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LA AVENTURA DE LA
H I S T O R I A
FIN DE LA I I GUERRA MUNDIAL
QU HACER CON EUROPA? Y, SOBRE TODO, QU HACER CON ALEMANIA TRAS
EL FIN
DE LA GUERRA? LVARO LOZANO EXPLICA LOS PLANES DE LOS
VENCEDORES
EL GRAN DESENCUENTRO
CONFERENCIA DE POTSDAM
Berln
ALEMANIA
POLONIAHOL
BEL
AUSTRIA
SUIZA
REP. CHECA
FRANCIA
DINAMARCA
Mardel Norte
MarBltico
200 km
Potsdam
LAS CLAVES
TERCERA CITA. Tras la de Tehe-
rn (1943) y Yalta (1945).
DNDE. En el palacio de Ceci-
lienhof, antigua residencia del
prncipe heredero alemn, a 25
kilmetros de Berln.
CUNDO. Del 17 de julio al 2 de
agosto de 1945.
QUIN. Los Tres Grandes, los l -
deres de la URSS, Estados Uni-
dos y Reino Unido. Entretanto,
Churchill perdi las elecciones
y fue sustituido por Attlee.
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LA AVENTURA DE LA
H I S T O R I A
N EL PALACIO NEOTU-
DOR DE CECILIENHOF,
antigua residencia del prncipe heredero ale-mn ubicado en la
lo-calidad de Potsdam a
25 kilmetros de Berln, se celebr la tercera y ltima gran
conferencia, que mantuvieron los jefes de gobierno del denominado
grupo de los Tres Grandes la URSS, EE UU y Reino Unido para
reorganizar el mundo tras la II Guerra
Mundial. Stalin odiaba volar y tan solo lo haba hecho para
asistir en 1943 a la Conferencia de Tehern. Su paranoia le hizo
exigir que se celebrase en la zona controlada por los soviticos a
la que po-da llegar en tren. La conferencia, bau-tizada con el
premonitorio nombre de Terminal, tuvo lugar del 17 de julio al 2 de
agosto de 1945. Europa era, como afirm Winston Churchill, un mon-tn
de escombros, un osario, un semille-ro de pestilencia y odio.
Tras la reunin de Tehern, los Tres Grandes se volvieron a reunir
en fe-brero de 1945 en Yalta (Crimea), para sentar las bases de
Europa tras el con-flicto mundial. El encuentro transcurri en una
cordialidad oficial que enmasca-raba las sospechas mutuas. Ambas
par-tes se encontraban separadas por la des-confianza tal y como lo
haban estado desde la Revolucin bolchevique de 1917 y los
compromisos alcanzados fueron temporales. Se lleg al acuerdo de
dividir a Alemania en cuatro zonas administradas por EE UU, la
URSS, Francia y Gran Bretaa ver La Aven-tura de la Historia, nm.
195 pero no se alcanz ningn arreglo definitivo sobre su sistema de
gobierno, ni sobre las re-paraciones que deban exigir a Alema-nia.
Uno de los puntos ms discutidos fue Polonia, sobre la que se acord
que su frontera sera desplazada hacia el oeste, aunque se posterg a
Potsdam la decisin definitiva. Las desavenen-cias sobre el futuro
poltico de Polonia y de Europa del este debilitaron los acuerdos
alcanzados en Yalta y aumen-taron las sospechas entre la URSS y las
potencias occidentales. Se aprob tambin la denominada Declaracin
so-bre la Europa liberada, en la que los Tres Grandes se
comprometan a que la reconstruccin europea se realizara me-diante
gobiernos democrticos amplia-mente representativos.
Antes de iniciarse la conferencia de Potsdam, Harry Truman
sustituy al presidente Franklin D. Roosevelt, que haba fallecido el
12 de abril. Aunque solo era dos aos ms joven, Truman proyectaba
una imagen de juventud y vitalidad. Era consciente de que de-ba
reemplazar a alguien a quien consi-deraba imposible de
sustituir.
