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comentario n v i español

Aug 18, 2015

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  1. 1. NVI+ COMENTARIOS BBLICOS CON APLICACIN
  2. 2. JUAN del texto bblico a una aplicacin contemporanea GARY M. BURGE
  3. 3. Para mis hijas Ashley y Grace. Nada me produce ms alegra que or que mis hijos practican la verdad 3 In 1:4
  4. 4. Contenido Cover Title Page Introduccin Prefacio del editor Prefacio del autor Abreviaturas Introduccin a Juan La Estructura del Evangelio de Juan Juan 1:118 Juan 1:1951 Juan 2:125 Juan 3:136 Juan 4:154 Juan 5:147 Juan 6:171 Juan 7:152 Juan 7:538:11 Juan 8:1259 Juan 9:141 Juan 10:142 Juan 11:157 Juan 12:150 Juan 13:138 Juan 14:131 Juan 15:116:4a Juan 16:4b33
  5. 5. Juan 17:126 Juan 18:119:16a Juan 19:16b42 Juan 20:131 Juan 21:125 About the Author Copyright Bibliografa About the Publisher Share Your Thoughts
  6. 6. Introduccin Los Comentarios bblicos con aplicacin NVI son nicos. La mayora de los comentarios bblicos nos ayudan a recorrer el trecho que va desde el siglo XXI al siglo I. Nos permiten cruzar las barreras temporales, culturales, idiomticas y geogr cas que nos separan del mundo bblico. Sin embargo, solo nos ofrecen un billete de ida al pasado y asumen que nosotros mismos podemos, de algn modo, hacer el viaje de regreso por nuestra cuenta. Una vez nos han explicado el sentido original de un libro o pasaje, estos comentarios nos brindan poca o ninguna ayuda para explorar su signi cado contemporneo. La informacin que nos ofrecen es sin duda valiosa, pero la tarea ha quedado a medias. Recientemente, algunos comentarios han incluido un poco de aplicacin contempornea como una de sus metas. No obstante, las aplicaciones son a menudo imprecisas o moralizadoras, y algunos volmenes parecen ms sermones escritos que comentarios. La meta principal de los Comentarios bblicos con aplicacin NVI es ayudarte con la tarea, difcil pero vital, de trasladar un mensaje antiguo a un contexto moderno. La serie no se centra solo en la aplicacin como un producto acabado, sino que te ayuda tambin a pensar detenidamente en el proceso por el que se pasa del sentido original de un pasaje a su signi cado contemporneo. Son verdaderos comentarios, no exposiciones populares. Se trata de obras de referencia, no de literatura devocional. El formato de la serie ha sido concebido para conseguir la meta propuesta. El tratamiento de cada pasaje se lleva a cabo en tres secciones: Sentido Original, Construyendo Puentes y Significado Contemporneo.
  7. 7. Esta seccin te ayuda a entender el signi cado del texto bblico en su contexto del primer siglo. En este apartado se tratan de manera concisa todos los elementos de la exgesis tradicional, a saber, el contexto histrico, literario y cultural del pasaje. Los autores analizan cuestiones relacionadas con la gramtica, la sintaxis y el signi cado de las palabras bblicas. Se esfuerzan asimismo en explorar las principales ideas del pasaje y el modo en que el autor bblico desarrolla tales ideas.1 Tras leer esta seccin, el lector entender los problemas, preguntas y preocupaciones de los primeros receptores y el modo en que el autor bblico trat tales cuestiones. Esta comprensin es fundamental para cualquier aplicacin legtima del texto en nuestros das. Como indica el ttulo, en esta seccin se construye un puente entre el mundo de la Biblia y el de nuestros das, entre el contexto original y el moderno, analizando tanto los aspectos circunstanciales del texto como los intemporales. La Palabra de Dios tiene un aspecto circunstancial. Los autores de la Escritura dirigieron sus palabras a situaciones, problemas y cuestiones espec cas. Pablo advirti a los Glatas sobre las consecuencias de circuncidarse y los peligros de intentar justi carse por la ley (G 5:2 5). El autor de Hebreos se esforz en convencer a sus lectores de que Cristo es superior a Moiss, a los sacerdotes aarnicos y a los sacri cios veterotestamentarios. Juan inst a sus lectores a probar los espritus de quienes enseaban una forma de gnosticismo incipiente (1Jn 4:1 6). En cada uno de estos casos, la naturaleza circunstancial de la Escritura nos capacita para escuchar la Palabra de Dios en situaciones
  8. 8. que fueron concretas y no abstractas. No obstante, esta misma naturaleza circunstancial de la Escritura crea tambin problemas. Nuestras situaciones, di cultades y preguntas no estn siempre relacionadas directamente con las que enfrentaban los primeros receptores de la Biblia. Por ello, la Palabra de Dios para ellos no siempre nos parece pertinente a nosotros. Por ejemplo, cundo fue la ltima vez que alguien te inst a circuncidarte, a rmando que era una parte necesaria de la justificacin? A cuntas personas de nuestros das les inquieta la cuestin de si Cristo es o no superior a los sacerdotes aarnicos? Y hasta qu punto puede una prueba diseada para detectar al gnosticismo incipiente ser de algn valor en una cultura moderna? Afortunadamente, las Escrituras no son tan solo documentos circunstanciales, sino tambin intemporales. Del mismo modo que Dios habl a los primeros receptores, sigue hablndonos a nosotros a travs de las pginas de la Escritura. Puesto que compartimos la comn condicin de humanos con las gentes de la Biblia, descubrimos una dimensin universal en los problemas a los que tenan que hacer frente y en las soluciones que Dios les dio. La naturaleza intemporal de la Escritura hace posible que esta nos hable con poder en cualquier momento histrico y en cualquier cultura. Quienes dejan de reconocer que la Escritura tiene una dimensin circunstancial y otra intemporal se acarrean muchos problemas. Por ejemplo, quienes se sienten apabullados por la naturaleza circunstancial de libros como Hebreos o Glatas pueden soslayar su lectura por su aparente falta de sentido para nuestros das. Por otra parte, quienes estn convencidos de la naturaleza intemporal de la Escritura, pero no consiguen percibir su aspecto circunstancial, pueden disertar elocuentemente sobre el sacerdocio de Melquisedec a una congregacin muerta de aburrimiento. El propsito de esta seccin es, por tanto, ayudarte a discernir lo intemporal (y lo que no lo es) en las pginas del Nuevo Testamento dirigidas a situaciones temporales. Por ejemplo, si la principal
  9. 9. preocupacin de Pablo no es la circuncisin (como se nos dice en Glatas 5:6), cul es entonces? Si las exposiciones sobre el sacerdocio aarnico o sobre Melquisedec nos parecen hoy irrelevantes, cules son los elementos de valor permanente en estos pasajes? Si en nuestros das los creyentes intentan probar los espritus con una prueba diseada para una hereja espec ca del primer siglo, existe alguna otra prueba bblica ms apropiada para que podamos hoy cumplir este propsito? No obstante, esta seccin no solo descubre lo intemporal de un pasaje concreto, tambin nos ayuda a ver cmo lo hace. El autor del comentario se esfuerza en hacer explcito lo que en el texto est implcito; toma un proceso que es normalmente intuitivo y lo explica de un modo lgico y ordenado. Cmo sabemos que la circuncisin no es la principal preocupacin de Pablo? Qu claves del texto o del contexto nos ayudan a darnos cuenta de que la verdadera preocupacin de Pablo est en un nivel ms profundo? Lgicamente, aquellos pasajes en que la distancia histrica entre nosotros y los primeros lectores es mayor, requieren un tratamiento ms extenso. Por el contrario, los textos en que la distancia histrica es ms reducida o casi inexistente requieren menos atencin. Una clari cacin nal. Puesto que esta seccin prepara el camino para tratar el signi cado contemporneo del pasaje, no siempre existe una precisa distincin o una clara divisin entre esta y la seccin que sigue. No obstante, cuando ambos bloques se leen juntos, tendremos una fuerte sensacin de haber pasado del mundo de la Biblia al de nuestros das. Esta seccin permite que el mensaje bblico nos hable hoy con el mismo poder que cuando fue escrito. Cmo podemos aplicar lo que hemos aprendido sobre Jerusaln, feso o Corinto a nuestras necesidades contemporneas en Los ngeles, Lima o
  10. 10. Barcelona? Cmo podemos tomar un mensaje que se expres inicialmente en griego y arameo, y comunicarlo con claridad en nuestro idioma? Cmo podemos tomar las eternas verdades que en su origen se plasmaron en un tiempo y una cultura distintos, y aplicarlos a las parecidas pero diferentes necesidades de nuestra cultura? Para conseguir estas metas, esta seccin nos ayuda en varias cuestiones clave. En primer lugar, nos permite identi car situaciones, problemas o preguntas contemporneas que son verdaderamente comparables a las que la audiencia original hubo de hacer frente. Puesto que las situaciones de hoy rara vez son idnticas a las que se dieron en el siglo primero, hemos de buscar escenarios semejantes para que nuestras aplicaciones sean relevantes. En segundo lugar, esta seccin explora toda una serie de contextos en los que el pasaje en cuestin puede aplicarse en nuestro tiempo. Buscaremos aplicaciones personales, pero seremos asimismo estimulados a pensar ms all de nuestra situacin personal considerando cuestiones que afectan a la sociedad y a la cultura en general. En tercer lugar, en esta seccin seremos conscientes de los problemas o di cultades que pueden surgir en nuestro deseo de aplicar el pasaje. Y caso de que existan varias maneras legtimas de aplicar un pasaje (cuestiones en las que no exista acuerdo entre los cristianos), el autor llamar nuestra atencin al respecto y nos ayudar a analizar a fondo las implicaciones. En la consecucin de estas metas, los colaboradores de esta serie intentan evitar dos extremos. El primero, plantear aplicaciones tan espec cas que el comentario se convierta rpidamente en un texto arcaico. El segundo, evitar un tratamiento tan general del sentido del pasaje que deje de conectar con la vida y cultura contemporneas. Por encima de todo, los colaboradores de esta serie han realizado un diligente esfuerzo para que sus observaciones no suenen a perorata
  11. 11. moralizadora. Los Comentarios bblicos con aplicacin NVI no pretenden ofrecerte materiales listos para ser utilizados en sermones, sino herramientas, ideas y re exiones que te ayuden a comunicar la Palabra de Dios con poder. Si conseguimos ayudarte en esta meta se habr cumplido el propsito de esta serie. Los editores 1. Obsrvese, por favor, que cuando los autores tratan el sentido de alguna palabra en las lenguas bblicas originales, en esta serie se utiliza el mtodo general de transliteracin en lugar del ms tcnico (utilizando los alfabetos griego y hebreo).
