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EL CULTIVO DE LA COCA EN BOLIVIA Alison Spedding Pallet
Introduccin La coca es una planta de origen amaznica cuyas
variedades cultivadas han sido adaptadas a condiciones
subtropicales, ocupando una franja de hasta 2.000 metros de altura
en la vertiente oriental de los Andes en Bolivia. Los restos ms
antiguos de hoja de coca, de unos 2.000 mil aos antes de Cristo,
han sido encontrados en tumbas en la costa desrtica del Per; otras
evidencias de su consumo en esta poca temprana consisten en
estatuas con bolos abultando la mejilla, que si bien no indican
exactamente que el bolo consiste en hojas de coca, son asumidos
como tales dado que se sigue consumiendo la coca en la misma forma1
en los Andes desde Colombia hasta el norte argentino en el
presente. Debido a la humedad del clima, restos vegetales no se
conservan al lado oriental de los Andes, pero dado que las plantas
de coca han debido ser trasladados desde all hasta la costa pacfica
al lado occidental de la cordillera, es de suponer que el consumo
de coca, y de ah su cultivo, es igualmente o ms antiguo en las
fronteras de la Amazona. A fines del periodo prehispnico, haba
plantaciones de coca en la vertiente occidental de los Andes
(Rostworowski 1977/1989) pero hoy en da casi han desaparecido,
aparte de un rea mnima cerca de la ciudad de Trujillo que abastece
a la empresa Coca-cola. Hablando de cultivos tradicionales andinos
(es decir, establecidos antes de la expansin de la industria de la
cocana a partir de los aos 1970) la coca es cultivada en la Sierra
Nevada de Santa Marta y el Cauca2 en Colombia, en diversas regiones
del Per siendo entre las ms importantes el bajo Huallaga, Hunuco,
el bajo Apurmac y Quillabamba (cerca del Cusco), y en los Yungas de
La Paz. Es en esta ltima regin que se mantiene las tcnicas ms
elaboradas del cultivo, que se describir en el siguiente acpite.
Aunque los sitios mencionados cubren una ancha franja geogrfica,
resultan muy restringidos en comparacin con las regiones donde se
consume la hoja de coca, que como ya se mencion extienden mucho ms
al sur que los lugares aptos para el cultivo de la misma, y van
hasta alturas de 4.000 msnm y ms. Combinado con el auge de la
cocana que ha convertido varias regiones de cultivo en zonas rojas
donde los investigadores no quieren o no pueden entrar, esto ha
concentrado el inters de los estudiosos en el consumo de la hoja
sus aspectos culturales, sociales, medicinales y otros: ver por
ejemplo Allen 1988 por el sur del Per o Carter y Mamani 1986 para
Bolivia. El tema de su cultivo slo mereci menciones breves cuando
no era ausente. El Estado colonial y sus sucesores republicanos
fiscalizaron el comercio de coca y por tanto los archivos conservan
registros de impuestos y montos comercializados, que
1 Se selecciona las hojas y se les coloca en la boca entre los
dientes y la mejilla hasta formar un bolo, aadiendo una o ms pizcas
de leja (como se conoce en Bolivia y Per, una pasta alkalina hecha
de las cenizas de una variedad de plantas: ms al norte se usa cal
viva) que en combinacin con la saliva suelta los alkaloides que la
hoja contiene, que son chupados y tragados junto con el jugo de las
hojas (o se escupa este jugo, segn el gusto).. Cuando el bolo ha
perdido el sabor (en entre una hora a tres segn la calidad de la
coca) se lo extrae de la boca y se lo bota. En el norte amaznico,
en las tierras bajas, ms bien se muele las hojas de coca, se
combina su polvo con la ceniza de una enredadera que tiene el mismo
rol que la leja; se forma un bolo de este polvo en la mejilla y se
lo chupa y traga poco a poco. 2 Ver Henman (1978/2005) para un
estudio sobre la coca en esta regin entre los Paz (ahora Nasa),
aunque la descripcin de las tcnicas de cultivo es muy escueta,
concentrndose ms en el consumo (mascado).
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permiten indagar sobre el mercado de la hoja, pero tampoco
interesaba incluir datos sobre su cultivo. En adicin, hasta 1953
(en Bolivia) buena parte de la coca fue cultivada en haciendas.
Todo el trabajo fue realizado de manera gratuita por las y los
campesinos colonos, a cambio de tierras en usufructo donde
cultivaban su propia coca para la venta y otros productos para el
autoconsumo. La clase alta propietaria de estas haciendas jams
participaba personalmente en los trabajos agrcolas, ni siquiera
supervisndolos (una tarea que era delegada a mayordomos, es decir
administradores contratados). Por tanto no les interesaba cmo se
cultivaba, siendo lo nico importante el dinero obtenido por la
venta del producto. En consecuencia, no hay datos que permitan
detallar las tcnicas de cultivo de la poca colonial y mucho menos
del periodo incaico, sin hablar de los siglos y milenios previos.
Lo que se describe a continuacin procede del trabajo de campo de la
autora en los Yungas a partir de 1986. Desde ese ao hasta la
actualidad (2012) las tcnicas bsicas no han cambiado en absoluto
(aparte de unos aditamentos que sern mencionados despus) y las y
los informantes ms viejos no recordaban cambios de fondo desde las
primeras dcadas del siglo XX (tratando siempre de las tcnicas, s
remarcaban grandes cambios en la organizacin social del trabajo,
sobre todo la abolicin del trabajo servil impago en las haciendas
pero no limitados a eso). Una lista de 1841 casualmente conservada3
en una hacienda cocalera, detallando las herramientas entregadas a
los colonos, indica que eran las mismas que ahora. En adicin, la
topografa accidentada de la zona combinada con la naturaleza del
cultivo imposibilita la introduccin de maquinaria y obliga a una
tecnologa puramente manual. Estos factores hacen pensar que las
tcnicas actuales probablemente no han cambiado significativamente
desde la introduccin de herramientas de fierro por parte de los
espaoles en el siglo XVI. En la poca prehispnica, con hachas de
piedra (que los campesinos actuales siguen encontrando cuando cavan
cocales nuevos) y palos de cavar de madera endurecida, tal vez con
algn tipo de puntal de piedra, en vez de hachas de acero y picotas,
se habra procedido de la misma forma, slo que las labores habran
requerido mucho ms tiempo y esfuerzo. Otras herramientas, hechas de
tela, madera o piedra, no habran cambiado en absoluto. Sin embargo,
se debe recordar que las tcnicas tradicionales aqu descritas slo
han sido comprobadas como vlidas para el siglo XX y probablemente
para el siglo XIX, y su proyeccin hacia ms atrs en el pasado es
especulativo. El cultivo de coca en los Yungas de La Paz El proceso
del cultivo se inicia con la limpieza o desbroce del terreno. En lo
que se conoce como la zona tradicional cocalera (actualmente se
tiende a sustituir tradicional por ancestral y/o originaria), donde
poblaciones de las alturas andinas se asentaron muchos siglos antes
de la Conquista espaola, bsicamente no queda monte primaria debajo
de los 2.000 msnm (lmite de altura de la coca) e incluso los cerros
por encima de esa altura en muchos casos han sido deforestados. En
todo caso, en el sistema tradicional, si es que se llega a chaquear
(desmontar) bosque primario, no se procede directamente a poner
coca, sino se aprovecha la fertilidad de estas tierras para
cultivos de autoconsumo como maz, man o walusa, y cuando su
fertilidad declina despus de unos aos recin se introduce la coca.
Por lo general, los terrenos habilitados para coca estn bajo monte
secundario bajo, con arbustos, pajas y rboles menores, 3 Se trata
del informe anual del mayordomo al patrn (propietario). Al parecer
en las haciendas no se acostumbraba llevar una contabilidad escrita
o formal, y si el mayordomo presentaba informes escritos
generalmente no eran considerados como algo que mereca ser
conservado para el futuro.
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producto de deforestacin para cultivar en pocas pasadas, o sino
bajo la mezcla de cultivos perennes principalmente ctricos, caf,
varios tipos de banano, y uno que otro rbol de palta o papaya
conocida como huerta siendo la plantacin ya muy vieja e
improductiva, y en adicin con precios bajos de mercado para su
produccin.4 Se procede a cortar el monte bajo con machete y limpiar
sus races de la tierra con una laka chonta;5 tratando de una huerta
o monte secundario con rboles, stos son trozados con hacha y
llevados para lea. El resto de la vegetacin cortada es quemada,
preferiblemente al caer la tarde y en un da sin viento, ya que ste
puede avivar las llamas y causar que el fuego salte a los chumes
(monte bajo, malas yerbas) o cultivos vecinos, aunque se debe
amontonar la vegetacin seca dejando una buena franja limpia en los
bordes de la parcela para evitar este peligro. Esta actividad se
realiza en los meses finales de la estacin seca (julio, agosto,
hasta septiembre) para que los restos sequen pronto. Una vez
limpiado el terreno, se inicia la cavada. Esto se hace con las
primeras lluvias, que suavizan la tierra endurecida por los meses
de sol y sequa: a veces hay unos chubascos suficientes en agosto,
pero mayormente se cava desde fines de septiembre. Las herramientas
son una picota y una waywa, un rastrillo de tres puntas en ngulo
recto respecto a su mango. Empezando al pie del terreno, primero se
cava la tierra con la picota hasta una profundidad de unos 50 cm, o
ms si el lugar es muy pedregoso o tiene un pendiente pronunciado
(ms de unos 40 grados; de hecho casi ningn terreno en la zona es
plano). Luego se cierne esta tierra con la waywa para seleccionar
todas las piedras de ms de un centmetro o dos de dimetro. Tambin se
extrae todas las races que han quedado de arbustos y rboles. Los
tocones y races de los rboles ms grandes tienen que ser trozados
con hacha. Estos restos son amontonados para su posterior quema y
la tierra cernida queda abajo, cubierta por una alfombra de
piedras. Esta labor contina hasta noviembre, pero tiene que
suspenderse en tanto que la estacin lluviosa se instala de pleno,
que en algunos aos se retrasa hasta inicios de diciembre. Entonces
la tierra se vuelve demasiado barroso y no es posible seleccionar
piedras y races. Ya es tiempo de iniciar la plantacin de coca.
Previa a la plantacin, hay que preparar el almcigo (llaxi en
aymara, el idioma nativo que se habla en los Yungas). La coca
florece y luego produce semillas a fines de la estacin seca. Estas
semillas son recogidas y guardadas en un cuarto fresco y oscuro
durante unas dos semanas, hasta que se pudren (se llenan de moho).
Mientras tanto, se prepara camellones de tierra cernida. En stos se
echa la semilla y se lo cubre con hojas de helecho para protegerlo
del sol. En dos semanas ms brotan las pequeas plantas y se levanta
un techo o talta de un mecho de altura, cubierto de los mismos
helechos, encima de los camellones. En tres meses los plantines
estn aptos para el trasplante y pueden ser arrancados del almcigo.
