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7/31/2019 Calmaco - Himnos [bilinge]
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BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 33
CALMACO
HIMNOS*, EPIGRAMAS
Y FRAGMENTOS
INTRODUCCIONES, TRADUCCIN Y NOTAS DE
LUIS ALBERTO DE CUENCA Y PRADOY
MXIMO BRIOSO SNCHEZ
EDITORIAL GREDOS
Asesor para la seccin griega: CARLOSGARCAGUAL.
Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de estaobra ha sido
revisada por EMILIO FERNNDEZ-GALIANOARDANAZ.
EDITORIAL GREDOS, S. A.
Snchez Pacheco, 81, Madrid. Espaa, 1980.
Luis Alberto de Cuenca y Prado ha traducido los Himn os y los
Epigramas, y Mximo BriosoSnchez, los Fragmentos.
Depsito Legal: M. 18114-1980.ISBN 84-249-3549-7.
Impreso en Espaa. Printed in Spain.Grficas Cndor, S. A., Snchez
Pacheco, 81, Madrid, 1980.-5166.
* En nuestras ediciones digitales las obras aparecern por
separado [Nota del escaneador]
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Calmaco H i m n o s 1
INTRODUCCIN GENERAL
1. Calmaco de Cirene
Like a Hilliard painting1: es el smil pictrico de Ferguson.
Estara pensando en el Retratode hombre joven del Victoria and
Albert Museum londinense? Cabello ensortijado y miradaperdida, el
joven de Hilliard se apoya indolentemente sobre el tronco de un
rbol. Hojas y calzasblancas, flores, capa y gorguera: todo es uno.
Uno y mltiple en el valo minsculo y perfecto,como la dulce sombra
del bigote o esa postura de Apolo saurctono con que quiso
inmortalizar,praxitelianamente, Nicholas Hilliard a su personaje.
Uno y mltiple, porque los detalles son laatmsfera, y la atmsfera la
melancola2.
As, un triste arlequn de porte aristocrtico puede ser, de algn
modo, el smbolo que presidaesta traduccin castellana de las Obras
de Calmaco, porque el poeta de Cirene es tambin eseclown melanclico
de la pintura, y entre l y el pintor miniaturista isabelino no slo
son las tcnicasparangonables.
Antes de seguir adelante, hay que advertir de un hecho
fundamental: mientras que para un tipomuy extendido de poeta la
literatura no es otra cosa que su propia vida, para Calmaco la
vidano es otra cosa que literatura. As, no importa en absoluto
(como en el caso del Peregrino, en lasSoledades de Gngora) si
existi alguna vez el hermoso Lisanias del Epigrama XXVIII o si
sealude a alguien de la casa real egipcia en un verso o en otro de
losHimnos (como no importa, allen el fondo, la identidad real de
Elisa en la gloga I de Garcilaso, o la paternidad fidedigna de
laEpstola moral a Fabio). Calmaco haba llegado a Alejandra cuando
el conocimiento y el saber sevaloraban por encima de la riqueza.
Ptolemeo I Soter fund la biblioteca del Briquin, y PtolemeoII
Filadelfo, con la inapreciable ayuda de Arsnoe II, su hermana y
esposa, fund a su vez la del
Serapin para duplicados. La Biblioteca de Alejandra no conoci
rival en la Antigedad
3
.
Desde lasfabulosas bibliotecas asirias de Senaquerib y
Asurbanipal (siglo VII a. C.) la historia de la culturano haba
conocido un fenmeno semejante. Filitas de Cos, propuesto por
Calmaco en el prlogo desusAitia como espejo de virtudes literarias,
haba iniciado el camino de la nueva poesa a fines delreinado de
Alejandro. La ruta que conducir a la elega ertica romana estaba
abierta. Calmaco sersu jaln ms inolvidable.
En este ambiente, pues, de culto a los valores intelectuales va
a desarrollarse la personalidadhumana y artstica del poeta de
Cirene. Por ello es lgico que nuestro autor, al redactar sus obras,
nod ms valor personal a la ancdota que el que se desprenda de su
funcionalidad literaria. Losestudiosos comme il faut critican esta
postura, entendiendo que todo distanciamiento engendrafrialdad y
que la irona tiene sus lmites. Los estudiosos, siempre afanados en
ordenar, clasificar y
juzgar segn moldes fijados de antemano, se empean en identificar
lo que a ellos les parecefrvolo y decadente (por su educacin
esttica, discutible en todo caso) con los autoreshelensticos, los
poetas latinos tardos, las letras bizantinas, la pintura manierista
italiana, losNazarenos alemanes y los Prerrafaelistas ingleses, el
Art Nouveau y el Art Dco, algunos de loshechos artsticos, en suma,
por los que puede justificarse, sin demasiado nfasis, una vida.
Losaficionados a la psicologa intentan trasladar a la literatura
conceptos como verdadero, falso,superficial, profundo, etc., y los
adeptos a la moral proyectan en la poesa esquemas debondad y
maldad, de premio y castigo. Calmaco no hizo otra cosa que
literatura a lolargo de toda su produccin, ya literaria, ya
biogrfica. El hecho de que toda su obra no sea ms que
1ApudJ. FERGUSON, The Epigrams of Callimachus, Greece & Rome
XVII (1970), pg. 66.2 ROBERT BURTON publicara en 1621, dos aos
despus de la muerte de HILLIARD, uno de esos libros de
medicina que honran a la literatura: su clebre The Anatomy of
the Melancholy. Dirase tributada al joven lnguido
delminiaturista.
3 Cf. W. W. TARN,Hellenistic Civilisation, 2.a ed., Londres,
1930, pgs. 236-237.
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Calmaco H i m n o s 2
el intento de trabajar un ejercicio, como la palestra, la
natacin o el pugilato unos temas lamode en un momento histrico
determinado, y el hecho de que el autor de ese intento sea
unintelectual en el poder de la poca Ptolemaica, todo esto no es ms
que literatura. Todo arte essiempre un arte por el (dentro del)
arte, como la senda pura de Teeteto en el Epigrama VII.
Una vez aclarado este punto, qu puede sorprendernos si Calmaco,
el poeta y el erudito, odia
en, para y por su concepto de literatura el poema cclico de los
epgonos de Homero, aborreceel camino que arrastra aqu y all a la
muchedumbre, abomina del nio que se entrega sindiscriminacin, y de
la fuente pblica no bebe? (cf. el Epigrama XXVIII). Su poesa,
acombination of polished craft and allusive scholarship 4,lo haba
hecho libre, le haba conferido unpuesto de honor en la sociedad
Ptolemaica, lo haba convertido en sumo sacerdote del culto a
lapalabra escrita.
Y el poeta se encuentra plenamente satisfecho en ese mundo de
lugares comunes en el mejorde los sentidos que l no eligi (nadie
elige, pese a los desafueros del existencialismo), pero quecolma
sus aspiraciones de cronista de una poca (literaria): Contra todos
los males Poesa es elfrmaco apropiado (Epigrama XLVI, verso 4).
Pero no conviene absolutizar. Cada ficha erudita, cada hexmetro,
es un instante, y Calmaco
juega a que ese instante permanezca siempre. He dicho juega, no
como Fausto, que lo que hace esenfatizar en su verweile dock, du
bist so schn. Est, adems, la peculiar idiosincrasia del
poeta:Calmaco, como los filsofos de la escuela Cirenaica, y a pesar
de su racionalismo, no se afligecon sutilezas de raciocinio5;su
principal problema se centra en la bsqueda de la felicidad
terrena,sin residuo alguno de metafsica. As, pues, el temperamento
de su autor ayuda tambin a fijar laabsoluta coyunturalidad al cabo,
eternade la obra calimaquea. Una coleccin de impresionesfugaces, en
prosa o en metro, no es, evidentemente, una declaracin de
principios. Si el poeta deCirene conoce que todo, todo es escayola,
ello no le produce el ms mnimo malestar: su nihilismono es
catequizante, ni ortodoxo, ni adusto. Si hubiese sido un tipo de
viento, habra sido la rfagasubitnea y anrquica. Es el ments y el
vuelo alegre de Horacio o de Franois Villon. Y en esecarpe diem que
las igualitarias pantomimas del otoo medieval han convertido en
nihil (en el fondoes un tema con dos vertientes que se explican
mutuamente), los hors la loi de la crtica tradicionalsiguen
manipulando el lenguaje y jugando con l como intentando
demostrarnos a todos que laliteratura ha sido posible.
Supongamos un goliardo en la corte, no en la taberna. En un
laboratorio, no en los caminoseuropeos. Son las mismas secuencias
de pensamiento; lo que vara es el signo social. SloProvenza, con la
dinasta de los grandes trovadores, con Guillermo de Aquitania y
Bertrn de Born,crear un haz de sntomas estrictamente paralelos a
los del ale jandrinismo de Calmaco6. Si ellibertino y jovial Duque
de Aquitania es capaz de aislar su aparato retrico de un
motivodeterminado y de expresar en ocho coblas singulars su muy
particular nihilismo (literario) avant lalettre, es porque la poesa
ha avanzado ya un largo trecho desde Homero; porque detrs estn
los
preciosistas romanos del Bajo Imperio (la osada innumerable de
un Optaciano Porfirio, porejemplo), y, detrs de stos, los poetas
helensticos. Entre ellos, Calmaco de Cirene7.
4Apud J. FERGUSON, The Heritage of Hellenism, Londres, 1973, pg.
115.5ApudALFONSO REYES,La filosofa helenstica, 2.a ed., Mxico,
1965, pg. 82.6 Una retrica capaz de plasmarse en un poema tan
calimaqueo como aquel vers de GUILLERMO DE AQUITANIAque comienza:
Farai un vers de dreyt nien... (cf. GUILLERMO DE AQUITANIA y JAUFR
RUDEL, Cancionescompletas, edicin bilinge a cargo de Luis ALBERTO
DE CUENCA y MIGUEL NGEL ELVIRA, Madrid, 1978,pgs. 38-41).7 En
prensa ya este libro, recibo un amplio estudio de CLAUDE MEILLIER
titulado Callimaque et son temps.
Recherches sur la carrire et la condition d'un crivain l'poque
des premiers Lagides, Lille, 1979, que puede tenerinters para
desentraar la significacin del hecho literario y del hecho
literario calimaqueo en particular en laAlejandra de los
Ptolemeos.
