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Casas de Luján II. Balnea, alfares y almazaras en el territorio segobricense.

Jan 19, 2023

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Eduardo Maura
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EXCAVACIONES ENCASAS DE LUJÁN II

Balnea, alfares y almazaras en el territorio segobricense

MArq Audema 2013Serie Mundo Romano / Antigüedad Tardía

Dionisio Urbina MartínezJorge Morín de Pablos

(Eds. científicos)

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Este volumen de Memorias Arqueológicas AUDEMA ha sido publicado por:

MArq SMR/AT

© de la edición: Área Científica y de Divulgación. Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos CulturalesAUDITORES DE ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE, S.A.© de los textos: los autores© de las fotografías y de los dibujos: Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos CulturalesAUDITORES DE ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE, S.A.

ISBN: Depósito Legal:

Dirección de la Serie: Jorge Morín de PablosDiseño y Maquetación: Esperanza de Coig-O’Donnell Diseño Gráfico de la Portada: Esperanza de Coig-O’Donnell

Impreso en España - Printed in Spain

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluído fotocopias, grabación o por cualquier sistema de almacenamiento de información sin el previo permiso escrito de los autores

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Balnea, alfares y almazaras en el territorio segobricense

MArq Audema 2013Serie Mundo Romano / Antigüedad Tardía

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TIPO DE OBRACONDUCCIÓN DE AGUA POTABLE DESDE EL ACUEDUCTO TAJO- SEGURA PARA

INCORPORACIÓN DE RECURSOS A LA LLANURA MANCHEGA

LOCALIZACIÓN T. M. SAELICES

PROVINCIA DE CUENCA

EMPRESA PROMOTORA

EMPRESA CONSTRUCTORA

P. I. Los AlcesCalle 2 Parcela 21

13600 Alcázar de San Juan Tfno. 926 58 84 63 Fax. 926 55 23 28

CONSULTORÍA ARQUEOLÓGICA

Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos CulturalesAUDITORES DE ENERGÍA y MEDIO AMBIENTE, S.A.

Avenida Alfonso XIII, 72 28016 MadridTfno. 91 510 25 55; Fax. 91 415 09 08

e-mail: [email protected] www.audema.com

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA MANUAL EN ÁREA DEL YACIMIENTO“ CASAS DE LUJÁN II”

DIRECCIÓN ARQUEOLÓGICA: Ernesto Agustí García y Jorge Morín de PablosTÉCNICOS ARQUEÓLOGOS DE CAMPO: Dionisio Urbina Martínez, Catalina Urquijo Álvarez de Toledo,

Rui Roberto de Almeida y Laura Benito Díez.TEXTO: Dionisio Urbina Martínez, Catalina Urquijo Álvarez de Toledo y Rui Roberto de Almeida.

DIBUJO ARQUEOLÓGICO DE CAMPO: Catalina Urquijo Álvarez de Toledo y Enrique Navarro.PLANIMETRÍAS: Catalina Urquijo Álvarez de Toledo, Dionisio Urbina Martínez, Enrique Navarro y

Francisco J. López Fraile.

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EXCAVACIONES ENCASAS DE LUJÁN II

Balnea, alfares y almazaras en el territorio segobricense

Dionisio Urbina MartínezCatalina Urquijo Álvarez de Toledo

Jorge Morín de PablosRui Roberto de AlmeidaErnesto Agustí García

Francisco J. López Fraile

MArq Audema 2013Serie Mundo Romano / Antigüedad Tardía

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La intervención arqueológica llevada a cabo en el yacimiento de Casas de Luján ha per-mitido documentar una nueva villa en el territorio segobricense. Se han excavado tres zonas bien diferenciadas. Dos de ellas pertenecían a la pars rustica de la villa, un alfar y una almazara. Además, se ha excavado un balnea que debe asociarse a la parte residencial de la villa.

El alfar excavado en Casas de Luján debe entenderse como una zona independiente asociada a un asentemiento tipo villa, donde el propietario o propietarios del asentamiento serían los del alfar. En sus hornos se elaboraba material latericio y cerámica común, concreta-mente grandes recipientes tipo dolia, destinados al abastecimiento de la propia ciudad y de otros yacimientos rurales del entorno de la misma.

A media ladera se dispuso una zona dedicada a la elaboración del aceite, siguiendo las indicaciones de los agrónomos latinos como Varrón o Columela que aconsejaban que és-tos se orientaran a la zona más cálida, ya que el aceite se condensa con el frío. Se han podido documentar las piletas para el prensado y la decantación, así como otras zonas que deben interpretarse como almacenes.

Finalmente, se excavó en la parte baja del yacimiento, la más cercana al río, unos ba-ños con la disposición habitual de estos establecimientos en el mundo romano: natatio, te-pidarium, caldarium y praefurnium. Destaca el caldarium que se encontraba decorado por un mosaico.

No queremos acabar esta presentación sin mencionar a todas las personas que han facilitado el desarrollo de los trabajos arqueológicos. En primer lugar a D. Federico López Zafra, D. Antonio Lanseros y D. Javier Sánchez García de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, promotora de la Conducción de Agua desde ATS para incorporación de recursos a la Llanura Manchega; a D. Juan Manuel Fernández Ruiz, D. Rafael Gutiérrez de La Fuente, D. Francisco Navarrete, D. Felipe Méndez Segovia, D. Javier García Herrero, D. Eduardo Fernández Carmona, D. Raimundo Ruiz Sánchez y D. José Luis Aranda Platero de O.H.L., adjudicatarios de las obras; a D. Miguel Ángel Valero Tébar de la asistencia técnica en arqueología; Dña. Virtudes Sánchez, de la asistencia técnica de medioambiente; D. Martín Almagro Gorbea; D. José Manuel Abas-cal Palazón, Dña. Rosario Cebrián Fernández y D. Ignacio Hortelano Uceda, de la Dirección Arqueológica del yacimiento y del Parque Arqueológico de Segóbriga; D. Antonio Madrigal Belinchón y D. Enrique Daza Pardo, técnicos arqueólogos de la Dirección General de Patrimo-nio Cultural de la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha; D. Juan Manuel Millán y Dña. Concepción Rodríguez Ruza, del Museo de Cuenca y, por último, a todos los trabajadores que han participado en los trabajos arqueológicos, desde los técnicos a los peones arqueológicos, sin cuyo esfuerzo no sería posible la publicación de estos trabajos.

Dionisio Urbina Martínez - Jorge Morín de Pablos

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…Después que estén limpias con cuidado, se llevarán in-mediatamente al molino, se meterán enteras en capachos nuevos y se pondrán debajo de la prensa, donde se expri-mirán prontamente y por poco tiempo. En seguida, des-pués de levantada la prensa, se deberán moler echándo-les sal en grano, a razón de dos sextarios por cada modio de aceitunas, y deberá prensarse la masa ayudándose de cuartones de madera, si fuere ésta la costumbre del país, ó al menos echándola en capachos nuevos. En seguida, lo primero que caiga en el tinajón redondo (pues éste es me-jor que una vasija de plomo cuadrada ó un pilón de fábri-ca con muchos fundos) lo sacará el oficial al instante y lo pasará a los pilones de barro preparados al intento. Por lo demás, se deberán tener en el almacén del aceite tres filas de pilones para echar en la primera el aceite de primera calidad, esto es, el de la primera prensada, en la segunda el de la segunda y en la tercera el de la tercera. Pues es de la mayor importancia no mezclar el de la segunda pren-sada, y mucho menos el de la tercera con el de la primera; porque el que sale puro con menos esfuerzo de la prensa, es de mucho mejor gusto que los demás. En seguida, lue-go que el aceite se habrá reposado en los primeros pilo-nes, lo deberá el oficial pasar á los segundos, después á los siguientes, y por este orden hasta los últimos.

Columela, Libro 12, Cap. L.

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INDICE

I. DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO CONSTRUCTIVO 13

II. EL MEDIO FÍSICO 191. CONTEXTO HIDROGEOGRÁFICO 192. DESCRIPCIÓN DE LOS MATERIALES GEOLÓGICOS DEL ENTORNO DEL YACIMIENTO DE CASAS DE LUJÁN 263. DESARROLLO DE LA RED FLUVIAL EN EL ENTORNO DE SEGÓBRIGA 28

III. INTRODUCCIÓN 31

IV. HORNOS Y ALFAR 371. EL HORNO PRINCIPAL: ÁMBITO 1 372. EL HORNO COMPLEMENTARIO: ÁMBITO 1A 423. EL TALLER DEL ALFAR: LOS ÁMBITOS 2 Y 3 44

V. ALMAZARA 511. EL EDIFICIO 512. FUNCIONALIDAD 64

VI. BALNEA 691. NATATIO 702. TEPIDARIUM 753. CALDARIUM 764. PRAEFURNIUM 80

VII. FICHAS DE U.E. 83

VIII. MATERIALES 911. ALMAZARA 912. BALNEA 1053. HORNO Y ALFAR 1204. LÁMINAS DE MATERIALES 1213. INVENTARIO DE MATERIALES 1305. ACTA DE ENTREGA DE MATERIALES 143

IX. CONCLUSIONES 145X. ANEJO INFORME ZOOARQUEOLÓGICO 153XI. ANEJO FOTOGRAMETRÍA 157XII. ANEJO DATACIÓN POR POLARIDAD 165XIII. BIBLIOGRAFÍA 183

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Excavaciones en Casas de Luján

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Descripción del proyecto constructivo

I. DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO CONSTRUCTIVO

Las obras correspondientes a esta 1ª FASE constan de un depósito regulador de cabecera, una conducción principal que discurre por el borde Norte del acuífero de la Mancha Occidental y los ramales secundarios de distribución. La 2ª FASE exige una segunda conducción principal que discurriría paralela a la anterior, previsiblemente hasta las inmediaciones de Quintanar de la Or-den, para desde aquí dirigirse más hacia el Este y hacia el Sur bordeando el acuífero hasta el embalse de Vega del Jabalón o Puertollano. La interconexión con los ramales secundarios de la fase anterior daría lugar a una red mallada.

En el momento presente es ineludible iniciar una serie de acciones de carácter urgente y pe-rentorio encaminadas a satisfacer las demandas preferentes de la 1ª FASE. El proyecto que nos ocupa define la disposición general del sistema hidráulico asociado a tal fin, y define, a nivel constructivo, los elementos esenciales de la infraestructura hidráulica necesaria en una 1ª etapa:

a) Depósito regulador de cabecera.

b) Conducción principal.

c) Ramal secundario al embalse de Gasset desde el cual se abastece la Mancomunidad de Ciudad Real.

d) Casetas de derivación de los ramales secundarios.

La segunda etapa de esta 1ª FASE será motivo de otros proyectos a fin de completar la red total con:

e) Ramales secundarios de distribución. En el momento presente se consideran prioritarios los ramales a Puertollano y Manzanares-Valdepeñas que están siendo objeto de estudio por las Administraciones competentes.

f ) Ramales de conexión con depósitos reguladores, estaciones depuradoras y embalses de regulación.

La construcción de las obras correspondientes a esta 1ª FASE urgente deberá llevarse a cabo escalonadamente, en etapas sucesivas, pero de manera continuada.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Conducción principal: A efectos de definición se ha subdividido en dos tramos consecutivos:

Tramo I. La longitud es de 16,115 km., desde el origen, aguas abajo del caseta de toma en Valdejudíos, hasta el río Gigüela. Diámetro 1.700 mm.

Tramo II. La longitud total es de 105,060 km. (Diámetros 1700 a 1500 mm) Empieza en el final del tramo anterior y finaliza en una caseta de válvulas, situada en las inmediaciones de la carretera CR 202 en su intersección con la nacional N-420, al sur de Puerto Lápice.

1. CONDUCCIÓN PRINCIPAL

El esquema inicial del Proyecto estaba basado en la posible construcción previa del embalse de La Garita, sobre el río Gigüela, como elemento regulador, en cabecera, de las aportacio-nes derivadas del Acueducto Tajo-Segura. Complementariamente, se dispondría una tubería, a modo de by-pass, que enlazaría directamente el ATS con la conducción principal con origen en La Garita. Dado que las obras correspondientes a la primera fase han de llevarse a cabo con carácter urgente, no pueden supeditarse a la puesta en explotación del embalse de La Garita, cuya construcción, por otra parte, está supeditada al cumplimiento de importantes premisas técnicas, económicas y ambientales sobre las que en la actualidad existen razonables dudas para su logro. En consecuencia, esta Fase 1ª exige un depósito regulador de cabecera de me-diana capacidad con dos funciones esenciales: por una parte permitir derivar el agua del ATS acomodándose al régimen de explotación de éste y, por otro lado, constituir una reserva míni-ma que garantice el abastecimiento durante un plazo de 1,5 a 2 meses.

Se ha encontrado una cerrada y vaso asociado a ella en el cauce del río Valdejudíos, afluente del Gigüela, en una zona cercana al punto de derivación y toma del acueducto Tajo- Segura. La cuenca propia es de 40 km2. La cota de máximo nivel es la 862,50, suficiente para crear un embalse útil de 5,30 hm3 y suficiente para que con nivel mínimo se pueda pasar un collado de obligado paso en esta zona alta, y también suficiente para llegar por gravedad a todos los centros de consumo. Para fijar el trazado de las conducciones se ha efectuado previamente un estudio geológico general de la zona, y un reconocimiento de campo, con vistas a minimizar las afecciones de todo tipo. De esta manera se ha definido un corredor de una anchura media de 2 km. sobre el que se ha trabajado en una etapa posterior, una vez efectuado el vuelo y restitución de planos a escala 1:5.000.

Se han seguido los siguientes criterios generales:

1) Desarrollar el trazado sensiblemente paralelo a carreteras y caminos.

2) Separarse de cauces naturales y evitar sus cruces en la medida de lo posible.

3) No afectar a las lagunas, humedales y zonas protegidas y de interés arqueológico

4) Rodear las poblaciones, alejándose del casco urbano y áreas de posible ampliación.

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Descripción del proyecto constructivo

La elección final del trazado, dentro del corredor, se ha efectuado con criterios hidráulicos y eco-nómicos, limitando la profundidad de las zanjas y la proliferación de puntos altos.

El trazado de la conducción se sitúa sobre terrenos dedicados fundamentalmente a cultivos de olivo, vid y secano. La elección del trazado se ha basado en un estudio de la calidad ecológica y fragilidad del medio, del que se han obtenido las áreas de menor impacto ambiental. Para ello se ha empleado un Sistema de Información Geográfico (GIS), apoyado en la restitución de las fotografías aéreas, lo que ha permitido encajar una solución de mínima afección a los ecosiste-mas de interés ecológico de la región. La minimización del impacto ambiental ha sido el mayor condicionante en la elección de la traza.

La longitud total de la conducción principal es de 121,2 km. El primer tramo se desarrolla por la margen derecha del arroyo Valdejudíos, cercano a la carretera de Carrascosa del Campo a Saelices, alejada del trazado del ATS, en cuyas inmediaciones se encontraron restos arqueoló-gicos durante su construcción.

El tramo siguiente tiene un trazado obligado para pasar por un collado existente (cota 854), en la divisoria entre el arroyo Valdejudíos y el río Gigüela. En este punto alto se ha proyectado una chimenea-ventosa, sobre la ladera, enterrada en zanja. Desde este collado, el trazado descien-de hasta el río Gigüela (cota 773), pasando a la margen izquierda. En este tramo se ha evitado cualquier interferencia con el área arqueológica de las ruinas romanas de Segóbriga.

El siguiente tramo, de unos 15 km. de longitud, se desarrolla por el valle del río Gigüela pasan-do alternativamente de una a margen a otra en otras dos ocasiones. No existe otra alternativa para el trazado por razones topográficas. Dentro del valle la conducción se ha dispuesto lo más alejado posible del cauce, en el borde más alejado de la terraza, al pié de las abruptas laderas, ya sea en una u otra margen. Una vez fuera del valle (P.K. 15,900) la conducción se independiza del curso de río Gigüela al cual no vuelve a cruzar hasta el PK 82,21, en las inmediaciones de Herencia. Este gran tramo discurre, en general, paralelo a las carreteras de la zona y caminos ya existentes, y alejado de las lagunas de este sector: los Charcones, en Miguel Esteban, y las existentes en el entorno de Alcázar de San Juan. Esta población se circunda por el norte y el oeste, evitando la zona industrial y las playas de vía del ferrocarril. Existe, no obstante, el cruce obligado de éste, y otro cruce con el oleoducto. También se ha previsto, en este tramo la futura variante de la carretera N-301, en las inmediaciones de Quintanar de la Orden, disponiéndose la conducción por la parte oeste, es decir, exterior a la variante. Una vez cruzado el Gigüela, PK 82,21 existen 2 trazados alternativos: uno siguiendo el cauce hasta Villarrubia de los Ojos, y otro, que consiste en independizarse del río pasando por el collado de Cerro Navajo (cota 710). Se ha elegido este último que ofrece ventajas medioambientales y además la posibilidad de disponer una chimenea -ventosa de fácil construcción, alojada en zanja cubierta, en las laderas de las montañas circundantes. Desde el punto de vista hidráulico resulta muy interesante.

La conducción principal acaba después del cruce de la carretera N-420, de Puerto Lápice a Ciudad Real. Aquí se proyecta una caseta para las derivaciones a Puerto Lápice, hacia la zona sur y Puertollano, y hacia el embalse de Gasset.

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Excavaciones en Casas de Luján

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2. LA CONDUCCIÓN EN CASAS DE LUJÁN

La intervención arqueológica en el yacimiento de Casas de Luján se efectuó en una zona de obra que discurre en paralelo a la carretera comarcal CM-310, concretamente entre los PP.KK. 10+600 y 10+700. La obra civil ejecutada consistió en un tramo de tubería de 1.800 mm., exca-vado en la llanura de inundación del Cigüela.

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El medio físico

II. EL MEDIO FÍSICO

1. CONTEXTO HIDROGEOGRÁFICO

La zona de estudio se encuadra dentro de la llanura aluvial en la margen izquierda del propio río Gigüela en su curso medio-alto, cuya cuenca pertenece a su vez a la parte nororiental de la Cuenca Hidrográfica del río Guadiana, concretamente a la Cuenca Alta. Dicha cuenca alta se sitúa en la Submeseta Sur Peninsular, ocupando parte de las provincias de Toledo, Cuenca, Al-bacete y Ciudad Real dentro de la zona centro de la Comunidad de Castilla - La Mancha, cono-cida también como la comarca interprovincial de La Mancha Alta. Esta altiplanicie comprende en su mayor extensión los territorios que se encuentran entre las cabeceras de los principales afluentes del Guadiana en su vertiente norte, como son los ríos Záncara, Gigüela y Riánsares, además del río Algodor afluente del Tajo (ver figura 1).

Pese a ser el cuarto río más largo de la Península Ibérica el Guadiana presenta un escaso caudal (caudal medio 26 m³/s), siendo el décimo en esta valoración, caracterizándose además por una gran irregularidad interanual y una estacionalidad muy acusada. El régimen de los ríos que constituyen la Cuenca Alta del Guadiana, como el Gigüela, es netamente pluvial ya que sus caudales máximos están condicionados por los periodos de mayor pluviosidad que en su caso son los meses de diciembre, enero y febrero, siendo su periodo de estiaje muy acusado y largo. Este fuerte contraste se debe también a la escasa pluviosidad de su cuenca y a las ele-vadas temperaturas estivales que originan una fuerte evaporación. Otra razón de su régimen es la poca altitud a la que se producen sus nacimientos ya que las montañas de donde manan son relativamente bajas y al discurrir por la planicie manchega los perfiles longitudinales de dichos ríos van a tener una pendiente muy baja. Los sistemas montañosos de donde surgen los afluentes principales conforman el límite de la divisoria de la cuenca hidrográfica del Alto Guadiana. Así los Montes de Toledo constituyen el límite septentrional con alturas que rondan los 1.400 m, mientras Sierra Morena hace límite al sur con altitudes en torno a los 1.000 m y las estribaciones de algunas sierras del Sistema Ibérico como la Serranía de Cuenca hacen de límite al este con alturas que apenas superan los 1.000 m.

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Se trata de una red bien desarrollada en los bordes del territorio pero que se difumina pau-latinamente cuando estos ríos atraviesan la Llanura Manchega coincidiendo con una de las zonas de mayor concentración de aguas subterráneas. En esta comarca las escasas pendientes favorecen la existencia de numerosas zonas húmedas como las Tablas de Daimiel o la Laguna del Hito situada entre las poblaciones de Montalbo y El Hito, hacia aguas arriba del Gigüela.

Según se indica en el “Estudio general de la Demarcación Hidrográfica del Guadiana”, dicha cuenca presenta un clima mediterráneo continentalizado, con una estación seca muy definida y marcadas oscilaciones térmicas. Las precipitaciones registran un valor medio anual de 550 mm que se distribuyen de forma heterogénea en función de cada zona, siendo de unos 350 mm en la Llanura Manchega.

El contexto geológico donde se encuadra la zona de estudio queda enmarcado en el extremo oriental de la Depresión o Cuenca Meso-terciaria del Tajo, entre las lineaciones de las sierras mesozoicas que componen la Sierra de Altomira. Localizándose sobre los depósitos terciarios que rellenan las pequeñas subcuencas que quedan entre las alargadas elevaciones mesozoi-cas. Estos depósitos terciarios se encuentran en una zona intermedia situada entre la Cuenca

Figura 1. Situación general de la zona de estudio dentro de la Cuenca Hidrográfica del Guadiana (CHG) y su

localización más exacta en el extremo septentrional de la Cuenca Alta del Guadiana.

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El medio físico

de Loranca (al este) y la Cuenca de Madrid (al oeste), con lo que la potencia de los depósitos es relativamente pequeña, correspondiendo a los depósitos que conforman parte de la Serie Su-perior Tabular (plegada localmente en los bordes) atribuida al Neógeno (Mioceno y Plioceno). En esta zona no aparecen los depósitos de la Serie Inferior, con unidades plegadas y atribuidas comúnmente al Paleógeno (Eoceno y Oligoceno).

La Cuenca del Tajo y la propia de Madrid representa una cuenca continental cerrada intraplaca generada por deformación alpina, rodeada por el Macizo o Zócalo hercínico (Sistema Central y Montes de Toledo) desde el norte hasta el suroeste, y por los macizos mesozoicos (Cordillera Ibérica y Sierra de Altomira) desde el noreste hasta el sureste (ver figura 2). La individualiza-ción de las subcuencas de Madrid y de Loranca, se produjo por el levantamiento de la Sierra de Altomira, que es un cinturón estrecho de pliegues y cabalgamientos que verge hacia el Oeste con una dirección general N-S, y que comenzó a emplazarse al final del Paleógeno. La Depresión Intermedia es, al menos para las unidades inferiores, una cuenca piggy back, gene-rada durante la Orogenia Alpina según una tectónica que se nuclea a favor de una falla en el basamento por una accidente central, que es el Anticlinal de Trillo-Pareja-Huete-Carrascosa (Alonso-Zarza et alii, 2004). Otra característica que condiciona la composición de los depósi-tos que rellenan la Cuenca de Loranca y la distinguen de la de Madrid, es que proceden de la erosión y transporte de las rocas sedimentarias mesozoicas mayoritariamente carbonáticas y algunas arenosas (como las de utrillas), además de los propios depósitos paleógenos. Otros depósitos mesozoicos como los yesos del Lías inferior y en menor proporción los del Keuper, serán disueltos y resedimentados en áreas palustres y lacustres de la Depresión, dando lugar a los yesos bioturbados (Elizaga et alii, 1998).

La topografía general de la zona de estudio está en gran parte influenciada por el proceso de incisión cuaternaria de la red de drenaje principal, asociada al río Gigüela y al Riansares. Este proceso comienza en edades plio-cuaternarias y se realiza a favor de la Mesa de Ocaña, de las Superficies del Páramo y de las lineaciones de la Serranía de Cuenca como la Sierra de Altomi-ra, quedando los cursos fluviales encajados o condicionados por estas unidades geomorfoló-gicas. La Mesa de Ocaña se localiza a unos 25 km al oeste de la zona de estudio y esta platafor-ma hace de divisoria con la Cuenca Hidrográfica del Tajo. Las Superficies del Páramo aparecen en varios retazos contiguos a la zona de estudio donde se ubica el yacimiento arqueológico. Al pie de estas plataformas o sierras y a favor de las pendientes, se generan mantos de arroyada conocidos como depósitos de glacis o derrames, que conectan las zonas altas con los depósi-tos de las terrazas fluviales asociadas a los valles de los ríos.

Los materiales geológicos que componen la Sierra de Altomira poseen además unas propieda-des hidrogeológicas importantes debido a su naturaleza carbonatada y disposición estructural, constituyendo buenas formaciones acuíferas por fracturación y karstificación. Esto hace con-siderarlos como uno de los grandes sistemas acuíferos que pertenecen, aunque parcialmen-te, a la Cuenca Hidrográfica del Guadiana. Así, la zona de estudio queda enmarcada dentro del Sistema Acuífero nº 19 o “Unidad Caliza de Altomira” según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), también se le da el código 041.001 y se denomina Sierra de Altomira den-

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Excavaciones en Casas de Luján

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tro de la división de Masas de Agua Subterránea que hace la Confederación Hidrográfica del Guadiana(CHG). La superficie que ocupa dicha masa de agua es de 257.520,7 hectáreas dentro de dicha cuenca hidrográfica. Morfológicamente el área constituye un extenso relieve, suave y relativamente plano que destaca sobre el resto de la zona, formado por un conjunto de alinea-ciones estructurales mesozoicas de dirección norte-sur ensanchadas progresivamente hacia la parte meridional y vergentes hacia el oeste. Los relieves más altos están configurados por nú-cleos de anticlinales y los valles por sinclinales rellenos de sedimentos terciarios continentales

Figura 2: Marco geológico y geomorfológico general para la zona de estudio. - A: Fosa o Cuenca del Tajo

dentro de la Península Ibérica. - B: Depresión Intermedia dentro de la Cuenca del Tajo. Modificado de

Pérez-González (1994). - C: Mapa geológico general de la Cuenca de Madrid y Depresión Intermedia, locali-

zando el yacimiento de “Casas de Luján”.

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El medio físico

de baja permeabilidad. En conjunto se considera como un gran anticlinorio de dirección norte-sur, afectado por fallas y cabalgamientos que complican su estructura y permiten la conexión de los niveles más permeables.

Se trata de un sistema acuífero complejo cuyos componentes funcionan en régimen libre o de semiconfinamiento en profundidad. Su aporte anual a la cuenca del Guadiana es de 126 hm³ al año, teniendo en cuenta que precipitación media anual sobre el conjunto del sistema se sitúa en torno a los 500 mm. El principal material con características de acuífero está formado por sedimentos jurásicos y cretácicos constituidos por carniolas, calizas, dolomías, brechas, arenas y arcillas, con espesores medios de 1100 m. dicho acuífero se apoya sobre una base impermea-ble compuesta por arcillas, margas y yesos de la facies Keuper del Triásico. La recarga del siste-ma se produce fundamentalmente por infiltración de agua de lluvia, tanto directamente como la escorrentía superficial, aunque más escasas también recibe aportaciones de los retornos de riego y de las aguas subterráneas procedentes de la Cuenca hidrográfica del Tajo. El yacimien-to de Casas de Luján se encuentra influenciado por este acuífero de rocas mesozoicas ya que son los materiales del entorno del yacimiento y sobre los que se depositan las secuencias de inundación de la llanura del Gigüela.

La Depresión Intermedia o Cuenca de Loranca, se sitúa entre los sistemas montañosos de la Sierra de Altomira y la Serranía de Cuenca (Cordillera Ibérica). Estratigráficamente el relleno de dicha cuenca, incluye dos series sedimentarias distintas: Serie Inferior, con unidades plegadas y atribuidas comúnmente al Paleógeno (Eoceno y Oligoceno), y Serie Superior Tabular (o ple-gada localmente en los bordes) atribuida al Neógeno (Mioceno y Plioceno). La zona de estudio se encuentra en la zona intermedia entre la Cuenca de Madrid y la Depresión Intermedia o Cuenca de Loranca localizándose entre las lineaciones centrales de la Sierra de Altomira.

Según indican Alonso-Zarza et alii (2004), el registro estratigráfico de la cuenca ha permitido distinguir tres unidades paleógenas y una unidad neógena compleja dividida en cuatro ciclos.

Los depósitos originados durante el Paleógeno se dividen en tres grandes unidades tecto-sedimentarias, cuyos estratos posteriormente son plegados y suelen aparecer a techo de los materiales mesozoicos, asociados a los últimos episodios de deformación relacionados con la orogenia alpina que origina las elevaciones del Sistema Ibérico. Estos materiales aparecen asociados a las zonas externas de los anticlinorios que constituyen los distintos afloramientos alineados de la Sierra de Altomira.

Todo el Neógeno de la Depresión Intermedia se incluye en la Unidad Terminal (García Abad, 1977), que abarca cuatro ciclos (Torres y Zapata, 1986).

- El Primer Ciclo Neógeno se deposita según una discordancia con paleorrelieve sobre materiales más antiguos en zonas plegadas y definiendo una ruptura sedimentaria con la Unidad Detrítica superior en zonas centrales de la cuenca. Está compuesta por conglomerados, areniscas grises y negras en sondeo, lutitas, yesos bioturbados y detríticos como los que aparecen en los alrede-dores del anticlinal de Carrascosa, otros materiales que caracterizan este ciclo son las calizas y

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Excavaciones en Casas de Luján

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arcillas de neoformación (sepiolitas de Pareja). Se interpretan, en su conjunto, como depósitos de abanico aluvial agradando a una zona central lacustre con su depocentro entre Huete y Pareja. De acuerdo con datos de sondeo, su potencia máxima es de 350 m. Su edad es Ageniense superior - Aragoniense medio.

Figura 3: Situación general de la zona de estudio dentro de la Masa de Aguas Subterráneas de la Sierra de

Altomira (código 041.001 según la Confederación Hidrográfica del Guadiana). Y su localización específica

en el Sistema Acuífero nº 19 de la Unidad Caliza de Altomira (según el IGME).

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El medio físico

- El Segundo Ciclo Neógeno se deposita según una discordancia con paleorrelieve sobre mate-riales más antiguos en zonas plegadas o definiendo una ruptura sedimentaria con el ciclo an-terior en zonas centrales de la cuenca. Sus caracteres litológicos son similares a los del primer Ciclo Neógeno pero predominan los carbonatos sobre los sulfatos. En Córcoles se desarrolla una zona palustre carbonatada con importantes anomalías geoquímicas ligadas a aguas epi-termales. La edad de la unidad es Aragoniense medio - Vallesiense. La potencia máxima es de unos 200 m.

- El Tercer Ciclo Neógeno se corresponde con la “Calizas del Páramo”.Hacia la base de estas calizas se observan las arenas de la “red fluvial intramiocena”, constituida por conglomerados y arenas con paleocorrientes de dirección E-O. Por criterios regionales, Torres et alii (1984) le atribuyen una edad Vallesiense - Turoliense. Su potencia se estima en unos 50 m. Estas calizas aparecen en pequeños retazos en altos de plataformas o mesas situadas en la vertiente opues-ta a la de zona donde se localiza el yacimiento de Casas de Luján.

Varios de estos materiales geológicos contienen la denominada Masa de Aguas Subterráneas de La Obispalía (código 041.002 según la CHG), ya que presentan cierto grado de permeabili-dad. El sistema puede considerarse compuesto por dos tramos, por un lado el acuífero superior instalado en las Calizas del Páramo que es libre y muy heterogéneo, y por otro el acuífero infe-rior complejo y heterogéneo, formado por múltiples acuíferos menores asociados a los niveles lenticulares detríticos de poca continuidad lateral. Por debajo, en el sustrato mesozoico se en-cuentra la otra masa de aguas de la Sierra de Altomira. La componente hidrogeológica donde se enclava el yacimiento está influenciado básicamente por la masa de agua correspondiente a la Sierra de Altomira.

Seguidamente en el Plioceno comienza un aumento de las condiciones de aridez que junto con sucesivos impulsos tectónicos provocó el arrasamiento erosivo de las superficies que ca-racterizan al Páramo y más tarde el establecimiento de los niveles de Rañas en el norte de la cuenca, la Mesa de Ocaña al sur y de otras superficies erosivas desarrolladas sobre los depósi-tos detríticos mioceno, iniciándose el periodo erosivo y la desmantelación de estas superficies por la continua incisión de los principales cauces fluviales a favor de zonas de debilidad, de los contactos entre materiales de distinta resistencia y de las alineaciones de fallas reflejadas en superficie pero frecuentemente producidas en el basamento de la cuenca.

Posteriormente en el Cuaternario el clima se enfrió, produciéndose una incisión de la red de drenaje (valles) y adquiriendo la morfología del paisaje un aspecto muy parecido al actual, quedando los depósitos y formas originados en esta época en zonas muy localizadas, a fa-vor de las áreas de influencia de los ríos y arroyos, como es el caso en la zona de estudio del río Gigüela y de sus tributarios. Asociados a las vertientes de los valles se generan depósitos de derrame o glacis, coluviones, o los materiales más importantes asociados a los antiguos cursos de los ríos como son las terrazas fluviales, que pueden datarse desde el Pleistoceno inferior hasta el Pleistoceno superior y Holoceno, documentándose históricamente frecuentes hallazgos arqueológicos y paleontológicos. El yacimiento de Casas de Luján se encuentra en la margen izquierda del río Gigüela dentro de su llanura aluvial.

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2. DESCRIPCIÓN DE LOS MATERIALES GEOLÓGICOS DEL ENTORNO DEL YA-CIMIENTO DE CASAS DE LUJÁN

Para la descripción y numeración de los distintos materiales geológicos que conforman el en-torno inmediato del yacimiento, se ha tomado como referencia la memoria y la cartografía geológica de la hoja 633 (Palomares del Campo) de la serie MAGNA del IGME (1999).

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El medio físico

- Sustrato geológico mesozoico:

En la vertiente del valle donde se encuentra el yacimiento los afloramientos de rocas meso-zoicas aparecen asociados al relieve de dicha vertiente y al sustrato geológico sobre el cual se depositan las secuencias de inundación del Gigüela. Estos depósitos parecen corresponderse con la unidad 1 de la hoja 633 del MAGNA, dicha unidad está formada por materiales carbo-natados del Jurásico como son la Formación de Carniolas de Cortes de Tajuña, que pueden observarse en la zona Sur del área excavada.

