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Born to fight-Tara Brown

Dec 26, 2014

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Cuando Emma despierta atada a una fría mesa de metal, solo tiene un nombre en los labios: ¡Marshall! Lo que ella no espera es descubrir que él es solo una de las muchas personas perturbadas de su pequeño mundo que merecen morir lentamente.

Veinte años atrás, los científicos hicieron descubrimientos

importantes en el campo de la genética y con la posibilidad de perfeccionar a los niños que se daban a luz.

Diez años atrás, el gobierno tomó una dura decisión, la tierra o las

personas.

Nueve semanas atrás, sus decisiones completaron el círculo.

Catorce días atrás, la verdadera cara de las mutaciones llegó a los

senderos del límite y otras áreas.

Ayer lo peor que podrían hacer le enseñó quién era.

Hoy ella viene por ellos y conoce la fortaleza que le han brindado.

Mañana ella planea destruirlo todo.

Y planea empezar con su propio creador. Con su propio padre.

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TTrraadduucciiddoo ppoorr EEvvaarrgg77 CCoorrrreeggiiddoo ppoorr AAlleeee FFoosstteerr

La música no hace que mi sueño sea mejor. Todo en mi sueño es gris, excepto

por la sangre. La roja sangre corriendo a lo largo. No conozco la canción que está sonando, pero me hace sentir como si debiera estar soñando sobre niños jugando o parejas bailando, como en las viejas películas que veía con la Abuela.

Es una canción feliz.

Oigo un quejido a través de la música y busco por los alrededores a Leo. Sonrío cuando lo veo junto a mí, hasta que veo que tiene esa mirada preocupada en sus ojos. Quiero decirle que todo va a estar bien, pero no estoy segura.

Viéndolo, sé que todo es un sueño. Esa comprensión duele. Me hace echar de menos su descuidado rostro lobuno. El sueño empieza a doler más cuando su nariz mojada se roza contra mí brazo, conmocionándome. Pero cuando estiro mi brazo hacia él, el sueño ya no nos deja tocarnos. Nos mantiene alejados. Me hace tener miedo por alguna razón.

Oigo a mi padre llamándome.

Me giro y miro atrás hacia él; está de pie junto a la tapa del búnker en el patio, donde nos escondimos cuando todo hubo terminado.

— Em, te lo dije, es nosotros y ellos. Te dije que no confiaras en nadie. ― Sus palabras suenan raras, como si estuviera debajo del agua.

Mis ojos se abren, haciendo que la luz me ciegue momentáneamente.

Miro alrededor de la habitación, mientras recuerdos del comienzo empiezan a llenar las lagunas que tengo.

Odio que las cosas hayan cambiado.

Odio que mis reglas hayan cambiado… que yo haya cambiado.

Los meses gastados viviendo con los otros, me han envejecido más que los años que pasé sola. Más que los años que pasé con mi papá. Los recuerdos de todo todavía se sienten muy nuevos y frescos. Duelen, como si todo hubiera pasado ayer, lo cual me asusta.

¿Cuánto tiempo me va a doler todo si mi niñez todavía me duele?

Miro alrededor a la austera habitación y siento a la oscuridad sentirse como en casa. Sabía que se sentiría así al final. No puedes pasar tantos años sola como yo y no esperar que el sentimiento venga a ti. He pasado demasiado tiempo sola en mi cabeza para no saber que sería capaz de sentirlo, como lo siento ahora.

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El sentimiento, que ha llegado finalmente, hace que mis adentros tiemblen un poco. Casi una década sola, y había elegido venir ahora. Quizá porque las cosas no parecían que pudieran empeorar.

El sentimiento es de mi muerte inminente.

Hoy voy a morir. Lo puedo sentir. Puedo sentirlo en el aire, como un cerdo oliendo sus momentos finales antes de ser llevado al matadero.

Quema por dentro. Está desesperado por cambiar la forma en que mi vida va a terminar. Odio que él no esté conmigo. Odio estar aquí. Odio concentrarme en cada detalle, como si el siguiente verdaderamente fuera mi último momento. Ojalá tuviera una de esas bolas que las gitanas tenían en las ferias. La que podía ver el futuro. Ojalá supiera qué momento sería mi último.

Suspiro y busco una solución. No es como si no hubiera pasado horas investigando cada detalle en el tiempo pasado en esta habitación. Algunas cosas han sido atadas a la fría mesa de metal, como lo estoy yo ahora. Todo ello ha sido gastado en esta habitación solitaria y fría, con un hombre que estoy planeando matar.

Si tuviera que adivinar, diría que él tiene las mismas intensiones que yo. Se siente como una carrera silenciosa entre nosotros, ser el que viva a través de esta batalla silenciosa.

Hay cosas de las que estoy segura.

Primero, sé que voy a morir escapando. Estoy demasiado exhausta para hacer una escapada perfecta. Sé que voy a morir hoy. Puedo sentirlo en el aire. Escaparé hoy y moriré intentándolo, y ése es un mejor resultado que permanecer atada a esta mesa con este hombre. He sido muy afortunada. Demasiado afortunada. Ya no me quedan vidas. Mientras muera libre, con el viento en mi cara, no me importan los demás detalles. Pero no moriré sujetada en esta mesa.

Segundo, Leo está cerca de mí. Me está buscando. Está caminando de un lado a otro. Puedo sentir el frío del suelo en sus patas. Quizá sean las drogas que pusieron en mí. Hacen que me sienta rara, espesa y neblinosa. Quizá sea el hecho de que no tenga nada que hacer, excepto mirar fijamente el techo y a los diecinueve agujeritos en el yeso directamente encima de mi cabeza. Forman una constelación. No sé cuál; pero cuando acampaba en verano, sé que la he visto en el cielo. No sé los nombres de las constelaciones, pero sé cuando las veré, y a qué me recuerdan. Esa de ahí es un burro. Me recuerda a Will. Will, el asno.

Will, que tiene un bonito trasero1, como siempre dice Meg. Maldito chico. Sonrío ligeramente, haciendo que mis agrietados labios sangren cuando lo hago. La sangre baja por mi boca. Es lo único que he probado en algún tiempo.

Por último, sé que el malvado doctor meterá la pata. Hoy es el día. Justo como presiento mi muerte, siento su agotamiento. Puedo verla. Él parece más tenso que

1 En el original usa la palabra “ASS” para referirse a “asno” y a “trasero”.

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de normal. Está molesto por algo. Es humano después de todo. Me he pasado toda una vida observando a los humanos. Somos de los que cometen. Cuando él lo haga, lo mataré con cualquier medio que pueda.

Él se mueve por la habitación con una bata blanca y una máscara celeste. Toca mis brazos y me empuja. Le gusta su trabajo. Puedo verlo en sus ojos entrecerrados detrás de su máscara. Aprieta mi carne para tensarla y me clava con extra-fuerza. Grité la primera vez, pero eso hizo que la sonrisa creciera en sus ojos. Ya no grito para él.

Conspiro.

El minuto en que me desate, voy a estar clavándole esa aguja en su ojo. Su ojo azul pálido, que creo que es lo más frío que he visto… más frío que un invierno en las montañas.

No puedo evitar preguntarme sobre los otros chicos que han estado a su cuidado, y en el golpe de la aguja. Hace que mi fuego se encienda. Mi ira.

No sé cuántos días/semanas he estado aquí. No he abandonado la habitación. Me despierto atada a la cama. El primer doctor fue amable conmigo. Me llamaba “cariño” y tenía ojos tristes. Me dejaba estar desatada más a menudo, drogada y delicada, pero libre para deambular por la habitación y usar el baño. Se fue un día y este tipo vino la siguiente vez que se abrió la puerta. He pasado más tiempo atada a la mesa con él aquí.

Nadie más ha estado dentro de mi habitación.

Me decepciona que Marshall no esté aquí para verme. Voy a despellejarlo, probablemente vivo. El cuchillo de despellejar de mi abuelita es el mejor. Puedo imaginarme despellejándolo. Puedo imaginarme los gritos. Me hace feliz, lo que asumo que no me hace mejor que el hombre torturándome con agujas. Estoy cómoda con esa comparación.

Miro hacia atrás, hacia el doctor, no hay manera de que esté solo aquí. No estamos solos. Tiene que haber otros. Mi piel se eriza imaginando lo que hay bajando por los pasillos. ¿Qué horrores podrían estar esperándome?

Él palmea mi brazo y sonríe. — Eres una chica especial. Una chica muy especial. —su voz es grave y rara, como si no hablase mucho y por eso está embarrada.

No le respondo. No tiene idea de lo especial que soy.

Estoy esperando mi momento para mostrárselo.

Mis ojos se agitan cuando inyecta algo en mi brazo. Peleo, pero estoy inconsciente antes de siquiera darme cuenta de lo que está pasando.

No sueño, pero oigo voces. —Emma. Necesito que te despiertes, Em.

Las voces hacen que fluyan lágrimas de mis ojos cerrados. La humedad de ellos en mis mejillas se siente real. Las voces han sido mi constante en las pasadas

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semanas. He imaginado las voces muy a menudo. Si sólo supieran dónde estoy. Si sólo pudieran venir y salvarme. Si sólo fueran reales. Mi agotamiento es demasiado grande como para escapar sola. Es por eso que voy a morir.

Las drogas se desvanecen ligeramente y abro mis ojos por la sorpresa. Ellos vuelven a agitare, pero esta vez es el parpadeo inconstante de la luz la que los hacen hacerlo. Odio la luz inconstante.

Las voces se han convertido en una alucinación. La cara detrás de la máscara sonríe, pero no es él. Es ella. Son sus ojos y su cara y siento mis labios convertirse en una sonrisa cuando ella vuelve a hablar. ―Tenemos que ser rápidas, Em. ¿Estás bien? ―dice ella suavemente. Toca mi brazo y puedo jurar que es real.

Niego con mi cabeza mientras mis manos se estiran hacia ella, a pesar de no ser capaz de moverme por las ataduras. Mis dedos tiemblan y se estiran; quieren tocarla. Quieren la confirmación de que no es un sueño. Pero la puerta se abre y el malvado doctor vuelve a entrar. Cierro mis ojos y finjo dormir, en caso de que ella sea sólo un sueño, y él esté aquí para torturarme un poco más.

― ¿Qué estás haciendo aquí? ―su voz es un quejido frío.

Ella vuelve a hablar y mis latidos se aceleran en el monitor. ―Me pidieron que viniera y consiguiera muestras de tejido.

― Les dije que no estoy listo. Se lo inyectaré pronto. Ahora, sal de aquí. ―dice él como si tuviera un acento ahora.

La voz de ella está todavía sonando dentro de mi cabeza. Estoy frenética. No quiero que ella me abandone. Miro a través de mis pestañas mientras ella sale de la habitación. Mi corazón se hunde. Presiono con fuerza mis ojos y le dejo pensar a él que estoy durmiendo. Ella era real. Está aquí por mí. Ellos han venido.

No puedo concentrarme en ellos viniendo por mí. Tengo que concentrarme en el hecho de que ella volvió a irse y que, cuando él entró otra vez a la habitación, tenía una bandeja de cosas en sus manos. Le echo un vistazo a través de mis pestañas cuando lo oigo hacer cosas. Puedo ver la bandeja y me estremezco. Las cosas en ella parecen nuevas y brillantes. El instrumental de su cruel intercambio. Puedo imaginar el sentimiento de ellos en mis dedos. Tengo que bloquear los pensamientos de ellos en mi piel.

Sus fríos dedos rozan mi brazo cuando me desata una de las esposas de cuero que está alrededor de mi muñeca, y empieza a cambiar la aguja IV dentro de mí. No estoy segura si creo en Dios y en los milagros, pero este momento se siente como uno. Actúo como si estuviera volviéndome a dormir. Él me quita el tubo de goma y me da la espalda. Está tarareando una canción espeluznante. Puede que no haya sido espeluznante si alguien más la estuviera tarareando, pero él es espeluznante en general.

Lo observo a través de mis pestañas. La pulsación en su cuello es lenta. Su respiración es estable. Su espalda está hacia mí. No sabe que la chica que acaba de estar aquí es mi forma de escapar. Volverá por mí y rezo para que no esté sola.

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La adrenalina se mezcla con la esperanza que ella ha traído y el flujo de ira y furia entran en un destello endiablado.

Moviéndome rápidamente, como un rayo, agarro su espalda y le hago perder el equilibrio. Tiro del cuello de su bata de laboratorio hasta que su cuello está lo suficientemente abajo para que pueda envolver mi flaco brazo alrededor de su garganta y sujetarlo apretadamente contra mi pecho. Él se está sacudiendo y pateando con sus pies. Algo afilado se me clava. Siento un flujo frío de algo, pero no abandono mi agarre de su cuello con mi brazo. Su cuerpo está peleando duro. Está entrando en pánico. Me araña con su aguja. Grito por primera vez en días de apuñalamientos y dolor. Su garganta hace un sonido crujiente. Golpea la bandeja y tira su mesa de trabajo con el pie antes de dejar de dar vueltas.

Él no queda flácido. Araña y clava sus dedos en mi brazo. Se da la vuelta y me agarra, pero me estiro hacia atrás. Mi huesudo brazo es perfecto para hacer el sonido que viene a continuación. Es un sonido de crujido en su garganta. Se convierte en un sonido de chasquido y lo siento abandonar su cuerpo. Lo dejo ir. Mi brazo está acalambrado. Duele estirarlo. Está sangrando y raspado.

Tomo mi primer aliento grande desde que él entró en la habitación. Mi monitor del corazón se está volviendo loco. Saco las etiquetas de mi pecho, haciendo que los bips se conviertan en un zumbido constante. Desato mi otro brazo y me siento. Algo tira instantáneamente entre mis piernas. Aterrorizada por lo que me voy a encontrar, llevo mis dedos lentamente entre mis piernas, donde el camisón que estoy usando está abierto. No tengo ropa interior, deben de habérmela quitado. El miedo y la repugnancia empiezan a hacer turnos en hacerse más grandes en mi corazón, mientras siento el tubo que está saliéndome de allí abajo. Mis dedos tiemblan. Mi brazo, donde había puesto la aguja, se está entumeciendo. Tengo arcadas y me siento atontada cuando siento todo el aparato. El tubo duele cuando lo muevo. Tiro lentamente e intento no dejar que mis manos tiemblen. No duele quitarlo, pero me asusta, más que matar al hombre machacando su tráquea. Me hago pis por toda la cama y el suelo cuando el tuvo está completamente afuera. La cálida orina está corriendo por entre mis piernas. Miro a la puerta y rezo para que éste no sea el momento en que ella regrese.

Desato mi pie y muevo mis piernas hasta el borde de la cama. Mi pis gotea desde la cama hasta el suelo. La simple salpicadura y el sonido constante del monitor cardíaco, hace más pequeña la habitación. Hacen que entre en pánico. Arde entre mis piernas. No quiero saber lo que era eso ni lo que me han hecho.

Me empujo fuera de la cama, pero mi brazo está débil y vago. Mi visión está poniéndose difusa. El suelo está frío contra mis pies. Mis piernas se sientes débiles como las de un bebé venado. Mis primero pasos son raros y descoordinados.

Me lamo los labios y susurro: ―Anna, ― una calidez me inunda y me estremezco, mirando fijamente a la puerta con debilidad.

Doy traspiés hasta la pared y me inclino para desconectar el monitor cardíaco. Tengo que deslizarme hacia abajo por la pared para llegar a la cuerda. Tiro de ella y el sonido se detiene. Quiero gritar, pero no puedo. No puedo volver a levantarme. Lo que sea que me inyectó en el brazo me está haciendo sentir

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enferma. Me arrastro por la pared hasta la bandeja de cosas. Saco un poco de alcohol y lo derramo en mi brazo. Hago una mueva de dolor y casi grito. Los arañazos están rojos y enfurecidos. Envuelvo un largo vendaje blanco y fino alrededor de mi brazo y pego.

Luego me arrastro hacia donde su cuerpo yace muerto. Me quito mi oloroso camisón y tiro de sus pantalones y de su bata. Me visto dolorosa y lentamente. Tiro de mi cabello hacia atrás y lo meto dentro de la bata de laboratorio, como el payaso del circo que una vez vi con la abuelita. Me pongo sus calcetines. Él yace allí en su ropa interior y su camiseta interior. Está regordete. Miro a su cuerpo sustancioso. Comparado con la piel y huesos que estoy acostumbrada a ver, él es enorme.

Gateo hacia la puerta y me preparo para el esfuerzo que estoy a punto de hacer.

―Anna. ―vuelvo a susurrar. Ella no vuelve. ¿No escuchó la conmoción? ¿Está bien? ¿También la han hecho cautiva? No tengo tiempo para reflexionar. Necesito correr, pero como el presentimiento que tuve anteriormente, temo que no viviré. Estoy demasiado cansada y demasiado enferma.

Uso el picaporte de la puerta para levantarme y ponerme de pie. Agotamiento no es la palabra correcta. Me pongo de pie y me equilibrio. Siento los bolsillos dentro de su bata. Necesito un inventario de lo que él tiene y de lo que necesito. La tarjeta deslizante que está en su bolsillo derecho luce exactamente como la de la granja.

Deseo que Anna, e incluso Will, viniesen. Me siento enferma y mi brazo probablemente necesita puntos. Puedo sentirlo sangrar, empapar el vendaje. Miro a la pequeña habitación e intento pelear contra el sentimiento de que todo es inútil antes de que siquiera empiece. Quizá ella no era real.

―Ella estuvo aquí, Em. Contrólate. Anna estuvo aquí. El doctor está muerto ―susurré para mí misma. ―Hiciste una cosa hoy ―las palabras hacen que una sonrisita cruce mis labios.

La abuelita siempre tenía listas. Ella tachaba las cosas todo el tiempo.

Volteo la mirada hacia él y veo la marca de verificación en mi mente. A veces ella ponía “Ver Días de Nuestras Vidas” en la lista. Lo mirábamos y comíamos palomitas o patatas fritas. Todos los días eran Días. Mi personaje favorito era Sami. Cuando cumplí ocho, me permitieron empezar a verlo con ella.

Sujeto el frío picaporte de metal y obligo a mi mente a volver a mi propia lista. “Morir libre con el viento sobre mi cara”, está bastante arriba en ella. Necesito ser más positiva.

―Intenta no morir… todavía no ―digo con voz ronca y miro el picaporte de la puerta. Cuando escucho el tirador llegar al final de su rotación, me detengo. Debí haber esperado un segundo extra. Las drogas me están enloqueciendo. Estoy hablando conmigo misma y cometiendo errores.

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Miro alrededor. Recuerdos y habilidades están fluyendo por mi mente mientras intento formular un plan.

¿Me quedo en la habitación y espero a que Anna vuelva? Necesito armas. Miro atrás, al doctor muerto y vuelvo a girar el picaporte para cerrarlo. Voy a trompicones hasta donde está su instrumental extendido por el suelo. Me agacho como mejor puedo y levanto un par de cuchillos de plata del suelo. El frío metal en mis dedos se siente asombroso, como imaginé que se sentiría. Hay bolsas de agua y otras cosas. Las agarro, meto un par en mis bolsillos y vuelvo a la puerta. Vuelvo a poner mi mano en la puerta y agarro el frío cuchillo con la otra. Respiro e imagino cómo el bosque se va a sentir cuando esté en él otra vez. Su follaje y el aire frío del bosque, mis ensoñaciones consisten en muy poco.

El frío metal y el blanco austero de la habitación me hace sentir expuesta y desnuda. El pomo vuelve a girarse con facilidad. La abro un poco y echo una ojeada. El pasillo no luce como pensé que luciría. Anna no está en ningún sitio, no hay nadie. Esto no es como en las granjas reproductoras.

Las luces son tenues y parpadean. Me hacen dolorosamente consciente del hecho de que ella probablemente no era real. Ella no estuvo realmente aquí. Todavía estoy sola.

Los viejos tubos de luz parpadean como si estuviera pasando por algo inestable. El generador de Brian era así. Las luces parpadeaban. El generador de la abuelita también. Nunca lo usaba mucho, pero cuando lo hacía, temía la forma en que el poder se sentía medio-encendido.

La luz del pasillo parece la misma.

Pero el pasillo en sí mismo no está inmaculado e inhóspito como la habitación en la que estoy. Está sucio y vacío de vida. Bajo la mirada hacia el final del pasillo. Nada se mueve. Puedo ver papeles en el suelo y las puertas cerradas. Parece como si la gente hubiera huido en pánico, como todos los otros edificios que he visto. Bajo la mirada hasta el otro final del pasillo para encontrarlo igual. Nada es de la forma que creí que sería. No está limpio como las granjas reproductoras ni organizadas. ¿Dónde estoy? ¿Cómo puede ser éste el sitio al que Marshall me trajo?

Tengo un mal presentimiento. ¿Qué si Anna era real? ¿Está a salvo? ¿Está sola? Tengo arcadas cuando mi visión se enturbia. No tengo la fuerza para ayudarla.

Silbo suavemente por si él está con ella. Nada se mueve ni hace un sonido. Levanto la mirada para ver si hay cámaras o algo. Papá siempre odió las cámaras de vídeo que grababan a todos sitios a los que fueras y qué comprabas. Él odiaba ser grabado. Tenía teorías raras sobre las cámaras y la información que ellas reunían. Sonrío débilmente cuando pienso en lo loco que pensé que estaba. Él hubiera amado este lugar. Hubiera confirmado tantas cosas para él.

Mis primeros pasos se sienten forzados, como si estuviera metiéndome en el agua. No puedo escuchar a la nada rodeándome. No sé si puedo oír correctamente. Las luces parpadeantes están trabajando en mi contra. Están intentando

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enloquecerme. Me retuerzo y me estremezco y sé que es demasiado tarde; ya estoy loca.

Hay demasiado suspenso y lugar vacío en el pasillo. La transpiración está resbalando por los lados de mi cara, haciéndome retorcerme y limpiarla. Las luces parpadeantes hacen imposible conseguir una buena vista de todo. No veo nada excepto a mí, los papeles y las puertas, pero los destellos no garantizan que esté sola.

Pruebo en cada pomo a través del pasillo, pero están cerrados. El frío del metal contra mis dedos es impactante. Siento que tengo fiebre. Él me ha inyectado veneno y ahora me estoy muriendo.

Pongo una mano sobre la pared desigual para equilibrarme. Me lamo los labios. Todo se siente lento y pronunciado. Las luces parpadean al mismo ritmo que mi corazón late.

Miro alrededor de la esquina al final del pasillo. Otra vez, me encuentro sola en un pasillo largo con papeles y desechos en el suelo.

Un dolor agudo me golpea en el estómago. Rompo una regla, no es que importe, creo que las he roto todas a estas alturas.

Me doblo y grito. No puedo evitarlo. El dolor es agonizante. Se siente como si mis adentros se movieran. Caigo de rodillas y me dejo caer a través del suelo. Monto un trozo de papel como si fuera una alfombra mágica y agarro mi estómago con mi mano izquierda.

Las luces parpadeantes están dentro de mis ojos ahora. Cuando los cierro, puedo ver el centelleo y el pasillo. Incluso en mi mente, nada de este pasillo tiene sentido. Excepto, quizá, las luces parpadeantes. El suministro de potencia irregular tiene sentido.

Me muevo hacia delante sobre mis rodillas hasta que siento que puedo volver a levantarme. Agarro el tirador de la puerta y me levanto. Mis piernas tiemblan e intentan desplomarse. Me rehúso a caerme.

La pared está sujetándome completamente.

―Leo. ―susurro su nombre. Necesito su pelaje en mis dedos. Siempre imaginé que sería lo último que tocaría. Las lágrimas están derramándose por mis mejillas. Voy a morir sola en un pasillo con nada en mis dedos y sin viento sobre mi cara.

El dolor es insoportable.

Me apoyo en un picaporte por una respiración, pero, en lugar de eso, caigo dentro. El picaporte estaba destrabado. Golpeo el suelo y grito otra vez. Espero a que los ocupantes de la habitación me ataquen. Espero al sonido de mi propio desgarro.

No pasa nada.

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Levanto la mirada y, en los destellos de luz del pasillo, veo algo que nunca esperé. Jesús me está mirando con los brazos completamente abiertos. Está sonriéndome y diciéndome que todo va a estar bien. Me arrastro dentro de la habitación y pateo la puerta para cerrarla. Cuando la puerta se cierra, la luz nos abandona.

Yo y Jesús, perfectos extraños, sentados solos en la oscuridad. No me presento. Me conocerá lo suficientemente pronto.

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En la oscuridad de la habitación cerrada, destellos de imágenes pasan frente a

mis ojos; recuerdos del principio.

En los destellos y fiebre, veo la TV donde Brian. Es vieja y pequeña. Cuando

llegamos allí, ni siquiera supe cómo encenderla. No había visto una TV así antes. El

abuelo había tenido una pantalla enorme y plana. Echo de menos al abuelo y a la

abuela.

Mi papá tuvo su rostro pegado a la redonda pantalla todo el tiempo que

estuvimos donde Brian escondiéndonos. Apenas lo hicimos allí. Recuerdo el pánico

y el caos. Recuerdo la forma en que me arrastró hacia el bosque, gritándome que

me diera prisa; teníamos que llegar donde Brian. Nos habíamos ido demasiado

tarde. Una horda estaba viniendo y teníamos que llegar a terreno alto y cortar a

través del bosque hacia donde Brian. Él gritó y yo intenté correr, pero mis piernas

dolían.

Una vez que llegamos al búnker, no importó cuán duro lo intenté, no podía

pelear contra el ansia de mirar las noticias. Eran muy espeluznantes y, aun así, mis

ojos no la abandonaban.

La misma mujer de las noticias estaba todos los días. Conocía su voz mejor

que la mía.―Hemos pasado el punto de necesidad de donaciones de sangre. El

público está más seguro quedándose en casa y esperando. Racionar y quedarse

dentro es su mejor apuesta en este momento. Ahora mismo, en el litoral oeste,

creemos que hay, al menos, un millón de casos de Fiebre del Dengue que está por

toda América. Ése es el número de casos reportados. No sabemos el número

exacto, ya que hay tantos intentando quedarse en casa y luchar contra ello, ―su

cara estaba cansada y el maquillaje no escondía el dolor en sus ojos. Su perfecto

pelo castaño estilo bob estaba brillante y limpio. Era la última persona limpia que

recordaba, antes de las granjas reproductoras.

Yo ya estaba sucia cuando la miraba en las noticias del búnker de Brian. Me

volví a mirar a papá. No me gustó la forma en que asintió, como si fuera parte de la

conversación de la mujer de las noticias. Lucía como un loco cuando me miró y

dijo: ―Nos iremos pronto, niña. Cuando el pánico se acabe.

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Asentí y abracé mis rodillas con más fuerza hacia mi cuerpo. Miré a la mujer

de las noticias. Sus ojos azul oscuro estaban vidriosos. Imaginé que ella sabía algo,

pero no lo podía contar al resto de nosotros, como lo malo que realmente era.

Tragó con fuerza y continuó―: En otras noticias, Japón ha sido golpeado otra

vez por varios terremotos fuertes. Están entre los 4.3 y 7.5. Como todos sabemos,

la fiebre del Dengue es considerablemente peor en Asia, así que esto no podría

venir en peor momento para ellos. Varios pequeños maremotos ya han golpeado

Alaska y el Noroeste de Canadá. Los apagones de electricidad e inundaciones han

sido malos a lo largo de la costa noroeste. Canadá está sufriendo por sus propios

terremotos. La famosa isla Hot Springs2, en British, Columbia, está seca. Las aguas

termales murieron. En otras noticias, Nueva York y Nueva Jersey siguen bajo el

agua por la masiva inundación que dejaron los huracanes esta temporada. ―mi

estómago se hundió.

Brian apagó la TV y nos sentamos en el búnker en silencio. Papá había estado

diciendo que eso pasaría. Lo había estado diciendo por tanto tiempo como podía

recordar. Todos los nombres que le había llamado en mi cabeza, empezaron a

hacerme sentir mal. Recuerdo pensar cosas malas de él mientras me arrastraba a

lo largo de la ladera, gritándome que teníamos que llegar a terreno alto. La

carretera estaba bloqueada y otro maremoto estaba viniendo.

Brian dejaba mucho el búnker. Giraba el pomo y abría la puerta sellada en el

techo. Hacía un ruido como el Tupperware de la abuelita. Podía imaginar el mundo

de fuera. Las imágenes de las noticias eran aterrorizantes, pero todavía podía verlo

de la forma en que era cuando llegamos al búnker. Sólo Brian y mi papá llegaban a

salir. El único aire fresco que tenía era cuando abrían la puerta para irse. El viento

frío derribaba la escalera. Podía tener la piel de gallina y sentir entusiasmo al

mismo tiempo.

Odiaba el búnker. Comíamos comida enlatada y deshidratada y mirábamos la

pequeña TV. El pánico era justo como papá decía que sería. El metraje de las

noticias daba miedo: saqueos, bombardeos y países en guerra. Todos se culpaban

entre ellos por la fiebre del Dengue. Luego todos empezaron a bombardear áreas

para matar a los enfermos, que no estaban muriendo por la fiebre. Parecía que

nunca terminaría.

Pero luego lo hizo, cuando la TV dejó de funcionar. Cuando la electricidad y el

agua se apagaron, nos sentamos a la luz de las velas y pasamos los días

preguntándonos e imaginando. ¿Cómo sería estar allí fuera?

El día que abandonamos el búnker era un día malo. La TV no había

funcionado por dos semanas. Lo último que vi fue al presidente haciendo un

2 Aguas termales.

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discurso y llorando. Me perdí la mitad de eso. Estaba durmiendo. Eso es todo lo que

había estado haciendo en el búnker. Desperté porque papá estaba empacando el

jeep y la puerta del búnker estaba abierta.

Cuando entramos al jeep, papá nos dijo a mí y a Brian su plan, otra vez.

Estaba tan apasionado contándolo por centésima vez como lo había estado la

primera. ―Entonces cruzaremos la autopista hasta la salida de Green Mountain y

tomamos el camino alternativo hasta que lleguemos a la base de la cordillera, donde

está la cabaña. Está a un día de caminata. Hay una vieja casa de granja allí, en la

base de la montaña en la que está la cabaña.

Estaba tan cansada del plan. Estaba tan cansada de su voz. Podría gritar de

frustración. Lo único que lo arreglaba era una copia de un libro que encontré

llamado Crepúsculo. Lo había leído tres veces en el búnker, siempre

preguntándome si alguna vez ella conseguía lo que quería.

Agarré el grueso libro para llevarlo conmigo al jeep y contuve los gritos que

obstruían mi garganta y me dejaron sin aliento.

Papá me miró.―Cuando la gente que vive en la granja muera, podemos ir y ver

lo que tenemos. Las granjas siempre tienen las mejores cosas. Comida enlatada y

deshidratada, por no mencionar a los mejores suministros de supervivencia. Cuerdas

y palas y extras de todo. Recuerda eso, Em. Somos nosotros y ellos ahora ―Lo había

oído tantas veces que podría haberlo asfixiado. Había momentos en que lo odiaba.

Brian miró hacia atrás, hacia mí e intentó sonreír como siempre hacía,

intentando hacerme sentir mejor. Papá nunca le echaba azúcar a nada. Quería que

supiera lo peor. Siempre me quería lista.

Brian no estaba de acuerdo. Él quería que fuera una niña pequeña. Pero

nunca había sido una niña. Siempre he sido más.

A veces peleaban por mí, como lo harían un papá y una mamá. Más de lo que

peleaban mamá y papá.

Nunca olvidaría el rostro de Brian mientras quitaba el pelo de mi cara y me

daba un chupa-chup. Él siempre tenía caramelos. Éste era rojo. En realidad no me

gustaba el rojo, pero lo tomé de todos modos.

Sonrió.― Será divertido estar en la cabaña, niña. Un montón de cosas que hacer

allí.

Puse mis ojos en blanco.

― ¿Divertido? Mi iPad, iPod, DSI, Xbox, e incluso ese estúpido libro electrónico

que la abuela me dio están muertos. ¿Qué es divertido allí? He estado en cabañas

Page 18: Born to fight-Tara Brown

cada verano durante cinco años. Sé qué hay que hacer en una cabaña. Nunca es

divertido.

Brian se rió.

Mi papá me miró por el retrovisor.

―Em, sabes que esas cosas son parte de un mundo que ya no existe. Tu

generación es blanda y débil. Un día me agradecerás por todo ese acampamiento. Te

lo puedo decir ahora, ninguna otra chica de tu edad ha ido a acampar desde que

tenía cinco.

Gruñí.

―Lo sé ―Y lo sabía. Las otras chicas en el campamento siempre pensaban que

yo era rara. Habían sido enviadas porque los otros campamentos de verano se

habían llenado y sus padres sólo necesitaban un lugar para que ellas fueran por

unas semanas. Yo, sin embargo, era casi capaz de enseñar los estúpidos cursos.

Disparar con arco y flecha, poner trampas, primeros auxilios y todo lo demás. Mi

cosa favorita era cuando aprendíamos a fabricar arcos y flechas.

Papá revisó el mapa una última vez antes de que condujéramos lejos del

búnker. Miré atrás una vez y lo eché de menos instantáneamente. El lugar que odié

todas esas semanas se había ido y, en su lugar, estaba lo desconocido.

El jeep podía conducir por encima de todos los… troncos, caminos rotos

donde las bombas habían caído, bultos que Brian me dijo que no mirase, todo.

Cubrí mis ojos y miré a través de mis dedos.

Había coches, camionetas, furgonetas y gente por todos lados cuando

llegamos a la autopista. La gente se había estado escondiendo al principio, pero

cuando la comida y los suministros empezaron a escasear, volaron hasta a ciudad.

Todos corrían.

El pánico se terminó cuando abandonamos el búnker. Lo que quedó, era

inimaginable. La carretera estaba rota por todos lados y bordeada con vehículos

quemados. Un enorme avión reactor quemado apoyado en un campo junto a una

vieja casa. Parecía un esqueleto, pero muy quemado. No pude evitar preguntarme

si alguien habría sobrevivido.

Afortunadamente, nosotros no teníamos que conducir a través de la ciudad.

La autopista era lo suficientemente mala. No podía imaginar la ciudad. Brian vivía

en el campo, en un pequeño pueblo en las afueras de una ciudad. Compró la casa

porque ya tenía construido un búnker por la Crisis de los Misiles Cubanos.

Mientras conducíamos, pasamos a gente rezagada a lo largo de la carretera

en pequeños grupos. Parecían rotos y medio muertos. Parecía una película.

Page 19: Born to fight-Tara Brown

―Cada una de esas personas probablemente tiene la fiebre, Em. Tienes que

recordar eso. Cada uno tiene el potencial para matarte ahora. Somos nosotros y ellos,

Em ―Cuantas más cosas veíamos, menos enojada era su voz. Apreté el libro sobre

mi pecho. Su voz era tranquila y evocadora. Como una narración de las cosas que

estaba viendo.

― El agua estará contaminada por mucho tiempo donde las bombas cayeron.

Los campos también.

Las caras manchadas de lágrimas y sucias de la gente que pasábamos me

hacían sentir asustada y enferma. Nunca me sentí más pequeña. Quería

acurrucarme en mí misma, abrazar mis rodillas y mecerme, pero no podía parar de

mirarlos. Los coches dados la vuelta. Viejos camiones quemados. Gente cargando

niños y bolsas. Gente arrastrando maletas sobre ruedas. Gente sujetándose las

manos y empujándose los unos a los otros para seguir. Gente.

―Míralos. Son idiotas. Todavía están agrupados. ―Apuntó a un grupito.

Vi a un hombre con ojos inyectados en sangre y supe por las fotos que papá

me había mostrado, que él tenía la fiebre. El hombre me miró. Sus ojos inyectados

en sangre parecían ver todo dentro de mí, todo mi miedo.

Una niñita, que parecía tener mi edad, estaba caminando sola. Por un

momento, juré que la conocía. Parecía perdida. Se giró para dar una vuelta y gritó y

nadie la ayudó. Caminaban a su lado y la ignoraban. Justo como hicimos nosotros.

Cuando condujimos junto a ella, mis ojos encontraron los suyos. Movió sus brazos

y, por un pequeño momento, juré que gritó mi nombre. Sus labios lo formaron

perfectamente. Sus ojos dejaron de sentir autocompasión y se hicieron

apasionados. Persiguió el jeep. Pero seguimos conduciendo de todas formas.

Éramos nosotros y ellos.

Nos quedamos atorados detrás de un enorme choque. Un camionero había

doblado y, entre el enorme vehículo de dieciocho ruedas y los camiones y coches,

no podíamos pasar. Dimos la vuelta y volvimos.

Papá y Brian pelearon. Los ignoré y fingí dormir.

Podía oír a los otros fuera del vehículo. Podía oír sus gritos y los llantos

cuando ralentizamos.

― Se están llevando a mujeres. Mira eso ―susurró papá, intentando esconder

su voz de mí, pero pude oírlo.

― No hay duda de que están buscando hembras sanas. Es justo como el Doctor

Fitzgerald dijo que sería ―Papá sonó engreído y asustado al mismo tiempo. Sus

Page 20: Born to fight-Tara Brown

susurros me asustaron. Contuve el aliento. Luego oí un golpe seguido de otro.

Luego nada.

― ¡Mierda! Le ha disparado, Bri. Le disparó en la cabeza. Tenemos que salir de

aquí ahora.

― Da la vuelta, hombre. Ve por allí. Sube a la colina ―Brian sonaba asustado, lo

que me asustó.

―Es el camino equivocado.

―A quién carajo le importa. ¡CONDUCE!

El jeep salió disparado y sentí un enorme golpe. Luego mi estómago se sintió

como si estuviera dando vueltas dentro de mí. Perdí el agarre del asiento y salí

volando. El grueso libro me golpeó en la cara. Mi cinturón de seguridad me sostuvo

y vi colores detrás de mis ojos cuando fui lanzada hacia atrás en el asiento. Ya no se

sentía cómodo. Se sentía duro y arañó mi piel.

Giramos una y otra vez y fuertes golpes llenaron el aire.

Los oí gritar y luego se detuvo. Luego era sólo yo gritando. Dejamos de

movernos, pero mis labios se quedaron abiertos y mi llanto estaba por todos lados.

Jadeé ligeramente y miré alrededor. Estaba patas arriba y colgando por el

cinturón de seguridad. Lo abrí, pero no me caí. La parte superior del jeep estaba

más cerca de lo que estaba antes. Podía ver sangre. Un poco era mía y un poco

venía del asiento delantero. Brian no estaba. Las ventanas no estaban. Oí un

quejido.

―Em. ―gimió papá.

Me estiré frenéticamente.―Papá. Papá. No puedo verte. ―su reposacabezas

estaba arriba y el jeep estaba doblado y desplomado a su alrededor. Me deslicé

para salir por la parte de atrás y me arrastré por el césped marrón y seco.

Había otros coches rodeándonos y en no mejores condiciones que el jeep. A la

distancia, podía ver otras personas, pero no muchas. Podía verlas mirando el

accidente y apuntándonos con los dedos.

―Em, los otros querrán nuestras cosas. Corre. ―susurró él con la voz ronca y

tosió.

Me metí por su ventana, que se había ido. Su cuerpo estaba atascado,

presionado por el jeep. Tiré del pomo de la puerta, pero no se movió. Grité y arañé

y golpeé el jeep, pero no se movió. Era demasiado pequeña y demasiado flaca y ni

siquiera podía abollar el metal. Toda mi ira, mi dolor y mi miedo ni siquiera arañó

la fría y dura puerta.

Page 21: Born to fight-Tara Brown

Lucía mal. Su cuerpo estaba patas arriba, pero no colgaba. El jeep estaba a

todo su alrededor, ajustado.

Volvió a gemir.

―Em. Corre. Puedes correr rápido y lejos, no te rindas. Toma esto y corre.

No me tendió nada para que tomase, pero su mano estaba colgando rara. Me

senté en el césped junto a él y lloré. Podía sentir la derrota.

Se lamió los labios y me miró con los ojos más aterrorizantes que he visto.

―Corre, Em. Corre y llega a la cabaña. Sube esa montaña que está a la derecha.

Trepa hasta que llegues a una carretera no pavimentada. Síguela hasta que llegues a

una vieja granja. Desde allí, está cruzando su cultivo de heno y sube por la montaña

detrás de su casa. A la derecha. ―sacó su mano doblada y agarró la mía. Podía sentir

sus dedos sonar cuando los dobló― Somos nosotros y ellos, Em. Todavía estoy

contigo. Puedes sentirlo, siempre lo sentirás. Pero, ahora mismo, necesito que seas

una niña valiente, la niña valiente que he entrenado justo para este momento. Corre y

no ayudes a nadie. No pidas ayuda. Todos miran por sí mismos ahora. Están todos

enfermos, Em. De alguna forma, están todos enfermos.

La sangre goteaba de su cabello por el corte por encima de su ojo. Negué con

la cabeza y lloré. Oí un camión detrás de mí.

Me gritó.― ¡CORRE, EM! ¡ESTÁN VINIENDO! ¡QUE NUNCA TE AGARREN, EM!

¡NUNCA!

Retrocedí sobre el césped y me puse sobre mis magulladas y maltratadas

piernas. Casi se doblan de miedo, pero hice lo que él dijo. Tragué mi llanto, me giré

y corrí. Corrí a través de la autopista y subí la colina con césped. Los pies hacían

sonidos detrás de mí, pero siempre había sido rápida, incluso desde niñita.

Oí el vehículo y los disparos. Oí a los otros. Supe que le habían disparado, si

había vivido lo suficiente.

Corrí y corrí hasta que vomité en el césped e, incluso entonces, corrí. Corrí

hasta que mis ojos veían cosas que no podían ser y oía a gente que sabía que estaba

muerta. Gente como mi padre. Lo sentí levantarme por la colina y gritándome para

que me diera prisa. Sentí su aliento en mi cara mientras gritaba y apretaba mi

mano.

Corrí hasta que vi la granja. Luego trepé y pasé a hurtadillas y me escondí en

las sombras de la oscuridad. Luego me senté sola en esas sombras, demasiado

aterrorizada para llorar. Demasiado aterrorizada para moverme. Pero sabía que la

comida y el agua estarían esperando en la cabaña. Toda la comida y el agua que

pudiera meter dentro de mí. El hambre roía mi espalda. Trastabillé por el campo

Page 22: Born to fight-Tara Brown

en la oscuridad. Llegué al otro lado y escalé uno de los árboles de allí. Su rugosa

corteza me recordó que estaba viva. Justo como él siempre dijo que sería, el dolor

me recordaba que todavía estaba viva.

Los destellos se detienen y los recuerdos se desvanecen, y estoy sola en la

oscura habitación con una estatua de Jesús sonriente. Y, otra vez, el dolor me

recuerda que todavía estoy viva, justo como lo hizo entonces en el gran árbol al

límite del campo.

Page 23: Born to fight-Tara Brown

TTrraadduucciiddoo ppoorr EEmmii__9933CCoorrrreeggiiddoo ppoorr AAlleeee FFoosstteerr

Cuando despierto, el dolor se ha ido, pero me he orinado encima. La

orina está en todas partes. Mis pantalones están pegajosos y mojados. Huele a

óxido como la sangre, pero recuerdo haberme orinado. Recuerdo el dolor y la

presión y lo bien que se sintió dejar salir la orina. Me estoy convirtiendo en

uno de los infectados. Es lo que él puso en mi brazo. Lo sé. Me había orinado y

contraído. Pronto deambularé y ansiaré carne... o sólo moriré y seré devorada

por los demás infectados.

¿Dónde está Anna? ¿Ha venido por mí? ¿Ha sido capturada? Necesito ser

fuerte para salvarla, a menos que ella fuera realmente una alucinación.

La habitación es tan oscura que no puedo ver a Jesús, pero asumo que

todavía está aquí. Me pregunto si a él le dio asco que me hubiera orinado en el

suelo y que sea tan débil que no pueda moverme de mi propia suciedad.

Desearía que él fuera no una estatua de piedra, sino más bien un maniquí.

Necesito ropa nueva limpia. La imagen de haber sido infectada y deambular

por el mundo en una bata que robé de un maniquí de Jesús, me hace sonreír.

Agarro una de las bolsas de glucosa y jalo la clavija que hay en el fondo

de ella. Bebo el agua dulce hasta sentirme nauseabunda, y aún así me fuerzo a

beber un poco más. Vacío la bolsa y la dejo caer al suelo, donde luego bajo mi

cara y mis brazos. El frío del suelo de alguna manera es cómodo.

Mis ojos parpadean como las luces del pasillo y sé que volveré a perder

la consciencia otra vez.

No tengo sueños esta vez. No recuerdo nada más sobre lo anterior. Sólo

duermo y luego despierto. Cuando despierto otra vez, lamo mis labios. Se

sienten cortados y agrietados. La orina está seca y cuando muevo mis piernas,

se sienten atoradas en los pantalones. Estoy débil. Muy débil. Mi respiración

se siente forzada. Mi corazón no se siente como si estuviera latiendo del todo.

—Halla la puerta y encuentra a Anna—, me susurro a mí misma, y tal

vez a Jesús. Él es como Leo. Me hace menos loca, porque con él ahí, no estaría

hablando sola.

Me oprimo hacia mis rodillas y me arrastro hacia donde creo que está la

puerta. Tanteo a lo largo de la pared en busca del hueco donde la manilla

estará. El borde de la puerta me evade. ¿Se sellaría la habitación mientras

estuve dormida? Busco a Jesús en la oscuridad. Por lo que mi abuela dijo, se

Page 24: Born to fight-Tara Brown

supone que él sea mi luz en la oscuridad, pero incluso mis ojos animales no

funcionan en este lugar. No hay luz en esta habitación.

La pared se siente como si no tuviera final. Siento como si recorreré esta

pared en círculos, hasta que pierda el juicio y pase a arañazos a través de ella.

Me pregunto si estoy en el infierno. Estoy siendo castigada por los errores que

he cometido. No estoy realmente arrepentida por ninguno de ellos. Eso puede

ser un problema.

Me volteo y tanteo en busca de la estatua de Jesús. Nada se siente como

si fuera a pasar demasiado rápido. El aire de la habitación se siente como si su

oxígeno se hubiera succionado. Todo lo que queda es la contaminación que he

hecho con cada exhalación de pánico. Mis latidos se sienten como si hubieran

comenzado con un shock, y ahora mi corazón está haciendo un intento de

desgarrarse de mi pecho.

Es un ataque de pánico. Lo reconozco mientras mis dedos tocan la fría

estatua. Mis dedos se encuentran con el frío de su bata y caigo a sus pies

amontonada. Soy como sus seguidores. Los mismos que he visto salvar a los

niños que lloran en las calles. Los mismos que parecen amables y gentiles,

pero que de alguna manera sus ojos te hacen sentir no tan bien que digamos.

—Ayúdame—, susurro, agarrándome de su fría bata.

Oigo algo y levanto mi cabeza.

Al principio creo que es Jesús susurrando, haciéndome temblar. Estoy a

punto de convertirme en devota por los restantes segundos de mi vida,

cuando me doy cuenta que el viento viene desde la puerta. Me arrastro lejos

de Jesús, tanteando el suelo en busca del fondo de la puerta por donde entra el

aire. Es limpio y fresco.

Algo ha cambiado en el pasillo de afuera. ¿Anna?

Siento el ligero soplo de aire frío, al alcanzar mis manos la base de la

puerta.

La recorro con mis manos hacia la manilla y me aferro a ella con todas

mis fuerzas. Muevo el seguro de la puerta, hacia el mismo lado en que la

manilla se mueve. Se queda atascado.

Una voz le sigue al movimiento de la manilla. —Despejen aquí también.

— La vibración del movimiento me impacta. —Ella fue hacia arriba. Todo lo

demás está cerrado.

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Casi brinco hacia atrás gritando. Pero me forcé a estar calmada. Apoyo

mis dedos en la puerta y espero. Están revisando el pasillo y buscándome.

Ellos saben que me he ido. No estoy sola. El médico no estaba solo. ¿Dónde

estaban cuando lo estaba matando? ¿Están buscando a Anna?

Otra voz llena el aire silente del pasillo. — ¡Maldita sea!, ¿sabes lo

importante que era ella? ¡Por Cristo! es una niñita.

¿Niñita? ¿Están hablando de mí? ¿Aún soy una niñita o es Anna a quien

han perdido? Mi corazón ya está en pánico por la llegada de los hombres, esto

no ayuda a calmarlo.

Trato de pensar, pero mi estómago está doliéndome demasiado. No sé

qué hacer. Si voy en busca de ellos, puede que guíe a los hombres hacia donde

están. Estoy enferma y, más bien moribunda, así que no es como que yo vaya a

ser de mucha ayuda.

Hago una pausa a mis pensamientos cuando escucho pasos otra vez. —

Tráela de vuelta o son tus vidas.

— ¿Y qué con el lobo?— un hombre pregunta.

Leo. Casi digo su nombre en voz alta.

Está vivo. Está cerca. Arde fuego en mi vientre, pero lo rechazo. Necesito

encontrarlo. Lo necesito.

