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Report Information from ProQuestNovember 29 2013
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Documento 1 de 1 El catolicismo social en la Iglesia mexicana
Autor: Valdez, Hugo Armando Escontrilla. Informacin de publicacin:
Poltica y Cultura 31 (Spring 2009): 139-159.Enlace de documentos de
ProQuest Texto completo: Headnote Resumen El presente trabajo es
una reflexin en torno al catolicismo social, a las acciones y
formas de organizacin queadquiri el compromiso social y poltico de
los catlicos en Mxico a lo largo del siglo XX. Uno de
losrepresentantes de este catolicismo, y que destaca de manera
singular, es el Secretariado Social Mexicano. Apartir de esta
reflexin se intenta dar cuenta de uno de los actores y
protagonistas de la construccin delMxico de hoy, y mostrar cmo este
catolicismo despert en el imaginario social mexicano nuevas formas
deacceso a lo social y lo poltico. Palabras clave: Iglesia catlica,
social, laico, imaginario. Abstract This assigment is a reflexion
about the social catholicism, the actions and forms of the
organization which wereadquired the a social and political
compromise of the catholic in Mexico during the XX century. One of
the mostrepresentative person in the Secretariado Social Mexicano
is a character and an actor in the MexicanDevelopment nowadays in
Mexico and how the social imaginary sparked the new way of acces
into the socialand political field. Key words: Church catholic,
social, laic, imaginary. Artculo recibido el 12-01-09 Artculo
aceptado el 07-05-09 INTRODUCCIN Tocar el tema del catolicismo
social en Mxico nos introduce en una amplia variedad de temas.
Desde loscrculos de obreros catlicos a principios del siglo XX,
hasta la teologa de la liberacin en los aos recientes,1muchas
actividades de los catlicos han sido catalogadas o reconocidas como
catolicismo social.2 Para nosotros la importancia de este tema
estriba en destacar el compromiso y la accin social de los
catlicosen Mxico. En el interior del catolicismo existe un conjunto
de prcticas y experiencias que provienen dediversos mbitos y
diferentes reflexiones, como veremos ms adelante. Pero desde
nuestra perspectiva, elconcepto o la idea de lo social es
fundamental para entender la forma de actuar de la jerarqua
eclesistica enMxico, y en buena medida para entender el proyecto
utpico de muchas de estas organizacionesdependientes de la Iglesia,
y en su mayora formadas por laicos. Recuperar la memoria de estas
prcticas y experiencias, sistematizarlas y convertirlas en un todo
coherente esuna tarea an pendiente de realizar. En el presente
trabajo queremos mostrar a uno de los agentes principalesde estas
prcticas: el Secretariado Social Mexicano (SSM),3 organismo que
contribuy de manera fundamentala la democratizacin del pas. En este
sentido es uno de los actores principales en la historia del
Mxicomoderno, y dej una marca en el imaginario colectivo de un gran
nmero de personas. PRCTICAS SOCIALES DE LA IGLESIA Comenzaremos
nuestra reflexin con lo que llamaremos por ahora "prcticas sociales
de la Iglesia". Por talesentendemos todas aquellas acciones que,
inspiradas, motivadas, dirigidas, asesoradas o legitimadas por
lajerarqua eclesistica, estn destinadas a mejorar, transformar o
cambiar las condiciones sociales, materiales,culturales o econmicas
de vida de los fieles catlicos.4 Desde ahora dejaremos en claro que
nuestra reflexin no hace una distincin minuciosa de cada una de
stas.
http://search.proquest.com/docview/748432582?accountid=7273
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Sabemos que muchas de ellas tienen principios tericos, teolgicos
y filosficos distintos, muchas vecesantagnicos y otras veces muy
cercanos entre s. Siempre existe en sus fundamentos una referencia
muy claraa la palabra de Dios (la Biblia) y a las enseanzas de la
jerarqua. Proporciona as un aval y les da legitimidadpor lo menos
en sus inicios, aun cuando muchas veces este apoyo se pierde por
muy diversas razones.Tambin hemos de sealar que en esta reflexin se
han hecho a un lado, de momento, las races religiosas
yespirituales5 del comportamiento social de los catlicos. Para
poder aglutinar en un solo parmetro todas estas experiencias y
denominarlas "prcticas sociales de laIglesia", hemos puesto el
acento en que son acciones.6 En los movimientos que vamos a exponer
acontinuacin lo que queremos destacar es esta posibilidad de hacer,
en el mbito pblico, poltico, cultural osocial; independientemente
de sus metas y objetivos que, como ya lo sealamos, pueden llegar a
serantagnicos. Desde este momento hay que sealar que el SSM estuvo
presente directa o indirectamente enmuchos de ellos, como veremos
ms adelante. En el siglo XIX, y frente a las dos grandes corrientes
econmicas y sociales -a saber, el capitalismo y elsocialismo, que
en el siguiente siglo adquirieron gran importancia-, la Iglesia tom
partido. En efecto, losplanteamientos marxistas que proponen la
colectivizacin de los medios de produccin y de la propiedadprivada,
la lucha de clases, la formacin de un Estado fuerte dirigido por el
proletariado, adems de unmarcado y fuerte ateismo, dirigido en
especial a la jerarqua eclesistica, hicieron que esta ltima
reaccionarafuertemente y en contra de todo lo que hiciera
referencia a socialismo, comunismo o marxismo. Ahora bien, si el
socialismo como doctrina econmica resultaba atractivo fue debido,
entre otras cosas, alestado social y econmico en que se encontraba
gran parte de la poblacin. Los excesos del capitalismofueron vistos
por la jerarqua eclesial, y condenados. Sin embargo, frente a los
dos modelos econmicos, laIglesia acab por escoger, desde su ptica,
al menos malo. No el ideal, de acuerdo a sus planteamientos, peros
el que le ofreca mayor margen de actuacin en la vida social de las
naciones. Adems la tarea de la Iglesiasera, en este caso, llamar la
atencin sobre los excesos y llenar de humanismo cristiano las
estructuraseconmicas y sociales. Es preciso recordar que la Iglesia
haba padecido una serie de condenas, persecuciones y rechazos por
partede una sociedad que trataba de definirse o de encontrar nuevas
formas de convivencia social, lejos de la tutelareligiosa. La
disolucin del matrimonio entre la Iglesia y el gobierno fue uno de
los grandes eventos que tuvoque sortear la jerarqua eclesistica. La
secularizacin o laicizacin de la vida social, cultural y cientfica
de lasnaciones fue la gran batalla de los liberales de diverso cuo
en todo el mundo. El abandono de lasexplicaciones religiosas y de
la influencia eclesial fue una de las notas caractersticas de los
siglos XVIII y XIX.Por ejemplo, en este ltimo se verific, en la
mayora de los pases, la expulsin de la orden religiosa de
losjesuitas, por considerar, entre otras cosas, que su injerencia
en la vida social y poltica era un mbito que ya noles corresponda.