Quin demonios es Truman?, ha-ba preguntado Roosevelt cuando se
enter en 1944 de que haba sido pro-puesto para ser vicepresidente.
Duran-te su mandato, Roosevelt lo mantuvo apartado de las
principales cuestio-nes de la poltica blica y le pidi que limitara
las comunicaciones entre ellos a las estrictamente urgentes,
dejan-do claro que no tena intencin de pre-pararle para tomar las
riendas del go-bierno. Ni siquiera se le inform del proyecto de la
bomba atmica.
EL AISLAMIENTO DE TRUMAN. A la vis-ta del deterioro de la salud
de Roose-velt, el aislamiento del vicepresiden-te resulta
sorprendente. Truman no ha-ba salido de EE UU desde su regreso del
campo de batalla en Francia en 1919 y no haba tenido que
reflexio-nar sobre los imperativos de la posgue-rra. No comprenda
la doble poltica de Roosevelt que combinaba la retrica pblica sobre
los principios que deban regir el mundo, con su discurso priva-do
con Stalin en el que reconoca las preocupaciones de seguridad
soviti-cas. La lamentable ausencia de las mi-nutas oficiales de
Tehern y Yalta hizo que Truman dependiera de los recuer-dos
contradictorios de los asesores del expresidente. Deseaba continuar
la po-ltica de Roosevelt pero esta no esta-ba clara: se haba
reconocido en Yalta una esfera de influencia sovitica en Europa del
este? Se haba acordado que la democracia y la soberana seran los
principios rectores de los gobiernos de la Europa de posguerra? No
obstan-te, Truman lleg a Potsdam con un nuevo Secretario de Estado,
James Byr-nes que no era un nefito en temas internacionales.
En su primer encuentro con el minis-tro de Exteriores sovitico,
Vyacheslav Molotov, en abril de 1945, Truman de-fendi que en el
futuro los soviticos tendran que mantener sus acuerdos. Las
relaciones no podan ser unila-terales. Molotov respondi: Nunca me
haban hablado as en toda mi vida, a lo que Truman replic: Cumplan
sus compromisos y no habr necesidad de hablarles as. Churchill,
anticipando su clebre discurso en Fulton,
E
LVARO LOZANO. HISTORIADOR, AUTOR DE STALIN, EL TIRANO ROJO
(2012) .
Sentados, de izquierda a derecha, los
lderes de Gran Bretaa, ATTLEE; Estados Unidos,
TRUMAN, y la URSS, STALIN, en la Conferencia de Potsdam,
1945.
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LA AVENTURA DE LA
H I S T O R I A
FIN DE LA I I GUERRA MUNDIAL
haba escrito a Truman: Ha cado un teln de acero tras el frente.
No sabe-mos qu se esconde detrs. Truman pronto adopt una
aproximacin rea-lista a las relaciones internacionales y de-fendi
la idea de que la URSS necesi-taba ms a EE UU que viceversa. No
esperaba conseguir todo lo que desea-ba pero consideraba que en
asuntos relevantes deban ser capaces de obte-ner el 85 por ciento.
Necesitaba tener a Stalin de su lado para derrotar a Japn y hacer
realidad el sueo de Roosevelt de una paz permanente basada en la
alian-za forjada durante la guerra. Crea que contaba con el apoyo
del pueblo ruso: Llevmonos bien, apunt en su diario.
Al principio, Stalin consider que Truman era vulgar y que no
estaba preparado ni era listo, pero pens que conocerle
personalmente poda ayudar a limar asperezas. Ante la insistencia
so-vitica se decidi convocar la cumbre en Berln, lo que subrayara
la derrota alemana y destacara el esfuerzo de guerra sovitico. No
habra posibili-dad de que los lderes alemanes le dije-ran a sus
soldados que volvan invictos del campo de batalla, como haba
su-cedido tras la Gran Guerra y que ha-ba dado lugar a la funesta
leyenda de la pualada en la espalda que esgrimi Hitler durante el
ascenso del partido nazi en el periodo de entreguerras.