  12. 12. Prefacio del editor En cierto modo, el Evangelio de Juan es a la vez un Evangelio y una carta. Como Evangelio, relata la historia de Jess como aquel que nos revela a Dios Padre y lleva a cabo la redencin de toda la humanidad. Como carta, estimul a los cristianos del siglo I en el desarrollo de la vida que haban escogido (y nos anima tambin a nosotros hoy), mostrando que la vida en Cristo era distinta de la que proponan el judasmo y el gnosticismo. El texto de Juan correga a algunos seguidores del Bautista que no acababan de entender quin era su maestro en relacin con Jess. Como nos muestra Gary Burge en este excelente comentario, el Evangelio de Juan narra la vida de Jess y ensea lo que dicha vida signi c para quienes le conocieron u oyeron hablar de l. Este doble propsito se presta de manera especialmente apropiada a uno de los acentos principales del libro de Juan, a saber, la cristologa. La cristologa es la doctrina que estudia la persona y la obra de Cristo. Huelga decir que la cristologa no era todava una doctrina en el tiempo de Juan. Jess haba estado entre ellos y de un modo muy pblico haba hecho seales por las inmediaciones de Galilea y Jerusaln que revelaban el plan redentor de Dios. l ense a quienes se decidieron a seguirle, y este grupo de discpulos estaba con l cuando se suscit la oposicin y fue cruci cado. Jess resucit de entre los muertos. Sin embargo, a pesar de sus milagrosas seales, incisivas enseanzas y resurreccin (los datos a partir de los cuales se con gur la cristologa), fue necesario que transcurrieran cientos de aos para que la iglesia llegara a un acuerdo sobre la encarnacin de Jess: su humanidad y su divinidad. El Evangelio de Juan es en muchos sentidos la primera reflexin sobre su naturaleza encarnada. No es, pues, extrao que el Evangelio de Juan se haya utilizado para apoyar acentos errneos de la que esta difcil enseanza puede ser objeto y que se siga utilizando para apoyar impresiones errneas sobre la identidad de Jess. El valor de este libro para nuestro tiempo radica
  13. 13. en que habla de la identidad de Jess, y se hace eco de necesidades espirituales muy comunes en el mundo del siglo XXI. Por ejemplo, una de tales necesidades es tener la certeza de que Jess era ciertamente el Hijo de Dios. Nuestra fe descansa sobre este hecho. Aunque algunos proponen que nos sera ms fcil identi carnos con un Jess puramente humano, tal enseanza dara luz a una religin muy distinta llammosla jesusianismo que no servira de mucho para satisfacer nuestra necesidad de Dios. Es cierto que la divinidad de Cristo puede subrayarse de manera excesiva si se pasa por alto su humanidad. Esto es precisamente lo que hicieron algunos de los primeros cristianos, diciendo que Cristo era solo divino y que su cuerpo fsico era una ilusin. No obstante, esta posicin (que generalmente se conoce como adopcionismo) pasa por alto una segunda enseanza de Juan, sobre la humanidad de Cristo, que equilibra este asunto. Necesitamos a un Jess humano con quien podamos identificarnos. Sin embargo, este Jess solo puede ayudarnos si el poder de Dios le es tambin intrnseco. Jesucristo ha de ser tanto humano como divino. El Evangelio de Juan nos ensea asimismo que la ayuda de Jess nos llega a travs del poder del Espritu Santo. El autor deja claro que Jess estaba lleno del poder del Espritu Santo y que, cuando abandon la tierra, este poder del Espritu se qued con nosotros y se puso a nuestro alcance para que pudiramos llegar a Dios. Elaborar una adecuada cristologa para nuestro tiempo requiere tener en consideracin los siguientes aspectos: un Cristo humano que nos redime, un Cristo divino que nos revela la naturaleza de Dios y un Cristo poderoso y lleno del Espritu que nos ayuda a llevar vidas santas. El Evangelio/carta de Juan nos proporciona estos tres elementos, y lo hace de un modo misterioso y culto que nos seduce e ilumina atrayndonos a las profundidades del misterio de Dios. Es muy posible que el pasaje ms conocido de este libro sea su prlogo, los primeros dieciocho versculos de Juan 1, donde el autor nos invita a escuchar un testimonio potico de alabanza intelectual sobre la identidad de Jess. El prlogo nos dice que Jess era Dios, el Logos o
  14. 14. Verbo que estaba con Dios, que era Dios, y que estaba con Dios en el principio. Sin embargo, el Verbo era tambin algo ms: Y el Verbo se hizo hombre y habit entre nosotros. Es un resumen cristolgico. Nos dice quin era Jess. Es la enseanza caracterstica de nuestra fe y nunca el mundo la ha necesitado tanto como en nuestros das. El Evangelio de Juan nos cuenta la historia. Terry C. Muck
  15. 15. Prefacio del autor El Evangelio de Juan ha sido siempre el Evangelio amado de la iglesia. Todos los pastores saben que una serie de sermones sobre Juan o un curso de formacin para adultos basado en este Evangelio ser acogido con entusiasmo. Siempre que he preguntado a mis oyentes cules son sus versculos preferidos de los Evangelios han salido una docena o ms del Evangelio de Juan. Porque de tal manera am Dios al mundo , Yo soy la resurreccin y la vida , En la casa de mi Padre muchas moradas hay El libro de Juan es el Evangelio amado porque Juan explora la profundidad del carcter de Cristo con una sencillez y majestad imposibles de olvidar. Puede que sta sea la razn por la que este Evangelio se gan la fama (gracias a Clemente de Alejandra) de ser el Evangelio espiritual y por la que los escribas medievales lo representaban con la imagen de un guila. La profundidad se conjuga con la claridad de un modo que no se encuentra en ningn otro lugar del Nuevo Testamento. Cuando los primeros concilios teolgicos de los siglos IV y V d.C. se esforzaban por de nir las creencias cristianas sobre la Trinidad y la encarnacin, el testimonio del Evangelio de Juan fue crucial. Comenc a interesarme en los escritos de Juan hace casi veinte aos, cuando inici un programa doctoral en Escocia bajo la tutora del profesor I. Howard Marshall. Ahora me doy cuenta de que mi actual tendencia a vincular la Historia con la Teologa en el estudio de este Evangelio fue tomando forma bajo la sabia direccin del Dr. Marshall. Siempre estar en deuda con l. Un primer estudio de la perspectiva de Juan sobre el Espritu (publicado en 1987) despert en m una fascinacin hacia este Evangelio que nunca se ha apagado. La redaccin de una serie de artculos sobre Juan, as como la de un seminario elemental sobre este Evangelio (1992, 1998)2 y un comentario sobre las tres cartas jonicas en esta serie de Comentarios con Aplicacin basados en la NIV (1996) me han permitido llevar ms lejos este inters. Este comentario se escribe pensando en las necesidades de los
  16. 16. pastores/maestros que sirven en las iglesias locales. He tenido siempre en mente a los hombres y mujeres que trabajan semana tras semana alimentando al rebao de Cristo desde el plpito y el atril. Si este libro les aporta alguna medida de discernimiento o inspiracin, me sentir profundamente satisfecho. Aunque todos los comentarios han de ofrecer una slida exgesis para acceder al sentido original de Juan, esta serie planteaba un nuevo desafo. En cada captulo se explica cmo pueden tenderse puentes entre el antiguo texto de Juan y nuestro contexto moderno. Acto seguido, se ofrecen ejemplos espec cos que muestran el modo en que estos pasajes pueden aplicarse en la predicacin y la enseanza. La mayora de los comentarios suelen conceder una atencin super cial a la aplicacin del texto a nuestro tiempo; sin embargo, en esta serie se ha desa ado a los escritores a que, no solo presenten sus ejemplos de aplicacin, sino que nos expliquen tambin el mtodo interpretativo (o hermenutico) que aplican. Esta ha sido la tarea ms difcil, y tambin la ms estimulante. He sido consciente, como nunca antes, del poder y relevancia de este Evangelio para nuestro tiempo. Solo me queda dar gracias a muchos de quienes me han prestado su importante apoyo durante los dos aos que ha durado la redaccin de esta obra. Marianne Meye Thompson y Terry Muck leyeron los manuscritos con gran atencin y han ofrecido incontables correcciones y consejos. Con sus aportaciones, este comentario ha mejorado de manera inconmensurable. En la editorial Zondervan, Jack Kuhatschek se lleva el premio al editor ms paciente. Y la competencia y experiencia editorial de Verlyn Verbrugge sin duda han ayudado a mejorar cada pgina del manuscrito. Por ltimo, quiero agradecerle en especial a Ashley Burge, que ha elaborado el ndice de Textos Bblicos con gran cuidado y exactitud: una tarea sin duda difcil. Realic una buena parte de mi investigacin durante un periodo sabtico en 1998, en que trabaj en la Biblioteca Tyndale de Cambridge, Inglaterra. Trabajar en una las mejores bibliotecas teolgicas de Europa, con su personal increblemente servicial, es el
  17. 17. sueo de cualquier escritor de mi campo. Quiero expresar mi especial gratitud al personal administrativo de Tyndale: Bruce Winter (Warden), Fiona Craig, Denise Jillions y Bruce Longenecker; a Lyn Winter, por su alegre hospitalidad y consejos sobre cocina y ferretera britnica; y, en la biblioteca, a David Instone Brewer y Kirsty Corrigall, que siempre tuvieron tiempo para ayudarme a localizar recnditos artculos o textos rabnicos. Sobre todo, estoy especialmente en deuda con mi esposa Carol, cuyo infatigable apoyo me ha sostenido y estimulado siempre. La mayor parte de mis estudiantes saben que J. B. Lightfoot ser siempre uno de mis hroes personales. Nacido en 1828, las capacidades intelectuales de Lightfoot se hicieron rpidamente evidentes en el Trinity College de Cambridge, donde tuvo como tutor de Historia Clsica a B. F. Westcott. Entre 1859 y 1879, Lightfoot ense en Cambridge, defendiendo la historicidad del Nuevo Testamento contra la nueva crtica histrica procedente de Tubinga, Alemania.1 En 1879, Lightfoot se convirti en obispo de Durham, lo cual signi c abandonar el mundo acadmico para ministrar en el mbito de la iglesia. Desde 1879 hasta el da de su muerte en 1889 vivi en el castillo de Auckland y a lo largo de estos aos discipul a ochenta y seis jvenes que vivieron con l en el castillo y se convirtieron en hijos de Auckland, o quiz ms correctamente, en hijos del obispo.2 El Evangelio de Juan fue profundamente importante para Lightfoot, quien reconoci su valor para la Teologa de la iglesia y defendi su historicidad cuando otras muchas voces le concedan muy poca atencin. Pero, sobre todo, el Evangelio de Juan aliment el alma de este gran erudito. Lightfoot resumi su valor en una conferencia que pronunci en 1871, y sus palabras representan un oportuno recordatorio del tesoro que este Evangelio le ofrece a cualquiera que lo estudie: Creo de todo corazn que la verdad que encierra de manera ms especial el Evangelio de San Juan que Jesucristo es el Verbo encarnado, la
  18. 18. manifestacin del Padre a la humanidad es una leccin que, debidamente aprendida e interiorizada, imparte esperanza, luz y fuerzas a la vida humana y, por tanto, ser ms efectiva para puri carla y elevarla que todos nuestros dbiles esfuerzos; el nico estudio que puede prepararnos de forma apropiada para una gozosa inmortalidad en la otra vida.3 Gary M. Burge Epifana, 2000 Wheaton, Illinois 1. Hasta el da de hoy, el Seminario de Postgrado del Nuevo Testamento de la Universidad de Cambridge se lleva a cabo en el Aula Lightfoot, bajo un imponente retrato del erudito. 2. Ver la obra de G. R. Eden y F. C. MacDonald, ed., Lightfoot of Durham: Memories and Appreciations (Cambridge: Cambridge Univ. Press, 1932). El lema de la asociacin era (s fuerte y valiente), tomado de 1 Corintios 16:13. 3. J. B. Lightfoot, Biblical Essays (Londres: Macmillan, 1893), 44.