Esta secularizacin de la vida social de las naciones recluy, en
cierta medida, a la Iglesia. Desde el nuevodiscurso se obligaba a
la Iglesia a dedicarse a lo suyo: lo espiritual. As, se proponan
dos mbitos: el material yel espiritual. El Estado tena entre sus
funciones la cosa pblica, el atender el bienestar material de los
sujetos;y a la Iglesia le tocaba atender, cuidar, el alma o el
espritu de sus fieles. El siglo XIX, y en buena medida tambin el
XX, fueron testigos de una larga batalla por la definicin de
estosespacios disputados por la Iglesia y el Estado. Para la
Iglesia represent en muchas ocasiones la prdida deterritorios
ideolgicos, de su patrimonio y, hasta cierto punto, de la autoridad
moral en la vida de los sujetos.Ahora que la razn ilustrada y el
pensamiento cientfico comenzaban a imperar, para el Estado signific
ganarespacios y llenar territorios que en otros tiempos fueron
propiedad del mbito religioso. Para los liberalesresultaba de gran
trascendencia el dejar atrs la tutela eclesial tanto en lo
cientfico como en lo econmico; esdecir, el gobierno tendra que
estar caracterizado por el uso de la razn y por una idea de
modernidad, lo cualtraera prosperidad a los pases. En este sentido
la Iglesia era la representante del pasado, de ideas obsoletas
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y oscuras. Como ejemplo de esta disputa por los espacios se
encuentra el Syllabus de errores que public PoIX en 1864, en donde
"denunci ochenta corrientes de pensamiento modernas, entre las que
se encontraba elsocialismo, la francmasonera y el racionalismo".7
Exista tambin un ndice de libros prohibidos, en el que laIglesia
"castigaba" la exposicin de ideas modernas y liberales que
contradijeran la doctrina catlicaestablecida. En esta lucha por
encontrar su lugar en un mundo que cambiaba a pasos acelerados, la
Iglesia encontr dichoespacio, al parecer, hasta la realizacin del
Concilio Vaticano II en la dcada de los sesenta del siglo XX.
Perolas ideas expresadas en este Concilio suscitaron otros
problemas asociados con el lugar que la Iglesia debaocupar en la
sociedad. El problema de su funcin en la vida social y econmica de
la sociedad an queda pordefinirse, o dicho de otro modo, an no
queda claro. LOS OBREROS Y LA IGLESIA El papa Len XIII public en
1891 su famosa encclica Rerum Novarum o tambin llamada la "cuestin
social".Para algunos autores8 y para la misma Iglesia,9 con este
documento se inaugura lo que se ha llegado adenominar "doctrina
social cristiana" o "doctrina social de la Iglesia", o muy
recientemente "enseanza socialde la Iglesia". De esta enseanza
papal o de este programa de accin social hay que sealar dos puntos
importantes antesde adentrarnos en los efectos que tuvo en la
catolicidad. Uno es resaltar su tono antisocialista, pero sobre
estovolve remos ms adelante, por ahora basta con sealar que este
antisocialismo fue una de las cruzadas msimportantes de la Iglesia
a lo largo de todo el siglo XX. Los trabajadores, conscientes de su
situacin dedesamparo y de injusticias permanentemente vividas, vean
en el socialismo -y no en el cristianismo o elcatolicismo- la
solucin a muchos de sus problemas, sin ver la "intrnseca maldad"10
de los planteamientosmarxistas. Contra esta mala influencia, la
Iglesia tendra que hacer algo. El segundo punto es que haba que
hacer algo, este "hacer" iba a tener muchos matices a lo largo de
lahistoria. Desde ofrecer apoyos concretos en cuanto a alimentacin
(despensas) y medicinas (y doctores), conuna ptica ms bien de tipo
asistencial. Organizar a la gente para satisfacer ciertas
necesidades: ahorro,consumo, abasto y autoabasto, en una
perspectiva de tipo promocional. Otro matiz fue organizar para
laparticipacin poltica (partidos confesionales o con referencias
cristianas), en donde el objetivo era alcanzar elpoder en una
democracia participativa, y desde ah transformar (cristianizar) las
estructuras sociales,11creando organizaciones sindicales,
independientes del control gubernamental y en defensa legitima de
lostrabajadores. Y en su punto ms extremo, ms radical, est la
organizacin revolucionaria, principalmente enmovimientos en donde
estn presentes las Comunidades Eclesiales de Base (CEB's) y la
teologa de laliberacin (TL). Es decir, la cuestin social tiene
todos estos matices. Y muchas veces, como veremos en el caso
delSecretariado Social Mexicano, lo asistencial condujo a lo
promocional, y de ah se pas a la participacinpoltica. O como en el
caso de las CEB's y la TL, se radicalizaron cuando sta no fue
suficiente o se llen devicios. No est de ms recordar que antes de
la legitimidad que Len XIII le dio a la cuestin social y a la
participacinde los seglares o laicos en estas tareas, la
participacin de los catlicos en esta rea se encontraba, si
noprohibida, s limitada.12 El debate se ubic entre liberales y
conservadores, y en el proyecto poltico de estosltimos la Iglesia
no deba perder ni derechos ni privilegios. Pero la movilizacin de
los catlicos, que se verificdespus de la encclica papal, fue
contrastante con la etapa anterior a su publicacin. Aqu nos
centraremos en las experiencias sociales habidas en Mxico, algunas
de las cuales tuvieron carcterinternacional y lo sealaremos en su
momento. Uno de los primeros efectos13 que tuvo la encclica papal
enMxico fue la organizacin y formacin de los congresos catlicos14 y
los congresos agrcolas,15 as como lasSemanas catlico-sociales.16
Los temas que se abordaron fueron en torno a mejorar las
condiciones de vidade las masas desfavorecidas y hambrientas. Fue
un llamado a los hacendados y gente de dinero para que
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mejorasen el trato a sus trabajadores y sus salarios. El llamado
en este sentido fue a mejorar la situacin devida de la gente. Como
ya sealamos, cuando la Iglesia toma partido y escoge uno de estos
dos sistemaseconmicos, elige al capitalismo. A partir de esta opcin
se esforzar, y esto lo iremos viendo a lo largo delsiglo XX, en
"mejorar", "humanizar", "reformar" las prcticas capitalistas. Los
principios en los que se basadicho capitalismo no sern totalmente
cuestionados sino tolerados, y buscando siempre imbuirlos de
unespritu cristiano. En 1913 se cre la Confederacin Nacional de
