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Cuando tenía cuatro, creí que un perdedor era alguien que había
perdido en algún juego. A los 12, me
dijeron que era alguien que no socializaba con los demás. A los
15, que era alguien que no tenía novia.
A los 16, alguien que veía animé y no hacía “cosas productivas”.
A los 17, alguien que había dejado la
escuela. A los 18, alguien que fumaba y tomaba alcohol. A los
19, alguien que debía materias. A los 20,
alguien que no sabía vestir y que no iba a fiestas. A los 21,
alguien que se había equivocado. A los 22,
mierda, en serio me arrepiento de haber pasado tanto tiempo
buscando tener novia y encajar en
grupos de gente que ni siquiera me agradaba y no haberlo
empleado más jugando videojuegos y en
cosas que me gustan. Santa mierda, ¿qué he hecho con mi vida? Ni
siquiera recuerdo lo que vi el
semestre pasado y ni siquiera me siento cómodo conmigo
mismo.
Cómo (no) ser un
perdedor
Por Ghoste Kanzaki
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Cuando era niño, era feliz. Me la pasaba jugando videojuegos y
viendo películas todo el día. La escuela era fácil; sólo llegaba,
cumplía los deberes e inclusive hacía la tarea ni bien me la
dejaban. Sólo hacía lo que me gustaba. Cuando crecí, me dijeron
que, si seguía viviendo así, sería un perdedor. Dejé los
videojuegos. El manga. El animé. Dejé de vestir como me gustaba
para comprar polos. Conseguí ropa de marca. Una novia. Conseguí
todo lo que me dijeron que debía con tal de no ser un perdedor. Y
al final, no había nada. Lo había perdido todo. Me sentía en la
mierda. Y lo peor, no sabía por qué.
Veía a los tipos que habían hecho o hacían las cosas que me
dijeron que sólo hacían los perdedores. Tatuajes. Consumo de drogas
y alcohol. Salir en moto. Ver animé. Leer manga toda la noche.
Equivocarse y no importarles un carajo. Reprobar una materia y sólo
decir “a la siguiente me recupero”. Y la verdad, me dolió. Me dolió
tanto, que pasé un año hecho mierda. ¿Cómo esa gente podía ser tan
feliz y yo me sentía como escoria? ¿No acaso un ganador debía
sentirse bien?
Al principio, me juntaba con otros supuestos “ganadores” y
hablábamos de nuestras vidas en un vil intento de no sentirnos tan
patéticos; presumíamos las mejores calificaciones, los mejores
gustos musicales, cinematográficos. Nos considerábamos “la crème de
la crème”. Veíamos a los otros como inferiores. Drogadictos,
escorias, “normalfags”,
idiotas. Creíamos que, si el mundo estaba jodido, era por su
culpa.
Un día, uno de los tipos que consideraba “indeseado” por su
consumo de drogas pero que había ayudado en el pasado, se me
acercó. Me demostró que los otros, quienes consideraba mis
“amigos”, habían estado hablando mal de mí. Semanas antes, había
cortado con mi ex pareja. Terminamos mal. Ella buscó a mis “amigos”
para difamarme. Vaya fortuna que ellos terminaron haciéndolo. Y
aquellos quienes me habían dicho “que no me acercase”, resultaron
ser las únicas personas en las que pude confiar. Me sentí como una
mierda. Aún me siento así. Pero me siento afortunado por tener tan
buenas amistades.
¿Alguna vez han leído Great Teacher Onizuka? Si no es así,
deberían leerlo. En fin. Me gusta mucho por el hecho de que no sólo
te enseña a cómo ser en la vida, sino también muestra a varios
especímenes sobre cómo NO ser en la vida. Entre ellos, Uchiyamada.
