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1. Culturas y religiones; 1.1. Las religiones comofenmenos socio
culturales; 1.2. Religin y religiosidad;2. Multiculturalidad y
conflictos; 2.1. Dimensincultural del conflicto; 2.2. Los
conflictos religiosos; 3.Las religiones y la Paz; 3.1. Actitud de
las religionesante la Paz; 3.2. Aportaciones de las
tradicionesreligiosas a la Paz; 4. Culturas, religiones y
educacinpara la Paz; 5. Dilogo cultural y religioso.
Culturas, Religiones y PazBeatriz Molina RuedaM. Jos Cano
Prez
Gloria Rojas Ruiz
4
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Culturas, Religin y Paz
4En todos los lugares y tiempos los individuos y los grupos
humanos han
realizado importantes aportaciones a la paz desde las diversas
tradiciones culturales yreligiosas a las que pertenecen. Las
culturas y las religiones han sido, y son,importantes marcos de
referencia donde situar muchas de las experiencias,ideas y prcticas
pacficas que, junto a otras violentas, proyectan cualquiertipo de
actividad humana, tanto individual como colectiva. Esto es as
porquelas culturas constituyen un complejo que abarca el carcter,
el pensamiento,los comportamientos, las creencias y los valores de
los seres humanos. Nohay que olvidar, por otro lado, que gran parte
de los valores y smbolosculturales estn estrechamente vinculados a
unas determinadas tradicionesreligiosas. Baste recordar que
generalmente el ncleo de una cultura lo consti-tuye una religin
concreta: pensemos por ejemplo en el judeocristianismo, elislam, el
budismo o el hinduismo.
No hay paz mundial sin paz religiosa. (H. Kng, Proyecto de una
tica mundial)
Para entender adecuadamente las posibles aportaciones de las
culturas a lapaz, hemos de tener en cuenta varios supuestos: Las
experiencias pacficas delas culturas deben integrarse en una
comprensin global de la paz [V. I. LaPaz]; todas las culturas
contienen pautas y modelos pacficos; la paz cultural yreligiosa slo
puede ser entendida desde los conflictos que, como la paz,
sonfenmenos complejos, globales y dinmicos; la cohesin de grupo,
esencial entoda cultura, debe ser complementada con la apertura a
las relaciones externasque favorezcan el intercambio y la
transmisin de conocimientos, ideas, bie-nes materiales y
espirituales.
En el mundo contemporneo, las nuevas circunstancias y cambios
ocurri-dos nos obligan a mirar ms all de nuestro propio entorno
para acercarnos al
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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entendimiento de las otras culturas y religiones, de sus valores
y modos deentender la realidad; slo as ser posible crear nuevas
formas de convivenciaque favorezcan la coexistencia pacfica de la
diversidad. [V. XVI. Agendas dela Paz]
1. Culturas y religiones
Culturas y religiones no son realidades aisladas e
independientes, por elcontrario en toda sociedad humana se da una
interrelacin entre elementosculturales y religiones. No hay que
perder de vista que en origen cualquierdoctrina religiosa estuvo
condicionada por acontecimientos histricos y socia-les, de manera
que las sociedades han ido construyendo sus respectivas reli-giones
adaptndolas a sus necesidades y, a la inversa, las religiones han
idoconformando a las sociedades en las que se han implantado.
Somos conscientes de la diversidad religiosa y cultural de
nuestro mundo. Cada culturaes en s un universo, que, sin embargo,
no es cerrado. Las culturas proporcionan alas religiones su
lenguaje y las religiones ofrecen a cada cultura su significado
esencial. Lapaz no ser posible si no reconocemos el pluralismo y
respetamos la diversidad. (Declara-cin sobre el papel de la religin
en la promocin de una cultura de paz.UNESCO, 1994)
1.1. Las religiones como fenmenos socioculturales
De acuerdo con lo anterior, cuando hablamos de religin no nos
estamosrefiriendo necesaria y exclusivamente a las instituciones,
al ritual, o a cuestio-nes teolgicas y doctrinales. Por el
contrario, el hecho religioso es algo queincumbe a los miembros de
un grupo o de una comunidad, independientemen-te de que se sea o no
creyente o practicante. Y esto es debido a que lasreligiones son
una parte integrante de las culturas y las civilizaciones, siendo
elhecho religioso algo casi inherente a los modos de pensamiento y
a los comportamientos yprcticas del ser humano; es decir, nosotros,
occidentales, europeos, espaoles ymediterrneos, pensamos y nos
comportamos, en muchos aspectos, de maneradiferente a un musulmn,
un hind o un budista del rea oriental, debido,entre otras cosas, a
que pertenecemos a una tradicin religiosa y culturaldistinta.
Aparte del aspecto espiritual, toda religin es un fenmeno
cultural queproporciona al grupo humano que la detenta un conjunto
de pautas mentales,de valores, de actitudes y comportamientos, que
van conformando su culturay su cosmovisin, esto es, la visin que
cada pueblo tiene de la realidad, sumanera de pensar y sentir, su
concepcin de la naturaleza, sus relaciones conel medio, con otros
individuos y grupos, su conciencia en definitiva . Dichode otra
manera, todas las culturas poseen unos componentes religiosos
indiso-ciables del conjunto de su bagaje cultural. Un ejemplo,
entre otros, de esaimbricacin entre cultura y religin lo tenemos en
los casos del judasmo, elislam o el cristianismo, que todos
identificamos en un primer momento conuna religin, pero que son,
adems: una cultura, una civilizacin, un modo devida, donde lo
espiritual se funde con lo terrenal en una estructura compleja
Asimismo la religin es un hecho social que surge como
exteriorizacin delproceso, mental y vital, colectivo del grupo, de
manera que cada sociedad lavive y la interpreta a su manera de
acuerdo con sus particulares circunstan-cias. Esto dota a las
religiones de un carcter ms terrenal que nos acerca
ainterpretaciones que podramos llamar ms humanas, puesto que
formanparte de las estructuras sociales que cada grupo humano va
creando, delproceso de socializacin [V. Fig. 11]. Las religiones,
entendidas como cons-truccin social y no exclusivamente como
expresin de un dogma, partici-pan a su vez de otras construcciones
sociales, como la paz o la violencia. [V.VI. Qu son los
conflictos]
Fig. 11. Religiones y socializacin
Creencias Mitos
C digo de comportamiento
Dinmicas hist ricas
Relaciones con el medio
Prcticas rituales
RELIGI N SOCIALIZACI N
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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Por otra parte, todas las religiones tienen su historicidad; es
decir, suexistencia se enmarca en un contexto histrico particular,
ya que nacieron enun momento determinado, dentro de un contexto
histrico y una problemticaconcreta, y fueron difundidas por
personajes que tuvieron un papel importanteen su poca y en su lugar
geogrfico (pensemos, por ejemplo, en Buda, Jesu-cristo o Mahoma).
