1 R CARTAS INEDITAS DE DON BARTOLOME JOSE GALLARDO A DON MANUEL TORRIGLIA (1824 – 1833) Treinta años hace que mi ilustre amigo el docto historiador don Félix de Llanos y Torriglia, estimulado por la aparición del libro del también muy querido amigo don Pedro Sáinz Rodríguez 1 , dió a luz, en las páginas del BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA 2 , un puñado de interesantes cartas del eruditísimo bibliógrafo don Bartolomé José Gallardo. Llegadas a él por herencia, la tradición familiar consignaba que procedían de un abuelo materno llamado don Manuel Torriglia, hombre de cierto viso social en Málaga al comenzar la tercera década del siglo anterior. Pocos datos pudo adquirir don Félix de su antepasado, limitándose a decirnos que figuró entre los paquetes y lechuguinos malagueños de su tiempo, calificado en un folleto satírico de la época 3 como “literato metido a filósofo” con “talento y ocurrencias felicísimas” y que fué ilustre abogado. Las cartas, sin embargo, no estaban dirigidas a él sino, según logró averiguar su editor, a don José Fernández Guerra 4 y a la Condesa de Luque 5 , señora de fina inteligencia a quien Gallardo apellidaba la Dama Duende y cuya correspondencia, modelo de buen escribir castellano, publicaremos en otra ocasión. No son, como creyó Llanos, autógrafas de Gallardo, sino copias hechas por Fernández Guerra. __________________ (1) Pedro Sáinz Rodríguez, Don Bartolomé José Gallardo y la crítica literaria de su tiempo. New York-París, 1921, 4º [4]-387-[1] pp. (2) Félix de Llano y Torriglia, Unos autógrafos de don Bartolomé José Gallardo, art. en BRAH, LXXXIV (1924), 403, completado con una nota en el tomo C. (3) Semblanzas de los paquetes y lechuguinos de Málaga, manuscrito que poseyó mi difunto amigo don Narciso Díaz de Escobar. (4) Sobre don José Fernández Guerra, padre de don Luis y don Aureliano, muy doctos investigadores los tres, véase el libro de mi querido amigo don Agustín G. de Amezúa, La batalla de Lucena y el verdadero retrato de Boabdil, Madrid, Imp. Clásica Española, 1915, especialmente las pp. 94-99 y 175-177. (5) La condesa de Luque era doña Micaela Díez de Tejada Díez de Tejada y González de Villalta, casada con el titular en Antequera el 28 de diciembre de 1818. Su esposo se llamaba don Cristóbal Fernández de Córdoba y Pérez de Barrada.
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R
CARTAS INEDITAS DE DON BARTOLOME JOSE
GALLARDO A DON MANUEL TORRIGLIA
(1824 – 1833)
Treinta años hace que mi ilustre amigo el docto historiador don
Félix de Llanos y Torriglia, estimulado por la aparición del libro del
también muy querido amigo don Pedro Sáinz Rodríguez 1, dió a luz, en
las páginas del BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA
HISTORIA 2, un puñado de interesantes cartas del eruditísimo
bibliógrafo don Bartolomé José Gallardo.
Llegadas a él por herencia, la tradición familiar consignaba que
procedían de un abuelo materno llamado don Manuel Torriglia, hombre
de cierto viso social en Málaga al comenzar la tercera década del siglo
anterior.
Pocos datos pudo adquirir don Félix de su antepasado, limitándose
a decirnos que figuró entre los paquetes y lechuguinos malagueños de su
tiempo, calificado en un folleto satírico de la época 3 como “literato
metido a filósofo” con “talento y ocurrencias felicísimas” y que fué
ilustre abogado.
Las cartas, sin embargo, no estaban dirigidas a él sino, según logró
averiguar su editor, a don José Fernández Guerra 4 y a la Condesa de
Luque 5, señora de fina inteligencia a quien Gallardo apellidaba la Dama
Duende y cuya correspondencia, modelo de buen escribir castellano,
publicaremos en otra ocasión. No son, como creyó Llanos, autógrafas de
Gallardo, sino copias hechas por Fernández Guerra.
__________________
(1) Pedro Sáinz Rodríguez, Don Bartolomé José Gallardo y la crítica literaria de su tiempo. New
York-París, 1921, 4º [4]-387-[1] pp. (2) Félix de Llano y Torriglia, Unos autógrafos de don Bartolomé José Gallardo, art. en BRAH,
LXXXIV (1924), 403, completado con una nota en el tomo C. (3) Semblanzas de los paquetes y lechuguinos de Málaga, manuscrito que poseyó mi difunto
amigo don Narciso Díaz de Escobar. (4) Sobre don José Fernández Guerra, padre de don Luis y don Aureliano, muy doctos
investigadores los tres, véase el libro de mi querido amigo don Agustín G. de Amezúa, La
batalla de Lucena y el verdadero retrato de Boabdil, Madrid, Imp. Clásica Española, 1915,
especialmente las pp. 94-99 y 175-177. (5) La condesa de Luque era doña Micaela Díez de Tejada Díez de Tejada y González de Villalta,
casada con el titular en Antequera el 28 de diciembre de 1818. Su esposo se llamaba don
Cristóbal Fernández de Córdoba y Pérez de Barrada.
2
En cuanto a las relaciones de Torriglia con Gallardo, tampoco tuvo
mayor fortuna el nieto ya que solamente tres citas halló en el epistolario
conocido del bibliógrafo: una 1
en carta a don José Pérez Torroba
(Sevilla, s. a., 8 de octubre) en la cual, como postdata figura la memoria
“Torrilla me da expresiones para V.” y otras dos, en textos de los por él
exhumados, en los cuales se cita al “ami[ig]º T[orrigli]ª”.
Había, sin embargo, mención expresa de esa amistad en una nota de
Gallardo publicada en el Ensayo, artículo relativo a Pedro Rodríguez de
Ardila 2, en el cual se dice: “Don Manuel Torrilla, colegial que fué del
Sacro-Monte de Granada, me dijo en Cádiz el año de 1824 que en la
librería de dicho Colegio existía un tomo entero de poesías de Ardila,
manuscrito antiguo, que él recogió en la época fatal de la irrupción
francesa y que entiende le quemaron después en su casa con otros
papeles curiosos.”
Cuatro noticias nos facilita este apunte gallardino: primera,
testimonia el conocimiento y amistad de Gallardo y Torriglia; segunda,
fecha ésta en 1824; tercera, nos hace saber que fué el malagueño colegial
del Sacro-Monte de Granada; cuarta, nos revela que era hombre
aficionado a la literatura clásica española hasta el punto de registrar
manuscritos del siglo XVI.
