Credo 8 Jesucristo padeció Pero en realidad ésta fue una necesidad, para que los cristianos de los primeros tiempos, tentados por las modas de aquellos.
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Credo 8 Jesucristo padeci
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Pero en realidad sta fue una necesidad, para que los cristianos
de los primeros tiempos, tentados por las modas de aquellos das a
espiritualizar al Seor, tuvieran siempre presente que Jess haba
predicado y realizado las obras de Dios en un lugar y tiempo
determinados. Qu hace Poncio Pilato en el Credo? No pocos se
extraan de encontrar en una formulacin de fe tan escueta la mencin
de Poncio Pilato.
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Tampoco es Jess un superhombre, una proyeccin de las ansias de
grandeza del hombre y de su sed de poder. Jess de Nazaret es un
personaje histrico, que vivi en un determinado tiempo de los
emperadores romanos Augusto y Tiberio, en una provincia del gran
imperio romano, llamada Palestina donde gobernaba Poncio Pilato.
Jess est dentro de la historia humana. No es, pues, Jess un mito o
leyenda.
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Que Jess padeci bajo Poncio Pilato forma parte de casi todos
los Smbolos de la fe antiguos, siguiendo lo que dice el Nuevo
Testamento. Nombrando al Procurador atestiguan la realidad histrica
de la crucifixin y muerte de Cristo. La redencin no es una
ideologa, sino un acontecimiento salvfico realizado en un lugar y
tiempo histrico preciso.
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Sabemos bastante de Poncio Pilato, tanto por las referencias al
mismo en los escritos cristianos del Nuevo Testamento, como por
otros escritos de la Antigedad. As por ejemplo:
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Tcito, el gran historiador romano, a propsito de la persecucin
de Nern contra los cristianos, dice que Cristo, de quien derivaban
el apelativo, haba sido ejecutado por sentencia del procurador
Poncio Pilato cuando Tiberio era emperador.
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Las fuentes rabnicas, al igual que Flavio Josefo, el famoso
historiador judo, confirman, igualmente, que Jess fue ejecutado por
orden del gobernador romano Poncio Pilato. Pilato es, por tanto,
una figura histrica incontrovertible si examinamos las fuentes
histricas de la poca.
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Pero ahora nos preguntamos: Qu papel verdadero y definitivo
tuvo Pilato en la muerte de Jess? Fue quien ms culpa tuvo?
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Haba reconocido la inocencia del Salvador, mas cedi vilmente a
las amenazas del pueblo de Jerusaln o ms bien diramos, de los
dirigentes del pueblo. El que conden a Jesucristo a ser crucificado
fue Poncio Pilato, gobernador de la Judea.
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Lo cierto es que la pasin y muerte de Jess no pueden ser
imputadas indistintamente al conjunto de los judos que vivan
entonces, ni a los restantes judos venidos despus. As nos lo dice
el Concilio Vaticano II. Nadie es personalmente responsable de las
culpas de los gobernantes del pueblo al que pertenece, y menos an
de los gobernantes de hace 2000 aos. Estos parecen ser ms
culpables, aunque slo Dios sabe el grado de culpabilidad.
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El verdadero causante de los sufrimientos del Redentor es todo
pecador, o sea todo hombre; y an ms gravemente son culpables
aquellos que ms frecuentemente caen en pecado y se deleitan en los
vicios, sobre todo si son cristianos.
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Debemos considerar como culpables de esta horrible falta a los
que continan recayendo en sus pecados. Ya que son nuestras malas
acciones las que han hecho sufrir a Nuestro Seor Jesucristo el
suplicio de la cruz. Y este crimen es mayor que el de los Judos.
Porque como dice san Pablo: "de haberlo conocido ellos, no habran
crucificado jams al Seor de la Gloria" (1 Co 2, 8).
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La muerte violenta de Jess no fue fruto del azar en una
desgraciada constelacin de circunstancias. Pertenece al misterio
del designio de Dios, como lo explica San Pedro a los judos de
Jerusaln ya en su primer discurso de Pentecosts. Fue entregado segn
el determinado designio y previo conocimiento de Dios (Hch
2,23).
