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El Coloquio de los perros :veridiccin y modelo narrativo
por F l ix CARRASCO(Universidad de Montral)
Varios estudios crticos han subrayado el carcter nuclearque
desempea en el CotoqiUo el episodio de la Caizares, en elque se
aborda el misterio del origen de Cipin y Berganza y seevoca la
"transformacin" en perros de los hijos de la Montiela.El episodio
propiamente dicho no emerge a la superficie hastabien avanzado el
relato, pero un juego insistente de anticipa-ciones hace de l un
elemento omnipresente y lo constituye eneje alrededor del cual se
organiza el ensamblaje narrativo delCooquo. Toda la cadena de
sucesos contados por Berganza quedafuertemente afectada ; el propio
nacimiento y origen del narra-dor-personaje son puestos bajo el
signo de interrogacin : "Pance-I71.que la primera vez que vi el sol
fue en Sevilla, y en su Matadero. . .por donde -ntag-ia/ia [&
no ueia poi o que deipui te dJji) que mis pa-d r e s d e b i e r o
n de s e r a l a n o s . . . " ( 1 ) .
(1) Ver Novelas ejemplares, ed. F. Rodrguez Marn, Madrid,
Espasa-Calpe, Cl-sicos Castellanos, 1975, tomo I I , 7 a edicin,
pp. 214-215. Todas l a s c i t a svan refer idas a esta edicin.
Flix CARRASCO, El "Coloquio de los perros" : veridiccion y
modelo narrativo. En Critic'n(Toulouse), 35, 1986, pp. 119-133.
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120 Flix. CARRASCO Criticn, 35,
Muchas veces se ha cues t i onado e l nexo e n t r e e l
CotoqujjO yti CMamiznto engaoio. Desde e l momento que Casalduero
afirm s i nambages que "forman una nove l a , no d o s " , l a
mayor p a r t e de l o sc r t i c o s ha v i s t o en l a unidad t
emt ica e l elemento conector (2).Pero s i e l tema l a s une , la
forma n a r r a t i v a c i e r t amen te l a s s e -pa ra . Frank
P i e r c e c o n s i d e r a que e l Coloqu-Lo h a b r a ganado a
r t s t i -camente de haber apa rec ido s o l o , s i n El
cxtAcaniintO, i n s e r t o en e lmarco d e l encuen t ro de
Campuzano y P e r a l t a (Vase a r t . c i t . , p .103) . P.
Waley acepta que l a unidad t em t i ca e x p l i c a l a
conexinestructural de las dos his tor ias , pero reconoce que no da
cuentasatisfactoria ni de la forma dialogal del Coloquo, "sin
preceden-te en Cervantes", ni de la utilizacin de perros como
interlocu-tores, lo que, para la c r t ica , contribuye al
oscurecimiento deesa unidad e introduce en las novelas "una
complicacin innece-saria e irrelevante" (vase a r t . c i t . , p.
202). 0. Belc alegaque esta forma pone de manifiesto la
desproporcin entre el tiem-po real en que se gener la materia pica
y el tiempo para con-tarla ; se provoca as una tensin a r t i f i c
i a l , que "forma partede la elaboracin ar t s t ica de la obra"
(vase ob. c i t . , p. 65).La ntima relacin entre las dos novelas
es muy bien percibidapor R. El Saffar, tanto desde la perspectiva
temtica como estruc-tural (vase ob. c i t . , pp. 84-86). No fal ta
, sin embargo, algunavoz discrepante empeada en defender la
independencia mutua entrelas dos novelas y la ausencia de vnculos
internos (3).
Como es sabido, el personaje-autor justific la forma co-loquial
de modo explcito : "Pselo en forma de coloquio por
(2) Joaqun Casalduero, Sentido y forma de las Novelas
ejemplares, BuenosAires, 1943 , 2a d., Madrid, Gredos, 1962, p.