Crculos Catlicos de Obreros, que agrupaba los diversoscrculos
distribuidos en el pas. A partir de estas organizaciones se
introdujeron temas como el de lossindicatos profesionales y su
reconocimiento jurdico. Otros de los temas tratados fueron el
salario mnimo, lasprestaciones sociales de diverso tipo (seguro de
enfermedad, vejez, accidentes), el trato diferenciado para lamujer,
el descanso dominical y la participacin en las utilidades de la
empresa. Si uno de los llamados del papa Len XIII en su encclica
fue mejorar la situacin en que vivan los obreros, enla Iglesia
mexicana se tomaron muy en serio esta misin. Lo social fue asociado
fcilmente con el mundoobrero, y ste a su vez fue visto como
"vctima" de "doctrinas subversivas". Por ejemplo, cuando el
padrejesuita Bernardo Bergend funda la Unin Poltico-Social de los
Catlicos Mexicanos seala muy claramentesu visin a futuro y sus
tareas concretas: Pues bien, nuestra Unin, convencida de que la
mayor ambicin de una Nacin cristiana debe ser fomentar
lafraternidad entre sus hijos, quiere tener la gloria de iniciar en
la Republica una poltica social que impida el pasoa las utopas,
sueos y peligros del socialismo, y del colectivismo, y favorezca
legalmente las reformaseconmicas que procuren al obrero la mayor
suma de bienestar material y ponga a salvo todos susderechos.17 Uno
de los primeros destinatarios de la accin social de la Iglesia
fueron los obreros. Y uno de los primerosobjetivos era el promover
reformas econmicas que aliviaran la situacin en que viva la mayora
de lapoblacin, y de esta forma evitar la proliferacin del
socialismo. El propio padre Bergend foment en 1911 la creacin del
Partido Catlico Nacional, que entre susmotivaciones cita: Queremos
emprender en toda forma una accin social de tal naturaleza que
disminuya las causaspermanentes de miserias e injusticias que
aquejan a nuestro pueblo, procurando para la familia, para el
obrero,para el campesino tales condiciones de existencia y de
organizacin que sean la salvaguardia de los derechosy de los
intereses de todos; pero como la accin social poco podra sin una
legislacin social, y la legislacin nose alcanza sin la accin
poltica, nos lanzaremos sin miedo al campo de batalla poltico.18
Hasta aqu encontramos que la movilizacin de los catlicos tiene dos
objetivos principales: uno el de larestauracin del orden social
cristiano, va las reformas y acciones necesarias para llevar el
bienestar a obrerosy campesinos; y otro detener el avance del
socialismo por considerarlo una doctrina subversiva. CREACIN DEL
SECRETARIADO SOCIAL MEXICANO En 1923, en la Pastoral Colectiva del
Episcopado Mexicano sobre la Accin Catlica en Asuntos Sociales,
losobispos crearon el Secretariado Social Mexicano (SSM). Para
contar con un rgano especial y adecuado, el Episcopado cre en la
reunin plenaria de octubre de 1920,el Secretariado Social Mexicano
como una institucin nacional encargada de la direccin tcnica en el
camposociolgico, de la coordinacin sistemtica y de la organizacin
eficiente de las diversas fuerzas sociales de laRepblica [...] Como
rgano del Episcopado debe ser no slo el guardin de la catolicidad
de las obras, sinotambin el interprete de la doctrina social
catlica en sus aplicaciones a la solucin del referido problema
socialen las circunstancias especiales de nuestro pas, en todo lo
cual proceder de oficio y en nuestro nombre, conaprobacin y acuerdo
del Comit Episcopal.19 En sus inicios el SSM organiz cajas de
ahorro, apoy el trabajo de organizaciones obreras y sindicales y
crenuevos sindicatos. Asimismo, imparti formacin en accin social,
cooperativismo, civismo y sindicalismo.
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Adems, el Secretariado asesor a organizaciones como la Unin de
Damas Catlicas, la Asociacin Catlicade la Juventud Mexicana (la
famosa ACJM),20 la Confederacin Nacional Catlica del Trabajo; y
coordin lasacciones de grupos como los Caballeros de Coln o los
Operarios de Guadalupe. En realidad, uno de los objetivos del
Secretariado en estos aos fue justo la coordinacin y
reorganizacin,ponindose a la cabeza de todo aquel trabajo social
surgido a principios de siglo. El control de los obispossobre dicho
movimiento era necesario, debido al nuevo escenario al que se vea
enfrentada. La Revolucinhaba terminado y el lugar que ocupaba la
Iglesia en el nuevo Estado no era muy favorable. El trabajo del
Secretariado en esta primera etapa dur hasta 1929, cuando se uni a
la Accin Catlica, quesurgi en el contexto de la guerra cristera y
como una estrategia para el accionar de los laicos en la
"cuestinsocial". En 1926, y durante tres aos, la nacin se vio
movilizada por la lucha de los cristeros. El contexto en el
cualsurge este movimiento est marcado por dos eventos: por un lado
se encuentra [...] el nuevo Estado, que ha nacido de un profundo y
convulsionado movimiento de masas, slo ser admitidala existencia de
una masa manejable, cuyos controles no escapen del Estado; tampoco
podr surgir en ellaorganizacin alguna, si no es bajo las
condiciones que el Estado seale, sugiera o disponga. [...] Clero e
Iglesiason un peligro moral que, fundando sobre las creencias una
tendencia poltica, pondra en situacin crtica almismo Estado.21 Por
el otro lado se encontraba una muy creciente y prspera actividad de
la Iglesia. A pesar de que lalegislacin del Constituyente de 1917
limitaba el accionar de la Iglesia (el nmero de sacerdotes,
laexpropiacin de propiedades de la Iglesia, restricciones en su
funcionamiento interno, en suma, se le negabapersonalidad jurdica),
las tareas de evangelizacin continuaron, muchas veces de manera
clandestina,imperceptible, pero muy eficaz: Evangelizar a adultos y
jvenes, por tanto, no es tarea que se reduce a simple "informacin"
o aprendizaje de"contenidos"; es un proceso a culminar en la
formacin de un laicado organizado con claro acento hacia laaccin
social catlica, es decir, de cara a un compromiso social-poltico.22
Este trabajo previo a la guerra cristera incluye las actividades
del SSM, las Semanas Sociales y los CongresosAgrcolas. Toda esta
actividad fue el terreno sobre el cual el gobierno revolucionario
impuso las leyesantirreligiosas, o mejor dicho, antieclesiales. La
inconformidad del clero ante las leyes de 1917 finalmente origin el