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Dios ha permitido, en quienes llevaron a la muerte a Jess,
acciones inspiradas por su ceguera, el endurecimiento de su corazn,
su miedo a una desestabilizacin por un eventual movimiento
mesinico, etc., para realizar su designio de salvacin.
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Desde los comienzos del ministerio pblico de Jess, fariseos y
partidarios de Herodes, junto con sacerdotes y escribas, se
pusieron de acuerdo para perderle. Por algunas de sus obras:
expulsin de demonios, perdn de los pecados, curaciones en sbado,
interpretacin original de los preceptos de pureza de la Ley,
familiaridad con los publicanos y los pecadores pblicos. En gran
parte los culpables fueron los dirigentes judos. Jess les caa
mal.
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l es el Legislador divino que ejecuta ntegramente esta Ley. An
ms, es el siervo fiel que, con su muerte expiatoria, ofrece el nico
sacrificio capaz de redimir todas las transgresiones cometidas por
los hombres contra la Primera Alianza (Hb 9, 15). Algunos jefes de
Israel acusaron a Jess de actuar contra la Ley; pero Jess no aboli
la Ley dada por Dios a Moiss en el Sina, sino que la perfeccion,
dndole su interpretacin definitiva.
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Jess fue acusado de hostilidad hacia al Templo. Sin embargo, lo
vener como la casa de su Padre (Jn 2, 16), y all imparti gran parte
de sus enseanzas. Pero tambin predijo la destruccin del Templo, en
relacin con su propia muerte, y se present a s mismo como la morada
definitiva de Dios en medio de los hombres.
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pero Jess nunca contradijo esa fe, ni siquiera cuando cumpla la
gran obra divina, que es el perdn de los pecados. La exigencia de
Jess de creer en l y convertirse, permite entender la trgica
incomprensin del Sanedrn, que juzg que Jess mereca la muerte como
blasfemo. Le acusaron de contradecir la fe en un Dios nico;
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Jess les escandaliz sobre todo porque identific su conducta
misericordiosa hacia los pecadores con la actitud de Dios mismo con
respecto a ellos (Cf. Mt 9, 13; Os 6, 6). Lleg incluso a dejar
entender que compartiendo la mesa con los pecadores (Cf. Lc 15,
1-2), los admita al banquete mesinico (Cf. Lc 15, 22- 32).
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Porque como ellos decan, justamente asombrados, "Quin puede
perdonar los pecados sino slo Dios?" (Mc 2, 7). Al perdonar los
pecados, o bien Jess blasfema porque es un hombre que pretende
hacerse igual a Dios (Cf. Jn 5, 18; 10, 33) o bien dice verdad y su
persona hace presente y revela el Nombre de Dios (Cf. Jn 17, 6-26).
Pero fue especialmente, al perdonar los pecados, cuando Jess puso a
los jefes judos de Israel ante un dilema.
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Para ello necesitaban la conversin. Tal exigencia de conversin
frente a un cumplimiento tan sorprendente de las promesas permite
comprender el trgico desprecio del sanedrn al estimar que Jess
mereca la muerte como blasfemo. Sus miembros actuaban as tanto por
"ignorancia" como por el "endurecimiento" de la "incredulidad. Jess
pidi a las autoridades religiosas de Jerusaln creer en l en virtud
de las obras de su Padre que l realizaba.
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A pesar de que Pilato era quien tena el poder, toda la
administracin y la poltica interna estaba en manos de los judos, a
travs del Sanedrn. ste era un Consejo integrado por setenta
miembros, todos ellos pertenecientes a las clases privilegiadas de
los sacerdotes, los fariseos y los escribas. La presidencia del
Sanedrn siempre corresponda al sumo sacerdote, que en tiempo de
Jess, era Caifs.
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Este Sanedrn era tambin la corte suprema de justicia, despus de
Roma. Poda decidir sobre todas las cuestiones, menos condenar a
muerte a una persona por delito poltico. S podan apresar a uno
considerado como enemigo. Por eso, guiados por Judas, enviaron a
sus guardias para apresar a Jess en Getseman.
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El Sanedrn, en un juicio a su manera y con falsos testigos,
declar a Jess "reo de muerte", como blasfemo. Caifs fue el
protagonista de la condena rasgndose las vestiduras. Todos los dems
le siguieron en la condena.
