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1Memoria, Verdad y Justicia:Las estrategias durante la dictadura
y los
desafos desde la transicin hasta elpresente
Seleccin de las disertaciones/presentaciones/exposiciones
realizadas enel Seminario CELS. 20 aos de historia 1 al 3 de
diciembre de 1999,Buenos Aires.
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2EXPERIENCIAS DE RESISTENCIA FRENTE AL TERRORISMO DE ESTADO
Aldo Echegoyen
Con respecto a las acciones de resistencia al terrorismo de
Estado, piensoque se podra enfocar el tema desde distintos ngulos:
Desde un anlisis de lasituacin que dio nacimiento a los Organismos
de Derechos Humanos. Desdeel relato histrico de los hechos, o de
los factores ideolgicos y polticos queinfluyeron en estos hechos. O
desde el relato de las experiencias vividas quemarcaron nuestra
historia y nuestras vidas.
Hoy, quisiera hacerlo desde ste ltimo: las experiencias que
marcaronprofundamente nuestras vidas. Corra abril de 1976 y yo
ejerca mi laborpastoral en la Iglesia Metodista de la calle
Corrientes al 700. Recib un llamadotelefnico del Dr. Jos Miguez
Bonino, quien me dijo: Aldo, quiero pedirte queme representes en
una reunin que habr esta noche. Me gustara queenfocaras el tema de
por qu los cristianos debemos involucrarnos en elquehacer de la
defensa de los derechos humanos. Se trataba de la primerareunin
abierta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, quese
llev a cabo justamente en abril de 1976, en un saln de actos de la
IglesiaMetodista. Un mes antes haba asumido la Junta Militar. Lleg
el da,preparamos todo el lugar. Calculbamos unas 50 o 60 personas
en el saln deactos. Aproximadamente a las 17 horas llega el cartero
con un telegramadirigido a la Asamblea Permanente que daba su
inicio. El telegrama estabafirmado por el Gral. Jorge Rafael Videla
y expresaba su adhesin a la creacinde la Asamblea Permanente. Recib
ese telegrama personalmente, conseguridad est en los archivos de la
Asamblea Permanente. Una hora despustenamos la visita de la Polica
con el propsito de requisar el edificio. Por ciertoque no los dej
entrar. Les dije: no, el edificio lo cuidamos nosotros. Sinembargo,
pusieron patrulleros en la esquina, una tanqueta, y dems.
Encontramos en esta historia lo que muchas veces vimos durante
el tiempode la dictadura militar. Por un lado el cinismo, un
profundo cinismo, como el deeste telegrama. Y por otro lado una
profunda represin. Eran tiempos difciles,eran tiempos de
confrontacin ideolgica, eran tiempos de mucho miedo,
deinformaciones encontradas, de muchas preguntas sin ninguna
respuesta,tiempos de inseguridad.
Aquella primera reunin de1976 haba sido precedida por otra en la
Casa deNazareth, en diciembre del ao anterior, donde encontramos
nombres muyqueridos en el quehacer de la defensa de los derechos
humanos: EnriqueDiringuer, Eduardo Pimentel, el Obispo Carlos
Gatinoni (que despus fuemiembro de la CONADEP), Alfredo Bravo,
Susana Prez Gallart, y otros quepodra seguir agregando. Esa reunin
de diciembre fue como la gestacin de laque se hara unos meses
despus.
La creacin misma de los organismos de derechos humanos fue en
smisma una accin de resistencia al terrorismo de Estado. Pero, Qu
sucedaadentro? Al menos desde el enfoque de la Asamblea Permanente:
Qusuceda adentro de esos organismos? Suceda un fenmeno de unidad
ydiversidad al mismo tiempo. Unidad en la diversidad. Ah nos
encontramosgente de distintos partidos polticos, cristianos, judos,
docentes, abogados,socilogos, pensadores. Una gran variedad de
personas. Pero sin embargo,con un sentido de unidad muy profundo,
donde muchas veces nos
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3olvidbamos de dnde venamos, para encontrarnos juntos en un
dialogo afavor de la vida. Igual que un cuerpo, que tiene
diferentes miembros, cada unocon una funcin distinta, y sin embargo
el cuerpo todo funciona en una unidad.Yo lo viv personalmente, y me
hizo mucho bien. Ver la autenticidad en esadiversidad donde nadie
disimulaba su pensamiento, sino al contrario, sumabasu pensamiento
a favor de la unidad, juntos al servicio de la vida.
Pienso que todos los que nos comprometimos en ese camino
entramos sindarnos cuenta en una gran escuela donde aprendimos
mucho. Donde todosaprendimos de todos. Podra decir que ninguno es
el mismo despus de haberpasado por esa gran escuela de la vida. En
esos lugares, en esas mesas, sehaca anlisis de la situacin, se haca
poltica, se haca sociologa, se hacaeconoma, se haca teologa, se
haca ecumenismo. Vivencias humanas.Fuimos durante un tiempo algo as
como "beduinos errantes".
Qu significa esto de ser "beduinos errantes"? Tener que
enfrentarproblemas muy sencillos, pero muy complicados. Por
ejemplo, Dnde nosvamos a reunir? A aqulla reunin en la Iglesia le
siguieron otras.Conseguimos algunas oficinas, lugares alquilados,
hasta que por fin los"beduinos errantes" encontramos algn lugar ms
estable.
La realidad internacional funcion ciertamente como un escudo que
nosayud, y que signific proteccin en muchos momentos. Lo que
hacamos aqutena resonancia a nivel internacional, y el gobierno
militar, an sin quererlo,tena que prestar atencin a esa
resonancia.
Pero vivamos un clima muy duro, muy difcil. En 1979,
aproximadamente,luego de una visita a la crcel de Villa Devoto -que
era otro de los lugares demi labor pastoral- y luego de haber sido
sometido a una requisaverdaderamente indigna llegu a casa con mucha
frustracin, con muchabronca y escrib un texto. Un texto apocalptico
que quiero compartir conustedes para que transmitirles el clima
desde el punto de vista de esemomento. Dice el texto:
"Y vi yo un monstruo de muchas cabezas, nadie sabe cuntas
porquemandan al monstruo desde la oscuridad. Nadie las conoce pero
el monstruoobedece sus rdenes. Vi tambin en el centro de su pecho
el corazn hecho deoro y su sangre era dinero que recorra todo su
cuerpo. Mucho dinero nutratodo el cuerpo del monstruo: sus msculos,
sus huesos, sus tendones. Todo senutra de dinero y el corazn lata
con fuerza. Vi que en una de sus manostena muchas armas de todo
calibre, en otra mano aferraba los elementos detortura: cadenas,
picanas, cuerdas, gomas de castigar, cubos de agua paraahogar y
muchos ms. Con otra mano, porque tena ms de 2, escribardenes de
prisin sin causa ni proceso. Para el monstruo, los jueces,
lasleyes, la Constitucin y el derecho no existen. Para l no vale el
tiempo deprisin, un ao son como 10 y 10 pueden ser 20 o 30. Con
otra mano escondaa los desaparecidos para que nadie supiera de
ellos. Muchos haban sidotorturados, otros haban muerto en la
tortura, otros haban sido fusilados. Conotra mano distribua a nios
nacidos en cautiverio y desaparecidos y al hacerlocrea que estaba
haciendo bien. Con otra mano preparaba propaganda muybien elaborada
para esconder toda su maldad y defender su propia seguridad.Luego o
que el monstruo hablaba con voz prepotente y poderosa como
unGeneral a su tropa. Usaba el nombre de Dios y pareca que Dios
tambinestaba bajo sus rdenes. Deca que l defenda a Dios y que Dios
lo bendeca.Pero vi tambin que una cosa no resista el monstruo: la
verdad. La verdad lo
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4irritaba y cuando la verdad era dicha todo l se sacuda. Slo la
verdad loaterraba. Ninguna otra cosa tema porque la mentira era su
escudo. Vi todoesto y me despert y fue mi oracin que tu verdad, oh
Dios, resuene comoimpetuoso ro. Entonces el monstruo caer al suelo
desintegrado y habrlibertad."
En ese clima vivamos y en ese clima quiero subrayar finalmente
tres lneasque nos ayudaron tanto en nuestra labor. Primero, la
bsqueda de la verdad.Todos los organismos de derechos humanos
fueron y continan siendobuscadores de la verdad contra la accin de
quienes desde el poder laescondan. Todo el proceso que vivimos fue
el ocultamiento de la verdad ytodava vivimos esa temtica. Creo que
fueron cuatro formas de desaparicin:la desaparicin de las personas,
la desaparicin de los bienes de las personas,la desaparicin de los
nios y las nias, y finalmente la desaparicin de lainformacin. Dnde
est la verdad? Detrs de aquella frase "Quiero saberdnde poner la
flor", encontramos un verdadero grito, un profundo grito por
laverdad.
El ocultamiento de la verdad fue el mayor sufrimiento para
quienespadecieron la desaparicin de seres queridos. Peor
sufrimiento an que lamisma muerte de seres queridos. La bsqueda de
la verdad como criterio detrabajo fue una luz clara en el
camino.
La segunda luz es la justicia. La verdad sirve a la justicia.
Son como rielesparalelos, y rindo mi palabra de gratitud a tantos
abogados que jugaron su vidapor encontrar la forma para que la
justicia abriera camino. El Profeta Mosdeca, siglos atrs, "Que la
justicia corra como un impetuoso arroyo". Hubomuchos hombres de
leyes que supieron limpiar el arroyo para que pudieratener
cauce.
Por ltimo, el tercer elemento es la valorizacin de la dignidad
humanacontra el ejercicio del poder hecho estructura demonaca y
opresin.
Finalizo con un reconocimiento al rol de la mujer en la defensa
de losderechos humanos. Madres, abuelas, esposas, mujeres de
coraje, de decisin,mujeres que marcharon y marchan, mujeres que
pusieron su rostro, sussentimientos y su dolor dando valiente
testimonio en los Tribunales, mientrasmuchos uniformes se
arrugaban. Mi reconocimiento al rol de la mujer en todoeste camino
tan desafiante, tan doloroso, en el cual hemos comprometidonuestra
vida.
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5EL DESARROLLO DE UNA ESTRATEGIA JURDICA EN LA LUCHACONTRA LA
DICTADURA
Lucila Larrandart
Quisiera referirme a la estrategia jurdica frente al terrorismo
de Estadodesde mi lugar como abogada del Centro de Estudios legales
y Sociales -CELSdurante la dictadura.
La estrategia jurdica frente a la dictadura fue surgiendo y
delinendose atravs de un proceso asentado en la evolucin de la
situacin con respecto alos crmenes. Haban transcurrido los primeros
aos de la dictadura militarcuando mediaban las denuncias de los
sobrevivientes ante organismosinternacionales y surga la
posibilidad de encarar una accin jurdica comoparte del espacio de
resistencia y lucha.