Se considera que estos plantines chiquitos son los que mejor
sobreviven, pero tambin son propensos a ser
4 Los ctricos yungueos han sido desplazado del mercado a partir
de los aos 1980 por la produccin de zonas de colonizacin y ya nadie
renueva sus plantaciones. El precio del caf pasa por altibajos
debidos a los vaivenes del mercado internacional; as, a fines de
los 1980 cuando la coca era barata y el caf tena un precio
relativamente bueno, algunas personas convirtieron sus cocales en
cafetales, mientras en los 1990 el caf entr en un prolongado
colapso de precios y viejos cafetales eran arrancados para plantar
coca en su lugar. Por mediados de los 2000 el caf ha recuperado en
algo su precio pero no tanto como para animar de nuevo a plantarlo
en lugar de la coca. Los dems productos de la huerta slo sirven
para el autoconsumo y un mnimo mercado local. 5 Herramienta
parecida a una pequea picota, con un pico a un lado y al otro lado
una hoja triangular con su base plana hacia fuera. Se compra en las
ferias pueblerinas y se coloca un mango de palo local.
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tapados con barro y morir; plantines de la campaa anterior son
ms grandes y gruesos y no se tapan, pero sobreviven en menor
porcentaje. Para plantar coca, primero se prepara el terreno cavado
colocando estacas que marcan las lneas divisorias de los cortes, o
filas verticales de wachu (andenes de tierra tapiada). En la zona
tradicional cada corte mide unos 4 metros de ancho. El trabajo se
inicia de nuevo al pie del terreno. Con la waywa se abra un surco
en la tierra, del ancho de un corte. Con la misma herramienta se
arrastra al fondo del surco un buen filn de piedras grandes, de la
alfombra de piedras seleccionadas encima de la tierra suelta. Estas
piedras sirven de cimiento al wachu, de la misma manera que en los
cimientos de una casa. Encima de estas piedras se amontona tierra y
piedras menudas, pisotendolo y golpendolo con el mango de la waywa
hasta formar un bloque rectangular alargado, Cuando alcanza
suficiente altura y solidez, es golpeado con fuerza con la paleta,
una herramienta de madera algo parecido a la que se usa para sacar
pan del horno, pero ms ancho, corto y grueso, hecho con las ms
duras maderas locales. De esta manera se forma las caras exteriores
(hacia abajo) e interiores (hacia arriba) del wachu, hasta que sean
planas y lisas. Finalmente se golpea el lomo (cara superior). Luego
se tila o enfila los plantines al pie de la cara interior, dejando
unos tres dedos (cinco centmetros) entre plantn y plantn. Se los
tapa con tierra suelta jalada desde arriba y se lo afirma con los
pies (todo este trabajo se realiza descalzo), as formando la umacha
donde se desarrollarn las plantas. Entonces se los tapa con un
cogollo (trozo del tronco de un rbol de banano) para protegerlos, y
al lado de arriba se abre otra zanja para proceder con la
construccin del siguiente wachu. Ocasionalmente, cuando la cantidad
de piedras es excepcionalmente elevada, se construye un muro de
contencin de piedra en la cara externa del andn; este tipo de wachu
se llama takana (taqana en la provincia Muecas). Al igual que
cavar, plantar es un trabajo propio de hombres adultos. Ambos
exigen mucho esfuerzo fsico (slo levantar la pesada paleta requiere
fuerza, sin hablar de alzarlo por encima de la cabeza y dejarlo
caer una y otra vez). En adicin, los wachu deben ajustarse a las
curvas de nivel, en base al clculo de buen cubero (se burl de
alguien que tuvo que hacerse ayudar con plomada e cuerda para que
su wachu sea horizontal) y entre un corte y otro deben
intercalarse, todo esto con fines de impedir que el agua de la
lluvia pueda correr por el cocal, causando erosin (recordando
siempre que casi todo cocal se encuentra en terreno pendiente). Al
contrario, el agua tiene que ser retenida en la umacha de cada
wachu, en medio de dos paredes de tierra tapiada endurecida por los
golpes de la paleta, donde ser aprovechada al mximo por las plantas
de coca. No es fcil aprender a hacer wachu slo hombres que han
nacido en la zona o vivido all durante muchos aos lo dominan a la
perfeccin y la cantidad de tiempo y esfuerzo invertido en hacer un
cocal de plantada (que es como se denomina el proceso que acabo de
describir; ayruta en aymara) es enorme. De hecho, buena parte de
los productores cubren esta inversin con trabajo y plantines
propios, pero si se calcula el costo en base a los precios vigentes
en el mercado local (comprando los plantines y pagando todo el
trabajo en dinero) una hectrea de cocal de plantada puede llegar a
representar una inversin de unos diez mil dlares norteamericanos.
Los cocaleros de la zona tradicional nunca plantan una hectrea en
una sola campaa, sino cada ao van aumentando pequeas extensiones,
por lo mucho la cuarta parte de una hectrea y generalmente menos;
pero la inversin proporcional es la misma. Hay cierto fondo
cultural en realizar tanto gasto un cocal nuevo de plantada bien
hecho provoca la admiracin de todos los vecinos y aporta prestigio
a su dueo en tanto que lo
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hizo personalmente; de hecho son realmente estticos e impactan
igualmente a personas extraas pero hay una base econmica tambin. Un
cocal de plantada en los Yungas tradicionales al menos seguir
produciendo durante un mnimo de treinta aos, y los hay que siguen
despus de cuarenta aos y an ms, claro que rindiendo menos que
durante su primera dcada de produccin, pero no son despreciables.
Una vez plantada, la labor de mantencin se reduce principalmente al
desyerbe (ver infra) y los wachu tapiados restringen en gran parte
la proliferacin de la mala yerba. La coca resiste sequas, plagas y
ser despojada de todas sus hojas cada tres meses, pero no resiste
la mala yerba. Esto es el motivo para realizar cocales de plantada
incluso en terrenos planos donde no hay razones para aplicar
tcnicas que combaten la erosin. La larga vida de cocales de
plantada tambin se debe a que la cavada previa de la tierra permite
que las plantas desarrollen mejores races y por tanto viven ms
tiempo. Tradicionalmente, la primera cosecha de un cocal nuevo,
llamada jinchucha, se realiza entre un ao y un ao y seis meses
despus de su plantacin. Los cocaleros de esta zona repiten
pblicamente que se cosecha recin despus de dos aos. Saben que esto
es una mentira piadosa, a la vez que mis informantes ms viejos
insistieron que antes s se cosechaba a los dos aos (y por eso, los
cocales duraban ms). Es posible que en las ltimas dcadas s se ha
acortado este periodo de esperanza, pero sospecho que los dos aos
nunca era ms que un ideal con que pocos habran cumplido, ya que los
motivos para iniciar la cosecha en tanto que las plantas renen el
tamao mnimo adecuado necesidad de dinero y de empezar a recuperar
tan cuantiosa inversin habran sido igualmente vigentes entonces
como ahora. Durante los primeros meses de vida, el cocal exige un
cuidado especial llamado pitarar ms o menos tejer con palillos en
aymara consistente en removar la tierra de la umacha y ms que todo
alrededor de las plantitas con dos palillos puntiagudos, liberando
las plantas del barro, facilitando el drenaje de agua y la aeracin
del suelo, y de paso sacado cualquier mala yerba que haya. Despus
de unos seis meses hay que desyerbar regularmente con una pequea
warmi chonta,6 hasta llegar a la primera cosecha. Cosechar coca
consiste en quitar a la planta todas sus hojas maduras. Esto suena
fcil, pero la prctica es todo un arte. Primero, en lo ideal todas
las hojas deben madurar simultneamente, pero sobre todo en tiempo
de lluvia hojas nuevas brotan por encima de las maduras y entonces
hay que escoger con cuidado. Mayor cuidado hay que aplicar para
quitar slo las hojas con sus peciolos y no los puntos de brote, o
ojos, que se encuentran al lado de las mismas. Segundo, una planta
de coca como objeto natural no tiene en si un principio o un fin, y
una persona novata en la cosecha tiende a quitar una hoja aqu y
otra all y est parado una hora tratando de terminar un solo
arbusto. Las cosechadoras experimentadas la cosecha es el trabajo
emblemtico de las mujeres en los Yungas aplican una especie de
anlisis de senda mnima, donde agarran un tallo y sus ramas desde el
pie y los iban desnudando de hojas hasta sus puntos superiores con
una rapidez increble. Las hojas frescas, llamadas matu, se acumulan
en una tela cuadrada, mitia, amarrada a la cintura con los dos
puntos de adelante enrollados y enganchados para formar una bolsa
que cae sobre las rodillas de la cosechadora. A intervalos
regulares la duea del cocal, quien generalmente est cosechando
junto con las
6 Esta herramienta tiene un pico a un lado y al otro lado una
hoja acorazonada. Siempre se utiliza para desyerbar el cocal,
mientras para desyerbar la huerta y otros cultivos se utiliza la
mencionada laka chonta. La razn es que en el cocal hay que
desyerbar hasta el ltimo rincn entre y detrs de las plantas, y las
puntas de la hoja triangular de la laka chonta podran daar sus
tallos, no as la hoja redondeada de la warmi chonta.
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dems, viene a recibir el contenido de cada mitia en una bolsa
que es llevada inmediatamente a la sombra de un rbol cercano. Como
planta, la coca requiere pleno sol para dar una produccin de
calidad aceptable para el mascado, pero una vez bajadas las hojas
su exposicin al sol tiene que ser cuidadosamente controlada.
