CESAJ El Arte de la segunda oportunidad.abc.gob.ar/secundaria/sites/default/files/catalejo_3.pdf · segunda oportunidad. Es ahora o nunca. Si queremos terminar de aprender y que después

“El mejoramiento de los aprendizajesse inicia en la gestión institucional”.

CESAJEl Arte de la segunda oportunidad.

Año 1 - Número 3 - Octubre 2017

Publicación digital de la direcciónprovincial de educación Secundaria

Existen en la Escuela Secundaria actores que la motorizan. Impulsan a las familias, a los docentes, a los estudiantes y sus trayectorias. Son personas que entusiasman y contagian el entusiasmo. Puede ser un Director, un Inspector, un Profesor, que apuntala y acompaña. La escuela secundaria necesita de estas guías. A veces se trata de uno o varios referentes que pisan fuerte, defienden, incentivan y contagian. Reciben en la misma medida reclamos, alegrías, enojos, logros....

Esos personajes hacen posibles las acciones, la concreción de algunos sueños. Impulsan y generan una ola expansiva. Pero no lo hacen solos... siempre están con otros, piensan con otros. Conforman equipos de trabajo.

Lo que se conquista, pero también lo que no se alcanza son motivo de alegrías y de amarguras compartidas. Las partes de un todo que tienen un propósito común.En este número de Catalejo vamos a conocer experiencias que son posibles gracias a que en cada

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EDITORIAL_______________________

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SUMARIO

Editorial

Historias de todos los días

CESAJ: El Arte de la segunda oportunidad

“El mejoramiento de los aprendizajes se iniciaen la gestión institucional”

En primera persona

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¡Bienvenidos!

una de las Escuelas de Educación Secundaria de nuestra provincia de Buenos Aires hay una conducción, una guía, pero fundamentalmente hay equipos de trabajo consolidados.

El equipo sale a la cancha y va por todo. Sale por los barrios, no se queda quieto; tiene ideas, tiene ganas, proyectos; este equipo se acerca y se involucra. Se compromete.En las escuelas de nuestra provincia el equipo de gestión institucional sabe de sus estudiantes. Los conoce. Conoce

sus tiempos, sus gustos, sus fortalezas y debilidades. Tiene en cuenta a sus familias, trabajan con ellas, son parte de la trayectoria de cada uno de los jóvenes que transitan la escuela secundaria.

Equipos, grupos de personas que trabajan juntos, que buscan alternativas; le buscan la vuelta para que las cosas sucedan. Grupos que no se quedan con lo que

no tienen o no pueden, sino que buscan cómo lograr que cada estudiante quiera estar en la escuela, que cada estudiante ingrese, permanezca, aprenda y egrese, que cada estudiante tenga la posibilidad de elegir quién quiere ser y qué quiere hacer.

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A veces hay tareas silenciosas que nuestros directivos, docentes, auxiliares, hacen en las escuelas y que tienen que ver con rutinas institucionales impostergables. Por ejemplo: el desayuno de los chicos.

Aquí tenemos a Laura, la directora de la EES n° 4 de General Alvear, revolviendo fervientemente el mate cocido que los estudiantes comparten en el recreo.

Bravo por ella y por todos los que, invisibles, aportan su tiempo y sus ganas para mejorar las condiciones materiales y simbólicas de nuestros estudiantes.

Relato enviado por Mariel Benítez,Inspectora de educación de Nivel

Secundario de General Alvear.

Historias de todos los días

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qUEREMOSQUE ÉSTEESPACIO

LO LLENENUSTEDES

Pueden envianos relatos, historiasy fotos que quieran mostrar.

Es jueves, pasadas las dos de la tarde. Uno de los cursos de la Escuela de Educación Secundaria Nº 15 “Luis F. Leloir” de la localidad platense de City Bell (19 esquina 467) tiene “hora libre” por la ausencia de un profesor, pero los alumnos no están dispersos ni alborotados. Todo lo contrario: trabajan separadamente en cuatro o cinco grupos, con tareas diferentes, como si el aula estuviera dividida en su interior por tabiques imaginarios. Algunos dibujan sobre un mapa, otros tiene abierto un manual sobre el banco. Quien los guía es Micaela Carricaburu, la tutora, que los ayuda a completar los trabajos atrasados y responde las dudas de cada uno.

