Verdades Bíblicas, http://www.jba.gr/es/index.htm Página 1 de 19 Concupiscencia, tentación y pecado Como el título dice, este tema es sobre la tentación y cómo puede afectar -si logra su cometido- nuestra relación con Dios. No vamos a cubrir todo lo concerniente a la este tema, ya que requeriría más. Más bien, nos vamos a concentrar en el bien conocido pasaje de Santiago 1:14-15, documentando lo que ahí dice con cuatro ejemplos de la Palabra. 1. El tentador Puesto que hablamos de tentación, sería bueno primero introducir al que principalmente está involucrado en ello, el cuál por esta razón se le llama “el tentador”. Así que vamos a Mateo 4:3 que dice: Mateo 4:3 “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.” Lo que está registrado en el pasaje anterior, pertenece a las tentaciones que Jesús padeció en el desierto. El que lo tentaba era el diablo, que por ésta razón se le llama “el tentador”, éste título también se usa para él en 1 de Tesalonicenses 3:5 que dice: 1 Tesalonicenses 3:5 “Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme
es tema religioso, para saber cómo el ser humano esta ligado al pecado que lo aparta de Dios.
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Concupiscencia, tentación y pecado
Como el título dice, este tema es sobre la tentación y cómo puede
afectar -si logra su cometido- nuestra relación con Dios. No vamos a cubrir
todo lo concerniente a la este tema, ya que requeriría más. Más bien, nos
vamos a concentrar en el bien conocido pasaje de Santiago 1:14-15,
documentando lo que ahí dice con cuatro ejemplos de la Palabra.
1. El tentador
Puesto que hablamos de tentación, sería bueno primero introducir al
que principalmente está involucrado en ello, el cuál por esta razón se le
llama “el tentador”. Así que vamos a Mateo 4:3 que dice:
Mateo 4:3
“Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan.”
Lo que está registrado en el pasaje anterior, pertenece a las tentaciones
que Jesús padeció en el desierto. El que lo tentaba era el diablo, que por
ésta razón se le llama “el tentador”, éste título también se usa para él en 1
de Tesalonicenses 3:5 que dice:
1 Tesalonicenses 3:5
“Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme
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de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro
trabajo resultase en vano.”
La tarea del tentador es tentar, intentar, para esa manera hacer caer al
tentado. Como es evidente con lo anterior, el que hace eso es el diablo.
2. Santiago 1:14-15
Habiendo introducido al tentador, vamos a continuar con el pasaje
central de nuestro artículo que es Santiago 1:14-15 que dice:
Santiago 1:14-15
“Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido,
da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
En cuanto a la palabra “concupiscencia”, es el plural del sustantivo en
griego “epithumia” que viene 38 veces en el Nuevo Testamento y se
traduce (Versión Inglés - KJV) 32 veces como “lujuria”, 3 veces como
“concupiscencia” y 3 veces como “deseo”. Aparte de las 3 veces que se
traduce como “deseo”, en todos los otros casos se usa con el significado de
deseos de la carne, deseos del viejo hombre, deseos pecaminosos, por lo
cual, un deseo que es contrario a Su voluntad. Es evidente en Romanos 8:5-
8 que los deseos de la carne no son para nada agradables a Dios. Ahí
leemos:
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Romanos 8:5-8
“Porque los que son de la carne [vieja naturaleza] piensan en las cosas de la
carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu [nueva
naturaleza]. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad
contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los
que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”
La mente carnal, que es enemistad contra Dios, por supuesto que
incluye los deseos de la vieja naturaleza. De tales deseos es lo que habla
Santiago 1:14-15. No se refiere a los deseos del nuevo hombre, porque esos
deseos son agradables a Dios y no llevan a tentación.
En cuanto a la frase “pero cada uno es tentado cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido”, no significa que la tentación nace
solo como resultado de los deseos de la vieja naturaleza ni tampoco
significa que cada vez que alguien es tentado, necesariamente será atraído
a pecar. Tal opinión del pasaje anterior no puede ser correcta es evidente
mediante el hecho que Jesucristo “fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). ¿Fue Jesucristo tentado
porque fue atraído por los deseos de la carne? Si fuera atraído hubiera
pecado. Pero ni fue atraído, ni pecó, aunque fue tentado EN TODO. Por lo
cual lo que Santiago 1:14-15 nos dice no es tanto cómo nace una tentación,
sino el cómo obtiene su propósito (pecado). La tentación es siempre
(implícita o explícita) una obra del tentador, el diablo, y obtendrá su
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propósito (pecado), si somos atraídos y seducidos por los deseos del viejo
hombre, para ir tras de ellos, llevarlos a cabo, y pecar.
Para entender mejor lo anterior vamos a ver algunos ejemplos de la
Biblia. A continuación, examinaremos esos cuatro ejemplos, empezando de
1 de Timoteo 6:9.