Las voces se alejan de mí, aquietándose. —Ella está enferma, no sabe

dónde está él. No se preocupen por él… encuéntrenla.

Los perdí después de eso. El pasillo está silencioso nuevamente y el

viento se ha ido por debajo de la puerta.

Saco otra bolsa de mi bolsillo y halo la clavija. Me la bebo completa. Sabe

dulce y rancio y raro pero sé que estoy deshidratada y enferma. El veneno que

él me inyectó ha enfermado pero no me ha matado. Necesito reemplazar mis

fluidos.

Cierro mis ojos y presiono mi cara contra la puerta. Escucho atenta los

sonidos de las botas y las armas de fuego. Escucho atenta la respiración

cansada, como cuando buscas a alguien. No hay nada. Las voces de los

hombres han desaparecido. Los hombres que agitaron la puerta e intentaron

abrirla, se fueron. Es casi como si fueran inventos de mi imaginación, como

Anna.

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Quiero abrir la manilla y echar un vistazo, pero mis reglas del juego

están restableciéndose lentamente y esperar es la más grande de ellas.

Volteo con mi espalda hacia la puerta, mi cara hacia Jesús, y me deslizo

por la puerta, Me siento y espero. La paciencia me ha mantenido viva todo

este tiempo, y no la traicionaré, o a mis instintos que me dicen que espere. La

ansiedad por encontrar a Leo casi me está llevando a través de la puerta. Pero

sé que él no vivirá si salgo por la puerta y me matan.

Solo quiero a mi lobo y el olor del bosque. Solo quiero ir a casa.

Extrañamente, no pienso en la cabaña en el bosque, cuando pienso en

casa. Eso me preocupa un poco. Pienso en Leo, Anna, Meg, Jake y Will, solo

que no en ese orden. Yo lo forcé en ese orden. Pienso en Will y Jake

constantemente, pero sé que Meg y Sarah son mi responsabilidad. Anna es lo

más cercano a una mejor amiga que he tenido. Siento calidez en mi corazón al

pensar en ellos. Quiero ir a casa y ellos son el hogar que reconoce mi

corazón. No necesito una cabaña para esconderme. Necesito a mis amigos. A

mi familia. Necesito más a Leo. Siento la ira y el odio creciendo en mí. Si le han

hecho daño a un solo pelo de su pelaje…

El pensamiento crea ira en mi interior. Los despellejaré vivos a todos,

hasta matarlos a todos. Incluso entonces, sé que no me sentiré satisfecha.

Recuerdo quién me está mirando en la oscuridad y siento que mi rostro

se sonroja por la vergüenza.

—Lo siento —le susurro al Jesús congelado.

Imagino que él conoce la venganza que deseo. Imagino que, en un punto

u otro, él ha sentido ese deseo. El deseo de acabar la miseria de otros

acabando con la vida de sus atormentadores. Atormentadores que mantienen

a todos de rehenes. Quiero preguntarle ahora cómo su padre pudo dejarnos a

esto, pero recuerdo lo que me dijo Meg. La maldad somos nosotros.

En este cuarto sus brazos están relajados y su rostro sonriente. Está

ofreciendo amor, y por eso lo hemos metido en el cuarto oscuro donde nadie

lo mira más. Aún así, incluso en la oscuridad, sus brazos están relajados.

Incluso en la oscuridad, él me ofrece algo… compañerismo.

Mis ojos se vuelven más pesados y me permito relajarme en la

oscuridad, no creo que escape de ella.

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No sé cuánto tiempo ha pasado. Me despierto y abro los ojos, acostada.

Estoy más hambrienta de lo que lo he estado nunca, pero me siento

enferma. La bilis cae de mis labios. Toso lo más silenciosamente que puedo.

Me giro y me paro usando la puerta. Abro la cerradura lentamente y

escucho. No hay nada.

Espero un segundo más y abro la puerta silenciosamente. No hay nada

en el pasillo. Los papeles están allí pero las luces no parpadean. Las luces no

están encendidas. Hay una luz al final del pasillo, haciendo que le resto tenga

poca luz.

Escudriño, pero no veo nada. Doy mis primero pasos en la luz tenue del

pasillo. Mis pies se mueven por los papeles y el cemento frío. No puedo estar

en silencio. Por más que quiero moverme silenciosamente, estoy demasiado

cansada.

Me apoyo contra la pared y camino torpemente. Necesito encontrar a

Leo. Necesito agua y comida. Necesito tantas cosas. Se siente

desesperanzador. Nunca los encontraré. No a todas las cosas que necesito.

Mis bolsillos aún están llenos de bolsas de fluidos y el otro bolsillo tiene

el cuchillo que robé. Lo alcanzó cuidadosamente y lo saco del bolsillo.

Al final del pasillo, encuentro una puerta abierta. El aire fresco parece

estar llegando de allí. Dentro hay unas inmensas escaleras de cemento. Lloro

cuando las veo. Me empujo a las inmensas escaleras y comienzo a trepar por

ellas. Fuerzo mi mente a callarse y a subir. No permitiré que mi cerebro me

desanime o me diga que no puedo subir por ellas. Como dijo mi padre, soy una

chica fuerte. Puedo correr más rápido y más lejos. No puedo dejar que mi

mente me diga que no puedo hacerlo. Solo subo.

Es difícil y duele, pero en mi mente estoy en el bosque con Leo. Él está

de pie junto a mí. Mi arco está en mis dedos. Puedo sentir una ligera brisa en

mi rostro. Puedo sentir cosas en el aire. Libertad y paz.

El aire comienza a oler. Puedo oler personas y comida. Puedo oler los

pueblos. Mi cuerpo sabe que la comida está allí y empujo más lejos. Subo las

escaleras con ferocidad y fuerza que no sabía que me quedaba. Puedo sentir el

agua bajando por mi garganta parcheada. Puedo sentir la carne entre mis

dientes. Ni siquiera me importa qué clase de carne… solo carne rostizada que

deje un sabor de hecho a la parrilla en mi boca.

Las luces se vuelven más fuertes cada vez, cuando más alto subo.

Cuando llego a lo alto de las escaleras, lloro con más fuerza, pero mis ojos

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están secos. Hay una puerta enorme. Tropiezo hacia ella y tomo la manija

plateada en mis manos. No me fijo qué hay detrás de ella. La atravieso. Salgo a

un callejón. Hay un contenedor de basura a mi lado. Luce como los de las

granjas reproductoras.

El edificio frente a mí es enorme y roto, como en las ciudades. El viento

está lleno de olores. Gente, comida, aguas residuales, polvo, y ciudad.

Recuerdo el olor de antes. Recuerdo lo de antes. Me vuelvo en círculos y me

doy cuenta de que estoy rodeada.

Los edificios rotos están por todas partes. Estoy en una ciudad real. Una

ciudad destruida.

—No. —susurro y miro alrededor, horrorizada.

Veo basura mi derecha y me encojo. Bajo la mirada hacia mí para ver

que los pantalones que robé están cubiertos de sangre y una mancha por la

orina. Estoy cubierta en sangre seca y vieja. Yo sacudo la cabeza en un tic y

caigo de rodillas. He estado sangrando de alguna parte. La sangre en mis

pantalones es vieja y seca. Es marrón y espesa. Mis manos también están

cubiertas. Está quebrada y descamada.

Me levanto y camino a lo largo del callejón. No veo gente, pero sé que los

infectados viven en las ciudades.

Soy como carnada viva. Apesto a sangre vieja y orina. Estoy demasiado

cansada para combatirlos o correr. Aprieto el cuchillo en mi mano y me

tambaleo.

Siento una mano en mi brazo. Sacudo débilmente al dueño. Veo a un

hombre con un viejo carrito de compras lleno de papel y mantas. Esboza una

sonrisa vieja.

—Entra. —dice él.

Comienzo a caer pero pone mi brazo sobre sus hombros y me empuja al

carrito. Agarro el metal con las manos y le dejo que me ayude a meterme. No

entiendo qué está haciendo, pero estoy cansada de caminar. Veo una cosa roja

volando por sobre mí y entonces veo algo. Hay un brillo rojo todo a mí

alrededor.

—Jesús me salvó. —digo yo. No sé por qué.

—Relájate niña. Solo échate. Ya casi estamos en casa.

Casa.

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Esa palabra significa tantas cosas extrañas para mí.

El carrito se tambalea por el suelo y yo trato de imaginar cómo luce el

hogar para él.

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TTrraadduucciiddoo ppoorr EEnnii CCoorrrreeggiiddoo ppoorr MMaarriiiiss

La casa es una pequeña habitación rodeada de cemento. Es un pequeño

rincón tranquilo donde no escucho a los infectados, a los saqueadores o a los otros. Él no sonríe.

—Hiciste un terrible desastre niña. El doctor era un hombre bastante importante. Te están buscando. —Su voz es tranquila. Él me asusta.

Parpadeo y miro fijamente. Estoy perdida hasta que lo oigo.

—Emma.

Mi cabeza se mueve bruscamente alrededor. Me levantaría y correría hacia ella también, pero no puedo moverme. Todavía estoy herida en muchas maneras, pero la principal comienza a sanar en el segundo en que veo su rostro.

Ella se precipita hacia mí y envuelve sus delgados brazos a mí alrededor. Entierra su cara en mi cabello.

Agarro su cuerpo tembloroso.

—Eres real —susurro.

Se echa hacia atrás, su rostro lleno de lágrimas y sus chispeantes ojos azules sanan algunas grietas dentro de mí.

—Por supuesto, nunca te dejaría aquí. He estado buscándote por semanas. —

Me estremezco. — ¿Sarah, Meg?

Me interrumpe y sonríe débilmente.

—Únicamente tú desapareciste. Tú y Leo. Sarah y Meg están en el lugar donde las dejamos, seguras. —No menciona el retiro. Esta siendo cuidadosa alrededor de él. Suspira y continúa—: Me asusté mucho cuando no podíamos encontrarte. Asumimos que te habían llevado. No sabíamos quién, pero vimos los camiones irse.

Asiento y trato de ignorar la conmoción que todavía me paraliza.

—Marshall —digo en voz baja, echando un vistazo al hombre en la esquina.

Asiente.

—Will se imaginó que él os había traicionado a ti y a Leo. Que te vendió a los militares. Regresamos al campamento, pero Marshall no estaba allí. Sus amigos

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dijeron que Marshall lo hizo para liberar a las mujeres; eras la que ellos buscaban. Eras un peligro para el campamento y te cambió por las mujeres sanas normales. —Pone los ojos en blanco—. Está loco.

Asiento lentamente, quema y duele. Me intercambió por todas esas mujeres y sus bebés.

Ella sonríe.

—¿Estás bien?

Quiero asentir y decirle que sí, pero no lo estoy. Puedo sentirlo. Me permití ser fiel a mis sentimientos. Ella es mi nosotros. Niego con la cabeza y miro hacia abajo.

Envuelve sus brazos a mí alrededor

—Lo estarás.

Mi sentido común esta desacelerándose, arrastrándose alrededor de mi mente, revisando los hechos que tengo.

—¿Quién es él? —murmuro.

Se encoje de hombros.

—Me encontró, necesitaba que lo ayudara a encontrar a una chica. Nos dimos cuenta bastante rápido que buscábamos a la misma chica. Me había separado de los demás y me escondí. Luego, me encontró, y me mostró donde podía encontrarte. Necesitaba que pretendiera que era una enfermera, pero entonces el doctor me hizo irme antes de que pudiéramos rescatarte. —Se ríe suavemente—. Entonces, claro, te escapaste por tu cuenta. Así que pensamos que estabas escondida y esperando a que los militares se fueran. Cuando lo hicieron, vinimos por ti. Fui por un lado y él por el otro. Él te encontró.

No es algo que hubiera hecho. No acepto ayuda de extraños. Es la diferencia entre ella y yo.

Él mira alrededor y habla en voz baja.

— Tenemos que permanecer aquí por unos días más. Tuviste suerte de que te yo te encontrase primero. Te busqué por todos lados.

Niego con la cabeza en la penumbra del pequeño espacio.

— ¿Quién eres?

— Un amigo. —Coge una lata y toma un bocado.

Miró a Anna pero ella niega con la cabeza

— Tienes que salir de la ciudad.

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— ¿Dónde estamos? —No puedo saberlo a ciencia cierta desde la pequeña habitación de hormigón. Es como una choza en un pueblo con tablones y paredes de concreto.

—Spokane.

Me froto los ojos y trato de enfocarme en ellos.

—¿Dónde?

Anna se ríe

—Dije lo mismo. Estamos en Washington, por la costa oeste.

Estornudo y envuelvo los brazos a mí alrededor

—¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué nos estás ayudando? ¿Cómo sucedió todo esto? ¿Por qué Marshall me traicionó de esa manera? ¿Porque los desafié?

Anna se ve confundida, pero los ojos del hombre me miran con suspicacia. Él pregunta con nerviosismo—: ¿Qué recuerdas?

Niego con la cabeza

—Nada. Marshall me traicionó y luego desperté en una mesa fría de metal.

Asiente y come de su lata. Anna me sostiene como si nunca pudiera dejarme ir. Estoy bien con eso.

El agotamiento me está atacando de nuevo.

Él no me mira cuando habla

—Te ves hecha polvo, niña. Duerme. Tienes que abandonar la ciudad en un par de días. Descansa ahora.

Sacudo la cabeza y lucho contra un bostezo.

—No, no estoy cansada.

Anna se ríe y mis ojos se cierran por sí solos.

Cuando me despierto de nuevo, el hombre está de pie, mirando alrededor de una esquina de concreto cerrada con tablas. Anna está durmiendo a mi lado.

Parpadeo y siento la humedad entre mis piernas otra vez.

Oigo con claridad los ruidos de lo que sea que él este viendo. Contengo la respiración, busco armas y posibilidades.

Sus ojos no dejan de mirar la esquina. Observa y espera. Los ruidos no se acercan. Después de mucho tiempo, se da la vuelta y sonríe. Susurra—: Creo que

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estamos bien. —Baja la mirada hacia la pila de sabanas en donde estamos durmiendo. — ¿Te orinaste?

Estoy avergonzada y asustada. Bajo la mirada y asiento — Lo siento. No sé que está mal conmigo.

Sacude la cabeza

— El catéter y un aborto involuntario. No es raro tener problemas de vejiga después de eso. Sólo tomara un par de días para desaparecer.

Levanto la mirada. Lo conozco. Juro que lo hago.

Me pasa un cambio de ropa limpia y una botella de agua

— Límpiate. Esperaré por allí.

Tomo el pequeño bulto y frunzo el ceño

— ¿Por qué me estás ayudando?

Se ríe, es triste y débil. —Conozco a tu padre, demasiado bien.

— ¿Lo conoces? ¿Cómo? ¿De la tienda de alimentos saludables?

Sus ojos oscuros brillan. Niega con la cabeza —Lenny no era tu padre, Emma. Era tu tío de lejos, supongo. —Se da la vuelta y se aleja dejándome con esa masiva declaración.

Mi boca está abierta. No sé que decir o que hacer. Apesto a Orina y a sangre vieja y oxidada, y Lenny no era mi padre. Espera, ¿dijo aborto?

He tenido días malos, muchos de ellos. A veces semanas. Este es el peor día. Miro a Anna y estoy contenta de que al menos ella está durmiendo. No escuchó todas esas palabras y las posibles mentiras que estaban en ellas.

No puedo detener las lágrimas que inundan mis ojos. Trataron de aislarme del mundo. Intentaron protegerme de conocer la verdad. ¿Lenny no era mi padre? Sacudo la cabeza, él era mi padre. Lo era.

Me sostengo sobre mis piernas débiles con espasmos bruscos y me quito la ropa. Están pegadas a mi cuerpo y apestan.

Tomo el agua y me enjuago, lo mejor que puedo.

El peor día de mi vida. Al menos la tengo a ella y pronto tendré a Leo.

Escurro lo último del agua en mis labios agrietados y resecos y camino a través de la entrada tapiada de la pequeña choza. Él está sentado en un bordillo en una esquina. Realmente me dio el espacio que necesitaba para cambiarme y limpiarme.

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Estiro las piernas y siento como mi cuerpo vuelve a su lugar.

— ¿Dónde estamos? —susurro.

—En un estacionamiento multi-pisos. Así es como estacionábamos nuestros autos en los viejos tiempos. Estos edificios fueron hechos para que las personas guardaran sus autos mientras estaban en las ciudades. Este es el nivel superior. Encontré esta pequeña choza hace un tiempo.

Me mira y sonríe. Sus ojos oscuros lucen cansados

—Así que, ¿qué parte quieres oír primero?

Niego con la cabeza

— ¿Aborto involuntario? —El tema del padre es irrelevante. Mi padre está muerto. ¿Qué importa ya quién era? Nunca me mintieron acerca de quién era mi madre.

Me entrega un paquete pequeño y señala—: Tenemos que empezar a movernos. Hablamos y caminamos, ¿está bien?

Asiento

—Entonces déjame ir por ella. —Entro y hablo en voz baja —Anna, vamos afuera.

Ella se queja

— ¿Tengo que hacerlo?

—Sí, date prisa. —La oigo revolverse. La dejo y voy de vuelta a donde esta él. El concreto a nuestro alrededor está quebrado por las bombas y la decadencia. Es como un edificio viejo viniéndose abajo. No me siento cómoda en absoluto. La luz que se filtra es opacada por los arbustos y enredaderas. Le echo un vistazo y trato de recordar de dónde lo conozco. — ¿Quién eres?

—Vincent Fitzgerald. Un amigo de tu padre. Tu verdadero padre. También conocí a Lenny. Le advertí que se fuera. Me enteré de las granjas reproductoras, así que le dije que se asegurara de llevarte lo más lejos posible. —Habla mientras paseamos a través del estacionamiento en ruinas—, tu aborto espontáneo, en realidad fue un aborto. Fue intencional. Nunca antes habían fecundado a alguien como tú. La granja reproductora en la que estabas, ni siquiera sabían lo que tenían.

Frunzo el ceño.

— ¿Qué quieres decir? —Los ojos de Anna se iluminan. Mira de un lado al otro entre nosotros, sobre todo porque llegó a media conversación.

Él sonríe.

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—Tú. Eres diferente. Tu madre estaba casada con tu tío. Tu padre drogó a tu madre y la dejó embarazada con el primero de los bebés Gen para el Programa Semilla. Eres como los bebés de las granja. Usó su propia esperma para hacerte. Ella no tenía idea de lo que estaba pasando.

No entiendo. Miro alrededor insegura. El cemento se está desmoronando y las viejas manchas de sangre y restos me están volviendo loca. Esto no es exactamente la clase de lugar para dar un paseo y charlar. Pero lo hacemos, rodeamos las esquinas y caminamos sobre los escombros. Cada rincón parece tener el mismo aspecto, concreto roto y paredes derrumbadas con ventanas enormes sin vidrio.

Niego con la cabeza.

—Entonces, mi padre, Lenny, era mi tío. Mi tío, el que nunca conocí, era mi padre, pero en realidad ¿soy un bebé de un tubo de ensayo como los bebés de las granjas?

Asiente — Así es.

Miro a Anna, quien sonríe como Jake y me da un codazo —Eso explica algunas cosas, ¿eh?

Frunzo el ceño y la ignoro.

— ¿Por qué me hicieron creer que Lenny era mi padre?

Él sacude la cabeza.

— ¿Sabes por qué nunca se te permitió ver a tu tío?

Asiento.

—Tuvo un romance con mi madre. Mi papá lo odiaba. Así que mis abuelos también lo hacían.

Sacude la cabeza.

—No conozco la historia completa, sólo que ellos huyeron contigo. Lenny, tú y sus padres. Lenny te crió. Todos ustedes vivieron, más o menos fuera de la red; Michael no pudo encontrarte en ningún lugar. Lenny era bueno en eso.

Cierro mis ojos con frustración y confusión agitando mis manos.

—Bien, pero, ¿y el aborto espontáneo? ¿Por qué hicieron que perdiera el bebé, si me fecundaron en las granjas reproductoras? Estoy perdida. Completamente. Tengo los nervios de punta y mi cuerpo no es lo suficientemente fuerte para la lucha, definitivamente tendríamos algo planeado si estuviéramos en una ciudad.

Se detiene y me mira con tristeza.

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—Experimentos. Los doctores querían ver cómo sería un bebé de reproductora en un bebé Gen. El doctor del campamento en el que estabas con Marshall, hizo una prueba de embarazo cuando regresaste allí. Supongo que es una cosa de rutina para las chicas que dejan los campamentos de crianza, no es que muchas lo hagan.

— Marshall nos dijo que el doctor descubrió que estabas embarazada. Marshall sabía que eras especial, no sé como lo supo. De todos modos, el dijo que no podía arriesgarte estando embarazada alrededor de todas esas personas. No sabía que clase de niño tendrías, o que clase de embarazo.

— Marshall te llevó a nuestra unidad cuando se enteró. Habíamos trabajado con él antes de que huyera. Se había mantenido en contacto con algunos de nuestros doctores.

—Te habría salvado antes que los otros doctores estuvieran tan emocionados por ver lo que podías producir. Eres una chica especial, Emma.

Suspiro, asqueada por todo.

—Eso me han dicho. Debería oír las tonterías sobre mí siendo un pájaro de mal ahuero.

Estúpida mierda sobre el ave fénix. Estúpida mierda sobre padres. Estúpido aborto.

Él apunta hacia la rampa oscura que desciende hasta el otro nivel.

—Vamos por ahí.

Anna agarra mi mano y la sostiene con fuerza.

Ignoro su calidez y dejo de caminar también.

—Necesito a mi lobo, antes de dejar la ciudad.

Su rostro se arruga.

—No podemos salvarlo. Están haciendo experimentos con los animales para ver por qué algunos de ellos son inmunes.

Mis manos vuelan hasta su garganta y aprieto. Entrecierro mis ojos.

—Lo necesito.

Sus ojos sobresalen. Él asiente y lame sus labios.

—Esta es la razón por la que Marshall nos llamó. Tienes las tendencias de los bebés Gen, ira incontrolable, comportamiento impulsivo, y fuerza irreal. Él tenía miedo de dejarte con la gente del campamento, sobre todo embarazada.

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Eso me lástima, el nombre de Marshall, y el hecho de que sea un bicho raro que es un peligro para los rebeldes. Lo miro y bajo mi mano.

—Entonces no me molestes. O tu destino será el mismo que el suyo.

—Em, cálmate. Encontraremos a Leo. —Anna sostiene mi otra mano.

Él cruza el amplio espacio hacia el borde del edificio y mira a través de la hierba de vid que cuelga sobre el concreto desmoronado. Señala hacia la parte más alejada de la ciudad —Es por allí. Él estaba en un edificio diferente al tuyo. Justo fuera de la ciudad, al otro lado de las áreas infectadas. —La vista es perturbadora.

Edificios destruidos, un montón de vegetación tupida y escombros.

Estoy perdida. Perdida en todo esto. Necesito la tranquilidad del bosque y el pelaje de mi lobo. Suspiro y lo miro confundida.

— ¿Por qué nos estás ayudando?

Se ve herido. La pregunta lo lastima, creo.

—No teníamos derecho de experimentar con el ADN hasta ese punto. Los bebés Gen invaden las nuevas ciudades. Son horribles. No pueden ayudarse a sí mismos. Echamos a perder algo que ya era perfecto. Dios y Darwin tenían razón. La selección natural era una necesidad y el hombre ya estaba hecho de la manera en que debió haber sido.

De repente se ve absorto.

—La ciencia y la tecnología fueron el final de todo. Las creamos para que todos viviéramos más de forma antinatural pero comimos alimentos químicamente alterados y obtuvimos el cáncer. Vivimos vidas artificialmente alteradas, acabamos los recursos naturales y contaminamos todo. —Me echa un vistazo y suspira—, el año que decidieron poner en práctica el plan para salvar el planeta, literalmente tuvieron que escoger entre el hombre y la tierra. Un gran grupo de funcionarios se sentó en una habitación por veintiocho días y discutieron. La tierra o el hombre. No puedo siquiera imaginar, tener que hacer una elección como esa. Pero ellos la hicieron. Hicieron la elección y reiniciaron todo. Estaba a bordo hasta hace poco. Ahora estoy en contra de todo aquello. Sí, tuvimos que restaurar la tierra, no hay duda de ello. Pero los bebés Gen, los militares, los criaderos y las granjas de trabajo están mal. No es la visión que compartieron con nosotros originalmente. Dijeron que las seis ciudades se basarían en la creación de personas que se preocuparan por el planeta. Construiríamos a partir de los escombros y crearíamos armonía. —Se ve tan apasionado y destruido, todo al mismo tiempo—, no hay armonía. Reunieron a los negros, asiáticos y sudamericanos y los enviaron a casa. ¿A casa? Son americanos, por amor de Cristo. Dios ayuda a cualquier persona con piel oscura, o incluso con una ligera inclinación de los ojos, o cualquier clase de acento. —Suspira—, sin embargo, tal vez es mejor allí. Quizás los lugares a los que fueron son mejores que este. —Se desploma y me siento enferma. No por él. Por mí. Es un viejo amargado con una consciencia culpable. Estoy jodida.

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Suspiro y miro a Anna. También se ve perdida. Me apoyo contra la pared y pienso en todo esto.

— ¿Así que estuve embarazada como por un minuto? ¿Mi lobo está siendo retenido porque es inmune? ¿Soy un bebé mutante de una granja reproductora? ¿Mi padre es mi tío y mi tío es mi papá? —Lo miro—, ¿y estás enojado porque el mundo está lleno de gente de mierda racista que miente y lastima a los otros?

Niega con la cabeza soltando una risita. —Eso es todo.

Anna se inclina a mi lado y cruza los brazos. — ¿Entonces su padre hizo lo de los bebés de reproductoras?

Ella me mira.

Siento una nueva enfermedad. Mi propia carne y mi sangre son el motivo por lo que todo esto está sucediendo.

Miro a Vincent frunciendo el ceño.

—¿Cómo lo detenemos?

Lame sus labios.

—Imposible. Pero me alegro de que no te tenga. Dios sabe lo que habría hecho.

Lo miro y estudio su rostro. Él es débil. No va a ser de ninguna utilidad.

— ¿Sabes lo que debes hacer? Abandonar a las otras personas y ganarte una vida a duras penas en algún lugar tranquilo —digo y bajo la mirada a mis pies doloridos. Extraño mis botas. Me pregunto cuánto tiempo me tomara conseguir unas nuevas.

Anna se ríe. —Conocemos un agradable lugar a donde puede ir. Pero en serio, probablemente, no debería contarle a nadie esa aburrida historia del bebé-semilla.

Él se ríe, pero suena agotado.

— ¿Estás casado? —pregunto.

Niega con la cabeza.

—No. Ella se fue. Huyo para vivir en las montañas. —Nos sonríe amargamente—. Para ganarse la vida a duras penas.

Anna le devuelve la sonrisa.

—Mujer inteligente. No puedo decir que la culpo. Pareces aburrido y bastante lleno de mierda.

Se ríe de nuevo y me hace pensar en Jake. Le di a Anna una mirada de reojo.

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—Has dicho que te separaste de los otros ¿A dónde fueron? ¿Quién estaba allí?

Ella mantiene su sonrisa.

—Jake y Will. Hice que Meg se quedara atrás, ella estaba completamente enojada. Dijo que ya tenía casi dieciséis años por lo que se le debería permitir que decir. Le dije que no. Jake y Will fueron a buscar comida y algunos infectados vinieron, así que corrí. No pude regresar por ellos, por lo que seguí buscándote. Entonces me encontré con él.

Will y Jake estaban en la misma ciudad que yo. Están cerca. Eso hizo que mi corazón se saltara un par de latidos.

Me quedo paralizada cuando oigo un ruido que no viene de nosotros. Vincent me mira con pánico en sus ojos.

Presiono mi espalda a la pared y espero. Ellos hacen lo mismo.

Las voces hacen eco en las paredes rotas. No sé por cual dirección vienen.

No respiro. Escucho. Hombres hablando, riendo. Obviamente no están infectados.

— ¿Cuántas armas tienes? —susurro.

Sacude la cabeza.

—No las suficientes.

Suspiro.

—Grandioso. ¿Tengo alguna clase de poderes mágicos como los superhéroes? —mascullo y echó un vistazo más allá de la pared.

Tres hombres se apoyan en la pared de cemento en el área donde estábamos caminando.

Vincent sacude la cabeza.

—No. Tu clase se cura rápido. Tienes una increíble fuerza y velocidad. Eso, combinado con tu falta de control sobre tu temperamento, es obviamente peligroso. Aprendes con rapidez y recuerdas mejor las cosas. Procesas las cosas más rápido y sientes las cosas con mayor fuerza. Nada de eso va a sacarnos de este lío.

Lo fulmino con la mirada.

— ¿Cómo eres un científico siendo tan estúpido? Pensaba que los científicos eran los genios, pero no lo eres. Estás loco. Es por eso que Lenny te odiaba. ¿Por qué harías algo como eso? Es estúpido.

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Les echo un vistazo a los hombres alrededor de la esquina. De repente uno de los tres ya no está. El latido de mi corazón se acelera un poco. ¿A dónde ha ido?

— ¿Un arma, un cuchillo, lo que sea? —susurro.

Saca una larga cuchilla desde atrás de su espalda. Aún me siento devastada, pero el tener la cuchilla me hace sentir un poco mejor.

La agarro y miro a Anna.

—Quédate aquí con él.

Ella frunce el ceño.

—Puedo ayudarte.

Pongo los ojos en blanco.

—No esta vez, ¿de acuerdo?

Se ve enojada, pero parpadeó hacia él. Ella asiente. Sabe que tiene que quedarse con él y asegurarse de que es de fiar. Realmente no quiero que ella este cerca de algo. Podría infectarse. Prefiero ser yo.

Miro de nuevo a los hombres y veo que el tercer hombre está de regreso y se sube el cierre de sus pantalones gruesos.

La calidez del verano esta sobre nosotros. Desearía poder cerrar mis ojos y estar de vuelta en el charco de nadar en el retiro.

En lugar de ello, estoy en medio de una ciudad destruida, rodeada de malas posibilidades. Me gustaría tener esas pistolas. Observo a los hombres por un segundo y renuncio al mini plan que tenía. Lo abandono y señalo el camino opuesto —Vamos por ese otro camino. Tienen armas.

—Podemos salir por el otro lado del estacionamiento, pero hay más infectados por allí. Los he visto antes. —Él me da una mirada de soslayo.

Siento la molestia y el miedo saliendo de mí. Al menos alimenta el fuego dentro de mí.

Él levanta la mano.

—Oye, sólo estoy diciendo. No va a ser fácil por ese camino. Cuando te traje aquí, llegue por ese camino. —Señala hacia los hombres.

Sacudo mi cabeza.

—No vamos a tener oportunidad con ellos. —Me gustaría que pudiéramos toparnos con Jake y Will. No me gusta no saber donde están. Se siente como si estuvieran en mi lista de tareas pendientes.

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Caminamos por otra esquina y bajamos a otro nivel, en donde hay más oscuridad. El concreto roto y las vides espesas hacen que sea más difícil ver. Los niveles por encima de nosotros se derrumbaron, en algún momento, e hicieron un enorme desastre en la oscuridad donde estamos caminando. Me subo sobre un gran pilar roto y trato de hacer funcionar mis ojos de animal. La oscuridad se mueve, incluso cuando no hay nada allí. Odio este lugar. Extraño el bosque. Echo de menos los pájaros.

Aquí en la oscuridad, nada te advierte. Espera a que te mueras para así poder comerte también.

Mis pies aplastan y patean cosas que no puedo ver. Anna camina a mi lado, en silencio. Sigue siendo la mejor compañera de caza que una chica pueda tener. Sus pies detrás de nosotras son fuertes. Él me recuerda a Jake, tal vez no sea el mejor en supervivencia.

Alejo mis pensamientos de ellos y escucho. Si los infectados, los otros o los militares me atrapan, estoy muerta. Mi mejor oportunidad es quedarme tranquila.

Caminamos a lo largo de una pared en la oscuridad donde los autos están estacionados, pareciendo esqueletos podridos. Algunos de ellos aplastados por los escombros. Puedo ver desde la poca luz que se filtra a través de las vides en el extremo más alejado del estacionamiento.

Le doy a Anna una mirada. Ella asiente y camina lentamente a través del concreto roto hasta el borde, donde las vides son más espesas. Las aparta y echa un vistazo mientras observo a Vincent. Casi la devoran; son tan densas, como un bosque real.

Me mira y señala. Camino adelante, mirando a través de las vides espeluznantes y los arbustos, y veo que estamos casi a nivel del suelo. Estamos solo a un piso de arriba. El callejón por debajo de nosotros está plagado de infectados. Ella retrocede y me mira.

Miro a nuestro alrededor. No podemos salir de nuestro escondite. Los coches están podridos, y además, las calles son prácticamente intransitables. Echo un segundo vistazo, notando que la parte situada más a la izquierda del callejón está vacía. Los infectados se mueven lentamente, en comparación con nosotros. Nos olerán, a menos que podamos obtener alguna clase de carnada.

Mi cerebro proyecta a los hombres. Ya están cerca del lado izquierdo del estacionamiento.

Trago saliva y miro a Anna.

—Ya vuelvo. No se muevan a menos que tengan que hacerlo. Voy a hacer una carnada.

Ella hace una mueca y asiente.

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—Está bien. Me quedaré con él. —Gracias a Dios, no quiero tener una pelea con ella. No quiero decirle que valoro mi vida menos que la de ella y que me niego a dejar que tenga la fiebre.

Vincent parece confundido. Me doy la vuelta y corro, tan silenciosamente como puedo, por la parte de atrás del estacionamiento y subo la rampa donde los oigo. Me deslizo contra un carro destruido y espero.

—Un concierto de U2. Fui con mi novia. Tenía dieciocho y ella diecisiete. Fumamos un montón de hierba y fuimos. Todo empezó alrededor de dos semanas después. El mejor recuerdo. —Un hombre está hablando a la derecha sosteniendo un rifle.

El otro hombre asiente.

—Muy bueno, hombre. Sí, el mío es una barbacoa. Nos imaginamos que la última de la temporada. Todo mi equipo vino, nos emborrachamos y hablamos de deportes y mierda. Mi esposa, su nombre era Trish. Hizo las mejores hamburguesas del mundo. Me comí cuatro. Pensé que iba a morir.

Muerdo mi labio y espero. Puedo sentir mi estómago apretarse cuando pienso en eso. Personas normales compartiendo recuerdos normales y estoy a punto de matarlos. A menos que me maten primero. Debí haber muerto ayer y no lo hice. Tengo un tiempo prestado y el mal presentimiento no me ha dejado todavía.

Sus pies hacen sonidos de arañazos, ni siquiera son cuidadosos. No deben estar en alerta máxima.

No deben estar buscándome.

Me deslizo a lo largo del coche y me siento en la parte de atrás, esperando que pasen. El tercer tipo debe estar haciendo algo de nuevo. Es el primero por quien voy.

Caminan más lejos, paseando y compartiendo. Los observo, esperando el momento. Ambos están en buena forma, pero están en una mala posición, y sujetan mal sus armas. No se están tomando en serio el asunto.

Me dan la espalda y se inclinan con desinterés. Me arrastro hacia el coche de al lado. Es el último coche antes de la esquina. Los miro de nuevo. Todavía están hablando y riendo. Frunzo el ceño. Los infectados están en un nivel alejado de ellos, y ellos están hablando de la mierda que echan de menos. Comienzo a correr rápido y silenciosamente. No es ni de cerca tan rápido como debe ser, pero tengo que hacerlo.

Llego a la esquina y lo siento. El frío malvado se establece. Las frías calculaciones empiezan a formarse en mi cerebro. El tercer hombre tiene que morir. Necesito una carnada.

Miro hacia atrás alrededor de la esquina, pero los hombres siguen hablando.

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Trago y camino hacia el borde donde está el hombre. Aún está allí. Él también, luce como si no se estuviera tomándose en serio el trabajo. Está apoyado en su arma, mordiéndose las uñas. ¿Quién entrena a esta gente? Tal vez mi verdadero padre es demasiado confiado. Él no se siente amenazado. Me siento enferma al pensar en eso. Mi propia familia participó de alguna manera. Mi padre debió haber sido un científico también. Mi mamá debió haber sido una completa idiota.

Me deslizo por la pared y me arrastro, apartando todos los pensamientos que tengo. Mi estómago es una bola de nervios y mariposas, pero quiero esa arma. Este lado del estacionamiento ha sido destruido completamente. Es una avalancha de grava y concreto destrozado. Realmente sería el camino más fácil para venir. Suspiro caminando sobre los escombros, hacia el suelo donde él está.

Finjo una cojera y me sostengo el estómago. El cuchillo está en la parte trasera de mis pantalones, esperando.

Me quejo suavemente. No hay forma de que pueda acercarme sigilosamente a él desde aquí. Subo al borde del concreto roto y me tropiezo con el escombro desmoronado.

Sus ojos se levantan. El disgusto y la confusión se establecen. Frunce el ceño mirándome.

—Detente.

Niego con la cabeza.

—Señor, por favor, ayúdeme. Comí algo que encontré y creo que estaba dañado.

Hace una mueca con los labios.

—Detente, quédate donde estás —Levanta el arma y me apunta. Mi estómago se tensa. Podría vomitar, estoy tan nerviosa.

Sacudo la cabeza.

—Mi padre es uno de los jefes militares. Me perdí y me escondí de los infectados. Por favor, ayúdeme.

Sostiene con fuerza su arma y la sacude frente a mí.

—Deja de caminar, perra.

Me detengo y me agacho. No me gusta que me llamen perra. Sostengo mi estómago y finjo unas arcadas. No tengo que hacer mucho esfuerzo. Usé esto una vez.

Se acerca mucho más, lo suficientemente cerca.

— ¿Cuál es el nombre de tu padre?

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— General…General… —hago como si fuera a vomitar y eructo.

Se acerca para escuchar mis palabras suaves. Me epujo y agarro el arma, golpeándolo con ella y levanto el cañón. Lo golpeo en el pecho removiendo sus dedos del gatillo. Saco la pistola y la giro.

Lo golpeo ligeramente en un lado de la cabeza.

Saco la cuchilla de mi bolsillo trasero, y con un solo movimiento, la deslizo a través de su yugular. La limpio en sus pantalones y cae. Me echo el arma al hombro y lo arrastro por el callejón tan rápido como puedo. Mis entrañas me están matando.

Rodeo la esquina donde están los infectados. Los observo dando vueltas alrededor mientras lo arrastro. Todavía está balbuceando y gorgoreando. Me detengo y rebusco en sus bolsillos. Tiene una cuchilla pequeña, una botella de agua, una foto que no dejo que mis ojos vean, y un montón de balas para el arma. Los meto en mi bolsillo junto con el cuchillo y me levanto.

Miro alrededor. Los infectados están merodeando más abajo. Me agacho y tomo un pedazo de concreto roto y lo arrojo por el callejón. Aterriza en medio de varios de ellos. Lo miran y se agachan. Suspiro y cojo otro. Lo arrojo en el mismo punto y golpeo a uno de los que están agachados.

Se levanta y mira con su rostro ensangrentado y sucio. Hace un gran gemido. Me estremezco pero le lanzo otro pedazo. Los que están a su lado empiezan a quejarse también. Me volteo y corro de vuelta al otro lado del edificio. Me falta el aire, mis nervios están de punta, y estoy temblando, pero trato de permanecer completamente inmóvil. Los altos gemidos se convierten en gritos irregulares mientras se acercan al hombre muerto. Es la tercera vez que lo hago. Me destruye por dentro, pero somos nosotros o ellos y no sé donde están todos los nuestros. No sé si están a salvo.

Mis manos encuentran su camino a mis oídos cuando empiezan a rasgar. Mi respiración es irregular como sus gargantas. No tengo tiempo para esperar y esconderme. Me doy la vuelta y corro de vuelta por donde vine. Deslizo mi cuerpo contra la pared donde me arrastré y me escondí. Los hombres ya deberían estar aquí pero no los oigo. ¿Son realmente tan estúpidos, como para sentarse en un estacionamiento rodeado de infectados y charlar? Estoy a punto de arrastrarme por el concreto pero mi estómago hace su cosa que me hace detenerme y esperar—como si supiera que algo que yo no. Me quedo inmóvil y espero.

— ¡George! —uno de los hombres grita por encima de mí, dentro del estacionamiento.

—Maldita sea, George. ¿Dónde estás? —grita el otro hombre.

Mi piel se estremece. Trato de no pensar en la barbacoa y en lo que sea que fuera U2. Trato de no imaginar sus recuerdos mientras tengo el rifle en mis manos. Contengo el aliento y mi espalda, apretada contra la pared.

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—¡Mierda! —grita un hombre y el escombro se empieza a mover. Se va corriendo hacia la colina. El segundo hombre hace lo mismo. A medida que llegan a la parte inferior de la colina y rodean la esquina hacia donde su amigo está siendo devorado, trepo por ella. Corro, sin mirar atrás. Mis dedos se clavan en la pared rota del estacionamiento, mientras regreso al nivel donde ellos estaban.

Oigo disparos cuando llego más allá de los autos. Estoy temblando y cansada pero mi adrenalina se dispara. Mis pies golpean el concreto cuando rodeo la esquina. Me detengo y echo un vistazo atrás. Nadie está siguiéndome. Respiro con dificultad como los infectados. Probablemente esté infectada. Mi garganta probablemente se convierta en ruinas.

Los disparos siguen sonando en el aire. Salto sobre el concreto y me arrastro debajo de los pedazos rotos, mientras corro hacia donde Vincent y Anna están de pie inmóviles en la oscuridad. Casi no los encuentro, pero ella tiene las vides entreabiertas.

Él me mira y sacude la cabeza.

— ¿Qué eres? No eres como los otros niños Gen.

Frunzo el ceño. —Soy una chica. Una chica muy cabreada. — No tengo una respuesta.

Él asiente. —Una chica.

Anna pone los ojos en blanco. —No la has visto con su lobo y una pistola en cada mano, o mejor aún, su arco.

Trago, mi estómago todavía está ardiendo, y tengo que orinar de nuevo. Aparto las vides y miro hacia los muertos infectados. Los hombres se están multiplicando y disparándoles en la cabeza donde están tirados, por si acaso. Es la primera cosa inteligente que les veo hacer.

—Necesito a mi lobo y tenemos que salir de aquí —susurro.

—No abandonaremos a Leo, Em —Anna frota mi brazo.

Asiento.

—Lo sé. Vamos a encontrar a Jake y a Will.

Ella traga y niega con la cabeza.

—Tenemos un lugar de encuentro fuera de la ciudad. —No dice nada más. Sé que no lo hará, no en frente de él.

Los otros infectados han comenzado a entrar por las esquinas por donde están los muertos. Ahora el lado izquierdo está lleno, pero el lado derecho del estacionamiento está vacío. Él señala el callejón pequeño y estrecho. Asiento. Corremos hacia el lado derecho y bajamos por los escombros y pilares rotos.

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Cuando mis pies tocan el suelo otra vez, casi me derrumbo. Estoy sudando y mi cuerpo no deja de temblar. Rodeamos la esquina. Uno de los infectados está merodeando cerca del callejón. Pongo el dedo en el arma pero sé que atraerá a los demás. Trago con fuerza y pongo mi camisa sobre mi cara. Me entra el pánico y trato de idear otra opción pero no hay otra.

Miro atrás a Vincent y Anna.

—Quédense aquí. —Mirarla me pone enferma. No puedo dejar que este alrededor de los infectados. Miro de nuevo hacia el gran hombre infectado y trato de formar una especie de plan. Si lo consigo, también ella lo hará.

Las paredes de la ciudad se cierran sobre mí mientras busco otra salida.

Tomo un respiro profundo y trato de elaborar estrategias. Si no respiro y me lavo inmediatamente, podría estar bien. Sé que me estoy mintiendo a mí misma mientas saco la cuchilla y acecho al infectado. Es de talla grande, redondo y pesado. Sin embargo, su piel ahora cuelga. Su cuerpo se devora a sí mismo. Vagan hasta que no queda nada de ellos.

Sostengo mi camisa apretada a mi rostro con mi mano izquierda y me arrastro hacia él.

Se da la vuelta y se balancea bruscamente. Me agarra pero salto hacia atrás. Sus dientes marrones llenos de caries están rotos. Su boca está llena de una pasta espumosa amarilla. Es como si su saliva casi se hubiera secado. Me da ganas de vomitar y corto su garganta. Sus manos agarran mis brazos. Dejo caer la camisa y agarro la otra cuchilla de mi bolsillo. Presiono el botón para que la cuchilla salga. Sus dientes presionan hacia abajo en mí. Entierro la cuchilla de mi mano izquierda en su sien. Sus ojos amarillos se amplían y luego cae. Miro a la sangre espesa y de un color marrón oscuro en mí. El tinte verdoso y el olor me hacen vomitar. Lo miro y entro en pánico. Comienzo a limpiarlo en su espalda frenéticamente.

—Agua, ¿tenemos agua? necesito algo para limpiarme. —Mi corazón está en mi garganta. Mi respiración es entrecortada y rápida. Mi garganta arde. Lo tengo. Ahora estoy enferma también. Mis ojos están borrosos.

Vincent se acerca a mí e inclina su cabeza.

—Los bebés de las reproductoras son inmunes. Naciste inmune. No es la cura. Te dieron la vacuna.

Anna lo ignora y agarra el agua potable. Mantiene su cuerpo alejado mientras comienza a verter agua sobre mí. He rasgado mi camisa y me froto la piel. Sé que es demasiado tarde. Estoy infectada. Mi cabeza palpita.

—No, no. Estoy infectada. Míralo. Probablemente se metió por mi boca. Anna apártate.

Vincent pasa junto a ella y me agarra por los hombros, sacudiéndome.

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—No puedes entenderlo. Fuiste hecha inmune. No te puedes enfermar. Ni siquiera puedes portarlo.

Lo miro.

—No. Naci una década antes de que esta mierda explotara. Los gérmenes mutaron.

Él asiente.

— ¡Sí! Tu cuerpo es increíblemente fuerte. Fuiste hecha para vivir sanamente. Sin costo para el gobierno. El plan para reducir la población y hacer que las personas se enfermaran fue puesto en marcha antes de que nacieras.

—Tal vez pero puedo hacer que ella se enferme.

Estoy tratando de procesar todo esto. Inmune. Leo se comía a los infectados. Mantenía mi distancia y no compartía, pero tuvo que haber habido momentos en que él dejo algunos.

Las alcantarillas por las que me he arrastrado. Los muertos con los que he dormido.

Nunca he estado realmente enferma. Sólo herida. Siempre me curo, excepto cuando deje las granjas reproductoras. Estaba muy mal herida. Pienso en eso y todavía siento dolor. Arrastrando a Anna y a Sarah por las montañas, con las heridas que tenía, debí haber muerto. Muchas veces debí haber muerto. Hay muchos momentos en los que debí haber muerto o infectarme.

Sin mencionar, que era una niña pequeña viviendo en los bosques, debí haber muerto de eso. Supongo que él podría tener razón. Si tiene la razón en todo lo demás. De cualquier manera, si estoy infectada o soy inmune, sólo el tiempo lo dirá.

Miro la sustancia espesa en mis manos y termino de limpiarlo en la ropa sucia del hombre muerto.

Vincent me pasa una camisa limpia. La jalo sintiendo las lágrimas en mi garganta. Todo este tiempo evitando a los infectados, ¿para qué?

Vincent agarra mi brazo y me arrastra hacia el callejón. Anna toma el arma y camina por delante de nosotros. Nos tambaleamos y tropezamos a través de los callejones hasta que llegamos a un edificio alto.

—Este es el final de la zona limpia —susurra.

Anna me mira; está preocupada. También lo estaría, si fuera ella. Hay una posibilidad muy real de que le pase la infección, a pesar de que estoy manteniendo las distancias.

Miro a Vincent y frunzo el ceño. Aún estoy tratando de procesar las todas las cosas que me contó con reconocimiento y confusión.

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Me mira frunciendo el ceño.

—A partir de aquí, va a ser mucho peor. Las patrullas se detienen aquí. Los infectados son peor aquí adentro.

Siento el horror cubrir mi rostro. —¿Peor?

Asiente.

—Nosotros los doctores y científicos no entramos en esta parte de la ciudad. Permanecemos en el lado donde están los guardias. Usamos esto como un lugar para mantener a los infectados para experimentos. Ellos viven en las zonas bloqueadas con barreras. Los que están detrás de nosotros atravesaron. Sucede de vez en cuando. Es para eso que están los guardias. —Señala a un pequeño muro construido con tablas y escombros. Bloqueando el callejón. Asomo la cabeza por fuera del callejón a la derecha y luego a la izquierda. No hay nadie. Las calles están vacías.

Continua—: Tu lobo está alrededor de ocho cuadras. Es en el borde la ciudad, casi a las afueras. Se cruza el puente y se llega a una zona que todavía luce bien. Solía ser un edificio de investigación médica. El nombre en el frente de la misma es Luminarc. Pero el letrero es viejo y decrepito. Dice umina. U-M-I-N-A3. ¿Entiendes lo que digo?