Uchiyamada es el director de una escuela. Cree que todo “vándalo”
fuera del estándar es un fracaso. Es calvo. Supera los 50 años. Le
gusta manosear mujeres en el transporte público. Su existencia se
limita en sentir resentimiento hacia Onizuka y buscar que lo
despidan varias veces por ser “un mal ejemplo” y en tener un
automóvil, un cresta que, en varios momentos, es destruido por A o
por B. Su familia no lo soporta. Su hija prefiere a su perro que a
él. Pero el tipo cree que merece todo. Es la representación del
autocomplaciente
“¿Lees todo lo que te dicen que leas? ¿Piensas todo lo
que te dicen que pienses? ¿Compras todo lo que te dicen
que necesitas?” –Tyler Durden
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de mierda. Para él, es perfecto por sus grados académicos y si
todo sale mal, es por Onizuka. Su enojo es tan grande que llega a
orinar sangre en varias ocasiones. La vida está llena de
Uchiyamadas. Tal vez sea tu papá. Tu jefe. Algún viejo cascarrabias
que conozcas que se la pasa repitiendo que “se están perdiendo los
valores” a pesar de que sus actos son de dudosa moralidad.
Si no has leído GTO, tal vez te suene Dead Tube. El manga que
habla sobre una especie de YouTube en donde a la gente se le paga
por hacer cosas impensables en cámara. También es muy bueno, aunque
sólo si no eres alguien sensible. En fin. Tenemos a Ishida. Aunque
sólo dura dos capítulos su aparición, ésta resume a la perfección
lo que quiero decir.
Ishida tiene el sueño de ser un escritor de novelas. Escribe una
y la manda con la finalidad de que sea publicada y ser exitoso.
Planea con su logro, conseguir una adaptación y con ello ser famoso
con tal de tener sexo con actrices y demostrarles a quienes lo
acosaron que no es un perdedor. El tipo cree que al fin lo
conseguirá porque “el resto de publicaciones son una mierda”. Al
día siguiente, va a trabajar como ayudante de
autoservicio. Su jefe lo ve como alguien inferior y lo trata
como tal. Al terminar, consulta la lista de publicados. No sale su
nombre. Cree que se equivocaron. Llama y le confirman que no salió
publicado.
Ishida se siente como escoria, como una basura y rompe en
llanto. Es ahí que recuerda que “hay otras basuras”. Visita un
imageboard en el cual se dedica a insultar a los demás usuarios y
llamarles escoria. Pero ahora, cuenta con la sorpresa de que lo han
baneado. Intenta hacer una cuenta y es baneado una y otra vez.
Entra en desesperación. Es ahí que alguien aparece y le da la
posibilidad de asesinar a alguien. Entre varias opciones, opta por
alguien quien él considera “más basura que él”. Al final, termina
siendo él el asesinado.
Internet está lleno de gente como Ishida. Incluso, yo he sido
como él, lamentablemente. Toda persona que ha navegado en RSS e
imageboards, se ha encontrado con la existencia de usuarios así (o
sea ha comportado como él).
Incluso en la vida real. Perdedor. Escoria. Incel. Simp.
Machito. Zurdo. Facho. Poltardo. Femipuerca. Racista. Blanquito.
Nigga. Prieto. Gitano. Cancelado.
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El vocabulario de insultos en internet cada vez más va al alza.
Como una maldita cadena. Alguien llega, las cosas no salen como él
quiere y se desquita con alguien que considera inferior. Éste va
con otro y así sucesivamente. La razón de la agresión es
indiferente; lo único que importa es desquitar el
resentimiento.
De hecho, es muy probable que en éstos momentos alguien esté
siendo perseguido en manada en Internet por haber sido difamado por
una agrupación. Los motivos suelen ser varios, el nivel de que cada
uno se vuelve cada vez más absurdo. Pero alguien debe romper ésta
cadena. No sólo porque es patético dedicar tu vida a culpar a
alguien a quien ni siquiera conoces. Sino por el hecho de que sólo
así podrás concentrarte en lo que en verdad importa. Los resentidos
de mierda nunca llegan a ningún lado. No seas un Ishida.