CONFLICTO IMPOSIBLE. En Potsdam, los participantes eran al
tiempo amigos y enemigos, ya que una unin en tiem-pos de paz
requera de la buena volun-tad de los principales lderes, algo que
evidentemente no exista. Las agen-cias de seguridad soviticas
describan ya a EE UU en sus informes como el principal adversario.
Sin embargo, Sta-lin era consciente de que la enorme des-truccin de
su pas haca imposible que librase una guerra en al menos veinte aos
segn las proyecciones que mane-jaba junto a Molotov y era ese
periodo de paz el que deseaba obtener en Pots-dam. Stalin era el ms
veterano de los tres lderes y realiz una preparacin concienzuda
para la conferencia solici-tando incluso perfiles psicolgicos de
los otros lderes. Durante la conferencia apenas cometi errores,
respondiendo con frases breves y sin revelar nunca ms de lo que
deba. Molotov lo hizo de for-ma vaga. En las discusiones, este
jug
EE
UU
UR
SS
GR
AN
BR
ET
A
A
AMIGOS Y ENEMIGOS A LA VEZ
Truman no haba salido de EE UU desde 1919 y Roosevelt le haba
mantenido apartado de los principales asuntos de la poltica blica.
En Potsdam trat de agradar a Stalin y lleg incluso a negarse a
hablar con Churchill de temas importantes si el lder sovitico no
estaba presente. En la cena del tercer da, insisti en que sonara
msica de Chopin porque le agradaba a Stalin a pesar de que a
Churchill le disgustara. No obstante, deseaba seguir la poltica de
Roosevelt y lleg acompaado de James Byrnes, su secretario de
Estado, que era experto en temas internacionales.
Stalin desdeaba a Truman, pero pens que conocerle personalmente
ayudara a gestionar mejor la posguerra. Era el ms veterano de los
tres lderes y siempre se mostr cauto, reservado y parco en sus
palabras. Se reserv para s un papel de blando dejando que fuera su
titular de Exteriores, Molotov, quien representara el rol de duro.
Ambos crean que la devastacin que haba sufrido la Unin Sovitica
durante el conflicto la incapacitaba para participar en otra guerra
en al menos las dos dcadas siguientes y acudieron a la conferencia
de Potsdam tratando de ganar ese tiempo.
Attlee sustituy a Churchill al ganar las elecciones generales
mientras se desarrollaba la conferencia. Churchill le despreciaba y
lo haba calificado de cordero con piel de cordero. El nuevo premier
britnico tena menos experiencia internacional, pues haba hecho su
carrera poltica como defensor de los trabajadores, y pidi a
Churchili que se quedara con l en Potsdam, a lo que el conservador
se neg. A Stalin tampoco le gustaba su nuevo interlocutor y
despreciaba a los laboristas. No obstante, Attlee, que se llev a su
nuevo titular de Exteriores, Ernest Bevin, no introdujo ningn
cambio en la poltica exterior que haba seguido su antecesor.