Es preciso, por tanto, considerar las diversas
circunstanciashistricas de cada religin, incluyendo sus posibles
experiencias de relacincon otras tradiciones religiosas. Dichas
relaciones pueden venir dadas por lacoincidencia espacial y
geogrfica, como ocurre por ejemplo en el caso delMediterrneo, donde
se han ido sucediendo diversas culturas y religiones quehan ido
dejando su huella unas en otras. Otras veces la relacin ha
sidosimultnea, llegando a convivir en el mismo espacio y poca
varias creenciasreligiosas, como es el caso de la convivencia de
judos, musulmanes y cristia-nos en al-Andalus en la poca
medieval.
Estas circunstancias han dado lugar a pervivencias y a fenmenos
de trans-misin y sincretismo entre diversas culturas y religiones,
establecindose confrecuencia relaciones directas entre unas y
otras, relaciones que no slo hanpropiciado desencuentros y
enfrentamientos, sino tambin numerosas situa-ciones de
entendimiento pacfico. Conocer las particularidades de estas
rela-ciones histricas, de los diversos encuentros y desencuentros
entre credosreligiosos distintos, nos puede ayudar a comprender
mejor al otro y a ser msobjetivos y tolerantes con los aspectos de
la otra religin que puedan resul-tarnos ms ajenos.
Desde esta perspectiva podemos analizar y explicar las
circunstancias yrepercusiones socioculturales e histricas de
nuestra propia tradicin religiosay, a continuacin, tratar de
acercarnos al otro, a su cultura y a su religin, conobjeto de
conocerlo, pues el conocimiento es una premisa indispensable
paracomprender y entender la otra cultura, y posteriormente tratar
de regular nues-tras relaciones con ella.
En esta lnea, y para que el acercamiento sea operativo, el
primer pasosera tratar de poner de relieve aquellas circunstancias
y situaciones pacficaspresentes y compartidas en las otras
tradiciones tanto culturales como religio-sas; y, en segundo lugar,
procurar hallar regularidades y puntos de convergencia, comoun
medio para ir construyendo una cultura de paz, en nuestro entorno y
en nuestrasrelaciones con los otros.
1.2. Religin y religiosidad
El hecho religioso ha sido definido desde diversas disciplinas
(antropologa,historia, sociologa, filosofa, psicologa, teologa...)
cada una de las cuales utili-za un enfoque propio para resaltar
aspectos concretos de las religiones. Lareligin se podra definir
como un fenmeno universal, pues se trata de unhecho del que tenemos
conocimiento desde el mismo momento en que lotenemos del ser humano
y que se manifiesta en todas las culturas. Tambincomo un fenmeno
supraconfesional, pues no debe observarse exclusivamentebajo un
prisma confesional concreto. Es algo que trasciende a una visin
parti-cular, que, evidentemente, est influencia por nuestro entorno
educacional.
Es cierto que el trmino religin se asocia, en un primer momento,
a cues-tiones relacionadas con los dioses y lo sobrenatural, con lo
espiritual y losagrado frente a lo terrenal y profano. Tambin suele
asociarse con frecuenciacon los aspectos puramente institucionales
de la misma (el clero en el cristia-nismo, los rabinos en el
judasmo, los ulemas en el islam o el sangha en elhinduismo y en el
budismo, etc.) Sin embargo, como hemos sealado, se tratade un
fenmeno mucho ms amplio y complejo, con unas connotaciones quevan
ms all de la pura espiritualidad individual o del dogma
teolgico.
Religin es un trmino que ha sido definido de modos
extremadamente diversos y sobre el que noexiste todava un consenso
suficiente... La definicin fenomenolgica segn la cual la religin
esun fenmeno universal, innato y congnito al hombre que hace del
ser humano un homoreligiosus... El atesmo segn el cual la religin
no slo no es innata sino que es una purainvencin humana... Frente a
estas formas unilaterales de entenderla, la religin en su
vertientesocial resulta un modo de regir la convivencia por medios
que no son siempre necesariamente lajustificacin de la desigualdad
y el dominio... Pero, adems, la religin ofrece un marco mentalde
explicacin del mundo. (F. Diez de Velasco Introduccin a la historia
de las Religiones)
Esta dimensin universal del fenmeno religioso nos lleva a hacer
unaclara distincin entre dos conceptos que con frecuencia se suelen
confundir:religiosidad y religin.
La religiosidad puede ser entendida como una caracterstica
especfica y consustancialal ser humano en general, que en todo
tiempo y lugar ha sentido la necesidad dedar una explicacin al
mundo y al fundamento de la vida; mientras que la religin,como
materializacin concreta de esa religiosidad, sera el producto
cultural que lesirve de expresin, y que adopta formas diferentes
segn los momentos y los
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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grupos humanos que la desarrollan y la practican. En la
religiosidad se ha dedestacar su carcter intimista y sus
dimensiones experienciales, emocionales yticas, mientras que en la
religin sobresalen ms los aspectos formales y susdimensiones
prcticas, ritual e institucional.
