CEREBRO Y REPRODUCCIÓN EN PECES: BASES NEURALES Y NEUROENDOCRINAS (Resumen) Un reto de la acuicultura es la reproducción controlada de nuevas especies de interés comercial. Sin embargo, en la mayoría de los casos la reproducción en cautividad de estas nuevas especies sigue siendo un proceso poco controlado y aleatorio en gran parte de las instalaciones piscícolas. Estos problemas son, en parte, la consecuencia de alteraciones en las condiciones ambientales (ciclos de luz y temperatura, etc) a las que se hallan sometidos los animales en cultivo, y que en muchos casos difieren sensiblemente de las condiciones que encuentran en el medio natural. Si a esto le unimos los problemas asociados al desarrollo (viabilidad, malformaciones), el manejo (estrés, patologías) y la alimentación (en muchos casos los piensos no están del todo equilibrados para la especie en cuestión), resulta fácil comprender la dificultad que supone incorporar nuevas especies para su explotación en acuicultura. Todas estas alteraciones afectan la evolución normal del proceso reproductivo porque perturban el sistema endocrino a distintos niveles del eje pineal-cerebro-hipófisis-gónada. Por ello, el esclarecimiento de los mecanismos de integración de la información ambiental y el conocimiento de los eventos endocrinos y neuroendocrinos que regulan la reproducción representan aspectos cruciales para la Acuicultura de estas especies, ya que pueden favorecer notablemente el control de su ciclo reproductivo y permitir resolver problemas cotidianos que se presentan en la práctica acuícola. El órgano pineal y el cerebro desempeñan un papel relevante en la actividad del eje reproductivo ya que poseen funciones receptoras, integradoras y efectoras. En este capítulo abordaremos el papel que desempeñan el órgano pineal y el cerebro en la integración de la información ambiental y en su transducción en una serie de señales neurales y neuroendocrinas que modulan la actividad y secreción de otras estructuras y hormonas implicadas en el proceso reproductivo. 1.2. EL ÓRGANO PINEAL: INTEGRACIÓN NEURAL Y NEUROENDOCRINA DE LA INFORMACIÓN AMBIENTAL La reproducción de los peces es un proceso de marcado carácter rítmico, que se encuentra regulado por factores ambientales cíclicos como el fotoperiodo y la temperatura. Así, en nuestras latitudes los animales están expuestos en el medio natural a los cambios diarios y estacionales de los ciclos de luz-oscuridad (días más largos en verano, días más cortos en inviernos, y días de duración intermedia en primavera y otoño) y a los cambios progresivos en la temperatura del agua (aguas más cálidas en verano, aguas más frías en invierno, temperaturas intermedias en primavera y otoño). Estas variaciones en la duración de los días y en la temperatura del agua son periódicas y repetitivas de un año a otro y representan señales muy fiables para los peces. En respuesta a estas variaciones cíclicas, y de forma adaptativa, los animales han seleccionado la época del año que resulta más favorable para la reproducción y la supervivencia de su progenie. Esto hace que algunas especies como la dorada o la lubina se reproduzcan en invierno y que otras como el lenguado se reproduzcan en primavera y, en menor medida, en el otoño. El conocimiento de los mecanismos que subyacen en el control ambiental de la reproducción tiene no sólo un interés básico sino también un interés aplicado para
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CEREBRO Y REPRODUCCIÓN EN PECES: BASES ......La reproducción de los peces es un proceso de marcado carácter rítmico, que se encuentra regulado por factores ambientales cíclicos
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CEREBRO Y REPRODUCCIÓN EN PECES: BASES NEURALES Y
NEUROENDOCRINAS (Resumen)
Un reto de la acuicultura es la reproducción controlada de nuevas especies de interés
comercial. Sin embargo, en la mayoría de los casos la reproducción en cautividad de
estas nuevas especies sigue siendo un proceso poco controlado y aleatorio en gran parte
de las instalaciones piscícolas. Estos problemas son, en parte, la consecuencia de
alteraciones en las condiciones ambientales (ciclos de luz y temperatura, etc) a las que
se hallan sometidos los animales en cultivo, y que en muchos casos difieren
sensiblemente de las condiciones que encuentran en el medio natural. Si a esto le
unimos los problemas asociados al desarrollo (viabilidad, malformaciones), el manejo
(estrés, patologías) y la alimentación (en muchos casos los piensos no están del todo
equilibrados para la especie en cuestión), resulta fácil comprender la dificultad que
supone incorporar nuevas especies para su explotación en acuicultura. Todas estas
alteraciones afectan la evolución normal del proceso reproductivo porque perturban el
sistema endocrino a distintos niveles del eje pineal-cerebro-hipófisis-gónada.