237. Con anterioridad, estaunidad haba sido vislumbrada por R.
Schevill y A. Bonilla : "esas dos nove-las (que ms bien constituyen
un solo conjunto) f iguran. . ." (Ed. Novelas ejem--piares, Madrid,
1925, tomo I I I , p . 397). Una muestra significativa de
lasreacciones de la cr t ica ante este problema puede verse en los
siguientes t ra-bajos : Frank Pierce, "Cervantes'Animal Fable", en
Atlante, I I I , 1955, pp. 103-105 ; Pamela Waley, The unity of the
"Casamiento engaoso" and the"Coloquiode los perros", en BHS, XXXIV,
1957, p. 202 ; Oldric Belc, Anlisis estruc-tural de textos
hispnicos, Madrid, Prensa espaola, 1969, pag. 68 ; PeterN. Dunn,
Las "Novelas ejemplares", en J. B. Avalle-Arce y E. C. Riley,
Sumacervantina, London, Tamesis Books, 1973, p. 11M- ; Ruth El
Saffar, Cervantes"El casamiento engaoso" and "El coloquio de los
perros", London Grant &Cutler-Tmesis Books, 1976, p. 38.(3)
Julio Rodrguez-Luis, Novedad y ejemplo de las novelas de Cervantes,
Ma-drid, J. Porra-Turanzas, 1980, nota en la pa'gina 211.
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SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 121
a h o r r a r de dijo Cipn, KUpondi.6 Besiganza, que s u e l e a
l a r g a r l a e s c r i -t u r a " ( p . 2 0 7 ) . Na tu ra lmen
te , e s t a a l e g a c i n d e l p e r s o n a j e ^ a u t o r
:Campuzano no podemos p a s a r l a buenamente a l a cuen ta d e l
a u t o r im-plcito. Sabemos que el sector ilustrado de sus
lectores reconoce-ra el carcter casi tpico de esta alegacin sin
mayor dificul-tad. En realidad otros autores del XVI haban
parafraseado con an-terioridad el conocido pasaje ciceroniano en
que el autor latino,en las palabras liminares, da esta misma razn
para justificar laforma dialogal retenida para su LaeM o Ve.
atuLcXia (4). Resultasospechoso que Cervantes, al final de su
carrera de escritor, sin-tiera de momento la perentoria necesidad
de hacer economas delas formulas de delegacin de palabra. Debe
haber sin duda razonesms hondas para la retencin de la forma
coloquial.
En el juego cervantino de reflejos y contrarreflejos guese
realiza al i r descendiendo el relato de un plano a otro,
elnarrador-autor va a i r plasmando deliberadamente toda la gama
derecepcin. En la correa trasmisora del relato, el primer narra-dor
habilitado en el interior de la ficcin es el Alfrez Campu-zano, un
personaje presentado al lector en visin casi esperpe'n-
(4) Dice Cicern en el prefacio :Eius disputationis sententias
memoriae mandauit, quas hoc libro expo-sai, meo arbitratu : quasi
enim ipsos induxi loquentes ne "Inquam" et"Inquit" saepius
interponerentur : atque ut, tanqun a praesentibus,coram haberi
sermo uidevetur.
La obrita de Cicern ha gozado de una popularidad casi
ininterrumpida desdeel siglo XVI hasta nuestros das como texto
escolar. Cervantes pudo teneracceso, si no a la fuente lat ina, por
lo menos a autores espaoles que habanparafraseado el texto latino
de forma anloga ; as , Juan de Valds just if icael formato de su
Dilogo de doctrina christiana alegando que le es enojosorepetir
"dixo el arobispo", "dixo el cura", "dixe yo" . . . "de manera que
cadauno hable de por s ; de suerte que sea dilogo ms que tratado"
(vase laedicin de D. Picart , Mxico, UNAM, 1964, p. 18). A. Gonzlez
de Amezua ase-gura que Cervantes lo tom' de Luis Alfonso de
Carvallo, Cisne de Apolo...,Medina del Campo, J. Godnez, 1602, f.
130 r to . y vto . , (en Cervantes, crea-dor de la novela corta
espaola, Madrid, CSIC, 1956, vol. I , pp. 93-94). l-timamente se ha
aducido otra explicacio'n del pasaje ; se t rata de un trabajoque
propone al Calila e Dymna como modelo de la obra cervantina y, para
r e -forzar esta hiptesis, se afirma : "Las palabras de Campuzano
parecen indicarque Cervantes conoca Calila e Dymna y deseaba hacer
alarde de no seguir elmismo es t i lo . Pero como ta l ostentacin
era innecesaria.. . podra deducirseque posiblemente Cervantes quera
poner de relieve ciertas coincidencias entresu Coloquio y Calila e
Dymna (ver Marja Ludwika Jarocka, El'Coloquio de losperros'a una
nueva luz, Mxico, UNAM, 1979, pp. 16-17).