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Calmaco H i m n o s 3
2.La vida
Calmaco naci en Cirene (Libia) antes del ao 300 a. C.,
probablemente hacia 310. La fuenteprincipal que poseemos para la
reconstruccin de su biografa es el artculo del lxico bizantino
Suda. Su padre se llamaba Bato (cf. su epitafio en el Epigrama
XXI), que es tambin el nombre delfundador de Cirene, antepasado del
poeta segn Estrabn XVII 837. En el Epigrama XXI nos diceque su
abuelo, otro Calmaco, conquist fama como estratego del ejrcito de
su ciudad natal. Sumadre se llamaba Mesatma (o Megatima). Su esposa
era siciliana, la hija de un tal ufrates deSiracusa. El hijo de su
hermana Megatima, llamado Calmaco el Joven, escribi un poema
pico:Sobre las islas. Hasta aqu las referencias familiares.
Entre 290 y 285, Calmaco march a Alejandra donde, sbitamente
empobrecido, se ganaba lavida como profesor de gramtica en el
suburbio de Eleusis. Segn las Vitae Arati, estuvo en Atenascomo
discpulo de Praxfanes, el filsofo peripattico, y como compaero de
Arato de Solos, elautor de los Phaenomena; no hay nada seguro de
esta estancia ateniense del poeta; luego veremos,adems, cmo
Praxfanes sera uno de sus rivales literarios. La Suda hace tambin a
Calmaco
pupilo del gramtico Hermcrates de Yaso, toda una autoridad en
materia de acentos, pero no diceen qu perodo de su vida.
Ptolemeo II Filadelfo termin por fijarse en el joven maestro de
Cirene y le encarg la tarea dellevar a cabo un catlogo completo de
los fondos bibliogrficos acumulados en la Biblioteca deAlejandra, a
fin de hacerla manejable. Ese catlogo constituira los ciento veinte
libros de losPinaces, una ordenacin exhaustiva de
la Biblioteca siguiendo los diversos gneros pica, lrica,
dramtica, oratoria..., con losnombres de los autores en orden
alfabtico, as como los ttulos de sus obras, que, como no
siempreeran seguros, obligaron a Calmaco a consignar las palabras
iniciales y el nmero de lneas de cadaobra. Cada autor, adems, iba
precedido por una biografa del mismo, en la que la mayora de
lasveces se abordaban tambin problemas de ndole erudita o de
exgesis literaria.
Parece seguro que Calmaco nunca ejerci el cargo de director de
la Biblioteca, pese a lanumerosa discusin que ha suscitado el tema.
A Zendoto le sucedi parece Apolonia deRodas, discpulo del de Cirene
y principal adversario suyo en cuestiones estticas.
Su vida se prolong hasta el reinado de Ptolemeo III Evrgetes.
Tanto el Epigrama LI como elepilioLa Cabellera de Berenice
(traducido fielmente por Catulo [LXVI] al latn) rinden homenaje ala
esposa de Evrgetes y deben fecharse hacia 246-245 a. C. La fecha de
su muerte generalmenteadmitida (240) podra no alejarse gran cosa de
la realidad.
3.La obra
La Suda se refiere a la abrumadora cifra de ochocientos volmenes
compuestos por Calmaco.Aunque ese nmero parece exagerado, la obra
del poeta-bibliotecario debi ser considerable.Como erudito, redact
numerosos trabajos en prosa, que citar a continuacin. Ninguno de
ellos
ha llegado hasta hoy.Sobre los certmenes quiz se relacionara con
los Pinaces. Profundizaciones parciales sobre
autores del catlogo fueron sin duda la Tabla de las glosas y
composiciones de Demcrito y laTabla y registro de poetas dramticos
ordenados cronolgicamente desde los tiempos msantiguos, que
Aristteles utiliz ya en susDidascalias.
Unas Costumbres de los pueblos extranjeros ostentan el mismo
ttulo que una obra de Helnicode Mitilene, ms de un siglo
anterior.
Diversas denominaciones tnicas reuna los nombres de unos mismos
objetos en distintas
regiones. Son el primer ejemplo que conocemos de un lxico por
grupos de cosas. Partes de estaobra seran, probablemente, Sobre el
cambio de nombres de los peces, Nombre de los meses enpueblos y
ciudades, Sobre los vientos y Sobre las aves.
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Calmaco H i m n o s 4
De tema geogrfico sera Sobre los ros del mundo, mientras que
Fundaciones de islas yciudades y sus cambios de nombres tendra un
contenido histrico y lexicogrfico.
Como coleccionista de lo maravilloso, compuso unas Rarezas de
todo el inundo reunidas segnlos lugares. Con esta obra fund Calmaco
la paradoxografa, de tanta importancia en el panoramacultural de la
Antigedad y del Medievo, hasta que los viajes ultramarinos de
espaoles e ingleses
hicieron ms pequea la tierra y las distancias menos misteriosas
y mgicas. Antgono de Caristo(finales del siglo III a. C.) imit
lasRarezas en suLibro de las maravillas.
De carcter mitolgico sera su tratado Sobre las ninfas, y su Per
logdwn, de ttulo tanambiguo, sera una especie de miscelnea.
Contra Praxfanes se inscribe entre los opsculos de polmica
literaria. Praxfanes, filsofoperipattico y presunto maestro de
Calmaco, escribi Sobre poetas y Sobre poemas siguiendo
lasdirectrices aristotlicas, y el de Cirene combatira esos escritos
en nombre de un concepto nuevo depoesa.
Museo y Recuerdos histricos son, sin duda, colecciones
anticuarias y eruditas. El sofistaAlcidamante redact otro Museo en
la primera mitad del siglo IV a. C. Recuerdos histricos estambin el
ttulo de una miscelnea en prosa de Euforin de Calcis, el ms oscuro,
junto a Licofrn,
de los fillogos-poetas del mundo helenstico8.Como poeta, Calmaco
es autor, en primer lugar, de unos Himnos y de unos Epigramas, las
dos
nicas obras que nos han llegado a travs de la tradicin
manuscrita. En lo que atae a aqullos, fuedecisivo el que un annimo
colector los reuniese en un corpusjunto a losHimnos homricos, los
deOrfeo, los Argonautica rficos y los Himnos de Proclo. Conservamos
en su integridad las seiscomposiciones que formaron el libro
calimaqueo de losHimnos.
Nunca sabremos si Calmaco agrup en libro sus Epigramas.
LaAntologa Palatina ofrece unaseleccin de los mismos a travs de
Meleagro, primero, y de Constantino Cfalas, ms tarde.Cuando Mximo
Planudes recopil, en 1299, su Antologa, incluy en ella veintids
epigramasgenuinos de Calmaco presentes ya en la Palatina. Las
piezas contenidas en el florilegio dePlanudes preceden en nuestras
ediciones9 a aquellas que se incorporaron procedentes de
laredescubiertaAntologa Palatina, lo que ha producido un notable
caos en la ordenacin temtica delos Epigramas calimaqueos.
Hemos perdido la obra ms importante, sin lugar a dudas, de
Calmaco como poeta, los Aitia uOrgenes, pero los hallazgos
papirceos han desvelado no poco su contenido. Constaba de
cuatrolibros, y su ttulo,Aitia, se explica porque trata de las
motivaciones (atia) de fiestas, costumbres,fundaciones y
denominaciones. En el prlogo, la clebre Respuesta a los Telquines,
el poetapolemiza con sus adversarios, que defendan el Gran Poema de
inspiracin homrica frente alPoema Breve, y muy cuidado formalmente,
que caracterizara a la escuela potica alejandrina. LaCabellera de
Berenice probablemente estaba inserta en el libro cuarto de
losAitia, lo que situara laredaccin final de stos en los ltimos aos
de vida de Calmaco, no antes de 246-245 a. C.
Los Yambos, libro compuesto de trece poemas, representan un
claro precedente de la saturaromana arcaica.La obra en verso de
Calmaco fue objeto, ya en la Antigedad, de numerosos
comentarios.
Conservamos unos inapreciables resmenes o digseis de partes del
primer libro de los Aitia (enversin amplia), y de los dos ltimos
libros de esta obra, de los Yambos, de los poemas lricos, de la
Hcale y de los dos primeros Himnos (en versin extractada de la
ms amplia). En la edicin quesirvi de base para la redaccin de estas
digseis seguan a los Yambos cuatro relatos lricos: unaExhortacin a
muchachos hermosos; una Pnniquis, en la que eran invocados los
Dioscuros yHelena; la Divinizacin de Arsnoe, un lamento sobre la
repentina muerte de la reina Arsnoe,hermana y esposa de Filadelfo
muerta en 270 a. C.; y el Branco, dirigido al amado homnimo de
8 LUIS ALBERTO DE CUENCA, Euforin de Calcis, Madrid, 1976, pgs.
122-128, yMuseo, Barcelona, 1978, pgs.63-68.9 A excepcin de las
llevadas a cabo por GOW-PAGE en susHellenistic Epigrams, Cambridge,
1965, I, pgs. 57-74, ypor L. A. DE CUENCA en la revista Estudios
Clsicos, vols. XVIII-XX, Madrid, 1974-1976.
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Calmaco H i m n o s 5
Apolo, antepasado de los Brnquidas de Ddima, orculo al sur de
Mileto.El epilioHcale fue de gran significacin programtica para la
poesa alejandrina y su influencia
posterior. En Roma, la Lo de Licinio Calvo y la Esmirna de
Helvio Cinna, las Bodas de Tetis yPeleo de Catulo y la Ciris de
laAppendix Vergiliana dependen de laHcale calimaquea, redactadaen
hexmetros.
La Victoria de Sosibio era un epinicio compuesto en versos
elegacos.El poemaIbis, del que muy poco sabemos, a pesar delIbis de
Ovidio, era, con toda probabilidad,
una invectiva. Calmaco insultaba a un enemigo que, segn noticias
antiguas, sera Apolonio deRodas, partidario, como aquellos
Telquines de los que sin duda formaba parte, del largo poemacclico
frente al poema corto, preciosista y erudito, fiel reflejo del
nuevo mundo cultural y estticoque Alejandra representaba.
En cuanto al Grafeon (Archivo?), otro poema elegaco, y a su
presunto contenido centrado entemas de historia literaria, no
podemos afirmar nada a ciencia cierta.
Galatea deba tratar de las Nereidas, mientras que el Poema a las
bodas de Arsnoe permaneceen la ms absoluta oscuridad.
Pudo ser un ttulo calimaqueo, a partir de un fragmento de dudosa
adscripcin, una Elega a
Magas y Berenice. Magas, rey de Cirene, era hijo de Berenice I,
la esposa de Ptolemeo I Soter, ypadre de Berenice II, la esposa de
Ptolemeo III Evrgetes e inspiradora deLa cabellera de Berenice.