conflicto en el periodo presidencial dePlutarco Elas Calles. Los
nimos se caldearon y la Iglesia mexicana, apoyada por el Vaticano,
emprendiacciones como la suspensin de cultos y aviv a la poblacin a
defender sus derechos, con el fin de presionaral gobierno a cambiar
las leyes. La libertad religiosa se convirti en bandera de muchos
catlicos al grito deViva Cristo Rey!23 En el plano internacional la
Revolucin Mexicana era considerada obra de los bolcheviques por sus
leyesantieclesiales. Se resaltaba, en detrimento de otros aspectos,
algunos de los planteamientos socialistas quedefenda la Revolucin,
y entre ellos destacaba su declarada oposicin al clero y su
injerencia en la vida socialdel pas. Esto era visto en el Vaticano,
en particular por el cardenal Eugenio Pacelli, secretario de Estado
yfuturo papa, como una muestra del avance del comunismo. Haba una
preocupacin por el llamado "triangulorojo" (Rusia, Mxico, Espaa). A
Roma le preocupaba ms la amenaza comunista que los
regmenestotalitarios que se comenzaban a gestar en Italia y en
Alemania.24 LA ACCIN CATLICA MEXICANA En 1929, y bajo la calma que
produjeron los arreglos copulares entre obispos y autoridades, se
estableci unrenovado modus vivendi. La Iglesia se reorganiz bajo el
estandarte de la Accin Catlica. La fundacin de la ACM -cuyos
estatutos fueron elaborados a fines de 1929 bajo la direccin del
arzobispoPascual Daz- tuvo desde sus orgenes un exclusivo carcter
espiritual-asistencial [El obispo] Garibi y Rivera,en su primera
carta pastoral, dirigida a los jaliscienses, invitaba a
incorporarse a sta, pero advirtiendo: "Que la
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Accin Catlica no se salga de su terreno y no vaya por motivo
alguno a mezclarse en actividades blicas opolticas".25 Un nuevo
sesgo tomara la accin social de la Iglesia, como sealan Torres,
Canto y Pastor, y Romero deSols: [...] estos ministros [Leopoldo
Ruiz y Flores y Pascual Daz y Barreto] comprendieron mejor la nueva
lnea delVaticano o el nuevo sesgo del catolicismo social, a travs
de la Accin Catlica, y la necesidad de aguardar, deapostar en el
largo plazo a la estabilidad de la Iglesia, a partir de la
negociacin y no de la guerra abierta contrael gobierno.26 [...] la
forma de organizacin que se seguir despus de los "arreglos" es la
de la Accin Catlica, siguiendo elmodelo italiano de organizaciones
genricas, no especializadas por sectores sociales como en el caso
francs,y mucho ms dependientes de la jerarqua. Todo ello explica la
mayor debilidad de las organizaciones socialeso polticas de carcter
confesional.27 Lejos de una Iglesia polmica y combativa, a la
manera que lo fue en la dcada de los veinte, la jerarquaeclesistica
opta por otro modelo: una reconstruccin interna que lleve al
control de las bases para no ser denuevo desbordado por el laicado,
como haba sucedido en 1926.28 La Accin Catlica organiz a los laicos
y control sus actividades, y el apostolado no involucr la
participacinpoltica. Si algo se haba despertado y estallado, los
cristeros fueron el analizador de este despertar. La Iglesiabusc de
nuevo tomar las riendas, se recluy, y junto con ella se llev a los
laicos. Sin embargo, la nuevaidentidad que haban encontrado, a
partir de estas prcticas sociales, rebas la intencin de la jerarqua
decontrolarlos. Este desbordarse de los laicos -y de los
sacerdotes, de los religiosos, de los telogos, de losobispos- ser
una de las notas caractersticas de la Iglesia del siglo XX. LA
JUVENTUD OBRERA CATLICA Uno de los movimientos que ms relevancia
tuvo en el trabajo social de la Iglesia, sobre todo en la
segundamitad del siglo XX, fue la Juventud Obrera Catlica o
Cristiana (JOC). Se le conoci como "Accin CatlicaEspecializada".
Cuando la Iglesia reconoci que haba perdido a las clases
trabajadoras europeas, elsacerdote Joseph Cardign organiz
encuentros con jvenes trabajadores. Esto se hizo fuera de la
parroquia,en grupos pequeos, y sin insistir en temas doctrinales,
sino ms bien en los problemas reales de la gente,como el trato
injusto del capataz, las luchas sindicales, o las necesidades
concretas de los compaeros. Elmtodo se resuma en tres palabras:
ver, juzgar, actuar. Una de sus caractersticas principales era que
elsacerdote no diriga la discusin, sino que entrenaba a los lderes
y actuaba como capelln y consejero. Con este mtodo de ver, juzgar y
actuar, se revolucion la forma de hacer anlisis al interior de la
Iglesia. Laradicalidad del movimiento le llev a enfrentamientos con
la jerarqua. Lo que estaba de por medio eraconcientizar a los
obreros y la expresin de sus demandas, que no siempre corran por
los mismos rieles quelos de la jerarqua. Si los obispos pretendan
controlar a los laicos con la Accin Catlica, el trabajo realizado
por la JOC quebresta intencin e introdujo, de nuevo, cambios y
movilizaciones de un sector de la Iglesia. Estos laicos trataronde
incidir en la poltica social del pas, y exigieron cambios y
reformas. De nuevo los laicos se desbordaban. Cuando en 1942 la
Accin Catlica Mexicana y el Secretariado Social Mexicano se
separaron, el Secretariadovolvi a retomar el camino de la enseanza
de la doctrina social; cursos para trabajadores, escuelas
deservicio social, centros sociales para trabajadoras y casas-hogar
formaban parte de su oferta y atencin de lascuestiones sociales.
Asimismo, mantuvo su relacin con la JOC -de hecho, su director, el
padre PedroVelzquez, conoci este movimiento directamente con el
padre Cardign en Francia. Ms adelante elSecretariado asesor las
acciones de la JOC en todo el pas. En los aos posteriores a 1942 el
SSM se enfoc a la promocin de diversas organizaciones de base
einstituciones de desarrollo. Entre las que ms destacan por su
participacin en la toma de conciencia social ypoltica, estn: la
Unin Social de Empresarios Mexicano (USEM), el Centro Nacional de
Comunicacin Social
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(Cencos), la Escuela de Periodismo "Carlos Septin Garca", la
Escuela de Trabajo Social "Vasco de Quiroga",la revista ISTMO, el
Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento (Copevi), la
Confederacin Nacional deCajas Populares, el Frente Autentico del
Trabajo (FAT), el Instituto Mexicano de Estudios Sociales A.C.