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122 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986
tica : sus huesos apenas recubiertos de una piel
amarillenta,apoya'ndose torpemente en su espada ; todo ello contra
el marcoptreo del hospital de la Resurreccin de Valladolid. El
conteni-do del relato sufre ya desde el comienzo de la enunciacin
unaembestida brutal a consecuencia de la situacin contextual en
quese produce. La catadura deforme del primer narrador y del
contex-to se contagia tambin al relato. Recordemos el ambiente
sinies-tro en que se llevaban a cabo los tratamientos de sudores
que lamedicina de la poca reservaba a los sifilticos (5). En la
densaoscuridad del cubculo y en medio de vapores sudorferos
tienelugar la grabacin en la cinta de la memoria de Campuzano. La
rea-lizacin sonora del relato es lo nico que capta el primer
narra-dor : se trata, pues, de un relato exclusivamente odo a pesar
deque el Alfrez hace algn vano esfuerzo por implicar tambin asus
ojos y darnos el contexto situacional :
y e que yo o y casi vi con mis ojos a eitoi doi peiAo,...,tetaA
una noche, que, luz ta penltima que acab de iudaA, echadot,defii de
mi cama en una et>teAa& viejai, y a la mitad de
aquellanoche, miando a eicuAai y deivelado... (p. 20Z) .
En realidad la reconstruccin del contexto es obra no de sus
ojossino de su imaginacin, como l- mismo reconoce candidamente
:
o habla*, all junio, y eituve con atento odo escuchando, pon.veA
ii poda venA en conocimiento de los que hablaban y de lo queque.
hablaban," ya" poco vine a conocer, pon lo que hablaban, los
quehablaban, y ekan.loi do peM.06 Cipio'n y Benganza.[p. 203 ; el
ubiayado e& nuutAo).
La operacin en que se embarca el narrador-transmisor va
encami-nada a identificar al sujeto de la enunciacin y al
enunciado,por la va inferencial del anlisis del discurso. El
presupuestosobre que se funda la conclusin es que el enunciado
conserva dealgn modo las marcas imborrables del sujeto de la
enunciacin.
Hemos subrayado"antes la palabra "grabacin" para poner de
(5) A. Gonzlez de Amezua da una documentadsima informacio'n al
respecto ensu ed. de El casamiento engaoso y el coloquio de los
perros (Madrid, 1912).Puede verse un resumen bastante completo en
la ed. de Novelas ejemplares deF. Rodrguez Marn, Madrid, Cls.
Cast., 1975, tomo II , p. 200, nota 9.
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SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 123
relieve el carcter mecnico de la funcin de este primer
narra-dor. Que no se trata de una metfora "avant la lettre" del
proce-dimiento tecnolgico actual de trasmisin de mensajes, lo
compro-bamos de boca del propio Campuzano :
...o, eicuck, not, y, ^natmnte, escrib, sin fal tar pala-bra por
su concierto. . . (p. 204] ...como yo eitaba tan atento y te-nca
delicado el juco, dzttcada, iotcl y deioeupada la memoAaimeAczd a
a& nuchai pa&at> y almendnat, que haba comido)
f/ todo lotom de coro, y cai-L poi tai mumai palablai que haba
odo o e-6-oUb otna da.,[pp. 206-20? ; iubiayado nueitio).
Desde esta perspectiva, vemos que la trivial razn de
economizarfrmulas de introducir el dilogo no es la verdadera razn
delformato coloquial. La retencin de este modelo narrativo viene,
anuestro juicio, imbricada en la naturaleza del relato y en
lasexigencias del contrato de veridiccin. La funcin de mero
trans-misor asumida por Campuzano en el relato-marco le impona
laobligacin de entregar la conversacin de los perros tal cual
seprodujo. La mnima libertad de insertar formulas
introductoriashabra dado pie para hacer sutiles intrusiones que
desbordaranlos lmites estrictos de la funcin trasmisora.-
Gracias a la mediacin de este narrador-trasmisor lograla
instancia enunciadora un desenganche efectivo en cuanto alcontenido
y la credibilidad del relato. Adems, sin salir de es-te plano
narrativo, se desliza subrepticiamente la envolturaonrica, que
viene a reforzar la pfoblematicdad del relato :
- Yo me ie.cu.Mto dijo et M^tez en eita iWLa en tanto quel/. M.
ee U0& sueos o disparates,(p. 20& ; et iub'iayado e.6
nuutio).
