La comunión, origen y meta de la comunicación Verónica De Sousa Rodríguez, fsp Estimados hermanos en Cristo, ¡buenas tardes! No es simple estar acá, ante ustedes…. Y no se trata de miedo escénico. Entre los puntos “en contra” tengo el que reconozco no ser la persona más adecuada para ello. Pero en mi tierra dicen que, cuando los caballos no corren, entonces, los burros trotan. Así considerándome no precisamente un caballo estoy ante ustedes, haciendo la misma experiencia del beato Santiago Alberione: si el Señor “hubiera encontrado una persona más indigna e incapaz, la habría preferido” (Abundantes Divitiae, 350). Asimismo, nuestra Superiora general, la hermana Anna María Parenzan, en su carta de apertura del Año centenario, subraya: “El centenario es una ocasión para hacer memoria de los prodigios que el Señor continúa realizando en nuestra pobreza y pequeñez...”. Y quizá la garantía de que esta obra es de Dios y no nuestra sea, entre otras cosas, que alguien testimonie desde su pequeñez el resplandor divino. De todas formas, como sé que ustedes son una audiencia inteligente, calmo mi ansiedad sabiendo que cada uno podrá acoger con libertad lo que de bueno podamos compartir en esta tarde y que perdonará amablemente cualquier expresión fuera de lugar o desacertada. La Hna. Alicia Galíndez me ha confiado –desde hace mucho tiempo– hablarles sobre el aporte de Paulinas a la Evangelización en el mundo de la Comunicación. Como ven, el tema es complejo, porque toca historia, realizaciones, pero también algo más. Por lo
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La comunión, origen y meta de la comunicación
Verónica De Sousa Rodríguez, fsp
Estimados hermanos en Cristo, ¡buenas tardes!
No es simple estar acá, ante ustedes…. Y no se trata de miedo
escénico. Entre los puntos “en contra” tengo el que reconozco no
ser la persona más adecuada para ello. Pero en mi tierra dicen
que, cuando los caballos no corren, entonces, los burros trotan.
Así considerándome no precisamente un caballo estoy ante ustedes,
haciendo la misma experiencia del beato Santiago Alberione: si el
Señor “hubiera encontrado una persona más indigna e incapaz, la
Superiora general, la hermana Anna María Parenzan, en su carta de
apertura del Año centenario, subraya: “El centenario es una
ocasión para hacer memoria de los prodigios que el Señor continúa
realizando en nuestra pobreza y pequeñez...”. Y quizá la garantía
de que esta obra es de Dios y no nuestra sea, entre otras cosas,
que alguien testimonie desde su pequeñez el resplandor divino. De
todas formas, como sé que ustedes son una audiencia inteligente,
calmo mi ansiedad sabiendo que cada uno podrá acoger con libertad
lo que de bueno podamos compartir en esta tarde y que perdonará
amablemente cualquier expresión fuera de lugar o desacertada.
La Hna. Alicia Galíndez me ha confiado –desde hace mucho
tiempo– hablarles sobre el aporte de Paulinas a la Evangelización
en el mundo de la Comunicación. Como ven, el tema es complejo,
porque toca historia, realizaciones, pero también algo más. Por lo
cual, todo este tiempo me ha servido ciertamente para leer,
documentarme y preguntar a personas con mayor experiencia y
“andadura” en la vida paulina. Pero también para reflexionar,
hacer síntesis y preparar estos apuntes que son, en realidad, un
“esbozo” de ideas que deseo profundizar. Por ello, estas palabras
son a modo de propuesta. No son las últimas palabras, sino
penúltimas, con la certeza de que siempre hay quienes tienen una
mirada más allá de la mía. Así que siéntanse en la libertad de
acogerlas, complementarlas o rechazarlas, ejerciendo la libre
crítica, propia de quien tiene criterios para abordar la realidad.
Los elementos que comparto, además de ser “penúltimos”,
tampoco son exhaustivos. No pretendo agotar la riqueza del carisma
paulino que el Señor ha confiado a nuestras manos. Se preguntarán,
entonces: “¿Por qué es pertinente esta conversación?”. Confío en
que su pertinencia se encuentre en que estos elementos que
comparto son comunes a toda experiencia humana y cristiana. Pueden
ser pequeñas luces en un momento histórico aparentemente “preñado”
de oscuridades. Por lo cual, me atrevo a formular mi deseo para
este momento. Afirma Alberione: “El Señor enciende las lámparas en
el camino, a medida en que las necesitamos; no las enciende todas
al inicio, cuando todavía no las necesitamos; no malgasta la luz;
pero la da siempre en el momento oportuno” (1959: Boletín San
Pablo. Roma). Espero que esta pueda ser una pequeña luz en el
camino de una comunicación que engendra, alimenta y sostiene la
Vida. De esta forma, podemos ser pequeñas llamas que enciendan y
aviven la esperanza, en vez quedarnos como espectadores que
maldicen la oscuridad1.