“Si no terminamos una consigna, tenemos a Mica una hora más donde nos ayuda a hacerlo”, dice Diana, que está por cumplir 18 años y planea terminar la secundaria y estudiar Medicina. Es morocha y tiene una estrella dibujada en el corte de pelo de una de sus cienes. Charla mientras ceba mate. “Y eso no lo podés hacer en el momento que están los profesores porque pasan a otro tema”.Carlos, sentado dos bancos adelante, escucha a Diana

con atención. Cumplió 17 años y le gustaría ser, después del egreso, policía o bombero. Es flaco, usa un piercing y lleva el pelo corto. “Nosotros entendimos que ésta es una segunda oportunidad. Es ahora o nunca. Si

queremos terminar de aprender y que después sea más fácil conseguir trabajo”, piensa el joven en voz alta.

En el pizarrón quedó dibujado el juego “el ahorcado”. Detrás de las persianas de madera, en la calle, las voces de los chicos

contrastan con el silencio de la siesta de City Bell. Los estudiantes que están adentro del aula y ya rozan la edad de egreso –en algunos casos la superan- dejaron la escuela durante un tiempo, o repitieron varias veces, pero el año que viene podrían reincorporarse a cuarto año. Todas estas particularidades tienen una explicación: en ese establecimiento de City Bell funciona desde el año 2012 un Centro de Escolarización Secundaria para

Efectividad. El 90% de los alumnos que ingresan al Cesaj en

la ESS N°15se reinserten en el sistema educativo.

Cesaj

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Desde el año 2009, algunas Escuelas Secundarias de la Provincia de Buenos Aires se han propuesto que los jóvenes que habían abandonado sus estudios, vuelvan al aula, ofreciéndoles un nuevo formato pedagógico. Los estudiantes cursan el ciclo básico en dos años, articulando este trayecto con cursos de Formación Profesional y el acompañamiento permanente de un tutor. Se trata de los Centros de Escolarización Secundaria para Adolescentes y Jóvenes (Cesaj), una política puente exitosa, que en el mes de mayo fue observada por el Ministerio de Educación de Chile y por UNICEF.

el arte de lasegunda oportunidad

Adolescentes y Jóvenes (Cesaj). La actual es la tercera cohorte, con una matrícula cercana a treinta estudiantes.

La experiencia educativa del Cesaj nació en 2008 y luego de unos meses de elaboración quedó plasmado en la resolución 5099/08. El motivo que había impulsado su génesis era simple y complejo al mismo tiempo: muchos adolescentes y jóvenes de contextos familiares o sociales adversos dejaban la escuela secundaria en plena formación porque ingresaban tempranamente al mercado laboral informal, estaban a cargo de hermanos, o, simplemente, no recibían por parte del formato de enseñanza convencional la contención que necesitaban.

Finalmente, el Cesaj comenzó a implementarse en algunas escuelas de la Provincia de Buenos Aires en el año 2009. En la actualidad son más de 90 en toda la provincia. Esa experiencia educativa les permitió a esos jóvenes ingresar a un formato particular: condensar tres años del ciclo básico en dos, trabajando con grupos reducidos, lo que permite seguimientos más personalizados y horarios que contemplan, por ejemplo, que el alumno trabaje. Además, eximió a los alumnos rezagados de una gran incomodidad: retomar su trayectoria educativa, después de un tiempo lejos de las aulas, compartiendo el espacio con alumnos de menor edad.

La primera cohorte

Para convocar a la primera camada se llamó por teléfono a chicos y chicas que habían asistido a ese establecimiento, y habían dejado la escuela. “Para la primera cohorte fue difícil completar la matrícula porque aunque veíamos que la comunidad lo necesitaba mucho, todo lo desconocido da miedo”, recuerda Micaela, tutora y alma

mater del programa en la EES N° 15. A algunos chicos los fueron a buscar a la casa. Luego fue todo boca a boca, al punto de tener que poner un tope a los inscriptos para no desvirtuar la idea de mantener una respuesta personalizada hacia los alumnos.