Bsicamente, el matu nunca debe ser expuesto al sol excepto al
realizar el secado (ver infra). Adems, aunque ya han sido separadas
de la planta, durante estas primeras horas las hojas siguen vivas y
por tanto siguen emitiendo dixido de carbono. Esto se acumula
dentro de la bolsa y genera un efecto de invernadero en miniatura,
causando que la masa de hojas se caliente notoriamente y si no es
manejado adecuadamente (abriendo un hueco en medio de la masa
amontonado las hojas a los lados de la bolsa, si es posible
colocando la bolsa en posicin horizontal para extender las hojas al
mximo) llega a cocer (putintar), negrendose y perdiendo calidad. Al
finalizar la jornada, el matu es llevado a un cuarto llamado
matuwasi. De hecho, es la planta baja de la casa. Las casas
yungueas son de adobes o de tierra tapiada. El dormitorio comn de
la familia, donde tambin se guarda ropa y valores, y abarrotes
secos como azcar, se encuentra en el primer piso y tiene ventanas y
un piso de tablas. La planta baja no tiene ventanas y tiene un piso
de tierra. Sirve para guardar herramientas, verduras, cabezas de
bananas para ser comidas verdes (peladas y hervidas) o como
maduras. Se mantiene fresco hasta en los das ms clidos y es aqu,
sobre el piso de tierra, que se tiende el matu. Las casas ms
acomodadas tienen un cuarto que se dedica exclusivamente para este
fin. Aqu el matu duerme bajo llave (ya que es un producto valioso y
se conoce varios casos de robo de matu) hasta la maana siguiente,
cuando, en lo ideal, ser secado. El secado es la etapa ms riesgosa
de la produccin de coca, ya que de ello depende la calidad final
del producto. El matu requiere entre tres a cuatro horas de
exposicin al sol para convertirse en coca propiamente dicho, es
decir, hojas plenamente secas. Tradicionalmente esto se realiza en
un kachi, un canchn pavimentado con lozas negras (obtenidas de un
nmero reducido de canteras que hay en la regin), rodeado por un
muro de tierra tapiada de algo ms de un metro de altura, para que
el viento no desparrame las hojas secas, y con una entrada con
puerta para impedir que gallinas o perros entren y ensucien las
lozas. Los kachis campesinos pueden medir de ocho hasta diez o doce
metros por lado (los kachis de las haciendas eran mucho ms grandes,
al menos en esta regin). Debe tener una leve inclinacin, que,
aparte de facilitar el barrido para reunir la hoja una vez seca,
impide que el sol fuerte del medioda caiga en plomada y quema las
hojas (ver infra). Se tiende el matu sobre estas lozas en una
alfombra ms o menos espesa (phatu) segn su cantidad. Despus de unas
dos horas, cuando ya est kawirata (las hojas de encima ya se estn
encorvando al secarse) se lo revuelva (tijrar) con una escoba del
arbusto silvestre chakatay, para que el sol llegue a las hojas de
abajo. A veces es necesario tijrar una segunda vez. Si se ha
tendido entre las ocho y nueve de la maana y ha soleado sin
interrupcin, entre las doce y la una de la tarde estar seca y puede
ser barrida en un solo montn, colocado en una saca (bolsa, ahora de
tela de naylon, de unos dos metros de largo y un metro de ancho) y
guardado en los altos (primer piso) de la casa. Eso es el proceso
ideal. Sin embargo, hay muchos obstculos para lograr este secado
perfecto que da lugar a hojas verdes que tienen el mejor precio en
el mercado. Es que, una vez tendida, no se puede reunir y alzar la
coca sino cuando ya est completamente seca. Incluso el tijrar tiene
que realizarse cuando ha llegado a cierto grado de secadura; si se
tijra demasiado pronto las hojas salen manchadas (mirqirata). Y si
la lluvia llega a la coca cuando ya ha
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empezado a secar, se mancha y se negrea completamente
(chuqintar). Aunque se lo rene y se lo tapa con un plstico o se lo
lleva a la casa antes de que llegue la lluvia, igualmente se mancha
al manejar y ya no tendr buen precio. En otras ocasiones, el cielo
se nubla a media maana y luego se destapa de golpe a medioda; las
hojas an matu, que no han recibido el sol en pleno, se calientan de
golpe y se queman (akharar), adquiriendo manchas de distinto tipo a
las que corresponden a mirqirata o chuqita, pero igualmente bajando
su precio. Hay otros das cuando se para nublado hasta la tarde, y
aunque no ha llovido la coca no seca, hay que alzarlo y volver a
guardarlo e inevitable va a salir manchada el da siguiente aunque
solee sin interrupciones. Entonces, la decisin de tender el matu es
crtico y exige exmenes agudos de todo el cielo y clculos
meteorolgicos azarosos, ya que es posible hacerlo cainar (quedar en
casa) un da sin que merme su calidad de manera apreciable. Si queda
en el matuwasi durante dos das despus de ser cosechado, aunque
seque al tercer da su color y sabor son segn los cognoscienti del
mascado y los intermediarios notablemente inferior a coca secada
dentro de 24 horas de ser cosechada. Entonces, cuando el tiempo est
incierto no es evidente que ha de solear bien hay que jugar entre
atreverse a tender (y por ah arruinar la coca si llueva) o
guardarlo esperando mejor tiempo maana (que por ah no llega, y al
tercer da estar malograda en todo caso). Haya secado bien o no la
coca, despus de la cosecha es imprescindible masir el cocal, es
decir, desyerbar con chonta. Incluso cuando en cocales de plantada
en la poca seca apenas exista yerba, hay que repasar todos los
wachu removiendo la tierra de las umacha. En el sistema
tradicional, se considera que una cosecha realizada con cuidado y
masir inmediatamente despus (hasta el mismo da) son todo lo que se
necesita para garantizar una buena produccin; no se aplica ningn
tipo de fertilizante ni se utiliza riego. No obstante, despus de
unos cuatro aos de cosecha trimestral,7 las plantas estn gastadas y
sus hojas se vuelven muy menudas, mientras sus tallos se llenan de
kakawara (lquenes). Entonces se realiza el pillu o poda, cortando
el tallo principal en ngulo agudo a una altura de unos tres cm del
suelo y quitando los lquenes que quedan. Segn costumbre este debe
realizarse slo en los meses de junio, julio y agosto, cuando no
suele llover porque si la lluvia llega a los tallos recin cortados
puede hacer que se pudren. Las ramas cortadas, llamadas coca
chamiza, son llevadas para usarlas para prender fuego en el qhiri
(fogn de barro, en el cual la mayora de la poblacin sigue cocinando
a diario con lea). Nuevas ramas brotan de los tocones y despus de
seis a ocho meses pueden ser cosechadas de nuevo, aunque esta
jinchucha de pillu es un cosecha difcil donde la gente no
7 Siempre se dice que la coca se cosecha cada tres meses, o sea,
con un intervalo de unos 90 das entre una cosecha y la siguiente.
En Yungas tradicional este intervalo puede reducirse a unos 80 das
en la temporada de lluvias y extenderse a unos 112 das en la
temporada seca y fra, hasta 4 meses en cocales cerca de su lmite de
altura (2000 msnm). Se puede cosechar en cualquier mes del ao
siempre que la coca sea madura, aunque es preferible no cosechar en
mayo o junio porque el fro del invierno suele retardar y mermar
demasiado la cosecha siguiente. Segn el cronograma de sus cosechas,
un cocal dado puede rendir tres y en casos, cuatro cosechas al ao.
El intervalo en el Chapare es similar, de 75 a 90 das, sin que se
alargue en la poca seca, mientras en los Yungas de colonizacin
puede reducirse a dos meses (60 das) y an menos en tiempo de
lluvias, permitiendo cinco cosechas al ao. Esto nos sorprendi al
recoger datos al respecto en la investigacin de Kawsachun coca, ya
que el Chapare es la regin ms baja y se podra pensar que por ese
motivo el intervalo ms corto ocurrira all. Posiblemente la
diferencia se debe a que los suelos del Chapare son ms arenosos y
pobres en nutrientes que los de Yungas de colonizacin.
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quiere acudir: hay que escoger slo las hojas maduras, ya que en
esta etapa no maduran todas de manera pareja, y estas hojas maduras
se encuentran en la parte ms baja de las ramas, causando dolor de
espalda por tener que agacharse demasiado (aunque toda cosecha de
coca causa dolor de espalda porque los arbustos en esta regin no
llegan mucho ms alta que las rodillas de una persona). La coca
pillu tiene hojas muy gruesas y de un verde mucho ms oscuro que lo
normal, adems no puede guardarse mucho tiempo despus de secar
porque suele volverse blanquecino (debido a hongos). Por estos
motivos tiene bajo precio en el mercado, aunque ciertas fuentes
relacionadas con la industria de la cocana opinaron que la hoja de
esta etapa es la que ms rindieron al ser procesada para pasta base.
Las siguientes tres o cuatro cosechas mantienen hojas grandes pero
ya de color y grosor aceptable y la productividad despus de este
primer pillu es incluso superior a la etapa de wawa coca (en su
primer ciclo despus de ser plantada). Despus se llega al segundo
pillu y es a partir de esta poca digamos, a partir de los diez aos
por arriba contando desde la plantacin, no la primera cosecha que
empieza la lenta declinacin de la produccin, aunque como ya se
dijo, el cocal seguir produciendo durante dcadas ms. Algunos
productores renuevan parcialmente a sus cocales viejos requintando
(introduciendo plantines nuevos entre las plantas envejecidas).
Otros los vuelven a cavar y plantar de nuevo con coca a menos de
treinta aos de la plantacin anterior. En otros casos pasan por una
lenta transformacin en huerta, en base a los rboles de sikili. Esto
es una leguminosa, con frutas parecidas al pacae pero mucho ms
pequeas, que es silvestre pero existe en una especie de simbiosis
con el sistema productivo de la agricultura yunguea, ya que nadie
se empea en plantar sikilis pero estn presentes en casi todos los
cocales y todas las huertas. Fijan nitrgeno en el suelo, as
manteniendo la fertilidad, y en las huertas, donde crecen ms
grandes, proporcionan sombra al caf, que a diferencia de la coca
requiere sombra para producir bien. En todas las huertas que he
conocido en las zona tradicional se encuentra cocas awicha (abuelas
en aymara): plantas crecidas que llegan a dos metros o ms de
altura, porque ya no han sido sujetadas a pillu, con hojas grandes,
oscuras debido a que crecen en la sombra, y con muchas manchas y
mordeduras de los bichos que proliferan en esa misma sombra.
Indican que el sitio alguna vez fue cocal, aunque ya no haya ni
rastro de wachu ni si recuerde que fue otra cosa que huerta. Los
inicios de esta transformacin se encontraran en los sikili y las
plantas de naranja o mandarina producto de semillas escupidas por
cosechadoras chupando fruta en los descansos que se observa en
cocales con un par de dcadas de vida. En un trabajo anterior
consider que el culmino de este ciclo largo agrcola tardara ms que
una generacin humana, para explicar el hecho que nunca encontr
alguien que dijera que haba conocido la tal huerta cuando era
cocal, ni referera al proceso de plantacin de ctricos y caf en el
ex cocal, aunque se deduce que esto ha debido ocurrir en algn
momento. En la actualidad, el ocaso de los ctricos yungueos y lo
poco atractivo del caf en comparacin con la economa pujante de la
coca, combinado con la presin demogrfica indudablemente mucho mayor
que a principios del siglo XX, hacen que el destino ms probable de
cocales envejecidos es su reciclaje directo como cocal, algo que ya
ocurre en los sectores con mayor escasez de tierra (como Arapata en
Nor Yungas). Sin embargo, esto ha dado pobres resultados y
conducido a la aplicacin excesiva de fertilizantes artificiales
como urea, que aumentan la produccin en el corto plazo pero pronto
empeoran el problema de degeneracin de los suelos. Esto a
diferencia de lo que ocurre cuando se recicla bajo coca sitios de
huerta
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9
antigua con awichas que prueban que tambin son ex cocales pero
en una poca perdida para la memoria viviente; aqu la coca produce
bien sin necesidad de qumicos. Digo esto por tener yo mismo un
cocal en un terreno de huerta antigua donde la produccin es
enteramente adecuada con las simples tcnicas de cosecha y masi
tradicionales, sin aplicar fertilizantes. Esto y casos similares,
adems de los hallazgos de herramientas de piedra en terrenos donde
se est plantando coca ahora, demuestran que el sistema tradicional
de produccin de coca es definitivamente sostenible, ya que se ha
mantenido en las mismas comunidades durante varios siglos sin
llegar a procesos de erosin y desgaste de suelos que haran
infactible la agricultura. Cambios recientes en la produccin de
coca Uno de los cambios es indudablemente el uso de plaguicidas y
fertilizantes qumicos. El uso de insecticidas fue conocido desde
hace varias dcadas, pero slo cuando la infestacin de ulu8 era muy
aguda. Actualmente se ha hecho rutinaria para gran parte de los
productores, as que despus de cada cosecha automticamente proceden
a fumigar con plaguicidas, frecuentemente combinadas con
fertilizantes foliares. Algunos llegan a fumigar dos veces en cada
mita (periodo de cosecha trimestral). Segn los promotores del
cultivo ecolgico, estas plaguicidas eliminan a todos los insectos,
incluyendo los predadores naturales del ulu, pero como ste es una
mariposa, luego llega volando desde lejos y procede a destrozar la
coca sin tener ya otros insectos, menos mviles, que le atacaban.