Toda la humanidad, griegos y no griegos, cree en la existencia
de dioses. As habl Platnhace ms de dos mil aos. Actualmente pocos
negaran el hecho de que alguna forma dereligiosidad es universal
para toda la humanidad. (B. Morris, Introduccin al
estudioantropolgico de la religin)
Lo que nos permite encontrar en las religiones elementos
relacionados conla paz es la consideracin del hecho religioso como
un fenmeno humano yglobal, que afecta a creyentes y no creyentes,
que es inherente a todas lassociedades, y que nunca es ajeno a los
acontecimientos histricos, sociales,polticos o culturales de cada
grupo humano. Desde esta perspectiva se pue-den encontrar, en las
diferentes tradiciones religiosas, puntos de convergenciacapaces de
posibilitar el dilogo y potenciar el entendimiento mutuo y
laconvivencia pacfica entre diferentes culturas y grupos
humanos.
2. Multiculturalidad y conflictos
Los conflictos son indisociables de los sistemas sociales y
culturales dondese generan, pues en ellos se encuentran sus causas,
sus actores y sus modos deregulacin. Este es el caso tambin de
aquellos conflictos que suelen calificar-se de religiosos y que, en
realidad, tienen unas causas y unas consecuenciasms amplias,
afectando a situaciones y aspectos que van ms all de lo pura-mente
espiritual o de cuestiones doctrinales, para abarcar otros mbitos
msterrenales y ms profanos. Estas son realidades que las sociedades
multicultu-rales deben tener presentes a la hora de regular los
conflictos a los que seenfrentan.
2.1. Dimensin cultural del conflicto
Todos los conflictos pueden tener un importante componente
cultural, ytambin intercultural al extenderse sus efectos al
sistema, o macrosistema,mundial. En su aspecto colectivo, la
existencia de conflictos est ligada a la
evolucin social de los individuos y los grupos, en principio
como un mecanis-mo de adquisicin de la identidad. Pero es tambin
esta predisposicin aasociarse la que promueve la cooperacin, de
manera que conflictos y coope-racin van ligados y tienen lugar en
entornos culturales precisos. En estesentido, no cabe duda que un
tipo de mecanismos que pueden ser claves en laconstruccin de la paz
son aquellos que estn representados por los procesosde cooperacin,
solidaridad, entendimiento mutuo, etc., ya que estos tienden
aajustar de modo ordenado las relaciones y a garantizar la
supervivencia. [V.VI.2.2. Una cultura conflictiva]
Muchos autores han puesto de relieve la relacin
cultura-conflicto. Se tratade una percepcin del conflicto,
entendido como un modo o manifestacincultural, que est relacionada
con los valores de un grupo o comunidad, y quepuede acercarnos a
consideraciones ms abiertas sobre la posibilidad de regu-lar
pacficamente las diferencias que surgen en el mbito del grupo. A
unaescala mayor, cuando las distintas comunidades van tomando
contacto conotras, las relaciones entre grupos, que poseen modos
culturales distintos, ge-neran tensiones y disparidad de intereses,
es decir conflictos, que tratan deregularse mediante mecanismos
diversos, que pueden ir desde los enfrenta-mientos violentos, la
imposicin del poder, etc., hasta el dilogo constructivoy la accin
negociadora.
Una de las primeras cuestiones para identificar y regular un
conflicto esadoptar un enfoque plural e intercultural. Se trata de
un nuevo enfoque quepermitir, no slo explicar los diversos modos y
niveles de conflictividad encada sociedad, sino tambin
contrastarlos e interrelacionarlos con los de otrosgrupos y
culturas. [V. VII. Regulacin y prevencin de conflictos; Fig.
16]
Como consecuencia de la multi e interculturalidad se plantean
algunosconflictos que antes no existan, o al menos no se
manifestaban de forma tannotoria, lo que supone buscar nuevas vas
de regulacin. Tal es el caso porejemplo del conflicto que
actualmente supone armonizar globalizacin y di-versificacin
cultural; se trata de una aparente contradiccin que podra
su-perarse tratando de establecer, frente a los aspectos negativos
de la globalizacineconmica, algunas ventajas de la globalizacin
cultural. En esta lnea, algu-nas de las ventajas del sistema global
para el aspecto religioso-cultural, se-ran:
La fluidez de la comunicacin, con la consiguiente apertura al
conoci-miento y el aprendizaje mutuo.
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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La bsqueda de una tica universal, que estar basada en las
aportacio-nes y experiencias de cada cultura.
La actividad de movimientos dirigidos a fortalecer las
incipientes de-mocracias, el respeto de los derechos humanos, as
como de los movi-mientos de lucha por la igualdad de determinados
colectivos, tales comomujeres, pueblos indgenas, etc. [V. XVII.
Futuro, Seguridad y Paz]
Las diferencias antagnicas entre distintos modos culturales
pueden resol-verse estableciendo vnculos entre los distintos
paradigmas, buscando las co-incidencias que puedan existir a
diversos niveles (persona, grupo, naturaleza,conocimiento, tiempo,
espacio, etc.), para lo que se han de emplear losmecanismos propios
de cada cultura y desde sus propias convicciones ticas.Estas
coincidencias pueden servir de punto de partida para la construccin
denuevos modelos de entendimiento.
2.2. Los conflictos religiosos
Histricamente los sistemas religiosos han estado en muchos
momentosrelacionados con la resolucin violenta de determinados
conflictos; lo queresulta realmente contradictorio cuando en los
preceptos e ideales de los mis-mos la paz es un objetivo
primordial. De aqu que hablar de Paz en algunasreligiones pueda
parecer opuesto a ciertos planteamientos que parecen
quererdemostrar lo contrario.