Lo observo y asiento —Nos dejas.

Se ríe.

—Sí. No voy a ir allí. Estarás a salvo de los militares allí. Es de los infectados y posiblemente de los otros, de los que necesitas preocuparte.

No lo conozco, pero no quiero que vuelva allí. Agarro su mano, en un acto que es totalmente incómodo para mí.

—Conozco la ubicación de un retiro. Puedes ir allí y descansar. Las personas te ayudarán.

Niega con la cabeza.

—Tengo que regresar y ayudar en todo lo que pueda. Soy uno de los pocos en el interior, que están tratando de detenerlo.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué?

Su sonrisa curtida no llega a sus ojos.

3 Jerga informal que significa “Voy a…”

Page 49: Born to fight-Tara Brown

—Soy la mano derecha de tu padre. No sabe que no estoy de su lado.

Alzo las cejas.

—¿Vas a volver allí y vivir de esa manera? —Las palabras son torpes.

Asiente.

—Tengo que hacerlo. Soy la única esperanza para todas esas mujeres. La instalación es bastante agradable.

— Estuve allí, fue un espectáculo de mierda.

Niega con la cabeza.

—El edificio donde estabas siendo retenida no era la instalación. Está más abajo del camino, cerca a la parte más agradable de la ciudad que aún se mantiene en pie. Mi vida allí es agradable. Se supone que debo estar en un convoy esta semana. Los rebeldes están asegurándose de que sea destruido. Voy a ser el único sobreviviente. Me dirijo allí ahora, en dirección opuesta a dónde vas.

Sus ojos son tan familiares y de repente lo entendí.

—Fuiste el primer doctor en la habitación con la mesa fría. ¿El que fue amable conmigo?

Asiente.

—Era yo. Planeé sacarte de allí, pero necesitaba que el aborto se completara. No podía liberarte al mundo estando embaraza. Lo siento.

Trago.

— ¿Por qué? —Anna se me acerca pero la miro frunciendo el ceño. —Mantén tu distancia. Lo tengo en mí. Necesito jabón.

Da un paso hacia atrás mientras él nos ignora y continúa—: Ya vives con la posibilidad de ser inestable. Tus emociones son tan intensificadas en comparación con las de una chica normal. Es un problema con el ADN. No tienes emociones normales. No sientes las cosas normalmente. Todo es más grande y más rápido en tu mundo. No sabemos lo que alguien como tú haría. Tienes que tratar de no tener un bebé nunca, Emma.

Baja la cabeza, como si estuviera avergonzado.

No tenía eso como una opción, no en el mundo en el que vivimos, pero sus palabras me lastimaron. Me avergüenza que Anna las haya escuchado. Soy un bicho raro. ¿Cuántas veces podría él decir las palabras no eres normal?

Siento que me ira aumenta, pero me obligo a mantener la calma. Miles de destellos pasan detrás de mis ojos cuando lo veo todo.

Page 50: Born to fight-Tara Brown

Asiento. —Está bien.

Agarra mis brazos y los aprieta.

—Mereces ser libre. Tu padre es un monstruo. Huye y nunca regreses. Mantente escondida bien lejos. Aléjate de las otras personas. No sabes cuando tu cerebro cambie y te conviertas en unos de los bebés Gen en todos los sentidos. La rabia y el comportamiento irracional es un efecto secundario. Tu padre no lo ve. Está constantemente tratando de perfeccionarlos, pero sólo ve lo positivo, negándose a ver lo negativo. Sé que has probado que no tienes el comportamiento irracional, pero nunca se sabe. Es mejor prevenir.

Casi me contraigo, pensando en las veces que he hecho cosas que él llamaría irracionales. ¿Lo pensaría? Puedo justificar todas las acciones en mi mente. Inmediatamente me pregunto lo que Anna está pensando. No puedo mirarla.

Necesito a Leo.

— ¿Cómo va a volver? —Anna le pregunta, cambiando de tema.

Niega con la cabeza.

—No se preocupen por mí. Vayan por el lobo y váyanse. Eres única, Emma. Al menos debes saber eso. Lo que hiciste allá atrás con los infectados y los hombres armados, eres única. Los otros niños Gen son un desastre. Creo que eres lo que habíamos planeado todo el tiempo.

Podría escupirlo.

—No me importa. Sólo quiero ir a casa. —No es la verdad. Quiero detener a mi padre que es mi tío. Qué desastre.

Miro a ambos lados, porque así es como todavía cruzo las calles, y camino a través de la carretera sucia y rota. Puedo oír a Anna siguiéndome con el arma. El concreto destruido cruje bajo las botas de mierda que él me dio. Estoy exhausta y ni siquiera hemos comenzado. Subo por la pared de basura en el lado de la carretera y miro a la calle. Los infectados no están allí. Esperaba una multitud, pero no veo ninguno. Miro atrás hacia él. Se despide con la mano. Se ve desesperado y desanimado.

Lo odio. A él y todo lo que representa.

—Estúpido bastardo, —murmuro y saco mis cuchillos. Miro a Anna quien sonríe y aprieta su agarre en el arma.

—No me importa lo que dijo; eres increíble, Em. —Me da un codazo y empieza a bajar por la colina de escombros en la zona de los infectados.

—Gracias. —No me siento increíble. Me siento normal. Supongo que siempre me sentí así y ahora tengo una razón para sentirme de esa manera.

Page 51: Born to fight-Tara Brown

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Los infectados se mueven rápido. No tan rápido que nosotros; gracias a Dios.

El arma ayuda en mucho. Esto, y el hecho de que Anna es letal disparando. Los que

logran acercarse, mientras corremos por el callejón, son cortados. Ya tengo su

sangre en mí.

Entramos en el callejón y no vi a nadie al principio, pero cuando llegamos a lo

más profundo, podemos verlos moverse. Ellos nunca se mueven cuando los estás

buscando. Malditos infectados. Su sangre infectada aún me asusta, pero supongo

que ya estaría enferma si pudiera cogerla. Llegamos al final del siguiente callejón.

Mis muslos doliendo por la huida. Me duele todo. Mi cuerpo esta débil por la poca

comida que he comido y la manera en que descanso.

Miro atrás a la multitud corriendo detrás de nosotros, los altos gemidos están

irritando mi piel. Anna da un disparo, derribando uno en frente de nosotras.

Tomo aliento y miro alrededor. Veo un edificio con una ventana rota.

—Anna, aquí, —le grito y corro. Destrozo el vidrio y salto por la ventana. Ella

entra y cae sobre mí, antes de que pueda quitarme del camino. Antes de que pueda

gritarle para que se quite de mí y se aleje de la posible infección en mi ropa, el olor

llega a mi nariz, llenando mis ojos con agua.

—Por Dios, — Anna tiene arcadas y se cubre el rostro.

No puedo ignorar el hedor a carne podrida y posible aguas residuales. La

habitación sin duda está cubierta de gérmenes. No sé cómo funcionan, pero la

habitación esta mal. No hay nada aquí, pero el equipo de oficina, y el olor debe

venir de alguna parte.

Agarro la estantería al lado de la pared y la arrojo. Esta se desliza a través de

la ventana. Mi cabeza se sacude y se retuerce cuando tengo arcadas y trepo. Ella se

mueve hacia el otro estante contra el que yo puse ahí. Puedo saborear la muerte en

el aire.

—Leo y luego el bosque, — le susurro, tratando de calmarme.

—No puedo esperar por el bosque. No puedo esperar por ir a nadar, —

murmura.

Muevo un sofá de cuero en la parte delantera de la estantería y corro a la

puerta de la oficina.

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Ella me sigue. El pasillo está oscuro. Al instante, quiero dar la vuelta, pero

puedo oír a los infectados en la ventana. Sus altos gemidos y gritos hacen que se

me erice la piel. El hedor en el pasillo es peor. Doy un paso hacia la oscuridad. La

única luz proviene de la puerta, que dejo atrás. Camino rápidamente hacia el

precipicio con las manos extendidas, pasando mis cuchillos ensangrentados lo

largo de la pared. Mi mano izquierda cae en una puerta. Bajo mi mano, en busca de

la perilla. Está cerrada. Sigo caminando. Mis pies se topan con cosas suaves y cosas

crujientes, pero sigo caminando. Estoy agradecida por la oscuridad y por ella.

—Gracias por venir a por mí—, le susurro.

—Lo hiciste por mí. Nadie abandona a su familia.

Sus palabras traen lágrimas a mis ojos. Incluso después de todo lo que ha

escuchado, ella aún me llama familia. Incluso aunque no sea una niña/mujer/chica

normal.

Los altos gemidos son los únicos sonidos, más allá de mi respiración y el

arañazo de mis cuchillos en la pared. Los ignoro cuando mi mano derecha se

desliza en otra puerta. Necesito llegar al otro lado, lo opuesto a la horda infectada

detrás de mí. La sensación de sus manos agarrándome, sujetando mis brazos. Me

estremezco cuando mi mano izquierda cae en la puerta de nuevo. Agarro la manija.

Está sin llave. La abro lentamente. El aire es rancio, pero al menos no es a carne

podrida. Una luz tenue se filtra en la habitación.

Los altos gemidos suenan como si estuvieran en el edificio mientras me

deslizo dentro y cierro la puerta. Cierro el pestillo y arrastro un escritorio desde el

interior contra la puerta. Es una pequeña oficina con muebles podridos y con

polvo. Las capas de polvo. El olor a rancio en el aire es por el polvo y el moho del

inmueble. Las pequeñas ventanas están cerradas. No abren, pero hay una puerta.

—Eso se parece a lo que estamos buscando, — murmura.

Aún tiene la señal que dice ‘Abrir en Caso de Emergencia’.

—Se siente como una emergencia, — murmuro de nuevo. Ella se ríe.

Agarro la cerradura y tomo una respiración profunda. Las ventanas no dan

señales de vida, sólo una mierda averiada y arbustos. La ciudad se está

convirtiendo poco a poco en una selva de nuevo.

— ¿Ves algo?— Pregunto. Ella niega con la cabeza y explora la calle.

Un rasguño en la puerta nos asusta un poco. Me giro, conteniendo la

respiración y esperando. No sólo los tenemos dentro, nos pueden oler. No estoy

segura de cómo nos pueden oler con las cosas pudriéndose en el oscuro pasillo.

Page 53: Born to fight-Tara Brown

Entonces miro hacia mi entrepierna y hago una mueca de dolor. El aborto

involuntario. Es preocupante a muchos niveles.

Miro por las ventanas de nuevo, cuando giro la llave y abro la puerta. Debí

haber esperado. Estoy entrando en pánico cuando asomo mi cabeza, los arañazos

se han convertido en golpes en las puertas.

El aire fresco de la ciudad es bienvenido. Mis fosas nasales están ardiendo

por los otros olores. Miro a ambos lados y doy un paso. Sólo Dios sabe, lo que nos

espera.

Anna cierra la puerta y nos giramos y corremos. Ni siquiera me importa si

hay más de ellos persiguiéndonos, sólo tenemos que correr. Necesito a Leo. Estoy

cerca, creo.

Algo se mueve a mí derecha, pero lo ignoro. Corro. Nos persigue, pero el arma

es disparada.

En su lugar, puedo oír pasos detrás de nosotras. Llego a una pared de

escombros, igual a la que escalé para entrar en la sección infectada. Salto. Estoy

arañando y subiendo. Anna está haciendo lo mismo. Trepamos rápido y

furiosamente. Los oigo detrás de nosotros, los otros quienes nos vieron huir en el

callejón.

Mis manos se deslizan sobre los bordes, cuando mis pies rompen algo. No

miro hacia atrás. Busco a Anna, ella esta en la cima. Tiro y escalo. Algo agarra mi

bota cuando me sujeto a una barra de metal y tiro de mí misma. Me hundo en un

ovillo en la pila de basura y miro hacia atrás. Me apoyo en la cima de la pared de

escombros de basura y respiro profundamente. Anna me da un empujoncito, —Eso

ha sido aterrador, —ella exhala el aire.

Asiento con la cabeza.

Los infectados están haciendo su camino abajo de la pared y la multitud nos

rodea. Respiran duro, haciendo silbidos que me perseguirán en mis sueños

siempre. Estoy ochenta por ciento segura, de que estaré deambulando sin rumbo

con ellos en una semana; una vez que la fiebre este quemando mi cerebro. No creo

en todo lo que él me dijo. No quiero. Prefiero estar muerta que fabricada. Miro la

sustancia verde viscosa y sucia que me cubre. No hay manera de que me libre de

contraer la infección, si puedo contraerla. Les doy la espalda y miro el camino por

delante. Hay un pequeño puente que está en ruinas y una carretera que parece una

autopista. Estoy en el borde de la ciudad. Suspiro de alivio, pero estoy más

aterrorizada de las cosas que están fuera de la ciudad.

Con los infectados podemos correr o matarlos, pero las cosas que están fuera

de la ciudad, son fuertes y están armados. Echo un vistazo en la ciudad y trago.

Page 54: Born to fight-Tara Brown

—Eso se ve como el lugar del que el doctor hablaba—, ella señala a un lado

del puente.

Asiento con la cabeza, —Sí, creo que si.

Los infectados tratan de subir por la pared. Sus chillidos y gritos son una

distracción y aterradores. Los veo de manera diferente ahora, sin embargo. De

cerca veo los rostros que solían ser humanos.

Anna los mira y se encoge de hombros el arma en lo alto de su hombro,

mientras inicia el descenso a los caminos abiertos. La sigo.

Aún siento malas vibras de los días anteriores. También siento mi muerte

inminente. La toco y le murmuro; —Tuve una pesadilla un par de veces cuando

estuve en la habitación. Era sobre Leo y él estaba en una jaula. Parecía hambriento

y asustado. Sus orejas temblaban como las de un gato. Hace eso cuando esta

nervioso. Me miraba desde una jaula y sonreía con su descuidada sonrisa lobuna.

Su cola se movía. Pero vi a un hombre detrás de la jaula. Leo no lo vio. Traté de

gritarle. Salté de arriba y abajo y señalé pero Leo sólo me sonreía. El hombre vestía

uno de esos trajes espaciales y sostenía un hierro al rojo vivo. Él lo metía en la jaula

y la piel de Leo quedaba chamuscada. Pude escuchar su aullido. Aún lo escucho

aullándome.

Ella se estremece, —Aterrador. Sabes que él va a estar bien. Es Leo.

Me río, —Ha sobrevivido a cosas peores, supongo.

—Sí, Dios... él fue tan agradable cuando ese horrible niño de Mary siempre lo

maltrataba. Mocoso.

Me rio más fuerte y luego nos quedamos en silencio. Sabemos cómo

movernos en silencio y no ser vistas.

Los silbidos del viento reemplazan los sonidos de los infectados. El viento

puro es exactamente la forma como lo recuerdo, fresco y cálido. El olor de la

podredumbre, aguas residuales y la comida rancia se ha ido. Estoy agradecida por

ello, pero al mismo tiempo, echo de menos la sensación de la cercanía de la ciudad.

Ahora mis ojos se mueven nerviosamente. Cada partícula de grava que se arrastra

por el suelo, suena como pasos. Eso suena peor que el simple golpe en mi puerta.

Son recuerdos en mi mente cuando dejo que esta divague. Mis dudas siguen

pensando que tomé la decisión equivocada. Pero la miro a ella y sé que tomé la

correcta. Sostengo mis cuchillos y camino, alejando los recuerdos. Ella vino por mí.

Ella es mi ‘nosotros’.

Amar a todos, y extrañar a los otros que no están con nosotros, hace que me

duela de una manera que no puedo explicar. Me dolió cuando mi mamá murió. Me

Page 55: Born to fight-Tara Brown

dolió cuando mi padre me arrastró lejos de la casa de mi abuela. Me dolió mucho,

cuando mi padre murió. Pero nada me duele más que estar lejos de él.

Sus ojos y la forma en que me mira; él siempre cuidó de mi espalda. Siento

que las lágrimas amenazan mis ojos. Nunca he necesitado de algo de la manera en

que lo necesito a él. Él es el único que estuvo allí cuando era pequeña y asustadiza.

Él fue el primer miembro de mi familia después de que el mundo se acabara y

estuviera sola.

Cuanto más nos acercamos al pequeño grupo de edificios en frente de

nosotros, sobre todo el que dice U.M.I.N.A., el peor de los temores llega a mi

vientre. Estoy aterrorizada de lo que encontraremos.

En uno de mis bolsillos saco uno de los cuchillos y corro hasta el primer

edificio, Anna se desliza a lo largo de la pared conmigo y mira para otro lado. Me

deslizo a lo largo del lado del mismo, lejos de ella y le doy una mirada al lugar.

Parece despejado aquí. Escucho algo que no he oído en mucho tiempo. Un camión.

Me congelo y espero una mejor idea de dónde está. Miro a Anna, ella lo escucha

también. Viene hacia nosotras. Me doy la vuelta y corro hacia el lado de otro

edificio, seguida de Anna. Ella escucha que el camión también se mueve. Ella se

mueve como yo. Ella es cada vez mejor y mejor en esta forma de vida. Eso me pone

triste, pero no tenemos tiempo para eso. Miro hacia atrás por donde venimos. No

veo nada.

Nos quedamos ahí respirando suavemente y esperando. El motor del camión

tiene un leve chirrido. Nos agachamos en un arbusto y esperamos. El camión

conduce lentamente, patrullando. Es un camión con dos hombres en la parte de

atrás con grandes armas. Armas como nunca he visto antes. Ellos giran a la derecha

y desaparecen en la zona despejada.

— ¿Los otros?— susurra.

Niego con la cabeza sutilmente, — Peor, militares.

Oigo como traga, —¿qué significa eso?

Niego con la cabeza otra vez, —no lo sé. Espera aquí. Cúbreme y dispara sólo

cuando sea necesario.

Ella me mira.

El sudor está corriendo por mi rostro. Mis nervios y el cansancio, junto con el

sol del mediodía de verano, es brutal. Me arrastro de vuelta a donde estaba,

tratando de olvidar la sensación de sequedad en la boca, y el dolor de morir de

hambre en el estómago.

Page 56: Born to fight-Tara Brown

Echo un vistazo en la superficie de los edificios. Noto movimiento. Me doy

cuenta de que es como los campamentos. Me apoyo en la pared y los observo.

Nunca lo recuperaré. Me doy la vuelta y ondeo la mano para que me siga. Corremos

alrededor del edificio, en dirección opuesta de los guardias. Rodeo la esquina y

lucho contra los sentimientos de rabia y desesperanza que crecen dentro de mí. Me

siento lo suficientemente psicótica para hacer que mis manos tiemblen.

Tomo respiraciones profundas y levanto la vista. No hay movimientos.

Mirando hacia abajo de la carretera, no puedo ver nada, sólo edificios con letras y

estacionamientos enormes como las granjas reproductoras. Las cosas están

limpias aquí como las granjas, como si la naturaleza interviniera. No está llena de

arbustos, árboles ni enredaderas, como en la ciudad.

Oigo voces. Voces de mujeres. Me congelo, Anna se encuentra justo al lado

mío. Oigo sus dedos deslizarse contra el arma cuando la aprieta. Nos apoyamos

contra el edificio y miramos hacia fuera en el camino. Dos mujeres caminan con

armas y pañuelos a juego sobre sus cabezas.

— ¿Crees que sean parte del ejército?— Susurro.

—No lo sé. ¿Qué hacemos? ¿Quieres que les dispare?— pregunta en voz baja,

agachándose.

Niego con la cabeza y susurro; — Entra al arbusto y hazte la muerta. Tienen

armas y esos pañuelos a juego; son guardias. Este debe ser su perímetro.

Me encojo en una bola al lado del arbusto a mi lado y ella me sigue, haciendo

lo mismo.

—No te muevas hasta que yo diga que está bien. No importa qué, —le

susurro en un cálido silencio.

Los arbustos la esconden y al arma. Meto mis manos detrás de mi espalda,

sosteniendo mis cuchillos y dejo que mi rostro se relaje.

Me acuesto ahí y espero. Si son buenas en su trabajo, ellas me encontrarán. Si

son realmente buenas, ellas sólo me dispararan a matar. Es lo que yo haría. Pero

después de ver el entrenamiento de los otros guardias, tengo la esperanza de que

esté con vida y bien a los pocos minutos de que ellas estén muertas.

Las voces se hacen más fuertes, —Oh, lo sé. Escuché que ella estuvo en las

granjas. Es triste, pero todos tenemos que hacer nuestra parte. — Ella suena fría y

distante.

La otra señora no suena igual. Ella suena molesta. —Tenía diecisiete años. No

es cierto. Me importa una mierda lo que digan, ella era demasiado joven.

Page 57: Born to fight-Tara Brown

La voz de la otra señora crece con tensión; —Bueno, cuando estés al alcance

de los demás es mejor que digas una línea diferente, Linda.

—Lo haré.

Están casi encima de mí. Relajo mi respiración y me hago la muerta.

—Oh, Dios mío; mira, es una chica—. Una de ellas se abalanza sobre mí. Eso

suena distante. Sus manos están cálidas cuando tocan mis brazos.

— Ella podría estar infectada, Luce. Máscaras.

— Ella no está infectada, no hay fiebre. Está enferma; mírala. Está pálida.

Respiro y abro los ojos.

La señora fría tiene el cabello oscuro y suaves ojos marrones. Ella sonríe, —

¿Estás bien?

Asiento con la cabeza y trago.

— ¿Ha sido mordida?

Niego con la cabeza, pero estoy cubierta de sangre de color marrón verdoso.

Luzco como si estuviera infectada.

— ¿Puedes levantarte? pregunta. La otra señora me mira con sus afilados

ojos azul acero y sostiene su arma apuntándome.

Cuando me levanto, muevo mis manos rápidamente. Corto la garganta de la

primera señora, la agarro y le doy la vuelta. La otra mujer abre fuego pero le

dispara a su amiga en la espalda. Lanzo su amiga a un lado y pateo sus piernas

debajo de ella. Cuando ella cae, la apuñalo duro en el corazón. Le quito el arma y su

pañuelo. Lo ato alrededor de mi garganta de la forma en que ellas lo tienen. Tomo

la que tiene los ojos azules y la arrastro hacia el arbusto. Mirando alrededor, le

quito su camisa. Arranco la mía y la tiro sobre ella. Tomamos sus botas y

pantalones también. Va en contra de mis reglas, pero necesito ropa limpia y las dos

necesitamos mejores botas. Estas no son impresionantes, pero son mejores que la

mierda que Vincent me dio.

—Levántate, — le susurro.

Rebuscamos a través de los bolsillos y encontramos la tarjeta que es la llave

de la puerta.

—Ponte el pañuelo en la forma en que ella lo tiene.

Las arrastramos a las dos en los arbustos y agarramos sus armas. Un camión

llega acompañado de hombres y mujeres.

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— ¡ALTO! un hombre grita, justo cuando acabábamos de dejar a las dos

muertas desnudas mujeres.

Nos detenemos.

Él entrecierra sus ojos; — ¿Tú disparaste?

Niego con la cabeza.

— ¿Escuchaste un tiro?

Me doy la vuelta y apunto hacia el camino por donde vine, — No. Acabamos

de salir de allí y un camión conducía. Tenía una correa de ventilador que estaba

haciendo un chillido. No escuchamos nada más que eso.

Él mira hacía esa dirección y asiente.

Estoy temblando por dentro. Anna esta completamente silenciosa.

—Atentas, ustedes dos, él señala adelante. La gente en el camión sigue su

camino. Estoy aspirando el aire, como si lo hubiera mantenido durante un año.

Creo que me he hecho un poco de pis en mis pantalones. Miro hacia la pequeña

mancha de humedad y niego con la cabeza, — Maldición, nuevos pantalones

también.

Anna mira y sonríe un poco, — ¿Tienes un problema?

Lucho por sonreir; — Sí. Lo que sea que me hicieron es como mi momento

mensual combinado con un descontrol de vejiga.

Ella niega con la cabeza, — Tenemos que llegar a casa.

—Está bien, la próxima vez actuemos casual como si éste fuera nuestro

perímetro— Asiento con la cabeza.

Caminamos a lo largo del lado del edificio y lo observo. Está cruzando la

carretera abierta.

UMINA

No hay nadie. Respiro y trato de controlar mis latidos. Siento que corro en

otra dirección, cuando tomo el primer paso para cruzar la calle. El pavimento de

aquí se ve como antes. Las ventanas no están manchadas de sangre ni sucias

manos de los infectados, como las demás. Parece que los infectados nunca han

estado aquí antes, como en las granjas. Cruzo la carretera, tratando de no verme

con los ojos abiertos y psicóticos. Pasamos por delante del edificio con tanta

naturalidad como nos es posible.

Mi piel pica de miedo y excitación.

Page 59: Born to fight-Tara Brown

Puedo sentirlo, él está cerca.

Caminamos alrededor de la parte trasera del edificio, como si estuviéramos

trabajando. Cuando llegamos a la parte de atrás, veo algo que me enferma

profundamente.

—Oh Dios, — dice ella.

Trago y la miro. Niego con la cabeza, —Está bien.

Ella se vuelve pálida, mirando hacia los contenedores, los enormes

contenedores, como en la granja reproductora.

Me estremezco y camino detrás de ellos. Puedo oler la podredumbre y la

basura mientras subo las escaleras. Sin ver alrededor. Sólo trato de actuar como si

esta fuese la forma en que se supone debemos andar.

Abro la puerta con la tarjeta-llave en la mano y la mantengo abierta para ella.

Dentro hay un pasillo, no hay una habitación como las granjas. De hecho no es

como las granjas reproductoras. Es más como un edificio de oficinas. No sé a dónde

ir o qué hacer.

Cierro la puerta y tomo una respiración profunda y le regreso la mirada. Ella

tiene la misma mirada perdida, me imagino que es por mi cara.

Caminamos por el pasillo hasta llegar a una habitación con la puerta abierta.

Hay un lavabo en la habitación.

Salto en él y lo abro cuando Anna entra y cierra la puerta. El agua fría sale

salpicando.

— ¡Oh, Dios mío! Hay agua y jabón, susurra.

Jadeo y meto mis manos debajo de ella. Me froto hasta que me arde y mis

cuchillos estén limpios. Entonces sumerjo mi cara en el agua limpia. Dejo que se

vierta en mi boca, trago lo más rápido que puedo. Quiero beber más, pero no lo

hago. Sé cuán mal me hace sentir el agua y estoy más que segura de irme de aquí

con armas de fuego disparándome. Retrocedo y la dejo llegar a ella. Ella se frota a

sí misma por completo y luego traga de la manera en que lo acabo de hacer yo. La

empujo, — Tienes que parar. Demasiada hará que enfermemos.

Eructa y cierra los ojos, — A veces extraño las granjas

Dejo escapar una pequeña risa, — Lo sé. Echo de menos la comida.

¿Recuerdas a Sarah cocinando poniéndole esa salsa a todo?

Anna sonríe alegremente. Sus ojos azules brillan en la penumbra de la

habitación. Estamos tan cerca, puedo sentirlo.

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La sensación de que me voy a morir no me ha dejado, desde que estaba atada

a la mesa de metal. Todavía siento como que será de un momento a otro, pero

cuando la miro, sé que tengo que ponerla a salvo. Tengo la obligación de

protegerla. Ella vino por mí. Ella me llamó familia.

Me lavo la cara, manos y cuchillos. Quiero quitarme la ropa, pero hasta que

consiga algunas sustituciones, no puedo. Al menos mis manos y cuchillos están

limpios. Anna hace lo mismo. El jabón huele exactamente como las cosas en todos

los baños de la granja.

Me doy la vuelta y abro la puerta del pasillo. Es largo y se parece a las granjas

reproductoras. Veo escaleras y corro a la salida. Anna está detrás de mí todo el

camino, moviéndose como yo lo hago.

No nos fijamos en las puertas, sólo caminamos. Abro la puerta que tiene un

letrero y dice que son las escaleras y que baje corriendo por ellas. Quiero hacerme

un ovillo y esconderme, pero él nos necesita. Él no se ocultaría así, si nos extrañara.

Él recibiría un dardo por mí.

Abro la gruesa, pesada puerta al fondo de las escaleras. Está lleno de plantas

y niebla. Estoy confundida.

— ¿Qué demonios?— susurra.

Niego con la cabeza, — No lo sé.

El aire pesado se siente como si acaba de llover en el bosque. Camino a través

en busca de otras personas. Las plantas crecen, al igual que en el invernadero que

la abuela tenía, en los mostradores y el suelo. Aerosoles de agua salen de los tubos

sobre ellos. Me deslizo a través, aterrorizada.

—¿Dónde está todo el mundo?— susurra.

Una vez más, sacudo la cabeza, — No lo se sé. Se siente como una trampa.

Nuestras manos se aprietan simultáneamente en las armas que estamos

sosteniendo.

Camino a la puerta en el lado opuesto, agarro mi arma y mirando a mi

alrededor. Es demasiado fácil, algo no está bien.

Abro la puerta con la tarjeta y hace un pequeño crujido al abrirse. Escucho,

casi cierro los ojos y trato de escuchar como solía hacerlo. No escucho nada, pero

mis oídos no trabajan bien aquí. No me gusta estar aquí. Sólo quiero ir a casa.

Maldito seas, Marshall. Aprieto la mandíbula y abro más la puerta. Me

congelo cuando una mujer con una bata blanca pasa junto a la puerta distante de

mí. Escucho a Anna succionar aire contra mi espalda.

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La señora no nos nota o se da la vuelta. Su cabello largo y oscuro es brillante y

recogido en una cola de caballo. Ella se aleja por otra puerta y la cierra. Respiro

profundo y abro la puerta, lo suficiente como para echar un vistazo con mi cabeza y

mirar por el pasillo. La luz está encendida a todo resplandor aquí. Es raro que este

tan limpio y que no haya infección aquí. No quedan muchos de ellos, pero si los

suficientes como para venir por aquí. No vimos nada después que dejamos la

ciudad. ¿Por qué los militares no han atacado con bombas incendiarias a las

ciudades para matar a los infectados? Incluso no tiene sentido, excepto la cosa

espeluznante que Vincent dijo acerca de los experimentos.

Sólo quiero volver a las tierras fronterizas. Quiero la sensación de un arco en

mis manos y el viento en mi rostro.

Nos deslizamos en el pasillo vacío. Cada paso se siente como si estuviera

luchando a través del barro. Mi cuerpo está agotado y débil, pero mi necesidad de

él me motiva a continuar. Me estoy quedando con puro odio y terquedad. Eso lo

conseguí de Lenny. No me importa lo que dijo Vincent, Lenny era mi papá. No me

importa lo que cualquiera de ellos diga.

Aprieto fuerte la pistola y trato de controlar mi respiración y los latidos mi

corazón. Rodeo la esquina en busca de una puerta con una ventana de cristal. Miro

alrededor para ver jaulas y escritorios. Un hombre deambula en frente de una de

las jaulas y escribe algo. Él se ve un poco mayor que yo. Ellos son más de los que

esperábamos. Sé que lo son. Abro la puerta y apunto mi arma en su rostro.

Él levanta la mirada con una sonrisa que cae tan rápido como la cosa en la

que escribe.

— ¿Qué estás haciendo aquí?— pregunta con nerviosismo.

Camino por la puerta. Anna se acerca pero sostiene su arma sobre él.

—No te muevas, — le digo en voz baja. En realidad estoy escuchando el resto

de la habitación detrás de él que no puedo ver.

Él niega con la cabeza, La comida y la medicina están en el otro piso. Hay

suficientes.

Por sorprendente que parezca, niego con la cabeza, — Sólo queremos el lugar

donde mantienen los animales.

Él traga saliva, — ¿Qué animales? Sus ojos se mueven nerviosamente.

Gruño, — No dudaré en matarte.

Me mira desafiante y niega con la cabeza, — El disparo alertará a muchos

militares.

Page 62: Born to fight-Tara Brown

Lo lanzo sobre mi hombro y saco mi brillante cuchillo limpio, — Lo sé.

Se estremece y retrocede, — Por favor, no me mates.

Anna se mueve hacia adelante, —Ella dijo que no te muevas.

No tengo que mirar hacia atrás para ver la mirada endurecida en su rostro.

Conozco esa mirada lo suficientemente bien. Sus ojos muestran la pérdida de

fuerza y coraje. Él se desploma y niega con la cabeza, — ¿Qué animal?

Me detengo y miro a Anna. Ella se encoge de hombros y dice; —Todos ellos.

Levanta la cabeza y las cejas también, — ¿Qué? ¿Todos?

Asiento con la cabeza y me doy cuenta de lo que ella hace; — Sí, todos.

—Detrás de mí, en una esquina y a través hay una puerta de acero. Las jaulas

están allí. Su voz es suave y derrotada, pero veo algo en sus ojos.

— ¿Tienes alguna cuerda o algo? — Pregunto.

Él niega con la cabeza.

Veo cinta de plástico transparente sobre el mostrador y asiento con la cabeza

en eso, — Pásame la cinta.

Él frunce el ceño, hace una pausa y lo hace. Pasa junto a mí, pero todavía no

hace contacto visual. Algo esta mal. Está planeando algo.

Agarro sus brazos y los ato a su espalda. No lucha. Lo llevo a la esquina a la

puerta de acero. La abro, pero sus pies detienen la puerta. Él está dando marcha

atrás y luchando contra mí.

—N-n-no esta p-p-uerta.

Echo un vistazo atrás en Anna. Sus ojos se estrechan. Ella mete la pistola en

su espalda, — ¿Qué hay en esta habitación?

Él mira hacia atrás, su rostro está enrojecido por forcejear, pero tengo sus

brazos en su espalda. — Los gatos salvajes. Los capturaron comiendo de los

infectados. Son inmunes. La mayoría de los animales lo son.

Veo movimiento detrás de la puerta y lo arrastro hacia fuera. Cierro la puerta,

justo cuando un furioso león de montaña acecha.

Sus ojos son salvajes y viciosos.

Él asiente con la cabeza, — Los perros, los lobos y los osos están por ahí.

Anna mete la pistola en su espalda una vez más; — ¿Tú ibas a dejarnos ir allí?

Page 63: Born to fight-Tara Brown

Lo arrastro hacia el camino en que nos asintió hacia la puerta con una

ventana de vidrio y los animales están en jaulas pequeñas.

Arranco la puerta y abro la primera jaula que veo. Un perro grande dorado

mueve la cola. Puedo ver una sección sin pelo donde las llagas marcan su piel.

Siento el odio que quema dentro de mí. Lo empujo dentro de la jaula. La cierro y

sacudo mi cabeza, — ¿Cómo pudiste? Es un perro dulce.

Cierra los ojos, — Necesitamos entender cómo funciona su inmunidad con las

mutaciones.

Pateo la jaula haciéndolo saltar, — Entonces no deberíais haber creado la

enfermedad. Idiotas.

Anna está abriendo las jaulas. Me doy vuelta y veo sus ojos al instante. Él está

en una jaula tan pequeña que cuando ella la abre tiene que arrastrar su cuerpo a

través, como si estuviera saliendo de un agujero. Él sacude su pelaje y salta sobre

Anna.

Ella deja caer el arma y envuelve sus brazos delgados alrededor de su cuello

grueso. Me deslizo de rodillas cruzando el piso.

Cuando entierro mi cara en su pelaje, no huele bien. Él hace ruidos como

nunca he oído antes. Él está enojado conmigo. Pellizca mis brazos y clava sus

garras y patas sobre mí.

—Leo, — sollozo en su pelaje.

Anna chilla también. Retrocedo, él cierra sus ojos amarillos y jadea. Se ve

contento. Me limpio la cara y le abrazo de nuevo. Continúa sus ruidos, pero

entonces el ronroneo se hace imparable, y sé que él está feliz.

—Lo siento, Leo, — susurro y froto sus enormes orejas.

Miro a mí alrededor en la sala: los gatos, los perros y los lobos. No puedo

arriesgarme a dejar salir a los lobos, no son Leo.

Son lobos reales. Me levanto de un salto y dejo escapar a los gatos y a los

perros. La sala comienza a llenarse con los animales aterrorizados. Noto una

puerta trasera. Corro hacia ella y la abro. Es un largo tramo escaleras arriba.

— Anna, deja salir a los perros y a los gatos por la puerta que entramos.

Ella lo abraza una vez más y luego se levanta y libera a todos. Ella hace ruidos

de besos y los gatos y los perros la siguen. Todos, excepto el perro dorado. Él

mueve la cola y se queda conmigo. Ruedo los ojos y suspiro.

Page 64: Born to fight-Tara Brown

Miro a Leo, — Lleva a tu nuevo amigo y sal por esa puerta. — Le doy mi

mirada y luego la puerta.

Él está arriba, y en la puerta antes de que tenga que repetir. Todavía me habla

a nuestra forma. Eso me hace sonreír.

Él me habla y yo le hablo.

Señalo, —Anna, quédate de pie en el interior de ese umbral con Leo. No dejes

que vuelva a esta sala ¿bien? No cierres completamente la puerta. Sólo tienes que

abrir una rendija.

Ella me mira confundida, pero lo hace. El perro dorado la sigue hasta las

escaleras. Él jadea y menea la cola y no parece darse cuenta de dónde estamos.

Los tres nos deslizamos por el hueco de la escalera. Veo sus ojos azules en la

rendija de la puerta. Tomo una respiración profunda y sostengo la pistola

firmemente en mis manos. Hago clic en la primera cerradura de la jaula de uno de

los tres lobos. Camino hacia atrás y hago clic en la segunda cerradura. Mi corazón

late con fuerza en mi pecho. Trato de controlarlo y retrocedo. El primer lobo

empuja su puerta. Él empieza a deslizar su enorme cuerpo por la abertura. Hago

clic en la última y salto hacia la puerta cuando el primer lobo se me acerca.

Anna abre la puerta y se estampa cuando aterrizo en el hueco de la escalera.

Ella respira hondo y me mira; — Esa es la trampa a la que te referías.

Asiento con la cabeza y tomo un gran aliento, — Lo sé. Quienquiera que abra

eso, está muerto.

Miro a Leo y veo un trozo rapado a un lado. Él tiene llagas que coinciden con

la del perro dorado. Me estremezco pero sus ojos se encuentran con los míos y me

niego a estar triste. Él me da un empujoncito y gime.

Anna comienza a subir las escaleras. Llega a la cima, gira la cerradura y

después la manija. Nunca he estado más agradecida de ver el sol en toda mi vida.

— Es al lado del edificio; por donde vivimos, —susurra.

El dorado huele el aire y trata de salir a través de la grieta que tiene la puerta

abierta. Ella lo empuja hacia atrás, — Atrás, Amigo. Déjame ver si es seguro.

Leo gime de nuevo. Asiento con la cabeza, — Sólo ve. Se pondrá peor aquí en

dos minutos.

Ella frunce el ceño, — No puedo ver nada.

Señalo al perro, — Déjalo salir.

Page 65: Born to fight-Tara Brown

Su mirada no mejora.

Me encojo de hombros y termino de subir las escaleras. Miro por la grieta y

abro la puerta. Miro a Leo. Él se agacha y se arrastra desde la puerta. El dorado lo

sigue, sin agacharse.

Los sigo, sosteniendo mi arma y mirando a los alrededores. Veo movimiento

en el techo, pero él está mirando en dirección contraria. Él aún no nos ve. Me

gustaría tener mi arco.

— ¿Dónde está el punto de encuentro? —le pregunto.

Su rostro se torna rojo, — El campamento. No hay punto de encuentro. Eso

fue una mentira para el doctor. —Sus palabras me enferman. Jake y Will están en la

ciudad en alguna parte.

Nos arrastramos a lo largo de la pared. Escuchó un camión.

— Tenemos que correr hacia el bosque—, le digo y silbo, para que Leo nos

guíe. Él corre lo más rápido que puede por el bosque. El dorado lo sigue, gracias a

Dios.

Anna sonríe, — Ese perro es tan torpe como Jake.

Me río, sin tener en cuenta el hecho de que probablemente estemos a punto

de morir.

—Camina casualmente, — murmuro y lucho con mi sonrisa. El camión se

acerca por la esquina. Ellos nos saludan y continúan su camino.

Estoy sudando y duele ridículamente.

Echo un vistazo a Anna, —Gira al bosque. — Cruzamos la calle inmaculada y

la cabeza de la carretera que conduce a esta zona. Es una pequeña carretera, de un

solo carril. Opuesta a la ciudad. No necesito ver a Leo para saber que él está ahí

esperándome.

Caminamos casualmente, pero el sonido de mi corazón me dice que somos

cualquier cosa menos casual. Por no hablar del aumento de la respiración de Anna.

El camino es tan cerca, pero eso y el bosque, se siente tan lejos.

Echo un vistazo a Anna, sus ojos azules son enormes.

—Tenemos tanta suerte, —dice ella.

Asiento con la cabeza, — Demasiada suerte—, y sigo observando los

alrededores. Siento como si sus palabras fueran un mal augurio. El dorado sale del

Page 66: Born to fight-Tara Brown

bosque, moviendo la cola. Estoy segura de que Leo está en el arbusto viendo esto,

sacudiendo su cabeza.

Anna asintió, — Sip, Jake.

Bajamos hacia la zanja. Al instante me acuesto sobre mi vientre y me asomo a

un lado de la zanja. La azotea tiene movimiento, pero aún así es casual y relajado.

Nadie nos ha notado.

— ¿Crees que sea una actuación? —ella susurra sosteniendo el arma

firmemente en ella.

Trago y los veo dando vueltas por la azotea, — No estoy segura. Quiero decir

que no, pero tengo una terrible sensación. —La miro y lucho contra el recuerdo de

abrir la puerta de la cabaña. No me arrepiento, pero odio no poder estar allí. Podría

estar a salvo. Echo de menos esa sensación.

Ella frunce sus cejas oscuras, — Deja mirarme así. Sólo di lo que vas a decir.

Sé que metí la pata.

Frunzo el ceño, — ¿Eh?

Ella suspira, — Jake y Will... Sé que metí la pata en eso.

Me muerdo el labio y observo la azotea. Los hombres se han ido.

—Mierda. — Me levanto de un salto y corro hacia el bosque. Sus pies detrás

de mí son más rápidos que los míos. Ella me gana cruzando la calle hacia el bosque.

Nuestros pies se mueven rápido. El dorado corre alrededor de nosotros, él

piensa que estamos jugando. Podría vomitar, estoy tan nerviosa.

Corremos más rápido y lejos hasta que tengo arcadas en un arbusto, al igual

que lo hice la primera vez que corrí por mi vida. Agarro la rama junto a mí y la

agito. Mi cuerpo ya no resiste. Gasté mis energías liberando a Leo y escapando de la

infección. O estoy infectada.

Me limpio la boca y trato de recuperar el aliento.

Anna y Leo tienen el mismo aspecto. Los mismos ojos preocupados.

Niego con la cabeza, — Estoy bien. Sólo agotada o infectada.

Ella niega con la cabeza, — Él no estaba mintiendo. No puedes contraerla. Me

dijo que pasó los primeros días que estuviste allí, tratando de infectarte. Eres

inmune e incluso ser portadora.

Me encojo de hombros, — Lo veremos en un par de días—. Me llevo la palma

de mi mano a la frente, — Creo que tengo fiebre.

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Ella rueda los ojos, —estás enferma, tontita. Pero sólo por debilidad. —Ella se

da la vuelta y continúa hasta la enorme colina. No tengo ni idea de dónde estamos.

—¿Así que realmente no tienes idea de dónde están Jake y Will?— Estoy tan

enojada con ella por eso, que podría escupir fuego.

Ella me fulmina con la mirada, —te lo dije, nos separamos. Creo que

regresaron al campamento.

Paso las manos por mi cabello, rascándome el cuero cabelludo, —necesito un

baño o algo así. Estoy apestosa y asquerosa. Tenemos que encontrar un poco de

agua. Busca en los abetos.

Ella me mira y rueda los ojos; — ¿Eso siquiera es verdad?

La ignoro y camino detrás de Leo. Viéndole las orejas y la cola. Él siempre

sabe cuando hay problemas. Sigo mirando hacia atrás, pero no hay nadie allí. No

nos están persiguiendo. Ellos sin duda estaban ocupados, salvándose de quien haya

abierto la trampa del lobo.

Leo aumenta el ritmo. Trato de alcanzarlo, pero estoy casi jadeando a este

ritmo. Dorado nos corretea, olfateando y orinando. Él es tan Jake eso me haría reír,

si no estuviera tan cerca de la muerte.

— ¿Puedes encontrar el campamento desde aquí? —Le pregunto mientras se

agacha de nuevo.

Niega con la cabeza, — Preguntaste eso hace diez minutos y dije que sí en ese

momento. Me estás volviendo loca.

Estoy a punto golpearla, pero el bosque se pone oscuro y borroso. Me

tropiezo y caigo en el arbusto más cercano. El olor del arbusto es la última cosa que

registro.

Me despierto con un sobresalto, al ver el bosque.

Levanto mis dedos atrás de mi cabeza, siento la corteza del árbol en la que

estoy recostada. Muevo los otros dedos y sonrío cuando se clavan en su grueso y

aterciopelado pelaje. Él me acaricia y hace uno de sus ruidos. Miro al suelo y todo

se siente bien. No sé cuánto tiempo me sentiré de esta manera, pero estoy

agradecida de cómo me siento ahora. Sentirme así es muy importante, porque mi

cuerpo se está desconectando por sí mismo. Me estoy muriendo. Pero el viento esta

en mi rostro y su piel está en mis dedos, así que está bien si me muero. Lo he

estado esperando por días para que llegara y creo es el momento.

Trago saliva y miro alrededor. Mis ojos se acostumbran al brillante bosque, el

bosque en la mañana. ¿Dónde está Anna?

Page 68: Born to fight-Tara Brown

Echo un vistazo a Leo y me pregunto si ella me ha dejado y Leo se ha quedado

para protegerme. Aprieto mis labios y trato de lamerlos. Mi garganta esta gruesa.

Me abandonó porque la infección me está afectando. Mi saliva se atraganta y mi

piel duele.

Deslizo mis dedos en su pelaje casi sujetándolo. Lo sabía, puedo sentirlo.

Tengo la sensación de que voy a morir. Lo he temido toda mi vida, desde que leí

que los cerdos tienen un alto sentido de su propio desenlace. Lo leí y tuve un mal

presentimiento de que era como los cerdos, de alguna manera.

Lo sostengo y ojalá pudiera decirle que me comiera cuando me convirtiera.

No quiero deambular y matar. He tenido suficiente de eso.

La luz del sol se filtra a través de los enormes arboles por encima de

nosotros. Cierro los ojos y veo la luz a través de mis párpados. Casi puedo sentir el

calor del sol de la mañana.

Las palabras de Vincent comienzan a arrastrarse en mi mente. Todas esas

mujeres, niños, bebés, gente... todas lastimadas por mi padre. Me invade la tristeza

como una niebla espesa. Mi bebé. No es algo en lo que he pensado, no realmente.

Pero ahora que se ha ido, me duele un poco. Más que un poco.

Leo lo siente. Él me empuja y pellizca mi brazo. No sé cómo hacer que duela

menos.

Mi malévolo cerebro pasa imágenes del pequeño mocoso cabello blanco en el

campamento. Me río, pero me sale como una tos. Aparto la mirada de los ojos

amarillos que me están viendo, — Creo que podría esquivar una bala ahí.

Él ladea la cabeza y gime. Probablemente él no recuerda al malévolo mocoso.

—No quiero tener algo así por quien ser responsable. Tú y yo sabemos, que

Meg tiene bastantes problemas.

Él asiente con la cabeza y juro que recuerda el nombre.

Me río de él y toso de nuevo.

Una voz rompe mi autocompasión, — Hablar con uno mismo es el primer

signo de locura.

Sacudo mi cabeza; reconocería esa voz en cualquier lugar.

—¡Jake! —Trato de gritar, pero mis palabras están atrapadas en un dolor

constante en mi pecho.

Él se abalanza y envuelve sus brazos alrededor de mí.

— ¿Estoy soñando?— Murmuro en su ancho hombro.

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Él me levanta del suelo y me acuna en sus brazos, —Oh Dios mío, estás viva,

—él susurra en mi hombro, aplastándome contra él. —Por supuesto que no estás

soñando, eres toda huesos. Estas tan flaca, Em. No estarías flaca en un sueño. O

sangrado.

Miro mis piernas y veo manchas de sangre en mi entrepierna. Mi rostro se

calienta al instante. Lo ignoro y disfruto el hecho de que me esté sosteniendo.

—¿Cómo me encontraste? —Pregunto pero la respuesta esta en la figura de

un perro dorado. Él salta por el bosque con alegría.

Anna se acerca sonriendo, pero detrás de ella veo algo que me duele más que

nada. Al verlo me dan ganas de llorar. No sé por qué. Jake me levanta y me hace

sentir feliz, pero al ver a Will caminando por detrás de su hermana, rompo la

conexión que tengo sobre mis emociones. Suelto a Jake cuando Leo hace círculos

en nuestras piernas, frotándose en mí para dejarme saber que él está ahí.