En este sentido, quiero destacar que durante aproximadamente los
dosprimeros aos del proceso militar, ninguna estrategia jurdica
poda llevarseadelante. Es ms, al principio, como no se tena an una
clara idea de laextensin de la represin y del destino de los
detenidos, en muchos casos sepensaba que la presentacin de Hbeas
Corpus -que era el nico mediojurdico para determinar el destino de
las personas buscadas- poda entorpecero agravar la situacin de
aqullos a quienes se buscaba. Por otra parte,tampoco se obtena
respuesta alguna de este tipo de presentacin, por elcarcter
meramente formal que le imprima la justicia. Los jueces
pedaninformes a las fuerzas militares y a los organismos del
Estado, ysistemticamente reciban respuestas negativas. A ello se
agregaba que, enalgunos casos, quienes haban presentado los
recursos pasaban a ser a su vezdetenidos-desaparecidos.
Es con la denuncia internacional efectuada por familiares y
sobrevivientes,as como con la aparicin de lo que fue el primer foco
de resistencia a ladictadura -las Madres de Plaza de Mayo- que
comienza a abrirse el espaciopara la actuacin de los organismos de
derechos humanos y para la asistenciajurdica que, como en el caso
del CELS, llegaron a conformar todos estosorganismos.
En 1979, cuando realiz su visita la Comisin Interamericana de
DerechosHumanos, el gobierno militar propagandiz el slogan Somos
derechos yhumanos. Esto signific que el eje de cuestionamiento de
la dictadura habapasado a ser el tema de la violacin de los
derechos humanos, por lo quetenan que enfrentar el cuestionamiento
internacional de sus crmenes. No escasual la aparicin del CELS con
la visin que caracteriz a sus fundadores,con el rol de espacio de
asistencia jurdica, orientado a encarar accionesjurdicas.
En ese ao se dan las condiciones para comenzar a usar entre
todos losdefensores de los derechos humanos una estrategia jurdica
quecomplementara la mera denuncia. Que pudiera comenzar a erosionar
en elplano nacional lo que pareca como un slido bloque de
complicidadesextendidas muy difciles de combatir.
A partir de esta poca comienza el embate de los organismos, que
a travsde distintas acciones se erigen como aglutinantes del
espacio de resistenciacontra la dictadura. En este camino se va
esbozando una estrategia jurdicapara abarcar la distinta
problemtica de la violacin de los derechos humanos.
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6Voy a enunciar sintticamente -no en un orden de importancia,
sino deforma analtica- los problemas que haba que enfrentar
jurdicamente. Primero,quienes estaban en la condicin de
detenidos-desaparecidos. Segundo,quienes haban sido juzgados por
consejos de guerra y se encontrabancumpliendo condena en crceles
con un rgimen de mxima seguridad.Tercero, quienes se encontraban a
disposicin del Poder Ejecutivo (los quellambamos presos PEN),
muchos de los cuales llevaban varios aos en talescondiciones, dada
la eliminacin de la clusula constitucional que les hubierapermitido
optar por salir del pas. Cuarto, quienes haban sido condenados
porjueces por delitos polticos cometidos antes del golpe militar y
se encontrabancumpliendo condena. Quinto, quienes estaban detenidos
y se encontraban adisposicin de jueces por acciones de resistencia
poltica a la dictadura. Porltimo, la situacin de aqullos
detenidos-desaparecidos respecto de los cualesya existan pruebas de
su permanencia en los campos clandestinos, o bien, lasituacin de
algunas instituciones respecto de las cuales se podan hallarpruebas
de su complicidad en los crmenes del terrorismo de Estado.
Estoseran, a grandes rasgos, los campos en los cuales se comenz la
tarea deltratamiento jurdico, destinada a erosionar el aparato de
silencio y sostn de ladictadura.
Mi impresin es que hubo una revalorizacin del nivel de lo
jurdico y suimportancia en la lucha contra la dictadura, luego de
un perodo en el quepareca que nada se poda hacer y que el derecho
avasallado para nadaserva.
En relacin con los condenados por consejo de guerra, comienzan
ainterponerse recursos extraordinarios ante la Corte Suprema,
atacando la faltade defensa en los procesos seguidos ante los
tribunales militares y laconsiguiente lesin constitucional. As se
empieza a plantear la discusin delplazo para interponerlo, dada la
imposibilidad fctica de los condenados parahacerlo dentro del
trmino previsto en la ley. La Corte Suprema comienza aabrir los
recursos, pese a que las sentencias haban sido dictadas aos
antes.
En relacin con el grupo de los presos a disposicin del Poder
Ejecutivo,tambin se interponen recursos extraordinarios ante la
Corte, atacando larazonabilidad del largo tiempo de detencin. Esto
tambin comienza a seradmitido por la Corte, cuestionndose la
prolongacin Sine Die de la supresinde la opcin constitucional y,
por ende, solicitando la inmediata libertad. Elargumento fue que
significaba una larga condena privativa de libertad sinproceso. Se
plantean entonces nuevos parmetros para la admisin delrecurso
extraordinario con xito, admitindose, para quienes no haban
tenidoderecho de defensa, que el plazo para su interposicin
comenzara a correr apartir de que se hiciera efectiva la defensa.
De esta forma se abrieron recursosen relacin con condenas dictadas
aos antes, as como para quienes estabana disposicin del Poder
Ejecutivo.
En relacin con el grupo de los condenados con anterioridad al
golpe militar,se tramitan las solicitudes de libertad condicional
y, si sta era rechazada,tambin se presentaba recurso extraordinario
ante la Corte.
En el caso de los detenidos-desaparecidos, se vuelven a
interponer HabeasCorpus solicitando la investigacin en el mismo
recurso. Se logra la apertura dealgunos a prueba, a fin de
profundizar la investigacin. O bien en otros casos,el habeas
negativo terminaba en una denuncia por privacin ilegtima de
lalibertad, cuya investigacin tambin se propiciaba a travs de la
constitucin
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7como querellante, y se impulsaba an cuando el fiscal o el Juez
intervinientesno le dieran mucho impulso.
Cabe sealar que en todas esas investigaciones se trataba de
juntar lamayor cantidad de prueba posible, an cuando no se pudiera
seguirexitosamente todo el proceso con vistas a futuro.
Comienza tambin una tarea de investigacin en los tribunales,
tendiente arecolectar todo indicio o elemento que pudiera resultar
de inters para formulardenuncias y/o para reconstruir el destino de
los detenidos-desaparecidos, laexistencia de campos clandestinos de
detencin, o la complicidad de lasinstituciones civiles estatales
que estaban contribuyendo o que habancontribuido con el terrorismo
de Estado.
Otro campo fue la defensa de quienes estaban detenidos durante
el Procesopor movilizaciones. Recuerdo la jornada de lucha de la
CGT y de los 5.000detenidos, las detenciones que se producan
durante actos de propagandapoltica, pintadas, o por repartir
volantes, que era una actividad sumamenteriesgosa en ese momento.
Los aportes de los familiares con sus denuncias,sumados a los
elementos que se iban recolectando en los expedientesjudiciales y
las denuncias hechas por los sobrevivientes de los
camposclandestinos ante los organismos internacionales, permitieron
ir reconstruyendolos hechos y detectando los posibles lugares donde
podran haber funcionadoesos campos. Asimismo, con el avance del
accionar de los organismos y sureconocimiento pblico como lugar de
acceso a una justicia negada ysuprimida, comenzaron a llegar las
denuncias de quienes, aunque no habansido vctimas, tenan algn
conocimiento de posibles hechos de represin. Porejemplo, la
existencia de posibles inhumaciones en carcter de NN
dedesaparecidos, o la existencia de inhumaciones en cementerios
clandestinos.En este caso, se efectuaba la denuncia judicial
exigiendo la investigacin a finde detectar el posible destino de
las vctimas.
Tambin se efectuaban planteos judiciales por casos especiales.
Recuerdouno, por el que viajaba junto con Emilio Mignone hasta
Lomas de Zamora. Fueel caso de la negativa de entregar al padre o a
la madre los chicos que, pordetencin o desaparicin de alguno de
aquellos, haban sido internados eninstituciones de menores. Este
caso tuvo gran repercusin pblica, incluso sedio una conferencia de
prensa en el CELS cuando se solucion. Fue un casomuy particular. Se
trataba de tres hermanitos cuya madre es desaparecidamientras su
padre se encontraba a disposicin del Poder Ejecutivo Nacional enuna
unidad penitenciaria de La Plata. Al quedar solos, son dispuestos
por unaJuez de Menores de la Provincia de Buenos Aires, que los
interna en distintosestablecimientos. Cuando su padre es autorizado
a ejercer la opcin para salirdel pas, se asila en Suecia y comienza
el reclamo para recuperar a sus hijos.Este le es negado
sistemticamente por la misma jueza. En este caso seefectu el
reclamo judicial ante la Jueza de Menores, luego se continu ante
laCorte provincial (que no admiti el recurso) y se termin en un
planteoextraordinario ante la Corte nacional, que lo admite y
ordena la entrega de losnios a su padre.
La estrategia jurdica de llevar a ltima instancia los planteos y
debatirjurdicamente el andamiaje ilegal construido por la dictadura
a travs de lasupresin de los derechos tuvo como consecuencia que,
lenta perosostenidamente, se fuera avanzando. En principio
consiguiendo que el PoderJudicial tuviera que rendir cuentas de las
soluciones, y luego tuviera que
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8admitir y pronunciarse sobre planteos que hasta entonces haban
sidorechazados.
Algunos de los xitos logrados pareceran hoy elementales, pero en
aqullapoca significaban un avance importantsimo. La admisin de un
recurso antela Corte era un triunfo ante la lucha contra la
dictadura. Tambin significabaproducir un quiebre del aparato de
silencio y/o de complicidad del PoderJudicial.
El paradigma de esto fue la denuncia que hicimos de la
complicidad de laMorgue Judicial, que dependa de la Cmara y en
ltima instancia de la Corte,por donde haban pasado cadveres de
detenidos-desaparecidos que habansido ajusticiados. Esto trajo como
consecuencia, no slo la denuncia y elpedido de juicio poltico a la
Corte del Proceso, sino tambin la identificacin dealgunos de los
inhumados como NN y la devolucin a sus familiares.
Mas all de los resultados, la revalorizacin en el plano de lo
jurdico, laconstruccin de una estrategia frente al terrorismo de
Estado desde el derecho,trascendiendo la mera denuncia, permiti
avanzar en el reclamo a lasviolaciones a los derechos. Pero tambin
signific preparar el campo para elfuturo, cuando, una vez terminada
la dictadura, se pudieran conseguirresultados ms amplios.
As, tanto la CONADEP como el Juicio a las Juntas, recibieron
gran parte delcamino ya recorrido gracias a los organismos de
derechos humanos. As sepudo desenmascarar el terrorismo de Estado
ante la gente que, debido alaparato de silencio y censura, no tena
conciencia o bien negaba la realidad delos crmenes y las graves
violaciones que venan ocurriendo. Esto tambincontribua a socavar la
dictadura.