Los primeros jóvenes fueron recibidos por las autoridades de la institución. “La idea era decirles a los alumnos que

habían tenido una trayectoria educativa interrumpida o parcial, que tenían sobre edad o repitencia, que hay un espacio educativo para ellos, con la mirada personalizada del docente, el trabajo con grupos reducidos y una tutora que acompaña la trayectoria educativa desde el rol pedagógico pleno, permiten que el 90% de nuestros alumnos retomen el sistema educativo”, destaca la Directora de la escuela, Adriana Vacarini.

Los primeros meses no fueron fáciles. Los conflictos pasaban fundamentalmente por los momentos de recuperación del rol de estudiantes: restablecer la autoridad –nunca el autoritarismo- y la convivencia entre pares. “Hubo que ayudar a los jóvenes alumnos a aprender nuevamente el oficio de estudiantes. Incorporar hábitos, horarios, límites y responsabilidades”, enumera Micaela.Con el paso del tiempo las dificultades iniciales se fueron superando: los alumnos se apropiaron del régimen de horarios y la dinámica de las clases, los docentes que persistieron se comprometieron con el proyecto, y se comentó entre los jóvenes del barrio de que había una segunda oportunidad. Hoy, el Cesaj está consolidado.

El Cesaj eximea los estudiantes

rezagados de una gran incomodidad:

retomar su trayectoria educativa, compartiendoel espacio con alumnos

de menor edad.

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Un proceso fructífero

La escolaridad de Carlos siempre estuvo atravesada por problemas en la casa. “Fui a una escuela anteriormente pero dejé, por problemas familiares. Después volví a la escuela, y otra vez dejé porque me mudé a la provincia de Santa Fe; tengo familiares también allá. El año pasado volví pero no entré bien: no entendía nada de lo que estaban dando. Tenía pensado cambiarme de escuela, pero me llamaron de acá para que siguiera en el Cesaj”, cuenta Carlos.

Por teléfono, le dijeron que el Cesaj lo iba a ayudar a pasar de año. “Decidí rehacer todo de nuevo, y con esfuerzo estoy tratando de terminar y pasar a cuarto”. Lautaro hace un esfuerzo y sostiene un silencio respetuoso mientras hablan sus compañeros, que pronto se interrumpe: se muere de ganas de contar. “La diferencia entre esto y la escuela normal es que tenés profes y a la tutora Micaela que te explican y charlan con vos siempre que no entendés algún contenido”, dice Lautaro Rodríguez, uno de los estudiantes que ya transita su segundo año en el Cesaj. Tiene el pelo negro alborotado y un flequillo le cae sobre la frente. Cuando termine esta etapa, quiere ser periodista o abogado. “Quién sabe si una, o las dos”, dice, risueño.

Cuando se le pregunta por qué había dejado, la respuesta no tiene medias tintas: “¿te digo la verdad? Por vago.

Metía excusas: hace frío. Viene el profesor de matemática. Después me pasé a la noche y decía: ‘ah, no, es re lejos para volver a esa hora’. Entonces una amiga lo anotó en la escuela y le hablaron del Cesaj. “Yo decía ‘¿qué es eso? Vengo a la escuela, no a estudiar religión’”, bromea. “Después me di cuenta de que si querés ser alguien en la

vida, conseguir cualquier trabajo, tenés que tener tu título secundario”.

Lautaro se sienta en el centro del aula, tiene 17 años, y acompaña las respuestas de sus compañeros con una mirada solícita. Es un chico inquieto, y su influencia en el aula es notorio: milita en una organización política de Savoia, que está por

abrir un comedor para los chicos y chicas que lo necesitan. Además, Lautaro conduce un programa de radio en FM Raíces Rock, y está por entrar como segunda voz en una banda de cumbia de Brian, su compañero de banco en el Cesaj.