2.1. 1 Timoteo 6:9
Ahí dice:
1 Timoteo 6:9
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en
muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en
destrucción y perdición”
Vimos que la tentación logra su objetivo (pecado), cuando uno es
atraído y seducido por los deseos de la vieja naturaleza. Como se puede
ver, uno de esos deseos es también el deseo de ser rico, que de acuerdo al
pasaje anterior, lleva a la tentación, a otros deseos dañosos, a la
destrucción. Por lo cual podemos concluir, que el deseo de ser rico NO es la
voluntad de Dios, sino el deseo de la CARNE1.
1 En cuanto a las posesiones con las cuales uno debe de estar contento, 1 Timoteo 6:6-8 dice:
“Porque no trajimos nada a este mundo, y ciertamente nada nos podemos llevar. Y teniendo
abrigo y vestido con eso deberíamos estar contentos”.
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Esto por supuesto no significa que Dios no quiere que acumulemos
tesoros. Sin embargo, Él quiere que no los acumulemos en la tierra sino en
el CIELO. Como Jesucristo dijo:
Mateo 6:19-21, 25-25
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,(A) y
donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la
polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque
donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Ninguno
puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.”
Es imposible servir a Dios y a las riquezas. Escogerás ya sea servir a las
riquezas, caso en el que te preguntarás después de algún tiempo, qué le
sucedió a la Palabra que alguna vez sonó muy dulce en tu corazón (Mateo
13:22), o escogerás servir a Dios en cuyo caso tendrás tus necesidades
cubiertas abundantemente (Filipenses 4:19, Mateo 6:25-34) y un gran
tesoro eterno esperándote en el cielo.
2.2. Eva y la serpiente
Otro ejemplo donde vemos al diablo trabajando en engaño y seducción
para así hacer que aquel que es tentado haga cosas contrarias a la voluntad
de Dios, es en Génesis 3. En Génesis 2 Dios había ordenado al hombre “De
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todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y
del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás.” (Génesis 2:16-17). Por lo cual, Adán y Eva sabían que no era lo
voluntad de Dios comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero
Génesis 3:1-5 nos dice:
Génesis 3:1-5
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que
Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho:
No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente:
Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol
que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis,
para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino
que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y
seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
La tentación es siempre una obra del diablo, “el tentador”, y aquí lo
vemos trabajando su profesión muy bien. Así que, primero reta
cuestionando lo que Dios había dicho. Luego viendo la reacción de la mujer,
pasa a un completo desacuerdo con la Palabra de Dios, prometiéndole que
si comían, se convertirían en dioses, conociendo el bien y el mal. Pero,
obviamente, la estaba engañando. Como 2 de Corintios 11:3 dice:
2 Corintios 11:3
“la serpiente con su astucia engañó a Eva”
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Y también 1 de Timoteo 2:14 dice:
“sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.”
Comparando las tentaciones del Señor Jesucristo registradas en Mateo
4:1-11 con la tentación de Eva podemos ver que en ambos casos el diablo
primero trató de engañarlos. Cuando por ejemplo le prometió a Jesús
“todas esas cosas (todos los reinos de la tierra y su gloria Mateo 4:8) yo te
daré si postrado me adorares (Mateo 4:9)” obviamente estaba tratando de
engañarlo2. Aún así falló rotundamente. Como Mateo 4:10 dice, en cuanto
a ésta tentación:
Mateo 4:10
“Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios
adorarás, y a él sólo servirás.”
Jesús NO fue engañado. Si hubiera sido engañado hubiera caminado
fuera de la voluntad de Dios (lo “escrito” en el pasaje anterior) y hubiera
pecado. Pero como la Palabra dice: Él “fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15)” Jesús no fue engañado sino
que agregó la Palabra de Dios. El diablo como resultado, viendo que sus
intentos eran fallidos, le dejó (Mateo 4:11). Lo contrario de Eva, siendo
seducida y engañada por el adversario, hizo a un lado la Palabra de Dios y…
2 Esto es, atraerlo de la verdad, “lo escrito”.
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Génesis 3:6
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a
los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”
La mujer siendo estimulada por el diablo desobedeció la Palabra de
Dios, fue atraída siguiendo sus sentidos3, y como resultado ella (y su
esposo) pecaron y murieron4.
2.3. El censo de David
Otro ejemplo donde vemos al diablo haciendo que alguien actúe lo
contrario a la voluntad a Dios, es en 1 de Crónicas 21. Ahí empezando el
verso 1 leemos:
1 Crónicas 21:1-4
“Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo
de Israel. Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de
Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos
para que yo lo sepa. Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más,
rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura
mi señor esto, que será para pecado a Israel?”
3 Es por eso que tales frases como: “Ella vio”, “Era agradable a los ojos”, “Era deseable”.