La continuacin de todos los organismos de derechos humanos ha
sido unlegado que ojal todos puedan recoger, no con las mismas
circunstancias, peroen el camino de la lucha por la concrecin de
los derechos humanos.
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9MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA: LAS ACCIONES DE RESISTENCIA DELOS
FAMILIARES DE LAS VCTIMAS
Mabel Gutirrez
Me referir brevemente a la situacin de los presos polticos
durante ladictadura. Nuestra tarea no fue slo de asistencia
solidaria y humanitaria.Levantamos la bandera de su libertad, y la
peleamos en nuestro pas y en elexterior.
Como en todos los casos de vctimas de la represin, nunca
sabremos conexactitud la cifra de detenidos polticos. En pocas en
que era difcil lograr queel Estado admitiera cuntos detenidos haba
y en qu condiciones jurdicasestaban, los mismos presos eran los
que, mediante sus familiares,denunciaban la prisin de otros
compaeros. Llegamos a tener en nuestrosficheros a ms de 8.000
detenidos polticos. Hoy, por el pedido deindemnizacin, hay ms de
11.000 presentaciones ante la Subsecretara deDerechos Humanos. Y no
se cuentan all los que no la han solicitado, o los queno pudieron
acceder a ella.
De todas maneras, ms all de la cantidad, su situacin
carcelariadesapariciones temporarias, torturas, fusilamientos o
simulacros defusilamiento, aislamiento, confinamientos, prohibicin
o irregularidad de visitas,castigos, presuntos suicidios tendi no
slo a privarlos de su libertad en laspeores condiciones, sino a
privarlos de su militancia, a quebrar su fortaleza, aterminar con
su dignidad. En la inmensa mayora de los casos no loconsiguieron.
Los militantes se valieron para ello de su imaginacin y de losms
que exiguos medios con que contaban en su cautiverio.
En los primeros das de diciembre de 1983, recibimos en nuestro
local a doscontingentes de liberados que haban estado a disposicin
del PEN. Uno -dehombres- vena de la Crcel de Trelew y el otro de
mujeres del Penal deDevoto. Y all se encontraron matrimonios no se
vean desde haca ocho o diezaos por haber estado presos en distintas
crceles, en distintos y distanteslugares del pas. Ese fue uno de
los momentos ms gratificantes que hemosvivido en nuestros aos de
lucha.
Quedaron en las crceles del gobierno constitucional ms de un
centenar ymedio de presos polticos. Algunos fueron liberados por
una ley quecontabilizaba dos das por cada uno de prisin, y fue muy
duro intentar laliberacin de los 14 restantes. Una lucha poltica,
jurdica, humanitaria.Finalmente, en 1987, los ltimos presos
recuperaron su libertad, despus detrece aos de crcel,.
Durante la dictadura muchos presos lograron la opcin para salir
del pas,sumando as a la falta de libertad, el exilio.
Nunca olvidar que en Vaxo, un pueblito perdido en Suecia, una
exiliada yex presa me dijo: "no haba odiado a los militares
mientras estaba en la crcel,pero ahora s los odio, porque esto es
peor que la prisin".
Siempre hemos dicho que nuestro nombre es en s mismo, una
declaracinde principios. Porque somos Familiares de desaparecidos:
madres, padres,esposas, hermanos. Porque somos el organismo donde
se agruparon, adems,los Familiares de los presos polticos. Y porque
en setiembre de 1976, cuandonos constituimos, ramos conscientes de
que las razones de la represin eranabsolutamente polticas, y que
nuestros familiares salvo excepciones tenan
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una militancia desde agrupaciones estudiantiles, gremiales,
barriales,partidarias, o armadas.
Quiero hacer una especial mencin al compromiso del exilio con
nuestracausa. Ayer se mencion la solidaridad internacional. Pero en
muchos casosesa solidaridad fue promovida por los argentinos en el
exilio.
No quiero hacer nombres para no omitir ninguno. Pero no puedo
olvidar anuestros pares, los COSOFAM (Comits de Solidaridad de
Familiares dePresos, Desaparecidos y Asesinados en Argentina) que
funcionaron endistintos pases de Europa y Amrica y en Israel.
Muchos ex-presos nos han confesado su sentido de culpa por estar
vivos.Porque tuvieron la suerte de ser detenidos y no desaparecidos
como suscompaeros.
Nos atrevemos a asegurar que esa carga la comparten ex presos,
exexiliados y los militantes de esa generacin que sufrieron otra
clase de exilio: elexilio interno.
Una generacin castigada por la represin por intentar cambiar las
injustasestructuras del sistema.
Una generacin a la que mediante el terror se intent acallar y
doblegar.Una generacin que sufri una derrota difcil de asimilar
cuando en la lucha
se han puesto en juego la vida, la libertad, el destierro.Cuando
termina la dictadura, regresa el exilio y los presos recuperan
la
libertad.Y encuentran otro pas. Un pas distinto del que dejaron
al ingresar en la
crcel o partir hacia el exilio. Un pas derrotado, derechizado,
aterrorizado, queperdi la fuerza combativa y de movilizacin de sus
aos de militancia. Un pasque deba recuperar su historia afrontando
la verdad del horror, que debaencontrar su capacidad de ejercer la
democracia, que deba tomar concienciade que la justicia era su nica
garanta del Nunca Ms.
Era muy difcil afrontar esta realidad. Recuperar un espacio
perdido en unasociedad a la que no comprendan y que no los
comprenda.
Recuperar ese tiempo de desgarradora ausencia impuesto por la
fuerza.Reconstruir los lazos familiares, laborales y
sociales.Someter a sus hijos en el caso de los que retornaron del
exilio a un exilio
al revs, trasladndolos a un pas que era el suyo legalmente, pero
al que nopertenecan.
Y Recuperar su militancia? Es absolutamente intencional este
signo depregunta.
Porque en muchos casos lograron todos o algunos del resto de los
objetivos.En el caso del exilio, muchos permanecieron o regresaron
a los pases en quehaban vivido todos esos aos. Pero no todos
recuperaron su voluntad otuvieron la oportunidad de recuperar una
participacin poltica en algunos delos frentes que podan
acogerlos.
Y es muy posible que los Organismos de Derechos Humanos
debamoshacer nuestro mea culpa en este caso.
Porque no quisimos o no supimos dar cabida en nuestro seno a
quieneseran tan vctimas como las que defendamos en nuestra lucha. O
por lo menosno lo hicimos con la amplitud que debamos haberlo
hecho.
Y es que y no lo digo a manera de justificacin fue dura y
riesgosa nuestralucha durante la dictadura. Pero el enemigo era un
enemigo claro.
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11
Y al enfrentarnos con un perodo de transicin en el que los
colorespartidarios tean a muchos de nuestros militantes y era muy
difcil dejar en lapuerta, como decamos, la ideologa partidaria
nuestros objetivospermanecieron muy claros, pero no la manera de
alcanzarlos.
Creo que esa fue la parte ms dura de nuestra lucha.Durante la
dictadura habamos usado de todos los recursos disponibles. En
el pas y en el exterior.A partir de los gobiernos
constitucionales debimos aprender a abrir en
nuestro pas las puertas que siempre haban estado cerradas. El
lobby quehabamos aprendido a hacer en la O.E.A., en Naciones Unidas
y antegobiernos extranjeros, debimos utilizarlo ante nuestros
legisladores yfuncionarios.
A nuestro papel de movilizadores y de denunciantes debimos
sumarle el dereclamadores de libertad, de justicia y de respeto por
los derechos humanosante los que, tericamente, deben defender los
intereses de quienes, mediantesu voto, los eligieron como
representantes.
En muchos casos fuimos escuchados y logramos nuestros objetivos.
Enotros no, como en el caso de los presos polticos llamados de la
democracia
Y tenemos una deuda pendiente, que es la anulacin de las leyes y
decretosde impunidad.
A modo de ejemplo mencionar tres actividades: el haber logrado
que no sevotara en el parlamento la ley antiterrorista y somos uno
de los pocos pasesdonde no est legislada. El haber logrado la
construccin del Parque de laMemoria (que est en ejecucin) con un
monumento con todos los nombres delas vctimas del Terrorismo de
Estado, y haber sentado un precedente inditocon la incorporacin a
una Comisin de la Legislatura Portea de 10organismos de Derechos
Humanos. Y haber creado la necesidad y la forma detrabajo para la
creacin de un Museo sobre el Terrorismo de Estado en larbita del
Gobierno de la Ciudad de Bs. As.
Hace muy pocos das se realiz en Mar del Plata el XV Congreso de
laFederacin Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de
Detenidos-desaparecidos (FEDEFAM). Y en ese mbito es donde
recibimos un hlito deoptimismo, cuando vemos cunto hemos logrado
aunque no sea suficiente,no es tan poco respecto de otras
realidades de Amrica Latina.
Segn el temario debera hablar de la nueva identidad de los
organismos dederechos humanos. Y me hago esta pregunta De verdad
hemos adquiridouna nueva identidad?
Es muy difcil sobre todo para los organismos que agrupan a los
familiaresadquirir una nueva identidad.
En realidad nuestra nueva identidad es que todos tenemos 23 aos
ms, yque aunque seguimos en esta lucha, muchos lo hacemos con
vrices, conbastones y con audfonos, o con prtesis.
En un pequeo racconto quiero traer a la memoria la primera
actividad demovilizacin que compartimos todos los Organismos de
Derechos Humanosque hoy nos llamamos "histricos" (por haber surgido
antes o durante ladictadura).
Era muy difcil en aquel entonces ponernos de acuerdo en las
consignas. Laaparicin con vida y la libertad a todos los presos
polticos no eranaceptadas por algunos de los organismos. Las
discusiones fueron duras, perola madurez poltica demostrada permiti
llegar a un consenso y, finalmente, el
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12
5 de octubre de 1982 -todava en dictadura- realizamos nuestra
primeramarcha: la Marcha por la Vida, con una cantidad imprevista
de personas quenos acompaaron. Esa marcha nos demostr que no
estbamos solos y que elrefrn que dice que "la unin hace la fuerza"
era muy sabio.
A partir de all comenzamos a unirnos en la convocatoria a
movilizaciones.Con el advenimiento del rgimen constitucional, a
partir de la investigacin
de la CONADEP y de los juicios, nuestras marchas fueron
aumentando encantidad y poder de convocatoria. La Marcha contra el
indulto, contra todo loprevisto, reuni a 100.000 personas y tuvimos
que cambiar el recorrido originalpara poder dar cabida a esa marea
humana.
Despus, el silencio. Durante cinco aos luchamos contra una
aparente yagobiante indiferencia de la sociedad y de los medios de
comunicacin.
La Verdad y la Justicia no eran temas relevantes. Y nuestro sueo
por lomenos el de Familiares de que la poblacin tomara nuestras
reivindicacionespareca una utopa difcil de alcanzar.
