Magisterio de la Iglesia
Magisterio de la IglesiaSan Francisco de Sales
CARTA ABIERTA A LOS PROTESTANTESPRIMERA PARTEDEFENSA DE LA
AUTORIDAD DE LA IGLESIACAPTULO IIErrores de los ministros sobre la
naturaleza de la Iglesia 1 La Iglesia Cristiana es visible
2 En la Iglesia, hay buenos y malos, predestinados y rprobos
3 La Iglesia no puede perecer
4 Argumentos de los adversarios y sus respuestas
5 La Iglesia nunca desapareci ni permaneci oculta
6 La Iglesia no puede errar
CAPTULO IIILas notas de la Iglesia 1 La Unidad de la Iglesia: la
verdadera Iglesia debe ser Una.
2 La Iglesia Catlica est unida en un jefe visible, la
protestante no. Consecuencias.
3 La Unidad de la Iglesia en la Fe y en la creencia. La
verdadera Iglesia debe estar unida en su doctrina.
4 La Iglesia Catlica est unida en la creencia, y, por el
contrario, la reformada no.
5 Segunda nota de la Iglesia: la Santidad
6 La verdadera Iglesia debe resplandecer por sus milagros
7 La Iglesia Catlica est acompaada de milagros, y la preendida
no
8 La verdadera Iglesia debe tener el espritu de profeca.
9 La Iglesia Catlica tiene el espritu de profeca, y la
pretendida no
10 La verdadera Iglesia debe practicar la perfeccin de la vida
cristiana
11 La perfeccin de la vida evanglica es practicada en nuestra
Iglesia, pero en la pretendida es menospreciada y abolida
12 Tercera caracterstica: la Universalidad o Catolicismo
13 La verdadera Iglesia debe ser antigua
14 La Iglesia Catlica es antiqusima, y la pretendida es
totalmente nueva
15 La verdadera Iglesia debe ser perpetua
16 Nuestra Iglesia es perpetua; la pretendida no
17 La verdadera Iglesia debe ser universal en el espacio y en
las personas
18 La Iglesia Catlica es universal tanto en las personas como en
los lugares. La pretendida no
19 La verdadera Iglesia debe ser fecunda
20 La Iglesia catlica es fecunda; la pretendida, estril
Magisterio de la IglesiaSan Francisco de Sales
CARTA ABIERTA A LOS PROTESTANTESPRIMERA PARTEDEFENSA DE LA
AUTORIDAD DE LA IGLESIACAPTULO IIErrores de los ministros sobre la
naturaleza de la Iglesia
1 La Iglesia Cristiana es visible Por el contrario, seores, la
Iglesia, que se opuso y contradijo a vuestros primeros ministros y
que an hoy en da se opone a sus sucesores, es tan visible que
nadie, por muy ciego que sea, puede pretender ignorar el deber que
todos los cristianos tienen de reconocer que ella es la verdadera,
nica, inseparable y muy querida esposa del Rey celestial, lo que
hace que vuestra separacin sea an ms inexcusable. Porque salir de
la Iglesia y contradecir sus decretos ser siempre convertirse en
herejes y publicanos1, aunque sea como consecuencia de la persuasin
de un ngel o serafn2; pero si es debida a la persuasin de hombres
pecadores en grande, como cualesquier otros, personas particulares
sin autoridad, sin mandato, sin ninguna cualidad requerida a los
profetas y predicadores, y nada ms que el simple conocimiento de
algunas ciencias, entonces romper todos los lazos y la ms religiosa
obligacin de obediencia que hay en este mundo, como es la que se
debe a la Iglesia como Esposa de Nuestro Seor, es una falta que no
puede repararse sino con un gran arrepentimiento y penitencia, a la
cual, en nombre del Dios vivo, yo os invito. Los adversarios,
sabiendo que, de esta forma, su doctrina sera considerada como oro
falso, trataron por todos los medios de escamotear esta prueba
invencible, que nosotros tenemos como una de las marcas de la
Iglesia verdadera, y por eso quisieron defender que la Iglesia es
invisible e imperceptible, y por consecuencia, irreconocible. Creo
que esto es extremamente absurdo, y que hasta raya en el delirio y
la rabia. Por dos caminos diversos llegan ellos a formular esta
opinin de la invisibilidad: unos dicen que es invisible porque ella
est formada solamente por personas elegidas y predestinadas; otros
atribuyen esta invisibilidad a la raridad y disipacin de los
creyentes y fieles. Los primeros aseguran que la Iglesia es
invisible siempre; los segundos afirman que esta invisibilidad dur
cerca de mil aos, ms o menos, es decir, desde San Gregorio a
Lutero, mientras el papado estaba en paz entre los cristianos.
Dicen que durante ese tiempo haban muchos verdaderos cristianos
secretos, que no revelaban sus intenciones y se contentaban con
servir a Dios secretamente. Esta teologa es tan condenable e
imaginaria que los otros prefirieron decir que la Iglesia, durante
esos mil aos, no era visible ni invisible, sino que estaba sofocada
y abolida por la impiedad e idolatra. Permitidme, os pido, que diga
la verdad libremente. Todos esos discursos revelan tonteras, y no
son ms que sueos que se tienen velando, que no valen ms que el que
tuvo Nabucodonosor durmiendo; son precisamente lo contrario, si
creemos en la interpretacin que de l hizo Daniel3. Nabucodonosor
vio cmo, sin que mano ninguna la moviese, se desgaj del monte una
piedra, la cual hiri la estatua en sus pies de hierro y de barro
cocido, y los desmenuz y la piedra que haba herido a la estatua, se
hizo una gran montaa, y llen toda la tierra. Daniel interpreta esto
como referido al Reino de Dios: un reino que nunca jams ser
destruido y subsistir eternamente4. Y, si este reino es grande, una
montaa que llen toda la tierra, cmo podr ser invisible o secreta?
Y, si dura eternamente, cmo podra haber desaparecido por espacio de
mil aos? Es evidente que este pasaje se refiere a la Iglesia
Militante; si se refiriese a la Iglesia Triunfante, llenara el
cielo y no slo la tierra, y tendra lugar al fin de los tiempos,
como interpreta Daniel, y no en medio de otros reinos de este
siglo. Lo que dice referente a la piedra que cay de la montaa sin
intervencin humana, lo dice de la generacin temporal de Nuestro
Seor, concebido en el vientre de la Virgen Mara, de su propia
substancia, no por obra humana, pero s solamente por intervencin
del Espritu Santo. Por consiguiente, o Daniel se enga en su
interpretacin del sueo o se engaan los adversarios de la Iglesia
Catlica cuando dicen que la Iglesia es invisible, o est escondida o
abolida. Tened paciencia, en nombre de Dios: por orden y con
brevedad mostraremos la inconsistencia de estas opiniones. Antes de
todo, digamos qu es la Iglesia. Iglesia viene de la palabra griega
que significa llamar; iglesia significa, pues, la asamblea o
congregacin de gente que ha sido llamada; sinagoga quiere decir,
propiamente hablando, rebao. La asamblea de los judos se llamaba
sinagoga, la de los cristianos se llama Iglesia, por cuanto que los
judos eran como un rebao de ovejas, reunidos por el temor, al paso
que los cristianos estn congregados por la palabra de Dios,
llamados continuamente en unin de caridad por la predicacin de los
Apstoles y de sus sucesores. De ella dijo San Agustn: La Iglesia se
denomina convocacin, la sinagoga rebao; porque ser convocado es
propio de los hombres, as como ser reunidos en rebao es propio de
animales. Con razn se llam al pueblo cristiano convocacin o
Iglesia, ya que el primer don que Dios hace al hombre para
comunicarle su Gracia es llamarlo a la Iglesia; ste es el primer
efecto de su predestinacin: A stos que ha predestinado, tambin los
ha llamado5, deca San Pablo a los romanos, y, en la Carta a los
Colosenses: Y la paz de Cristo triunfe en vuestros corazones, a la
cual fuisteis asimismo llamados para formar un solo cuerpo6. Ser
llamado a un cuerpo es ser llamado en Iglesia, y en las semejanzas
de la via y del banquete con la Iglesia, que el Seor hace en el
Evangelio de Mateo, a los trabajadores de la via y a los invitados
para el banquete los llama convocados y llamados: Muchos dice son
los llamados, pero pocos los escogidos7. Los atenienses llamaban
iglesia a la convocacin de los ciudadanos, aunque la reunin de los
extranjeros fuese llamada diaclesia; por eso, la palabra Iglesia
conviene a los cristianos de manera propia, ya que ya no son
extraos ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y
familiares de Dios8. Si esta es la etimologa de la palabra Iglesia,
veamos cul puede ser su definicin. La Iglesia es una santa9
universidad o congregacin general de hombres, unidos10 en la
profesin de una misma fe cristiana, en la participacin de los
mismos sacramentos y sacrificio11 y en la obediencia12 al mismo
vicario y lugarteniente general en la tierra de Nuestro Seor
Jesucristo y sucesor de San Pedro, y bajo la direccin13 de los
legtimos obispos. Antes de todo, dije que es una santa compaa o
asamblea, ya que la santidad interior... Quiero hablar de la
Iglesia militante, de la cual las Escrituras nos dejaron tantos
testimonios, y no de la que proponen los hombres. Pues bien, no se
encuentra en todas las Escrituras una sola vez en que se diga que
la Iglesia sea invisible. stas son las razones, simplemente
explayadas: 1. Nuestro Maestro y Seor nos remite a la Iglesia en
nuestros diferendos14; San Pablo ensea a Timoteo como ha de
conversarse en ella15, convoca a los presbteros de la Iglesia de
Mileto16 y les recuerda que fueron instituidos por el Espritu Santo
para apacentar la Iglesia17. l mismo es enviado por la Iglesia,
juntamente con San Bernab18, es recibido por la Iglesia, confirma
las Iglesias19, instituye presbteros y congrega la asamblea de la
Iglesia20, saluda a la Iglesia de Cesarea21 e, inclusive, persigui
a la Iglesia22. Cmo podra entenderse todo esto de una Iglesia que
fuese invisible? Cmo se podra recurrir a ella para presentar las
quejas, reunirla o gobernarla? Cuando la misma Iglesia enviaba a
San Pablo, o lo reciba, o era saludada o perseguida, cuando l
constitua presbteros o los confirmaba, acaso era solamente en
figura, o de manera espiritual y slo por la fe? Pienso que no hay
nadie que no vea claramente que se trataba de una Iglesia visible y
perceptible. Y cuando escriba sus epstolas, acaso se diriga a una
quimera invisible? 2. Qu nos dirn de las profecas, que nos
presentan una Iglesia no solamente visible, sino tambin clara,
ilustre, manifiesta y magnfica? Pntanla como una reina con vestido
bordado de oro, y engalanada con varios adornos23, como una
montaa24, como un sol, como un plenilunio, como el arco iris,
testigo fiel y cierto del favor de Dios a los hombres descendientes
de No, que es lo que el salmo recuerda en nuestra traduccin: Su
trono resplandecer para siempre en mi presencia, como el sol, y
como la luna llena, y como testimonio fiel del cielo25. 3. La
Escritura muestra por todos lados que la Iglesia puede ser vista y
reconocida. No dice Salomn, en el Cantar de los Cantares, hablando
de la Iglesia: Vironla las doncellas y la aclamaron dichossima;
vironla las reinas y dems esposas, y la colmaron de alabanzas?26 Y
en la continuacin pone en los labios de las jvenes las siguientes
palabras: Quin es sta que va subiendo cual aurora naciente, bella
como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejrcito
formado en batalla?27 Acaso no es esto declararla visible? Y cuando
la llama as: Vulvete, vulvete, oh Sulamite; vulvete para que te
veamos bien28, y ella responde: Qu podris ver en la Sulamite sino
coros de escuadrones armados?29, no es tambin declararla visible?
Leyendo estos admirables cnticos y representaciones pastorales de
los amores del celestial Esposo con la Iglesia, podr verse cun
visible surge para dondequiera que nos volvamos. As habla de ella
Isaas: All habr una senda y camino que se llamar camino santo: no
lo pisar hombre inmundo; de tal suerte que aun los lerdos no se
perdern30. Por ventura no es evidente que debe estar descubierta y
fcilmente reconocible, ya que en ella hasta los necios no se podrn
perder? 4. Los pastores y doctores de la Iglesia son visibles y,
por consiguiente, la Iglesia es ella misma visible; sino decidme:
acaso no son los pastores de la Iglesia una parte de la misma
Iglesia? No es necesario que los pastores y su rebao se reconozcan
entre si? No es preciso que las ovejas conozcan la voz de sus
pastores y los sigan?31 No debe el buen pastor buscar la oveja
perdida, que reconoce sus pastos y su redil? Buena sera la clase de
pastores que no supiesen reconocer ni ver su rebao! No s si
necesitar probar que los pastores de la Iglesia son visibles.