Lo cierto es que las religiones no son intrnsecamente pacficas
ni violentas, por loque hoy menos que nunca puede hablarse de
conflictos estrictamente religio-sos, en el sentido de imposicin de
una creencia o de un proselitismo religio-so. Pero, tambin sabemos
que, las imbricaciones del aspecto religioso en losconflictos
existen, si bien stas son mucho ms amplias y profundas que lasimple
divergencia de credos religiosos; lo cual es lgico si tenemos en
cuentala complejidad de los conflictos en s mismos, por una parte,
y las implicacio-nes culturales, sociales o polticas de todas las
religiones, por otra.
La dimensin religiosa del hombre impregna todas y cada una de
las actividades polticas.(R. PANIKKA R, El dilogo indispensable.
Paz entre las religiones)
En efecto, las religiones se han utilizado en numerosas
ocasiones comoideologa legitimadora del poder, justificando y
legitimando la violencia, e
incluso la guerra, cuando en realidad lo que se planteaba era
una cuestinpoltico-cultural. Sin embargo, las creencias religiosas,
como parte de la formade vida de los individuos, cuentan con
mecanismos para propiciar tanto laviolencia como la paz, pues paz y
violencia no son dos realidades excluyentes,sino que ambas
coexisten y conviven en continua interrelacin, de manera quepude
decirse que las sociedades y grupos humanos, en todas sus
manifestacio-nes y actuaciones tambin las religiosas son
ambivalentes en la medida enque en ellos se dan circunstancias,
prcticas y proyectos tanto pacficos comoviolentos, que se
relacionan y operan a distintos niveles. A travs de lasreligiones
se establecen, en suma, mediaciones que ayudan a regular
necesida-des, percepciones, intereses, objetivos, o posiciones.
La ONU, el ASEAN, el FMI, el llamado G7 (o G8), Sudn, la India y
muchos otrosEstados, no son slo entidades geopolticas, sino tambin
entidades multirreligiosas. (PA-NIKKAR, El dilogo indispensable.
Paz entre las religiones)
Si, como hemos dicho, todas las religiones corresponden a
formacionessociales y humanas concretas, es lgico que, a lo largo
de su historia, esassociedades y culturas desarrollen unas
actividades y unos valores compartidospor todo el grupo, cuyo
objeto no es otro que regular el orden social, lograrsus objetivos
y satisfacer lo mejor posible las diversas necesidades
humanas,individuales y colectivas. Es as como histricamente se han
ido articulandomecanismos concretos para arbitrar soluciones a los
conflictos que van sur-giendo en el seno de las sociedades. Volver
la mirada a esa historia nospermitir, junto con el anlisis de
determinadas problemticas actuales, acer-carnos a la concepcin, o
concepciones, que dichas sociedades con sus tradi-ciones religiosas
respectivas tienen de la paz, y tambin de la violencia,concepciones
que habr que ubicar dentro de uno o varios sistemas culturalesy de
pensamiento. [V. II. Historia de la Paz]
Esta ambivalencia de las religiones como generadoras de paz y
violenciadebe ponerse en relacin con el marco ms amplio de las
culturas, y al mismotiempo reconocer su interrelacin con otros
aspectos de la realidad humana.Esto nos ayudar a entender cmo
muchos de los conflictos que tienden aidentificarse como conflictos
religiosos no lo son intrnsecamente, y, a lainversa, cmo
determinados conflictos identificados exclusivamente como po-lticos
o econmicos tienen unas implicaciones ms profundas y complejas,por
ejemplo el problema de las desigualdades norte/sur, pases
ricos/pasessubdesarrollados no se sustenta nicamente en cuestiones
polticas, econmi-
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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cas o geoestratgicas, sino que tienen tambin un importante
componentecultural religioso que habra que tener en cuenta para su
anlisis y resolucin.
Considerar los conflictos religiosos desde una ptica global
posibilitara, enprimer lugar, lograr un anlisis ms riguroso y
correcto de estos fenmenos y,en segundo lugar, hallar vas para el
entendimiento de esos conflictos religio-sos. Para ello habra que
tender a reivindicar, en contextos laicos, una serie devalores
(amor, comprensin, fraternidad, perdn, equidad, compasin, armo-na,
respeto, paciencia...) tenidos como exclusivamente religiosos y que
no sonms que herramientas para manejar cualquier tipo de conflicto,
es decir, quesera necesario desacralizar los conflictos.
3. Las religiones y la Paz
El estudio de las aportaciones a la Paz de las diversas
tradiciones religiosasen las sociedades humanas pasadas y
presentes, constituye uno de los mbitosde atencin de los estudios
sobre la Paz. Dicho estudio se sita dentro de unavisin abierta que
interrelaciona tanto la paz como los fenmenos religiososcon
realidades y procesos ms amplios y complejos, lo que permite
utilizarparadigmas y dialcticas menos reductivas, con el
consiguiente enriquecimien-to de los anlisis y las perspectivas en
la construccin de una cultura de paz.[V. XVI. Agendas de la
Paz]
3.1. Actitud de las religiones ante la Paz
Todas las tradiciones religiosas emergen como respuestas a unas
interro-gantes que surgen a raz del proceso vital y mental de un
colectivo; estasinterrogantes, muchas de ellas de carcter
universal, son en origen cuestionesrelacionadas con un cosmos
sobrenatural y espiritual de difcil comprensinpara el gnero humano,
el cual encuentra la explicacin a sus preguntas alsacralizar lo
profano y espiritualizar lo terrenal. Pero el cmo exterioriza
cadagrupo social ese proceso mental, es algo que difiere
notablemente dependien-do de la particularidad del grupo, de la
poca y el lugar en que se sita cadareligin, de ah la importancia de
la historicidad de las religiones y de suparticipacin en las
construcciones sociales.
El anhelo de Paz es un componente muy importante en la dimensin
espiritual yemocional de todas las tradiciones religiosas, y as lo
encontramos en el dhyana
hinduista y budista o en el ascetismo cristiano, en los que a
travs del yoga ola meditacin se intenta lograr la paz interior.