Al finalizar el Cotoqu-Lo, el narrador-autor vuelve
puntualmentesobre este cabo suelto :
Et acabaA et cotoquio et tLcenciado y et deipehXaH. et
Attisiezfue todo a un tiempo,(p. 339 ; el tuhKayado ei
nu.ei-'io).
Es deci r , el tiempo de la enunciacin, que en este caso se
iden-t i f i c a con el de la l ec tu ra , coincide exactamente con
la s i e s t adel narrador Campuzano (6).
(6) El enmarque onrico del Coloquio ha sido captado y puesto de
relieve pormuchos crticos en las ltimas dcadas (vanse p. Waley,
art. cit., p. 203 ;
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124 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986
Se trata sin duda de una ingeniosa panoplia defensivadesplegada
para amortiguar el escndalo contra la razn que cons-tituye el poner
en escena a dos perros para hablar de lo divinoy de lo humano ;
mxime, teniendo en cuenta que su autor es unceloso defensor de la
"verdad" de la ficcin y un implacable fus-tigador de los que no la
respetan. Por esta razn, al organizarsu artificio narrativo sobre
un ncleo que es, como dice Batail-lon, una "librrima mentira", se
pone.a s mismo ante una difi-cilsima prueba (7). En buena parte la
escritura del CotoqL.0 vaa consistir en un ejercicio de "mise en
abme", en escribir unanovela sobre cmo se escribe una novela, un
tema, como se sabe,recurrente en nuestro autor. "Esta noveta [el
Cotoqu-Lol h a dichoPeter D u n n es, seguramente, una meta-noveta"
(8). Si exceptuamosel QujotZ, segn este crtico, sta es la obra
cervantina "masntimamente comprometida con la experiencia de
escibir en s, enparticular al valorar las muy fuertes y ambiguas
imgenes de lafantasa" (ibidem). La estrategia de lectura facilitada
por elautor para orientar al lector sobre el sistema de "realidad"
enque se inscribe la obra, no se agota con el marco onrico y
eldesenganche de la instancia enunciadora, anteriormente
aludidos.La estrategia orientadora repercute en todos los planos de
lanarracin y es coextensiva con toda la trayectoria del relato.Para
mayor claridad, puede ser til hacer un esbozo del esquemade la
narracin que nos gue en el anlisis : (vase el esquemade la pgina
125).
En principio observamos que la manipulacio'n de los narra-dores
se lleva a cabo aqu en un sentido inverso al que se sigueen el
QuljOtZ : mientras que el narrador-autor del Qijotz se apro-pia la
garanta autentificadora del historiador originario Cide^Hamete, en
el Coloquio se produce un distanciamiento y degradacinprogresiva de
la credibilidad a medida que nos remontamos al . .narrador testigo
de los hechos.
Las estipulaciones de referencialidad, que son objeto de un
tratamiento especfico y detenido en el relato-marco, van re-
L. J. Woodward, "El casamiento engaoso" y el "Coloquio de los
perros", enBBS, XXXVI, 1959, p. 82 ; Edward 0. Riley, Teora de la
novela en Cervantes,.Oxford, 1962 , Madrid, Taurus, 1981, pp.
301-307 ; R. El Saffar, ob. cit.,p. 85-.
(7) Vase M. Bataillon, Relaciones literarias, en J. B.
Avalle-Arce y E. 0.Riley, ob. cit., p. 232.
(8) Art. cit., p. 118.