Niganse tantas cosas evidentes! Creo yo que San Pedro era pastor,
ya que el Seor le dijo: Apacienta mis ovejas32; tambin lo fueron
los Apstoles, y todos se vean33. Y creo que San Pablo vea a quienes
deca: Velad sobre vosotros y sobre toda la grey, en la cual el
Espritu Santo os ha instituido obispos, para apacentar la Iglesia
de Dios34. Y cuando ellos, como nios en los brazos de sus padres,
le besaban y baaban su cara [de San Pablo] con lgrimas35, creo que
era porque los tocaba, senta y vea, y lo que ms firmemente me hace
creer en eso es que lamentaban su ida, ya que les haba dicho que no
lo volveran a ver36. Por consiguiente, ellos vean a San Pablo, y
San Pablo tambin los vea. Digamos finalmente que Zwinglio,
Ecolampadio, Lutero, Calvino, Beza y Muscule son visibles, tal como
sus contemporneos, que muchos vieron y son llamados pastores por
sus sectarios. Evidentemente, si ven los pastores, luego, tambin
las ovejas. 5. Es propio de la Iglesia hacer la verdadera
predicacin de la palabra de Dios y la verdadera administracin de
los sacramentos. No es todo eso visible? Cmo podra entonces ser
invisible el sujeto?SIGUE:
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NOTAS1 Mt 18, 17.2 Gal 1, 8.3 Dan 2, 34-354 Dan 2, 445 Rm 8, 306
Col 3, 157 Mt 20, 16; 22, 148 Col 2; Ef 2, 199 Ef 5, 2710 Jn 11,
52; Ef 4, 4; cf. S.Cipr., De unitate Ecclesi11 1 Cor 10, 16-21; He
7, 1112 Jn 10, 16; 21, 1713 Ef 4, 11-1214 Mt 18, 16-1715 1 Tim 3,
1516 Hech 20, 1717 Hech 20, 2818 Hech 15, 3-419 Hech 15, 4120 Hech
14, 22/2621 Hech 18, 2222 Gal 1, 1323 Sl 45, 1024 Is 2, 2; Miq 4,
1-225 Sl 88, 38; cf. Cant 6, 9; Gn 9, 1326 Cant 6, 827 Cant 6, 1028
Cant 6, 1229 Cant 7, 130 Is 35, 831 Jn 10, 432 Jn 21, 1733 Mt 1,
1634 Hech 20, 2835 Hech 20, 3736 Hech 20, 38
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CARTA ABIERTA A LOS PROTESTANTESPRIMERA PARTEDEFENSA DE LA
AUTORIDAD DE LA IGLESIACAPTULO IIErrores de los ministros sobre la
naturaleza de la Iglesia 6. Es sabido que los Doce Patriarcas, los
hijos de Jacob, fueron la fuente viva de la iglesia de Israel; y
cuando su padre los reuni delante de si para bendecirlos37, eran
visibles y se vean unos a los otros. Y por qu digo esto? Porque
toda la historia sagrada da fe de la visibilidad de la antigua
sinagoga; entonces, por qu no lo sera tambin la Iglesia Catlica? 7.
As como los Patriarcas, padres de la sinagoga de Israel y de los
cuales Nuestro Seor naci segn la carne38 hacan visible la Iglesia
(Judaica), as tambin los Apstoles con sus discpulos, hijos de la
sinagoga segn la carne y, segn el Espritu, de Nuestro Seor, dieron
inicio a la Iglesia Catlica visiblemente, como dice el salmo: En
lugar de tus padres te nacern hijos; los cuales establecers
prncipes sobre toda la tierra39. Arnobio dijo: Por doce patriarcas
te nacieron doce Apstoles. Estos Apstoles, reunidos en Jerusaln con
el pequeo grupo de discpulos y la gloriossima Madre del Salvador,
constituan la verdadera Iglesia. Cmo? Visible, sin duda, y tan
visible que el Espritu Santo vino a regar estas plantas santas y
viveros del Cristianismo40. 8. Cmo comenzaban a formar parte del
pueblo de Dios los antiguos judos? Por la seal visible de la
circuncisin; nosotros por la seal visible del Bautismo. Por quien
fueron gobernados antiguamente? Por los sacerdotes del linaje de
Aarn, tambin visibles; nosotros, por nuestros obispos, visibles
igualmente. Quin les predicaba? Los doctores y profetas,
visiblemente; a nosotros, tambin visiblemente, los predicadores y
pastores. Qu comida religiosa y sagrada tenan antiguamente? El
cordero pascal y el man, ambos visibles; nosotros, el Santsimo
Sacramento de la Eucarista, signo visible de algo invisible. La
sinagoga, por quin era perseguida? Por los egipcios, babilonios,
madianitas y filisteos, todos ellos pueblos visibles; la Iglesia
por los paganos, turcos, moros, sarracenos y herejes, todos ellos,
de la misma forma, visibles. Santo Cielo! Y an preguntamos si la
Iglesia es visible? Qu es la Iglesia? Una asamblea de hombres con
carne y huesos. An diremos que se trata de espritus y fantasmas,
que solamente por ilusin aparece visible? No y No! Pero qu os hace
pensar as? De dnde os pueden venir esos pensamientos? Ved sus
manos: mirad a sus ministros, oficiales y gobernadores; ved sus
pies: mirad a sus predicadores, que la llevan al levante y al
poniente, al medioda y al septentrin todos son de carne y huesos.
Tocadla; venid, como humildes nios, echaros en los brazos de
vuestra dulce madre; vedla, consideradla en todo su cuerpo, y veris
como es visible y bella, ya que una cosa espiritual e invisible, no
tiene ni carne ni huesos, mientras que ella los tiene, como lo
estis viendo41. stas son nuestras razones, vlidas para cualquier
objecin; pero ellos tienen otros argumentos, que les parece sacar
de las Escrituras, pero que fcilmente rebatiremos en seguida. En
primer lugar, Nuestro Seor tena en su humanidad dos partes, el
cuerpo y el alma; del mismo modo, la Iglesia, su Esposa, tiene
tambin dos partes: una interior, invisible, que es como si fuera su
alma la Fe, la Esperanza, la Caridad, la Gracia; otra exterior y
visible, como el cuerpo la profesin de la fe, los cnticos y loores,
la predicacin, los sacramentos, el Sacrificio. De esta forma, todo
cuanto se hace en la Iglesia tiene su parte interior y su parte
exterior: la oracin es interior y exterior42; la fe llena el corazn
de seguridad y la boca de confesin43; la predicacin se hace
exteriormente por los hombres, pero hace falta la luz secreta del
Padre Celestial, pues hace falta orlo y aprender todo de l para
poder llegar al Hijo44. En lo que respecta a los sacramentos, los
signos son exteriores, pero la gracia es interior. Quin no lo sabe?
Tales son el interior y el exterior de la Iglesia. Lo ms hermoso
est dentro, pues lo de fuera no es tan excelente, como ya deca el
Cantar de los Cantares: Qu hermosa eres, amiga ma, qu hermosa eres!
Como de paloma, as son tus ojos, adems de lo que dentro se oculta
Miel y leche tienes debajo de la lengua (es decir, en tu corazn, o
sea, en el interior); y es el olor de tus vestidos como olor de
incienso45. ste es el exterior. Y el salmista dice: La hija del rey
avanza llena de esplendor (es el interior), de brocados de oro son
sus vestidos; con ellos es llevada delante del rey (su exterior).
En segundo lugar, hay que considerar que tanto del interior como
del exterior de la Iglesia puede decirse que es espiritual, pero de
manera distinta, porque el interior es espiritual puramente y por
su propia naturaleza, al paso que el exterior es por naturaleza
corporal. No obstante, como tiende y est orientado al interior
espiritual, llmaselo espiritual, como deca San Pablo46 de los
hombres que sometan su cuerpo al espritu, aun cuando continuasen
siendo corporales; y aunque una persona, por naturaleza, sea
particular y privada, cuando realiza un oficio pblico, como los
jueces, no toma el nombre de pblica? Ahora bien, si se dijo que la
ley evanglica fue grabada en nuestros corazones y no en tablas de
piedra exterior, como dice Jeremas47, debemos responder que en el
interior de la Iglesia y en su corazn reside lo principal de su
gloria, que no deja de irradiar hasta el exterior, y que la hace
visible y reconocible; por eso, cuando se dice en el Evangelio que
lleg la hora en que los verdaderos adoradores adorarn el Padre en
espritu y verdad48, con esto se nos ensea que lo principal es el
interior, y que es vana toda la accin exterior que no est dirigida
al interior para espiritualizarse. As tambin, cuando San Pedro
llama a la Iglesia casa espiritual49, es porque todo lo que parte
de la Iglesia tiende a la vida espiritual, y su mayor gloria es
interior, y tambin porque no se trata de una casa hecha de cal y
arena, sino de una casa mstica de piedras vivas, donde la caridad
hace las veces de cimiento. El Evangelio dice que el Reino de Dios
no ha de venir con muestras de aparato50. El Reino de Dios es la
Iglesia, y por consiguiente, la Iglesia no es visible. Nosotros
respondemos: en aquel momento, el Reino de Dios era Jesucristo con
su Gracia, o, si prefers, los discpulos de Cristo mientras l estuvo
en el mundo. Por eso se dice: el Reino de Dios est en medio de
vosotros51. Este Reino no apareci con el fausto y magnificencia
humana que esperaban los judos, y adems, como dijimos, la joya ms
preciosa de esta princesa est escondida y no se puede ver. En
cuanto a lo que San Pablo dice a los Hebreos52, de que no os habis
acercado a una realidad sensible, como la del Sina, sino al monte
Sin, a la celestial Jerusaln, no lo dice con el propsito de tornar
invisible la Iglesia, pues San Pablo muestra en este pasaje que la
Iglesia es mucho ms rica y magnfica que la sinagoga, y que no se
trata de una montaa natural como la del Sina, sino mstica, lo que
no quiere decir que sea invisible; aparte de que hay razn para que
habla de la Jerusaln Celestial, es decir, de la Iglesia Triunfante
por eso habla de la multitud de los ngeles como si nos quisiese
decir que en la Antigua Ley Dios fue visto en la montaa de manera
terrible, y que la Nueva Ley nos conduce a verlo en su gloria, en
lo alto del paraso. Finalmente, ste es el argumento que todos
aseguran que es el ms fuerte: Yo creo en la Santa Iglesia Catlica.
Si creo, es porque no la veo, porque es invisible. Puede darse
argumento ms dbil? Los Apstoles no creyeron en la resurreccin de
Nuestro Seor Jesucristo? Y no lo haban visto? El mismo Seor dice a
Santo Toms: Tu has credo porque me has visto53. Y para hacerlo
creyente, aade: Mete aqu tu dedo, y registra mis manos, y trae tu
mano y mtela en mi costado, y no seas incrdulo, sino fiel54. Notad
bien que la visin no impide la fe, antes bien la produce. Ahora
bien: lo que vio Santo Toms fue una cosa, lo que crey fue otra; vio
un cuerpo y crey en el espritu y en la divinidad, porque no fue su
visin, sino su fe que lo hizo exclamar: mi Seor y mi Dios!55.
Asimismo, nosotros creemos en un solo Bautismo para la remisin de
los pecados: se ve el Bautismo, mas no la remisin de los pecados.