  19. 19. Abreviaturas AB Anchor Bible ABD Anchor Bible Dictionary ABR Australian Biblical Review ASV American Standard Version b. Babylonian Talmud BA Biblical Archaeologist BAR Biblical Archaeology Review BAGD Bauer, Arndt, Gingrich, Danker, A Greek-English Lexicon of the New Testament BBC Broadman Bible Commentaries BDF Blass, Debrunner, Funk, A Greek Grammar of the New Testament Bib Biblica BBR Bulletin for Biblical Research BSac Bibliotheca sacra BSC The Bible Speaks Today BTB Biblical Theology Bulletin BZ Biblische Zeitschrift CBQ Catholic Biblical Quarterly
  20. 20. EBC Expositors Bible Commentary EGNT Expositors Greek New Testament ETL Ephemerides theologicae lovanienses EvQ Evangelical Quarterly ExpTim Expository Times IBS Irish Biblical Studies IEJ Israel Exploration Journal IRM International Review of Missions ISBE International Standard Bible Encyclopedia ICC International Critical Commentary Int Interpretation IVPNTC InterVarsity Press New Testament Commentary KJV King James Version JBL Journal of Biblical Literature JETS Journal of the Evangelical Theological Society JQR Jewish Quarterly Review JSNT Journal for the Study of the New Testament JSNTSup Journal for the Study of the New Testament Supplement Series JTS Journal of Theological Studies LXX The Septuagint (Greek translation of the Old Testament)
  21. 21. m. Mishn NAC New American Commentary NCS New Century Series NEB New English Bible NIBC New International Biblical Commentary NICNT New International Commentary on the New Testament NIV New International Version NIVAC NIV Application Commentary NovT Novum Testamentum NRSV New Revised Standard Version NLT New Living Translation NTS New Testament Studies NVI Nueva Versin Internacional RB Revue biblique REB Revised English Bible RSV Revised Standard Version SBLDS Society of Biblical Literature Dissertation Series SJT Scottish Journal of Theology SVTQ St. Vladimirs Theological Quarterly TDNT Theological Dictionary of the New Testament TLZ Theologische Literaturzeitung
  22. 22. TNTC Tyndale New Testament Commentaries TR Theological Review TS Theological Studies TT Theology Today UBS United Bible Societies VE Vox Evangelica WBC Word Biblical Commentary ZNW Zeitschrift fr die neutestamentliche Wissenschaft
  23. 23. Introduccin a Juan Imaginmonos una escena en la famosa feso de la Antigedad. Naves cargadas de mercancas navegan por el mar Egeo transportando sus artculos desde lugares tan remotos como Roma. En su puerto, los muelles de mrmol se adentran en las aguas aguardando las mercancas y pasajeros de los barcos, mientras que las vagonetas repletas de productos de las provincias orientales como Galacia, Capadocia y Bitinia esperan ser transportadas hacia sus destinos en el oeste. feso orece por su reputado prestigio. Los turistas pueden ver muchsimos templos famosos dedicados a los dioses griegos. Algunos consideran que el Templo de Artemisa es uno de los prodigios del mundo antiguo. El gran Teatro de feso, construido en las laderas del monte Pin, tiene capacidad para veinticinco mil espectadores. Desde el puerto, los viajeros se dirigen a la ciudad por una carretera de ms de nueve metros de anchura anqueada de columnas, que anticipa la grandiosidad de la ciudad a la que estn a punto de entrar.1 Pero en este da pocos visitantes reparan en el pequeo grupo de griegos reunidos junto a un sepulcro fuera de la va pblica. No son distintos de los ciudadanos normales de la ciudad, a excepcin de que algunos parecen ir ataviados con las caractersticas ropas y velos de los judos. Se nota a simple vista que son pobres. Sin embargo, la tumba de mrmol (cuyo coste est por completo fuera del alcance de cualquier persona de aquel crculo) sugiere que estn sepultando a alguien de una enorme importancia y trascendencia. Son cristianos. Y estn ah para sepultar a Juan, su amado pastor y gua.2 El cristianismo haba llegado a esta cosmopolita ciudad por los esfuerzos del apstol Pablo all por el ao 52 d.C. (ver Hch 18). La comunidad cristiana se haba desarrollado en el marco de la juda en aquel momento numerosa e in uyente3 y sus dirigentes ms antiguos fueron Priscila y Aquila (comisionados por Pablo durante su primer viaje, 18:19), el propio Pablo (quien pas ms de dos aos en feso en
  24. 24. un periodo posterior de su ministerio, 19:10; 20:3) y Timoteo (1Ti 1:3). Sin embargo, la comunidad contaba tambin con un gran grupo de griegos sin ninguna herencia juda, que llegaron tambin a ser in uyentes. La Epstola de Pablo a los Efesios y sus dos cartas a Timoteo nos dan destellos de cmo era la vida en aquella ciudad. Los cristianos que vivan en ella eran ciudadanos normales, personas como cualquiera de nosotros, con nombres como Epeneto, Mara, Andrnico, Junia, Amplias, Urbano, Estaquis, Apeles, Aristbulo, Herodin, Narciso, Asncrito, Flegonte, Hermes, Patrobas, Hermas, Fillogo, Julia, Nereo, Rufo y Olimpas.4 Tambin el apstol Juan lleg a ser uno de los dirigentes de aquella iglesia y, si realmente tena jurisdiccin sobre las siete principales iglesias de Asia, es posible que feso fuera la base de su ministerio (Ap 13). No hay duda de que Juan se desplaz a lugares como Prgamo, Sardis y Tiatira. Para estas iglesias, Juan fue el historiador y telogo que les hizo llegar la historia de Jess; un apreciado testigo ocular de la vida del Maestro (Jn 19:35) y fuente de sus muchos relatos desde las lejanas Galilea y Judea. Juan estaba autorizado para escribir: Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida. Esta vida se manifest. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado. Les anunciamos lo que hemos visto y odo, para que tambin ustedes tengan comunin con nosotros. Y nuestra comunin es con el Padre y con su Hijo Jesucristo (1 Juan 1:13). Juan haba estado all. Haba odo, visto y tocado al mismsimo Verbo de vida. Fue l quien cont el relato de Nicodemo y el nuevo
  25. 25. nacimiento, quien describi el milagro de Jess en Can y otros muchos episodios de su vida. Circulaban otros relatos sobre Jess, pero Juan tena sus propios recuerdos y re exiones sobre los pensamientos de Jess. Sin duda, pensaban, Juan era el discpulo amado de Jess. En sus ltimos aos de vida, Juan saba que no estara con sus seguidores para siempre, y por ello comenz a organizar sus relatos por escrito, creando la primera edicin de su entraable Cuarto Evangelio. Juan estuvo tambin con la iglesia en tiempos de terrible persecucin y con icto. Cuando pareca que la lucha de la incipiente comunidad con la prestigiosa sinagoga iba a resultar abrumadora, Juan se mantuvo firme, dando un valiente testimonio de Jesucristo. Cuando ms adelante llegaron a la iglesia otro tipo de luchas, como controversias y con ictos internos, Juan fue de nuevo la fortaleza de la comunidad. Escribiendo cartas para estimularles y exhortarles (ver 1Jn, 2Jn, 3Jn), se dio a conocer como el heroico pastor y telogo de Asia Menor, un gigante espiritual cuyo Evangelio sera conocido como el Evangelio espiritual. Cuando, ms adelante, los copistas de la Edad Media transcribieron este Evangelio en el marco de sagradas colecciones de textos bblicos, esta obra del discpulo amado sera decorada con un guila un ave majestuosa para indicar los elevados pensamientos alcanzados por el Evangelio.
  26. 26. El Cuarto Evangelio en nuestros das Hoy, el Cuarto Evangelio es el legado del ministerio de Juan y no es menos amado de lo que lo fue entre sus discpulos en los primeros aos. Pocos libros de la Biblia han in uenciado tanto la vida y pensamiento de la cristiandad como el Evangelio de Juan. Siempre han sido clebres su profundidad y energa literarias. En este Evangelio, los cristianos han descubierto un retrato de Cristo profundamente satisfactorio. Es intrigante el modo en que Juan consigue aunar intimidad de expresin con un penetrante discernimiento. Los eruditos han invertido tanta energa para desentraar los numerosos enigmas de este Evangelio que la avalancha de artculos y libros acadmicos que se publican peridicamente no da seales de disminuir. Este Evangelio parece escapar a nuestra comprensin y por ello se ha convertido en un inagotable tema de inters. En el Nuevo Testamento hay un considerable corpus literario que tradicionalmente se atribuye a Juan: un Evangelio, tres cartas y el libro de Apocalipsis. Por otra parte, existen escritos extrabblicos que hacen ciertas a rmaciones en su nombre: los Hechos de Juan, una obra de carcter legendario, se redact casi doscientos aos despus de su vida y nos proporciona una imaginaria biografa del apstol. La Historia siraca de Juan muestra al apstol como un evangelista que se sirve de las artes mgicas. Algunas fuentes gnsticas5 como el Evangelio de Felipe muestran fragmentos de dichos de estilo jonico, mientras que otros documentos presentan relatos de su contacto con Jess, su misin y su martirio.6 Sin embargo, aunque es fcil poner a un lado este tipo de literatura apcrifa, la relevancia del material bblico jonico ha suscitado un considerable debate acadmico.
  27. 27. El periodo temprano La iglesia primitiva concedi al Cuarto Evangelio los honores ms elevados. Puesto que se tena por obra del apstol (el discpulo amado) que fuera uno de los ms cercanos a Jess, se le consideraba el ms valioso de los Evangelios. Juan ofreca un profundo discernimiento sin precedente en los sinpticos. Sin embargo, lamentablemente, tambin a los herejes les gustaba. Un escritor gnstico egipcio del siglo II escribi e l Evangelio de Verdad, una obra que muestra sorprendentes paralelismos jonicos. Aun los comentarios ms antiguos del Evangelio de Juan eran gnsticos (ver Heraclen, un discpulo de Valentino). Los temas del Evangelio eran tan populares que un carismtico dirigente de la poca (Montano) a rmaba ser el Parclito o Consolador que se describe en Juan 1416! Dado este inters gnstico, muchos dirigentes ortodoxos se resistan a promover el Evangelio; de hecho, se oponan abiertamente a l. Pero, en general, all donde se le aceptaba, Juan era profundamente venerado.7 Algunos de los antiguos padres de la iglesia, como Ireneo (h. 175 d.C.) entendan tambin que la teologa de la encarnacin de Juan era un importante recurso contra la clase de herejas que se generaban en los crculos cristiano-gnsticos. Ms adelante, en el siglo IV, mientras los arrianos describan a Jess como alguien completamente subordinado al Padre una criatura como nosotros, Atanasio y los dirigentes de Nicea consideraban la teologa de la encarnacin y la cristologa del Cuarto Evangelio como una categrica a rmacin de la divinidad de Jess.8 La cristiandad de la Edad Media otorg a este Evangelio el mismo respeto. Desde Agustn a Toms de Aquino, Juan aport el retrato de un Jess que revelaba directamente al Padre. Asimismo, el misticismo y el sacramentalismo encontraron en Juan el tipo de lenguaje e imgenes simblicas que les eran atractivos. Por tanto, este fue un periodo en que
  28. 28. abundaron los comentarios de este Evangelio. Hasta el siglo XVIII, se consideraba que el Cuarto era el ms riguroso y valioso de todos los Evangelios. Pero, con el surgimiento de la crtica bblica, la preeminencia de Juan qued eclipsada. Los crticos observaron sus diferencias con los Evangelios sinpticos (Mateo, Marcos y Lucas). Los discursos extensos haban sustituido a las parbolas y dichos sucintos. La terminologa y la teologa de Juan parecan indicar que la historia de Jess haba sido remodelada para ser presentada al mundo griego. El resultado fue que el Cuarto Evangelio dej de considerarse como una confiable contribucin a la historia de la vida de Jess. La duda comenz a planear sobre su temprano origen apostlico.