El rostro de Will se endurece a medida que avanza hacia nosotros, pero veo

en sus ojos... creo. Pienso que está aliviado de verme. O él está furioso. Realmente

con él nunca se sabe. Cuando llega a nosotros, él me tira en sus brazos y lo siento.

Siento la seguridad de mi cabaña, las tranquilizadoras palabras de mi padre, y el

toque del pelaje de Leo, todo ello envuelto en una cosa...este abrazo. Huele de la

manera que lo recuerdo, pero me sostiene tan apretado que apenas puedo

respirar.

Su cuerpo se estremece y envuelve completamente el mío. Este es el lugar

más seguro en todo el mundo

—Lo siento, Em, susurra en mi cabello, — Te tengo ahora.

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El francotirador en el árbol es probablemente la cosa más grande que haya

visto en mi vida. Doy un suspiro y una sonrisa, pero estoy sobreviviendo al subidón

de tener a mis amigos de nuevo conmigo.

Me recoge en sus brazos y comienza a caminar más rápido, —Me la llevo a la

tienda de medicina.

Yo lucho contra él, — Will, puedo caminar. — Ellos han estado turnándose

para cargarme a cuestas durante días.

Él sacude la cabeza y aprieta su mandíbula, — No.— En realidad habla a

través de sus dientes.

Pongo los ojos en blanco y miro hacia donde nos dirigimos. Las tiendas de

campaña aparecen a la vista cuando llegamos a la cresta de la colina. El bullicio del

campamento y el humo de las hogueras son las primeras cosas que noto. Las

plumas en el cuello de Leo son lo segundo. Parece enojado, como si supiera que

habíamos sido traicionados.

Will toma enormes pasos mientras llegamos al otro lado del campamento. La

gente lo ve y levantan las cejas. Casi sonríen y luego no lo hacen. Debieron haber

visto la mirada en sus ojos. Es la misma que está manteniendo mi boca cerrada. No

hay ningún sentido en discutir con él, es un asno.

Sus dedos están casi arañando mi piel cuando se gira a las tiendas de

campaña, y veo al doctor que me miró la última vez. Will camina hasta él y gruñe:

—Necesito que la vean inmediatamente.

El médico mira hacia arriba, como si fuera a decir algo pero luego cambia de

opinión. Me mira y sonríe: —Hey, eres tú.

Asiento con la cabeza.

Él me mira y apunta a la misma tienda que la última vez, —Por ahí.

Will me lleva dentro. Me coloca sobre un catre y retrocede. Leo entra y se

sienta junto a mi cama. Miro a ambos y niego con la cabeza. El pobre doctor no

tiene ni idea de lo mal que se va a poner la cosa si yo no sobrevivíera a esto.

Sonríe suavemente, — ¿Quieres decirme qué pasa?

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Trago saliva y miro a Will. El médico lee mis ojos y se vuelve hacia él, —

Puedes esperar afuera.

Will sacude la cabeza, —Nop.

Siento la rabia enroscándose en mi interior y endurecerse del todo. Miro al

doctor y frunzo el ceño, — Como ya sabías, había un bebé dentro de mí, y ya no

está, y todavía estoy sangrando. Me he estado meando en mis pantalones; tenía

algo allí... un tubo. Lo saqué y me oriné por todas partes.

No puedo mirar a Will. Quiero que tenga esa mirada de suficiencia estúpida

en el rostro, pero tengo miedo que sea otra cosa. Algo que yo no pueda manejar.

— ¿Cómo sabías que yo sabía sobre el bebé? — solicita el medico.

— Vincent Fitzgerald me lo dijo. — Levanto mi cara y capto accidentalmente

la mirada perturbada en el rostro de Will. Es una helada mirada de rabia, pero

entonces se entristece, o algo por el estilo, arrastrándose por su rosto, como el

clima cambiando en el cielo.

Sus ojos se encuentran con los míos: — ¿Estabas embarazada?

Mi boca se cae. Lamo mis labios y los cierro. Asiento con la cabeza y miro

hacia abajo de nuevo. Me siento avergonzada. No sé por qué, pero sé que el

sentimiento es de vergüenza.

Él cruza la tienda, empujando el médico fuera del camino, — ¿Quién? ¿Cómo?

— pregunta agarrando mis brazos.

Lo empujo fuera de mí, — Las granjas, —susurro.

Él no se mueve y se queda mirando hacia delante. Sus ojos azules están fríos y

con intención. Se levanta y se va. Está disgustado.

Mi labio tiembla. Quiero creer, que debido a que él estuvo en las granjas, no

tiene el derecho a juzgarme. Pero que no se siente así. Siento asco.

El médico toma mi mano, —Está bien. ¿Cómo ocurrió el aborto involuntario,

entonces?

Siento la historia formándose en la punta de mi lengua y no sé si debo

decírselo o no. ¿Me patearía fuera de la ciudad si le digo lo que soy?

Parpadeo, conteniendo la respiración y luego simplemente digo: —No soy

normal, eso creo.

Sus ojos aumentan de tamaño a medida que vuelvo a contar la historia que

Vincent me dijo, y los acontecimientos que ocurrieron, de los que yo estaba al

tanto. Yo no era consciente de lo que él sabía y lo que no.

Page 72: Born to fight-Tara Brown

Sus manos se deslizan sobre sus labios. Se sienta sobre un taburete de

madera improvisado y se sostiene a sí mismo.

—Yo sabía que estabas embarazada, y sobre las reproductoras de bebés, y

como estaban las cosas, gracias a que tú rescataste a las mujeres, quienes me lo

dijeron todo. Nunca supe que las mutaciones se estaban poniendo en práctica

antes de la rotura. Sabía que los niños mutantes eran malos, pero esto... Esto es

horrible. Bebés Gen adultos. — Él se torna en un color gris. Soy una mutación. Creo

que eso es malo.

Asiento con la cabeza, —Fue el hombre que me engendró. Se lo hizo a mi

madre. Es uno de los científicos. Creo.

Él asiente con la cabeza, — Esa es la cosa más horrible que he oído jamás.

Nunca le hubiera dicho a Marshall que estabas embarazada si hubiera sabido lo

que iba a hacer con la información. No estaba seguro de que fueras a regresar ahí

fuera a luchar, si ibas con un niño. — Sus pensamientos son interrumpidos por un

grito. Helador de sangre.

Me levanto de un salto, pero él me sostiene: —Creo que deberías quedarte

aquí. — Quiero pelear con él, pero no puedo. Vuelvo a acostarme de nuevo en la

cama y siento el agua que he bebido da unos sonidos silbantes alrededor en mi

vientre.

Los gritos se vuelven mucho peores. Me estremezco, —Son los infectados. Se

han metido en el campamento. O los otros. Me siguieron. — Habíamos sido

seguidos. Nunca pensé que sucediera eso, estaba tan enferma. Yo esperaba estar a

salvo con Will. Él tiene la mala manera de hacerme sentir así.

Ahora ellos están aquí. Hicieron su camino al interior, y todo el mundo tendrá

que correr o morir, y yo soy la culpable.

Marshall tenía razón, debería haberme mantenido alejada de las demás

personas.

El médico se puso de pie y corrió fuera de la tienda.

Está tan blanco como la sabana donde estoy acostada, cuando regresa

después de unos minutos.

— No son los infectados. — Levanta mi brazo y coloca una aguja en él, —Vas

a tener que descansar.

Me quedo en blanco entonces con las cosas que le estoy diciendo, de como

podría estar infectada, que podría ser inmune, y que yo no estaba loca como le dijo

Marshall.

Page 73: Born to fight-Tara Brown

Me despierto en una cama suave y acurrucada entre las sábanas. Es casi tan

bueno como estar en casa. Luego doy la vuelta en la cama en busca de Leo. No

encuentro su pelaje. Al abrir los ojos, veo que estoy en una pequeña tienda de

campaña, no en la del médico. Anna está sentada en una silla junto a mi cama,

comiéndose una pata de pollo.

Ella sonríe con suciedad a lo largo de sus dientes, —¡Hey!

Me estremezco, — Hey. —Mi voz suena como un graznido. Levanto las

sábanas y no veo más que ropa interior de algodón y una camiseta holgada. No hay

sangre, gracias a Dios.

— ¿Cómo te sientes? — Ella toma otro bocado enorme, haciendo que mi

estomago haga ruido.

—Hambrienta. — La observo comer. Ella se estira hacia un lado y levanta un

plato y me lo pasa. Tomo la pata de carne y muerdo. Lleva salsa; nunca nada

llevaba salsa. Me quejo; casi sabe como los muslos de pollo de la abuela.

Ella asiente con la cabeza, — Está buena, ¿eh?

Mastico y me siento. He olido la comida y me olvidé del hecho de que tengo la

garganta completamente seca. Ella me ve la cara y me pasa una jarra. Empujo el

pollo a un lado en mi boca y bebo del fluido. Me estremezco con la dulzura.

Lo empujo de vuelta, haciendo una mueca, — ¿Es jugo?

Ella sonríe y asiente con la cabeza, —Increíble, ¿no? Trina con todas

aquellas mujeres que se sientan en círculo y asustan a los hombres lo hace. Me

encanta. Esta cargado con vitaminas. Está hecho de algunas de las bayas que ella

cultiva. Lo necesitas, confía en mí. Casi te mueres.

Frunzo el ceño, — ¿Qué? — Bebo el jugo de nuevo. Estando preparada para la

dulzura del jugo y no el agua, como a la que todos hemos tenido en mucho tiempo,

me hace disfrutar de él.

Ella muerde el pollo y habla con la boca llena, como lo hace Meg, — Sí, ellos

casi no consiguen que regreses. Has perdido un montón de sangre. Doc te ha

mantenido dormida durante una semana. Él dijo que tenías una “hemo-algo” y que

era malo.

Miré más allá de ella, —Hemorragia. —Había leído sobre eso. Es malo en un

momento donde no se puede sacar sangre de otra persona. Conozco mi tipo de

sangre, pero no todo el mundo lo hace. No es que probablemente tenga una sangre

normal. Tengo sangre mutante. Tengo que averiguar qué significa mutante.

La miro y me pregunto cuánto le han dicho sus hermanos.

Page 74: Born to fight-Tara Brown

Se seca la salsa de la cara y toma el jugo de mi mano, — Leo está con Jake; tú

sabes cómo son esos dos. Él todavía odia a Will.

Me río.

Ella sonríe y bebe de nuevo, — ¿Estás bien?

Me trago el trozo de pollo en mi boca e inclino la cabeza, — Lo estaré. Tengo

que detener a mi verdadero padre, lo que sea que él sea para mí. Cuando lo

detenga, voy a estar bien.

Ella sonríe, — Será mejor que tengas cuidado, te convertirás en ese reluciente

pájaro que todo el mundo sigue diciendo que eres.

Miro hacia abajo y niego con la cabeza, —No es eso.

Patea mi pie, —Lo sé. Estaba bromeando. Me alegro de ver que todo el tiempo

de aislamiento nunca te suavizó.

Arrugo la nariz, — No creo que me suavice.

Ella sonríe abiertamente, — Jake te suaviza.

Una sonrisa cruza mis labios. Me muerdo un lado de la mejilla para intentar

detener que se expanda.

—Hombre, tu pálida cara incluso consiguió un poco de color por un segundo

—, se ríe, pero aún parece incomoda.

La miro, — ¿Estás bien?

Ella niega con la cabeza, — No, pero lo estaré. Parte de esa mierda me asustó,

malo. Estar perdida en la ciudad era demasiado para tomar. Pero tenemos a Will,

Jake, Leo y a mí. Sólo necesitamos a Sarah y a Meg y entonces yo estaré bien.

Necesito algo de inactividad tal vez.

Nosotras pensamos igual. Me gusta eso.

Sus ojos se mueven alrededor. La pateo yo esta vez. Se necesita más esfuerzo

para prepararme. — ¿Qué? — Le pregunto y arrastro mi pierna de vuelta a la cama.

Ella suspira y se hurga los dientes con la lengua, — Will puso a Marshall en

algo que el Doc denomina un coma.

Cierro los ojos al instante y lo absorbo, — ¿Él hizo qué?

— Lo golpeó hasta dejarlo cerca de la muerte. La única razón por la que está

vivo del todo, es Jake. Jake arrancó a Will y evitó que lo matara, — dice ella

sonando molesta.

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Abro los ojos, salto fuera de la cama, y salgo de la tienda de campaña en mi

camiseta holgada y en ropa interior.

— Emma, estás despierta. — Veo una señora que apenas recuerdo. Camino

por delante de ella, escaneando el poblado por encima.

El equivocado viene dando saltos, — Em, ¿qué pasa? Deberías estar en la

cama.

Yo camino por delante de él, — ¿Dónde está?

Él se ríe por lo bajo, —Debes mantener la calma. El doctor dice que estás muy

enferma. — Él agarra mi brazo.

Me sacudo de su agarre, — Jake, ¿dónde está él?

Él suspira, pero no tiene que decir nada.

—Deberías estar en la cama, — dice una voz detrás de mí.

Me giro y casi pierdo el equilibrio. Me sentaría pero estoy condenadamente

enfadada.

Sus ojos son como acero cuando me mira, —Cama.

Me cruzo de brazos, — Tú no puedes decirme qué hacer. Estoy bien. ¿Qué

demonios le has hecho a Marshall?

Él cruza sus gruesos brazos hacia mí: — Hice lo que tenía que hacer.

No sé qué decir a eso. —Necesitaba respuestas de él.

Se encoge de hombros, — Tenía que pagar por lo que te hizo.

Frunzo el ceño, — Él me traicionó porque pensó... cosas. Yo necesitaba saber

cómo él sabía... cosas. — Puedo sentir el calor arrastrándose hasta mi cara.

Él niega con la cabeza, —Tienes que volver a la cama. — Da un paso, pero Leo

está allí al instante, poniéndose de pie en medio de nosotros.

Agarro su piel y lo utilizo para mantenerme firme, — No puedes decirme qué

hacer. No tienes que defender mi honor. Yo podía con Marshall. Quería respuestas.

Él da un paso más, pero Leo gruñe. Will se detiene y me da una mirada.

Yo me río duro, — ¿Qué vas a hacer? Leo te comerá antes de que consigas dar

otro paso.

Page 76: Born to fight-Tara Brown

Él gruñe hacia mí al igual que Leo gruñe hacia él. Señalo, —Esto es un callejón

sin salida. — Lo había leído en uno de los libros de la abuela. Había una princesa

con un dragón y ella luchó con dos espadas. Era ruda.

Niega con la cabeza, — No hemos terminado de hablar, pero necesitas una

cama. Ve.

Me siento como si estuviera a punto de perder el pollo y el jugo, así que me

giro hacia Jake, — ¿Podrías ayudarme a regresar a la cama? — digo en voz baja. La

multitud se había reunido a nuestro alrededor.

Sonríe y hace un guiño a Will. Leo gruñe y Will finge que retrocede un poco.

Jake se ríe: —Vamos, Leo.

Leo observa a Will por un segundo más y luego camina hacia nosotros. Se

frota contra Jake, haciéndome reír.

Jake me ayuda a volver, pero no me suelta el agarre, — Actuaste como una

idiota. Necesitas permanecer en la cama.

Siento mi frente pellizcarse junta. No me gusta cuando él está enojado

conmigo. Leo y él me dan la misma mirada y por lo general implica un cierto grado

de duda o sarcasmo.

Anna todavía continúa en la silla, masticando y bebiendo.

Me acuesto de nuevo y me acurruco en la manta, —Tenemos que ir a buscar a

Meg y Sarah.

—Tal vez en una semana más o menos, — dice Jake y cruza los brazos. El

brillo de sus ojos sigue ahí. Suspiro aliviada. Es lo que más quería en el mundo, ver

ese brillo. Juro que es como alimento para mi corazón.

Él hace que crea que las cosas pueden estar bien otra vez, tal vez. Eso me

salvó, cuando estaba segura de que no tenía corazón. Nunca tuve una razón para

tener esperanza antes, ni siquiera antes de que arruináramos el mundo entero.

Leo gimotea y me da codazos con su fría nariz, — ¿Estás bien, chico? — Le

pregunto, mirando sus ojos. Ellos todavía se ven como si estuvieran llenos de fuego

y vida. Él se menea, haciéndome sonreír mientras recorro mis dedos por su piel.

El espesor parece ser menos que de antes de que se nos llevaran. No puedo

imaginar lo que fue para él.

— ¿Lo habéis comprobado en busca de alguna herida?

Page 77: Born to fight-Tara Brown

Anna traga el pollo y asiente: —Sí. Tuvimos al Doc mirándolo. Se puso

agresivo por eso, pero Jake consiguió ponerse de pie en toda su altura y se cruzó de

brazos como Will. Entonces Doc sólo lo miró y dijo que parecía estar bien.

Niego con la cabeza hacia ella, —Estás comiendo como Meg. ¿Qué pasa

contigo?

Ella se ríe: —Estuve muerta de hambre durante semanas.

Ruedo los ojos y miro a Jake, — ¿Cómo vosotros, chicos, la perdisteis?

Sus mejillas se sonrojan y me doy cuenta, lo hizo él. Se pasa la mano por el

pelo y sonríe, —Fue un malentendido. Pensé que Will iba a volver a ver si estaba

bien, pero supongo que se suponía que fuera yo.

Sacudo la cabeza y estiro mi mano a por el jugo. Ella me lo pasa, — ¿Buscaron

en mí si tenía alguna infección? ¿Te comprobaron a ti? — Pregunto a Anna y

mantengo mis ojos apartados de Jake.

Ella asiente con la cabeza lentamente, — Has preguntado esto muchas veces.

Eres realmente inmune. Deja de preguntar sobre la maldita infección. Estoy bien.

No hay infección en este cuerpo.

Trago y niego con la cabeza, —Sí... bueno... no sabes cuando podría pasarle a

cualquiera de nosotros.

Ella chasquea sus dientes, haciéndome fruncir el ceño, — Basta.

Ella patea hacia mí, — Shush. He estado viviendo entre los no-muertos y

fingiendo ser una enfermera y matando mierda. Se me permite tener unos

momentos para actuar como una salvaje.

Jake le da un empujón, —Sip, momentos. Sigue diciéndote eso.

Ella gruñe hacia él.

— ¿Dónde está el perro dorado Jake? —Pregunto mirando al alrededor.

Jake se ve confundido y Anna está casi ahogándose de reírse tan duro. Ella

golpea su propio pecho un par de veces y gime: —Él encontró aquél círculo de

mujeres ancianas y se hicieron amigos. Él nos abandonó.

Ruedo los ojos, — Suena bastante bien.

Miro a la enorme bestia a mi lado y sonrío, — ¿Tú te quedaste, verdad chico?

No nos abandonaste por las señoras mayores como el perro Jake.

Jake frunce el ceño, — ¿Qué perro Jake? ¿Qué significa eso?

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Anna suelta unas risitas, —Es tan cierto. Era torpe y feliz como tú. Perro

desastre.

Leo hace un ronroneo mientras recorro mis dedos por su piel. Haciendo que

me de sueño mientras lo hago. Me muevo sobre el catre. Él evalúa la situación y se

sube con cautela, sin confiar en una cama apartada del suelo. Trata de girar y estar

cómodo, pero en su lugar termina por darme una mirada de reojo. Todos nos

reímos. Se tumba a mis pies, cubriéndolos y toda la mitad inferior de la cama, pero

mantiene su trasero hacía mí.

La sonrisa casi hiere mi dolorida y exhausta cara.

Page 79: Born to fight-Tara Brown

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La caminata colina abajo hace que mi estómago gruña de nervios. No puedo

evitar pensar todo el tiempo en la despedida que le di a Marshall. Me metí en su

tienda antes de que estuviéramos yéndonos y lo vi dormir. Quise poner una

almohada sobre su cara, pero no lo hice. Doc me estaba vigilando y se sentía mal

hacerlo, sin que él fuera capaz de luchar. Me incliné junto a su rostro y le devolví

los susurros que él me había dado hacía tanto tiempo.

—Debería haberte matado cuando tuve la oportunidad, — bajo la mirada

hacia Doc y sonrío. —Mantenlo a salvo por mí.

Él sonrió nerviosamente y dejó la tienda.

Jake me aparta de mi sueño de asfixiar a Marshall.

— ¿Estás emocionada por regresar al retiro?

Ver la cabaña me asusta. No sé por qué.

Lo ignoro y asiento de todas formas. —Tengo que ver cómo voy a detener a

mi… um… a ellos —Él no es mi papá. Lenny era mi papá. Lenny ha estado conmigo

cada minuto de esta vida; me ha mantenido con vida.

Su sabiduría me ha hecho ser quien soy. Las cosas terribles que le hicieron al

bebé que era, ha mantenido una línea entre Lenny, la Abuela y el Abuelo. Yo era

amada. Lenny tal vez haya sido un papá raro, pero me amaba. El hombre que me

engendro no me conoce, nunca lo ha hecho.

Doy un par de pasos, preparando mi arco. Mi carcaj está en mi espalda.

Extraño las armas que tenía, las armas de Mary. Me siento mal por haberlas

perdido.

Llegamos al lugar donde estaban los otros y sonrío cuando veo que Will, Anna

y yo estamos mirando a Leo. Se ve normal, pero está olfateando el aire. Reconoce el

hogar. Jake le está rascando la cabeza y mirando a un ave en el árbol junto a él.

Sacudo la cabeza. —Déjame ir delante con él — camino hacia donde está Leo.

Will me agarra el brazo.

—Aún estás débil.

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Niego con la cabeza. —No lo estoy —lo estoy, un poco, pero no como para

decírselo a Will. Honestamente, incluso el médico estaba asombrado de lo rápido

que había sanado.

Me quito su mano de encima y voy hacia Leo. Mis ojos animales regresan con

nervios e instinto. Veo una liebre en la derecha a lo lejos y algunas hojas

amontonándose detrás. Algo la está cazando. Yo colocó una flecha y me relajó al

tirar. Mi respiración susurra a lo largo del arco mientras veo los arbustos. La libre

se aleja saltando mientras lo que sea que la persigue se queda quieto, nos huele.

Leo lo ve y luego me mira a mí. Yo niego con la cabeza, bajando el arco. Lo que

sea que esté detrás de los arbustos, está asustado de nosotros; claramente no es un

infectado.

Nos deslizamos colina abajo lentamente, cuidándonos a ver si hay

movimiento y oyendo por si hay un cambio en los patrones.

Oigo a Will detrás de mí, se nos está acercando. Yo lo miro, haciendo que se

detenga. Todo lo que hace me molesta.

Leo y yo nos agachamos, vigilando a través de los árboles silenciosamente.

Cuando veo la luz del campo y el quiebre en el bosque, me detengo y asiento hacia

Leo. Él se agacha y deja de moverse. Yo salto al árbol más cercano a mí y lo trepo

rápido. Mi piel duele, mis callos se han ido. Me estoy tornando suave.

Tiro y me alzo hasta que estoy lo suficientemente alto como para que me

duela el estómago. La cabaña se ve vacía. La echo de menos. Echo de menos esa

vida. La simplicidad y la paz. Quiero que ese sea mi estilo de vida de nuevo. Quiero

que Jake, Meg, Sarah, Anna, y Will vivan conmigo y Leo. Cierro los ojos y escucho,

mientras el viento sacude la rama en la que estoy. El trigo se retuerce, el viento en

el camino de entrada rueda por la grava, la brisa se enrosca alrededor de la casa

como si la estuviera pintando o abrazando ligeramente, y nada más se mueve.

No hay nada. No hay respiraciones aceleradas o quejidos altos o fogatas

ardiendo en el viento. No hay señales de vida. La casa luce como siempre. No me

gusta eso. Esto es inusual. ¿Por qué habrían dejado una buena casa con un granero

funcional?

Mi corazón me tira en dirección de la casa, y a los víveres que sé que he

guardado, pero mis miedos me dicen que necesitamos darle a la casa una mirada.

Leo se remueve nerviosamente.

Bajo la mirada y asiento. Will habla quedamente y todos han bajado la colina

lentamente. Anna aún tiene su rifle, mi antiguo rifle con silenciador. Lo han

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guardado a él y a todas nuestras cosas en el campamento cuando vinieron a

buscarme. Han viajado liviano.

Yo miro el campo mientras bajan la colina hacia mí. Nada se mueve alrededor

de la casa o el campo de una forma inusual.

Cuando están cerca, me bajo. —Yo iré primero y treparé a un árbol del lado

más alejado. Cuando haya cruzado y esté arriba del árbol, todos cruzarán de uno a

la vez.

Will asiente. —Sé rápida.

Lo ignoro y me agacho junto a Leo. Nos deslizamos fuera del bosque y dentro

del trigal. Lo miro y le susurro:

— ¿Listo?

Él trota hacia mí, pero puedo ver que el amarillo de sus ojos se está

oscureciendo.

Está listo. Saltamos exactamente a la vez, corriendo duro y rápido a través del

campo. Solo tengo mi arco y mi carcaj. Normalmente, correría el campo con una

gran mochila y víveres. Soy mucho más rápida sin ellos. Casi temo correr tan

rápido.

Alcanzamos el bosque en el mismo punto que la última vez. Salto en el

enorme árbol y me levanto entre las ramas. Saco una flecha y reviso el campo.

No hay nada más que la línea del campo por la que hemos corrido. Veo que

Anna viene primero y luego Jake. Will cierra la retaguardia. Anna alcanza el bosque

y se vuelve, señalando con el arma hacia Jake. Él se estremece cuando lo ve y

frunce el ceño. Ella lo ignora y mira el campo. Will viene al último. Yo miro por un

segundo más.

—Nada —digo. Casi estoy decepcionada. Comenzamos la caminata hacia el

retiro y puedo sentir la excitación creciendo dentro de mí.

Anna abre la marcha con Leo. Jake acopla su paso al mío naturalmente,

dejando que Will cierre la marcha.

— ¿Qué eres, Em? —susurra él.

Siento que una expresión recorre mi rostro, pero lucho contra ella. —Nada.

¿Por qué? —odio que él sepa algo. ¿Acaso actúo diferente?

Él agarra un palo y lo quiebra. —Oí lo que le dijo Marshall a Will. Él dijo

inmediatamente que apenas creía que fuiste una semilla. Solo que no sé lo que eso

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significa. Will empezó a matarlo y eso como que acabó con la conversación. —Él

sonríe y mi corazón se salta un latido. Sus mejillas arden cuando hacemos contacto

visual y quiero perderme en él como las chicas en los libros de romance.

Pero no podemos. No soy como esas chicas.

Siento un ardiente dolor en mis ojos mientras se llenan con lágrimas. Bajo la

mirada cuando me doy cuenta de que estoy llorando. Niego con la cabeza.

— Marshall tenía razón.

El dorso de su mano se frota con el mío lentamente. Lo dejo. Dejo que su

toque signifique algo. Lo necesito, por alguna razón desconocida. Él siempre me

hace sentir algo. No sé qué es, pero es bueno y tal vez puro.

— ¿Eres como los bebés del criadero? —pregunta él después de un minuto.

Yo asiento una vez. —Sí, como ellos. Es una larga historia, pero básicamente

soy como ellos.

Puedo oír la sonrisa en su voz cuando habla. —Sabía que eras más que solo

una chica normal.

Yo alzó la mirada hacia él y niego con la cabeza.

La sonrisa se queda en sus labios, pero veo que deja sus ojos cuando ve las

lágrimas. No hablamos de eso de nuevo, pero su mano se acompasa a la mía. Yo

noto de pronto que él me da una especie de seguridad diferente a la de Will. Hace

que mi corazón se sienta a salvo, como si estuviera protegido en sus manos cuando

sostiene las mías.

Noto que las orejas de Leo se van hacia atrás y yo dejo caer la mano, sacando

una flecha instantáneamente. Anna tiene el arma levantada, revisando. Will nos

alcanza, mirando alrededor sagazmente.

—Debería haber vigilantes aquí —dice él.

Lo noto; estamos ante los tres grandes árboles de nuevo. Debería haber

guardias armados en los árboles.

Yo echo a correr. Leo me sigue. El miedo por Meg y Sarah tira de mí. Corro

más rápido, ignorante a los sonidos tras de mí, ignorante de si me siguen o no.

Huelo el campamento, antes de ver nada. Los oigo, y luego finalmente, lo veo.

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Ropa lavada está colgando de los árboles, la gente se está riendo y hablando,

y todo luce como debería, solo que más relajado. Me detengo cuando la veo. Leo no

detiene su carrera hacia ella y la tira al suelo.

—Dios bendito, ¡estúpido lobo loco! —llora ella, mientras él está arriba de

ella lamiendo su rostro.

Yo sonrío y me río a través de mis jadeos entrecortados. Meg lo palmea. Él

hace esa cosa de perro y salta juguetonamente. La gente que lo ve ha dejado de

hablar y moverse.

— ¡LOBITO!

Yo vuelvo la cabeza para ver al demonio rubio correr hacia Leo. Yo silbo una

vez. Leo está de pie y corriendo hacia mí.

Él se para tras de mí, removiéndose y viéndose descuidado. Meg corre a mis

brazos. Ella me echa un poco hacia atrás cuando me golpea. Yo rodeo su delgado

cuerpo y la abrazo más fuerte de lo que nunca he abrazado nada. Siento un millón

de cosas que no puedo identificar, pero el alivio es lo más grande.

—¿Sarah? —susurro yo.

—En lecciones de natación con Mary, —murmura ella en mi cabello. Puedo

oír los sollozos en sus palabras. Ella tiembla en mis brazos. Anna y Jake nos

alcanzan. Meg retrocede y le sonríe. Yo niego con la cabeza y suspiro, pero un

sonido sobrepasa a todos.

— ¿EN QUÉ MIERDA ESTÁN PENSANDO? ¡VUELVAN A LOS ÁRBOLES Y

COMIENCEN LA ROTACIÓN AHORA! —Will le está gritando a un grupo de

hombres. Sus palabras son salvajes gruñidos al final de los gritos.

Los hombres bajan la cabeza.

— ¿Todos lo escuchan a él? —pregunta Anna, casi riéndose.

Meg bufa. —Bueno, se los dije, sacar sus guardias de los árboles era una idea

estúpida. Me dijeron que me callara y jugara con los niños. — pone los ojos en

blanco y se saca algo del diente.

—Tan pronto como Will se fue, todos comenzaron a haraganear. Han estado

haciendo vino y han estado bebiendo ,—sus ojos muestran algo—Ha sido un poco

aterrador por aquí últimamente. Les estaba dando dos semanas más e iba a agarrar

a Sarah e ir a la ciudad.

Yo le frunzo el ceño. —Nadie te hizo daño, ¿verdad?

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Ella niega con la cabeza. —No a mí. Demonios no. Mary ha puesto reglas

estrictas con las niñas ahora. Han alcanzado la edad del algo-algo, también. Los

menores no pueden salir con nadie hasta los dieciocho, —ella suena amarga, pero

yo sonrío. Ella me bufa— Mejor quitas esa sonrisa de tu rostro, Em. Tú tienes la

culpa de la falta de diversión que hemos estado teniendo.

Yo cruzo los brazos. —Yo he tenido suficiente por todos.

Eso hace que le sonría a Jake y asienta. —Puedo imaginarlo.

Anna se ríe. —Me voy a nadar.

Asiento. —Yo también —Meg mira nerviosamente al campamento— Bueno,

no pueden dejarme aquí ahora, —viendo su rostro, miro alrededor del retiro y

noto que la gente me está mirando. Incluso el demonio rubio se ha ido. Estaba allí

hace un segundo. Había corrido tan rápido hacia Meg, que no note adonde se iba.

Busco los rostros enojados de los que sé que morirían por protegerme. Él

está allí, frunciéndome el ceño. Le sonrío, y me alejo de todos ellos, hacia el lago

para nadar. He soñado durante tanto tiempo con nadar. La ducha en el primer

campamento no es nada comparado con cómo se va a sentir nadar en el lago.

Camino al borde del bosque, al camino, pero siento sus ojos sobre mí. La risa

y la charla se han ido.

Entramos al camino y me detengo, mirando a Meg. — ¿Qué ocurrió?

Ella traga y niega con la cabeza. —Dijeron que eras mala. Que eras una de los

malos ahora y que ibas a ser enviada a la ciudad para vivir con los otros como

tú. Dijeron que Marshall nos estaba protegiendo de ti. Pero lo juro, nunca creí

eso. Incluso protegí tu nombre, pero no les importó. Creyeron que eras malvada.

Duele. Dejé mi hogar en la montaña, salvé a sus seres amados, arriesgué mi

vida para protegerlos, y yo era la malvada. Ni siquiera tengo una defensa. Marshall

supo de alguna manera lo que era, lo que soy. Duele. Lo empujo y camino hacia el

lago. Me quito los pantalones y la camiseta y los dejo a un lado. Me quito las botas

de una patada y nado dentro del agua. La veo. Su cabeza rubia de cabello está

brillante y húmeda. Meto las manos y nado lo más fuerte que puedo hacia ella. Su

rostro se ilumina cuando ve el mío.

—¡EMMA! —grita ella y nada hacia mí. Puede nadar. Lucho contra las

lágrimas en mi rostro, el odio en mi corazón y la traición que está carcomiendo mis

entrañas.

Cuando su pequeña mano está en la mía, la tiro hacia mis brazos y cierro los

ojos. Aparto el agua y aprieto la vida fuera de ella.

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—Oh, Sarah, —suspiro yo— Estás a salvo. —El vínculo se siente más fuerte,

como si estuviera más unida a ella que antes. Ni siquiera sabía cuánto me había

preocupado por ella hasta este momento. El agua se mueve a nuestro alrededor. Yo

alzo la mirada para ver los amables ojos de Mary. Sonrío.

—Gracias.

Ella niega con la cabeza. — Ella estuvo increíble.

Niego con la cabeza. — Te cargué con todo esto y creo que ha sido más de lo

que me cuentas.

Sus ojos dicen las palabras que no puede decir, porque las pequeñas orejas

con nosotras no necesitan saber lo malas que son las cosas a su alrededor. Sarah es

una chica avispada; no hay duda de que lo notó igualmente. Me lo dirá más tarde.

Mary se aclara la garganta. —Fue mi honor.

Yo pongo mi brazo alrededor de Mary y también la abrazo. Noto la forma en

que me recompuse a su alrededor; ya no estoy tan herida. Las cosas son diferentes

sobre mí ahora.

Sarah ve a Anna y nada hacia ella también. La miro y a Jake que entra

nadando y sonrío. Pero la mano de Mary en mi brazo y la tensión de su agarre,

mueven mi cabeza.

Sus ojos han cambiado. —Debes irte. Tómala a ella y a Meg y sácalas de aquí.

Lo sabía. Sabía que tenía una sensación de cambio. —¿Por qué?

Ella niega con la cabeza. —Marshall los tiene a todos convencidos de que eres

alguna clase de maldad. —Suspiro y miro a Jake, Anna, Meg y Sarah. Siento que una

tirantez comienza en mi cuerpo.

— ¿Ese bebé tuyo es un bebé de criadero?

Sus ojos me dicen la verdad del asunto. Asiento. —Tú lo amas y lo tratas con

amabilidad, pero no le das suficientes reglas. La única razón por la que no soy

como esos fenómenos en la ciudad es por mi Abuela y Abuelo. Me amaban, y mi

papá Lenny me hubiera dado una buena si me salía de la línea. Necesitas darle

reglas o se volverá como esas cosas de la ciudad. No estamos bien de la cabeza. —

Me alejo nadando antes de que ella pueda hacer preguntas. Hay un fuego ardiendo

en mi barriga que me está haciendo sentir enferma.

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Salgo del agua y me pongo mis ropas sucias. Noto la forma en que apestan

mientras me las pongo. Extraño lavar la ropa, estar limpia y estar sola. Extraño

todo pero estoy demasiado en lo profundo.

Leo me está esperando en el camino. Sabe lo que estoy a punto de hacer. Lo

puedo ver en sus ojos. Él me empuja. Yo niego con la cabeza.

—No. —le rasco las orejas y camino más allá de él. Él me empuja de nuevo,

pero continuo colina arriba.

Cuando regreso al campamento los veo reunidos y hablando con Will, quien

se ve enfadado en una nueva forma. Me subo a un tocón y silbo. Leo se sube

conmigo al gran tocón, casi empujándome.

Un hombre me ve y señala. — Tienes que irte.

Cruzo los brazos y espero a que se reúnan. Mi barriga se está agitando como

si algo quisiera abrirse paso. Casi quiero huir corriendo, pero necesito arreglarlo

por mi familia.

Las voces se alzan y la ira se aproxima. Un hombre aparece frente de la otra

gente y señala. —Eres peligrosa para todos.

Miro su rostro. Su confianza está basada en otra gente; él mira nerviosamente

a la multitud en busca de apoyo. Me apoyo en Leo, cuyo pelaje está erizado. Él le

aúlla al grupo. Will está mirando hacia mí. Él me asusta mucho más que la otra

gente.

Una mujer se abre paso hacia el frente. —Ella nos salvó, idiotas. No es un

peligro es una salvadora. Detuvo las granjas.

Una voz grita desde el fondo. —Quemaron mi pueblo en su busca. Es un

problema. Deberíamos devolverla a sus hombres.

Eso atrae mi atención. — ¿Qué hombres? —mi tono es duro y frío.

La mujer en el frente me dedica una mirada asustada. —Hombres vinieron

por ti. Te estaban buscando. Dijeron que Marshall los envió aquí. Les dijeron a

todos que eras inestable y peligrosa, no humana.

Duele por un minuto, pero me lo trago. — ¿Se llevaron a alguien consigo?

Ella traga y baja la mirada. — Se llevaron a un par de las chicas más jóvenes.

Nos dijeron que tenían que reemplazar lo que les robaste.

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Mi estómago quema más. Mi corazón se está acelerando. Eso hace que Leo le

gruña al hombre que está más cerca. Él retrocede.

— ¿DEJARON QUE SE LLEVARAN NIÑAS JOVENES? —le grito a la multitud.

Will llega al tocón y me baja. Aparto mis brazos de los suyos.

Él se vuelve y grita. —Este campamento va a perder su democracia y a

convertirse en una dictadura en dos minutos. Una persona más habla o hace un

movimiento, y yo lo termino.

Las miradas en los rostros de las otras personas son intensas. Algunos lo

siguen, puedo verlo, pero otros temen.

A mí.

Eso casi me hace reír. Miro a Leo y sé que probablemente es él, y no yo.

—Will, ella debe irse. Trae el peligro.

Me siento con ganas de gritar. —Soy una persona como ustedes. Solo que no

soy una cobarde. Si algunos hombres entran al campamento, nunca les dejaría

llevarse a las chicas. No soy una idiota como ustedes. Ustedes son patéticos. En el

minuto que Will se va, la guardia decae, ¿para que hombres puedan entrar en el

campamento? ¿Los niños son obligados a ocultarse mientras ustedes cerdos hacen

vino y cerveza para beber demasiado? ¿Las mujeres no están a salvo? ¿Cuál es el

punto en tener un paraíso seguro, si no puedes mantenerlo a salvo? Deberían estar

avergonzados de ustedes. Yo nunca les he hecho daño, a ninguno. —Me doy la

vuelta y voy por el camino. Estoy temblando y enfadada. No intento controlar la

rabia que estoy sintiendo, pero sé que debo hacerlo. Me agachó en los arbustos y

me siento en un tronco. Mi cuerpo duele por el dolor en mi corazón. La calidez se

enrosca a mí alrededor. Su pelaje me envuelve. Entierro mis manos en él y me

sujeto.

—Quiero irme a casa, —sollozo. Antes de que sienta más pena, oigo ramitas

rompiéndose a mi lado. Espero que Leo ataque, pero no lo hace. Otra persona se

une a nuestro abrazo. Lo huelo instantáneamente.

—¿Alguna vez has querido contarle a la gente todas las cosas malas por las

que has pasado, para que así sientan pena por ti y sean amables contigo? —

pregunto yo.

Jake se ríe. —No valen el tiempo que se requeriría, pero sí. Quisiera que

supieran por todo lo que has pasado. Ellos creen que Marshall es tan genial y es un

imbécil. Te hizo daño. Desearía haber dejado que Will lo matara.

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Parpadeo, las lágrimas caen por mis mejillas y levanto la mirada hacia él. —

No tengo respuestas, ni coraje, ni fuerza. Solo soy yo. No sé qué hacer ahora. Estoy

triste —más triste de lo que lo he estado nunca. Creo que estaba tan emocionada

por llegar aquí, y ahora que lo he hecho, es decepcionante. Como si no tuviéramos

donde más ir en el mundo.

Veo a Will parado detrás de él mirándonos. Su rostro está adolorido. —Se

llama post-parto. Es por haber estado embarazada y tu cuerpo haciendo todas las

hormonas. La muerte del bebé te daña, emocionalmente. Ni siquiera lo sabes. Es

común en las mujeres con abortos involuntarios y abortos. El doctor me estaba

diciendo algunas de las cosas que podemos esperar.

Yo trago y asiento. — Me he sentido como un bebé gigante desde entonces.

Jake luce enfermo. — ¿Estabas embarazada?

Yo asiento. —Me pusieron un bebé allí en el criadero, cuando creí que estaba

yendo por revisiones rutinarios. Ni siquiera lo supe. Ni siquiera me dijeron que lo

habían hecho. Estuvimos allí por un par de semanas e íbamos para cuidados de

rutina constantemente. —No sé por qué, pero la frase me hace sentir avergonzada,

como si yo lo hubiera hecho de alguna manera.

Él se estremece y me abraza más fuerte, forzando mi cabeza a bajar y

besando la coronilla. Es como Leo, no necesita hablar de ello, solo lo abraza.

—Necesitamos irnos de aquí, Em.

Cierro los ojos cuando oigo la voz de Will. Tomo una profunda bocanada de

Jake.

—Lo sé, pero nos llevamos a todas, a Sarah y a Meg.

—Eso es peligroso, —su tono es ese de cuando no quiere que discuta con él.

Yo levanto la mirada y niego con la cabeza. —Algo malo está ocurriendo aquí,

Will. Las mujeres están asustadas. No voy a dejar a Meg y Sarah aquí. Tenemos que

detenernos de dejar gente atrás. Si no vamos a regresar aquí, entonces no voy a

pasar por esa colina de nuevo.

Él ve mi rostro y asiente. —Bien. ¿Dónde vamos?

Yo trago y miro a Jake. —La nueva ciudad. ¿Recuerdas el camino?

Los ojos de Jake se abren. Él mira a Will, quien está estoico y no le da ninguna

pista real de qué decir, así que balbucea. —Uhmm… uh… s-s-sí.

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Yo sollozo y me seco la cara. —Ninguno de nosotros está enfermo.

Deberíamos pasar por las puertas fácilmente.

Will frunce el ceño por un segundo. —Seguramente intentarán tomarlas a ti,

a Meg y Anna.

Me detengo y pienso. —Vestimos a Meg y Sarah como chicos, es trabajo de

sangre, ¿no están comprobando el género, verdad?

Él suspira. —No lo sé. Sin embargo, necesitamos un plan sólido.

Sonrío. —Es un largo camino, podemos planear mientras vamos.

Él me mira como si quisiera estrangularme. —¿Cuándo hemos oído eso

antes?

Bufo. —Bueno, es lo que está ocurriendo. Dormimos esta noche y nos vamos

mañana por la mañana.

Él asiente. —Le diré a los salvajes que te estoy sacando de aquí. Nos vamos al

amanecer.

Eso me golpea. — ¡Actúas como si no estuvieras de mi lado!

Se lame los labios. —Necesitaba respuestas. Mejor que piensen que estaba de

su lado —él se vuelve y se aleja. No me gusta eso.

Jake me abraza con más fuerza. —Necesitamos salir de aquí, Em. Deberíamos

irnos esta noche.

Me aparto, alzando la mirada a sus hermosos ojos azules. —¿No confías en él,

verdad?

Él traga con fuerza y mueve la cabeza de atrás hacia adelante. —No es el

mismo tipo que solía ser. Le hicieron algo, lo quebraron en alguna parte del

camino. Él se volvió loco con lo de Marshall y ha estado raro con respecto a ti. Él

construyo estos lugares con Marshall.

Tampoco me gusta eso. —Mierda, —murmuro— No sé qué hacer.

Él mira a Leo. —Will estará bien si lo dejamos aquí. Tenemos que escapar de

este infierno. Tú y las chicas necesitan irse ahora. Puedo regresar por Will cuando

nos establezcamos y estemos a salvo en algún lado.

Tiene razón. Lo odio, pero la tiene. Mis nervios están de vuelta mientras me

paro lejos de su agarre y miro a Leo.

Page 90: Born to fight-Tara Brown

—Quédate aquí y guarda el camino. No les dejes bajar al agua y que nos

sorprendan.

Jake asiente, sin darse cuenta de que le estoy hablando al lobo. Leo se pone de

pie y va hacia el camino donde estoy señalando. Jake lo sigue, haciéndome sonreír

a pesar del millón de cosas que vuelan por mi mente.

No puedo evitar ver las similitudes con las novelas de romance que tenía la

Abuela. El chico sexy y malo siempre es realmente malo, y la chica siempre lo

deseaba, de alguna forma. Odié que lo besara y que eso hiciera sufrir a mi corazón.

Quiero odiarlo. Caigo en la cuenta de que estoy murmurando para mis adentros

cuando encuentro a Mary en el camino.

Ella se ríe disimuladamente. —¿Estás bien?

Yo frunzo el ceño. —No. Tienes que decirme que tan malo es.

Ella mira hacia atrás y niega con la cabeza. —Me estaba por ir en un par de

días con Megs y Sarah y mi niño. No me iba a quedar aquí, de ninguna manera.

Estaremos más seguros en la ciudad.

Yo frunzo el ceño. —Ven con nosotros. —No confío en ella lo suficiente como

para darle detalles.

Ella asiente. — ¿Cuándo?

Niego con la cabeza. —Habla con Will. Él está trabajando en los detalles.

La estoy poniendo a prueba y veo en qué equipo está cuando sus ojos

resplandecen.

—No puedes confiar en él. Aún está a cargo de este campamento y de esas

personas que te odian. Este no es ese tipo de mundo; no puedes confiar en la gente.

Sé que crees que él va a salvarte, pero tú eres una niña, y esta es una vida fácil aquí.

Él no va a cambiar la vida fácil por viajar y estar en el camino contigo. Él no es ese

tipo de chico el de una sola mujer.

—Prepárate entonces, y yo te señalaré cuando nos iremos.

Ella sonríe. —Está bien. ¿Quién viene?

Niego con la cabeza, aún mirando su rostro. —No lo sé. Nosotras las chicas.

Ella se ve satisfecha. Estoy aterrada de que tampoco sea real. Mi estómago

está gritando que corra de ella también. Yo asiento hacia la poza de agua.

Page 91: Born to fight-Tara Brown

—Iré a buscarlas y las pondré en la cama en una tienda, podemos ver si nos

vamos mañana, antes de la luz del día.

Ella frunce el ceño. —Eso es temprano en el verano.

Yo asiento una vez. —Está bien. Ese es el plan entonces. —Yo me vuelvo y me

apresuro al agua. Nos iremos ahora. No sé qué ocurre, pero la magia en mi barriga

me está diciendo que debemos irnos ahora.

Meg me ve primero. —Sácalas —digo yo. Ella oye el pánico y va hacia Anna y

Sarah. Ellas nadan hacia aquí. Anna ve mi rostro y agarra la mano de Sarah. Ella la

lleva al borde del agua y la saca a la roca floja.

—Nos vamos ahora.

Me están mirando. No necesito explicar.

Anna se pone la ropa mientras yo levanto la camiseta de Sarah por ella. Meg

está vestida y en el camino. Corremos colina arriba para ver allí a Jake y Leo. Jake

lo está acariciando y actuando despreocupado.

No oigo nada más. Sin pájaros, sin ruido, sin gente. Alcanzo a Jake y susurro.

— ¿Qué ocurre?

Él salta, luciendo asustado. —Hombre.

Frunzo el ceño. Él niega con la cabeza. —Nadie vino.

Miro más allá de él; está tranquilo en el campamento. Señalo a la izquierda.

—Vamos por ahí, corran al lado opuesto de la colina.

Él se ve sorprendido. — ¿Nos vamos ahora?

Yo asiento.

— ¿Qué hay de Mary? Dijo que venía mañana.

Quiero golpearlo en la cabeza. —No. Nos vamos ahora. Tenemos suficiente

gente por la que ser responsables, —miro hacia atrás— Anna, agarra a Sarah y baja

el lado izquierdo de la montaña. Meg, ve a robar algo de comida, cuchillos y agua.

Tenemos el rifle y el arco. Yo bajaré con Jake por este lado, él es demasiado grande

para ir por ese lado contigo. Encuéntranos en la segunda gran colina. —Me

recuerdo agarrar flechas por el camino.

Anna agarra la mano de Sarah y se han ido antes de que me vuelva a ver a

Meg. Ella sonríe y se desvanece entre las tiendas y los árboles. Yo agarro la mano

de Jake y tiro de él.

Page 92: Born to fight-Tara Brown

Él cruje y anda con paso pesado. Yo agarro mi arco y contengo el aliento, así

no lo golpearé. Leo explora por delante.