LOS TRES GRANDES, Y SUS TITULARES DE EXTERIORES, TENAN
PERSONALIDADES E INTERESES POLTICOS MUY DISTINTOS
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LA AVENTURA DE LA
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El jefe del Estado Mayor alemn, general Krebs, se present con
bandera blanca a las 4 de la madrugada del 1 de mayo, doce horas
despus del suicidio de Hitler. Llevaba una carta de Goebbels y
Bormann pidiendo alto el fuego que informaba: El 30 de abril a las
15.50 hora de Berln, el Fhrer ha puesto fin a sus das. Stalin fue
informado inmedia-tamente. El lder sovitico era un paranoico, pero
esta vez era ra-zonable que se mostrase escp-tico y exigiera el
cadver de Hitler. Veinticuatro horas des-pus, los rusos se
apoderaron de la cancillera y encontraron los cadveres del
matrimonio Goebbels y sus seis nios. Pero de Hitler, nada... Bajo
absoluto secreto, la bsque-da se encomend a tres agen-tes del
SMERSH (espionaje mi-litar): el coronel Gorbushin, el mayor Bystrov
y la teniente Rzhevsa kaya, aunque fue un sol-dado raso, Ivn
Churakov, quien el 4 de mayo encontr casual-mente el cadver del
Fhrer. Sin embargo, el Ejrcito Rojo ya te-na un cadver de Hitler y
lo haba mostrado a la prensa. Era
un sosias, pero en el estalinismo nadie se pasaba de listo y el
jefe de Churakov decidi no hacer ni decir nada. El coronel
Gorbushin se enter y recuper los cuerpos carboni-zados de un
hombre, una mujer y, pista importante, dos perros. En secreto los
llev a una impro-
visada morgue en Berlin-Buch, donde un forense del SMERSH
encontr veneno, aunque la ni-ca forma segura de establecer la
identidad era a travs de la dentadura. Gorbushin confi las
mandbulas en una caja a la te-niente Rzhevsakaya, que habla-ba
alemn y haba establecido
das antes que Hitler estaba en la cancillera tras interrogar a
un nio soldado que lo haba visto. Convertida en escritora de xi-to,
en 1960 sera autorizada a publicar su experiencia. Localizaron al
doctor Aikhen, oto-rrino del Fhrer, que los enca-min a la consulta
del profesor Blachk, un dentista de lujo de Kurfrstendamm. No
encontra-ron radiografas, pero la ayudan-te de Blachk, Kthe
Khoizerman, que conoca de memoria la den-tadura de Hitler, pint un
croquis. Coincida con la que llevaban. Tenan el cadver de Hitler!
Pero Stalin orden silencio. La prensa sovitica inici una cam-paa de
desinformacin Hitler haba escapado a Espaa o Argen-tina, y se mont
una falsa opera-cin de caza y captura del Fhrer. Quien lo
encontrase sera Hroe de la Unin Sovitica, lo que pro-vocara un
colofn sangriento. Eu-geni Khaldei, el famoso fotgra-fo de la toma
del Reichstag, con-taba: Los alemanes eran ton-tos, aun despus de
la derrota conservaban bigote y peinado a lo Fhrer. Cada da
detenamos y fu-silbamos a unos 12 o 15 fal-sos Hitler. LURRRES
EN BUSCA DEL CADVER DE HITLER
el papel de duro dejando a Stalin el rol del moderado que
reprenda a su minis-tro. Ambos formaban un do formidable. Stalin ni
siquiera coment que sus tro-pas haban identificado el cadver de
Hitler para jugar con el temor de que la amenaza alemana segua
siendo real y exigir as fuertes medidas punitivas. Para
contrarrestar las pr-didas de la guerra Stalin poda presen-tar la
enorme expan-sin de la influencia sovitica. A travs de la red de
espionaje conocida como los Cinco de Cambridge estaba al tanto de
las crecientes de-savenencias entre los occidentales en te-mas
coloniales y financieros.
DEBILIDAD BRITNICA. Gran Bretaa emerga de la guerra dbil y, lo
que era ms preocupante para sus lderes, ms dependiente de su aliado
norteameri-
cano. Churchill, muy afligido por la muerte de Roosevelt, intent
forjar en Potsdam una amistad con el nuevo presidente
norteamericano. Sus inten-tos de aparecer unido a Truman bordea-ron
lo pattico cuando insisti en sen-tarse a la derecha de Truman para
la fo-tografa oficial en vez de en el centro
como sugera el fotgrafo, y comenz a mover su silla para
acercarse a la del presidente norteamericano, mientras este la
desplazaba hacia la de Stalin que se rea de todo aquello.
En otro detalle ilustrativo, durante la cena del tercer da,
Truman insisti en que sonara msica de Chopin, que saba que le
gustaba a Stalin pero que
desagradaba a Churchill. Tanto Truman como Stalin se mostraron
aburridos por los largos discursos del ingls. Segn es-cribi su
ministro de Exteriores, Antho-ny Eden, Churchill estuvo mal. No se
haba ledo ningn informe y se mos-traba confuso y con verborrea.