La Suda habla tambin, por ltimo, de tragedias, comedias y dramas
satricos compuestos porCalmaco de Cirene.
4. Valoracin e influencia posterior10
Calmaco, probable cabeza de una corriente artstica de su tiempo,
fue sin duda modeloreconocido de la poesa griega y latina
posterior. Y ello tanto en calidad de poeta como en cuantoterico,
de obligada referencia en cualquier planteamiento programtico.
Si el hallazgo de papiros de la obra de un autor y las citas de
esa misma obra en autores de laantigedad es un buen sntoma (incluso
cuantificable) de su valoracin positiva y su influencia, enel caso
de Calmaco los unos y las otras demuestran el alto inters que hubo
durante muchos siglospor este autor alejandrino.
Entre sus mismos contemporneos Calmaco dej una profunda huella,
siendo Apolonio deRodas seguramente (si hacemos caso de una tesis
muy extendida), incluso de modosuperficialmente paradjico, uno de
sus ms constantes mulos. Su presencia es constatable enAntpatro de
Sidn, en Euforin, en Nonno y su discutida escuela, en prosistas
como Aristneto,etc. Hasta el siglo mi' Calmaco tiene peso decisivo
en la literatura en lengua griega, a pesar de losintensos cambios
histricos que presionan sobre ella.
En Roma11
una infinidad de poetas manifiestan la influencia de Calmaco.
Propercio se califica as mismo de Calmaco romano12.Ennio, Catulo,
Tibulo, Estacio, entre otros, y sobre todo Ovidio,lo tienen
presente entre sus fuentes inspiradoras, siendo innegable su
influjo (aunque menor) enHoracio y Virgilio.
Los Yambos de Calmaco repercuten en la fbula posterior, en
Babrio por ejemplo. Y es muyposible que sean uno de los
antecedentes de la satura romana13.Hcale, tal como ocurre con
lasobras de Euforin o Nonno, ejerce una poderosa atraccin sobre
Licinio Calvo, Cinna y Ovidio; es
10 Sobre el tema, vase un detallado compendio en HERTER,
Realencyclopdie, Suppl. XIII, pgs. 258 sigs., conbibliografa.11 .
Cf. W. WIMMEL, Kallimachos in Rom, as como otros ttulos que damos
en la Bibliografa (C).12 Vase, por ejemplo, J. P. SULLIVAN,
Propertius. A Critical Introduction, Cambridge, 1976, sobre todo
pgs. 111 ysigs.13 As PUELMA-PIWONKA, Lucilius und Kallimachos; L.
DEUBNER, Die Saturae des Ennius und die Jamben desKallimachos,
Rhein. Mus. XCVI (1953), 289-292, etc.
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Calmaco H i m n o s 6
comentada por el gramtico Salustio y su texto fue ampliamente
absorbido por los diccionariosmedievales14. Todava en el siglo XII
el bizantino Miguel Acominato aparece como un devotoconocedor de
esta obra.
La fecha del 1205, con la cada de Atenas en las postrimeras de
la Cuarta Cruzada, debe tomarsecomo el lmite de la supervivencia de
la produccin completa de Calmaco, puesto que a partir de
entonces sern solamente los Himnos y los Epigramas los que, por
su transmisin autnoma, lorepresentarn en la cultura mundial, al
menos a un nivel relativamente amplio.
En Occidente, es a fines del siglo XV A. Poliziano el primero en
atraer la atencin de loscrculos ms refinados hacia Calmaco: traduce
el Bao de Palas, recoge fragmentos de Hcale eincluso es probable
que estudiase otros de losAitia. Otros humanistas y eruditos que
descuellan eneste terreno sern Dorat, Escaligero, Bentley, etc.
Ronsard imita losHimnos. Macaulay es un lectorasiduo de Calmaco.
Pero en la segunda mitad del siglo XVIII la tesis de Winckelmann de
que elpostclasicismo griego no era sino un arte decadente se impuso
de un modo tan decisivo que losmedios cultos europeos arrinconaron
a autores como Calmaco, y se ha de esperar hasta casi finesdel
siglo siguiente para que el romanticismo, ya en declive, redescubra
y valore la poesaalejandrina15.
Calmaco no estuvo en modo alguno ausente de la Pennsula. El
portugus Aquiles Staciotraduce al latn un par de himnos en 1549. En
el siglo xvi tambin el humanista LorenzoPalmireno16 parece haber
explicado en sus clases losHimnos. F. de Vergara acepta a Calmaco
entrelos poetas que deben leerse segn su mtodo pedaggico, y algo
semejante sabemos sobre P. SimnAbril17.Todava en el siglo XVIII se
utiliza a Calmaco igualmente en la enseanza del griego enEspaa, y
es a fines de este siglo (1796) cuando Jos Antonio Conde lleva a
cabo su traduccin delosHimnos, la nica castellana cuando la cita
Menndez y Pelayo18,que se conserva manuscritaen la Biblioteca
Nacional.
De hecho, y a pesar de que an podramos haber reunido otros
datos, la presencia de Calmacoen el Occidente moderno es
relativamente precaria y casi nula en el perodo cronolgico ya
citado.Calmaco no es un autor de mayoras, sin duda, y, por otro
lado, muchos de sus mejores momentoseran fcilmente accesibles a
travs, por ejemplo, de los poetas latinos. Pinsese, por citar un
caso,en el tpico de la escritura ertica en la corteza de los rboles
en Acontio y Cidipa (fr. 73), quereaparece en Ariosto y
Shakespeare, pero que est tambin en Virgilio, Ovidio y Propercio.
Obrascomo las de E. R. Curtius19, G. Highet 20 o el volumen de
Pfeiffer que corresponde a pocareciente21,que sumadas nos ofrecen
lo mejor de la influencia clsica sobre la literatura y la
culturamodernas, apenas mencionan a Calmaco. Que en nuestros das el
alemn Wiesinger-Maggi hayareelaborado el tema de Hcale (1953)22 o
que, curiosamente en el mismo ao, A. Theros(seudnimo del politico
S. Theodoropoulos) haya publicado una parfrasis en griego actual de
lamisma obra23,no dejan de ser excepciones notables.
An ms precaria es esta presencia de manera concreta en la Espaa
de nuestra poca. Bastara
con decir que no existe ni una sola edicin completa ni traduccin
semejante en castellano ni enninguna otra lengua del pas, y que
seguramente la traduccin que en conjunto ms textos abarcasea la de
Mara Elena del Ro y Mara Teresa Forero de Asman en la Biblioteca de
Iniciacin al
14 Vase una larga lista de imitaciones y rememoraciones en la
edicin de I. KAPP, pgs. 45.15 Cf. R. PFEIHER, The Future of Studies
in the Field of Hellenistic Poetry,Journ. Heil. Stud. LXXV (1955),
69-73.16 Cf. J. LPEZ RUEDA,Helenistas espaoles del siglo XVI,
Madrid, 1973, pgs. 129 y 361.17 LPEZ RUEDA, obra citada, pgs. 241,
248 y 253.18Biblioteca de traductores espaoles, Edicin Nacional, I,
Santander, 1952, pg. 359. El texto completo de estatraduccin es hoy
accesible fcilmente gracias a su reproduccin por C. HERNANDO en su
obra Helenismo e
Ilustracin (el griego en el siglo XVIII espaol), Madrid, 1975,
pgs. 357 y sigs.19Literatura europea y Edad Media latina (trad.
cast.), Mxico, 1955.20The Classical Tradition. Greek and Roman
Influences on Western Literature, Oxford, 1949.21History of
Classical Scholarship. From 1300 to 1850, Oxford, 1976.22 En su
Theseus der Jngling.23 Cf. F. M. PONTANI, In margine alla fortuna
dell'cale, Giorn. It. Filol., N. S., III (1972), 85-95.
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Humanismo de la editorial Aguilar (1972), que, ms bien para su
propio descrdito, incluye laversin de unos pocos fragmentos.
Solamente los Epigramas han sido ms afortunados y esto enfechas muy
prximas: hoy contamos con las excelentes traducciones de L. A. de
Cuenca (en suedicin) y de M. Fernndez-Galiano en el tomo I de la
Antologa Palatina de esta misma coleccin.De losHimnos existe en
cataln una versin de P. Villalba (Barcelona, 1972), y de dos de
ellos (V y
VI), una castellana de M. Benavente (Universidad de Granada,
1975).En el campo de los estudios filolgicos no estamos en mejor
situacin. Los nicos trabajos
dignos de ser citados hasta ahora son algn breve artculo del
mismo M. Fernndez-Galiano y de L.F. Guilln, una tesis de C. Ipins
Llorca y un muy recienteLxico de losHimnos por E. Fernndez-Galiano,
de todos los cuales el lector hallar cita detallada en la parte
bibliogrfica.
5. Transmisin
Parece que hasta el siglo vi al menos Calmaco era un autor bien
conocido y, segn hemosadelantado ya, hasta los primeros aos del
siglo XIII su obra se conserv completa.
Tambin hemos adelantado que Himnos y Epigramas sobrevivieron
gracias a su propia eindependiente transmisin. Los primeros fueron
coleccionados por un editor annimo bizantino
junto con otros del mismo gnero (los llamados Homricos y
Orficos, etc.), probablementealgo despus del siglo X, y nos han
llegado con una transmisin manuscrita cmoda y simple hastala edicin
princeps de J. Lscaris (hacia 1496). Los Epigramas nos son
conocidos en su inmensamayora a travs de la Antologa Palatina,
excepto dos, que conocemos por citas de Ateneo yEstrabn. En las
ediciones modernas han recibido ordenaciones diferentes, por
ejemplo porsubgneros temticos.
Del inters por las obras que hoy leemos fragmentariamente hemos
hablado ya. De loscomentarios que los eruditos antiguos les
dedicaron nos han llegado como restos unas digseis oresmenes, que
en bastantes casos facilitan y completan nuestro conocimiento de
estas obras.
De los fragmentos hay dos clases de fuentes. En primer lugar las
citas en obras antiguas, ya seade eruditos, ya sea de lxicos, etc.
En segundo lugar los papiros, cuyo nmero no ha cesado deaumentar en
los ltimos aos, hasta el punto de que en muchos aspectos la edicin
de Pfeiffer haquedado rpidamente envejecida.