Los tipos en los árboles no han regresado aún. Si nos apresuramos ni siquiera

notarán que nos vamos. Aún tenemos hambre y estamos mojados y húmedos;

incluso en el caliente sol del verano, el bosque es fresco y húmedo.

—No entiendo por qué él vino durante todo el camino para reunirme contigo

y Anna, si solo me va a traicionar aquí, —murmuró y sigo arrastrando su

gigantesco trasero colina abajo.

—No sé si te traicionará, pero no confío en él, —jadea él detrás de mí.

Yo miro hacia atrás. —Parecías muy seguro hacía un par de minutos.

Él se encoje de hombros y trepa por un tronco caído. —Está actuando raro,

Em. ¿Qué quieres que diga? Él no es la misma persona que solía ser. Sus humores

son raros. Estaba loco cuando te estaba buscando, loco. Entonces te encontramos y

él parecía un psicópata, todo enojado y molesto. Golpeó a Marshall hasta casi

matarlo. Le gritó a Anna cuando nos encontró y te tuvo en el bosque. La sacudió tan

fuerte. No confío en él. Estaba desesperado por llegar aquí donde ahora no nos

quieren. Él ama este campamento. Ha perdido su maldita cabeza. Podemos

regresar por él. Sabemos dónde está.

Me vuelvo de pronto lcanzamos un área floja. Jake está cerca mío; está

jadeando pero mantiene el paso. Llegamos a la base de la inmensa colina. Señalo a

un arbusto.

—Allí.

Corremos hacia el arbusto y saltamos en él. Leo yace a mi lado, en postura

lista. Jake está doblado, intentando recuperar el aliento. No hay movimiento que

pueda percibir en el bosque. La pendiente hace imposible que no sean vistos, no

hay árboles lo suficientemente grandes como para que se escondan. Señalo a la

derecha.

—Voy a encontrar a Anna y Sarah.

Oigo un chasquido y me vuelvo para verlas arrastrándose hacia nosotros.

—No tienes que hacerlo, —sonríe Anna.

Yo me río. Sé que oyó a Jake bajando la colina.

Page 93: Born to fight-Tara Brown

Nos ocultamos en el arbusto y esperamos. Mi tripa me duele. Siempre

duele. Nuestra pequeña banda se siente enorme y débil en comparación con el

resto del mundo.

—¿Dónde está Will? —susurra Anna.

Yo la miro y niego con la cabeza. —Se queda, creo.

Jake asiente. —Es un caso perdido, colega.

Ella abre la boca para enfadarse, pero oímos a Meg. Ambas miramos colina

arriba para verla bajando con un pequeño saco y un chico.

Yo suspiro. — ¿Qué es eso?

—Es su novio, —dice Sarah en su pequeña voz.

Siento que mi rostro se contrae. —Mierda.

Sarah sonríe. —Su nombre es Ron. Es muy amable. Tiene diesciséis.

Yo pongo los ojos en blanco y miro a Leo. —Al menos no tiene treinta. —Saco

una mano—. Tú te quedas, —Leo se sienta, pero sus ojos nunca dejan a Ron. Veo el

lado de la colina detrás de ellos y saco una flecha—. Anna, si tengo que disparar,

sabes como correr. Este es el mismo valle por el que tuviste que ir para seguirnos

los pasos a Leo y a mí. Ve a la casa y esconderos en los árboles, yo os encontraré.

Estamos cerca de la cabaña, así que asegúrense de que Jake no se caiga en el hoyo.

—Le doy una mirada. Ella asiente y le sonríe a Jake.

Él pone los ojos en blanco y suspira. —Solo pasó una vez.

Me arrastro fuera del arbusto con la flecha tirante. No hay nadie más bajando

la colina más que Meg, que sonríe cuando me ve.

—Este es Ron, tiene dieciséis así que si le vas a patear el culo, solo sé que es

de alguna loca religión que no cree en el sexo antes del matrimonio. —Viniendo de

la única de nosotros que cree completamente en Dios, suena raro que ella diga que

la religión es una locura.

Yo toso. —Ve detrás del arbusto y cállate. —Ron, un chico con peludo cabello

rubio oscuro y un rostro lindo, me sonríe con algunos dientes torcidos. Él da un

ligero paso. Yo frunzo el ceño y miro la colina. Nada se mueve, pero eso no significa

nada. Estamos lidiando con Will. Él es retorcido y malvado.

Sosteniendo la fleche con fuerza, sé que no puedo dispararle. Él hace que mi

ritmo cardíaco se vuelva loco y me duela por dentro, pero no puedo dispararle.

Page 94: Born to fight-Tara Brown

Veo algo; mis ojos animales lo captan. Yo miro hacia atrás.

—¡Corran! La cabaña está colina arriba en el lado más lejano. Anna, conoces

el camino… —Ellos ya están corriendo antes de que tenga oportunidad de terminar

la frase. Estamos cerca del lado de la colina donde está el hoyo. He cazado del otro

lado del valle en el que estamos. De hecho es un milagro que nunca me haya

tropezado con el campamento. Solo hay una montaña de distancia a mi cabaña.

Leo se arrastra cerca de mí y se agazapa.

Centro mis ojos de nuevo. Veo la cabeza rubia del pequeño y el brillante

cabello castaño de Mary después de un segundo. Yo gruño y miro a Leo. Él hace

una mueca y yo asiento.

—Lo sé. —Will está caminando con ellos. Los tres son todo lo que veo. Yo

relajo el arco y me siento como si fuera a tener un berrinche. Me froto los ojos y los

espero.

—¡LOBITO! —chilla él desde el otro lado del valle cuando estamos a

suficiente distancia para que nos vean. Leo baja hasta el piso—. ¿DÓNDE SE FUE EL

LOBITO? —chilla de nuevo. Me agacho junto a Leo y me muevo sobre los talones.

Ellos cruzan los árboles hasta donde estoy anhelando y procesando cómo salir del

problema. Leo se lame los labios y yo niego con la cabeza.

—No, no nos pongamos en extremos aún.

Leo se queja y me dedica una mirada ladeada.

—¡LOBITO! —grita él y bate las palmas. Yo me pongo de pie súbitamente.

Su mano se aprieta contra sus labios cuando ve mi rostro. Mi labio se contrae,

batallando contra el desprecio y el veneno que quieren salir tan

desesperadamente.

Él comienza a llorar cuando ve mi rostro. Yo me estiro y agarro sus mejillas

sonrosadas.

—¡DETÉNTE! —grito. Aparto mi mano— ¿Quieres que el lobito te muerda?

¿Quieres que los infectados nos maten a todos? Deja de hablar.

Mary luce horrorizada. — ¿Cuál es tu problema?

Yo señalo a mí alrededor. —He matado toneladas de infectados en estas

mismas colinas, sin mencionar a los militares. Mi problema es que si él atrae la

atención de alguno, correré lo más rápido que pueda. Salvaré mi propio culo. Eso

es lo que soy.

Page 95: Born to fight-Tara Brown

Su rostro se pone blanco. Ella mira alrededor. —Shhh. Andy, Mami necesita

que seas un niño callado. La gente mala está en los bosques.

Él hace una mueca, pero ve mi rostro y se detiene. Will no habla. Sus brazos

están cruzados por su amplio pecho. La jodida mirada en su cara me dice que tal

vez tengamos una conversación más tarde, una donde sus dedos dejen marcas de

golpes. Yo estrecho los ojos y lo miro.

—Sea lo que sea lo que estés pensando, no lo hagas. Te mataré.

Sus labios se alzan en una sonrisa torcida. —No estaba pensando nada.

Siento el odio ardiente saliendo de mí en su dirección. —Cuando sea que

tienes esa mirada, yo obtengo moratones. Te mataré primero.

Él aprieta la mandíbula. —Huiste y me dejaste. —Él toma una bocanada,

calmándose.

Mary pone una mano en su brazo. —Solo sigamos. Si estos bosques son

peligrosos, debemos seguir.

Will toma al demonio rubio y me pasa. Yo miro a Mary y lo siento todo otra

vez. Estoy en la puerta de mi cabaña, a punto de girar el pestillo y ayudar a Anna

pero mi estómago me está diciendo que lo lamentaré.

Yo miro colina arriba de nuevo pero nada se mueve. — ¿Pensé que no

confiabas en él?

—No lo hago, —dice ella quedamente.

— ¿No te ha seguido?

Ella niega con la cabeza. —Solo querían que te fueras. Will lo dejó claro,

Marshall ya no sigue con el espectáculo. ¿Por qué no me dijiste que estaba en coma,

gracias a Will? Eso cambia cómo me siento hacia él.

Retrocedo sosteniendo mi arco listo. —Yo no.

Me giro y camino por el valle detrás de Will. El demonio rubio no hace ningún

sonido en todo el camino colina arriba.

Page 96: Born to fight-Tara Brown

TTrraadduucciiddoo ppoorr kkrriissppiippee CCoorrrreeggiiddoo ppoorr SStthheeffyynniiccee

La vista de la cabaña me hace sentir enferma. No mal, sino asustada y

horrorizada. ― Espera aquí, ―susurro y me escabullo de la zarza. Me arrastro por

el patio hasta la puerta principal. Echo un vistazo en la ventana, pero las cortinas la

cubren perfectamente. Giro la perilla, pero no se mueve. Llamo suavemente.

Jake abre la puerta después de un segundo y me sonríe. Podría golpearlo, pero

no lo hago. Me giro y le hago señas a Will y Mary. Leo está ya a través de la puerta

principal. Él parece ansioso y emocionado.

Anna tiene la madera y los suministros en el mostrador. Ella limpió el espacio de

almacenamiento oculto que teníamos.

Jake señala el fuego, ― Encendí esto.

Me río y cierro la puerta.

Will se ve confundido, ― ¿Qué es este lugar?

Suspiro, ― Mi hogar.

Jake mira a su hermano, ― Em creció aquí. Vivía aquí con Leo.

Will lo asimila todo, ― puedo verte aquí, te pega este tipo de nivel de control.

Mi mandíbula cae, pero Mary está demasiado excitada pelear también conmigo.

Ella se deja caer en el sofá y gime.

― Oh dulce Jesús. ―Su hijo se sube a ella y a sus rizos en una bola. Anna y Sarah les

entregan tazones de sopa.

― Tomate, ―dice Sarah como si estuviera muy orgullosa. Deben haber corrido todo

el camino y establecer la cabaña para todos nosotros. Nosotros fuimos

desacelerados por Mary y el constante control de seguidores. Nos hice tomar un

pequeño desvío también, sólo para estar segura que no nos estaban siguiendo. Leo

exploró atrás, como lo hacía antes. Él se extiende junto al fuego y se relaja. Me

siento frente a él y tomo mi plato de sopa de tomate de Megs.

Will se sienta en el sofá más pequeño, mirándome. Quiere hablar y yo quiero

dispararle con una flecha.

Tal vez hagamos ambas cosas.

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La sopa está buena. Es salada y sabrosa. La enlaté en el verano, cuando me las

arreglé para conseguir la olla de la granja de la colina. Era pesada e hizo que el

viaje fuese de tres días en vez de uno, pero conseguí toneladas de verduras y sopas

enlatadas. Incluso hice la salsa de espagueti de la receta del libro de la abuela. Casi

me muero cuando encontré un enorme contenedor de sal en una casa. Eso hizo mi

vida mejor en demasiadas formas para contarlas, empapar ampollas está en la

cima de esa lista.

Suspiro cuando tomo un bocado. El olor y la sensación es la misma. El calor del

fuego, el olor del polvo de la cabaña, y el sabor de la famosa sopa de tomate de la

abuela con sal, sal marina real.

― Maldita sea, esto está bueno. ―Miro a Mary y sonrío.

Ella toma un sorbo del tazón y gime.

Me río y miro al resto de nosotros. Me doy cuenta entonces y allí, lo he hecho.

Dejo que se sienta bien por un minuto.

Anna sabe lo que quiero decir. Ella me sonríe de vuelta, ― Lo hicimos.

Asiento, ― Sip.

Sarah viene y se sienta a mi lado. Toma un sorbo de la taza y sonríe, ― Casi tan

buena como la comida de la cocinera de la granja.

Sonrío, pero el comentario silencia la habitación. Ella tiene once años, no

entiende el dolor que esa palabra tiene para el resto de nosotros. Conozco ese

sentimiento. Nunca parezco saber qué dolor tienen otras personas y siempre digo

la cosa equivocada. No sé que está mal hasta que veo el dolor en sus ojos. Miro

hacia Mary, ― Lo siento por lo que te solté

Ella se encoge de hombros. ― Imagino que es un chico normal. Me olvido que es

uno de ellos.

Me estremezco. Ella mueve una mano, ― Quiero decir…

La sacudo fuera, ― Está bien.

Sarah se acurruca contra mí. Envuelvo un brazo alrededor de ella y beso la parte

superior de su cabeza, ― Tenemos que limpiar para ir a la cama.

Bebo el resto de la sopa y dejo mi cuenco. ― Hay tres camas y los sofás se

convierten en camas. Meg, dormirás con Anna, conmigo y Sarah en la primera

habitación. Las camas son más grandes ahí. La habitación pequeña—dejaremos

que Mary la tenga. Muchachos, podéis dormir en los sofás. El inodoro funciona en

el cuarto de baño, pero no con un montón de papel higiénico. Lo arrastro arriba a

la montaña así que por favor no uséis un montón. Hay una letrina en el patio—

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funciona muy bien. Pongo lejía en ella cada vez que encuentro algo. El pozo tiene

agua potable. La hiervo por si acaso.

Mary alza en brazos a su hijo y camina a la habitación más pequeña, ― Gracias,

Em.

Asiento y me levanto, tirando a Sarah conmigo. Ella bosteza y seca sus ojos.

Señalo la habitación, ― Voy a por unos cubos de lavado a fuera. Ve allí y espera a

que los traiga. No te metas en la cama sin comprobar los insectos. No he estado

aquí en meses.

Camino a los cubos y me dirijo a la puerta principal.

Will los toma de mi mano y me pasa el arco, ― Guarda mi espalda y yo los

llenaré.

Asiento y saco una flecha. Escucho la oscuridad que nos rodea. Leo está justo a

mi espalda.

Lo dirijo al pozo. En la tenue luz de la luna, lo veo malgastar los primeros

vertidos y sonreír. Él lo sabe.

― ¿Por qué me dejaste atrás? —Pregunta.

Me odio a mí misma por esto y suspiro, ― Pensamos que te sentías como si

tuvieras que elegir entre el retiro y yo, y los elegiste a ellos. Pensamos que les

dejarías que me llevaran.

Oigo su tono de voz cambiar a la defensiva, ― Emma, ¿qué tengo que hacer,

aparte de acarrearte durante millas, para mostrarte que me preocupo por ti? ¿Qué

tal cuando vine por ti cuando Marshall te vendió? ¿O cuando te defendí de

Marshall?

Doy un paso atrás y mantengo mi flecha apretada, ― Te he visto ir de bien a

psicótico en un corto espacio de tiempo. Has sido bastante cruel conmigo, Will.

― ¿Aún no confías en mí?

Niego con la cabeza en la oscura noche, ― No. Tienes que ganarte la confianza y

en cambio me asustas.

El agua se detiene y lo veo desplazarse delante de mí. Da un paso adelante y yo

levanto la fecha. Él camina derecho a ella. Trago cuando veo su cara y presiona su

pecho contra mi flecha, ― Hazlo. Prefiero morir, a que creas que te haría daño a

propósito.

Libero la tensión y doy un paso atrás. Él toma una gran bocanada de aire y

levanta la mano. Me estremezco, pero él me pasa el cubo de agua que ha

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conseguido. En la oscuridad, percibo la cara que está llevando y rompe mi corazón,

― ¿De verdad crees que te golpeé, verdad?

Niego con la cabeza, ― No a propósito, pero tal vez no puedes controlar tu ira o

ver tu rabia. Sé que te hago enojar, y me haces enojar, y estamos locos juntos.

Cierra los ojos, ― Eso me pone enfermo.

― A mí también, ―susurro. Lo hace. Lo quiero, no sé cómo lo sé o por qué lo sé,

pero lo hago. Lo quiero para que me sostenga y me bese, quitarnos la ropa y

hacerme sentir cosas que no sé si puedo o no.

― Quiero hacerte feliz, hacerte sonreír, y estar contigo protegerte, ― susurra

de vuelta.

Niego con la cabeza, ― lo sé, pero el dolor en ti y el dolor en mí nos hacen una

mala combinación. Dos cosas heridas y rotas no pueden nunca hacer una cosa

entera. ― Leí eso en una novela romántica y nunca supe lo que significaba antes.

Él entra en mi espacio, asomándose sobre mí, ― ¿Pero Jake te completa?

Trago, mirando hacia él, ― Lo hace. Todas esas cosas que quieres para mí, la

sonrisa, la felicidad él me hace esas cosas.

La expresión en su rostro está rompiendo mi corazón en la oscuridad. Quiero

cerrar los ojos y dejar de verlo, pero no confío en él lo suficiente. Doy un paso

atrás, ― No puedo estar con ninguno de los dos, Will. No importa lo que quiero en

el mundo, tengo una meta separada. Tengo que conseguir encontrarla. Si no lo

detengo, nadie lo hará y la mierda nunca cambiará. Tengo que ser la heroína de mi

historia y mi historia no tiene nada que ver con un chico y chica sólo un hombre y

el monstruo que él creó. ―Nunca leí eso en una historia. Me lo he inventado, pero

imagino que es exactamente lo que Mary Shelly estaba pensando cuando escribió

Frankenstein. Agarro el mango del cubo y me giro de nuevo.

― No eres un monstruo, yo lo soy. Soy un monstruo, Emma. Hice que te

asustaras y es demasiado tarde para arreglarlo. Nunca voy a tener la oportunidad

de reparar el daño que hice, nada me va a llevar lejos de la realidad, que yo dañé a

la única cosa en el mundo que he amado. ―Él se aleja y agarra otro cubo.

No sé qué responder al hecho de que me ha llamado una cosa que ha amado. Mi

pecho se siente que va a explotar. Casi me atraganto en mi camino de regreso a la

cabaña. Jake abre la puerta cuando voy a tocar el picaporte. Salto y chapoteo agua

sobre mí misma. Él toma el cubo, sus ojos buscan los míos por cosas que no sé si

puedo ocultar. Leo entra en la casa con Jake.

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Me vuelvo y salgo de nuevo por más cubos de agua. Will me pasa el siguiente en

silencio. No sé si eso es peor que su conversación, ambos rasgan el corazón en mi

pecho.

Me detengo y lo observo llenar el siguiente cubo. La oscuridad apenas esconde

suficientes cosas de mí.

― No puedo amar bien, ―dejo escapar.

Él me mira, — ¿Qué?

― Mi amor no es normal. Amo demasiado rápido y demasiado y odio demasiado

rápido y demasiado. Nada sobre mí es normal. Amé a Jake la primera vez que lo vi

y lo mismo contigo. Las cosas que me hicieron, me hacen no sentir las cosas como

los demás. Mis emociones no funcionan correctamente. Siento algunas cosas

demasiado y otras en absoluto. El médico me dijo que nunca amase y nunca me

reprodujese, porque no saben de lo que yo sería capaz. Me dijo que nunca podría

ser normal. ―Me giro y salgo rápidamente. Estoy avergonzada de las palabras ahí

fuera en la oscuridad, flotando alrededor. No quiero que él sepa lo que siento por él

o los defectos en mi sistema. La puerta se abre, pero en vez de entregar a Jake el

cubo, camino junto a él y lo arrastro a la habitación de Mary. Toco y paso junto a

ella, ― Para lavarse. ―Lo llevo y me siento en la cama. El monstruo rubio está

durmiendo. Lo miro y lo siento, la conexión repugnante con él. Su inestabilidad es

la mía.

― ¿Estás bien?

Me giro y niego con la cabeza, ― No. Ellos me embarazaron y luego mataron al

bebé. Sangré todo hasta mis rodillas durante días. Meé mis pantalones por el tubo

que me pusieron ahí dentro, que me saqué. El doctor me dijo que no soy normal, mi

verdadero padre es el que está detrás de toda esta tontería de criadores de bebés.

Mi mamá fue el paciente número uno para él. ―Caigo en el borde de la cama y me

quedo mirando la pared, ― No sé qué hacer para sentirme a salvo de nuevo, solía

sentir eso aquí. Ahora me siento enferma. Algo podría sucedernos a cualquiera de

nosotros y eso me asusta.

Ella se deja caer de rodillas delante de mí, ― Em, eso es normal. Antes de que

tuviera a Andy, yo era tan egoísta y libre. Luego me llevaron y me hicieron quedar

embarazada en las granjas. Tuve un ataque y terminé en la sala médica. Cuando el

médico no estaba mirando me alejé. Di a luz sola en el bosque y luego Marshall y

Will me encontraron. Ellos también habían escapado de la granja, pero años antes.

Marshall era un doctor me salvó. Me llevaron al retiro, era nuevo entonces. Yo

era un desastre, lloré por meses. Mentí sobre Andy siendo un bebé real. Tuve

pesadillas con ellos tomándolo, y haciéndome volver atrás y tener más hijos. El

pánico y el estrés fueron abrumadores. Entonces un día, Will me arrastró fuera y

me dio una charla. Andy estaba mostrando señales de que yo era una mala madre;

Page 101: Born to fight-Tara Brown

él lloraba todo el tiempo y estaba nervioso. No pude amamantarlo. Mi leche se secó

de los nervios. Will me hizo ver las cosas, estaba imaginando que no eran reales.

Me siento un poco mal por juzgarla a ella y al mocoso, algo así.

Ella aprieta mis manos y me doy cuenta de las lágrimas haciendo sus ojos

marrones brillantes, ― Tienes miedo porque hay gente que te importa. Si fueras

sólo tú y tu lobo, estarías tranquila él puede cuidar de sí mismo. Pero no lo eres.

Tienes a Sarah, Meg, Anna y Jake. Todos ellos te necesitan, incluso si es sólo por

amistad. Eres una mujer joven que crece en un mundo donde el amor y los puntos

brillantes son pocos y distantes entre sí. Toma esos momentos y aprécialos. Si te

enamoras un centenar de veces de aquí al momento que mueras, se agradecida de

tener tanto amor. Si sólo te enamoras una vez y es profundo y apasionado, se

agradecida por el constante amor y el compañerismo de eso. No vivimos en el

mundo con más garantías, pero eso no quiere decir que no sea un mundo de

posibilidades. Eres joven, ama a todos y a cada uno que te ame de vuelta y te trate

con respeto.

Asiento, ― gracias, Mary. Necesitaba eso.

Sus cálidos ojos marrones me hacen relajarme. Ella se levanta sobre sus rodillas

y cepilla sus labios contra los míos suavemente. La suave dulzura del beso succiona

el aire de mi pecho.

Se sienta sobre sus talones y sonríe dulcemente, ― Buenas noches.

Estoy fuera de la cama y camino por la habitación murmurando, ― Buenas

noches. ―Cierro la puerta y presiono mi espalda contra ella. Me gusta cuando me

besa.

Camino de vuelta fuera de la puerta al pozo, donde Will está llevando de vuelta

el último par de cubos. Se detiene y me mira. Pongo una mano sobre su pecho, ―

No quiero nada más de ti sino respeto. Creo que si puedes respetarme como

persona y tratarme con amabilidad, podemos ser amigos.

Él parece confuso pero no se mueve, ― ¿Es eso lo que me estás ofreciendo?

Asiento.

Él sonríe a la ligera, ― No quiero ser tu amigo, pero si eso es importante para ti,

entonces es importante para mí.

El calor donde mi mano está descansando en su pecho está quemando, ― Es

importante para mí. Quiero ser una chica normal después de matar a mi padre y

destruir todo lo que ha construido. ―Siento una lenta sonrisa cruzar mis labios.

― Sí, eso te hará normal, ― ríe.

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Mi sonrisa coincide con la suya. Tomo un cubo de sus manos y me vuelvo a

alejarme. Espero sus manos sobre mis brazos, girándome alrededor, pero no lo

hace. Respeta la solicitud de amistad.

― Sabes, antes de que acabara el mundo, la gente conseguía conocerse unos a

los otros antes de conocerse en la vida real, ―dice.

Lo miro, ― Eecuerdo eso. La madre de mi amiga Rachel se fue un día para estar

con un hombre en Canadá. Ella nunca lo había conocido antes de ese día, jugaron a

video juegos juntos. Rachel y su papá estaban devastados. ―Me había olvidado de

eso.

― Podía haber sido la mejor manera de conocer gente. Sin infectados y desastres

mundiales a los que enfrentarse. Era sólo hablar y ser la persona que ellos quieren

ver. No como ahora, donde paso la mayor parte de mi tiempo deseando poder

mostrarte la persona que era antes.

Miro hacia él e intento ver al hombre que quiero que sea, ― Quizás. ―No tengo

palabras para hacerlo sentir bien, desearía que él fuera un hombre mejor. No sólo

por mí sino por todos. El hecho de que él lo desee también, me da esperanzas.

Lo empujo suavemente, ― Tal vez un día, el mundo volverá y podamos llegar a

conocernos uno al otro de nuevo.

Sus ojos arden, ignorando la sonrisa en sus labios, ― Puedo desear eso, supongo.

O puedo simplemente empezar siendo la persona que quiero ser, cuando estoy

contigo.

Me río, ― No voy a tomarte la palabra. ―Abro la puerta de la cabaña y siento el

brillo en mis ojos, ― Además no dudaré en dispararte, si eres malvado de nuevo.

Sus ojos no cambian, ― Está bien. ―Él espera que yo camine dentro. Capto una

mirada de Leo. A él no le gusta cuando estoy a solas con Will. No le gusta Will.

Realmente no lo culpo.

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TTrraadduucciiddoo SSOOSS ppoorr kkaattiilliizz9944,, EEmmii__9933 CCoorrrreeggiiddoo ppoorr MMeewwHHiiiinnee

La caminata hacia abajo de la montaña se siente como algo que nunca he

sentido antes. Miro a Anna y sonrío, —Se siente como que tenemos familia al ir a

casa, ¿eh?

Asiente.

— Es la primera vez que jamás he sentido eso. Hay alguien esperándonos, en

un lugar que es un hogar. Tenemos personas, Em.

Suspiro.

— Casi no quiero cagarla y estar demasiado emocionada.

— ¿Podemos coger una camioneta o un coche? —Pregunta Jake.

Anna le arroja una rama.

— Para de ser un bebe.

La mira desesperadamente. — Colega, eso está lejos. No recuerdas como de

lejos estaba, era un largo camino.

Ella le saca la lengua. Will está tranquilo, con suerte no de mal humor. No ha

dicho mucho desde que hablamos la otra noche.

— ¿Dónde encontraríamos una camioneta? ¿Con gas? —Pregunta Will y

camina más rápido, —necesitamos tiempo para planearlo.

Jake me da un codazo.

— Ella no necesita un plan, Will. Romperá las puertas y sacará la mierda de

todos, al estilo Terminator.

Sacudo la cabeza e ignoro las llamas cruzando mis mejillas. Anna se ve tan

confundida como lo estoy yo, pero Will ríe. Me gusta cuando ríe.

Lo miro.

—Estaba pensando que tal vez podríamos ir a las granjas reproductoras,

conseguir trajes de doctor y enfermeras, y después conducir hasta la ciudad, como

si acabásemos de terminar el turno. ¿Eso es lo que ella lo llamó verdad, Anna?

Se dobló de dolor.

Page 104: Born to fight-Tara Brown

—Sí, turno.

Will asiente una vez.

— Esa es una idea inteligente.

Jake merodea; está comenzando a ponerme incomoda con su empalagosidad

hacia mí. No sé qué decirle. Desliza la mano sobre la mía, meciendo la mía y

balanceándola. Le miro y sacudo la cabeza.

— Los ojos en el lobo.

Anna resopla.

— Espera que le salves.

Frunce el ceño con sorna.

— Él debe conocerme mejor que eso, siempre huyo.

Él envuelve un brazo entorno a mí y me aprieta. Le hago una zancadilla a

propósito y se cae como un árbol.

Me agarra y me atrae hacia abajo con él. Leo gruñe. Yo me río poniendo una

mano en el aire.

—Está bien, muchacho.

A Leo no le gusta. Empuja a Will y gruñe. Anna se deja caer de rodillas con

rapidez y le llama. Esta temblando, riéndose con fuerza.

Will parece disgustado.

— ¿Jake te ataca y él intenta morderme a mí?

Rio. Anna extiende las manos.

—Ven aquí chico. —él camina hacia ella, aun escudriñando hacia Will y baja

la cara. Jake agarra mi pie e intenta arrastrarme atrás.

Le miro y al instante soy levantada bruscamente. Estoy a punto de lanzar una

flecha y dispararle a Will en el cuello por maltratarme, pero su cara me detiene. Se

pone los dedos en los labios. Me agacho y gateo hasta Leo. Pongo un dedo en su

pelaje y los observo. Es un grupo militar. Tienen pañuelos alrededor de sus

gargantas como las personas en la ciudad.

Jake gatea hacia nosotros. Le empujo en el suelo y pongo un dedo en mis

labios. Will me mira, — podríamos coger su camioneta.

Page 105: Born to fight-Tara Brown

Asiento. Los tres están fuera de la pequeña camioneta, caminando alrededor.

Uno está en el asiento del conductor. Están mirando y deambulando; están

buscando algo.

Trepo con dificultar al montículo más cercano a ellos. Me lamo un dedo y lo

pongo en el aire. El viento es ligero. Cojo la flecha y la aparto. Miro a Anna y guiño.

Ella agarra su rifle y apunta.

Doy un respiro y espero a su primer disparo. Veo la neblina roja y lo libero.

La flecha da al hombre al lado del que ella disparó. La última persona saca las

armas y golpea la camioneta.—¡ATAQUE!

Ella le derriba cuando yo derribo al conductor. Will y Jake ya están

arrastrándose hasta la parte trasera de la camioneta y Will salta en el asiento del

conductor.

—Los pañueños. —Digo y se las saco a una persona a mi lado. Jake hace un

gesto cuando le lanzo una. Los atamos y montamos rápido. Jake se sienta adelante

con Will. Anna y yo montamos en la parte trasera con las armas y con Leo.

No presto atención a donde está yendo Will. Miro pasar el campo con rapidez.

Anna sonríe maliciosamente. — Tú y los chicos estáis en un lío real.

Sacudo la cabeza y le grito— No. Soy amiga de ellos. No puedo ser más.

Escuchaste al doc.

Ella se encoje de hombros y me mira. Veo cuanto ha envejecido, — Si yo

amase a alguien, Em, solo los amaría. La palabra es tan malditamente jodida; eso sí

encuentras algo bueno y no te aferras a ello, es como si estuvieras riéndote en la

cara de todas las personas que han muerto. Mi padre amaba a mi madre. Él quería

que los tres intentásemos ser el tipo de personas que las otras personas amarían y

estimarían. Estaría disgustado, si incluso uno de nosotros fuese infeliz en esta vida.

Es tan corta y las garantías se van. No queda nada más que lo que hacemos.

Levanto las cejas y acaricio el pelaje de Leo—, ¿Quién tenía lo viejo y

filosófico?

Se ríe—, No sé lo que eso significa.

—Me refiero a que estás buscando el sentido de la vida, contemplar la esencia

de la felicidad y las cosas que necesitamos para encontrar esa felicidad. Al menos

eso es lo que creo que es. En realidad tampoco lo sé. Solo sé que donde quiera que

mi Abuelo tuviera algo así, mi Abuela le dirá eso.

Ella sonríe—, Es una buena forma de ser, creo, —y señala atrás de dónde

venimos—Solo disparamos a cuatro personas, cuatro personas que probablemente

Page 106: Born to fight-Tara Brown

tenían amantes y familia. No me siento mal. Eligieron el lado equivocado. Nos

habrían matado en un latido del corazón.

Miro donde su mano está señalando— Yo tampoco me siento mal. Sin

embargo, probablemente deberíamos.

Ella asiente—Deberíamos, pero el mundo se ha ido. El mundo en el que

vivimos apesta. Es una mierda apestosa, como diría Marshall. No hay nada más que

amarga tristeza. Si encuentro un chico que me haga feliz y me haga olvidar la otra

mierda, voy a cogerlo con ambas manos. Voy a hacerle amarme y nunca dejarle

donde quiera que terminemos. Mierda, construiré una cabaña al lado de la suya.

Rio— Necesitaremos unas pocas. Mary parecía muy unida a ese y eso hizo

Meg.

Sus ojos arden de la forma que hacen los de Will— Sí bueno, te lo dije el

primer día que estuve ahí, haría cualquier cosa que pudiese para quedarme ahí.

Aun lo digo en serio.

Frunzo el ceño— ¿Me sacrificaríais?

Ella mueve la cabeza y juega con la amplia mandíbula de Leo—Estás tonta.

Por supuesto que no. Pero sacrificaría a Mary y a su hijo. No siento nada por ellos.

Meg, yo, tu, Sarah y mis hermanos, esa es mi familia. Mary no es mi problema.

Lo dejo así. No quiero admitir aun algún tipo de sentimiento de la misma

forma. Odio eso. O, tal vez, odio que me importe.

Me tiende un pedazo de cecina. Lo mastico y deseo que estuviésemos de

regreso en la cabaña. Parto algo y se lo doy a Leo. Él se lame mis dedos

cuidadosamente. Parece estar calmándose de nuevo.

Will conduce hasta que la camioneta se queda sin gas. Está oscuro de nuevo

cuando chisporrotea. El aire caliente se ha enfriado y estoy helada.

Aparca— No está lejos de aquí.

Miro a Anna— ¿Recuerdas el camino?

Ella mira alrededor— Sip. Este no es.

Doy a Will una mirada de mierda. Se ríe y me ofrece la mano—, Confía en mí.

—Le paso un arma, en lugar de mi mano y salgo de la camioneta.

Leo salta y mira alrededor. Will agarra otra pistola y comienza a caminar.

Miro a Jake pero él se encoge de hombros. No hablamos, la oscuridad no es segura

para hablar.

Page 107: Born to fight-Tara Brown

Caminamos hasta que llegamos a la gravilla. Me detengo y miro a la carretera

de grava—, ¿Es esto una entrada? —Solo he sentido eso en entradas o viejas

carreteras.

—Sip. —No mira atrás, solo camina. Empuja algo, — aunque este pequeño

espacio, es una puerta.

No me gusta. Leo permanece a mi lado, impulsándome. Tengo una flecha

sacada y lista. Ojala tuviese esos revólveres. Hacemos crujir juntos, para nada

silenciosos, siguiendo la silueta de Will bajando la entrada. Veo algo oscuro contra

el cielo, es grande. Tropiezo al mismo tiempo que Anna. La grava termina y

estamos en el hormigón. La masiva cosa negra crece cuanto más nos acercamos.

Mis dedos anhelan disparar la flecha. Malas ideas se filtran en mi mente, ideas

como dispararle a Will en una pierna y huir, arrastrando a Jake fuera de ahí,

sabiendo que Anna y Leo seguirían.

Las luces se mueven rápido cegándome. Lanzo la flecha más allá y entrecierro

los ojos, intentando ver algo.

— ¿Qué diablos, hombre? —Pregunta Jake bizqueando.

Anna tiene la pistola en alto y preparada. Will pone las manos en el aire—,

¡Bernard, soy yo! —Grita.

— ¿Yo, quien? —dice una voz.

—Will, estúpido.

Las luces se apagan. Aún tengo puntos en los ojos, pero mi visión se aclara.

Veo una gran mansión con la puerta abierta y un hombre dentro del marco de ésta.

Will camina y le saluda con un extraño tipo de sacudida de manos. Se abrazan

por un brazo. Will señala— Vas a querer conocerla.

Mi estómago cae. Tiro de la flecha que he relajado cuando se sacudieron las

manos, de nuevo atrás y le apunto.

Will sacude la cabeza— Este es el hermano de Star. Es un ex de la CIA. Seguro

que conoce a tu padre. —Ignora el hecho de que tengo una flecha hacia ellos y mira

de regreso al chico Bernard, — Su padre es el de los niños Gen. Ella es una de los

primeros bebés Gen.

El chico Bernard sonríe— ¿No eres hija de Michael? Oh dios mío, siempre me

he preguntado qué pasó contigo. Hicieron estudios, demasiado pronto con tu ADN

pero después tu tío huyó. —Su voz es profunda y calmada. Señala a la casa— Por

favor, entrad. —Jake da un paso hacia adelante pero Leo gruñe haciéndole parar.

Anna sostiene la pistola hacia Bernard— Will, ¿qué cojones está pasando?

Page 108: Born to fight-Tara Brown

Will cruza los brazos y ladea la cabeza como si estuviéramos siendo

molestos— Este chico sabe todo lo que hay que saber sobre la nueva ciudad. Todos

los caminos dentro y fuera y donde está tu padre. Estoy cansado, ¿podemos entrar?

Estoy a punto de bajar el arma, cuando lo escucho. Mi piel tiembla y mi

estómago se cae de nuevo. Es Star

—¡Will! —grita y brinca a sus brazos. Le besa en la mejilla y después sale de

sus brazos y ataca a Jake— Jakey.

He tenido todo lo que puedo tomar. Bajo la flecha y saludo— Te veo en la

ciudad, Will. Gracias por ser sincero conmigo desde el principio. —Me giro y

camino por el hormigón. Escucho sus largas zancadas seguirme pero los gruñidos

de Leo los detienen.

—Em, no hagas esto, por favor. Llama a Leo. Anna, vamos. —camino y

escucho cuando Anna me sigue. Jake no está lejos detrás de nosotros cuando Star

grita— No está bromeando, Emma. Mi hermano sabe todo. Puede ayudarte.

Mi piel está cubierta de piel de gallina. Ni siquiera sé porque la odio. Me

detengo y miro a Anna— ¿Qué piensas?

Sacude la cabeza— Estoy contigo. Estoy hecha polvo pero estoy contigo. Si

vamos a dormir en el bosque entonces que así sea.

Jake me agarra del brazo— Pero dormir en una cama en una mansión sería

agradable.

Miró a la gran casa y al rostro de Will. Me burlo— Es un capullo.

Él se ve exhausto y viene corriendo. Anna agarra a Leo y le acaricia. Will se

sacude— Chicos, esto es una buena idea.

Entrecierro los ojos— Si era una gran idea, ¿por qué no lo discutimos?

Señala hacia atrás— Porque piensas cosas sobre ella y nunca aceptarías la

ayuda de su hermano, incluso si es una buena idea.

Me rasco la cabeza y pienso en ello por un segundo. Suspiro— Una noche y

que no haga experimentos sobre mí.

Me agarra la mano y tira hacia adelante— Me encanta cuando te

comprometes. Chicos esta es una buena casa y tiene mucho poder.

Duchas duchas calientes.

Miro a Anna. Murmura algo sobre la zona débil de ella y lo seguimos de

vuelta.

Page 109: Born to fight-Tara Brown

Cuando camino hasta la puerta delantera, Will me agarra la mano. Creo que

es para que no abofeteé o ataque a Star. Me mete dentro y al instante soy

transportada en el tiempo.

Luce como el recibidor de un hotel. Hay lámparas encendidas y adornos que

ya no se ven. Leo entra cerca de mí, empujando suavemente. Yo paso los dedos por

su pelaje y agarro un montón.

—Will, nunca dijiste que un lobo enorme formara parte del grupo.

Will se ríe. —Forma parte.

Yo frunzo el ceño. — ¿Hace cuánto sabes que veníamos?

Él mira a Will. —Bueno, Star mencionó algo.

Yo le doy a Will mi mirada mortal y miro alrededor. Jake silba cuando entra y

Anna sonríe. -—¿Dónde está la ducha?

Bernard, que no se ve mayor de veinte, sonríe y señala. —En lo alto de las

escaleras, a la derecha.

Yo libero mi mano de Will y giro hacia las escaleras. Leo se queda a mi lado.

Lo hace cuando está nervioso. Las casas nos ponen nerviosos a ambos. Yo subo

fuertemente por las escaleras. Son ruidosas. Toda la casa lo es. Eso es raro.

Pensé que había encontrado las únicas escaleras que estaban intactas. Las

únicas casas que no fueron destruidas en las explosiones.

Caigo en la cuenta de que me emociona lo de una ducha caliente. Sigo a Anna

arriba, y cuando abrimos la puerta, llenamos el espacio con jadeos. La habitación es

enorme. La cama es lujosa y hermosa, como en una fotografía. El polvo es mínimo y

todo el conjunto parece cuidado.

—Creo que él ha limpiado. —murmuro y miro alrededor. Leo camina a la

cama, oliendo y buscando sorpresas.

Anna nos ignora y se apresura a la puerta a la derecha. Enciende la luz y mira

hacia mí con una sonrisa. — ¿Puedo ir primero?

Yo me río. — Sí, pero guárdame agua.

Ella chilla, arrancándose la ropa y desaparece en el cuarto encendido. Me

vuelvo para ver a Jake en la puerta.

—Hey.

Él se pasa una mano por el pelo negro. —¿Estás bien?

Page 110: Born to fight-Tara Brown

Yo asiento.

Él se apoya en la puerta y señala a la puerta del otro lado del pasillo. —Voy a

tomar el cuarto del otro lado del pasillo. Él dijo que tenemos que ducharnos de a

uno, por la presión del agua o algo así. —Veo la sonrisa que amo cruzar sus labios

lentamente. — ¿A menos que quieras ducharte conmigo? —Él trata de estar serio.

Yo me muerdo el labio y niego con la cabeza. Él frunce el ceño pero la sonrisa

aún permanece. — ¿No? Está bien. Solo pensé que, tal vez, sería más rápido si nos

duchábamos juntos.

El sonido del agua cayendo y de Anna tarareando, parece que estuviera

llenando el cuarto, o el espacio se estuviera achicando con él allí. Yo retrocedo pero

él avanza. Mi ritmo cardíaco se acelera y él me hace sentir lo que Will siempre me

hace sentir. Yo niego con la cabeza de nuevo. —No.

Sus ojos azules buscan algo. Él retrocede asintiendo. —Está bien. Vaya. Me

siento como un idiota. Pensé que eras más lista que esto. ¿Lo quieres a él porque es

más fuerte e inteligente en el bosque? ¿De verdad? —Sus ojos no son amistosos y

dulces. Se transforman y veo el dolor en su rostro. —Yo nunca te haría daño de la

forma en que él lo ha hecho.

Trago con fuerza. —No es eso. Yo solo quiero ser tu amiga, Jake... tuya y de él.

Necesito centrar mi energía en matar a mi otro papá y terminar con las cosas que

hace. No quiero tener que elegir con quién quiero estar. No puedo estar con nadie.

Tengo que detener a mi papá. Tengo que liberar a las otras chicas.

La ira se queda en sus brillantes ojos azules. —Para una chica que siempre

huyó de todos y nunca se preocupó por nada, ahora tienes algo serio, ¿verdad?

No tengo ninguna disculpa real de por qué estoy tan determinada ahora. Yo

asiento. —Estoy relacionada con el monstruo que empezó esto. Sé la verdad de

todo. Siento que es un peso pesado en mis hombros, y la única forma de

deshacerme de esto, es matarlo y terminarlo todo.

Él se vuelve y se aleja de la puerta.

Bajo la mirada al suelo de madera dura y trato de apartar los malos

sentimientos dentro de mí. Odio la forma en que me siento, como si tuviera que

elegir a uno de ellos. Oigo pasos y cierro la puerta rápidamente. Me vuelvo y

presiono la espalda contra ella.

Anna sale con el cabello húmedo y una enorme toalla envuelta a su alrededor.

Ella señala. — Eso fue increíble.

Yo me aparto de la puerta y camino al cuarto de baño. —Bien. Lo necesito. —

Cierro la puerta del baño y me quito la ropa. Están pegadas a mí por haberme

Page 111: Born to fight-Tara Brown

vestido cuando aún estaban húmedas. Las dejo en el suelo junto a las de ella. Se ven

como una pila de basura sobre el brillante suelo limpio. La ducha es del tipo entra.

Giro el picaporte y entro. El calor de la ducha es instantáneamente relajante. Aspiro

bocanadas de aire húmedo. Me pongo champú dos veces, rascando escombros y

suciedad de mi cabeza. Parece como si la suciedad que cayera de mí hubiera estado

allí desde las granjas reproductoras. No me he sentido limpia desde entonces. No

realmente limpia, como solía estar antes de abrir la puerta de la cabaña y dejarlos

entrar en mi vida.

Terminé y dejé el baño envuelta en una toalla. No estoy lista para ponerme

mis cosas sucias de nuevo.

Star está en el cuarto sosteniendo una pila de ropas. Ella sonríe. —Les traje

algunas de mis cosas.

— ¿Pantalones cortos y camisetas sin mangas? — pregunto.

Ella retrocede. —No. —Las coloca en el vestidor y se vuelve.

—No quiso decir eso, —dice Anna rápidamente y me dedica una mirada

sucia.

Yo asiento. —Lo siento. No sé por qué dije eso. —No lo lamento y sé porque

lo dije. Lo que no sé, es por qué ella me hace enojar tanto. Por qué la odio. Es

antinatural la cantidad de ira que tengo dentro de mí cuando ella está cerca.

Ella me dedica una mirada. —Él nunca me escogió, sabes. Desde que te

conoció, has sido tú. Antes de ti, no era nadie. A él nunca le importó nadie así.

Ayudó a todos, pero nunca dejó entrar a nadie. — Ella abre la puerta y se va y yo

me siento horrible. Trato de hacer que eso se vaya, pero no puedo. Me devora. Es

una sensación horrible.

Anna se ríe cuando ve mi rostro. —Oh, te sientes como la mierda ahora,

¿verdad? — Ella agarra algunas ropas y se las pone. Me siento en la cama y trato de

dejar que los malos sentimientos solo me devoren, como están intentando hacer.

— ¿Qué es esto? —Me sostengo el estómago.

— Culpa. Te sientes culpable por herirla, por ninguna razón. Actuaste como

una imbécil y ahora tienes que sufrirlo hasta que ella te perdone, o vuelvas atrás y

que no te importe una mierda. —Ella estira la camiseta y me mira. —Me siento

increíble. Eso fue increíble.

Yo levanto la mirada hacia ella y sonrío débilmente. —Las duchas calientes

tienen que ser lo que más hecho de menos del mundo real.

Page 112: Born to fight-Tara Brown

La puerta se abre de golpe. Me pongo de pie para ver a Star entrando de

nuevo. Se ve salvaje. Su mano retrocede y la veo demasiado tarde. El picor de su

mano a través de mi rostro quema instantáneamente. Ella grita.

— ¡Eso es por decir que me visto como si quisiera que me violaran y por

siempre ser odiosa conmigo! ¡Nunca te hice nada!

Ella se vuelve y sale como una tempestad del cuarto de nuevo. Cuando la

sorpresa se desvanece, le sonrío a Anna.

— Eso se siente mejor en mi estómago —Me rasco la mejilla y miro a Leo,

durmiendo en la cama. Su ojo amarillo abierto se cierra.

Anna se ríe. — Incluso Leo piensa que debiste ver venir esa.

Yo asiento. —Lo hice. Al menos pega como una chica.

Me pongo las ropas y salgo del cuarto detrás de Anna. Star está apoyada

contra la pared en lo alto de las escaleras. Ella sacude su sollozante cabeza. —Lo

siento.

Yo frunzo el ceño. —Lo merecía. No tenía derecho a decir eso de ti. No tenía

derecho a juzgarte.

Anna me dedica una mirada que no entiendo, pero no está feliz. Ella vocaliza.

— ¡LO SIENTO!

Yo balbuceo. — L-lo s-s-siento.

Star sorbe por la nariz. — Es solo que no entiendo por qué me odiabas para

empezar.

Yo frunzo el ceño y busco respuestas, no hay ninguna. Odio que Will me haya

besado, y luego a ella. Yo niego con la cabeza.

— Es solo que nunca estuve cerca de la gente.

Anna señala riendo. —Esta es su forma más sociable. ¿Ves como no mueve

demasiado los labios, nunca llora, y siempre parece una tipa dura? Esto no es nada.

Deberías haber visto lo perra que era cuando la conocí. La hemos ido arreglando de

a poco.

Se me cae la mandíbula. Anna sonríe cuando Star lo hace. No sé qué acaba de

ocurrir, pero no me gusta. Me vuelvo al cuarto y agarro mi arco y mi carcaj. Leo me

dedica una mirada. Él se baja de la cama y me sigue fuera del cuarto.

Anna me ojea.

— ¿Sabes que era una broma, verdad?

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Yo asiento. —Tengo hambre —Estoy famélica de hecho. No hemos comido

mucho y necesito algo.

Star se ríe. — Él tiene toneladas de comida abajo.

Mi mirada se estrecha. — ¿Cómo?

Ella se encoge de hombros. — Es un tipo listo. Él sabía que esto venía. Se

estuvo preparando por años de antemano. Él se queda en la ciudad por trabajo y

para traer comida.

Me cruzo de brazos, agarrando mis armas. — ¿Es tu hermano?