1 Paráfrasis de la frase atribuida a Confucio (551 a 479 aC), pensador chino de laprovincia de Lu, cuya doctrina filosófica ha dado origen al Confucionismo.
Antes de proseguir, deseo colocar in situ algunas cosas, para no
dar por sentado que todos manejamos todas las informaciones. El
presente Congreso ha sido convocado como una forma –entre otras–
de festejar el Primer Centenario de una Institución de la Iglesia
católica: la congregación religiosa femenina conocida como Hijas
de San Pablo - Hermanas Paulinas, presente en la República
Dominicana desde 1994 y a la cual yo pertenezco.
Las Paulinas somos reconocidas en el mundo comunicacional por
diversas iniciativas. Una de ellas, quizá la más conocida, es la
opción por los contenidos editoriales, que ofrecemos a través de
nuestro sello Editorial, Paulinas. Las ediciones de nuestro sello
Editorial son verdaderamente misioneras: no tenemos idea de su
alcance y esto nos hace bien, pues una de las virtudes de nuestro
estilo de vida es el anonimato. Pero las Paulinas en sí hacemos
vida en 53 naciones en los cinco continentes, prevaleciendo en los
lugares denominados “del Tercer mundo”.
El estilo de vida de las Hermanas Paulinas es eminentemente
evangélico-comunicacional. Esto, en realidad, no es una novedad:
es mandato del Señor (cf. Mt 28, 19-20) y herencia del Bautismo –
por nuestra pertenencia a la Iglesia–. Más aún, por el talante de
nuestro Padre San Pablo, el apóstol de las gentes.
Con todo, las Paulinas no nos definimos por lo que hacemos en
el mundo de la comunicación: somos comunicación. Es decir, estamos
conscientes que todo lo que hacemos o dejamos de hacer, nuestras
palabras, nuestros gestos, nuestros silencios… el mismo hecho de
existir es comunicación. Pero no una comunicación cualquiera:
somos mujeres-puente. Nuestra misión no es otra que facilitar en
encuentro –la conexión– entre cada persona concreta y Dios, en
quien estamos profundamente enraizadas. Pues hemos descubierto y
hecho la experiencia de que “Él solo puede saciar plenamente las
aspiraciones del corazón humano” (Constituciones de las Hijas de
San Pablo, número 35). Benedicto XVI, en el discurso inaugural de
Aparecida, afirma: “Discipulado y misión son como las dos caras de
una misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo,
no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva (cf. Hch
4, 12). En efecto, el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no
hay esperanza, no hay amor, no hay futuro”2.
Por demás, las Paulinas no somos muchas en el mundo: ¿qué son
más o menos 2300 mujeres apóstoles para una población total de
unos siete millardos de seres humanos? Pero las sandalias de San
Pablo, nuestro padre e inspirador, llevaron el Evangelio a través
de todo el mundo conocido en su época, haciendo el don de la Buena
noticia y abriendo las puertas de la fe más allá de los confines
de lo conocido. Un solo hombre, sí, pero apoyado por una red
misionera entretejida a través de las comunidades evangelizadas
por él y su equipo itinerante. Así que, con su fuego y siguiendo
su estilo evangelizador, podemos continuar incendiando el corazón
de muchos…
Las Hijas de San Pablo – Hermanas Paulinas no estamos solas.
Aparte de ser ciudadanas de este mundo concreto, en contextos y
sociedades concretas, pertenecemos también a la Familia Paulina,
nacida de la intuición del padre Alberione y la colaboración
decidida, valiente e inteligente de Tecla Merlo, nuestra
cofundadora. La Familia Paulina está compuesta por los sacerdotes
y hermanos de la Sociedad San Pablo, las Pías Discípulas del
Divino Maestro, las Hermanas de Jesús Buen Pastor, las Hermanas de
2 S.S. BENEDICTO XVI (2007): V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe – Aparecida.
María Reina de los Apóstoles, los institutos seculares Virgen de
la Anunciación y San Gabriel Arcángel, el Instituto Santa Familia,
el Instituto Jesús Sacerdote y la Unión laical de Cooperadores
Paulinos. Todos formamos un único proyecto de evangelización:
vivir y comunicar a Cristo Maestro y Pastor, Camino, Verdad y
Vida.