Por ello, el esclarecimiento de los mecanismos de integración de la información
ambiental y el conocimiento de los eventos endocrinos y neuroendocrinos que regulan
la reproducción representan aspectos cruciales para la Acuicultura de estas especies, ya
que pueden favorecer notablemente el control de su ciclo reproductivo y permitir
resolver problemas cotidianos que se presentan en la práctica acuícola. El órgano pineal
y el cerebro desempeñan un papel relevante en la actividad del eje reproductivo ya que
poseen funciones receptoras, integradoras y efectoras. En este capítulo abordaremos el
papel que desempeñan el órgano pineal y el cerebro en la integración de la información
ambiental y en su transducción en una serie de señales neurales y neuroendocrinas que
modulan la actividad y secreción de otras estructuras y hormonas implicadas en el
proceso reproductivo.
1.2. EL ÓRGANO PINEAL: INTEGRACIÓN NEURAL Y
NEUROENDOCRINA DE LA INFORMACIÓN AMBIENTAL
La reproducción de los peces es un proceso de marcado carácter rítmico, que se
encuentra regulado por factores ambientales cíclicos como el fotoperiodo y la
temperatura. Así, en nuestras latitudes los animales están expuestos en el medio natural
a los cambios diarios y estacionales de los ciclos de luz-oscuridad (días más largos en
verano, días más cortos en inviernos, y días de duración intermedia en primavera y
otoño) y a los cambios progresivos en la temperatura del agua (aguas más cálidas en
verano, aguas más frías en invierno, temperaturas intermedias en primavera y otoño).
Estas variaciones en la duración de los días y en la temperatura del agua son periódicas
y repetitivas de un año a otro y representan señales muy fiables para los peces. En
respuesta a estas variaciones cíclicas, y de forma adaptativa, los animales han
seleccionado la época del año que resulta más favorable para la reproducción y la
supervivencia de su progenie. Esto hace que algunas especies como la dorada o la
lubina se reproduzcan en invierno y que otras como el lenguado se reproduzcan en
primavera y, en menor medida, en el otoño.
El conocimiento de los mecanismos que subyacen en el control ambiental de la
reproducción tiene no sólo un interés básico sino también un interés aplicado para
controlar el proceso reproductivo de peces. Los primeros resultados claros de
manipulación fotoperiódica en peces, fueron obtenidos por Hoover (1937). En estos
primeros ensayos se comprobó que la exposición de truchas a ciclos comprimidos, más
cortos de un año, producía un adelanto del tiempo de las puestas en 3-4 meses con
respecto a los animales mantenidos en fotoperiodo natural. Posteriormente estudios
realizados por otros autores en varias especies de peces, demostraron que las puestas se
adelantaban cuando se utilizaban ciclos naturales de luz comprimidos y se atrasaban si
los fotoperiodos estacionales se extendían a periodos superiores a un año.
Esta modificación estacional del fotoperiodo ha sido una práctica muy habitual desde
hace tiempo para adelantar o retrasar las puestas en algunas especies como la trucha.