Si Diana tuviera que elegir una materia dice que sería matemática, que le gusta mucho. “En realidad, cuando entiendo las materias me gustan todas. Y ahora la tenemos a Mica apoyándonos, siguiéndonos”. Para Diana, el paso por el Cesaj los hace valorar de otra forma la escolaridad, les abre la cabeza. “Yo salgo de acá siendo otra”, dice. Aunque todavía no lo tiene decidido, cuando termine la secundaria Diana quiere estudiar enfermería, como su mamá.Micaela, la tutora, aparece en cada uno de los relatos de los chicos: el motor que los empujó hasta que aprendieron a volar. “Eso es lo que vamos a extrañar cuando terminemos el Cesaj, a Micaela. Nos gustaría seguir así hasta sexto”, dice Lautaro, divertido. Los dos años del Cesaj nivelan a los chicos para que logren insertarse exitosamente en el cuarto año, retomando la modalidad tradicional. Pueden seguir en la misma escuela o en

“Nosotros entendimos que esta es una segunda

oportunidad.Es ahora o nunca.

Si queremos terminarde aprender y que

después sea más fácil conseguir trabajo”,

cuenta Carlos, 17 años.

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otra, aunque la mayoría de ellos forja un vínculo afectivo con el espacio y con sus compañeros, de pertenencia, y ya no se van.

Este tipo de propuestas, además del objetivo de que los jóvenes retomen sus estudios, brinda la posibilidad de hacer talleres de formación profesional. El año pasado, los estudiantes tenían un curso de panadería. Pero el lugar en el que se dictaba se quemó durante un incendio nocturno del que todavía se desconocen las causas exactas. Lautaro, Carlos y otros compañeros del centro de estudiantes –que ellos mismos formaron en la escuela- organizaron a partir del día siguiente brigadas voluntarias de alumnos para limpiar los destrozos, y empezar a poner la escuela en condiciones otra vez. Pero el incendio es una huella que todavía queda. “Fue algo muy feo para nosotros. Habíamos hecho una muestra del ‘Ni una Menos’, un montón de afiches, y se prendieron fuego”, recuerda Diana.

En la matrícula de la escuela, hay jóvenes que provienen de dos barrios que desde hace tiempo mantienen una rivalidad: Savoia y Santa Ana. Cada tanto, la puerta de la escuela se convierte en el escenario para saldar esas diferencias. “Incluso ha habido peleas entre chicos de los dos barrios que

no venían a la escuela”, cuenta Micaela. Sin embargo, resalta, en el Cesaj esas hostilidades no se reproducen: “Acá hay chicos de los dos barrios. Y aunque al principio hubo que trabajar bastante sobre el tema de la disciplina, salimos adelante”, explica la tutora.

Modelo de exportación

El mes pasado, una comitiva de funcionarios del Ministerio de Educación de Chile (MINEDUC), junto con integrantes de las sedes de Argentina y Chile de la organización UNICEF, llegaron hasta la escuela de City Bell. El objetivo era interiorizarse sobre el modo de implementación y el impacto de algunas políticas estatales de reingreso como el programa Cesaj y otros: Plan Vuelvo a estudiar de la Provincia de Santa Fe y las Escuelas de Reingreso de la Ciudad de Buenos Aires.

“Nos llevamos un reporte muy pormenorizado de todo lo que se está haciendo en varios puntos del país en estos procesos de vuelta a la escuela”, dijo Loreto Chávez Orellana, integrante del Equipo del Ministerio de Educación chileno, cuando finalizaron la visita en City Bell. La comisión se completaba con la Directora Provincial de Educación Secundaria, Carla Cecchi, y miembros de los equipos técnicos. “Nos vamos llenos de información y de aprendizajes que sinceramente nos van a ser muy útiles en el proceso que nosotros estamos”, detalló la funcionaria. La misión, dijo, fue exitosa para poder replicar programas similares al otro lado de los Andes.