  29. 29. Una nueva perspectiva sobre Juan Entre los eruditos de nuestro tiempo hay una inmensa variedad de opiniones sobre el Evangelio de Juan. Se analizan sin cesar cuestiones de carcter textual, gramatical, histrico y teolgico, y, por lo que a las conclusiones se re ere, hay pocos acuerdos. Esto es razn su ciente para que seamos prudentes cada vez que sale a la luz una nueva teora interpretativa. Sin embargo, hay al menos una tendencia que puede trazarse claramente en esta gran cantidad de literatura. Desde la dcada de 195060 se ha producido un reconocimiento casi universal del Evangelio de Juan. J. A. T. Robinson, de la Universidad de Cambridge, lo considera una perspectiva [completamente] nueva. Es cierto que Juan di ere de los Evangelios sinpticos, sin embargo, aun as, sus narraciones independientes han de ser valoradas. Por ejemplo, solo Juan consigna el dilogo de Jess con Nicodemo, pero no por ser el nico testimonio de este episodio dicho dilogo deja de ser fidedigno. Y lo que es ms importante, la orientacin cultural de Juan se considera hoy fuertemente dependiente del judasmo palestino del tiempo de Jess. En otras palabras, el mundo del pensamiento de Juan no tiene por qu ser griego. Por ejemplo, algunos importantes rollos judos descubiertos en Israel cerca del mar Muerto (Qumrn) han demostrado que el judasmo del tiempo de Jess utilizaba un lenguaje parecido al del Cuarto Evangelio. Por otra parte, ciertos hallazgos arqueolgicos han con rmado algunas de las narraciones del Evangelio que en otro tiempo haban sido objeto de duras crticas (como la del estanque con cinco prticos que se describe en Juan 5:2). Esta nueva perspectiva ha reabierto algunas de las antiguas preguntas. Si el marco de Juan es judo, la fecha del Evangelio puede entonces ser ms temprana y, de serlo, podra haberse originado dentro del crculo de los apstoles con Juan, el hijo de Zebedeo. Ahora, la posibilidad de que la autoridad apostlica est detrs de este Evangelio es una alternativa legtima y defendible. Sin duda, los estudios jonicos han
  30. 30. regresado a su punto de partida. Por encima de todo, esta nueva perspectiva sobre Juan demanda que el exgeta utilice seriamente el Antiguo Testamento y todos los materiales judos disponibles. No vale ya interpretar, digamos, el milagro de Can (2:111) en el marco del dios heleno Dionisio, quien, al parecer, tambin convirti el agua en vino. Al contrario, Juan hace principalmente referencia al anuncio mesinico de Jess (utilizando imgenes literarias del Antiguo Testamento y los sinpticos). Este ser el acercamiento que se utilizar en este comentario. El mensaje del Cuarto Evangelio se con gura con alusiones y metforas que surgen del judasmo del primer siglo. Hay que reconocer que este judasmo era complejo y estaba bien familiarizado con la cultura griega pero, en cualquier caso, el texto del Evangelio se explica mejor cuando se le ve rmemente arraigado en el Antiguo Testamento y en el judasmo palestino.
  31. 31. Paternidad Literaria El Cuarto Evangelio no nos aporta evidencias internas explcitas para determinar quin es su autor. En ninguna parte se identi ca a Juan como tal. Pero este silencio no es poco comn y se trata de una caracterstica que encontramos tambin en los sinpticos. Es, sin embargo, posible que el texto de este Evangelio nos ofrezca algunas claves ocultas en el enigmtico personaje del discpulo amado (NVI, el discpulo a quien Jess amaba). Este ttulo aparece en cinco pasajes (13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20). Juan 21:24 describe al discpulo amado (cf. 21:20) como el discpulo que da testimonio de estas cosas, y las escribi. Por consiguiente el origen del Evangelio ha de estar de algn modo vinculado a esta persona. El Evangelio de Juan podra ser un registro del relato de la vida de Jess que l consigna como testigo ocular. Pero quin es ese discpulo? (1) Inicialmente, algunos han sugerido que se trata de un idealizado personaje literario: el discpulo cristiano ideal. Hasta cierto punto esto es cierto (es alguien que tiene un conocimiento de Jess el e ntimo). Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de un verdadero personaje histrico. (2) A veces se ha propuesto a Lzaro. Lzaro es el nico personaje de quien se dice que Jess le amaba (11:3, 36). Por otra parte, los textos que aluden al discpulo amado solo aparecen despus de la presentacin de Lzaro en el captulo 11. Sin embargo, esta solucin es poco verosmil. Qu razn habra para que el autor mencionara el nombre de Lzaro en los captulos 1112 y lo encubriera despus en posteriores relatos? (3) Un hombre llamado Juan Marcos, que era miembro de la primera iglesia (Hch 12:12) y tena relacin con Pedro. Esto podra explicar la rivalidad que se menciona entre Pedro y nuestro discpulo en Juan (cf. 20:28; 21:714). Por otra parte, si Marcos estaba relacionado con el
  32. 32. levita Bernab (Col 4:10), esto podra tambin explicar el hecho de que el discpulo amado conociera al sumo sacerdote en 18:15. Sin embargo, hay una fuerte tradicin patrstica en el sentido de que Marcos escribi el segundo Evangelio; por otra parte, el discpulo amado era sin duda uno de los doce apstoles (13:23), y Juan Marcos no lo era. (4) La sugerencia ms reciente apunta a Toms como el discpulo amado. A lo largo de todo el Evangelio se presenta a Toms como una persona con dotes de liderazgo (11:16). Si asumiramos que inicialmente el libro conclua con el captulo 20, podramos decir incluso que el Evangelio termina con el episodio en que Jess y Toms dialogan y que es paralelo al relato de la resurreccin de los apstoles. Pero sobre todo se dice que Toms es quien pide ver la herida del costado de Jess, y el discpulo amado era el nico que habra conocido este detalle de la crucifixin (19:35). Adems de todo esto, hay pruebas de la existencia de una escuela o comunidad de Toms con su propia literatura (Evangelio de Toms, Hechos de Toms, Evangelio de la infancia de Toms, etc.) y su inters en el Cuarto Evangelio.9 (5) La mejor solucin es la tradicional: Juan, hijo de Zebedeo (Mr 3:17; Hch 1:13). Era uno de los Doce y, junto con Jacobo y Pedro, formaban el crculo ms ntimo de Jess. Esta es la razn de su testimonio de excepcin y de su penetrante discernimiento. En los sinpticos Juan aparece con Pedro ms que con cualquier otro, y en el Libro de los Hechos son compaeros en Jerusaln (Hch 34) y en Samaria (8:14). Esto encaja con la conexin Pedro/Juan que encontramos en el Cuarto Evangelio. Raymond Brown ha planteado una novedosa hiptesis para apoyar esto.10 Este autor propone algunas pruebas de que Juan y Jess eran primos (Mara y la madre de Juan habran sido hermanas). Esto explicara por qu Jess confa a Mara a los cuidados de Juan (19:25) una relacin natural de familia, siendo Mara ta de Juan y Juan habra conocido al sumo sacerdote a travs de unos parientes de Mara que eran sacerdotes (18:1516; cf. Lc 1:5, 36). Las evidencias patrsticas parecen con rmar esta conclusin. Ireneo, que escribe hacia el ao 200 d.C., a rma que el discpulo amado era
  33. 33. Juan, el discpulo de Jess, y que l redact el Evangelio en feso. Ireneo afirma incluso que en su juventud conoci a Policarpo, obispo de Esmirna (h. 69155 d.C.), otro maestro que a rmaba haber sido instruido por Juan. Eusebio, el historiador de la iglesia (h. 300 d.C.) consigna del mismo modo esta conexin entre Juan, Policarpo e Ireneo. Por otra parte, Polcrates, obispo de feso (189198 d.C.), se re ere a la relacin de Juan con este Evangelio en su carta a Vctor, obispo de Roma. Una relacin que tambin con rman Clemente de Alejandra (c. 200 d.C.) y el Canon de Muratori (180200 d.C.). Las crticas a esta conclusin son muy comunes y haramos bien en considerar las ms importantes. (1) Durante la primera dcada del siglo XX, los crticos sealaban de manera sistemtica las inexactitudes de Juan en lo relativo a los detalles geogr cos. A rmaban que un escritor que hubiera sido testigo ocular de los acontecimientos difcilmente habra incurrido en este tipo de imprecisiones. Sin embargo, posteriores estudios histricos y arqueolgicos han demostrado ms bien la fiabilidad del texto de Juan. (2) Es acaso posible que un pescador convertido en apstol redactara una obra tan aguda e inteligente? Puede ser que un galileo de este per l estuviera familiarizado con el pensamiento griego? Por supuesto que s. Estudios recientes sobre el judasmo palestino de aquel tiempo han puesto de relieve que se produjo un grado muy notable de penetracin cultural griega en todos los niveles de la sociedad. Es cierto que el Nuevo Testamento afirma que el apstol Juan era un hombre sin estudios ni preparacin (Hch 4:13), pero aun as es poco sensato predecir lo que era o no capaz de hacer. Por otra parte, este tipo de crtica no considera el hecho de que la edicin final del Evangelio pudo haber sido editada por los discpulos de Juan, por un amanuense (un escriba profesional) o por la comunidad de Juan. (3) Por ltimo, algunos objetan que la iglesia primitiva se mostr al principio reticente a aceptar este Evangelio. Esto es cierto. Pero hemos de tener en cuenta dos hechos. (a) Las pruebas de que el Evangelio de Juan fue pasado por alto no tienen tanto peso como parece. Es posible
  34. 34. que algunos importantes escritores de la Antigedad no citen a Juan o aludan a l, pero apelar a lo que unos escritores dejaron de decir es un argumento de silencio. (b) Juan fue ampliamente aceptado en crculos herticos y gnsticos. Esto ha sido recientemente con rmado por los documentos gnsticos hallados en Nag Hammadi, como el Evangelio de Verdad, por ejemplo, donde abundan los temas jonicos. Los heterodoxos que se situaban en los lmites de la Iglesia Griega aceptaron Juan y escribieron los comentarios conocidos ms antiguos (Valentino, Heraclen). Por ello, teniendo en cuenta los peligrosos abusos de que este Evangelio era objeto en otros mbitos, la iglesia era prudente en su utilizacin.
  35. 35. Fecha y origen Todo lo que hemos estado diciendo sobre la nueva corriente de apreciacin del carcter judo del Cuarto Evangelio y sobre el hecho de que tras la autoridad del Evangelio est Juan, hijo de Zebedeo, condiciona lo que concluimos acerca de su fecha de redaccin. Las fuentes de Juan han de ser antiguas y tienen sus races en la primera generacin del cristianismo. Sin embargo, es difcil establecer una fecha segura para la publicacin de este Evangelio, porque los datos objetivos son exiguos. La fecha ms tarda que podra asignrsele es el ao 125 d.C. No es solo que apunten en esta direccin las referencias patrsticas, las alusiones de los evangelios apcrifos (el Evangelio de Pedro), y los documentos de Nag Hammadi, sino que, recientemente, han sido fechados, en Egipto, dos fragmentos de papiros de Juan (el Papiro Rylands 457 y el Papiro Egerton 2) en la primera mitad del siglo II. Permitiendo un cierto tiempo para la circulacin de Juan, podemos decir que la redaccin de este documento no pudo haberse realizado mucho despus del ao 110 d.C. Establecer la fecha ms temprana posible para este Evangelio es empresa ms difcil. Si Juan conoce los sinpticos y los utiliza (y esto es objeto de debate), sera entonces apropiado hablar de una fecha entre los aos 70 y 80 d.C. En Juan 9:22, 12:42, y 16:2 leemos que los creyentes judos eran excomulgados de las sinagogas. En el ao 85 d.C., los rabinos de Palestina instituyeron esta clase de expulsiones para los judos convertidos al cristianismo (Rabino Gamaliel II). Encontramos, por tanto, un consenso muy notable en el mundo acadmico en el sentido de que Juan se public en algn momento entre los aos 80 y 100 d.C. Ireneo dice que el apstol vivi hasta una edad muy avanzada, hasta el reinado de Trajano (98117 d.C.). Y Jernimo, que escribe en un periodo muy posterior (aproximadamente en el ao 375 d.C.), sostena que Juan muri en el ao 68 tras la muerte de Jess: es decir, alrededor del ao 98 d.C.