Fraca-s en cimentar una relacin especial con
EE UU y Truman se neg a discutir cues-tiones relevantes con l a
menos que Stalin estuviera presente para no ofrecer la imagen de
que Occi-
dente se enfrentaba a la URSS. Durante la conferencia, por
sorpresa,
Churchill y Eden fueron derrotados en las elecciones y
sustituidos por el lder britnico laborista, Clement Attlee y
Er-nest Bevin. Un [solo] partido es mejor le dijo cnicamente Stalin
a Churchill. Este despreciaba a Attlee, al que descri-ba como un
cordero en piel de
CHURCHILL ESTUVO MAL, ESCRIBI EDEN. NO SE HABA LEDO NINGN
INFORME Y SE
MOSTRABA CONFUSO Y CON VERBORREA. TANTO TRUMAN COMO STALIN SE
ABURRAN
Croquis con la DENTADURA DE HITLER, la teniente RZHEVSAKAYA y un
fragmento del CRNEO DEL FHRER.
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LA AVENTURA DE LA
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FIN DE LA I I GUERRA MUNDIAL
cordero. Haba llegado a decir que durante la guerra haba tenido
dos enemigos: Hitler y Attlee. Sin embar-go, dado que pensaba
vencer en los comicios, no tuvo re-paros en que Attlee le
acom-paara a Potsdam.
Attlee tena menos expe-riencia en asuntos internacio-nales que
su ilustre prede-cesor habiendo destacado como defensor de las
clases trabajadoras y, tras las eleccio-nes, pidi infructuosamente
a Churchill que regresara a Potsdam. Attlee eligi a Er-nest Bevin
para dirigir el Fo-reign Office, por lo que am-bas delegaciones
occidenta-les experimentaron cambios completos en sus equipos de
poltica exterior para una con-ferencia vital. Attlee era nue-ve aos
ms joven que Churchill, pero sin la energa de este y las voces ms
cr-ticas comenzaron a hablar de los Dos Grandes y Medio. Sin
embargo, ni Attlee ni Truman introdujeron cambios radicales en la
poltica exterior de sus pases y pronto entablaron una relacin
fluida. A Stalin no le gustaban ni Attlee ni el partido laborista,
al que no con-sideraba un compaero de viaje.
La conferencia fue larga y compleja. Pese a la victoria sobre
Alemania, el am-biente en Potsdam no fue el de los an-teriores
encuentros y resultaba eviden-te que la coalicin aliada haba
surgi-do de la desesperacin y no de la con-fianza. Para el
secretario de Guerra nor-teamericano, Henry Stimson, no exis-ta
base alguna para unas relaciones permanentes entre dos sistemas tan
fundamentalmente diferentes. Ya no exista un enemigo comn pues
tc-nicamente la URSS no estaba todava en guerra con Japn.
CARTAS GANADORAS. Los norteameri-canos intentaron presionar a
los sovi-ticos para que realizasen concesiones jugando dos cartas
supuestamente ga-nadoras: su superioridad econmica y el monopolio
de armas nucleares. Tru-man deseaba destacar la dependencia
sovitica del poder econmico nortea -mericano. As, las entregas de
mate-riales del Programa de Prstamo y
Arriendo, excepto aquellos destina-dos a la guerra contra Japn,
fueron interrumpidos. Las protestas de Sta-lin hicieron que se
reiniciaran algunos suministros.
Los soviticos reciban informacin puntual de sus espas sobre las
investi-gaciones nucleares occidentales. Tru-man relat el famoso
momento en que comunic a Stalin la noticia en Potsdam: Le seal de
pasada que poseamos una nueva arma cuya potencia de destruc-cin era
excepcional, pero no pareci in-teresarse demasiado por la noticia.