Pero para que la reproducción tenga éxito, los individuos no sólo deben sincronizarse
con las variaciones de los factores ambientales sino que es preciso que se produzca
también una sincronización de los reproductores entre sí, de forma que maduren
simultáneamente. El desarrollo adecuado de todos estos procesos requiere múltiples y
complejas interacciones que tienen lugar a lo largo del eje pineal-cerébro-hipófisis
gónada
Para ello, los individuos disponen de sistemas sensoriales y receptores específicos que
perciben los estímulos ambientales (fotoperíodo, temperatura, etc.) y sociales (presencia
de otros individuos, densidad de población, proporción de sexos, etc). El órgano pineal,
una estructura neural con capacidad secretora, desempeña en peces un papel muy
importante en la percepción de la información del fotoperiodo y la temperatura y en la
codificación de esta información en señales nerviosas (neurotransmisores) y
neuroendocrinas (melatonina) que permiten la sincronización ambiental de numerosos
procesos rítmicos, entre ellos la reproducción. Esta información suministrada por el
órgano pineal debe alcanzar de forma directa o indirecta el hipotálamo y la hipófi is,
para modular la síntesis de factores reguladores hipotalámicos y gonadotrofinas
hipofisiarias, las cuales dirigen los ritmos de desarrollo gonadal y la reproducción. En
vertebrados como los peces y los anfibios, la glándula pineal es un órgano fotosensible
que posee verdaderos pinealocitos fotorreceptores y, en el curso de la evolución, estos
pinealocitos han perdido progresivamente sus propiedades fotorreceptoras,
principalmenrte en mamíferos, en donde la captación de la información luminosa reside
exclusivamente en la retina, ya que es la estructura que presenta células fotorreceptoras
(conos y bastones). Esta información de la retina llega al cerebro a través de un tracto
retino-hipotalámico y alcanza diversos núcleos nerviosos, entre ellos el núcleo
supraquiasmático, donde se localiza el marcapasos central que controla los ritmos
biológicos. A través de una serie de relevos neuronales que implican a poblaciones
celulares de la medula espinal, esta información de la luz llega a la glándula pineal, que
responde secretando melatonina de forma rítmica (secreción nocturna) para sincronizar
numerosos ritmos biológicos. Los reptiles y aves presentan una organización
intermedia, en los cuales tanto la ruta intracraneal como el tracto retino-hipotalámico
median en el acceso de la información sobre el fotoperiodo hasta la glándula pineal.
1.2.1. Organización anatómica y tipos celulares
El órgano pineal de peces es una estructura fotorreceptora alargada que se localiza en la
línea media, entre el telencéfalo y el techo óptico. Consta de un tallo proximal estrecho
y de una vesícula distal mucho más expandida.
El tallo pineal se encuentra unido al techo del diencéfalo mediante un tracto de fibras
que contiene las proyecciones aferentes y eferentes del órgano pineal. La pared epitelial
de la vesícula pineal es de espesor variable, se encuentra muy vascularizada y encierra
un lúmen muy replegado delimitado por pinealocitos fotorreceptores, si bien en la pared
pineal se observan también neuronas, células de apariencia glial y células endoteliales.
El órgano pineal de peces suele adoptar una disposición más o menos vertical y se ancla
mediante tejido conjuntivo al cartílago presente justo debajo de una ventana pineal que
permite el paso de la luz ya que posee menos melanóforos que el resto de la piel del
cráneo La naturaleza química de los elementos celulares que componen el órgano pineal
de peces ha sido puesta de manifi esto mediante técnicas citoquímicas,
inmunohistoquímicas y de hibridación in situ, que han permitido identificar tanto las
células secretoras de melatonina como las células fotorreceptoras y las células gliales.
Dado que la melatonina es altamente difusible y no se acumula en los pinealocitos, las
células secretoras de melatonina han sido localizadas mediante el uso de anticuerpos
dirigidos frente a la serotonina, un precursor en la síntesis de melatonina, o frente a la
enzima última en la síntesis de melatonina, la hidroxi-indol-O-metiltransferasa o
HIOMT A su vez, las células fotorreceptoras han sido evidenciadas mediante el uso de
diferentes anticuerpos anti-rodopsina y anti-cono opsina. Recientemente, además de los
fotopigmentos de tipo rodopsina se ha puesto de manifiesto en la pineal de peces la
presencia de fotopigmentos de tipo cono opsina con distinta fotosensibilidad (verde y
ultravioleta), así como dos nuevos tipos de opsinas denominadas «pinopsina» y «opsina
ancestral de vertebrados», que se expresan en células diferentes de los conos y los
bastones. En cualquier caso, los estudios inmunohistoquímicos han permitido
determinar que las células secretoras de melatonina y las células fotorreceptoras se
distribuyen tanto en el tallo como en la vesícula pineal y que una importante proporción
de células HIOMT- o serotonina-positivas (secretoras de melatonina) tienen capacidad
fotorreceptora directa ya que también presentan inmunorreactividad frente a los
anticuerpos anti-opsina. El análisis ultraestructural mediante microscopía electrónica ha
permitido identifi car las características celulares y sub-celulares del órgano pineal de
peces. Las células fotorreceptoras presentan una clara polarización, con un segmento
externo en posición apical que se caracteriza por la presencia de lamelas membranosas
apiladas, que contienen los fotopigmentos. Este segmento externo se encuentra unido al
segmento interno por una estructura ciliar con la organización característica 9 + 0. El
segmento interno es rico en mitocondrias y está unido a la porción medial, caracterizada
por la presencia de un núcleo con un nucleolo prominente. El polo basal contiene la
región de contactos sinápticos entre las células fotorreceptoras y las neuronas de
segundo orden, que tiene lugar, de forma mayoritaria sobre las dendritas de las mismas.