(IMES),entre muchas otras. Del mismo modo, destaca el trabajo del
Secretariado creando instancias diocesanas queimpulsaron y
asesoraron este mismo trabajo social; as surgieron los
Secretariados Sociales Diocesanos(SSD). La JOC era asesorada por el
SSM en la persona del padre Rodolfo Escamilla. Las cooperativas y
lascajas de ahorro encontraron un gran impulso con el SSM y fueron
dos de sus grandes instrumentos paraapoyar y ayudar a grandes
sectores de la poblacin. En el largo plazo, los efectos del trabajo
del Secretariado Social Mexicano fueron muy importantes, de tal
formaque se podra sealar, sin temor a exagerar, que el movimiento
democrtico-cvico que hoy vivimos se debe enbuena parte al trabajo
de esta organizacin eclesial, que tiene su propia historia de
autonoma. En 1973 el SSM deja de ser tutelado por la jerarqua
eclesistica y se constituye como una asociacin civil conlos mismos
objetivos, pero sin la injerencia, el apoyo, el aval o la
legitimacin de los obispos. A este punto selleg despus de una serie
de enfrentamientos y desacuerdos con la jerarqua mexicana. Uno de
estos desacuerdos se dio cuando el SSM apoy plenamente la Segunda
Conferencia de Obispos enLatinoamrica (CELAM) de Medelln, Colombia,
en 1968, que radicaliz posturas en relacin con la pobreza ylas
condiciones de injusticia vividas en el continente. Experiencias
como la teologa de la liberacin y lascomunidades eclesiales de base
encontraron eco y voz en esta reunin. El Secretariado, en la
persona de su director el padre Pedro Velzquez, apoy, asesor y
secund la reuninde obispos y el documento surgido de ah. Otro punto
de desacuerdo fue el compromiso social y poltico quemantena el SSM
va las diversas organizaciones a las que asesoraba, compromiso que
result incmodo parael gobierno mexicano, acostumbrado al manejo
corporativo de la poltica. Despus de varias desavenencias,pero no
antes de la creacin de la Comisin Episcopal de Pastoral Social en
1968, que asumi varias de lasfunciones que realizaba hasta entonces
el SSM, ste se deslig de la tutela jerrquica. OTRAS EXPERIENCIAS
DEL CATOLICISMO SOCIAL Otro ejemplo de cmo los laicos adquirieron
autonoma sobre la accin social es la creacin de la UninNacional
Sinarquista (UNS) en 1937. Fue un movimiento de masas formado
bsicamente por campesinos queabanderaban la reforma agraria segn
los planteamientos de Len XIII: [...] muchos que soaban en un Mxico
"con orden" y queran proyectar su vocacin social y poltica
osimplemente protestar se adhirieron. El sinarquismo, visceralmente
contrarrevolucionario, antiyanqui,hispanfilo (franquista) y
nacionalista a ultranza, aprovech la insatisfaccin popular
denunciando cmomuchos postulados de la Revolucin iban siendo
marginados o demorados [...] Ex combatientes cristerostrocaron en
el sinarquismo su tctica de guerrillas por la lucha cvica; catlicos
que no haban estadoconcordes con el recurso a las armas buscaron en
este movimiento su insercin poltico-social.29 El objetivo de la UNS
era la restauracin de un orden social cristiano de corte
integrista. Como sealbamosms arriba, los tonos que adquiri la accin
social de los catlicos fueron diversos. Lo que nos interesadestacar
es la movilizacin y las acciones, la insistencia en cambiar algo
que se consideraba estaba mal. En 1939, Manuel Gmez Morn, junto con
Efran Gonzlez Luna, quien haba militado en el Partido
CatlicoNacional y haba participado en reuniones y conferencias
organizadas por la Confederacin Catlica delTrabajo, funda el
Partido Accin Nacional (PAN), no obstante, [?] el propsito de
Manuel Gmez Morn no era formar un partido confesional, sino
organizar un partido deminoras excelentes que asumiera la direccin
del cambio posrevolucionario; su objetivo no era defender
losderechos de la Iglesia catlica ni de los catlicos como tales,
sino llevar al poder a los universitarios queposean el conocimiento
que exiga la modernizacin del pas. No pretenda formar un partido de
catlicos,sino, en todo caso, un partido para catlicos.30 Gmez Morn
y Gonzlez Luna compartan
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[...] la creencia de que era necesario introducir reformas
sociales que pusieran un dique al avance delsocialismo [...] fe en
la fuerza de los valores de orden y autoridad, as como la creencia
de que las normas de lamoral pblica deban estar en manos de la
Iglesia [...] coincidan en que el liberalismo -al que consideraban
lagran tragedia del siglo XX- era una propuesta esencialmente
destructiva, y que era deseable y posible disearuna tercera va
entre el capitalismo y el estatismo.31 El PAN estaba firmemente
anclado en las enseanzas de la Rerum Novarum y comparta la tradicin
de lasprcticas sociales de la Iglesia (el catolicismo social) hasta
el momento de su fundacin. Pero su relacin conla Iglesia siempre
conserv las distancias, y no aceptaron nunca la intervencin de la
jerarqua en lasdecisiones del partido. No obstante, muchos de sus
planteamientos doctrinales estn inspirados en la doctrinasocial de
la Iglesia; conceptos como 'la persona humana', 'dignidad de la
persona', 'Estado', 'solidaridad','subsidiaridad', 'el trabajo',
'el bien comn', 'la propiedad privada y su dimensin social', 'la
autoridad' estntrabajados al interior del partido con una fuerte
inspiracin catlica. En cuanto a su relacin con la Unin Nacional
Sinarquista, hay diferencias muy claras entre estos dosproyectos
que surgieron casi al mismo tiempo. De hecho existe la creencia de
que el PAN naci de laorganizacin sinarquista. Soledad Loaeza32
aclara que fueron dos caminos distintos, que coincidieron enalgunos
aspectos, pero nada ms. Mientras que en la UNS militaban los
catlicos ms recalcitrantes, y elmovimiento era una respuesta del
catolicismo ultraconservador a la Revolucin, situacin que lo
obligaba, decierta forma, a ser una organizacin de masas, el PAN
"aspiraba a ser un partido de cuadros".33 Antes de continuar y
pasar a una etapa ms turbulenta como lo fue la dcada de 1960, habra
que detenerse yhacer algunas precisiones de lo ya expuesto. Es
evidente, y no es nuestra intencin equiparar o igualar
estasprcticas sociales de la Iglesia que estamos reseando. Lo que
queremos destacar son aquellos aspectos quenos parecen comunes en
ellas. Una es la movilizacin que produjeron en buen nmero de
catlicos: condiferentes objetivos y mtodos fueron capaces de
organizarlos para demandar, de diversas maneras, reformasy cambios
a una ley que les afectaba como miembros de la Iglesia. En este
caso, el enemigo a vencer era ungobierno acusado de socialista y de
ateo; el fantasma del socialismo rondaba siempre en las acciones de
estecatolicismo social de la primera mitad del siglo XX. La causa
anticomunista planteada por Len XIII, y por sus sucesores, fue uno
de los temas -y an lo siguesiendo- ms abordados y movilizadores de
esta poca y de estos movimientos. Desde las Semanas
catlico-sociales hasta la formacin del PAN, ser antibolchevique era
nota caracterstica de un catlico comprometido ypreparado. Sus
objetivos, metas y mtodos podan discrepar, pero todos coincidan en
querer incidir en lo social, que aveces era traducido por lo
poltico, o simplemente sealado como una cuestin cvica. Aqu lo
social, la accinsocial, el pensamiento social, no tiene fronteras
muy claras y definidas. Los catlicos en esta poca tenanclaro que
toda actividad que los involucrara ms all de las prcticas