Apurando el rastro marcado, encontramos en el Libro VI de
entradas de Colegiales del Sacro-Monte 3 el asiento correspondiente a
nuestro malagueño, año 1816: “El Lidº don Manuel Torrillas, natural de
la ciudad de Málaga, hijo legítimo de don Francisco Torriglias y doña
Rosalía Alarcón, entró en este Colegio el día 2 de octubre incorporado al
segundo año de Filosofía, habiendo sido examinado y aprobado en el
primero de la misma Facultad y se le confirió la beca en el día 12 del
mismo mes y año. Este colegial tuvo una lección en Filosofía por espacio
de media hora, con puntos de veinticuatro, ante este Ilmº Cabildo e
Insigne Colegio. Pronunció un Panegírico en alabanza de Nuestra Señora
del Rosario con asistencia de los mismos señores. Se graduó de Bachiller
en Filosofía, cuyo grado le fué conferido nemine discrepante. Pronunció
una oración latina en honor de Santo Tomás y otro sermón Moral
Cuadragesimal ante los expresados ilustres Cuerpos. Este colegial tuvo
otra oración retórica en loor del Ilmº señor don Juan Miguel Pérez
González con ocasión de su ascenso a la mitra de Gerona.
¿Qué fué de Torriglia entre 1816 y 1823? Probablemente acabó sus
estudios, comenzó a figurar en la abogacía y ensayó sus primeras armas
literarias. Del texto de las cartas se desprende que le cogió en Cádiz la
__________________
(1) Publicada en la obra citada de Sáinz, Apéndice 5º. (2) B. J. Gallardo, Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, IV, nº 3.665, col.
210. (3) Folio 447 v. Archivo del Sacro-Monte.
3
intervención francesa, que allí – un poco antes – había hecho amistad
con Gallardo, nacida tal vez de comunidad de aficiones e ideas políticas,
y que al sobrevenir la dispersión de los nacionales pudo tomar un barco
que le dejó en Málaga sano y salvo.
Justamente por entonces es cuando empieza su correspondencia
gallardina. Por desgracia sólo conocemos una voz del diálogo y así poco
es lo que se puede rastrear del estilo y garbo de Torriglia, alabados más
de una vez por su corresponsal.
El cruce de cartas comienza en 1824 para concluir en 1833 y se
refiere a la segunda persecución política de Gallardo, período el más
oscuro de su vida y del cual el propio Sáinz Rodríguez reconoce que
apenas hay datos para reconstituirlo 1.
Torriglia no alcanzó la longevidad de Gallardo y aunque en ninguna
parte hemos hallado la fecha exacta de su muerte, don Serafín Estébanez
Calderón, en carta 2 contestada por el Marqués de Gerona en 10 de enero
de 1854, le dice “Don Manuel Torriglia, Director del Instituto de
Málaga, ha muerto”.
Constituyen el conjunto que hoy publicamos treinta y cuatro
epístolas de don Bartolomé José, por desgracia ninguna autógrafa y
figuran copiadas, de letra contemporánea a sus fechas, en un manuscrito
que se describirá extensamente cuando publiquemos completo el
Epistolario de Gallardo.
10-V-55.
___________________
(1) En mi libro Don José Bartolomé Gallardo (1776-1852), Valencia, Tip. Moderna, 1955, pp. 287
a 346, van publicadas en Apéndice gran cantidad de cartas que arrojan mucha luz sobre este
obscurísimo período de Gallardo. (2) Poseemos el original, donativo del querido amigo y compañero don José López del Toro.
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I
Julio 23, 1824.
Amigo mio: = Supone V. mui bien: supe i supe con gusto por Gr.
del buen vïaje de V., i me alegré. Supe tambien qe al saltar en la madre-
tierra, â abido V. de saltar de la sarten al fuego ( = eso del chopo, qe
anda por äí); pero como no siempre corren mas los galgos qe las liebres,
espero en Dios y en su buen ajibílibus qe sabrá V. sacudir el ascua.
La 2ª parte es la mas lastimosa = la pérdida qe me cuenta de sus
papeles i Ms. – Esta pérdida me toca en lo vivo del alma; i no puedo
ponderar-le mas mi sentimiento qe diziendo-le la siento como si ellos
fueran mios propios. – ¡Maldizion de franzeses, qé estrago an causado a
las Letras en España en sus dos irrupziones! Pasan de 300 las librerïas
destruidas, i de ellas an perezido en estos pocos años códizes venerandos
qe se habian 8 u 10 siglos defendido del fuego i ierro sarrazeno. I con
todo osan esos ipócritas i sus paniaguados vociferar-se amantes i
propagadores de las luzes!! Mas la luz qe de ellos podemos esperar los
españôles nunca será otra ni mas qe la umosa vislumbre qe puede dar un
tizon o una tea mortezina. –
“Pues volviendo a lo del chucho”
¿será posible qe aya perezido todo, todo el Alonso? ¿No conserva V.
nada en la memoria? ¿No se han sacado copias de algunas piezas suyas,
aunqe sean de esas picarescas? Espero qe todo aqello de qe V. vaya
aziendo memoria, o pueda ajenziar entre los curiosos, relativo a ese
obscurezido injenio, me lo vaya mandando por el correo. –
La pérdida del Salinas no es tan sensible, porqe es mas reparable.
Sé de varias copias, y antiguas algunas, si bien ninguna tan cabal en
todas líneas, como una qe yo adqirí despues de la publicación del
Decreto, y ê perdido en la de márras… de Trïana –
V. me habla de Yéregui. – ¡Qé bueno fuera qe ese escrito qe acaba
V. de perder de él, ubiera sido mio! Uno con esas señas poseïa yo al
tiempo de mi ejira a London; i no me es difícil imajinar el modo como
puede aber llegado de unas manos blancas a qien le confiê a las
pecadoras de V., i de êstas al brazo secular de la maldita tia o sobrina qe
an echo ese nuevo escrutinio. – Ilustreme V.; aunqe tôdo al cabo sea ya
razon de carta rota. –
Gracias por la remesita de frutas de la tierra con qe me favoreze,
aunqe parte de ella se cria tambien en la mia. – El punto qe me toca de
plantas, pezes &ª es justa-mente el mas delicado i llamativo para mi
paladar: de-me V. por ese manjar, que es mi comidilla.
5
Mas por esto no me crea tan melindroso qe asqee los otros. Venga
de todo, dello con dello; qe en un Destierro sabe V. qe tôdo cabe, i debe
aber de todo. –
Y aöra bajando a lo llano, y ablando sin tropos, le digo qe no me
desprezie ninguna voz de las que äí oiga, por mas chavacana y bárbara
qe a primera oida le parezca; porqe vozes corren entre el vulgo qe al
primer zumbido suenan tales, i despuês tomando-las por su cuenta un
buen linajista de palabras, una por una me las emparenta luego con lo
mas esclarezido de griegos, de romanos, y aun mas adelante. – Vayan
sinô en apoyo de mi dicho un par de ejemplos tomados de los mismos
vocablos qe V. me envïa.