Por último, pronuncio la palabra “Centenario” con calma y con
prudencia. Implica reconocer un camino y un legado. En este legado
que se nos confía hay sueños y proyectos, hay aciertos y errores,
y también hay omisiones. Por eso, deseo repetir la invitación del
papa santo Juan Pablo II ante el milenio que años atrás hemos
inaugurado: Mirar el pasado con gratitud; vivir el presente con
pasión; mirar el futuro con esperanza3. Y, como “lo cortés no quita
lo valiente”, según reza el dicho español, la gratitud nos permite
transformar los equívocos en una ocasión de aprendizaje, de
crecimiento, de renovación.
En el principio, la Palabra4
Desde pequeña, fui una animada lectora. Para ello, incluso me
escondía: así evadía los deberes domésticos, las invitaciones al
juego de mis hermanos y me sumergía en un mundo paralelo,
construido a base de letras y fantasía. Esto explica cómo a los
ocho años ya había leído los cuatro evangelios. Recuerdo mi
impresión al encontrar esa afirmación magistral del evangelista
Juan: “Al principio, ya existía la Palabra”. Con una afirmación
tan fuerte, ¿cómo no evocar la misma creación? Más allá del aleteo
del Ruah sobre las aguas primigenias... Pero el punto no es hacer
3 Cf. JUAN PABLO II (2000): Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte.4 Cf. Jn 1, 1-2
exégesis de este extraordinario himno con que inaugura Juan su
evangelio, por lo cual me quedaré solo en la antesala, los dos
primeros versículos: “Al inicio, existía la Palabra. Y la Palabra
estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios”. La palabra Logos tiene
en toda la cultura grecohelenística a una fuerza tal que no
podemos hablar de un solo significado o de una serie de
significados. No se trata de polisemia u homografía… Llegó a ser
un concepto fundamental, la clave de acceso de la filosofía; en
Logos había casi una síntesis de la interpretación griega de la
historia y del mundo5. Pero el concepto era susceptible de
interpretación y relectura en el mundo juedocristiano y gnóstico.
De ahí que el autor de este evangelio lo tome como principio de
todo, más allá de la acción creadora por la cual hemos sido
convocados a la existencia. Así que nuestro origen está allí, en
la Palabra, en Dios.
Esto repercute hondamente en el carisma paulino. Obviamente,
porque es una clave de comprensión desde la antropología cristiana
del ser humano. Y nos habla de porqué es tan difícil llegar a una
mirada totalmente diáfana de nosotros mismos. Nuestro origen está
en Dios. Por eso, la plenitud del hombre se juega en esta Palabra,
que lo ha llamado a la existencia y que, incluso, en Jesús de
Nazaret se ha encarnado, viniendo a nosotros, entre nosotros, con
nosotros6. Las Paulinas, junto a la Iglesia y también a todos
aquellos que han descubierto la vida presente en esta Palabra –
Palabra de Dios– creemos que ella sola tiene la fuerza para
5 BLANK, Josef (1984): El evangelio según san Juan. Barcelona. Herder.6 “La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todohombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y elmundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todoslos que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar aser hijos de Dios”. Jn 1, 9-12.
devolverle la comunión al ser humano con su Origen, más allá
incluso del tiempo y de la historia. Estamos conscientes del drama
que vive toda persona para descubrir el sentido de su existencia
concreta, marcada por la temporalidad, lo efímero. Dios no se
impone, pero hemos nacido de Él. Y en nuestros corazones resuena
el eco de su voz. Aceptar esta Palabra, inscrita en nuestros
corazones y componente de nuestro ADN espiritual, tiene una fuerza
de transformación y liberación enormes. Para el ser humano esta
relación con Dios es plenificar la creación ya presente y actuante
en sí. En el mismo capítulo (v. 4), el cuarto evangelio afirmará
“En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
Así, cuando la Palabra se hace “lámpara” para los pasos del camino
de la existencia7, se hace también vida y vida abundante. Una
existencia cerrada a esta Palabra primigenia, inscrita en el
corazón y revelada en las Escrituras nos cierra en las tinieblas.
La existencia continuará, pero la vida como tal –si se desea
dígase la luz, el calor, la bienaventuranza, la paz…–, ha huido de
ella.
Por eso, el contenido de nuestras ediciones y de toda nuestra
acción apostólica comunicacional no es otro que Cristo mismo, como
ha sido revelado en los evangelios y en todas las Sagradas
Escrituras. Afirma Alberione: “La doctrina que debe comunicarse en
las ediciones es la concerniente a la fe, a las costumbres y al
culto, tomada de las fuentes puras de la sagrada Escritura, de la
Tradición y del Magisterio de la Iglesia” (Abundantes Divitiae,
99). “Dar en primer lugar la Doctrina que salva. Empapar de
Evangelio todo el pensamiento y el saber humano. No hablar sólo de
religión, sino hablar de todo cristianamente” (AD 87).