- Depósitos de Llanura de inundación:

Estos materiales aparecen de forma más generalizada en las partes más bajas de las zonas excavadas y también tapando la mayoría de las estructuras, apareciendo limos, arenas y algún canto cantos (unidad 28) de colores grises oscuros a marrones.

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- Depósitos Coluvionares:

Son limos arcillosos de color anaranjado que parecen proceder de la erosión y meteorización de las rocas mesozoicas que afloran en la ladera. Estos materiales aparecen como base a partir de la cual se han construido la mayor parte de las estructuras.

- Estos materiales aparecen tapados por las arenas arcillosas marrones con alto porcentaje en restos vegetales que componen el suelo vegetal actual. Estos materiales forman parte de la interacción entre los derrames de ladera y los periodos de avenida de del propio Gigüela.

3. DESARROLLO DE LA RED FLUVIAL EN EL ENTORNO DE SEGÓBRIGA

El yacimiento arqueológico de Casas de Luján se encuentra en el margen izquierda de la lla-nura aluvial del río de Gigüela, dentro de su tramo medio-alto, a unos 3 km aguas abajo del entorno de Segóbriga tras pasar los meandros encajados en los afloramientos rocosos meso-zoicos, presentando una dirección sur-suroeste. El río Gigüela tiene una longitud de 225 km y nace unos 35 km aguas arriba de la zona de estudio, cerca del puerto de Cabrejas a 1.080 m de altitud (ver figura 4).

El río Gigüela presenta un régimen netamente pluvial dependiente de la fuerte estacionalidad de las precipitaciones llegando a quedar seco en algún mínimo mensual. Es posible que este régimen se haya mantenido a lo largo de la historia de los asentamientos humanos en el valle, si bien hay que tener en cuenta las variaciones climáticas que han ocurrido a lo largo de la

Figura 4. Bloque diagrama con la orografía de la hoja 633 (escala 1:50.000) de Palomares del Campo. Se

indica la localización del yacimiento de Casas De Luján, así como de otros lugares de interés como Segó-

briga, Saelices, etc. Tomado y modificado de la memoria geológica de la hoja 633 de Palomares del campo

(IGME, 1998).

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El medio físico

historia y en concreto durante el periodo romano. Dentro de los datos disponibles de régimen de caudales superficiales circulantes se pueden citar los registrados en la estación de aforos nº 201 situada en el Gigüela dentro del municipio de Quintanar de la Orden (nº 201) que se encuentra unos 43 km aguas abajo. Estos datos anuales corresponden a las medias recopila-dos entre los años 1921/22 y 1981/82, en donde la aportación media es de 50,78 hm³/año, el coeficiente de escorrentía es 0,07 y los caudales medios de la serie son: el máximo 8,56 m³/s; el medio 1,64 m³/s y el mínimo es 0,00 m³/s, lo que hace pensar en el régimen extremo de estacionalidad de los caudales del río Gigüela y también de sus afluentes. Esta comarca tiene un clima mediterráneo continental, con 12ºC de temperatura media anual, con mínimos que pueden llegar a los -15ºC y a máximos de 20ºC en invierno y 43 ºC en verano. La precipitación media anual se encuentra en torno a los 500 mm y la evapotranspiración potencial media anual es de orden de los 725 mm.

La red hidrográfica actual empezó a instalarse a finales el Plioceno, con la consiguiente disec-ción del relieve, al tiempo que se producía su basculación hacia el oeste. Ya durante el Pleis-toceno se afianza el encajamiento de la red principal con ríos como el Guadiana, Riansares y Gigüela y se inicia el de la red secundaria con sus arroyos tributarios.

El encajamiento de la red hidrográfica afecta desde los relieves mesozoicos de la Sierra de Al-tomira, aflorantes en el cerro donde se localiza el Yacimiento de Segóbriga, Cabeza del Griego, la población de Saelices o el cerro a cuyo pie se encuentra el yacimiento de Casas de Luján, hasta los materiales terciarios que componen el techo del relleno de la Cuenca de Madrid y de la Depresión Intermedia como son las calizas que componen las Superficies del Páramo del entorno del Gigüela.

El yacimiento de “Casas de Luján” se sitúa a unos 3 km al suroeste de la ciudad de Segóbriga, se sitúa en la margen izquierda del río Gigüela en una zona periférica y algo elevada respecto a la llanura de inundación, aunque parte del yacimiento si parece localizarse dentro de dicha llanura. La zona de excavación se localiza en un tramo de cerca de 1 km donde la propia llanura de inundación se estrecha desde los 350 m a la altura del P.K. 66 de la carretera CM-310 hasta los 100 m en el entorno del yacimiento aproximadamente en el P.K. 64+800, manteniendo esta me-dida hasta pasar el Puente con la CM-3011. Estos estrechamientos se producen cuando el curso fluvial atraviesa los afloramientos mesozoicos de las alineaciones de la Sierra de Altomira.

El nivel medio de inundación para un ancho de unos 350 m está entre 1 y 5 m aunque en pe-riodos de recurrencia de 50 o 100 años este nivel puede ser mayor, al igual que en zonas de es-trechamiento del fondo de valle como el de la zona de estudio, donde los depósitos asociados a la avenida pueden alcanzar mayores cotas.

Dentro del régimen de inundaciones que ocurren estacionalmente en la llanura de inunda-ción del río, es de destacar las estructuras de contención que pueden encontrarse en la llanura del río, las cuales funcionaron como protección de las distintas actividades productivas que históricamente se han realizado en la vega del Gigüela.

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Introducción

III. INTRODUCCIÓN

La presente memoria de intervención arqueológica corresponde a las excavaciones realizadas por encargo de OHL en nombre de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, entidad pro-motora de la obra civil denominada “Conducción de agua potable desde el acueducto Tajo-Segura para la incorporación de recursos a la llanura manchega”, con el objetivo de cumplir con la legislación vigente en materia de protección del Patrimonio Histórico y Arqueológico, a nivel estatal (Ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español) y regional (Art. 21 de la Ley 4/1990, del Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha y la Ley 9/2007 por la que se modifica la Ley 4/1990, del Patrimonio Histórico de Castilla - La Mancha, en su Artículo 21).

Vista de los trabajos de excavación.

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Excavaciones en Casas de Luján

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El seguimiento arqueológico de los trabajos de desbroce fue realizado por Gonzalo Sáinz, a cuyo celo y buen hacer se deben los descubrimientos que han dado origen a la presente ac-tuación. La zona se sitúa en el paraje denominado Casas de Luján, concretamente junto al lla-mado “Corral de las Vacas”, en las parcelas 182, 363 y 367 del Polígono 9 del catastro de rústica del término municipal de Saelices.

Las Casas de Luján corresponden a una casa de labranza del siglo XVI que posteriormente per-teneció a la familia real de la reina Isabel II. En ese tiempo estas tierras, que pertenecieron a la Orden de Santiago, concretamente al alfoz de Uclés, habían pasado a la Corona. La “Casa de las

Vista del enclave de las excavaciones desde el cerro próximo al Este.

Paisaje desde Casas Luján en dirección a Segóbriga con Saelices al fondo.

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Introducción

Vacas “hace referencia a la vaquería que pertenecía a Casas de Luján, aprovechando los pastos de las orillas del Gigüela en este lugar angosto. Hoy sólo quedan los restos de una edificación de “cal y canto”, aunque todavía se puede apreciar la planta primitiva de la vaquería.

La casa de las vacas se asienta sobre una pequeña loma que se asoma al río y le hace realizar un giro de unos 15º. En este lugar el Gigüela se estrecha para pasar entre dos serrezuelas calizas que aún están cubiertas de encinas y chaparros, antes de salir de nuevo a un espacio más abier-to en el lugar denominado “Rasero de Luján”. El espacio llano apenas alcanza los 100m de ancha

Planos 1:25.000 con la ubicación de las actuaciones.

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Excavaciones en Casas de Luján

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y por el discurre el río y la CM 310 al otro lado. Junto al río la antigua vaquería se eleva unos 10m sobre el cauce, y esta loma de apenas 50m de anchura y con buena pendiente a medida que se acerca al cerro por el Este, se dispone el asentamiento romano, en parte bajo los propios restos de la casa de las vacas.

Los terrenos de esta loma están formados por una base de calizas disgregadas en lo alto, sobre las que aparecen arcillas grises procedentes de la erosión del cerro próximo. A ambos lados se desarrollan unos niveles de arcillas sabulosas rojizas con vetas blancas calizas y granos de arena, pero sobre ellas aparecen las arcillas grises y marrones que forman el manto vegetal.

Planos 1:25.000 con la ubicación de las actuaciones. Servidor Iberpix IGN.

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Introducción

La proximidad del río y su cauce encharcado debido a la escasa pendiente, hacían de los te-rrenos colindantes lugares de buenos pastos, mientras que el lecho del río estaría a menudo anegado formando una gran charca en la que aún crecen los carrizos. Hoy se encuentra encau-zado en una zanja más profunda y en este lugar se le viene a juntar un brazo de agua que se deriva 1,5km aguas arriba para abastecer a una central eléctrica ya en desuso.

Finalmente, señalar que se ha excavado una superficie de 2.000 m2 correspondientes a las áreas productivas y al complejo termal del yacimiento de Casas de Luján. Fuera de este estu-dio, se ha dejado la ocupación correspondiente a la Guerra Civil española que será objeto de una monografía específica.

Planta de la excavación.

0 5 m.

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Hornos y Alfar

IV. HORNOS Y ALFAR

1. EL HORNO PRINCIPAL: ÁMBITO 1

Del complejo alfarero de Casas de Luján, el mejor ejemplo de los que conocemos para el terri-torio segobricense, se conservaban dos hornos, uno de mayores dimensiones y otro gemina-do de menor tamaño, y dos habitaciones contiguas a éstos, correspondientes al taller del alfar, donde se identificaron varias estructuras relacionadas con el trabajo y almacenamiento de la arcilla para la producción cerámica.

En primer lugar, hay que mencionar que la localización del horno de Casas de Luján es la idó-nea para la producción alfarera, que se ve condicionada por los recursos naturales. Asimismo, viabilizando el éxito de una instalación con estas características, su ubicación en áreas inme-diatas a materiales arcillosos asegura una disponibilidad permanente de materia-prima, a la vez que la presencia de un curso de agua constante garantiza el aprovisionamiento para las tareas de decantación de las arcillas y del modelado de los recipientes cerámicos.

Tal y como se recogió en la propuesta de la anterior intervención, se procedidó a ampliar el sondeo positivo de la intervención previa de evaluación, el sondeo nº 2, dado que los restos localizados en el mismo aparecían muy próximos a la superficie.

A pesar de las destrucciones parciales que se hicieron notar en los restos arqueológicos debi-do a las labores agrícolas y a las construcciones modernas y contemporáneas - sobre todo en los hornos, estando ausentes las parrillas y las posibles cúpulas, así como de algunos cortes y acciones de saqueo de material pétreo, ya en época contemporánea, la planta conservada del horno de mayores dimensiones permite verificar que se trata de un horno con planta rectan-gular y pasillo central, que se puede adscribir al tipo IIB de Cuomo di Caprio, y la cámara al tipo 4A de la tipología de J. Coll.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Hay que referir en primer lugar que a totalidad del área de la estructura fue debidamente ade-cuada mediante la excavación del sustrato geológico de base, con el claro objetivo de reducir las pérdidas de calor en el proceso de trabajo y facilitar su construcción. En el área exterior, y circundando la cámara de combustión, fue intencionalmente colocado un pequeño relleno entre la pared externa del horno y el corte en el sustrato geológico.

Planta del horno y el alfar.

Planta del horno.

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Hornos y Alfar

Planta final de la excavación del horno de Casas de Luján

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En lo que se refiere a la estructura propiamente dicha, se han documentado dos arcos de la suspensura completos y cuatro más fragmentados, realizados con ladrillos de adobe y coloca-dos por aproximación de hiladas. En lo relativo a la cámara de combustión, presentaba 3 m de longitud por 3 m de anchura, sus paredes presentaban una altura máxima preservada de 1,1 m, y se encontraban construidas exclusivamente con ladrillos de adobe, con una clara función refractaria, adosados al corte realizado previamente en el sustrato de base. Las paredes de la parte inferior e interior de la cámara de combustión mostraban un elevado grado de deterio-ro, provocado por una intensa y continuada acción refractaria. Asimismo, presentaban en su cara interna una coloración entre el ocre pálido y gris ceniza, seguidas de áreas exteriores de color rojizo o rosado. Este aspecto indica claramente que las temperaturas más elevadas han actuado en menor grado en la parte interior del muro, hacia la cara exterior de la cámara de combustión.

La ausencia de arranque de algún tipo de bóveda no permite saber si sería móvil o fija. No obstante, una cámara móvil de menor grosor que permitiera un mejor aprovechamiento del espacio de carga interno sería, quizás, la solución técnica adoptada.

En cuanto al praefurnium, éste presentaba cerca de 2,7 m de longitud, y sus paredes se encon-traban igualmente revestidas con arcilla rubefactada. En su parte inicial, se encontraba deli-mitado por un muro que conformaba una boca propiamente dicha, construido con bloques de caliza y cuarcita, al cual se adosaba otro perpendicular y que se desarrollaba hacia al norte, delimitando ya los espacios del alfar. En su lateral derecho, el más meridional, la componente de piedra fue extraída en época moderna, tal como lo certifica la fosa presente que corta no sólo parte del praefurnium de este horno, sino también el del pequeño horno anexo.

La alteración del estrato geológico en el interior del praefurnium por los sucesivos episodios de cocción permite afirmar que el hogar se situó preferentemente entre la parte final del praefur-nium y el inicio de la cámara de combustión. Al igual que la cámara de combustión, también éste se presentaba relativamente horizontal, con apenas una ligera inclinación en rampa en su parte inicial hacia la boca. Cabe suponer que el suelo exterior en uso, ya prácticamente en la pendiente hacia el río, estaría a una cota semejante al interior del praefurnium, de manera que permitiera una correcta alimentación del combustible.

La excavación del interior del horno reveló una secuencia estratigráfica poco compleja, cons-tituida apenas por dos unidades. En primer lugar se documentó la unidad 1001, en la que se recogieron los escasos fragmentos cerámicos documentados, todos ellos en el extremo exterior del praefurnium, y probablemente resultantes de un desecho del último episodio de cocción. Esta unidad colmataba igualmente la mayor parte del espacio de la cámara de combustión. En la parte inferior de la misma, directamente sobre el suelo de adobes, se documentó una unidad (UE 1003) de reducido espesor, consistente en un nivel arenoso muy alterado por el fuego, que prácticamente no presenta materiales arqueológicos a excepción de algún fragmento de teja.

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Horno de planta elíptica con muretes radiales

Tipo Ib Cuomo di Caprio / 3B de Coll.

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Excavaciones en Casas de Luján

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2. EL HORNO COMPLEMENTARIO: ÁMBITO 1A

Al suroeste de este horno, la limpieza y decapado mecánicos realizados en una segunda fase de la intervención, fruto de los trabajos de ampliación de la traza, permitieron identificar un nuevo horno de menores dimensiones, designado como horno complementario.

Se trata de un pequeño horno, orientado a 45° con respecto al horno principal. El praefur-nium arranca desde el praefurnium del horno grande, compartiendo de ese modo la zona de alimentación. A pesar de no ser una solución ampliamente difundida, contamos con algunos paralelos en la alfarería romana, y en la misma alfarería popular, ya que ante la necesidad de ampliar un horno, es más barato construir otro a su lado de modo que se ahorra la construc-ción integral de un praefurnium independiente.

Tipológicamente, se trata de un horno de planta elíptica con muretes radiales, atribuible al tipo IB de Cuomo di Caprio o 3B de Coll. En lo que concierne a la estructura propiamente di-cha del pequeño horno, sólo se conserva la parte inferior de la cámara de combustión, con el arranque de los pilares de los arcos de suspensura de la parrilla, detectables por los restos de arcilla cocida que delimitan sus caras, y parte del praefurnium. Aspecto de particular interés es que el horno no presenta pilares/arcos construidos. En realidad, toda la estructura del horno resulta apenas del corte del substrato de base, con lo cual se conformó la morfología definiti-va, y que fue totalmente revestido con arcilla.

La cámara de combustión presenta una longitud máxima de 1,4 m, una anchura de 1,3 m, y una altura preser-vada de 70 cm. Los arranques de los arcos de suspensura se conservan en muy mal estado, aunque se han po-dido identificar tres en el lado norte y dos en el sur, el más afectado, por lo que debería contar con un total de seis. El praefurnium, parcialmente destruido por la apertura de una fosa en época moderna que lo cortó en parte, presenta una longitud estima-da en 1 m. La altura conservada no sobrepasa los 60 cm.

La secuencia estratigráfica de los re-llenos preservados en su interior era relativamente sencilla, estando com-puesta por tres estratos:

Vista de la Cubeta 1.

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Hornos y Alfar

La capa superficial, formada por arcilla marrón claro, bastante compacta, en la que se 1) hallan numerosas piedras calizas de tamaño medio, mezclados con fragmentos de la-drillos y adobes calcinados. Ésta se correspondía con el derrumbe parcial de la propia estructura.

Capa de 5 cm de grosor de color negro con algún carboncillo, sobre el nivel del último 2) estrato en la cámara de combustión.

Arcillas rojizas muy compactas sobre el nivel inferior de la cámara de combustión, con 3) fragmentos de ladrillos y tejas, también quemados.

Desde un punto de vista estrictamente funcional, lo más probable es que se trate de un horno de producción complementaria, situación que está igualmente atestiguada en el mundo al-farero romano. Es decir, en algunas ocasiones, cuando un horno principal se destinaba sobre todo a producción de formas cerámicas de grandes dimensiones (como parece ser el caso del horno de Casas de Luján: material latericio y grandes recipientes de almacenaje), se constru-yen otros anexos, de menor tamaño, destinados a la producción de pequeños artículos. Esta situación está documentada por ejemplo en algunos hornos destinados a la cocción de reci-pientes anfóricos, en cuyas inmediaciones existen pequeños hornos destinados a la cocción de pequeños recipientes de cerámica común y de los respectivos opercula de las ánforas.

Vista final de la Cubeta 2 desde el este.

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Excavaciones en Casas de Luján

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3. EL TALLER DEL ALFAR: LOS ÁMBITOS 2 Y 3

El segundo bloque de vestigios identificados se ubicaba al norte del horno, Ámbito 1. Se trata de dos habitaciones contiguas a éste, que conformaban la parte de alfar. Así mismo, estos es-pacios se nombraron Ámbitos 2 y 3.

Ambos se encontraban bastante afectados, dada su proximidad a la superficie. Los estratos arqueológicos estaban a escasos 10 cm de la misma, directamente por debajo del suelo vegetal y de la ubicación de los derrumbes de la casa actualmente existente.

El compartimento inmediatamente al norte del horno, el Ámbito 2, estaba limitado al oeste por el muro UE 217, al norte por el muro UE 215, perpendicular al anterior, y al este por el muro UE 216, del cual apenas se identificó un pequeño segmento.

El interior del compartimento presentaba un suelo de mala calidad, constituido por una parte de tierra arcillosa apisonada (UE 208) que se solapaba con otra parte de tierra arcillosa menos com-pacta, con abundante grava (UE 209), ambas depositadas sobre el sustrato geológico de base.

El aspecto más novedoso y mejor documentado son las dos cubetas identificadas en su inte-rior, Cubeta 1 y Cubeta 2. Ambas cubetas consisten en “cajas” construidas en el suelo, con tegu-lae hincadas en la vertical y formando sus paredes, mientras que sus bases bien pueden ser el mismo sustrato de base o el suelo hecho con tegulae dispuestas de modo horizontal.

La Cubeta 1, localizada en el área central del ámbito, presentaba mayores dimensiones, con 2 m de longitud por 1,2 m de anchura, y sus paredes hechas con fragmentos de tegulae se en-

Vista de la Cubeta 3 desde el este después de su limpieza y definición.

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Hornos y Alfar

Foto aérea del alfar de Casas de Luján II tomada desde noroeste.

Foto aérea de los Ámbitos 2 y 3 tomada desde el noroeste.

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Excavaciones en Casas de Luján

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contraron bastante deterioradas. En su interior, yuxtapuesto a la unidad de derrumbe de ma-terial arcilloso compactado perteneciente probablemente a las paredes del ámbito (UE 202), se recuperó parte de un gran recipiente de almacenaje (UE 205) sobre el primer estrato de relleno (UE 206). Este recipiente presentaba idéntica pasta y factura que los pocos fragmentos recuperados en el interior del horno.

Bajo el recipiente desechado se identificó un depósito de arcillas puras de tonalidad verdosa (UE 206), sin ningún tipo de inclusión cerámica o natural, que colmataba el resto del interior de la cubeta, apoyándose directamente en la base de la misma. En base a esta evidencia, creemos que se trata del último estrato de arcilla colocado en su interior para ser trabajado/preparado, pero que no llegó a serlo en el momento de amortización del alfar.

La Cubeta 2, localizada en la esquina interior nordeste del ámbito, presentaba unas dimensio-nes más reducidas, con 2 m de largitud por 1,2 m de anchura, y mejor grado de preservación. Sus paredes se encontraban hechas con tegulae enteras colocadas en vertical y perfectamente encajadas. En su cara sur, la existencia de dos hileras verticales paralelas reveló que la cara más antigua, algo deteriorada, fue posteriormente sellada construyendo una nueva delante, redu-ciéndose parcialmente el tamaño de la cubeta.

Por otra parte, en la esquina nordeste de la misma cubeta, una de las tegulae se encontraba fracturada y volcada hacia el interior. Este detalle parcial de su destrucción nos permitió ob-servar que el límite superior de las paredes de la cubeta no estaba a ras del suelo, sino más bien elevado, formando de ese modo un reborde, impidiendo probablemente la acumulación al interior de eventuales elementos “contaminantes” al trabajo/preparado de la arcilla que pu-diesen proceder del suelo circundante.

En su interior, por debajo de la unidad de derrumbe de material arcilloso compactado perte-neciente probablemente a las paredes del ámbito (UE 207), se identificó tal como en la Cubeta 1 un depósito de arcillas puras de tonalidad verdosa (UE 214), sin ningún tipo de inclusión cerámica o natural, que colmataba el resto del interior de la cubeta, apoyándose directamente en la base de la misma. A semejanza de la otra cubeta, creemos que se trata del último estrato de arcilla colocado en su interior para ser trabajado/preparado.

Al norte de este compartimento que ahora se describió se localizó otro más, el Ámbito 3. Esta-ba limitado al oeste por el muro UE 217 y al sur por el muro UE 215, ambos comunes al ámbito anterior, no existiendo algún tipo de vestigio o evidencia que permita plantear la ubicación de sus límites septentrional y oriental.

A su vez, el interior de este compartimento presentaba un suelo de diferente manufactura, constituido por una tierra arcillosa de color marrón con abundante grava (UE 211), depositada sobre el sustrato geológico de base, que aquí consistía en gravas de pequeño tamaño envuel-tas en una matriz arcillo-arenosa de color beige. Esta similitud en cuanto a los elementos cons-tituyentes de ambos provocó algunos problemas para su correcta identificación. Así mismo, el solado conllevó también una antropización del sustrato geológico preexistente.

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Hornos y Alfar

En el área central del ámbito se identificó un gran elemento pétreo, la UE 210. Se trata de un bloque de piedra caliza trabajado en sus caras superior e inferior, perfectamente plano y con sus aristas redondeadas, colocado en el sustrato de base y envuelto por el nivel de suelo UE 211. Por sus características y ubicación parece corresponderse con una base para la colocación de un pie derecho o de algún otro tipo de elemento de sujeción del tejado.

Finalmente, al noroeste del área preservada interior de este ámbito se documentó la Cubeta 3. Al contrario de las dos excavadas anteriormente, y al encontrarse a escasos 4 cm de la su-perficie, esta cubeta presentaba un elevado grado de deterioro, conservándose únicamente su base (UE 212) elaborada con fragmentos de tegulae y parte del arranque de su pared sur (UE 204).

Estos nuevos ámbitos excavados conforman la parte de alfar propiamente dicha relacionada con el horno excavado con anterioridad. Las cubetas identificadas están directamente vincu-ladas con las actividades de preparación de la arcilla para su posterior moldeado. A pesar de ser bien conocidas en el mundo alfarero romano, no es frecuente el hallazgo de este tipo de estructuras de menor entidad y alto grado de fragilidad.

En el entorno inmediato e inclusive un poco más lejano, incluyendo la propia área de la actual Comunidad de Madrid, apenas se conoce un caso de taller alfarero con estructuras de idéntica funcionalidad, el alfar de Villamanta. Aquí, la estructura documentada fue construida con tejas, y también en su interior se identificaron depósitos de arcilla pura.

Los escasos materiales exhumados en la excavación de los Ámbitos 2 y 3 del alfar de Casas de Luján II apenas nos permiten de forma provisional atribuirle un período de actividad compren-dido entre los inicios del siglo I y mediados del siglo II d.C.

4. EL HORNO DE CASAS DE LUJÁN II EN EL CONTEXTO DE LA PRODUCCIÓN CERÁMICA DE SEGÓBRIGA

Con base en los materiales recuperados en el interior del praefurnium y en los estratos de uso y amortización de los ámbitos del alfar, se avanza un período de producción comprendido entre mediados del siglo I y finales del II d.C.

La información actualmente existente sobre la producción de cerámica en la ciudad de Segobriga o en su entorno es relativamente escasa. En lo que se refiere a la existencia de alfares u hornos, la evidencia directa es prácticamente inexistente, y en lo que concierne a la existencia de produccio-nes cerámicas locales la información es algo más significativa.

Las primeras señales indirectas de la producción cerámica se refieren a las producciones pin-tadas. Algunos ejemplares recuperados en la ciudad presentaban defectos de cocción. Estas evidencias permiten considerarlos desechos de alfar, lo que permitió considerar seriamente la existencia en la ciudad de un horno dedicado a la producción de estas variantes cerámicas tan populares en el mundo de la Meseta en el Bajo Imperio (Abascal, 1986, pp. 195 ss).

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Excavaciones en Casas de Luján

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En 1990, J. Sánchez-Lafuente publicó el primer fragmento de molde aparecido en esta ciudad proponiendo, por primera vez y con evidencias sólidas, la posibilidad de situar un taller local de sigillatas en Segobriga. A este dato se le añade una serie de piezas que, a juicio de este in-vestigador, no pertenecían ni desde el punto de vista técnico ni decorativo a ninguno de los centros alfareros hispanos conocidos y que pudieron ser fabricadas en la ciudad.

El estudio decorativo de todos estos materiales permitió sugerir a Sánchez-Lafuente una crono-logía de época flavia (mitad del siglo II d.C.). A su vez, este mismo autor, planteó que la ubicación de los talleres estaría en las cercanías de uno de los cerros colindantes a la ciudad, el denomina-do cerro Carraplín (Sánchez-Lafuente, 1990, 179 y 183).

En cuanto a la posible ubicación de talleres en la misma ciudad, las últimas excavaciones han pro-porcionado datos que permiten nuevas conjeturas. A juzgar por las limitaciones físicas del espa-cio en el interior de la ciudad para permitir la instalación de talleres (Abascal, Cebrián y Riquelme, 2003, 197), y por los hallazgos de moldes - que se han recuperado fuera del recinto amurallado, concretamente en las inmediaciones del Circo - el área donde hay mayores perspectivas de en-contrar los alfares es la zona situada en la ladera noroccidental de Segobriga, entre el Anfiteatro y el Circo. Además, se ha sugerido que en esa zona podría situarse un barrio artesanal, debido a la gran cantidad de escoria de hierro documentada (Abascal, Cebrián y Riquelme, 2003, 197). No obstante, también se ha considerado la posibilidad de que exista un barrio industrial en las cerca-nías del tramo Norte de la Muralla y la Puerta Principal (Almagro-Gorbea y Lorrio, 1989, 199).

En lo que concierne a la producción de materiales constructivos en el ámbito de la ciudad, par-ticularmente la directamente ligada a las obras del foro y a la construcción de edificios públicos durante el reinado de Augusto en Segobriga, está atestiguada en el caso de las tegulae (Abascal, Cebrián y Riquelme, 2003) y antefijas (Abascal, Cebrián y Cano, 2003). Aún contando con estos datos, lo más probable es considerar que el grueso de la producción cerámica se realizara en territorio extraurbano. Un ejemplo de esta realidad productiva sería el Cerro Carraplín. Asimis-mo en la ladera del Cerro Carraplín se localizaría probablemente una de las villas romanas que circundaban la ciudad, y que podría tener asociado un taller.

Con todo, sea cual sea la localización exacta de los talleres de Segobriga, tal como han destacado algunos autores (Sanfeliú y Cebrián, 2006), parece cumplirse escrupulosamente la legislación exis-tente sobre la obligación de ubicar las manufacturas alfareras en los extrarradios de la ciudad1.

Creemos, en primer lugar, ser éste el marco en que se debe de entender el yacimiento de Casas de Luján II. Todo parece indicar que, al contrario de otros alfares relativamente cercanos - pero que son los únicos del mismo tipo conocidos - los vecinos complejos de Loranca, Fuenlabrada (Oñate Baztán et alii., 2009: 433-436) o de Arroyo de Prado Viejo, Torrejón de la Calzada (San-guino Vázquez y Delgado Arceo, 2009: 447), y del madrileño complejo alfarero de Villamanta (Zarzalejos Prieto, 2002), el horno de Casas de Luján II se trata de un alfar independiente aso-

1 Artículo 76 de la Lex Ursonensis. Hay autores que aceptan que el ámbito de aplicación de esta ley también afec-taría a la producción de cerámicas finas, mientras otros investigadores afirman que esta legislación afectaría con exclusividad a la producción de tegulae.

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Hornos y Alfar

ciado a un asentamiento de tipo villa, donde el propietario o propietarios del asentamiento serían probablemente los del alfar. Ahí se produciría material latericio y cerámica común, con-cretamente grandes recipientes de tipo dolia, probablemente destinado al abastecimiento de la propia ciudad y de otros yacimientos rurales del entorno de la misma.

En lo relativo a su posible período de producción, se avanza la posibilidad de que se trate de un horno con un período de actividad centrado en el siglo I y el III d.C - tal como parecen indicar sus tipos cerámicos y la propia topología del horno - destinado a la producción de parte de la cerámica doméstica y de construcción destinada al consumo local. Este aspecto concuerda por lo general con la información actualmente existente para las restantes áreas peninsulares, y que se puede con algunas reservas extrapolar hacia el área de la meseta. A pesar de no ser conocida la producción en los vecinos complejos alfareros de Fuenlabrada y Arroyo de Prado Viejo, la bien conocida y estudiada producción del alfar de Villamanta nos indica que se trata de un complejo alfarero especializado, sobre todo en material constructivo. Tal diferencia con Casas de Luján II no resulta anómala, puesto que, por norma general, los talleres rurales de baja tecnología y entidad tenderán a una mayor variedad productiva, adecuada a sus necesidades (tegulae, imbrices, dolia, cerámicas comunes, etc.), mientras que los centros con productos cualificados tendrán una ma-yor especialización y menor variedad de productos (Coll Conesa, 2008: 114).

Casas de Luján, dolia

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Almazara

V. ALMAZARA

1. EL EDIFICIO

En mitad de la ladera que se orienta al Norte se realizó un corte de 1m de profundidad sobre el que se dispuso un muro de 1m de anchura, con la misma orientación que los muros de la insta-lación alfarera, es decir unos 8º desviado a Noroeste del eje Este/Oeste: 98º/278º. Curiosamente la casa de las vacas tiene la misma orientación, lo que nos hace suponer que pudo asentarse sobre los restos aún visibles de algún muro romano.

Esta pared (EM1) que se apoya sobre el escalón cavado en la ladera constituye el cierre me-ridional del edificio dividido en 5 estancias que hemos interpretado como almazara. Tiene, como decimos 1 m de anchura aunque no es exacto, ya que tiende a engrosarse hacia el Este hasta alcanzar 1,2 m de anchura. No obstante, hay que tener en cuenta que la propia ladera ha ejercido empujes hacia abajo inclinando la parte alta conservada del muro hacia el interior de la habitación y dando por tanto la impresión de ser más ancho de lo que fuera en realidad. Conserva una altura máxima de 90cm en la cara interna y está fabricado con piedras calizas canteadas al interior, que aparecen sin argamasa o bien la pudo tener de tierra. En las distintas habitaciones han aparecido restos de barro pertenecientes a los derrumbes de la pared así como restos de estuco. Suponemos por tanto que la pared conservaría una o dos hiladas más de piedras para sobresalir sobre el nivel de la ladera, y el alzado estaría fabricado con adobe o tapial (la ausencia de fuego impide constatar la existencia de bloques de adobe). El acabado interior era sin duda estucado, ya que se han conservado algunos fragmentos del mismo. Este estucado está formado por una capa de mortero de cal y arena de 5cm de grosor. Presenta en su cara interna incisiones con forma de espiguilla para facilitar el agarre de la última capa sobre la que se dispone la pintura. Entre los fragmentos hallados se documentan los fondos blancos y los colores rojo, azul y negro (en algún caso el negro tiene una franja amarilla de 1 cm de anchura). Desconocemos si esta decoración corresponde a un zócalo de la pared o la pintura llegaba hasta el techo, ya que no se han conservado restos de las partes altas del edificio y tampoco del sistema constructivo de la cubierta, más allá de algunos fragmentos de tégulas e ímbrices.

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Planta general con indicación de la numeración de la estructuras.

Vista general de la almazara desde el Este.

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Almazara

El edificio se cierra al Oeste con otra pared de 90 cm de anchura de la que apenas se ha conser-vado la esquina de unión y unos 4m del muro (EM2), puesto que la proximidad del pequeño ta-lud sobre el cauce del río no ha permitido que se conserve la esquina Nororiental del edificio.

