Alexander Córdoba Baena., LA CURIOSIDAD EN LA NIÑEZ Desde el primer instante mismo en el que nacen, los niños experimentan la sensación de curiosidad por conocer el mundo en el que habitan, desean averiguar qué les rodea, por esto, es fundamental respetar ese instinto natural que tienen la exploración, interacción, de indagación, de preguntar e interesarse en todo. De alguna manera esas sensaciones que siente el niño en su etapa inicial de vida es una forma de sentirse seguro con su medio, de su espacio donde convive día a día. La curiosidad se puede manifestar con ese momento en que el infante experimenta un el deseo de ver, de conocer, de saber sobre un objeto, lugar, cosa y persona. La curiosidad tiene muchas clases, que van desde el fisgoneo hasta la indiscreción, desde la investigación hasta la rareza Sin embargo, también es indiscutible la necesidad de ponerles límites, que deben definirse en razón de su propia seguridad física, emocional y social. A pesar de que los adultos queremos que los niños aprendan, limitamos su curiosidad con frases como: “cállate”, “deja eso”,
Describe como las fantasías y curiosidades en los niños afecta su vida cotidiana
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Alexander Córdoba Baena.,
LA CURIOSIDAD EN LA NIÑEZ
Desde el primer instante mismo en el que nacen, los niños experimentan la sensación de
curiosidad por conocer el mundo en el que habitan, desean averiguar qué les rodea, por esto, es
fundamental respetar ese instinto natural que tienen la exploración, interacción, de indagación,
de preguntar e interesarse en todo. De alguna manera esas sensaciones que siente el niño en su
etapa inicial de vida es una forma de sentirse seguro con su medio, de su espacio donde convive
día a día.
La curiosidad se puede manifestar con ese momento en que el infante experimenta un el deseo
de ver, de conocer, de saber sobre un objeto, lugar, cosa y persona. La curiosidad tiene muchas
clases, que van desde el fisgoneo hasta la indiscreción, desde la investigación hasta la rareza
Sin embargo, también es indiscutible la necesidad de ponerles límites, que deben definirse en
razón de su propia seguridad física, emocional y social.
A pesar de que los adultos queremos que los niños aprendan, limitamos su curiosidad con frases