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Los judos no podan aplicar la sentencia de muerte a nadie,
porque no posean "el derecho de la espada". Necesitaban que una
autoridad romana cumpliera la sentencia capital. Por eso deban
llevar a Jess ante Pilato. Ahora tenan otro problema: No podan
acusarle slo de injurias contra la religin. Pero tenan un
problema:
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de blasfemia pas a delito poltico. En otras palabras: de
subversivo de orden religioso, Jess pasa a ser considerado un
subversivo de orden poltico. La clave para entender la condenacin
de Jess a muerte no es entonces Pilato, sino el Sanedrn. As, de
intriga religiosa, el caso de Jess pas a ser una intriga
poltica:
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Delante de Pilato no hubo un verdadero y propio proceso. No en
el sentido que nosotros atribuimos a esta palabra, es decir, un
procedimiento de comprobacin de los hechos, que concluye con una
decisin de la autoridad judicial. Jess, de hecho, fue procesado una
nica vez, frente a los hombres del Sanedrn.
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Vean, efectivamente, las seales evidentes de la divinidad de
Jess; pero, por odio y envidia, las tergiversaban, y rehusaban dar
fe a sus palabras, con las que declaraba que era el Hijo de Dios.
Por lo cual l mismo dice de ellos en Jn 15,22: Si yo no hubiera
venido y no os hubiera hablado, no tendrais pecado; pero ahora no
tenis excusa de vuestro pecado. La ignorancia de estos prncipes
judos no les exima del crimen, porque, en cierto modo, era una
ignorancia afectada.
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As ellos no pecaban segn pensaban; as ellos quedaban bien a los
ojos del pueblo, porque hacan lo debido, ellos s estaban bajo las
normas romanas y las cumplan, ellos s pagaban el tributo o
impuestos, ellos s estaban esperando al Mesas de Dios, ellos eran
los buenos. Ellos no queran mancharse las manos; Queran que otro se
las manchara.
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pero su pecado quedaba aminorado por la ignorancia. No saben lo
que hacen. Mucho ms excusable fue el pecado de los gentiles por
cuyas manos fue crucificado Cristo, porque no tenan la ciencia de
la ley. Las clases inferiores de los judos pecaron;
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No sabemos la culpa que tendra Pilato: pero s fue un gran
responsable externo de los padecimientos de Jess.
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El gobernador romano Poncio Pilato era una de esas personas
frvolas, superficiales, con la sola idea de tener el poder y vivir
en paz. A Pilato no le importaba si Jess era Hijo de Dios o no, si
haba que respetar el sbado como los judos o no, si se cumpla o no
la Ley de Moiss. l quera que le dejasen en paz, y por eso acept
complacer al pueblo y mand azotar y crucificar a Nuestro Seor.
Despus, con gesto cobarde se lav las manos, cuando la culpa fue
suya.
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El relato de los Evangelios nos muestra a un perfecto y
cuadriculado burcrata preocupado por hacer cumplir la ley de Roma,
exactamente igual que cualquier funcionario celoso de su deber.
Trat de evitar que Jess fuera condenado porque jurdicamente no vea
que hubiera cometido delito alguno. Pilato era el perfecto
funcionario romano: con un cerebro fro y un corazn de piedra.
Pilato no era un buen hombre. Eso queda bien claro al leer su
curriculum.
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El evangelio nos ensea en primer lugar que Pilato quera
satisfacer al pueblo. Podramos decir que Pilato era un poltico de
corte populista y prefiri seguir la mentira de las mayoras, en vez
de hacer justicia.
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Pilato era inteligente. Por algo estaba en ese puesto.
Enseguida se dio cuenta que Jess no haba cometido falta alguna y
que los jefes judos le entregaban por envidia o por odio. Por eso
sac fuera a Jess y les dijo a los que le entregaban: Mirad, os lo
traigo fuera, para que entendis que ningn delito hallo en l.(San
Juan 19: 4)
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Ms adelante, lleno de temor frente a la evidencia de la
inocencia de Jess, Pilato procuraba soltarle. Hizo una tentativa
envindolo, sin resultado, a Herodes.