7 Cf. Sl 118, 105.
Pero la novedad dentro de la pastoral no es los contenidos. Latransmisión de la fe es patrimonio que se remonta a los orígenesde la Iglesia. En cambio, lo novedoso es su presentación integraly el método pastoral, que reconoce la naturaleza cambiante yevolutiva del ser humano y la sociedad, que necesita escrutar los“signos de los tiempos” para adecuarse al devenir, a las nuevastecnologías comunicativas y, en la actualidad, también a laincertidumbre como lugar teológico donde Dios dice su Palabra. Másadelante, profundizaremos un poco en ello.
Esto nos ayuda a comprender cómo, junto al don de la
Palabra, la comunicación es un elemento constitutivo de la acción
apostólica de las Hermanas Paulinas: “La prensa, el cine, la radio
y la televisión constituyen hoy las más urgentes, las más rápidas
y las más eficaces obras del apostolado católico. Puede ser que
los tiempos nos reserven otros medios mejores, pero al presente
parece que el corazón del apóstol no puede desear nada mejor para
dar Dios a las almas y las almas a Dios” (UPS I, 313). Una
comunicación con carácter no de transmisión de informaciones o
saberes, sino de carácter formativo. Por eso, las Paulinas somos
en la Iglesia un instituto de predicación y docencia. Esto es
novedoso, dado que tradicionalmente y, en algunos casos de forma
estricta, la Iglesia reserva el ministerio de la predicación y la
enseñanza a los Obispos, en primer lugar, y luego a los
sacerdotes. Sin embargo, la Iglesia8 confía a las Paulinas la
misión de evangelizar, de “predicar” con los medios, las formas y
las expresiones de la comunicación. De todas formas, baste a los
más ortodoxos en esta materia que todos los bautizados estamos
marcados por una triple identidad, en virtud del Misterio Pascual
en el que, en virtud del Bautismo, participamos: todos somos
8 Las Hijas de San Pablo somos un Instituto religioso de derecho pontificio,aprobado definitivamente el 15 de marzo de 1953.
sacerdotes y sacerdotisas, reyes y reinas, profetas y profetisas.
La vocación y misión paulina es una concreción carismática y es
ejercicio del profetismo bautismal, es una forma de identificarse
con Cristo y es, incluso, “continuación del apostolado del Divino
Maestro” (cf. AS, Alba 1933, 3-5).
Como toda Institución que opera desde la Comunicación,
también la misión paulina posee un modelo comunicacional propio.
Sassi9 evidencia el paradigma comunicacional del padre Alberione,
en forma de círculos concéntricos. Todo parte de los procesos
comunicativos ad intra de la Trinidad, y desde ahí trasboca: a la
comunicación reveladora de Jesús Maestro, de la comunicación entre
Cristo Maestro y el Paulino/a, y de a la comunicación del
Paulino/a con las personas concretas: “el hombre de hoy con los
medios de hoy”. Todo esto actuado por impulso del Espíritu Santo.
En este modelo comunicacional podemos descubrir, de forma
implícita, cuál es en realidad el carisma paulino. Creo que la
experiencia actual que realizamos justamente en la época de los
grandes cambios de paradigma comunicacional, en la era de las
Redes sociales, evidencia la sed profunda del ser humano: una
comunicación cuyo fin es ella misma no salva, es decir, no
plenifica, no da sentido ni luz a la existencia. Se agota en sí.
La comunicación tiene una única meta, al menos en la experiencia
paulina y, con nosotras, en la experiencia de toda la Iglesia: y
esa meta es la comunión. Esa es la meta del carisma paulino, es el
servicio más profundo que hacemos a todos los hermanos, a la
humanidad. Esta es la caridad de la verdad a la que nos invita
9 SASSI, Silvio (1996): El Cristo total para el siglo de la comunicación total. Actas del Seminariointernacional sobre "Jesús, el Maestro". En:http://www.stpauls.it/studi/maestro/spagnolo/sassi/spasas02.htm#5. Consultarealizada el 12 de marzo de 2015.
Alberione y de la cual hemos sido constituidas por vocación
profetisas y apóstoles.
El modelo paulino de comunicación no es abstracto: valora la
identidad y la situación particular de cada persona. Es el mismo
método de Jesucristo que encontramos en el Evangelio, el mismo
método de Pablo, que descubrimos en las Actas y las Cartas. Ello
nos libera de la tentación siempre presente de hacer del acto
comunicador implícito en la evangelización proselitismo,
manipulación e incluso, engaño10.