jefes de departamento que van presentando las orientaciones, se muestra el proyecto de la escuela, en qué trabajan los chicos, etc”. “Tenemos el proyecto de articulación que trabaja con las maestras de 6to grado y los profesores de las materias básicas, Matemática, Lengua e Inglés, como para lograr que los chicos lleguen a primer año con los contenidos necesarios”, dice por su parte Andrea de la EES Nº 2 y agrega que los profesores de Plan de Mejora Institucional van a la escuela Primaria y dan clases “para involucrar a los alumnos con la escuela secundaria, que conozcan a los profesores, cómo dan clases y de alguna manera sacarles ese miedo que tienen los más chicos. También ellos vienen a la escuela secundaria para conocerla”.A su vez, Alicia, la Directora de la Escuela Nº 34 comenta que “la banda musical de la escuela hace presentaciones en los eventos que son de primaria, por ejemplo”. En la EES Nº 44 llevan adelante un curso de nivelación: “en el mes de febrero hacemos un repaso dos semanas con los contenidos de 6to y los de 1 año, se trabaja lo que vieron y se refuerzan algunos contenidos”, señala Liliana Martínez. Adolfo, de la EES Nº 38 narra que en el 2013 “teníamos una matrícula muy baja, entonces empezamos a tomar conciencia de ser unidad académica y ahí salimos a hacer la articulación con la Directora de la Primaria Nº50 y la de Jardín, junto al equipo de orientación. Es una continuidad, sólo nos separa una puerta, no son dos mundos diferentes”, explica y coincidimos con esta afirmación. Señala también que “el 80% de nuestros alumnos vienen de la EEP Nº 50. Los estudiantes de ambos niveles comparten ejercicios de matemáticas y lectura de cuentos, y

En una mesa larga nos sentamos junto a Sandra y un numeroso equipo de trabajo: Dir. Alicia Cocciolone de la EES Nº 34 (Arte Música); Dir. Elba Díaz de la ESB Nº36 (Jornada Extendida); Dir. Adolfo Francisconi de la EES Nº 38 (Artes visuales), Dir. María Fernanda Sá de la EES Nº51 (Arte Teatro); Dir. Miriam Sorribas de la EES Nº50 (Arte Música); Dir. Liliana Soto de la EES Nº37 (Comunicación); Dir. Andrea Salomón de la EES Nº 2 (C. Sociales, Economía, Comunicación, C. Naturales y Artes Visuales); Dir. Andrea Ribau y su Vice. María Elena Alanis de la EES N º23 (C. Sociales y Economía), Sec. Miriam Goldemberg de la EES Nº40 (Comunicación); y la Dir. Liliana Martínez de la EES Nº 44 (Lenguas Extranjeras).Nos contaron que trabajan la Articulación en tres niveles: con Primaria, con Superior y con el Mundo del Trabajo, apoyados en el documento de la Dirección Provincial de Educación Secundaria. Así establecen las acciones de articulación que van a desarrollar durante el año desde los tres ejes: el pedagógico curricular, el institucional y el sociocomunitario.

Con Educación Primaria

Estas tareas son posibles gracias al trabajo colaborativo entre el Equipo de Orientación Escolar de Primaria y de Secundaria, los profesores de 1º año de Secundaria y los directores.

Liliana Soto, de la EES Nº 37 comenta que articula con el Jardín Nº 909 y la EEP Nª 99 con la que comparte edificio y de donde se nutre más del 90% de su matrícula. “Hay proyecto de articulación entre las Directoras, compartimos agenda, vemos qué acciones podemos hacer en conjunto, hace varios años hacemos un curso de inserción a la secundaria que es bárbaro, trabajando con las maestras de 6to grado de la Primaria”. Una de las tantas acciones que comparten estudiantes de ambos niveles es el taller de radio “que lo hacemos con un parlante y un par de micrófonos elaborando publicidades”.Andrea, la Directora de la EES Nº 23, cuenta que “salimos nosotros a las distintas escuelas primarias de la zona a través de los

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“El mejoramiento de los aprendizajesse inicia en la gestión institucional”

Con esta frase Sandra Santachita, Inspectora de Morón (actualmente Inspectora Jefa Distrital de Moreno) trata de sintetizar el trabajo de articulación que llevan adelante Directores y Directoras de las escuelas secundarias de su distrito. Conocimos a esas personas, entusiastas, innovadoras que contagian a sus equipos de trabajo y hacen posibles puentes entre niveles.

certificación sobre liquidación de sueldos para prepararlos en trabajos administrativos. Nos fue tan bien que después no entraban en el aula”, comenta orgullosa Andrea.