Asimismo los movimientosmsticos de todas las religiones pretenden
mediante la unin con el cosmosy/o el ser supremo, en algunos casos,
o mediante la aceptacin de la experien-cia ordinaria con alegra y
serenidad, en otros alcanzar la paz con una proyec-cin colectiva.
En otro orden, la mendicidad, como prctica religiosa
(ordenescristianas mendicantes, sangha o monjes jainistas, etc.),
se fundamenta en lacaridad y solidaridad entre los distintos
estamentos sociales de la comunidadreligiosa.
A primera vista, la finalidad esencial de las religiones es
satisfacer losaspectos espirituales del individuo, sin embargo
tambin es consustancial alas religiones regular los comportamientos
colectivos, es decir las relacionesde los miembros del grupo, entre
ellos y con su entorno; por lo tanto una delas misiones de las
religiones es reglar los conflictos que puedan surgir entreuno y
otros. Es cierto que en algunos momentos las instituciones
religiosas nohan dudado en justificar, e incluso fomentar, la
resolucin violenta de losconflictos, pero con el mismo grado de
normalidad encontramos a esas mis-mas instituciones creando y
aplicando mecanismos de resolucin pacfica delos conflictos.
Dice Hillel: Se t de los discpulos de Aarn: ama la paz, ama a la
humanidad y acerca alos hombres a la Torh. (Tratado judo de Pirke
Abot. Talmud)
Un estudio emprico enmarcado y centrado en el pasado nos permite
ob-servar algunos de estos comportamientos ambivalentes. Un ejemplo
es el casode las relaciones entre las tres grandes religiones
monotestas mediterrneasjudasmo, cristianismo e islam las cuales han
sido a veces calificadas deintransigentes, fanticas e intolerantes.
Sin embargo, sin negar esa tendencia ala intolerancia que parece
ser inherente a la propia esencia dogmtica deestas religiones, sera
errneo pensar que estas tradiciones religiosas basansus doctrinas y
prcticas exclusivamente en la intolerancia. Por el contrarioexisten
en ellas otros componentes que, como la idea de la fraternidad
univer-sal, suponen aspectos de intercambios y comprensiones
mutuas. En general,manifestaciones de uno u otro signo son fciles
de encontrar en cualquierestudio que aborde la historia de las
religiones, pero podemos afirmar que en todasellas existen
elementos de paz que han contribuido, entre otras cosas, a
momentosde coexistencia pacfica con otras culturas.
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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3.2. Aportaciones de las tradiciones religiosas a la Paz
Considerando la doble dimensin, espiritual y social, que
presentan lasreligiones, sus posibles aportaciones a la paz pueden
ser consideradas en unadoble vertiente: una doctrinal, encauzada
desde las instituciones, y otra prc-tica, que atae a la actitud de
los individuos como integrantes de una sociedady una cultura. En
ambos casos habr que tener en cuenta las interrelacionesentre paz y
violencia y el posible papel mediador de los elementos
religiosos.
En todas las tradiciones religiosas incluso entendidas en su
aspecto pura-mente espiritual se encuentran unos componentes que
nos informan de laexistencia de elementos pacficos, aunque sea una
visin particular de la paz.Las religiones aspiran a la paz como
ltima forma de concordia: el mundofuturo es el smbolo paradigmtico
de la paz, representado por el Edn judo,el Cielo cristiano, el
Paraso musulmn o el Nirvana budista. Esa paz o con-cordia se
alcanza, en muchas ocasiones, a travs de la reconciliacin entreDios
y lo creado, por mediacin de un mensajero divino encarnado en
elMesas judo, Cristo, Mahoma o Buda.
Como hemos visto, las experiencias religiosas pueden presentarse
comouna experiencia interna, manifestada en mltiples formas como
son la espiri-tualidad, el misticismo, etc., o como una experiencia
externa que se manifesta-ra en los dogmas o creencias, y en la
organizacin de la comunidad. En esteltimo caso se da una clara
proyeccin social y cultural, que, con sus especifi-cidades propias,
se manifiesta tanto en las tradiciones religioso/culturales
deOriente como en las de Occidente.
Las cosmologas de cada una de las tradiciones explican las
tendencias deuno o otro bloque hacia una mayor o menor incidencia
en aspectos de pazinterna o externa. Por ejemplo una de las
caractersticas de las religiones/culturas orientales Hinduismo,
Budismo, religiones indgenas, etc. es la con-cepcin colectivista,
que potencia la armona con la naturaleza; y otra es laimportancia
que se le concede a la paz interna, la cual se convierte en
precon-dicin de la paz mundial.
En cambio las religiones/culturas occidentales Judasmo,
Cristianismo,Islam, etc. se caracterizan por su concepcin ms
individualista, que tiende aimponer el control del hombre sobre la
naturaleza. Estas tradiciones religiosasponen la paz externa como
precondicin de la paz mundial.
El concepto no homocntrico de las culturas orientales equipara
al hombrecon el resto de los seres vivos la naturaleza en su
conjunto, lo que les haceincluir la paz holstica gaia como parte
integrante de la paz universal, de ahciertas prcticas de extremo
respeto a los todos los seres vivos, incluidosanimales y plantas.
Por su parte en las culturas occidentales, donde el hombrees el
centro del universo, prima la organizacin social y comunitaria, lo
queconvierte a la paz estructural en el eje sobre el que se
organizara la pazuniversal. Esta actitud supone una mayor justicia
social y respeto a los dere-chos humanos, pero tambin un desprecio
hacia la naturaleza, como objeto alque se ha de controlar.