Observar el “aquí y ahora” de cada cual aporta al modelo de
comunicación unas características, que son además las
características de la acción apostólica paulina: integralidad,
universalidad, totalidad y pastoralidad.
El método pastoral: Todo el hombre para Dios
Entre los estudiosos de la espiritualidad paulina, es común
que se escuche hablar de la tríada paulina. Ciertamente, Alberione
solía estructurar en forma de tríadas algunos de sus presupuestos,
quizá como imágenes del misterio trinitario. Así, la antropología
paulina concibe al ser humano como una unicidad cuerpo-espíritu,
con tres facultades –mente, voluntad, corazón–, creado para amar a
Dios, es decir, para vivir en comunión con Él. Por ello, el ideal
o paradigma de la vida paulina es la totalidad: “Todo el hombre en
Cristo Jesús, para un total amor a Dios: inteligencia, voluntad,
corazón y fuerzas físicas. Todo, naturaleza y gracia y vocación,
para el apostolado” (Abundantes Divitiae, 100).
10 Lo que tergiversaría hasta la perversión este don.
Esta totalidad da origen a la pastoralidad, característica
distintiva del apostolado paulino. La pastoralidad paulina es la
totalidad adaptada a toda necesidad: “El espíritu pastoral es
comunicar a las almas a Jesucristo como él se expresó en una
definición resumida: ‘Yo soy el Camino, la Verdad, la Vida’;
elevar y santificar al hombre entero: la mente, el sentimiento y
la voluntad con el dogma, la moral y el culto” (UPS I, 367).
La pastoralidad parte de la necesidad de las personas
concretas. La humanidad no se concibe como “masa” sino como
personas concretas, llevadas en el corazón a la oración: “Debemos
hacer esto: considerar las necesidades de la humanidad; luego
acudir a Jesús, considerar la ciencia sagrada, hacer una preciosa
Visita al santísimo Sacramento y luego tomar de Jesús la ciencia
que necesita el mundo y repartírsela a los pequeños... Dos cosas,
por tanto: primero, considerar las necesidades de los hombres,
luego considerar a los hombres a los que tenemos que dirigirnos:
si son niños, sabios, paganos. Segundo, tomar la verdad de aquel
que es la Verdad misma, por tanto la Sabiduría misma, y
repartírsela a los hombres que necesitan este pan» (Pr 5, 1957,
134s).
En torno a los contenidos, la Palabra de Dios “es, en
síntesis, Camino, Verdad, Vida de los hombres. Así deberán ser los
escritos del apóstol” (AE, 1944, 160).
El método pastoral/apostólico paulino es simple, diáfano,
directo: “Los medios de evangelización son varios, pero el método
es uno: dar a Jesucristo Camino, Verdad y Vida para santificar al
hombre entero y a la sociedad entera” (Vademecum, 1180).
Del Homo Sapiens al Homo Communicans
Los seres humanos hemos tardado milenios en la
autocomprensión. Y todavía seguimos siendo un misterio para
nosotros mismos. Parafraseando a Pablo11, aún ahora vemos todo
confusamente, aunque el ser humano espera alcanzar una mirada
diáfana acerca de todas las cosas y de sí mismo.
En los años ’80, asistimos al auge de los grandes medios de
comunicación. Pero en la década siguiente fue penetrando con
timidez una forma de comunicación novedosa que ha transformado no
solo su ámbito de origen –las comunicaciones sociales– sino que su
impacto ha modificado, incluso, la forma de trabajar, de
relacionarnos, de conocer, de concebir el espacio y el tiempo e
incluso el autoconcepto. Así, apenas inaugurado este nuevo
milenio, con la caída de la posmodernidad y gracias al proceso de
globalización –y con ello al desarrollo de las nuevas tecnologías
de la información y comunicación–, comenzamos a descubrir que los
humanos somos más que procesos cognitivos. Por el influjo de las
tecnologías de la información las personas hemos pasado, casi sin
darnos cuenta, del homo sapiens al homo communicans. Y de concebir la
comunicación como un asunto de instrumentos o de técnicas a
comprender que la comunicación es, también y ante todo, hábitat
humano: es proceso, cultura y ambiente. Es humus, donde la vida de
cada uno se puede desarrollar… o secar.
La premisa coloca en el tapete algo que para los estudiosos
de las ciencias humanas es algo que comienza a investigarse y
formularse con ideas más o menos claras, pero que los demás apenas
percibimos por el trato del día a día, por lo experiencial, bien
sea en el mundo laboral, en el ocio o por el trato con los
jóvenes: estamos ante una evolución humana.