Entonces aumenta la infestacin de ulu y se inicia un crculo vicioso
de uso cada vez mayor de plaguicidas. Esto no es observado por los
productores. En cambio, s observan las consecuencias negativas del
uso de algunos fertilizantes, en particular la urea. Aparte de
endurecer el suelo, dicen que aunque apura el ciclo vegetativo de
la coca y as acorta el periodo entre cosechas, dando ingresos ms
rpidos en corto plazo, la hoja misma es ms delgada y as pesa menos
(la venta es por peso); las plantas envejecen pronto y su produccin
decae antes de tiempo; y las vendedoras de coca al detalle en la
ciudad de La Paz dicen que la coca producida con urea se arruina
pronto y por tanto no conviene para la venta. Esto ha conducido a
que la coca de Nor Yungas (Coripata y Arapata), antes lder en el
mercado, ahora ha perdido precio debido a la amplia aplicacin de
urea en ese sector. Las plaguicidas no tienen impactos aparentes en
la calidad de la hoja misma, sino lo mejoran a la vista por que ya
no tiene manchas ni mordeduras de bichos, pero hay varias quejas de
consumidores (mascadores) de coca de hoja que les provoca dolores
de cabeza, rajaduras en los labios y otros, ms un sabor amargo,
todos atribuidos al uso de agroqumicos. Los productores intentan
evitar fumigar cuando la cosecha ya est prxima, pero en todo caso,
a diferencia de digamos tomates, no se puede lavar las hojas de
coca ya que esto las arruinara
8 Nombre aymara de una pequea mariposa blanca. En castellano se
llama mariposa malumbia. Su larva o gusano (muchi ulu) come las
hojas de coca. Es una plaga antigua, incluso hay referencias del
siglo XVIII que lo mencionan, porque un curandero fue procesado por
realizar sesiones de espiritismo donde conjuraba al espritu del ulu
y lo ordenaba ababdibdonar los cocales, actividad que en ese
entonces era clasificado como idolatra y procesado por la iglesia
catlica. Hasta mediados del siglo XX estas medidas rituales eran
las nicas disponibles para combatir el ulu. En los 1980 fue
descubierto por los EE.UU. cuyas autoridades anti narcticos
impulsaron una campaa de distribucin de esta mariposa pensando que
iba a destruir la produccin de coca, al parecer sin saber que hubo
esa plaga desde hace siglos y, si bien hay temporadas donde deja a
las hojas de todo un cocal como encaje y sin valor comercial, esto
no destruye las plantas que luego vuelven a producir normalmente, y
de ninguna manera acaba con la coca.
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al igual que la lluvia cuando las pesca en el kachi; por tanto
slo se puede esperar que las eventuales lluvias habran lavado a las
plantas en algn grado. No se dispone de estudio alguno sobre las
posibles consecuencias para la salud de los consumidores de hoja
tratada con estos qumicos. Hay un consenso general que la hoja sin
fumigar es ms dulce y carece de los efectos indeseables
mencionados, pero el problema es que sin aplicar qumicos el monto
de la produccin es menor y la apariciencia del producto es
defectuosa; por tanto los intermediarios pagan menos. La mayora de
los productores, sobre todo las y los que tienen familias jvenes,
no pueden darse el lujo de renunciar voluntariamente a una parte de
sus ingresos potenciales, incluso cuando sospechan que los qumicos
puedan ser dainos a largo plazo. Intermediarios que surten al
mercado tradicional (mascado) suelen reconocer la calidad de hoja
orgnica (sin qumicos) y pagan un precio equivalente al mejor
vigente para coca convencional (con qumicos) en el momento de
comprar, pero hasta ahora no se ha logrado un reconocimiento formal
de la coca orgnica y menos un precio aumentado que animara a ms
productores a dejar de usar qumicos. Otro cambio posterior a 2000
es el uso de riego, a travs de politubos que suministran el agua y
asperjadores. Esto recibi un gran impulso en los aos 2005-2006
cuando la estacin seca era excepcionalmente severa, llegando a ser
considerado como sequa, que normalmente no ocurre en esta zona por
ser muy prxima a Amazona de donde llegan las lluvias. No hay
tradicin de organizacin comunal de riego en los Yungas, de hecho
nunca se acostumbraba regar la coca ni ningn otro cultivo. Cada
usuario, o un pequeo grupo de dos o tres usuarios, instala su toma
y sus politubos en base a los riachuelos o fuentes de agua que hay
en su comunidad y riegan cuando se les da la gana, causando por
ejemplo que ms abajo ya no hay agua en el riachuelo. Surgen
conflictos sobre las tomas que uno y otro ha instalado sin
consultar con los dems, como tambin por el robo de tubos. Hay
comunidades que han instituido un pago para el uso de fuentes para
riego mientras otras persisten en una situacin anrquica al
respecto. Algunos productores aseveran que sin riego ya no hay mita
mientras en otras comunidades simplemente no hay fuentes de donde
extraer agua para riego (por lo general se prohbe utilizar los
sistemas de agua potable para este fin). Al igual que los
agroqumicos, el riego ha sido introducido en base a iniciativas
campesinas, sin asesoramiento tcnico alguno. Los agrnomos
argumentan que los productores, para ahorrar tiempo, mezclan dos
productos en una sola fumigadora, cuando estos productos tienen
efectos contradictorios y deberan aplicarse por separado, y puedo
constatar que no siempre miden con exactitud las cantidades de un
qumico que aplican (Cunto usas para una mochila? Un chorro, Una
tapita). Igualmente, suelen colocar sus asperjadores y dejarlos
regando da y noche, yendo quizs cada veinticuatro horas a remover
el aparato a otra parte del cocal, mientras los agrnomos dicen que
regar as en un da de sol es intil porque el agua se ha de evaporar
apenas llegado al suelo. El cocal est lejos de su casa, as que
llega la lluvia y sigue regando, o sino regando con otros fines,
como por ejemplo cuando la coca est floreciendo, para que la
aspersin haga que se pasman las flores y no llegan a producir
semilla, esto porque cuando la planta produce harta semilla la
cantidad de hojas, de donde procede el ingreso del productor, se
reduce. Aparte de los conflictos sociales y polticos sobre el uso
de fuentes para riego, y sobre el paso de los tubos por terrenos de
terceras personas, se desconoce las posibles consecuencias futuras
para el sistema hidrogrfico de la regin, para los suelos y para las
mismas plantas de coca de estas aplicaciones de riego.
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11
Hay cambios en el secado de coca. Construir un kachi nuevo es
costoso (alrededor de mil dlares para lozas para un kachi de once
metros por lado en 2010, sin incluir la mano de obra). La mayora
acceden a kachis por herencia, o aprovechando de la venta de lozas
por crisis, como cuando los hacendados vendan sus lozas a los
campesinos despus de la Reforma Agraria de 1953, y esto slo era y
es una opcin para campesinos ricos. Los dems tenan que prestarse un
kachi, a cambio de una jornada de una mujer en la cosecha (aunque
en otras comunidades, quizs ms solidarias, se presta el kachi a
cambio de nada ms que una o dos libras de la coca all secada). A
partir de los aos 1990 ha aparecido la alternativa de secar en
redes o sakanchu, que se tienden en caminos, canchas de ftbol o
cualquier otro sitio suficientemente amplio. Aparte de ser mucho
menos costosas que un kachi, tienen la ventaja de facilitar el
recojo apurado de la coca (en la red misma) cuando se acerca la
lluvia. Una desventaja es, tendida sobre la tierra desnuda, ms an
si sta est hmeda, la red se mantiene fra y la coca tarda en secar,
en contraste con las lozas del kachi que se calientan hasta con un
sol dbil y producen un secado rpido, importante en poca de lluvias
cuando el aguacero suele bajar con frecuencia por las tardes.
