235 Capítulo 10 Posición natural de la cabeza César Augusto Pérez Córdova En los últimos años se ha venido haciendo énfasis en una si- tuación muy especial que se refiere a la toma de la radiogra- fía en una posición adecuada de la cabeza, que algunos auto- res o clínicos la han descrito como la posición natural de la cabeza. Sin embargo, desde mi punto de vista esta posición natural de la cabeza —en la que se toma la radiografía— no siempre coincide con la posición habitual de la cabeza, de acuerdo a su maloclusión. Mucho se ha escrito acerca de que las maloclusiones están acompañadas de una determinada posición de la cabeza. Lo anterior es cierto, como también lo es el hecho de que esa posición de la cabeza en una determinada maloclu- sión es habitual, pero también es natural, es decir, el paciente no puede bajar o levantar su cabeza porque la posición de ésta acompaña la maloclusión, entonces por lo tanto es na- tural que la cabeza tenga esa posición, lo cual la convierte en una posición habitual. Ahora bien, en la intención de obte- ner una buena posición de la cabeza para poder realizar un diagnóstico cefalométrico más preciso, se le pide al paciente que se coloque en el cefalostato en la posición «natural» de la cabeza que se requiere para realizar dicho diagnóstico, es decir, tomarla en una posición que tenga que ver con una «horizontal verdadera» a veces ayudándonos de una ploma- horizontal verdadera» a veces ayudándonos de una ploma- » a veces ayudándonos de una ploma- a veces ayudándonos de una ploma- da (una referencia vertical), es decir, una cadena colocada en la parte anterior del chasis de la radiografía, con el fin de que dicha horizontal sea verdaderamente perpendicular a la «plomada» o referencia vertical. Sin embargo, y esto solo lo pueden visualizar o comprender mejor aquellos que han tomado radiografías de este tipo, colocar y tomar una radio- grafía en esa posición a veces es muy complicado, ya que el paciente se tiene que esforzar, a veces demasiado para man- tener esa posición, aunque sea por unos cuantos segundos. De todos modos, aunque no se pueda tomar una radiografía de este tipo con esas consideraciones, desde mi punto de vista esto no afecta absolutamente nada en el diag- nóstico obtenido con el análisis de Pérez y en gran medida con ningún otro análisis cefalométrico, ya que si el paciente tiene cerrada la boca en su oclusión habitual, los resultados del análisis cefalométrico —es decir, todas las medidas li- étrico —es decir, todas las medidas li- o —es decir, todas las medidas li- neales y angulares— no variarán así se haya tomado en dife- rentes posiciones dicha radiografía. Lo anterior lo podemos observar en las Figuras 10.1, 10.2 y 10.3, en donde la Figura 10.1 muestra la radiografía del paciente C. P. tomada en una posición adecuada de la cabeza. La Figura 10.2 muestra la radiografía del mismo paciente C. P. tomada con la cabeza levantada, y por último la Figura 10.3 muestra la radiografía del mismo paciente C. P. tomada con la cabeza dirigida hacia abajo. Ahora bien, como los aparatos radiográficos tienen fil- tros para tejidos blandos en la parte anterior, para que éstos se puedan ver en una radiografía, entonces se podrá apre- en una radiografía, entonces se podrá apre- ciar que en la Figura 10.1 se puede observar perfectamente todo el perfil blando del paciente, pero esto no sucede así en las Figuras 10.2 y 10.3 porque al salirse del margen del filtro, por ejemplo, en la Figura 10.2, en donde el paciente tiene la cabeza levantada, se aprecia mejor el tejido blando del mentón y no sucede lo mismo con el tejido blando de la nariz y de la frente, porque esta parte de los tejidos blandos se «salió» del margen que abarca el filtro. Lo contrario suce- «salió» del margen que abarca el filtro. Lo contrario suce- salió» del margen que abarca el filtro. Lo contrario suce- » del margen que abarca el filtro. Lo contrario suce- del margen que abarca el filtro. Lo contrario suce- de en la Figura 10.3, en donde la parte del tejido blando que se «sale» del filtro es la que corresponde a los tejidos blandos del mentón. El que no se aprecien los tejidos blandos en una radiografía puede afectar el diagnóstico cefalométrico en los casos que así se requiera. Cabe señalar también que estas tres radiografías fueron tomadas en posiciones excesivamente anormales, solo para ilustrar que los resultados cefalomé- tricos —angulares y lineales— no varían entre ellas, pero esta situación difícilmente podría verse en una radiografía tomada en condiciones normales en donde no existiría tanta inclinación de la cabeza hacia arriba o hacia abajo.