  36. 36. No obstante, sera tambin plausible una fecha anterior. Las investigaciones actuales han cuestionado la dependencia de Juan con respecto a los sinpticos (especialmente Marcos y Lucas). En cualquier caso, es posible que Juan conociera las tradiciones presinpticas. Hay algunos rasgos especiales que apuntan a una fecha prxima a los escritores sinpticos, a saber, el modo en que Juan describe la topografa de Jerusaln, su conocimiento de las divisiones geogr cas y polticas del judasmo, as como la forma en que utiliza las metforas. El decisivo ao 70 d.C. (en que los romanos destruyeron Jerusaln) constituye una fecha muy importante: Juan presupone un judasmo anterior a este periodo. Y con su actitud crtica hacia el templo (2:13ss.; 4:21ss.) y los severos con ictos que le enfrentaban a los dirigentes judos (cf. caps. 5, 8, 10), resulta sorprendente no encontrar menciones de ese catastr co suceso. Parafraseando a C. H. Dodd, buena parte de lo que hay en Juan se hace muy difcil de entender fuera del contexto del judasmo anterior al ao 70 d.C. Resumiendo, lo ms probable es que las tradiciones sobre Jess que preserva Juan emanen del periodo apostlico ms temprano, puede que entre los aos 60-65 d.C. Pero es posible que la ltima edicin del Evangelio se publicara ms tarde. Es probable que Juan y sus discpulos (o quiz solo estos ltimos) editaran esta obra, aadiendo algunos pasajes y adaptando su mensaje a la situacin del cristianismo posterior (ver ms al respecto a continuacin). La tradicin nos dice que el lugar de redaccin fue feso, y no se han presentado razones de peso en sentido contrario. Puede que hasta haya apoyo bblico para ello. El Cuarto Evangelio tiene en cuenta una polmica dirigida a los seguidores de Juan el Bautista (ver 1:1928, 3542; 3:2236; 10:4042). En otros pasajes del Libro de los Hechos se nos dice que Pablo conoci a algunos seguidores de Juan el Bautista cuyas creencias requeran correccin. Es sorprendente, pero tambin los encontramos en feso.
  37. 37. Intereses teolgicos de Juan La interpretacin de cualquier libro bblico se hace ms slida cuando entendemos los motivos y preocupaciones ms profundos que movan al autor. El vigor y concentracin de Juan mani estan una sobresaliente intensidad de propsito. Es como si una poderosa verdad le hubiera cado encima y se sintiera obligado a expresarla. En un grado mayor que los sinpticos, todas las secciones del Cuarto Evangelio contribuyen a la articulacin de un tema central: la aparicin del Hijo de Dios en la Historia. Juan explora dos facetas de esta aparicin: su carcter de revelacin y de redencin.
  38. 38. Revelacin y redencin Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla (1:5). Esta notable invasin del mundo por parte de Dios se describe mediante un lenguaje dualista. Ofendiendo toda sensibilidad moderna, Juan a rma que en Cristo y a pesar de que tom forma de carne contemplamos la gloria de Dios. Sin embargo, esta clase de ofensa se remonta tambin a la Antigedad. La oscuridad asalta a la luz, pero no puede triunfar sobre ella. El mundo est en permanente enemistad con el Hijo. No obstante, aunque Jess es perseguido, juzgado y crucificado, Juan sigue afirmando que su luz no se extingue. Pero el don de Cristo no es simplemente su revelacin del Padre (14:9). El segundo mensaje de Juan tiene que ver con la redencin. En l estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad (1:4). Hay esperanza para nosotros en el mundo. El mensaje de la invasin de la historia lo es tambin de sacri cio y redencin. Aquellos que aceptan esta revelacin, se identi can con la luz y creen, tendrn vida eterna. La vida del Hijo se derrama en sacri cio, creando de este modo la comunidad de los redimidos (17:6ss., 2026). Tal comunidad es portadora del Espritu de Cristo que la sustenta, puesto que el odio que otrora se extenda hacia el Hijo se dirige ahora contra ellos (15:12ss.). Por tanto, el propsito de Juan al escribir es explicar esta revelacin y redencin junto con sus posibilidades. En 20:31, el autor expresa claramente este objetivo: Pero stas se han escrito para que ustedes crean que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida. En este pasaje convergen nuestros temas principales: la necesidad de creer, el reconocimiento de la liacin de Jess y la promesa de la vida. Sin embargo, aun aqu hemos de hacer frente al misterio de Juan. Una variante textual (ver comentarios sobre 20:3031) de la palabra creer (pisteuete [presente de subjuntivo] frente a pisteusete [aoristo
  39. 39. subjuntivo]) arroja dudas sobre el sentido del versculo. Una de las lecturas implicara una actitud evangelizadora por parte de Juan (aoristo: para que lleguen a creer); la otra implica la transmisin de nimo (el presente: para que puedan seguir creyendo). Esta ltima lectura tiene el mejor apoyo de los manuscritos y explica de manera ms til el carcter de Juan. Se escribe para los cristianos que, conociendo ya los rudimentos de la vida de Cristo y la verdad cristiana, desean ahora ir ms lejos. No solo hay en este Evangelio una in exible madurez de pensamiento, sino que sus narraciones implican tambin que se redact para tratar ciertas circunstancias prcticas de la iglesia. Algunos diran que Juan est envuelto en una polmica: sosteniendo la verdad cristiana en medio de fuerzas hostiles. No obstante, entre los propsitos de Juan est tambin la clari cacin de las doctrinas cristianas en una etapa incipiente del desarrollo de la iglesia.
  40. 40. Asuntos judos El con icto entre Jess y los fariseos que se describe en los sinpticos recibe en Juan una marcada atencin. Una breve lectura de 8:3159 o 10:1939 lo deja claro. Hay un ataque constante sobre la posicin religiosa del judasmo. Por ejemplo, en Juan, la expresin los judos se convierte prcticamente en una frase tcnica (se utiliza setenta veces) para aludir a aquellos que rechazan a Jess. En 9:22, por ejemplo, los padres del ciego (que son judos) tienen temor de los judos. Pero esto no es todo. Se subraya tanto el mesianismo de Jess como su relacin con las festividades e instituciones del judasmo. Qu signi ca esto? Los Evangelios no se escribieron nicamente para registrar la historia de Jess, sino tambin para tratar ciertas circunstancias espec cas en la vida de sus primeros lectores. Se consignaron unos dichos o relatos determinados y no otros por razones concretas. Es posible que aqu los cristianos de la iglesia de Juan necesitaran nimo por causa de la persecucin y las hostilidades de que eran objeto. Juan respalda las a rmaciones cristianas contra la incredulidad de los judos. El hecho histrico de la incredulidad juda en el tiempo de Jess se une a la oposicin de los judos en la poca de Juan.
  41. 41. Asuntos cristianos En el tiempo en que se public el Evangelio, la iglesia cristiana primitiva haba crecido y se haba diversi cado considerablemente. Por eso no es extrao descubrir que Juan ha incluido materiales histricos pertinentes para las necesidades cristianas de su generacin. Sera un error, no obstante, pensar que alguna de estas necesidades se convirti en la fuerza dominante del plan literario de Juan. Por el contrario, tales necesidades constituyen temas secundarios que aparecen aqu y all, y arrojan luz sobre la situacin de Juan. Los eruditos han identi cado una increble lista de temas, pero nosotros solo observaremos incidentalmente cinco de los ms sobresalientes: La importancia de Juan el Bautista. Tena el Bautista un grupo de seguidores (quiz hasta una secta) que no segua a Jess o se opona a l? Esto es lo que parecen implicar Lucas 3:15 y Hechos 19:17, y ciertos escritos posteriores lo con rman.11 El Cuarto Evangelio hace todo lo posible por a rmar que el Bautista no era el Mesas (1:20; 3:28), que no era la luz (1:89) y que Jess es superior a l (1:30; 3:2930; 10:41). Vemos incluso a ciertos discpulos de Juan el Bautista que llegan a ser los primeros convertidos de Jess (1:3542). Mateo, Marcos y Lucas no tienen pasajes paralelos que traten eso. El lugar del sacramentalismo. Juan tiene un punto de vista sacramental de la historia, puesto que, para l, la encarnacin de Cristo signi ca la verdadera aparicin de Dios en la historia humana. La adoracin puede a rmar esta clase de apariciones verdaderas cuando sus smbolos (el bautismo, la cena del Seor) asumen las verdaderas propiedades de aquello que describen. Por eso se les llama sacramentos. Los eruditos han identi cado un singular inters jonico en los sacramentos de la adoracin cristiana, pero hay poco acuerdo sobre el propsito de Juan. Algunos observan una ausencia de inters (p. ej., se omite la cena del Seor), mientras que otros ven alusiones por
  42. 42. todas partes (bautismo: captulos 3, 5, 9: eucarista: captulos 2, 6; ambas ordenanzas: 19:34). Parece mejor concluir que el principal mensaje de Juan al respecto (que encontramos en 3:121 y 6:5265) es de carcter correctivo: sin el Espritu, estas expresiones de adoracin llegan a ser rituales impotentes, vacos de su propsito original. Cristologa. Ireneo, uno de los padres de la iglesia (siglo II), escribi que el Evangelio de Juan fue redactado para refutar a Cerinto, el hereje gnstico. Aunque esto no es muy probable, Ireneo observ correctamente que la exposicin que Juan hace de Cristo haba sido cuidadosamente considerada. Se examinan cuestiones como la naturaleza y origen de Jess, y su relacin con el Padre de un modo que no tiene precedente en los sinpticos. Por ejemplo, Juan a rma la unidad de Jess y el Padre (10:30; 14:910), su distincin entre ellos (14:28; 17:15) y su unidad de propsito (5:1718; 8:42). No es de extraar que, en la formacin de la doctrina trinitaria, el Evangelio de Juan desempeara un papel tan notable (cf. Tertuliano, Contra Prxeas). Esto fue especialmente as en el Concilio de Nicea (325), cuando Arrio neg la naturaleza eterna del Hijo. En posteriores debates con los arrianos, Atanasio dependi mucho del Cuarto Evangelio y encontr en el ttulo logos del prlogo jonico una herramienta muy til y descriptiva de la persona de Cristo.12 Juan afirma la divinidad de Cristo. Si alguien se sintiera inclinado hacia el adopcionismo (i.e., que Jess era un hombre divinamente inspirado), este Evangelio argumenta sin tregua en sentido contrario. Por otra parte, el mundo griego se senta cmodo con las divinidades y, en todo caso, dudaba en a rmar la plena humanidad de Jess (docetismo). Juan sostiene que Jess es verdaderamente humano, de verdadera carne (1:14; cf. 20:27). La brillantez y permanente valor de este Evangelio radica en que adopta ambas posiciones. Jess era eternamente divino y su encarnacin fue completa, es decir, era plenamente Dios y plenamente hombre. Pero los eruditos se han apresurado a sealar que esta equilibrada cristologa parece arti cial. Si se elimina el prlogo (1:118), el