En lo tocante al captulo de las ediciones de Calmaco hay que
distinguir entre una ciertaabundancia de las dedicadas a los Himnos
y Epigramas, y una mayor escasez de aquellas que hantratado de
abarcar la obra completa del autor. Los Epigramas, sobre todo, se
han visto agraciadospor las circunstancias de su transmisin, de
modo que puede hallrselos en todas las ediciones de la
Antologa Palatina.A fines del siglo XVII Bentley recopil un
nmero asombrosamente elevado de fragmentos
(417), duplicando casi la cifra de los recogidos por Th.
Stanley. La edicin de Bentley impuso unaordenacin de los textos que
ha pesado y sido respetada hasta fechas muy recientes, en
detrimentosin duda de un orden hoy ms aceptable. O. Schneider, en
la segunda mitad del siglo XIX, saca ya ala luz la que puede
considerarse la primera edicin moderna y que es tan monumental por
suextensin como por sus aciertos (desgraciadamente tambin por sus
errores). Puede citarse por suimportancia la posterior, pero ms
parcial, de U. von Wilamowitz, y como decisiva para losestudios
calimaqueos, a mediados ya de nuestro siglo, la de R. Pfeiffer.
Adems de las citadas ediciones, y entre aquellas que el lector
actual puede manejar, debencitarse las siguientes: la de E. Cahen,
con versin francesa y muy escasamente til hoy en losapartados
correspondientes a los fragmentos; la de A. W. Mair (Himnos y
Epigramas slo), contraduccin inglesa; la de Howald y Staiger, con
traduccin alemana y no muy completa en la parte
fragmentaria; la de los fragmentos y con traduccin inglesa a
cargo de C. A. Trypanis, en muchosaspectos mucho ms modernizada que
la propia de Pfeiffer gracias a su posterior aparicin; y otrasde
carcter an ms parcial como la an excelente a pesar de su fecha de
la Hcale de I. Kapp, las
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Calmaco H i m n o s 8
de los Yambos de Gallavotti y de Dawson, as como las delHimno a
Artemis de F. Bornmann, delHimno a Apolo de F. Williams y delHimno
a Zeus de G. R. McLennan.
De los Epigramas solamente habra que citar muchas y buenas
ediciones de la AntologaPalatina (las de Paton, Waltz y
colaboradores, Beckby, etc.), a ms de la ejemplar, aunque dembito
ms restringido, de Gow y Page. Por otra parte, hemos mencionado ya,
y de ella queda
tambin constancia en la Bibliografa, la edicin debida al joven
fillogo espaol L. A. de Cuenca.Aunque ya hemos recogido bastantes
referencias a las traducciones de Calmaco y sera
superfluo abrir un nuevo apartado con este ttulo, s puede ser
necesario citar algunas otras o aadiralguna nota complementaria
sobre las ya aducidas.
El lector actual tiene a su alcance un nmero suficiente de
versiones de Calmaco en diversaslenguas de cultura. No obstante, la
fluctuante situacin de los fragmentos y las dificultades
queconllevan han hecho que sea ste el terreno en que las
posibilidades de eleccin son muchomenores. Seguramente sean las
traducciones que se incluyen en las ediciones de HowaldStaiger
yTrypanis las ms completas a este respecto, y esto aun a pesar de
sus limitaciones.
Por otro lado, no querramos dejar de mencionar aqu, porque para
el lector de lengua castellanason importantes, la traducciones de
pasajes sueltos que pueden leerse en la versin del libro de A.
Krte y P. HndelLa poesa helenstica, especialmente a cargo de C.
Miralles.
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BIBLIOGRAFA
Este catlogo, dadas las caractersticas de la presente coleccin,
ser necesariamente muy brevey selectivo. De ah que ni siquiera
aparezcan muchos ttulos que el lector podr encontrar citados enlas
notas y que, en general, se darn de modo abreviado. Bibliografas
mucho ms extensas sehallan, por ejemplo, en obras como la colectiva
Kallimachos (editada por Skiadas), en el tomo I del
Lxico de los Himnos de E. Fernndez-Galiano, o, para un caso como
el de los Yambos, en lamonografa de Clayman, y, en ltimo extremo,
si la necesidad de informacin fuese mayor, en losvolmenes deL'Anne
Philologique.
Esencialmente nos reducimos a dar la referencia de trabajos de
valor excepcional y quenormalmente no se restringen a cuestiones de
detalle, as como a los de fecha relativamente
reciente. Hemos de aadir que otro criterio importante para la
seleccin ha sido el carcter de mayoraccesibilidad de muchas de las
obras citadas. En los casos en que una misma monografa trata a
lavez, por ejemplo, de Himnos y Epigramas, de Himnos y fragmentos,
etc., hacemos una nicareferencia bibliogrfica.
A. Ttulos de inters general:
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Calmaco H i m n o s 11
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enMiscellanea... A. Rostagni, pginas 249-256.
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Calmaco H i m n o s 13
HIMNOS
INTRODUCCIN
Seis composiciones comprende el libro de los Himnos calimaqueo,
nico que ha llegado deentre toda la obra del poeta en su integridad
hasta nosotros. Se titulan: A Zeus, A Apolo, A
Artemis, A Delos, Al bao de Palas y A Demter. Estn escritas en
hexmetros, a excepcin delBao, que lo est en versos elegacos. Los
cuatro primerosHimnos utilizan el dialecto pico-jnico,mientras que
el quinto y el sexto se sirven de un dialecto drico literario muy
semejante al de
Tecrito.Como formas literarias, los Himnos de Calmaco dependen
de los Himnos Homricos1. Esta
dependencia puede constatarse en los aspectos ms superficiales
incluso en el metro y dialecto, siexceptuamos V y VI, pero no en la
materia y el sentimiento que anima a las piezas calimaqueas,muy
diversos de los de su modelo. LosHimnos Homricos eran un recitado
preliminar a una obrapica ms extensa, o bien un recitado pico de
leyendas divinas; su materia y su composicin eran,sobre todo y
fundamentalmente, picas. LosHimnos de Calmaco, por el contrario,
presentan unamateria y una composicin lricas, brindando al lirismo
cantado una alternativa recitada, msordenada, menos exaltada, ms
original y ms sincera, relacionada ntimamente con la religin y
elceremonial religioso. A Zeus debe considerarse un caso aparte,
mucho ms cerca de la literaturapura que del culto a los dioses.
Este nuevo lirismo tena que encontrar un soporte formal en que
expresarse. Calmaco intent enuna ocasin (V) el metro elegaco; en
las dems, el verso pico habitual. En losHimnos II,V y VI,los ms
personales, se mezclan en un conjunto originalsimamente combinado
la forma pica, lamateria lrica y la ordenacin dramtica de los
elementos, faltando este ltimo componente en losrestantes; e
igualmente se funden los tres temas caractersticos de esta hmnica
nueva: religioso,patritico y ritual.
Rasgo comn a todos los Himnos es la erudicin, centrada en un
envidiable dominio de lamitologa y en un gusto obsesivo por la
etiologa en todas sus facetas. Sin embargo, no estamos antela
erudicin enigmtica e imposible de Licofrn, ni ante el culteranismo
exorbitado de Euforin deCalcis. La erudicin calimaquea es siempre
pintoresca, con una puerta abierta a la imaginacin y a
la fantasa. Los nombres geogrficos antiguos o las tradiciones
mticas locales son en Calmacosensaciones, no realidades absolutas.
El anticuario nunca ahoga al poeta.El escepticismo de nuestro
autor, unido a la actitud de curiosidad y de humor que mantiene
con
respecto a los mitos y leyendas divinas, no est reido con su
religiosidad: pocas veces se hadescrito con tanta uncin el estado
mstico de entusiasmo y temor que provoca en los fieles laepifana de
la divinidad2.
Se ha discutido mucho si Calmaco compuso o no sus Himnos con un
propsito prctico, esto es,para ser recitados en ocasiones reales de
ceremonias pblicas o semipblicas. Yo soy escptico alrespecto. Los
estudiosos han venido identificando infinidad de fiestas
particulares reflejadas en cada
Himno, sin llegar a ponerse de acuerdo. Dice A. W. Mair3,con
mucha gracia, que la famosa Oda ala muerte del Duque de Wellington,
de Tennyson, no ganara nada en virtudes poticas o en valor
1 Cf. la traduccin de A.BERNAB en esta misma Biblioteca Clsica,
n 8 (Madrid, 1798)2 Cf. . CAHEN, Callimaque. pigrammes, Hymnes, 5.
ed., Pars, 1961, pg. 20633 En Callimachus. Hymns and Epigrams, 2.a
ed., Londres, 1955, pg. 18.
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Calmaco H i m n o s 14
histrico si nos entersemos de que fue escrita para ser recitada
por un grupo de jvenes de ambossexos ante la tumba del prcer, en la
Abada de Westminster. Lo mismo ocurre con los Himnoscalimaqueos: si
fueron recitados o no en festivales religiosos es algo que puede
suscitar curiosidad,pero que carece de inters literario.
A Zeus parece ser el primerHimno escrito por Calmaco. El marco
del poema no es una fiesta en
honor del dios, sino una reunin de amigos sensibles a los ms
eruditos refinamientos. El de Cirenejuega en esta pieza con la
tradicin, pero no la desprecia ni la ridiculiza, como hara
Voltaire, sinoque, tan lejos de la profeca como de la crtica
racionalista, aprovecha cuanto de bello hay en elmito, despojndolo
de todo el atavo que interesa a su nueva cosmovisin esttica. Fuera
y dentrodel mito, por encima y a su nivel, Calmaco sabe convertir
en belleza la lejana escptica y elcompromiso religioso, y sabe
hacerlo al mismo tiempo.
ElHimno III, A rtemis, es uno de los ms eruditos. Se mezclan en
l elementos argumentales yestilsticos muy diversos. Uno de los
encantos ms notables del ars poetica calimaquea loconstituye el
humor, un humor que nunca es grosero, un humor delicado que nunca
hiere. Aqu semuestra en tres cuadros inolvidables. En el primero de
ellos, Artemis nia, sentada en las rodillas deZeus, pide a su padre
le conceda los atributos que la distinguirn. En el segundo, ante
los Cclopes,
la diosa arranca, juguetona, un puado de vello del poderoso
pecho de Brontes. En el tercero, elglotn Heracles espera la llegada
de Artemis cazadora a las puertas del Olimpo, con el
estmagopendiente de las piezas que haya podido cobrar la diosa.