religiosas especficas era consideradauna accin social, y poda
llamarse con propiedad catolicismo social. Otro aspecto que hay que
considerar, es que este trabajo que la Iglesia realiz, siempre
estuvo avalado,animado, legitimado por algn sector de la jerarqua
eclesistica. Aun el PAN tiene, en el pensamiento de susfundadores,
reminiscencias de esta preocupacin de la Iglesia por las cuestiones
sociales. LA TEOLOGA DE LA LIBERACIN En la dcada de los sesenta
varios acontecimientos eclesiales revolucionaron al mundo catlico:
el ConcilioVaticano II con sus novedades y cambios, su
reconocimiento del mundo moderno y su intento de dialogo conl. La
Conferencia de Obispos Latinoamericanos en Medelln y su radicalidad
en torno a la opcin preferencialpor los pobres, y su aceptacin
gustosa de las comunidades eclesiales de base y la teologa de la
liberacin.Estos acontecimientos fueron la plataforma de un trabajo
social de profundas races y efectos transformadoresen la realidad
no slo latinoamericana sino de todo el orbe catlico. Al mismo
tiempo numerosos movimientos sociales y eclesiales demandaban una
mayor participacin en las
-
decisiones, una colegialidad efectiva, cambios en las
estructuras sociales y econmicas y un mayoracercamiento y apertura
al socialismo. ste comenzaba a ser visto como un mtodo adecuado
para mejorar lasituacin en la que se encontraban grandes sectores
de la poblacin.34 Como resume Juan Jos Tamayo, [...] la situacin de
pobreza estructural del continente, agudizada en los aos sesenta
con la polticadesarrollista, la irrupcin del pobre en la historia,
la aspiracin de los oprimidos a liberarse de sus cadenas,
elnacimiento de los movimientos populares de liberacin, la
presencia activa de los cristianos en los procesoshistricos de
liberacin y el compromiso del conjunto de la Iglesia
latinoamericana en la defensa de lasmayoras populares ejercieron
una influencia decisiva en el cambio de discurso cristiano y en la
gnesis de unanueva hermenutica de la fe, llamada teologa de la
liberacin.35 Las comunidades eclesiales de base, herederas de los
crculos bblicos y del mtodo jocista para hacer anlisisde la
realidad (ver, juzgar, actuar), fueron verdaderas escrutadoras de
los signos de los tiempos -aportefundamental del Vaticano II. La
teologa de la liberacin que "aparece como teologa orgnica de
esascomunidades. Sin ellas, la TL difcilmente hubiera tomado tierra
y se movera en un horizonte eclesiolgicoabstracto".36 En una mutua
interdependencia, como seala P. Richard, revolucionan al mundo
catlico: La comunidad es la expresin terica, material y orgnica de
esa fuerza espiritual y teolgica de los pobres yoprimidos. La
teologa de la liberacin, si busca discernir, explicar y
sistematizar este "potencial evangelizadorde los pobres", debe
constituirse en la teologa orgnica de las comunidades eclesiales de
base, en la teologaque crea el espacio terico que permite el
surgimiento de las comunidades eclesiales de base y que, a su
vez,mantiene viva y en continuo desarrollo la misma teologa de la
liberacin.37 El mtodo y la novedad de la TL se centran en una idea
muy sencilla que los obispos en la CELAM de 1968expresaron como uno
de los signos de los tiempos: "los pobres, los marginados del
sistema, los sin voz, los no-hombres, que vivan en su mayora, en el
Tercer Mundo. Y [ahora] desde ese signo mira al mundo, relee
lahistoria, juzga a los culpables, interpreta la realidad,
reformula el mensaje cristiano y pretende transformar lavida".38 En
Mxico la iniciacin y la entrada de esta teologa comenz con la
organizacin del Primer CongresoNacional de Teologa en 1969,
organizado por la Sociedad Teolgica Mexicana. Dos aos antes, en
1967, enla dicesis de Cuernavaca los trabajos de los padres Rolland
y Genoel marcan el inicio de las comunidadeseclesiales de base. En
sus inicios tambin participan los padres Rogelio Orozco y Jos
Marins; este ltimo trajola experiencia de las comunidades brasileas
a Mxico. A partir de su instauracin se inici un trabajo social y un
compromiso poltico sin precedentes en la historia denuestro pas. A
este trabajo tambin se le asoci con la doctrina social de la
Iglesia, por lo que tambin fuellamado catolicismo social. LAS
CRTICAS Una de las crticas ms agudas que se hacen de la teologa de
la liberacin se encuentra en la voz de JosephFerraro. l dice que al
formar parte de este cuerpo de doctrina llamado doctrina social, la
teologa pierdetotalmente su esencia y se convierte en
planteamientos reformistas del capitalismo. Seala: [...] ambas
conferencias39 no dejaron dudas en cuanto a la inaceptabilidad por
parte de la Iglesia de unasolucin marxista a los problemas sociales
del rea, y propusieron como medio para resolver estas cuestionesla
doctrina social de la Iglesia (CELAM, 1980: "Justicia", 6, 10, 3;
472, 475, 492). En tanto que los telogos dela liberacin en general
aceptan los programas del Vaticano II, Medelln y Puebla, es decir,
programasreformistas del capitalismo orientados a salvar el sistema
durante una temporada de relativa crisis, debequedar claro que su
teologa es una extensin de la ideologa burguesa.40 Por su parte,
Ana Mara Ezcurra en su libro La doctrina social de la Iglesia. Un
reformismo antisocial41 haceuna crtica de esta doctrina sealando
que se propone como la solucin a los problemas de la sociedad,
"laalternativa" a los modelos econmico-sociales ya propuestos: el
capitalismo y el socialismo. La doctrina se haconvertido en un
metadiscurso, que pretende resolver todos los problemas econmicos y
sociales de la
-
humanidad desde una perspectiva que se ve a s misma por encima
de cualquier otra, sea esta social,cientfica o de tipo religioso.
Se propone por encima de cualquier otro discurso, y con
pretensiones deinmutabilidad. Como ya hemos visto, desde sus
inicios en 1891, con la encclica papal, esta enseanza notiene
problema en mostrarse como enemiga y dique contra el socialismo, el
comunismo o el colectivismo. Por ejemplo, los telogos de la
liberacin nos remiten al pasado de esta teologa, y nos dicen que se
encuentraen la tradicin de la doctrina o enseanza social cristiana;
por otro lado, sta es criticada por su reformismo yantisocialismo o
antimarxismo radical. De tal forma que a ninguna de las dos se les
considera coherentes.Cmo conciliar tal oposicin? Consideramos que
hay un elemento que resulta vital para entender estaconexin entre
diversos movimientos y organizaciones de diverso cuo, y que hemos
visto hasta ahora. Dicho elemento es, que toda incidencia de los
laicos, sacerdotes y religiosos en un mbito fuera delpropiamente
espiritual es considerada social. Son, como las hemos llamado aqu,
prcticas sociales de loscatlicos. Ante esto nos surgen las
preguntas: qu es lo social?, cules son sus lmites?, cul es el
campoespecfico de lo social? Parece que lo social es: trabajar con
y por los obreros y campesinos, en una palabra: los pobres. Es
satisfacer,aunque sea parcialmente, sus necesidades (alimentarias,
de ahorro, de trabajo, de vivienda, etctera). Esbuscar reformas
participando en las estructuras gubernamentales o siendo parte del
gobierno. O es organizarsindicatos, cooperativas y cajas de ahorro.
Tambin es enfrentarse al gobierno y al Estado en busca desatisfacer
demandas de justicia sentidas y profundas. Nos llama la atencin el
abanico de posibilidades, parece que en un mismo costal cabe todo.