La mayoría de los axones de estas neuronas de segundo orden son axones amielínicos,
si bien en ocasiones se observa en el órgano pineal de peces la presencia de axones
mielínicos. Asimismo, se observa la presencia de uniones estrechas entre células
pineales lo que indica la existencia de acoplamiento eléctrico entre poblaciones
celulares, probablemente para emitir una respuesta coordinada.
1.2.2. Conexiones neurales
El órgano pineal de peces se encuentra conectado de forma bidireccional con el cerebro
a través de proyecciones eferentes que salen del órgano pineal, y de proyecciones
aferentes que llegan al órgano pineal. Estas conexiones han sido dilucidadas en
lampreas, elasmobranquios y peces teleósteos mediante el uso de marcadores
retrógrados y anterógrados de trazado neuronal tales como la peróxidasa de rábano,
lisina-cobalto, DiI, etc.
Las proyecciones eferentes del órgano pineal pueden considerarse como una señal
neural de salida de la información del fotoperiodo hacia áreas centrales del sistema
nervioso. Estos estudios han revelado la existencia de un tracto eferente desde el tallo
pineal hacia la porción más lateral de la habénula y hacia el tálamo ventral. Este tracto
de fi bras alcanza la comisura posterior, progresa a través del fascículo retroflexo y
envía terminales nerviosas al tálamo dorsal, el pretecto periventricular, el área pretectal
central, el tubérculo posterior, el núcleo tuberal posterior y el sinencéfalo dorsal. A su
vez, el órgano pineal de peces recibe proyecciones centrales originadas en neuronas que,
en gran medida, se localizan en las mismas áreas inervadas por las proyecciones
eferentes del órgano pineal, esto es, la eminencia talámica, la habénula, el núcleo
ventromedial del tálamo ventral, el tálamo dorsal, el pretecto periventricular, la
comisura posterior, el tubérculo posterior y el sinéncefalo dorsal. Muchas de estas áreas
se solapan con regiones cerebrales que aparecen también conectadas con la retina
(tálamo ventral y dorsal, área pretectal, tubérculo posterior), lo que denota su
importancia en la integración de la información del fotoperiodo.
En cambio, otras áreas como la región del nervio terminal, el área preóptica o el techo
óptico sólo presentan conexiones con la retina. En el último capítulo de esta revisión se
tratarán de esbozar posibles interacciones de estas inervaciones pineales y/o retinianas
con centros neuroendocrinos que han sido implicados de forma directa en el control del
proceso reproductivo en peces.
1.2.3. Secreción de melatonina y efectos sobre el eje reproductivo
En peces, al igual que sucede en mamíferos, la información del fotoperiodo es
transducida por el órgano pineal en una señal neuroendocrina que se corresponde con la
hormona melatonina. Esta hormona, que es secretada también por la retina aunque en
menor medida, parece mediar la mayoría de las actividades rítmicas circadianas y
estacionales de los vertebrados, si bien los mecanismos precisos que subyacen a estas
acciones son, en su mayoría, desconocidos. Hasta la fecha se han descrito numerosos
ritmos de producción de melatonina tanto en especies dulceacuícolas como en especies
marinas.. En todas ellas, los niveles de melatonina plasmática se elevan durante la noche
y descienden durante el día. Estos cambios cíclicos diarios en la secreción de
melatonina son el resultado de la expresión y la actividad rítmica de la enzima
serotonina N-acetiltransferasa (NAT) pineal, la enzima clave en la biosíntesis de
melatonina. Pero estos ritmos de melatonina no solo suministran información acerca de
la hora del día, sino que en animales poiquilotermos esta hormona experimenta también
variaciones estacionales relacionadas con la duración de la noche y la temperatura del
agua que informan al animal de la época del año en que se encuentra. Así, el carpín
dorado presenta valores nocturnos de melatonina más elevados a temperaturas altas que
a temperaturas bajas y evidencias similares se han obtenido en el salmón o la lubina
con valores máximos de melatonina nocturna en los meses cálidos.