ElHimno a Delos (IV) est emparentado temticamente con elHimno
Homrico a Apolo Delio,pero es muy distinto de su modelo. La
peregrinacin de Leto buscando un lugar donde dar a luz estnarrada
maravillosamente: es muy original la imagen de que ciudades, ros y
pases huyan, pormiedo a Hera, de la futura madre de Apolo, que
solicita asilo para su parto. Parece que no debevincularse este
Himno a una determinada fiesta de Delos. Mezcla habilsima de humor
y dealabanza cortesana es la mencin a Ptolemeo II Filadelfo: todava
en el vientre de Leto, Apoloprofetiza, cuando su madre se acerca a
la isla de Cos, que all nacer un da otro dios, un Ptolemeo,bajo
cuyo dominio estar la tierra. Se presupone, pues, en el poema la
divinizacin de Filadelfo,acaecida en 270 a. C., tras la muerte de
Arsnoe, su hermana y esposa.
Los Himnos II, V y VI presentan rasgos en comn. Estn todava ms
lejos de los HimnosHomricos que I, III y IV. Parecen compuestos, en
consecuencia, por Calmaco en poca ms tardaque stos. En el
consagrado a Apolo (II) el mismo poeta acta de interlocutor, siendo
sus palabrasuna especie de eco de la fiesta religiosa y del milagro
de la epifana del dios4; lo mismo ocurre en Vy en VI. El estilo se
dramatiza. Los sucesos narrados adquieren una inslita emotividad. Y
es que, alcabo, Calmaco canta en elHimno a Apolo el origen de su
ciudad natal, Cirene, donde en honor deFebo se celebran las famosas
Carneas. Al final de la pieza, el hijo de Leto despide de un
puntapi ala Envidia, porque sta le quiso convencer de que slo tena
valor la gran poesa, el Gran Poemadefendido por Apolonio de Rodas,
el rival literario de Calmaco, quien se niega a creer en la
bondad
de un ro caudaloso que arrastra multitud de lodos e inmundicias
en sus aguas.ElHimno quinto, Al bao de Palas, est escrito, como el
sexto, en dialecto drico. Es el nicocompuesto en dsticos elegacos.
El poeta, que es aqu el ordenador de la fiesta, nos introduce
demanera muy viva y muy real en la ceremonia, cuya atmsfera
llegamos a respirar. Nos encontramosante el templo de Atenea en
Argos, en la fiesta que consiste en el bao ritual de una imagen de
ladiosa. Ello no quiere decir que el Himno fuese escrito para la
fiesta Argiva. Tanto el traslado enprocesin de la estatua a las
ondas del ro naco como el bao de la propia diosa se
confunden,producindose una especie de ruptura en el discurso lgico
del poema y cegando al lector con elinsoportable brillo de una
divina epifana. Se incluye la historia de Tiresias, que perdi la
vista alcontemplar desnuda a Atenea.
Lo mismo que en el Bao de Palas, el marco de A Demter (VI) es el
de una ceremonia
religiosa, expuesta por el propio poeta como testigo presencial
de la misma. Se espera la procesin
4 Cf. A. LESKY,Historia de la literatura griega, trad. cast.,
Madrid, 1968, pg. 738.
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Calmaco H i m n o s 15
que traslada al templo de Demter el cesto con los objetos
sagrados de su misterio. Nada importa siese traslado lo imagin
Calmaco en Cirene, donde la diosa reciba culto, o en Eleusis,
suburbio deAlejandra con nombre harto significativo. El mito
ejemplifica, en esta ocasin, la eficacia punitivade Demter en la
persona del sacrlego Erisictn; el poeta nos lo cuenta con una
inimitable irona.Todo en este Himno, como en los anteriores,
contribuye a desterrar el viejo tpico que vea en la
hmnica calimaquea una poesa fra y reglamentada, opaca y
distante.Sigo en mi traduccin la modlica edicin de Rudolf Pfeiffer
(Oxford, 1953)*. Existe una versin
castellana reciente de los Himnos calimaqueos, llevada a cabo
por M. E. del Ro y M. T. Forero(Madrid, 1972); la cito simplemente
como curiosidad, porque es difcil que un volumen puedaalbergar los
desatinos que se contiene. Me ha servido de inapreciable ayuda el
Lxico de los
Himnos de Calmaco reunido por E. Fernndez-Galiano (Madrid,
1976-1980, cuatro tomos), unaobra rigurosa y conspicua.
Texto
griegohttp://www.perseus.tufts.edu/hopper/text.jsp?doc=Perseus%3Atext%3A1999.01.0226%3Atext%3
Dintro (de la edicin : Callimachus, Hymns and Epigrams, Ulrich
von Wilamowitz-Moellendorff,Ed.). El comentario a la misma aparece
al final de nuestra edicin digital.
* En la edicin bilinge que ofrecemos se ofrece el texto griego
de la edicin de Wilamowitz [Nota del escaneador].
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Calmaco H i m n o s 16
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I A ZEUS
En el momento de las libaciones, a quincelebraremos sino a Zeus?
A qu dios sino al, que siempre es grande y es rey siempre,vencedor
de los Pelagones1 y juez de losUrnidas?
Pero, cmo lo cantaremos? Como Dicteoo como Liceo?2. Mi espritu
vacila, pues sediscute tu nacimiento [5]. Unos dicen, Zeus,que
naciste en los montes Ideos3;otros, que enArcadia. Quines, oh
padre, no dicen laverdad? Los Cretenses, eternos mentirosos,
los Cretenses que han llegado incluso aconstruirte una tumba, oh
soberano4. Pero tno has muerto jams, t existes para siempre.En la
Parrasia5 te dio a luz [10] Rea, all dondees ms densa la espesura
de la montaa: desdeentonces ese lugar es sagrado, y ningunacriatura
bestia o mujer penetra en lcuando necesita a Ilita6; los Apidaneos7
lollaman antiqusimo lecho de Rea.
[15] All tu madre, despus de haber parido
1 Los Gigantes.2 El Dicte es un monte de Creta, y el Liceo, de
Arcadia.3 Esto es, en el Ida, monte de Creta.4 La frase
entrecomillada, proverbial, se atribuye a EPIMNIDES DE CRETA (fr. 1
DIELS-KRANZ). En lo que ataea la tumba hay que decir que en la
sepultura de Minos, rey de Creta e hijo de Zeus, rezaba la
inscripcin Mnos toa
Dis tphos; con el tiempo se borrMnos toa, quedando sloDis tphos,
tumba de Zeus, lo que dio origen a laconfusin. Lo cuenta el
escoliasta ad loc. (cf. ed. PFEIFFER, pg. 42).5 Regin de Arcadia.6
Divinidad femenina que preside los partos.7 Otro nombre de los
Arcadios.8 Otro nombre de Arcadia.9 Si el Ladn y el Erimanto son
dos conocidos ros de Arcadia, afluentes del Alfeo, poco o nada
sabemos del Yan y delMelas, salvo que tambin son Arcadios. Los
otros tres ros, Carin, Cratis y Metopa, han sido identificados en
la mismaregin. Como puede verse, CALMACO nunca se hubiera
extraviado en Arcadia.10 Hija de Ocano que, segn CALMACO, traslad a
Zeus a Creta desde Arcadia, despus de atender a Rea en suparto. La
madre del dios la recompens, llamandoNeda al ro que ella misma hizo
brotar milagrosamente de la roca.11 El mar.12 Calisto, amada por
Zeus y transformada por ste en constelacin. Con el dios tuvo un
hijo, rcade, hroe epnimodel pueblo Arcadio.13 De omphals, ombligo.
Los Cidones son un pueblo de Creta.14Panacra viene a ser Altas
Cumbres, otro nombre del Ida.15 Genios bienhechores que protegieron
a Zeus en Creta de las asechanzas de Crono. Ms tarde se llamarn as
lossacerdotes asociados al culto de Zeus y Rea-Cbele.16 Epteto de
Artemis: la de la tnica corta.17 Cf. HESODO, Teogona 96.
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el fruto de sus entraas, busc una corriente deagua para lavar
las manchas delalumbramiento, para baar tu cuerpo. Pero elcaudaloso
Ladn no discurra an por all, ni elErimanto, el ms lmpido de los
ros, y estaba
seca[20] an toda la Acnide8,la que un da iba
a ser llamada la tierra de las bellas aguas.Entonces, cuando Rea
se solt el cinturn, seerguan sobre el lecho del hmedo Yannumerosas
encinas; numerosos tambincorran sobre el Melas los carros;
numerosaseran las bestias
[25] que sobre el mismo cauce del Carintenan sus guaridas; los
hombres iban y venana pie y sedientos sobre el Cratis y sobre
elguijarroso Metopa: bajo sus pies fluan,numerosas, las aguas9.
La venerable Rea dijo entonces, en mediode su angustia: Gea
amiga, da a luz tambint; son soportables [30] los dolores de
tuparto. As habl la diosa y, despus,extendiendo hacia arriba su
vigoroso brazo,golpe la montaa con su cetro; sta se abrien dos, y
un abundante chorro brot. Laventonces tu cuerpo, oh rey, lo envolvi
en
paales, y te confi a Neda
10
para que tellevase al refugio de Creta donde transcurriratu
oculta crianza; a Neda, la ms venerable de[35] las Ninfas que la
asistieron aquel da, y lade ms edad despus de stige y de Flira. Yno
fue vana la recompensa de la diosa, ya quepuso el nombre de Neda a
aquellas aguas; sucaudal numeroso se mezcla con las ondas deNereo11
junto a la plaza fuerte de losCaucones, que es llamada Lepreo: es
el aguams antigua [40] que beben los hijos de la
Osa, hija de Lican12
.Al abandonar Tenas rumbo a Cnoso ambos lugares estn cerca, la
Ninfa tellevaba, padre Zeus, cuando cay el ombligode tu cuerpo. Eso
explica por qu desdeentonces llaman Onfalio los Cidones a esta[45]
llanura13. Oh Zeus, las compaeras de losCoribantes, las Melias del
Dicte, te tomaron ensus brazos: te meca Adrastea en una cuna deoro,
y t chupabas la ubre opulenta de la cabra
18 Ptolemeo II Filadelfo. CALMACO traza a continuacin un elogio
entusiasta de su monarca y protector, alter ego deZeus en la
tierra.
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Amaltea, y vidamente consumas la dulcemiel, producto repentino
de la abeja Pancrideen los montes Ideos que se llaman
Panacra14.Alrededor de ti bailaron apretadamente losCuretes15 su
danza guerrera, golpeando sus
armas para que en los odos de Crono se oyerael estrpito del
escudo y no tus gemidos.