As, vemos la Iglesia, mas no la santidad interior; se ven los ojos
de paloma, mas no el interior, que se oculta atrs de ellos; se ve
el vestido ricamente bordado de oro, pero el esplendor de su
gloria, que est dentro, nosotros lo creemos. En esta real Esposa
hay de qu alimentar la visin interior y exterior, la fe y los
sentidos, y todo para mayor gloria de su Divino Esposo.2 En la
Iglesia, hay buenos y malos, predestinados y rprobos Para probar la
invisibilidad de la Iglesia, cada uno apunta sus razones, pero la
ms trivial entre todas es la que se refiere a la predestinacin
eterna. Ciertamente, no es pequea la estratagema de desviar los
ojos espirituales de la gente de la Iglesia Militante a la
predestinacin eterna, a fin de que, deslumbrados por el fulgor de
misterio tan inescrutable, no veamos lo que tenemos ante nuestras
narices. Dicen, pues, que hay dos Iglesias: una, visible e
imperfecta, la otra, invisible y perfecta; y que la visible puede
errar y desvanecerse al viento de los errores y de las idolatras, y
la invisible no. Si se les pregunta cul es la Iglesia visible,
responden que es la asamblea de los hombres que hacen una misma
profesin de fe y tienen los mismos sacramentos, que est constituida
por buenos y malos, y que de Iglesia slo tiene el nombre; y que la
Iglesia invisible es la que est constituida solamente por los
elegidos, quienes, no siendo conocidos por los hombres, son
reconocidos y vistos por Dios solamente. Pero vamos a demostrar
claramente que la verdadera Iglesia encierra buenos y malos, justos
y rprobos; he aqu de dnde: 1. Acaso no era la verdadera Iglesia
aquella que San Pablo llamaba Casa de Dios vivo, columna y
fundamento de la verdad56? Sin duda alguna, ya que no es propio de
una iglesia errante y vagabunda el ser columna de la verdad. Pues
bien, el Apstol atesta que en esta verdadera Iglesia, Casa de Dios,
hay vasos para usos decentes y otros para usos viles57, es decir,
buenos y malos. 2. No es la verdadera Iglesia aquella contra la
cual las puertas del infierno no prevalecern? Y, as y todo, en sta
hay hombres que necesitan ser desatados de sus pecados y otros a
quienes hay que retenrselos, como Nuestro Seor hace ver en la
promesa y potestad que otorga a San Pedro58. Aquellos a quienes se
les retienen, no son malos y rprobos? Es propio de los rprobos que
sus pecados les sean retenidos, y normal en los elegidos que les
sean perdonados; sin embargo, es evidente que aquellos cuyos
pecados San Pedro tena poder de perdonar o de retener estaban en la
Iglesia, ya que es propio slo de Dios juzgar a los que estn fuera
de la Iglesia59; por consiguiente, aquellos a quienes San Pedro
deba juzgar no estaban fuera, sino dentro de la Iglesia, por lo que
deba haber rprobos entre ellos. 3. No nos ensea Nuestro Seor que,
ofendidos por hermanos, y habindolos corregido dos veces de
diversas maneras, los denunciemos en la Iglesia? Dselo a la
Iglesia; pero si ni a la Iglesia oyere, tenlo como por gentil y al
publicano60. Ante este texto no es fcil escaparse, pues el
argumento es incontestable: trtase de un hermano nuestro, que no es
ni pagano ni publicano, pero se encuentra bajo la correccin y
disciplina de la Iglesia, siendo, por eso, miembro de la Iglesia.
Pero eso no impide que sea rprobo, obstinado. Los buenos, pues, no
son los nicos que estn en la verdadera Iglesia, sino tambin los
malos hasta tanto sean expulsados; de no ser as, dgase que la
Iglesia a la cual Nuestro Seor nos enva es una Iglesia errante,
pecadora y anticristiana. Eso sera blasfemar demasiado
abiertamente! 4. Cuando Nuestro Seor dijo: El esclavo no mora para
siempre en la casa; el hijo s que permanece en ella61, no vale esto
tanto como decir que en la casa de la Iglesia permanecen
conjuntamente por un tiempo tanto los elegidos como los rprobos?
Porque, quin puede ser este servidor que no permanece siempre en la
casa sino el que ser lanzado a las tinieblas exteriores? Y
ciertamente as lo entiende l mismo cuando dice inmediatamente
antes: Todo aquel que comete pecado, es esclavo del pecado62. Los
que no se quedan para siempre, qudanse, sin embargo, algn tiempo,
mientras fueren reclamados para algn servicio.SIGUE:
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NOTAS37 Gn 49, 1-238 Rm 9, 539 Sl 44, 1740 Hech 2, 341 Lc 24,
38-3942 1 Cor 14, 1543 Rm 10, 944 Jn 6, 44-4545 Cant 4, 1/1146 Gal
6, 147 Jr 31, 3348 Jn 4, 2349 1 Pe 2, 550 Lc 17, 2051 Lc 17, 2152
He 12, 18/2253 Jn 20, 2954 Jn 20, 2755 Jn 20, 2856 1 Tm 3, 1557 2
Tm 2, 2058 Mt 16, 18-1959 1 Cor 5, 1360 Mt 18, 1761 Jn 8, 3562 Jn
8, 34
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CARTA ABIERTA A LOS PROTESTANTESPRIMERA PARTEDEFENSA DE LA
AUTORIDAD DE LA IGLESIACAPTULO IIErrores de los ministros sobre la
naturaleza de la Iglesia 5. San Pablo escribe a la Iglesia de Dios
que estaba en Corinto63, y, no obstante, quiere que sea expulsado
de la misma un incestuoso64; si se expulsa es porque est dentro, y
si lo estaba y la Iglesia es solamente la asamblea de los elegidos,
cmo entonces se lo podra expulsar de ella? Los elegidos no pueden
ser rprobos. 6. Pero cmo podrn negar que los rprobos y malos puedan
ser miembros de la Iglesia, si hasta pueden ser en ella pastores y
obispos? Esto es cierto. No es Judas un rprobo? Y, sin embargo, fue
Apstol y obispo, segn el Salmo 108, 8, y tambin segn San Pedro, que
dice haber formado parte del ministerio del apostolado65, y an segn
todo el Evangelio, que lo incluye siempre en el colegio apostlico.
Y Nicols de Antioquia, no fue dicono como San Esteban66? Y, con
todo, muchos de los antiguos padres, entre ellos Epifanio, Filastro
y Jernimo, no hallan dificultades para tenerlo por heresiarca. Y,
de hecho, los Nicolatas, sus seguidores, anteponen sus
abominaciones y son considerados verdaderos herejes por San Juan en
el Apocalipsis67. San Pablo amonesta los sacerdotes de feso,
diciendo que el Espritu Santo los instituy obispos para apacentar
la Iglesia de Dios68, pero tambin les asegura que algunos de entre
ellos se levantarn, sembrando doctrinas perversas con el fin de
atraerse discpulos69; habla a todos cuando dice que el Espritu
Santo los constituy obispos, inclusive cuando dice que algunos
entre ellos se levantaran algunos cismticos. Pero cmo podra yo
traer aqu la recordacin de tantos obispos y prelados que, habiendo
sido colocados legtimamente en este oficio y dignidad, perdieron su
primera gracia y murieron en la hereja? Alguien vio jams persona ms
santa, casta, caritativa y docta que el simple sacerdote Orgenes?
Quin puede leer lo que de l escribi Vicente de Lrins, uno de los ms
refinados y doctos escritores eclesisticos, que relata su vejez
abominable despus de una admirable y santa vida, y no consternarse
al ver cmo tan grande y valiente navo que, despus de tantas
tempestades pasadas, despus de tantos y tan estupendos debates
realizados con hebreos, rabes, caldeos, griegos y latinos,
volviendo lleno de honra y riqueza espiritual, naufraga y se pierde
en el puerto de su propia sepultura? Quin se atrevera a decir que
no hubiera pertenecido a la verdadera Iglesia un hombre que siempre
combati en defensa de la Iglesia y a quien toda la Iglesia honraba
y tena como uno de sus mayores doctores? Y bien: al fin de su vida,
vedlo ah hereje, excomulgado, fuera del arca santa, pereciendo en
el diluvio de sus propias opiniones. Todo esto se asemeja a la
santa palabra de Nuestro Seor70, que tiene a los escribas y
fariseos como verdaderos pastores de la verdadera Iglesia de sus
tiempos, llegando a mandar que se les obedezca; y, sin embargo,
dice que son rprobos y no elegidos71. Comprendis el absurdo que
resultara si nicamente los elegidos estuviesen en la Iglesia? Sera
entonces cierta la creencia de los Donatistas deque no podramos
conocer a nuestros prelados, ni, por ende, obedecerlos, porque, cmo
conoceramos realmente que son de la Iglesia aquellos que se dicen
prelados y pastores (ya que es evidente que, mientras estamos
vivos, no podremos saber quin est predestinado y quien no, como dir
ms adelante)? Y si no son miembros de la Iglesia, cmo podrn ser sus
jefes? Sera monstruoso que aquellos que son jefes de la Iglesia no
perteneciesen a la misma. Por consiguiente, no solamente puede un
rprobo ser miembro de la Iglesia, sino inclusive su pastor; de la
Iglesia no se puede decir que sea invisible, basndose en la
afirmacin de slo es constituida por predestinados. Quiero concluir
este discurso con las comparaciones evanglicas que muestran
claramente esta verdad. San Juan compara la Iglesia con un campo,
en el cual hay grano y paja; el primero, para ser guardado en los
graneros, la segunda para ser quemada en el fuego eterno72. No
alude aqu a los elegidos y a los rprobos? Nuestro Seor la compara
con la red lanzada al mar, en la cual se recogen peces buenos y
malos73; con el grupo de diez vrgenes, de las cuales cinco son
prudentes y cinco necias74; con tres criados, uno de los cuales es
un intil y es arrojado a las tinieblas exteriores75; finalmente, la
compara con una fiesta de bodas, a la cual fueron invitados buenos
y malos, y estos ltimos, no teniendo vestido adecuado, son
arrojados a las tinieblas exteriores76. No bastan estas pruebas
para comprender que no slo los elegidos, sino tambin los rprobos
estn en la Iglesia? Cerremos, pues, a tales opiniones la puerta de
nuestro propio juicio, y a este propsito concluyamos con esta
proposicin que nunca se meditara bastante: Muchos son los llamados,
pero pocos los escogidos77. Todos los que estn en la Iglesia fueron
llamados, pero no son todos elegidos; Iglesia no significa eleccin,
pero s convocacin. Dnde encontrarn en las Escrituras un pasaje que
pueda servirles de excusa para tal absurdo, o contrapruebas tan
claras como las que acabamos de ver? A los pertinaces nunca les
faltan razones en contra. Recordarn lo que se encuentra escrito de
la Esposa en el Cantar de los Cantares, diciendo que es un huerto
cerrado y fuente sellada, pozo de aguas vivas...78 Toda hermosa y
sin defecto, o como dice el Apstol: Llena de gloria, sin mcula, ni
arruga; santa e inmaculada79? De buena gana les ruego que vean lo
que quieren concluir de estos pasajes, porque si quieren concluir
que en la Iglesia no hay ms que santos e inmaculados, sin arruga y
gloriosos, les har ver con el mismo pasaje que en la Iglesia no hay
ni elegidos ni rprobos, porque, no es la misma voz humilde de los
justos y elegidos, como dice el gran Concilio de Trento80, la que
suplica: Perdnanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos a
nuestros deudores? Considero al Apstol Santiago un elegido, y, sin
embargo, l confiesa que todos tropezamos en muchas cosas81. San
Juan cierra la boca a todos los elegidos, a fin de que nadie se
glore de no cometer pecado; bien por el contrario, quiere que cada
uno confiese el suyo82. Creo que David, en su arrebatamiento y
xtasis, saba que era un elegido del Seor, y sin embargo dice que
Todos los hombres son falaces83. Si queremos, pues, tomar a la
letra estas santas cualidades de la Iglesia Esposa, de que no tiene
mancha ni arruga, ser preciso salir de este mundo para encontrar la
verificacin de tal retrato, porque los elegidos en este mundo no lo
producen. Pongamos en limpio esta verdad.1. La Iglesia, en lo que
se refiere a su doctrina y costumbres, es un cuerpo bello, santo y
glorioso. Las costumbres dependen de la voluntad; la doctrina del
entendimiento; nunca habr falsedad en el entendimiento de la
Iglesia, ni maldad en su voluntad. Con la Gracia de su Divino
Esposo, la Iglesia puede tambin decir, como l: Quin de vosotros me
convencer de pecado?84. De ah no se sigue que en la Iglesia no haya
personas malvadas. Acordos de cuanto dije anteriormente. La Esposa
tiene uas y cabellos que no estn vivos, aunque ella lo est; el
senado es soberano, pero no cada uno de los senadores; el ejrcito
es victorioso, pero no cada uno de los soldados; gana las batallas,
pero muchos soldados mueren en ellas. As, la Iglesia Militante es
siempre victoriosa y gloriosa frente a las puertas y potencias del
infierno, aunque algunos de los suyos, o porque se pierden y no
obedecen como vosotros ahora estis perdidos queden disgregados y
perdidos, o por otro accidente, sean heridos y mueran. Notad bien
cada uno de los loores a la Iglesia de que estn sembradas las
Escrituras, hacindole una corona, pues le son bien merecidos, as
como las maldiciones a quien, estando en tan real camino, se
pierde; es un ejrcito formado en batalla85, pese a que algunos
deserten. 2. Quin no sabe que, con frecuencia, se atribuye a todo
el cuerpo lo que en la realidad es propio de una sola de sus
partes? La Esposa dice que su Esposo es blanco y rubio, y a
continuacin aade que sus cabellos son negros86; San Mateo dice que
los ladrones que estaban crucificados junto a Jess blasfemaban87,
pero slo uno de ellos lo haca, como nos relata San Lucas88; se
suele decir que la azucena es blanca, pero tambin tiene partes
amarillas y verdes. Quien habla en trminos amorosos usa este
lenguaje, y el Cantar de los Cantares es un cntico casto y amoroso.