11 1Co 13,12
- Evoluciona la autocomprensión humana sobre sus procesos
cognitivos: de lo “lineal” a lo “hipertextual”.
- Evoluciona lo colectivo: de sociedad de masas a sociedad de
individuos.
- Evoluciona nuestro concepto de cultura: de “conjunto de
quehaceres de un pueblo” a “ambiente relacional” que
involucra personas, instrumentos y sistemas
comunicacionales (cultura mediática).
- Evoluciona la forma en que los seres humanos nos
relacionamos: ambientes reales y virtuales, “nativos
digitales” vs. “inmigrantes digitales”, “generación C” y
las nuevas nomenclaturas que poco a poco vamos
desarrollando.
- Evoluciona el concepto de ciudadanía y de participación,
desplazando el acento de la inculturación hacia la
interculturalidad.
Pese a esto, la reflexión de la Comunicación desde la
filosofía y desde la antropología continúa siendo un campo
pendiente, oteado tímidamente desde nuestras fronteras. Más aún,
nuestra sociedad occidental y nuestros estudiosos se dispersan a
la hora de expresar y lograr un cierto nivel de consenso sobre qué
entendemos por comunicación12. Viajamos por el lugar común de la
raíz etimológica13 y de ahí que abandonemos en manos de la
12 Al señalar la necesidad de llegar a un consenso no deseo expresar en modo alguno la obtención de un concepto “puro”, uniforme, homogéneo; aunque sí considero pertinente algunas premisas o criterios que permitan reconocer en nuestra cultura qué entendemos por comunicación, distinguiéndola de otros conceptos y que vayan más allá de una lista de procesos desarrollados.13 Recordemos, entonces, que el término comunicación proviene del latín comunicare,que significa “poner en común”.
Sociología solamente el pensar la comunicación. Craso error. Hoy
sigue siendo válida la urgencia señalada por Lucien Sfez: es
necesario abordar el discurso de la comunicación en una sociedad
que no logra comunicarse: “Decir y anunciar urbi et orbi que ella es
de comunicación es, para la sociedad actual, aludir a un malestar
preciso, luchar contra el estallido y la desunión, la atomización
posible, y recordar con nostalgia la decadencia de cierta calidad
de enlace social”14.
La explosión de las Redes Sociales –que evidencia la
necesidad no solo de intercambiar información sino, también y
quizá más prevalentemente, de emociones– deja entrever que las
personas se definen como tal a partir de la comunicación o, si lo
queremos, de la interrelación: es decir, de la capacidad de tender
nexos, lazos o, si lo queremos, redes… Con frecuencia, las
personas que trabajan en motivación recurren a la metáfora de la
isla para afirmar que las vidas de los seres humanos no están
aisladas. José Comblim así lo expresa: “La vida no combina con el
individualismo. No vivimos solos. Vivimos en una red compleja de
relaciones con millones de otras personas. Nuestra es la herencia
de los milenios de la humanidad y ella está al servicio del
crecimiento, de la liberación y de la felicidad del pueblo de
Dios”15.
Pero esto ha significado otras cosas... de la que nuestra
Latinoamérica y el mundo entero –me aventuro a asegurar– está
sediento y que impactan la acción Pastoral de forma decisiva.
Ayudar a las personas a asumir la fe desde el sentido de la vida y
desde la óptica del seguimiento de Cristo, el crucificado-14 SFEZ, Lucien (1995): Crítica de la Comunicación. Buenos Aires. Amorrortu Editores.pp. 104-10515 COMBLIM, José (2007): A vida em busca da liberdade”. São Paulo. Paulus.
resucitado, transitando su mismo camino, no es más simple ahora
que antes. Todo lo contrario. Las nuevas tecnologías de la
información refuerzan y alimentan el sueño del ser humano a no
estar solo y a ser significativo a alguien. Y si bien se ha
reforzado el individualismo, también es cierto que las personas
desean ser protagonistas y tener un rol destacado, participar, dar
su voz ya sin vocerías y ser escuchado y valorado16. También quien
se acerca a la fe desea estas cosas. Por ello, ciertos movimientos
religiosos tienen tanto éxito relativo.