[55] Bellamente creciste, Zeus celestial,bellamente adquiriste
fuerza; pronto te hicisteadolescente, y asom en tus mejillas el
primerbozo. Aunque eras todava un nio, tuinteligencia era perfecta.
A pesar de quehaban nacido antes, tus hermanos no tedisputaron [60]
el cielo, la morada que tecorresponda. Los antiguos aedos no
fuerontotalmente veraces. Decan que la suertedividi en tres partes
los dominios de los Cr-nidas. Pero, quin que no fuera un
completoinsensato iba a echar suertes entre Olimpo yHades? Lo justo
es que los sorteos adjudiquencosas iguales, y entre stas [65] media
unverdadero abismo. De mentir, que nuestrasmentiras sean, al menos,
convincentes. No, noha sido el azar quien te ha hecho rey de
losdioses, sino las obras de tus brazos, tu poder ytu fuerza, a
quienes instalaste junto a tu trono.
A la ms poderosa de las aves hicistemensajera de tus portentos.
Ojal seansiempre favorables a mis [70] amigos! Deentre los hombres
elegiste lo que es mejor. Noal que navega, ni al que agita su
escudo, ni alaedo; a todos esos los dejaste a cargo de losdioses
menores, y t escogiste para ti a los
jefes de las ciudades, bajo cuyo dominio estel labriego, y el
que empua la [75] lanza condestreza, y el que maneja el remo, y
todocuanto existe. Qu no hay bajo el poder de un
jefe? A los herreros los llamamos gente deHefesto; a los
guerreros, de Ares; de ArtemisQuitona16 son los cazadores; de Febo,
los quesaben bien los sones de la lira; pero los reyesvienen de
Zeus17,y nada hay ms [80] divinoque los reyes de Zeus: por eso
hiciste de ellostu parte. Les confiaste la guarda de lasciudades, y
t, en lo alto de la ciudadela, estssentado, atento a quin gobierna
al pueblo conmedios tortuosos y a quin lo hace con
justicia. Pusiste en ellos la opulencia y la
felicidad en abundancia; en todos, pero no [85]por igual. Prueba
de ello es nuestro prncipe18:
sobrepasa con mucho a los dems. Realiza por
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la tarde lo que ha proyectado por la maana, sison asuntos
importantes; si son cosas menores,al mismo tiempo que las proyecta.
Otros, paralo mismo, necesitan un ao y, a veces, ms; aotros les
estorbas t mismo las realizaciones
[90] y echas por tierra sus propsitos.Salud, Crnida, a ti, el ms
alto de los dioses,fuente de todo bien y de toda prosperidad.Quin
podra cantar tus hazaas? Ni hanacido ni nacer; pues, quin sera
capaz decantar las hazaas de Zeus? Salud, oh padre,salud una vez
ms. Concdenos virtud yriquezas. Una felicidad sin virtud no
haceprosperar [95] a los hombres, ni una virtudprivada de riquezas.
Concdenos virtud yfelicidad.
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II A APOLO
Cmo se agita la rama de laurel de Apolo!Cmo se agita su morada
entera! Lejos, lejosde aqu todo malvado. Ya golpea Febo laspuertas
con su bello pie. De pronto, la palmeraDelia se inclina dulcemente
[5] no loves? y el hermoso canto del cisne se esparcepor el aire.
Abros vosotros mismos, cerrojosde las puertas! Girad, llaves! El
dios no est
lejos. Y vosotros, jvenes, preparaos para elcanto y para la
danza.Apolo no se muestra a todos, sino solamente
al que [10] es bueno. Quien lo ve, se es feliz, yquien no lo ve,
desgraciado. Te veremos, ohFlechador, y no seremos nunca
desgraciados.Que los nios no tengan silenciosa la ctara niel paso
callado cuando Febo est en su morada,si es que quieren casarse y
llegar a ver blancos[15] sus cabellos, y si ha de permanecer
lamuralla sobre los antiguos cimientos1. Me
complazco en los nios, porque su lira ya noest inactiva.
Guardad silencio mientras escuchis el canto
1 Las murallas de las ciudades en las que los nios habitan.2 De
Licorea, ciudad fundada por los Delfos en la cumbre del Parnaso y
protegida por Apolo.3 Alusin al mito de Nobe.4 De Licto, ciudad de
Creta.5 Otro nombre de Delfos.6 Protector de pastores y rebaos.7 Ro
de Tesalia.8 Al matar Zeus a su hijo Asclepio, Apolo se veng dando
muerte a los Cclopes, forjadores del rayo. En castigo por suofensa,
Zeus le orden que sirviese como esclavo a un mortal durante un ao.
Febo se present en la corte de Admeto,rey de Tesalia, de quien,
dicen algunos, se haba enamorado y a quien sirvi como boyero,
trayendo la prosperidad a sucasa.9 Antiguo nombre de la isla de
Delos.10 Habitantes del Cinto, monte de Delos.11 Bato es el
fundador de Cirene, en las costas de Libia. Cf. HERDOTO, IV 155.12
Socorredor.13 De Claro, ciudad de Asia Menor donde exista un
importante santuario en honor de Apolo.14 Sobrenombre de Apolo
entre los pueblos Dorios.15 Se refiere a Teras, hroe epnimo de la
isla de Tera.16 Otro nombre de Bato.17 Otro nombre de la regin
Cirenaica.18 Diosa guerrera.19 Manantial de Libia donde fue
construida la ciudad de Cirene.
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de Apolo. Incluso el mar guarda silenciocuando celebran los
aedos la ctara o el arco,instrumentos de Febo [20] Licoreo2.Ni
siquieraTetis persiste en sus desolados lamentos porAquiles, su
hijo, cuando escucha el hi pen,
hi pen; y la roca que llora deja para ms tar-de sus dolores, la
piedra hmeda que est fijaen Frigia, mrmol silente en vez de mujer
queexhala dolorosos gemidos3. Gritad hi, hi. Noes bueno rivalizar
[25] con los bienaventurados.Quien lucha contra ellos lucha contra
mi rey;quien ataca a mi rey tambin ataca a Apolo. Eldios honrar al
coro, si es que canta a suvoluntad. Lo puede hacer, pues se sienta
a ladiestra de Zeus. El coro cantar a Febo no slouna [30] jornada:
debe ser celebrado en muchoshimnos. Qu fcil es cantar a Febo!
De oro es el manto de Apolo, y la tnica quese abrocha; de oro es
su lira, y el arco Lictio4 yla faretra; de oro son tambin sus
sandalias.Apolo es todo l oro y riqueza: Pito5 es buenaprueba de
ello. Siempre [35] es hermoso,siempre es joven. Ni el ms mnimo
bozocubri jams las tiernas mejillas de Febo. Suscabellos derraman
por tierra esenciasperfumadas, pero no es un aceite aromtico lo
que destilan sus melenas, sino la mismsimapanacea: en la ciudad
en [40] la que alguna deesas gotas cae al suelo, todo es
inmortal.
Nadie tan rico en artes como Apolo. Lepertenecen tanto el
arquero como el aedo, puesel arco y el canto estn encomendados a
Febo.Suyos son las profetisas [45] y los adivinos.Febo es quien ha
enseado a los mdicos el artede retrasar la muerte.
Invocamos tambin a Apolo como Nomio6
desde que en las riberas del Anfriso7 cuidaba de
las yeguas de tiro, ardiendo de deseo por el
20 Lugar de Libia, montaa y ro segn el escoliasta.21 Cirene,
hija de Hipseo, rey de los Lapitas, raptada por Apolo y conducida a
Libia por el dios.22 Montaa de Libia.23 Eurpilo, rey de Libia, haba
prometido una parte de su reino a quien diera muerte a un len que
diezmaba su ganado.Cirene llev a cabo la tarea, recibiendo a cambio
lo que ms adelante constituira el reino de Cirene.24 Juego de
palabras.Hivendra del imperativo hei, arroja, lanza.25 Alusin a la
polmica literaria entre los defensores del gran poema (APOLONIO DE
RODAS y su escuela) y lospartidarios del pequeo poema o epilio,
entre los que se contaba CALMACO, apologeta furibundo de la
miniatura y desus postulados estticos. Cf. la famossima respuesta a
los Telquines, en el prlogo de los Aitia, y, entre otros
epigramas, el XXVIII.26 Referido a cualquier ro de Oriente
(Tigris, ufrates) cuya corriente arrastre muchos limos.27
Demter.28La Envidia fue arrojada del Olimpo.
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joven Admeto8.[50] Fcilmente el ganado se multiplicar, y
las cabras de los rebaos no carecern de cras,si Apolo fija en
ellas, mientras pacen, sus ojos.Las ovejas darn leche y no
permanecern
estriles, y todas tendrn descendencia, y la queslo pari una cra
dar a luz en seguidagemelos.
[55] Siguiendo a Febo planearon loshombres sus ciudades, pues
Febo se complacesiempre en la fundacin de ciudades, y elpropio Febo
construye los cimientos. Tenacuatro aos cuando lo hizo por primera
vez[60] en la bella Ortigia9,cerca del lago circular.Cuando volva
de la caza, rtemis traa cabezasy cabezas de cabras Cintades10, y
Apoloedific con ellas un altar: de cuernos hizo elbasamento, con
cuernos ajust el altar, crneoseran los muros que puso alrededor.
Asaprendi por vez primera Febo a erigir loscimientos de las
ciudades.
[65] Fue tambin Febo quien indic a Bato11
mi ciudad de suelo fecundo, y, en forma decuervo, a la derecha
del fundador, gui laentrada en Libia de su pueblo. Y jur
darmurallas a nuestros reyes. Apolo siempre es fiel
a sus juramentos.[70]Muchos te llaman Boedromio12, Apolo,muchos
te llaman Clario13; en todas partestienes muchos nom-bres. Yo te
llamo Carneo14:
as te llaman en mi patria. Esparta fue, Carneo,tu primera
morada; la segunda fue Tera; latercera, la ciudad de Cirene. Un
descendiente,el sexto, de Edipo15 te llev desde Esparta a[75] la
colonia Terea. Y desde Tera el fuerteAristteles16 te condujo a la
tierra Asbstide17;
te construy un hermossimo santuario e
instituy en la ciudad un sacrificio anual en elque muchos toros,
oh soberano, se precipitanpor ltima vez sobre sus flancos. Hi, hi,
[80]Carneo, tan invocado por los suplicantes, tusaltares se cubren
en primavera de tantas y tandiversas flores cuantas las Horas traen
cuandoel Cfiro sopla roco, y en invierno, de dulceazafrn. Para ti
brilla siempre el fuegoinextinguible, y nunca se amontona la
cenizasobre el carbn de ayer. Grande alegra sintiFebo [85] cuando
llegado el tiempo de las
sagradas fiestas Carneas, los guerreros deEnio18,ceidos para el
combate, danzaron entre
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las rubias Libias. No haban podido an losDorios acercarse a las
fuentes de Cire19; habi-taban Acilis20, de espesos valles. El
propioSoberano los [90] vio y los mostr a su ninfa21
desde lo alto de la cumbre Mirtusa22,all donde
la Hipseide mat al len que devastaba losrebaos de Eurpilo23. No
vio otro coro Apoloms divino que aqul, ni otorg a ningunaciudad
[95] tantos beneficios como a Cirene, enrecuerdo del rapto de
antao. Y los Batadasveneraron a Febo sobre todos los dioses.
