEPULCROEN EL ARCHIVIO SEGRETO VATICANOpor el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala

    DE CABALLERÍA

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    Sam Zeno Conedera, ECCLESIAS-TICAL KNIGHTS. THE MILITARYORDERS IN CASTILE 1150-1330.Nueva York, Fordham UniversityPress, 2015. ISBN 978-08-2326-595-4. 258 páginas. El jesuita Conederaexamina por menor en este estudiola historia de las Órdenes de Santia-go, Calatrava y Alcántara, utilizandola novedosa definición de sus miem-bros como caballeros religiosos, envez de la clásica de monjes guerre-ros, poniendo así de relieve su voca-ción espiritual, a veces oscurecidapor el desempeño militar predomi-nante. En el primer capítulo se con-textualizan las Órdenes hispanas,junto a las más internacionales delTemple y del Hospital sanjuanista. Elsegundo capítulo analiza la adapta-ción del sistema monástico del Cís-ter a las necesidades militares, y alas relaciones y pactos de hermana-miento entre las distintas Órdenes.El trabajo de Conedera es original, ynos ofrece una relectura cuidadosade las fuentes documentales conser-vadas, y unas interesantes conclu-siones sobre los aspectos espiritua-les de aquellas Órdenes militares ycaballerescas (MF).T. Hiltmann y L. Hablot (editores),HERALDIC ARTISTS AND PAIN-TERS IN THE MIDDLE AGES ANDEARLY MODERN TIMES. Ostfildern,Jan Thorbecke Verlag, 2018. ISBN978-3799512534. 236 páginas, conilustraciones y fotografías en blancoy negro y color. Un volumen colectivocon importantes aportaciones a unasunto poco y mal conocido, cual esel de la autoría de los diseños de losemblemas heráldicos bajomedivalesy renacentistas. Incluye los estudiosde Torsten Hiltmann, Arms and Art inthe Middle Ages; Approaching the

    Social and Cultural Impact of He-raldry by its Artisans and Artists; Lau-rent Hablot, Art, Esthétique et Pro-ductions Héraldiques au Moyen Âge;Considération Générales; Marc Gil,Peinture d’Armoiries, une Activit