Todas esas cualidades son justamente atribuidas a la Iglesia debido
al grande nmero de santas almas que en ella se encuentran, y que
observan estrictamente los santos mandamientos de Dios, y
alcanzaron la perfeccin que es posible alcanzar en esta
peregrinacin, pero no aquella perfeccin que esperamos en la
bienaventurada Patria. 3. Adems, aun cuando no hubiese otra razn
para as calificar a la Iglesia que la esperanza de subir, toda pura
y bella, hasta lo alto, al nico puerto a que corre y aspira, esta
razn bastara para poderla llamar gloriosa y perfecta,
principalmente por tener tan hermosas garantas de la santa
esperanza. No sera justo entretenerse aqu en las mil futilidades
por las cuales mil se hacen sonar mil falsas alarmas al pueblo
simple. Se nos presenta el texto de San Juan: Yo conozco a mis
ovejas, y ninguno Me las arrebatar89; se nos alega que estas ovejas
sean exclusivamente los predestinados que estn en el rebao del
Seor, se alude a lo dicho por San Pablo a Timoteo: El Seor conoce a
los Suyos90; y por San Juan a los apstatas: De entre nosotros han
salido, mas no eran de los nuestros91. Qu dificultades hay en todo
esto? Nosotros confesamos que las ovejas predestinadas oyen la voz
de su pastor y tarde o temprano gozan de todas las propiedades de
que habla San Juan92; pero tambin confesamos que en la Iglesia, que
es el rebao de Nuestro Seor, no hay ovejas solamente, sino tambin
carneros. De lo contrario, por qu se habra dicho que en el juicio,
al fin del mundo, las ovejas sern separadas93 si no porque hasta el
juicio, mientras la Iglesia est en este mundo, en ella convivirn
carneros y ovejas? Mal se los podra separar si nunca hubiesen
estado juntos, y adems, al fin de cuentas, tanto a predestinados
como a rprobos se llama algunas veces ovejas, como atesta David: Y
por qu, oh Sin, nos has desechado para siempre, se ha encendido tu
furor contra las ovejas que apacientas?94? He andado errante como
una oveja descarriada95. Y en otro lugar, cuando l mismo dice:
Escucha, oh t, Pastor de Israel!, t que apacientas a Jos, como a
ovejas96, por Jos se refiere al pueblo de Israel, porque a Jos fue
dada la primogenitura97, y el primognito da nombre a la raza.
Isaas98 compara a todos los hombres, tanto rprobos como elegidos,
con ovejas: Omnes nos quasi oves erravimus; y as lo hace con el
mismo Nuestro Seor, cuando dice, en el versculo 7: Quasi ovis ad
occisionem ductus est. Y tambin Ezequiel en todo su captulo 34,
donde, sin duda, llama rebao a todo el pueblo de Israel sobre el
cual David debera reinar. Y quin no sabe que en el pueblo de Israel
no todos eran predestinados y elegidos? As y todo, se los llama
ovejas, y todos se encuentran juntos bajo un mismo pastor. Creemos,
pues, que hay ovejas salvas y predestinadas de esas habla San Juan
y ovejas condenadas de que se habla en otros lugares y todas se
encuentran en un mismo redil. De la misma forma, quin niega que
Nuestro Seor conozca a todos los suyos? Sin duda, l saba lo que se
hara de Judas, y no por eso Judas dej de ser Apstol; supo lo que se
tornaran sus discpulos que queran abandonarlo99 por causa de la
doctrina de la comida de su Carne, y, pese a ello, los recibi como
discpulos. Una cosa es ser de Dios para la Iglesia Triunfante, segn
la eterna presciencia divina, y otra cosa muy distinta es ser de
Dios para la Iglesia Militante, segn la comunin presente de los
santos. Los primeros son conocidos exclusivamente por Dios; los
otros son conocidos por Dios y por los hombres. San Agustn dijo:
Segn la eterna presciencia, cuntos lobos hay dentro y cuntas ovejas
hay fuera!100. Nuestro Seor conoce los que son suyos para la
Iglesia Triunfante, pero adems de esos hay otros en la Iglesia
Militante que al final irn a la perdicin, como ensea el mismo
Apstol cuando dice que en una casa grande hay todo tipo de vasos,
unos para honra y otros para ignominia101. Lo que dice San Juan: De
entre nosotros han salido, mas no eran de los nuestros102, no sirve
de objecin, porque, como dice San Agustn, estaban con nosotros segn
el nmero, mas no segn el mrito, es decir, como el mismo doctor
explica: Estaban entre nosotros y eran de los nuestros por la
comunidad de los Sacramentos, pero segn la peculiar propiedad de
sus vicios estaban ausentes; ya eran herejes de alma y de voluntad,
pese a no serlo segn las apariencias exteriores. Esto no quiere
decir que los buenos no estn juntos con los malos en la Iglesia;
por el contrario, cmo podran salir de la compaa de la Iglesia si no
estuvieron en ella? Sin duda, estaban en ella de hecho, aunque
fuera de ella de voluntad. Finalmente, he aqu un argumento que
parece salirse de lo comn: consta que quien no tiene a Dios por
Padre, no tiene a la Iglesia por madre; consta asimismo que quien
no tiene a Dios por Padre, tampoco tendr a la Iglesia por madre; es
as que los rprobos no tienen a Dios por Padre, luego no tienen a la
Iglesia por madre y por lo mismo no pertenecen a la Iglesia. Pero
la respuesta es fcil: admitamos la primera premisa, mas no la
segunda, que afirma que los rprobos no son hijos de Dios, y que
deber ser previamente explicada. Todos los fieles bautizados pueden
ser llamados hijos de Dios, con tal que sean fieles; de lo
contrario, habra que quitar al Bautismo el nombre de regeneracin o
nacimiento espiritual que Nuestro Seor le dio103; entendindolo as,
hay muchos rprobos hijos de Dios, ya que hay muchos bautizados y
fieles que sern condenados, los cuales, como dice la Verdad, creen
por una temporada, y al tiempo de la tentacin vuelven atrs104. As,
negamos vehementemente la segunda premisa, que afirma que los
rprobos no son hijos de Dios: siendo miembros de la Iglesia, pueden
ser llamados hijos de Dios por la creacin, por la redencin,
doctrina, profesin de fe, a pesar de que Nuestro Seor Se lamente de
ellos en Isaas, que dice: He criado hijos, y los he engrandecido, y
ellos me han despreciado105. Si algunos pretenden decir que los
rprobos no tienen a Dios por Padre porque no sern sus herederos
segn las palabras del Apstol: Si eres hijo, tambin eres heredero106
negaremos la consecuencia, porque no solamente estn en la Iglesia
los hijos, sino tambin los criados, con la diferencia que los hijos
quedarn para siempre herederos, al paso que los criados no, que
sern expulsados de casa cuando el Maestro juzgare oportuno. El
mismo Seor es testigo en el Evangelio de San Juan107 de que el hijo
prdigo reconoca bien que muchos criados tenan pan abundante en la
casa de su padre, mientras l, verdadero y legtimo hijo, mora de
hambre guardando cerdos108. Este argumento atesta la fe de la
Iglesia Catlica en este asunto. Cuntos esclavos han sido vistos
montados a caballo, y cuntos prncipes a pie como esclavos, puedo
decir con el Eclesiasts109! Cuntos cuervos y animales inmundos hay
en esta arca eclesistica, cuntas manzanas bellas y aromticas
aparecen en el manzano, que por dentro estn llenas de gusanos, y an
as continan unidas al rbol de que absorben su sustento! Quien tenga
los ojos esclarecidos para ver el trmino del camino de los hombres,
vera tambin en la Iglesia razones para decir: Muchos son los
llamados, pero pocos los escogidos, es decir, muchos que estn en la
Iglesia Militante no estarn en la Triunfante. Cuntos hay dentro que
estarn fuera, como San Antonio previ de Ario, y San Fulberto a
Berengario! Es cierto entonces que no solamente los elegidos, sino
tambin los rprobos, pueden estar y estn en la Iglesia, y que
aquellos que por quererla tornar invisible slo incluyen a los
elegidos, hacen como el mal discpulo, que para no socorrer a su
maestro se excusa diciendo que no haber aprendido nada de su
cuerpo, sino solamente de su alma.SIGUE:
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NOTAS63 1 Cor 1, 264 1 Cor 5, 265 Hech 1, 1766 Hech 6, 567 Ap 2,
668 Hech 20, 2869 Hech 20, 3070 Mt 23, 2-371 Mt 23, 12-1372 Mt 3,
1273 Mt 13, 4774 Mt 25, 1-275 Mt 25, 26-3076 Mt 22, 277 Mt 22, 1478
Cant 4, 12/1579 Ef 5, 2780 Ses. 6, c.1181 St 3, 282 1 Jn 1, 883 Sl
115, 1184 Jn 8, 4685 Cant. 6, 986 Cant. 5, 10-1187 Mt 27, 4488 Lc
23, 3989 Jn 10, 27-2890 2 Tm 2, 1991 1 Jn 2, 1992 Jn 1093 Mt 25,
32; Ex 34, 1794 Sl 73, 195 Sl 118, 17696 Sl 79, 297 1 Cron 5, 198
53, 699 Jn 6, 67100 Tract. 45 in Jn. 12101 2 Tm 2, 20102 1 Jn 2,
19103 Jn 3, 5104 Lc 8, 13105 Is 1, 2106 Gal 4, 7107 8, 35108 Lc 15,
15/17109 10, 7
Magisterio de la IglesiaSan Francisco de Sales
CARTA ABIERTA A LOS PROTESTANTESPRIMERA PARTEDEFENSA DE LA
AUTORIDAD DE LA IGLESIACAPTULO IIErrores de los ministros sobre la
naturaleza de la Iglesia3 La Iglesia no puede perecer Dicen
algunos, para no someterse al yugo de la santa obediencia que
debemos a la Iglesia, que esta haba perecido hace ms de ochenta
aos, quedando muerta y enterrada, y que se haba extinguido la
verdadera luz de la santa fe. Todo eso es pura blasfemia contra la
Pasin de Nuestro Seor, contra Su providencia, contra Su bondad y
contra Su verdad. No recordis las palabras de Nuestro Seor: Y
cuando Yo ser levantado en la tierra, todo lo atraer a M110? No
fue, por ventura, ya levantado en la cruz? No sufri? Y entonces,
cmo habra soltado a la Iglesia, que atrajo a S? Cmo abandonara a
esta presa que tan cara Le cost? El diablo, prncipe de este mundo,
haba sido echado con el santo bastn de la cruz111 por un perodo de
slo 300 o 400 aos, para volver a dominar el mundo por espacio de
mil aos? De esta manera queris vaciar la cruz de Su fuerza? Sois
rbitros de tan buena fe que queris repartir inicuamente a Nuestro
Seor, alternando con Su divina bondad la malicia diablica? No, No!