Hi, hi pen omos: fue el primer estribilloque invent el pueblo
Delfo para ti, al tiempoque mostraste [100] tu habilidad con el
arco deoro. Hacia Pito te dirigas cuando sali a tuencuentro la
prodigiosa fiera, la terribleserpiente. T la mataste, disparndole,
una trasotra, agudas flechas. Y grit el pueblo: Hi,hi pen, lanza24
tus dardos. Ya te engendr tumadre como auxiliador. Desde entonces
se tesaluda as.
[105] La Envidia habl furtivamente al odode Apolo: No me gusta
el aedo cuyo canto noes como el mar25. Apolo rechaz a la Envidiacon
el pie y dijo as: Grande es la corriente delro Asirio26, pero
arrastra en [110] sus aguas
muchos lodos y muchas inmundicias. A Deo
27
no le llevan las abejas agua de cualquier proce-dencia, sino el
pequeo chorro que mana, sinmancha y puro, de la fuente sacra: la
supremadelicia.Salud soberano. Y que el Reproche vayatambin adonde
est la Envidia28.
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III A ARTEMIS
A rtemis celebramos no es buenoque la olviden los que cantan, a
la quegoza con el arco y con la caza de la liebre, ycon el coro
numeroso, y con los juegos enlas montaas. Para empezar, diremos
cmo,siendo an muy nia, sentada sobre lasrodillas de su [5] padre,
le dijo en un tonoinfantil: Dame, pap, una eternavirginidad, y
muchos nombres, para queFebo no me aventaje. Dame tambin
flechas
y un arco. No, deja, padre, no voy a pedirteni una faretra ni un
gran arco; ya mefabricarn los Cclopes en un instante [10]los dardos
y un arco flexible. Permteme, s,llevar antorchas y ceirme una tnica
concenefa hasta la rodilla, para matar bestiassalvajes. Dame tambin
un coro de sesentaOceaninas, todas de nueve aos, todas ansin
ceidor. Dame veinte ninfas Amnsides1
por cradas [15], para que cuiden bien demis sandalias y, cuando
haya terminado de
disparar mis flechas contra linces y ciervos,de mis veloces
perros. Dame todos los mon-tes y una sola ciudad, la que t
quieras.Raro ser que rtemis baje a una ciudad.Vivir en las montaas,
y [20] slo tomarcontacto con las ciudades de los hombrescuando me
llamen en su ayuda las mujeresatormentadas por los vivos dolores
delparto; las Moiras me asignaron, desde elmomento en que nac, la
tarea desocorrerlas, pues mi madre me engendr y
me llev en [25] su seno sin sufrimientoalguno, y sin esfuerzo
dio a luz al fruto desus entraas. As habl la nia, y queratocar el
mentn de su padre, extendiendolos brazos una y otra vez para
conseguirlo,pero fue en vano. Riendo, asinti el padre
y,acaricindola, dijo: Que las [30] diosas meden hijos semejantes, y
me preocupar bienpoco de las iras de la celosa Hera. Recibe,hija,
cuanto has querido pedir, y mucho ms
1 Esto es, Cretenses. El Amniso es un ro de Creta.
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2 Ro de Creta. Aparece aqu en vez del Amniso, cf. v. 15.3Tthtys,
hija de Urano y de Gea, esposa de Ocano y madre de las ninfas
Oceaninas u Ocenides. No confundir conTetis-Thtis, hija de Nereo y
madre de Aquiles.4 Isla prxima a Sicilia, donde la leyenda situaba
las fraguas de Hefesto. Hasta la poesa alejandrina no aparecen
losCclopes como compaeros de forja del dios cojo.5 Del Osa, monte
de Tesalia.6 Sicilia.7 Crcega.8 Los presentes que se hacen a un nio
a quien se ve por primera vez.9 Cretense.10 Del Mnalo, monte de
Arcadia.11 De Cinosura, ciudad de Laconia cuyas perras de caza eran
muy apreciadas.12 En Arcadia.13 Ro de Tesalia, segn el escoliasta.
Pero existe un contrasentido: si encontr a las ciervas en el monte
Parrasio (Arca-dia), cmo iban a estar paciendo a orillas del Anauro
(Tesalia)? Adems, el ro Celadonte (v. 107) y el monte Cerineo(v.
109) vuelven a situarnos en Arcadia.14 Afluente del Alfeo, en
Arcadia.15 En Arcadia.16 Esto es, doncella, virgen.17 Gigante que,
instigado por Hera, trat de violar a Leto, madre de rtemis y Apolo,
quienes abatieron al monstruo.18 Monte de Tracia.19 De la ciudad y
el monte homnimos, en Arcadia, o bien, etimolgicamente, el que nada
tiene que ver con el mal (a-kaksios), esto es, bienhechor.20
Heracles, nieto de Alceo, rey de Tirinto en Arglide. Su fama de
glotn aparece reflejada, por ejemplo, en las Ranasde ARISTFANES.21
Heracles.22 Hera.23 Segn el escoliasta, Frigia es una colina de
Traquis, en Tesalia, donde Heracles fue quemado. ESTEBAN DEBIZANCIO
habla de un lugar Frigio en el monte Eta, cerca de Traquis, llamado
as porque all fue quemado(pephrkhthai) Heracles. La tradicin comn
afirma que Heracles, envenenado por la tnica de Neso, dispuso para
suna pira en la ms alta cumbre del monte Eta, y que, mientras la
hoguera arda, fue arrebatado al cielo y convertido en
dios.24 Atravesaba Heracles el pas de los Dropes, en el macizo
del Parnaso, en compaa de su esposa Deyanira y de su hijoHilo,
cuando el nio sinti hambre. Vio el hroe a Tiodamante, rey de los
Dropes, arando, y le pidi algo de comerpara su hijo, a lo que el
monarca se neg. Heracles desunci entonces uno de los bueyes de la
yunta de Tiodamante, lodegoll y despedaz, y se lo comi luego en
familia. En el nterin, su oponente reuni fuerzas contra el hijo de
Zeus yentabl combate con l. Tiodamante muri en el transcurso de la
lucha. La historia de Heracles y Tiodamante constituyetambin uno de
losAitia calimaqueos (frs. 24 y 25 PFEIFFER).25 Variante de
Amnsides. Cf. n. 1.26 Ro de la isla de Delos, de cuyas aguas se
deca que comunicaban con las del Nilo. Cf.Himno a Delos, vv. 206
sigs.27 Ciudad de Laconia.28 Demo del tica.29 Demo del tica.30
Pueblo que habitaba el Quersoneso Turico, hoy Crimea.31 De
Estinfea, ciudad del Epiro famosa por sus bueyes.32 Esto es,
Alargada. Puede referirse a Creta, a Icaros una isla frente a las
costas Licias o a Eubea.33 Ciudad de Panfilia, en Asia Menor.34
Macizo montaoso entre Laconia y Mesenia.35 Estrecho entre Beocia y
Eubea.36 De Gortina, ciudad de Creta.37 Me viene a la memoria la
intrpida y aguerrida Britomart, personificacin de la Castidad en
The Faerie Queene, deSPENSER, una de las obras maestras de la
literatura europea.38 Pueblo del noroeste de Creta, y tambin
Cretenses en general. Cf. n. 9.39 Por haber cado en unas redes,
dktya.40 Nombre del monte Dicte, al este de Creta.41 Epteto de
rtemis en feso, Esparta, etc.42 Ninfa Tesalia hija de Hipseo, rey
de los Lapitas. Apolo la rapt y la condujo a Libia; cf. Himno a
Apolo, vv. 90 sigs.43 La tumba de Pelias, en Yolco (Tesalia). A la
muerte de Pelias, su hijo Acasto organiz unos famosos juegos
fnebresen su honor.44 Se trata de Procris, esposa de Cfalo, hijo de
Deyoneo y rey de Tesalia, quien la mat involuntariamente en el
curso
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que voy a darte yo. Treinta ciudades teconceder, y no slo un
recinto amurallado;treinta ciudades que no venerarn a otra[35]
divinidad que no seas t, y sernllamadas de Artemis. Compartirs con
otros
dioses otras muchas ciudades, tanto delinterior como costeras, y
en todas habraltares y bosques consagrados a Artemis. Ysers
protectora de los caminos y de lospuertos. Dicho esto, [40] confirm
suspalabras con un gesto de su cabeza. Marchla nia a Leuco, la
montaa Cretea decabellos de selva, y, desde all, al Ocano,donde
escogi a numerosas ninfas, todas denueve aos, todas an sin ceidor.
Granalegra sinti Crato2, el gran ro; granalegra [45] sinti Tetis3
al enviar a sus hijasa la Letoide como compaeras.
de una cacera. Recurdese el prodigioso lienzo de PIERO DI COSIMO
sobre el tema, posible fuente de la bellsimaimagen de la ninfa
muerta (Cerca del agua, en un lugar florido, / estaba entre la
hierba degollada, / cual queda elblanco cisne cuando pierde / la
dulce vida entre la hierba verde) en la gloga tercera de
GARCILASO.45 Anticlea es la madre de Ulises, pero aqu no parece
ella, sino una ninfa cazadora de la que no sabemos nada.46 Una de
las empresas que reuni a la flor y nata de los Helenos. Atalanta
fue la primera en herir al jabal enviadopor rtemis a Calidn, en
Etolia, para castigar un olvido de su rey Eneo, y Meleagro, hijo de
Eneo, lo remat. DueoMeleagro de los despojos del animal, se los
ofreci a Atalanta, pero los hijos de Testio, tos del hroe,
intentaron arreba-trselos. Meleagro los mat, asegurando as los
despojos para Atalanta, que los llev a Arcadia, su patria.