Esto plantea retos comunicacionales profundos,
particularmente a la misión evangelizadora de las Paulinas desde
el aerópago comunicacional, pero, en realidad, para todos. Incluso
para quienes abordan la comunicación como un hecho social. Enuncio
solo dos, para no extenderme demasiado:
1. La valoración de la hipertextualidad como posibilidad de resignificar la vida a la
luz de la fe. Si la forma como las personas conocemos eshipertextual –y entiéndase por conocer, también, “hacerexperiencia” –, entonces, nosotros –y particularmente lasPaulinas– necesitamos preguntarnos qué recursos estamosempleando para ayudar a las personas a crear una propianarrativa de la fe. No podemos desestimar este dato, dado quela estructura lógica del cerebro suele hacer esto con lainformación: selecciona lo que le interesa, no capta latotalidad de estímulos a los que está siendo sometidoconstantemente. La selectividad y la fragmentariedad soncondiciones necesarias del pensamiento humano. Esto traeconsecuencias en todas las áreas del pensamiento y,
16 En mi país de origen –Venezuela–, los políticos de turno han elaborado de estoun constructo: “democracia participativa y protagónica”, aunque el enunciado dista mucho de la praxis.
especialmente, en nuestro caso, para la Catequesis: desde elkerigma hasta la incorporación plena en la comunidad eclesial.Por ello, nuestra acción evangelizadora-comunicacionalnecesita privilegiar la capacidad propia de la asociación deideas-acontecimientos-vivencias para captar y dar sentido ala vida: tanto a los acontecimientos como a la globalidad dela existencia. Se trata de superar la mentalidad secuencial yla lógica lineal propias de la oralidad y del texto escrito,para facilitar la integración fe-vida de la cual tiene sed elmundo de hoy y que extrañamos de manera particular en nuestroambiente latinoamericano. El papa Francisco formula estedesafío en su LXIX Mensaje de la Jornada de las Comunicaciones 2015:“El desafío que hoy se nos propone es, por tanto, volver aaprender a narrar, no simplemente a producir y consumirinformación. Esta es la dirección hacia la que nos empujanlos potentes y valiosos medios de la comunicacióncontemporánea. La información es importante pero no basta,porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y lasvisiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte,en lugar de favorecer una visión de conjunto”17.
2. Del anonimato al protagonismo. Salir del concepto de “masa” es, sin
duda, un logro profundo, que tiene sus raíces más antiguas en
el Renacimiento y que lentamente ha llegado hasta nosotros. Y
honestamente, me siento privilegiada de vivir en este
contexto y esta era concretos. Con todo, también sabemos que
nuestro tiempo y nuestras propias vidas están marcados
significativamente por la sombra del individualismo, que
desea reivindicar para sí todas las alegrías, todos los
17 FRANCISCO (2015): Mensaje para la XLIX jornada mundial de las comunicacionessociales: Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor.
privilegios, todos los derechos, de forma ilimitada. Pero en
un proyecto de comunicación para la vida no existen simples
emisores y receptores. No hay relaciones piramidales sino
circulares, donde el diálogo sea el factor decisivo de los
procesos y del camino. Históricamente, como Iglesia hemos
sucumbido a diversas tentaciones en este aspecto: en el
tiempo de la Cristiandad la tentación de ser “la voz
cantante” –única y autorizada- ante casi todo tema. Y en los
últimos años, la de ser “voz de los sin voz” que, si bien
suena hasta hermoso, puede ser un eslogan que enmascara una
tendencia paternalista y terminamos “dando el pescado” en vez
de “enseñar a pescar”18. Parte de nuestra “conversión
pastoral” pasa por el riesgo del diálogo franco, sincero y
sencillo y por la capacidad de armonizar, de forma que del
individualismo pasemos a la coralidad. En ella, cada quien
sabe y valora su puesto y su tarea; cada cual aporta en el
tiempo y medida precisos su contribución. Donde todas las
voces, en diferentes escalas y tiempos, pero sin
desentonaciones aporta para esta música común19.
Desde la recuperación del protagonismo ayudamos a las
personas a empoderarse de sus vidas, hacemos “la caridad de
la verdad” (cf. Alberione) descubriendo ante sí el valor que18 Paráfrasis del proverbio chino: "Regala un pescado a un hombre y le darásalimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de suvida". 19 “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea másexpansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud desalida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad”. FRANCISCO (2014): Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium.
posee cada persona a los ojos de Dios-Amor –incluso el no
nacido, los que poseen capacidades especiales, los jóvenes,
los ancianos y enfermos– y les podemos ayudar descubrir su
lugar en la Iglesia y en el mundo; asimismo, podemos valorar
más y mejor a nuestros hermanos y hermanas en la fe para que,
de “ir a misa” pasen a participar activamente en la
transformación del mundo según el proyecto del Reino. En
definitiva, podemos propiciar el crecimiento en la
corresponsabilidad social y eclesial. Por demás, este cambio
de sociedad de masa a individuos significa una revalorización
de los contextos y el reconocimiento de la diversidad
individual y colectiva: nuestro continente es pluricultural,
multiétnico e, incluso, plurilingüe (pensemos en los estados
de fuerte presencia de pueblos originarios...).