Por ejemplo, enel libro que compila Roberto Blancarte titulado El
pensamiento social de los catlicos mexicanos, cabenmovimientos tan
opuestos como el Opus Dei y las comunidades eclesiales de base. Y
los dos sonconsiderados catolicismo social, aun cuando sus
proyectos son totalmente antagnicos. Hemos planteado que las
prcticas sociales de los catlicos son acciones concretas, es una
movilizacin quetiene objetivos mltiples y diversos. Una forma de
caracterizar a estos movimientos es destacando algo quetienen en
comn: una accin que tiene incidencia social. Por ejemplo, cuando
los telogos de la liberacindeclaran que "su" teologa se inserta en
la tradicin de la Iglesia, es probable que ms bien se refieran a
lasprcticas sociales, a las acciones de centenas y centenas de
laicos y clrigos que han optado por los quemenos tienen y han hecho
algo, aun a costa de su prestigio, de su estabilidad y de su vida.
Y no a la tradicinanticomunista o antisocialista, como tampoco a
aquella que defiende a un Estado capitalista reformado,humanista y
cristiano. Bajo el trmino social conviven diversos proyectos, con
diversas finalidades, y deorgenes distintos. Si nos quedamos
nicamente con la explicacin de los telogos, no podramos comprender
de dnde saliesta gran fuerza creativa y radical de muchos de los
movimientos que hemos reseado: los crculos obreros, elSSM,
incluyendo a las mismas CEB's. De dnde surge su contestacin a la
autoridad y la insubordinacin,sus rasgos de autonoma? Lo que est en
juego es la iniciativa y el trabajo de muchas mujeres y hombres
quese encuentran construyendo el Reino de Dios, la utopa. Y esto es
vlido para todos estos movimientos yorganizaciones. Es decir, hay
algo ms que las declaraciones oficiales de la jerarqua eclesistica
-como lasCELAM o el Vaticano II-, aun habra que decir que hay algo
ms que los planteamientos de los diferentestelogos e idelogos de la
Iglesia, incluyendo a los de la liberacin. Existen prcticas
sociales que corren paralelas a las teoras y los discursos. Lo que
tratamos de sostener esque hay un conjunto de prcticas y acciones
que son las que nutren este llamado "catolicismo social", y questas
son, hasta cierto punto, independientes de cualquier teorizacin.
Las acciones de los sujetos colectivosinvolucrados siempre se
desbordan ms all de la institucin, son, en este sentido,
verdaderamenteinstituyentes.42 Hemos puesto el acento en el
catolicismo social y hemos tratado de ubicarlo en la historia del
pas, justo comoun conjunto de ideas, de directrices -de rasgos
multifacticos- que de una u otra manera han movilizado a los
-
catlicos. Una movilizacin que comienza de manera particular
desde aquella famosa encclica de Len XIII, laRerum Novarum. Hemos
mostrado al Secretariado Social Mexicano como uno de los grandes
protagonistas dela historia de la Iglesia en Mxico, y de la
historia social y poltica del pas; acompaando,
asesorando,dirigiendo, creando, promoviendo diversas iniciativas,
todas ellas de un tono social. Desde los aos veintehasta los aos
setenta del siglo XX su presencia no es mnima, ni intrascendente.
La movilizacin de todos estos catlicos mediante estas
organizaciones, que hemos reseado brevemente,tiene su origen en
este catolicismo social: los crculos obreros, los congresos
agrcolas, las cooperativas, laAccin Catlica, la Juventud Obrera,
los sinarquistas, el Partido Accin Nacional, la teologa de la
liberacin,las comunidades eclesiales de base, el propio
Secretariado Social. Su capacidad de autonoma, decontestacin, de no
sometimiento, nos remiten a esa capacidad instituyente que
contienen los grupos, y msan cuando en ellos subyace un proyecto,
el cual se alimenta de diversas fuentes. Resulta indispensable
ynecesario pensar en las dimensiones utpicas de este tipo de
movimientos, para poder entender sufuncionamiento y su contribucin
a la vida social y poltica del pas. Entender su capacidad de crear,
deimaginar, de producir nuevas formas y modelos sociales, formas de
relacionarse y de relacionarse con losotros, y de permanecer en el
tiempo. Footnote 1 La teologa de la liberacin tiene sus orgenes en
la dcada de 1960, y su presencia se mantiene inclusohasta la
reciente dcada de 1990. 2 Diversos autores han realizado este
trabajo. Cfr. Roberto Blancarte (comp.), El pensamiento social de
loscatlicos mexicanos, Mxico, FCE, 1996; Miguel Concha Malo et al.,
La participacin de los cristianos en elproceso popular de liberacin
en Mxico (1968-1983), Mxico, Siglo XXI Editores, 1986; Luis G. del
Valle,"Conciencia cristiana y compromiso sociopoltico", en Martn de
la Rosa y Charles A. Reilly (comps.), Religin ypoltica en Mxico,
Mxico, Siglo XXI Editores, pp. 328-341. 3 Este artculo es una
reflexin sobre el catolicismo social del cual el Secretariado
Social Mexicano formaparte. En mi tesis de maestra titulada "El
Secretariado Social Mexicano. Los orgenes de la autonoma
1965-1973", Mxico, Instituto de Investigaciones Dr. Jos Mara Luis
Mora, 2000, he desarrollado en extenso lahistoria de este organismo
de la Iglesia y sus efectos en la vida social y poltica del pas, as
como el procesopor medio del cual logr distanciarse de la jerarqua
eclesial. Footnote 4 Aqu es preciso sealar dos cosas: una es que
sin ser acciones que sean excluyentes de otros credos oideologas,
lo cierto es que estn pensadas para el beneficio, en primera
instancias de los catlicos. Ensegundo lugar, en un pas como Mxico,
y en buena medida a escala mundial, se ha estimado siempre
unamayora catlica, que tal vez se ha visto mermada hacia el final
del siglo XX. 5 Nos referimos a las motivaciones particulares de
cada grupo u organizacin. Que puede ser el ideario de sufundador,
su interpretacin particular del evangelio o el encargo recibido por
el papa o los obispos, etctera. 6 De acuerdo con el diccionario,
una accin es el efecto de hacer, es un hecho, un acto. Footnote 7
John Cornwell, El papa de Hitler. La verdadera historia de Po XII,
traductor Juan Mara Madariaga, Espaa,Planeta, Biografas, 1999, p.
25. 8 Entre los principales se cuenta a Manuel Ceballos Ramrez, El
catolicismo social: un tercero en discordia.Rerum Novarum, la
"cuestin social" y la movilizacin de los catlicos mexicanos
(1891-1911), Mxico, ElColegio de Mxico, Centro de Estudios
Histricos, 1991; y Jorge Adame Goddard, El pensamiento poltico
ysocial de los catlicos mexicanos, 1867-1914, Mxico, IMDOSOC/UNAM,
1991. 9 Cfr. Varios autores, Manual de doctrina social cristiana.
Los grandes principios de la doctrina social cristiana,Mxico,
IMDOSOC, 1989. Este origen se ha sealado tambin en varias de las
encclicas papales posterioresa la de Len XIII, hasta llegar a Juan
Pablo II.