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SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 125
EL CASAMENTO ENGAOSO Y COLOQUIO VE LOS PERROS
N 0
1Autor
N-1
El Alf.puzano
Cam-
N-2
Berga(Cip
nza /ion)
N-3
1La Cai-zares
N-41
R
1Encuentro de Campuzano
y Peralta
R
1El casamiento enga-
oso
R
1La vida de Ber-
ganza/KEncuentro de Ber-ganza y Caizares
R
O Z
II II
II NarradorRelatoDestinatario
D-0
1Lector
D-l
El lie. Pe-ralta
D-2
1Cipin / (Berganza)(oyente : Campuzano)
D-3
1 1La historia de Berganzalas brujas
R D-41 1
La Camacha El parto dela Montiela
La Montielay la Caizares (9)
(9) El problema de los narradores y la recepcin no ha pasado
inadvertidoa la crtica postsemi'tica (vase Vicente Cabrera, Nuevos
valores de "Elcasamiento engaoso" y "El coloquio de los perros", en
Hispanfila, XV, 1972,
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126 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986
p i t i ndose en cada p lano . Diramos apl icando un f e l i z
ha l l azgode Mart nez-Bonat i , e l p r i n c i p i o de l a s
reduplicaciones y trans-ferencias que las pulsiones activadas en el
primer plano seexpanden, como en ondas concntricas, hasta cubrir
todos los es-pacios del relato (10). El N-l empieza por desplegar
todas susdotes persuasorias para incitar la curiosidad y para
lograr desu interlocutor la aceptacin del inusual Coloquio, es
decir, unrelato que se sale completamente de los moldes
tradicionales.Pero antes el"autor" debe dar pruebas fehacientes de
que conoceel oficio, y aqu entra en juego El cobamiertfo nQaoiO :
para haceraceptar lo inusual, lo que no tiene cuo de circulacin en
elmundo l i t e ra r io , se entrega juntamente un relato
conformado se-gn los cnones de la ortodoxia narrativa. Es cierta la
observa-cin de p. Waley (ibidem) de que si separamos las dos
novelas,"they are liable to be found the one pointless, the other
ferro-lesa" ; pero, a nuestro juicio, ms que, o adems de, una
"co-nexin estructural" basada en la unidad temtica, hay que
desta-car la subordinacin del Cabimiento al Coloquio : en efecto,
la pri-mera es un elemento ma's que se integra en esa vasta
secuenciapreliminar encaminada a vencer las resistencias suscitadas
porla novedad del Coloquio. La declaracin de aceptacin por partedel
interlocutor, el Lie. Peralta, es reveladora a este respec-to :
pp. 51-52 ; R. El Saffar, ob. cit., pp. 67-68 ; Jos M. Pozuelos
Yvancos,Enunciacin y recepcin en el "Casamiento-Coloquio", en
Manuel Criado de Val,Cervantes : su obra y su mundo. Actas del I
Congreso Internacional sobreCervantes, Madrid, 1981, pp. 426-431
.(10) Despus de aludir el cr t ico a los distintos grados o planos
de "locu-ra" en el Quijote, introduce el "principio esencial del
juego del Quijote :el de las reduplicaciones y transferencias de
planos y funciones. Lo que pa-rece locura en relacin a un plano
precedente de sensatez, resulta sensatezpara un grado superior de
locura. . . El plano sostenido asume las cualidadesdel que lo
sostiene, cada vez que a su turno, se convierte en sostinente
deotro. La reduplicacin ma's obvia es la del texto de la historia.
Contamos deellos tres : el arbigo de Cide Hamete, su version f ie l
por el traductorano'nimo de Toledo, y, finalmente, la parfrasis que
nos presenta el narrador-autor. Los privilegios de la narracin
original se transfieren a la que t e -nemos ante nosotros.. . Otra
reduplicacin, que sugiere un juego de espejoshacia el infinito, es
el de las ficciones ledas o contadas por los persona-jes de la
ficcio'n cervantina, en especial, la inclusin de la primera
partecomo objeto dentro de la segunda..." (.Flix Martnez-Bonati,
"El Quijote" :juego y significacin, en Dispositio, I I I , 1976,
pp. 322 y s s ) .
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SOBRE EL COLOQUIO VI LOS PERROS 127
- ...de muy buena gana O-OI eie coloquio, que pofi. ser escritoy
notado del buen ingenio de seor Alfrez, ya le juzgo pon. bueno,(pp.