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Cuntas veces las personas sucumben en sus convicciones y
valores, para cumplir o adaptarse a la opinin de la mayora o para
alcanzar poder, dinero, y prestigio personal?. El primer aspecto
del sufrimiento de Jess, es la mentira a la que ha sucumbido la
humanidad.
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Pero los jefes del pueblo judo queran a toda costa que se le
celebrara juicio, las razones segn ellos eran muchas, pero eran sus
razones, porque vieron en este hombre un peligro para su
institucin. Pilato no encontrando delito alguno en el hombre que le
presentaban, en justicia no poda retenerlo.
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y la mujer Claudia Prcula despus de un sueo premonitorio le ha
suplicado que no haga nada "con aquel justo. No slo eso: presagios
oscuros lo atormentan,
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Qu mal ha hecho este?, porque yo no hallo delito alguno en l ni
mucho menos delito de muerte, as que, le castigar y le dejar libre.
Esas eran las intenciones de Pilato, castigar a Jess y dejarle
luego en libertad. Pilato prcticamente estaba contra las cuerdas, y
por tercera ocasin les pregunta:
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La voz del pueblo tambin es ley y Pilato no quera revueltas y
mucho menos disgustos. Aun as quera complacer en parte a los
enfurecidos prncipes de los sacerdotes, castigando a Jess, un
castigo por cierto injusto, pero que Pilato vea como una solucin
para dejar satisfechos a los que le acusaban.
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El flagellum taxillatum era un ltigo de cuero que usaban los
romanos en las flagelaciones y consista en un largo ltigo de cuero
con tres terminaciones y adems de ello con metal en las puntas,
cuya finalidad era desgajar la carne del ejecutado y abrir hondas
heridas en carne viva en el cuerpo del ejecutado. Pilato mand
castigar a Jess. Pero Menudo castigo! Los azotes. El ltigo que
usaban los romanos eran uno de los instrumentos de tortura ms
sanguinarios que se tenga conocimiento.
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Cuando los soldados azotaban repetidamente y con todas sus
fuerzas las espaldas de su vctima, las bolas de hierro causaban
profundas contusiones y hematomas. Las cuerdas de cuero con los
huesos de oveja, desgarraban la piel y el tejido celular
subcutneo.
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A la vctima le desnudaban, le sujetaban a un pilar poco
elevado, con la espalda encorvada, de modo que al descargar sobre
sta los golpes, nada perdiesen de su fuerza y golpeaban, sin
compasin, sin misericordia alguna. La flagelacin era un preliminar
legal para toda ejecucin romana.
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Al continuar los azotes, las laceraciones cortaban hasta los
msculos, produciendo tiras sangrientas de carne desgarrada. Se
creaban las condiciones para producir prdida importante de lquidos
(sangre y plasma). Hay que tener en cuenta que el sudor de sangre
en Getseman haba dejado la piel muy sensible en Jess.
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A Jess, le fue colocada sobre su cabeza, como emblema irnico de
su realeza una corona de espinas. En Palestina abundan los arbustos
espinosos, que pudieron servir para este fin; se utiliz el llamado
Spina Christi, de espinas agudas, largas y corvas. Despus de la
flagelacin, los soldados solan burlarse de sus vctimas.
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Le fue colocada una tnica sobre sus hombros (un viejo manto de
soldado, que figuraba la prpura de que se revestan los reyes,
"clmide escarlata"), y una caa, parecida al junco de Chipre y de
Espaa como cetro en su mano derecha.
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Para ello, congregan a toda la cohorte, le desnudan de nuevo,
le hacen sentar sobre cualquier banco de piedra, le echan a las
espaldas una capa corta color grana y le encasquetan la corona de
espinas con fuerza sobre la cabeza, le ponen una caa por cetro en
la mano derecha y empieza la farsasalve, Rey de los judos! Y le
golpeaban en la cabeza con una caa, y le escupan, y puestos de
rodillas le hacan reverencias. Despus vino el desprecio.
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La corona de espinas que fue impuesta sobre su cabeza era capaz
de irritar gravemente los nervios ms importantes de su cabeza,
causando un dolor cada vez ms intenso y muy agudo, a medida que las
horas pasaban. En el estado de sufrimiento de Cristo, estos golpes
eran suficientes para matarle.