Y apareci Scilingo con su terrible verdad. Una verdad que todos
nosotrosno slo conocamos, sino que habamos denunciado. Una verdad
que habasido ventilada en los Juicios a las Juntas Militares, y
publicada en todos losdiarios. Una verdad descripta en el Nunca Ms,
el best seller ms importanteen la historia de nuestro pas.
Sin embargo hizo falta que un integrante de las Fuerzas Armadas
dijera portelevisin: yo arroj treinta personas vivas al mar, para
que la sociedad sesacudiera.
Y el 24 de marzo de 1996, a veinte aos del golpe militar, esa
sociedad sevolc a la calle convocada por los Organismos de Derechos
Humanos,organizaciones gremiales, estudiantiles, barriales,
profesionales y polticas enuna manifestacin impresionante por la
Verdad y la Justicia.
A partir de entonces la sociedad nos ha dado una nueva
identidad.Durante la dictadura fuimos los subversivos. A partir de
la CONADEP y de
los juicios, y de la difusin del horror que habamos vivido,
pasamos a serrespetados en nuestra sociedad.
Y hoy estamos considerados como un referente tico en el pas.Una
identidad que nos hemos ganado. Somos un gremio en huelga
permanente, al decir de una compaera. Y esta identidad nos
honra, pero esuna responsabilidad y una carga difcil de llevar.
Afortunadamente, nuestra fuerza basada en la unin est cada vez
msconsolidada.
Ya no slo estamos juntos para convocar, sino que, conscientes de
nuestraresponsabilidad, tratamos de realizar toda clase de tareas
conjuntas, por laMemoria, por la Verdad y por la Justicia.
Una mencin acerca de otro de nuestros roles. Para la sociedad, y
paramuchos de nosotros, nuestro enemigo son las Fuerzas Armadas. Y
lo son.Pero no slo ellos. Hemos denunciado la complicidad de
distintos sectores dela sociedad con el Terrorismo de Estado. Pero
quin es cmplice de quin?Hace muy pocos das habl con Olga Aredes, a
quien todos ustedes conocen.Ella me dice que las camionetas del
Ingenio Ledesma con las que se secuestra los desaparecidos de la
Noche del apagn son las que llevan hoy a losgendarmes a reprimir en
los cortes de ruta.
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E insisto quin es cmplice de quin? El poder econmico es cmplice
delas Fuerzas Armadas o las Fuerzas Armadas son cmplices del
podereconmico?
La represin cada da es ms evidente estuvo dirigida a eliminar a
todoslos que podan ser un peligro para instaurar el proyecto
econmico neo-liberal.
Un proyecto violador en s mismo de todos los derechos humanos, y
que haglobalizado el hambre y el desempleo, ha aumentado los ndices
dedelincuencia, de poblacin carcelaria, de empleo en negro, de
pobreza, deindigencia, de poblacin en villas de emergencia, de
enfermedades que habansido erradicadas como la tuberculosis, y de
ingreso al 10% ms rico de lapoblacin; y ha bajado los ndices de
retencin de alumnos en el nivel primarioy secundario, y los de
ingreso al 30% ms pobre de la poblacin.
Quines fueron los beneficiados por la represin? Y otra vez: Quin
escmplice de quin?
Esta es una verdad que no hemos difundido suficientemente.No
puedo terminar sin hacer mencin a los juicios que estamos llevando
a
cabo y que han sentado en el banquillo de los acusados a 32
integrantes de lasFuerzas Armadas.
Dos cosas debemos considerar como logros propios: haber
luchadointernacionalmente por una Convencin contra la Desaparicin
Forzada, queha servido de base a tribunales superiores para
rechazar las impugnaciones delos abogados de los imputados, y haber
logrado las condiciones polticas sinlas cuales estos juicios no
hubieran podido llevarse a cabo.
Finalmente quiero mencionar una frase con la que Familiares se
caracteriza:"En la colmena de los derechos humanos, nos integramos
en el grupo de las
abejas obreras". En todos estos aos hemos cumplido un papel
silencioso perode trabajo cotidiano, permanente y sin pausa. As fue
la lucha de nuestrosseres queridos antes de ser detenidos o
desaparecidos. Ellos fueron tambinlas abejas obreras de la Colmena
de la Liberacin y trabajaron ofreciendo suVida y su Libertad en la
lucha contra la dependencia. Por el salario justo, lavivienda
digna, el derecho al trabajo, la educacin y la salud, contra
elimperialismo, por la justicia social.
Ellos han sido el objetivo de nuestra lucha, pero tambin sus
inspiradores.
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LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES: LAS MISIONES Y CAMPAASFRENTE A
LAS VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS
Patricia Feenney
En noviembre de 1976, durante el perodo ms oscuro de la
represin,llegu a Buenos Aires como investigadora de Amnista
Internacional, en lo quefue la primera misin internacional que
visit la Argentina luego del golpemilitar. Luego, por muchos aos,
tuve una pesadilla que me persegua. Meencontraba sola y con miedo
en la Avenida 9 de Julio, esperando sersecuestrada para luego
desaparecer en la noche y niebla de la maquinariarepresiva
argentina.
La misin de Amnista fue un intento por continuar aquella
exitosamenterealizada en Chile luego del golpe de Estado de 1973.
El informe que la siguituvo un impacto devastador. El gobierno de
Pinochet fue condenado alostracismo diplomtico. Los refugiados
chilenos fueron bienvenidos en Europadel Este y del Oeste y las
Naciones Unidas definieron un procedimientoespecial para encarar
las violaciones de derechos humanos que ocurran enChile.
Sin embargo, el xito de la campaa internacional en pro de los
derechoshumanos en Chile fue en parte responsable de la reticencia
con que lospoderes occidentales, en su mayora, trataron a la Junta
Militar argentina. Unpequeo ejemplo es el tratamiento de los
perseguidos polticos que buscabanasilo en las embajadas. Con unas
pocas excepciones, por ejemplo laEmbajada de Mxico, los perseguidos
fueron varados y se les neg el asilodiplomtico. Todo lo contrario
de lo que ocurri en Chile.
El perfil de Amnista ante la Embajada Argentina en Londres en
relacin conuna posible misin se transform en un momento difcil para
la Junta Militar. Enlos Estados Unidos, Jimmy Carter enfatiz en su
campaa presidencial laimportancia de los derechos humanos.
Hoy sabemos que el pedido de Amnista seguido de cerca. La Junta
quizscrea que el mandato de Amnista, que prohibi la adopcin de
prisioneros quehaban usado la violencia, no le permitira una accin
seria a favor de losdesaparecidos. De acuerdo con los informes
internos de la Cancillera, laautorizacin de la visita por parte de
la Junta esperaba dar la impresin defirmeza y conviccin. Tambin
esperaba poder entender al enemigo: cmo stetrabajaba con los
individuos involucrados y de forma ms siniestra conocer asus
contactos, en un cable enviado a las embajadas argentinas en Europa
porla Cancillera que describa los arreglos para la visita de
Amnista, incluyendotodas las reuniones con el Subsecretario de
Relaciones Exteriores, WalterAllara, y otra gente.
Aproximadamente tres aos ms tarde, en 1980, una Oficial de la
Cancilleradescribi la decisin de admitir a Amnista y de permitir
cuestionamientosrelacionados con los derechos humanos como un error
colosal. Si el Gobiernopens que la visita de Amnista era til o
controlable, entonces tena una visinincompleta y errnea de la
opinin fuera del pas.
1976 y 1977 fueron aos traumticos para los diplomticos
argentinos.Fueron llamados para que explicaran a los Ministerios de
Relaciones Exterioresextranjeros por qu estaban sucediendo la
tortura y los secuestros. Laefectividad de las campaas de Amnista y
de los otros grupos de solidaridad
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similares en Francia, Italia, Alemania, Suecia, Espaa, Amrica
del Nortetuvieron claras repercusiones. Sin embargo, en aquellos
tiempos no ramosconscientes del impacto que estaban produciendo las
cartas, faxes, visitas deprimeros ministros y de oficiales de
gobierno. Un informe interno de laCancillera Argentina en 1977
captura el clima en el que vivan: "...Comenzcon preguntas
diplomticas con mucho tacto, luego creci en alcance eintensidad y
se transform en una campaa agresiva y abierta en contra denuestro
pas y su gobierno."
Los diplomticos tambin se quejaron de que no podan ofrecer
informacina los pedidos de los gobiernos britnicos, franceses,
suecos, por falta de flujode informacin de la Junta y sus
instituciones.
Pero la idea de la Junta era demorar. La meta era retrasar las
crticas de lassupuestas violaciones a los derechos humanos para
ganar tiempo y permitir lasuficiente libertad de movimiento para
terminar con la lucha contra lasubversin.
Esto fue notable con respecto al trabajo en la ONU. Haba
relativamentepocos procedimientos disponibles de forma inmediata
luego del golpe paraconcientizar sobre los derechos humanos. De
tanto en tanto AmnistaInternacional entreg, de un modo muy
inefectivo, numerosos informes sobrelas violaciones a los derechos
humanos, esperando convencer a los expertosde la ONU de que
significaban una clara indicacin de violaciones sistemticas.Y la
solidaridad internacional fue recompensada. Argentina fue puesta en
lalista de pases que ameritaban investigacin. Durante la mayor
parte de esteperodo -a pesar de los mejores esfuerzos de 92
diplomticos argentinos- comoconsecuencia de la misin de Amnista y
de su informe, la Junta tuvo quedesarrollar una campaa sin par
contra Amnista. Algunos de mis colegas enese tiempo argumentaban
que era contraproducente. Durante toda esta pocalas comunicaciones
a la ONU de parte de Amnista nunca recibieron unarespuesta de la
Junta.
Quiero pasar rpidamente a los obstculos, a una accin, a una
campaainternacional ms efectiva que sufrimos. Lamento decir que la
comunidadbritnica en la Argentina, con la importante excepcin del
Buenos Aires Herald,no se interes en la suerte de los reprimidos.
Como deca, las puertas de lasembajadas fueron cerradas. La madre de
un periodista desaparecido, condoble nacionalidad, nos dijo "nunca
fui a la Embajada Britnica, el Herald era laembajada de todos los
que habamos perdido un hijo o una hija". La posicinbritnica era
ambigua, si no hipcrita. En realidad, exista mucha hostilidadentre
el Foreign Office y el gobierno peronista anterior. Para ellos, el
golperesultaba algo alentador.
Las embajadas vieron a los desaparecidos como terroristas y
tcitamenteapoyaban los mtodos utilizados por el gobierno militar.
Un ejemplo de estaindiferencia fue la salida abrupta hacia Ro de
Janeiro del Embajadorbritnico en esa poca, quien se qued all
durante toda la misin de AmnistaInternacional. Tema, sin duda, las
inconveniencias que nuestras actividadespudieran crear. Adems, me
asignaron un miembro de staff para ayudarme, ymuchos aos despus me
enter de que era miembro de los servicios deinteligencia britnica,
y que sola salir con los grupos de tareas cuandosecuestraban a la
gente.