“Cujon = Lo mismo qe cogujón.” Zierto, como qe es contraczión de
esta voz, la cual viene de la latina cucullio compañera de cuculla ( =
cogulla, capucha) del ablativo cucullione; qe sabe V. es la terminazion
de donde suele el español formar los nombres qe toma del latin, aunqe
algunas vezes los tomamos del nominativo, como v. g. de curculio =
gorgojo. La trasmutaczion es clara: co de cu, u en o es mui comun; gu de
cu, c en g letra afin i mas suäve, id: jo de llio es pronunziazion i
mundanza arabesca, frecuente, cômo de alio, ajo &ª &ª.
“Terne = Valiente (derivado de ternejal, voz de Jermanïa)”. ¿De
donde le pareze a V. qe me pareze a mí qe viene la palabra terne, muy
usada tambien por acá? Pues, señor, viene de Roma, i sin bula. A la
prueba.
Terne se deriva de la terminazion ténere o ténero ( = tierno) del
latino téner. Ecsaminemos sinó su mecanismo i significado, terne
significa “jóven, valiente, bravo, jaqe”: i la palabra latina ademas de
“tierno” significa tambien “manzebo garrido, jayan &.” De la fuerza al
esfuerzo el paso es llano i corto. – Vamos aöra al mecanismo.
Es mui comun al trasladar vozes del latin al castellano omitir las
vocales (con especialidad si son breves): así de libero dezimos libre, de
lîtera letra &. De ténere puês diríamos tenre; pero como esta
pronunziazion es dura a causa de qe tras ne no puede pronunziar-se re
sinó rre, apelamos al arbitrio de trastocar los sonidos diziendo terne por
no dezir tenrre.
A mas de la trasposizion está en uso tambien entre nosotros la
interposizion de un terzer sonido entre los dos qe son incompatibles. De
uno i ôtro tenemos ejemplos en el verbo tener, segun se conjugaba
antigua i se conjuga modernamente. En el futuro y el condizional, qe
regularmente se forman del infinitivo del verbo y el presente &c de aber,
como leer-é, ás: leer-ia, ias & suprimian la e final de tener para acortar
la voz; i como resultase el mismo inconveniente qe se â evitado con dezir
terne a lo jácaro, dezian terné por tenré, ternïa por tenria. Ejemplo:
“Cobdizio yo, señor, asaz de cada dia
Los bienes de mi emano τ toda su cantïa;
6
τ qe lö él perdiese yo poco curaria;
τ poca caridad sobre esto le ternia”.
P. López de Ayala, Rimado del Palazio, copla 56.
Y últimamente â prevalezido el uso de intercalar entre los dos
sonidos incompatibles ne i re un de qe conserva su pronunziazion al re,
diziendo tendre &.
A este recurso han acudido igual-mente otras lenguas románicas en
igual caso. Los franzeses, para dezir “tierno” como dezimos en
castellâno de ténero latino (pues terne i tierno son ermanos) dizen
tendre; y en sentido analogo a nuestro ternejal i ternejon con qe
significamos el mozo nuevo i rezio, llaman ellos tendron a la moza de
buen rejo.
Conclusion. Si pues
“Yo qe entiendo poco griego”
alcanzo esta esplicazion tan allegada a la verdad (si nó es la verdad
misma) ¿qé no ará qien sepa tanto i tanto como yo ignoro i qisiera saber?
– Capítulo de otra cosa.
Azepto la correspondencia (puramente literaria) con qe V. me
brinda, i no solo la azepto sino qe le doi las grazias por la bondad de ser
el mediadero: sí zierta-mente, porqe en tratar con serafines imajina qe no
puede ménos de ganar un pobre-diablo como su afmo.,
Be. José.
II
Agosto 9 [18 ].
Amigo querido: El dador de êsta
“Dios delante,
I S. Cristóvan jigante”,
es mi amigo d. Francisco Pavano, i no digo mas. Lo demas buen pico
tiene él para dezir-lo. – Entretánto, salud.
De V. imvariable,
B. José.
P. D.: Mil cosas a nuestro Poëta Marinesco.
7
III
Agosto 10 [1824].
Querido amigo: Sea en ora buena el allazgo del Yéregui, nó por él
solo, sino porqe a vueltas de él me lisonjeo qe á de andar el buen Alonso,
por qien ando yo muerto i penado. Estas esperanzas galanas de qe
parezerá êste i todos los demas dispersos, me las pone de bulto delante
de mis ojos echas realidades la considerazion de qe pues â parezido lo
que más pica en istoria, â de qerer S. Antonio bendito qe parezca todo lo
perdido, i quizá algo más. Lisonjeado sí mi desëo, ya no me contento con
la copia qe V. tiene encargada á sus concolegas: â de venir el orijinal en
cuerpo i alma, i… säumado.
(Segunda enorabuena, entre-paréntesis, por lo del chopo. I prosigo
mi epistolario.)
Por las señas qe V. me da del Ms. de Yéregui veo qe puede ser otro
qe el mio. Êste con otros muchos más i mas preziosos, qedaron en manos
de una dama el año de 1814; para llegar a las mias (los qe llegaron)
pasaron por muchas; i de unas en otras se me desaparezieron algunos. La
dama tiene afinidad con alguna de qien ê oído ablar a V. con
encarecimiento. – I vea V. por donde traia yo el agua a mi molino. No lo
estrañe V.; porqe el refrán viejo dize qe “qien bueyes â perdido,
zenzerros se le antojan”. – Grazias por la oferta: (no es por äí por donde
yo peco.)
Ya habrá V. visto por la qe dirijí el corrëo pasado a nuestro D.
Serafín de Zentellas (pues por mio le cuento ya, visto lo visto) cômo
rezibi el poëma, i cômo me lo popé de un tiron aun sin aber apénas
medio leido su carta, y aun me quedé saboreando. Ê querido leer-le
segunda vez mas a mi sabor, i con la pluma en la mano; pero, amigo
mio, no haze tiempo de eso. Porqe qiero qe V. sepa, si es qe no lo sabe,
qe se â soltado por aqí una lejion de demonios negros qe a blancos i todo
nos traen éstas cabezas echas un enbolismo de asombros, esperanzas i
dudas. Nuestros carísimos uéspedes los cristianísimos nietos de S. Luis
los an salido a conjurar; y ellos, anda un rum-rum de qe les an roto la
cabeza a los conjuradores… I no digo mas; qe para señas basta lo dicho:
i no se puede ablar de esto porque se enfada el Sr. Intendente de Polizia;
i no es política tanpoco ablar de esta materia donde lo puedan sentir
nuestros uéspedes: qe más an echo ellos en venir a poner-nos en paz, qe
nosotros en dar-les tan mal pago. Pero eso se saca sienpre qien se mete a
despartir a dos qe riñen: i por eso diria Sancho “entre dos dientes
molares nadie meta sus pulgares”… y emfin, al llegar aqí se me qitó la
gana de escribir, porqe dan las 7, y es ora de ir a la Alameda a ver a las
nonbradas danzar con los nonbrados la contradanza de sienpre.