A pesar de que en apariencia las diferencias entre las
tradiciones religiosasson grandes y notorias, lo que explica la
diversidad de credos, lo cierto es quetodas ellas comparten una
serie de elementos comunes de los que hay quepartir para adentrarse
en los mbitos de la pluralidad religiosa y de la
multicul-turalidad. [V. Fig. 12]
4. Culturas, religiones y Educacin para la Paz
En estos comienzos del siglo XXI es imposible pensar en
sociedades mo-noculturales, puesto que la existencia de grupos
cultural y religiosamente dis-tintos intentando convivir en los
mismos espacios fsicos y sociales es unarealidad actual. Espaa no
ha quedado ajena a esta situacin y hemos pasadode ser un pas de
emigrantes (al finalizar la Guerra Civil y en los aos 50 y 60,en
busca de oportunidades laborales) a ser receptor de inmigrantes
(especial-mente desde finales de los aos 80, cuando comienza a
aumentar de formaFig. 12. Ecumenismo
RELIGIONES Y
ECUMENISMO
PROPUESTAS DELAS RELIGIONESPARA LA PAZ
ECUMENISMO [PAZ ENTRE RELIGIONES Y PAZ EN EL MUNDO]
EQUILIBRIO ENTRE
RELIGIONES
COINCIDENCIAS ENTRE LAS RELIGIONES
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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considerable la inmigracin en nuestro pas). El sistema educativo
es una delas primeras instituciones en influenciarse de esta
realidad, proclamando ensus leyes el derecho universal a la
educacin y la necesidad de que sta nosayude a conseguir una
coexistencia pacfica en estas sociedades tan plurales ydiversas.
[V. XV. Cultura de Paz y Educacin]
La educacin tendr por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana y el fortaleci-miento del respeto a los
derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecer
lacompresin, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y
todos los grupos tnicos oreligiosos; y promover el desarrollo de
las actividades de las Naciones Unidas para elmantenimiento de la
paz. (Artculo 26.2 de la Declaracin Universal de los Dere-chos
Humanos)
Para ayudar a lograr este objetivo, la UNESCO cre una Comisin
Inter-nacional para la Educacin del siglo XXI, presidida por
Jacques Delors y encuyo informe final La educacin encierra un
tesoro (1996), se resaltabancuatro pilares educativos bsicos:
Aprender a Conocer, Aprender a Hacer,Aprender a Ser y Aprender a
Convivir. Este ltimo punto es fundamentalpara la consecucin de la
paz y para ello, el sistema educativo debe dar lasrespuestas que la
diversidad de grupos sociales, culturales y religiosos denuestras
sociedades necesitan. Si queremos que la educacin sea un
instru-mento de paz, los docentes han de comprender que sta es
requisito impres-cindible para la cohesin social, que la mezcla
cultural es riqueza y que losprincipios organizativos y didcticos
de las escuelas deben partir de estosideales bsicos.
Para conocer qu puede aportar la Educacin Religiosa actual a la
regula-cin pacfica de los conflictos, hay que recordar que
histricamente la religin,como hemos visto, ha facilitado en muchas
ocasiones momentos pacficos yque, debido a su gran capacidad de
convocatoria humana y al talante desolidaridad y respeto que
inicialmente transmiten sus ideales, es un claroespacio para hablar
de dilogo y de convivencia social.
Cuando hablamos del dilogo intercultural, no podemos dejar de
lado eltratamiento de la educacin religiosa en los centros
educativos, ya que,como se ha dicho antes, la religin es un aspecto
inseparable de las culturas,se sea o no creyente o practicante, que
lleva implcita una forma particularde ver el hombre y el mundo (por
lo tanto, unos determinados comporta-mientos) y que conocer dichos
comportamientos nos ayudar a comprender
las diferentes posturas individuales y grupales, favoreciendo as
el conoci-miento mutuo.
La mayor parte de los pases, ante la evidencia de las escuelas
multitnicasy multirreligiosas, han introducido dentro de sus
polticas educativas plantea-mientos que se adaptan a las exigencias
de estas nuevas comunidades del sigloXXI. En el caso de la enseaza
religiosa, el cambio curricular ms importantese produce al entender
que su funcin no es tanto la transmisin de un mensa-je religioso
concreto a los alumnos, sino la de informarles y orientarles sobre
lacantidad de ofertas religiosas que los nios y jvenes encuentran
en su entor-no y educarles en la responsabilidad de una eleccin
libre y en el respeto a lasdems opciones. Sin duda este tipo de
educacin religiosa ser mucho mseficaz por su contribucin a la paz y
el entendimiento religioso.
Por tanto, habra, en primer lugar, que participar, junto a los
demseducadores de otros grupos sociales y culturales, en conseguir
una educacinms en sintona con las exigencias de las sociedades
pluralistas, multicultura-les y tolerantes, como quieren ser las
comunidades del siglo XXI; y, ensegundo lugar, tener actitudes
pedaggicas innovadoras y creativas, capacesde traducir los mensajes
religiosos segn las conquistas de la ciencia y larazn, para poder
medirse con otras concepciones educativas que persigan laconsecucin
del bienestar, la felicidad y el desarrollo armnico del hombre yde
la sociedad.
En toda cultura y en cada una de las religiones del mundo se
insiste en las afinidadeshumanas, en la faceta ms pacfica y
dialogante del hombre, para tratar de que lasmismas desplacen a la
hostilidad y la agresin. No es necesario recordar aqu la
importan-cia que los fundadores de las grandes religiones del
planeta asignaron a la paz, tanto en elfuero ntimo del hombre como
en el mundo que le rodea. (Mayor Zaragoza La nuevapgina,
1994,37)
En ese proceso de adaptacin del currculum a las exigencias de
las socie-dades actuales, en las escuelas europeas estn conviviendo
actualmente diver-sos modelos de enseanzas de la Religin, que
oscilan desde programas concontenidos totalmente confesionales
(transmitir y vivenciar una determinadareligin es el objetivo
fundamental), hasta los contenidos aconfesionales (refe-ridos a
valores, lejos de cualquier creencia religiosa). Entre estos dos
extre-mos, encontramos programas intermedios que contemplan el
currculum religiosodesde diferentes puntos de vista.