  43. 43. equilibrio se trastorna y, en palabras de algunos, Juan se convierte en un ingenuo doceta.13 Pero esta a rmacin parece injustamente dura.14 Una solucin ha consistido en ver ciertas etapas de desarrollo en Juan. Es decir, el prlogo podra haberse aadido al Evangelio en una etapa posterior, durante el periodo de la publicacin de las cartas de Juan. No hay duda de que 1 Juan se enfrenta categricamente al docetismo (1Jn 4:13) y, si la elevada cristologa del Cuarto Evangelio haba dado alas a las herticas creencias docetas, la inclusin del himno le habra dado el necesario equilibrio. Sin embargo, es vital decir que la humanidad de Cristo es intrnseca en todo el Evangelio de Juan. Juan describe a Jess desde una doble perspectiva sin re exin ni especulacin. Es igual a Dios; es, de hecho, Dios en carne; sin embargo, es plenamente humano.15 Solo por esta a rmacin, Juan adquiere un inestimable valor para la iglesia y sus credos. El Espritu Santo. Juan nos proporciona una gran cantidad de informacin sobre el Espritu y en muchos casos con ere un singular acento a ciertas caractersticas teolgicas del mismo que no encontramos en los Evangelios sinpticos. Su tratamiento se mueve en dos direcciones. (1) Desde un punto de vista cristolgico, Juan pone de relieve que el Espritu es un rasgo integral de la experiencia que Jess tiene de Dios. Durante el bautismo de Jess, por ejemplo, Juan narra su relato, pero aade que el Espritu permaneci sobre Jess (1:3233), subrayando la permanencia de Dios en l. Jess se destaca de Juan el Bautista porque Dios le ha dado el Espritu sin restriccin (3:34). Al Espritu se le describe de manera metafrica como una fuente de agua viva (4:10), y ms adelante se nos dice que es una fuente que uye desde dentro del propio Jess (7:3739). De hecho, el derramamiento del Espritu depende de la muerte de Jess (7:39), quien en su discurso del aposento alto comenta: Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendr a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviar a ustedes (16:7). Como veremos en el comentario, esta imaginera que une al Espritu con
  44. 44. Cristo podra estar en accin en la cruz cuando el soldado traspasa el costado de Jess y de la herida fluye agua y sangre (19:34). (2) Juan habla tambin de la promesa del Espritu para los creyentes. Solo l nos proporciona el dilogo con Nicodemo, en el que Jess desafa a este maestro para que nazca de nuevo (3:110). No se trata de una obra de conversin de carcter intelectual o moral, sino sobrenatural. Lo mismo se aplica a la mujer samaritana, un personaje que desde un punto de vista teolgico y social contrasta radicalmente con Nicodemo. El agua viva que busca (4:15) se de ne ms adelante como el Espritu (7:3738), y Jess se aprovecha del distanciamiento cultural entre Samaria y el judasmo para hablar de la verdadera adoracin que requiere la accin del Espritu (4:24). En este Evangelio abundan las alusiones al Espritu (ver 6:63), que culminan en el extenso discurso de despedida (captulos 1416), donde Jess describe al Espritu y promete su presencia a todos los creyentes. A diferencia de los sinpticos, Juan consigna incluso la concesin del Espritu a sus discpulos por parte de Jess el Domingo de Resurreccin como un ltimo don que sella su partida (20:22). Todo esto signi ca que, para Juan, el Espritu Santo no es un mero rasgo incidental de la vida e identidad de Jess, ni tampoco una dimensin opcional para el discipulado cristiano. Estar unido a Jess es experimentar su Espritu, que en la cruz es derramado para el mundo.16 Nuestra esperanza futura: escatologa. Muchos de los primeros cristianos anhelaban la Segunda Venida de Cristo y anticipaban un inminente nal de la historia. Esto explica los dichos de Jess sobre su Segunda Venida en los sinpticos (ver Mt 24; Mr 13; Lc 21). Cmo reaccionaron cuando esta esperanza se vio frustrada (cf. 2P 3:112)? El Evangelio de Juan no registra nada parecido a los discursos escatolgicos de Jess en los sinpticos. Aun as, mantiene la esperanza futura (Jn 5:25ss.; 1Jn 2:28), pero introduce un nuevo acento: la anhelada presencia de Jess nos es ahora mediada por el Espritu. En el aposento alto, el anuncio que Jess hace del Espritu adquiere una tonalidad escato-lgica (ver Jn 14:1823). Es decir, de un modo vital
  45. 45. que muchas veces pasamos por alto, Jess ha regresado ya y est con nosotros en el Espritu. En trminos tcnicos, Juan subraya una escatologa consumada a diferencia de la esperanza apocalptica de los sinpticos.
  46. 46. Cmo se elabor el Evangelio de Juan La exgesis ha de comenzar con un concienzudo conocimiento del texto tal como lo tenemos. No basta con estudiar un pasaje aislado de su contexto. Ni tampoco desatender el marco teolgico de referencia ms amplio de Juan y pensar que podemos entender correctamente el signi cado de un relato espec co. Se trata de un texto antiguo, un relato del que nos separan casi dos mil aos. Llega hasta nosotros sin derechos de autor ni historia editorial; ni siquiera poseemos la primera edicin. Durante muchos siglos, los escribas copiaron este Evangelio a mano; algunos de ellos eran escrupulosos y eruditos, mientras que otros fueron, francamente, descuidados. Cul es, por tanto, la forma o estado del relato que ahora tenemos en nuestras manos? Cul es el fenmeno literario del Cuarto Evangelio? El fenmeno literario del texto de Juan es un misterio asombroso. De hecho, hay un ingente volumen de obras acadmicas que han intentado precisamente resolver este misterio jonico.17 Esta es quiz la razn por la que Raymond Brown observ en una ocasin que los eruditos jonicos son a menudo en su tiempo libre aficionados a los relatos detectivescos. Cuando nos disponemos a iniciar esta tarea se nos presentan dos deberes esenciales. En primer lugar, podemos saber algo sobre el modo en que este Evangelio se confeccion? Puede colegirse alguna fuente concreta? Podra ser que el Cuarto Evangelio estuviera formado por una serie de lo que podramos denominar estratos editoriales? Es posible que ciertas colecciones de historias sobre Jess y sus milagros se combinaran con extensos relatos de sus enseanzas? Si esto fuera cierto y estuviera bien fundamentado en datos slidos, aprenderamos entonces mucho ms sobre el texto. En segundo lugar, hemos de distanciarnos y considerar este Evangelio en su conjunto. En su forma cannica actual,18 se percibe alguna lgica y simetra que sea til para su comprensin? Posee el Cuarto Evangelio alguna estructura
  47. 47. organizativa que explique su unidad y mensaje teolgico?
  48. 48. Estratos literarios en Juan El rompecabezas de la historia literaria de Juan fue el primer asunto crtico reconocido en el Evangelio. Ya en el siglo II, el Diatessaron de Taciano redispuso importantes porciones de Juan para que encajaran en los sinpticos. Pero el proceso de desarticulacin textual debi de haber sido amplio. Los autores de la versin siraca sinatica, hallada en 1892 en el desierto egipcio de Sina, en el monasterio de Santa Catalina, redistribuyeron Juan 18 (el orden del interrogatorio de Caifs y Ans) para mejorar la narrativa. Lo que parece que tenemos son claves internas podemos quiz clasi carlos como costuras literarias que indican una historia de la composicin en este Evangelio. Lamentablemente, la solucin a este problema es distinta de la que tenemos en los sinpticos, en los que pueden compararse mltiples tradiciones. Por ejemplo, si Mateo y Lucas utilizaron Marcos, pueden entonces analizarse sus patrones de dependencia y divergencia. Naturalmente, algunos han argumentado que Juan podra haber estado familiarizado con el bosquejo de Marcos o con algunas de las secciones de Lucas, pero pocos se atreveran a sugerir una dependencia literaria directa del orden en que, por ejemplo, Mateo utiliz a Marcos. Por el contrario, las fuentes de Juan solo nos han dejado unos indicios muy sutiles de su historia. Puesto que las fuentes de Juan no se nos revelan, los eruditos han desarrollado ciertas tcnicas para desentraar los misterios del Evangelio.19 (1) All donde se sospecha la presencia de otros editores, podemos buscar evidencias de estilo. Podramos observar, por ejemplo, que logos (verbo) se utiliza en el captulo 1 y luego desaparece. Lo mismo sucede con palabras cruciales como pleroma (plenitud) y charis (gracia). Sin embargo, los mejores estudios han rechazado esta herramienta. Una serie de cuidadosos trabajos lingsticos ha terminado por debilitar de nitivamente las teoras sobre fuentes basadas en cuestiones de estilo y nos ha convencido de que ha habido una misma
  49. 49. mano en accin desde los captulos 1 al 21.20 Observamos, por ejemplo, que en Juan se omite sistemticamente una importante palabra como dynamis (poder) y se sustituye con lo que se ha dado en llamar vocabulario jonico para aludir a los milagros: ergon (obra) y semeion (seal). (2) Podemos buscar tendencias ideolgicas, en las que el texto nos presenta puntos de vista encontrados. Juan ha sido objeto de mucha atencin tambin en este asunto. Cuando un autor adopta una fuente, es posible que, aunque sea a nivel inconsciente, est en desacuerdo con ella. En aquellos casos en que tales desacuerdos se hacen discernibles, puede distinguirse a la fuente del editor. Rudolf Bultmann fue el gran experto en esta clase de labor detectivesca. Bultmann catalog un buen nmero de tendencias, como por ejemplo el inters en el discpulo amado, las obras frente a las seales, y la escatologa. Obsrvese que en 3:26 y 4:1 las narraciones tradicionales nos dicen que Jess bautizaba en agua. Y a continuacin, y para nuestra sorpresa, en 4:2 el relato introduce una cierta correccin para decir que en realidad no era Jess quien bautizaba, sino sus discpulos. Bultmann a rma que esto es una prueba de desacuerdo entre el autor y su fuente. Pero los expertos se han mostrado igualmente crticos con este acercamiento. D. Moody Smith y Robert Fortna cuestionan nuestra competencia para discernir los estratos ideolgicos.21 Por un lado, los temas que aparecen en el Evangelio de Juan son demasiado sutiles y matizados y, por otro, cualquier autor puede escribir empleando algunas tensiones interiores. Asignar un punto de vista a un nivel ms primitivo y otro a un redactor o editor sencillamente carece de base objetiva. (3) Hay una tercera herramienta ms prometedora: la evidencia contextual. La evidencia contextual la forman aquellas indicaciones que muestran alguna irregularidad en el texto, un cierto distanciamiento narrativo. Se pone de mani esto en una serie de formas. (a) Est la evidencia textual, en la que hay antiguos manuscritos que muestran discrepancias en la tradicin. Es posible que uno de los manuscritos