El dato no impresion a Stalin que ya haba practicado su reaccin: No
movi un solo msculo de la cara, segn el in-trprete. La URSS contaba
con millones de soldados en Europa mientras los oc-cidentales se
enfrentaban a la presin para desmovilizar a los suyos.
Sin embargo, EE UU poda infligir un dao devastador contra la
URSS sin
que esta pudiera responder contra la poblacin norteame-ricana y
Byrnes seal que la bomba hara a Rusia ms ma-nejable en Europa.
En realidad, la bomba hizo que Stalin se mostrase ms
in-transigente en su determina-cin de controlar la Europa oriental.
Los norteamericanos comprendieron que no serva contar con un arma
superior si el otro bando no crea que fue-ra a ser utilizada contra
ellos. Despus de todo, usara EE UU la bomba atmica para garantizar
elecciones libres en Europa oriental? Resultaba im-posible traducir
el poder nu-clear en ventajas tangibles en Europa. Se trataba de la
impo-tencia de la omnipotencia, en la expresin del historiador
Lewis Gaddis.
El diplomtico norteamericano Geor-ge Kennan, que conoca a los
soviticos, observ la conferencia con escepti-cismo y desazn. El
principal tema fue Alemania. Era la segunda vez que los lderes de
una coalicin tenan que in-tentar solucionar el problema alemn en lo
que iba de siglo y saban lo mal que se haba gestionado
anteriormente. Los ms duros exigan el desmantelamien-to de Alemania
y su conversin en un pas agrcola, mientras los moderados
consideraban que sin una Alemania fuerte el continente no se
recuperara, aunque deban evitar que volviese a amenazar la paz. Sin
embargo, las con-diciones no eran las de 1919.
ODIO A LOS ALEMANES. Alemania ha-ba sido totalmente derrotada y
sus cr-menes haban excedido en mucho los de la Gran Guerra. Bevin
confes: Inten-to ser justo pero en realidad los odio. Se acord
establecer una autoridad supre-ma interaliada en la que el poder
resi-dira en un Consejo Supremo de Con-trol, formado por los
comandantes mi-litares de las cuatro zonas de ocupacin. Se defini
el llamado Plan de las Cua-tro D: desnazificacin,
desmilitariza-cin, descartelizacin y democratiza-cin. Las
organizaciones nazis deban ser disueltas, la Administracin depurada
y los criminales de guerra, castigados en un tribunal. La
democratizacin pa-
TRUMAN COMUNIC A STALIN QUE POSEA LA
BOMBA ATMICA. EL DATO NO IMPRESION AL SOVITICO, QUE YA HABA
PRACTICADO SU REACCIN: NO MOVI
UN SOLO MSCULO
En las siguientes dos millas usted estar en la ZONA SOVITICA.
Cartel de demarcacin en la ciudad de Berln.
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LA AVENTURA DE LA
H I S T O R I A
sara por la vuelta a la legalidad de los partidos y sindicatos,
por elecciones lo-cales y el restablecimiento de las liber-tades.
Se trataron las fronteras de la pos-guerra de Polonia, la ocupacin
de Aus-tria, el lugar poltico de la URSS en Eu-ropa del este, y en
la Declaracin de Potsdam se advirti a Japn que deba rendirse o
afrontar una total destruc-cin. Los japoneses, que desconocan la
existencia de la bomba, la rechazaron.
No hubo acuerdo sobre la frontera ger-mano-polaca, pero la URSS
impuso una poltica de hechos consumados anexio-nando a Polonia
importantes territorios germanos, fijando la lnea Oder-Neisse como
frontera definitiva. Este cambio fue acompaado por la expulsin de
diez millones de alemanes de territorios orientales, posibilidad
que haba avanza-do Churchill en Yalta empujando ce-rillas sobre una
mesa. En 1918 se haban movido las fronteras, en 1945 se des-plaz a
la gente. Sobre las reparaciones de guerra, se acord que seran
entre-gadas a cada potencia en su rea de ocu-pacin, aunque a la
URSS se le permiti obtener del 10 al 15 por ciento del equi-
pamiento industrial de las zonas occi-dentales a cambio de
ciertos productos en su zona de ocupacin. Se evitaron te-mas
espinosos como el futuro de los ju-dos y no se hizo mencin al
Holocausto. Los ministros de Exteriores quedaron encargados de
preparar un tratado de paz definitivo con Alemania. Tambin se tra-t
la situacin de Espaa. Stalin desea-ba la ruptura con el gobierno de
Fran-co, pero se lleg al acuerdo que EE UU, la URSS e Inglaterra se
opusieran a la en-trada de Espaa en la ONU.