47 Centauros de Arcadia que intentaron violar a Atalanta y
fueron muertos por las flechas de ella.48 Del Mnalo, monte de
Arcadia donde tuvo lugar el episodio de la fallida violacin. Cf. n.
10.49 Esto es, vestida con la tnica corta, propia para cazar.50 El
pas de Ccrope, esto es, Atenas. A Neleo se le crea fundador de
Mileto.51 El Quesin es un cabo de la isla de Samos; el lmbraso, un
ro de la misma.52 Helena era hija, segn una leyenda, de Nmesis, la
divinidad del demo de Ramnunte, en el tica.53 Rey de Tirinto. Sus
dos hijas, Lisipe e Ifianasa (tres, segn otros, aadindose a stas
Ifnoe), se jactaron de ser mshermosas que Hera, y la diosa las
castig con la locura. Por intercesin de rtemis, Melampo las cur,
mezclando unashierbas con el agua de una fuente a la que ellas
acudan a beber.54 Juego etimolgico entre Coria y la palabra koras,
hijas.55 En Arcadia.56 Ciudad de Arcadia.57 La amansadora, la
apaciguadora.58 Una de las Amazonas. Cf. v. 266.59 Se refiere al
auls, un tipo de flauta.60 Entre Lidia y Frigia, en Asia Menor.61
Delfos.62 Se trata de Dugdamm, -rey de los Ummn-Manda en una
inscripcin de Asurbanipal (apudE. FERNNDEZ-GALIANO, Lxico de los
Himnos de Calmaco, III, Madrid, 1978, pg. 401). La expedicin,
aludida aqu, de losCimerios a Asia Menor tuvo lugar a comienzos del
siglo VII a. C.63 El Bsforo, bos-pron.64 Se trata de o.65 Ro de
Lidia.66 Por Muniquia, una zona del puerto del Pireo, en Atenas.67
De Feras, ciudad de Tesalia.68 Rey de Calidn, en Etolia. Se olvid
de ofrecer un sacrificio en el altar de Artemis, y sta, en castigo,
envi un
terrible y devastador jabal a sus tierras. Cf. n. 46.69 Agamenn,
que fue castigado con el sacrificio de su hija Ifigenia por haberse
jactado, al matar una cierva, de queArtemis no lo habra hecho
mejor.71 Muertos por Artemis por haber atentado contra su
virginidad.
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Luego fue en busca de los Cclopes. Losencontr en la isla de
Lpara Lpara hoy,pues entonces su nombre era Melignide4,junto a los
yunques de Hefesto, en torno alhierro incandescente. Una gran obra
los
urga: fabricaban un abrevadero de caballos[50] para Posidn. Las
ninfas seaterrorizaron al ver a los terriblesmonstruos, semejantes
a las rocas Oseas5,todos con su nico ojo bajo la ceja,descomunal
como un escudo hecho decuatro pieles de buey, brillando de
manerahorrible. Y se aterrorizaron al or el ruidodel yunque que
retumbaba en la distancia, yel fuerte [55] resoplido de los
fuelles, y elpesado jadeo de los propios Cclopes. Puesresonaba el
Etna, y resonaba la Trinacria6,morada de los Scanos, y resonaba la
vecinaItalia; la propia Cirno7 dejaba or un granestruendo cuando
aqullos, alzando losmartillos por encima de los hombros,golpeando
por turno ya el bronce candente[60] al salir del horno, ya el
hierro,resoplaban con todas sus fuerzas. LasOceaninas no podan
mirarlos de frente sintemblar, ni recibir en sus odos el
estrpito
que producan. No es de extraar: lasmismas hijas de los dioses,
ya crecidas, nopueden verlos sin temor; [65] cuando unade ellas
desobedece a su madre, sta llama alos Cclopes, a Arges o a
Estropes, y de loms profundo de la casa sale Hermes,untado de negra
ceniza, y asusta a la nia,que corre a ocultarse en el regazo [70]
de sumadre, tapndose los ojos con las manos.Pero t, Nia, eras an ms
pequea tenas tres aos cuando Leto lleg,
contigo en brazos, a casa de Hefesto, que oshaba invitado para
darte los regalos debienvenida8. Entonces Brontes te sentsobre sus
[75] robustas rodillas, y t teagarraste al espeso vello que poblaba
supoderoso pecho, y se lo arrancaste confuerza. Sin vello permanece
hasta hoy lamitad de su pecho, como sucede cuando laalopecia se
establece en [80] la sien de unhombre y devora su cabellera.
Despus,muy tranquila, les dijiste: Cclopes, ea,
fabricadme un arco Cidonio9, y flechas, yuna aljaba hueca para
los dardos. Tambinyo soy Letyade, como Apolo. Y [85]
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cuando con mi arco cace una bestia solitariao un animal enorme,
se lo podrn comer losCclopes. Hablaste, y ellos realizaron suobra:
al instante quedaste armada, diosa.
Partiste al punto en busca de tu jaura.
Fuiste a Arcadia, al antro de Pan. Trinchabaste la carne de un
lince Menalio10 paraalimentar a sus perras recin paridas [90].El
Barbudo te dio dos perros de colorblanco y negro, tres de color
rojizo y unomoteado, de los que son capaces de derribara los
propios leones, saltndoles a lagarganta, y de arrastrarlos an vivos
hastael cercado; te dio siete Cinosrides11 msrpidas [95] que el
viento, las ms velocespara perseguir a los cervatillos y a la
liebreque no cierra los ojos, las mejores pararastrear la guarida
del ciervo y los cubilesdel puercoespn, ideales para conducirte
traslas huellas del corzo. Al partir de all,seguida de tu jaura,
[100] hallaste al pie delmonte Parrasio12 unas ciervas
brincando,algo soberbio. Pacan en las mrgenes delAnauro13 de negros
guijarros, ms grandesque toros, y les brillaba el oro de
loscuernos. Te quedaste, de sbito, admirada,
y dijiste a tu alma: Dignas de rte mis sonestas primicias de
caza. Eran cinco entotal. [105] Cuatro cogiste, movindote
conrapidez, sin ayuda de los perros, para quecondujeran tu veloz
carro. A la restante, quehua por el ro Celadonte14 y que ms
ade-lante, por designio de Hera, sera objeto deuno de los trabajos
de Heracles, la acogi elmonte Cerineo15.
rtemis Partenia16, matadora de Ticio17,
de oro son no tus armas y tu cinturn; un
carro de oro unciste, diosa, y a tus ciervasles pusiste frenos
de oro. Dnde, por vezprimera, te condujo tu carro de
cornudoscorceles? A la cumbre del Hemo18 Tracio,de donde vienen las
rfagas de Breastrayendo fro huracanado a [115] los quecarecen de
manto. Dnde cortaste el pinode tu antorcha y en qu llama la
encendiste?En el monte Olimpo de Misia, y leinfundiste el soplo de
luz inextinguible quedespiden los rayos de tu padre. Cuntas
veces probaste, diosa, tu arco de plata? Laprimera 120 vez lo
disparaste contra unolmo; la segunda, contra una encina; la
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tercera, contra un animal salvaje; la cuarta,no ya contra una
encina, sino contra unaciudad de malvados que llevaban a cabotodo
tipo de crmenes contra propios yextraos. Desdichados aquellos
sobre
quienes descargas tu implacable clera! Lapeste consume [125] sus
rebaos; la helada,sus campos; los ancianos se cortan elcabello por
sus hijos; las parturientasmueren de un golpe sbito o, si
consiguenescapar, dan a luz seres incapaces de tenerseen pie sobre
sus tobillos. En cambio, a losque miras propicia y favorable la
tierra lesda mies abundante, su ganado se [130]reproduce y su
hacienda aumenta; no seacercan a la tumba si no es para llevar
aalguien gastado por la edad; la discordia noarruina su linaje, la
discordia que echa aperder las casas mejor asentadas;
alrededor[135] de una sola mesa de fiesta ocupan susasientos todas
las cuadas, las mujeres delos hermanos y las hermanas del
marido.Seora, que forme parte de ellos quien esmi amigo verdadero;
que forme parte deellos yo mismo, soberana, y que la poesasea
siempre mi ocupacin. En mi canto
estarn las bodas de Leto, en l estars tmuchas veces, y Apolo, y
todas tus hazaas,[140] y tu jaura y tu arco, y el carro queconduce
airosamente tu esplendor, cuandolo guas hacia la morada de Zeus.
All, en elmismo umbral, sale a tu encuentro HermesAcacesio19 y
recoge tus armas, y Apolohace lo mismo con la caza que lleves, o,
almenos, lo haca,[145] antes de que llegarael fuerte Alcida20.
Ahora Febo ya no tieneencomendada esa tarea, pues el Yunque
Tirintio21
est siempre delante de las puertaspara recoger lo que traigas,
por si vienescon algn rollizo alimento. Y todos losdioses se ren de
l con risa interminable[150], y, en especial, su propia
suegra22,
cuando trae desde el carro un toro enorme oun robusto jabal, y
agarra al animal, que seagita convulso, por las patas traseras.
Llegaa darte consejos, diosa, con marrulleracharla: Dispara tus
dardos sobre losanimales dainos, para que los mortales te
invoquen como auxiliadora, igual que a m.Deja a corzos y liebres
[155] pacer en la
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montaa. Qu mal hacen a nadie loscorzosy las liebres? Los jabales
son, los jabales,quienes destruyen campos y plantas, y losbueyes
son un gran mal para los hombres. Astos tienes que disparar. As
habl y,
rpidamente, volvi a afanarse en la enormebestia; pues ni
siquiera cuando su cuerpo sehizo divino, en la hoguera Frigia23,ces
ensu glotonera [160]. Su hambre es todavaaquella con la que, cierto
da, se top conTiodamante24, que estaba arando. Mientrastanto, las
Amnisades25cepillan a las ciervasdesuncidas del yugo, y les traen,
comopasto, abundante racin del trbol que crecedeprisa, segado en la
[165] pradera de Hera,del que se alimentan tambin los caballosde
Zeus; y llenan los ureos pilones deagua, gratsima bebida para las
ciervas.Entonces entras t en el palacio de tu padre.Todos te
invitan a la vez a su lado, y ttomas asiento junto a Apolo.
[170] Cuando las ninfas te rodean con sucoro, cerca de las
fuentes del EgipcioInopo26 o en Ptane27 tambin es tuyaPtane, o en
Limnas28, o en Alas Araf-nides29, tu residencia al llegar de
Escitia,
cuando pusiste [175] fin a los ritos de losTauros30,ojal
entonces no