Adios.
8
IV
[Septiembre 4, 1828].
Mi estimado amigo: Jentil resuello dirá V. que (sic) tengo para
buzo, al ver qe he estado tanto tiempo hundido, sin resollar, chistar ni
mistar. Pero ha de saber V. qe cuando en Sevilla rezibí su mui deseada
(por favor de nuestro tremebundo trajediante) me hallaba en el mas
apurado tranze. – I va de cuento.
Despues qe nos vimos en la misma Babilonia el año anterior, hize
un vïaje á mi país, á donde me llevó en busca de alivio aquella
enfermedad incurable qe nuestro Qevedo llama libropesïa: el cual vïaje
(Dios y en hora buena) me acarreó un destierro a Chiclana.
Nunca peor. Pero la segunda parte es la mas lastimosa. – De allí fui
redesterrado á Córdoba. Considere V., V. qe me conoze bien, i conoze
por relazion de nuestro buen Marques (sic) de Gua…nches la tierra que
iba á pisar, – considere V., Amigo mio (y ayude-me V. a sentir) á donde
i qien; amén de las jenerales consideraziones del cômo i el cuândo.
Pues no pâra aqi mi historia: ni allí me dejaron mos favorezedores
parar arriba de una 30 y tantas horas, al cabo de las cuales fué
tataradesterrado á esta insigne villa de Castro del Rio. – Desde aqí al
zielo; adonde cuando de aqí salga, me podré ïr vestido y calzado, seguro
de qe no tengo qe purgar.
Volvamos ahora da-capo. – Con el pie en el aire estaba en Sevilla,
cuando llegó a mis manos la favorezida de V., pero estaba tambien con
propincuas esperanzas de sentar allí los Penates. Hasta ver-las, pues,
realizadas no qise contestar á V.; porqe a mis amigos no gusto yo de
contar-les mis duelos i quebrantos (y a los enemigos ménos.)
Suponiendo á V. ya instruido por pública voz i fama de los qe en
aquel (sic) punto crudo me asaltaron allí, i de los qe aqí he pasado (e
ancor si muove); i por no desmentir a renglon seguido con mi dicho mï
hecho, no se los cuento aqí tôdos ze por bé.
Así en vez de andar-me en oziosos jemidicos i lloramicos, será
mejor hablar de nuestras dulzes Camenas. – El Diablo tentador me ha
tentado de firme en mi soledad última-mente, i me ha tentado por los
versos, i versos de amor. (A la vejez viruelas.)
Hasta ahora, aunqe pecador trobante, habia tenido la prudenzia de
encubrir al mundo mi flaqeza i el mundo me conozia por mero prosista
(i, tal vez por mis pecados, prosador); i si de vez en cuando componia 4
versillos vergonzantes, era a la sordina, en casos que son forzosos, i
siempre pour mes menus plaisires. Pero, amigo, ya como tengo poco que
(sic) perder, he perdido hasta la vergüerza de hazer malos versos. Los
últimos qe he echado á volar son esos (êse es mi pecado fresco):
“Perdonad sus muchas faltas.”
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¿Y V. qé haze? ¿qé heze nuestro Poeta Marinesco? ¿Y un zierto
dramatista, consonante de Zelemin, á quien conozco por su buena fama, i
qisiera conozer por sus obras?...
De tôdos espero me able V. a la larga, como igualmente de cuanto
toqe i ataña a Literatura Española, libros raros, espezialmente de
injenio… emfin ya V. sabe mi gusto i mi apetito rabioso.
¿No ha parezido nada de aquel (sic) malogrado Codize de Poesïas
del consabido injenio Granadino, de aquellos (sic) tiempos gloriosos de
nuestra Poesïa? ¡Qé dolor, si se ha perdido todo!
Encomiende-me V. á esos buenos Amigos de las Letras, qe en serlo,
me los puede V. contar por mui suyo. De V. siempre afmo.,
B. José.
P. D.: Cuando en Sevilla copié á V. de cásqis la Epístola de Dª
Marïa de Elva, qiero acordar-me de qe por no tener tiempo para sacar
otra copia dejé correr un par de coplas qe tenia descartadas: i temo-me qe
se me hubo de qedar en el tintero ûna muy esenzial. – Mande-me-la V.
para emendar-se-la conforme al prototipo orijinal, a qe me remito.
Otro-si. – Las señas de la casa de V.; porque hai de aqí para êsa
portador a la mano todos los dias, i tengo qe mandarle un zierto
cartapazio.
El pecado fresco es el siguiente:
La niña retrahida:
Canción romántica
“¿A qué es puertas y ventanas…
… las puertas del corazón.
B. – J. Gallardo 1.
V
Septiembre, 28 [1928].
Amigo mio: Nada tendria de estraño qe un sujeto a qien se tarda un
año en contestar a una carta mui recuca, pague la peonada tardando otro
año en dar él su contestazion: (Estocada por cornada); pero no será
mucho tampoco qe yo esté con cuidado en vista de su silenzio, y en oidas
de las vozes qe por aqí andan de qe por ahí anda la muerte lista. El dia 11
escribí a V.; yo no pido que V. prezisamente responda a mi carta, sinó
1 [Copia aquí Gallardo esta poesía, aparecida en el Diario Mercantil de Cádiz, nº 4.404,
del domingo 24 de agosto de 1828. No la reproducimos por haberlo sido ya muchas veces.]
10
qe me diga qe está bueno, como lo desea su afmo.
B. José.
El sobre, por si V. quiere disparar la respuesta por elevazion: “A
Pedro Ruiz Bujalanze, Castro del Rio”.
VI
Noviembre, 13 [1828].
Amigo querido: Soplar y sorver no puede ser. Una remesa de lo
ranzio qe por chiripa se me ha proporzionado de estos contornos, me ha
tenido sin levantar cabeza todo el tiempo qe ha qe rezibí la favorezida de
V. Ocupado en esta tarëa no me ha quedado ozio para contestar-le tan a
plazer, como quisiera; esto de leer i estractar y copiar, mácsime cuando
se toma a desëo i como a destajo, quebranta mucho. Ya (¡Dios loado!)
despachada mi gustosa tarëa, soi de V.
Contesto pues, i digo ante-omnia qe la Oda á los cabellos de
Anjelida es mui bonita; i, si mal no imajino, lo fuera mas todavïa
embebiendo-la un tanto cuanto para aprovechar los toqes mas felizes.