Este año además agregaron otro curso de ofimática, donde se anotaron no sólo jóvenes que están en la Orientación de Economía sino también de C. Sociales. Como si esto fuera poco asisten a esas clases “los chicos que egresaron, que ya están trabajando, para ampliar curriculum y anotarse en carreras”, dice la Directora.Por su parte, Liliana Martínez de la EES Nº 44, cuya Orientación es Lenguas Extranjeras, comenta que los estudiantes de 6º año participan de clases de francés, sumando 20 ó 30 horas como una capacitación extra. Además “los chicos de 1° año de secundaria realizan un taller de narración, van a leer al Jardín que está cruzando la calle y se llevan una certificación de narradores”, dice Liliana.

En la EES Nº 2 “hacemos prácticas profesionalizantes desde lo administrativo, articulando el jardín, la primaria y la secundaria. Los estudiantes realizan tareas como ayudar a los preceptores, elaborar los archivos, registro de asistencia. Ellos se sienten totalmente útiles e importantes”, cuenta Andrea Salomón, “esto les despierta vocación”. “Queremos mostrarles que hay otras maneras de autoempleo”, por eso trabajan fuertemente en eso: articulan la Orientación C. Naturales con Economía, ésta se dedica a la parte contable y la primera a la producción. Hacen jabón en gel, jabón líquido y mermeladas. Además planean articular con la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y con la Universidad Nacional de Hurlingham. “Los chicos pueden cuando uno les trasmite el entusiasmo y les da una propuesta diferente”, dice Salomón y nos cuenta alegre que “la escuela se llena hasta los sábados porque tenemos Centro de Actividades Juveniles (CAJ) y funciona el Plan de Mejora Institucional (PMI)”.

Con respecto a las prácticas profesionalizantes Alicia Cocciolone de la EES Nº 34 nos cuenta que los estudiantes realizan tareas como preceptores, siempre supervisados por un adulto, y desarrollan un taller semanal de música en las escuelas Primarias, alguna de las tres con las que articula.

Con Educación Superior

Este equipo de trabajo lleva adelante la articulación con los estudios superiores a través del seguimiento de los egresados y del contacto con Universidades, Terciarios e Institutos. Además los estudiantes secundarios visitan cada año la Expo-Universidad y las distintas Universidades de la zona.Tienen vínculo con la Universidad de Hurlingham, la de Morón, la de La Matanza y la UTN. Están planificando que el curso de ingreso de la Universidad de Hurlingham se dicte en la EES Nº 2, y quieren cuatrimestralizar el último año de la secundaria para ayudar a esa transición.

Hacen el seguimiento de estudiantes egresados llamándolos por teléfono tres veces al año “para saber cómo están”, y llevan un registro de la situación de cada uno, identificando quién debe materias, cuáles, quién está estudiando, quién está trabajando, etc. Nos mostraron la estadística de la población de estudiantes egresados de sus escuelas: quienes siguen estudiando son más del 75%. Los datos les dan alegría y les indican que van por el buen camino, el de la enseñanza para el mundo del trabajo, los estudios superiores y la ciudadanía.

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en las reuniones de padres de primaria el director se presenta junto a su equipo y cuenta de qué se trata el proyecto de la secundaria. De la ESB Nº 36 jornada extendida, Elba nos cuenta que “contamos con materias extra curriculares como danza, música teatro e inglés. Articulamos con la EEP Nº 81 que es de jornada completa”. A través de Planes de Mejora tienen un profesor que desarrolla un taller de danza con los chicos de primaria y secundaria y llevan adelante en conjunto la realización de los actos escolares. “Hay muy buena relación entre las dos escuelas, compartimos las ideas que trae una con la otra, y asi es mucho más fructífera la comunicación”. Elba nos comenta que además visitan con su equipo de trabajo otras escuelas primarias donde hacen reuniones de padres para promocionar la escuela secundaria. En la mesa de la EES Nº23 donde estábamos reunidos todos coincidían en que hay un firme acompañamiento desde lo político educativo por parte de Sandra para llevar adelante todo lo que hacen. Destacan que hay mucha comunicación con las familias, se atiende la trayectoria integral del estudiante y de esta manera se logra el objetivo de la secundaria obligatoria.