Ella asiente. — Hermanastro. Mi mamá se casó con su rico papá cuando yo

era pequeña. Murieron casi a la vez, y Bernie y yo vinimos aquí.

Yo ladeo la cabeza. — ¿Cómo fuiste atrapada?

Ella se encoge de hombros y veo sus ojos chispeantes volverse vagos y

muertos por dentro. — Fui estúpida. No quería escuchar a Bernie. Salí del patio. Él

me dijo que me quedara aquí mientras él iba a la ciudad. No quería que yo fuera

porque estaba en la edad para la crianza. No creía ser capaz de protegerme.

— ¿Qué edad tenías? —No puedo detenerme.

— Quince, casi dieciséis. Hicieron que un par de nosotras se quedara atrás

cuando llegaron a la granja. — Ella se encoge de hombros. —Entonces llegó Will. Él

estaba con Marshall. Will siguió golpeando y golpeando. Estaban muertos, pero no

podía detenerse. Aún puedo oír el sonido de aquello.

Todas nos encogemos de hombros a la vez. Ella mira por un minuto, sé que lo

está reviviendo. Ella niega con la cabeza. — Entonces me trajeron a los

campamentos. Le mostré a Will el camino de vuelta hacia aquí. Bernie y él se

volvieron amigos. Regresé al campamento con él. No podía quedarme aquí y no

hacer nada. Así que ayudé a los heridos, entregué mensajes y traté de ser de

ayuda.

Me siento enferma de nuevo.

Sus ojos chispean de nuevo pero son las lágrimas en ellos lo que los hacen

brillar.

— Cuando Marshall te traicionó decidí que yo había acabado. Ellos no

querían arreglar las cosas. Marshall lo quiso hacer parecer como si se esforzara,

pero era tan obvio que los campamentos seguirían funcionando. Él quiere a la

gente motivada para trabajar y reunirse y mantenerse unida, pero es un acto. Es

solo que no quiere hacer nada de esa mierda solo. Él tal vez no haya accedido a las

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granjas reproductoras o a los militares, pero estaría en esa ciudad, si no fuera por

el hecho de que es diabético.

Anna frunce el ceño. — ¿Lo es?

Ella asiente. — Sip. La única razón por la que está en el bosque de esa forma

es por la diabetes. La ciudad tiene una ley de no enfermedades. Aún así creo que te

cambió por un pase libre. Sabía dónde estabas.

Me tragué las malas sensaciones asociadas con esas palabras. — ¿Cómo lo

sabes?

Ella sonríe. — Se aflojó ante mis masajes. Cuando regresaste de las granjas, él

me dijo que creía que eras uno de los primeros bebés Gen de las granjas

reproductoras. Uno con los que experimentaron primero. Dijo que eras peligrosa

como esos niños en las ciudades salvaje e impredecible. Yo pude verlo.

Me estremezco.

Ella se encogió de hombros y se secó la cara. — Él dijo que podía verlo.

Entonces fuiste emboscada y él admitió ser el responsable. Él dijo que estaba

protegiendo a los campamentos, pero creo que lo hizo para conseguir un pase libre

a la ciudad. Reconstruir una ciudad ha sido su mayor intención por unos años.

Leo se queja y bosteza. Miro al arco. —Tengo que conseguirle algo de comer

—Paso a través de ambas con Leo en mis talones. Bajamos por las escaleras y salgo

por la puerta principal.

Odio ser un bebé Gen y ser diferente. Camino por el concreto a la grava y

suspiro.

—Estúpida grava —Vamos crujiendo al lado más alejado del campo. Es

enorme y soy sorprendida por una pared de árboles inmensos. Leo se agacha y

corre a los árboles. Desaparece. Lo sigo y espero a que mis ojos se ajusten. Saco una

flecha y me apoyo contra un árbol.

—Yo no iría allí, Emma —Suspiro de nuevo cuando oigo la voz de Will

llamándome.

Yo silbo. Leo viene corriendo de nuevo a mi lado. Dejamos el bosque de la

misma forma en que entramos.

— ¿Por qué? —grito yo.

— Él colocó trampas en todas partes para mantener lejos a los infectados.

Mi mano va automáticamente al pelaje de Leo. Lo agarro con fuerza y

regresamos exactamente de la forma en que fuimos. He visto campos como estos.

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Él coloca las manos en sus bolsillos. Cuando me acerco puedo ver que él

también está limpio. — Me dijo que te diga que tiene filetes y cosas para Leo.

Yo miro a Leo y asiento. —Está bien.

Él no se mueve, así que paso por su lado.

— Espera.

Volviéndome, veo su rostro pulcramente afeitado en la clara luz del cielo. —

¿Qué?

—Star y yo nunca tuvimos nada, ¿sabes eso, verdad? —Su tono es bajo, como

si estuviera probando el agua—¿Entendiste que cuando lo expliqué antes, era la

verdad?

— Sí, ella me lo dijo. De verdad no me importa. —Odiaba mentirle, pero

odiaba admitirle que sí me importaba.

— Ella me trata de la misma forma que trata a todos. Solo flirtea y es dulce

con todos.

Levanto las manos. — Está bien.

—No tienes que estar celosa o lo que sea…

Le corto. — ¡PARA! —paso como una tempestad por su lado, casi arrastrando

a Leo por el pelaje. Puedo sentir el murmullo intentando salir de mí.

Él me agarra del brazo y me vuelve. Mi rodilla se alza rápidamente, pero él

retrocede, evitando por los pelos un duro golpe en la ingle.

Él levanta las manos. — Lo siento. No me refería a los celos. Quise decir…

— No me importa lo que hayas querido decir. He acabado con eso. Somos

amigos. Seamos amistosos, no hagas que te dispare.

Agarro a Leo. Él me mira y retrocede de Will, cuando ve mi rostro.

Me vuelvo y camino a la casa, pero mi flecha se mantiene lista en el arco. No

vuelvo la mirada hacia él; lo oigo. Él camina detrás de mí suavemente.

—No puedo creer que casi me golpearas en las pelotas —grita él.

— Tienes suerte de ser rápido. Tengo rodillas huesudas —murmuro en

respuesta.

— ¿Cuándo vas a dejar de odiarme?

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Yo me vuelvo y niego con la cabeza. —Cuando dejes de asustarme. Actúas

como todos los imbéciles de los que él me ha salvado. ¿Crees que eres el primer

tipo que Leo tiene que alejar de mí? ¿No crees que él se ha metido y me ha salvado

cientos de veces? Odia a los hombres, como yo. Él no confía en ellos más de lo que

lo hago yo. Todos ustedes parecen tener una cosa en mente, y todos parecen

pensar que debería permitírseles tenerla, incluso si nosotras no queremos

entregarla. Leo y yo hemos visto toneladas de esas cosas. Hombres agarrando

brazos y volteando a chicas. Haciéndolas besarlos y arrastrándolas a los arbustos.

¿Sabes cómo suena eso cuando tienes diez años? ¿Sabes cómo suena, cuando la

gente toma lo que no es suyo? Es suficiente para no hacerte querer tener nada con

nadie.

Su rostro está pálido en la noche. — Em, sabes que yo nunca haría eso.

Yo niego con la cabeza y lucho contra las malditas lágrimas que llegan. —No.

No, no lo sé. Tu propio hermano y tu hermana no lo saben. Actúas como… como…

— ¿Tú?

Yo me río. — Sí. Actúas loco como yo, pero tú no tienes excusa. Tú tienes

familia y amigos y gente. Entiendo que fuiste a las granjas, Will, sufriste. Gran cosa.

Ellos no pusieron un bebé en tu barriga y luego lo mataron solo para ver cómo era.

Él se adelanta y veo su mandíbula tensa. — ¿Crees que lo que le pasa a las

mujeres en las granjas es más brutal de lo que le pasa a los hombres? ¿Crees que

no lo tienen duro? ¿Crees que no me pregunto si alguno de esos bebés allí afuera

no es mío también? Bebés de los que nunca sabré nada y a los que nunca veré. Ellos

tomaron mis derechos también. La única diferencia es que a mí no me pusieron a

dormir, Em. Yo estaba despierto mientras lo tomaban, y cuando acababan, era

metido en las granjas de trabajo con todos los otros hombres —Él me escupe con

las últimas palabras. No me di cuenta lo cerca que estábamos hasta ese momento.

Su aliento sale de él en mi rostro y puedo ver el acero en sus ojos azules incluso en

la oscuridad.

No sé qué decir. Ni siquiera sé lo que dije. Su labio está temblando como si

quisiera hacer o decir algo que creo que quiero que haga. No importa lo que hago,

no puedo evitar desearlo. Leo lo percibe y presiona su fría nariz contra mi mano.

Yo salto y retrocedo.

—Tengo hambre. — Me vuelvo y me alejo y me prometo que, si él me agarra

del brazo, le dispararé en la maldita pierna.

Cuando entro, oigo risas. Camino hacia ellas; los olores son como promesas

de comida y bebida en el aire. Doy vuelta a una esquina y camino hacia la luz. Están

en una enorme cocina con luces y comida desparramada en la larga encimera. Me

detengo y miro. Es como los restaurantes a los que he ido con la Abuela. Tenían

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muchas encimeras de comida y podías elegir lo que querías. Jake me sonríe por

sobre un rebosante plato de comida. Él hace el gesto de ir hacia mí. Oigo a Will y

luego siento el calor de su cuerpo presionado contra mi espalda.

Suspiro y me apoyo contra él. — Eso es mucha comida, — susurro yo.

Will habla quedamente. — Es un montón de comida. Bernie vende en la

ciudad. Se le permite entrar y salir de la ciudad.

Yo asiento. — Así que, ¿entonces él es amigo de mi verdadero papá?

Las manos de Will corren por mi brazo. — Baja el arco y ven y come y

podremos hablar de ello, ¿está bien?

Yo lo miro y asiento. Le dejo tomar las armas de mis manos. — Aún puedo

matarte con mis manos desnudas.

Él sonríe y luce como Jake por un segundo. — No tienes que hacerlo, tienes

un lobo de mascota.

—Te odio. —me río yo.

Él asiente. — Lo sé. Eso está bien para mí.

Camino hacia la enorme encimera. Star me pasa un inmenso plato cuadrado.

Nunca he visto nada como eso. Es pesado y grueso. Tomo un poco de todo. Ni

siquiera sé qué es todo. Sé que hay pollo, filetes, patatas y frijoles, pero el resto son

estofados de algo. Todos están en paquetes de papel de aluminio y humeando

calientes como en las cenas de la televisión. Me solía gustar el pollo frito de las

cenas de la TV. Agarro un tenedor y cargo mi plato a través de la puerta por la que

pasó Jake. Anna y Bernie están sentados uno junto al otro hablando. Él parece

joven, pero sé que es mayor. Tiene cabello oscuro y ojos oscuros y su piel no está

brinceada, pero es de color oliva.

El salón comedor es lujoso todas partes en la gran casa son lujosas. Me

siento junto a Jake y bajo la mirada al plato. No sé por dónde empezar. Hundo el

tenedor en las patatas y tomo el primer bocado. Está caliente y salado y perfecto.

Cierro los ojos y gimo.

Abro los ojos para ver a Bernie mirándome.

— ¿Qué sabes? —pregunta él.

Yo niego con la cabeza. — Nada.

Él mastica su bocado. —¿Puedes empezar por lo que recuerdas?

Yo trago y asiento. —Sé que mi papá nos mudó mucho. Entonces compró una

tienda de comida sana, mis abuelos compraron una antigua casa, y todos vivíamos

Page 118: Born to fight-Tara Brown

juntos. Mi mamá murió, yo era muy pequeña así que solo éramos nosotros.

Odiaban a mi tío por tener una aventura con mi mamá. Mi papá lo mencionaba con

frecuencia. — Se siente raro compartir los pequeños detalles del mundo de antes.

Miro a Will mientras se sienta junto a Star y comienza a comer. Tomando otro

bocado, continúo. — Mi papá siempre estaba loco por la tecnología. No le gustaban

demasiado los teléfonos móviles o las computadoras. La Abuela los tenía todos,

pero era bastante básica con ellos, buscando recetas y cosas. Sin embargo, me

dejaba tener la tecnología, pero sólo para jugar, ver películas y libros. No se me

permitía interactuar con otra gente en línea. Vivíamos en un área pequeña y mi

papá me hizo ir a campamentos de supervivencia y entrenar los fines de semana.

Estaba obsesionado con el fin del mundo. Lo llamaba el quiebre. Decía que el

mundo iba a sufrir un quiebre. Se suponía que íbamos a ir a la cabaña familiar

antes del quiebre, pero la Abuela y el Abuelo no creyeron. No vendrían. Él

desapareció un montón y yo me quede con la Abuela. Entonces la enfermedad

empezó y el caos golpeó, antes de que pudiéramos ir a la cabaña. Él hizo arreglos

para que nos quedáramos con unos amigos en un búnker. Nos fuimos demasiado

tarde para llegar al búnker, y terminamos metiendo nuestro coche en los

obstáculos y corriendo por las colinas hacia el lugar donde vivía su amigo. Nos

quedamos en el búnker por un tiempo. Debía de ser poco, hasta que el caos

acabara. Él se imaginó que la enfermedad decaería pronto, y que podríamos ir

entonces a la cabaña.

Mi boca comienza a hacerse agua. Me detengo y tomo un trago del vaso

enfrente de mí. Es agua. Hace chispas en mi boca. Me aclaro la garganta y termino

la historia.

—El día que dejamos el bunker fue la última vez que vi a mi papá. Él y Brian

estaban peleando y podía sentir el jeep pasando sobre cosas, cosas que sobresalían

en el camino. La gente aún estaba fuera… caminando. Algunos estaban enfermos.

Algunos eran niños pequeños que estaban solos. Condujimos hasta que no

pudimos, por un accidente. Algo pasó. Los otros o la milicia vinieron y le

dispararon a alguien en el camino y tomaron a la mujer. Papá siguió diciendo que

solo sería como el doctor dijo que sería. Ahora sé que fue el doctor quien me salvó

en la ciudad. Él había advertido a mi papá unas cuantas veces acerca de las cosas

malas que iban a venir. De todas formas, él y Brian comenzaron a pelear de nuevo y

el jeep chocó.

—Brian se había ido y Papá estaba atrapado y herido. Yo trepé a su ventana

pero no podía moverse, — levanto mi mano vacía. — Él sacó una mano con nada en

ella y me hizo tomar la nada en ella. Entonces me gritó y me dijo que éramos

nosotros o ellos y que nunca debía dejar de correr. Sabía cómo llegar a la cabaña,

así que corrí. Lo dejé allí para que muriera en el jeep. Corrí y nunca mire atrás.

Page 119: Born to fight-Tara Brown

Llegué a la cabaña un par de días después. — Miro mi mano vacía y sé que es más

de lo que he dicho en toda mi vida.

No puedo mirarlos. No quiero hacerlo. No quiero su lástima, sé que estará allí

en sus ojos.

Tomo el siguiente bocado y trago, pero el nudo en mi garganta lo hace difícil.

Bernie habla luego de un momento. — ¿Lenny debió de ser el dueño de la

tienda de comida sana y Michael es tu tío?

Yo asiento y me fuerzo a seguir comiendo. Sin embargo, la sal y el sabor se

han ido.

— Yo tenía veinte cuando el mundo acabó. La CIA me había localizado cuando

tenía diecinueve. Vi eso bajando por los tubos. Comencé a prepararme

inmediatamente. Mi papá nunca usó esta casa así que yo la tomé y la convertí;

saqué completamente el campo de fútbol y comencé a reunir comida. —Él habla

como si estuviera orgulloso. Toma un sorbo de su vaso. — Ayudé a construir la

nueva ciudad y quedé en buenos términos, así que tengo acceso a comida y cosas,

pero no me creo la propaganda. El bombo de que solo criando lo saludable se

quitará la enfermedad del mundo, y forzando lo enfermo a las fronteras, es la

forma de mantener la ciudad limpia. Los niños como tú, son maníacos. Los de tu

edad no son malos, pero los de trece y más jóvenes están locos. Tu papá está

obsesionado con perfeccionarlos. Se ha convertido en un monstruo él mismo.

Demasiado jugar a ser Dios, si me preguntas.

Saco los ojos de mi plato. —¿Puedes detenerlo?

Él asiente. — Sip. Tenemos que matarlo. Lo siento, no hay otra manera.

Yo niego con la cabeza. — ¿Por qué has esperado hasta ahora? ¿Por qué no le

mataste antes?

Sus ojos relucen. —Es un genio y muy bueno hablando. Yo solía creer.

Frunzo el ceño. — ¿Qué te hizo parar?

Se ríe y mira a su hermana. No necesito más explicación. Ella no sabe nada

sobre que él la haya mirado. Solo Will y yo lo hemos visto. Él se aclara la garganta.

—Solo dejé de hacerlo. He oído sobre los originales la primera generación

de bebés. Era la primera etapa de esto, así que muy pocas mujeres fueron

inseminadas. No sabían con certeza lo que estaban haciendo, cuáles serían los

resultados. Tu mamá y un puñado de mujeres fueron inseminadas bajo el engaño

de que era una terapia hormonal. Sé que Michael estaba indignado, su hermano te

tomó. Te buscó por todas partes. Lenny, era aparentemente un maestro en vivir

Page 120: Born to fight-Tara Brown

fuera de la vista. Los padres de Michael odiaban el hecho de que hubiera

traicionado a su propio hermano.

Anna acota. — ¿Cómo lo supo Lenny?

Las palabras se forman en mi mente. Palabras que he oído por años, que solo

ahora tienen sentido. Chispean en mi mente. — Él era estéril, –murmuro yo.

Bernie asiente. —Lo era. Era estéril por un trabajo que había hecho, cuando

era un joven en el ejército.

Las palabras que él vociferaba cuando le gritó a ella, comenzaron a cobrar

sentido. —Fueron a hacerse pruebas porque ella quería un bebé. Él nunca le dijo

que era estéril. Ella pensaba que tal vez era ella, pero cuando descubrió que estaba

embarazada, él supo que había tenido una aventura con mi tío. —Yo estaba bajo la

mesa de la cocina con mis ponis y princesas de Disney. Yo era pequeña. Lo oí

gritándole. Oí su llanto.

Él se ríe. — Ella no recordaba la cantidad de veces que había venido por

tratamientos e inseminaciones. Ella podría haberse quedado a través de las

inyecciones de hormonas y visitas regulares al médico. Todas pensaron eso.

Mi corazón casi se detiene. Yo lo miro. — ¿Todas?

Él asiente. — Ellas. Las otras mamás. Todos eran hijos suyos.

El brillo en sus ojos me perturba. Creo que es respeto, pero no estoy segura.

Siento horror e ira creciendo en mi interior.

Me levanto de la mesa. Desearía haber traído el plato, pero no lo hago.

Necesito alejarme.

Corro de la habitación y luego al baño. Trabo la puerta y me siento en el

sanitario con la tapa bajada.

— ¿Ellos? — susurro en la oscuridad del cuarto de baño. — ¿Ellos? – Tenia

hermanos y hermanas por todas partes. ¿Cuántos? Sacudo al cabeza y trato de

bloquearlo todo. Ella había creído que tuvo una aventura, ¿verdad? Recuerdo eso.

Ella amaba a mi tío.

Caigo de rodillas y alzo la tapa. Mi estómago se vacía. Me limpio la boca y

colapso en el piso. ¿Qué me estaba pasando? ¿Cómo me había convertido en algo

tan suave y débil? Me arrastro a la puerta y la abro. Él entra y yo la cierro de nuevo.

Él se enrosca a mí alrededor. No me quedan más lágrimas. No quiero ser más esa

chica, de todas formas. Hundo mis dedos en su pelaje y espero que llegue el fin del

mundo de nuevo. Si cierro los ojos estoy de nuevo en casa y estamos en la cama. Es

cálida y suave y lo único que tengo que hacer mañana es la colada para uno,

Page 121: Born to fight-Tara Brown

encontrar comida para uno y sacar agua del pozo para uno. Leo puede conseguir la

suya.

Pero abro los ojos, y el mundo en el que hice todo para uno se ha acabado. En

su lugar hay un mundo en el que no puedo ver los rostros de toda la gente que me

necesita. Se han convertido en un mar de rostros, y en el sueño que comienza a

formarse en mi mente exhausta, todos lucen como yo.

Page 122: Born to fight-Tara Brown

TTrraadduucciiddoo ppoorr EEnnii CCoorrrreeggiiddoo ppoorr MMoorriinn

El piso duro me deja sintiéndome magullada, cuando me empujo hacia arriba.

Leo bosteza y se estira. Obtengo una bocanada de su aliento de perro y me

estremezco. No se siente ofendido por eso. Sigue jadeando en mi cara.

Retrocedo, sacudiendo la cabeza.

— Oh, eso es malo, Leo. Guau. Necesitas algunas hojas de menta.

Siempre hago que las coma, sobre todo después de comer a los infectados.

El baño está tranquilo. Escucho detrás de la puerta pero nada se mueve.

Alcanzó a ver el reflejo de mi cara. Lo cual trae de regreso el inquietante sueño. Mis

ojos azul verdosos y mi cabello castaño claro se destacan en mi mente. No soy

original soy una copia. Mi mamá y mi tío nunca se amaron. Él la usó, de la misma

manera que está usando el mundo a nuestro alrededor. Ella imaginó que de alguna

manera era amor. Fue una idiota.

El odio en mis ojos es frío y más cruel que cualquier otra cosa que haya visto.

Leo araña la puerta, sacándome de los malos pensamientos que llenan mi cabeza.

Mi estómago se queja y juro que terminaré la comida antes de enojarme y huir de

nuevo. Dios sabe que más tienen que decirme.

Cuando abro la puerta, tengo que retroceder cuando Will cae adentro en el

suelo. Se sienta rápidamente, como si estuviera mareado.

— ¿Qué haces? —Pregunto.

Mira hacia atrás, sus ojos están cansados e hinchados. Sacude la cabeza y los

frota.

— Durmiendo.

Lo dice como si debiera saber que él estaría allí. Ocupa toda la puerta,

despertándose y orientándose.

— ¿Dormiste aquí toda la noche?

Asiente y bosteza.

— Iba a meterme a la cama, pero Anna estaba allí, dormida con el gato de

Bernie. Traté de despertarla pero el gato me siseó.

Page 123: Born to fight-Tara Brown

Se levanta y me mira.

— ¿Estás bien?

Niego con la cabeza.

— No lo sé. ¿Dónde está el gato ahora?

Paso a su lado, esperando a que se haya ido. A Leo le gustan los gatos en una

mala manera. Un par de veces vinieron a mí para recibir una caricia o acurrucarse,

lo cual siempre terminó muy mal.

— Salió corriendo. — Se echó a reír y se inclinó en la puerta, bloqueándome.

— ¿Estás bien?

Mirar sus ojos azules es como perderse mirando el agua de un lago. Sonrío

con mi sonrisa falsa que he utilizado en la gente, que estaba a punto de engañar o

robar.

Él no compra lo que estoy vendiendo. — Está bien si estás molesta y no

quieres hablar.

Me río. — Bien, tú primero. Vamos a compartir nuestros sentimientos.

Es descarado y algo que podría haber dicho hace una década, cuando mi papá

estaba siendo un idiota. Will se ríe conmigo.

— ¿Desayuno?

Asiento y paso a través de la puerta. — Eso suena bien.

Leo pasa junto a nosotros a través de la puerta y deja la habitación. Se

asegura de darme una mirada desagradable de lobo, como si me estuviera diciendo

que me está observando y es mejor que me comporte. Es la misma mirada que me

daba mi abuela, cuando era pequeña. Dios sabe, Leo es probablemente mi abuela

reencarnada.

Caminamos por el pasillo hasta las escaleras, donde obtuve un vistazo de

Anna caminando al lado de Bernie y saliendo por la puerta principal. Miro a Will.

Se ríe.

— No todo hombre es un pedazo de mierda buscando sexo, Em.

Leo está en la parte inferior de las escaleras cerca a la puerta. Corro hacia

ellos y abro la puerta del frente, gritándoles mientras cruzan el césped que ahora

se parece a un campo.

— ¡Lleva a Leo! ¡Quiere salir!

Page 124: Born to fight-Tara Brown

Ella mira hacia atrás y sonríe, palmeándose las piernas.

— Vamos, chico.

Él levanta la mirada hacia mí, luego hacia Will. Inclino la cabeza y levanto una

ceja. Me mira de la misma forma que lo hizo en el piso de arriba y se pasea por la

puerta después de Anna. Los observo por un minuto, antes de que Jake se acerque

con Star. Ella está usando unos pantalones largos y una camisa manga larga. Nunca

antes la había visto tan cubierta. Quiero hacer un comentario sobre el hecho de que

incluso tenga esa ropa, pero tengo el presentimiento de que podría ser grosero.

— ¿Qué tienes metido en el culo? — pregunta Jake mientras echa un vistazo

a la puerta por donde salió su hermana. Star suelta una risita.

Niego con la cabeza, frunciendo el ceño y entro de nuevo.

— Qué bueno verte en tus propios pantalones, Star — murmuro y camino

hacia el pasillo. Si ellos pueden ser rudos conmigo sin ninguna razón, entonces

supongo que no importa si lo soy también.

Will se ríe y camina detrás de mí.

— Sabes que algunas veces eres una verdadera perra.

Miro hacia atrás con dagas en mis ojos.

— Nadie te pidió que vinieras. De hecho, ni siquiera recuerdo haberte dicho

que me iba.

La mesa tiene comida distribuida a través de ella otra vez. Agarro un plato y

lo llene con sándwiches, queso, carne y manzanas manzanas reales. No puré de

manzana o mantequilla de manzana o fruta enlatada. Me siento en un taburete alto,

como los que estaban en el café que le gustaba a mi abuelita.

Will va alrededor del mostrador y apila comida en un plato.

— Sé que piensas que puedes hacerlo todo sola y no necesitas ayuda, pero no

estás sola. Tal vez no nos necesitas, pero estamos aquí.

Frunzo el ceño y meto un pedazo de carne en mi boca. Lo bloqueo mientras

divaga. Sé que si Bernard intenta algo con Anna, Leo comerá su culo. Espero que si

Star intenta algo con Jake, él no tenga ningún problema en decirle que se largue.

— ¿Me escuchaste? — Pregunta él.

Sacudo mi cabeza.

— Estoy hambrienta y cansada y no estoy de humor para una conferencia.

Tuve demasiadas cuando era una niña.

Page 125: Born to fight-Tara Brown

Toma un bocado de su sándwich y sacude la cabeza. — Tienes que

escucharme, necesitamos un plan para la ciudad. Si nos aparecemos, nos van a

atrapar y nos llevaran a un campo de trabajo y a ti a una granja reproductora.

Tomo carne de mi plato y estrecho mi mirada. — El punto de vista de la

doctora/enfermera ¿no funciona?

Niega con la cabeza. — No sé.

—¿Por qué me ayudas con esto?

Resopla y termina su bocado. — Porque quiero, Emma. Quiero que tú y yo, y

ese condenado lobo, podamos irnos, vivir y estar juntos. Si tengo que aguantar

mordiscos y que me tire al suelo cada día por el resto de su vida, lo haré. Si tengo

que entrar a la guarida de un león y ayudarte a matar a tu papá para que puedas

volver a ser una ermitaña, lo haré.

No confío en él, ni en sus palabras. — Eso es mucho trabajo por un poco de

sexo. Probablemente podrías conseguirte una buena chica, que no te haga pasar

por cosas difíciles cada vez que intentes acercarte a ella.

Sonríe ampliamente, como si estuviera a punto de jactarse, pero no dice nada.

Me guiña el ojo y abre una lata de algo. Toma un trago y hace una mueca. No puedo

evitar reírme. La pone abajo y se estremece como si fuera a orinar.

Oh, Dios, guau. Oh, Dios. Esto es una mierda. No bebas eso. Se estremece

de nuevo.

Suelto una risita y termino mi plato de comida. No me había sentido llena y

relajada en mucho tiempo. Me hace sentir cansada.

Me levanto y lo dejo en la cocina. Necesito una siesta en una cama, no en el

piso del baño. Al subir las escaleras, me doy cuenta de una de la sensación más

extraña que he sentido abrumándome. No me importa. Estoy cansada y abatida y

no me importa. Anna va a tener que cuidarse a sí misma. Leo la protegerá, pero

estoy tan cansada para ir allí y vigilarla con un hombre de treinta años. Algo está

mal conmigo, pero estoy demasiado cansada para averiguarlo o analizar las

sensaciones que tengo.

Me subo a la cama que Anna y yo vamos a compartir y me duermo casi

inmediatamente. Cuando me despierto, siento una calidez a mi lado. Extiendo la

mano para pasarlas a través de su pelaje. No hay pelaje y él se revuelve y aclara la

garganta. Abro un ojo y frunzo el ceño.

— ¿Por qué estás aquí?

Jake sonríe.

Page 126: Born to fight-Tara Brown

— Estaba preocupado. Has estado durmiendo durante unas ocho horas y te

ves rara. Pensé que podrías querer hablar de todo.

Niego con la cabeza.

— Cansada, demasiado cansada.

Cierro los ojos y dejo que la cama me lleve de nuevo. Siento sus dedos rozar

mi cabello.

— Em, no tienes que ser tan fuerte. Puedes dejarme entrar.

Abro un ojo.

— No hay nada ahí. Soy un experimente científico. Mi verdadero padre es una

taza de ingredientes mezclados, mi mamá fue una idiota que fue engañada

fácilmente, y mi papá fue la única persona que trato de mantenerme a salvo de

todo esto. Bueno, mi papá, mi abuela y mi abuelo. Tengo que detenerlo, tengo que

hacerlo. Tengo que terminar con esto.

Cierro los ojos y me arropo con las sabanas. Él envuelve su brazo a mí

alrededor y me acerca a él. Se siente bien, al igual que el sueño en el sofá, cuando

teníamos fiebre y me besó. Sin embargo, ahora no quiero que me bese. Quiero que

me abrace y se preocupe por mí, pero no quiero que me bese. No es de esa manera

para mí, incluso si quiero que lo sea.

Voy a la deriva de nuevo.

Mis ojos se abren de repente cuando oigo un grito. Se había mezclado con mi

sueño al principio, pero con los ojos abiertos, sé que no estoy soñando. Jake está

dormido en la cama. Lo sacudo hasta que se revuelve.

— ¿Oíste eso?

Sacude la cabeza.

— ¿Qué?

El grito rasga a través de los pasillos otra vez. Es un gran gemido.

— Infectados — susurro.

Se acerca más a mí. Agarro mi arco y el carcaj del suelo y le paso el rifle de

Anna.

— No me dispares.

Hace una mueca. — Graciosa.

Page 127: Born to fight-Tara Brown

Bajamos de la cama, moviéndonos lentamente. El sonido viene de nuevo, sólo

que ahora creo que hay dos. Los pequeños vellos de mi cuerpo están de punta. Al

echar un vistazo alrededor de la esquina del marco de la puerta, no veo nada. Me

deslizo hacia el pasillo. Puedo sentir el calor de Jack detrás de mí. Lo ignoro y me

concentro.

Oigo la respiración entrecortada que viene desde la parte inferior de las

escaleras.

Cuando llego al final del pasillo, veo la sucia cabeza enmarañada del enfermo.

Alguna vez fue una señora con el cabello largo y oscuro. Había rasgado sus

pantalones y su camisa. Su cuerpo está esquelético, los huesos de la columna

vertebral se ven a través de los agujeros de su ropa rasgada. Costras viejas, llagas y

la respiración irregular son las cosas en que me enfoco. Acomodo la flecha que

había sacado y la dirijo a su cabeza. Se desliza como si fuera una sandia. Jack tiene

arcadas. Lo ignoro y bajo las escaleras pasando junto a la mujer muerta. Su hedor y

la carne podrida trae el miedo del mundo real al refugio seguro que habíamos

estado disfrutando. Cuando llego a la cocina, lo veo.

Él está recogiendo comida del mostrador y llevándosela a su cara

descompuesta. Come un trozo de servilleta con queso en ella.

Detrás de un mostrador a la izquierda, capto un destello de un reflejo en la

nevera de acero. Es Anna. Está sosteniendo un cuchillo. Saco la otra flecha y la

mantengo firme en su dirección. Él levanta la mirada de su comida, mostrando un

ojo lechoso hacia mí. Libero la flecha mientras él grita un alto gemido.

— ¿Anna? — Susurro.

Se desliza por detrás de los armarios. — Vinieron por el camino tan rápido.

Mi corazón comienza a entrar en pánico.

— ¿Dónde está Leo?

Ella traga.

— Todavía está afuera.

Odio la mirada en sus ojos. Tiene miedo de mí o tiene miedo de decirme algo.

Me volteo y corro hacia la puerta de entrada. El aire caliente del día de verano

me golpea, mientras corro desde la sombra del porche delantero. Lo veo, luchando

con cuatro de ellos. Pongo las flechas rápido. Le apunto al que está más cerca de mí

y me acerco más. Tengo la segunda flecha puesta y lista. Observo la cabeza del

monstruo inclinarse y moverse. Libero la flecha y fallo. Pongo otra y le apunto.

Page 128: Born to fight-Tara Brown

Leo lleva al tercero al piso, pero el cuarto salta sobre su espalda. Pongo una

flecha y golpeo al infectado grande en la espalda. Ni se inmuta, ni se detiene. Lanzo

otra pero lo golpea en el brazo y casi golpea a Leo. Lanzo otra pero corro hacia

ellos. Me sumerjo en la pila. Cuando su rostro viscoso se vuelve hacia mí, entierro

la flecha en su ojo. Se detiene mientras Leo le arranca la cabeza al que tenía

encima. Me mira y gruñe. Salgo debajo de él y de los muertos. Mirando alrededor,

veo que no estamos solos. Vino un grupo grande, el más grande que he visto en mi

vida. Son un enjambre como en la ciudad.

Mi respiración es pesada mientras evalúo la situación.

Solamente Leo y yo podemos luchar contra ellos. Todos los demás corren el

riesgo de infectarse. Aún no creo que sea inmune, no puedo evitar sentir como si

tuviera que correr.

Jake sale del frente con un rifle.

Camino de vuelta lentamente, observándolos arrastrar los pies hacia mí. Un

grito llena el aire. Me estremezco.

Will sale por la puerta principal, arrebatando el rifle de las manos de Jake. Me

lanza un arma como nunca he visto antes. Sacudo mi cabeza. — Usa esa. — Lo paso

atrás y tomo mi rifle. Ubico al primero. Se están moviendo rápido a través de la

grava hacia nosotros. El sonido del crujido de sus pies en el camino es aterrador.

Aprieto el gatillo y un cuerpo cae.

Will hace lo mismo.

— Hay demasiados. Deben ir dentro y bloquear las puertas — digo.

Él sacude la cabeza.

— Después de ti.

Aprieto los dientes y tiro de nuevo. Dejo caer el rifle y saco el arco y el carcaj

de nuevo. Puedo disparar más rápido con las flechas. Leo se agacha y ataca al

flanco más retirado. Sabe que si estamos disparando tiene que permanecer a un

lado.

Dejo caer dos más y veo una figura a mi lado. Echo un vistazo cuando Anna

agarra el arma y empieza a disparar. Los tres tenemos distancia suficiente para

matarlos, más los pocos que Leo mata. Los que no fueron asesinados debidamente

se retuercen en el camino de entrada, mientras el último cae al suelo.

Bernie sale de la casa con una máscara, guantes y un artilugio de aspecto

extraño.

Page 129: Born to fight-Tara Brown

Se acerca a los infectados y les dispara llamas. Algunos gritan y se retuercen.

Tengo arcadas cuando el olor de carne quemada me golpea.

— Leo.

Él levanta la cabeza y me mira. Doy una palmada en mi pierna y camino hacia

un lado de la casa. Saco la manguera de jardín de la que le di agua el otro día. Él

viene y deja que lo riegue con la manguera. Generalmente, encontraría una fuente

de agua y lo obligaría a tomar un baño, pero esto funciona. Quito trozos de piel y

huesos de él. La sangre oscura es más difícil de quitar. Levanta la cabeza y deja que

le limpie el hocico. Hemos estado haciendo esto desde que estábamos pequeños,

conoce la rutina.

Me echo agua a mi misma y echo un vistazo hacia Will y Anna que están

hablando.

— Voy a ir a la ducha y después me voy.

Anna frunce el ceño.

— Deberíamos quedarnos aquí por un tiempo.

Sacudo la cabeza.

— Ustedes se quedan, yo me voy.

Sus ojos se iluminan con su fuego terco. Ella y Will ponen la misma cara. —

Yo voy.

Niego con la cabeza.

— No. No vienes. Lo más probable es que termine en una granja

reproductora. Y definitivamente tu también. Puedo mentir y decir que tengo

veintiocho, tú no. Will es mayor también. No nos van a reproducir si creen que

somos mayores. Podemos lucir como profesionales. Bernie nos llevara, como si

estuviera en una carrera por comida.

Arme el plan mientras estaba durmiendo durante todo el día.

Will asiente. — Eso funciona.

Le doy una mirada también a Jake. — Tú y Anna estarán seguros aquí con

Star y Bernie.

Jake se cruza de brazos y se apoya en el marco de la puerta.

— No creo que eso sea una buena idea para ninguno, puedo pasar por

alguien de veintiocho años mucho mejor que tú.

Page 130: Born to fight-Tara Brown

Me encojo de hombros.

— Sí, pero tienes unas habilidades de supervivencia de mierda y serías una

carga.

Su rostro se tensa. — Como sea. — Se gira y se va hacia el interior de la casa.

Camino detrás de él, pero agarro los pies de la señora infectada. La arrastro

hacia fuera del patio delantero. Regreso, agarrando los pies del chico, y hago lo

mismo. Busco debajo del fregadero el limpiador.

— ¿Qué buscas? — Pregunta Star.

Me volteo hacia ella. — Lejía.

Pasa junto a mí hacia la entrada. Regresa, segundos después con una jarra

enorme. Vierto un poco en el suelo de piedra y comienzo a limpiar la sangre

verdosa del suelo.

Ella toma algunos trapos y empieza a ayudar.

— Deberías usar una máscara digo.

— Soy inmune — murmura.

Inmediatamente me siento enferma. Levanto la mirada.

— ¿Qué?

Asiente. — No puedo entenderlo. Soy como tú. Así es como supe que Marshall

tenía razón sobre ti.

La realidad de todo eso empieza a golpearme.

— ¿Cuántos años tienes?

Traga con fuerza. — La misma edad que tú.

Frunzo el ceño. — ¿Qué?

Asiente. — Tenemos el mismo padre, supongo.

No lo quiero, pero esto cambia todo. Ella es al instante parte de mi “nosotros”.

— ¿Tu mamá?

Asiente.

— Sí. Ella quería un bebé y había una clínica de fertilidad. Mi padre era

mayor, no podía tener bebés con facilidad. Ella se hizo los tratamientos y quedó

embarazada. El hombre con quien ella estaba murió y conoció al padre de Bernie.

Page 131: Born to fight-Tara Brown

Él se convirtió en mi padre. Pensé que era su hija, pero Bernie me dijo la verdad

hace unos años. Nos dimos cuenta de las diferencias.

Acaricia una cicatriz en la parte inferior de su brazo.

— Y fui mordida.

Jadeo. — ¿Fuiste mordida?

Asiente. — Sí. Bernie lo descubrió. Eso cambió todo para él. Dejó de trabajar

tanto en la ciudad, se mudó aquí donde tenía una casa fuera de la red de todos

modos.

Había asumido que la violación de Star había cambiado todo.

Su rostro se ilumina. — Sabes que no importa quien fue nuestro padre. El

padre de Bernie me crió, fue tan dulce, amable y me amaba. Mi papá antes del de

Bernie también era un hombre muy dulce. Esa es la gente que importa. El hombre

del laboratorio de ciencias no importa.

Frunzo el ceño. — ¿Por qué Marshall te dejó quedarte y a mí me dio una

patada?

Sonríe. — Escondo mi sangre mutante mejor que tú. Nunca lo supo. Pero

cuando te lo hizo a ti, me fui, por si acaso.

— ¿Te sanas rápido?

Asiente. — Y corro rápido. Y soy fuerte.

Solté una risita. — Pegas como una chica.

Saca la lengua. — Me camuflo.

Siento un escalofrío y limpio más de la sustancia pegajosa del suelo.

Bernie entra, apestando a carne cocida podrida. Sonríe. —¿Las chicas tienen

una charla?

Entrecierro la mirada.

Sonríe como un tonto.

— Un mundo pequeño ¿eh?

No sé lo que eso significa. Bajo la mirada al piso y limpio.

— Emma, voy también. No vas a dejarme aquí.

Anna irrumpe en la cocina.

Page 132: Born to fight-Tara Brown

Veo algo por la esquina de mi ojo y me levanto con rapidez. Agarro su brazo y

lo levanto.

— ¿Qué es esto?

Mira hacia abajo a la sustancia verdosa viscosa y a la sangre roja en su brazo.

— ¿Es su sangre? Luché con uno en el patio antes de entrar. Voy a lavarme

ahora.

Cierro los ojos.

— Ellos no tienen sangre roja, Anna.

Oigo los pasos de Will.

— ¿Qué pasa?

— Tiene un corte con sangre infectada por todas partes murmuro y la llevo

al fregadero. Will cruza la pista rápido. Agarra su brazo y lo levanta.

— Joder, por el maldito infierno, Anna. ¿Qué es esto?

Su labio tiembla pero sus ojos son duros y enfocados.

— Yo no….no sabía.

— Pon la legía allí.

Star asiente ante la enorme jarra.

La miro a ella y a Bernie y desearía que fuera una de ellos. Bernie asiente.

— Podemos lavar la herida con legía, pero al limpiar la sangre infectada

podría forzarla a entrar en la herida.

Mis manos tiemblan cuando levanto su brazo. Los de Will también tiemblan

cuando levanta la enorme jarra. Los ojos de Anna brillan.

— Si me enfermo, me matan, ¿de acuerdo? No quiero vagar por ahí matando

cosas.

Sacudo mi cabeza.

— Encontraremos una cura.

Will luce como si pudiera arrancarle el brazo. Me ladra. ¡Sostén su brazo en

el fregadero!

Dejo caer su brazo sobre el fregadero de metal. Él la mira. — Esto va a picar.

Page 133: Born to fight-Tara Brown

Ella muerde duro y asiente. Lo derrama y ella empieza a gritar.

Siento mi propio cuerpo reaccionar, como si me estuviera pasando a mí. Me

aprieto, me asusto, y tiemblo con su brazo. Lo saco y él lo limpia con un trapo

limpio. La sustancia viscosa se ha ido, y en su lugar, hay una profunda herida

blanca. Las esquinas comienzan a verse como pollo cocido. Ella se retuerce en

agonía.

Él vierte una vez más y limpia de nuevo. Enciendo el grifo y vierto agua fría

sobre la herida. Bernie me pasa el jabón. Lavo mis manos primero y luego lavo la

herida. Se siente templado y duro.

Hemos cicatrizado su brazo brutalmente.

Las lágrimas caen por sus mejillas, mientras sorbe y aspira por aire con

respiraciones irregulares. Will lava sus manos y envuelve sus brazos a su

alrededor.

— ¡Emma, ven a limpiarla en la ducha ahora! grita de nuevo.

Los sigo.

Jake los sigue también. Se ve enfermo. Imagino que todos lucimos igual.

Will la deja en la habitación conmigo y una bolsa plástica.

— Toda la ropa en la bolsa.

Arranco la mía primero y luego la de ella. Enciendo la ducha y la arrastro.

Todavía está llorando y sosteniendo su brazo.

— Me voy a enfermar y voy a morir, Em, — susurra a través de las lágrimas.

No la había visto así desde el día que estaba en la puerta de mi cabaña.

Hago espuma con el jabón y limpio todo mi cuerpo. El jabón de lejía pica

contra mi piel. Me enjuago y hago espuma. Froto su cuerpo como se lo haría a Leo.

No pienso en el hecho de que estoy tocando a otra persona. Pienso en salvar a mi

familia.

Le lavo el cabello y quito los enredos con el acondicionador. Es la misma cosa

que hay en las granjas reproductoras.

Es preocupante lo mucho que me gusta el familiar olor.

Permanecemos en silencio debajo del agua. Me echa un vistazo y sacude la

cabeza.

— No permitas que los infecte. Me matarás. Júramelo ahora.

Page 134: Born to fight-Tara Brown

Asiento. — Te lo juro.

La parte que apesta es, que lo haría. La mataría si tuviera que hacerlo.

Mataría a cualquiera, excepto a Leo. Sé que jamás podría matarlo.

Page 135: Born to fight-Tara Brown

TTrraadduucciiddoo ppoorr 33lliikk@@ CCoorrrreeggiiddoo ppoorr SStthheeffyynniiccee && MMoorriinn

El polvoriento camino que tomamos no es como por el que venimos. Es un

camino alterno sin coches averiados o vehículos quemados, que se han convertido

en jardineras gigantes.

― La ciudad no se parece a nada que hayas visto antes. La gente vive sin

comprometerse entre ellos demasiados. En realidad, no hablan el uno al otro en un

nivel profundo, es falso y funcional. Ellos son agradables, demasiado agradables.

Todo el mundo tiene miedo de todos los demás, igual que ellos serán entregados a

las autoridades. Si rompes una de las cinco leyes, serás enviado, ya sea a una granja

de trabajo o enviado a las zonas fronterizas.

Frunzo el ceño, ― ¿Qué pasa con las fronteras?

Me mira por el retrovisor: ― ¿Apuesto a que vivir en la zona fronteriza fue

difícil, incluso para ti, al principio?

Asiento con la cabeza, ― Yo tenía diez años. No me malinterpreten, la ducha

es increíble y tener la comida tan fácil lo es también. ¿Pero no fue así, todas las

cosas que nos hizo caer en el primer lugar? ¿Por qué no estamos tratando de

reconstruir y ser normales? Deberían estar agradecidos de ir a las zonas

fronterizas y descubrir el verdadero significado de reconstruir el mundo.

Él se encoge de hombros, ― Bueno, imagino que es el comienzo para ti de

nuevo. Estas personas han vivido una cómoda vida por un tiempo. La mayoría de

ellos nunca abandonan las ciudades, excepto para trabajar en las granjas

reproductoras. Ellos creen que ellos están tratando de hacer la diferencia. Ellos

creen que la única manera de salvar a la humanidad, es sacar la enfermedad y el

trastorno para la cría de gente de calidad superior. Ellos creen que son mejores

que las mejores personas de calidad. La mayoría de ellos ven la enfermedad de la

avaricia, el trastorno y el belicismo como la maldad que existió.

Alzo una ceja, ― ¿Por qué no se reproducen a sí mismos y sólo permanecen

en su perfecta ciudad entonces, y dejan el resto de nosotros en paz?

Él asiente con la cabeza, ― Oh ellos lo haces. Ellos están comenzando a

reconstruir la sociedad. Hay nacimientos controlados dentro de matrimonios

ahora.

Page 136: Born to fight-Tara Brown

Niego con la cabeza, ― No entiendo, ¿por qué siguen manteniendo abiertas

las granjas reproductoras, entonces?

Sus ojos se opacan, ― Él está obsesionado con la gente perfecta. Él quiere

construir un ejército de gente perfecta para proteger el futuro de una sociedad en

descomposición, que una vez fuimos. La gente como tú y Star que no necesitan

mucho para vivir, ya que nunca se enferman ni necesitan tratamiento. En cambio,

Jake, Anna, Will y yo probablemente tengamos cáncer algún día por la lluvia

radiactiva. La mayoría de la gente. El suelo, el agua y el aire fueron contaminados.

Tendremos cáncer. Es inevitable. Cometimos el error de comer cosas que la gente

encuentra o crece y beber agua de pozos contaminados. Las zonas fronterizas son

peores que en cualquier otro lugar. No hay gran cantidad de alimentos saludables.

Los retiros y campamentos son mejores que los de las ciudades. Las ciudades son

realmente malas.

Asiento con la cabeza, ― Hablas como mi papá.

Él levanta las cejas, ― probablemente sabía mucho acerca de las

conspiraciones. Te garantizo que sabía acerca de ti y lo que hizo su hermano. Es

todo muy inquietante. Probablemente manipuló a tu padre, lo hizo enloquecer y

obsesionarse. Sé que tengo momentos. Algunas cosas me molestan. ¿Sabes por qué

las criadoras son eliminadas?

—Porque se enferman después de parir a tres bebés. Pueden solamente tener

tres por máximo. Los bebés están diseñados para tomar todo de la madre, cómo un

parásito en un huésped. Hace un bebé muy saludable, pero deja a la madre débil.

Para un tercer embarazo, las mujeres se están muriendo y simplemente no lo

saben.

Levanto la vista hacia Will. Él se muerde el labio y aparta la mirada.

― Si paramos las granjas reproductoras y destruimos los campos de trabajo,

¿cuáles son las probabilidades de que la gente vuelva a la normalidad? — Pregunto

después de un minuto.

Sacude su oscura cabeza, ― No lo sé, Emma. Hay una gran cantidad de

creyentes. Ellos tuvieron un momento difícil al principio. Ellos vivieron una vida

dura en el principio.