Adems, las redes se tienden de uno y otro lado (no tienen anverso y
reverso distinguibles) y sobre sitios donde autos, gente y animales
transitan y dejan toda clase de desperdicios. Por tanto, se
ensucian, a veces notoriamente; los mencionados promotores de coca
orgnica han estipulado secado en kachi por ser ms higinico. Pero
como no hay control formal del manejo higinico de la coca, el uso
de redes es cada vez ms difundido y es universal en las zonas de
colonizacin donde no existen los kachi hereditarios (cuyas lozas
hayan circulado de generacin en generacin) y parece que nadie se ha
animado a realizar los gastos y esfuerzos de traer lozas de las ya
lejanas canteras de la zona tradicional. Aqu hay significados
sociales involucrados. El esfuerzo excepcional de hacer un kachi
nuevo es una declaracin de independencia de las generaciones
anteriores (padres, suegros) cuyo kachi se utilizaba, a la vez que
representa una inversin dirigida hacia generaciones futuras, ya que
se sabe que esas lozas sern utilizadas mucho despus de la muerte de
las personas que las han trado e instalado. Seala la permanencia no
slo de los descendientes de los individuos en cuestin, sino de
productores de coca en general en ese sitio. En contraste, comprar
una red proporciona una independencia inmediata y barata, menos
duradera por cierto pero tambin libre de ataduras a un lugar
concreto, porque la red se lleva a donde sea y adems tiene otros
usos (por ejemplo, la misma red sirve para transportar fruta en
cantidad dentro de un camin). Esto corresponde al poco
enraizamiento de los colonizadores, elemento frecuentemente
comentado por los productores de coca de la zona tradicional,
quienes aseveran que van a quedar all y suponen que al menos
algunos de sus hijos van a hacer lo mismo, siempre produciendo
coca, mientras consideran que muchos llegan a las zonas de
colonizacin directamente a poner coca para sacar un ingreso pronto
en dinero e invertirlo en cualquier otra actividad, sin intencin
particular de quedar all. El kachi y la tcnica de plantada son
elementos de la produccin tradicional de coca, que se argumenta-
tiene derecho de persistir libre de cualquier tipo de restriccin
sobre las extensiones cultivadas y no debe ser sujetada a la
erradicacin, o racionalizacin como actualmente se llama, de sus
plantaciones. Los debates sobre las zonas que deben ser incluidas
en lo tradicional, en tanto que han propuesto criterios explcitos,
se han limitado a referencias histricas, a veces difciles de
relacionar con sitios actuales, o con implicaciones
contradictorias, como cuando cocaleros yungueos actuales han
querido validar parte de la seccin de La
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Asunta, en su mayor parte de colonizacin reciente, como
tradicional argumentando que haba haciendas (antes de 1953) en all,
mientras en su discurso poltico general argumentan que liberarse de
la hacienda era una de las bases fundamentales de su potenciamiento
poltico como campesinos y de ninguna manera se ha de permitir el
regreso de los terratenientes. El hecho es que slo en la zona
tradicional de los Yungas se practica la tcnica de la plantada. En
otras regiones, incluyendo el sur del Per donde, por su conexin con
los Incas, habamos esperado encontrar tcnicas similares o incluso
ms elaboradas, como la construccin de taqana (andenes con muros de
contencin de piedra) apenas se llega a formas bastante
rudimentarias de zanjeo (ver infra). La tcnica de plantada es un
hecho objetivamente comprobable, no susceptible de dudas o
especulaciones sobre la correspondencia entre asentamientos
actuales y los sitios nombrados en documentos coloniales sin apoyo
de mapas precisas. Adems, es una tcnica cuyo dominio exige autntico
compromiso con la vida campesina, elemento central en la defensa
del derecho de seguir cultivando coca por parte del movimiento
cocalero de los Yungas tradicionales. En la parte final de este
captulo se analizar los vnculos entre el cultivo de coca y la
condicin social de agricultor campesino, vnculos que se enlazan con
las caractersticas tcnicas de este cultivo. Primero se presentar,
en forma ms escueta, referencias sobre otras tcnicas aplicadas en
el cultivo de este producto. Otras tcnicas de cultivo de coca El
zanjeo crudo es una forma de plantacin de coca donde se dispensa
con la cavada previa del terreno y tampoco se extrae las races y
tocones. La labor se inicia desde el borde superior del espacio
desbrozado y se cava con picota una zanja horizontal que se asemeja
a la forma de una cuneta, es decir, su piso se va elevando hacia el
borde exterior, estableciendo una especie de plataforma. Se extrae
las piedras grandes que puedan aparecer y se corta las races que
hay con machete, removiendo la tierra en el rincn interior de la
plataforma y afirmando el borde exterior con golpes de la paleta.
Luego se repite el mismo proceso un medio metro o ms debajo del
primer wachu, hasta llegar al fondo del terreno. Mientras en la
plantada se coloca los plantines en el mismo momento que se hace el
wachu, en el zanjeo son transplantados en das posteriores,
preferiblemente cuando est lloviendo para que se prendan de
inmediato. Esta forma de zanjeo es practicado en la zona
tradicional en terrenos muy pendientes donde la cavada no es
factible y por parte de productores carentes de recursos econmicos,
en su mayora parejas jvenes, quienes no pueden asumir el costo
adicional de la cavada. Hay una variante conocida como zanjeo con
paleta donde se realiza una cavada ms superficial, denominada
sipiada, y sin escoger todas las piedras, para luego formar los
wachus golpendoles firmemente con las paleta. En la zona de
colonizacin de La Asunta todos los cocales son de zanjeo. Una razn
es que en este caso se trata de predios que acaban de ser
desbrozado de monte alto y an tienen una gran cantidad de tocones y
races de rboles enormes, que haran sumamente difcil la cavada. Otro
motivo es que los wachus de plantada requieren de un suelo que
contiene muchas piedras y tiende a ser gredoso, mientras los suelos
del monte alto son negras, con mucho material vegetal y pocas
piedras; algn productor hizo el esfuerzo de cavar y formar wachus
de plantada, pero se desmoronaron a poco tiempo por la consistencia
del suelo. Aunque ms baratos y fciles de hacer, los cocales de
zanjeo rpidamente se llenan de maleza, exigiendo
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ms trabajo en el desyerbe, y las plantas de coca no desarrollan
races tan profundas, por tanto no suelen durar ms que unos veinte
aos. En el Chapare la tcnica de plantacin es an ms simple.
Generalmente se realiza en terrenos que han sido sembrados
previamente con arroz. Se limpia la maleza y con un palo puntiagudo
con un mango en forma de T se punza la tierra para abrir un hoyo
vertical, donde se coloca el plantn de coca y se afirma la tierra a
su alrededor. No se requiere ms cuidados que unos dos ciclos de
desyerbe hasta llegar a la primera cosecha, que en esta zona ocurre
a unos ocho meses despus de la plantacin. En esta cosecha se
procede con cierto cuidado bajando las hojas una por una, similar a
la manera de la zona yunguea, pero en las siguientes se agarra las
ramas con la mano y se jala hacia arriba, arrancndolas todas de
cuajo, lo que en los Yungas se llama sikirar y no es permitido. En
consecuencia el monto de hojas cosechadas por una persona en un da
es mucho mayor en el Chapare, llegando a 90 o 100 libras de hoja
fresca (matu) versus un promedio de 8 a 9 libras de matu por
persona por da en la zona tradicional. El poco costo de inversin
requerida para establecer un cocal y la productividad mucho mayor
de la mano de obra en la cosecha resultan en una rentabilidad mucho
ms elevada, incluso cuando el precio de la hoja sea menor que la
yunguea, lo que no siempre es el caso. Por la baja altura (unos 200
msnm, versus 600 a 800 msnm en Yungas de colonizacin y 1200 a 1800
msnm en Yungas tradicional, las infestaciones de plagas son mucho
mayores y en consecuencia el uso de plaguicidas es intenso. Incluso
algunos productores utilizan herbicidas en vez de realizar un
desyerbe manual, conocido como carpida en esta zona. El secado se
realiza en lonas extendidas sobre el tendal, un espacio de tierra
aplanada y pisada en el patio de la casa del productor, no
existiendo kachis en esta regin. Procesamiento pos-cosecha y venta
Las hojas de coca secadas al sol son bastante frgiles y curvadas,
as que ocupan un volumen muy elevado en relacin con su peso y
tienen que ser manejadas con cuidado para no resquebrajarlas. En un
lugar seco (generalmente el primer piso de una casa) y mantenidas
fuera de la luz directa del sol, pueden ser conservadas durante
unas semanas y resisten el clima hmedo subtropical y tropical de
las regiones productoras. Sin embargo, si hojas en este estado son
trasladadas a las zonas altoandinas, donde se concentraba la
poblacin consumidora de la hoja hasta mediados del siglo XX,
prontamente se vuelven excesivamente secas y no aptas para el
mascado o akulliku (en aymara), aparte de ser inconvenientemente
abultadas para el transporte. Por tanto, para empaquetarles para el
transporte y el comercio, se las somete a un proceso llamado
matachar.9 Se extiende las hojas secas en una capa delgada (un
espesor de unos 5 centmetros) sobre el suelo de tierra apisonada de
la planta baja de la casa, generalmente el mismo cuarto donde
tambin se guarda el matu recin cosechada. Se los revuelve a
intervalos durante unas
9 En los ltimos aos, ha aparecido otra modalidad de empacar coca
para la venta: los llamados chorizos: bolsas tubulares largas de
plstico grueso, conteniendo hoja seca sin matachar. Estos paquetes
se destinan exclusivamente al norte tropical de Bolivia, a lugares
como Rurrenabaque, Trinidad o Riberalta, donde la hoja matachada no
aguantara el calor y la humedad sin perder sabor y calidad para el
mascado. Es evidente que los chorizos no se dirigen al narcotrfico,
para el cual el sabor es irrelevante y los habituales taquis
compactos seran ms fciles de transportar y ocultar. Por tanto se
evidencia el surgimiento de nuevos polos de demanda tradicional
(ver nota de pie 14 abajo).
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tres horas, hasta que hayan absorbido la humedad del piso y se
vuelven suaves y flexibles (mata en aymara). A la vez hay que
cuidar que no se humedezcan excesivamente que hace que se negrean y
pierden calidad para la venta. Alternativamente, para apurar el
proceso, se puede rociar la hoja seca con finas gotas de agua;
antes se usaba escobillas de hojas secas de maz para esto, ahora
algunas personas usan incluso pequeas mochilas fumigadoras. O sino,
en la noche se extiende las hojas sobre el kachi o sobre una lona o
red en el patio para que se suavicen con la humedad atmosfrica.
Cuando alcanzan el punto apropiado de humedad, se les coloca en una
bolsa y se les taquea (apretar o apisonar con manos y pies y
sentndose encima de las hojas amontonadas fuera y dentro de la
bolsa) hasta formar un paquete denso y compacto, que luego es
amarrado y llevado para la venta. En la actualidad, en los Yungas
se empaqueta la coca en una bolsa de plstico dentro de otra bolsa
de tela, en unidades de cincuenta libras de peso conocidas como
taquis. El plstico protege las hojas de agua y humedad mientras la
tela impide que el plstico sufra punzadas o rasguos al ser
transportada. El taqui es la unidad de comercio al por mayor de la
coca en el interior del pas. En el Chapare se habla del paquete de
cincuenta libras y la carga de cien libras. En el pasado el envase
consista en un forro interior de cojoro (fibra seca del tronco de
rboles de pltano) y tela de tocuyo como forro exterior. El peso de
cada paquete, llamado tambor, era de 45 libras. Los paquetes eran
preparados en grandes prensas hechas de la madera del rbol nativo
qulu, para reducir su volumen al mnimo, muy importante cuando tenan
que ser transportados en lomo de mula, el nico medio de transporte
disponible hasta la dcada de los 1930 cuando se abri los primeros
caminos carreteros y empezaron a llegar vehculos motorizados. Estas
prensas costosas eran propiedad de hacendados o de comerciantes
intermediarios en los pueblos, y los pequeos productores campesinos
eran obligados a vender su coca a las pocas personas dueas de
prensas. Con la llegada de los camiones ya no era tan importante
prensar las hojas al mximo y se poda preparar los paquetes
manualmente, que permiti la proliferacin de intermediarios de ms
diverso origen social e hizo posible que los mismos productores
llevaran su coca a la ciudad, aunque el control fiscal del comercio
de la coca, que exiga licencias costosas para ser mayorista en el
interior, limitaba la participacin de stos ltimos. Las prensas
seguan en operacin hasta principios de la dcada de los 1980, cuando
el auge de la coca hizo que personas inescrupulosas incluyeron
palos, piedras y otros objetos al interior de los tambores para
aumentar su peso. Como los forros de tela eran cosidos, los
compradores tenan que confiar en la buena fe del vendedor al
respecto de la calidad y composicin del contenido, y cuando
encontraron estos engaos, rechazaron los tambores a favor del
empaquetado manual, que permite desatar el bulto y examinar su
contenido antes de comprar. Hoy en da las prensas que quedan en pie
no son ms que adornos o reliquias histricas. Las y los
intermediarios de hoy en muchos casos prefieren comprar la coca de
los productores en estado seco sin matachar para luego procesarla a
su gusto y segn el sector especfico del mercado a que se dirigen.