  50. 50. griegos registre un prrafo o frase de un modo mientras que otro ofrece una versin distinta. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en el nal ms extenso de Marcos (ver Mr 16:920). Sin embargo, tristemente, es poco frecuente en Juan. Nos viene de inmediato a la mente el relato de la adltera (7:538:11); no obstante, las discrepancias textuales rara vez representan algn cambio importante para la interpretacin del Cuarto Evangelio (cf. 1:13, 18, 41; 3:34; 6:69; 14:3).22 (b) Una segunda herramienta contextual consiste en localizar y estudiar los comentarios parentticos del narrador/editor. Se trata de comentarios que interrumpen la narracin para clari car algn aspecto al lector; tales comentarios implican que el autor est utilizando materiales, fuentes o tradiciones que es posible que sus lectores no entiendan. Estos comentarios son frecuentes en Juan. Por ejemplo, en Juan 1:41 se nos explica que el nombre arameo de Cefas signi ca Pedro (petros en griego). En 19:31 se nos dice que el sabbat judo es un (lit.) da de esta. En 4:9, las tensiones entre judos y samaritanos merecen una nota marginal aclaratoria (los judos no se llevan muy bien con los samaritanos). Espordicamente, Juan explica alguna di cultad dentro de la lgica del texto. Por ejemplo, en 2:9 puede que el encargado del banquete de bodas no conociera el origen del vino, sin embargo, el narrador nos recuerda que los siervos fueron verdaderos testigos del milagro. Esta misma forma de ayuda para el lector puede encontrarse en 4:2, donde se nos recuerda que Jess no bautizaba a nadie. Pero, por regla general, lo que hace el narrador es simplemente clari car el relato en s, como en 6:1, cuando dice que el mar de Galilea y el de Tiberades son el mismo. Aqu es donde los crticos de las fuentes se sorprenden. Si los lectores de Juan conocan el Mar de Tiberades y si Juan escribi todo su relato sin fuentes, por qu entonces no utilizaba esta expresin de entrada? (c) La tercera herramienta contextual la encontramos en lo que personalmente denomino las costuras literarias del texto. Se trata de casos en los que el uir cronolgico, temtico o dramtico de las
  51. 51. narraciones parece desarticulado. A diferencia de los sinpticos, en el Evangelio de Juan abunda esta clase de textos. Estos fenmenos son tan comunes que se les ha dado incluso un nombre tcnico. En 1907, Edward Schwartz acu el trmino apora para aludir a estas di cultades.23 En nuestros das, este trmino ha sido adoptado por Robert Fortna y Howard Teeple.24 En ingls, el trabajo ms antiguo sobre este problema es tres aos posterior al de Schwartz y puede encontrarse en la obra de Warburton Lewis, Disarrangements in the Fourth Gospel [Desorganizacin en el Cuarto Evangelio].25 Una rpida mirada a algunas de tales aporas nos ayudar a aclarar esta cuestin: En primer lugar consideremos el prlogo de Juan (1:118), con su lenguaje caracterstico y su estilo potico. Sin l, el Evangelio comenzara en 1:19 con Juan el Bautista y seguira el tradicional punto de partida de los sinpticos. Cul es el origen de este poema? Quin lo escribi? Cul es su relacin con el cuerpo del Evangelio? Obsrvese que Juan utiliza el trmino seal (semeion en griego) para aludir a los milagros de Jess. En 2:11 y 4:54 se numeran las seales (la primera y la segunda), sin embargo, a partir este punto no se sigue desarrollando la numeracin. Por otra parte, muchos se han preguntado cmo puede 4:54 ser la segunda seal cuando 2:23 dice que Jess haba hecho mltiples seales en Jerusaln en un periodo anterior. En 3:22, el texto dice que Jess fue con sus discpulos a la regin de Judea. El problema es que haba estado en Judea desde un principio, puesto que haba asistido a la fiesta de la Pascua en Jerusaln (2:233:21). Uno de los ms fascinantes rompecabezas es la secuencia de Juan 5 y 6. El orden presente hace que Jess vaya de un modo abrupto de Samaria a Galilea, luego a Jerusaln y de vuelta a Galilea para regresar una vez ms a Jerusaln, todo ello sin
  52. 52. transiciones. En el captulo 5, por ejemplo, Jess ha participado en un debate en Jerusaln. Consideremos ahora lo que dice en 6:1 (lit.): Despus de esto Jess se fue al otro lado del Mar de Galilea. A muchos eruditos les gustara invertir el orden de los captulos 5 y 6.26 Consideremos tambin la percopa de la adltera (7:538:11), que, aunque interrumpe el discurso de la fiesta de los Tabernculos, tiene vnculos teolgicos con l. Este es el nico caso en que la evidencia de los manuscritos es significativa. Se trata probablemente de un episodio flotante del Evangelio que lleg tarde a Juan (y a Lucas).27 Otra apora podra ser la de 11:2. En este pasaje se presenta a Mara de Betania como la mujer que ungi con perfume al Seor, y le sec los pies con sus cabellos. El nico problema es que esta uncin no se produce hasta el prximo captulo (cap. 12). En 14:31 parece que Jess haya terminado su discurso del aposento alto y da a entender que su arresto es inminente: Ya no hablar ms con ustedes, porque viene el prncipe de este mundo (14:30). Acto seguido dice: Levntense, vmonos de aqu! (14:31). Lo sorprendente es que Jess tiene todava mucho que decirles ochenta y seis versculos ms o menos! antes de que Judas intervenga. Debera acaso 18:1 seguir inmediatamente a 14:31? Si se lee la narracin siguiendo esta secuencia, es sorprendente la fluidez que adquiere el texto. Otra apora se encuentra en 16:5: Ahora vuelvo al que me envi, pero ninguno de ustedes me pregunta: A dnde vas?. Sin embargo, lo que ha sucedido es precisamente lo contrario, ya que en 13:36 Pedro ha planteado una pregunta idntica y en 14:5 Toms ha hecho lo mismo. Esto ha inspirado una gran cantidad de teoras redistributivas que pretenden situar 16:5 antes de 13:36. Una ltima apora est relacionada con lo anterior: Qu hacemos
  53. 53. con Juan 21? Los versculos que clausuran el captulo 20 parecen concluir el Evangelio. Esto da origen a toda una serie de preguntas tcnicas. Escribi este captulo el mismo autor que redact el texto de 120? Por lo que al estilo se refiere es el mismo (incluso en 21:14 utiliza un sistema de numeracin para los episodios de la resurreccin que concuerda con los consignados en el captulo 20). Otro aspecto igualmente importante es que la rivalidad entre Pedro y Juan que encontramos en Juan 13 y 20 se repite en el captulo 21, cuando divisan a Jess en la playa. No obstante, un editor habilidoso podra haber redactado este captulo siguiendo el estilo y el formato de los captulos 120. La seccin ms fascinante est en los dos ltimos versculos (21:2425). Sorprendentemente, en este pasaje, unos editores o escritores distintos del discpulo amado delatan su identidad, ste es el discpulo que da testimonio de estas cosas, y las escribi. Y estamos convencidos de que su testimonio es verdico. Quines estn tras el nosotros de este versculo? Se trata acaso de una prueba de primera mano de los discpulos de Juan que le ayudaron a editar el Evangelio? En resumen, esta evidencia literaria signi ca sencillamente que cuando Juan escribi su Evangelio utiliz ciertas fuentes. Para m, las fuentes sealan la antigedad de la tradicin jonica. Algunos eruditos dan el paso innecesario de evaluar estas fuentes para localizar aquellas que son ms dedignas desde un punto de vista histrico. Pero la mayora ven esto como una evidencia de que en el periodo ms antiguo se produjo una deliberada seleccin editorial y distribucin de los relatos. Son pocos los que creen que el discpulo amado escribi todo su Evangelio de una sentada, de principio a n. Una mayora de eruditos asumen que el texto se fue desarrollando a lo largo de un periodo de tiempo. Es probable que el Cuarto Evangelio pasara por una serie de etapas de composicin, y que las costuras literarias que se aprecian marquen las lneas de unin de tales etapas. Como le sucede a una casa que ha experimentado numerosas ampliaciones y ha aadido elementos a su
  54. 54. arquitectura, identi car las costuras ayuda a reconstruir las intenciones de los constructores originales.
  55. 55. Una propuesta de reconstruccin Muchos eruditos han intentado trazar las etapas de edi cacin que con guran este Evangelio, pero hay poco acuerdo. A continuacin propongo una posible reconstruccin de este proceso desde un punto de vista conservador: Primera etapa. Entre los cristianos ms antiguos circulaba una recopilacin bsica de las enseanzas de Jess. Muchas de ellas fueron recopiladas por Juan, memorizadas o escritas, y utilizadas en su ministerio personal. Segunda etapa. Se form una comunidad (posiblemente a partir de seguidores de Juan el Bautista, ver captulos 14) que viva en una fuerte tensin con la sociedad juda adyacente.28 Esto explica el frecuente argumento en el Evangelio contra los judos y su utilizacin de materiales culturales y teolgicos judos. Explica tambin el dualismo del Evangelio y sus repetidas advertencias sobre el mundo. Los relatos del Evangelio fueron configurados por la vida y necesidades de la iglesia en su lucha por existir dentro de la sociedad. Tercera etapa. A medida que la comunidad creca y consolidaba su identidad, se iba redactando un primer borrador del Evangelio, basado en los recuerdos que Juan tena de la vida de Jess. Este pre-evangelio comenzaba posiblemente con la historia de Juan el Bautista (1:19) y terminaba en 20:31. Cuarta etapa. De repente, la comunidad se vio inmersa en una serie de luchas internas, batallando con las primeras herejas gnsticas y divisiones intestinas. Juan escribi sus tres cartas (1Jn, 2Jn, 3Jn) y al mismo tiempo el prlogo de su Evangelio (Jn 1:118), que se anex a este como una afirmacin explcita de su cristologa encarnacional. Es un elocuente y vigoroso preludio que prepara el camino para las afirmaciones ms sutiles que aparecen en otros lugares del Evangelio.