205-206 ; et iub/iayado u nuuti) .El N-2 (Berganza), en el
siguiente plano, reinicia de nue-
vo la operacin de provocar el inters y obtener la adhesin desu
interlocutor Cipin al cuento de su misterioso origen. A lolargo del
Coloquio va Berganza sembrando veladas o patentes alu-siones al
episodio climtico de la Caizares, con el resultadode un prolongado
"suspenso" (p. 215, 230, 235 y 281). En el s i -guiente escalo'n
vemos al N-3 (la Caizares) echar mano de un r i -tual inicit ico
para preparar la revelacio'n del gran secreto :
Hijo UontieZ, vente &ia& m y iabn.cn m apoiento, y
pnocunaque uta noche, noi vemoi a &ola& en l, que yo
dejojit abienXa lapuetta ; y sabe que tengo muchas cosas que
decirte de tu vida y pa-tio, tu. provecho... Ltegie, en n, et punto
de veme con ella en tuapoiento, que efia eicutio, ei&iecho y
bajo, y bolamente clan.o con ladbit luz de un candJUL de baftAo
que. en 1 ataba -, at-Lzte ta vieja,y &entie iobn.e una
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128 Flix C A R R A S C O Criticn, 35, 1986
su posicin se resume en sus propias palabras : "doy por bien
em-pleadas todas mis desgracias, por haber sido parte de
habermepuesto en el hospital donde vi lo que ahora dir..." (p.
201). Noobstante, para no enajenarse a su interlocutor, accede a
dar delado esta espinosa cuestin aceptando hipotticamente la
actituddel licenciado :
V puesto caso que me haya engaado, y que mi verdad sea sue-o, y
el poiitvta. dlipafuUe, no ie hotgaA vueia me/iced, Petiabta, de
vet uantai en un aoloquo a CO-O que eitoio iean quien &ueAen,
habtaAon ?(p. 205 ; et iubtayado e ruxutAo).
El D-2 (Cipin) quiebra en este episodio su habitual lneade
comportamiento en la forma de escuchar las peripecias de sucongnere
: por primera vez presta odos sin rechistar a las ex-tensa tirada
de Berganza ; ante las inquietantes revelaciones quese desprenden
del relato, renuncia a sus acotaciones puntillosase incluso pierde
su constante obsesin por el tiempo que se lesescapa. Un personaje
tan dado a interrumpir la intervenciones deBerganza cae
inesperadamente en una especie de pasmo ; en reali-dad su reaccin
no se produce sino cuando el narrador est ya em-barcado en el
episodio de los qitanos. Diriamos que el relato,que ha seguido un
sendero difcil de ascenso y descensos, llegaaqu justo al borde del
abismo. El gran manipulador que tira delos hilos tiene que
intervenir para que no se desborde, y vuelvaal terreno seguro.
Cipin es el personaje a quien se le encomien-da esta misin.
Saliendo de la estupefaccin en que las revela-ciones de Berganza lo
haban postrado, por una vez toma la pala-bra, no para hacer una
breve apostilla sino para hacer un deteni-do anlisis de las
informaciones de las brujas. Excepcionalmentese intercambian aqu
los papeles que de mutuo acuerdo se habanasignado al principio del
coloquio : ahora es Berganza quien tie-ne que escuchar. El objetivo
del discurso de Cipin es. tomardistancia y definir su posicin de
rechazo de lo que acaba deor. Para l "todai eittu, co&ai y loa
emejantei ion mbelecoi, mentjia&..."(p. 309). Como
argumentacin, y para disuadir a su compaero desu fatua credulidad,
examina segn las clsicas vas del mtodoexegtico el enigma en verso
en que la Camacha vaticin la re-cuperacin de la figura humana para
los hijos de la Montiela.Ni en el sentido alegrico ni en el literal
se tienen en pielos versos de la Camacha. Hay en la diatriba de
Cipin un datomuy significativo que revela la mano del autor y que
vuelve afocalizar el tema de la metanarracin : en efecto, Cipin
reco-noce que si se deja avanzar al relato por el camino marcado en
las"profecas" de la Camacha, terminara confundindose con
"lasconsejas o cuento-i de vej
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SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 129-
autor. Ya en la secuencia inicial haba rechazado
meridianamentelos modelos fabulsticos y el del cuento popular :
- ; Cu.eA.po de mi ! replic el Licenciado. Si. ie noi havuelto
el -tiendo de Ma/u.aaa-taa, cuando hablaban tai, catabazcu,, oel
del I&opo, cuando depantla el galio con la zo%na, y uno&
anlma-l u con O&IO !
- Uno detloi &
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130 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986
En el episodio final asistimos a una inversin especulardel
escenario y la accin que precede al comienzo de la novela :Estamos
de nuevo en el interior del hospital ; no es de nochepero es la
hora de la siesta, y las ventanas estn cerradas. "Encuatro camas
apareadas" yacen cuatro enfermos, vctimas, comoCampuzano, "de esa
plaga intolerable" que "puebla los veranostodos los hospitales".