Como el Poëta, se conoze qe habla de abundancia de corazon i fantasïa,
no es maravilla qe adjetive nada zicatera-mente; yo quisiera, no-
obstante, qe recojiese un poco la mano en los epítetos, porqe si bien éstos
arguyen riqeza de vena, la mucha riqeza tambien carga i no adorna. Esa
entrada imvocatica de la oda, en qe al Rizo se le llama en retahíla don
prezioso, emblema misterioso, talismán venturoso, joya de amor, presëa
de un Dios… para mis oidos profanos tiene un no-sé-qé sonsonete de
letanïa, qe está pidiendo un ora-pro-no-bis. – (Consúltelo V. con nuestro
Poëta Serafino.)
Este asunto de los cabellos pareze qe es rejistro de Poëtas
enamorados (si lo poëta puede ecsistir sin lo galante). En castellano son
varias las composiciones consagradas a los cabellos; qe no todo es.
“Un Soneto al bostezo de Belisa,
y al resbalon de Ines otro Soneto.”
La mas zelebrada es el Madrigal de Gutierre de Zetina. Este bizarro
injenio Sevillano, qe apenas es conozido entre los mas afizionados a
nuestras Musas mas que por este madrigal, i tal cual soneto qe intercaló
Herrera en su comentario a Garzi Laso, – para mí lo es por todo un tomo
de Poesïas Ms. del siglo XVI, – qe perdí en Sevilla (¡perdida dolorosa!)
En él me acuerdo qe había una larga Canzion al mismo asunto, y aun (no
quisiera engañarme), pero de esta canzion es una mera estanzia el
madrigal.
11
¿Ha visto V. una cantata de Sanchez Barbero á una trenza de
cabellos, impresa no me acuerdo si en las Variedades o en su Poetica?;
tiene cosas mui lindas.
Hasta un poema entero hai escrito sobre un Rizo. Supongo habrá V.
visto el injenioso i rico poema del inglés Pope, intitulado El robo del
Rizo.
Aun yo pecador, qe no soi Poëta, ni Cristo qe lo fundó, he querido
dos vezes poetizar sobre este argumento; pero ninguno lo he hecho á
satisfaczion mia (aunque ámbas lo fué á la de las descabelladas.) La una
es un Madrigal, solemne atrevimiento despues del incomparable
madrigal de Zetina; i la otra glosando esta copla vieja de nuestro
Romanzero.
“Si me das de tus cabellos,
Hermosa niña un cordón;
Daré-te yo en trueqe d’ellos
El alma y el corazon.”
Pero basta de cabellos. – Repito, la Oda de V., es mui bonita.
Mucho zelebro que nuestro Poëta Liz. (es decir Poëta Laureado)
frecuente el trato de las Musas; lo contrario serïa imperdonable. El nuevo
argumento qe ha elejido para ejerzitar su númen tiene mucho de poético
en lo qe tiene de fantástico. Mas lo serïa äun i mas sublime bajo todos los
conzeptos, si en lugar de dirijir-se a los habitantes del N. M. se dirijiera a
los del globo de la Luna. La predicazion tendria igual logro. – La zítola
es por demas: Pájaro viejo no entra en jaula. – Memorias.
Zelebro qe la Niña haya a V. parezido tan bien. Su padre da á V.
grazias por la mucha qe la haze.
Grazias tambien por haber-me V. emendado en mas de un sentído el
consonante de ese injenio qe yo crei lo era de “Zelemin”. Las notizias qe
yo tenia de él son de parte muy apasionada, y encontraron ademas gran
disposizion al asenso en mi corazon agradezido. Lo que sabïa, antes de
V. ilustrar-me, lo sabïa tôdo por su familia.
V. quiere saber cômo van mis planes literarios: como pueden ir en
un païs de garamantas, donde los hombres si rebuznan como jumentos,
muerden como lobos rabiosos. En lo que he adelantado algo es en el
Diczionario: aqí encuentro mucho vandalismo, i mucho arabismo
ignorado u despreziado por los que solo tienen por lenguas la Griega i
Latina.
De salir de este Arjel no ha lugar por ahora, ni ahora es cuando mas
lo desëo: la razon es porque aqí ya vivo bien quisto, i porqe los hombres
curiosos de estas zercanïas me van mandando todo cuanto libro u Ms.
curioso pueden haber; y entretenido así mato el ozio, y esperando la
ventura sufro mi negra desdicha, inalterable siempre en mi amor á las
Letras y a mis Amigos.
12
De V. lo es invariable su afmo.,
B. José.
P. D.: ¿Qién es ahí un curioso qe posehe una coleczion de farsas
ant. en letra gótica?
VII
10 enero 30.
Amigo qerido: El buzo de márras, resuella ahora al cabo de una tan
larga zabullida. Rezibí en su dia su lata, sustanzial i sabrosa carta, y el
enpeño de herir por los mismos filos respondiendo en ôtra igual punto
por punto me la ha dilatado tanto.
Dize-me V. qe cômo es qe yo solo callo, cuando tôdos chillan
literatura por todas partes: nuestro insigne don Telesforo por allá con su
Niña de Gomez Arias dando quinze i falta al Zervántes de Calidonia,
Guálter Escot, – el Marqesito de La-rosa por acullá con su Arte poética,
con sus trajedias & – el feo Hermosilla por acá con su Arte de hablar
(mal) en prosa o verso, – la Gazeta de Bayona trincha i raja sobre
literatura española como así me lo qiero… –
Amigo, V. habla de perlas; pero yo infeliz ¿qé quiere V. qe diga á
todo eso, cuando desterrado, preso, i puesto al blanco de mil tiros
alevosos con qe ha zerca de un año me asesinan estos alarbes la vida i la
honra, apénas puedo articular voz qe no sea lamento?
Dejemos pues todas esas bellas cosas para sazon mas oportuna.
Ahora lo qe mas importa i urje es qe vea V. i vean esos buenos amigos
qé relaziones tienen en Granada en la Sala del Crímen, donde luego-
luego va á ver-se mi pleito. Cualquiera recomendazion qe Vds. me
ajenzien puede dirijir-se desde luego bajo sinple cubierta á Granada á mi
Procurador don Tomás Miguel Sanz.
Salgamos de êsta, i luego hablarémos. – Entre tanto i sienpre de V.
invariable.
B. José.
P. D.: Ese bárbaro Gasco es el qe aquí me ha asesinado, haziendo-
se vil instrumento del odio ajeno.
Si V. me contesta acá, el sobre esterior: A D. Antonio del Rei: del
Comercio.
13
VIII
Castro del Rio, 21 de enero de 1830.
Amigo qerido: Grazias por el papel misto de padrinos qe ha
deparado V. a mi malandante i peor estante lizenziado. Mientras en
grazia de este hazen aqellos por allá lo qe se a de hazer, qe para qe desde
luego deje de padezer la ansiedad penosa en qe vivo bajo el cuchillo de
palo de estos caribes, con solo arrancar de aqí los autos es bastante:
demos nosotros un rato pasto al alma paloteando sobre literatos y
literatura. Deus nobis haec otia fecit.