El interior del edificio está dividido en 5 espacios por medio de cuatro paredes de técnica cons-tructiva similar a los muros anteriores (EM3a-d) pero más estrechas: 60cm de anchura, que se conservan con una altura de 90cm en las partes más altas que se adosan a EM1 y apenas la últi-ma hilada de piedras en la parte más baja de la ladera, al Norte. Esta conservación se debe a la pendiente acrecentada por los efectos de los arados. Debieron tener igualmente un alzado de tierra y asimismo se conservan algunos fragmentos de estuco junto a ellas. En concreto en EM3d, que divide los espacios de la Habitación 1 y 5 (H1 y H5) en su mitad superior, se conserva el inicio del levantado de tierra de la pared y los revocos de estuco in situ, aunque apenas en un altura de 8-12cm. Sobre la tierra se colocó un revestimiento de mortero de unos 4cm de color blanco, y sobre él una capa de 1cm de color rosáceo sobre la que se dispone la pintura. No quedan evi-dencias en el alzado de tierra de bloques de adobe, tan sólo un color ocre amarillento que indica un cierto tratamiento de la tierra, al menos una selección y cribado de la misma. Este trozo de pared permite hacernos una idea del aspecto original de las paredes y las estancias.

El muro de cierre septentrional de la almazara EM14 tiene una anchura de 60cm y conserva 23 m longitud, aunque debía prolongarse unos 10m más hasta llegar a unirse con el EM2 en la es-quina Noroeste. Al exterior y paralelo a él dejando una especie de pasillo de 1,6 m de anchura, se dispone una nueva estructura: EM15. Se trata de un muro de factura irregular con piedras sin escuadrar y que, sobre todo al interior, no se hallan bien alineadas.

Creemos que se trata de una estructura cuya funcionalidad fue la de sujetar los taludes de la ladera y evitar la erosión de los mismos. El muro de cierre septentrional de la almazara EM14, no sólo es más estrecho que el meridional sino que se halla construido sobre un escalón en ladera, en vez de encajarse en él como sucedía con el meridional EM1. Habida cuenta de que al tratarse de un edificio de 9m de anchura y de algo más de 30m de longitud, las vertientes del tejado deben establecerse hacia los lados largos, el vertido de las aguas sobre la pendiente baja de la ladera podría acabar por socavar los cimientos de la pared de cierre EM14. El pasillo que mencionamos no está explanado sino que presenta un perfil cóncavo inclinado a favor de la pendiente de la ladera, en cuyo extremo se halla el muro irregular EM15. Este pasillo debió servir de receptor de las aguas del tejado haciéndolas correr hacia el río, al Oeste, y la estruc-tura EM15 debe interpretarse en realidad como la pared de un bancal, lo que se conoce en la zona como una “calzada”. De este modo se evitarían los corrimientos de la ladera por efecto de las canales del tejado y que la tierra pudiese llegar a afectar incluso a la natatio de las termas que se encuentran debajo.

Las habitaciones de la almazara tienen dimensiones similares aunque no exactas, así la H4, situada al Oeste del edificio tiene 5,4m de anchura, la H3 posee 5,8m de anchura, 5,4m, la H1 4,8m y la H5, al Este, igualmente 4,8m. El muro EM3c conservado en íntegramente en su longitud, nos permite establecer que entre los 4 muros divisorios y la pared septentrional de cierre del edificio se dejaron unos vanos de 1,2m de anchura. los suelos de estas estancias son

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de tierra apisonada y los remates de las paredes están muy alterados por la erosión, hasta el punto de que se ha perdido casi por completo la superficie original del pavimento en el último metro de las habitaciones junto al muro septentrional, es difícil establecer la existencia o no de puertas que cerrasen completamente las estancias.

La H4 es la peor conservada de todas las habitaciones. Apenas se han hallado materiales ar-queológicos en ella. Su mitad oriental, junto al muro EM3a, estaba ocupada por un cúmulo de piedras que dejó una doble depresión sobre el suelo. Parece tratarse de un acopio de material de cara a realizar alguna reforma en las paredes.

La H3 conservaba sobre el pavimento de tierra diversas manchas negruzcas producidas por el fuego. En el centro de la estancia apareció una piedra con la cara superior alisada pero sin forma definida. En el centro de la estancia y a la altura donde las paredes laterales acaban para dejar el vano de la puerta, se localizó un pequeño hoyo cuadrado de 60x60cm relleno con pie-dras calizas muy disgregadas, en general se halla muy alterado por las rejas del arado. En esta habitación aparecen ya algunos fragmentos de tejas, especialmente ímbrices de gran tamaño, uno de ellos pasado de cocción.

La H2 contiene mayor número de fragmentos de ímbrices y algunos de tégulas, junto a restos de tinajas o dolia. Destaca la existencia de un hoyo cuadrado de 1x1m en la misma posición que el hoyo de la H3, es decir en el centro de la estancia a la altura en que acaban los tabiques.

Vista aérea de la parte oriental de la almazara.

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Este hoyo de unos 40cm de profundidad está relleno de piedras calizas muy disgregadas y restos de yeso que pudieran ser de una rudimentaria argamasa muy deteriorada. Es de señalar que no se alinea exactamente con la dirección de las paredes, sino que lo hace ligeramente en oblicuo.

Una de las posibilidades es interpretar esta estructura, la estructura similar de H3 y el sillar que comentaremos de la H1 como bases para postes de sujeción de la techumbre, ya que todas se hallan en la misma disposición. Hay que tener en cuenta que la anchura del edificio con los muros laterales incluidos alcanza los 9m. Pero la existencia de las paredes divisorias pensamos que hace innecesario estos postes ya que dividen los vanos dejando anchuras de tan sólo 4,5 a 5,5m. Más probable es la posibilidad de que se trate de estructuras relacionadas con la fun-ción del edificio.

La H1 es la estancia en la que más restos arqueológicos han aparecido. Se conservaban nu-merosos fragmentos de estucos así como de los morteros de los mismos. La existencia de un nivel de estucos sobre los ímbrices nos permite deducir que la pared divisoria entre H1 y H2 (EM3c) fue la última en caerse después del desplome del tejado. De igual modo se conservaba el derrumbe del tejado formado principalmente por ímbrices de los cuales se halló un acopio de más de una veintena de ejemplares rotos por el derrumbe de las paredes, apoyados sobre el muro lateral EM1 (UE11), junto a una pileta.

Adosada en la esquina Sureste de la estancia (EM1- EM3d), se halló una pileta totalmente re-llena por el derrumbe de las paredes y el tejado (EM5). El estado de conservación es bueno permitiéndonos conocer las dimensiones originales de la misma. Está parcialmente excava-da sobre el suelo de la habitación sobresaliendo 20cm sobre el mismo. Sus dimensiones son 1,90x0,94m, 70cm de altura, y paredes 48cm de anchura. Presenta boceles en las cuatro esqui-nas inferiores así como en las laterales. Tiene un pocillo central de20cm Ø y 15cm de profun-

Detalle del acopio de ímbrices (UE11) y aspecto fina de H1.

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didad. Está construida con paredes de piedras unidas con argamasa de cal y arena revestidas con un mortero de opus signinum con poco rudus cerámico lo que le da un color blanquecino, salvo en la base de la pileta que es rojizo. La parte superior de las paredes se remata con las esquinas redondeadas y una capa hidráulica con escaso rudus cerámico por lo que se disgrega

EM5. Pileta en H1: proceso de excavación y resultado final.

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fácilmente una vez producida alguna grieta o rotura. Presenta fragmentos de teja y cerámica colocados verticalmente sobre las piedras para regularizar la superficie vertical sobre la que se dispone el mortero.

En el lado oriental, junto al muro EM3d, la pileta tiene un rebaje realizado después de ser cons-truida para encajar un tubo de plomo que comunica con otra pileta situada al otro lado del muro, en la H5. El caño de plomo aparece en la pared de la pileta a una altura de 20cm sobre la superficie de la misma, y el espacio que queda sobre él está tapado con fragmentos de tejas. Da la impresión de que se produjo un error a la hora de construir las piletas cuyos niveles no se adecuaron perfectamente, teniendo que recurrir a insertar el caño 20cm por debajo del nivel superior de la pared de la pileta.

La tubería de plomo está formada por una hoja que se suelda en la parte superior por medio de una cinta de plomo. Las piezas de plomo de la tubería tienen forma troncocónica poco pro-nunciada, para que encajen unas en otras, con la parte más estrecha atrás, en relación al lugar donde se inicia la tubería en H5. La primera y última piezas de la tubería de plomo tienen unos 20cm de longitud. El diámetro interior de la parte más ancha es de 9cm. Presenta un desnivel de 5,5cm para un recorrido de 1,32cm. En el inicio, la tubería se encaja en la P3H5 unido a la pared con mortero. El inicio del tubo se produce a la altura de la pared de la pileta, por lo que fue necesario abrir un hueco en el bocel de la esquina para dejarlo a la altura del piso de la pi-leta. En esta parte el encaje del tubo se realiza a la perfección y la abertura en el bocel en mitad del ancho de la pileta, indica que ésta y el tubo se construyeron al mismo tiempo. Sin embargo, parece que la pared EM3d que las separa se construyó con anterioridad, ya que las piletas se adosan a ella por ambos lados y se puede observar en el lado de la P3H5 que ese estuco del muro se oculta en parte con la pared de la pileta. El suelo de esta pileta se halla a mayor altura que el de la parte inferior de la estancia.

En la H1 a la misma altura que los hoyos con piedras de las H2 y H3, pero ahora mejor alineada con los muros, se localiza un sillar de caliza cuadrado de 56x56cm que sobresale 10cm sobre el nivel del suelo de tierra apisonada (arcillas rojas mezcladas con ocres) y tiene otros 15cm enterrados bajo el suelo. Ya indicamos anteriormente que esta piedra debe estar relacionada con la funcionalidad del edificio, y que se alinea con los hoyos de H2 y H3.

Finalmente la H5 se dispone en el extremo oriental del edificio. A pesar de tener unas dimen-siones similares a H1 el espacio de la misma está ocupado por 4 piletas y una pequeña estan-cia. En la mitad Sur de la habitación, en la parte más elevada de la misma ocupando el espacio entre el muro de cierre Este (no escavado) la divisoria con H1 (EM3d) y EM1, se halla la P3 (EM6). Tiene 4,7x2-2,2m, 60cm altura, una pared de 30cm de anchura compartida con la Pileta 2 (EM7). Esta pileta sólo se ha excavado en parte ya que se halla fuera de la traza. La pared lateral Oeste tiene una anchura de 30cm, a no ser que se halle embutida bajo el muro EM3d, que no ha sido desmontado, y se ha dejado con la capa de estuco conservada y una franja de tierra protectora. La pared septentrional presenta un tramo de 2,4m que remata al interior de la pileta con un bocel o columnilla circular que sirve para disimular una esquina, ya que desde aquí hasta el muro de cierre oriental la pileta es algo más ancha, pues gana 20cm. Las paredes

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este y sur no han sido excavadas. Las paredes septentrionales están fabricadas con la técnica descrita para la pileta anterior, si bien en ésta se aprecia con mayor nitidez el tabiquillo de fragmentos de teja para regularizar la superficie de la pared y ofrecer una línea vertical para el revoco del mortero de cal y arena. Este mortero es blanco, pues apenas tiene rudus cerámico y es, por tanto, más frágil. La parte alta de la pared se remata con las esquinas redondeadas y en el centro se dispone de nuevo una capa de fragmentos de teja que se ha perdido en esta pared dejando a la vista los dos remates redondeados de ambas caras de la pared y un canal más profundo en el centro.

Piletas H5: EM6, EM7, EM8 y EM9.

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En la mitad más oriental de la pared norte de la P3, se adosa una nueva pileta (P2 o EM7) de aproximadamente la mitad de superficie que la anterior. Sus dimensiones son 1,4x1,86m, con 65cm de altura, y pared de 40cm de anchura compartida al Sur con EM6. Al igual que la pileta de la H1 (EM5) presenta boceles en todas sus esquinas, tanto las 4 verticales como las horizontales, y la superficie interior, especialmente las partes más bajas, están fabricadas con un mortero hidráulico con mayor porcentaje de rudus cerámico, de modo que su color es más rojizo y su dureza mayor. Esta pileta ha perdido parte de la superficie superior de dos de sus paredes, ya que nos encontramos a cotas de apenas -10cm sobre la superficie del suelo, pero los sistemas constructivos son siempre iguales en las piletas. En este caso, la pared sur es más estrecha (20cm) ya que se adosa con la pared de la pileta EM6.

Esta pileta presenta un nuevo caño que va a desaguar a otra pileta que se halla hacia el Norte (EM8). Se trata de la más pequeña de las piletas con apenas 1,85x1,15m y los consabidos 70cm altura. Sus paredes tienen la misma anchura que el resto: 38cm, y presenta boceles en las esqui-nas inferiores no existiendo en los vértices verticales, sin duda debido a su pequeño tamaño.

Detalle de los caños de plomo que unen las piletas EM5-6.

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El piso de las piletas P3 y P2 (EM6 y EM7) se halla al mismo nivel, mientras que el de la P1 o EM8 se encuentra a -52cm con relación a ellos. El caño que sale de EM7 lo hace como en EM6, es decir, embutido a ras en la pared de la pileta y con una abertura en el bocel. Desemboca en la P1 a unos 15cm de su parte más alta, de modo que al igual que ocurría en EM5 no se po-dría aprovechar la totalidad del volumen de la pileta. En este caso el caño está revestido con el mortero de la pared de la pileta, demostrando que se construyó al mismo tiempo que las piletas. Ni la P1 o la P2 presentan el pocillo central de la EM5.

Tenemos que hablar todavía de otra pileta más descubierta en los últimos días de excavación. Se trata de un espacio rectangular de 1,8x1,2m con una profundidad de 50cm. A diferencia del resto, esta pileta (EM9) está construida con piedras, grandes lajas de caliza dispuestas en senti-do vertical, sin revestimiento alguno. Estaba rellena por una arcilla ocre amarillo apelmazada y dura (UE17) y no había otra señal de suelo que el cambio de color del relleno a las arcillas sabu-losas rojizas. Este nivel de base de la EM9 se halla 10cm por encima del suelo de la P1 o EM8.

Detalle de los caños de plomo que unen las piletas EM7-8.

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Estas 4 piletas se hallan en la H5 ocupando parte de su espacio excepto un cuarto de la estan-cia que linda con H1. La P4 o EM9 se dispone enterrada bajo el pasillo pegado al muro lateral de cierre Norte. Aunque no se trata estrictamente de un pasillo lo denominamos así porque es el espacio pegado a la pared lateral en donde se abren los huecos de las puertas de las distin-tas habitaciones. En el lugar de los vanos de las paredes EM3a-d que correspondería al muro corto de cierre del edificio al Este (no excavado), se halla una piedra que interpretamos como el umbral de la puerta de entrada al edificio, reforzando la sensación de pasillo que menciona-mos para el espacio de 1m de anchura contiguo al muro lateral Norte (EM14).

El umbral está fabricado en caliza, tiene 1,3m de longitud y 60cm de anchura, y se halla frac-turado en uno de sus lados. En ese lado corto que corresponde a la parte en que se uniría a la pared lateral EM14, presenta un rebaje de 3cm de profundidad y 12cm de anchura, con unión en curva con el resto de la piedra. Hay otro rebaje de 8cm de anchura y 60cm de longitud re-matado en un agujero circular de 12cm de Ø, en la mitad del lateral interior de la piedra, y otro más de 12x18cm junto al lateral exterior en ese mismo lado. Deben corresponder a los rebajes destinados a anclar y sujetar la puerta.

Como decimos, la pileta EM9 excavada en el suelo y construida con piedras se dispone en el lugar de paso casi junto al umbral de la entrada. Resulta evidente que esta pileta debió construirse en un momento en el que la disposición original del edificio debió sufrir algunos cambios. El más evidente de todos ellos es la construcción de una pared (EM11) que cerraba el espacio de H5 delimitando el pasillo de entrada. Esta pared está construida con piedras unidas sin argamasa, canteadas a ambos lados y sin evidencias de revocos. Tiene una anchura de 50cm el largo es el ancho de H5: 4,8m. Esta pared atraviesa la pequeña pileta EM8 cubriéndola completamente de piedras.

Quedaba de este modo un espacio cerrado en el que se englobaban todas las piletas a excep-ción de la construida con piedras (EM9). Dentro de él queda un espacio cuadrado fuera de las piletas de 2,2x2,45m, delimitado por el muro EM3d, la P3 y P2 y el nuevo muro EM11. En este espacio se acumulaban una serie de piedras entre las que cabe destacar la base de un molino rotatorio (EM12) o meta, construido en caliza, de forma cónica con la base plana de 62cm de Ø, el cono con un altura de 32cm y diámetro superior de 9cm con un agujero de 5cm de Ø y 8cm de profundidad. La otra piedra (EM13) también de caliza, corresponde a un contrapeso de viga de molino, de forma prismática de 1,1x0,8x0,8m. Presenta rebajes en dos caras laterales afrontadas y el frente, consistentes en una franja de 10cm de anchura y 6cm de profundidad, y otros dos pequeños rebajes en las otras dos caras laterales y el frente de 10cm de anchura y 3cm de profundidad.

La impresión es que estas piedras fueron arrojadas a este lugar cuando ya estaban inservibles, pues la meta presenta algunos rotos cuyos fragmentos no se han podido hallar, si bien no se terminó de excavar totalmente la estancia. De hecho parece que este espacio se utilizó para ir depositando las piedras que ya no servían al tiempo que se condenaban las piletas, por lo que suponemos que la EM9 de piedras sobre el pasillo, se excavó entonces aunque no podemos determinar con qué utilidad.

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Se constata por tanto la existencia de reformas en el edificio, aunque parece que sólo afectan a esta parte, ya que no se ha documentado en otros lugares la construcción de nuevas es-tructuras o la amortización de las antiguas, a no ser que los cúmulos de piedras de la H4 que comentamos anteriormente respondan a procesos similares.

Del pasillo existente entre el muro lateral EM14 y el que sujeta la ladera EM15, apenas se reco-gen materiales. Como ya comentamos, se trata de una superficie en declive ligeramente cur-

Piedra de molino y contrapeso de prensa de viga en H5.

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Almazara

vada. Entre el nivel de las piedras más altas conservadas de EM15 y la base de EM14 hay unos 10cm de diferencia a favor del último, por lo que la curvatura de la superficie endurecida del suelo de este pasillo, da la sensación de horizontalidad.

EM15 se dispone sobre una superficie explanada que hacia la parte baja de la ladera presenta un desnivel de 1,2m de altura, ligeramente ataludado. La parte baja de este desnivel corresponde ya con la superficie sobre la que se dispusieron las distintas estancias del balnea que comen-taremos más adelante. Toda esta superficie que presenta una forma piramidal de 30x10x20m, estaba cubierta por un relleno de tierra, piedras y fragmentos de cerámica entre los eran muy abundantes los restos de grandes recipientes.

Este espacio se dividió en las UE 21, 22 y 23, más en función del contenido que por cuestiones estratigráficas. Ésta se trata de un paquete de relleno procedente del derrumbe de la almazara pretendimos aislar lo mejor posible los restos que podrían haber correspondido a cada una de las habitaciones de ésta. De esta forma la UE21 se corresponde grosso modo con los derrumbes de la H3, la UE22 con los de la H2 y la UE23 con los de la H1, ya que la parte baja de la H4, ade-más de estar muy afectada por la erosión se sitúa fuera de la traza. Hemos podido comprobar al menos que varias piezas de cerámica correspondientes a la UE23 unen con piezas de la H1.

UEs 21-23.

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2. FUNCIONALIDAD

Los elementos más significativos a la hora de indicarnos la funcionalidad del edificio son las piletas y las piedras halladas en H5. Por lo que respecta a estas últimas, uno de ellas de corres-pondería a una meta de molino rota-torio. Aunque las destinadas a moler aceitunas suelen tener la superficie rayada con grandes estrías, en este caso presenta una superficie lisa. El hecho de estar desechada junto con otras piedras que sin duda corres-pondieron a sistemas de molienda de aceitunas, además de su tamaño, mayor que el usual para las piedras de molinos de cereal, nos inducen a pensar que estamos ante una piedra de molino rotario cilíndrico.

Junto a ella yace otra piedra con for-ma de prisma rectangular de 1m de longidud con caras de 80cm. Los reba-jes dejan las caras posterior y anterior unas marcas en forma de cruz. Este contrapeso correspondería al tipo 13 de los contrapesos de prensas de tor-no de Peña Cervantes (2010: fig. 21), aunque lleva rebajes en sus cuatro ca-ras. El cruce de estos rebajes es el que determina la cruz de los lados cortos, pero en ningún caso se puede hablar de orificio que sirviera para el ancleja de husillo o tornillo de las prensas de este tipo. Es el único indicio hallado sobre la existencia de una prensa de este tipo, ya que no se han encontra-do otras piedras de anclaje del me-canismo de la prensa. Las prensas de torno tienen un origen más antiguo que las de tornillo, aunque natural-mente conviven durante largo tiem-Plano de la almazara.

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po. Sólo recientemente se han documentado prensas de tornillo de época Julio-Claudia (Peña Cervantes, 2010:71), lo que avalaría de alguna manera las indicaciones cronológicas de otros elementos como el mosaico sobre el inicio del yacimiento en época augustea o tiberiana.

No podemos por tanto realizar más precisiones sobre los sistemas de prensado existentes en Casas de Luján. Aunque no pudo excavarse la parte final del edificio, todo indica que el muro de cierre EM1 continuaría hasta formar una esquina con el muro oriental de H5 apenas inves-tigado, pero del que existen indicios. De este modo se cerraría la H5 y el edificio. No obstante, dada la disposición de las piletas parece lógico pensar que la sala de prensado se hallase junto al remate del muro EM1, ya que a él se adosa la pileta mayor y que se dispone a mayor altura. En este caso el muro EM1 no continuaría o presentaría un hueco para comunicar ambos espa-cios. La sala de prensado se dispondría como un anejo al muro EM1 al Sur de éste en la parte más alta de la ladera, algo que favorecería el vertido del líquido en la pileta.

Finalmente, otro de los aspectos que podría considerarse a favor de unas instalaciones para aceite, es el hecho de la existencia de tuberías de plomo entre las piletas, metal que a decir de los autores antiguos era recomendado para el aceite (Peña Cervantes, 2010:184 nota 162). Más definitoria es la existencia de piletas de decantación de structile gemella. Contamos con dos ejemplos de piletas de decantación: EM6-5 y Em7-8. Ambas unidas por los caños de plomo que comentamos.

Las piletas se conservan enteras, lo que permite calcular el volumen que podían contener. De ese modo las dos más pequeñas que están conectadas podrían contener 1.460 y 450 litros de aceite respectivamente (EM7 y 8), mientras que las mayores 4.200 y 680 litros de aceite cada una (EM6 y 5). Se trata de piletas que Peña Cervantes encuadra en el tipo 3, o piletas de decan-tación mediante cubetas conectadas, tipo que sería característico de la Península Ibérica (Peña Cervantes, 2010:84), de las cuales existen ejemplos igualmente unidas con tuberías de plomo en el yacimiento murciano de Fuente de la Teja (Murcia Muñoz, 1997-8).

Distintos detalles nos hacen pensar que en un principio se construyeron las piletas EM7 y 8, unidas perfectamente por un caño de plomo. Para disponer el suelo de EM7 al nivel de la altura de EM8, hasta donde hay 55cm de diferencia, se aprovechó el talud de la ladera, pues en todas las estancias H1 a H5 fue preciso regularizar el suelo excavando en la parte alta de la ladera hasta obtener una superficie horizontal. La pileta más pequeña (EM8) se construyó sobre un hoyo practicado en el suelo de la estancia.

Posteriormente estas piletas debieron de resultar pequeñas y se construyeron dos nuevas piletas mayores (EM6 y 5), ocupando una de ellas 1/3 de la H5, mientras que fue preciso construir la otra (EM5) fuera de esta habitación, en la H1. El nivel de EM6 es el mismo que EM7, mientras que EM5 se excavó en el suelo de H1, al igual que lo había sido antes EM8. Para ello fue necesario que el tubo de plomo atravesase el zócalo de piedra del muro EM3d. Quizá como fruto de un peque-ño error de cálculo que dejó la pileta EM5 unos centímetros por debajo de la altura deseada, o sencillamente por falta de minuciosidad, el caño de plomo de la Pileta no está embutido en el mortero de la misma, sino que se practicó una hendidura en la parte alta de la pared de la pileta

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para recibir el caño, tapando la parte sobre el tubo con unos fragmentos de teja sin rellenar el espacio con mortero. Probablemente las cuatro piletas estuvieron en uso durante un tiempo.

Teniendo en cuenta estas ampliaciones podríamos incluso considerar la posibilidad de la ins-talación de la prensa de torno en la H5 en primera instancia. El contrapeso podría hallarse en su lugar original y la viga disponerse hacia el Sur, en el espacio que luego ocupó posteriormen-te la EM6. El espacio de esta pileta pudo estar elevado a la altura en la que se inicia la pileta y en ese espacio ubicarse la sala de prensado o area. El aceite podría entonces verter directamente sobre la pileta EM7. La construcción de las nuevas piletas obligaría a sacar la prensa de la H5 y llevarla al Sur de la EM6.

Más difícil de entender es la función de la construcción de un muro (EM11) que aislaba la zona de piletas de la H5 separándola del pasillo o zona de tránsito desde la entrada y tapando ade-más con el mismo la pequeña pileta EM8. Entonces el pequeño espacio sin piletas delimitado por el nuevo muro debió convertirse en una zona de desecho en la que se acumularon pie-dras, entre las que se hallan la meta del molino rotatorio y el contrapeso de la viga. Por lo que respecta a la pileta excavada en el suelo con las paredes formadas por grandes lajas de caliza, desconocemos su funcionalidad. El principal problema consiste en que se halla tras el umbral de la puerta de acceso al edificio, ocupando el paso, por lo que o bien debemos suponer que cuando se excavó esta cubeta el edificio no se utilizaba ya o al contrario, que se construyó antes que el edificio.

El edificio poseería ventanas que se abrirían probablemente al Sur, dando a la explanada en donde se halla el alfar, ya que los agrónomos latinos como Varrón o Columela aconsejan que se orienten a la zona más cálida los edificios dedicados a vino o aceite, pues el líquido se con-densa con el frío.

Detalle del umbral de entrada y Piletas EM8 y 9.

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“Hay algunos molineros que, aunque son cuidadosos, no ponen la aceituna entera debajo de la prensa, porque creen que se pierde haciendo esto algún aceite: pues así que ha cargado sobre ella el peso de la prensa no exprime sólo el alpechín, sino también arrastra algún licor craso. Mas el precepto general que tengo que dar es, que no se deje entrar humo ni hollín en el molino mientras se está extrayendo al aceite verde, como ni tampoco en la bodega en que se encierra, pues ambas cosas son contrarias á este líquido, y los maestros de molino más inteligentes apenas consienten que se haga esta maniobra a la luz de un candil. Por lo cual se debe fabricar el molino y la bodega del aceite hacia el lado del cielo que esté menos expuesto a los vientos fríos, porque el calor del fuego que sería entonces menester hacer es dañoso”. Columela, Libro 12, Cap. L.

De este modo se conseguiría, además, evitar el contacto visual entre el edificio y la zona de los baños, de modo que los trabajadores no importunasen a la familia de los dueños. No descar-tamos que en las 3 estancias libres de piletas se pudieran guardar otros productos además de aceite, como vino, del mismo modo que no sería extraño que el edificio tuviese dos alturas, y aprovechar así para guardar grano en la de arriba. Tampoco es desdeñable que los trabajadores hicieran buena parte de la vida allí, al menos comieran a menudo, lo que justificaría la presencia las sigillatas halladas en estas estancias.

Estos indicios de Casas Luján poseen el interés de situarse en el centro peninsular donde existe un vacío de documentación sobre la producción de aceite en época romana (Véase el mapa de la fig. 59 de Peña Cervantes, 2010). Este vacío se debe sin duda a una investigación arqueo-lógica menos intensiva que en las zonas costeras, y no dudamos que en los próximos años se incrementarán los ejemplos de instalaciones para la producción de aceite, sin ir más lejos, en el yacimiento de Llanos de Pinilla, se documentaron unas instalaciones que se pueden interpre-tar como torcularium y cella olería (Véase la memoria correspondiente en esta misma serie).

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Balnea

VI. BALNEA

La loma donde se ubican los hornos y el taller alfarero, la casa de las vacas y la almazara, des-ciende hacia tierras bajas. Nos encontramos ante una capa de arcillas marrones de algo me-nos de 1m de potencia, bajo las que aparecen ya las tierras ennegrecidas por los procesos de bioturbación. Estamos por tanto en el borde de las tierras que podían ser habitadas antes de adentrarse en las zonas encharcadas del cauce del Gigüela.

Bajo la estructura EM15 y con dirección de 48º con relación a ella y el resto de estructuras de los lados largos de la almazara, se hallan nuevas estructuras con orientación casi de 45º con respecto a los puntos cardinales. En este caso se corresponden con lo que interpretamos como un balnea perteneciente a la villa a la que hay que asociar la almazara y el alfar.

Vista aérea de la zona de baños.

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1. NATATIO

La primera de estas estructuras corresponde a H10 dentro de la cual se documenta una natatio. Está delimitada por unos muros de 50cm de anchura de piedras de pequeño tamaño careadas en am-bos lados y bien unidas con mortero de cal y arena. El largo del edificio lo da la longitud del muro EM18 de 11,5m, mientras que el ancho no ha podido ser determinado, ya que se pierde más allá del ancho de la traza de la obra.

El muro que cierra el espacio al Sur (EM17) tiene una longitud de 7,5m hasta que se une con una es-tructura apenas excavada (EM16). En este punto el muro EM17 presenta un rebaje de 65cm de altura en lo que podría ser la apertura de un vano para una puerta. En la parte baja no hay una piedra de

Fig 16 planta general del balnea.

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umbral, sino la misma mampostería de la pared. En su extremo se dispone un sillar de caliza de de50x80cm, sobre el que se pudo ver el perfil de una hilada de mampostería, así como que más allá del sillar la nueva pared continúa con fábrica de mampostería. Ahora bien, esta nueva estruc-tura (EM16), no forma un ángulo recto con EM17, sino obtuso, de unos 115º. Al hallarse ya fuera de la traza no se pudo continuar investigando. Probablemente se trate del inicio del cerramiento del Peristilo, o de una reforma posterior, ya que la abertura en EM17 parece corresponder efecti-vamente a la apertura de un hueco de 90cm para una puerta donde antes estaba el muro.

En las caras interiores de las 3 paredes excavadas del peristilo: EM17, 18 y 29, se conservan los restos de un revoco de estuco de 5cm de grosor, formado, como en la almazara, por el mortero de 4cm de grosor rematado con incisiones en espiguilla, de color blanco y la capa de 1cm de grosor rosácea sobre la que se dispone la pintura. La esquina de EM17 con EM17 es la mejor conservada, en ella se aprecian hasta 4 hiladas de piedra que dan una altura de 80cm, sin que haya podido investigar la presencia o no de cimientos. Sobre ellas se han conservado sobre EM17 con unos 2m de longitud, la capa de tierra que se dispone sobre el zócalo de piedras. Se trata de un tapial que en la cara interna conserva el estuco in situ.

Esta estancia (H10) está ocupada por una natatio en el centro, construida con grandes lajas de piedra caliza dispuestas verticalmente, algunas de las cuales presentan un rebaje en sus lados dando el aspecto de un suave almohadillado. Estas piedras tienen un grosor de medio pie (15cm) con anchos diferentes y altura de al menos 1,40. Decimos esto porque no fue posible excavar las partes bajas de la natatio debido a las surgencias de agua que lo inundaban todo. Utilizando una bomba para achicar el agua, pudimos investigar una esquina. Comprobamos que a la altura de 1,24m comenzaba un suelo de opus signinum (EM48) que junto a la piedra tenía 14cm de grosor, probablemente porque llevara el típico bocel de ¼ de círculo en la unión con la piedra. Bajo el opus signinum se comprobó la existencia de nuevas piedras colocadas ahora horizontalmente. Si estas piedras fueran la base o la solera de la natatio (EM49) y sus dimensiones fueran similares a las colocadas en los lados, sobre todo de grosor, los ortostatos laterales medirían 1,53m de altura.

Vista aérea de la natatio.

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Sólo se conservaba 1 ortostato (EM21) en el lado Norte de la natatio, de 1,52m de largo, los dos del lado Oeste tienen 1,56m cada uno. En el lado Sur se conservan los 4 que debió tener, con longitudes de Oeste a Este de 1,95m, 1,35m, 1,56m y 160m, respectivamente, lo cual da unas di-mensiones a la natatio de 3,12x6,16 o 6,31m, lo que nos acercaría a los 30m3 de capacidad. Estas diferencias se deben a la unión de las losas que se realiza mediante junta al tope, apoyándose las dos del lado corto en las de los lados largo. Para evitar fugas de agua, entre las dos testas de los ortostatos se dispuso una capa de plomo en la testa de la pieza del lado corto, además de unas

Vista general de la natatio.

Detalle de los ortostatos de la natatio.

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Balnea

pequeñas grapas en la parte alta asegurando ambas piezas. Los cantos de los ortostatos están rematados con ranura y lengüeta, a fin de ensamblar unas piezas en otras, pero dada la longitud del ensamble: 1,53m, los cantos presentan además una capa de plomo en toda su longitud.

Como decimos, la base de la piscina apenas pudo ser investigada dadas las malas condicio-nes de un terreno encharcado en el que se deshacían los restos arqueológicos. A pesar de ello, se descubrieron sobre la superficie del opus signinum en el ángulo Noreste, dos sillares ensamblados con un ligero desnivel entre ellos (EM28. A pesar de que no se han conservado ortostatos en el lado Este de la piscina y sólo 1 en la otra parte del lado Norte, no cabe duda de que ambos sillares se hallan en la esquina opuesta ya que marcan las direcciones en las que debieran estar los ortostatos. Tienen un ancho de 60cm y 34 y 58cm respectivamente. No sabemos si el desnivel de 3cm entre ellas se debe al rebaje de la inferior o la superior, en otras palabras, si formaban un escalón entre ambas o cada una de ellas era un escalón.