Pero Ishida tiene otro factor; cree que no cumple sus sueños por
culpa de la sociedad, ¿a quién te recuerda? Si contara las veces
que he leído en Internet a un resentido decir que es culpa de la
sociedad cuando en realidad es su propia culpa, no acabaríamos. Si
no es su país, es su escuela. O su familia. O los extranjeros. O
los judíos. O el género contrario. Básicamente, todos los que
ve
como “superiores” son gente mala y todos los que ve como
“inferiores”, son escoria. Ellos nunca están mal. Y si lo están,
jamás será su culpa. Por lo que creen que es “justificable” el que
constantemente agredan a alguien. O en el peor de los casos, creen
que “es por su propio bien”.
Mientras que, sobre la realización de su sueño, no lo logra por
“la maldita sociedad”. Aunque en realidad, esa “sociedad” no sea
más que otras personas mierda. Ya sea unos padres controladores.
Alguien que te indujo traumas para que no hicieras cosas que no le
agradasen. Alguien que te agredió en la primaria. Alguien que te
difamó. En fin, alguien que te convenció que tus sueños eran
imposibles de realizar y que dejases de hacer todo lo que te gusta
hacer, ya fuera porque “es una pérdida de tiempo, es improductivo”
o “es para perdedores” o “gente que nunca tendrá pareja y morirá
sola”.
Esto está infundido al nivel de que nos da miedo decir que nos
gusta, mierda. Y si no es así, cuenta con que una mierda llegará y
te dirá que es de
maricas/fachos/lolcows/progres/simps/incels/cucks/lo que sea.
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Y no. No se logra “derrocando” al capitalismo, al patriarcado, a
la religión, al progresismo o alguna otra mierda que nada más vive
en tu imaginación (o peor, en el imaginario colectivo). No se logra
tampoco buscando “ser un Chad”. Ni comprando ropa de moda. Ni
teniendo una casa de lujos. Ni huyendo de Latinoamérica. Tampoco se
logra creando tu zona segura o tu burbuja de confort. Menos
agrediendo a quien te agredió. Así sólo demuestras que eres igual o
peor.
Se arregla no siendo un resentido de mierda y con amor propio.
Con principios. Y no tomándote en serio todo. Aquél que busca tomar
todo en serio, al final no podrá tomar en serio nada. Dirá que
tiene problemas de concentración, ansiedad y/o depresión. No es
así. Acepta que lo que buscas está dentro de ti y no lo vas a
encontrar en un artículo de Internet ni en alguna RSS o algún libro
de algún filósofo, político o religioso.
No es algo fácil. Al final de cuentas sólo tienes dos opciones.
Puedes seguir siendo un perdedor con miedo a perderlo todo y
replicando cadenas de resentimiento mientras alguien te agrede y tu
agredes a gente que consideres “inferior”. O puedes tener los
pantalones bien puestos, aceptar que habrá gente que te querrá
hacer mierda por hacer lo que te gusta y que no es tu culpa. Y que,
a pesar de ello, debes defenderte.
La culpa es de los peores motores de manipulación. Y habrá
muchas mierdas
que, si te ven manipulable, te verán como un potencial chivo
expiatorio. ¿Recuerdas a todos esos tipos que hablan de que “nos
vamos a ir a la quiebra”, o que “todo está mal” o que “es el fin de
la libertad de expresión”? Pues la gente así es la primera en
caer.
Por eso los medios de comunicación y la política son un éxito.
Pon a alguien sugestionable en una caja de eco y podrás hacerle
creer cualquier cosa. Le hará creer que las minorías son una
mayoría. Que todo es censura. Que todo está jodido. Le hará entrar
en desesperación y luego le ofrecerá la cura a un problema que
ellos mismos inventaron. No hay nada peor que decirle a alguien que
si no hace algo, será un perdedor. Y luego éste termine perdiéndolo
todo por miedo.