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De esa manera present Pilato a Jess, el hombre, a la gente,
creyendo que obtendra compasin.
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El clamor iba en aumento, y esto indudablemente aturdi a
Pilato. Los acusadores pedan la crucifixin de Jess, porque queran
verlo sufrir, queran una muerte lenta y dolorosa para el justo. Los
presentes insistan a gritos que Jess fuese crucificado
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Pilato saba muy bien que l tena en sus manos ahora el hecho de
condenar a Jess o indultarle; y esto le llen de temor, sinti miedo,
porque el pueblo presente se poda levantar contra l, contra el
imperio y eso no le convena a sus intereses personales.
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Barrabs era un delincuente, era ladrn. Vemos aqu cmo era la
administracin de la justicia. Se condena al justo y se absuelve al
injusto. A sabiendas que est cometiendo una injusticia, se ejecuta
el veredicto de la mayora. Como Pilato quera soltarle, se le ocurri
el compararle con Barrabs. Ante la opinin y gritero de la gente,
Pilato solt a Barrabs.
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El "referndum" entre Jess y Barrabs prefigura cada ocasin en la
que el pueblo es erigido como fuente ltima de la verdad. Como
cuando un parlamento transforma el aborto de delito a derecho.
"Pilato -escriba Joseph Ratzinger en 1993- se convierte en el
smbolo de la democracia relativista y escptica, basada no sobre la
verdad y los valores, sino sobre los procedimientos. Es que Pilato,
ante la falta de certeza, se fa del juicio de la mayora.
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Pilato se equivoc, porque en conciencia debera haber rechazado
la inicua sentencia hebrea; pero para hacerlo debera haber cumplido
un abuso de poder. En cierto sentido lo hizo absolviendo "con
frmula plena" al imputado por no haber cometido el hecho,
rechazando a la multitud por tres veces que gritaba "crucifcalo" y
decretando: "Lo castigar severamente y despus lo dejar. Slo al
final cedi abandonando al inocente "a su voluntad" (Lc 23, 25), que
no era la suya.
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Lo ltimo fue la denuncia de que, si le indultaba, le acusaran
al Csar. Aqu Pilato mostr su cobarda o su atadura al puesto
poltico. As que se lav las manos, como si la cosa no fuese con l. Y
mand crucificar a Jess.
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Inmediatamente le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos,
y le llevaron para crucificarle (Mt. 27:31). Es significativo que
no diga que le quitaron tambin la corona de espinas.
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Pilato, con la inscripcin condenatoria escrita en tres lenguas
y colgada sobre la cruz, lo proclam ante todos los pueblos como
Rey, Mesas, Cristo. La condena a muerte se convirti en profesin de
fe en la comunidad cristiana. Jess es Cristo, es Rey en cuanto
crucificado. Desde la cruz, dando la vida en rescate de los
hombres,
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No hay fin para el debate en cuanto a quin mat a Cristo. No hay
duda de que histricamente los romanos tuvieron un papel clave, como
tambin el Sanedrn (el Concilio gobernante judo). Judas fue culpable
porque traicion a Cristo. Pilato, el gobernador tambin tiene culpa
por permitir que un hombre inocente fuera condenado a muerte y
ejecutado.
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Pero todas estas preguntas se desvanecen cuando nos damos
cuenta que Cristo muri por cada uno de nosotros y que fue por
nuestros pecados que L sufri y muri. Cristo padeci una sola vez por
los pecados, el Justo (Jesucristo) por los injustos (es decir,
nosotros), para llevarnos a Dios (1 Pedro 3:18).
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Automtico
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Porque nada t has hecho vas a morir!
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Te han coronado de espinas, de loco te han puesto el
manto.
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Al pueblo dice Pilatos: "Ved como Cristo ha quedado".
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Crucifcale!
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Al pueblo ha sido entregado, han apresado a Jess,
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y en su espalda le han cargado con el peso de la cruz.
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Es tu pecado y el mo, tu maldad, mi ingratitud,
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hemos huido a la tiniebla, no queremos ver la luz.
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Cristo va a morir, Cristo va a morir! Por ti, por m.
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Que Mara, la Madre sufriente, interceda por todos nosotros
pecadores. AMN