MS YALTA. Los tres lderes ya no vol-vieron a verse. Como Yalta,
la conferen-cia dej un legado contradictorio. Los Tres Grandes se
mostraron de acuerdo en gobernar Alemania como una unidad, pero
insistieron en que cada potencia ocupante mantendra el control
sobre su propio territorio. Para los soviticos, Potsdam fue una
continuacin de Yal-ta: confirmaba la idea de que Europa del este y
Alemania oriental se encontraban bajo su esfera y que su
transformacin social y poltica se llevara a cabo confor-me con los
intereses soviticos.
A partir de Potsdam los analistas nor-teamericanos debatieron qu
deseaba realmente Stalin. La respuesta lleg de Kennan en un
telegrama enviado en febrero de 1946. El telegrama largo se
convirti en la base de la estrategia de EE UU con la URSS. Kennan
adverta de que la hostilidad sovitica con respec-to al mundo
capitalista era inevitable, pues se haba producido una fusin de la
tradicional inseguridad rusa con el dog-ma marxista-leninista. En
vez de com-placer al rgimen sovitico, era necesa-rio que EE UU se
dedicara a contener la expansin sovitica hasta conseguir que en la
URSS se estableciese una forma de gobierno ms moderada. Conclua que
la poltica sovitica era una mezcla de celo ideolgico comunista y
del tradicio-nal expansionismo zarista. La Guerra Fra estaba
servida.
ZONASOVITICA
Fronteradel III Reich
en 1937
100 km
ZONABRITNICA
Bremen(EE UU)
ZONAAMERICANA
ZONAFRANCESA
Sarre
POLONIA
UNINSOVITICA
DINAMARCA
CHECOSLOVAQUIA
HOLANDA
AUSTRIA
FRANCIA
SUIZA
Berln
Baden-Baden
Frncfort
EL REPARTO DE ALEMANIA
Refugiados y desplazados alemanes en un tren que abandona Berln
en 1945.
Foto: Margaret Bourke-White.
Dresde
Potsdam
Hamburgo
Kiel
Praga
Mnich
Berna
Varsovia
Leipzig
Breslau
BadOeynhausen
Konigsberg
Las nuevas fronteras de Polonia, que ganaron terrenoal antiguo
Reich, provocaron 10 millones de desplazados alemanes.
Stalin no quiso incluira Francia en el reparto.Se dividi entre
la URSS, Gran Bretaa y EE UU.Los dos ltimos cedieron una porcin de
su territorio a Francia.
Din
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LA
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Berln
ADMINISTRACINPOLACA
ADMINISTRACINSOVITICA
ADMINISTRACINPOLACA
Sede del Consejo deControl Aliado
Cuartel general enlas zonas de ocupacin
Prdidas territoriales porel Tratado de Potsdam
Desplazamiento dela frontera de Polonia
Karlshorst
Se decidi crearuna comisin interaliada para la administracin de
los territorios ocupados, aunque en apenas tres aos la colaboracin
ces.
Oder
Neisse
Oder
J. LEWIS GADDIS, Nueva historia de la Guerra Fra, Madrid, FCE,
2012. A. LOZANO, Stalin, el Tirano Rojo,
Madrid, Nowtilus, 2012. M. S. NIEBERG, Potsdam: The End of World
War II and the Remaking of Europe, Londres, Chartwell Books,
2014.
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