Aparte de un matachado ms controlado, pueden realizar un seleccin
manual para eliminar hojas manchadas o daadas por plagas, para
mejorar la apariencia del producto; en otros casos ciernen la hoja
en redes de alambre tejido, para separar las hojas ms grandes de
las medianas y pequeas. Esto fue ms difundido en la dcada de los
1990, para el mercado de Santa Cruz, en el oriente de Bolivia; al
ver hojas grandes, los consumidores de ese departamento sospechaban
que la coca no era yunguea sino hubiera
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sido mezclada con hoja chaparea. De hecho, hasta esas fechas
incluso en la venta al consumidor en la ciudad de La Paz, en los
meses ms secos (julio a octubre) cuando el precio de la hoja
yunguea suba, haba comerciantes al detalle que mezclaban la hoja
chaparea ms barata con la yunguea. Esta prctica desapareci a
finales del milenio cuando la poltica brutal de erradicacin de
cocales en el Chapare impidi la salida de su produccin a los
mercados del resto del pas. La hoja clasificada como de primera,
para el consumo tradicional, debe tener hojas entre menudas y
medianas (de 2 a 3 centmetros de largo), delgadas, de color verde
claro, sin manchas negras ni mordeduras o descoloracin debido a
plagas. Adems deben ser intactas, no rotas o resquebrajadas por un
manejo torpe. En adicin debe tener el olor y sabor que los
consumidores llaman dulce, es decir ser aromtica. La hoja yunguea
posee estas caractersticas. En contraste, las hojas chapareas son
muy grandes (de 5 centmetros de largo por arriba), gruesas (que
hace que lastiman la boca del consumidor), de color verde oscuro y
sabor amargo, y en su mayor parte manchadas y rotas por el manejo
torpe en la cosecha y un matachado y taquiado realizado sin
cuidado. Es considerado inferior para el mascado, hasta tal punto
que los mismos chapareos que tienen suficientes recursos compran
hoja yunguea para el consumo en vez de mascar su propia hoja. Sin
embargo, desde los aos 1970 (cuando empezaba a salir coca en
cantidad del Chapare) hasta mediados de los 1990, la hoja chaparea
abasteca en parte los mercados de los regiones ms pobres del pas,
donde consumidores sin recursos lo compraron debido a su precio ms
bajo, an conscientes de su mala calidad. El mercado no tradicional
(narcotrfico) no considera las caractersticas mencionadas, ya que
las manchas, el tamao y grosor de la hoja no afectan su contenido
de alcaloide que es el nico aspecto que les interesa.10 Cuando la
represin desatada a partir del fin del siglo hizo que la produccin
de coca en el Chapare sea virtualmente clandestina, slo este
mercado clandestino segua en pie, a la vez que la restriccin del
suministro hizo que el precio al productor subiera hasta igualar el
precio de la hoja yunguea.11 A la vez, esto elimin el mercado
tradicional antes existente para hoja chaparea
10 A veces se dice que la coca del Chapare contiene ms alcaloide
que la yunguea. Esto no fue la opinin de productores de pasta base
quienes me hablaron al respecto en los aos 1980, quienes dijeron
que la yunguea renda mejor en ese aspecto. Desconozco si existen
estudios bioqumicos que han medido estos contenidos con exactitud.
Las diferentes cifras de rendimiento de coca de diferentes lugares
pueden deberse a variaciones en la forma de procesar las hojas. Ver
Spedding (1994:264-5) para algunos datos al respecto. 11 Hay muchos
cliss que se repiten sobre la conducta de los compradores de coca
para el narcotrfico que no responden a un conocimiento real del
mercado de la hoja de coca. Por ejemplo, se dice que el narco paga
ms (que el comprador para consumo legal). En realidad, se trata de
un mercado unificado, siendo el vnculo entre productor de la hoja y
productor de cocana los y las comerciantes intermediarios, quienes
venden indiferentemente a los que compran para uno u otro fin y les
cobran el mismo precio. En la primera mitad de los 1980, la demanda
del narcotrfico era tal que lleg a dominar el mercado y los
consumidores tradicionales tenan que pagar el mismo precio (si es
que podan; muchos no podan, conduciendo a la idea de que el consumo
tradicional estaba al punto de desaparecer, pero ms bien persisti y
hasta se ampli en tanto que el precio volva a bajar). Desde 1986 la
demanda tradicional ha vuelto a dominar el mercado, al menos hasta
la fecha, aunque es innegable que a partir de 2005 la demanda del
narcotrfico a nivel nacional ha aumentado en comparacin con la
dcada anterior. Aunque se saba que estaban vendiendo para el
narcotrfico aunque, repito, no a los mismos fabricantes de cocana,
sino a intermediarias que iban a vender a ellos los productores
chapareos no podan pedir ms que el precio de la hoja yunguea,
porque en ese caso los narcos se hubieran volcado a abastecerse
exclusivamente de yunguea. A la vez, eso hubiera implicado sortear
muchos controles para introducir el producto a sus lugares de
operacin, en vez de utilizar hoja
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fuera de la regin, ya que ni los consumidores ms pobres iban a
pagar lo mismo para un producto que todos saben inferior.
Efectivamente, la hoja yunguea ya ha copado todo el mercado pblico
y legal de coca; aunque algunos comentaristas poco informados
siguen repitiendo que el Chapare suministra coca para mascadores
pobres de reas rurales, esto ya no es el caso. Coca y campesinado
Segn el historiador Herbert Klein, en la colonia tarda 55% de la
coca producida en Bolivia proceda de las haciendas, frente a 25% de
los campesinos colonos residentes en haciendas, y 20% de campesinos
libres (datos de 1796, en Klein 1993:78-9). Por 1902, Mara Luisa
Soux encontr que 80% de la coca era de produccin campesina (en
haciendas o en comunidades libres) versus 20% de los hacendados
(Soux 1993:145). Esta transicin ocurri no obstante la influencia
poltica de los hacendados, quienes lograron que la coca de hacienda
fuera gravada con un impuesto menor a la llamada coca de rescate
(producida por campesinos), y adems gozaban de mano de obra impaga
para sus cultivos. La Reforma Agraria de 1953 culmin este proceso,
ya que 100% de la produccin de coca pasaba a manos de campesinos
con la abolicin de la servidumbre en las haciendas. Los ahora ex
hacendados quienes intentaron mantener la produccin de sus cocales
no estaban acostumbrados a trabajar con mano de obra asalariada de
jornaleros, y los campesinos rehusaron sus ofertas de pago,
prefiriendo trabajar para ellos mismos o en ayni (intercambio
recproco de jornadas de trabajo). Puede haber influenciado la
coyuntura de los aos siguientes a la Reforma, cuando la
desorganizacin de las redes de mercado antes controladas por los
hacendados, y una ola modernizante que, durante una temporada,
redujo la demanda tradicional de coca por considerarlo un indicio
de atraso, condujeron a una cada en el precio de la coca que habra
hecho infactible la produccin exclusivamente con mano de obra
asalariada. Pero los datos de Klein y Soux sugieren que, ms all de
fluctuaciones mercantiles de corto plazo, la campesinizacin de la
produccin de coca representa un proceso histrico de larga duracin
que fue completado, y no impuesto, por la Reforma Agraria. La
expansin posterior de los cultivos de coca en Bolivia ha ocurrido
enteramente por parte de campesinos, en base a procesos de
colonizacin espontnea en su vasta mayora, es decir, sin apoyo del
Estado (aparte de un nmero mnimo de programas de colonizacin
planificada en el Chapare: Spedding 2004/2005:92). Una de las
razones del fracaso de los intentos de sucesivos gobiernos de turno
de reducir sino eliminar los cultivos de coca ha sido el hecho de
estar en manos de miles de pequeos productores campesinos
independientes. Si se hubiera tratado de un nmero reducido de
grandes productores, hubiera sido relativamente fcil negociar con
ellos y ofrecerles compensaciones suficientemente elevadas como
para establecerse en otro rubro econmico. En la poca cuando se
pagaba compensaciones en dinero a los campesinos que aceptaron
erradicar sus cocales, en casi todos los casos las extensiones que
entregaron eran tales que la suma recibida slo bast para comprar
algunos electrodomsticos u otros artculos de consumo, o sino
celebrar un matrimonio u otra fiesta, para luego seguir cultivando
coca. Muy pocos reciban lo suficiente para establecerse como
disponible dentro de la regin; facilidad que permiti que los
productores pudieron elevar el precio de su producto hasta igualar
el del suministro alternativo, como pudimos comprobar en
2002-2003.
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transportista, comerciante u otra actividad fuera de la
agricultura, y los cultivos sustitutos ofrecidos como desarrollo
alternativo en ningn caso fueron rentables en el mismo grado de la
coca. En realidad, la erradicacin compensada slo elimin los
cultivos de coca que estaban por encima de la capacidad de
mantenimiento de la economa propiamente campesina; luego los
cultivos se mantenan sin lograr reducciones significativas. Cuando
el gobierno de Banzer decidi entonces implementar la erradicacin
forzosa sin nada a cambio, los productores insistieron en defender
un componente insustituible de su economa, y eventualmente
lograron, en el caso del Chapare, que se reconozca como derecho
legal el cultivo de una extensin mnima (un cato, es decir 1600
metros cuadrados) por parte de cada familia afiliada a un sindicato
agrario en la zona. En el caso de la zona tradicional de los
Yungas, no se ha impuesto erradicacin ni lmites al cultivo, a la
vez que las extensiones se encuentran limitadas por la topografa
muy accidentada y el hecho que efectivamente ya se ha ocupado todos
los sitios mnimamente factibles para la agricultura y no hay
opciones de expansin de la frontera agrcola. S las hay en la zona
de colonizacin (provincias Sud Yungas y Caranavi) y en la segunda
ya se ha aceptado la restriccin del cultivo a un cato por afiliado,
mientras en la primera se est negociando (inicios de 2012) la
franja que ser sujeta a una restriccin de cultivo y la franja donde
la coca ser prohibida. Por 2011 ya se dio lugar a enfrentamientos
entre la Fuerza de Tarea Conjunta (fuerza militar que se dedica a
realizar la erradicacin manual de cocales en reas declaradas
ilegales para el cultivo) en las secciones de Palos Blancos y
Asunta en Sud Yungas. Esta resistencia no est orquestada por el
narcotrfico sino es una reaccin espontnea del campesinado en
defensa de un cultivo que cumple con los requisitos para fomentar
el desarrollo rural en base a agricultura campesina:
Debe ser adaptado al medio ambiente, de manera que no provoque
la degradacin ambiental.