― ¿Qué pasa con las personas que no creen?

Will se voltea y me mira, ― Vivíamos entre ellos en los campamentos. Ellos

son los no creyentes. Ellos no creen en las granjas reproductoras o en los campos

de trabajo. La mayoría de los científicos que me encontré, lo odiaban. Ellos veían la

in-natural selección que era todo.

Page 137: Born to fight-Tara Brown

No lo entiendo. Proceso y niego con la cabeza, ― no, las personas en los

campamentos ni siquiera sabían cómo funcionaban las granjas reproductoras,

hasta que descubrimos que las niñas estaban muriendo.

Will suspira, ― sí, pero sabían que existían los criaderos y no estaban de

acuerdo. Estoy seguro de que Marshall sabía desde el principio, no puedes decirme

que él no lo sabía.

Hago una mueca, ― Las ciudades tienen que saber cómo funciona todo. Ellos

trabajan en las granjas.

Bernie asiente, ― La mayoría de la gente sabe cómo funcionan los campos de

trabajo y granjas. Probablemente estaría en desacuerdo si fueran sus familiares,

pero como son sucios habitantes fronterizos. Ellos creen creen que es por el bien

mayor.

Cruzo los brazos apoyándome contra Leo. Él jadea y me observa volviéndose

aún más molesto. Sacudo mi pie. Todavía no he resuelto cómo Leo pudo venir

conmigo. Él se negó a quedarse con Anna, incluso después de que le grité. Él ni

siquiera está llevando a cabo un resentimiento, que normalmente haría. Odia que

le grite. Acaricio mi rostro en su pelaje y tomo unas profundas respiraciones. Aún

huele como el bosque, de alguna manera. Si cierro los ojos, puedo sentir los árboles

contra mí.

Will agarra mi brazo, ― Tienes que ser civilizada.

Frunzo el ceño, ― Puedo hacer eso muy bien.

Él me da una mirada que hace que mis mejillas se sonrojen, ― Em.

Mastico mi labio y luego suspiro, ― Creo que puedo. Recuerdo que cuando era

una niña, la abuela me azotaba por decir groserías y por ser mala. Ella siempre me

azotaba con fuerza después. Cuando sus amigos estaban allí, yo estaba para ser

vista pero no escuchada. Estaba allí cruzando las piernas delicadamente y sin

masticar con la boca abierta. ―Mi cerebro casi duele tratando de recordar las

muchas reglas que ella me daba. ― Uhm, me dijo que tenía que mantener los codos

fuera de la mesa, no traer animales en la casa, siempre lavar el plato cuando

hubiese terminado, y siempre lavar mis manos. ―Toco mis dedos contra mis

piernas y lo señalo cuando rompe una sonrisa en mis labios, ― no interrumpir a la

gente cuando están hablando, con pensamientos estúpidos que podría haber

esperado hasta que ellos se hayan ido.

Él mira a Bernie y ambos se echan a reír.

Frunzo el ceño, ― ¿Qué?

Page 138: Born to fight-Tara Brown

Will sacude la cabeza, ― Tú eras sólo una pequeña salvaje, ¿no es así? incluso

antes de que acabara el mundo.

Cruzo los brazos y me inclino de nuevo en Leo, ― No, miraba Días de Nuestra

Vida con la abuela y leí sus libros. A ella le gustaba Dean algo y Stephen algo y V.C.

algo. Su favorita era una serie romántica de montañés acerca de un tipo que se

llamaba Jamie y una mujer llamada Claire. Era triste. — Mis mejillas se calientan

por los recuerdos detallados de ese libro. Ellos se han quedado conmigo para

siempre. ― Diana Gabaldon. No voy a olvidar nunca su nombre. — No puedo evitar

desear que Will fuese más cómo el tipo Jamie. Él era perfecto.

Bernie me da una mirada de preocupación en el espejo retrovisor, ― ¿Leías

esos libros cuando tenías diez años?

Asiento con la cabeza―, y cuando tenía once, doce y trece años. Ella dejó las

bolsas de libros en la cabaña. Ella leía cuando estaba allí. Nada más que hacer. Ella

nunca conectó la electricidad. Papá insistió que se quedara fuera de la red, al igual

que tú.

Él sonríe, ― ¿naciste para esto, no es así?

Me encojo de hombros y miro por la ventana. Tengo la sensación de que se

están riendo de mí, incluso si no se están riendo a carcajadas.

― Ella nació para luchar. Mira el ceño en ese rostro, — Will me señala de

nuevo.

Me río y niego con la cabeza, ― Eres un idiota.

― Emma, en serio, sin embargo, tienes que comportarte. Un desliz lo

arruinará todo.

Miro a Bernie, ― Ya lo sé. No soy una idiota. Sé que Anna está en riesgo. Vi la

herida esta mañana. ―Pienso en la sensación sudorosa de su piel y lucho con el

dolor en mi corazón. Su situación está haciendo que nuestro viaje a la ciudad una

de dos partes la excursión.

Mi estómago se queda una bola de nervios cuando nos acercamos. No veo

nada diferente, hasta que rodeamos una esquina y veo las puntas blancas de algo

elevarse por encima de los árboles. Brillando en el sol.

― Ahí está.

Un escalofrío se arrastra por mi espalda mientras me inclino hacia delante y

señalo, ― Detente aquí.

Page 139: Born to fight-Tara Brown

Él mira confundido, pero se detiene. Abro la puerta y miro a Leo, ― Lo de

siempre, ¿de acuerdo?

Él se estira y salta de la parte trasera del camión. Leo se coloca en sus piernas

traseras y pone sus patas delanteras alrededor de mi cuello. Lo abrazo y susurro en

su pelaje, ― Aléjate de la gente, ¿de acuerdo? Silbaré si te necesito. — Paso los

dedos por el exceso pelaje. Necesito conseguir toques adicionales para

abastecerme de ellos en mi memoria.

― Te quiero, Leo.

Él hace su ronroneo y sus saltitos. Mira a Will, luego a mí, y sale corriendo

hacia el bosque. Lo veo correr a toda velocidad hacia la ciudad. Mis entrañas se

queman. No quiero que esté aquí.

Ignoro el sentimiento y vuelvo a dentro.

― Él va a estar bien, — Will pone una mano en mi pierna. Me alejo de su

agarre, él debería quedarse atrás. Es terco como la mierda.

Mis manos comienzan a sudar cuando nos acercamos a la ciudad. Los

pantalones limpios y la camiseta pican. Estaban frescos del empaque. Nunca han

sido lavados o desgastados. No me gustan. Ni siquiera se ajustan bien, pero Bernie

dice que todo el mundo lleva la ropa libre de fluidos, demasiados apretados para

mantener las toxinas en el cuerpo.

Los pantalones de lino y la camisa se sienten agradables en el calor del

verano sin embargo. Sólo que mis manos están sudorosas y eso no es por el calor.

Las froto de arriba-abajo en mis pantalones. Me gustaría tener mi arco. Agarrarlo

eso me haría sentir mucho mejor.

Siento la fría y cruel mirada cruzando mi cara. Es como un pedazo de mi

legítima defensa. No puedo estar cerca de otras personas sin tener una mirada

maliciosa cruzando mi rostro.

La ciudad está a la vista completa. Se ve como algo del Mago de Oz. Es

increíble. Esta brilla en el sol y me hace sentir inspirada. No quiero arruinarlo de

repente.

― Deberías haberte quedado en la casa. Ellos van a saber que eres mayor de

veintiocho años.

Will añade su propia versión de una inyección de confianza, cuando llegamos

cerca de las puertas, de lo que parece ser, un bloqueo de guardia. Es exacto como

Meg me dijo. Bernie se detiene y baja la ventanilla. No puedo apartar los ojos de la

magnificencia delante de mí.

Page 140: Born to fight-Tara Brown

― Menos deslumbrada, — Will susurra. Cierro la boca y miro al hombre

acercarse a nosotros. Él tiene un uniforme azul oscuro y una enorme arma en sus

manos. Él parece un poco mayor que yo y muy serio.

Bernie le entrega una tarjeta como las que se abren las puertas de las granjas

reproductoras.

― Doctor Sinclair, ¿cómo está? Pregunta el hombre.

Bernie se encoge de hombros, ― Manteniéndome cálido con las ventanas

abiertas.

El hombre mira a su lado y asiente con la cabeza en mi dirección, ― ¿Quiénes

son sus amigos?

Observo sus ojos de color azul oscuro y me pregunto si todo el mundo tiene

los ojos azules ahora. Su cabello oscuro los hace parecer más brillante de lo que

son.

Bernie apunta a Will; ― éste es el doctor Henderson y ésta es su enfermera.

Son invitados míos de una granja de las afueras.

Él levanta una ceja, ― ¿Ellos tienen tarjetas de identificación también?

Will le da su tarjeta al hombre, ― Ésta es la mía.

Yo le paso la mía y noto cuán sudorosas mis manos están. Me pregunto si la

tarjeta de identificación falsa está mojada.

Él las mira y las regresa, ― Está bien. Sigan adelante. — Él me mira

directamente, ― que tenga un gran viaje. Espero que disfrute de la ciudad.

Asiento con la cabeza una vez más. No sé si debo sonreír o no.

Nos dirigimos a la siguiente parada donde nos registraron enseguida sobre

infección y enfermedades. Cuando pasamos estoy casi hiperventilando.

Bernie me devuelve la sonrisa mientras conducimos en la pequeña ciudad,

―No tienes de que preocuparte, todas esas explosiones que causaste han destruido

cualquier evidencia que tuvieran de ti.

Niego con la cabeza en sacudidas, ― Me tenían en Spokane.

Él levanta una ceja y hace una mueca, ― Oh. Lo siento.

― ¿Por qué?

Page 141: Born to fight-Tara Brown

Él se sacude, ― no hay razón. Lo lograste eso es una gran cosa.

Will me observa con una mirada confusa, pero no quito mis ojos de Bernie. ―

¿Qué pasa en Spokane?

Sus ojos viajan desde los míos hasta los de Will y de nuevo a la carretera. ―

Experimentos de muerte. Es donde guardan los infectados y experimentan con

ellos. El antiguo hospital se utiliza para tratar de encontrar la cura, y cuál es la

conexión con los que no mueren. La mayoría muere. Tan sólo el siete por ciento

vive con el trastorno.

Me estremezco, ― parece mucho más del siete por ciento. ―Miro por el cristal

y la ciudad de mármol. Es brillante y limpia como las granjas.

― Es como si todo el color y la personalidad que nos hace humanos se haya

ido, — Will murmura y mira a la gente caminando en colores aburridos y sin

hablar.

― Ellos lucen como robots ¿no? Es como una película de ciencia ficción de la

década de los dos mil. — Bernie está de acuerdo.

Nunca los vi, pero puedo ver lo que están diciendo. La gente está rígida. Justo

cuando estoy segura de lo que veo, la misma gente a pie como si el paisaje se

repitiera, veo de lo que todo el mundo habla. Un pequeño grupo de cuatro niños de

la edad de Meg caminan juntos por la acera. Tienen un brillo en los ojos y en su

arrogancia al caminar es amenazante. Tengo un mal presentimiento en mi vientre

cuando los veo. Uno me mira mientras conducimos. Él me sonríe. No me gusta ésa

mirada. No me gustan ellos.

― Son espeluznantes, — susurro.

Pasamos por un edificio que parece familiar. Entonces me doy cuenta que es

idéntica a las granjas reproductoras. Mi nariz se arruga involuntariamente.

Toda la ciudad se vuelve escalofriante. Los niños y los edificios reproductores

la contaminan. Asiento con la cabeza para mí misma, puedo volar este lugar.

― ¿Tienen un detonador de respaldo aquí?

Bernie me mira y sacude la cabeza, ― No. Vamos a tener que traer explosivos.

Me encojo de hombros, ― Tenemos que averiguar dónde lo vamos a poner de

todos modos. ―No sé nada de volar cosas. Lo hice cuando tenía que hacerlo, pero

los explosivos estaban allí.

Page 142: Born to fight-Tara Brown

Bernie se detiene en una gran puerta y conduce hacia abajo. Mi piel pica

mientras conducimos en la oscuridad. Veo otros coches, pero sin personas. Las

luces en la parte delantera del camión muestran rincones oscuros de todo el

mundo. Sacudo mi cabeza.

La calidez cubre mis manos. Las muevo hacia arriba y dejo que Will las

agarre. ― No quiero estar aquí. No me gusta estar aquí abajo.

Will las aprieta, ― Está bien, nena. Mantén la calma. Recuerda que la gente

estará observando.

Niego, ― no veo a la gente. Sólo esquinas oscuras. ―El camión gira en otra

esquina. Puedo sentir el pánico convertirse en ira. No me gustan los rincones

oscuros de los edificios. No me gustan los nuevos lugares donde no conozco el

camino de salida. Cierro los ojos y dejo de observar. Respiro profundamente, al ver

la cara de Leo. Su cara de lobo descuidado. Sé que si silbo, él vendrá. Si entro en

pánico, él vendrá. Él siempre llega.

Le sonrío a Will, él siempre llega también. Saldremos de la ciudad. Todo

saldrá bien.

Digo mi mantra y rezo para empezar a creerlo.

Abro los ojos cuando el camión se detiene en un lugar con poca luz. Miro a

Bernie, ― ¿Dónde estamos?

Señala una puerta a la izquierda, ― mi casa en la ciudad.

El doctor en Spokane llena mi mente. Miro a mí alrededor a los vehículos

estacionados y susurro, ― estacionamiento.

Bernie me mira y se ríe, ― ¿te acuerdas de ellos?

Sacudo la cabeza y paso mis dedos en el frío cristal, ― no.

Will salta y abre la puerta para mí. Él agarra mi mano de nuevo. Estoy

temblando.

― ¿Por qué no podemos sólo luchar la mierda en el bosque? Soy buena en el

bosque, — murmuro, y dejo que me saque del camión. Caminamos a la puerta. Es

grande y de metal. Bernie desliza su tarjeta y la abre.

¿Las puertas están cerradas aquí también? Nadie confía en nadie. Todo está

limpio, blanco y brillante, pero la muerte ronda aquí también. Ellos sólo hacen que

la muerte se vea mejor que la mierda polvorienta con la que lidiamos en las zonas

fronterizas.

Page 143: Born to fight-Tara Brown

Me suelto de la mano de Will cuando caminamos por la puerta. Veo a una

chica un poco mayor que yo. Ella no me mira. Veo la forma en que ella evita

nuestro contacto visual, sólo observa las cosas, y de alguna manera me ve, en su

visión periférica.

Ella usa el mismo par de pantalones que yo, en el corte, pero su camisa es

azul celeste y la mía es morado pálido. Creo que la abuela lo habría llamado violeta.

Su cabello es brillante y claro. Sé que no me veo así. Mi piel es bronceada y

pecosa donde la suya es cremosa. Luce cómo una del criadero.

Sus ojos verdes me miran momentáneamente.

Supongo que no todo el mundo tiene los ojos azules.

Bernie camina por el pasillo junto a ella. La seguimos.

Ella le sonríe a Will. Veo un aumento de rubor en sus mejillas y ruedo los ojos.

Cuando doblamos la esquina, le lanzo una mirada, ― no podemos llevarte a ningún

sitio, ¿verdad?

Él se ve confundido, ― ¿A quién?

Bernie mira hacia atrás, confundido y abre una puerta para nosotros. Cuando

caminamos dentro estoy asombrada. ― ¿La gente vive así? ¿Libremente? — Puedo

sentir la suciedad recubriendo mi piel en comparación con el blanco de la

habitación y el amplio espacio luminoso. La habitación es más grande que

cualquier tienda que haya visto y más iluminada que ninguna casa donde me haya

escondido.

Will silba, ― no he visto una casa como esta en mucho tiempo.

Me siento mal, ― ¿la gente muere en el bosque sin agua, sin alimentos o por

comer cosas malas, y aquí en la ciudad, todos ustedes están viviendo así? Yo estuve

en la ciudad hace unos años y la gente de allí era tan sucia y flaca, se comían a sus

muertos.

Bernie hace una mueca y pone sus manos en alto, ― Yo no hice esta guerra,

Emma.

Miro a Will en busca de apoyo, pero él niega con la cabeza, ― no podemos

enfocarnos en las cosas pequeñas. Tenemos que salvar a Anna.

Trago, la ira y el dolor. Lucho con mi impulso y deseo despotricar o romper

cosas.

Page 144: Born to fight-Tara Brown

Will empieza a reír y señala la ventana, ― puedo ver a un grupo de esos

pequeños niños golpeando a alguien. Siempre imaginé que era una historia loca

para asustar a la gente.

Caminamos hasta donde está, y por supuesto, hay un grupo de niños

golpeando a alguien en el callejón entre los altos edificios. Nadie los detiene. Nadie

siquiera los mira. Ellos caminan más allá del callejón e ignoran lo que está pasando.

Una camioneta viene a toda velocidad en la esquina, deteniéndose frente a ellos.

Hombres en trajes blancos saltan y persiguen a los niños. Es como ver la televisión

cuando era pequeña.

― ¿Por qué no dejan de hacerlos, si ellos son así? — Murmuro, tocando mis

dedos en el frío cristal.

― No lo sé. Él está convencido de que puede controlarlos y ellos superaran

sus ánimos y mala conducta, ―Bernie se encuentra a mi lado y suspira, ― él no ve.

Ninguno de ellos lo hace.

Niego con la cabeza, ― Qué desperdicio de tiempo y de tecnología. Él

construyó esta ciudad y esta vida, pero ¿para qué? ¿Así estos fenómenos podrían

invadir y destruir todo por lo que él ha trabajado? No tiene ningún sentido.

Me aparto de eso, mirando hacia la ciudad. Es pequeña, pero todo brilla en

cristal y metal.

Se ve nueva, pero las personas no. ― Todo el mundo se ve como los de las

zonas fronterizas. Ellos no se visten de lujo.

Will camina hacia donde estoy. El calor de su cuerpo tan cerca del mío hace

que tiemble, ― no hay fábricas o campos de algodón o cualquier cosa. Ellos no han

hecho un mundo nuevo, ellos sólo han levantado las paredes y hecho un montón de

lugares para vivir. De las granjas de trabajo reciben los alimentos y cosas

esenciales, pero en realidad no son muy diferentes que el resto de nosotros. Los

muebles y la ropa son rebuscadas.

Bernie nos da una mirada sombría, ― a menos que tengan un ejército y una

población de personas. Nos sentimos más seguros en un grupo. Naturalmente, la

gente quiere estar cerca de otras personas. Solíamos decir eso antes, la seguridad

en números.

Asiento con la cabeza, ― me siento segura aquí. No estoy no estoy a gusto

con las paredes y las posibilidades, pero me siento segura. Podría cerrar los ojos y

dormir y sé que nada vendrá a matarme en la noche.

Page 145: Born to fight-Tara Brown

Él se encoge de hombros, ― y sin embargo, este es el lugar más peligroso para

alguien como tú.

Miro su rostro cuando lo dice. Él no se fija en las emociones de las cosas que

dice, a menos que sea sarcasmo. Él está lleno de eso. Me pregunto si él alguna vez

llora o se asusta.

Will agarra mis hombros, ― Vamos a descansar y luego saldremos en la

noche.

Bernie señala a una puerta a nuestra derecha, ― Ése es el cuarto de

huéspedes.

Antes de que me dé cuenta de lo que está pasando, Will toma mi mano y me

empuja hacia la puerta. Cuando la abre, frunzo el ceño y miro a Bernie, ― ¿Hay otra

habitación?

Él señala la puerta del otro lado del apartamento, ― mío. ―Sonríe cómo si me

retara. Levanto la mirada hacia Will, ― Deberías ir a dormir con él.

Se ríe y me empuja a la habitación, cerrando la puerta detrás de nosotros, ―

no me iré de tu lado. Dormiré en la silla.

Miro la silla pequeña y la cama no tan pequeña y suspiro ― No, sólo quédate

en tu lado de la cama.

Me quito las botas y me arrizo los pantalones. Odio que la suciedad del día se

vaya a la cama conmigo, pero estas prendas están más limpias que mi cuerpo.

Cierro los ojos y finjo que no noto el calor o el peso de él en la cama junto a

mí.

Me alejo rápidamente, sobre todo porque él está allí. Él es la cosa más segura

del mundo. Él y Leo.

Me despierto sintiendo el calor debajo y alrededor de mí y jadeo. Trato de

pasar mis dedos por el pelaje, pero me topo con piel, piel caliente. Abro un ojo y me

encuentro extendida sobre él, cómo lo hago con Leo. Siento la humedad debajo de

mi rostro y me avergüenzo. Levanto mi mano lentamente para limpiar la saliva que

he dejado sobre él. Alzo la mirada, con la esperanza de encontrarlo durmiendo

todavía, pero lo encuentro con una cara sonriente en su lugar.

― Buenas tardes, señora.

Trago, ― Lo siento. — Me limpio la saliva con la sábana.

Page 146: Born to fight-Tara Brown

Él se ríe, haciéndonos temblar y me abraza sobre su pecho de nuevo. ― Para

una tímida chica mojigata eres una traviesa dormilona. ―Empujo de nuevo pero su

grueso brazo me trampas en él, ― Oh, no vas a ninguna parte ahora. Me has frotado

y apretado durante toda la tarde.

Mis latidos se aceleran. Siento pánico. Sus palabras amenazan mi cerebro,

pero su dulce sonrisa y sus ardientes ojos, no me asustan. Él no me asusta. Me doy

cuenta de eso ahora. Ha sido un juego en mi mente mantenerlo a raya, me asusta.

Él me hace rodar a un mi lado, atrapándome. Se siente apretado, limitado,

pero me gusta. Como estar en un capullo.

Mis manos tiemblan cuando se aprietan contra su pecho.

Sonríe diabólicamente y presiona sus labios contra los míos. El calor y la

intensidad de él presionándose contra mí, hace chispas cuando nuestra piel se

conecta.

Su lengua se desliza en mis labios entreabiertos. Lo beso como él lo hace,

deslizando mi lengua contra la suya. Nuestros labios mojados se acarician y se

chupan entre sí. Él chupa mi lengua y atrapo un gemido que se escapa.

Mi respiración se incrementa con el movimiento de mis manos. Le masajeo su

gruesa y musculosa espalda, lo agarro y tiro de él hacia mí.

Él se mueve entre mis muslos, se aprieta contra mí. No sé lo que está

pasando, pero estoy presionándome contra él también. Él es gentil y delicado, con

sus besos y caricias. Su mano se desliza desde mi pierna hasta mi muslo. Rompe

nuestro beso y suavemente me besa la garganta. Me aprieta mi trasero con

firmeza, casi elevándome.

No es como lo imaginé, nada de eso. Él es suave y delicado. Se sienta y abre

los botones de mi camisa lentamente, plantando un beso en la piel expuesta, y en

cada botón que quita. Abre la camisa. Mis manos se levantan naturalmente para

cubrirme. Cuando cubro mis pechos, mis paredes comienzan a levantarse. Niego

con la cabeza, ― No.

Él asiente con la cabeza y se ríe, ― Está bien. — El se levanta de la cama y se

pone su camisa. Él está jadeando, ambos lo estamos.

Me mira y yo veo algo que nunca le he visto comprensión. Él no está loco, ni

odioso, no está siendo sarcástico o grosero. Lo entiende. Ve lo asustada que estoy.

Frunzo el ceño y hago un inventario de mis sentimientos. No tengo miedo. Lo

quiero. Quiero que suba de nuevo a la cama. Quiero que se frote contra mí de

nuevo.

Page 147: Born to fight-Tara Brown

Miro la puerta y señalo con la cabeza, ― Mira si está cerrada.

Él frunce el ceño, ― ¿Qué?

Trago, aún cubriéndome, ― Mira si está cerrada.

Él empieza a captar lo que estoy diciendo, ― Lo está. La cerré cuando

entramos.

Tomo una respiración profunda y quito mis manos de mi pecho. Los presiono

en la cama, agarrando las sábanas que aún están calientes debido a que su cuerpo

estuvo en ellas.

Él arquea una ceja y yo asiento en pequeños movimientos. Él se quita la

camisa y se baja los pantalones. Da un paso en su ropa interior y me da una mirada

una vez más. Lo asimilo. Su cuerpo es hermoso. Está musculoso y suave y yo quiero

tocar lentamente cada centímetro de él. Mis ojos se mueven a su ropa interior y yo

asiento con la cabeza, ― Sí. ―Quiero tocar cada centímetro.

Se mete en la cama y tira de las sábanas. Sus dedos tiemblan tanto cómo los

míos mientras me quitan los pantalones. Ambos estamos sólo con la ropa interior.

Él traza círculos con sus dedos en los lados de la mía.

― Última oportunidad.

Sonrío, ― Sí.

Una sonrisa se forma en su rostro cuando las baja y reprimo el ataque al

corazón, que seguro estoy teniendo.

Page 148: Born to fight-Tara Brown

TTrraadduucciiddoo ppoorr MMeewwHHiiiinnee CCoorrrreeggiiddoo ppoorr EEffffyyVVaass

Me siento diferente.

Yo sabía que lo haría, pero no me esperaba que fuera tanto como esto.

Es mucho.

Él sigue dándome una extraña mirada, como si estuviera asustado de mí o

por mí. Sólo puedo ver su cara gracias a lo último de la luz del sol entrando por la

ventana.

Frunzo el ceño finalmente. — ¿Qué?

Sus mejillas aún están ruborizadas. Niega con la cabeza y se lame los labios.

—Nada. ¿Estás bien?

Frunzo el ceño. — ¿Por qué?

—Es que no es lo que yo esperaba.

El comentario hiere mis sentimientos sentimientos que no sabía que

podrían salir lastimados. Me siento alejarme.

Él ve mi mirada. —En el buen sentido. No era lo que esperaba en el buen

sentido.

Me congelo. —Deberíamos irnos. — No quiero hablar de ello y su cara está

rara. Se ve un poco como yo imagino que lo haría Jack, auto-consciente o nervioso.

Él no tiene la arrogante cara de Will a la que estoy acostumbrada.

Él me tira hacia su pecho de nuevo y besa la parte superior de mi cabeza. —

Te amo, Em.

Miro hacia arriba. — ¿Estás bien?

Se ríe: —Sí, ¿por qué?

Niego con la cabeza. —Estás actuando como una niña.

Él se ríe. — ¿Me quieres siendo un poco rudo contigo? —Él ladea una ceja.

Ruedo los ojos. —Aún te podría pegar un tiro.

Él me besa de nuevo. —Sé que lo harías.

Page 149: Born to fight-Tara Brown

La torpeza en el aire es interrumpida por un golpe, por suerte.

— ¿Estáis listos para irse?

Will se aclara la garganta. —Yup. Salimos en dos. —Me mira—, deberías

quedarte aquí

Hago una mueca. — ¿Qué?

—Sí, yo estaba pensando que deberías quedarte aquí, en caso de que nos

atrapen.

Me empujo hacia atrás: —No

Sus ojos se estrechan. —No es seguro.

Niego con la cabeza, como si estuviera tratando de recitar sus palabras fuera

de mi cerebro. Me salgo de la cama y pesco mi ropa interior y los pantalones de las

sábanas. Me meto en ellos rápidamente. No me gusta estar desnuda a su alrededor,

lo que es extraño, teniendo en cuenta lo que acabamos de hacer.

Me pongo los calcetines y las botas y me alejo de la habitación, dejándolo

vestirse.

Bernie me mira con una sonrisa. —¿Dormiste bien?

Me sonrojo y miro hacia abajo. —Si. Tengo hambre.

Señala hacia la cocina. —Tengo un montón de comida preparada.

Yo camino por delante de él a la cocina y tomo un bollo. Lo huelo. Nunca

tenemos pan, nunca. Parece que él siempre tiene pan.

— ¿Recuerdas ir en coche y pedir la comida? —murmura y parte uno de los

bollos. Él lo rellena con carne y queso.

Yo hago lo mismo y asiento: —Sí. Era tan bueno. A mi padre no le gustaba la

mala comida, pero a la abuela le encantaba. Le gustaban esos lugares donde la

comida se extendía y cogías lo que querías.

Él sonríe. —Buffets.

Yo señalo. —Eso es. Buffets. —La palabra se siente rara en mis labios, como si

no fuera real.

Will viene a la cocina. Está demasiado cerca. Doy un paso lejos de él, con el

ceño fruncido. Bernie sonríe y mueve la cabeza. Toma otro bollo y camina de vuelta

a la sala de estar.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto.

Page 150: Born to fight-Tara Brown

Se encoge de hombros: —No lo sé ¿qué? ¿Nada?

Toma un buen mordisco y me sonríe.

Nunca sonríe tanto.

Termino con mi pan y vierto un vaso de jugo. —¿Cómo es que tenéis tanto

jugo?— Pregunto en voz alta. Bernie me regresa la mirada—. Tenemos huertos. La

fruta se tritura y se convierte en jugo.

Frunzo el ceño. —Qué desperdicio de fruta.

Él se ríe. —Sólo utilizamos la fruta que se está poniendo mala para eso.

Suspiro y miro a Will: —La gente se muere de hambre, ¿y las personas de la

ciudad tiene fruta poniéndose mala?

Se encoge de hombros y envuelve un brazo alrededor de mí. Quiero

empujarlo y tal vez apuñalarlo con algo. Esto es tocarme demasiado y ser

demasiado suave y extraño. Me alejo de sus brazos y camino hacia la ventana.

Las luces parpadean.

Bernie mira hacia arriba. —Funcionan con energía solar que se almacena

durante el día. Nuestras luces nunca trabajan hasta el fin del crepúsculo.

Miro por la ventana y veo como todas las luces de la pequeña ciudad

parpadean juntas y luego se encienden.

—No son muy brillantes.

—Consiguen ser más brillantes a medida que se calientan. Todo funciona con

energía solar. —Señala uno de los pequeños agujeros en el techo—. Esas son las

ventanas que dan a la luz del día; no necesitamos poder todo el día.

Frunzo el ceño. —Lo sé. He visto una claraboya antes.

Él se ríe. —De todos modos, todo está separado. Funcionan con el encendido

separadamente de las luces. Así la nevera funciona todo el día, pero no hay luces

encendidas.

Cruzo los brazos. — ¿Cuál es el plan? —No quiero oír hablar de cómo de

genial es la ciudad. Puedo decir que él tiene algo que ver con todo esto está

demasiado entusiasmado.

Reduce los ojos y niega con la cabeza. —Estás muy perra esta noche. — Él

mira hacia Will quien dejó de comer y apunta hacia él. — Déjala en paz—. Dice en

tono de advertencia.

Page 151: Born to fight-Tara Brown

— ¡Alto! —Digo usando mi propio tono de advertencia.

Will frunce el ceño. —Nena...

—No, conseguimos la mierda que necesitamos para Anna y averiguamos

como y donde están los explosivos y nos largamos.

Bernie se cruza de brazos. — Vosotros dos sois la misma persona, sólo se

cambian los roles y los estados de ánimo.

Lo miro a punto de discutirlo, pero una risa brota de mis labios. Es muy

cierto.

Will sacude la cabeza y termina llenándose la boca. Le doy la espalda,

mirando las luces que empiezan a brillar. Me pregunto dónde estará Leo y si está

seguro. Me pregunto si lo sabría en mi corazón, si no lo estuviera.

Salimos del apartamento por el mismo pasillo espeluznante, pero esta vez

está iluminado y no da miedo. El estacionamiento lo está, también. Las luces se

encienden a medida que caminamos.

—Sensores de movimiento para que las luces no permanezcan encendidas.

Sonrío y asiento ante el orgullo en su voz. —Todos vosotros sois inteligentes.

Él me da un codazo. —No te impresionas fácilmente ¿verdad?

Will se burla. Miro hacia atrás hacia él. Él sonríe y se acerca para abrir la

puerta para mí. Elijo el otro lado del camión y entro, consiguiendo mi propia

puerta. Bernie se ríe de todo. Will me frunce el ceño. — ¿Cuál es tu problema?

Sacudo la cabeza y miro a Bernie. No quiero hablar de eso. No delante de otra

persona.

Sigo odiando el estacionamiento, pero al menos puedo ver hacia dónde

vamos. Las luces se encienden a medida que pasamos por ellas y se apagan a

medida que las dejamos. Es bastante genial.

Nos dirigimos a la carretera.

— ¿Dónde están los otros coches?

Bernie me mira por el retrovisor. —La mayoría de la gente camina. Hay

autobuses que llevan a los médicos y enfermeras hacia y desde las granjas, pero

casi nadie tiene un coche.

Siento el pánico en mi estómago. — Detén la camioneta.

Él lo hace. Yo salto y empiezo a caminar por el camino.

Page 152: Born to fight-Tara Brown

— ¿Qué estáis haciendo? Vosotros dos sois unos idiotas. Nadie conduce, pero

nosotros estamos conduciendo para llamar la atención sobre nosotros mismos.

Will lo capta. —Podrías haberlo mencionado, Bernie.

Él se encoge de hombros. —Yo conduzco por todas partes.

Le disparo una mirada. —Trata de encajar. Blend como dice Star.

Se encoge de hombros. —Bien, sin embargo es una larga caminata.

Resoplo. —No tienes ni idea de lo que es una larga caminata.

Will ríe. Caminamos en silencio, como las personas a las que pasamos en la

acera. Ellos nos dan un amplio margen, probablemente pensando que somos como

los niños que viajan en manadas. No pasamos a más persona con más de dos

personas en su grupo.

—Debemos separarnos, —murmuro.

—Bernie, tú puedes caminar por delante y mantener un buen ritmo.

Él acelera el paso cuando me detengo a jugar con los cordones de mis botas.

Will espera por mí.

— ¿Qué te pasa? —pregunta.

Echo un vistazo a Bernie. — Esto se siente mal.

Deja caer la rodilla también. — ¿El qué? ¿Nosotros? Pensé que se sentía muy

bien.

— ¿Qué? No, esto. Las calles completamente vacías, la manera tan fácil en que

llegamos a la ciudad, y la forma en que Bernie tiene cero habilidades de

supervivencia. Se siente mal. —Miro a la forma en que sus labios se ondula y no

puedo pelear con la sonrisa que cruza mis labios—. Tú y yo es lo único que no se

siente mal. Más allá de ti actuando como la chica de las novelas románticas de la

abuela, eso es.

Él agarra mi cara y planta un suave beso en mis labios. —Sólo quiero ser la

persona que tú quieres que sea. Quiero aparentar que todas las otras cosas no

sucedieron.

Niego con la cabeza. —Pero lo hicieron y no puedo dejar de amarte a pesar de

ellas, así que supongo que no importan mucho.

La mueca que amo y odio estalla en todo su rostro. — ¿Qué es lo que acabas

de soltarme? ¿Me amas?

Page 153: Born to fight-Tara Brown

Lo empujo ligeramente. — Cállate.

Empezamos a caminar de nuevo. Levanto la vista hacia él. —Tienes que

concentrarte. Lo que ME GUSTA de ti es tu sentido común y capacidad de

supervivencia—. Me aseguro de destacar el me gusta—. No hagas que me

arrepienta.

Niega con la cabeza. —Sí bueno, la cosa que ME GUSTA de ti es la forma en

que consigues meterte bajo mi piel constantemente. En buenas y malas maneras.

Lo empujo y noto que somos los únicos animados por el camino. Pasamos

junto a una señora lo suficientemente vieja para ser mi madre. Ella me da una

mirada extraña. Yo dejo caer la mía.

—Tenemos que mezclarnos.

Él asiente con la cabeza. —Lo veo. Es como si estas personas hubieran

muerto en el interior. Los infectados tienen más emociones que este pueblo.

Pasamos junto a un hombre que lleva una bolsa de papel. Me sonríe

amablemente. Yo sonrío de vuelta.

— ¿Como eligieron qué personas iban para la ciudad y quienes no? —

Murmuro.

Will sacude la cabeza. —Yo diría que políticos, científicos, profesores,

artistas, ingenieros y médicos. Las personas que importaban.

Levanto la vista hacia él. —Esto va a sonar raro, pero me gusta más la

frontera.

—A mi también.

Pasamos por un callejón y vemos a tres jóvenes adolescentes alejarse de

nosotros. Caminan con arrogancia y actitud, no como las otras personas de aquí.

Miro hacia el camino que estamos recorriendo. Es tranquilo y plano, como lo eran

los viejos caminos. Todo está limpio y ordenado. Los edificios están hechos de

metal y vidrio y destellan junto con el cielo de la noche y las farolas.

—Recuerdo haber estado en la ciudad con mi padre, y no ser capaz de ver el

cielo de la noche, porque las luces eran muy brillantes—, le digo mirando a las

estrellas que ahora puedo ver.

—Sí, también era por la polución. Aquí no hay neblina. Nosotros vivíamos en

las afueras de Los Ángeles. Allí si era malo. Mamá fue a trabajar y enfermó de

inmediato. Papá nos llevó antes de que llegaran las primeras olas. Tenía un mal

presentimiento. Fuimos al desierto y nos quedamos allí por un tiempo. Luego

hicimos nuestro camino hacia el norte. Él pensó que Canadá sería una buena idea.

Page 154: Born to fight-Tara Brown

Pero ninguno de los coches funcionaba cerca de donde estábamos. Alguien

descargó el PEM4 y mató la potencia. Nos escondimos en una casa con una piscina

por un tiempo.

Miro a Bernie pasearse por la calle y escucho la historia de Will.

Giramos en una esquina, mientras él continuaba. —Un día papá no volvió. Era

tarde, hora de la cena y nos estábamos muriendo de hambre. Anna era muy joven,

pero ella había prestado atención a las cosas que él siempre estaba tratando de

enseñarnos. Estábamos cerca de morir de hambre para el momento en que

decidimos seguir adelante, ya que él no iba a volver. Nos trasladamos a un nuevo

lugar y encontramos un poco de comida en los armarios. Comimos demasiado y se

acabó de nuevo. En ese entonces no teníamos ningún sentido común.

Suelto una risita. —Jake todavía no lo tiene.

Se ríe. —No, no. Él era mucho peor, lo creas o no. Estábamos cerca de las

granjas reproductoras pero nosotros no lo sabíamos. Habíamos hecho todo el

camino a Washington, cerca de Canadá. Anna y Jake estaban dentro de una casa,

saqueándola. Ella era tan pequeña y sin embargo tan hábil. Más hábil que Jake o yo.

Oí a los otros fuera. Uno de ellos oyó un ruido en el interior Jake, por supuesto.

Así que yo corrí, atrayéndolos detrás de mí. Les dejé que me llevaran. Sabía que

Jake y Anna estaban básicamente muriéndose. No creo siquiera que él hubiera

tenido el suficiente sentido común de sacarlos de allí. Pero habíamos visto a los

otros tomar niñas tan jóvenes como Anna. Así que yo calculé que su mejor

oportunidad era que me persiguieran a mí. Me llevaron y cuando me escapé volví

al lugar donde habían estado la última vez sin embargo ellos se habían ido. Pasé

un buen rato repasando nuestros pasos, volviendo sobre ellos. Creí que nunca los

encontraría. Así que fui e hice un entierro para ambos y traté de superarlo.

Giramos en otra esquina.

Miro hacia arriba. — Hiciste lo correcto. Son las cosas que yo habría hecho.

Él se encoge de hombros. —Cuando te encontramos y sabías dónde estaban

ellos, casi me muero por dentro.

Asiento con la cabeza. — No creo que realmente eso te importara tanto.

Mira hacia abajo. —No soy bueno teniendo cuidado. Dejé aparcado todo eso

hace un tiempo atrás.

4 Pulso electro-magnético.

Page 155: Born to fight-Tara Brown

Siento una mirada triste ocupar mi cara. —Me equivoqué. Ahora lo veo.

Estabas dispuesto a arriesgarme para conseguir de regreso a Anna. Cuidaste de

ellos.

La culpa se arrastra por su rostro. —Cuando me enteré de lo que habían

hecho contigo y que era mi culpa, nunca había sentido esa clase de rabia.

Miro hacia abajo, hacia su mano en un puño y hago algo que nunca hago. La

tomo en mis manos, rodeándola con la mía. Su mano se siente como si estuviera

palpitando todavía con rabia. Tengo que luchar por mantener la concentración de

por qué estamos aquí y no pensar en los sentimientos que me producen sus manos.

Bernie mira hacia nosotros, cuando hace un giro bajo una farola. Él hace un

guiño. Yo frunzo el ceño.

Nos lleva unos minutos llegar al lugar donde él ha señalado. Es un callejón y

está de pie al final de la oscuridad.

—Edificio de investigación médica—, susurra cuando lleguemos.

Éste es alto y brillante, como todo lo demás.

—Hay una entrada trasera. Siempre la tomo. Mi tarjeta me permite entrar.

¿Queréis venir también, o esperar a aquí fuera?

Me esfuerzo por ver su cara en la oscuridad. —Nosotros vamos.

Él se da vuelta y camina más cerca del edificio. Se mueve y la puerta se abre.

Logro ver el deslizador de tarjetas a medida que caminamos dentro. Las luces se

encienden mientras caminamos en el interior. No quiero herir a sus sentimientos,

pero es molesto.

Se ven como los pasillos de las granjas reproductoras cuando entramos.

Las luces exasperan el infierno fuera de mí, todo el camino hasta las

escaleras. —No hacemos ascensores, sólo hay escaleras en la ciudad. Son siete

pisos.

Levanto una ceja. —Seguro te gusta eso.

Suspira. —Lo hace. Me encanta. Es como casi estar de vuelta a la normalidad,

sólo que sin moda y lujos. Pero los fundamentos están aquí. No puedo arriesgar a

Star. Cuando sea más grande vendremos a vivir aquí, pero ella tiene que alcanzar

más allá de la edad de las reproductoras. Si se enteran de lo que es ella... bueno ya

sabes.

Asiento con la cabeza. Lo sé.

Page 156: Born to fight-Tara Brown

—Es raro, ¿ella es tu hermana? —pregunta mientras subimos el segundo

conjunto de escaleras.

Will tose nerviosamente. — ¿Qué?

Veo la expresión de su cara y yo arrugo la nariz. —Oh, Dios mío, tuviste

relaciones sexuales con ella, ¿no es así?

Sus ojos se abren. Bernie se da vuelta y lo mira. — No jodas.

Will escupe. —No. Lo juro. No es así. No fue así.

Estoy disgustada, porque malditamente lo sabía y porque no soy más que una

muesca en su cinturón de maldito-dios, igual que mi hermana. Resoplo pasando a

los dos y sigo ascendiendo.

—Bern, nunca me acosté con ella. Lo juro por los Dioses. Nunca. Me conoces.

Ella lo intentó un par de veces, pero yo no lo hice. No podría. No después de...

simplemente no después.

Ignoro sus palabras. Sus pasos vuelven a estar de nuevo detrás de mí.

—Confío en ti—, murmura Bernie.

Yo no lo hago. Miro hacia atrás para ver su culpable cara roja y lucho contra

mi mueca en los labios.

Estoy casi corriendo las escaleras, haciendo caso omiso de ellos y estoy

chupando el aire para el momento en que llego a la puerta con el número siete. La

lanzo para abrirla y entro a un pasillo como el de las granjas. Todo el lugar es como

una réplica.

Bernie abre la puerta, casi resoplando. Miro hacia atrás. — ¿Es que tenéis a

un sólo diseñador de edificios vivo o qué? ¿Por qué todos tienen el mismo aspecto?

Él se ríe. —Coste y facilidad. Vaya. No había subido esas escaleras por un

tiempo.

Will está resoplando junto a él. Él me da una mirada suplicante. Le lanzo una

mirada y él se da la espalda.

Bernie agarra mi mano. —Vamos, gruñona. Llevas de mal humor todo el día.

No está tan mal aquí.

Miro a mí alrededor, esta oscuro y no hay nadie, tal y como él dijo.

Caminamos por un pasillo hacia un laboratorio abierto. Es enorme. Él camina

hacia una habitación con un enorme cartel rojo en el que dice PELIGRO

BIOLÓGICO.

Page 157: Born to fight-Tara Brown

Él me guiña un ojo y abre la puerta.

—Eres inmune, ¿no es así?

Él asiente con la cabeza. —Will se queda aquí fuera. Tú no.

Tira de mí hacia el interior de la habitación. Está oscuro hasta que estamos

dentro, entonces las luces parpadean débilmente y lentamente aumentan su brillo.

El laboratorio es de color blanco y grande. La pared donde está la puerta, es toda

de ventanas. Puedo ver a Will a través de ellas. Él todavía se ve enojado.

— ¿Puede oírnos?

Bernie mira a Will y luego a mí. — No.

— ¿De verdad crees que él no durmió con Star?

Él niega con la cabeza. — No. Ella ha estado enamorada de él desde que la

salvó. La violaron en la parte de atrás de un camión en las granjas. — Se estremece

—ella realmente no recuerda mucho, esta bloqueándolo, supongo. De todas

formas, sí recuerda a Will. El llegó y la salvó. Él los dejó casi muertos con sus

propias manos. Se rompió varios dedos y nudillos. Fue horrible. Estaba cubierto de

sangre. No sé lo que le sucedió en la granja, pero era un salvaje cuando se fue.

Miro a la intensidad de sus ojos azules. —Es extraño. Él es la persona más

dulce del mundo un minuto y un psicópata al siguiente.

Él resopla. — ¿Quién no lo es hoy día? —Suena distraído. Miro hacia los

enormes botes de cristal que él está tocando.

— ¿Qué es eso?

Él me mira. —La vacuna. Tenemos que dársela a Will. Tú haz eso y yo iré a

conseguir la cura.

Yo frunzo el ceño. — ¿Es una verdadera cura?

Él asiente con la cabeza. —Siempre y cuando no haya mutado de nuevo.

Debería funcionar bien. La investigación se hace en Spokane.

Sus ojos parpadean cuando lo dice. Hago una mueca y tomo la aguja que me

pasa. Es enorme y está llena de un jarabe de aspecto pálido, amarillo.

—Pínchasela en el brazo. Él estará locamente enfermo por un par de horas y

luego se pondrá bien.

Le doy una mirada mientras me pasa un paquete.

Niega con la cabeza. —Lo sé. No es ideal, pero es nuestra mejor esperanza.

Page 158: Born to fight-Tara Brown

— ¿Él estará enfermo cuando huyamos de la ciudad con la cura robada?

Se ríe. —Realmente eres una verdadera escéptica, ¿no es así?

Su comportamiento frívolo me vuelve loca. Respiro hondo y camino hacia la

puerta.

—Límpiale con la toallita en el paquete y luego pínchale.

Asiento con la cabeza y cierro la puerta. Will mira hacia abajo a mí. —Crees

que estoy mintiendo ¿no?

Sostengo el paquete. —Necesito limpiar tu brazo. Esto es la vacuna. —

Arranco el paquete con los dientes y tiro hacia fuera la toallita. Siempre me

emociono cuando me encuentro con eso. Limpio su brazo en el lugar y trato no

pensar en otra cosa que la toallita. Mi mano tiembla con la enorme aguja en la

misma. Cuando la levanto, su ojos se abren—, ¿En serio?

Asiento con la cabeza y miro en sus ojos de color azul oscuro. Sonrío

amargamente y deslizo la aguja lentamente. Él hace una mueca cuando introduzco

el líquido lentamente.

Saco la aguja y la tiro junto con la toallita en la papelera que está al lado de la

mesa junto a nosotros.

Él agarra mi mano, pero detengo su beso con mi sonrisa maligna. —Vas a

estar horriblemente enfermo durante un día o así.

Él ladea una ceja. — ¿Qué?

—Te pondrás realmente enfermo. —No puedo evitar sonreír cuando lo digo.

Él rueda los ojos. — ¿Por qué? ¿Por qué Bernie lo ha dicho? Él se clava una

astilla y se pone enfermo. Voy a estar bien.

Me encojo de hombros. —Está bien. Él tiene la cura, creo.

Bernie sale sosteniendo un pequeño cilindro. Se ve sudoroso y desganado. —

Tenemos que irnos ahora. Esto sólo permanecerá activo durante un corto periodo

de tiempo.

Lo seguimos fuera del laboratorio y al pasillo. No puedo dejar de sentir que

ha sido demasiado fácil.

—¿Es que nadie custodia el laboratorio? —Pregunto.

Él asiente con la cabeza. —Lo hacen, pero rara vez suben las escaleras. Esto

es sangrientamente grande para comprobar todas las plantas.

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Will se ríe. —Eso suena tonto. No ponen ascensores, ¿así que entonces los

guardias no quieren subir las escaleras?

Bernie se ríe y comienza a bajar las escaleras. —Yo no soy uno de los

ingenieros que decidieron eso. Les dije que era una estupidez, pero nunca me

escuchan.

— ¿Has robado la cura antes? —Pregunto, empezando a sentirme rara.

Niega con la cabeza. —No. Tampoco la he utilizado antes. Escuché que sólo

funciona si la persona que lo toma aún no tiene fiebre alta. Para eso se necesita

cinco días y conseguir que esté tan alta para que cause un daño cerebral.

Llegamos al final de las escaleras y entramos en el pasillo con las luces que se

apagan a medida que pasamos.