En mamíferos, la síntesis de melatonina está bajo el control de estímulos
noradrenérgicos procedentes de los ganglios cervicales superiores y está gobernada de
manera circadiana por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, que recibe
proyecciones directas desde la retina y representa el reloj o marcapasos central. Sin
embargo, la naturaleza y localización del marcapasos cerebral de peces no está aún
esclarecida. En algunas especies de peces, especialmente de la familia de los
salmónidos, el patrón de secreción de melatonina se encuentra regulado directamente
por los ciclos día/noche, careciendo aparentemente de ritmos endógenos de secreción de
melatonina. Por el contrario, en otras especies de teleósteos como Carassius auratus,
Catostomus commersoni, las variaciones diarias en la producción de melatonina parecen
estar determinadas por relojes endógenos intrapineales, ya que los animales continúan
produciendo melatonina de forma rítmica en condiciones de oscuridad constante, si bien
el periodo puede ser ligeramente superior o inferior a 24 horas.
El control fotoperiodico de la reproducción está mediado por el órgano pineal, tal como
sugieren los estudios de manipulación del fotoperiodo, de pinealectomía y de
administración de melatonina. No obstante, la naturaleza de estos efectos parece variar
dependiendo de si los animales son reproductores de días largos. En reproductores de
días largos, la pinealectomía estimula la reproducción en invierno (dias cortos) mientras
que inhibe la reproducción en verano (días largos) y la situación opuesta se ha descrito
para reproductores de días cortos. En resumen, en estos peces el órgano pineal parece
ejercer una función estimuladora de la reproducción en fotoperiodos largos, pero un
efecto inhibidor en fotoperiodos cortos. Asimismo, existen evidencias que muestran
marcados efectos de la pinealectomía y de la administración de melatonina sobre los
niveles de gonadotrofinas hipofisarias y/o de hormona liberadora de gonadotrofi nas,
que también pueden ser estimuladores o inhibidores segun las especies estudiadas.
Recientemente, se ha sugerido que la melatonina puede actuar como transductor de las
fases lunares en peces, sincronizando cambios hormonales y ciclos reproductores
lunares. Además, se ha descrito la existencia de ritmos diarios de reproducción que
refuerzan el importante papel del órgano pineal y la melatonina en la sicronización de
las puestas en momentos concretos del día. Así, el carpín dorado ovula normalmente
durante la noche, y la pinealectomía determina que la ovulación se produzca durante el
día. Todas estas evidencias parecen poner de manifiesto una implicación del órgano
pineal y la melatonina en la regulación rítmica, tanto diaria como estacional, de la
reproducción actuando sobre el eje cerebrohipofisario, si bien el sustrato
neuroanatómico de estas interacciones aún no está del todo esclarecido. En este sentido,
la expresión de receptores de melatonina y/o de sitios de unión de 125I-iodo melatonina
se ha descrito en áreas cerebrales implicadas en el procesamiento de la información
visual y fotoperiódica, así como en áreas conductuales y motoras, pero también en
regiones neuroendocrinas como el área preóptica o el hipotálamo. La melatonina
también podría modular las funciones neuroendocrinas y la reproducción actuando de
forma directa sobre la hipófisis. Así, tanto en la trucha como en el lucio se ha
demostrado mediante PCR la expresión de receptores de melatonina de tipo MT1 y
MT2, lo que concuerda con los resultados de binding de 125I-iodomelatonina tanto en
secciones de hipófisis como en preparaciones de membranas hipofisarias. No obstante,
los resultados obtenidos en relación con la expresión de receptores de melatonina y/o la
presencia de sitios de unión de 125I-iodomelatonina en la hipófisis de peces son
contradictorios ya que en ocasiones se han puesto en evidencia y en otras no. Esta
aparente contradicción puede ser la consecuencia de diferencias en la hora del día, en la
estación del año o en el estado reproductivo de los animales cuando se realizaron los
experimentos. De hecho, es posible que existan variaciones diarias y estacionales en los
receptores de melatonina hipofisarios, como sucede en el cerebro de peces
1.3. EL CEREBRO NEUROENDOCRINO
Como se ha indicado anteriormente, el cerebro de peces posee una serie de sistemas
intermediarios que integran las informaciones neurales (proyecciones pineales y
retinianas) y neuroendocrinas (melatonina) del fotoperiodo y las hacen llegar, de forma
directa o indirecta, a sistemas efectores que responden liberando determinadas
neurohormonas. Los peces teleósteos carecen de eminencia media y de un sistema que
ponga en contacto vascular el hipotálamo con la hipófisiscomo existe en Tetrápodos,
por lo que estas neurohormonas inervan de forma más o menos directa a las células del
lóbulo anterior adenohipofisario. Estas neurohormonas modulan la actividad de la
hipófisis y desencadenan una serie de cascadas endocrinas que conducen a la
reproducción. En concreto, estimulan o inhiben la síntesis y secreción de gonadotrofi
nas hipofisarias (hormona estimulante del folículo y hormona luteinizante), que regulan
a su vez la gametogénesis y la esteroidogénesis gonadal, así como otros procesos
implicados en la reproducción.