Entre la piscina y las paredes que delimitan la estancia existen 4 corredores de 1,65m de ancho los laterales y 1,70m el septentrional. Estuvieron o iban a estar recubiertos de un pavimento de opus signinum (EM47) del que se conserva parte del lado oriental, el lado occidental y el arranque del septentrional. Imaginamos la existencia de una disposición similar al Sur, parte que no se excavó al situarse fuera de la traza de la obra. En el lado Oeste quedaban los restos de dos piedras calizas talladas, de 60x60cm y 15cm de grosor (EM19 y 20) que interpretamos como la base de sustentación de sendas columnas, ya que cada una de ellas se disponía sobre

Acúmulo de rudus sobre el lado occidental del frigidarium.

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el suelo pero junto a las esquinas NO y SO de la natatio. También pudieron servir como base de elementos decorativos, tales como columnas de un parterre o incluso estatuas, pues en realidad no podemos afirmar si la estancia estuvo techada o no.

Junto a la basa de la esquina SO aparecieron los restos de lo que parece un nuevo suelo de opus signinum (EM46), a no ser que se trate de un gran fragmento procedente de un derrumbe, ya que sólo se pudo investigar el frente del mismo, pues sobre él se hallan los derrumbes de la pared EM17 con grandes fragmentos de estuco que fueron dejados in situ. Se halla a 8cm del anterior y sus características son similares, con una capa de pequeños guijarros en la base y mortero de cal y arena con abundante rudus cerámico, hasta alcanzar los 8cm de grosor.

Destaca precisamente la presencia de pequeños fragmentos de tejas y tinajas procedentes de un machaqueo grosero. Son piezas con aristas de unos 3x3cm que se concentran en gran cantidad sobre el 2º suelo de opus signinum en el lateral Oeste, justo antes de llegar a los de-rrumbes de la pared con estucos. Se excavó algo menos de 1m3 de este material del que, como de todos los morteros revestimientos y hormigón, se guardaron muestras para su posterior análisis. La impresión es que estamos ante un acopio de rudus preparado para ser mezclado con el mortero. Esta interpretación refuerza la sensación de que se estaban acometiendo re-formas en el edificio, al menos en esta estancia de la natatio. Obras que no llegaron a ser termi-nadas, al menos así se explicaría la falta del pavimento de opus signinum en el lado Norte, pues a pesar de que el derrumbe se produjo hacia ese lado y la estructura EM17 resultó más dañada que otras al recibir el impacto, no se han hallado restos del pavimento entre los escombros. También se podría explicar de este modo la falta de casi la mitad de los ortostatos de la piscina, pues a pesar de que se encontraron algunos fragmentos rotos entre el relleno del derrumbe, son muy pocos para explicar la falta de 5 de estas grandes piezas.

Tanto la natatio como el resto de la estancia se hallaban completamente colmatadas con un relleno formado por piedras, fragmentos de dolia, panderones de estuco, tejas, ladrillos y al-gunos fragmentos de cerámica. Los fragmentos de estuco son abundantes por lo que una vez que se proceda a la excavación completa del relleno de la piscina, no descartamos que se puedan hallar evidencias de que la estancia estuvo techada. Pero a pesar de todo sorprende la gran cantidad de fragmentos de tinajas o dolia recuperados. Tal vez contigua a la estancia de la piscina se hallaba otra que sirviera para almacenaje, o incluso que estos restos provengan de la cercana almazara, que al fin y al cabo se encuentra en la parte alta de la ladera.

En cualquier caso sorprende que los trabajos de reforma se abandonasen repentinamente sin ser concluidos y que sobre éstos se derrumbase todo el edificio, al parecer, además repentina-mente, ya que los derrumbes afectan por igual a todas las dependencias del balnea así como de la almazara. Hemos llegado incluso a plantearnos la existencia de un fenómeno natural como un terremoto que provocara los derrumbes sobre las reformas a medio hacer. Tal vez haya que pensar en motivos de índole económica, o el fallecimiento repentino del dueño de la villa o algún hecho similar que acarreara el abandono de los trabajos de reforma y el aban-dono del lugar que posteriormente se derrumbaría.

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2. TEPIDARIUM

El muro de cierre de la natatio en la parte que da al río (EM17), presenta una esquina y se retrae 1,6m. A esta altura continúa un nuevo muro de similares características (EM31). Tiene también un largo similar a EM17, 30cm más: 11,8m, y engloba 3 estancias: H11, H12 y H13 que hemos interpretado como el praefurnium, el caldarium y el tepidarium del balnea. De ellas sólo se ha podido excavar una parte, ya que el resto se sale de los límites de la traza de la obra.

La primera de estas estancias (H11), contigua a la natatio, la interpretamos como el tepidarium. Se trata de una estancia de 3,2x3,2m. Calculamos las dimensiones del lado que no se ha ex-cavado suponiendo que los dos vanos que se abren en los muros que la separan de la natatio (EM29) y el caldarium (EM32) se disponían en el centro de la estancia. Ambos muros tienen una fábrica de mampostería con piedras careadas unidas con mortero de cal y arena; un ancho de 60cm y presentan restos de haber tenido estucos por ambas caras. Los vanos de ambas puer-tas tienen 70cm de ancho y están formados por sendos bloques escuadrados de caliza, con la particularidad de que el que une el tepidarium con el caldarium presenta la superficie curvada con lomo de unos 10cm de diámetro. Esta particularidad ha de deberse a la existencia de un arco bajo el muro para paso del aire caliente, pues la habitación debe conservar intacto el sis-tema de hipocausto bajo el suelo de opus signinum. Así lo consideramos aunque el pavimento está completo. Se trata de un pavimento con los característicos boceles de ¼ de círculo en to-das las uniones con las paredes. Estos boceles no se interrumpen en los vanos de las puertas ya que ambos umbrales se hallan 18cm sobre elevados con relación al pavimento de la estancia.

En el derrumbe que ha quedado bien marcado en el perfil, se puede apreciar con claridad el derrumbe de tejas que se produjo directamente sobre el suelo, la existencia de algún ladrillo mezclado con las tejas y sobre ellas los fragmentos blancos de los morteros del estuco que recubría las paredes. Apenas se hallan materiales entre los escombros.

El tepidarium visto desde el Norte con el derrumbe marcado sobre el perfil de la traza.

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3. CALDARIUM

Contigua a la H11, y separada de ella por el muro EM32 se dispone la H12 o Caldarium. En este caso se ha podido excavar menos de la mitad de la estancia. Sus dimensiones serían 4,5x1,6m si de nuevo el hueco de la puerta que comunica con el tepidarium se halla en el centro de la estancia. Las paredes tienen la misma factura que las anteriores y tan sólo debemos señalar la existencia de dos sillares de pie y medio cada uno (45x45cm) en el muro EM31 justo en el centro de la estancia. Están dispuestos en línea con la cara exterior del muro y separados en-tre sí por otros 45cm. Desconocemos su altura pues no se llegó a excavar hasta los niveles de fundación de los muros, para no debilitar las estructuras, ya que debían ser de nuevo tapadas y sobre ellas trabajar la maquinaria pesada encargada de disponer en su lugar (5m por debajo del nivel de los muros) la tubería de la conducción de agua. Por ello podemos sólo constatar que estos sillares poseen cuando menos 50cm de altura.

Esta estancia tuvo igualmente las paredes decoradas con estuco, además de un pavimento de mosaico. Se trata de un mosaico bícromo que combina el blanco y el negro (en realidad se trata de un verde muy oscuro) en un diseño geométrico. La porción de este pavimento descubierta se halla en muy mal estado de conservación ya que el derrumbe de las estructuras situadas hacia el Este, en donde el terreno se eleva ligeramente, ha roto el mosaico fragmentándolo en buena medida porque la existencia del hipocausto bajo él dejaba una superficie hueca. Esto nos ha permitido observar la disposición del hipocausto y los detalles de fabricación del pavimento.

Detalle de la puerta que comunica el tepidarium con la natatio.

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El mosaico se apoya sobre una capa de mortero de 7cm de grosor; esta capa de mortero se apoya sobre unos ladrillos bipedalis de 56x56cm y 5cm de grosor, de acuerdo a la más orto-doxa tradición vitruviana. Presentan en la superficie superior incisiones en ajedrezado realiza-das con los dedos para mejorar el agarre del mortero. Las pilae del hipocausto están construi-das con ladrillos besales 22x22cm, con 6cm de grosor y un pedalis como remate y apoyo de las bipedalis, de 29x29cm y 6cm de grosor. Se han excavado 7 hiladas de los besales sin haber llegado a la base del hipocausto. La separación entre cada una de las pilae es de 60cm desde el centro de las mismas, por lo que dejan entre ellas unos vanos de 38cm.

Junto a la pared EM31 se adosan unas pilae que en este caso están formadas por ladrillos semi-circulares de 4cm de grosor y de 28cm de diámetro. La aparición de estas pilae semicirculares

Vista del caldarium y detalle del hipocausto.

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junto a las cuadradas se da en los conjuntos termales de Pompaelo y Complutum, entre otros (Fernández Ochoa et al., 1999). Por el contrario, junto al muro EM32 que separa esta estan-cia del tepidarium no se adosan pilae sino que se dispone un murete de ladrillos de 20cm de ancho que deja una estrecha cámara de aire entre él y la pared de piedra de 5cm de ancho.

Pared Oeste del caldarium con el tepidarium al fondo.

Detalle de la bañera del caldarium.

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Balnea

Hemos documentado la existencia de huecos abiertos de 20x20cm en murete de ladrillos. Se disponen como las pilae a 38cm de distancia de la pared EM31 y otros 38cm uno de otro y 60cm por debajo de la altura a la que se disponen los bipedalis. Su función sería la de permitir que ascienda el aire caliente del hipocausto por el hueco de la pared.

Este murete ofrece una superficie de apoyo a los bipedalis sobre los que se disponían los ladri-llos mammatae para dejar una cámara de aire en toda la altura de la pared. Además de los nu-merosos restos de estos ladrillos hallados en esta estancia, se conserva una mammata in situ, junto a la puerta de comunicación con el tepidarium, lugar en donde mejor conservado está el mosaico, su mortero e incluso un bipedalis, que aunque fracturado, también se halla in situ.

La parte excavada el mosaico se ha fragmento por efecto del derrumbe y sus trozos aparecen dentro del hipocausto. En la parte Este de la estancia y adosada a la pared (EM35) que la separa del praefurnium, se dispuso una bañera de obra. Esta bañera descansa sobre el mosaico. Está construida con unos muretes de fragmentos de tejas y ladrillos colocados horizontalmente y unidos con argamasa, que miden 40cm de anchura y 60cm la longitud que da al interior. Están forrados al exterior e interior con una capa de 5cm de opus signinum de color rosa de muy bue-na calidad. La bañera tiene una anchura interna de 80cm, e imaginamos que doble largo. Se rematan con boceles las uniones horizontales. Para acceder a ella posee un escalón de 80cm de longitud y 30cm de huella fabricado con opus signinum.

Esta bañera parece estar construida directamente sobre el pavimento de mosaico ya que por debajo del escalón de acceso, parte que ha quedado abierta sobre el hipocausto gracias al derrumbe, las teselas aparecen cubiertas por el mortero del escalón. En principio no parece tener mucho sentido que se cubra la superficie de mosaico que ocupa la bañera, a no ser que se dispusiera una zona sin mosaico y que la bañera apoyara sólo su borde sobre las teselas. En caso contrario tendríamos que pensar que pudo haber en un principio una bañera exenta y que posteriormente se construyó la bañera de obra que hemos encontrado.

4. PRAEFURNIUM

La última de las estancias corresponde al horno o praefurnium. Tiene 2,3m de anchura y una longitud desconocida ya que sólo se han podido excavar 1,8m. Aquí remata el muro exterior EM36 que tiene una especie de contrafuerte o escalón de opus caementicium de 20cm de an-chura. Aparte de los niveles con abundancia de carbones y el derrumbe con abundancia de tégulas y ladrillos hallados en el interior de la estancia, lo más destacable es la existencia de un arco (EM39) bajo el muro EM35 para el paso del aire caliente hacia el hipocausto del caldarium. Se trata de un arco de medio punto con un vano de 2m y una altura de 1m. Se abre en la pared de mampostería con piedras de 40x40 bien careadas, con una hilada de ladrillos en horizontal forrando las piedras para regularizar la superficie, y otra hilada de ladrillos dispuestos de canto a modo de dovelas. Estos ladrillos tienen una anchura de 4cm y 14cm el frente o largo, pero desconocemos el ancho.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Junto al estribo del arco se dispone un murete formado por ladrillos de 40x40cm unidos con argamasa, con dos ladrillos de largo, que debe interpretarse como un dispositivo para aumen-tar el tiro y facilitar la salida del aire caliente por el arco. De nuevo el afloramiento del nivel freático impidió la excavación completa de esta porción de la estancia.

Restos del balnea desde el Norte.

Praefurnium.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Fichas de U.E.

VII. FICHAS DE U.E.

ÁREA UE Descripción Materiales Relaciones Estratigráficas

H4 1 Derrumbe de paredes, parte superficial. Arcilla arenosa ocre, suelta, grumosa.

Escasa cerá-mica

Sobre2. Entre EM1 EM2 EM3a

2 Derrumbe tapial-adobe paredes. Arcilla ocre amarillo grumosa, dura.

Cerámica Bajo1 Sobre3 Entre EM1,2,3a

3 Espacio amorfo en el suelo rellena de Piedras. Arcilla marrón oscuro, suelta, blanda.

Piedras Bajo2 Entre EM1 EM3a UE2

H3 4 Derrumbe de paredes, parte superficial. Arcilla arenosa ocre, suelta, grumosa.

Escasa cerá-mica

Sobre5 Entre EM1, EM3a, b

5 Suelo de arcilla apisonada rojizo con manchas negras y afloramiento arcilla ocre subsuelo.

Cerámica, podón

Bajo4 Entre EM1, EM3a, b

H2 6 Derrumbe de paredes, parte superficial. Arcilla arenosa ocre, suelta, grumosa.

Escasa cerá-mica

Sobre7 Entre EM1 EM3b, c

7 Suelo de arcilla apisonada rojizo con manchas negras junto a EM3b.

Escasa cerá-mica dolia

Bajo6 Entre EM1 EM3b, c

8 Hoyo rectangular con piedras calizas y de yeso, en oblicuo a paredes. ¿soporte de viga?

Piedras pequeñas

Bajo y Entre 7

H1 9 Derrumbe de paredes, parte superficial. Arcilla arenosa ocre, suelta, grumosa.

Abundante cerámica

Sobre10 Entre EM1 EM3c, d

10 Suelo de arcilla apisonada rojizo sobre base ocre de arcilla subsuelo.

Cerámica, metales

Bajo 9 Entre EM1 EM3c, d

11 Acúmulo de tejas dispuestas en verti-cal junto a EM1 con relleno de arcilla suelta.

Imbrices Bajo 9 Entre 10 y EM1 EM5

P1 12 Relleno de cubeta, arcilla ocre marrón suelta, grumosa, capa final apelmazada y dura.

2 lagoenas, Bajo9 Entre EM5

H5P1 13 Relleno de cubeta sobre y entre EM11, arcilla marrón claro, suelta.

Escasa cerá-mica

Cubre EM11 Entre EM8

14 Relleno inferíos cubeta, arcilla ocre amarillo compacta.

Sin mate-riales

Bajo 13 EM11 Entre EM8

H5P2 15 Relleno cubeta con arcilla ocre amarillo compacta y apelmazada en parte infe-rior.

Sin mate-riales

Bajo 19 Entre EM7

H5P3 16 Relleno cubeta: arcilla marrón-ocre, suelta, grumosa

Sin mate-riales

Bajo 19 Entre EM6

H5P4 17 Relleno ocre amarillo apelmazado y duro sobre arcilla roja subsuelo.

Sin mate-riales

Bajo 19 Entre EM9

18 Parte inferior relleno cubeta, arcilla rojo oscuro, apelmazado, grumoso.

Sin mate-riales

Bajo 17 Entre EM9

H5 19 Arcilla ocre oscuro suelta y blanda, con restos de tierra vegetal. Cubre las cubetas

Escasa cerá-mica

Sobre 13 15 17 Entre EM1 3d

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Excavaciones en Casas de Luján

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20 Relleno ocre apelmazado con piedras molino, contrapeso almazara, etc.

Escasa cerá-mica

Bajo 19 Entre EM6 7 11 3d

AMB7 21 Derrumbe ladera abajo almazara, parte Oeste, arcilla grumosa, dura, marrón, con tejas.

Abundante cerámica

Entre 22 y EM15

22 Derrumbe almazara parte central, ar-cilla marrón compacta y dura, piedras sueltas

Abundante cerámica

Entre 21 y EM15

AMB8 23 Derrumbe almazara Este, arcilla marrón compacta y dura, tejas, piedras, arga-masa, etc.

Abundante cerámica

Entre 21 EM15 EM16 EM17

ÁREA UE Descripción Materiales Relaciones Estratigráficas

H10 24 Relleno Natatio con superficie del de-rrumbe arcilla marrón, piedras, tejas estuco, etc.

Abundante dolia

Sobre 29 Entre EM17 18 29

25 Fragmentos de rudus (teja y ladrillos) para opus signinum: 3x3cm esquina NW Natatio

Sin mate-riales

Sobre 27 Entre EM17 Bajo 24

26 Derrumbe de arcilla marrón con estu-cos in situ, sobre opus signinum 27. Sin excavar

Sin mate-riales

Bajo 24 Entre EM16 EM17

27 Suelo 1º opus signinum, 10cm grosor, base guijarros pequeños.

Sin mate-riales

Sobre 28 Bajo 26 Entre EM17

28 Suelo 2º opus signinum, 10cm grosor, base guijarros pequeños. Superficie escarificada.

Sin mate-riales

Bajo 27 Entre EM17 18

29 Derrumbe sobre piscina, arcilla marrón con estucos, tejas, ladrillos, piedras y dolia.

Cerámica Bajo 24 Entre EM18 y 21-28

30 Derrumbe en piscina, arcilla marrón con estucos, tejas, ladrillos, piedras y dolia.

Cerámica, dolia

Bajo29 Entre EM21 a EM28

31 Opus signinum fondo de piscina, 13cm de grosor, cal, arena y rudus con base guijarros.

Sin mate-riales

Bajo30 Entre EM21 a EM28

H11 32 Derrumbe arcilla marrón claro en Tepi-darium, suelta, blanda.

Cerámica Sobre 33 Entre EM29 31 32

33 Derrumbe de arcilla ocre oscuro, apel-mazada con estucos, tejas, ladrillos y piedras.

Escasa cerá-mica

Sobre 31 Entre EM29 31 32

34 Suelo de opus signinum con superficie escarificada. Compldeto, sin excavar.

Sin mate-riales

Bajo 33 Entre EM29 31 32

H12 35 Parte superficial del derrumbe sobre el Caldarium. Piedras, tejas y alguna tesela.

Cerámicas Sobre 36 Entre EM31 32 35

36 Arcilla gris y negra por efecto de las cenizas y algún carboncillo.

Cerámicas Sobre 38 Entre EM31 32 35

37 Arcilla marrón-ocre, apelmazada, dura que rellena la bañera del Caldarium.

Sin mate-riales

Entre EM40

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Fichas de U.E.

38 Suelo Caldarium: mosaico geométrico verde oscuro y blanco, mortero de-10cm.

Sin mate-riales

Sobre EM44 bipedalis

H13 39 Arcilla negruzca, mojada, apelmazada, con carboncillos piedras, tejas y ladri-llos.

Cerámicas Sobre 40 Entre EM31 35 36

40 Arcilla negra con abundantes carbones y manchas grises de ceniza, suelta, mojada.

Cerámicas Bajo 39 Entre EM31 35 36

41 Arcilla marrón grisácea, apelmazada, mojada, dura.

Escasas cerámicas

Junto a EM31

42 Relleno de depresión entre almazara y alfar, arcilla grisácea suelta y blanda.

Sin mate-riales

Junto a 43

43 Mancha de arcilla rojiza, grumosa entre superficie blanca caliza del subsuelo.

Sin mate-riales

Junto a 42

44 Mancha de arcilla polvorienta gris, suel-ta, entre arcilla rojas del subsuelo (Sur traza).

Sin mate-riales

Junto a 44

45 Relleno de oquedad del subsuelo blanco.-rojizo, con arcilla marrón claro, suelta.

Sin mate-riales

Junto a 45

ÁREA EM Descripción Materiales Argamasa Enlucido Vanos

H1-5 1 Muro lateral W almazara. 31,2m alto 90cm cara interna, 10cm externa, ancho 1,3m Se practicó un escalón en la ladera que se rellena con el zócalo de piedras. Alzado de tierra

Zócalo calizas ca-readas

Pared de adobe o tapial

Tierra Estuco No

H4 2 Muro de cierre de EM1 al N. 1m ancho. Se conserva 5,5m largo. Alto de 0 a 50cm.

Zócalo calizas ca-readas

Tierra Estuco ¿?

H1-5 3 4 paredes divisorias (a,b,c,d) almazara (estancias ±5x7,5m) 6m largo 0,6m ancho 0-90cm Mortero estuco de cal y arena 8cm grosor y 2cm capa estucada, espiguilla en reverso.

Calizas careadas

Tierra Estuco 1m EM14

H1 4 Estructura de caliza cuadrada 70x70cm y 26cm alto, como base poste en H1.

Caliza es-cuadrada

H1P1 5 Pileta 0,94x1,90m, 70cm alto, pared 48cm ancho. Boceles y pocillo central Ø20cm. Piedras con argamasa y trozos de tejas de canto enlucidos con mucha cal y algo de arena

Teja, pie-dra, cal, arena

Cal-arena cal Caño

EM76

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Excavaciones en Casas de Luján

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H5P3 6 Pileta 4,7x2-2,2m, 60cm alto, pared 30cm ancho compartida EM7. Boceles. = EM5. Paredes compartidas

Teja, pie-dra, cal arena

Cal-arena cal Caño

H5P2 7 Pileta 1,4x1,86m, 50cm alto, pa-red 40cm compartida EM6 y 8.

Teja, pie-dra, cal, arena

Cal-arena cal Caño

H5P1 8 Pileta 1,85x1,15, 60cm alto, pa-red 38cm. Tubo de plomo desde EM7, boceles

Teja, pie-dra, cal arena

Cal-arena cal Caño

H5P4 9 Pileta 1,8x1,2, , alto 50cm. Pared 10-15cm, fondo tierra amarillen-ta y rojiza.

Piedras 50x50cm

No No

10 Umbral puerta. 1,3x60cm. Rebaje lateral y rebaje corto central, rebaje redondo

Caliza

11 Pared posterior cerrando espacio H5 50cm ancho, 4,8m largo. Cu-bre EM9

Calizas medianas

tierra no

12 Piedra de molino (Aceite), meta, Caliza

13 Contrapeso viga molino, caliza, prisma 1,1x0,8x0,8. Rebajes 10cm 2 lados, 3cm 2 lados

Caliza

14 Muro de cierre de la almazara. Conserva 23m largo, ancho 60cm. Deja hueco de 1m

Calizas irregulares

tierra no

15 Muro irregular 70cm ancho, largo conservado 30m. Calzado sobre escalón del terreno

Calizas irregulares

no no

16 Arranque de muro en oblicuo a Balnea. Sillar en esquina, conti-nua EM17

Calizas y sillar 50x80cm

No no 90cm

17 Muro W Frigidarium. 50cm an-cho, largo 7,5m. 90º EM18 75º EM16 comparte vano.

Calizas canteadas

Cal y arena Estuco 90cm

18 Muro N Frigidarium 50cm ancho 11,5m largo. 90º EM17 y EM19. Perdido en parte.

Calizas canteadas

Cal y arena Estuco

19 Restos base de sustentación de la columna NW. Peristilo del Fri-gidarium 60x60cm.

Caliza 20cm gro-sor

20 Restos base de sustentación de la columna SW. Peristilo del Frigi-darium 60x60cm.

Caliza 20cm gro-sor

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Fichas de U.E.

ÁREA EM Descripción Materiales Argamasa Enlucido Vanos

21 Piedra piscina frigidarium: lado N. ancho 18cm, alto 1,52m, largo 1,4m.

Caliza con almohadi-llado

Machihembrado Plomo

22 Piedra piscina frigidarium: lado W. ancho 18cm, alto 1,4m, largo 1,56m.

Caliza con almohadi-llado

Machihembrado Plomo

23 Piedra piscina frigidarium: lado W. ancho 18cm, alto 1,4m, largo 1,56m.

Caliza con almohadi-llado

Machihembrado Plomo

24 Piedra piscina frigidarium: lado S. ancho 18cm, alto 1,4m, largo 1,95m.

Caliza con almohadi-llado

Machihembrado Plomo

25 Piedra piscina frigidarium: lado S. ancho 18cm, alto 1,4m, largo 1,35m.

Caliza con almohadi-llado

Machihembrado Plomo

26 Piedra piscina frigidarium: lado S. ancho 18cm, alto 1,4m, largo 1,56m.

Caliza con almohadi-llado

Machihembrado Plomo

27 Piedra piscina frigidarium: lado S. ancho 18cm, alto 1,4m, largo 1,60m.

Caliza con almohadi-llado

Machihembrado Plomo

28 Piedra esquina NE Natatio. 1m largo, 60cm ancho. 2 bloques Escalón de5cm a58 y 34cm

Sillar caliza 40cm grue-so

29 Muro E Frigidarium 50cm ancho 4m largo hasta vano. 90º EM18 y EM29 que se adosa E.

Calizas canteadas

Cal y arena Estuco 70cm

30 Sillar umbral de puerta en EM29 de acceso Tepidarium-Frigida-rium

Caliza. si-llar.

70cm

31 Muro cierre N. Balnea: Prefur-nium, Caldarium, Tepidarium. 60cm ancho, largo 11,8m Altura vista 60cm, 2 sillares 40x40cm en mitad del largo.

Calizas canteadas

Cal y arena Estuco en Caldarium

32 Muro divisoria Caldarium-Tepida-rium. Ancho 60cm, alto conser-vado al suelo 20cm.

Calizas canteadas

Cal y arena Estuco 70cm

33 Sillar umbral puerta Caldarium-Tepidarium. Tiene la parte poste-rior curvada.

Caliza can-teada

70cm

34 Suelo opus signinum Tepida-rium. Con bocel, acabado rojizo, superficie friable

Cal-arena-cerámica

35 Muro divisoria Praefurnium-Cal-darium. 50cm Alto axcavado 1m. Sobre arco de ladrillo.

Calizas canteadas

Cal y arena Estuco Arco

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Excavaciones en Casas de Luján

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36 Muro de cierre E del Praefur-nium. 60cm. Esquina con EM31 largo 2,2m. Alto exc 1m.

Calizas canteadas

Cal y arena

37 Escalón exterior al muro EM36 del Praefurnium. Argamasa con cantos. 20cm ancho

Opus cae-memticium

Cal y arena

38 Murete de salida, lado del arco del Praefurnium. Ladrillos que forman un pasillo al arco.

Ladrillos 40x40x4cm

Cal y arena

39 Arco medio punto bajo EM35 Praefurnium-Caldarium. Vano 2m. alto arco 1m.

Ladrillos 20x4cm,

Cal y arena

40 Bañera Caldarium 0,8x1,6m . Muretes 40 y 60cm ancho, tejas horizontales int Op. Sig.

Op. Sig rosa, boce-les

Cal y arena Opus sig

41 Escalón acceso bañera Calda-rium. 30cm ancho. Frente de Op Sig sobre murete bañera

Opus cae-menticium

Cal y arena Opus sig. 80cm

42 Pilae Hipocausto Caldarium. Se-micirculares 28cmØ. Grosor 4cm. Junto pared EM31

7 hiladas excavadas.

ÁREA EM Descripción Materiales Argamasa Enlucido Vanos

43 Pilae Hipocausto Caldarium. Besales 22x22xm, con capitel de Pedalis de 29x29cm.

7 hiladas excavadas.

Grosor 6cm

44 Suspensura hipocausto Calda-rium. Bipedalis de 56x56cm. Mar-cas para agarre mortero.

Mortero del mosai-co

Grosor 5cm

45 Suelo mosaico Caldarium teselas de 1c, mortero 7cm. Geométrico blanco-verde oscuro.

Cal y arena, grano fino.

46 1º Suelo opus signinum Peristilo del Frigidarium, grosor 12cm. Ancho pasillo 1,7m

cal-arena-teja-cerá-mic

Hidraulico Sup. rojo

47 2º Suelo opus signinum Peristilo del Frigidarium, grosor 12cm.

cal-arena-teja-cerá-mic

Hidraulico Sup. rojo

48 Suelo opus signinum fondo de la natatio. Grosor 12-14cm. Aspec-to blanquecino.

cal-arena-teja-cerá-mic

Hidraulico

49 Base del suelo opus signinum Peristilo del Frigidarium, caliza de grosor desconocido

Caliza con almohadi-llado

Machihembra-do

Plomo Caliza con almo-hadi-llado

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Fichas de U.E.

ÁREA UE Descripción Relaciones Estratigráficas

HornoÁmb.1

1000 Cobertera vegetal Cubre a 1001

HornoÁmb.1

1001 Estrato arcilloso anaranjado que se encuentra bajo la cobertera vegetal y que cubre al derrumbe de adobes del interior del horno y rellena tanto el praefurnio como el espacio interior de los arcos del horno

Cubierta por 1000 y cubre a 1003 y 1002

HornoÁmb.1

1002 Serie de cinco hiladas paralelas de ado-bes

Cubierta por 1001 y 1003 y se apoya en 1009 y 1014

HornoÁmb.1

1003 Nivel arenoso muy alterado por el fue-go que se extiende por la parte inferior del horno. Prácticamente no presenta materiales arqueológicos a excepción de algún fragmento de teja

Cubierta por 1001 y cubre a 1012

HornoÁmb.1

1004 Unidad de tierra marrón que contiene materiales relacionados con el horno (tejas, alguna cerámica)

Cubierta por 1000 y rellena 1005

HornoÁmb.1

1005 Fosa que corta la pared sur del prae-furnio, y corta también a una fosa de tendencia circular que queda al sur del praefurnio sin llegar a cortarlo

Rellena por 1004 y corta a 1007 y 1006

HornoÁmb.1

1006 Unidad de tierra muy oscura que relle-na una fosa de tendencia circular situa-da al sur del praefurnio

Cubierta por 1004, cortada por 1005 y rellena por 1007.

HornoÁmb.1

1007 Fosa de tendencia circular al sur del praefurnio. Corta al sustrato geológico y a la arcilla anaranjada asociada al exterior del horno

Rellena por 1006 y cortada por 1005

HornoÁmb.1

1008 Pequeña estructura de mampostería adosada a la cara interna del lado norte del praefurnio

Cubierta por 1001 y se apoya en 1010

HornoÁmb.1

1009 Hilada de adobes que se adosa a la cara interna del lado norte del praefurnio, y se extiende desde la estructura ue 1008 y se prolonga hasta el fondo del horno sirviendo de apoyo a los arcos en su lado norte

Cubierta por 1001 y 1003 y se apoya en 1011

HornoÁmb.1

1010 Enlucido que cubre la cara interna del contorno del horno

Cubierta por 1001 y 1003 y se apoya en 1011

HornoÁmb.1

1011 Unidad arcillosa que rodea a toda la estructura del horno, no siendo claro su origen (si natural o antrópico)

Apoyada por 1010

HornoÁmb.1

1012 Unidad de adobes colocados en varias hiladas superpuestas, situados en el fondo de la cámara del horno

Cubierta por 1003

HornoÁmb.1

1013 Interfaz de excavación para la construc-ción del horno

Corta a 1011?

HornoÁmb.1

1014 Estructura de adobes que sirve de base a los arcos en su lado sur

Cubierta por 1001 y 1003 y se apoya en 1010

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Materiales

VIII. MATERIALES

1. ALMAZARA

Los materiales muebles hallados en las estancias de la almazara han sido escasos, con excep-ción de la H1. Pero esta escasez se debe al efecto del derrumbe del edificio a favor de la pen-diente, y la posterior erosión en la misma línea, que ha depositado el relleno hacia el Norte, bajo el muro de contención EM15, de modo que si contamos los hallazgos de las UEs 21-23, el conjunto de materiales recuperados es más abundante.

H4

En la H4 apenas se hallaron unos fragmentos de ollas de cocina reductoras, de borde engrosa-do cuadrado, unos bordes redondeados de cuencos ocres, y dos fragmentos de sigillatas, una base y galbo con decoración a base de círculos concéntricos.

H3

En la H3 los hallazgos son algo más numerosos, comenzando a documentarse ya en la UE4 fragmentos de dolia de pasta ocre con decoraciones a base de dobles cordones o dobles ba-quetones en el tercio superior del cuerpo. También se documentan ya bordes de tapaderas de dolia de perfiles cónicos, bases de cerámicas comunes, bordes engrosados al interior de cazuelas reductoras de cocina y varios fragmentos de terra sigillata hispánica, entre los que se pueden reconocer un fragmento de borde de la forma 15/17 y otro de la 37 junto con varios galbos decorados con círculos concéntricos.

Hay que destacar la existencia de un pequeño caliciforme de cuello alargado al que le falta el borde, con pie apuntado y que conserva parte de una pintura a base de dobles líneas en rojo bajo el cuello. Se trata de un modelo que no está muy alejado de los pequeños caliciformes del final del mundo ibérico, bien representados en las estatuas femeninas de conjuntos como el Cerro de los Santos.

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Excavaciones en Casas de Luján

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METALES

Sobre el suelo de tierra de la estancia, y junto a la pared EM1, se halló un pequeño podón o pequeña hoz de hierro que pudo recuperarse completa a pesar de su mal estado de conser-vación. Tiene el mango con cachas de madera y la hoja con arranque recto de 4cm de anchu-ra y 6cm de longitud, y curvatura en forma de pico de gavilán con ancho máximo de 6cm y diámetro del arco de 9cm. Este tipo de he-rramientas son relativamente comunes y han pervivido sin apenas cambios hasta principios del siglo XX, si bien comienzan a abundar en los repertorios de época romana siendo más escasos en los hallazgos de la Edad del Hierro (Barril, 1992; Manrique, 1980; Sanahuja, 1971). Estos instrumentos pueden tener un enman-gue de tubo para instalarles un astil de made-ra, o como en nuestro caso directamente para asirlos con la mano. Los podones como el de Casas de Luján encajarían más con el trabajo de la poda de la vid que del olivo, debido a su pequeño tamaño.