Sus requerimientos tcnicos deben ser simples y al alcance de los
campesinos.
La infraestructura y mercados existentes deben ser adecuados,
sin necesidad de amplias instalaciones nuevas.
La ganancia y la demanda deben ser suficientemente elevadas y
constantes para animar a los productores a seguir con el
producto.
Se deben ocupar tierras actualmente baldas con el producto, no
es necesario desplazar cultivos establecidos.
Debe requerir bastante mano de obra as se puede recibir el sub o
desempleo.
Debe promover la participacin de agricultores de base. (Spedding
2004/2005:37, en base a Sanabria 1993:55)
Es falso que, como a veces se asevera, la coca provoca la
degradacin del medio ambiente. Ms bien, tolera suelos gastados y
con niveles de aluminio que resultaran txicos para la mayora de los
cultivos; un cocal consume en cuarenta aos la cantidad de
nutrientes que un maizal consume en un ao. Es por este motivo que
se suele plantar primero cultivos alimenticios como el arroz en el
terreno para despues sembrar coca. En las zonas de pendientes
fuertes se aplica las descritas tcnicas de terraceo (formar wachu)
que actan para
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detener el agua de lluvia y evitan la erosin.12 La tcnica simple
del huanqueo (agujerear la tierra con un palo) es aplicado en el
Chapare por tratar de una zona plana. Aunque la plantada en s es un
proceso bastante complicado, slo requiere de herramientas manuales
de bajo costo, accesibles para todos, a la vez que permite
aprovechar precisamente las zonas pendientes que no pueden ser
cultivadas con maquinaria. La vasta mayora de los costos
corresponden a mano de obra y el nico otro insumo relativamente
costoso, los plantines, pueden ser producidos por los mismos
productores. La condicin estructural de la economa campesina la
produccin agropecuaria basada en la mano de obra impaga de los
miembros de la unidad domstica es una escasez de capital y una
relativa abundancia de mano de obra.13 Es una posicin opuesta a la
de una agricultor capitalista, quien posee capital y no posee mano
de obra (se supone que va a contratar a personas ajenas para que
realicen las labores manuales y l se dedicar principalmente a la
gerencia de su empresa). Algunos cultivos promovidos (en este caso
en el Chapare) como alternativos a la coca corresponden al modelo
de agricultura capitalista: requieren poca mano de obra, que es
reemplazado por agroqumicos, y los trabajadores empleados tienen
que tener conocimientos especializados (en el corte de los tallos).
Se calcul que una hectrea de coca en el Chapare exige unos 336 das
de trabajo al ao versus 28 das al ao para una hectrea de palmito
(Spedding 2004/2005:270). Esto conviene a un agricultor capitalista
quien no tendr que ocuparse en contratar muchos trabajadores, pero
no conviene a un campesino porque igualmente tendr que mantener a
sus trabajadores familiares para el resto del ao y no habr en qu
ocuparles para que generen ingresos. En adicin, el corte del
palmito y el fumigado con qumicos (utilizando una mochila
fumigadora) son trabajos pesados aptos para hombres adultos,
mientras mujeres, adolescentes y hasta nios trabajan en la cosecha
de coca y ayudan en el desyerbe. De esta manera la coca genera
empleo para personas de ambos sexos y varias edades y reduce el sub
o desempleo rural, no slo en las zonas productoras sino en otras
regiones cuya poblacin migra temporalmente a trabajar en los
cultivos de coca. La coca tiene un valor muy elevado por unidad de
peso en comparacin con otros productos agrcolas. Esto lo hace
factible como cultivo de mercado incluso en lugares que no disponen
de acceso a una carretera, obligando a transportar todo producto en
la espalda y caminar a veces durante horas para llegar a un lugar
accesible para motorizados. Vale la pena hacer esto con un bulto de
unas cincuenta libras de coca, no as con una cabeza de bananos o
una bolsa de mangos o naranjas con similar peso. Los sistemas de
comercializacin y mercados de la hoja de coca, si bien han pasado
por diversos cambios en el curso del tiempo, han sido instalados
desde hace siglos y cubren todo el interior del pas y ciertas
regiones del exterior (en particular el norte argentino). Por
tanto, los productores tienen fcil acceso a diferentes opciones de
venta. Una de las quejas constantes de los campesinos que aceptaron
producir cultivos alternativos es que hay poco acceso a mercados
para ellos y los que hay son
12 Para ms datos sobre la ecologa de la coca en los Yungas, ver
Salm y Liberman (1997). Laserna (1996:83-91) incluye informacin al
respecto sobre el Chapare, mencionando que es posible que el mayor
dao ecolgico no proviene de la coca en s sino de la prctica de
echar al suelo o al agua los precursores qumicos encontrados en
operativos anti narcticos. 13 Relativa, porque la cantidad y
composicin (por gnero y edad) de la mano de obra efectiva vara segn
la etapa en el ciclo de desarrollo del grupo domstico,
principalmente segn el nmero y edad de los hijos e hijas que pueden
ser incorporados en el trabajo.
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restringidos y rpidamente se saturan, provocando un colapso del
precio (caso, por ejemplo, de la pia en el Chapare). Tanto la
provisin de amplias oportunidades de empleo como la apertura de
nuevos mercados no han sido tomados en cuenta en los programas
dirigidos a sustituir la coca con otros cultivos. Estos factores
demuestran que la persistencia del cultivo de coca en Bolivia va
mucho ms all que un apego ciego a la hoja milenaria y no son
simples consecuencias de la demanda ilegal del narcotrfico. Si hay
pocos estudios que detallan las tcnicas de cultivo y la organizacin
social de la mano de obra, los hay menos que intentan indagar sobre
los costos reales de la produccin, su variacin segn diferentes
opciones de contratacin de mano de obra (principalmente, la
proporcin de mano de obra impaga versus asalariada, y las
relaciones entre los jornales localmente vigentes y el precio
puntual de la hoja pagado al productor). La investigacin publicada
como Spedding (2004/2005) no intenta ser comprensiva pero
proporciona unos estudios de caso concretos para los Yungas y el
Chapare entre 2002 y 2003. Como ya se mencion, esto fue un periodo
excepcional en el Chapare donde la represin poltica caus que esos
productores que lograron cosechar y vender su coca obtuvieran
ingresos superiores por da trabajado a los obtenidos en los Yungas
donde no hubo restricciones a la libre circulacin de la mano de
obra y de la coca producida, pero en todo caso los ingresos de los
propios productores nunca cayeron por debajo del nivel vigente del
jornal de cosecha en la regin. Esto explica porqu los campesinos
siempre intentan cubrir un mximo de jornales con mano de obra
propia (trabajando personalmente entre miembros de la unidad
domstica y/o en ayni con otros productores, jornadas que luego sern
retribuidas con el mismo trabajo). El motivo explcito expresados
por los mismos es que, al reducir al mnimo la cantidad de jornadas
que tienen que ser pagadas en dinero, se retiene una mayor
proporcin del ingreso en efectivo recibido al vender la hoja. An
as, en condiciones productivas normales,14 los ingresos siempre
dejaban un supervit incluso cuando se haba pagado la mayor parte
del trabajo en dinero; pero es cierto que el supervit en tales
casos no ser suficiente para mantener al productor y su familia si
esto fuera su nica fuente de ingreso. Los casos actuales de
productores que cubren el trabajo con mano de obra asalariado en
mayor proporcin tratan de personas que tienen otras fuentes de
ingreso, porque son intermediarios que comercializan su coca (ms la
de otros productores) en eslabones superiores de la cadena de
comercializacin donde las ganancias son mayores, y/o tienen otra
actividad paralela fuera de la agricultura (por ejemplo en el
transporte, o un empleo asalariado no agrcola). En efecto, estn en
proceso de descampesinizarse. Las y los productores que persisten
con una dedicacin a tiempo completo al cultivo de coca son
campesinos propiamente dicho que realizan la mayor parte del
trabajo con mano de obra propia o recproca impaga. Slo durante el
periodo excepcional, aproximadamente de 1978 a 1985, del auge de la
cocana, hubo precios tales que fue rentable producir coca con
relaciones laborales que salieron del marco de la economa
campesina. An as, esto ocurri bsicamente en el Chapare, donde hubo
suficiente tierra disponible para extender los cultivos mediante el
trabajo de partidarios, quienes realizaron todo el trabajo
(cosecha, secado y desyerbe) de un cocal y entregaron la
14 Cuando no hay una sequa que reduce la produccin por debajo
del nivel rentable, y cuando la hoja seca en buenas condiciones y
no es daado por la lluvia que reduce su precio.
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mitad del monto cosechado al dueo. El partidario qued con el
dinero recibido al vender la otra mitad. Con los precios del auge,
este ingreso bastaba no slo para mantenerse sino para ahorrar y
comprar un terreno para instalar cultivos propios de coca, pero
cuando el precio colaps a principios de 1986 los partidarios
simplemente abandonaron el lugar. Los dueos no pudieron cubrir
personalmente el trabajo de los cocales abandonados y el precio
tampoco permita contratar jornaleros para ese fin. As, las fuerzas
del mercado hubieron erradicado esos cocales sin necesidad de
intervencin estatal, porque dentro de un par de aos se hubieron
hundido en la maleza y desaparecido por falta de mano de obra.
Irnicamente, la presin poltica internacional condujo a que el
gobierno boliviano introdujera la erradicacin compensada, una
distorsin del mercado que hizo rentable seguir plantando coca para
acceder luego al pago para erradicarla, aunque el precio vigente el
costo de la mano de obra para mantenerla. En el caso de los Yungas
tradicional, la produccin nunca rebas de manera significativa la
economa campesina, debido a la ausencia de espacios de expansin y
las tcnicas ms exigentes en mano de obra. Comentarios finales En
este captulo he evitado mencionar datos estadsticos sobre cualquier
aspecto del cultivo de coca, desde las extensiones existentes en
diferentes fechas hasta los montos de produccin y los precios. No
existe un catastro o mediciones en el terreno de las plantaciones y
las cifras que se ofrece al respecto suelen proceder de fotos
satelitales, sin aclarar los mrgenes de error en su interpretacin.
De la misma manera, los datos ofrecidos sobre los montos totales de
produccin resultan de multiplicar la cantidad de hectreas obtenida
de las proyecciones satelitales por un supuesto promedio de
produccin anual. No se aclara el origen de este promedio ni los
ajustes que se habran hecho en ello por las variaciones en la edad
de las plantaciones y la altura del sitio donde se encuentran, para
mencionar slo los dos factores ms importantes en determinar cunto
se cosecha en un cocal dado. En Yungas tradicional hemos podido
calcular montos desde poco ms que media tonelada mtrica por ao
hasta algo ms que dos toneladas, sin poder especular sobre una
cifra promedio razonable (Spedding 2004/2005: 173-181). En el
Chapare las condiciones geogrficas son mucho ms uniformes, por
tanto es ms sorprendente que cifras disponibles sobre la produccin
varan desde 0,938 hasta 5,85 TM por ao (ver tabla en Laserna
1996:194). La eleccin de un valor promedio parece depender ms del
resultado a que se quiere llegar que a criterios objetivos y
fundamentados. La situacin no es mejor en el lado de la demanda.