Martnez de Hoz les cay bien a los comerciantes britnicos. Era
notorioque, a pesar de la preocupacin britnica por defender las
Islas Malvinas,
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durante este tiempo vendieron armamentos a los militares
argentinos, sobretodo a la Armada. Y esto fue muy contrario al caso
Chile.
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EL APORTE DE LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
Eduardo Duhalde
Por razones de tiempo y especificidad, quiero referirme a mi
propiaexperiencia en el campo de la solidaridad internacional. Y
quiero comenzar conuna ancdota reveladora. En diciembre de 1976
llegu con mi familia a Madrid,poniendo fin a mi clandestinidad en
la Argentina. Tras unos das en un hotel,alquil un departamento en
las afueras de la ciudad y all me mud con mimujer y mis hijos sin
ms enseres que algunos colchones recin comprados.Tan exiguo, por no
decir pauprrimo, mobiliario llam la atencin de todos losvecinos y
fue fruto del inevitable cotilleo. No falt la vecina decidida a
saberquines ramos y, tras enterarse de nuestra condicin de
exiliados argentinosperseguidos por la dictadura que azotaba desde
haca nueve meses nuestropas, se lo comunic al resto. Dos horas
despus comenz la llegada deaquellos vecinos, trayendo bolsas de
comidas compradas en el supermercado,muebles y ropa. All comenc a
saber de qu se habla cuando se dice"solidaridad internacional".
La situacin argentina al momento de producirse el golpe genocida
era muydistinta a los ojos internacionales que, por ejemplo, la
chilena, con elderrocamiento del gobierno de la Unidad Popular y su
emotivo final: un canto ala dignidad poltica con la resistencia y
muerte de Salvador Allende. En nuestrocaso caa un gobierno
degradado y desprestigiado que ya haba concitado lapreocupacin de
las ONGs de Derechos Humanos con la persistente accindel terrorismo
paraestatal. Por lo tanto, el golpe de Estado apareca a los ojosde
muchos extranjeros como razonable. Lo que era peor, el accionar
solapadodel Estado terrorista impuesto por los militares con su
accionar clandestino yoculto y la perversa metodologa de las
"desapariciones", era difcil de creer ymucho mas complejo de
demostrar. Aqu es donde comienza ser fundamentalla solidaridad
internacional que recibimos.
En este sentido quiero rendir homenaje a aquellas primeras
misionesinternacionales que acudieron a nuestro pas en 1976 y que
tuve el privilegiode entrevistar aqu, antes de mi salida hacia el
exilio: las del MovimientoInternacional de Juristas Catlicos, de la
Federacin Internacional de Derechosdel Hombre y Amnista
Internacional, con integrantes de la vala de LouisJoinet, Toms de
la Quadra Salcedo y especialmente Patricia Feenney a quientanto
debemos los argentinos por su incansable tarea en aquellos
tiempos.
Estas primeras visitas internacionales no lograron detener el
accionarcriminal de la noche y niebla argentina. Pero sirvieron
para dar credibilidad alas denuncias que se efectuaban dentro y
fuera del pas, y crear la concienciade lo que estaba sucediendo en
la Argentina, tratando de desenmascarar a ladictadura y ejercer la
presin necesaria para poner fin a esa cruel masacre.
Tal vez por el cerco del silencio de la dictadura y la falta de
difusin masivade aquella solidaridad internacional existe en muchos
la idea de que dicharespuesta fue lenta. Sin embargo, basta leer el
libro de la Comisin Argentinade Derechos Humanos (CADHU) que
editramos en Madrid en enero de 1977bajo el ttulo: "Argentina:
proceso al genocidio". All se puede constatar quepara ese entonces
ya haban manifestado su preocupacin e inquietud por loque se
vislumbraba que suceda en nuestro pas, entre otros, el papa Paulo
VI,la Sub-Comisin de Prevencin de Discriminaciones y Proteccin de
las
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Minoras de la Comisin de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, el AltoComisionado para los Refugiados, la Asamblea
Parlamentaria del Consejo deEuropa, el Parlamento Europeo, la
Central Latinoamericana de Trabajadores,la Organizacin
Internacional de Periodistas, la Internacional Socialista, elTrade
Unions Congress, el Sub-Comit de Relaciones Internacionales de
laCmara de Representantes de los Estados Unidos de Norteamrica, el
InstitutoCatlico de Relaciones Internacionales, la Federacin
Internacional de JuristasDemcratas, la Comisin Internacional de
Juristas, polticos europeos comoFrancois Mitterrand, Olof Palme,
Bruno Kreisky, Anker Jorgensen, MarioSoares, Pablo Castellano,
entre otros, junto al Gobierno de Mxico y un cmulode personalidades
latinoamericanas, figuras cientficas y culturales,organizaciones
religiosas de distintos credos como el Consejo Mundial deIglesias,
numerosos sindicatos y centrales obreras de diversos pases. Y
estaes una mera lista enunciativa.
Estos pronunciamientos no hubieran sido posibles sin tres ejes
esenciales:a) En primer lugar, las denuncias que llegaban desde la
Argentina, tanto de
los organismos de derechos humanos existentes (incipientes y en
gestacin),organismos de los familiares y afectados, como de las
corporacionesprofesionales y sindicales y de ciudadanos
individuales. Todos corrieronenormes riesgos al hacerlo.
b) Las organizaciones de exiliados, que pese a no tener el
respaldo de losgrandes partidos polticos argentinos (como s sucedi
en el caso de Chile),superaron su fragmentacin y dispersin en
rpidos y plurales nucleamientos yfueron impulsores esenciales de
aquellas denuncias. Me toc a m ser miembrodirectivo de la CADHU. Y
estn presentes en esta sala, Lidia Masafferro,Rodolfo Mattarollo y
Carlos Gonzlez Gartland, que integraban aquelladireccin. La CADHU
fue una organizacin nacida en la Argentina para serportadora
importante de aquella tarea y de su coordinacin internacional.
Tuvosu sede en varios pases europeos y americanos y llev buena
parte del pesode la denuncia ante los principales foros. Esto me
hizo ser un testigoprivilegiado de aquellos innumerables esfuerzos
y sacrificios de un exilio que,al mismo tiempo que luchaba por su
supervivencia econmica y por sulegitimacin poltica, golpeaba todas
las puertas con consignas como "Cadavoz que se alce puede salvar
una vida en la Argentina".
c) Aquellas denuncias y aquel exilio hubieran sido en gran
medida estrilessin el soporte formidable de las organizaciones no
gubernamentales. Aunqueno tenan la preponderancia que tienen hoy en
el concierto mundial, yasignificaban un fuerte entramado dentro de
la concepcin que desplaza a losEstados como sujetos del derecho
internacional por el de la humanidad comosujeto. Ellas receptaron
nuestras denuncias, nos dieron sus tribunas parahablar y contar
nuestros padecimientos y nos cedieron sus espacios ante
losorganismos supranacionales -donde muchas tenan voz por sus
estatusconsultivos- para que expresramos nuestras verdades.
Esta accin internacional adquiri verdadero y definitivo vigor
cuando losorganismos de derechos humanos argentinos (el CELS, Las
Madres de Plazade Mayo, Familiares, Abuelas, la Asamblea Permanente
y dems) pudieronempezar a viajar fuera del pas. Las Madres
adquirieron un fuerte simbolismocon sus pauelos blancos y su dolor
no cicatrizado. Pero si hay un actoverdadero de justicia es sealar
el papel cumplido por Emilio Mignone, aunantes de la fundacin del
CELS. Con su enorme autoridad moral, fue el puente
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entre la accin adentro del pas y la desarrollada
internacionalmente. Fue elprimero que busc superar las diferencias
de enfoque entre aquella accinexterna que denunciaba un genocidio y
la natural exigencia que hacan en elpas los organismos de afectados
para que los desaparecidos aparecieran convida. Fue el primero que
obvi los resquemores ideolgicos con los grupos delexilio que venan
de sus experiencias radicalizadas en la Argentina, frente
alfantasma agitado por la dictadura de "la subversin
internacional". Fue tambinuno de los primeros en teorizar sobre la
faz clandestina del modelo de estadoterrorista, en lo que denomin,
junto a Augusto Conte, "la teora del paralelismoglobal". Fue eso y
mucho ms.
Aquella accin internacional tuvo su punto de mayor
individualizacin con lavisita de la Comisin Interamericana de
Derechos Humanos en septiembre de1979 y su informe posterior. Pero
este fue un largo camino, abonado por losesfuerzos mltiples de la
solidaridad internacional. Se completaba as el cercoy la
deslegitimacin internacional de la dictadura argentina, y
aumentaban losespacios posibles de la resistencia interior. All
reside en buena medida elorigen de la demencial huida de la
dictadura, con la guerra de Malvinas y suocaso en el poder ilegtimo
del Estado.
Faltara a la verdad si omitiera decir que, pese a esa enorme
actividad de lasolidaridad internacional, nunca hubo una condena
expresa de la Comisin deDerechos Humanos de las Naciones Unidas. La
Argentina no fue incluida en laagenda como uno de los pases donde
en forma grave y sistemtica seviolaban los derechos humanos, ni
obtuvo un relator especial (tratamiento quequed enmaraado en medio
del procedimiento establecido por la resolucin1503). Ello se debi a
la accin protectora que los pases socialistas, con laURSS a la
cabeza, prestaron a la dictadura argentina, poniendo por encima
delos derechos humanos los trminos del intercambio comercial.
Contaron paraello con la colaboracin del grupo de pases de la regin
latinoamericana,cuyos gobiernos eran tan ilegtimos como la junta
militar argentina.
Pese a ello, nadie ignora que el Grupo de Trabajo sobre
DesaparicionesForzadas y la gnesis de la Convencin contra este tipo
de crimen de lesahumanidad fueron sostenidos por las acciones
entabladas en el caso argentinoy abonados con la sangre y el
sufrimiento de nuestros hermanosdesaparecidos.
Quiero tambin sealar que no hay exilios dorados. La penosa
situacin delextraamiento obligado, de ese trasiego por el mundo con
un ladrillo en lamano para mostrar como era nuestra casa -como deca
Brecht- hizo que varioscientos de miles de argentinos vivieran en
situaciones materiales y psicolgicasprecarias y difciles. Aquella
dispora pudo sobrevivir y encontrar verdaderassegundas patrias de
acogida gracias a la solidaridad internacional. Esta es lagran
deuda externa que la Argentina debe pagar con gesto de igual
grandeza ycontenido, y no con el apoyo a criminales como Pinochet y
Lino Oviedo.