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
113112
En nuestro pas las enseanzas religiosas oficiales tambin estn
viviendotransformaciones que pretenden ir en este sentido. Para
ello, sea cual sea laeleccin para cada uno de los alumnos, las
instituciones religiosas, sus lderesy sus docentes deben promover
una visin de la religin y la cultura comonexo de unin e interaccin
social y no de separacin, como ha sido la tenden-cia durante pocas
de nuestra historia. Al mismo tiempo deben evitar el
reli-gocentrismo, fomentando el conocimiento, el respeto y la
comprensin crticade los principios y valores multirreligiosos.
En suma, si la educacin religiosa quiere hacer aportaciones a la
regula-cin pacfica de los conflictos debe, tomando como base las
distintas declara-ciones de la UNESCO, promover en los centros
educativos y en la ciudadanaen general, los siguientes
principios:
Respetar la libertad religiosa de cada uno de los grupos
culturales quecoexisten en las distintas sociedades.
Los ideales religiosos deben ser promotores de valores
positivos, talescomo la libertad, la solidaridad, la cooperacin
entre los pueblos, lajusticia o la transformacin social.
Apertura al dilogo y a la colaboracin interreligiosa, por encima
de lasposibles diferencias.
Compromiso de los creyentes de las distintas confesiones de
resolversus conflictos sin recurrir a la violencia.
Adaptar los programas educativos religiosos a las necesidades
que lassociedades multitnicas, multirreligiosas y multilinges
demandan en laactualidad.
5. Dilogo cultural y religioso
El papel histrico de las religiones en el desenvolvimiento de la
paz y losconflictos es un hecho incuestionable, como tambin lo es
el que en el mundoactual, caracterizado por la confluencia de
culturas, la sociedad le otorgue unprotagonismo destacado a la
construccin de la paz, fomentando principiosticos universales como
el amor, la justicia, los derechos humanos, etc.
La superacin de la modernidad en algunos de sus aspectos
negativos hasignificado asumir un cambio importante en nuestro
sistema de valores, queindudablemente conlleva un cambio en la
perspectiva tico-religiosa de mun-
do. Ante esto hemos de preguntarnos cmo afecta ese cambio de
valores a lasrelaciones interreligiosas e interculturales. Como
paso previo a las posiblesrespuestas a esta interrogante habra que
hacer una reflexin sobre cmo sedesenvuelve el dilogo entre las
diferentes tradiciones religiosas.
El dilogo interreligioso e intercultural ha de partir de una
serie de premi-sas que, lejos de hacer abstraccin, permitan
descubrirse unos a otros, y nuncaha de tener como fin el
proselitismo o el sincretismo, sino que se ha detrabajar en el
mbito del pluralismo, en el del respeto a las diferencias y en elde
la educacin, realizando estudios sobre la imagen de los dems, y
exhortan-do al mutuo conocimiento y a la creacin de instancias de
reconocimientosrecprocos.
El objetivo de la Iniciativa de las Religiones Unidas es
promover una cooperacin interreli-giosa cotidiana y duradera, que
acabe con la violencia por razones religiosas y cree culturasde
paz, de justicia y de curacin para la Tierra y todos los seres
vivos. (Carta de la IRU,ao 2000)
En este sentido, los episodios de encuentros, comparacin y
contactosentre distintas confesiones cuentan con una dilatada
historia que se remontaen algunos casos a antes de la era
cristiana, pero no es hasta el siglo XXcuando puede hablarse de un
dilogo religioso en el sentido de encuentroconstructivo. Sus
inicios pueden situarse en 1893, fecha de la constitucin
delParlamento Mundial de las Religiones en Chicago, que significara
el primer pasodecisivo en este sentido, sirviendo de modelo a
otros. Luego, estas iniciativasen el campo de las relaciones entre
religiones van tomando carcter interna-cional, sobre todo despus de
la Segunda Guerra Mundial, tanto en Occidentecomo en Oriente. Una
buena muestra de ello son los esfuerzos que, a media-dos de siglo,
se realizan en Estados Unidos y Japn para promover la colabo-racin
interreligiosa en favor de la paz mundial. A partir de 1970 estos
encuentrosse suceden de forma sistemtica, con conferencias
internacionales, como laConferencia Mundial de las Religiones en
favor de la Paz, celebrada en Kyoto en1970, o la Cumbre Religiosa
de la Paz del Milenio, que tuvo lugar en Nueva Yorken agosto del
2000.
La importancia y la vigencia del tema se refleja igualmente en
las numero-sas iniciativas actuales para promover encuentros y
reuniones cientficas, cu-yos resultados suelen ser fructferos y
productivos, fomentando una implicacincada vez ms responsable de
instituciones y autoridades religiosas de distinto
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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DIALOGO RELIGIOSO (PERSONAL E INSTITUCIONAL)
IDEAS
CREENCIAS
ACTITUDES
PRACTICAS
VALORES MODELOS ANTROPOL GICOS
signo. As, asistimos a la creacin de un notable nmero de
asociaciones quetrabajan en diversos aspectos del dilogo y el
entendimiento religioso. Entreellas cabe mencionar las siguientes:
Council of Christians and Jews (London), TheInternational
Consultantion Religion Education and Culture [ICOREC]
(Manches-ter), Religious Education and Environment Programme [REEP]
(London) o Councilfor Parliament of the Worlds Religions
(Chicago).
El nuevo sentido que hoy adquiere el dilogo interreligioso, en
general, noes producto de la lgica interna que las diversas
confesiones religiosas handesarrollado histricamente, sino que
obedece, en gran medida, al influjo delas ltimas transformaciones
mundiales. El pluralismo cultural, la progresivasecularizacin de la
sociedad, el surgimiento de nuevas tendencias religiosas oel
ecumenismo, son factores que inciden directamente en la toma de
concien-cia de que las relaciones interreligiosas son hoy da
ineludibles.