Cuando un hombre valiente y bien armado guarda su palacio, sus
bienes estn seguros; pero si otro ms valiente que l asaltndolo lo
vence, lo desarmar de todos sus arneses en que confiaba, y repartir
sus despojos112. Ignoris que Nuestro Seor ha ganado Su Iglesia con
Su propia Sangre113? Quin podr arrebatrsela? Lo creis ms dbil que
Su adversario? Os pido que hablemos honradamente de este capitn:
habr alguien que pueda arrebatarle la Iglesia de Sus manos? Si
acaso respondis que puede conservarla pero no lo ha querido,
entonces estis atacando Su providencia, Su bondad, y Su verdad. La
bondad de Dios, subiendo a las alturas, dio dones a los hombres; a
unos ha constituido apstoles, a otros profetas, y a otros
evangelistas, y a otros pastores y doctores, para la perfeccin de
los santos en las funciones del ministerio, en la edificacin del
cuerpo de Cristo114. Estaba ya hecha la consumacin de los santos
hace mil cien o mil doscientos aos? Estaba ya terminada la
edificacin del Cuerpo Mstico de Cristo, que es la Iglesia? O dejis
de llamaros constructores o decs que no; pero, si no estaba
terminada, tal como no lo est ahora, por qu ofendis la bondad de
Dios diciendo que quit a los hombres lo que previamente les haba
dado? Una de las cualidades de la bondad de Dios, como dice San
Pablo, es que Sus dones y Sus gracias son sin arrepentimiento115,
esto es, l no da para quitar. Su divina providencia, desde que cre
el hombre, el cielo, la tierra y todo cuanto contienen el cielo y
la tierra, todo lo conserv y conserva perpetuamente, de tal manera
que no se extingue ni siquiera la generacin del menor de los
pajarillos. Qu diremos entonces de la Iglesia? Todo cuanto fue
creado en este mundo no Le cost ms que una simple palabra: Porque l
habl, y quedaron hechas las cosas116. Todo lo conserva con una
perpetua e infalible providencia. Cmo, os ruego, habra abandonado a
Su Iglesia, que Le cost tantas penas y trabajos, y Su misma Sangre?
l sac a Israel de Egipto, de los desiertos, del Mar Rojo, de tantos
cautiverios y calamidades, y vamos a creer que haya dejado el
Cristianismo mismo sumirse en la incredulidad? Habiendo tenido
tanto cuidado con Agar, despreciar ahora a Sara? Habiendo
favorecido tanto a la esclava expulsada de su casa117, no tendr
ahora cuidado con Su legtima Esposa? Habr honrado tanto la sombra
para abandonar el cuerpo? Qu intiles habran sido entonces las
promesas hechas sobre la perpetuidad de Su Iglesia! El salmista
dice de la Iglesia que Dios la fund para siempre118. Su trono (ya
que habla de la Iglesia, trono del Mesas, Hijo de David, en la
Persona del Padre Eterno) permanecer como el sol y la luna de
generacin en generacin119; Su linaje durar eternamente, y Su trono
resplandecer para siempre en mi presencia120; Daniel la llama reino
que no se extinguir eternamente121; el ngel dijo a Mara: Su Reino
no tendr fin122, y habla de la Iglesia del modo como probbamos en
otro lugar; Isaas lo predijo de esta manera, refirindose a Cristo:
Si se da a S mismo en expiacin, ver descendencia y alargar Sus
das123, de generacin en generacin124; y en otra parte: Har con
ellos una alianza eterna125 ... y todos los que los vean (y habla
de la Iglesia visible) reconocern que son el linaje bendito del
Seor126. Pero decidme, por favor, quin pudo encargar a Lutero y
Calvino revocar tantas y tan santas solemnes promesas de
perpetuidad que Nuestro Seor hizo a Su Iglesia? Acaso no es Nuestro
Seor quien, hablando de la Iglesia, dijo que las puertas del
infierno no prevalecern contra ella127? Y cmo podra realizarse esta
promesa si la Iglesia hubiese estado abolida durante ms de mil aos?
Y el dulce adis que Nuestro Seor dirigi a Sus Apstoles: Ecce ego
vobiscum sum usque ad consummationem sculi128, cmo podramos
entenderlo si decimos que la Iglesia puede perecer? Deberamos
romper la hermosa regla de Gamaliel que, hablando de la Iglesia
naciente, dijo: Si este designio es obra de hombres, ella misma se
desvanecer; pero si es cosa de Dios, no podris destruirla129? La
Iglesia no es obra de Dios? Cmo podemos entonces decir que se
disip? Si este hermoso rbol eclesistico hubiese sido plantado por
manos humanas, fcilmente admitira yo mismo que podra ser arrancado;
pero, habindolo sido por tan buena mano como la de Nuestro Seor, mi
nico consejo para los que gritan a toda hora que la Iglesia haba
perecido es lo que dice Nuestro Seor: Toda planta que mi Padre
Celestial no ha plantado, arrancada ser de raz. Dejadlos: ellos son
unos ciegos que guan a otros ciegos130; pero el rbol que Dios plant
no ser arrancado nunca. San Pablo dice que todos resucitarn en
Cristo, pero cada cual a su turno; Cristo como el primero, despus
los que son de Cristo, y despus ser el fin131. Entre Cristo y los
Suyos, a saber, la Iglesia, no hay nada intermedio, ya que,
habiendo subido al cielo, los dej en la tierra. Asimismo, no hay
nada entre la Iglesia y el fin, visto que ella debe durar hasta el
fin de los tiempos. No era preciso, por ventura, que Nuestro Seor
reinase en medio de Sus enemigos hasta que todo lo haya sometido
debajo de Sus pies, dominando a Sus enemigos?132 Y cmo se cumpliran
estas palabras si la Iglesia, Reino de Nuestro Seor, se hubiese
perdido y destruido? Cmo podra reinar sin reino, como reinara entre
Sus enemigos, si careca de reino en este mundo? Notad bien: si esta
Esposa muri despus de haber tomado vida del Costado de Su Esposo,
dormido en la cruz, repito, si muri, quin la habra resucitado? No
sabis que la resurreccin de los muertos es un milagro no menor que
la creacin, y mucho mayor que la continuacin y conservacin? No
sabis que la reformacin del hombre es un misterio mucho ms profundo
que su formacin, y que en sta Dios dijo, y fue hecho133? l inspir
el alma viva134, y, ni bien lo hizo, el hombre comenz a respirar.
Pero en su reformacin Dios emple treinta y tres aos, sud Sangre y
Agua, y hasta muri por esta renovacin. Aquel que entonces tuviere
el atrevimiento de decir que la Iglesia est muerta, acusa la
bondad, diligencia y sabidura de este gran Reformador o
Resucitador; y si alguien cree ser su reformador y resucitador, se
atribuye el honor debido a uno solo, Jesucristo, y se hace ms que
el Apstol. Los Apstoles resucitaron a la Iglesia, sino que la
conservaron por su ministerio, despus de haberla establecido
Nuestro Seor; as, no merece sentarse en el trono de la temeridad el
que diga de s mismo que, habindola encontrado muerta, la resucit?
Nuestro Seor puso en la tierra el fuego de Su Caridad135; los
Apstoles, con el aliento de su predicacin, lo hicieron crecer y
extenderse por todo el mundo. Dicen que haba sido extinto por las
aguas de la ignorancia y de la iniquidad, y quin podr reavivarlo?
Si soplarlo no sirve de nada, entonces qu? Hara falta de nuevo
entrechocar los clavos y la lanza contra Jesucristo, Piedra Viva,
para hacer brotar un nuevo fuego, o bastara que Calvino y Lutero
estuviesen en este mundo para encenderlo? Verdaderamente seran
terceros Elas, porque ni Elas ni San Juan Bautista consiguieron
tanto; iran ms lejos que todos los Apstoles que llevaron este fuego
por el mundo sin haberlo encendido. Oh voz impudente dice San
Agustn a los Donatistas la Iglesia ya no existir porque tu no ests
en ella? No, dice San Bernardo: Cayeron las lluvias, y los ros
salieron de su madre, y soplaron los vientos y dieron con mpetu
contra la tal casa; mas no fue destruida, porque estaba fundada
sobre piedra,136 y la piedra es el propio Cristo137. Y que
significa decir que la Iglesia pereci, sino que todos nuestros
antepasados estn condenados? As sera efectivamente, ya que fuera de
la verdadera Iglesia no hay salvacin, y fuera de esta arca santa
todo el mundo se condena. Qu retribucin para nuestros buenos
padres, que tanto sufrieron para preservarnos la herencia del
Evangelio, y ahora sus hijos arrogantes se ren de ellos y los
tienen por locos e insensatos! Quiero concluir estos argumentos con
San Agustn y decir a vuestros ministros: Qu nueva nos trais? Ser
necesario, acaso, sembrar la buena simiente otra vez, aunque la
sembrada haya de crecer hasta la siega?138. Si decs que se perdi en
todo lugar la sembrada por los Apstoles, os responderemos: leed
esto en las Sagradas Escrituras lo que nunca podris ciertamente
leer, ya que antes deberais mostrarnos que es falso lo que est
escrito que la simiente que se sembr al principio crecer hasta el
tiempo de la siega. La buena simiente son los hijos del Reino, la
cizaa son los malos, la siega ser el fin de los tiempos139. No
digis entonces que la buena simiente fue abolida o sofocada, dado
que crece hasta la consumacin de los siglos.SIGUE:
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NOTAS110 Jn 12, 32111 Jn 12, 31112 Lc 11, 21-22113 Hech 20,
28114 Ef 4, 8. 11-12115 cf. Rm 11, 29116 Sl 148, 5117 Gn 21,
10-12118 Sl 47, 9119 Sl 71, 5120 Sl 88, 37-38121 Da 2, 44122 Lc 1,
33123 Is 53, 10124 Is 51, 8125 Is 61, 8126 Is 61, 9127 Mt 16, 18128
Mt 28, 20129 Hech 5, 38-39130 Mt 15, 13-14131 1 Cor 15, 23-24132 Sl
109, 1-3; 1 Cor 15, 25133 Sl 148, 5134 Gn 2, 7135 cf. Lc 12, 49136
Mt 7, 25137 1 Cor 10, 4138 Mt 13, 30
Magisterio de la IglesiaSan Francisco de Sales
CARTA ABIERTA A LOS PROTESTANTESPRIMERA PARTEDEFENSA DE LA
AUTORIDAD DE LA IGLESIACAPTULO IIErrores de los ministros sobre la
naturaleza de la Iglesia4 Argumentos de los adversarios y sus
respuestas1. No fue la Iglesia totalmente abolida cuando pecaron
Adn y Eva? Respuesta: Adn y Eva no eran la Iglesia, pero s el
comienzo de la Iglesia; y no es verdad que hubiese sido abolida
entonces si es que alguna vez lo hubiese sido, ya que no pecaron ni
en la doctrina ni en la fe, sino solamente en el actuar.2. No ador
Aarn, sumo sacerdote, con todo el pueblo, el becerro de oro?
Respuesta: Aarn no era an ni sumo sacerdote ni jefe del pueblo,
sindolo solo ms tarde140. Ni siquiera es verdad que todo el pueblo
fuese idlatra, visto que los hijos de Levi eran gente de Dios. No
se unieron a Moiss141?3. Elas se queja de ser el nico en Israel.
Respuesta: Elas no era el nico hombre bueno en Israel, puesto que
haba siete mil hombres que no haban cado en la idolatra142, y lo
que el profeta dice es slo para expresar mejor la justicia de su
queja. Tampoco es verdad que aunque todo Israel hubiese fallado, la
Iglesia haya sido abolida, pues Israel no era toda la Iglesia,
visto que ya haba sido separado por el cisma de Jerobon143, y el
Reino de Jud era la mejor y la principal parte. Tampoco se refiere
a Jud, sino a Israel, a profeca de Azaras que dice que se quedara
sin sacerdotes y sin sacrificios144.4. Isaas dice que en Israel no
haba nada sano desde la planta del pie hasta la cabeza145.