Enpezemos por nuestro insigne don Telesforo, ó él se ha vuelto
como un guante, ó, digan lo qe qieran los papelistas ingleses i franzeses,
él será sienpre el qe se era: es dezir, el mismo mismísimo qe V. i yo
hemos conozido. Su tan decantado Gomez Arias en lo bueno qe tenga, se
reduzirá en caracteres i enredo á la comedia famosa de Calderón, donde
hai pasos i rasgos mui bien sentidos:
“Señor Gomez Arias,
duélete de mí:
no me dejes sola
en Benamejí.”
Sobre la tela urdida por el insigne don Pedro habrá el don Telesforo
tramado cosas a gusto del pais, i del tiempo, arañando de otras piezas
españolas qe por allá no son conozidas; i héteme inventor al qe no es
sinó torpe copiante. Estoi zierto, segun los elojios de las gazetas inglesas,
de qe en el Gomez Arias no faltarán espantajos de horrenda catadura,
atrozes y truculentos casos de ladrones bandoleros i jente del bronze i
cosas á este son qe son música zelestial para los tímpanos británicos. I
para el gusto franzes (qe ha bastardeado infinito) eszenas varias de
fantástico paisaje, personajes i costunbres de exótica peregrinidad; i
basta ya para qe pongan la novela á par de su zelebrado Don Alonso, de
su último abenzerraje, infelizísimas producziones a todas luzes.
De Güalter Scot me habla V. – Este es el reverso de la medalla:
injenio singular, gusto verdaderamente zervántico (hablando á estilo de
su pais). Scot i Báiron me merezen el conzepto de ser los injenios de
primera fuerza en nuestros dias, conozco personalmente al primero; i aun
he tenido el gusto de tomar una noche té con él en casa de una paisana
suya. Es injenio nazido para la novela; i grande admirador, como lord
Báiron, de los injenios de España, grande noveladores en verso, aunqe
sus invenziones no tengan título de novela; nuestras comedias antiguas
tienen todas las formas novelescas qe caracterizan este jénero de
conposizion; con otra zircunstanzia mui relevante, qe es el haber puesto
sus novelas á la prueba mas dura qe pueden pasar las invenziones de
14
hechos imajinados, qe es la aczion, donde se ve mas á las claras si se ha
observado ú no aqel sabio documento del venusino:
“Ficta voluptatis gratia sint proxima vero.”
De los vozingleros qe á la banda de allá del Vidasöa estan
chapurreando la lengua i literatura española, qisiera dezir á V. aqí en
buen romanze lo qe siento; pero eso pide mas vagar. Qede esta hoja
doblada para otro dia. Entónzes hablaré tanbien del insigne Panduntur (
= Q.) 1 su antiguo protector, i ahora protejido. – Vamos á otro punto.
Dezíame V. en su estimada anterior qe ¿cómo era qe yo nada hazia,
cuando todos ó tantos hazen (al ménos ruido)? – Respondo á eso qe no
hago, porqe este no es para mí tienpo de hazer sinó de padezer. Sin
enbargo no dejo de hazer cuanto las perras zircunstanzias de este tienpo
crudo para mí me permiten.
V. habrá visto una zierta Historia de la literatura española de
Federico Bouterwek, traduzida i aumentada del aleman por un don Tal
Hugalde i don Cual Gomez de la Cortina. Pues, señor, yo sin verla tengo
hecha una crítica qe dos meses ántes de publicarse la obra criticada
estaba ya presentada á zensura; i ya con la rejia está ha zerca de un año
pronta para la inpresion. Para escribir la crítica no hube menester mas qe
ver el anunzio de la dichosa historia; i cuando he visto ya esta, tengo la
satisfaczion de no haberme fallado ni uno de los puntos de aqella. Ya
discurrirá V. por qé no se ha inpreso mi opúsculo, el cual conpondrá
como unos seis pliegos de inprenta. – Pienso publicarle todavía, é ir
publicando cuadernos segun vayan saliendo tomos de la obra: el 1º no
me da poca mies en qe meter la hoz. El título de mi primer papel era:
“Desengaño antizipado á la publicazion de la tan cacareada historia de la
literatura española de F. Boutervvek traduzida i adizionada por los
señores &.” Con un epígrafe tomado de Mr. Arouet:
Au peu d’esprit que le pauvre homme avait,
L’esprit d’autri par supplement servait…
Il compilait, compilait, compilait…
Pero ya el título deberá ser calendario nuevo del año pasado, ó
desengaño (qe hubo de ser) antizipado á &. Se le mandará a V., para qe
me digan Vds. qé les pareze, i enmienden lo enmendable. Vale.
1 [Alude a los versos macarrónicos conpuestos por Sanchez Barbero en contra del Duqe
de Viseo, qe prinzipian: Panduntur porta. Nota del amanuense.
15
IX
24 de enero, 30.
Amigo qerido: Enhorabuena en verdad; doísela á V., i me la tomo ú
al partir, como dos qe se qieren bien, i muerden en un confite.
Hoi ha llegado la Real Provision para qe, suspendiendo aqí todo
prozedimiento, se remitan los autos á la Real Chanzillería. No sabe V.
con esto el peso enorme qe he sacudido de mis hombros: me siento como
de muerte á vida, al considerarme fuera ya de las garras de estos caribes,
cuyo vivo enpeño es matarme con cuchillo de palo.
Contestar punto por punto á los de su regalada no es para mi cabeza
en este momento. – Cuando la tenga mas asentada haré por acordarme de
unos versos amorosos (poesía casera) escritos últimamente en mi prision.
El Desengaño irá el lúnes, si el lúnes va conductor á la mano, como
espero. Irá tanbien otra friolerilla en prosa, escrita tanbien entre hierros.
A nuestro don Serafin de Zentellas mil i mil grazias; hoy le escribo
cuatro líneas, con pena de qe ni con 4 mil podría espresar á Vds. la
satisfaczion y reconozimiento de su afectísimo invariable,
B. José.
X
Castro’l-rio, 1º febrero, 30.
Amigo qerido: No hai tienpo para mas: el portador marcha. Allá va
el Desengaño, i los artículos de Mudez:
“Perdonad sus muchas faltas.”
He rezibido su última regalada del 27: contestaré por el corrëo.
Al seráfico Zentellas mil cosas.
Salud.
B. J.
XI
4 febrero, 30.
Amigo qerido: De perlas es todo cuanto V. me dize en su regalada
del 27. El bocadito de peregrina historia qe V. me cuenta del pavo, está
espezial: ¡ojalá podamos con la nuestra añadirla un buen postre!
16
Escribí á los amigos P. i M. J. (Peña i Mendoza-José): del primero
he tenido ya contestazion: en ella se retrata como Vds. me le habian
pintado: él es mï hombre: lo qe yo andaba buscando. Máteme Dios con
qien me entiende. Ya estoi entre los mios. ¡Plazer del alma!