Con el Mundo del trabajo

La Directora de la 23 cuenta que la motivación para articular con el Centro de Formación Profesional Nº405 que queda a la vuelta de la escuela surgió por una disminución en la matrícula en la orientación de Economía. “Empezamos a pensar qué podíamos hacer para elevar la matrícula de Economía y atraer a los chicos. Lo que hicimos fue un convenio con el CFP, ofreciendo a contra turno un curso con

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Sobre un promontorio, en las afueras de Nassau, en las Bahamas, están las ruinas de una gran fortaleza que defendía el acceso a la ciudad de los ataques piratas. Ningún barco podía aproximarse bajo el fuego de sus cañones. Y cuando había amenaza de invasión, los habitantes de Nassau abandonaban la ciudad y se refugiaban en la fortaleza. En la ciudad eran libres; dentro de la fortaleza eran prisioneros. Prisioneros de esperanza. Abandonar la fortificación durante el asedio ponía en peligro sus vidas. La fortaleza era impenetrable y, mientras estuvieran allí, estaban protegidos. Eran prisioneros de esperanza porque no importaba su condición actual, angustiante, de intranquilidad, de preocupación, sino contar con la seguridad que le proporcionaba este lugar donde sus vidas estaban a resguardo.

Pensando en esto es que imagino a la escuela dentro de la cárcel. Un lugar donde se aprende mucho más que ecuaciones, conjugar verbos y fechas patrias importantes. Donde la instrucción académica no es el fin sino el medio para conseguir herramientas que sean provechosas para el medio libre. Para la vida misma. Cada profesor me ha dejado una imagen y una visión de lo que ellos creían que era lo mejor para “el afuera”. Cada uno con sus vivencias, sus experiencias, sus métodos, pero con algo común en todos ellos. He descubierto, por debajo de cada mensaje, consejos prácticos para la vida: me han enseñado de la importancia

de vivir con ideales.No hay fuerza tan invencible como la de un ideal. Que hay que aceptar compromisos: la vida, tomada en serio, exige definirse. No es bueno vivir siempre en la encrucijada, sin tomar un rumbo definido. Que triunfar en la vida es poner constancia, responsabilidad y coraje para recuperar lo perdido. Que el secreto es la formación y el trabajo arduo. No existen los genios de crecimiento espontáneo, es fruto de la preparación. Que hay que aprender de los fracasos. Es inevitable que haya decepciones y malos momentos, pero aún de ellos, podemos sacar algo bueno. De la necesidad de escuchar a los demás. Urge ir por la vida con un gran gesto de comprensión hacia las personas que nos rodean.

Que el éxito no es ninguna casualidad. Tampoco es el resultado de un golpe de suerte. La suma de la inteligencia, las circunstancias y el esfuerzo pueden representar muchas cosas favorables en la vida. Todos podemos prepararnos para

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Prisioneros de la esperanza

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desarrollar al máximo nuestras capacidades intelectuales, así como adquirir hábitos de trabajo, compromiso y responsabilidad. Entonces, en algún momento, se presentará la oportunidad de mostrar de lo que estamos hechos. Beethoven decía “El genio se compone de un 2% de talento y un 98% de trabajo”, y Edison lo corrigió un poquito diciendo “La invención es 1% inspiración y 99% transpiración”. Generalmente, el genio comienza las grandes obras, pero solo el trabajo las termina.