En el mismo suelo de la estancia se hallaron 2 clavos de hierro de cabeza redonda de unos 3cm de diámetro y sección cuadrangular de una longitud de 9cm. También una especie de abraza-dera de plomo con forma de T, con una base formada por una placa de plomo muy rota, y tres remaches unidos por sendos vástagos de plomo dejando 3 espacios de 4x1cm para ajustar algún tipo de material a la pieza de plomo.

UE21

Además, a esta estancia deben corresponder la mayoría de los hallazgos de la UE 21 situada en la parte baja de la ladera, que están formados por 4 bordes de dolia y varias bases, bordes redondeados de urnas y cuencos ocres, un fragmento de borde de ánfora asimilable a una variante del tipo Ober. 74 del que se hablará en extenso en el trabajo sobre la excavación en Rasero de Luján, y varios fragmentos más de ánforas de pastas amarillento-verdosas como dos fragmentos bases (una tal vez Dres. 30 u olearia itálica con paralelo en Segobriga (Almagro y Lorrio, 1989: fig12.2) y dos de asas pertenecientes a los tipos Dres. 2 y Dres. 7-11.

Podón H3.

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Materiales

H2

Por lo que respecta a la H2 los fragmentos de dolia son ya abundantes aunque pudieran corresponder a una sola tinaja. Tienen en su mayoría pastas ocres y galbos decorados con doble baquetón o baquetón combinado con cordón. Los bordes son entrantes y curvados, con pared delgada, con diámetros de 50cm al exterior y 34 al interior. Existe un buen número de fragmentos pertenecientes a 3 tapaderas de dolia o recipientes cóncavos que podrían servir a la vez como tapadera y para recibir lí-quido, ya que presentan un perfil cónico muy abierto de hasta 15cm de profundidad.Se en-cuentran bases umbilicadas y urnas de bordes vueltos en pastas ocres, junto con las caracte-rísticas producciones grises de cocina, con los bordes engrosados en cuadrado y las paredes con las marcas de los dedos del torno. Entre las sigillatas hay galbos con decoraciones de círculos segmentados y bordes Drag. 37 con indicios de decoración metopada con espi-guillas. Destacan varios fragmentos que dan la forma completa de una 15/17 y dos bordes probablemente de TSI Goud. 13 o 24. Final-mente dos fragmentos de borde bífido de una pintada de tradición indígena Abascal 18a.

Entre los metales se hallaron unos fragmentos de hierro pertenecientes a un cuchillo de hoja curvada, dos clavos sin cabeza y un pequeño fragmento de bronce que pudiera corresponder a la cartela de una pulsera o incluso a una chapita para el sello de algún producto. También se hallaron dos fragmentos de vidrio, uno blanco y otro azulado.

UE22

Las UEs 22 y 23, que son las de mayor abundancia de materiales cerámicos, deben repartirse entre las estancias H2 y H1, respectivamente, ya que se corresponden con los derrumbes acu-mulados bajo el escalón donde se yergue el muro de contención EM15, aproximadamente en la línea de los derrumbes de cada una de las estancias y, como se indicó anteriormente, se han hallado algunos fragmentos que unen de H1 y UE23, por lo que imaginamos que grosso modo la UE22 debe relacionarse con la H2.

Bordes y tapadera de dolia. H2.

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COCINA

La cerámica de cocina está muy bien re-presentada en la UE22, con fragmentos de al menos 10 ejemplares, de entre los cuales se pueden diferenciar tres bote-llas de cuello largo y estrecho con un asa, sin que se hayan conservado los cuerpos que debieron ser alargados. Las ollas con bordes engrosados al exterior, tanto cua-drados como redondeados, con incisión para encaje de la tapadera o no, están re-presentadas por al menos 7 ejemplares. Se hallaron 3 bases umbilicadas y dos li-geramente cóncavas con pequeño talón. También dos de pomos con el inicio del cuerpo de sendas tapaderas. En todos estos casos destacan las estrías del torno claramente marcadas en cuellos y gal-bos hasta la misma base. Los tonos son grises con algunas partes ahumadas. Por lo que respecta a las cazuelas tenemos fragmentos de dos ejemplares, uno gris claro con borde engrosado al interior con forma más parecida a una gran escu-dilla, y otra de borde biselado y de color negro. También en negro y muy alisada, se documenta una pequeña ollita con la-bio abierto para recibir la tapadera.

Cerámicas de Cocina: H1 UE9 y UE22

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Materiales

COMUNES

Las cerámicas comunes tienen un por-centaje de representación similar al de las cerámicas de cocina. Junto a fragmentos de tapaderas de dolia aparecen bordes engrosados de botellas con cuello es-trecho, bases planas y bases con pie de tinajillas en pastas ocre y rojizas, abun-dancia de bordes vueltos y engrosados así como pico de ánade pertenecientes a tinajillas, en pastas ocres, y en pastas rojizas pequeños recipientes con el cue-llo estrangulado y otros de borde bífido, todos ellos con restos de pintura rojo os-curo, encuadrables en las formas Abascal 9 y 18a. Asimismo se documenta la pre-sencia de algún cuenco semiesférico de borde reentrante también en pasta ocre y dos fragmentos de bordes de cuencos con visera (Tipo 10 de Vegas).

Finalmente destaca la presencia de un borde triangular, cuello estrecho y hombro con un asa de una jarra corres-pondiente al tipo Vegas 38, que debe poseer un cuerpo grande y un cuello relativamente corto, similar en forma a las conocidas “perulas” andaluzas de la alfarería popular para aceite, así como otra jarra con asa al borde del mismo tipo, ambas en pastas ocre, un cuello con borde engrosado y arranque de asa también en pasta ocre que recuerda a las ánforas Haltern 70, un asa de Lucer-na tal vez correspondiente a una Dres. 17, y un pequeño anforisco de factura tosca, con cuerpo grueso y boca abierta. Debe tratarse de un conquius o medida, utilizado también como tapón de ánfo-ra. Es común a finales del siglo I e inicios del II d.C. (Casas i Genover et alii, 1990).

Cerámicas comunes. UE22

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SIGILLATAS

Por lo que respecta a la sigillata contamos con varios ejemplares de la forma hispánica 37a, como una base con serie inferior de círculos dobles con árbol dentro, otro ejemplar con series de círculos con arbusto dentro, otro con grifo dentro, separados por una palmera (paralelos del grifo se encuentran en piezas de Edeta) y metopa inferior separadas por espiguilla con perro; otro ejemplar con series de círculos sogueados excéntricos, y finalmente otro cuenco con series de cuatro círculos concéntricos separados por aritas. Por último se localizaronun galbo curvado con serie de círculos superior y metopa con hoja de parra inferior y un pequeño cuenco liso perteneciente a la forma Ritt. 8 Gálica.

Sigillatas UE22

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Materiales

METALES Y VIDRIOS

Destacar, por otro lado, la existencia de 7 fragmentos de hierro pertenecientes a clavos, algún fragmento de bronce, otro de plomo, numerosos de vidrio, entre los cuales hay varios galbos de una vasija globular de vidrio blanco muy delgada, pero que no ha conservado borde ni bases, y otros azules más gruesos con un fragmento de borde curvado y cuello estrecho probablemente perteneciente a un botella de la forma Ising 50.

Un rasgo que debemos destacar es la ausencia de fragmentos de dolia o tinajas tanto en la UE22 como en la 23, cuando sí aparecen en la H1, H2 y H3. Probablemente, al tratarse de material de arrastre los fragmentos de mayor tamaño se hayan movido menos de su posición original. En todo caso, este arrastre habría que atribuirlo a las labores agrícolas realizadas en los últimos 20 años, desde que se vienen cultivando cereales, ya que anteriormente eran tie-rras de pastos.

H1

La H1 es la estancia de la almazara que más materiales arqueológicos ha aportado. Este hecho puede deberse a que el derrumbe se produjo de forma más abrupta, sellando parte de los res-tos del interior, como así lo atestiguaban la multitud de tejas conservadas en los niveles super-ficiales. Se hallaron numerosos restos de dolia con galbos decorados a base de baquetones dobles, y bases planas, casi exclusivamente en pastas ocres. Llama la atención la ausencia de bordes de dolia de los que sólo apareció un fragmento de borde entrante con galbo con doble baquetón. Este borde presenta un perfil superior curvado y ondulado, con pared delgada.

COMUNES

Entre los grandes recipien-tes se encuentran 2 bordes con ala horizontal rectangu-lar, de diámetros superiores a los 40cm., de pastas ocres. Debe tratarse de sendos le-brillos de unos 25-30cm de altura y presumiblemente de base plana. Otros reci-pientes interesantes son una especie de jarras de gran tamaño con cuerpo alargado y borde abultado ligeramente abierto que Cerámicas y teja Pileta EM5

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se marca del hombro con una moldura redon-deada. Se han hallado dos bordes, dos asas y un recipiente casi completo, de 40cm de altura aproximada, boca de 10cm y base ligeramente umbilicada de otros 10cm. Una de las peculia-ridades de esta vasija es la existencia de dos (o tres) asas disimétricas, pues una se dispone bajo la moldura del cuello y otra u otras dos, se hallan en la parte baja del cuerpo y con un ángulo de 45º con respecto a la anterior. Por lo que se re-fiere a la forma, nos recuerda vagamente las al-tas jarras de cerámica numantina, aunque éstas sólo llevan un asa.

Asas disimétricas son características de reci-pientes para el agua u otros líquidos, como las conocidas hydrias griegas, en la que el asa di-simétrica sirve para agarrar la vasija al llenarse en pocos o fuentes estrechas. Probablemente, tanto estas jarras como los lebrillos o barreños haya que relacionarlos con el uso de la pileta hallada en esta estancia, probablemente la re-cepción de aceite y sus subproductos como el alpechín o tinaco.

Entre las cerámicas comunes apenas encontramos dos bordes: redondeado y almendrado, de recipientes medianos como tinajillas, y tres fragmentos de bases planas. Las cerámicas de cocina están representadas por una tapadera gris con pomo redondeado con talón, una olla de borde engrosado y bordes de otros 6 recipientes similares, tres de ellos con el hombro marcado, además de un borde engrosado al interior de cazuela o cuenco.

SIGILLATAS

Curiosamente, las sigillatas son las producciones más representadas en la H1. De nuevo las copas Drag. 37 son las más abundantes con varios fragmentos de borde (tal vez alguno de ellos atribuible a la forma 29), algunos galbos decorados con metopas divididas por espiguillas y líneas onduladas y varios recipientes de gran interés. Uno de ellos casi completo con deco-ración a base de metopas muy perdidas, separadas por líneas onduladas, y otro con series de círculos concéntricos.

Entre los ejemplares más completos se halla una copa Drag. 27 con la marca del alfarero: A·GI·LI·A·NI--, aparecida en la UE11 que corresponde al cúmulo de ímbrices apoyados sobre EM1 y junto a la pileta. Este nombre es conocido como un alfarero riojano: Agilianus, aunque

Jarra para recoger el aceite.

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Materiales

no existen paralelos para una interpunción similar a la nuestra. El taller de este alfarero se localizó en 1999 con motivo de las obras de mejora de una carretera junto a Tricio (La Rioja). Un sello parecido aunque sin interpunciones apareció en el santuario de La Serreta de Alcoy (Alicante) (Poveda Navarro, 2005: lám V.19 y p115 con bibliografía). Hay algún sello del mismo alfar en la cercana Segóbriga. Este alfarero se fecha desde el 30/40 hasta el 120 d.C.

Otro de los ejemplares casi completos pertenece a la forma 15/17. Precisamente uno de los escasos fragmentos que falta es el que ocupa la mayor parte de la cartela rectangular con el sello del alfarero, del que sólo se han conservado la primera y la última letra: N-----------O.

Otros fragmentos corresponden a otra forma 27, un galbo más de la 15/17, un borde de 36, fragmentos de un cuenco liso de la forma 8, varios bordes más pertenecientes a la 15/17 y quizá otro de la 35, y un pie de la 27 o 35.

Sobre el nivel del suelo (UE10) de la estancia aparecieron varios elementos como una fusayola, una cuenta de collar de pasta vítrea azul, agallonada, varios fragmentos de hierro amorfos, y un clavo con cabeza redonda, un fragmento de un anillo de bronce y finalmente un As de bronce

Sigillatas H1

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correspondiente a Tiberio, con la leyenda en el anverso: TI. CAESAR AVG. F. AVGVSTVS IMP y la cabeza laureada de Tiberio a derecha. En el reverso se lee: CLUNIA C. N. POMP. M. AND. T. ANTO. M. IVL. SERAN.IIII VIR, y aparece un toro con cabeza a izquierda. Se trata de una moneda que con-memora la fundación de Clunia por Tiberio.

Por último, se aislaron en la UE12 los materiales hallados dentro de la pileta de la H1. Están formados por unos fragmentos de sigillata, entre los que hay una base con pie alto del tipo 5 o similar y dos fragmentos de borde de la forma 27. También se halló una base plana de dolia o recipiente de gran tamaño, y un ímbrice diferente a los apilados en la UE11, ya que tiene mayor longitud: 78cm y menor ancho: 20cm diámetro en el lado estrecho y 29,5 en el ancho. También se localizaron unos galbos de urna globular de pasta anaranjada con restos de pintura en rojo, a base de semicírculos y triángulo con melenas al exterior. Esta técnica no se corresponde con las pintadas de tradición indígena, sino que es aún plenamente indígena, correspondiente a los momentos finales de las producciones locales.

Dentro de la pileta se hallaron también dos recipientes completos, consistentes en dos jarras, una de ellas con el cuerpo globular alargado que se prolonga en el cuello, asa geminada y borde cortado; la base tiene pie indicado. Presenta dos series de dos líneas en rojo vinoso, una a la altura en la que descansa el asa, y la otra en mitad del cuerpo. Mide 25cm de altura. La otra jarra tiene el cuerpo más rechoncho, globular con la mitad superior más rebajada, cuello y asa cortos, con ésta que nace del borde, que es con moldura muy ancha. El mal estado de conservación nos impide saber si tiene algún tipo de decoración. Esta jarra recuerda de nuevo las “perulas” para aceite típicas de los alfares populares de Lucena (Córdoba).

Aunque los materiales de la pileta pueden considerarse que cayeron dentro de ella al derrum-barse el edificio, las dos jarras y el ímbrice, al menos, parecen haber estado relacionados con la función de la pileta. La existencia del pocillo en el fondo de la misma, permitiría dejar cualquie-ra de estas jarras para recoger el líquido final que goteara del caño de plomo que comunica con la pileta 3 de H5.

UE23

Son varias las piezas de esta unidad que unían con otras de la UE9 de la H1, al igual que otras de ellas lo hacían con la UE22 que es parte del mismo derrumbe. Por ello tenemos que incluir los materiales de la UE23 junto a los de la H1 ya que deben considerarse como arrastres proce-dentes de la UE9. Destacamos de nuevo la escasa presencia de fragmentos de dolia y recalca-mos la abundancia de sigillata. A pesar de no ser muy abundantes, se hallan de nuevo varios fragmentos de ánfora.

Entre las cerámicas comunes encontramos varias asas, una pequeña tapadera con pomo ma-cizo y agujero en el borde para la cuchara, una base umbilicada de recipiente de gran tamaño, media docena de bordes redondeados vueltos y pico de ánade de recipientes medianos, bor-

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Materiales

des de tapaderas de dolia, bases con pies y pies indicados de cuencos, un borde de cántaro de pastas rojiza con perfil que imita la Dressel 1.

Igualmente varios galbos de pasta roja con restos de engobe anaranjado y líneas en negro que deben corresponder a productos de tradición indígena, así como otros bordes con cue-llo estrangulado y borde abierto cóncavo para recibir la tapadera, característicos de la forma 17 de Abascal. Entre estas producciones destaca una olla con borde horizontal que recuerda vagamente a la forma a la 1 de Abascal, pero con pasta ocre y decoración a base de bandas naranja perfiladas por líneas y dobles líneas en negro. Estas cerámicas son muy comunes a lo largo del siglo I a.C. preludiando las producciones posteriores romanas de tradición indígena que derivarán en los tipos C2 y C6 de Abascal, presentes en la venia Segóbriga. En los Ojos del Guadiana se unen a pequeños caliciformes como el comentado de la estancia H3, en la zona del centro de Ciudad Real, donde tuvimos la oportunidad de excavar una necrópolis de esa fecha que utilizaba ambos tipos de recipientes como urnas, junto a tapaderas de paredes finas (Urbina y Urquijo, 2007).

Por lo que respecta a las ánforas se han hallado varios fragmentos de cuellos no atribuibles a una forma determinada. Junto a ellos el borde y arranque de un asa de una Dres. 7-11, y otro borde con un asa y el arranque de otra de una Dres. 2/4. La primera tiene pasta anaranjada y la segunda amarillenta.

SIGILLATAS

La terra sigillata es de nuevo el tipo de cerámica más abundante. Dos grandes cuencos de la forma 37b tenían fragmentos en la H1. Uno de ellos presenta friso de circulitos con meto-pas separadas por espiguillas y series de 3 líneas onduladas a cada lado. En el friso superior de las metopas se representan personajes con diversos elementos en las manos, que deben corresponder a los oficiantes del inicio y los entreactos de espectáculos en el circo. En el friso inferior se conservan dos lanceros en metopas separadas, cada una de ellas afrontada a otras con fieras: un león, y en otro registro un oso. La otra pieza tiene friso de círculos con metopas separadas por 9 líneas onduladas. Sólo se puede distinguir el motivo de una columna que se repite en otra metopa y un ciervo a la carrera.

Junto a estas vasijas se recogieron abundantes galbos lisos y algunos decorados con círculos, varios fragmentos de bases con pie de las formas 15/17, 18, 37 y 35, un borde de la forma 27, bordes redondos rectos de cuencos lisos de las formas 27, 49, 24/25, 28 y 15/17, otros bordes de las formas 29, 30 y 37, dos de ellos de esta última con círculos, un borde con hoja en relieve de la forma 36, un borde probablemente de un cazo de la 31, un galbo decorado con guirnal-das y otro con dos perros galgos, dos fragmentos de ollitas de la forma 2, dos bordes de la 44, otro de la 9. Entre los productos sudgálicos se pueden enumerar dos galbos de la 15/17 con la carena abultada, una copita Ritt. 9 y otra Ritt. 8, junto a dos fragmentos de borde de la misma forma. Finalmente un borde en ala, ancho de la forma 36, con el barniz de color rojo-anaran-jado y varios fragmentos de un borde engrosado cuyo paralelo formal más estrecho la forma

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Lamb. 55A o Hayes 88 de la africana D, pero cuyo barniz no se corresponde con las producciones de este tipo. Sería además el único ejem-plar de esa cronología.

Entre los ejemplares casi completos destacan dos de la forma 15/17, uno de ellos con el sello IVC O P (F), y la base de un plato de la forma 18 con el sello OP(F) MOM. Ambos corresponden a alfa-reros sudgálicos. Por lo que respecta al primero, Iucundus es un alfarero bien conocido del centro de Montans, que

Cuenco Drag. 37b UE23

Sigillatas UE33

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Materiales

suele firmar con los sellos: OF IU-CUN, OF IUC, predominantemen-te sobre platos de las formas 18, 18/31 y 15/17. Está muy bien re-presentado en la Península Ibérica y sus producciones se encuadran entre Claudio y los Flavios. Para-lelos exactos de nuestra marca para la zona valenciana en Ribera i Lacomba (1988-9:186.76 y 200) y en general Oswald (1931:148-9).

Por lo que respecta a la otra mar-ca: OP(F)·MOM debe correspon-der al taller sudgálico de Mom-mo (Oswald, 208-9). Este alfarero trabajó en La Graufesenque en el período de Claudio a Vespasiano. Las producciones de Mommo se documentan entre otros lugares en Ampurias, Tarragona, Barcelo-na, Sagunto, Elche, Tossal de Ma-nises (Ribera i Lacomba, 1988-9), La Serreta de Alcoy (Poveda, 2005), Pamplona, Celsa, Arcobri-ga y oteros de Andalucía, Mem-brilla (Ciudad Real), Valeria (Sán-chez-Lafuente, 1985), y Segóbriga (Montesinos, 2004:63). Hay un pa-ralelo exacto de nuestro sigillum en la marca 9A de Hartley y Dic-kinson (2008:173), que lo sitúan en los años 65-80 d.C. alargándolo otros autores hasta Trajano.

Dejamos para el final el comen-tario de 5 fragmentos de galbos de una peculiar producción, ca-racterizada por una pasta poro-sa de color carne con un barniz anaranjado poco adherente que en su mayor parte se ha perdi-do. Están decorados con círculos

Sigillatas del alfar de Segóbriga y molde

Sigillatas UE 23

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concéntricos de 2, 3 y 4 círculos, en dos frisos, y separados a veces por aras. Se trata de una producción de mala calidad. El examen de uno de los moldes hallados en Segóbriga (Sanfeliú y Cebrián, 2006: Fig. 2.6) nos muestra que es idéntico al fragmento nº 82 y nº 85 de las piezas que estamos comentando. En concreto, nuestros fragmentos poseen 4 círculos concéntricos, el exterior segmentado, y un ara (que no se conserva completa en uno de ellos) separándolo, suponemos que de un nuevo círculo. Estos motivos se repiten de forma idéntica en al menos dos de los moldes hallados en la ciudad de Segóbriga (Ibidem, fig. 2.6 y 7). De este modo cree-mos haber podido identificar sin lugar a dudas la producción del taller de Segóbriga, que sus descubridores sitúan desde finales del s. I al s. II d.C.

H5

Falta sólo por comentar los escasos hallazgos realizados en la H5, en parte debido a que la ma-yoría de la estancia está ocupada por piletas, y también porque al quedar fuera de la traza no se nos permitió la excavación completa de la mayor de las piletas (EM6).

Entre las cerámicas encontradas hay un borde engrosado, otro vuelto con hombro marcado y una cazuela con borde engrosado al interior, grises, de cocina; dos bordes de cántaros o jarras grandes, engrosados cuadrados, y otro más con arranque de asa, un borde redondeado de cuenco, y una base con pie indicado; todos ellos en pastas ocres, y varios bordes vueltos de pequeñas ollas comunes de pasta rojiza.

Entre los fragmentos de sigillata destacan dos galbos y un borde de 37 decorados con círculos, dos galbos de la carena de sendas 15/17, dos bordes de la 29, y otros galbos lisos y decorados con círculos, y casi la mitad de un cuenco liso de la forma 8. Además algunos fragmentos de plomo, otros de plaquitas de bronce y un clavo de hierro de cabeza redonda. Estos materiales se reparten por las tres piletas y el pasillo de entrada, sin que haya elementos significativos dentro de las mismas como ocurría en la pileta de H1, sino que deben proceder de los derrum-bes del edificio.

ESTUCOS

Además de los hallazgos cerámicos y los escasos metales que hemos comentado, en todas las estancias de la almazara se encontraron fragmentos de estuco. La decoración, en base a estos fragmentos parece ser a base de un fondo de color amarillo con un zócalo en rojo, y bajo él una franja negra o gris oscuro que lleva una línea roja. Probablemente se trate de la decoración infe-rior de las paredes, a las que deben pertenecer los fragmentos recuperados. También se hallaron fragmentos del mortero sobre el que se disponía el estuco. Sobre la tierra de las paredes se dis-ponía una capa de 4cm de mortero de cal y arena blanco. Esta capa se remata con incisiones en espiguilla para facilitar el agarre de la nueva capa. La nueva capa tiene 1,8cm de grosor y su color es ahora rosáceo. Sobre ella se dispone el enlucido de la pintura que tiene un grosor de 0,5mm.

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Materiales

2. BALNEA

NATATIO (H10)

La piscina y la estancia en la que se halla, estaban cubiertas por los materiales procedentes de un derrumbe que habían colmatado totalmente este espacio. Aunque este derrumbe era bastante homogéneo en su conjunto, diferenciamos tres niveles separados por la capa superior del derrum-be que cubre toda la H10 (UE24), y la parte inferior que se concentra en la natatio exclusivamente, con dos unidades que corresponden de nuevo a la capa superior (UE29) y la inferior (UE30).

UE24

DOLIA

En la UE24 se hallan las mayores concentraciones de fragmentos de dolia de toda la extensión excavada. Entre ellas, se han distinguido tres tipos fundamentales en función de sus bordes. Uno de ellos (tipo1) presenta el labio entrante horizontal, a veces ligeramente hundido en la parte su-perior y remate recto curvado. El borde constituye un engrosamiento de la pared con un giro de 120º. El perfil del labio se marca claramente al exterior y bajo él presenta un baquetón marcando su anchura que suele ser de 2cm. De este baquetón nace un asa geminada, gruesa pero de pe-

Estucos de las estancias de la almazara

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queño tamaño. Los ejemplares completos debían llevar 4 de estas asas. El cuerpo está decorado con series de baquetones dobles, de las que debe lle-var dos o tres, una a la altura del hombro, otra en el centro de la panza, y otra en el tercio inferior del cuerpo. Se dan siempre en pastas ocres a veces con acabados exteriores y/o interiores anaranjados.

Este tipo de dolia es común en yacimientos repu-blicanos desde el siglo I a.C.: Numancia, Botorrita, etc., hasta el período augusteo. Ya comentamos la aparición de algunos ejemplares en el vicus de Las Madrigueras y el cercano yacimiento indíge-na republicano del Cerro del Gollino, en Corral de Almaguer (Santos, Perea, Prados, 1998: fig10.1, estando presentes igualmente en Segóbriga en-cuadrados dentro de la cerámica celtibérica en la forma Vegas 49.4 (Almagro y Lorrio, 1989: Fig. 38,4). Según Beltrán Lloris es en época de Au-gusto cuando se producen una serie de variantes sobre esta forma desde la Oberanden 112, con labios triangulares aún horizontales: Oberanden 113 y 114 (Beltrán, 1990:260-1).

Otro de los tipos (tipo2) presenta el borde abulta-do como prolongación de la pared en posición casi vertical. Puede identificarse con el tipo 49.6 de Ve-gas. Esta variante es mayoritaria en pasta ocre aun-que hay algún ejemplar con pasta anaranjada.

Finalmente, uno de los tipos más abundantes en el yacimiento (tipo3) lo constituye una variante de los labios triangulares Oberanden 113 y 114. Se trata de labios alargados y curvados al exte-rior, que se disponen en horizontal o en oblicuo, inclinados hacia el interior del recipiente donde el labio es más estrecho, recodando el perfil de una chapela. Pueden ser gruesos o más delgados, acorde con el grosor de las paredes que siempre es menor que en los tipos de dolia anteriores. En este caso las patas suelen ser anaranjadas o rojizas, con algún ejemplar en ocre, del mismo modo que los dobles cordones ganan en porcentaje a los dobles baquetones en la decoración del cuerpo. Dolias.

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Materiales

En los tres tipos las bases son pla-nas, pudiendo tener talón o no, y estrechas, rara vez por encima de los 30cm de diámetro. Por su parte las bocas oscilan de los 40-50cm de diámetro al interior a los 50-60cm al exterior. En la UE24 se han locali-zado fragmentos de un total de 20 ejemplares de dolia.

Junto a las dolia se han hallado al-gunos fragmentos de las grandes tapaderas cónicas de borde recto, así como el borde engrosado y re-dondeado de otro recipiente de gran tamaño de al menos 50xcm de diámetro, así como un ejemplar de borde abierto cóncavo con estrías al interior, de sección cilíndrica, y otra pieza similar sin estrías. Una pieza similar se localizó en Madrigueras. Las estrías interiores pudieran indi-car que nos hallamos ante una col-mena, ya que recipientes similares son conocidos desde época ibérica en el Levante español. No obstante, no descartamos otros usos, ya que las estrías son adecuadas para el embreado de las vasijas.

Columela da algunas indicaciones relativas al cuidado de las vasijas en donde se guarda el aceite: Pero las tinajas grandes y pequeñas en que se guarda el aceite, no sólo se han de cuidar en aquel ti-empo en que la necesidad de poner cobro al fruto obliga á ello, sino luego que las han desocupado los tratantes, debe al instante la casera dedicarse á sacar las heces ó alpechin que hayan quedado posa-das en el fondo de ellas, y a lavarlas, no con legía caliente, no sea que suelten la cera, lo que se repetirá una y muchas veces. En seguida se frotará ligeramente con la mano, y se lavarán muchas con agua tibia y después se enjugarán muchas veces con una esponja para secar toda la humedad. Algunas personas deslíen barro de alfareros en agua para hacer una especie de hez líquida, y así que han lava-do las vasijas, las bañan por dentro con esta especie de licor y lo dejan que se seque. Después, cuando tienen necesidad de servirse de ellas, las lavan con agua pura, algunos lavan primero las vasijas con el alpechín; en seguida con agua, y las secan; después dé lo cual examinan si las tinajas necesitan cera nueva. Pues los antiguos dijeron que convenía encerar las tinajas a cada seis cosechas poco más ó menos; lo que no entiendo que pueda hacerse, porque así como las vasijas nuevas, si se calientan, ad-

Dolias.

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miten con facilidad la cera derretida, del mismo modo no creo que las antiguas sufran el encerado a causa del jugo aceitoso en que están empapadas. Libro 12, Cap. L.

COMUNES

Otros fragmentos de vasijas de almacenamiento son un cuello de pasta roja con arranque de asa desde el borde, encuadrable genéricamente en el tipo 38 de vegas, un galbo con arranque de asa y 4 bordes de grandes jarras o anforoides, uno con el borde engro-sado al exterior de sección triangular con moldura asi-milable a tipos como Ober 43ª o 51, otros dos engro-sados y abiertos, uno de ellos con digitaciones, y otro horizontal similar al tipo 3 de las dolia. Todos ellos son recipientes de buen tamaño encuadrables genérica-mente en los tipos 38 y 39 de Vegas.

También se hallaron algunos bordes vueltos de pas-tas grises y con restos de pintura roja, pertenecientes a vasijas globulares de tamaño mediano, y tan sólo un fragmento de tapadera, otro de cuello de botella y un borde engrosado al exterior de sección cuadrada de ce-rámicas grises de cocina.

ÁNFORAS

Aislamos 7 fragmentos de ánforas, de ellos dos asas per-tenecientes a una Dres. 2/4 y el arranque de otra proba-blemente de una 7/11, junto con galbo de base maciza, una base con maciza con acanaladura en espiral tal vez de Dres. 2/4 ó 3, y el arranque de otra base maciza pro-bablemente de la misma forma. Incluimos junto a los an-teriores un fragmento de cuello ocre con acanaladura en espiral al interior similar a la acanaladura de la base ma-ciza. Todas ellas tienen pastas anaranjadas muy claras, excepto una de las asas de Dres. 2/2 y el asa Dres. 7/11.

UE29

Bajo los acúmulos de fragmentos de dolia, tejas, piedras y ladrillos de la UE24, se desarrolla un nivel con arcillas en el interior de la piscina (UE29). Se trata de un nivel de transición en

Anfora UE24 y Conquius UE22

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Materiales

el que se documentan algunos ejemplares cerámicos de cocina formados por 2 borde engrosados de ollas y dos bases umbilica-das grises, y dos bordes engrosados al inte-rior de cazuelas negras. Varios fragmentos de galbos, alguna base con pie indicado, cuellos de botellas y bordes reentrantes de cuencos en pastas ocres. Destaca la presen-cia de 6 asas de distintas jarras y otras asitas pertenecientes a recipientes pintados de tradición indígena, con engobe anaranja-do y líneas en negro, junto con el borde de un ollita de la forma Abascal 18a. También se documentan varios bordes vueltos y de pico de ánade en pastas rojizas, y dos bor-des abultados con cuello estrecho de pe-queñas jarras.

UE30

En la parte más baja excavada de la piscina vuelven a aparecer fragmentos de dolia de todos los tipos, aunque en menor propor-ción que en la UE24. tipo 1. De nuevo los galbos presentan dobles cordones o ba-quetones, y el tipo 3 de borde está repre-sentado por ejemplares de pastas rojizas. Aparecen asimismo varios bordes de tapa-deras de dolia. Uno de los fragmentos de borde del tipo 1, presenta una marca incisa en la pasta con las letras NIC.

En esta UE así como en la 24, se hallaron varios fragmentos de lo que parecen base de dolia pero más estrechos, de 10cm, más gruesos y de mejor factura que las bases de tinajas, además de presentar la peculia-ridad de tener un agujero en el centro de la base realizado al fabricar la pieza, de 1,6cm de diámetro. Esta agujero anula la posibi-lidad de que se trate de una base. Piezas similares serían los tubos documentados

Anfora UE23.

Dolia con grafito y base de tubo afusado.

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Excavaciones en Casas de Luján

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como sistema de construcción de bóvedas y cúpulas, usuales en baños y termas, llamados tu-bos afusados, cuya función es la de dejar pasar el calor y aliviar el peso de los arcos. Algunas de las piezas del sistema para la cúpula del caldarium y tepidarium de las termas republicanas de Cabrera del Mar, Barcelona (Martín, 2000: fig. 4), colocada con la base agujereada hacia arriba, son muy similares a las fragmentos de Casas de Luján.

Además de las dolia y las sigillatas que comentamos a continuación, se halló un fragmento de asa de ánfora Dres. 2/4. De pasta ocre-marrón se halló el cuerpo de un ánfora a la que le faltan las asas, el borde y la base. El cuerpo cilíndrico tiene 54cm de longitud y 26 de diámetro. Conserva el hombro con el arranque de las asas geminadas, y dos pequeñas acanaladuras a la altura del arranque del asa y en el inicio del cuello. Debe corresponder a una Dres. 2A con el hombro curvado sin carena.

Se documentó también un borde ahuecado y cuerpo de tendencia cilíndrica de recipiente similar a los anteriores posiblemente relacionados con la miel. Tampoco posee en este caso estrías al inte-rior, pero sí un agujerito de 0,8mm de diámetro en el arranque del borde. Igualmente un fragmento de tubuli con borde machihembrado similar a los hallados en la Cloaca II de Madrigueras, pero de menor tamaño, semicircular con 22cm de diámetro.