Los autos fueron el 28; ahora falta qe vaya yo i todo. Así se me
logrará el ver ese hermoso monumento venerable de tan románticas
memorias, i teatro sienpre de grandes injenios. De camino trastearé por
aqellos escondrijos de librerias viejas, i ya qe no encuentre nada de
Rodriguez-Ardila ¿qé sabemos lo qe se me puede deparar de otros?
A nuestro Zentellas mil i mil grazias: el 24 le escribí cuando á V.:
digo-lo por si la carta se ha estravïado. Por lo mismo aviso á V. tanbien
qe el 21 mandé á V. tanbien una carta larga de re-literaria.
Otro-sí: en 1º del corriente he dirijido a V. á la mano el Desengaño i
los artículos sobre Sordo-mudez estanpados en el Diario de Cádiz (de los
versos no he podido hazer cabal memoria). – Vengan los de doña María
de Alva, i se correjirán.
El avestruz de ahí es pintiparado al evestruz de aqí; pero el bicho
aqí mas dañino es uno qe deshonra el nombre de nuestro Zentellas; este
tal asistido de un maldito Escriba i un Farisëo, Rábula de los qe estudian
la lei para ejerzitar la tranpa, qe le sirven de demonios familiares, son aqí
mis sayones: Gens inimica mihi. – Mil i mil cosas al amigo.
Salud.
B. J.
XII
17 febrero, 30.
Amigo qerido: Perdone-me Dios si peco, mas ello es así (¡humana
flaqeza!) qe no puedo disimular la gran satisfaczion de qe me hincha el
alma la aprobazion qe V. dispensa a mis pobres borrones. Yo no soi
como aquel insigne Dr. J. Perez, a qien nuestro chusco Qevedo hizo
bailar sin son en su Perinola; el cual Dr. hizo un libro Para todos. Yo
escribo para pocos: digo como Séneca: “Pôcos me bastan”, como esos
pôcos sean ellos entendidos: Satis est unus: y V. es mi ûno. V. me
entiende i cala hasta las tázitas mas reservadas de mi mente. No nezesito
mas. V. solo eqivale para mí a todo un mundo de aprobantes y
aplaudientes. (En V. veo unipersonados a los amigos. Sin embargo,
desëo saber el voto del Sr. de la Mar).
Mûcho zelebro qe ese bocadillo de Historia, de qe por variar he
qerido hazer plato al gusto de los qe le tiene fino, le haya á V. sido tan
sabroso. E ïo anche: tanbien yo me las entiendo en las veras, aunque el
Público me conoze casi solo por las burlas. ¡Oh, si en la fatal de Trïana
17
no me hubieran desvalijado, como V. sabe!, entónzes sabria V. lo qe en
ese punto no pretendo qe V. me crea sino sobre prenda. (Entre amigos, y
en cosas tales, con ver-lo basta). ¡Algun dia, si Dios qiere!
Mi pensamiento en cuanto a Boutervveck es críticamente el mismo
qe V. insinua; y en buena fe qe el tomo qe va publicado, no me da ya
poca márjen donde correr la pluma. Siento en verdad tener qe emendar
ajenos yerros; mejor qeria ejerzitar (en vano) la zensura pública contra
los propios; pero ¡dolor de mí! ¿qé puedo yo hazer despues de la fatal
banca-rota qe he padezido de todos mis escritos, cuando haze 6 años qe
el azote de la persecución cruje tan barbaramente sobre mí, qe apénas me
dejan el uso del sentido comun? Ya V. sabe lo de Sevilla: aqí ya ve V. la
crujía qe estoi pasando: 155 dias me han tenido en una inmunda cárzel.
Sin libros, i robada hasta la paz del alma, amenazada aqí de continuo mi
vida i mi honra por la calumnia i el puñal asesino… ¡Jentil aliño por-
Dios para escribir Historias Literarias! – La Historia no se escribe sin
documentos. No obstante, aseguro á V. y aseguro-se-lo [sic] V. así en mi
nombre a tôdos los qe bien me qieren, qe si muero sin haber re-escrito i
puesto en molde la Historia crítica del Injenio Español, muero cuando
ménos contra toda mi voluntad.
Dize-me V. qe le he de dezir hazia qé tienpo cae el lenguaje
anticuado de las Trobas con qe me favoreze. – Apuro es ziertamente en
el qe V. me pone: mas hazedero será para mí dezir-le qien es el Autor,
pues qe no le conoze. Es paisano i amigo mio, musa primeriza; yo al
ménos jamas le habia conozido esa grazia hasta la presente; puede qe el
aura palaziega se la haya infundido; él es hijo político de Cuervo el
Arqitecto de Palazio.
Sé qe ha publicado un Romanzero Morisco entresacado del Jeneral;
no le he visto, pero no nezesito ver-le para saber lo qe será (para saber
hablar de nuestro Romanze se nezesita saber mucho latin).
Ha publicado tanbien un Discurso sobre el tëatro antiguo Español,
en qe jermanizando estrañamente paradojiza doctrinas qe los Alemanes
han bebido en nuestros libros; forjando-se allá una idëa fantástica de ese
negro jénero Romántico qe, ¡noramala para ellos!, tan mal entienden los
qe no saben. (El qe no sabe, no entiende.)
He dejado para postre como por saborete el hablar de ese curioso e
ilustrado colector de peregrinas antiguallas, de qien V. me habla con
elojio, sin dezir-me su nombre; pero el elojio eqivale al nonbre. No
puede ser ôtro sino el mismo de qien ya V. otra vez me habló con igual
encarezimiento; i qe el trajizante La-torre me ha zelebrado. Agradezco a
V. la fineza de poner-me en contacto con un sujeto tan benemérito de
nuestras Buenas-letras, i para andar yo desde luego la parte de camino qe
me toca para qe nos azerquemos a dar-nos la mano, me tomo la llaneza
de suplicar-le (sin mas introito ni zircunloqio) qe me favorezca con una
Nota espresiva de las piezas antiguas de teätro qe posee.
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Ya V. sabe qe lo mas sensible de mis pérdidas ha sido en este ramo
y en el de Canzioneros i Romanzeros: en efecto perdí en Sevilla el mas
hermoso ejemplar qe han visto mis ojos del Lope de Rueda (ed. de
Valenzia) – un Torres-Naharro de la ed. prínzipe de Nápoles (1517); –
farsas, autos, coloqios, hasta trajedias sueltas; tôdas antiguas,
antiqísimas, ya inpresas, ya Ms. (y aun orijinales) o copiadas de mi puño
con la prolijidad qe sabe V. estilo en cosas tales. Entre las trajedias
antiqísimas qe tengo vistas, me acuerdo con dolor de una de Lucrezia en
cuyo fróntis habia puesto un curioso a prinzipios XVI el siguiente
epitafio:
“Aqí yaze Lucrezia
Que fue puta i nezia.”