No seas un Ishida. Ni un Uchiyamada. Acepta que quien pierde no
es el que se equivoca, sino aquél que es capaz de perderlo todo en
pos de “ganar” algo que le hicieron creer que debía ganar. Aunque
ese triunfo sólo implique vacío (y al final sólo sea complacer los
intereses de terceros).
Si piensas que vivir es coger. Ser popular. Tener novia. Tener
dinero y cosas materiales. Y tanto miedo te da el “ser un perdedor”
y crees que debes ganar sin importar hacer mierda o sin importar el
cómo. Entonces, déjame decirte que es muy probable que estés
perdiendo mucho y ni siquiera te estés dando cuenta. O quizá ya a
estas alturas lo hayas perdido todo. Quién sabe.
“¿Crees que puedes escapar? ¿Huir de este mundo como si fuera
una mala película?
Es muy fácil pretender ser un ave. Abrir tus alas como una
gallina y huir de tus
problemas. La parte difícil es caminar. Tomando lo que venga y
caminando a través de
ello. Eso es lo que hace a la gente real” -Eikichi Onizuka
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A un ganador no le importa ganar. No ve enemigos. No tiene temor
a equivocarse ni al qué dirán. Acepta la responsabilidad de sus
acciones. Es honesto. Un perdedor jamás será honesto. Ni con él
mismo, ni con los demás.
Siempre desconfiará de los demás al verlo como los responsables
de su miseria. Siempre se mentirá así mismo para justificar sus
errores. Creerá que el mundo es una jerarquía y que todos los que
están arriba, “muy seguramente hicieron algo malo para estarlo” y
todos los que están abajo son unos “jodidos” y por eso “debe
enseñarles el cómo hacer las cosas” y/o “tratarles como
inferiores”. No celebra el triunfo ajeno, es causa de su malestar.
Vive amargado. Nunca hace las cosas que le gustan. Por cualquier
razón busca hacer una pelea.
Si habrás leído a Chainsaw man, sabrás de lo que hablo. Tenemos
a Denji, quien vive feliz con Pochita talando árboles a pesar de
que eso implique tener una alimentación miserable, con revistas
pornográficas y siendo amenazado por una deuda que ni siquiera es
suya. Pero luego conoce a Makima. A Aki. A Power. A Beam. Pasa de
buscar una vida tranquila a desear estar con Makima y tener sexo
con ella. Termina traicionando a sus amigos, ya sea matándoles o
viéndoles morir sin hacer nada sólo por tener la aprobación de
Makima. Luego ella le hace creer que es su culpa. Tenemos el típico
episodio berserker y tenemos la revelación; todo
el este tiempo fue Denji quien se estaba auto saboteando por
Makima. Bingo.
Podría también hablar de Evangelion y cómo Shinji constantemente
se autosabotea por tener la aprobación de alguien a pesar de que
esto implique el complacer a un padre manipulador, a una tsundere y
a una chica que ni siquiera tiene alma. En fin, el pobre chico sólo
quiere tener la aprobación de alguien. Así que llega Kaworu. Al fin
la tiene, a pesar de que Kaworu originalmente tuviera la intención
de traicionarlo y después tenemos otra mítica escena con un mecha
gigante aplastando a un ángel. Vientos. Otro episodio berserker. El
mundo termina hecho mierda, Rei se revela y Asuka al fin se da
cuenta que estaba siendo una autocomplaciente de mierda y que debía
dejar su resentimiento hacia su madre y los demás atrás. Y Shinji,
bueno, Shinji al final termina dándose cuenta que la única
aprobación que necesitaba era la suya y tenemos la famosa escena
del aplauso.
En fin. No es que necesites volver al pasado, en el lugar en el
que “eras feliz”. Simplemente, eras feliz por el hecho de que no
estabas pendiente a tantas estupideces de Internet, no te tomabas
en serio todo y en verdad disfrutabas lo que te gusta hacer. Al
final de cuentas, no podemos volver al pasado, por más que
queramos. Sin importar que tan bueno haya sido, el pasado es
pasado. Y no vale la pena tirar a la mierda el futuro por ello.