Entre los fragmentos de sigillatas se hallaron restos de una copa Drag. 37a decorada con dos frisos de círculos segmentados dentro de los cuales se representan arbustos. Entre el resto de fragmentos se halla otro borde y galbo con círculos Drag. 37a, un borde un galbo y un pie de Drag 27 (no de la misma pieza). El pie conserva el inicio o final de una cartela rectangular con los signos II de la marca del alfarero. También apareció una ollita de la forma 2, un borde de 15/17, varios galbos lisos, otros con círculos y dos bordes y varios galbos n o identificables. Destacamos un borde de la forma 37 con el barniz anaranjado y en parte perdido que debe corresponder a la fabricación local de Segóbriga, ya la pasta y el barniz son similares a los fragmentos con círculos comentados anteriormente.

Finalmente comentamos la parición de 8 fragmentos de bronce, 3 fragmentos de vidrio, y más de 40 clavos de hierro, 28 de los cuales están completos con largos de 8-12cm, la mayoría de cabezas redondas y algunos sin cabeza. Estos clavos se hallaban en ocasiones junto a grandes bloques de estuco.

H11, H12 y H13

En el tepidarium y caldarium los hallazgos cerámicos han sido escasos, se reducen a un borde de dolia del tipo 1 y un fragmento de hierro en el tepidarium, y varios galbos de dolia y dos asas de grandes jarras en la H12. En la H12 se hallaron unos fragmentos de hierro que están formados por una especie de manilla y un vástago con abultamiento central. Son de sección cuadrada de 0,8mm, huecos. Junto a ello aparecieron otros dos objetos de hierro consistentes en otra manilla corta y gruesa y un vástago de 20cm de largo de sección circular y también hueco, ambos con forma de L. Hay otros dos fragmentos, uno de ellos similar a parte del vástago de las segundas

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Materiales

piezas, y otro más pequeño con forma de pequeña boya con un pestañita en la parte superior. Da la sensación de que nos hallamos frente a unos mecanismos relacionados con el agua. La primera de las piezas parece una llave, para dejar o cerrar el paso al agua y las segundas también semejan grifos que al girar ha-cia un lado u otro podrían dejar pasar el agua a voluntad. Si estuviéramos en un baño moderno diríamos que cada una de las segundas piezas serviría para el agua caliente y fría.

En la H13 o praefurnium, entre los de-rrumbes de piedra y ladrillos y numero-sos restos de carbones, se recuperaron 72 fragmentos de una vasija de perfil bitroncocónico, de unos 40cm de altu-ra, con la base umbilicada, pero que ha perdido el borde. La pasta es gris claro al interior y ocre amarillento al exterior. Pudiera tratarse de una tinajilla de las que fueron tan populares en la Segun-da Edad del Hierro, aunque la factura es romana. Se recuperaron también 65 fragmentos de otras dos vasijas de tendencia globular con la patas ana-ranjada, y varios bordes vueltos que pudieran corresponder a las mismas. Este tipo de urnas globulares nos remi-ten también al mundo de la Edad del Hierro o indígena, si se prefiere.

Otros materiales son los 15 fragmentos de la base con pie indicada y el galbo inferior de otra vasija de pasta ocre con paredes muy gruesas, el borde engro-sado y el arranque del cuello de una ja-rra de buen tamaño, varios fragmentos de bases umbilicadas, varios galbos de pastas ocre de vasijas de gran tamaño, un asa y dos bordes de cuencos y uno

H12, Caldarium. Tégulas y tégulas mammatas.

Piezas latericias del Caldarium y Praefurnium.

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Excavaciones en Casas de Luján

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redondeado con galbo recto de un pequeño lebrillo. Finalmente, un pie muy realzado de 5,5cm de diámetro en terra sigillata, de un cuenco tal vez perteneciente a la forma 24/25 o 35.

ESTUCOS

Aunque en los perfiles de las estancias H11 y H12 quedan restos de estuco claramente visibles, en la excavación no se recuperó ningún fragmento. Por el contrario en la H10 de la natatio se recuperaron las mayores cantidades de este material. Queda algún resto conservado in situ en la base interior de EM18, sobre el suelo de opus signinum del muro de cierre Norte de del frigidarium. Los restos se reducen a una línea roja sobre un fondo blanco. En la parte interior del muro Oeste de la misma estancia (EM17) se conserva in situ la parte baja del enlucido de estuco con 80cm de altura y los derrumbes de las partes más altas en un paquete con restos de la pared que ocupa toda el espacio hasta 80cm de altura sobre el suelo de opus signinum de este lado Oeste de la habitación.

Tan sólo hemos podido rescatar algunos fragmentos cerca ya de la natatio, extraídos al excavar el frente de los ortostatos de la piscina y el borde del suelo de opus signinum. Estos fragmentos presentan un fondo blanco sobre el que se desarrollan motivos de marcos de cuadros, uno de ellos en el que parece coincidir dos marcos, tiene dos líneas separadas en rojo, espacio en blan-co, otra línea en rojo más ancha, otra en amarillo más ancha aún, una en blanco más estrecha, otra vez amarillo y rojo. Arranca en un lado en oblicuo con un ángulo de 120º otro marco con la combinación rojo, amarillo y blanco. Junto a numerosos fragmentos con líneas rojas y rojo y

Fragmentos de estuco con motivos vegetales de la pared Oeste.

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Materiales

amarillo, siempre sobre un fondo blanco, se distinguen un fragmentos con un pequeño cuadro en rojo, otros marco combinando amarillo, rojo, blanco en distintos grosores, cuadros en rojo con fragmentos de círculos en rojo dentro de los cuales irían otros motivos, cuadros en rojo con motivos vegetales, un fragmento con marco combinando líneas rojo y amarillo con una planta en flor de lis de tres hojas y circulito rojo sobre ella, dentro de él, que debe formar parte de un motivo más complejo como se aprecia en otro fragmento en donde aparece esta planta repeti-

Fragmentos de estucos de las paredes del frigidarium

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Excavaciones en Casas de Luján

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da cada 7cm sobre un franja de 10cm enmarcada por marco en amarillo. De la parte alta cuelga una rama con tallos en rojo y 4 hojas, una se ha perdido y otras más en verde, y a su derecha se conserva parte de una planta con hojas en verde y rojo.

Fragmentos de estucos azules del techo del Frigidarium.

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Materiales

En resumen, y con todas las reservas que unos fragmentos no mayores de 10x10cm permiten hacer, parece que esta pared estaba decorada con motivos vegetales encuadrados en marcos formados por combinaciones de líneas en rojo y amarillo, jugando también con el fondo blanco. El color verde parece reservado para ciertas partes de las plantas.

Distintos fragmentos muy pequeños en rojo y otros en azul pudieran pertenecer al derrumbe del interior de la natatio (UE30). Los colores aquí son distintos, con predominio de los azules y se con-servan pedazos de pared mayores. No obstante optamos por excavar tan sólo hasta la mitad de la altura de la piscina ya que el terreno estaba en exceso húmedo y comenzaba a florar el agua.

Entre los fragmentos recuperados los más abundantes son los pintados en azul, varios de los cuales presentan una capa de mortero de 0,5cm con un frente basto pintado en color rosáceo. En otros fragmentos azules encontramos marcas de yeso adheridas formando cuadros con un lamparon circular en el centro o franjas entre las que hay líneas con equis sobre ellas, así como cruces con aspas. Imaginamos que todos estos motivos colocados sobre la pintura azul ser-vían para realizar motivos en relieve que se combinaban con un fondo azul, tal vez simulando arquitecturas, como parecen indicar los numerosos fragmentos de molduras hallados, entre ellos uno que conserva 1/8 de arco con tres estrías.

Volvemos a encontrar marcos que combinan líneas en rojo y amarillo, y otros dobles marcos, con la franja blanca sobre la que se disponen dos rojas, una amarilla de 5 veces el ancho de las anteriores y otra roja, estando ahora el interior del marco cubierto de azul. Otro de los motivos es una banda roja con remates ondulados, y se conservan fragmentos con trozos de círculos, cuadrados y ramas, en rojo, algunos en rojo con salpicones de yeso, y varios fragmen-tos con motivos florales que combinan el rojo y el amarillo, o el rojo y el anaranjado. Uno de ellos en concreto se dispone dentro de un marco formado por dos líneas rojas separadas, al interior crece un planta con tallos largos en abanico, en rojo los de los lados y en amarillo los más verticales. Este motivo se repite y sobre él se adivinan dos círculos en rojo de unos 20cm de diámetro con flores de ocho pétalos en tojo en el interior de los círculos. Otro motivo pre-senta trazos circulares en anaranjado y un desarrollo en rojo y azul muy perdido. Finalmente hallamos pequeños fragmentos con fondo amarillo y trazos curvos en rojo y otros con fondo azul grisáceo, motivos curvos, probablemente florales con finas líneas en rojo y espacios que marcan estas líneas rellenos de amarillo.

No descartamos que los fragmentos de estuco caídos sobre la natatio pertenezcan a un techo abovedado como es común en termas y balnea, en todo caso hay indicios suficientes para ima-ginarnos una estancia con paredes pintadas y columnas y columnillas adosadas para separar paneles de la pared, así como diversas molduras y frisos que podrían marcar la línea de remate de la pared e inicio de la cúpula, para la que el color azul es muy indicado.

Lo fragmentario de la muestra no permite encuadrar con precisión estas pinturas dentro de uno de los estilos pictóricos romanos. Conservamos fragmentos que podrían encuadrarse dentro del tercer estilo y la presencia de las molduras y fragmentos de columnas de estuco podrían llevarnos al 4º estilo.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Estos aspectos son de gran interés ya que, como comentaremos más adelante, el frigidarium se estaba construyendo cuando acaeció la ruina del edificio y marca por tanto el momento final del yacimiento.

MOSAICO

A pesar del estado fragmentario del pavimento de mosaico hallado en el caldarium de los bal-nea, gracias a un paciente trabajo de excavación y reconstrucción de los motivos, ha podido ser reconstruido el diseño del mismo. Como puede comprobarse se trata de un diseño geomé-trico compuesto por la alternancia de teselas blancas y negras (verde oscuro en realidad). Gra-cias a la conservación in situ de la parte de acceso al tepidarium podemos reconstruir también el borde del mismo. Consta de un fondo blanco sobre el que se dispone una franja de 3 teselas en negro formando un marco y dejando 23 teselas en blanco hasta el borde de la estancia. Si-gue otra franja de tres teselas en blanco y de nuevo un franja en negro de dos teselas sobre la que comienzan a distribuirse los motivos geométricos. La composición es en cuadriculado con estrellas de ocho losanges y rombos que enmarcan cuadrados. Estas losanges y rombos están formados por hiladas de dos teselas en negro, y lo rombos llevan un cruz de cinco teselas en el centro. Los cuadrados también están formados por filas de dos teselas. El remate del borde arranca con un rectángulo formado por medios cuadrados.

Los elementos más variados son los motivos que se disponen en el centro de los cuadrados, y que en los 12 documentados no se repiten. Entre estos motivos se halla un rombo que cu-

Clavos de los estucos del techo.

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Materiales

bre todo el cuadrado, con alternancia de teselas blancas y negras en ajedrezado, una flor de 4 pétalos, un círculo con trazo de tres teselas de ancho alternando también en ajedrezado las blancas y negras, un rombo en negro con una cruz de 5 teselas blancas en el centro, un cuadrado igualmente en negro con 5 teselas en el centro en damero, dos triángulos en negro afrontados por el vértice, dos peltas en negro también afrontados, dos rombos en negro con sendas cruces de 5 teselas blancas en los centros, un rombo con línea de una tesela negra con dos rombos dentro en negro y dos en blanco, un marco en la parte más ancha del cuadrado, de tres teselas de ancho combinando blanco y negro en ajedrezado, y una composición con líneas negras consistente en dividir el cuadrado en 9 cuadrados más pequeños con una es-trella de ocho puntas en los cuadrados centrales, un punto negro en los cuadrados en blanco laterales y una cruz de 5 teselas en negro en el cuadrado central.

El motivo general queda claramente establecido mientras que los motivos interiores de los cuadrados, que son los dan más diversidad y dinamismo al conjunto, son diversos ofreciendo

Detalles constructivos del Caldarium.

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Excavaciones en Casas de Luján

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múltiples combinaciones que nos es posible deducir de los fragmentos excavados para la to-talidad del pavimento.

La composición geométrica unida al bicromatismo del pavimento son signos de antigüedad que están en uso en el mundo romano tardorrepublicano. El desarrollo del Segundo Estilo de la pintura y el uso del mármol en los pavimentos, producen un cambio en los gustos de los mosaicos extendiéndose los modelos en blanco y negro hacia el cambio de Era fruto del gusto por el clasicismo y la austeridad a comienzos del Principado (Dunbabin, 1999; Hidalgo, 1991).

Diseño del mosaico.

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Materiales

Pero también supone un ahorro con respecto a los pavimentos coloreados, de modo que se generaliza el uso del mosaico que cubre cada vez espacios más extensos. A mMediados de la primera centuria va creciendo el tamaño de las teselas que a menudo llegan y superan 1cm2, siendo más irregulares en tamaño. Los motivos geométricos una vez diseñados se van hacien-do más complejos y sofisticados, siendo fácilmente variados por los artesanos regionales.

Uno de los motivos de mayor éxito es precisamente el de estrellas de ocho rombos enmar-cando cuadrados, que se desarrollará con innumerables variantes a lo largo de los siglos si-guientes. Podemos ver las diversas combinaciones de mosaicos cuadriculados con estrellas de ocho losanges en los diseños recopilados por Balmelle et alii (1985) de entre los que se hallan más próximos al de Casas Luján los de las figuras nº 173 y 174, y ya con hexágonos en vez de cuadrados los nº 176 o 214. Como puede apreciarse en estos diseños, el motivo básico admite múltiples combinaciones y así vamos a encontrar diseños mucho más desarrollados que apro-vechan no sólo las posibilidades de combinación geométricas, sino el propio policromatismo, en ejemplos españoles más tardíos (como bien menciona Dunbabin, 1999: 293) como son el mosaico de Itálica conservado en el museo de Sevilla (inv. 786) y datado a mediados del siglo II d.C. o el del triclinio central de la Casa I de Taracena, de Clunia, conservado en el MAN, que juega ya con el cromatismo más que con el diseño geométrico. Esta casa fue excavada primero por Tarecena y luego por Palol, siendo difícil de establecer con precisión su cronología, que genéricamente se sitúa entre los siglos II-III d.C. (Palol, 1969). Ambos mosaicos presentan un diseño exacto al nuestro aunque, lógicamente más elaborados en la composición cromática, hay que destacar que el Sevilla tiene los remates como el da Casa Lújan, con medios cuadrados y medios rombos que separan los brazos de la estrella de 8 losanges Muchas otras referencias a este popular motivo y sus variantes en Hidalgo (1991: 330-3).

Cuando Ovadiah publica su trabajo sobre mosaicos geométricos (1980) el diseño de de estre-lla de ocho losanges y cuadrados (H6) sólo se documentaba en Pompeya a mediados del siglo I a.C. pensando que había sido creado allí por artesanos locales (Ovadiah, 1980:138). También de ese momento es el empleo de la pelta (modelo I14 de Ovadiah) localizado igualmente en Pompeya y Reggio Emilia. Un modelo similar al de Casas Luján aparece en la Casa VII.6,7 y Casa VIII.5 de Pompeya (Ovadiah, 1980:Fig. 85 y 90), otro en Fossombrone (Ovadiah, 1980:Fig. 31) y Reggio Emilia (Ovadiah, 1980:Fig. 116). Estos son los modelos más parecidos a Casas Luján, si bien los juegos entre el blanco y el negro se producen de distintas maneras. En palabras de Hidalgo: la estrella de ocho losanges constituye un esquema decorativo muy antiguo, documen-tándose en Pompeya en el s. I a.C. En cuanto a su origen, posiblemente se trata de la adaptación de una decoración propia del opus sectile al tessellatum. En los pavimentos más antiguos se repre-sentan las losanges en negro sobre fondo blanco, añadiendo polígonos, generalmente cuadrados, para completar el esquema (1991: 331).

Resumiendo todas estas informaciones tenemos que concluir que nos hallamos ante un ejem-plo muy temprano del empleo de mosaico en el centro de la Península Ibérica, que admitiría perfectamente una data de época augustea, si bien ateniéndonos al criterio de la irregularidad de las teselas y de su tamaño en torno a 1cm2, podríamos llevarlo e época de Tiberio o Calígula.

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Excavaciones en Casas de Luján

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3. LÁMINAS DE MATERIALES

Dolias UE24. Dolias UE24.

Dolias y grandes recipientes. Anfora UE30.

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Materiales

Ánfora UE24. Ánforas.

Fragmentos ánforas UE21, 24. Ánfora y botella UE22.

Asas y cuellos UE 29 y 24.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Botellas. Jarras UE9.

Botellas H1UE12.

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Materiales

Varios UE22 y 23. Comunes.

Comunes UE19 24 29. Morteros y ollas comunes.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Cocina UE7y 9.

Ollas cocina UE22. Ollas UE22.

Cocina cuencos UE22.

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Materiales

Jarras cocina UE22.

Pintadas. Pintadas.

Sigillatas UE 15-17.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Sigillatas UE9, 11. Drag 37 UE22.

Sigillatas UE22 UE30.

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Materiales

Sigillatas UE9 13.

D37B UE22.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Sigillatas UE23. Sigillatas varias.

Molino y hierro UE35. Mammatae.

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Materiales

3. INVENTARIO DE MATERIALES

SUPERFICIE

2 frgas tubitos de cobre.

4 frgs de vidrio.

HABITACIÓN 1. ALMAZARA

H1UE9 42 Galbos dolia y otras vasijas pequeñas, + frags Tégula, +1 frag ladrillo.20 Galbos dolia doble baquetón pasta ocre, 5 pasta rojo.

1 Base pie indicado, talón, ocre.

2-4 Tapadera dolia, ocre.

5-6 Asas geminadas.

7-17 Bases dolia planas, pasta rojo.

18, 20-25 Borde horizontal en ala tipo kalathos, lebrillo, pasta ocre.

19 Borde entrante dolia pasta ocre.

28-34 Borde redondeado de cántaro con cuello estrecho, ocre.

39-140 Borde redondeado abierto, cántaro con cuello estrecho, ocre.

35-38 y 152-162 Jarra de gran tamaño, cuerpo alargado no redondo, dos asas a distinta altura, bor-de redondeado, similar a las anteriores, base en omphalos.

40 TSH Borde Dr 37a.

41-51 TSH Cuenco liso Mezq 8

52-57 TSH Cuenco grande Dr. 37 decorada con metopas, ciervo y figura humana.

58-9, 67, 72 TS Bordes rectos redond 15/17, 33 o similares

60 TS Pie anular curva int Dr 27 35 o similares

61 TS Borde ala Dr 36

62 TS Galbo decorado metopas

63 TS Galbo liso

64, 66 Bordes vueltos ollitas ocre, pequeñas quizá pint. ind.

65, 69, 74 TS Pies anulares

68, 70-1 TS Copa Dr 27

73 TS Galbo Dr15/17

75 Tapadera gris cocina 20cm Ø. Pomo para agarre.

76-79 + 300gr galbos. Olla gris-negro cocina,borde saliente redondeado.

80-90 Bordes gris-negro cocina cuadrados excepto: 84 engrosado int cuenco, 81 borde apuntado, 87 borde apuntado hombro marcado,

91-100 TSH Cuenco Dr 37 pequeño, decoración en metopas, muy perdida.

101-107 TSH Dr. 37 decoración círculos.

108-130 TSH Dr 15/17 sigillum perdido, muy largo: N-----------O.

163 Base plana dolia

164-66 Bases planas urnas

167 Asa, blanco.

168-9 Bordes tapaderas dolia.

170 Borde urna pico ánade, ocre.

171 Borde pico ánade con moldura para tapa.

172 Borde pico ánade tinajilla.

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Excavaciones en Casas de Luján

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H1UE10

Fusayola

Carbón.

½ Cuenta colla pasta vítrea azul, agallonada.

Varios frags de hierro amorfos, y 1 clavo cabeza redonda.

As de bronceAnv. TI. CAESAR AVG. F. AVGVSTVS IMP. Cabeza laureada de Tiberio a derecha.Rev. CLUNIA C. N. POMP. M. AND. T. ANTO. M. IVL. SERAN.IIII VIR

H1UE11 3 frgs. ímbrice.

1-2 TSH Dr 27. Sigillum GUILIANI

1 clavo de hierro cabeza cuadrada.

H1P1UE12 12 Galbos negros cocina.

1 Base plan interior estriado, tapadera.

2-3 TSH bases. ¿Mezq 5?

4-5 Bordes rectos redondeados TS ¿Dr27?

6-8 Galbos pintados ibéricos, en rojo, triángulo y semicirc. con melenas.

Vasija 1 Jarra cuerpo globular estilizado, cuello largo, borde cortado asa larga,pintada 2 series de 2 líneas rojo vinoso.

Vasija 2 Olpe con cuerpo globular, cuello estrecho, borde ancho y asa al borde.

Frags madera.

1 Imbrice

HABITACIÓN 2. ALMAZARA

H2UE6 33 Galbos dolia, 2 tinajas 1 ocre, 1 ocre pasta marrón pared 3cm.Cordón doble 9, Baquetón doble 9, mixta cordón-baquetón 2.

1-3 Bases planas dolia ocre.

4 Borde ánfora pasta rojiza,

5-7 Base cuenco, pie indicado.

8-11 Borde entrante curvado, dolia ocre.

12-13 Tapadera dolia, ocre.

Fragmentos de estuco rojo, amarillo y negro.

H2UE7 2.300gr. Galbos. + 31 galbos negro cocina con marca dedos interior.

1-19 Bordes tapaderas dolia, +22 galbos.

20-2, 25 Base umbilicada, ocre.

23 Asa doble, ocre.

24-28 Bordes vueltos, urnas ocre.

29-30, 33 Borde recto cuenco ocre.

31-2 Borde ollita pintada trad indígenea Abascal 18.

34-43 Ollita negro-gris cocina borde engrosado ext cuadrado, galbo con arranque asa.

44-49 TSH Cuenco Dr. 15/17

50-1 Borde TSH Dr. 37 decorada.

52 Base pie TSH

53-57-8 Bordes TSI Goud. 13 o 24

54-6 Galbos TSH decorados círculos y líneas con espiguillas en metopas.

1 Frag Bronce, laminita en forma de cartel.

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Materiales

2 frags vidrio, galbos

3 frags cuchillo de hierro

2 frags punzón cuerpo cuadrado, punta.

HABITACIÓN 3. ALMAZARA

H3UE4 18 Galbos dolia pasta ocre. + 6 doble cordón + teja pasada de cocción.52 Galbos + 9 TSH

1 Borde dolia redonda, ocre.

2,5 Borde entrante dolia ocre.

3-4 Tapadera dolia, ocre.

6 Base pie, cuenco.

7 Base plana dolia ocre.

8-10 Bordes tapaderas dolia.

11-15 Bordes cuadrados negras cocina.

16-20 Sigillatas (Dr. 37 y tal vez Dr.15/17).

21 Asa

22-24 Base omphalos.

25 Caliciforme pequeño.

Fragmentos de estuco rojo, amarillo y negro.

H3UE5

Abrazadera de plomo.

2 clavos de hierro de cabeza redonda.

Podón de hierro.

HABITACIÓN 4. ALMAZARA

H4UE2 6 Galbos + sigillatas.

1-2 Bordes engrosados cuadrados negro-gris cocina.

3-4 Borde curvado al interior, cuenco ocre

5 Borde gris

6 Galbo TSH decorado con círculos

7 Base pie TSH

HABITACIÓN 5. ALMAZARA. ZONA DE PILETAS

H5P1UE13 1.520Gr. Galbos

1 Borde redondeado lebrillo

2 Borde engrosado imitación Dr. 1 cántaro.

3-4 Borde cuadrado cocina, negro.

5 Asa geminada.

6 TSH galbo decorado circ. Dr 37

7 Borde TSH Dr 15/17

8, 10 TSH Galbo decorado círculo.

1 clavo doblado en redondo, cabeza redonda, hierro.

1 clavo cabeza cuadrada sección piramidal, hierro.

2 clavos largos (13cm) 1 con cabeza de escarpia plana, el otro redonda.

H5P2UE15 600Gr. Galbos dolia

1-7 Dolia ocre.

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Excavaciones en Casas de Luján

132

1 frag plomo

1 frag vidrio, borde ondulado.

H5P3UE16 12 Galbos

1-2, 4-6 Cántaro borde engrosado, con asa desde el borde.

2 Base o Tapadera dolia ocre.

7-11 TSH Cuenco liso Mezq 8.

3 frags bronce, láminas, con agujeros.

1 clavo cabeza redonda, corto, hierro.

H5UE19 3.850gr galbos (60% de dolia ocre con dos baquetones.

15 Galbo cuello botella, grueso

16 Borde vuelto hombro marcado, ollita gris.

17 Borde engrosado int cazuela gris.

18,22 TSH Pies anillados.

24 Galbo TSH Dr. 15/17

20-1 Galbo TSH decorado círculos.

19, 23 Borde TSH Dr 37

25, 30 Galbos TSH lisos.

26-9 TSH Bordes rectos redondeados.

31 Borde engrosado cuenco. ¿Dr. 37 o 29?.

Fragmentos de estuco rojo, amarillo y negro.

AMB7UE21 Galbos dolia pasta rojo 6,9kg, ocre 8,9kg, mixtos 5,3kg + 12 galbosGalbos cordón 17 Galbos baquetón 22.

1-5 Bordes entrantes dolia pasta ocre.

6 Borde curvado dolia pasta rojo

7-11 Bases planas dolia pasta ocre.

12 Base pie cuenco ocre

13-14 Tapaderas dolia, pasta ocre + 15 galbos.

15 Galbo rojo con arranque de asa, cántaro

16 Borde moldurado cortado horizontal. Ánfora ocre. Ober 74.

17-19 Bordes redondeados tinajas, ocre.

20 Cuello cántaro, ocre.

21 Arranque de asa ánfora pasta verdosa.

22-23 Base cilíndrica, ánfora, pasta roja

24 Base ánfora hueca (¿Apula?), pasta verdosa.

25 Asa doble ánfora, pasta verdosa ¿Dress 2-4?

AMB7UE22 2.250gr negro-gris cocina. 12 galbos pint paredes finas 13 galbos gruesas

1-2 Bordes tapaderas dolia.

3-9, 14 Bordes cuadrados negro-gris cocina, ollas

10 Borde recto negro cocina.

11-17 Bordes vueltos y cóncavos negro cocina.

18-29 Bordes engrosados cuadrados negros cocina, 1 vasija.

30-34 Cuello y asa negro cocina, 1 vasija + 113 galbos.

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Materiales

35-40 Bordes engrosados cuadrados negros cocina, 1 vasija.

41-45 Bases omphalos negro cocina.

46-49 Cuellos y asa negro cocina.

50-53 Bases planas negro cocina.

52 Galbo curvado negro cocina.

54-59 Borde engrosado cuadrado línea para tapadera negro cocina.

60-65 Borde engrosado int cazuela gris, cocina.

66-67 Cazuela borde engrosado base plana, negro cocina.

68-70 Cazuela carenada negro cocina.

71-72 Galbos negro ext rojo int.

73-80 Bordes engrosados cuadrados negro cocina, 1 vasija.

81-87 Bases planas jarras y cántaros, 4 vasijas.

88, 104, 112 Borde moldurado y Cuello de cántaro con arranque de asa.

89 Borde triangular, cuello, asa y galbo de botella.

90-93, 96-99, 105, 114

Bordes pico de ánade tinajillas.

94, 103, 116 Borde triangular cuenco para preparar alimentos.

95 Borde horizontal en ala.

100 Borde redondeado botella

101 Borde recto pint. Trad ind.

102 Borde cuenco para preparar alimentos.

104, 120-25 Bordes tapaderas.

106 Borde recto cuenco.

107-11 Bordes vueltos cóncavos pint ind. Abascal 17.

113 Borde botella.

115 Borde saliente pint ind. Abascal 18.

117 Borde mortero con filete en borde.

118-19, 126, 128

Bordes curvados al interior cuencos.

127 Asa

129 Borde vuelto ala, tinajilla

130 Borde curvado dolia, rojo.

131 Borde botella con arranque de asa.

132-135 Borde redondeados engrosados y cuello estrechos, botellas.

136 Pezón mammata.

137-8 Bordes tapaderas

139-151 Bases omphalos y planas de tinajillas y urnas.

152-155 Asas.

156 Asa Lucerna pasta verdosa.

SIGILLATAS

157-8 Base pie Dr. 37a decorada círculos con arbusto en el interior.

159-161 Dr. 37a que enlaza con 91-100 H1UE9

162-168 Dr. 37a Metopas con ciervo. Enlaza 52-57 H1UE9.

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Excavaciones en Casas de Luján

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169-187 Dr. 37a Cuenco de gran tamaño, dos series de decoración en metopas con escenas de oficiantes de juegos gladiatorios y lucha con fieras.

177 Pie anillado.

188-191 Cuenco TSG Ritt. 8

192-196 Dr. 37a, círculos con grifo separados por palmeras, y perro debajo.

197-201 Dr. 37a, círculos en forma de soga enrollada.

202-204 Dr. 37a círculos concéntricos separados por columnas.

205-208 Dr. 37a círculos con hojas dentro.

209 Galbo curvado con hoja de parra ¿Dr 37 Gálica?.

210-217 Pomo o ungüentario basto, cborde abierto y base con apéndice. Frag Plomo. Frag Bronce.

24 frags vidrio, (17 una vasija). 15 frgas vidrio, blanco, muy fino, 1 vasija.

7 frags hierro, 3 clavos, 2 grandes.

AMB8 UE23 Galbos 5.400gr. + 700gr. cocina.

1-3 Borde ánfora con arranque de asas, Dr 7-8

4-10 Bordes y asas ánfora Dr. 2-4

11 Galbo ánfora.

12 Borde redondo cántaro ocre

13-16 Galbos cuello ánforas

17 Arranque asa cántaro.

18 Base dolia ocre.

19 Base omphalos, tinajilla.

20 Borde tapadera dolia

21-30 Bordes urnas y tinajillas pico de ánade

31-2 Asas de cinta

33-35 Urna pintada trad indígena, Abascal 1.

36-38 Galbos pintados trad ind. Negro sobre rojo

39 Borde cántaro imitación Dr 1, pasta rojo

40-44 Bordes pintadas, Abascal 17.

45 Asa geminada

46 Galbo pintado negro sobre rojo

47-8 Bordes tapaderas dolia

49-53 Bases omphalos

54-59 Bases con pie, cuencos y tinajillas.

60-73 Olla cocina gris-negro con pigmento rojo al interior. + 700gr galbos.

74-5 Borde vuelto, gris, pared delgada.

76-7 Galbos cuenco pared delgada, gris int. rojo ext.

SIGILLATAS Galbos 500gr.

78 Borde vuelto en ala, Dr. 36. O Lamb 4 africana A

79 Borde recto, liso, cuenco.

80 Galbo liso.

81-86 Galbos decorados círculos, barniz muy claro y muy perdido.

87-98 Cuenquitos (2) tipo Mezq 2.

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Materiales

99-109 Dr15/17 sigillum IVC O P. la forma es Hispánica. Iucundus es alfarero sudgálico y en la Rioja.

110-126 Dr 15/17, barniz más claro, Hispánica

127-128 Dr. 44

130-31 Dr. 44, tamaño más pequeño.

132 Dr. 37, molduras y cenefa de circulitos.

133-4 Bordes Dr. 29 o 37

135-6 Borde Dr 37 decorado círculos.

137-140 Dr 27, frags borde y galbos curvados.

141 Borde redondeado.

142 Borde Dr. 30 decorada.

143-4 Dr. 15/17 Galbos con carena de perfil exterior Gálicas.

145 Copita Ritt. 9 Gálica.

146 Ritt 8?. Gálica.

147-49 Lamb 55A Africana D. Tardía.

150 Borde recto doble moldura ext, barniz perdido ext. negro al int. ¿engobada?

151 Dr. 18 Gálica sigillum: OP (II) MOM

152-165 Bases pie. (152, 162 Dr15/17 o 18; 154 Dr 27 o 35).

166 Borde Dr. 37

167-170, 171-2, 174-179

Galbos decorados con círculos

171 Galbo decorado con guirnaldas

173 Galbo decorado 2 galgos.

178 Borde Dr 37

180 180 Dr.37, 30 o29

181,184, 186- 195

Bordes redondos rectos cuencos lisos: Dr. 27, 49, 24/25, 28, 15/17.

182-183 Bordes Ritt. 8?

185 Galbo Dr. 27

196 Borde ala con hoja Dr. 36

197-199 Cuenco ¿Ludow sh. Gálica?

200 Borde y galbo entre Dr. 30 y Mezq 9.

201-205 Bordes redondos rectos cuencos lisos: Dr. 27, 49, 24/25, 28, 15/17.

206-7 Borde Dr. 29, 30 o 37

208 Asa.Mezq. 12 o 32

6 frags bronce, láminas.

HABITACIÓN 10. NATATIO

H10UE24

GALBOS DOLIA: pasta roja 7,9kg, 7,5kg. Con cordón 40 baquetón 18 pasta ocre 13kg, 8,9kg, 8,3kg. Con cordón 17, baquetón 14 lisos 5 28 galbos baquetón pasta ext ocre int rojo

GALBOS varios. 2,8kg.

1-3 100 y 109, Bases planas dolia pasta ropa

4-24 Bordes dolia pasta roja (4-5 entrantes, 6-24 perfil curvo, 16-24 baquetones bajo borde). Total 8 vasijas.

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Excavaciones en Casas de Luján

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26-55 Bordes dolia pasta ocre. Entrantes. Vasijas 30-33,35,37,43-44; 34,38,40,42; 29-31; 39; 41; 45; 36; 51,53-55; 46-50; 52. Total 10 vasijas. (26 borde y cordón)

56-57 Base plana dolia ocre.

58 Borde dolium pasta ocre perfil curvo.

59-64 Ánforas pasta verdosa (59-61 asas, 62-64 bases)

67-68, 74-75 Bases planas agujero central, dolia pasta ocre

65-66, 73 Bases planas dolia pasta ocre.

69,70,76 Galbos asas dolia pasta ocre.