Las funciones de los principales órganos y estructuras endocrinas aparecen muy
conservadas en vertebrados. Por ello, los mecanismos que subyacen en el control
neuroendocrino de la reproducción son, en esencia, los mismos a lo largo de la escala
filogenética. En este sentido, las áreas cerebrales y los factores neurohormonales
implicados en la regulación neuroendocrina del proceso reproductivo se hallan también
más o menos conservados en vertebrados. En los siguientes apartados analizaremos en
detalle la localización de estás áreas hipofisiotróficas en el cerebro de peces, los
principales factores neurohormonales implicados en el control de la reproducción y la
naturaleza de sus acciones.
1.3.1. Inervación de la hipófisis en peces: áreas hipofi siotrófi cas y
neuroendocrinas implicadas en el control de la reproducción
La actividad y la secreción hormonal en la hipófisis están controladas por una
multiplicidad de factores neurohormonales que son sintetizados en poblaciones
neuronales concretas del cerebro y son liberados directamente en la hipófisis. El
esclarecimiento de la naturaleza y el origen de estas neurohormonas puede proporcionar
una información muy relevante sobre como el cerebro controla las funciones
adenohipofisarias. Por ello, el conocimiento de la organización neuroanatómica del
complejo hipotálamo-hipofisario se antoja crucial para dilucidar estos aspectos. La
hipófisis de peces se encuentra unida al hipotálamo por un tallo fi no denominado
neurohipófisis, que está constituido por los axones de las células neurosecretoras que
penetran en la hipófisis desde el cerebro. Como se indicó con anterioridad, la hipófisis
de peces presenta la peculiaridad de carecer del sistema portal (vascular) hipotálamo-
hipofisario característico de Tetrápodos. De esta forma, las neurohormonas que
controlan la actividad de las distintas células endocrinas de la hipófisis son liberadas
desde los terminales neurosecretores de forma más o menos directa en el entorno de las
células diana. Esta inervación puede, por tanto, considerarse funcionalmente homóloga
a la eminencia media de vertebrados terrestres. En algunas especies de peces
(salmónidos, anguilas), estos terminales neurosecretores se encuentran separados de las
células adenohipofisarias por una membrana basal doble en la que se liberan los
productos de neurosecreción, que difunden a través de la misma y por los espacios
intercelulares para alcanzar a sus células diana. En otras especies (carpín dorado y otros
ciprínidos), la membrana basal es discontinua y permite que los terminales nerviosos
penetren en la adenohipófisise inerven a las células secretoras hipofisiarias mediante
contactos directos que se asemejan a los contactos sinápticos. Esta inervación directa de
la hipófisis de peces teleósteos, junto con la identificación de un terminal neurosecretor
concreto en el entorno de un tipo celular hipofisario determinado, ha permitido
caracterizar qué factores cerebrales pueden estar implicados en el control de la secreción
de las hormonas hipofi sarias. Así, la presencia de terminales secretores de hormona
liberadora de gonadotrofi nas (GnRH), dopamina, neuropéptido Y (NPY) o ácido
gamma-amino butírico (GABA) en el entorno próximo de las células gonadotropas
constituyó una evidencia neuroanatómica de gran utilidad para identifi car las acciones
de estas neurohormonas sobre a secreción de gonadotrofi nas y sobre el ciclo
reproductivo de peces. Además, la inervación directa de la adenohipófisisde peces ha
permitido el uso de técnicas de trazado neuronal para la identificación mediante
transporte retrógrado de las áreas cerebrales que inervan la hipófi sis. En estos estudios
ha sido especialmente útil el uso de un marcador fluorescente como el DiI (1-1’-
dioctadecil-3,3,3’,3’-tetrametilindo-carbocianina), que se transporta retrógradamente a
lo largo de las membranas de axones fi jados con formaldehido. El empleo del DiI ha
permitido identificar las áreas hipofisiotróficas. La mayoría de la inervación de la
hipófisis procede de neuronas localizadas en núcleos cerebrales del área preóptica