Respuesta: Son formas de hablar para detestar con vehemencia el
vicio del pueblo; y aunque los profetas, pastores y predicadores,
usen esta manera genrica de hablar, no hay que creerlo en cada
particular, sino sobre una gran parte, como vemos en el caso de
Elas, que se quejaba de estar solo, a pesar de haber otros siete
mil fieles. San Pablo se queja a los Filipenses de que cada uno
buscaba su propio inters y comodidad, y, a pesar de eso, al final
de su epstola reconoce que haba mucha gente de bien por todas
partes146. Quin no sabe que David se lamentaba de que no haba quien
obrara bien, ni uno siquiera?147 Y quin no sabe, por otro lado, que
haba mucha gente de bien en aquellos tiempos? Estas maneras de
hablar son frecuentes, pero no por eso hay que concluir que valgan
para cada caso particular. Por otro lado, con esto no se prueba que
la fe hubiese faltado en la Iglesia, ni que la Iglesia estuviese
muerta, porque tampoco se puede deducir que un cuerpo que est
enfermo en muchas partes est muerto. Sin duda alguna, as hay que
entender todo lo que se encuentra de parecido en las amenazas y
reprensiones de los profetas.5. Jeremas dijo: No pongis vuestra
confianza en aquellas falaces expresiones, diciendo: Este es el
Templo del Seor, el Templo del Seor, el Templo del Seor148.
Respuesta: Quin os dijo que, debajo del pretexto de la Iglesia,
haya que confiar en la mentira? Por el contrario, quien se apoya en
el juicio de la Iglesia, se apoya sobre la columna y apoyo de la
verdad149; quien se fa de la infalibilidad de la Iglesia no se fa
de la mentira, o es falso lo que est escrito: Las puertas del
infierno no prevalecern contra ella150. Nosotros nos fiamos de la
palabra santa que promete perpetuidad a la Iglesia.6. No est
escrito que es necesario que ocurra la separacin y la disensin151,
y que desaparecer el sacrificio152, y que difcilmente el Hijo del
Hombre encontrar fe sobre la tierra en Su segunda venida, cuando
venga como juez153? Respuesta: Estos pasajes se refieren a la
afliccin que infligir el Anticristo a la Iglesia en los tres aos y
medio que reinar poderosamente154. A pesar de eso, la Iglesia no
perecer ni siquiera durante esos tres aos y medio, pues ser
alimentada y conservada en el medio de los desiertos y soledades
hacia donde se retirar, como dicen las Escrituras155.5 La Iglesia
nunca desapareci ni permaneci oculta La pasin humana puede tanto
sobre los hombres que los lleva a decir lo que desean aun antes de
tener razones para eso, y, cuando ya dijeron algo, les hace
encontrar razones donde no las hay. Hay hombre de juicio en el
mundo que, cuando lee el Apocalipsis de San Juan, no sepa
claramente que lo que se dice de la Mujer (es decir, de la Iglesia)
que huye al desierto, no vale para nuestros tiempos? Los antiguos
haban dicho, sabiamente, que saber reconocer la diferencia de los
tiempos en las Escrituras era una buena regla para entenderlas
bien, y que, faltando a ella, los judos se engaan siempre, porque
atribuyen a la primera venida del Mesas lo que es propio de la
segunda; los adversarios de la Iglesia se engaan an ms rotundamente
cuando hacer la Iglesia de los tiempos de San Gregorio hasta hoy
tal como deber ser en el tiempo del Anticristo. Distorsionan as lo
que est escrito en el Apocalipsis156, que la mujer huir al
desierto, sacando de aqu como consecuencia que la Iglesia permaneci
escondida y secreta, asustada por la tirana del Papa, desde hace
mil aos, hasta aparecer en Lutero y sus secuaces. Pero quin no se
da cuenta de que todo este pasaje alude al fin del mundo y a la
persecucin del Anticristo, si el tiempo est determinado
expresamente como una duracin de tres aos y medio157, como tambin
predijo Daniel158? Quien quisiera, por cualquier glosa, hacer ms
amplio este tiempo que las Escrituras determinaron, contradice a
Nuestro Seor abiertamente, que dijo que ese tiempo ser acortado por
amor de los justos159. Cmo se atreven a interpretar estas
Escrituras de manera tan extraa, y tan apartada de la intencin del
autor, y tan opuesta a sus propias circunstancias, sin querer mirar
a muchsimas otras palabras santas que demuestran y aseguran, alta y
claramente, que la Iglesia jams debe estar escondida en los
desiertos hasta que llegue ese extremo, pero slo por ese poco
tiempo, en que la veremos huir, y de donde la veremos salir? No
quiero reproducir aqu tantos pasajes citados anteriormente, en los
cuales se dice que la Iglesia se asemeja al sol, a la luna, al arco
iris160, a una reina161, a una montaa tan grande como el mundo162 y
a un sin fin de cosas ms; me contentar con recordar aqu a dos
grandes coroneles de la Iglesia Antigua, que cuentan entre los ms
valientes de todas las pocas: San Agustn y San Jernimo. Haba dicho
David: Haba dicho David: Grande es el Seor, y dignsimo de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. Con jbilo de toda
la tierra se ha edificado el monte de Sin, la ciudad del gran
rey.163. Es la ciudad dice San Agustn puesta sobre la montaa, que
no puede esconderse. sta es la luz que no puede ocultarse ni ser
puesta debajo de un celemn; es la concida a todos, famosa para
todos, ya que sigue: Con jbilo de toda la tierra se ha edificado el
monte de Sin.. Y de hecho, Nuestro Seor, que deca que nadie
enciende una lmpara para ocultarla debajo del celemn164, cmo habra
de poner tantas luces en Su Iglesia para despus ir a esconderlas en
un lugar desconocido? Prosigue San Agustn: ste es el monte que
cubre la universal faz de la tierra, esta es la ciudad de la cual
se dijo: No se puede encubrir una ciudad edificada sobre un
monte165. Los Donatistas (calvinistas) encuentran el monte, y
cuando se les dice sube, dicen entre s que ya no es una montaa, y
prefieren dar de cabeza contra ella que hallar all una morada.
Isaas dice: Suceder al fin de los tiempos que el monte de la casa
del Seor se elevar encima de los montes y se alzar encima de las
colinas. Confluirn a l todas las naciones y acudirn pueblos
numerosos166. Hay algo ms visible que una montaa? Mas para los que
estn sentados en un rincn de la tierra hay muchos montes
desconocidos. Quin de vosotros conoce el Olimpo? Ciertamente
ninguno, como tampoco ninguno de los habitantes de aquellas
regiones conoce nuestro monte Chiddaba; estos montes estn situados
en sus regiones, mas no ocurre as con el monte de Isaas, porque
llena toda la faz de la tierra. La piedra desgajada del monte sin
intervencin humana167, no es Jesucristo, descendiente de la raza de
los judos sin intervencin de varn? Y esta piedra, no hiri a todos
los reinos de la tierra, es decir, a todas las dominaciones de los
dolos y de los demonios? Y no creci hasta llenar todo el universo?
As, pues, es de este monte que se dijo: elevado sobre la cumbre de
los montes; es un monte elevado sobre la cumbre de las montaas, y a
l acudirn pueblos numerosos. Quin se pierde y extrava de este
monte? Quin choca y se rompe la cabeza contra l? Quin ignora la
ciudad edificada sobre l? Pero no, no os admiris de que sea
desconocido a los que odian a sus hermanos; odian a la Iglesia, por
eso caminan hasta las tinieblas y no saben para donde van; se
separaron del resto del universo, son ciegos de mal talante. Estas
son las palabras de San Agustn contra los Donatistas, pero la
Iglesia presente se parece tanto a la antigua Iglesia, y los
herejes de nuestros das tanto a los antiguos, que, sin mudar nada
ms que el nombre, los antiguos argumentos combaten a los
calvinistas letra a letra, como hacan a los antiguos Donatistas.
San Jernimo168 interviene en esta escaramuza por otro lado, que os
es tan peligroso como el otro, ya que nos hace ver con claridad que
esta pretendida disipacin, esta retirada y este escondimiento,
destruye la gloria de la cruz de Nuestro Seor. Porque, hablando a
un cismtico reunido a la Iglesia, dice: Algrome contigo y doy
gracias a Jesucristo, mi Dios, de que hayas vuelto de buen nimo del
ardor de la falsedad al gusto y sabor de todos; y no digas como
algunos: Oh, Seor, slvame, porque huy la verdad de entre los
hombres169; estas voces impas frustran la cruz de Jesucristo,
someten el Hijo de Dios al propio diablo, e interpretan como dicha
acerca de todos los hombres la queja que el Seor profiri acerca de
los pecadores170. Pero no creo que Dios haya muerto para nada: fue
atado y despojado el poderoso, se cumpli la palabra del Padre:
Pdeme, y te dar las naciones en tuya, y extender tu dominio hasta
los extremos de la tierra171. Decidme: donde est esa gente tan
religiosa, o mejor, tan profana, que construye ms sinagogas que
iglesias? Cmo sern destruidas las ciudades del diablo y, por fin,
como sern abatidos los dolos en la consumacin de los tiempos? Si
Nuestro Seor no tuvo la Iglesia, o solamente la tuvo en Cerdea,
ciertamente sera demasiado pobre. Si Satans posee a la vez,
Inglaterra, Francia, el Levante, las Indias, las naciones brbaras y
el mundo entero, quedarn los trofeos de la cruz encogidos y
apretujados en un rincn de todo el mundo? Qu dira ese grande
personaje de quienes no solamente niegan que la Iglesia haya sido
general y universal, sino que llegan a decir que solamente
perduraba entre algunas personas desconocidas, sin querer sealar ni
una sola aldehuela donde ella haya estado hasta hace cerca de
ochenta aos? No es esto envilecer los gloriosos trofeos de Nuestro
Seor? El Padre celestial, por la grande humillacin y anonadamiento
que Nuestro Seor sufri en el rbol de la cruz172, haba hecho tan
glorioso Su nombre que toda rodilla deba doblarse para
reverenciarlo, pero stos no valoran de ese modo la cruz y las
acciones del Crucificado, descontndole todas las generaciones de
mil aos. El Padre Le dio en herencia una gran muchedumbre, porque
haba entregado Su vida a la muerte y haba sido confundido con los
facinerosos173 y ladrones; pero stos empobrecen Su herencia y
reducen tanto Su porcin, que slo a duras penas, durante mil aos, l
habr tenido ciertos servidores secretos, si es que alguno. Porque
me dirijo a vosotros, oh antepasados, que llevasteis el nombre de
cristianos y estuvisteis en la verdadera Iglesia: o tenais la
verdadera fe o no la tenais. Si no la tenais, oh miserables, estis
condenados174; pero si la tenais, por qu la negasteis a otros? Por
qu no la dejasteis en memorias? Por qu no os opusisteis a la
impiedad, a la idolatra? O, por ventura, no sabais que Dios nos
haba hecho responsables de nuestro prjimo175? Ciertamente se cree
con el corazn para conseguir la justicia, pero el que quiere
conseguirse la salvacin debe hacer la confesin de su fe176; cmo,
entonces, podais decir: Cre, por eso habl177? Oh, miserables, que
habiendo recibido tan bello talento, lo escondisteis en la tierra!
Si es as, tambin vosotros estis en las tinieblas exteriores178.
Pero si, por el contrario, oh Lutero, oh Calvino!, la verdadera fe
siempre fue anunciada y continuamente predicada por todos nuestros
antepasados, los miserables sois vosotros mismos, pues tenis una fe
contraria y, para tener alguna excusa para vuestras voluntades y
fantasas, acusis a todos los Padres o de impiedad, como si su fe
fuese falsa, o de cobarda, como si no la hubiesen
proclamado.SIGUE:
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NOTAS139 Mt 13, 38ss140 Ex 4, 16141 Ex 11, 12-13; 32 y 33, 26142
1 Sam 19, 18143 1 Sam 12, 31; 28144 2 Cr 15, 3145 Is 1, 6146 Fp 2,
21147 cf. Sl 13, 1148 Jr 7, 4149 1 Tm 3, 15150 Mt 16, 18151 2 Te 2,
3152 Dan 12, 11153 Lc 18, 8154 Dn 7, 25. 12, 11; Ap 11, 2; 12,
14155 Ap 12, 14156 12, 6.14157 Ap 12, 6.14158 Dn 12, 7159 Mt 24,
23160 Sl 88, 38161 Sl 44, 10.14162 Dn 2, 35163 Sl 47, 2-3164 Mt 5,
15165 Mt 5, 14166 Is 2, 2167 Dn 2, 34-35168 Contra Lucifer 14,
15169 Sl 11, 2170 cf. Sl 29, 10171 Sl 2, 8172 Fp 2, 8-9173 Is 53,
12174 Mt 16, 16175 Eclo 17, 22176 Rm 10, 10177 Sl 115, 1178 Mt 25,
25.30
Magisterio de la IglesiaSan Francisco de Sales
CARTA ABIERTA A LOS PROTESTANTESPRIMERA PARTEDEFENSA DE LA
AUTORIDAD DE LA IGLESIACAPTULO IIErrores de los ministros sobre la
naturaleza de la Iglesia6 La Iglesia no puede errar Cuando Absaln
procur crear facciones y causar la divisin contra su buen padre
David, se sent junto a la puerta, en el camino, y a todos los que
pasaban deca: Tus pretensiones me parecen razonables y justas: la
lstima es que no hay persona puesta por el rey para orte. Oh, quin
me constituyese juez de esta tierra, para que viniesen a m todos
los que tienen negocios, y yo les hiciese justicia!179 As solevant
los nimos de los israelitas. Oh, cuntos Absalones se levantaron en
nuestros das, los cuales, para seducir los pueblos y arrancarlos de
la obediencia a la Iglesia y a los pastores, y para instigar los
nimos cristianos a la rebelin y revuelta, gritaron por todas las
avenidas de Alemania y Francia: No hay nadie puesto por Dios pueda
escuchar las dudas sobre la fe y resolverlas; la misma Iglesia, los
magistrados eclesisticos, no tienen el poder de determinar lo que
entra en la fe y lo que se sale de ella. Hay que buscar jueces
distintos de los prelados, pues la Iglesia puede errar en sus
decretos y reglas. Qu proposicin ms daina y temeraria podran hacer
al Cristianismo? Si la Iglesia puede errar, oh Calvino, oh Lutero,
a quin recurrir en mis dificultades? Dicen ellos: a la Escritura.