-
Footnote 10 Esta idea es expresada en varios de los documentos
papales. 11 Hasta cierto punto esta es la motivacin que tiene el
Partido Accin Nacional (PAN) para buscar el accesoal poder, y que
se concreta en 2000 con Vicente Fox. 12 En 1868 se cre en Mxico la
Sociedad Catlica de la Nacin Mexicana, en cuyas filas
muchosconservadores encontraron el medio para hacer algo por el
pas, no obstante se abstuvieron de la poltica y secentraron en la
educacin (Cfr. Jorge Adame Goddard, El pensamiento poltico y
social..., op. cit. Footnote 13 Cfr. Manuel Ceballos, El
catolicismo social..., op. cit., y Jorge Adame Goddard, El
pensamiento poltico ysocial..., op. cit. 14 En 1903, 1904, 1906 y
1909. 15 En 1904, 1906 y 1907. 16 En 1908, 1910, 1911 y 1912.
Footnote 17 Bernardo Bergend, citado en Andrs Barquin y Ruiz,
Bernardo Bergend S.J., Mxico, Jus, 1968, p. 28.Los subrayados son
mos. 18 Ibid., p. 20. Los subrayados son mos. Footnote 19 Pastoral
colectiva del Episcopado Mexicano sobre la Accin Social en Asuntos
Sociales, Mxico,septiembre 8 de 1923, fotocopias. El subrayado es
mo. 20 Organizacin fundada por inspiracin del padre jesuita
Bernardo Bergend. 21 Jos Miguel Romero de Sols, El aguijn del
espritu: historia contempornea de la Iglesia en Mxico, 1892-1992,
Mxico, IMDOSOC, 1994, pp. 232-233. Footnote 22 Ibid., p. 265. Los
subrayados son mos. 23 El movimiento cristero ha sido bien
documentado por Jean Meyer en su trabajo sobre La cristiada;
yabordado tambin en un buen resumen por Jos Miguel Romero de Sols,
El aguijn del espritu..., op. cit. 24 Cfr. John Cornwell, El papa
de Hitler..., op. cit., pp. 132 y ss. Mientras que el Vaticano se
pronunciclaramente en apoyo a los cristeros y a la jerarqua catlica
mexicana, alentando la confrontacin, y con baseen la idea de que el
nuevo gobierno nacido de la Revolucin era socialista. Al mismo
tiempo no tuvo empachoen relacionarse con gobiernos totalitarios
como los que hubo en Italia, en Alemania o en la Espaa
franquista.Ni qu decir cuando en la dcada de 1970 mantuvo
relaciones con las dictaduras militares en Chile, Argentinay
Brasil. Es decir, el rechazo al socialismo es uno de los pilares
sobre los cuales trabaja la Iglesia, a costa de loque sea. Footnote
25 Jos Miguel Romero de Sols, El aguijn del espritu..., op. cit.,
p. 364. 26 Martha Patricia Torres Meza, "El proyecto social y
poltico de la Liga Nacional Defensora de la LibertadReligiosa,
1925-1929", Mxico, tesis de maestra, Instituto Mora, 1998, p. 102.
Los parntesis y el subrayadoson mos. 27 Manuel Canto Chac y Raquel
Pastor Escobar, Ha vuelto Dios a Mxico? La transformacin de
lasrelaciones Iglesia Estado, Mxico, UAM-Xochimilco/CAM, 1997, p.
53. El subrayado es mo. Footnote 28 Jos Miguel Romero de Sols, El
aguijn del espritu..., op. cit., p. 361. Los subrayados son mos.
Footnote 29 Ibid., pp. 397-398. Footnote
-
30 Soledad Loaeza, El Partido Accin Nacional: la larga marcha,
1939-1994. oposicin leal y partido deprotesta, Mxico, FCE, 1999, p.
107. El subrayado es de la autora. 31 Ibid., p. 116. El subrayado
es mo. 32 Cfr. Soledad Loaeza, El Partido Accin Nacional..., op.
cit. 33 Ibid., p. 160. Footnote 34 Rodolfo Soriano Nez explica que
al hacer teologa, desde la nueva perspectiva que ofrece el Vaticano
II,los telogos tienen ms margen de accin. Identifican una dualidad
en la realidad: por un lado se encuentra lavoluntad de Dios y en el
otro est una situacin de pecado, la reflexin teolgica llama a
corregir lasincompatibilidades que existen entre ambos polos. Es un
llamado a la conversin. Esta conversin, en el nuevomodo de hacer
teologa, supera el mbito de lo individual o de lo comunitario y se
instala en una nuevadimensin, la del orden social. Ahora bien, esta
nueva reflexin ya no condena de antemano al marxismo, sinoque
acepta participar en su reflexin, la promueve y la adapta. En
sntesis, hay una disposicin al dilogo conotras corrientes de
pensamiento que abordan lo social (cfr. En el nombre de Dios.
Religin y democracia enMxico, Mxico, IMDOSOC/Instituto Mora, 1999).
35 Juan Jos Tamayo Acosta, Para comprender la teologa de la
liberacin, Espaa, Verbo Divino, 1989, p. 53. 36 Ibid., p. 47.
Footnote 37 Citado en ibid., p. 47, nota al pie nm. 16. 38 Ibid. p.
43 39 Se refiere a las Conferencias de Obispos (CELAM): Medelln
1968 y Puebla 1979. Footnote 40 Joseph Ferraro, "La teologa de la
liberacin, una extensin de la ideologa burguesa?", en Joseph
Ferraro(coord.), Debate actual sobre la teologa de la liberacin,
Mxico, UAMIztapalapa, 2003, p. 237. 41 Cfr. Ana Mara Ezcurra,
Doctrina Social de la Iglesia. Un reformismo antisocial, Mxico,
Nuevomar/IIS-UNAM, 1968. Footnote 42 Cfr. Ren Lourau, El anlisis
institucional, traductora: Noem Fiorito de Labrune, Buenos Aires,
Amorrortu,1975; y Cornelius Castoriadis, "Institucin primera de la
sociedad e Instituciones segundas", en CorneliusCastoriadis,
Figuras de lo pensable (Las encrucijadas del laberinto VI),
traductor: Jacques Algasi, BuenosAires, FCE, pp. 115-126.
AuthorAffiliation Hugo Armando Escontrilla Valdez*
AuthorAffiliation * Profesor-investigador en el Departamento de
Educacin y Comunicacin, UAM-Xochimilco. Correoelectronico:
[email protected]. Ttulo: El catolicismo social en la Iglesia
mexicana Autor: Valdez, Hugo Armando Escontrilla Nmero: 31
Editorial: Universidad Autnoma Metropolitana Lugar de publicacin:
Mxico, D.F. Pas de publicacin: Mexico
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Pginas: 139-159 Ao de publicacin: 2009 Fecha de publicacin:
Spring 2009 ISSN: 0188-7742 Materia de publicacin: Mathematics,
Sociology, Political Science Tipo de fuente: Scholarly Journals
Tipo de documento: Article Artculos evaluados por expertos: S
Idioma: Espaol ID del documento de ProQuest: 748432582 URL del
documento:
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datos: PRISMA (Publicaciones y Revistas Sociales y Humansticas)
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El catolicismo social en la Iglesia mexicana