Durante mi propio exilio pude participar activamente del
movimiento desolidaridad con otros pueblos hermanos como el
uruguayo, el chileno y elparaguayo. Luego y hasta el presente he
sido observador y miembro demisiones de verificacin sobre la
situacin de los derechos humanos endistintos pases, donde he
continuado aprendiendo la leccin de la solidaridad.De esta
actividad rescato reforzado mi convencimiento de la
experienciarecogida en el caso argentino y, como final de esta
breve exposicin, quisieraresaltarlo a modo de conclusiones:
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a) La solidaridad internacional, basada en la supremaca de los
derechoshumanos y en la necesidad de una justicia universal,
aparece comoinstrumento imprescindible en la lucha por la vigencia
del derechointernacional de los derechos humanos y del derecho
internacionalhumanitario en cada pas.
b) En este sentido, la organizacin de las visitas
internacionales revistefundamental importancia. Su xito depende de
su prolija organizacin y delacopio de denuncias e informacin
anterior con que cuenten sus integrantespreviamente a la
constatacin in situ. Su influencia no concluye con la misinen s
misma, ya que su efecto posterior es multiplicador y ampla el campo
dela proteccin.
c) Que la sistematizacin y la publicidad de las denuncias desde
el senode los propios pases son el sustento de la accin
internacional, y sin ellas stacarece de basamento.
d) Que los exiliados son una correa de transmisin imprescindible
yrepresentan la posibilidad de dar continuidad y permanencia a
aquellasdenuncias.
e) Que los mecanismos de proteccin de los derechos
humanossupranacionales -complejos y lentos- requieren del impulso
de las ONGsinternacionales, cuya importancia creciente suple y
dinamiza aquellos pesadosmecanismos, y contribuye a crear los
nuevos derechos.
Estas son algunas reflexiones, que con todo mi corazn hubiera
queridocompartir hoy con aquellos entraables amigos que ya no estn
fsicamente:Emilio, Augusto Conte, Alfredo Galletti y Boris
Pasik.
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LA LUCHA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA
Alicia B. Oliveira
La lucha por la verdad y la justicia durante la transicin a la
democracia estntimamente ligada con las acciones de resistencia
durante la dictadura, que serealizaron tanto en el mbito nacional
como internacional. Es justo reconocerque si esas acciones contra
la dictadura no hubieran existido, si no hubieraestado esa lucha
previa, la lucha por la verdad y la justicia y la transicin hoyno
existiran.
Las acciones desarrolladas durante el terrorismo de Estado
culminaron conel juicio a las Juntas Militares. El proceso a los
mximos responsables significmuchsimo trabajo y muchos problemas.
Sin embargo, no puedo dejar depensar en aportes que resultaron
imprescindibles. Uno de ellos fue la laborllevada a cabo por un
juez de la dictadura, Carlos Oliveri, a cargo del Juzgadode
Instruccin N 3 de la Capital Federal. La presencia del juez
Olivieri en esejuzgado nos permiti durante toda la dictadura
militar judicializar las pruebasque bamos recolectando. Este juez,
silenciosamente, llevaba las causas yarmaba las pruebas junto con
sus secretarios. Hay una ancdota interesante:en un momento
determinado, un grupo de tareas secuestr a unas personasen la
esquina de Crdoba y Talcahuano, en Buenos Aires. Cuando se
losestaban llevando, pas un seor con un perro doberman que mordi a
uno delos secuestradores. El juez Oliveri public un aviso en el
diario diciendo que eldoberman estaba rabioso y que, por favor, que
la persona que haba resultadoherida se presentara en el juzgado
para aplicarse la vacuna antirrbica. Erauna mentira, pero los
militares tampoco eran tan tontos y no fueron. Para esapoca, esta
conducta era muy inusual.
El juicio a las Juntas culmin con una cantidad de sentencias
condenatorias,entre otros factores, gracias al trabajo de Carlos
Oliveri en los temas de CapitalFederal. Tambin con el procesamiento
a los miembros del Estado Mayor, elprocesamiento a Roualdez, la
condena a Videla. En la causa de la MorgueJudicial este juez
desarroll una investigacin muy importante. Desde el CELSdescubrimos
que, a pesar de que se deca que no haba noticias de
losdesaparecidos, muchos de sus cadveres pasaban por la Morgue
Judicial, quedepende directamente de la Corte Suprema de Justicia
de la Nacin. Inclusivehaban pasado los cuerpos de gente que
perteneca a la Unin de EmpleadosJudiciales, es decir, de los
propios miembros del gremio, que ellos conocan,saban quines eran.
Sin embargo, a pesar de que tenan sus autopsias noavisaron a las
familias de lo que estaba ocurriendo.
Qu hicimos los abogados durante el juicio a las Juntas? Desde el
CELSaportamos toda la documentacin, toda nuestra experiencia,
patrocinamoscuanta causa pudimos, aportamos todas las pruebas
necesarias. Decidimos nooponernos, ms all de que nos gustara ms o
menos el tribunal o que nosgustara ms o menos el juicio. Lo
importante era que se estaba juzgando. Y enese sentido cremos que
tenamos la obligacin de aportar pruebas. Si no nosgustaban los
resultados, nos quejaramos despus. Pero no podamos aceptarque esos
resultados fueran magros en funcin de no aportar la
documentacinconveniente.
Tambin desarrollamos una labor importante en relacin con la ley
de PuntoFinal, gracias a lo cual su efecto fue paradojal. Esto fue
reconocido por Alfonsn
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hace poco tiempo, lo que me satisfizo. Nosotros bamos aportando
pruebaspara el juicio muy aceleradamente, pero sabamos que habra
alguna accin deimpunidad posterior, porque el juego poltico, el
juego del poder, es as.Cuando se dict la ley de Punto Final a fines
de diciembre de 1986, seestableci que si en un tiempo perentorio no
se procesaba a la cadena demandos -que era lo resuelto en el juicio
a las Juntas- haba que cerrar lascausas. Cuando lleg el mes de
enero, todos los miembros de la CmaraFederal se fueron de
vacaciones porque pensaron que no iba a pasar nada.Sin embargo,
algunos obsesivos concebimos el efecto paradojal: iba a habermucha
gente que ahora sentira la necesidad de testimoniar cosas que tal
vezno haba testimoniado antes por una reaccin furiosa frente a esta
ley de PuntoFinal. Durante el mes de enero los abogados del CELS
nos quedamostrabajando, y junto a algunos empleados de la Fiscala
de Cmarapermanecimos obsesivamente a la espera de nuevos testigos.
Y realmenteconseguimos una importante cantidad de testimonios.
Cuando la Cmararetom sus funciones encontr que tena muchas ms
pruebas de lo queesperaba, sobre todo para la causa ESMA. Y de
cinco oficiales que pensabanprocesar, llegaron a una veintena.
Con este relato quiero dar cuenta de cmo es la lucha por la
verdad y lajusticia. Logramos armar la causa ESMA con toda la
prueba y el procesamientode los marinos. Sin embargo, el da
anterior a que se iniciara el debate pblico,los defensores de los
marinos, o de algunos de ellos, presentaron un
recursoextraordinario que la Cmara rechaz para impedir que se
debatiera enpblico la responsabilidad de la Marina. Este debate iba
a ser mucho msconcreto de lo que haba sido el anterior. Tratara
sobre situaciones especficasde la cadena de mando y tambin sobre
casos de corrupcin. Ante la negativade la Cmara Federal de hacer
lugar al recurso extraordinario, los marinosrecurrieron en queja
ante la Corte Suprema de Justicia de la Nacin. Qu hizola Corte?
Hizo lo que suelen hacer las cortes cuando quieren archivar
unexpediente: pidi el expediente completo de la causa ESMA para
guardarlo enun cajn. Ante esta decisin, requerimos saber por qu
motivo la Corte sehaba llevado el expediente, puesto que el recurso
presentado por la defensano suspenda la apertura del juicio. Si la
Corte lo estaba suspendiendo porquecrea que haba un grave problema
institucional deba decirlo pblicamente.Tenan que dar razones. No
era cuestin de llevarse los expedientes ymeterlos en un cajn.
Sabamos que tenamos razn desde el punto de vista jurdico. Y la
Cortetuvo que reconocer su responsabilidad poltica, y tuvo que
firmar una sentenciaexplicando los motivos por los que se llev el
expediente: que realmente eramiedo a la marina de guerra. No sera
por los mritos de la marina de guerra,sobre todo en la guerra de
Malvinas, pero el miedo exista.
Luego de la ley de Punto Final se dict la de Obediencia Debida,
y mstarde los decretos presidenciales e indultos. Esa situacin
produjo unasensacin de desamparo en las familias de las vctimas y
en la sociedadmisma. Una sociedad que no recibi hasta ahora
respuestas claras al graveproblema de delitos de lesa humanidad
ocurridos en la Argentina. En razn deeso, esperamos un poco a que
las cosas fueran cambiando. Pero durantemucho tiempo seguimos
pensando en cmo podamos avanzar con la luchapor la verdad y la
justicia.
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Hace ms o menos cinco aos comenzamos a trabajar en el CELS con
eltema de la Verdad. Para ello, tomamos toda la jurisprudencia
internacionalrespecto al Derecho a la Verdad, la funcin de sta en
las sociedadesdemocrticas, y pedimos la apertura de dos causas: la
de la ESMA donde sepresent Emilio Mignone por el caso de Mnica, su
hija y la del Cuerpo I deEjrcito causa N 450, donde se present
Carmen Lapac por el caso de suhija Alejandra. En un primer momento
fuimos muy bien atendidos, recibimosel apoyo de los organismos
internacionales de derechos humanos. CEJIL yHuman Rights Watch
presentaron un Amicus Curiae, es decir, una explicacinde expertos
de por qu esos juicios deban ser reabiertos. Esa fue la
primeraocasin en que un tribunal argentino recibi un Amicus.
La presentacin del CELS se fund en el derecho internacional de
losderechos humanos, pero no nos quedamos exclusivamente con los
temasjurdicos especficos. Creamos realmente que haba que insertar
lo jurdico conotras ciencias: con las ciencias sociales, con la
filosofa, con la historia engeneral, explicar por qu las sociedades
tienen la necesidad de conocer laVerdad. Para ello, hablamos del
derecho al duelo. Explicamos qu era el duelo,cul era la instancia
de humanizacin, qu significaba el duelo en el serhumano, qu
significaba para la sociedad. Hablamos del derecho a la Memoriay
desarrollamos fuertemente estos pasos.
En un primer momento contamos con lo que se conoce como las
"mayorasmomentneas": algunos jueces de la Cmara Federal estaban de
vacaciones ylos "buenos" estaban trabajando e hicieron caso a
nuestra posicin de tutelar anuestros derechos. Pero al poco tiempo
mientras seguimos acompaandopruebas cambiaron las mayoras y
decidieron cerrar las causasdefinitivamente. No habamos hablado de
punicin, porque sabamos que enese momento no tenamos ninguna
posibilidad de conseguir la persecucinpenal. Slo nos referamos al
Derecho a la Verdad.