Hasta la fecha no se ha podido realizar un estudio amplio y
solvente a nivel nacional del consumo tradicional (mascado, mates,
rituales, etc.) que dara una idea de la cantidad de coca
efectivamente demandada para estos fines, para luego tratar de
determinar qu parte de la cantidad de coca legalmente registrada
por la institucin estatal que fiscaliza su comercio estara desviada
haca el narcotrfico. Estas cantidades registradas son ms o menos
las nicas cifras relativamente confiables (y digo relativamente
porque la ineficiencia y descuido en el manejo burocrtico en
instituciones estatales bolivianas es conocido, aun sin suponer que
hay funcionarios que deliberadamente falsifican cifras con fines
delincuenciales). Y esta institucin slo se ocupa de cantidades y
(supuestos) lugares de destino, no de los precios, que son dejados
al juego de la oferta y la demanda. Tablas publicadas de precios,
como por ejemplo la de Medinaceli y Zambrana (2000:42), presentan
un solo precio promedio por ao, sin aclarar a qu eslabn de
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la cadena de comercializacin se refiere (al productor, al
mayorista del interior, etc.), cmo han promediado el precio
chapareo con el yungueo o si se ha hecho ajustes por las constantes
fluctuaciones que ocurren a lo largo del ao y a veces de un da a
otro y que tienen componentes tanto estacionales como
coyunturales.15 En adicin, citan un precio en dlares
norteamericanos sin especificar los tipos de cambio aplicados (ya
que la coca se vende en moneda nacional) y si se ha intentado
realizar algn tipo de ajuste a precios constantes de cierto ao de
referencia. Por todos estos motivos he preferido hablar slo en
trminos cualitativos y enfatizar los aspectos tcnicos y sociales
del cultivo, sin descuidar el inevitable tema poltico de la lucha
anti drogas. Es importante destacar que, no obstante la enorme
cantidad de tinta derramada en temas relacionados con la coca en
las ltimas dcadas, an no disponemos de investigaciones agronmicas
que profundizan sobre el impacto tanto de las tcnicas tradicionales
como de las innovaciones en uso de agroqumicos y riego, y las
variaciones en la productividad segn edad, altura, formas de
manejo, tipo de suelo y los notorios vaivenes del clima andino con
respecto a las fechas y la abundancia en que las lluvias llegan (o
no llegan) de un ao a otro.16 Se suele considerar que el ciclo de
sequas es de unos siete aos, que quiere decir que al menos un ao en
cada siete sera excesivamente seco; esto sugiere que, tratando en
este caso de un cultivo perenne, se necesitara series de datos que
cubren un mnimo de siete aos consecutivos en adicin de controlar
los casos de estudio por los otros factores mencionados para tener
una
15 Lo estacional refiere a que la produccin, y por tanto la
oferta, sube en la temporada de lluvias y se reduce en la poca
seca. Por tanto, el precio sola ser ms bajo entre febrero y marzo y
ms alto entre julio y octubre, aproximadamente, aunque desde ms o
menos 2006 la variacin se ha reducido mucho, sin que sea claro si
esto se debe a menor variacin en la oferta debido al uso de riego
en meses secos y/o una demanda ms urbana y menos ritualizada,
frente a una demanda ms ritual fuertemente afectada por el
calendario agrcola (ingresos mnimos en los meses anteriores a la
cosecha, que mayormente empieza en abril en el Occidente del pas,
no permitieron comprar mucha coca, despus la demanda suba hasta que
las reservas de dinero se agotaron a principios de noviembre) y el
ciclo ritual (la mayora de las fiestas patronales ocurren entre
julio y septiembre y generan mayor demanda de coca para consumo
ceremonial, con un ltimo pico en Todos Santos en los primeros das
de noviembre). La demanda en el norte tropical mencionada en la
nota de pie 8 arriba podra ser un ejemplo de nuevas pautas de
poblacin consumidor. Tambin es de suponer que el narcotrfico no es
estacional ni ritual, y el impacto de los operativos anti drogas es
demasiado puntual y localizado para que la detencin de uno u otro
grupo de traficantes tenga un impacto significativo sobre la
demanda global observable en el precio. Lo coyuntural incluye
protestas polticas y bloqueos de caminos, que pueden impedir la
llegada de compradores del interior y provocar una cada temporal
del precio, o suspender enteramente la venta (cuando hay bloqueo en
una regin productora), elevando el precio para los que logran
sortear el bloqueo o son los primeros en llegar al mercado cuando
el bloqueo se levanta. 16 Hay casos donde tesistas que proponan
estudiar temas de coca fueron prohibidos de hacerlo por sus
docentes por tratar de un tpico polticamente peligroso. En al menos
un caso donde investigadores profesionales fueron financiados para
investigar el impacto ecolgico de la coca, sus financiadores
(USAID) rehus publicar el estudio porque los resultados no
comprobaron lo buscado, que era que la coca es destructivo de la
ecologa. Esto obviamente tiene consecuencias nefastas para la
carrera acadmica de las personas involucradas. Encima de estos
obstculos institucionales, hay que enfrentar la desconfianza de los
productores que va desde rehusar dar informacin o dar datos que
saben falsos hasta acciones de rechazo y acusaciones de espionaje o
de estar metido en el narcotrfico. No es sorprendente que la mayora
de los investigadores optan entonces para otro tema menos
problemtico, o sino se limitan a reproducir versiones oficiales
(sean de gobiernos o de organizaciones campesinas o ambos) sin
mayores crticas incluso cuando caen en contradicciones: esto es lo
que hace, por ejemplo, Salazar Ortuo (2008).
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base para evaluar la produccin promedio.17 Para convertir estas
cifras en un promedio regional se requerira adems un perfil
bastante completo de las edades de los diferentes cocales, aparte
de sus extensiones. Los productores s conocen las edades de sus
plantaciones, y con mayor precisin que sus extensiones, que suelen
evaluar en base a medidas tradicionales no siempre muy exactas en
trminos de metros cuadrados. El hecho es que es muy poco probable
que colaboraran en comunicar esta informacin, incluso si fuera
solicitada a travs de sus propias organizaciones sociales (los
sindicatos agrarios y Federaciones campesinas). Al igual que los
dems actores involucrados en los debates sobre la coca (aparte de
unos cuantos acadmicos sin impacto poltico), tienen intereses
polticos determinados que les impulsan a ofrecer o negarse a
comunicar la informacin que consideran conveniente, antes que la
que fuera acertada. As, los productores de Yungas de colonizacin
rehsan informar sobre sus montos de cosecha porque dicen que, al
relevar qu tanto ms elevados son que lo cosechado en la zona
tradicional, los productores de aquella zona van a apoyar las
polticas de restriccin de cultivos en la colonizacin, mientras los
productores tradicionales se ponen de acuerdo para exagerar las
limitaciones ecolgicas que reducen sus montos de produccin, para
argumentar que de ninguna manera ellos podran vivir si fueran
restringidos en la extensin permitida para sus cultivos. Y en todas
partes los productores se niegan a la medicin exacta de sus
parcelas de coca, porque el primer paso en la erradicacin es medir
el cocal a ser eliminado. A la vez, los resultados de estas
mediciones son todo menos confiables, porque se evala la labor de
los erradicadores segn la extensin eliminada, sin tomar en cuenta
la densidad de las plantas ni su estado (y por tanto, el monto de
produccin efectivamente sustrado del mercado por cada parcela
arrasada). Entonces ellos estiran sus cuerdas de medicin al mximo
para incluir cualquier arbusto aislado de coca, sin importar que el
espacio que le rodea sea ocupado por otros cultivos o por maleza
improductiva. Estamos frente a posiciones polticas atrincheradas
cuyas races no son la cuestin de las drogas. De un lado tenemos la
utilidad de la retrica moralizante anti droga para justificar
intervenciones imperialistas en el exterior, mayor control de las
fronteras y la represin de sectores lumpen y marginados en el
interior; de otro lado tenemos la persistencia de la economa
campesina y la ausencia de polticas de desarrollo rural que
atienden a las necesidades de este sector, visto implcitamente por
parte de los gobiernos de turno como un grupo social y econmico que
debera desaparecer para ser reemplazado por una agricultura
capitalista cuyo modelo ideal es el agribusiness altamente
tecnificado y dirigido a mercados de exportacin. La produccin de
coca ha proporcionado en la prctica un modelo de desarrollo
campesino autnomo, con la ventaja adicional de tratar de un
producto con profundos races culturales y valor simblico, pero la
desventaja de ser un producto que es materia prima para una
sustancia internacionalmente prohibida. Aunque se tuviera los datos
reales que permitiran determinar qu proporcin de la coca producida
en Bolivia va al consumo legal y tradicional (o 17 Al parecer, al
menos algunos de los datos ofrecidos sobre produccin por hectrea,
en particular los manejados por la DEA, proceden de cocales (a
punto de) ser erradicados, entonces no se hubiera hecho un
seguimiento controlado de varias cosechas. Tratando de erradicacin
voluntaria a cambio de una compensacin, el productor habra
realizado una ltima cosecha antes de eliminar las plantas, pero no
se sabe si la entidad erradicadora constat el monto de sta o si se
limit a preguntar al agricultor al respecto; habra la tentacin de
exagerar el monto para enfatizar el sacrificio que estaba
realizando y justificar su derecho a ser compensado. Y aunque habra
citado el monto real se hizo ajustes para la variacin estacional en
las otras dos o tres cosechas que se logra en el curso del ao, o
simplemente se multiplic ese monto por tres y listo?
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no tan tradicional) y qu cantidad de hectreas en qu lugares
seran suficientes para satisfacer esta demanda, esto no eliminara
la necesidad de productores fuera del cordn as establecido de
seguir con el producto y buscar modos para hacerlo, en la
clandestinidad si fuera el caso. En la utpica situacin de lograr
reducir los cultivos hasta la cantidad correspondiente slo a la
demanda legal, al no lograr tambin la an ms utpica meta de eliminar
totalmente el narcotrfico, ste tendr que acaparar parte de la
produccin tradicional y tendr el resultado contradictorio de privar
a los consumidores de menos recursos del acceso a este bien
cultural, que la legalizacin de cultivos tradicionales
supuestamente garantiza. Slo la legalizacin de la cocana y otras
sustancias actualmente controladas dar una solucin duradera a esta
maraa de problemas. Mientras tanto, recomiendo a mis lectores a
adoptar una posicin crtica frente a todas las cifras conocidas
sobre la coca, analizarlos desde la posicin poltica de sus fuentes,
y si son investigadores del tema de tener la valenta para ingresar
en esta zona roja en bsqueda de informacin emprica real que, si
bien no podr resolver los conflictos de base, al menos podr
erradicar del debate los argumentos ms infundados. Bibliografa
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