71 Borde cóncavo con agujerito y estrías al interior.

72,77 Borde redondeado pasta ocre, tinaja

78 Borde cóncavo

79 Cuello anforoide

82-91 Bordes tapaderas dolia pasta ocre + 9 galbos.

80 Cuello jarra, pasta rojo

81 Galbo con asa

93-95 Bases planas pasta ocre cerámica común

96-99 Bordes de jarra e imitaciones de ánforas.

100 Borde perfil curvo dolia pequeño, pasta roja

101-103,104 Borde pico ánade

105 Borde recto

106 Tapadera negro, cocina

107 Borde engrosado ext cuadrado, negro cocina

108 Mamelón de ladrillo mammato

110-12 Galbos y arranque base dolia ext ocre int rojo.

113-117 Galbos ánfora pasta marrón 28Ø. Une copn UE30 13-18 Carbón.

H10UE29 Galbos variados 1,6kg.

1 Borde redondeado anforoide, pasta ocre

2 Borde recto, pasta ocre

3-4 Borde redondeado botellita pasta rojo

5 Pintada trad. indígena, Abasc 1

6,9 Bordes tapaderas dolia pasta ocre

7 Borde recto ollita gris

8,10-16 Bordes vueltos y pico de ánade (14 une con UE24101-103)

17-29 Asas (20-21 pintadas trad ind. 24-29 anforoides y jarras)

30-42 Galbos curvados, bordes de cuencos, cuello 32, base plana 40, galbo gris 36.

43-52 Negro cocina (47,49-50 borde engrosado ext y52 48,51 Cuenco borde engro int)

H10UE30 Galbos dolia pasta roja 8,2kg, con cordón 12; ocres 10,6kg,con cordón 9

1-2 Base agujero dolia ocre

3 Borde dolia pasta ocre marca NIc

4-12 Bordes tapaderas dolia ocre (+25 galbos)

13-18 Ánfora pasta marrón (une UE24 113-117)

19-23 Bordes perfil curvado dolia pasta rojo

24-26 Bases planas dolia pasta rojo

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Materiales

27-29, 31, 37, 41, 45

Bases planas dolia pasta ocre

30, 32-36,38-39 Bordes entrantes dolia pasta ocre

40 Galbo arranque asa dolia pasta ocre

42 Borde redondeada ocre

43 Asa doble (¿Dressel 2-4?)

44 Borde cóncavo con agujerito (colmena)

46-70, Sigillatas 48, 51, 53 (37a) 47 pie trozo sigillum: II, 54 (Atlante XXXIV)58 (27), 49-50 círculos, 56 (37a), 62 (37a), 61 (15/17), 59 (35), 55 (Mezq 2),60 (Atlante XXIV).

39 frags, de hierro: 28 clavos, de 8-12cm, cabezas redondas, algunos sin cabeza.

Fragmentos de estuco rojo, negro y azul, motivos florales, marcos con dos colores, sujeciones de molduras, y molduras.

8 frags de bronce, láminas.

3 frags vidrio

HABITACIÓN 11. TEPIDARIUM

H11UE32

1 Borde dolia, engrosado, acanaladura antes del borde.

2-3 Ladrillo de al menos 40x40cm 2cm grosor, marcas para agarre de argamasa.

4 Frag de Tégula.

1 frag de hierro, cuerpo de clavo grueso.

HABITACIÓN 12. CALDARIUM

H12UE35 15 Galbos (5 dolia rojo doble baquetón).

1-2 Asas geminadas ocres, cántaro.

3 Borde entrante dolia ocre.

4 Ladrillo con mammata, 4 frags.

Frag bocel opus signinum.

Frags de esquina rosácea con mortero.

19 frgas de ladrillos mammatae de al menos 10 ladrillos.

Frag de ladrillo con marca de clavos de caliga en anverso.

Fragmento de Tégula que se hallaba entre dos sillares de EM31

5 Frags de ladrillo bipedalis de la testa de la suspensura del hiopocausto. Grosor 6cm.

Frag de tégula con cordón.

5 frag de mortero con revoco blanco.

10 frags de hierro: Llave de paso de agua y dos grifos con forma de L.

Fragmentos de mosaico y teselas sueltas.

HABITACIÓN 13. PRAEFURNIUM

H13UE39

1-37 Tinajilla ovoide base omphalos ocre ext, gris con líneas ocre int.

H13UE40 2 Galbos dolia ocre.

1-10 Vasijas pasta roja, globulares.+ 65 Galbos, base plana (2 vasijas).

23-30 Base omphalos vasija ovoide ocre. + 72 galbos.

31-32 Base pie indicado, pared gruesa +15 Galbos engobe naranja int. pasta marrón.

11-12 Borde ánforoide.

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Excavaciones en Casas de Luján

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13-14 Asa.

15 Borde entrante cuenco, pasta ocre.

16-19 Bordes pico de ánade urnas ocres.

20-21 Cuello botella

22 Borde redondeado cuenco o lebrillo pequeño, ocre.

33 Pie Terra Sigillata (¿24/25?)

Frags, carbón.

CASAS LUJAS I. SECTOR B OBRADOR ALFAR.

UE212 Pileta 3 Tégula en 21 frags.

UE201 As de Bronce, CartagoNova. anverso: C CAESAR AVG GERMANIC IMP P M TR P COS.R cabeza laureada a derecha. Reverso: cabeza de Cesonia como Salus, a los lados SAL-AVG. Alrededor. CN ATEL FLAC CN POM FLAC II VIR Q V I N C.

MUESTRAS PARA ANALIZAR

H1 UE 9 MORTERO ESTUCO

ADOBE

H1 PILETA UE 12 TIERRA

H1 PILETA UE12 VASIJA 3 TIERRA

H5 PILETA 1 UE14

TIERRA

ARGAMASA PARED

H5 PILETA 2 UE15

REVOCO

H5 PILETA 3 UE16

REVOCO

H5 PILETA 4 TIERRA

H10 UE 28 RUDOS OPUS SIGNINUM

H10 MORTERO ESTUCO

H12 REVOCO PARED

H12 UE 37 MORTERO BAÑERA

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Materiales

5. ACTA DE ENTREGA DE MATERIALES

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Conclusiones

X. CONCLUSIONES

Por medio de la presente actuación se han descubierto los restos de una villa romana situados a 2km de la ciudad de Segóbriga. Estos restos constan de un horno con un alfar asociado, el edi-ficio de una almazara y unos baños que imaginamos contiguos a la vivienda del propietario.

Uno de los aspectos más reseñables es el buen estado de conservación de los restos. Ello se debe tanto al escaso empleo de estas tierras como campos de cultivo como el hecho de que las estancias sufrieron un colapso repentino que selló la parte baja de los restos permitiendo así su mejor conservación. El derrumbe de las estructuras parece acaecer repentinamente y producirse al menos en la zona de los baños y probablemente también abarcara el edificio de la almazara. La destrucción no se debe al efecto del fuego, del que no se han hallados indicios, así que llegamos a plantearnos incluso alguna catástrofe natural como un pequeño terremoto.

El yacimiento se dispone sobre una pequeña loma que avanza desde los cerros próximos hasta el río Gigüela, en un paso estrecho. La casa del propietario se dispone en ladera del Norte de la loma, en cuya parte más baja se ha excavado parte de unos baños privados. Estos baños aportan multitud de detalles constructivos que no es fácil hallar en otros lugares, ya que los hi-pocaustos del caldarium y el tepidarium se conservan prácticamente completos, permitiendo constatar el modo en el que se fabricaron elementos como las areae, suspensurae y concamera-tiones. El mosaico de tema geométrico en blanco y negro, aporta una datación temprana para el conjunto, ya que estos modelos se conocen desde mediados del s. I a.C. en Italia.

Cuando acaece la destrucción del edificio de los baños, éstos están en proceso de ampliación. Hay varios elementos que así nos permiten suponerlo. En primer lugar la propia natatio que sólo conserva la mitad de sus ortostatos y apenas si se han hallado fragmentos de otros en los derrumbes. A pesar de que estas piezas debieron ser en extremo atractivas. No tenemos cons-tancia estratigráfica de que se haya procedido a su robo alterando los niveles del derrumbe. Tampoco parece probable que se llevasen las piezas antes de acabar la obra. Sí es más lógico

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Excavaciones en Casas de Luján

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pensar que las grandes piedras podrían estar acopiadas cerca de este edificio para ser puestas en obra, pero que la destrucción del mismo las dejase acopiadas y así pudieron ser recupera-das y utilizadas en otros lugares. Por otra parte, el acopio de rudus para el mortero del suelo que rodea como un atrio a la piscina, es una señal clara de que este pavimento se estaba cons-truyendo en el momento del derrumbe y abandono del lugar.

Si existió una estancia anterior con otro uso no hemos podido evidenciarlo, si bien hay que te-ner en cuenta que no se ha excavado toda la estancia ni se ha llegado al final de los depósitos excavados. En cualquier caso, se reestructurara un espacio previo para transformarlo en frigi-darium con natatio, o bien se construyera ex novo, parece una hecho perfectamente factible, ya que las salas frías con piscina no aparecen en los primeros ejemplos de balnea y su uso sólo se generaliza a mediados del s. I d.C. Concretamente en Glanum, donde existe una piscina con bloques de piedra relativamente similares a los de Casas de Luján, los baños se construyen en 40-30 a.C. pero el frigidarium no lo hace hasta el período 50-80 d.C. (Bouet, 2000). Este dato es de vital importancia de cara a establecer el momento final del yacimiento.

La destrucción de la estancia donde se iba a disponer la piscina nos ha permitido documen-tar parte de la decoración pictórica de las paredes y probablemente del techo. A pesar de lo fragmentario de los estucos, se han documentado decoraciones vegetales enmarcadas en cuadros de tonos rojos y amarillos, junto con numerosos elementos en estuco como molduras y columnas. Podrían encuadrarse dentro del 4º Estilo.

Como hemos visto, la mayoría de las cerámicas aparecidas se encuadran en fechas del siglo I d.C., y en concreto las piezas de sigillata sudgálicas pueden encuadrarse en el período 50-80 d.C., así como la mayor parte de las hispánicas. Incluso las cerámicas que hemos atribuido al alfar de Segóbriga podrían encuadrarse a finales del siglo I, ya que sus descubridores proponen el inicio de las producciones en época de Domiciano. La misma cronología podría aplicarse a

Trabajos de excavación. Almazara.

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Conclusiones

los dos grandes cuencos de sigillatas hispánicas 37b con decoraciones en relieve, que guardan algunas semejanzas con las de la famosa pieza de Cástulo con la marca decorativa de Miccionis. Igualmente la fecha de fines del siglo I d.C. sirve para los fragmentos de ánforas hallados en las UEs 22-24. Tan sólo algunos cuencos decorados con círculos podrían encuadrarse dentro de la primera mitad del siglo II, aunque los inicios de estas producciones arrancan del último tercio del siglo I d.C. Debemos tener en cuenta a que estos materiales representan los momentos finales de la ocupación de la villa, por lo que si llevamos hasta mediados del II d.C. las producciones hispá-nicas, especialmente las Drag. 37 decoradas con círculos, nos obliga a suponer la pervivencia de los productos más antiguos, como algunos ejemplares sudgálicos, hasta esta fecha. En cualquier caso el final de la villa se encuadraría en el intervalo de los años 50/80 hasta el 150 d.C.

Finalmente las dos monedas encontradas, una de Tiberio y otra de Calígula, nos inducen a pensar que el abandono del lugar se produjo no demasiado tiempo después del reinado de este último. De modo que la destrucción del yacimiento podría encuadrarse en torno a los años 50-80 d.C., o tal vez un poco después, si pensamos que las sigillatas hispánicas nos pue-den llevar al siglo II d.C., algo difícil de precisar, por lo que creemos delicado aceptar una fecha más allá de finales del siglo I o inicios del II d.C. para el abandono del sitio.

Por lo que respecta a los inicios del asentamiento, los materiales son menos decisorios, ya que en buena lógica, corresponden en su mayoría a los momentos finales del yacimiento. En este sentido, el mosaico es uno de los elementos de mayor interés. Se trata de un ejemplo de los más sencillos y tempranos, que podría situarse grosso modo de Augusto a Calígula. La presen-cia de las tegulae mammatae para el sistema de calefacción de las paredes sería otro signo de antigüedad de los baños (Graciani, 2008).

La casa debe estar en la parte alta de la ladera a continuación de los baños. Hacia el Oeste, la lengua de tierra se adentra hacia el río, y sobre ella se debieron disponer varias instalaciones de transformación, entre las que hemos podido documentar un horno con su alfar, y un edifico identificado como almazara. Este edificio rectangular de unos 30x9m. Está subdividido en 5 estancias todas ellas comunicadas por una puerta junto al mura lateral Norte. La presencia de 4 piletas comunicadas dos a dos por medio de tubos de plomo, y la presencia entre ellas de un molino rotatorio y un contrapeso paralelípedo de molino de viga, nos induce a interpretarlo como almazara, aunque no creemos haber descubierto el torcularium que se hallaría en el ex-tremo Suroriental del área excavada (la puerta documentada se abre hacia el Este).

En la H5 de la almazara se documenta una reforma por medio de una pared que cierra el espa-cio cubriendo una de las cubetas. Interpretamos que las primeras dos cubetas unidas por tubo de plomo debieron quedarse pequeñas y se construyeron dos nuevas mayores, aprovechando la H1 para ubicar una de ellas ya que no cabe en la H5. De todos modos, los materiales asigna-bles a estas estancias no permiten sostener que la almazara estuviera más tiempo en uso que el intervalo calculado para los baños.

Las instalaciones para la producción de aceite, a las que hay que unir las cerámicas producidas en el taller alfarero, y quizá otras instalaciones para la fabricación de vino aun no descubiertas,

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Excavaciones en Casas de Luján

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son una evidencia de que en la primera mitad del siglo I d.C. ya están funcionando este tipo de producciones en el centro peninsular. Algo desconocido hasta el presente pero que, sin em-bargo, está en consonancia con los hallazgos del Levante español, donde los molinos de aceite aparecen en época tardorrepublicana y están ubicados a menudo en espacios suburbanos y periurbanos.

Sin duda nos hallamos ante un excelente ejemplo de villa romana que podemos considerar como periurbana, dada su proximidad con Segóbriga. Esta villa se encuadra dentro de la serie de hallazgos del mismo tipo que se han producido con motivo de las obras hidráulicas de la conducción de agua a la llanura manchega. Los descubrimientos han cambiado por completo el panorama que se tenía de la ocupación del entorno inmediato a la ciudad de Segóbriga, sacando a la luz un panorama prácticamente insospechado que pocas veces ha sido docu-mentado en los alrededores de las urbes romanas. Asentamientos como la Peña II, Llanos de Pinilla, Los Vallejos, Rasero de Luján y Casas de Luján, evidencian una temprana ocupación del espacio exterior a la urbe, al tiempo que permiten ver parte del funcionamiento económico de la sociedad romana altoimperial de una ciudad como Segóbriga.

Todos estos asentamientos pueden considerarse como villae, pues aunque sólo se ha docu-mentado fehacientemente la zona residencial en Casas Lujan, no dudamos de su existencia en los otros lugares. El elemento más destacado de estos asentamientos lo constituyen las insta-laciones de transformación de productos, fundamentalmente vino y aceite, sin olvidar otros como la miel, el lino o la producción de tejas y cerámicas. Los restos arqueológicos investiga-dos que avalan estas producciones, especialmente las de aceite, vino y cerámica, sobrepasan el nivel de autoabastecimiento de los yacimientos a los que pertenecen y su razón parece estar

Trabajos de excavación. Natatio.

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Conclusiones

clara en función del abastecimiento de los mercados de la urbe. Hay que tener en cuenta que la capacidad de transformación de productos supera el volumen que se podía producir en los alrededores inmediatos de estas villae, caso evidente en Casas de Luján, donde el terreno impone la necesidad que de los campos de cultivo se hallen relativamente alejados ya que no hay lugar para el cultivo de olivos a menos de 1km de la villa.

Estamos ante una ocasión privilegiada para observar de primera mano una parte del funciona-miento económico de la sociedad romana altoimperial, para observar cómo los nobles disponen los espacios de transformación de productos cercanos a la urbe, junto a sus residencias campes-tres no exentas de lujo. A ellas llegan una variedad de productos de consumo del exterior que en poco tienen que envidiar a los hallados hasta el presente en la propia Segóbriga. Y todo ello se produce desde fechas bien tempranas.

Las 4 instalaciones descubiertas en las inmediaciones de Segóbriga sólo se justifican por la existencia de la ciudad, su ubicación no responde a la proximidad de terrenos en donde se cul-tiven vides u olivos sino a la proximidad del mercado capaz de consumir los productos trans-formados en estas instalaciones. Deben ser considerados lugares de transformación más que villae rusticae, algo que se pone excelentemente de relieve en Casas de Luján. Sería por tanto perfectamente aplicable el término de “villa esclavista” en tanto que en ellas los trabajadores o esclavos cooperan forzosamente en un proceso productivo ajenos a los medios de producción y a los productos que se dirigen hacia el gran mercado (Carandini, 1989).

Dibujando.

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Anejo informe arqueozoológico

X. ANEJO INFORME ZOOARQUEOLÓGICO

ESTUDIO DE LOS RESTOS ÓSEOS

El estudio zooarqueológico del yacimiento de Casas de Lujan II ha proporcionado 41 restos óseos bastante fragmentados que casi ningún resto era determinable. Los únicos taxones que hemos podido determinar son 7 restos apendiculares de ovicáprido correspondientes a un húmero, unos metapodios y una falange de un MNI de 2 individuos y dos restos de Orictolagus cuniculus de un único individuo.

Entre los demás restos óseos hemos observado cinco huesos de un ave indeterminada y un resto malacológico. Además de estos huesos se han observado huesos indeterminados de animal de talla pequeña que podrían corresponderse con los ovicápridos y otros restos de animal de talla grande que podrían ser de un bóvido o un équido.

Por lo tanto tenemos que decir que los 41 restos óseos de este yacimiento han ofrecido huesos de ovicápridos, conejo y algún elemento indeterminado de animal de talla grande, vaca o caballo.

Entre los huesos analizados encontramos huesos de todas las porciones anatómicas, entre las que destacan las pertenecientes a las extremidades. Lo más significativo de estos huesos son las marcas de corte que hemos encontrado en algunos de ellos, que sugieren usos alimenti-cios ligados al aprovechamiento cárnico.

En la tabla 1 mostramos un inventario por unidades de todos los huesos de este yacimiento, entre los cuales destacamos los de la UE 100 y 107 por presentar huesos quemados con dife-rente grado de cremación.

Por último y en cuanto a las mediciones biométricas poco podemos decir más allá de las me-didas que se muestran en la tabla 1, las cuales se refieren al diámetro antero posterior (DAP) y al diámetro trasversal (DT) de la epífisis distal.

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Excavaciones en Casas de Luján

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UE NR Taxón EdadParte

anatómicaLado Sección MC

Que-

mado

Grado

de fuegoObser.

DAP ep

dist

DT ep

dist

208 1 Pequeño Adulto Indet. Diáfisis 0 1

100 1Grande/Medio

Adulto Mandíbula Craneal 1 1

100 1 Grande Adulto Indet. Diáfisis 1Calcina-

do100 1 Pequeño Adulto Tibia Diáfisis 1

100 1 Pequeño Adulto Indet. Diáfisis 1Calcina-

do107 1 Ave sp. Adulto Radio Ep. Proximal107 1 Ave sp. Adulto Húmero Ep. Proximal107 1 Pequeño Adulto Ulna Diáfisis 1 Carbonizado107 1 Ave sp. Adulto Radio Diáfisis 1 Carbonizado109 1 Pequeño Adulto Costilla Axial109 1 Ovicaprido Adulto Metacarpo Diáfisis109 1 Pequeño Adulto Húmero Diáfisis 1 Carbonizado109 1 Pequeño Adulto Pelvis Axial109 1 Pequeño Adulto Indet. Diáfisis

103 1 Ovicaprido Adulto Metapodio DiáfisisTiene pa-

tología103 1 Lagomorfo Adulto Tibia Ep. Proximal103 1 Pequeño Adulto Húmero Izq. Diáfisis

UE NR Taxón EdadParte

anatómicaLado Sección MC

Que-

mado

Grado

de fuegoObser.

DAP ep

dist

DT

ep

dist

103 1 Pequeño Adulto Indet. Izq. Diáfisis 1 Tajo103 1 Indet. Adulto Indet.101-103 1 Ovicaprido Adulto Húmero Ep. Proximal

101-103 1 Ovicaprido Adulto Metacarpo Ep. Distal 19 23

101-103 1 Ave sp. Adulto Coracoide Completo

101-103 1

Malacofau-na

Adulto

101-103 1 Ave sp. Adulto Coracoide Completo

101-103 1 Ovicaprido Adulto Metacarpo Izq. Ep. Proximal 18 25

101-103 1 Pequeño Adulto Costilla Axial

101-103 1 Lagomorfo Adulto Tibia Diáfisis

101-103 1

Grande/Medio

Adulto Tibia Diáfisis

101-103 1 Grande Adulto Indet. Diáfisis

101-103 1 Pequeño Adulto Indet. Diáfisis

109 2 Grande Adulto Cráneo Craneal

101-103 2 Ovicaprido Adulto Falange 1ª Compacto

103 3 Pequeño Adulto Costilla Axial

109 4Medio/

PequeñoAdulto Indet. Diáfisis

Fig 50 Diseño del mosaico.

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Anejo informe arqueozoológico

METODOLOGÍA SEGUIDA PARA EL ESTUDIO

El objetivo de este análisis consiste en identificar qué especies hay, qué frecuencia presentan y qué implicaciones tienen de cara al comportamiento humano en la interpretación de este yacimiento. Para ello es necesario determinar que especies aparecen y que representación tienen unas respecto a otras, por lo cual tras identificar cada especies se ha tratado de estimar la frecuencia de unas u otras según el NR (Número de Restos) y el MNI (Mínimo Número de Individuos).

Posteriormente a través de los análisis de los patrones de edad, los esqueléticos y los de alteración ósea veremos que otras implicaciones tiene cada animal de cara al comportamiento humano.

Para la identificación taxonómica se ha seguido a Lavocat (1966), Pales & Lambert (1971), Sch-mid (1972), Martin & Blázquez (1983) y Hilson (1992). Para casos mas específicos se ha seguido a Boesseneck (1969), Payne (1985), Prummel & Fresch (1986) y Fernández (2001) para la dife-renciación entre Ovis aries aries y Capra hircus hircus, para la de Cervus elaphus y Bos taurus a Prumel (1988). Junto a los trabajos de estos autores se ha manejado nuestra colección de referencia personal como medio de contraste.

Para el cálculo del NR se han incluido todos los elementos tanto identificables como los inde-terminables. El MNI se adscrito en función del resto anatómico más abundante diferenciando la edad y el sexo siguiendo a Brain (1969) frente a Binford (1978).

Los patrones de edades han podido observarse a partir de los elementos dentáreos, a través del desgaste de la corona dentárea y la emergencia de los dientes definitivos respecto a los deciduales. También se ha tenido en cuenta para este apartado el grado de fusión epifisiaria. Finalmente decir que los diferentes grupos de edad se han dividido en tres tipos que son: in-fantiles, juveniles y adultos. En relación con el cálculo de las edades se han seguido los trabajos de Pérez Ripoll (1988) y de Couturier (1962) para los ovicápridos, los de Mariezkurrena (1983), Klein et al (1981 y 1983) y Brown & Chapman (1991 a y b) para el ciervo, y los de Levine (1982) y Guadelli (1998) para los équidos.

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Anejo fotogrametría

XI. ANEJO FOTOGRAMETRÍA

METODOLOGÍA E HISTORIA

La Fotogrametría nace a mediados del siglo XIX con Aimé Laussedat, la primera persona que fue capaz de obtener mediciones precisas mediante el tratamiento de fotografías. En varios países europeos comienza a extenderse como práctica aislada, llegando a España en 1886 con un levantamiento del barranco de Vista Hermosa de Madrid a 1:1.000, obra de Torres Quevedo.

La evolución es constante a lo largo del siglo XX, con los avances de los primeros restituidores (principios del s. XX), el cálculo electrónico (mediados del s. XX) y, por último, la llegada de la era digital para la Fotogrametría, con gran empuje desde los años 80. Hoy día, se siguen utilizando los métodos tradicionales analógicos y analíticos, con los característicos montajes de pares de fotos con cámaras dobles y grandes restituidores ópticos. Sin embargo, la Foto-grametría digital poco a poco va desbancando esta manera de trabajar, ya que ofrece muchas ventajas al utilizar herramientas automáticas o semiautomáticas de extracción de datos, evi-dentemente ganando tiempo, además de precisión y versatilidad.

La Fotogrametría digital se puede dividir en tres grandes ámbitos de trabajo, como ramas que siguen diferente camino y se diversifican. La clasificación responde a una diferenciación bási-ca según la distancia desde donde se realizan las fotografías. Esta es una diferencia de peso, ya que según la distancia surgen matices importantes en cuanto a la geometría y diferentes errores de cálculo matemático a considerar. Las soluciones divergen desde diferentes ámbitos, creándose distintas líneas de problemática, teoría y aplicaciones prácticas. Los tres grupos son los siguientes:

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Excavaciones en Casas de Luján

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Fotogrametría terrestre- : la fotografía tiene con distancias menores a 300 m., por lo que no se tienen en cuenta errores de esfericidad o refracción.

Fotogrametría aérea- : obviamente la toma de fotografías se realiza desde vehículos aéreos, dependiendo la distancia del espacio a modelas y la calidad de detalle del mismo. Se utili-za básicamente para producir Modelos Digitales de Terreno (M.D.T.) y ortofotografías.

Fotogrametría satélite- : utiliza los mismos principios básicos que la aérea, aprovechando los avances en la resolución de la fotografía satélite.

Salvo para estudios de grandes áreas de terreno, la Fotogrametría terrestre es la más utili-zada en aplicaciones para la Arqueología. Existen numerosos trabajos dedicados al análisis del territorio en relación con las ocupaciones y explotaciones humanas. Para estos casos es muy útil, por ejemplo, el uso de modelos de terreno con base de ortofoto, en los que visual-mente se aprecian las barreras y los condicionantes geográficos (p.ej. análisis de captación de materiales). Sin embargo, hay que destacar el valor documental de la Fotogrametría terrestre centrada en los niveles y estructuras arqueológicos. Resulta muy útil, a modo de ejemplo, la modelización de una columna estratigráfica o una pintura rupestre, reproduciendo su forma volumétrica.

La fotogrametría realizada para los hornos de Casas de Luján es de tipo terrestre, empleando cámaras digitales para la obtención de datos. Para el procesado de de las fotografías digitales se ha empleado un software de tipo comercial, con capacidad de restituir puntos comunes de las fotografías y convertirlos en coordenadas tridimensionales de XYZ.

Es importante señalar que la fuente de datos es directa, por medio de cámaras fotográficas digitales. Son datos obtenidos desde sensores CCD (Charge Couple Device), que convierten los fotones que llegan a su superficie en electrones, que son convertidos en información digi-tal. Este complejo sistema está incorporado en todas las cámaras digitales. Por el contrario, se pueden obtener datos por vía indirecta, mediante el escaneado de fotografías analógicas con escáneres fotogramétricos. La ventaja del uso de cámaras digitales es su versatilidad en rela-ción con su coste. No se necesitan escáneres de elevado precio, ni montar complejos sistemas para “bicámaras” o “cámaras métricas” analógicas (que conllevan el uso de grandes restituido-res ópticos).

En el mercado hay gran variedad de software capaz de soportar procesos de rectificación y restitución fotogramétrica.

Software Distribuidor

ALLPLANPHOTO 2005 NEMETSCHEKARPENTEUR ENSAIS-LERGEC AND GAMSAU

ASR S. NICKERSONBLUH UNIVERSIDAD DE HANNOVERCAP HINSKEN AND KOTOWSKICDW ROLLEI

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Anejo fotogrametría

ELCOVISION PMS AGELSP PMS AG

LISA BASIC UNIVERSIDAD HANNOVERMSR ROLLEI

ORIENT UNIVERSIDAD DE VIENAPHIDIAS RWTH-ACHEN

PHOTOMODELER EOS SYSTEMSPHOTOPLAN KUBIT

PICTRAN TECHNETTIPHON ENSAIS-LERGEC

El aprendizaje de este tipo de programas es bastante complejo, ya que utilizan para el proce-sado sistemas matemáticos, con un lenguaje propio que hay que manejar al menos de forma básica. Es preciso entender qué se está haciendo para saber si el resultado es bueno o malo.

Por otro lado, cualquier cámara fotográfica digital es susceptible de ser empleada como esta-ción fotogramétrica. La única condición imprescindible es que la cámara pueda establecerse para realizar fotos exactamente en, al menos, una focal en concreto. Es decir, que pueda fijarse el zoom en una focal concreta, como 28 mm., 35 mm., 80 mm., etc… Este requisito es necesa-rio, ya que hay que calibrar los errores circulares que produce la lente, y esta calibración sólo funciona para grupos de fotos con la misma focal.

No obstante, hay cámaras que por sus características mejoran el tiempo de procesado y el resultado de la fotogrametría. Un factor importante es la capacidad de memoria de la cámara para obtener fotografías. La capacidad de ver detalles para el proceso es mayor cuantos más megapixels contienen la fotografía. Es recomendable registrar fotografías con un mínimo de 5 megapixel, mejorando hasta llegar a las nuevas cámaras que quintuplican esta cifra (y segui-rán evolucionando). Por otro lado, también destaca el tipo de óptica y de CCD que posea la cámara, ya que la calidad de fotografía beneficia en el proceso.

Colocación de punterías. Planta esquemática

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La cámara utilizada para la elaboración de la fotogrametría de los hornos es una Ricoh Caplio, cámara compacta (ventaja de prefijar la focal) de gran angular (24 mm.) y resolución de 10 megapixels.

Una vez en campo hay que definir qué se quiere modelar y definir un plan de fotografiado. Primero se ubican las punterías de base, en este caso se han empleado chinchetas amarillas, y posteriormente realizar todas las fotografías necesarias según el borrador. La planificación varía ligeramente al ver los encuadres de la cámara, porque a veces interesa retener más cam-po visual en detrimento de la angulación. El tiempo de la toma de fotografías varía según las condiciones y características del yacimiento. En este caso, la toma de fotografías duró alrede-dor de una hora.

Una vez que se han realizado todas las fotografías comienza el trabajo en oficina. Las fotos son descargadas y nombradas de forma que facilite su reconocimiento con respecto a nuestro cro-quis. El procesado a través del programa de Fotogrametría se realiza fotografía a fotografía con la identificación de los puntos de control visibles y su referenciación. Una vez referenciados un mínimo básico de punterías el programa realiza los cálculos matemáticos necesarios para asignar a cada punto una coordenada precisa. El proceso matemático consiste simplemente en la resolución de problemas trigonométricos. El software resuelve los problemas planteados según las posiciones de la cámara para cada foto, el error lenticular de la cámara y la focal uti-lizada. Teniendo en cuenta todos los parámetros habrá mayor precisión si las fotografías están realizadas con mayor angulación entre sí.

Las fotografías, ya sean digitales o analógicas, representan la realidad de forma distorsionada. El denominado error lenticular reside en la inevitable utilización de lentes de cristal en la cámara fo-tográfica. La fotografía contiene un error de tipo circular que aumenta de manera directamente proporcional a la focal. Cuanto menor es la focal más espacio de realidad aparece representado, pero mayor es la distorsión y el error lenticular. Por ejemplo, un objetivo de 20 mm. (denominado “ojo de pez”) conlleva un error mucho mayor que uno de 300 mm. Por otro lado, con anteriori-dad al proceso, se ha calibrado la focal de la cámara con la que se va ha desarrollar el proyecto fotogramétrico. De esta manera, el programa promedia los errores lenticulares de cada foto y calcula las distancias de todos los puntos referenciados. El resultado es la creación de una nube de puntos con coordenadas absolutas. Se define la X Y y Z de todos los puntos con una precisión global que no supera los 5 mm. de error respecto a su posición relativa real.

La nube de puntos resultante dibuja la forma de los hornos excavados. El conocimiento preciso de las referencias tridimensionales es muy útil para hacer mediciones exactas entre elementos conocidos. Gracias a software se pueden seleccionar dos puntos de la nube y obtener medi-das. De otro lado, la gran utilidad que ofrece la Fotogrametría es que puede generar superfi-cies entre los puntos y aplicar como “mapa” o “textura” partes de las mismas fotografías que sirvieron para el proceso. De esta manera, la ventaja es doble: es posible crear ortofotografías y, de forma más compleja, modelos de 3D que reproducen la realidad.

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Anejo fotogrametría

Las ortofotografías son imágenes digitales de un elemento de la realidad, representada en 2D (de forma plana) y con el error lenticular corregido. La vista del elemento es totalmente frontal, como si viéramos un plano topográfico. Las ortofotos que estamos acostumbrados a manejar en pro-gramas de S.I.G. (Sistemas de Información Geográfica) como SigPac o IBERPIX son muy comunes hoy día. Estas ortofotos han sido creadas a partir de procesos fotogramétricos. No obstante, las ortofotos de territorio no son las únicas que nos interesan, ya que se pueden crear ortofotos de otros elementos más reducidos, como murallas o mosaicos, y extraer información valiosísima de

Detalle texturas. Nube de puntos con color.

Modelo alámbrico. Modelo nube de puntos.

Mediciones en 3D. Sección interactiva.

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Excavaciones en Casas de Luján

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forma relativamente rápida. Otro ejemplo puede ser generar una ortofoto de un perfil estratigrá-fico, ahorrando el trabajo de dibujo de campo y obteniendo una documentación más completa y exacta.

Por otro lado, es posible generar una documentación mucho más compleja, creando un mo-delo de 3D de cualquier elemento de la realidad. Se puede adaptar a la nube de puntos una consecución de imágenes de ortofoto, de tal manera que se crea una malla triangular que

Vista cenital. Vista perspectiva.

Modelo texturizado.