Pero que podr hacer pobre de m ya que es la propia Escritura la que
me plantea tales dificultades? Mi duda no consiste en si tengo que
creer o no en las Escrituras, pues, quin no sabe que es la palabra
de la verdad? Mi dificultad consiste en comprender estas
Escrituras, sus consecuencias, pues son tantas, tan diversas y
contrarias sobre un mismo asunto, que cada uno toma partido, unos
por unas, otros por otras, y entre ellas solo una es salvfica. Quin
me har conocer la recta de entre tantas malas? Quin me har ver la
verdad autntica en medio de tantas vanidades patentes y
enmascaradas? Cada cual quiere embarcarse en la nave del Espritu
Santo, pero no hay ms que una, y esa sola llegar a buen puerto: las
otras naufragarn. Qu peligrosa eleccin! Todos los pretendidos dueos
proclaman sus ttulos a la misma nave con igual ufana y seguridad, y
as engaan a la mayora. El que dice que nuestro Maestro no nos dej
guas en un camino tan malo y peligroso, afirma que l quiere nuestra
perdicin; el que dice que l nos embarc a la merced de vientos y
mareas, sin darnos un piloto experimentado que sepa interpretar
bien la brjula y la carta martima, dice que el Seor no es
providente; el que dice que este buen Padre nos envi a esta escuela
eclesistica sabiendo que en ella se ensea el error, dice que l
quiso educarnos en el vicio y en la ignorancia. Alguna vez ha odo
alguien hablar de una academia en que todos ensean, pero nadie sea
alumno? As sera la repblica cristiana librada a todos los
particulares. Y si la Iglesia se engaa, quin no errar? Y si cada
cual se engaa o puede engaarse, a quien me dirigir para instruirme?
A Calvino? Y por qu no a Lutero, Brence o Pacimontano? Si la
Iglesia errase, no sabramos a quin recurrir en nuestras
dificultades. Empero, quien considere que el testimonio que Dios
dio de la Iglesia es autntico, comprender que decir que la Iglesia
yerra equivale a decir que Dios yerra, o que es Su gusto y voluntad
que erremos, lo que sera una gran blasfemia, porque dice Nuestro
Seor: Si tu hermano pecare contra ti, dselo a la Iglesia; pero si
ni a la Iglesia oyere, tenlo por gentil y publicano180. Os dais
cuenta de como Nuestro Seor nos remite a la Iglesia en nuestros
diferendos, cualesquier que ellas sean? Cunto ms entonces en el
caso de injurias o diferendos mayores! Si estoy obligado, a partir
de la regla de la correccin fraterna, a recurrir a la Iglesia para
hacer enmendar a un vicioso que me haya ofendido, cunto ms obligado
estar a deferirle uno que dijere que toda la Iglesia es una
Babilonia, adltera, idlatra, mentirosa y perjura! Tanto ms que su
maldad podra infestar toda una regin, siendo tan contagioso el
vicio de la hereja que ir progresando como gangrena181. As, pues,
cuando yo viere a alguien que diga que todos nuestros padres,
abuelos y bisabuelos fueron idlatras, corrompieron el Evangelio y
practicaron cuantas maldades se derivan de la corrupcin de la
religin, me dirigir a la Iglesia, cuyo juicio cada uno debe
aceptar. Pues, si ella puede errar, ya no ser yo, ni siquiera el
hombre, quien alimentar este error en el mundo, sino el propio Dios
ser quien lo autorice y le de crdito, pues l mismo nos dijo que
furamos a este tribunal para or y recibir justicia; entonces, o
bien l no sabe lo que hace o nos quiere engaar, o bien, por el
contrario, es all que se administra la verdadera justicia y las
sentencias son irrevocables. La Iglesia conden a Berengario; quien
quisiera proseguir el debate, yo lo considerar como gentil y
publicano, a fin de obedecer a mi Seor, que no me deja en libertad
a este respecto, antes bien me ordena: Tenlo por gentil y
publicano. Esto mismo ensea San Pablo cuando llama a la Iglesia
columna y fundamento de la verdad182. No quiere esto decir que la
verdad est firmemente sostenida por la Iglesia? En otros lugares,
la verdad solamente se sostiene a intervalos, y con frecuencia cae,
pero en la Iglesia permanece firme, sin vacilaciones, inmutable,
sin vicisitudes; en pocas palabras, estable y perpetua. Responder
que lo que San Pablo quiere decir es que la Escritura fue dada en
custodia a la Iglesia, y nada ms, es valuar demasiado la comparacin
que propone, porque una cosa es sostener la verdad y otra muy
diferente conservar la Escritura. Los judos conservan una parte de
la Escritura, as como tambin muchos herejes, pero no por eso son
columna y fundamento de la verdad. La corteza de la letra no es
verdadera ni falsa, sino segn el sentido que se le d, as ser
verdadera o falsa. La verdad consiste, pues, en el sentido, que es
como la mdula, y consecuentemente, si la Iglesia fuese guardiana de
la verdad, el sentido de las Escrituras le habra sido entregado
para guardarlo, por lo que habra que buscarlo en ella misma y no en
el cerebro de Lutero, o de Calvino, o de cualquier otra persona;
por consiguiente, no puede errar, ya que siempre conserva el
sentido de las Escrituras. Y, de hecho, colocar en este sagrado
depsito la letra sin su sentido sera como poner la bolsa sin el
dinero, la concha sin el caracol, la vaina sin la espada, el frasco
sin el perfume, las hojas sin el fruto, la sombra sin el cuerpo.
Pero decidme: si la Iglesia es la depositaria de las Escrituras,
por qu Lutero las tom y las lleva fuera de ella, y por qu no tomis
de sus manos tambin el libro de los Macabeos, o el Eclesistico y
todo el resto, como la Carta a los Hebreos? Porque ella tambin
protesta haber cuidado tan celosamente unos y otros libros. En
suma, las palabras de San Pablo se resisten a ese sentido que le
quieren dar. l habla de la Iglesia visible; si no, adnde se
dirigira a Timoteo para hablarle? La llama Casa de Dios, por lo que
est bien fundada, bien ordenada, bien cubierta contra toda clase de
tormentas y tempestades de error: Ella es columna y fundamento de
la verdad; en ella permanece la verdad, en ella vive, en ella se
aloja; quien la busque fuera de ella, la perder. Es tan
perfectamente segura y firme, que todas las puertas del infierno,
es decir, todas las fuerzas enemigas, no podran dominarla183. Sera
una plaza tomada por el enemigo si el error pudiese introducirse en
las cosas que son para honra y servicio de nuestro Maestro. Nuestro
Seor es la cabeza de toda la Iglesia184. No tenis vergenza de decir
que el cuerpo de un jefe tan santo es adltero, profano, corrompido?
Y no se diga que se refiere a la Iglesia invisible, porque tal no
existe, como ya he demostrado anteriormente. Nuestro Seor es su
jefe. Dice San Pablo: Lo ha constituido cabeza de toda la
Iglesia185, no de una de las iglesias para dos que vosotros
imaginis, sino de toda la Iglesia. Donde dos o tres se hallan
congregados en Mi nombre, all me hallo yo en medio de ellos186.
Quin se atrever a decir que la asamblea de la Iglesia universal de
todos los tiempos fue abandonada a la merced del error y de la
impiedad? Concluyo, pues, afirmando que, cuando nosotros vemos que
la Iglesia universal crey y cree en algn artculo, sea que lo veamos
expreso en las Escrituras, sea que se deduzca de las mismas, o por
tradicin, no debemos controlar ni discutir, o dudar de l, sino
prestar obediencia y honra a esta celestial Reina que Nuestro Seor
gobierna, y regular nuestra fe a este nivel. Porque, as como habra
sido una impiedad, por parte de los Apstoles, haber contestado a su
Maestro, tambin lo sera contestar a la Iglesia; porque, si el Padre
dijo del Hijo: Ipsum audite187, tambin el Hijo dijo de la Iglesia:
Si quis Ecclesiam non audiverit, sit tibi tamquam ethnicus et
publicanus188.CAPTULO IIILas notas de la Iglesia
1 La Unidad de la Iglesia: la verdadera Iglesia debe ser Una. 1
Tantas son las veces y tantos los lugares en que la Iglesia, tanto
militante como triunfante, y tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento, es llamada casa y familia, que me parecera prdida de
tiempo recordarlas, pues esto es tan comn en las Escrituras que
todos los que las hayan ledo nunca lo dudarn, y los que no leyeron,
apenas lo hagan encontrarn por todos lados esta forma de hablar. Es
de la Iglesia que San Pablo dice a su caro Timoteo: Ut scias
quomodo oporteat te conversari in domo Dei, qu est Ecclesia,
columna et fundamentum veritatis189; es de ella que David dice:
Beati qui habitant in domo tua Domine190; de ella dice el ngel:
Regnabit in domo Jacob in ternum191; y de ella dice Nuestro Seor:
In domo Patris Mei mansiones mult sunt192; Simili est regnum clorum
homini patrifamilias193; y tambin en muchos otros lugares. Ahora,
siendo la Iglesia una casa y una familia, no se puede dudar que su
jefe no sea sino un solo, Jesucristo, siendo por eso llamada Casa
de Dios. Pero este Jefe y padre de familia, al irse a la diestra de
Dios, su Padre, habiendo dejado muchos servidores en su casa, quiso
dejar uno que fuese el servidor en jefe, a quien todos los dems se
refiriesen; por eso dice Nuestro Seor: Quis putas et servus fidelis
et prudens, quem constituit Dominus super familiam suma?194 Y, de
hecho, si no hubiese un gerente en un comercio, pensad como ira el
negocio; y si no hubiese un rey en un reino, un capitn en una nave
y un padre de familia en una familia, eso ya no sera una familia;
pero escuchad a Nuestro Seor: Omnis civitas vel domus divisa contra
se non stabit195. Jams una provincia se podra gobernar a s misma,
principalmente si fuese grande. Os pregunto, oh seores tan
clarividentes, que no queris que en la Iglesia haya un jefe:
podrais presentarme un ejemplo de algn gobierno importante en que
todos los gobiernos particulares no hagan referencia a uno
principal? Dejemos de lado los macedonios, babilonios, judos,
medos, persas, rabes, sirios, franceses, espaoles, ingleses y una
infinidad de los ms importantes, en los cuales la cosa es bien
clara. Pensemos antes en las repblicas; decidme: dnde habis visto
una provincia que se gobierne por s misma? Jams! La mejor parte del
mundo fue otrora de la repblica de los romanos, pero una sola Roma
gobernaba, una sola Atenas, una sola Cartago y as todas las
antiguas, y tambin una sola Venecia, una sola Gnova, una sola
Lucerna, Friburgo y otras. Nunca encontraris el caso de que todas
las partes de una grande y notable provincia se gobernasen a s
mismas: hizo, hace y har falta un solo hombre o un solo organismo
de hombres residentes en un lugar determinado, o una sola ciudad, o
una sola porcin de toda la provincia haya gobernado el resto, si la
provincia era grande. Seores aficionados a historias, estoy cierto
de vuestra respuesta, que no consentiris que alguien me desmienta.