En una resolucin repentina y sin motivacin, la Cmara Federal nos
dijoque la investigacin se haba acabado porque ellos, como jueces
penales, slopodan perseguir penalmente. Por lo tanto, si no haba
persecucin penal, nohaba ningn motivo para que siguieran con las
causas. Los jueces Cattani eIrurzn votaron en disidencia. Esto fue
lo que resolvieron por separado enambas causas.
En ese momento nos planteamos qu hacer: si presentar un
recursoextraordinario ante la Corte Suprema o dejar correr el
tiempo. Resolvimosintentar el debate ante la Corte en una de las
causas, la de Carmen Lapac, ydejar en suspenso la de Emilio
Mignone. En esta ltima causa, pasado algntiempo, volvimos a
solicitar medidas de investigacin. La Cmara, olvidandoque nos haba
dicho que no continuara, empez a proveer a todas laspruebas.
Mientras tanto, el expediente de Carmen Lapac permaneca en laCorte.
El Procurador de la Nacin present un dictamen muy
importante,pidiendo que se hiciera lugar a la apertura de la causa.
Y la Corte, que esmaravillosa, respondi que de ninguna manera dara
curso al pedido deLapac, que el Derecho a la Verdad no existe. De
esta manera, descalifictodo lo que haba venido haciendo la Cmara
Federal durante dos aos y negel derecho a los familiares de las
vctimas. La causa qued cerrada. Luegocontinuamos la pelea ante la
Comisin Interamericana de Derechos Humanosde la OEA.
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Lo cierto es que la estrategia de avanzar en el expediente de
ESMA ante laCmara y pelear la causa del Primer Cuerpo ante la Corte
y luego ante la CIDHnos sirvi para lograr dos cosas: por un lado,
una investigacin concreta dentrodel pas y, por otro, el acuerdo en
el que el Estado argentino se comprometi ala defensa del Derecho a
la Verdad.
Siempre digo que los derechos no se regalan y que esto es una
prueba muyclara de lo que nos hemos privado durante muchos aos. No
son concesionesgraciosas de los diferentes miembros del poder. Son
luchas de los pueblos quedespus trascienden en normas. Esta es la
historia de las normas jurdicas.
Una parte de la justicia es la risa. Lo fue haberme redo de
Massera, deAstiz, del Tigre (que no es ningn gato) cuando tuvieron
que ir a declarar a laCmara Federal en los Juicios por la Verdad.
Los seores de la vida y lamuerte estaban en estado de pnico. Nos
tenan miedo a los abogados, a losfamiliares, aunque no ramos ms de
diez los que estbamos en la sala. Habaun miembro de la Polica
Federal que pareca Funes el memorioso. Esehombre, que trabaj en la
ESMA como operativo designado por el Jefe dePolica o Coordinacin
Federal, recordaba los casos: desde cmo estabavestido l hasta cmo
estaban vestidos los que fueron asesinados. Ese hombreempez a
hablar, y por alguna situacin que se dio en la audiencia que no
valela pena recordar aqu, call. Tena necesidad de hablar, y me
parece muyimportante que la gente tenga necesidad de hablar. Esto
es un xito. Algunosotros tambin intentaron hablar y contar cosas,
yo creo que ellos tambinquieren hablar porque esa verdad les pesa
mucho. Lo pequeos que son esparte de la verdad. Y lo pequeos que
son qued demostrado en estos juiciosque llevamos a cabo.
Como decamos con Mara Jos Guembe en un artculo que
escribimos,esto es una obra abierta a la que le seguimos agregando
captulos. La Verdady la Justicia se crean todos los das. Slo
necesitamos imaginacin.
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APORTES DE LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO DE ESTADO
ALDERECHO.
Rodolfo Mattarollo
Al lejano pas de nuestra Amrica, donde vivo y trabajo desde hace
muchosaos, me llegaron instrucciones muy precisas del CELS sobre el
tema quedeba tocar en esta mesa redonda. Instrucciones que voy a
tratar de cumplir,porque los amigos y colegas del CELS me proponan
abordar los aportes de lalucha contra el terrorismo de Estado al
derecho. Evidentemente, es un temamuy amplio para una exposicin muy
breve, pero tratar de dar, por lo menos,algunas impresiones sobre
este tema tan importante.
Las ideas que tratar de exponer rpidamente son aportes de esta
lucha enel plano interno y en el plano internacional.
Yo pienso -y creo que Alicia Oliveira estara de acuerdo- que el
derecho sejustifica como una disciplina social dirigida a la tutela
de los derechos humanosfundamentales. Los juristas llaman a esto el
punto de vista externo o punto devista desde abajo. Es el punto de
vista de las personas, de la sociedad civil,que ve en el derecho
este poderoso instrumento para garantizar la defensa y elrespeto a
los derechos humanos.
Partiendo de este punto de vista, los aportes de esta lucha al
derecho en elplano interno se dan en el plano de la conciencia
social. Una conciencia socialque en nuestro pas redescubri, se
apropi o reapropi, a lo largo de losltimos 30 aos, de esos valores
de dignidad indestructibles de la personahumana, que son los que
tutelan el derecho internacional de los derechoshumanos, el derecho
constitucional de los derechos humanos y que son lacondicin de
legitimacin de cualquier rgimen poltico. Creo que as lo sientenen
este momento los argentinos. Y cuando digo "reapropiarse", creo que
es ladiferencia entre "conocer" y "reconocer". Se trata
simplemente, como dice elttulo de una pelcula argentina, de darse
cuenta. De despertar de un sueoautoritario muy largo en nuestro pas
e iniciar un proceso deresponsabilizacin. Responsabilizacin del
Estado, al que no se le tolera yaese ejercicio criminal de la
soberana estatal (como definiera a los crmenes delesa humanidad uno
de los primeros tericos que escribieron sobre el temadespus de la
Segunda Guerra Mundial). Y responsabilizacin de la sociedad,donde
ya no se toleran tampoco actitudes como aquellas, tan extendidas
enmuchos sectores, de decir, por ejemplo, en referencia a las
vctimas, que enalgo andaran. El primer elemento es esta irrupcin de
la conciencia social yhay que sealarla.
Pero cmo se produce esa irrupcin en la escena pblica? A travs
denuevos actores sociales. En primer lugar: el movimiento de
derechos humanos,incluidas las organizaciones de familiares de las
vctimas, de afectadosdirectos. En segundo lugar, la emergencia de
un poderoso movimiento desolidaridad internacional, con
caractersticas particulares en el caso argentino,porque provino
-ante todo- de la comunidad de derechos humanos, y fuealtamente
estimulado por los compatriotas en el exilio. En tercer lugar,
eldesarrollo progresivo de un nuevo pensamiento jurdico poltico en
nuestropas, que afirm la primaca del derecho internacional y del
derechointernacional de los derechos humanos, as como tambin el
garantismo penal.
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Una consecuencia inmediata de esta afirmacin ser la insanable
nulidad de laautoamnista militar, entre otras.
Cmo se articularon las demandas sociales? En torno a esas tres
grandesreivindicaciones: la verdad, la justicia y la reparacin. El
problema de la verdadse planteaba en trminos nuevos. En primer
lugar, desde el punto de vistafctico. Desde el punto de vista de
establecer la verdad de los hechos reales. Adiferencia de los
crmenes de Estado cometidos en el pasado por reyes yprncipes
despticos -cuya trama oculta poda develar William Shakespearesobre
un escenario- el enigma de los crmenes del Estado burocrtico
esaparentemente indescifrable. Esta vez, eran crmenes cometidos a
travs delestado burocrtico, que tiene una opacidad que no
corresponde a las pocaspasadas del despotismo. Los comete a travs
de lo que en el Juicio a losintegrantes de las Juntas llamarn
"crmenes cometidos a travs de un aparatoorganizado de poder".
Ustedes recordarn cmo al principio se negaron los hechos
empricos. Laprimera versin sobre los desaparecidos deca que eran
personas que habanhuido, que se ocultaban. El primer adjetivo que
se les dedic a las Madres nofue el de madres, sino el de "locas" de
la Plaza de Mayo.
Yo tuve la oportunidad de conocer, en mi exilio, a un sacerdote
liberado delos campos de concentracin nazis. Un sacerdote de
nacionalidad francesa,que escribi un estudio de primera mano sobre
el decreto "Noche y Niebla",ideado por Adolfo Hitler y firmado por
Wilhelm Keitel, que estableca lasdesapariciones forzadas de los
resistentes en determinadas condiciones.Despus de su liberacin del
campo nazi de Dachau, predic el resto de suvida (ya era un hombre
anciano cuando yo lo conoc) y se dedic a tratar dedescifrar el
"enigma" que le haba tocado vivir como NN en los campos
deconcentracin, como un prisionero clandestino.
Desmontar este enigma -algo que Emilio Mignone hizo a travs de
esateora del paralelismo global que explicaba de manera sistemtica
estametodologa de la desaparicin forzada de personas- exige todo un
esfuerzode prueba y de interpretacin de esta metodologa. Se trata,
como deca elprincipal fiscal del Juicio de Nremberg, de lograr
mostrar la evidencia a travsde la prueba y de hacer crebles hechos
aparentemente increbles. Esto exigeun enorme trabajo social,
jurdico y tico. Eso fue la lucha por la verdad y lajusticia en la
Argentina desde la dictadura militar.
Nosotros sabemos que Emilio Mignone y sus colaboradores
habanconseguido enunciar una lista de ms de 300 centros
clandestinos dedetencin mucho antes de las elecciones que llevaron
al primer gobiernoconstitucional despus de la dictadura. Esta
actividad, como otras actividadesde los organismos de derechos
humanos, fue esencial para la tarea de laCONADEP y de la Fiscala
que acus en el juicio a los integrantes de las tresJuntas
Militares.
Se trata de establecer a la vez la verdad de casos concretos y
de unametodologa del terror. Cuando nuestros hermanos chilenos
presentaron elinforme de la Comisin Verdad y Reconciliacin, incluso
teorizaron sobre loque ellos llamaron verdad individual y verdad
global. La verdad individual es laverdad de cada caso: el derecho a
conocer la situacin de cada una de lasvctimas en la forma ms
pormenorizada posible y el conocimiento de lasestructuras y
metodologas represivas empleadas por el aparato del Estado eneste
ejercicio criminal de la soberana.
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Aparece aqu la Verdad como derecho humano. Algunos colegas
discutensobre si es un derecho basado en normas vinculantes, si es
un derechoemergente. Dejemos esas discusiones para otro momento. Yo
he citadosiempre una norma del Derecho Internacional Humanitario:
el art. 32 delProtocolo Adicional 1 a los Convenios de Ginebra de
1949, que diceexpresamente que la norma general es el principio de
que toda actividad entorno a las personas desaparecidas en los
conflictos armados internacionalesse gua por el derecho que tienen
las familias a conocer la suerte corrida porsus miembros. En 1977
esto ya estaba escrito en letras de molde, eninstrumentos que hoy
da nadie discutira en su carcter vinculante.