Y “Aquí dió fin a su cantar Salizio”: Basta de Cartapazio. Ese
Desengaño pienso qe se inprima cual está (o cual salga de la zensura de
los amigos) tan luego como recoja la rejia qe el año pasado por ahora
obtuvo en Sevilla. Para la nueva lizenzia le mandarémos a Granada; i la
inpresion podrá hazer-se en esa.
Entre tanto salud y afecto.
B. José.
N. B.: Cuando V. guste favorezer-me con alguna remesa qe esceda
del bulto de una carta regular (como v. g. ese Catálogo qe le pido de los
libros i Ms. curiosos de Farsas…, Romanzeros, Canzioneros, & de &)
puede mandar-me-la a la mano por harrieros de aqí qe nunca faltan ahí.
XIII
28 febrero, 30.
Amigo: De lo lindo: Mereze V. las mejores albrizias con un título
de oro y azul de engarzador de voluntades literatescas.
Pero dejando-nos de tíqis-míqis, vamos a lo qe mas urje. – Ayer
puede qe se haya decretado la traslazion; mas por si nó, bueno será qe de
ahí Vds. atizen el fuego, para qe ande vivito. Ya sabrá V. qe estoy en
contacto con P. 1 – Amigo, grazias: es un diamante. Lo qe Vds. me
dezian, él por él.
“Puesto ya el pie en el estribo.”
(¡y el diablo sea sordo!) ya V. ve qe cualqiera remesa, qe no sea epistóli-
1 Peña.
19
ca, está demas por ahora.
Tendré gusto en rever esa edizion de Lope de Rueda qe posee el
amigo, de qe ya en Madrid vi años pasados dos ejemplares: uno qe
poseïa el injenioso Doctor Casal, y ôtro de la rica i selecta Biblioteca del
Duque de Osuna, el cuâl paraba en poder del principe de Anglona. – Ya
qerrá Dios qe le vea mas a plazer.
Gustaré tanbien de ver las obras del Marqesito de la Rosa,
señaladamente su Poética; si bien no espero ver en ella nâda nuevo para
mí. Su retrato cual yo me le trazo en la fantasïa, ha de venir a ser
pintiparado al qe Moreto (creo) haze de zierta Dama:
“Una hermosura modesta
con ziertas señas de tibia,
mas sin defecto comun,
ni perfeczion peregrina.”
Vamos ahora a nuestro Desengaño: Me lisonjea mûcho el qe no
hallen Vds. qe emendar en él; pero cuenta no se les haya a Vds. al
juzgar-le subido el corazon a la cabeza; i barajados los papeles, haga la
voluntad el qe tocaba al entendimiento.
Sea de esto lo qe fuere, lo qe urje es qe luego-luego se le mande V.
a nuestro Lizenciado Peña, con encargo de qe al punto se presente a
zensura, para al punto echar-le a volar. Ese debe ser el órden: adelantar
la crítica qe hubo de ser para el Público profética, i tras ella la qe arroja
de sí la inspeczion de la obra. Sobre-ella i su crítica por la de Bayona, el
Diálogo entre él i yo (qe está aquí a la órden de V.) && se ha levantado
una brava pelotera. – Tanto oro mas para qe ahora en caliente salga el
Desengaño. (Por supuesto, debe V. allá prevenir qe para pedir la lizenzia
busqen qien la prohije; sin qe los zensores sepan ni por semejas qe sea
qien es su verdadero autor.)
Conqe nuestro buen Zentellas en los Madriles.
“A la corte vas. Fernando…”
Qe Salga como desea; para despues desear otra cosa mejor. Esa es
la vida. – Salud.
B. José.
XIV
13 marzo [1830].
Amigos qeridos: En este momento rezibo la sabrosísima suya del
10; i encontrando al paso unos harrieros qe van para esa, he venido
volando a tomar el adjunto papelote qe cochite-hervite, como acaba de
20
salir de primera mano de las de su autor, mando allá en cuerpo i alma. Si
mereziese su aprobazion, luego-luego emvïen-se-le a Zentellas para qe le
prohije, i presente a zensura, i…
“I despues de acostados P. Fr. Diego
I despues de acostados: ¿qé harémos luego?”
Segun él diga, harémos.
Salud.
B. José.
XV
14 marzo, 30.
Amigo: Mi gozo en el pozo: la decantada romerïa a Granada, según
voi viendo se qedará en el eco. El honbre de muchas caras 1 me habla en
ese son; i lo mîsmo con corta diferenzia nuestro insigne Ñape
(“Trasposizion se llama esta figura”):
el cuál me dize no sé qe de sobreseer-se. Esto no es malo: el pariente lo
qe qiere es descansar i por eso qisiera hasta morir-se, porqe estos
malandrines le dejasen de una vez descansar en paz. Pero ¿no sería mejor
qe por el pronto aczediendo a su petizion, le dejasen salir de este Arjel, i
una vez allí cortasen o desanudasen, como mas les viniese en talente?
El escrúpulo qe les tiene a esos señores para decretar la traslazion
pareze ser qe es la confinazion del pariente por la Polizía en este punto. –
Pero ahora ya nuestro honbre está relajado por la dicha Policía al brazo
secular de la Justicia; i en verdad en verdad qe si fuera cosa de echar-le a
Galeras, los señores Golillas no habian de escrupulizar para sacar-le de
donde está para poner-le donde esté peor. ¿Por qé, pues, escrupulizar el
llevar-le donde esté mejor? Traslazion ¿no es una, si traslazion es otra?
Con estos antezedentes Vds. ahí echen sus conpases: en intelijenzia
de qe si no hai Granada me desdigo de todo cuanto tengo dicho en mis
anteriores en órden a qe no me manden Vds. de ahí nada. Vengan, pues,
los librotes a cargas; pero venga ántes Nota de todo, para hazer de aqí
mis pedidos a tiro hecho: si bien en siendo ello gótico puede venir aunqe
sea la Bula de la Cruzada (qe nunca vendrá mal, pues si no viene al
llueve, como dijo el ôtro, vendrá al mucho).
La edizion gótica de Mena de qe Vds. me hablan es la última (creo)
qe se hizo en ese carácter i de las mas incorrectas. Ese es libro de estudio
1 [El procurador don Tomas Miguel Sanz.] Nota del amanuense.
21
i de los qe ni se usan ni se escusan. “Fortuna te dé Dios, hijo”: J. de la
Enzina tiene inconparablemente mas mérito, i casi nadie le mienta en
boca sinó para verbigrazia de disparates, por aqellos qe conpuso de
“Anoche de madrugada,
ya despues de medio-dia,
vi venir en romerïa
una nube mui cargada.”
Yo tengo aqí de Mena las ediziones siguientes:
Coronazion (sin espresion de lugar ni inprenta), folio, letra gótica,