Empero, suponiendo lo que es realmente falso que alguna provincia
en particular se hubiese gobernado a s misma, cmo podra decirse
otro tanto de la Iglesia cristiana, la cual es tan universal que
comprende el mundo entero? Cmo podra ser una si estuviese gobernada
por s misma? Dicho de otro modo, hara falta tener constantemente
reunido el concilio de todos los obispos? Hara falta que todos los
obispos estuviesen siempre ausentes de sus dicesis? Y eso cmo podra
ser? Y, si todos los obispos son iguales, quin los convocara? Qu
esfuerzos habra que hacer para convocar un concilio cada vez que
surgiese alguna duda de fe? Es de todo punto imposible conseguir
que toda la Iglesia y cada parte de ella se gobiernen por s mismas
sin relacionarse entre s. Y visto que he probado suficientemente
que es necesario que una parte se relacione con la otra, os
pregunto con cul de ellas se debe relacionar. O es una provincia, o
una ciudad, o una asamblea, o un particular; si se trata de una
provincia, cul de ellas? No es en Inglaterra, porque cuando ella
era catlica, dnde le encontris ese derecho? Si proponis otra
provincia, dnde estara? Y por qu sa y no otra? Tanto ms que jams
hubo provincia que reivindicase un tal privilegio. Si se trata de
una ciudad, tiene que ser una de las Patriarcales; ahora bien, de
las Patriarcales no hay ms que cinco: Roma, Antioquia, Alejandra,
Constantinopla y Jerusaln. Cul de las cinco? Todas son paganas
excepto Roma. Por consiguiente, si tiene que ser una ciudad, es
Roma; si tiene que ser una asamblea, es la de Roma. Pero no: no es
ni una provincia, ni una ciudad, ni una asamblea homognea y
perpetua, sino un solo hombre, constituido jefe sobre toda la
Iglesia: Fidelis servus et prudens, quem constituit Dominus196.
Concluyamos, pues, que Nuestro Seor, para dejar unida su Iglesia,
al partir de este mundo dej un solo gobernador y vicario general, a
quien todos deben recurrir en cualquier dificultad. 2 Siendo las
cosas as, os digo que este servidor general, este dispensador y
gobernador, jefe de la casa de Nuestro Seor, es San Pedro, el cual
tiene toda la razn para decir: O domine quia ego servus197. Y no
solamente servus, sino ms tambin: quia qui bene prsunt duplici
honore digni sunt198; ni solamente servus tuus, sino ms todava:
filius ancill tu. Cuando se tiene un servidor de categora, ms se
confa en l, y fcilmente se le encomiendan las llaves de la casa; no
me faltan, pues, motivos para presentar a San Pedro diciendo: O
domine, etc., porque l es el siervo bueno y fiel199, a quien, como
servidor de categora, el Maestro confi las llaves: Tibi dabo claves
regni clorum200. San Lucas nos muestra bien que San Pedro es este
servidor, porque, despus de haber relatado la advertencia de
Nuestro Seor a sus discpulos: beati servi quos cum venerit Dominus
invenerit vigilantes; amen dico vobis, quod prcinget se, et faciet
illos discumbere, et transiens ministrabit illis, slo San Pedro
interrog a Nuestro Seor: Ad nos dicis hanc parabolam an ad omnes?
Nuestro Seor, respondiendo a Pedro, no dice qui putas, erunt
fideles, como haba dicho beati servi, sino tan slo: Quis putas est
dispensator fidelis et prudens, quem constituit Dominus super
familiam suam ut det illis in tempore tritici mensuram201? Y, de
hecho, Teofilacto dice que San Pedro hizo esta pregunta como quien
tena el primer cargo en la Iglesia, y San Ambrosio202 dice que la
primera palabra beati se entiende referida a todos, mas las
segundas quis putas se refieren a los obispos, y ms especficamente
al primero de ellos. Nuestro Seor, entonces, responde a San Pedro
como diciendo: Lo que digo en general pertenece a todos, pero de
manera particular a ti, pues quin piensas t que es el siervo bueno
y fiel? Realmente, si queremos indagar con cuidado esta parbola
acerca de quin puede ser el servidor que deba dar trigo, se no es
otro que San Pedro, a quien se encomend el alimentar a los dems:
Pasce oves meas203. Al salir, el dueo de casa sale entrega las
llaves al mayordomo, que no es otro que San Pedro, a quien Nuestro
Seor dice: Tibi dabo claves regni clorum204. Todo se refiere al
gobernador, y los restantes oficiales se apoyan en l en cuanto a la
autoridad, de la misma forma que el edificio en el fundamento. As,
San Pedro es llamado piedra, sobre la cual la Iglesia est fundada:
Tu es Petrus, et super hanc petram205; cephas quiere decir, en
siraco, piedra, lo mismo que selah en hebreo, pero el intrprete
latino dijo Petrus, porque en griego hay petros, que tambin
significa piedra como petra. Y Nuestro Seor, en San Mateo, dice que
el hombre prudente construye su casa y la funda sobre la roca,
super petram206. Por eso, el diablo, padre de la mentira y mono de
Nuestro Seor, quiso hacer cierta imitacin, fundando su desdichada
hereja principalmente en una dicesis de San Pedro, y en una
Rochelle. Adems, Nuestro Seor pide que ese servidor sea prudente y
fiel, y San Pedro tiene ciertamente estas dos cualidades: pues, cmo
podra faltar la prudencia a quien gobierna no por la carne ni por
la sangre, sino por el Padre que est en los cielos207? Y cmo podra
faltarle la fidelidad, si Nuestro Seor dijo: Rogavi pro te ut non
deficeret fides tua208? Hay que creer en esto, ya que exauditus est
pro sua reverentia209, y Nuestro Seor da testimonio probado al
completar: et tu conversus confirma fratres tuos210; esto como si
quisiera decir: He rezado por ti para que tu confirmes a los dems,
ya que por los otros no rec, visto que tienen en ti un refugio
seguro. 3 Concluyamos entonces que fue necesario que Nuestro Seor
Jesucristo, abandonando su Iglesia, en cuanto a su ser corporal y
visible, dejase un lugarteniente y vicario general visible, y ste
es San Pedro, por lo que l poda decir: O domine quia ergo servus
tuus. Me diris: Nuestro Seor no muri y est siempre con su Iglesia;
para qu entonces le adjudicis un vicario? Os respondo que, no
estando muerto, no necesita un sucesor, sino solamente un vicario
que asista verdaderamente a su Iglesia en todo y en todas las
partes con su gracia invisible, no obstante lo cual, con el fin de
no hacer un cuerpo visible sin un jefe invisible, tambin quiso
asistirla en la persona de un vicario visible, por medio del cual,
adems de los favores invisibles, administra perpetuamente su
Iglesia de forma y manera conveniente a la suavidad de su
disposicin. Me diris todava en la Iglesia no hay ms ningn
fundamento a no ser Nuestro Seor: Fundamentum aliud nemo potest
ponere prter id quod positum est quod est Christus Jesus211. Os
concedo que tanto la Iglesia militante como la triunfante estn
fundadas sobre Nuestro Seor como fundamento principal; pero Isaas
predijo que en la Iglesia deba haber dos fundamentos: Ecce ego
ponam in fundamentis Sion lapidem, lapidem probatum, angularem,
prtiosum, in fundamento fundatum212. S bien cmo un gran personaje
lo explica, pero me parece que este pasaje de Isaas debe
interpretarse sin salir del captulo decimosexto de San Mateo, en el
Evangelio de hoy. Isaas213 se quejaba de los judos y de sus
sacerdotes, en la persona de Nuestro Seor, porque ellos no queran
creer: Manda remanda exspecta y lo que se sigue, a lo que aade id
circo hc dicit Dominus; por ende, el Seor dijo: Ecce ego mittam in
fundamentis Sion lapidem. Dice in fundamentis porque tambin los
otros Apstoles eran fundamento de la Iglesia: Et murus civitatis
dice el Apocalipsis214 habens fundamenta duodecim et in ipsis
duodecim, nomina duodecim apostolorum agni; y en otro lugar dice:
Fundatis super fundamenta prophetarum et apostolorum ipso summo
lapide angulari Christo Jesu215; y el Salmista: Fundamenta ejus in
montibus sanctis216. Pero entre todos, hay uno que, por sus
excelencias y superioridad, es llamado piedra y fundamento, aquel
de quien Nuestro Seor dijo: Tu es Petrus, id est, Lapis. Lapidem
probatum. Escuchad a San Mateo217; dice que Nuestro Seor colocar
una piedra probada. Qu prueba queris ms que esta: quem dicunt
homines esse Filium hominis? Pregunta difcil, a la cual San Pedro,
explicando el secreto y arduo misterio de la comunicacin de
idiomas, responde tan pertinentemente, que concluye y prueba que
verdaderamente l es la piedra, diciendo: Tu es Christus, Filius Dei
vivi. Isaas prosigue y dice: lapidem prtiosum. Oye la estima que
Nuestro Seor tiene por San Pedro: Beatus es, Simon Bar Jona.
Angularem.. Nuestro Seor no dice que fundamentar solamente una
muralla de la Iglesia, sino toda la Iglesia: Ecclesiam Meam. Es,
pues, angular in fundamento fundatum, fundada sobre el fundamento;
ser fundamento, mas no el primero, porque ya habr otro fundamento:
Ipso summo lapide angulare Christo218. He aqu entonces como Isaas
explica a San Mateo, y San Mateo a Isaas. No acabara nunca si
quisiera decir todo lo que me viene a la mente a este
propsito.SIGUE:
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Contenido del sitio
NOTAS179 2 Sam 15, 3-4180 Mt 18, 15-17181 2 Tm 2, 17182 1 Te 3,
15183 Mt 16, 18184 Ef 1, 22; 5, 23185 Ef 1, 22186 Mt 18, 20187 Mt
17, 5188 Mt 18, 17189 1 Tm 3, 15190 Sl 83, 5191 Lc 1, 32192 Jn 14,
2193 Mt 20, 1194 Mt 24, 45195 Mt 12, 25196 Mt 24, 45197 Sl 115,
7198 1 Tm 5, 17199 Mt 25, 21-23200 Mt 16, 19201 Lc 12, 37-42202
Libro 7 131 sobre San Lucas203 Jn 21, 17204 Mt 16, 19205 Mt 16,
18206 Mt 7, 24207 Mt 16, 17208 Lc 22, 23209 He 5, 7210 Lc 22, 23211
1 Co 3, 11212 Is 28, 16213 Is 28, 13214 21, 14215 Ef 2, 20216 Sl
86, 1217 16, 13ss218 Ef 2, 2.20
Magisterio de la IglesiaSan Francisco de Sales
CARTA ABIERTA A LOS PROTESTANTESPRIMERA PARTEDEFENSA DE LA
AUTORIDAD DE LA IGLESIACAPTULO IIILas notas de la Iglesia2 La
Iglesia Catlica est unida en un jefe visible, la protestante no.
Consecuencias. No me extender mucho en este punto. Sabis que todos,
en cuanto catlicos, reconocemos al Papa como Vicario de Nuestro
Seor; la Iglesia Universal lo reconoci ltimamente en Trento cuando
se dirigi a l para que confirmase las resoluciones que ella haba
tomado, y cuando ella recibi a sus delegados como presidentes
ordinarios y legtimos del concilio. Perdera tambin tiempo
demostrando que vosotros no tenis un jefe visible: esto no lo
negis. Tenis un consistorio supremo, como los de Berna, Ginebra,
Zrich y otros, que no dependen de ningn otro. Estis tan lejos de
querer reconocer un jefe universal, que ni siquiera tenis un jefe
provincial. Todos los ministros son iguales entre vosotros y no
tienen ninguna prerrogativa en el consistorio, incluso son
inferiores, en ciencia y en participacin activa, al presidente, que
no es ministro. Y en cuanto a vuestros obispos o vigilantes, no slo
no os habis contentado con rebajarlos al rango de ministros, sino
que los habis hecho inferiores con el fin de no dejar nada en su
lugar. Los ingleses tienen su reina por jefe de su iglesia, contra
la palabra de Dios: tampoco ellos estn tan desesperados que yo sepa
como para querer que