Por ejemplo, se observa cmo Occidente se est convirtiendo en la
encru-cijada de los movimientos religiosos ms diversos, dando lugar
a lo que algu-nos autores llaman la planetarizacin de la diversidad
religiosa, lo cual,hasta cierto punto, facilita el conocimiento, la
convivencia y el dilogo reli-gioso.
Ahora bien, para que dicho dilogo sea factible son necesarias
unas condi-ciones bsicas, tales como: la voluntad de los
interlocutores para dialogar; laidentificacin de una base comn que
permita abrir vas de acuerdo; el reco-nocimiento del derecho a la
diferencia; la voluntad de compaginar el compro-miso personal y el
respeto al universo religioso del Otro; o la consideracin dela fe
como una opcin personal y no como un destino heredado.
En definitiva, se trata de compartir ideas y creencias, con el
objetivo de lograr elacercamiento que lleve a una convivencia
armoniosa y pacfica.
Uno de los rasgos de los nuevos enfoques que va adquiriendo el
dilogointerreligioso es la ntima conexin del hecho religioso, en s,
con otrosaspectos laicos, lo que se manifiesta en la variedad de
cuestiones que sontratadas en los diferentes encuentros: problemas
sociales, polticos, econ-micos, educativos, de gnero, etc. Otra
tendencia es el desarrollo del dilo-go en el mbito personal, que
complementara al institucional, fomentandoel encuentro directo
entre individuos y colectivos de distintas religiones,donde se
ponen en juego valores, actitudes, comportamientos, prcticas
decooperacin real, etc., elementos que, por otra parte, son
indisociables delas culturas y sociedades en las que las religiones
se han forjado y desarro-llado.
El autntico dilogo intercultural significa incorporar todas
aquellas apor-taciones y experiencias pacifistas presentes en todas
las sociedades, tradi-ciones religiosas y modos culturales,
superando el dualismo reductivo paz/violencia, bueno/malo, y
teniendo en cuenta las mltiples situaciones inter-medias que pueden
darse. Esto nos dotara de una nueva capacidad moviliza-dora al
facilitar conexiones, vnculos y posibilidades, no slo tericos
sinotambin reales, y nos alejara de visiones pretendidamente
objetivas , queacaban siendo dogmticas, cerradas y excluyentes,
para acercarnos a visionesintersubjetivas y de comunicacin entre
culturas. Dicho de otro modo, paraacercarnos a la paz cultural y
religiosa es necesario adoptar un punto de vistaabierto y generoso
que haga posible percibir, y asumir, que no estamos solos enel
planeta, y que nos posibilite caminar hacia un pluralismo cultural,
alejadode planteamientos de ideologas definidas. Puesto que el
concepto de paz noes unvoco la paz no es monopolio de ninguna
cultura, el camino hacia lapaz exige desarrollar una verdadera
interculturalidad, y transculturalidad, ba-sada en el dilogo y el
reconocimiento mutuo en pie de igualdad. Para ellotodas las
culturas y tradiciones religiosas han de renunciar a algunos mitos,
altiempo que han de fomentar el reconocimiento de los valores
existentes en laotras, tratando de identificar los elementos y
experiencias de paz que en ellasaparecen. Para ello es necesario
modificar la idea del paradigma del eurocen-
Fig. 13. Dilogo religioso
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PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS
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trismo cultural como el nico vlido, sustituyendo la visin
unicntrica, queha predominado hasta no hace mucho, por una ptica
policntrica que tengaen cuenta a las otras culturas y
civilizaciones. [V. Fig. 13]
En suma, el desarrollo de un dilogo que potencie la interrelacin
entreculturas y religiones deber suponer un cambio de modelos
antropolgicos yontolgicos, de valores y de prcticas dentro de las
sociedades concernidas.
Caminando en esta direccin, algunas posibles pautas que pueden
servirpara fomentar la paz en el mbito de las culturas y las
religiones, seran:
Buscar puntos de convergencia entre los distintos credos
religiosos ytradiciones culturales o, en otras palabras, reconocer
la existencia deuna tica bsica comn.
Encontrar las lneas no violentas de las religiones,
identificando losrasgos pacficos que puedan contener.
Promover y extender un cambio de actitudes, que son propias de
lacultura de la paz, empezando por no rehuir el dilogo abierto, la
coope-racin y la tolerancia positiva.
Superar la dicotoma entre religin, poltica y sociedad,
entendiendo yaceptando que la paz no es ni slo espiritual e interna
ni slo poltica ysocial.
Bibliografa recomendada
AVELINO DE LA PINEDA, Jess (1998) El problema de la religin.
MadridARNAIZ, Pilar (1999) El reto de educar en una sociedad
multicultural y desigual.
En SNCHEZ PALOMINO, A. y Otros (coord.) Los desafos de la
educacin especialen el umbral del siglo XXI. Almera
BASSET, Jean Claude (1999)El dilogo interreligioso. BilbaoGARCA,
Matas (2001) Educacin religiosa para una libertad responsable en
un
contexto de pluralismo. En TAKELI, R. (coord..) La educacin
religiosa en uncontexto de pluralismo y tolerancia. Centro UNESCO
de Andaluca
KNG, Hans (2000) Proyecto de una tica mundial. MadridMAYOR
ZARAGOZA, Federico (1994) La nueva pgina. BarcelonaMAYOR ZARAGOZA,
Federico (1999) Los nudos gordianos. BarcelonaMOLINA RUEDA, Beatriz
y CANO, M Jos (2001) La paz desde la diversidad
cultural y religiosa. En MUOZ, Francisco A. (ed.) La paz
imperfecta. GranadaMUOZ, Francisco. A. (ed.) (2001) La paz
imperfecta. Granada.
ROSS, Marc Howard (1995) La cultura del conflicto.
BarcelonaSAMUEL, A. (1994). Para comprender las religiones en
nuestro tiempo, EstellaSMART, Ninian (2000), Las religiones del
mundo, Madrid