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Anejo fotogrametría

actúa como una “piel”, reproduciendo fielmente la realidad. Cada ortofoto se acopla a los pun-tos de 3D, sin ninguna distorsión lenticular. Los modelos más conocidos son los incluidos en videojuegos, donde aparecen vehículos, edificios, etc… reproduciendo la realidad. Un ejem-plo más interesante podría ser el caso del modelo de una pintura rupestre. Por lo general, las pinturas rupestres no son planas, sino que se adaptan a las curvas de la roca. La nube de puntos reproduce una forma ondulada y la imagen de la pintura se adapta de igual manera, alineándose con los puntos tridimensionales.

La gran virtud de conseguir un modelo de 3D es que, a través de software comercial, se puede visualizar en una pantalla e interactuar con el ratón. La interacción consiste en poder desplazar la visual hacia cualquier dirección, al igual que acercar o alejar la visual hasta los elementos que se desean observar. Además, el interactivo se puede compartir con otros profesionales fácil-mente, ya que los archivos no ocupan demasiada memoria y es posible enviarlos por e-mail.

HORNOS DE CASAS DE LUJÁN

En un primer momento se realizó la excavación del horno grande, dejando al descubierto la estructura conservada, compuesta por una cámara con arcos semiderruidos y un pasillo de carga con praefurnium realizado en piedra. La parte derecha del pasillo estaba cortada por una fosa contemporánea, pero se excavó siguiendo la forma teórica de la estructura de horno. Se hizo una primera fotogrametría del elemento dando como resultado un modelo del horno. Posteriormente, después de excavar la fosa reciente se pudo documentar otro horno adosado de dimensiones más reducidas. Igualmente se procedió a hacer una fotogrametría del nuevo elemento.

El resultado fue la obtención de una fotogrametría de cada uno de los hornos. Finalmente se unieron los modelos tridimensionales para crear uno conjunto, aunque se excavaran en mo-mentos diferentes.

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Anejo datación por polaridad

XII. ANEJO DATACIÓN POR POLARIDAD

En este informe se recogen los resultados del estudio arqueomagnético llevado a cabo por el Centro de Apoyo a la Investigación (C.A.I.) de Arqueometría y Análisis Arqueológico (A.A.A.) de la UCM de Madrid. El objetivo del trabajo ha sido la datación de un horno para la cocción de material cerámico perteneciente al yacimiento arqueológico de “Casas de LuJan II”, ubicado en el término municipal de Saelices, Cuenca.

La datación de la piroestructura ha sido realizada mediante la técnica arqueomagnética, ba-sada en la comparación de la dirección de la magnetización retenida por los materiales, con los valores direccionales experimentados por el campo magnético de la tierra, descritos por la Curva de Variación Paleosecular de Iberia (Gómez-Paccard et alii, 2006).

Previamente a la descripción de los procedimientos adoptados para la realización de las medi-das de laboratorio y a la exposición de los resultados conseguidos, se incluye una introducción al arqueomagnetismo y a la técnica de datación arqueomagnética.

INTRODUCCIÓN AL ARQUEOMAGNETISMO

El arqueomagnetismo investiga la historia del Campo Magnético de la Tierra (CMT), en los términos de las variaciones en dirección e intensidad que ha experimentado en el pasado, sirviéndose de materiales arqueológicos que han sufrido procesos de calentamiento de alta temperatura (>300 – 4c00ºC). Más en concreto, los materiales de interés son arcillas cocidas (ladrillos, tejas, adobes, cerámicas) y sedimentos quemados in situ por la presencia de hogares, termas, tumbas de incineración y otras estructuras de combustión.

El principio del arqueomagnetismo se basa, por un lado en las peculiaridades del CMT y por otro en las propiedades magnéticas de algunos minerales de hierro que se encuentran co-múnmente en los materiales mencionados arriba.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Comenzando por el CMT, los aspectos de interés desde una perspectiva arqueomagnética son los siguientes:

Desde un punto de vista físico, el 90% del comportamiento del CMT puede modelarse asu-miendo un modelo de campo dipolar y geocéntrico. En otras palabras, en primera aproxima-ción, se puede asumir que el CMT en la superficie de la Tierra es el resultado de un dipolo magnético que atraviesa el centro de la Tierra, actualmente inclinado 11.5º respecto al eje de rotación del planeta. La diferencia entre los valores de orientación e intensidad del CMT observados en la superficie de la Tierra, y los valores teóricos obtenidos aplicando un modelo dipolar se cuantifica en un 10% que representa la componente de campo no-dipolar.

Debido a factores que, en parte residen fuera de la Tierra (factores externos) y por otra parte en la dinámica del núcleo de la Tierra (factores internos) ambas componentes, dipolar y no-dipolar, experimentan en el tiempo variaciones de diferente tipo y periodicidad. Se considera que los factores externos producen variaciones de período menores de 10 años en la orienta-ción y en la intensidad del CMT en la superficie terrestre, mientras que los debidos a factores internos generan variaciones de mayor periodicidad, comprendida entre 10 y 3000 años, y denominadas Variación Secular (SV).

Cabe destacar que las variaciones del CMT debidas a causas internas se distribuyen de forma no-homogénea en la superficie terrestre y suelen considerarse uniformes en regiones de superficies menores a 106 Km2 (Tarling, 1983), es decir, aproximadamente, el doble de la España Peninsular.

En la superficie terrestre el CMT se describe mediante un vector de intensidad F y orientación de-finida por dos ángulos correspondiente con la Declinación magnética (D) y la Inclinación magné-tica (l). El primero es el ángulo que forma la componente horizontal (H) del vector magnético (F) con el Norte geográfico y varía entre 0º y 360º. El segundo es el que forma el vector F con el plano horizontal, comprendido entre 0 y 90º para lugares situados en el Hemisferio Norte (fig. 1).

Mientras que los cambios de corto periodo de F, D e I pueden detectarse en los obser-vatorios magnéticos mediante aparatos de medición, veremos a continuación que los de larga periodicidad han quedado regis-trados en una multitud de rocas y en dife-rentes materiales arqueológicos.

La clave de este fenómeno la llevan algu-nos óxidos de hierro contenidos en muy pequeña cantidad (<3%) en rocas y se-dimentos de diferente litología y origen, pero especialmente abundantes en rocas volcánicas y en materiales arcillosos que han sido sometidos a procesos de calen- Figura 1. Elementos del Campo Magnético terrestre D,

I, H, F (descripción en el texto).

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Anejo datación por polaridad

tamiento intenso. Los óxidos más comunes son la magnetita, la maghemita, la hematites y la goetita, a veces con substituciones parciales del hierro por parte de otros cationes como el titanio, el aluminio, la sílice. Desde un punto de vista físico dichos minerales se definen como “ferromagnéticos”, lo que supone que: (1) están dotados de un momento magnético propio, respondiendo de forma análoga a la aguja de una brújula a la presencia de un campo magnéti-co externo, y (2) que en algunas condiciones su respuesta al campo externo puede “bloquear-se” y quedar “grabada” de forma permanente en ellos.

Aunque existen distintos mecanismos capaces de determinar la adquisición de la imanación por porte de dichos óxidos, el mecanismo de interés en arqueomagnétismo es aquel que ac-túa por calentamiento de los materiales con contenido ferromagnético y, por tanto, aquí nos referiremos exclusivamente a éste.

A temperatura ambiente, el CMT debido a su baja intensidad tiene efectos despreciables sobre los minerales ferromagnéticos, pero a temperaturas del orden de 700ºC, cualquier mineral “fe-rromagnético” pasa a un estado denominado “superparamagnético” en el que su sensibilidad a la acción de un campo externo se hace mucho mayor. En estas condiciones, con una intensi-dad de solamente 60 mT el CMT consigue imanar los minerales, es decir orientar los momentos magnéticos de sus átomos en la dirección del Norte magnético. Cuando el material se refría, una vez alcanzada una temperatura dicha de bloqueo (Tb), la magnetización permanece “blo-queada” y se conserva de forma estable a pesar de las posteriores variaciones de orientación e intensidad que el CMT pueda tener.

La magnetización adquirida según este mecanismo se define como “magnetización termore-manente” (TRM) y puede ser destruida si se vuelve a calentar el material una segunda vez y se alcanza de nuevo su Tb. El efecto del aumento de temperatura es por lo tanto el de destruir el orden impartido a los momentos magnéticos atómicos por el campo externo. Por otro lado, cada vez que se produce el enfriamiento, el material vuelve a imanarse según las nuevas pro-piedades del campo externo.

Por cuanto dicho, las rocas originadas a partir de líquidos magmáticos por procesos de crista-lización fraccionada, retienen una imanación que refleja las características del CMT presente en el acto de su formación; materiales cerámicos y ladrillos conservan una remanencia que se refiere al momento en el que han sido manufacturado; un material que ha tenido calenta-miento múltiples, por ejemplo los ladrillos de un horno usado para la cocción de vajillas, lleva una remanencia relacionada con el CMT presente durante el último proceso de calentamiento sufrido. Debería ahora resultar claro que las rocas y los materiales arqueológicos constituyen un verdadero registro del CMT y que la SV puede ser obtenida si se dispone materiales en los que la edad del calentamiento ha sido determinada mediante métodos independientes. La curva de referencia que describe la orientación y la intensidad del CMT a lo largo de las épocas histórica y prehistórica en una determinada región se denomina Curva de Variación Paleosecular (PSVC) y puede ser determinada mediante estudios arqueo/paleo magnéticos de estructuras arqueológicas y/o rocas de diferente edad, distribuidas de forma homogénea en la región considerada. Los estudios que conciernen la sola orientación del CMT en el pasado se

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Excavaciones en Casas de Luján

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les llama arqueodireccionales (o paleodireccionales si la escala cronológica es superior a 3000 años) mientras que aquellos que investigan la intensidad del CMT o que están basados en ella se denominan estudios de arqueointensidad (o de paleointensidad).

Sin insistir sobre la importancia de conocer la historia del CMT, merece mencionar que la ob-servación de las propiedades magnéticas de las rocas ha sido esencial para entender aspectos significativos de la dinámica de nuestro planeta y elaborar, por ejemplo, teorías tan impor-tantes como la Tectónica de Placas y la Expansión de los fondos oceánicos. Para formular la primera ha sido necesario constatar diferencias de orientación de la magnetización en rocas coetáneas, mientras que la segunda se basa en los fenómenos de inversión de polaridad mag-nética que se observan en las rocas volcánicas ubicadas al lado de las fosas oceánicas.

Pasando ahora al ámbito arqueológico, en aquellas regiones o Países en los que ya se dispone de una PSVC, el geomagnetismo aporta a la investigación arqueológica una herramienta de datación ya que la edad del calentamiento de una estructura o de un material arqueológico puede determinarse por comparación de los valores direccionales (o de intensidad) de la mag-netización retenida con los de una curva patrón.

Los estudios llevados a cabo en los últimos 10 años por el grupo de Paleomagnetismo de la UCM y del CNRF (Rennes, Francia), financiados por la UE (Archaeomagnetic Applications for the Rescue of the Cultural Heritage, 2003-2006), el MEC (Estudio de la variación secular del Campo Magnético Terrestre en Iberia durante los últimos 10.000 años a partir de datos pa-leomagnéticos, CGL2005-00211) y la Comunidad de Madrid han permitido publicar el Primer Catalogo de datos Arqueomagnéticos de España (Gómez-Paccard et al., 2006a) y la primera PSVC (Gómez-Paccard et al. 2006b) para la Península Ibérica válida para los últimos 2800 años. Aunque siga siendo necesario estudiar nuevas estructuras arqueomagnéticas para afinar la precisión de la PSVC y aumentar la densidad de datos para algunas épocas históricas actual-mente poco representadas, los alcances logrados permiten ahora el uso de la técnica de data-ción arqueomagnética también en la Península Ibérica.

ESTRUCTURAS ARQUEOMAGNÉTICAS Y PROCEDIMIENTOS PARA LA DETERMINACIÓN DEL DATO ARQUEOMAGNÉTICO.

A continuación se discuten algunos aspectos de interés relativos a los criterios de idoneidad de las estructuras arqueológicas empleadas en los estudios arqueomagnéticos (estructuras arqueomagneticas) para ser utilizadas en la elaboración de la PSVC. También se describen las etapas que llevan a la determinación del dato arqueomagnético retenido por las estructuras y los tipos de representaciones gráficas adoptadas.

Para la selección de un yacimiento arqueológico apto para estudios arqueomagnéticos se pueden establecer dos tipos de requisitos, unos a priori, estableciendo las características que deben cumplir las estructuras arqueológicas para su muestreo; y otros a posteriori, que defi-nen las características que deben de satisfacer los resultados direccionales teniendo en cuenta los valores estadísticos de su cálculo.

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Anejo datación por polaridad

En cuanto el primer tipo de selección, las principales características que deben de verificar unas estructuras arqueológicas para ser empleadas en los estudios de arqueomagnetismo son las siguientes: que hayan sido calentadas hasta temperaturas del orden de 300-500 ºC o supe-riores; es decir, hornos, termas, hogares, edificaciones incendiadas, ect.

En el caso de estudios arqueodirecionales las estructuras calentadas tiene que haberperma-necido in situ, es decir, no haber sufrido movimientos (derrumbes, basculamientos, ect) desde el último calentamiento. Esta condición no se requiere en los estudios de arqueointensidad donde también resultan de interés fragmentos de materiales sueltos como los que proceden de vajillas y cerámicas.

Cabe destacar que los estudios aqueo-direccionales son los más comunes y que en la mayoría de los países de Europa se dispone de la PSVC relativa a la orientación del CMT mientras que la curva de arqueointensidad se conoce solamente en el caso de Bulgaria (Kovacheva, 1997). Aquí nos referiremos exclusivamente al arqueomagnetismo direccional.

- Si el objetivo del estudio es la obtención de un nuevo dato arqueomagnético para ser usado en la construcción de la PSVC, entonces la estructura tiene que estar bien datada sea por crite-rios arqueológicos sea por técnicas analíticas (termoluminesciencia, 14C).

Los pasos a seguir desde la elección de un yacimiento arqueológico hasta la obtención de la dirección del CMT en el lugar de muestreo se han esquematizado en la Figura 2 y pueden resumirse en:

1) Selección del yacimiento arqueológico con estructuras válidas para su estudio arqueomag-nético (restos de hornos, hogares, edificaciones y suelos afectadas por incendios, tumbas de incineración, etc.).

2) Elección de la estrategia de ex-tracción de las muestras teniendo en cuenta su constitución. Si son de un material bien consolidado, podemos taladrarlo y extraer 10-15 muestras cilíndricas de 2.5 cm de diámetro por 2.5 de altura. Si no están tan consoli-dados y hay disponibilidad de mate-rial suelen muestrearse bloques de manos con la ayuda de productos consolidantes (silicato de sodio o etil-silicáto) y escayola.

3) Previamente a la extracción, se de-termina la orientación espacial de las muestras mediante una brújula mag-nética y/o solar y un inclinómetro.

Figura 2. Diagrama de los pasos a seguir para la obtención

de las componentes direccionales remanentes en estructu-

ras arqueológicas (Pavón- Carrasco, 2006).

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Excavaciones en Casas de Luján

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4) Tratamiento, preparación de las muestras y clasificación.

5) Trabajo de laboratorio: desimanación de las muestras (por campos alternos decrecientes o térmicamente) y realización de experimentos de magnetismo de rocas que permiten identifi-car la mineralogía magnética responsable de la magnetización.

6) Análisis de las componentes remanentes y aislamiento de la componente característica (la que representa la magnetización adscrita al proceso de calentamiento considerado).

7) El último paso prevé los cálculos estadísticos direccionales que permiten obtener la direc-ción media de un sitio muestreado con sus respectivos parámetros de confianza.

Para la representación gráfica de la orientación se utilizan proyecciones de igual área que per-miten visualizar conjuntamente el valor de la declinación y de la inclinación (figura 3a-b).

La curva de referencia de un país suele referirse a una ciudad o a un lugar aproximadamente ubicado en su centro. Por esta razón la declinación y la inclinación de la componente caracte-rística tienen que ser trasladados desde el lugar de ubicación de la estructura hasta el punto donde se vaya a referir la curva (Madrid, en el caso de la PSVC de Iberia). En otras palabras hay que realizar una corrección geográfica y para ella se utiliza el “Método de Conversión Vía Polo” propuesto por Noel y Batt (1990). En él se asume la dipolaridad del campo geomagnético y a través de los datos de declinación e inclinación in situ, y asumiendo un campo dipolar, se calcu-la el polo magnético virtual al que serían debidos esos valores. Después de calcular el polo, se calcularía en las coordenadas de referencia los valores de declinación e inclinación que propor-cionan el dipolo (Figura 4).

Figura 3a-b. a) Semi-proyección de igual área donde se representan las orientaciones de la magnetización

de 12 muestras distintas (puntos negros), el valor de orientación medio determinado mediante la esta-

dística de Fisher (punto rojo) y el semiángulo de confianza α95 circulo azul). b) Esquema de lectura del

diagrama de igual área: la declinación varía entre 0º y 360º en el sentido del reloj y la inclinación entre 0 y

90º desde la periferia del diagrama hasta el interior. (N) Número de muestras considerado, (D) Declinación

media, (I) Inclinación media, (k, α95, rsum) parámetros estadísticos.

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Anejo datación por polaridad

Para la construcción de la PSVC es necesario disponer de una serie de datos arqueomagnéticos que tenga una distribución espacio-temporal lo más amplia posible dentro de la región considerada y conocer la edad del calentamiento que las rela-tivas estructuras arqueológicas han sufrido (con su incertidumbre cro-nológica). Estas series suelen actual-mente tratarse mediante la estadís-tica Bayesiana (Lanos, 2004) lo que permite obtener una curva que des-cribe la variación de la declinación y de la inclinación frente al tiempo (re-presentado por la ventana temporal que abarca el conjunto de estructu-ras arqueomagnéticas estudiadas), junto con su banda de error.

CURVA DE VARIACIÓN PALEOSECULAR DE IBERIA.

La reciente aportación de dos Tesis Doctorales en España sobre Arqueomagnetismo (Núñez, 2005 y Gómez-Paccard, 2006; Dpto. de Física de la Tierra: Geofísica y Meteorología, Universi-dad Complutense de Madrid) han proporcionado datos arqueomagnéticos direccionales re-copilados en un primer catálogo de datos arqueomagnéticos de Iberia (Gómez-Paccard et al., 2006a). Estos datos (Figura 4), junto con una selección de datos procedentes del Sur de Francia y del Norte de Marruecos (en total 134) han permitido obtener la primera curva de Variación Secular de Iberia, centrada en Madrid (Gómez-Paccard et al., 2006b).

De Francia y Marruecos han sido usados aquellos datos que quedaban circunscritos dentro de un círculo de 900 km de radio con centro en Madrid (punto de referencia de la curva: 40.4° N, 3.7° W).

En la figura 5 se muestra la CVPS de Iberia que abarca los últimos 3000 años (Gómez- Paccard et al., 2006b), obtenida mediante el método jerárquico – bayesiano de Lanos (Lanos, 2004).

Actualmente la Curva se ha generado con 134 pares de valores declinación - inclinación. Existe un vacío de datos en la época Visigoda, entre los siglos VII y X, por lo que datos arqueomagné-ticos procedentes de yacimientos arqueológicos comprendido entre estas edades son de gran interés para su inclusión en la Curva de Iberia.

Figura 4. Distribución de estudios en Iberia y zonas próxi-

mas (Gómez-Paccard, 2006a).

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DATACIÓN DE UNA ESTRUCTURA ARQUEOLÓGICA MEDIANTE LA CURVA DE VARIACIÓN

Paleosecular de Iberia (Gómez-Paccard et al., 2006) Una vez obtenido los valores direccionales del CMT que han quedado grabados en la estructura arqueológica y trasladados al lugar de referencia de la Curva (en nuestro caso, Madrid), podemos proseguir a la datación mediante la Curva de Variación Paleosecular de Iberia. Los valores de declinación e inclinación obtenidos en el laboratorio (y su error correspondiente al 95% de confianza, que se denota por un ángu-lo: α95) se comparan (mediante análisis estadístico) con los valores que proporciona la PSVC.

El resultado es una horquilla de tiempo (al 95% o al 65% de probabilidad) correspondiente a la edad de datación arqueomagnética de la estructura arqueológica.

En el ejemplo de la Figura 6, relativo a una estructura vitrificada ubicada en un yacimiento con restos de cerámicas de “ornados brunitos” típicas de la segunda edad del Bronce en la región considerada, combinando las dos funciones de densidad probabilísticas (PDF) obtenidas se-

Figura 5. PSVC para Iberia: a) valores de declinación e inclinación representados conjuntamente en un

gráfico de igual área b-c) curvas de declinación y inclinación separadas: en rojo y azul se representan las

direcciones arqueomagnéticas determinada a partir de estructuras arqueológicas ubicadas a distancias res-

pectivamente inferiores a 600 y 900 km desde el punto de referencia de la PSVC (Madrid). En gris la banda

de error de las dos curvas. (Gómez-Paccard, 2006b).

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Anejo datación por polaridad

paradamente por la declinación y por la inclinación, se obtiene una PDF total que proporciona dos posibles edades para la estructura arqueológica, la más antigua centrada en el 747 a.C y con un error cronológico de ± 95 años, la más joven en el 879 d.C con un error de ± 155 años. En acuerdo con los vínculos arqueológicos que permiten rechazar la edad más joven y con las consideraciones sobre el registro cerámico, la datación arqueomagnética fecha la estructura estudiada al final de la edad del Bronce – I Edad del Hierro.

Cabe subrayar que en caso de estructuras que han tenido un calentamiento de intensidad tan elevada hasta destruir cualquier fracción orgánica, como por ejemplo es el caso de las estructuras vitrificadas, la datación arqueomagnética es la única técnica que se pueda aplicar. Si el 14C no puede emplearse por falta de material, la termoluminiscencia puede proporcionar resultados erróneos y tendencialmente más jóvenes que la realidad (Kresten et al., 2003).

Una más exhaustiva introducción a la técnica de datación arqueomagnética se encuentra en McIntosh and Catanzariti (2006) mientras que Catanzariti et al. (2007 a-b-c) han publicado tres trabajos en los que se comparan: a) datación arqueomagnética y datos de 14C en un horno ce-rámico de un yacimiento de Guadalajara, b) datación arqueomagnética y datación arqueoló-gica de una estructura vitrificada del Bronce ubicada en sur de Portugal y c) datos arqueomag-néticos con datos geomagnéticos de observatorio obtenidos a partir de un horno cerámico que ha operado en época histórica en Cáceres.

Figura 6. Ejemplo de datación arqueomagnética mediante la PSVC de Iberia (Gómez-Paccard et al. 2006b) y

el empleo de la estadística Bayesiana (de Catanzariti et al. 2007b).

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ESTUDIO ARQUEOMAGNÉTICO DEL HORNO DEL YACIMIENTO DE CASAS DE LUJÁN II.

Este trabajo ha sido realizado con el objetivo de fechar el último uso de un horno antiguamente empleado para la cocción de material cerámico, recientemente sacado a la luz en el yacimiento arqueológico de “Casas de Luján II” (Latitud 39.9ºN, Longitud=- 2.8ºW) (Saelices, Cuenca).

De los diferentes elementos constructivos que componían dicha piroestructura (CLII) se con-serva la parte basal de los pilares que sustentaban la parilla, pudiéndose además observar res-tos de la misma parilla y algunos elementos de la cámara de alimentación. Los materiales de construcción están representado por bloques de material arcilloso (adobe) cocidos por efecto de la actividad del horno (Fig. 7).

MUESTREO DE LA PIROESTRUCTURA Y PREPARACIÓN DE LOS ESPECIMENES

Desde el horno CLII fueron extraídas 12 muestras independientemente orientadas, represen-tadas bor bloques decimétricos de material arcilloso calentado, distribuidas a lo largo de su perímetro, en correspondencia con los restos de algunos de los pilares presentes en la cámara de combustión y de algunos elementos constructivos de la cámara de alimentación.

Las operaciones de muestreo se articularon según se describe a continuación:

- Primero se seleccionaron 12 puntos de muestreo distribuidos a lo largo de toda la estructura. En correspondencia con cada uno de ellos fue preparada una superficie plana de escayola de dimensiones variables y comprendida entre aproximadamente 20 y 40 cm2 (fig. 8a-8b).

- Posteriormente, la orientación en el espacio de dicha superficie fue determinada mediante una brújula magnética de geólogo. Concretamente, en correspondencia con la superficie de escayo-la de cada muestra se trazó una marca de referencia y se anotó su orientación en el espacio.

- Las muestras fueron finalmente separadas de la estructura mediante una espátula de acero y una sierra de mano, donde cada una está representada por un bloque de material adherido a la superfice de escayola según aparece en la figura 9-a.

Figura 7. Restos del horno estudiado. a) restos de los arcos que sustentaban la parilla; b) vista pseudo-

planar de los restos de los arcos y de la parrilla.

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Anejo datación por polaridad

Las muestras así extraídas fueron luego trasladadas al Laboratorio de Paleomagnetismo de la UCM donde, mediante una cortadora radial equipada con un disco de diamante, fueron reducidas en especimenes cúbicos de 2.1 cm de lado (fig. 9-b). De las doce muestras recolec-cionadas, dos sufrieron rupturas por lo que finalmente el estudio fue realizado empleando 10 muestras independientemente orientadas.

MEDIDAS MAGNÉTICAS PRELIMINARES: SUSCEPTIBLIDIDAD (Χ) E INTENSIDAD DE LA MAGNETIZACIÓN NATURAL REMANENTE (NRM)

Para una evaluación indirecta de la intensidad del calentamiento experimentado por los ma-teriales y del contenido en fases magnéticas, previamente al tratamiento de desimanación se midieron la intensidad de la imanación natural remanente (NRM) y la susceptibilidad magné-tica inicial (χ), en campo bajo y a temperatura ambiente.

El primer parámetro fue medido utilizando un magnetómetro rotatorio AGICO JR5 y el segun-do con un puente de susceptibilidad Barrington KLY4.

Figura 8. a) Disitribución de 8 de los 12 puntos de muestreo seleccionados. Las flechas indican la distribu-

ción de las superficies de escayola preparadas en correspondencia con los puntos de muestreo. b) detalle

de uno de los puntos de muestreo

Figura 9. a) Tipología de muestras extraídas de la piroestructura; b)especimenes cúbicos empleados en el

estudio.

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Excavaciones en Casas de Luján

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Ambos parámetros resultaron ele-vados y típicos para materiales arci-llosos que han sido sometidos a ca-lentamientos intensos (>300-400ºC) y que tienen un contenido en fases magnéticas de baja coercitividad próximo al 2% (fig. 10).

En la figura 10 se han represen-tado también los llamados índi-ces de Koenigsberger Qn (defini-dos por la relación Qn=H*χ/NRM, donde H=intensidad del campo geomagnético, χ=susceptibilidad y NRM=intensidad de la imanación na-tural remanente) (Stacey, 1967).

Éstos permiten deducir informaciones sobre el mecanismo de adquisición de la NRM donde, en general, valores muy elevados (Qn≥1000) suponen una imanación de origen isotérmico (típicamente debida al impacto de ra-yos), valores intermedios (1<Qn<100) implican la presencia de una imana-ción adquirida térmicamente (termo-rremanencia) y valores muy reducidos corresponden a una imanación de origen químico (a paridad de estado de dominio y en presencia de mag-netita). Como es de esperar en el caso específico del estudio, los índices de Koenigsberger apuntan a una imana-ción térmica ya que están distribuidos entre Qn=1 y Qn=100.

ORIENTACIÓN DE LA NRM

Las medidas de la orientación de la magnetización (J) fueron realizadas en el Laboratorio de Paleomagnetismo de la UCM mediante un magnetómetro rotatorio AGICO JR5. La orientación de la magnetización de cada espécimen así como la dirección media de la magnetización del horno, junto con los parámetros de confianza estadísticos calculados mediante la estadística de

Figura 10. Representación conjunta de los valores de sus-

ceptibilidad, NRM y índices de Koenigsbnerger (Qn)(Stacey,

1967) de los 10 especímenes empleados en el análisis di-

reccional.

Figura 11. Proyección de igual área que ilustra la distri-

bución de la NRM en la estructura estudiada. Los puntos

negros indican la dirección de la NRM de cada espécimen.

El punto rojo representa la dirección media (NRMmedia)

calculada mediante la estadística de Fisher (1953). Los valo-

res angulares medios y los parámetros de confianza están

indicados en la misma gráfica (K: parámetro de precisión,

α95: semiángulo de confianza (elipse alrededor de la direc-

ción media).

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Anejo datación por polaridad

Fisher (1953), están representados en la proyección de igual área de figura 11. Según se obser-va, la orientación de la NRM resulta muy homogénea en los 10 especimenes analizados, siendo el valor de 3.5º para el semi-ángulo de confianza α95 muy reducido. Dichos resultados indican que los materiales han sido suficientemente calentados como para adquirir una magnetización estable y que por lo tanto pueden ser datados mediante la técnica arqueomagnética.

DESIMANACIÓN DE LAS MUESTRAS Y ESTRUCTURA DE LA NRM

La estructura de la NRM de las 10 muestras fue determinada mediante tratamiento de desi-manación térmico, por pasos de calentamiento-enfriamiento de 50-70ºC, mediante un desi-manador térmico Schoensted TSD-1. En todas las muestras fue determinada la presencia de una única componente de magnetización, estable entre 80 y 580ºC. En acuerdo con las tem-peraturas máxima de desbloqueo, el mineral portador de la remanencia podría ser magnetita o maghemita. Según ilustrado en las proyecciones ortogonales de ejemplo de figura 12, los extremos del vector magnetización determinados tras cada paso de desimanación, definen una trayectoria rectilínea cuya orientación pudo calcularse por regresión lineal. Las direccio-nes calculadas en los 10 especimenes analizados han sido detallados en la Tabla 1.

DIRECCIÓN MEDIA DE LA COMPONENTE DE MAGNETIZACIÓN CARACTERÍSTICA

Las 10 direcciones que aparecen en la Tabla I fueron promediadas mediante la estadística de Fisher (1953) lo que permitió determinar la orientación de la componente de magnetización característica del horno CLII. Los resultados obtenidos están representados en la proyección de igual área de figura 13. Según puede observarse, el conjunto de especimenes analizados presenta direcciones de magnetización consistentes, donde la dirección media calculada re-sulta además muy próxima a la de la NRM. El valor del semiángulo de confianza α95 ha resulta-do de 3.9º, lo que representa un valor aceptable para una datación arqueomagnética.

Figura 12. Proyecciones ortogonales relativas a la desimanación térmica de 4 muestras representativas.

Secuencia de desimanación: 20-80-130-180-250-300-350-390-450-500-530-580ºC.

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DATACIÓN ARQUEOMAGNÉTICA

Para la datación de la piroestructura CLII se ha utilizado la Curva de Varia-ción Secular de Iberia (Gómez-Pac-card et al., 2006) referida a las coor-denadas de Madrid. Las direcciones media fue por tanto trasladada a las coordenadas de Madrid mediante conversión vía polo (Noel and Batt, 1990) aunque debido a la corta dis-tancia que existe entre Madrid y la ubicación del yacimiento, la variación direccional producida por la conver-sión vía polo ha resultado mínima.

La datación ha consistido en la comparación estadística de los datos experimentales con la curva de referencia, a partir de la convolución de funciones de distribución normalizadas. En palabras más sencillas, se ha tratado de determinar el intervalo temporal de la curva en el que está contenida, al 95% y al 65% de probabilidad estadística, la dirección media determinada.

Los resultados de la datación del horno CLII se ilustran en las gráficas de la figuras 14 y 15, don-de en cada una de ella aparecen: la curva de referencia para Iberia relativa a la variación de la declinación con el tiempo (grafica en alto a la izquierda), la curva de variación de la inclinación (en alto a la derecha), las relativas funciones de densidad de probabilidad (debajo de las dos anteriores) y la función de probabilidad obtenida combinando las dos anteriores (gráfica de abajo). En esta última están contenidos los intervalos cronológicos compatibles desde un pun-to de vista físico-matemático con la dirección calculada. En la figura 14 se ilustran los intervalos cronológicos expresados con un margen de confianza del 95% de probabilidades, mientras que en la figura 15 se representan las soluciones cronológicas obtenidas al 65% de probabilidad estadística.

Tabla I. Orientación de la componente de magnetización determinada en los especimenes analizados.

Figura 13. Proyección de igual área que ilustra la distribu-

ción de la componente de magnetización característica

(ChRM) del horno CLII. El significado de los simbolos está

descrito al pié de la figura 11.

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Anejo datación por polaridad

Figura 14. Datación arqueomagnética del horno CLII al 95% de proabilidades estadísticas.

Figura 15. Datación arqueomagnética del horno CLII al 65% de proabilidades estadísticas.

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CONCLUSIONES

El estudio arqueomagnético llevado a cabo sobre el horno CLII del yacimiento de “Casas de Luján II” (Saelices, Cuenca) ha permitido cumplir con los objetivos prefijados. En la estructu-ra estudiada + ha sido determinada la presencia de una componente magnética termorre-manente adquirida durante el último calentamiento experimentado por cada estructuras. La comparación de la orientación de dichas componentes con la curva de variación paleosecular de Iberia (Gómez-Paccard et al., 2006b) ha permitido determinar, al 95% y al 65% de probabili-dad estadística, los intervalos cronológicos durante los cuales la magnetización pudo haberse adquirido.

Expresando los resultados de la datación al 95% de probabilidad estadística se han obtenido dos posibles intervalos cronológicos: 35-498 d.C. y 1497-1529 d.C. En cambio, al expresar los resultados al 65% de probabilidaes estadísticas se obtienen tres intervalos de tiempo en edad romana: 80-213 d.C., 235-237 d.C. y 243-371 d.C.

Mientras que en el primer caso el intervalo cronológico más reciente puede ser excluido a raiz del contexto arqueológico de la estructura, los tres intervalos cronológicos obtenidos en el segundo caso deberían ser considerados como un intervalo único ya que probablemente representan el efecto de un artefacto matemático.

Los resultados de la datación están resumidos en la Tabla II.

Cabe remarcar que los intervalos cronologicos obtenidos resultan muy amplios por efecto de la reducida variación de la declinación magnetica que se observa en la curva de referencia a lo largo de toda la época romana.

Tabla II. Resultados de la datación arqueomagnética del horno CLII (Saelices, Cuenca).

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