Debajo de una de ellas est agazapadoBerganza, esta vez en calidad
de oyente, para trasmitirnos lasensoaciones desquiciadas de unos
seres humanos que, ellos s,estn fabricados de la sustancia del
tejido social.
Las mismas actitudes divergentes que, en una
"dimensincognoscitiva", han ido perfilndose con respecto al enigma
de laidentidad de los perros, se nos ofrece, en visin
concentrada,por parte del pblico que presencia el desenlace
espectaculardel episodio de.la Caizares. Esta vez las actitudes se
proyec-tan no slo en una "dimensin cognoscitiva" sino tambin en
la"dimensin pragmtica" (11). Al despertar la vieja y verse des-nuda
fuera de su aposento, mordida y expuesta a los ojos de
lamuchedumbre, hunde sus uas en el cuello del perro sabio
dispues-ta a estrangularlo ; ste logra escabullirse, la ase de las
"fal-das de su vientre" y la zamarrea ; ^"ella daba voces que la
libra-sen de Oi cUzntei de aquel mtJtigno ZipAtu" . Las p a l a b r
a s de l a v i e -ja resumen la historia de una transformacin :
"los dientes" per-tenecen a la apariencia formal de perro ;
"maligno espritu" per-tenecen a la esencia de demonio. El pblico,
como en el teatro,trata de establecer la relacin entre la accin que
ve y las pa-
(11) Tomamos estos conceptos de A. J. Greimas, que los utiliza
profusamenteen su Maupassant. La smiotique du texte. Exercices
pratiques, Paris, Seuil,1976, especialmente en pp. 196-199. Es
nuestro deber aclarar que los usamosen sentido lato y no en el
sentido estricto greimasiano. As, pues, la largalucubracin sobre la
naturaleza de los perros, lejos de ser un pretexto pu-ramente
instrumental para lanzar sin riesgos un discurso sobre la maldad
yel engao humano, se constituye en elemento recurrente y en eje
sobre el quese monta el Coloquio. En realidad, como hemos sealado
anteriormente, el de-bate se abre ya en el relato marco (d. c i t .
, pp. 202-206) y se reanuda entodas las etapas de la transmisin.
Como enigma que es, ha sido tratado has-ta aqu por los sucesivos
contendientes como objeto de bsqueda intelectual,es decir, en su
"dimensin cognoscitiva". En este punto del relato, la con-tienda
salta a la plaza pblica y se convierte en una confrontacin que
des-borda los lmites estrictamente racionales del debate,
sustituyndose laspalabras por acciones, es decir, pasando a una
"dimensin pragmtica".
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SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 131
labras que pronuncia el personaje. La interpretacin no es
un-nime : "Con estas razones de la mala vieja creyeron los ms queyo
deba ser algn demonio", y reaccionan en consecuencia, oechando mano
de remedios sobrenaturales, o tomando las debidasdistancias : "unos
acudieron a echarme agua bendita ; otros noosaban llegar a
quitarme". El remedio no se revela eficaz ; latenaza de los dientes
del perro sigue haciendo presa en el cuer-po de la vieja. Reclaman
un remedio ritual de envergadura : laexorcizacin. Pero otros
interpretan la accin de otra manera :"mi amo [el atambor]... se
desesperaba, oyendo decir que yo erademonio. Otros, que no saban de
exorcismos, acudieron a tres ocuatro garrotes, con los cuales
comenzaron a santiguarme los lo-mos". Este remedio resulta efectivo
: "escocime la burla, soltla vieja, y en tres saltos me puse en la
calle, y en pocos mssal de la villa". Un tropel de muchachos que lo
persiguen porlas calles se muestra igualmente dividido : " ;
Aprtense ; querabia el perro sabio !" gritaban unos. Otros decan :
"Norabia, sino que es demonio en figura de perro !". La
fulminantedesaparicin viene a darle la razn a estos ltimos : "Dime
tan-ta priesa a huir y a quitarme delante de sus ojos, que
creyeronque me haba desaparecido como demonio".
