cuaresma 2012

D I Ó C E S I S D E L O S T E Q U E SCURIA DIOCESANA

CUARESMA 2012 MENSAJE DEL OBISPO DE LOS TEQUES

“El Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15)

A los pastores y fieles de la Iglesia que peregrina en los Altos Mirandinos y los Valles del Tuy

Hermanos, hermanas, salud y paz en el Señor Jesucristo:

1. Según el evangelio de Marcos las primeras palabras de Jesús en el comienzo de su predicación fueron: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio” (1, 15). Esta última frase la repite el celebrante cuando coloca la ceniza sobre la cabeza de los fieles en el primer día de la Cuaresma, como alternativa a aquella del Génesis: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás” (3, 19). Comienza así un tiempo de profunda reflexión y vivencia espiritual, de arrepentimiento y de conversión, de reconciliación con Dios y con el prójimo; de mayor intensidad en la oración y de privaciones voluntarias (ayuno, abstinencia, sacrificios), de purificación interior y de más empeño y a las obras de misericordia corporales y espirituales. Todo esto con la finalidad de prepararnos para la celebración de la fiesta más importante del cristianismo: la Pascua. Jesús, el Hijo de Dios, sufriendo la pasión, muriendo en la cruz y resucitando al tercer día, realiza la salvación, perdonando el pecado del mundo y comunicando la vida de Dios: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca”. Acojamos, pues, la exhortación del apóstol Pablo que nos invita a dejarnos reconciliar con Dios, a no echar en saco roto su gracia, aprovechando que “ahora es el momento favorable; ahora es el día de la salvación” (2 Cor 6, 2).

2. Antes de comenzar su anuncio del Reino de Dios y su llamado al arrepentimiento y la conversión, Jesús estuvo cuarenta días en el desierto, en ayuno y oración, en lucha contra las tentaciones de Satanás, de la cual salió victorioso. Se preparó espiritualmente para el anuncio del Evangelio y la obra de la Redención. De allí tomó inspiración la Iglesia para establecer una cuarentena de días como preparación para la celebración de la Pascua, al igual que los cuarenta días de Moisés en la montaña antes de recibir los mandamientos y los del profeta Elías caminando por el desierto hasta llegar al monte santo. A un acontecimiento decisivo y con final feliz, antecede un tiempo de privaciones y sacrificios. En esta perspectiva se comprende y se vive la Cuaresma.

3. Los tres pilares fundamentales de la vivencia espiritual de la Cuaresma son: la oración, el ayuno (sacrificio, renuncia) y la limosna (caridad hacia los más necesitados). El Papa Benedicto XVI, en su mensaje para la Cuaresma 2012, ha querido subrayar esta última: la caridad, una de las dimensiones fundamentales de la espiritualidad de este tiempo litúrgico, junto a la fe en Jesucristo y la esperanza que nos anima a ser firmes. En su reflexión el Papa parte de Hb 10, 24: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y de las buenas obras”. De este modo quiere llamar la atención durante este tiempo cuaresmal sobre la necesidad de que nos hagamos responsables del hermano, especialmente del que más necesita y sufre. Debemos prestarle atención al otro en todos los aspectos: físico, moral y espiritual. “Fijarse” en el otro significa mirarlo con amor y compasión: “¿Qué es lo que impide

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esta mirada humana y amorosa hacia el hermano? Con frecuencia son la riqueza material y la saciedad, pero también el anteponer los propios intereses y las propias preocupaciones a todo lo demás. Nunca debemos ser incapaces de «tener misericordia» para con quien sufre; nuestras cosas y nuestros problemas nunca deben absorber nuestro corazón hasta el punto de hacernos sordos al grito del pobre”. Señala además el Santo Padre que el “fijarse” en el hermano implica también preocuparse por su bienestar espiritual, incluyendo la práctica de la corrección fraterna para ayudarle a corregir sus pecados en orden a la salvación eterna. Esta preocupación debe ser recíproca, “los unos por los otros” y debe ser un signo distintivo de la comunidad cristiana que ayuda así a sus miembros a caminar juntos en la santidad.

4. En esta perspectiva de “fijarse” en el otro, preocuparse por los demás, los obispos de Venezuela en la última asamblea celebrada en enero de este año, hemos propuesto proclamar el 2012 como año de la reconciliación nacional, a fin de superar de modo particular la situación de confrontación y de violencia que divide y afecta a la población de nuestra patria. Y en este sentido la tradicional campaña cuaresmal “Compartir” ha adoptado como lema: “Defendamos juntos la vida, trabajemos por la paz”, a fin de hacer tomar conciencia a todos del grave problema que afecta a nuestra sociedad y emprendamos así acciones para superarlo. De modo que en esta Cuaresma nuestra reconciliación con Dios sirva de fundamento para una reconciliación con los demás, en el seno de nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestros barrios, en nuestra sociedad.

5. Como expresión concreta de nuestra conversión y de nuestro propósito de reconciliarnos con Dios, acudamos en este tiempo cuaresmal a la práctica del sacramento de la reconciliación o confesión sacramental. Exhorto a los párrocos a que ofrezcan facilidades a los fieles para que puedan acceder a este saludable sacramento. Esto implica un serio examen de conciencia acerca de nuestra condición de pecadores y sobre nuestros propios pecados, para que acudamos a la fuente del perdón que es la gracia de Jesucristo, por medio de la mediación de la Iglesia a través del sacerdote que en nombre de Dios perdona los pecados. Acompañada esta acción por un propósito firme de enmendarse de los propios errores y de comenzar así una vida nueva.

6. Tengamos presente, por otra parte, que el pasado mes de enero se inició en nuestra Diócesis de Los Teques el camino para preparar la celebración del I Sínodo Diocesano, en el cual nos preguntaremos sobre los desafíos que los “signos de los tiempos” plantean a la misión evangelizadora de nuestra Iglesia particular, en el marco de la celebración de los cincuenta años del Concilio Vaticano II (1962-65) y del “Año de la Fe” convocado por el Papa Benedicto XVI para conmemorar tan magno acontecimiento y cuya apertura será el 11 de octubre de este año, cuando también será inaugurado el Sínodo de los Obispos con el tema de la “Nueva Evangelización”. Teniendo en cuenta además la celebración del jubileo de la Diócesis que en el 2015 cumple cincuenta años de erigida por el Papa Pablo VI (23 de julio de 1965). Que esta Cuaresma, pues, nos permita considerar también la necesidad de una “conversión pastoral”, un examen sobre nuestra Iglesia en el presente, a partir de nuestras fortalezas y debilidades, con un propósito de renovación de cara al futuro para responder mejor a las exigencias de la nueva evangelización.



7. Hagamos nuestras las palabras del Papa Benedicto XVI al final de su mensaje cuaresmal 2012: “Ante un mundo que exige de los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad al Señor, todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en el servicio y en las buenas obras (cf. Hb 6,10). Esta llamada es especialmente intensa en el tiempo santo de preparación a la Pascua. Con mis mejores deseos de una santa y fecunda Cuaresma, os encomiendo a la intercesión de la Santísima Virgen María y de corazón imparto a todos la Bendición Apostólica”.

En Los Teques, a los veintidós días de febrero del año del Señor dos mil doce, en el miércoles de Ceniza.

Caminando juntos hacia el I Sínodo Diocesano.

† Freddy J. Fuenmayor S.

Obispo de Los Teques


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