El origen de las Paulinas y de toda la Familia Paulina es
eminentemente espiritual. No se trató de un ejercicio de
estrategia. En cambio, está en un modesto pero intensísimo
momento de adoración de Jesús Eucarístico. El joven Alberione
sintió en su corazón el impacto de las palabras “Vengan a mí
todos” (cf. Mt 11, 28). Así que, en el corazón de cada
Paulina está inscrita la sed de todos. Así, para llegar a
todos es necesario una catequesis inculturada, es decir, que
pase por el filtro del Evangelio los valores locales, allí
donde está llamado a encarnarse y a hacerse el criterio
articulador de la vida. Pero también para todos es necesaria
una catequesis dialógica, que no uniforme sino que descubra
en la variedad de experiencias personales, colectivas,
culturales y en la interculturalidad el testimonio y la
profecía que el mundo necesita. La interculturalidad es
diálogo, convivencia, diversidad. Como diversa es la vida
misma. Como diversas son las Personas de la santísima
Trinidad. Y el mundo, imagen Trinitaria, es una casa para
todos; la humanidad es una gran familia donde la diversidad
es una bendición.
Redes sociales para estrechar (no para sustituir) los lazos concretos20
Ya hemos afirmado cómo la irrupción de las tecnologías
comunicacionales ha modificado tanto el modo de comunicar como la
comunicación en sí misma y, con ello, han transformado la
sociedad. Si alguien dudara de ello, bastaría ver qué sucede en 60
segundos, en Internet, en estimaciones del presente año.
Y nosotros, como Iglesia… ¿cómo nos colocamos ante los retos
comunicacionales –pastorales, misioneros, educativos– dictados por
este nuevo hábitat humano? ¿Es posible trabajar para hacer de las
Redes sociales un instrumento solidario, pastoral, evangelizador?
Lo objetivo sería decir un “sí” contundente a estas cosas.
Pero afirmarlo no significa, tampoco, que el camino sea diáfano o
espontáneo. Por ello, propongo reflexionar juntos el tema y hacer,
asumiendo el cometido profético que la evolución del sistema
comunicacional Internet propone a nuestro anuncio, a nuestra
acción apostólica. Podemos dejarnos ayudar por la intuición del
padre Alberione, que lo urgió a ir por los que ya iba a los
templos parroquiales y a salir a su encuentro en los caminos donde
estos se encontraban. Este hecho concreto no ha quedado solapado
tampoco para los “profanos” presupuestos de Marketing 2.0. De20 Reporto acá parte de las reflexiones que compartí con motivo del II Congreso Digital RIIAL: Iglesia y Cultura Digital. Nuevos horizontes para la misión eclesial. Del 16 al 18 de septiembre 2011, en Santiago de Chile.
hecho, lo han traducido en aforismo: “No invitemos solo a nuestros
usuarios a encontrarnos en nuestro sitio, vayamos a encontrarles
donde ellos están habitualmente”. ¿Qué va revelando la praxis
pastoral en ellas? ¿Cómo podemos hacer significativa nuestra
presencia en las Redes sociales? Tomemos en cuenta cinco
constataciones:
1. Las Redes sociales, una nueva forma de presencia. Las
Redes son propicias para la expresión, para crear diálogo,
sostener las relaciones y, sin más, “estar ahí”, más allá del
“cara a cara” (al cual no sustituye, pero sí apoya y nutre).
Permiten acercarnos de forma personalizada a quien no logra
expresarse abiertamente y prefiere un simple comentario en su
Perfil de Red o comparte tras el aparente anonimato del blog…
También, podemos alentar a los lejanos, en este tiempo de
interculturalidad y de mudanzas a otros contextos y lugares,
manteniendo la cercanía afectiva aunque físicamente se esté lejos.
En estos encuentros igualmente se requiere capacidad de
testimonio, profundidad y propiedad de expresión, alta empatía,
evitando lo obvio, lo irrelevante y lo vulgar.
2. Anunciar. Existen principios nucleares del Mercadeo que
nos ayudan en este ministerio: a) Hacer conocer (formación,
actividades y vocería); b) Testimoniar (identidad cristiana); c)
Reforzar (mantener en la fe, la pertenencia a la comunidad
cristiana y el seguimiento de Cristo); d) Convocar (la capacidad
de convocatoria de las Redes están directamente relacionadas con
la identificación de las personas ante ideas y situaciones
concretas).
3. Identidad digital propia. En el caso de nuestras