Con nuestras reflexiones hemos intentado explicar el porqu
delmodelo narrativo del Cotoqu-Lo y la evidente anomala de juntar
enuna obra dos relatos formalmente tan dispares. Fundar la cone-xin
estructural de las dos novelas en la unidad temtica (elengao, la
maldad humana) constituye un hallazgo, pero dejairresuelta la
cuestin. Hemos visto cmo el modelo retenido parael Coi.oqiU.0
obedece a exigencias de la veridiccin, y se basa enla necesidad de
conseguir el desenganche de la instancia enuncia-dora. Puesto que
la materia prima de que se parte, est consti-tuida por una historia
increble de por s, es necesario invertirfuertemente sobre la forma
de la expresin para poner a flote elrelato y para mantenerlo en el
derrotero marcado. La disparidadformal del Ca&tmLzntO se
justifica funcionalmente al quedar inscri-to en la secuencia
inicial del Coo
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132 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986
in tegrados ambos en una unidad s u p e r i o r cuya coherencia
se fundaen l a subord inac in de l primero a l segundo.
A nues t ro j u i c i o , t r a spone e l a u t o r , en e l
universo de l aficcin las relaciones dialcticas autor-lector
vigentes en suentorno socio-cultural. Hemos asistido en los
diferentes planosal desarrollo de diversas convenciones de
referencialidad orien-tadas, no slo a una lectura privilegiada, que
la hay, sino afacilitar tantas lecturas cuantos tipos de lectores
puedan embar-carse en su descodificacin (12).
CARRASCO, F l i x . El "Coloquio de los perros"(Toulouse), 35,
1986. p. 119-132.
Veridiccio'n y modelo narrativo. En Criticdn,
esuaen. En este trabajo se vuelve sobre el archidebatido nexo
entre el Coloquio y El casamientoengaoso. Se propone como clave del
problema la anomala formal del Coloquio. El modelo retenidopara
este responde a exigencias de la veridiccin y se basa en la
necesidad de conseguir el de-senganche de la instancia enunciadora
: el carcter increble de la historia obliga a tomar todaclase de
precauciones para poner el relato a flote y mantenerlo en su
derrotero. Entre estasprecauciones hay que colocar El Casamiento ;
en efecto, la entrega de este relato, por la media-cin del autor
vicario Campuzano, se constituye en el objeto de cambio para hacer
aceptar la au-dacia narrativa del Coloquio. Ambos relatos
constituyen una unidad superior cuya coherencia sefunda en la
subordinacin del primero al segundo.
Ksua.
Dans cet article on revient sur la question souvent souleve du
lien entre El casamientoengaoso et le Coloquio. Le prsent travail
propose de considrer l'anomalie formelle du Coloquiocomme cl du
problene. Le modle narratif retenu rpond aux exigences de la
vridiction et i l se .base sur la ncessit d'atteindre le dbrayage
de l'instance nonciatrice : le caractre incroya-ble de l 'h istoire
oblige prendre toute sorte de prcautions pour maintenir le rcit f
lo t etlui permettre de suivre son cours. Parmi ces prcautions, i l
faut placer le Casamiento ; eneffet, la livraison de ce rcit , par
la mdiation du personnage-auteur Campuzano, se constitueen objet
d'change pour faire accepter l'audace narrative du Coloquio. Les
deux s'intgrent dansune unit suprieure dont la cohrence se fonde
sur la subordination du premier au second.
(12) Me refiero a la prctica bien enraizada en el Siglo de Oro y
antesde pensar en un lector ideal capaz de desentraar el mensaje de
un texto am-biguo y en toda la gama de lectores eventuales menos
competentes.
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SOBRE EL COLOQUIO VB LOS PERROS 133
Sumary.
Ihis article deals once more with the polemized nexus between
the Coloquio and El casa-miento engaoso. It is proposed that the
key to the problem lies in the Coloquio's formal anoma-ly. Its
narrative model responds to the exigencies of the veridiction and
is based on the needto achieve the disentanglement of authorial
accountability. Ihe incredible nature of the storyrequires that ail
kinds of prcautions be taken to put afloat the narrative and to
hold it incourse. El casamiento must be placed amongst thse
prcautions ; thus, the delivering of thisconventional novella,
through Campuzano's vicarial mdiation, becomes the exchange object
tomake acceptable the narrative audacity of the Coloquio. Both are
integrated in a superior unitywhose cohrence is founded on the
subordination of the former to the latter.
CampoTexto: CRITICN. Nm. 35 (1986). Flix CARRASCO. El Coloquio
de los perros: veridiccin y ...