11 1 ¿En qué orden lo hizo? Escucha y numera. Después, abrió el grifo. Luego se puso a regar. Paula desenrolló la manguera. 2 ¿Cómo se plantan unas semillas? Observa y explícalo en orden. 3 VALORES. Comentad en clase. ¿Qué tareas domésticas realizas tú? ¿Crees que es importante colaborar en las tareas de casa? ¿Por qué? podadora rastrillo pulverizador jardinera esqueje seto Primero se rellena una maceta con tierra sin que llegue hasta el borde. Después… 1. Se rellena la maceta con tierra. 4. Se riega la maceta. 2. Se echan las semillas. 3. Se cubren con más tierra. 207 2 3 1 R. O. R. O. SUGERENCIAS Refuerce el uso de los marcadores temporales. CD 2 Pista 10. LibroMedia Audio: las plantas.
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Transcript
111 ¿En qué orden lo hizo? Escucha y numera.
Después, abrió el grifo.
Luego se puso a regar.
Paula desenrolló la manguera.
2 ¿Cómo se plantan unas semillas? Observa y explícalo en orden.
3 VALORES. Comentad en clase.
¿Qué tareas domésticas realizas tú?
¿Crees que es importante colaborar en las tareas de casa? ¿Por qué?
Dibujín de perrito.
nuevo
podadora
rastrillo
pulverizador
jardinera
esqueje
seto
Primero se rellena una maceta con tierra sin que llegue hasta
sugerenciasRefuerce el uso de los marcadores temporales.
CD 2Pista 10.
LibroMediaAudio:las plantas.
Olimpia y las cabras
Tiempo para leer
Una bonita mañana de primavera, cuando Olimpia llegó al campo a trabajar, descubrió que dos traviesas cabras estaban comiéndose los nabos de su huerto.
–¡Habrase visto! ¡Fuera de aquí ahora mismo! –gritó Olimpia muy enfadada.
Pero las cabras empezaron a corretear de un lado para otro, pisoteándolo todo, sin hacer caso a su perseguidora.
La pobre Olimpia estaba desesperada y, después de un largo rato intentando echarlas, se sentó a llorar sin saber qué hacer.
Poco después pasaron por allí un caballo, una vaca y un cerdo. Uno tras otro intentaron echar del huerto a las dichosas cabras. Pero fue en vano, y todos ellos acabaron agotados y llorando junto a Olimpia.
Así se los encontró una abeja que revoloteaba por aquel lugar y, al enterarse de lo que pasaba, dijo:
–No os preocupéis. ¡Yo echaré a esas cabras ahora mismo!
En ese momento, los cuatro dejaron de llorar y soltaron una gran carcajada. ¡Cómo iba a poder una simple abeja, con lo pequeña que era, echar de allí a aquellas cabras tan cabezotas!
Sin embargo, a la abeja no le importó que se rieran y, muy decidida, salió zumbando, se acercó a las cabras y les susurró:
–¡Largo de aquí! ¿O queréis que os dé un buen picotazo?
Y las tozudas cabras, a todo correr, salieron del huerto en un periquete.