  56. 56. Quinta etapa. Tras la muerte de Juan, sus discpulos recopilaron reverentemente sus ltimos relatos de la resurreccin (captulo 21) y rindieron tributo a la perenne importancia del testimonio presencial de Juan (19:35; 21:24). Al editar el relato del Evangelio, dieron a Juan el ttulo de discpulo amado, reconociendo su intimidad con Jess y la profundidad de su enseanza. Dieron tambin al Evangelio su formato final, uniendo entre s algunos relatos y dando los toques finales a las apreciadas memorias de Juan.29
  57. 57. Estructura literaria Un excelente ejercicio consiste en fotocopiar el cuarto Evangelio y realizar un montaje del texto.30 Esto nos permite ver el Evangelio en su totalidad y observar las conexiones entre las distintas unidades del texto. Juan 11 (la resurreccin de Lzaro) puede compararse ahora fcilmente con Juan 20 (la resurreccin de Jess). Pueden tambin marcarse con facilidad los cambios temticos. 31 Por ejemplo, los abruptos cambios entre Juan 5 y 6 se hacen ahora evidentes. Si exploramos todo el Evangelio, es fcil apreciar enseguida algunas divisiones naturales. Pero tengamos en cuenta desde el principio que las divisiones por captulos son artificiales. Se trata de localizar cualquier divisin literaria natural. Parece que Jess est actuando en pblico desde los captulos 112, mostrando seales y enseando pblicamente a diversos grupos. Despus, en los captulos 1317 le vemos en privado, hablando con sus seguidores, casi despidindose de ellos. Por ltimo, la narracin termina con un detallado relato de la Pasin y la resurreccin. Consideremos con atencin las transiciones entre estas unidades. El captulo 12 parece ser un claro clmax del ministerio pblico: Termina con un resumen de los esfuerzos de Jess, un clamor de desesperacin sobre la incredulidad y una ltima rea rmacin del origen divino de las palabras de Jess. A partir de Juan 13:1 nos situamos en la Pascua, se observa ahora que Jess est prximo a abandonar el mundo y se encuentra nicamente con aquellos que le han seguido. El captulo 17 nos presenta una extensa oracin, y un nuevo cambio geogrfico (el valle de Cedrn) nos traslada a otra escena: el arresto, juicio y muerte de Jess. Los largos discursos dan ahora paso a las dramticas narraciones de la Pasin de Cristo. Los eruditos se han apresurado a observar estas divisiones y a ponerles nombre. A los captulos 112 se les llama el Libro de las Seales,
  58. 58. puesto que en ellos se consignan un buen nmero de milagros con enseanza de Jess. A los captulos 1321 (que anan las secciones del Aposento Alto y de la Pasin) se les llama el Libro de la Gloria, puesto que en la cruz Jess es glorificado (13:31). El Libro de las Seales (Juan 112). Demos ahora una mirada ms detallada a la primera seccin, el Libro de las Seales. Obsrvese que el himno del comienzo es casi una obertura, una especie de entrems del drama que comienza realmente en 1:19. A esto le sigue una seccin centrada en Juan el Bautista y sus discpulos (y sus contactos ms antiguos con Jess). A continuacin, las escenas se suceden con rapidez: un milagro en Can, la puri cacin del templo, Nicodemo, etctera. Intentemos clasi car estas unidades por temas, observando los principales cambios narrativos. Se hace inmediatamente claro que estas secciones estn organizadas con un criterio temtico. En los captulos 24 Jess lleva a cabo milagros en instituciones del judasmo; En los captulos 510 hace su aparicin en una serie de festividades judas (obsrvese que en cada seccin se nombra la esta en cuestin). En cada caso instituciones y festividades, Jess sustituye algn smbolo judo por una provisin ms abundante, abundancia mesinica (agua por agua viva; man por pan de vida, etc.). Podemos aventurar un bosquejo como este: A. Prlogo (1:118) B. Jess y el Bautista (1:1951) C. Jess y las instituciones judas (2:14:54)32 1. En Can: Tinajas para la purificacin (2:112) 2. En Jerusaln: El templo (2:1325) 3. En Jerusaln: Un rabino (3:121) {Otro excurso sobre el Bautista (3:2235)}33 4. En Samaria: Un pozo sagrado (4:142) 5. Vuelta a Can (4:4354)
  59. 59. D. Jess y las festividades judas (5:110:42)34 1. Sabbat (5:147) 2. Pascua (6:171) 3. La fiesta de los Tabernculos (una festividad de agua y luz) {Excurso sobre una mujer adltera (7:538:11)}35 a. Un discurso sobre la luz (8:1230) b. Una narracin sobre el conflicto entre la luz y la ceguera (9:141) 4. Rededicacin (o Januc) (10:139) 5. Vuelta a Juan el Bautista (10:4042) E. Prefiguracin de la muerte y resurreccin de Jess (11:112:50) 1. Lzaro: un paradigma de la muerte y la vida (11:157)36 2. Jess, ungido para la muerte, entra en Jerusaln para morir (12:150) Obsrvese cuntas de las unidades literarias vienen sealadas por indicadores internos de cada divisin. Los episodios de Can (milagros, cada uno de ellos numerados) encuadran la seccin sobre las instituciones judas. En la seccin de los festivales se alude a diferentes festividades, se centra en un importante smbolo de cada una (sabbat/trabajo, Pascua/pan, Tabernculos/agua y luz, Rededicacin/consagracin de Jess), y generalmente Jess pronuncia un discurso que expone el signi cado de tales smbolos (ver 6:1535 como un comentario sobre la Pascua). La ltima referencia a Juan el Bautista (10:4042) nos lleva de regreso al inicio de toda la secuencia de seales (1:19ss.), llevando a cabo otro plano nal y reiterando el valor de las seales de Jess. Finalmente, los dos ltimos captulos representan una aleccionadora advertencia de lo que ha de venir.
  60. 60. Qu conclusiones podemos sacar de todo esto? De repente parece que el Cuarto Evangelio puede estar organizado con un criterio temtico (al menos en los captulos 112), si bien las unidades o relatos tienen un claro carcter histrico y cronolgico. Juan nos dice ms sobre el impacto del ministerio mesinico de Jess en el judasmo que de la secuencia de los acontecimientos que con guran dicho ministerio. Los episodios no se organizan de manera accidental. La ltima edicin de Juan que poseemos tiene una organizacin cuidadosa e intencionada. El Libro de la Gloria (Juan 1321). Por lo que respecta al Libro de la Gloria (captulos 1321), puede decirse algo muy parecido. En esta importante seccin, Jess se dirige en privado a sus discpulos durante su ltima Pascua. Sorprendentemente, estos nueve captulos se centran en unos pocos das de la vida de Jess. Les ensea en privado sobre la disposicin a servir, les lava los pies, explica la venida del Espritu Santo en trminos de revelacin y persecucin personal, y ora detenidamente por sus seguidores y discpulos. Con el captulo 18 se inicia el relato del juicio y la muerte de Jess. Por su condicin de narrativa, esta seccin se parece mucho a los sinpticos, pasando con rapidez de una a otra escena sin los caractersticos discursos jonicos. A la cruz le sigue un detallado relato de la resurreccin, en que Jess unge a sus seguidores con el Espritu. Por ltimo, el captulo 21 es posiblemente un anexo que aade los relatos de despus de la resurreccin en Galilea y el extenso dilogo entre Jess y Pedro. A. La comida de la Pascua (13:130) 1. El lavamiento de los pies (13:120) 2. La traicin de Judas (13:2130) B. El discurso de despedida (13:3117:26) 1. La partida y provisin de Jess (13:3114:31) 2. La vid verdadera (15:117) 3. Los discpulos y el mundo (15:1816:33) a. La enemistad del mundo (15:1816:4a) b. Otros aspectos de la obra del Espritu (16:4b.
  61. 61. 33) 4. La oracin sacerdotal de Jess (17:126) C. El sufrimiento y la muerte de Jess (18:119:42) 1. El arresto y el interrogatorio (18:119:16) a. El arresto (18:111) b. El juicio judo (18:1227) c. El juicio romano (18:2819:16) 2. Crucifixin y sepultura (19:1742) D. La resurreccin (20:129) E. Eplogo (21:125) 1. El milagro de los ciento cincuenta y tres peces (21:114) 2. Jess y Pedro (21:1523) 3. Apndice editorial (21:2425) El Libro de la Gloria est dominado por los acontecimientos del Aposento Alto y por el relato de la Pasin. En los captulos 1317, Jess es el foco de atencin, preparando a sus discpulos para su muerte. El captulo 18, por otra parte, es un tipo distinto de relato. Parece que el episodio del juicio y muerte de Jess qued rmemente establecido en el cristianismo primitivo, puede que mediante la tradicin oral. En Juan 1819 existen ms paralelismos con los Evangelios sinpticos que en cualquier otra seccin. Esta es la razn por la que C. H. Dodd comenz con la narracin de la Pasin cuando analiz el valor histrico del Cuarto Evangelio.37 Dodd concluy, no obstante, que aunque este Evangelio recuerda a los sinpticos, sus divergencias son tales que probablemente consigna una antigua y autntica corriente de tradicin oral sobre la muerte de Jess. Sin embargo, lo que a primera vista parece una fluida narrativa, cuando la analizamos ms de cerca se revela como una historia ensamblada de un modo muy parecido al Libro de las Seales. La despedida de Jess
  62. 62. (13:3117:26), por ejemplo, parece un mosaico de enseanzas. Se ha observado ya que 16:5, con la censura de Jess a sus discpulos por no preguntarle a dnde se dirige, no encaja muy bien con 13:36. Los comentaristas sealan con frecuencia el gran nmero de paralelismos entre los captulos 14 y 16, sugiriendo que podra tratarse de dos versiones de materiales similares. No obstante, la edicin nal de este Evangelio combin estas fuentes de la tradicin, las organiz y se esforz en ofrecer una exposicin coherente de los ltimos das de Jess. 1. En nuestros das, feso es una ciudad que cuenta con impresionantes ruinas. Ubicada en Turqua occidental. Aunque su puerto de mar est hoy totalmente obstruido por los sedimentos (el mar est a unos diez kilmetros de distancia), en la Antigedad haba una importante va pblica que conectaba el trfico comercial entre Grecia y Asia Menor. 2. Algunas slidas tradiciones de los primeros siglos de la iglesia indican que Juan fue sepultado en feso. Segn el historiador del siglo IV Eusebio y el telogo Ireneo, Juan haba jado su residencia en feso. Una generacin despus de Juan, Ignacio de Antioqua escribi sobre la fidelidad y fortaleza de la iglesia de feso (Ef. 89). 3. Josefo, Ant. 14.225 y ss.; 14.26263. 4. Estos nombres proceden de Romanos 16. Algunos eruditos creen que la larga lista de nombres que aparece en el ltimo captulo de Romanos alude de hecho a cristianos efesios, no romanos. Segn esta teora, se envi a feso otra copia de esta carta. 5. Los trminos gnstico y gnosticismo (derivados de la palabra griega ginosko, saber/conocer) hacen referencia a un complejo movimiento religioso que, en su forma cristiana, adquiri clara prominencia hacia el siglo II d.C. Se formaron con rapidez sectas, que seguan a importantes lderes cuya enseanza se opona directamente a la de la iglesia ortodoxa. 6. E. Hennecke, The New Testament Apocrypha, 2 vols. (Filadel a: Westminster, 1963, 1964); muchos de estos textos estn ahora
  63. 63. disponibles en Internet en http://www.non-canonical.org. 7. Ver M. Hengel, The Johannine Question (Londres: SCM, 1989), 123. 8. M. Wiles, The Spiritual Gospel: The Interpretation of the Fourth Gospel in the Early Church (Cambridge: Cambridge Univ. Press, 1960); R. Schnackenburg, John [Juan], 1:193210; J. N. D. Kelly, Early Christian Doctrines (Londres: A. & C. Black, 1977), 5279, 223 51; ver la concienzuda aunque ahora un poco arcaica bibliografa de E. Malatesta, St. Johns Gospel, 19201965 (Roma: Instituto Ponti cio, 1967), 157171, John in the History of Exegesis. Quienes deseen considerar una valoracin de la teologa de la encarnacin de Juan, pueden ver E. Harrison, A Study of John 1:14, en R. Guelich, ed., Unity and Diversity in New Testament Theology (Grand Rapids: Eerdmans, 1978), 2336; M. M. Thompson, The Humanity of Jesus in the Fourth Gospel (Filadelfia: Fortress, 1988). 9. Ver J. H. Charlesworth, The Beloved Disciple: Whose Witness Validates the Gospel of John? (Valley Forge, Pa.: Trinity, 1995). Se trata de un concienzudo estudio de la paternidad literaria (437 pginas!) que cubre la mayor parte de las opciones. Charlesworth ofrece una detallada argumentacin a favor de Toms como autor de este Evangelio. Ver tambin S. M. Schneiders, Because of the Womans Testimony Reexamining the Issue of Authorship in the Fourth Gospel, NTS 44 (1998): 51335. 10. R. Brown, Commentary on John, 2 vols. [1966, 1970] l:xcvii; 2:9056. Brown cambi de opinin en 1979 y abandon la idea de que el discpulo amado fuera Juan, hijo de Zebedeo, uno de los Doce. Ver su obra The Community of the Beloved Disciple (Nueva York: Paulist, 1979), 3334. 11. Ver la obra