Hannah Arendt en La Condicin Humana considera que es
imposiblecastigar el mal absoluto. La afirmacin es impresionante
porque remite a ladimensin irreparable del holocausto. Sin embargo,
ya Francesco Carrara, elfundador del derecho penal moderno, haba
sealado que, en general, lo quedistingue los ilcitos penales de los
civiles es su carcter irreparable.
El problema no es el carcter irreparable del dao que se ha
causado, sinoms bien el de analizar cul es la funcin del proceso
penal, que no es slouna funcin hacia el pasado, sino tambin -y
fundamentalmente- hacia elfuturo. Esto depende de la teora de la
pena en que nos coloquemos. Pero nocabe ninguna duda de que el
proceso penal es el instrumento ms poderosopara el conocimiento de
la verdad a travs de las garantas del debido proceso,de un juicio
contradictorio, de la posibilidad de citar testigos de cargo y
dedescargo, de realizar pericias y al mismo tiempo, es una
afirmacin hasta elmomento incomparable dentro de las tcnicas
sociales de los valores positivos.Si el asesinato se reprime es
porque la vida humana tiene algn valor. Si latortura es un crimen
gravsimo es porque la persona es inviolable. Si ladesaparicin
forzada es un crimen de lesa humanidad como lo vienensosteniendo
los Organismos de Derechos Humanos desde hace 25 aos, esporque el
derecho a la identidad, a la personalidad jurdica, a la libertad, a
laintegridad personal y a la vida tienen un valor supremo desde el
punto de vistade la dignidad humana. Esto es lo que se llama
prevencin general positiva enderecho penal. O sea, la reafirmacin
positiva de los valores fundamentales deuna sociedad a travs de la
sancin penal.
El drama es que en nuestro pas la impunidad haba privado de toda
virtudpreventiva al derecho penal porque se saba que se poda
delinquirimpunemente cuando se lo haca a travs del aparato del
Estado. De ah que elJuicio a las Juntas, con sus insuficiencias,
con sus vacos, con sus limitaciones,es un juicio histrico porque no
tena precedentes en nuestra regin. Fueseguido de una sola
experiencia similar muy poco conocida: el juicio quetermina con
sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Bolivia - llamado
pornuestros hermanos bolivianos Juicio de Responsabilidad - en el
que el exdictador Lus Garca Meza fue condenado a 30 aos de prisin
por variosdelitos (entre ellos el de genocidio que est incorporado
al Cdigo Penalboliviano). Pero digamos que no haba precedentes a
mediados de los '80 y laimportancia de esta experiencia es enorme
desde este punto de vista.
No podemos ignorar el retroceso de las instrucciones a los
fiscales: la ley dePunto Final y ley de Obediencia Debida, an con
sus efectos paradojales, y porsupuesto los indultos. Pero lo cierto
es que la conjuncin de los Organismos deDerechos Humanos, de los
movimientos de derechos humanos a nivelinternacional y del nuevo
pensamiento jurdico-poltico desarrollado en nuestro
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pas y en la regin tambin permitieron responder. Y, a travs de
avances yretrocesos, hubo una serie de desarrollos posteriores. Si
actualmente el exdictador Jorge Rafael Videla y el ex almirante
Massera estn en detencindomiciliaria por las causas debidas al
secuestro de nios es porque se generuna dinmica a travs del
precedente, que en derecho tiene una importanciacolosal.
Creo que la reparacin tambin forma parte de los aportes que hizo
la luchacontra el terrorismo de Estado al derecho, pero me parece
que falta todavaalgo que s se ha dado en otros lugares: un
reconocimiento de laresponsabilidad del Estado por la represin
ilegal. Algo como lo que hizo, porejemplo, el presidente Patricio
Aylwin en Chile, cuando pidi perdn al pueblochileno por los crmenes
cometidos por el Estado bajo la dictadura de Pinochet.Algo que hizo
recientemente el presidente Jacques Chirac en Francia, que nose
haba hecho nunca en ese pas, ni siquiera bajo gobiernos anteriores
queavanzaron mucho en los derechos humanos, que fue reconocer
laresponsabilidad del Estado francs por la deportacin de los judos
bajo laocupacin. Siempre se haba dicho que eso era responsabilidad
de la Franciade Vichy.
Las consecuencias jurdicas concretas que han tenido esos
reconocimientosson enormes. Hay Comisiones que se han instalado
recientemente y que estntrabajando a partir del reconocimiento de
esa responsabilidad. En el planonormativo, no podemos ignorar los
avances que han existido: la grabacin dela incriminacin de la
tortura, la ratificacin de varios convenios de derechoshumanos de
importancia fundamental, la reforma constitucional de 1994
queotorga jerarqua constitucional a una serie de tratados de
derechos humanos,etc.
Voy a hablar rpidamente de los aportes de esta lucha en el
planointernacional. Quisiera aadir tan solo que esa fue una batalla
librada ante laopinin pblica. El sealamiento, la denuncia del caso
argentino, fue unabatalla librada ante la opinin pblica y ante las
organizaciones internacionalesgubernamentales y no gubernamentales.
Se dio principalmente en tresmbitos: Europa Occidental, Mxico y los
Estados Unidos. Y por supuesto, losorganismos internacionales con
sede en esos mbitos. Fundamentalmente losorganismos de derechos
humanos de las Naciones Unidas en Ginebra y, enmenor medida, el
Parlamento Europeo.
Fue una tarea que, en gran parte, cumpli el exilio argentino.
Debi enfrentara una agresiva diplomacia militar, encarnada
fundamentalmente por elEmbajador Gabriel Martnez en Ginebra. Este
fue citado como testigo ante laCmara Federal e hizo all el mismo
juego obstruccionista que haba hechodurante siete aos en
Ginebra.
Podemos decir que la comunidad de los derechos humanos y la
opininpblica aparecieron teniendo la mano. Una gran diferencia con
la situacin deChile, donde hubo solidaridad y poltica, donde se
solidarizaron los partidoshermanos, etc. Solo despus de que la
comunidad de los derechos humanos yla opinin pblica se
solidarizaron, apareci la solidaridad de los partidospolticos y de
sindicatos. Nunca de los gobiernos. Al menos en forma abierta,ningn
gobierno rompi relaciones, ni siquiera las entibi con la Junta
Militarargentina hasta el lanzamiento de la doctrina del presidente
Jimmy Carter. Estacondicionaba las relaciones exteriores de los
Estados Unidos al respeto de losderechos humanos y fue muy
determinante en la misin de la Comisin
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Interamericana de Derechos Humanos de la OEA en 1979. De all
surge eseinforme decisivo, que se publica al ao siguiente.
Para citar solamente una de las expresiones de esa movilizacin
devoluntades, dir algo que muchos saben: en Pars, todos los jueves,
durantelargos aos, se haca una manifestacin en solidaridad con las
Madres dePlaza de Mayo y con las Abuelas de Plaza de Mayo, y al
medioda se tocaba eltimbre de la Embajada Argentina.
Invariablemente nos reciba el portero y se leentregaba una lista de
personas desaparecidas pidiendo informacin sobreesas personas.
Frente a la Embajada desfilaron las personalidades msimportantes de
la poltica francesa, figuras del espectculo, premios Nobel,grandes
escritores, etc. Nuestro querido e inolvidable Julio Cortzar era de
lapartida. Esto fue una colaboracin decisiva para el aislamiento de
la JuntaMilitar y la denuncia del terrorismo de Estado.
En las Naciones Unidas no se pudo superar la obstruccin
sistemtica delprocedimiento confidencial de la resolucin 1505 del
ECOSOC, pero esto lleva que se creara por primera vez un
procedimiento temtico en la historia de lasNaciones Unidas, que
indudablemente estuvo determinado por el casoargentino. Fue el
Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de laComisin de
Derechos Humanos, compuesta por cinco expertosindependientes y que
funciona hasta el da de hoy. A diferencia de laresolucin 1503, no
estaba sometido a la regla de la confidencialidad. Laresolucin de
creacin deca que el grupo tena que actuar con discrecin y enel
lenguaje de las Naciones Unidas se interpret que "discrecin" es una
cosa y"confidencialidad" es otra. Entonces los informes del grupo
podan ser pblicosy los debates que seguan tambin. As fue como el
grupo pudo hacer lo quehizo, pero sobre todo a travs de la
publicidad. La diplomacia militar intent queese grupo fuese ahogado
en la cuna y por cierto que no lo logr.
Quiero entrar directamente en el rol de las ONGs. Desde el
comienzo,adems del perfeccionamiento de los mecanismos existentes,
se definieron porun instrumento convencional, o sea, por la adopcin
de una convencin sobredesapariciones forzadas. A tal punto fue as,
que en el Coloquio de Pars de1981 -que organizamos, entre otros,
con Ral Aragn- se presentaron losprimeros proyectos de Convencin
elaborados por las ONGs argentinas: laLiga Argentina por los
Derechos Humanos y la Asamblea Permanente. Luegovino el proyecto de
FEDEFAM, elaborado sobre todo por Alfredo Galleti y otrosjuristas.
Ms tarde los que hicimos en Buenos Aires en 1988. Actualmenteexiste
un anteproyecto de Convencin de las Naciones Unidas
sobreDesapariciones Forzadas, que est a estudio de la Comisin de
DerechosHumanos. Antes se haba adoptado la Declaracin de las
Naciones Unidas en1992 y en 1994 la Convencin de la OEA. En todo
esto, las ONGs fuerondeterminantes.
Voy a hacer una referencia final al derecho penal internacional.
El derechode los derechos humanos es un derecho de proteccin, no es
derecho penal,como dijo la Corte Interamericana. Pero el derecho
penal internacional es underecho de represin. Nosotros podramos
decir que los desarrollos recientesdel derecho penal internacional
seran incomprensibles sin esta larga lucha. Esindudable que en la
dcada del '90 los desarrollos se han aceleradopoderosamente con la
creacin de dos tribunales internacionales ad hoc parajuzgar los
crmenes cometidos en la ex Yugoslavia y el genocidio cometido
enRuanda y sus pases vecinos. Aunque uno pueda criticar la creacin
de estos
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tribunales a travs de resoluciones del Consejo de Seguridad, es
indiscutibleque han hecho avanzar poderosamente el derecho penal
internacional.
Una culminacin de esta lucha es la adopcin del Estatuto de Roma
el 17 dejulio de 1998, que crea el Tribunal Penal Internacional
Permanente por untratado internacional, cuyo art. 7 determina que
las desapariciones que tengancarcter sistemtico o masivo son
crmenes de lesa humanidad. La situacindel General Pinochet en
Londres es tambin inseparable de esta lucha. Es elresultado de una
conjuncin de elementos muy complejos, pero en la base deellos se
encuentra esta larga trayectoria.
Podemos decir que todo lo que se ha hecho, lo que queda por
hacer y lo quese va obteniendo es la culminacin de innumerables
esfuerzos en la luchacontra el mal absoluto, tanto en la Argentina,
como en muchos pases de laregin y del mundo a lo largo de los
ltimos 50 aos.