Esto no lo comprendí al principio. No porque fuera un secreto o algo por el estilo. Algunos profesores lo explicaban abiertamente y otros sólo a través de sus ejercicios.Yo creía que lo más importante era terminar la tarea. Completar la carpeta era para mí obligatorio. Me enojaba que algunas tareas se simplificaban de una manera -para mí- exagerada. Pero me pasó algo un día del estudiante. Organizaron una serie de juegos dónde cada profesor tenía una mesa y preparaba uno diferente. Algunos eran de ingenio, otro era la carrera de embolsados, otro, saltar el elástico, y así. Se armaban grupos y cada vez que sonaba una chicharra había que ir cambiando de juego. Al final se punteaba al grupo, se sumaba todo y salía un ganador. De más está decir que conocer el ganador fue anecdótico. Lo importante fue cómo pudimos jugar como nenes grandes y divertirnos de una manera espectacular, sorprendente por el lugar dónde nos encontrábamos. Era divertidísimo ver a hombres desde veinte años hasta sesenta riendo y disfrutando, como seguramente hacía mucho tiempo no lo hacían. Una de las tantas cosas que se pierden cuando estás detenido es esa capacidad de reír. No hablo de reír por algo chistoso. Sino de esa risa incontrolable que hace que te duela el costado, cuando te caen las lágrimas y te duele la panza. Ocurre en determinados momentos y con determinada gente. Me vienen a la mente varios de esos momentos con familiares y amigos. Pero en este lugar sólo me pasó con algo tan simple como jugar. Con personas con las que compartía muchas de mis horas y con el máximo objetivo de cursar la escuela para que tal

vez me otorguen un beneficio. Ahí comprendí que sacar 10, ser abanderado, leer perfectamente o conjugar los verbos correctamente estaba bien; pero que ser mejor persona es mejor. Mucho mejor. Y que ese tiene que ser el gran objetivo final. El máximo anhelo que debemos tener.

La problemática social ligada a la delincuencia no es tan simple como para resolverla sólo con educación. Por eso es saludable que se profundice la acción pedagógica ofreciendo armas que sirvan verdaderamente para combatir este flagelo.

Y descubrimos que donde otros nos decían que no se podía, hemos aprendido a volar más alto, por encima de los obstáculos, de la oscuridad y de las dificultades, sin esperar que se disipen. Donde otros nos decían que no servíamos, hemos aprendido a volar más alto, con una seguridad indestructible, siendo más lanzados, enfrentando las dificultades con más voluntad, con más valor y coraje. Donde otros no confiaban en nuestras posibilidades, hemos aprendido a volar más alto, capacitándonos, preparándonos, buscando más y mejores recursos. Donde otros nos decían que había que conformarse con lo que había, hemos aprendido a ser más eficaces, aspirando a la excelencia, sin conformarnos con la mediocridad.

En la “escuela de la vida” hemos aprendido a abandonar. Y los fracasos del pasado no nos permitían luchar para alcanzar el éxito. Hemos aprendido a justificar los errores cometidos, a buscar culpables y responsables de nuestro estado. Nos sentíamos víctimas de las circunstancias.Ahora, en la escuela aprendimos a seguir luchando, a perseverar a pesar de las dificultades y de los fracasos anteriores. Ahora tenemos plan B.

Estamos equivocados cuando no queremos crecer. Estamos equivocados cuando creemos que es suficiente lo que hemos aprendido. Cada día es una experiencia nueva. Un mundo por descubrir. Y qué bueno es encontrar un lugar dónde todo eso puede ser enseñado, practicado y realizado. Tal vez no todos hayamos comprendido el valor de esta experiencia. Pero ellos siguen confiando en nosotros, creyendo que lo torcido puede enderezarse. Que lo que está mal puede transformarse. Hoy, con la distancia del tiempo comprendo y valoro todo lo aprendido. Y sé que es posible cambiar un destino. Solo hay que aprender cómo. Por eso aún en esta situación, anhelando mi libertad, puedo decir que hay esperanza para nosotros. Que con la guía necesaria todo puede mejorar. No estoy orgulloso de muchas cosas. Pero sí de ser un prisionero de esperanza.

Maximiliano Rodríguez - Junio de 2017

Buenos AiresEDUCACIÓN

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