Al salir del edificio, él me entrega el cilindro. —Voy a buscar la camioneta.

Espera aquí, ¿de acuerdo?

Quiero decir que no. No confío en él. Es repentino. No me gusta que hayamos

puesto tanta fe en él. Pero no yo. Supongo y espero que él nos traicione. No tengo

otra opción. No podemos andar por la calle con un cilindro, no sin que la gente nos

de una mirada.

Miro a Will. —¿Te estás sintiendo enfermo tan pronto?

Él asiente con la cabeza y yo combato con la sonrisa que quiere tomar el

control.

Él agarra mi brazo. —¿Y si me envenenó?

Suspiro y apunto por el callejón. —Tú eres el que dijo que confiara en él. Eres

tú quien dijo que nos iba a ayudar. ¿Es eso posible?

Toma unas respiraciones profundas y luego asiente con la cabeza. —Sí.

Podría ser posible.

Gruño. —Por el amor de Dios. —Lo agarro del brazo y lo arrastro por el

callejón. Cruzamos la silenciosa calle y entramos en el callejón de enfrente. Lo

arrastro detrás de otro edificio y otro callejón. Caminamos por un unos minutos y

entonces lo escucho. Le paso el cilindro—. No sueltes esto, no me importa si te

mueres.

Frunce el ceño. —Ella también es mi hermana. —Me gusta que dijera eso.

Me burlo y camino hasta la esquina del edificio en frente de nosotros. Un

grupo de extraños niños de reproductoras están de pie delante de algo. En la

Page 160: Born to fight-Tara Brown

oscuridad, apenas puedo ver algo. Entorno los ojos y me las arreglo para contar

cinco o seis.

—Mierda —susurro y doy marcha atrás para agarrar su mano vacía —

Tenemos que irnos. —Veo una ventana al nivel del suelo y trato de abrirla, pero no

se mueve.

Lo llevo por otro callejón más. Llegamos a un edificio con escaleras. Subimos

algunos escalones hasta que logramos ver el camino en el que estábamos. Me

siento y él se sienta a mi lado. Puedo sentirlo empezando a temblar. Tomo el

cilindro y lo pongo a mi lado y seco la capa de sudor que empieza a tener en su

frente.

Él levanta una esquina de su labio. —Lo siento.

Frunzo el ceño. — ¿Por qué? —Tengo el mal presentimiento de que esté a

punto de confesarme que se acostó con Star, mi hermana.

Niega con la cabeza lentamente. —Por confiar en él.

Miro el camino del camión. —Él podría estar de nuestro lado. Podría ser

realmente bueno.

Se inclina sobre mí. —Lo dudo. No somos tan afortunados.

Me río y luego suspiro. —Lo sé. —La desesperanza de todo se retuerce

alrededor de mi cuerpo. Anna está infectada y se convertirá en unos pocos días.

Tengo la cura, sí es que es la cura y Will está posiblemente muriéndose a mi lado.

Tal vez se está convirtiendo. Tal vez todo ha sido una mentira. Agarro su mano.

Me besa la mejilla. —Gracias.

Lo miro y niego con la cabeza. —¿Por qué? ¿Por envenenarte?

Me besa los labios delicadamente. —Por darme la oportunidad de ser la

persona que hubiera sido, antes.

Veo su dulce rostro y sus suaves labios, y ya no puedo verlo de ninguna otra

forma. No puedo ver el hombre que golpeó a los otros hasta la muerte, o el hombre

que me agarró y me sacudió con tanta fuerza, que dejó marcas de dedos en mí. Veo

al hombre que yo quería que fuera todo este tiempo.

—Gracias por no arruinar la oportunidad que te di —susurro. Nuestro

silencio se rompe por el sonido de un camión. Veo a Bernie detenerse al final del

callejón y salir. Se rasca la cabeza y mira a su alrededor.

—Él parece inocente para mí —murmuro.

Page 161: Born to fight-Tara Brown

Will asiente. Corro por las escaleras y por el callejón hasta el final del edificio.

Cuando llego al final del edificio, veo unos faros. Me congelo y me presiono a mí

misma contra de la ventana de cristal. Agito mi mano detrás de mí hacia Will. Él

hace lo mismo. Un camión se detiene detrás de Bernie.

—¡Bernard! —Se oye la voz de un hombre en la oscuridad.

Bernie se da vuelta y veo su rostro cambiar. Él se ve asustado, realmente

asustado.

—Richard, ¿qué pasa? —Bernie suena nervioso.

Mi corazón está intentado salirse de mi cuerpo y mis pulmones están con mi

estómago en la garganta.

Oigo pasos.

—¿Por qué estabas en el laboratorio tan tarde? Michael me envió a buscarte,

cuando se enteró de que estabas allí.

Bernie niega con la cabeza. —Mi amiga se enfermó. Pensé en tratar de

salvarla.

Un hombre con el pelo oscuro y la misma línea de ropa como el resto de

nosotros, se acerca a Bernie. Hay otros hombres con éste.

—¿Qué amiga?

Bernie niega con la cabeza. —Mi novia.

Las manos de Richard salen. —¿Está en la ciudad?

Bernie niega con la cabeza. —No, ella está en casa de un amigo. Vine aquí

para conseguir la cura para ella. Pensé que querías probarlo en personas puras, no

desperdiciarla con la basura fronteriza.

Richard se cruza de brazos. No puedo verlo por la luz de los camiones. Niega

con la cabeza. —Entiendo. ¿Por qué no la has traído aquí? ¿O a Spokane?

Bernie se cruza de brazos también, pero él parece que se está abrazando a sí

mismo. —Está enferma. No quise poner en riesgo a cualquier otra persona.

—¿Cuando fue mordida?

—Ayer.

Richard asiente. —Está bien. A Michael no le gusta la gente merodeando por

su laboratorio. Ya lo sabes.

Bernie asiente nerviosamente. —Lo sé. Lo siento, Richard.

Page 162: Born to fight-Tara Brown

—Los guardias dijeron que llevabas a algunos amigos contigo cuando

entraste.

Bernie se ve aturdido. Traga saliva y puedo decir que está mintiendo desde la

distancia en la que estoy. Se lame los labios. —Lo hice. Una enfermera y un médico

de una de las granjas reproductoras. Una de las más lejanas, donde ellos no van

mucho. Fue una de las que fueron destruidas. Se alojan en mi casa por unas pocas

semanas. Yo nunca estuve allí de todos modos.

—Sube a la camioneta, te llevarán hasta la chica.

Bernie titubea y luego camina hacia Richard y los hombres. —Ella está a un

largo camino.

—Está bien. Los chicos no han estado fuera de la ciudad por un tiempo.

Michael necesitará un informe sobre cómo están las cosas por ahí, de todos modos.

Bernie asiente una vez. —Está bien.

Richard lo mira. —¿Dónde está la cura?

Quiero golpearme a mí misma en la cabeza.

Bernie se detiene. Él no sabe qué hacer, ni qué decir.

Uno de los guardias le golpea contra el camión. —¿Por qué estás mintiendo?

Bernie niega con la cabeza. —Debo habérmela dejado en el laboratorio.

Tomo una respiración profunda y camino desde el callejón. Uno de los

guardias se vuelve y me mira.

Sonrío. —Buenas noches.

Él frunce el ceño. Los otros miran.

Saludo con la mano. —Hey, Bernard.

Él saluda, viéndose perdido.

Todos los hombres me miran mientras me acerco a ellos. —¿Qué está

pasando? —Pregunto a la ligera.

Richard frunce el ceño. —Esto no es de tu incumbencia.

Me aclaro la garganta. —Me estoy quedando con Bernard.

Él levanta una ceja. —¿Eres la enfermera que se está quedando con él? —Sus

ojos son de un color oscuro en la penumbra de los faros.

Trago saliva y asiento. —Lo soy.

Page 163: Born to fight-Tara Brown

—¿Cómo te llamas?

Entro en pánico tratando de recordar el nombre de la tarjeta. —Lainy

Swanson.

Él me mira por encima una vez. —Te ves joven. ¿Cuántos años tienes?

—Veintisiete.

Él arquea una ceja. —¿Y eres una enfermera?

Frunzo el ceño. —Lo soy.

— ¿Entonces vuestra institución fue atacada? ¿Por la vigilante?

Recuerdo que me llamaron así en la parte trasera de la camioneta, mientras

se jactaban del cuervo brillante. Asiento con la cabeza. —Lo fue.

Se cruza de brazos. —¿Cómo era ella?

Echo un vistazo a Bernie. Su rostro está enfermo del miedo. —Como yo —le

digo—. Ella era similar a mí. Delgada, a mediados de los veinte, con el pelo largo,

pero cruel. Realmente cruel. Ella disparó a los médicos en la cabeza delante de los

niños. Ella era horrible. —Trato de recordar la última que atacamos.

Él suspira. —¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no estás ayudando con las demás

instituciones?

Me froto mi vientre. —Estoy casada y estamos tratando de tener un bebé.

Mira mi estómago. —Ya veo. ¿Se te ha dado permiso?

Asiento con la cabeza una vez. Él mira a Bernie y asiente con la cabeza al

guardia. —Que se vaya. —Él me señala —. No vayas con él a ver a la chica enferma.

Algunas de las mutaciones no están al día con nuestras vacunas. Bernard no sabe

eso. Él no trabaja en los laboratorios. —Él se burla de Bernie y camina de vuelta a

su camioneta. Bernie camina hacia el camión. Le murmuro —Se te olvidó la cura en

el laboratorio.

Él me mira y asiente con la cabeza. —Vuelvo enseguida.

Amplío mis ojos y subo a la camioneta. Me tiemblan las manos. No miro hacia

atrás en el callejón. No sé qué hacer. Los camiones detrás de nosotros se van.

Un golpe en la ventana me asusta. Salto y miro para ver a Will. Él está

cubierto en sudor. Abro el camión y tiro de él hacia dentro. Pesa una tonelada y me

aplasta en el asiento trasero con él. Bernard regresa en cuestión de minutos. Él está

jadeando y sosteniendo otro cilindro.

Page 164: Born to fight-Tara Brown

—Jesús, eso fue brillante, Em.

Sostengo la cara de Will quemando sobre mi pecho. —Date prisa.

Gira el camión alrededor y conduce de regreso a su apartamento. Aparca y

nos quedamos en la oscuridad del lugar del estacionamiento. Will está temblando y

agitado.

—Em, me voy a morir.

Niego con la cabeza. —No, Bernard dijo que enfermarías, como si también te

estuvieras muriendo.

Él niega con la cabeza. —Nena, me estoy muriendo. Lo sé. Tengo un mal

presentimiento.

Niego con la cabeza. —Tuve esa sensación cuando estuve en Spokane y

vinisteis a por mí. Anna, Jake y tú. Me encontrasteis. Estoy aquí, vas a estar bien.

Todas las piezas de mi corazón se sienten como si estuvieran en el aire,

flotando. Y en cualquier momento fueran a caer todas a la vez, y tengo que intentar

atraparlas antes de que se rompan. Tengo una sensación de malestar de no poder

cogerlas todas.

Bernard vuelve dentro.

—Agachaos en el suelo.

Frunzo el ceño. —¿Qué?

—A Will, túmbale en el suelo y ponte encima de él. Ellos no me revisarán en

la salida, nunca lo hacen.

Empujo a Will en el suelo y me pongo la parte superior de él. Bernard nos

cubre con algo.

Susurro. —¿Te estoy aplastando?

Niega con la cabeza. —No.

Presiono mi oído contra su pecho y escucho los acelerados latidos de su

corazón. Se está muriendo, eso es lo que parece.

Bernard arranca y nos esconde. Siento ir el camión más lento en varias

ocasiones, haciendo que mi estómago se agite, pero él siempre conduce de nuevo.

No sé como de cerca estamos de los guardias y si vamos a ser detenidos. Verán a

Will y dispararán. Seré descubierta y arrastraré a mi papá o peor, de nuevo ire a

Spokane.

Page 165: Born to fight-Tara Brown

Estoy a punto de tirar la manta hacia atrás y atacar salvajemente a Bernie,

cuando siento que el camión se detiene por completo. Aguanto la respiración. Will

está desmayado.

Oigo voces apagadas y la risa nerviosa de Bernie. Él tendrá que trabajar

mejor en su calma interior.

El camión empieza a moverse cuando él grita. —Nos vemos en un par de

horas.

Él aprieta con fuerza el acelerador y Will y yo somos empujados hacia atrás

contra el asiento de un tirón.

La manta se aparta. —¿Está bien?

Niego con la cabeza. —No lo sé. Está durmiendo.

—Despiértalo.

Me siento y ceño fruncido. —Está enfermo. Déjale dormir.

Sacude la cabeza con violencia y conduce como un psicópata. —Va a estar

vomitando en unos diez minutos. Confía en mí. He pasado por esto.

Cierro los ojos y suspiro. Quiero estrangular a Bernie, pero no lo hago. Le doy

a Will una dura bofetada en toda la cara. Sus ojos se disparan abiertos. Se sienta

con fuerza y con rapidez, envolviendo sus enormes manos alrededor de mi

garganta. Rompo su agarre. Él me mira y jadea. —Em. Debo de haber tenido una

pesadilla. ¿Estás bien?

Me río. —No. Recuérdame que nunca te despierte abofeteándote de nuevo.

Él arruga la nariz. —¿Me diste una bofetada?

Yo me río. —Lo hice.

—¿Por qué?

Señalo hacia su vientre. —Está a punto de ponerse malo.

Él eructa. —Ya está malo.

Niego con la cabeza. —¡Peor!

Él hace una mueca.

Bernie detiene el camión cuando nos acercamos al punto donde dejamos a

Leo fuera. Yo silbo.

Se tropieza y tiene arcadas y me da una mirada mortal. —¿Qué hiciste?

Page 166: Born to fight-Tara Brown

Pongo mis manos en alto. —Bernie. No yo.

Bernie rueda los ojos. —Estás bien, princesa. Eso te durará unas pocas horas.

—Dice mientras mira alrededor — ¿Él puede quedarse con Leo, mientras nosotros

vamos a por Anna?

Asiento con la cabeza —Sí —y silbo una vez más.

Will alza una mano. —No. Ese maldito lobo me comerá. No.

Me río y silbo una vez más. Oigo algo romperse en el bosque y me giro para

ver su cara descuidada cuando salta desde el bosque. Me dejo caer sobre mis

rodillas. Él corre a mí alrededor, olfateando y comprobando. Él gruñe hacia Bernie

y a Will. Yo me río y dejo que me dé toques con la nariz un par de veces. Envuelve

sus patas a mí alrededor y me acaricia. Yo lo abrazo de regreso —Hey, chico. —

Digo rascando sus orejas —¿Te has divertido en el bosque?

Hace sus extraños ruidos y mordisque hacia mí. Me huele y estornuda. Yo me

río. Leo se gira y mira a Will, gruñendo de nuevo.

Agarro su melena. —No.

Él gruñe una vez y luego tose. Will se acerca a la orilla del camino y se sienta

en un tronco justo dentro del bosque.

Camino hacia Will y me arrodillo delante de él. —¿Estás bien?

Niega con la cabeza. —Estaré bien. Si no, puedes matar a Bern por mí ¿bien?

Me río y miro a Bernie que rueda los ojos de nuevo.

Le doy a Leo la mirada severa de cuando quiero que escuche mis órdenes, él

se encoge. Señalo a Will —Mantenlo a salvo. Yo regresare pronto, ¿bien? —Me

arrodillo de nuevo y me inclino sobre el pelaje de Leo —Me gusta. Por favor. —Me

pongo de pie y miro a ambos.

Leo gruñe.

Will parece que podría gruñir también.

Hago pucheros con mis manos en mis caderas. —Haced que funcione.

Leo mira a Will y levanta el labio. Will hace lo mismo. Yo aplaudo haciendo

que sus rostros se giren hacia mí,

—¡COMPORTAOS!

Ambos tienen la misma mirada.

Page 167: Born to fight-Tara Brown

Me doy vuelta y me dirijo de nuevo a la camioneta con Bernie. Él mira hacia

atrás. —Se lo va a comer.

Niego con la cabeza. —No, actúa así por mí.

Niega con la cabeza. —No. Em, él se va a comer a Will.

Miro hacia atrás y veo a Leo en su posición de ataque. Me río y me meto en el

camión. Grito. —¡Lo digo en serio!

Ambos me miran y luego Will pierde todo su desayuno en el suelo del bosque.

Leo salta, horrorizado.

Me río. —Él va a estar bien.

Bernie arranca la camioneta. —Demonios, ese es un gran lobo.

Page 168: Born to fight-Tara Brown

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Corremos dentro con la cura. Anna está completamente fuera de juego, en el

sillón. Star luce como si hubiera estado llorando y Jake luce enfermo.

— ¿Dónde está Will? —pregunta él.

Yo lo ignoro y separo el cilindro mientras Bernie le baja el brazo. Él saca una

mano. Le paso la gran aguja y él se la inyecta en el brazo. Se ve preocupado. Eso me

hace enfermar.

— ¿Cuánto ha estado así? —pregunta él y pone el dorso de su mano en su

frente.

Star se abraza a sí misma.

—Dos días.

Jake agarra mis brazos con más fuerza.

— ¿Dónde está Will?

Yo sacudo la cabeza, sacando un millón de cosas que estoy pensando que no

son buenas—. Está en el camino, vomitando. Está enfermo por la vacuna.

Jake frunce el ceño.

— ¿Lo dejaste?

Yo asiento.

— Está con Leo.

Jake me sacude ligeramente.

—Em, céntrate. ¿Está bien él?

Yo aparto la mirada del rostro sudoroso de Anna para mirarlo y asiento.

—Está bien. —Frunzo el ceño— ¿Tienes herida la garganta?

Traga y sacude la cabeza. —Estoy bien.

Bernie arquea una ceja. — La otra en el camión aún está bien.

Page 169: Born to fight-Tara Brown

Aprieto la mandíbula. — ¿Y qué si él no está enfermo?

Él sacude la cabeza. —No lo sé. ¿Quieres esperar a que se ponga enfermo?

Hago una mueca y lo proceso. Star salta y le agarra el brazo, volteándolo. —

¿Estás enfermo?

Él se aclara la garganta. — No.

Ella pone la mano en su frente y asiente. —Está enfermo.

—Mierda, —murmuro y corro de vuelta al camión. Agarro un paquete de

toallitas y el cilindro y corro de nuevo adentro.

Abro el paquete y le bajo el brazo. Le dedico una sonrisa. —Esto te va a

picar.

Él frunce su oscuro ceño, y mientras deslizo la aguja en su brazo, él brinca. Lo

inyecto lentamente como se nos enseñó en el campamento.

Noto la forma en que Star lo está agarrando y sonrío afectadamente. Sus ojos

vuelan atrás y adelante entre nosotras. El sonrojo en sus mejillas y la preocupación

en el rostro de ella, me hace sentir mejor con la decisión que he tomado.

Lo amo, pero no de la forma correcta. Quiero absorber y dejarlo seco de la

bondad que lleva dentro. Quiero que llene los espacios en mi interior, lime las

asperezas. ¿Pero qué va a conseguir él con el trato?

Una hosca, mala y cargosa que nunca hubiera aprendido cómo amarlo de la

forma en que él lo merece. Star por otro lado, es ligera y frívola... como él. Ella

encuentra diversión y paz, incluso aunque su vida ha sido dura.

Ella sonríe y bromea y usa shorts demasiado cortos de una forma inocente.

Creo que Marshall y los otros siempre la han visto como una especie de

chiste, justo como yo lo hacía. Pero viéndola como mi hermana, incluso como

media, estaba cambiando las cosas con respecto a ella... como si le estuviera dando

el beneficio de la duda.

Bernie se pone de pie y nos mira a todos.

— Esto no es bueno. —Él presiona sus labios juntos— ¿Cuántos años tiene

ella?

— Joven, no lo suficientemente mayor para esto. —dice Jake y se rasca el

punto donde he sacado la aguja.

Star lo besa mejor. Él parece incómodo con su afecto en frente de mí. Yo le

guiño. —Me alegro de que estuvieras con ella, chicos. ¿Estaba asustada?

Page 170: Born to fight-Tara Brown

Él niega con la cabeza. —Sabes que ella es como... tú, pero habladora.

Yo frunzo el ceño. —Soy mucho más habladora de lo que solía ser.

Mira a Bernie. — ¿Ella habló aunque sea una vez en el viaje?

Bernie se encoje de hombros. —Hizo un par de preguntas.

Jake se ríe. —Preguntas de la misión. Ella hace eso.

Yo suspiro y me agacho junto a Anna. — ¿Es demasiado tarde?

Bernie niega con la cabeza. —No lo sé. Es joven, siempre se echan atrás más

deprisa —Suena derrotado.

— ¿La llevas hasta la cama por mí? —le pido a Jake. Él asiente y la alza como

si no pesara nada.

Cuando la deja escaleras arriba, me acuesto a su lado y lo miro. —Estoy feliz

por ti.

Él frunce el ceño. — Solo deseo que tú...

Levanto una mano. — Estoy feliz por ti.

Él asiente. —Está bien —Sonríe y hace que todo sea mejor, solo un poco.

Yo aprieto su cabello. —Ella está tan enferma. Nunca los he visto cambiar

antes.

Él niega con la cabeza. —Es malo, creo —Él se sienta en la cama y pone el

rostro en las manos—. No sabía qué hacer. Ella sólo comenzó a tornarse soñolienta

y la dejé. Debí haberla mantenido despierta.

—No. Ella necesita dormir.

Él se pasa las manos por el cabello. —Mejor que esta cura funcione.

Yo gimo. —Sí, no me voy a imaginar las posibilidades si no funciona. No creo

que eso vaya a ser bueno para mí.

Bernie mete la cabeza. —Estoy llenando el tanque y nos vamos a la ciudad a

primera hora mañana. Es su mejor apuesta y no podemos dejar a Will en los

bosques más de un día. No tiene nada.

Yo frunzo el ceño.

— ¿Estás seguro de llevarla a la ciudad?

Él asiente.

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— Ella tiene la cura. El virus no puede ser transmitido a nadie una vez que la

cura está en el sistema. Aún puede herirla si ha hecho suficiente daño.

—Está bien.

Le asiente a Jake. —Tú y Star pueden quedarse aquí. No vas a enfermarte y

ella es inmune. Estarás bien aquí. Mi almacén está lleno de comida. Como para un

año o dos. Así que si ocurre algo, Star sabe qué hacer. Ella sabe dónde está la

comida y los lugares para esconderse.

Siento una pesadez enfermiza en mi pecho. Bernie se va y Jake sacude la

cabeza. — No puedes llevarla a la ciudad. Acabará en una granja reproductora.

Yo niego con la cabeza. — Tendrá suerte si vive lo suficiente para eso.

Sus manos agarran las mías y las cubren. — No te vayas.

Siento que lágrimas caen por mis mejillas; no sé por qué. No las aparto. Si las

considero, las verá y sabrá que estoy llorando. Yo solo bajo la mirada a nuestras

manos y espero que se vaya el pesado sentimiento en mi pecho.

— Hemos sido muy afortunados, ¿sabes? —murmuro yo.

Él aprieta. — No realmente.

Yo me rio y levanto la mirada. Él ve las lágrimas y justo como haría Leo, me

echa hacia él y me aprieta. Lo pierdo. Sollozo. —Will está en el b-b-bosque con Leo

y Anna está e-e-enferma y todo es mi c-c-culpa. Tengo que ir y m-m-matar a mi

papá. Estábamos todos en la cabaña. Todos estábamos a s-s-salvo allí. Yo n-nunca

ll-ll-llegué a m-m-matarlo. Yo nun-nunca lo he v-visto siquiera.

Él acaricia mi cabeza, suavemente. — ¿Qué tan válido es ese pensamientos?

Estábamos a salvo. Nadie más lo estaba. Meg, Sarah, y Anna merecen vivir en un

mundo en el que no tengan que preocuparse por las granjas reproductoras y

hombres aterradores. El mundo está jodido y merece otra oportunidad. Todos nos

la merecemos. No es justo que gente como tu padre haya arruinado el mundo así.

—Él me echa hacia atrás y me seca las lágrimas— Tenías razón. Este es el camino

correcto. Anna estará bien. Lo sé.

Yo sorbo por la nariz y sacudo la cabeza. —Si cualquiera de vosotros nos

estuviera poniendo en este tipo de riesgo, os mataría.

Él se ríe.

—Lo sé. Pero estás loca.

Yo bufo y me seco los ojos. Me echo hacia atrás cerca de Anna y me acurruco

cerca de ella. — ¿Cómo te sientes? —le pregunto.

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Él se encoge de hombros. —Enfermo, como un resfriado. No me he sentido

así desde la última vez que dormimos juntos.

Yo abrazo el cuerpo ardiente de Anna y cierro los ojos. — ¿Puedes quedarte?

Lo siento ajustarse en la cama. —Sip. —Abro un ojo y lo veo acostándose

junto a nosotras. Pone la mano sobre la de ella y aprieta. Cierro el ojo y trato de

imaginarme cómo hubiera sido si nos hubiéramos quedado en las malditas

montañas, en la cabaña. Odio que los arrastrara por la maldita colina por mi propia

venganza.

Caigo dormida, amarga y molesta.

Me despierto al moverse la cama. Abro los ojos para verla mirándome. Salto

atrás, preparada para que ella intente comerme. Ella sonríe. Sus labios están

pálidos y sus ojos inyectados en sangre ya no están lechosos.

—Em, —su voz es ronca, como si apenas estuviese allí. Jake se ha ido.

Las lágrimas caen de mis ojos. Salto sobre ella, apretándola fuerte contra mí.

— Lo siento.

Ella sacude la cabeza. — Soy una idiota.

La aparto. — ¿Tu voz?

Ella asiente. —Mi garganta aún duele. No creo que vaya a mejorar nunca.

Toso un montón de sangre.

El ronco sonido de su voz me hace querer aclararme la garganta. Levanto una

mano. —No hables.

Ella sonríe. Yo le beso la frente pegajosa. Ella me dedica una mirada.

Yo frunzo el ceño. — ¿Qué?

Ella mira alrededor y susurra. — Star y Jake.

Yo asiento y sonrío. — Lo sé.

Ella sonríe. — ¿Estás bien?

Mis mejillas se sonrojan. —Sí. —Estoy respondiéndole en susurros por

alguna razón.

— ¿Dónde está Will?

Me muerdo el labio. No quiero contarle, pero debo hacerlo.

Page 173: Born to fight-Tara Brown

—Lo dejé con Leo.

Ella frunce la nariz. —Rayos.

Yo asiento. —Sí. No tenía elección. Estaba vomitando por todas partes y

súper enfermo, así que lo dejamos en el bosque con Leo para que lo vigile. Vinimos

aquí para darte la cura.

Sus ojos se agrandan. — ¿Está enfermo?

Yo niego con la cabeza. — Por la vacuna. No está enfermo.

Ella se ve preocupada. — ¿Jake?

—Está bien. También tomó la cura. Se estaba enfermando.

Su mirada preocupada no se va. Ella susurra. — Esto es mi culpa. Quería

actuar valiente enfrente de Bernie. Quería que él pensara que era fuerte como tú.

Traté de luchar contra ellos, pero vinieron demasiados.

Yo pongo los ojos en blanco. — No soy fuerte o valiente... soy una idiota.

Lágrimas, con un matiz rosado, caen de sus ojos, dejando rastros rosados en

sus mejillas. Yo le acaricio el cabello negro.

—Hey, yo también soy una mutante. Tú eres más inteligente que yo. Podría

haberle pasado a cualquiera.

Ella niega con la cabeza. — Creo que me gusta.

Yo sonrío. —Tiene como veintinueve o alguna mierda así.

Ella se ríe y hace un sonido como los infectados. Un sonido rasposo. Mi

corazón está literalmente saliéndose de mi pecho. No va a lograrlo. Lo sé.

Soy inútil para ella. Así que me quedo allí y la miro a los ojos. El azul es tan

brillante, comparado con el rosado inyectado en sangre del blanco.

Ella sonríe.

— Me gusta porque es inteligente y se preocupa por cosas que no hemos

tenido en un largo tiempo. Es como Jake. Puede recordar el sabor de la

hamburguesa que comió cuando tenía quince. Puede recordar el olor en el viento

cuando estaba en la playa.

Sonrío a través de las lágrimas.

— Protector solar.

Ella sonríe de alegría.

Page 174: Born to fight-Tara Brown

— Exactamente lo que dijo él. Podías oler el sol en la loción. Era verano y

paletas y hierba y quedarse despierto hasta tarde. Él recuerda esas cosas y me

gusta eso.

Yo señalo. — Es demasiado mayor para ti.

Ella se encoge de hombros. — Yo soy demasiado mayor para mí.

Yo sorbo por la nariz y asiento. —Lo eres. Eres mayor que tus dos hermanos.

Se ríe con el sonido chirriante de nuevo y cierra los ojos. Entro en pánico

cuando lo hace, pero veo su pecho subiendo y bajando en esforzadas

respiraciones.

El cuarto se torna oscuro. Mantengo la mano en su estómago y me mantengo

despierta. Bernie entra y se sienta en la silla junto a la cama. Él se estira y agarra

una mano para sostenerla.

—No le queda garganta y tiene lágrimas rosadas —susurro.

Él susurra en respuesta. —La llevaremos a la ciudad. Tu papá tiene

soluciones para las cosas. Lo he visto traerlos de vuelta desde más lejos que esto.

Yo frunzo el ceño. — ¿Exigirá mucho?

—La verdad es que sí.

Yo sacudo la cabeza. —No me importa. Ella lo vale.

Él suspira. —Es una chica increíble. Es tan fuerte y loca. Debería haberla

protegido. Debería haber luchado con ella y no lo hice. Traté de hacer que huyera.

No lo hizo. Leo la salvó y yo me oculté.

Quiero culparlo pero no puedo. Sé a dónde pertenece la culpa.

— Esto es mi culpa.

El sol se alza mientras hablamos. El cuarto se llena con luz rosada, como las

lágrimas que ella derramó.

Veo su rostro y suspiro. —Deberíamos ponernos en camino.

Él se pone de pie y la alza. Ella aún duerme, acurrucándose en sus brazos. Lo

sigo fuera del cuarto. Cuando llegamos escaleras abajo, encontramos a Jake y a Star

durmiendo en el sofá, abrazados.

Bernie me mira. —Le dije a Star que podíamos volver a por ellos en una

semana, o no hacerlo nunca.

Page 175: Born to fight-Tara Brown

Mi aliento queda atrapado en mi pecho, como si estuviera atrapado en un

sollozo. El rostro dormido de Jake es hermoso, como lo es el de ella. Quiero que

vengan. No quiero dejarlos atrás.

— ¿Y qué pasa si vienen los malos? —pregunto yo.

Él me mira de nuevo.

—Tengo búnkers, donde está guardada la comida. Nunca lo encontrarían,

podrías quemar la casa hasta los cimientos y no encontrarlo.

Dejamos la casa hacia el camión. —Es bueno saberlo.

El viaje es silencioso. Nunca lo hubiera notado antes, pero ahora que Jake me

había dicho algo al respecto, lo hago. Aún soy fría de muchas maneras. Aún no

hablo sin razón y eso nunca me ha molestado antes.

Miro a Anna en el asiento trasero; está durmiendo pacíficamente. Su piel

tiene el color normal de nuevo, no tan pálido.

—Creo que está mejorando —murmuro yo.

Él me mira. —Aún necesita ayuda médica.

Asiento. —Lo sé.

Él golpea con los dedos en el volante. — Tú y Will... están... Umm... ¿juntos?

Yo frunzo el ceño y asiento de nuevo. — Y Jake y Star están obviamente

juntos. ¿Anna esta...?

Lo veo mirar a Anna en el espejo retrovisor y siento que mi interior se

retuerce. — Tiene diecisiete.

Él se ve sorprendido. — ¿Nada más?

Me muerdo el labio para detenerme de decir algo que sería malo.

Él suspira. —Supuse que tenía veinte.

Yo me lamo los labios. — ¿Te gusta?

Él asiente. —Sí. La admiro, pero es una niña.

Yo frunzo el ceño. — ¿No querrías estar con ella?

Él tose. —Si fuera un par de años mayor, a lo mejor. No soy un pervertido.

Una sonrisa se abre paso en mis labios. — Me agradas, Bernie.

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Él se encoge de hombros. —Está bien. Gracias —Él detiene el camión

mientras nos acercamos al punto de Will en el bosque.

Abro la puerta y silbo. Leo viene corriendo rápido y luego de vuelta al bosque.

Sé lo que significa eso. Miro atrás.

— ¿Tienes armas?

Él sonríe y sale. Abre la puerta trasera y alza el suelo. Me pasa un arma de

acero brillante. Casi oigo cantar ángeles cuando me la pasa. Le veo tomar una y

frunzo el ceño.

— ¿Qué tan bueno eres?

Él se encoge de hombros. — Soy bueno.

Saco mi mano. Él hace una cara, pero le arqueo una ceja. —Will posiblemente

está herido. Soy mejor que buena. Vete si debes hacerlo, solo mantenla a salvo.

Él se resigna y me pasa el arma. Me vuelvo y sigo a Leo al bosque.

Oigo a las aves y los insectos. Todo se está moviendo, como debería.

Corremos por sobre troncos caídos y arbustos y de pronto se detienen los ruidos.

Frenando mi paso, puedo oír respiraciones aceleradas. Me muevo y alzo las armas.

Oigo un poderoso quejido y cierro los ojos. Se ha convertido. La vacuna nunca

lo ayudó, en su lugar ahora está enfermo. Enfermo.

Leo pisotea el lugar donde estoy parada. Él se queja. Yo sonrío.

— Lo siento, compañero.

Él ladea la cabeza justo mientras yo me deslizo contra un árbol y siento que

algo aterriza en mi hombro. Miro mientras baba cae de un arbusto. Me muevo

fuera del camino, para descubrir un montón de baba en el suelo. Will está en el

árbol, subido en él. La baba es su vómito.

Él se ve mal, pero se las arregla para señalar. Me vuelvo a tiempo para verlo.

Disparo. El arma retrocede en mi mano, causando que falle. Disparo una segunda

vez, tirando al hombre infectado al suelo.

Levanto la mirada para ver a Will en el árbol y sacudo la cabeza.

— ¿No eres uno de ellos?

Él se ríe. —Voy a matarte a ti a Bern cuando salga de este árbol, Em. Matarte.

Eso responde todo. Miro alrededor del bosque y noto cuántos son.

Page 177: Born to fight-Tara Brown

—Oh, mierda — murmuro yo. El bosque está lleno. Estoy rodeada. Trago y

bajo la mirada a Leo—. Quédate abajo.

Él se agacha y gruñe. Asiento y él salta. Derriba al primero, le disparo a los

que vienen por él. Oigo algo detrás de mí. Un hombre alto con lágrimas sangrientas,

y un chirrido que podría hacer a mis oídos sangrar como los suyos lo hacen,

retumba ante mí. Le disparo entre los ojos y luego a un hombre peludo detrás de él.

Leo gime. Le disparo al que lo tiene en el suelo. Corro más cerca y le disparo al que

le está agarrando las patas traseras. Él gruñe, derribando a una mujer.

— ¡Detrás de ti, Em!

Miro a donde está gritando Will y disparo casi a ciegas. La mujer cae al suelo

y le disparo al que está detrás de ella. Una niña pequeña se apresura hacia mí con

sangre cayendo por sus labios. Ella suelta espuma amarilla. No me gusta matar a

los pequeños. Disparo y miro a Leo. Él derriba un hombre al arrancarle la cabeza

de un mordisco. El crujiente sonido blando es asqueroso.

No tengo el segundo para centrarme en ello. Le disparo a una que se me

acerca, salta un tronco caído, y le doy en medio del salto. Ella cae, rompiendo el

viejo tronco debajo de ella. Quedan siete más. Le disparo a cinco mientras Leo

toma a los otros dos. Sin temer que ellos me toquen, muerdan o infecten, cambio la

forma de luchar contra ellos. Debería haber corrido después de derribar a los que

estaban más cerca.

Levanto la mirada a Will y me acerco. — ¿Toda la noche?

Él asiente y vomita de nuevo.

—Anna está enferma, — digo y lo dejo allí para que lidie con su asunto que

llena todo el bosque. No es una maravilla, en realidad, que tantos hayan venido.

Él se detiene y levanta la mirada. — ¿Consiguió la cura?— tose él.

Yo asiento. — Sin embargo, no estoy segura de si funcionó. Jake también la

consiguió, pero le dimos la cura. Él no estaba tan grave… ella tenía la fiebre.

Él cierra los ojos y respira hondamente. Miro a Leo, que se está comiendo a

uno de ellos. Yo sonrío. Pero él hace esa cara de lobo hambriento y la mastica. Yo

me encojo de hombros. — Viajarás en la parte de atrás del camión.

Will tropieza mientras baja. Se para de forma inestable uniendo los labios. Él

señala. — Nunca he estado tan enfermo en toda mi vida.

— Apestas.

Él asiente. — Lo sé, cariño.

Page 178: Born to fight-Tara Brown

Pone su enorme brazo sobre mi hombro y comienza la caminata fuera del

bosque. — Están comenzando a hacer manadas como los animales. — Miro a los

muertos

— Sí, es raro. Seis o siete antes eran muchos. Ahora puedes encontrar diez o

veinte juntos. — murmura él y tropieza.

— Estás frío ahora. La fiebre se ha ido.

Él asiente y escupe en el suelo.

— Gracias a Dios.

Leo nos alcanza y se restriega contra Will. Yo sonrío y camino hacia el

camión.

Bernie aún está allí. Está sosteniendo un arma, como sacudiéndola, mientras

está de pie allí.

— ¿Qué demonios? —me grita él.

Yo sacudo la cabeza. — Infectados. Lo trataron como a una presa huyendo de

los lobos.

Él mira alrededor. — ¿Se han ido?

— Sip.

Él toma a Will por mí. Estiro el brazo y el hombro. Pesa una tonelada. Bajo la

mirada a Leo. — Tú regresas a la casa.

Él se queja. Yo caigo sobre una rodilla y le sonrío a la expresión quejosa de su

hocico.

—Jake te necesita. — Él sacude la cabeza y se vuelve y corre al bosque.—

¡Eres un mocoso malcriado! —le grito.

Suspiro y me subo al camión. Will se sienta en el asiento trasero luciendo

como si pudiera morir en cualquier segundo. Anna está dormida sobre su regazo.

Bernie me dedica una mirada. — ¿Pensé que habías dicho que eras buena

tiradora?

Lo miro. — Lo soy.

Él arquea una ceja. — Disparaste como dieciséis veces.

Yo parpadeo hacia él. — Solo fallé una vez.

Su mandíbula cae. — ¿Eran tantos?

Page 179: Born to fight-Tara Brown

Yo sacudo la cabeza. — Leo mato a su parte.

Él se mueve atrás un poco, alzando ambas cejas. —Oh. — Él arranca el

camión y conduce en silencio.

Llegamos al puesto de guardia. Guardo las armas que no voy devolver y saco

mi tarjeta de identificación. El guardia me da una mirada. Es un tipo diferente. Luce

más dulce que el primer tipo.

— ¿Cómo va, Bern? —Se conocen.

Bernie asiente. —Todo bien, Dan. Tengo un par de enfermos. Tomaron la

vacuna.

Él hace una cara y mira sobre mi tarjeta de identificación.

— Yo odié esa estúpida vacuna. Estuve enfermo por una semana.

Will gime. Berni pasa la tarjeta de identificación de Will. El guarda no mueve

una pestaña por el hecho de que Anna no tenga una.

— La estoy trayendo para Michael. No se está poniendo tan caliente con ella

— dice Bernie como si hubiera hecho esto antes.

El guarda asiente. —Sigan. Ellos solo deben asegurarse de que el virus no está

vivo. Tómalo con calma, Bern.

—Lo haré, tú también, Dan —Bernie pone en marcha el camión y avanza

lentamente al siguiente puesto de guardia. Todos damos una muestra de saliva en

un palo y se nos indica que sigamos adelante.

— ¿No hay virus vivo? —pregunta Bernie.

El tipo sacude la cabeza. —Nop.

Bernie sonríe y sigue conduciendo. No vamos a su casa. Nos detenemos frente

a un edificio que se ve brillante y lindo. Una señora está caminando en ropas de

lino. Ella mira en nuestra dirección, probablemente preguntándose sobre el

camión.

— ¿Puedes llevar el camino de vuelta a mi apartamento? — pregunta él.

Yo miro alrededor y niego con la cabeza. —No.

Él suspira. — ¿Will?

—Sí, —croa él desde el asiento trasero.

Bernie sale y abre la puerta trasera. Él la saca en brazos.

Page 180: Born to fight-Tara Brown

—La voy a llevar dentro. Vayan a esconderse a mi casa. Si oyen algo, hay un

punto en el baño donde se abren las puertas. Estarán bien allí abajo por un par de

días.

Will asiente, pero en todo en lo que puedo pensar es en que él va a ver a mi

papá. Se siente raro para mí que el hombre en el edificio que va a ayudar a Anna

sea mi verdadero padre. El tío al que nunca conocí.

Will entra y conduce mientras Bernie desliza su tarjeta y entra al edificio

brillante.

Mi estómago está en mi garganta.

— Deberíamos regresar.

Él me ignora y conduce. No creo que esté lo suficientemente bien como para

conducir. Toma más tiempo que el que le llevó a Bernie, pero lo encuentra.

Cuando aparca el camión me mira en la oscuridad.

— Tienes que guardar la calma, ¿está bien?

Noto que mi respiración es un poco intensa. Trago y asiento.

— Está bien.

Él sale torpemente, casi cayéndose al suelo. Me apresuro por el lado del

camión, metiendo mis armas en la parte trasera de mi pantalón. Lo ayudo a

ponerse de pie y abro la puerta trasera. Levanto el suelo y agarro la armadura del

pequeño espacio y el arma. Él toma el arma y camina casualmente. Si alguien ve la

cantidad de armas de fuego que tenemos, estamos muertos.

Él usa la llave y abre la puerta. Entramos al salón recibidor, ambos buscando

gente. Alcanza la puerta y la abre rápido. Nos metemos dentro apresuradamente y

la cerramos, con seguro. Ambos nos apoyamos contra la puerta cerrada, jadeando.

—Voy a tomar una ducha, —murmura él y se aleja.

Tomo unas bocanadas profundas y asiento. Recargo las armas y lleno los

cargadores vacíos.

Me siento como si estuviera teniendo un ataque al corazón. También necesito

una ducha.

Page 181: Born to fight-Tara Brown

TTrraadduucciiddoo ppoorr kkrriissppiippee CCoorrrreeggiiddoo ppoorr AArrmmoonnííaa&&ppaazz

Seis días pasan en silencio. No hablamos, sobre todo porque ninguno de

nosotros lo necesita. No nos besamos ni nos tocamos. Caminamos de un lado al

otro, tomamos turnos para cocinar y dormir. Las paredes se deslizan lentamente

en mí y creo que nos estamos evitando.

Mi corazón duele.

Él me pasa un pan rancio. Lo devoro como si fuera uno de los infectados.

Mastico y trago e ignoro todo lo relacionado con ello.

Me agacho y ligeramente toco el arma en la parte de atrás de mis pantalones.

El sol se pone y sacudo mi cabeza, Tengo que verlo.

Él se vuelve y coge la escopeta de la pared en la que está descansando, Si.

¿Cómo te sientes?

Se encoge de hombros, Normal.

Coge las llaves, pero yo me detengo, Estamos caminando.

Asiente, Lo sé, pero tenemos que cerrar este lugar y quiero ser capaz de

volver a entrar.

Suspiro y lo acompaño hasta la puerta, Si no podemos encontrarlos, me voy

de aquí. No quiero volver nunca.

Will agarra mi mano, ¿Qué hay de tu padre?

Sacudo mi cabeza, Soy una idiota. Este fue un estúpido plan infantil. Tenías

razón, debería haber formado un plan adecuado, haber dejado a Jake y Anna en la

colina.

Sus ojos se estrechan, Esto no es tu culpa.

Me encojo de hombros, Eso no importa ahora.

Se inclina y me besa. Es el primer beso desde el día que tuvimos sexo. Hace

que mi vientre se caliente. Él acaricia suavemente sus labios contra los míos y

chupa mi labio inferior. Se aleja sonriendo, Importa. No puedes tomar ese tipo

Page 182: Born to fight-Tara Brown

de culpa. No has hecho nada para merecerlo. Querías detener la injusticia. Nadie ve

eso como un error.

Camino por la puerta, mirando en ambas direcciones, Pasé tanto tiempo

sin preocuparme de nada, y de nadie, juro que no sé cómo hacer algo un poco. Y

parece que no puedo preocuparme sólo por la gente con nosotros.

Él ríe, Aún matas muy fácilmente.

Miro hacia atrás en lo que hacemos nuestro camino al aparcamiento, Esas

personas eligieron el lado equivocado. Optaron por estar en el lado de los

verdugos. Es como dijo Anna, probablemente tienen familias y seres queridos, pero

hicieron la elección equivocada. Eso es todo lo que veo.

Él abre las puertas al aparcamiento. Un hombre camina hacia nosotros. Me

sonríe. Sonrío de vuelta. Will sostiene la puerta para él, sosteniendo la escopeta en

su espalda en un ángulo extraño.

Me doy la vuelta también, ocultando las armas en la parte posterior de mis

pantalones. Él frunce el ceño y se apresura al interior.

Cerramos la puerta y corremos al camión.

Nos ocultamos junto a él por un minuto, sin hablar, pero claramente

pensando lo mismo. Segundos más tarde, un hombre sale con una pistola y una

linterna. Mira a su alrededor y habla en una radio como en los viejos programas.

Miro a Will. Su mandíbula se aprieta.

¿Deberíamos volver a atrás y escondernos?—Pregunto, nunca imaginando

que esas palabras salieran de mis labios.

Él afila sus ojos, No. Vamos a esperar, se irán pronto.

Miro alrededor, ¿Crees que hay cámaras que graban, como en los viejos

tiempos?

Él sonríe, No. Demasiado consumo de energía . Besa mi mejilla, Eres

linda.

Frunzo el ceño. No sé por qué dice eso, pero la forma en que lo hace me

molesta.

El hombre se va y Will se pone de pie, pero agarro su mano, Espera.

Él frunce el ceño, Deja de ser tan paranoica.

Sacudo mi cabeza, Siempre espero. Un minuto más.

Page 183: Born to fight-Tara Brown

Se agacha de nuevo mientras un camión viene por la rampa y las unidades

pasan junto a nosotros con una linterna iluminando todo. Estamos en la parte

delantera de la camioneta estacionada, bien escondidos. Él me mira, ¿Eso pasa

siempre?

Sacudo mi cabeza, No, pero he aprendido que cada vez que sientes que no

es seguro, no lo es.

Esperamos y salimos después de unos minutos. Corremos tan

silenciosamente como es posible a la calle. Está oscuro, así que nos metemos a

través de callejones y espero que nadie vea su escopeta.

¿Puedes encontrar el edificio?—Pregunto.

Asiente, examinando el área, Sí.

No suena seguro, pero se deshace de la escopeta detrás de uno de los muchos

jardines que vemos en los callejones. Agarra mi mano y tira de mí a través de la

carretera. Caminamos casualmente, rígidos. Mi camisa es lo suficientemente ancha

para ocultar un arma, pero le doy la otra. Él la guarda de la manera en la que está la

mía.

Mi piel está húmeda de los nervios y el miedo.

Odio estar aquí , susurro.

Sonríe, Yo también.

Nuestras manos se rozan una contra la otra y palabras salen disparadas de mi

boca, ¿Por qué no me has tocado en toda la semana, mientras nos hemos estado

escondiendo aquí?

Mira abajo hacia mí, Me sentí vulgar. No quería que tú te sintieras así

también.

Sonrío.

Él me mira confundido pero yo sonrío. Estaba siendo considerado.

¿Pensaste que conseguí lo que quería, así que no lo quería más?—Pregunta.

Mi sonrisa se desvanece y siento la horrible sensación en mi estómago tiene

sentido. Me detengo y miro hacia él, de repente estoy enojada. Pensé eso. Estaba

tan preocupada, nunca me di cuenta de lo que era. Miro hacia él, Sí.

Sacude su cabeza, Emma, nunca me voy a cansar de ti. Ninguna cantidad de

tiempo o amor dado, será suficiente. Me siento como un pozo sin fondo cuando

estoy contigo. Sólo quiero más y más.

Page 184: Born to fight-Tara Brown

Frunzo el ceño, ¿Y si es porque no soy suficiente?

Él ríe, No, es porque eres adictiva, y rara, y no puedo poner mi dedo en

cualquier cosa que piensas, sientes o haces. Quiero resolverte y descubrirte, y no

creo que una vida sea incluso suficiente.

Asiento, Está bien . Empiezo a caminar de nuevo.

Tienes que decirme lo que es esa mirada , suspira.

Lo miro y sacudo mi cabeza, No lo sé. No puedo evitar preguntarme si las

chicas normales son fáciles de descubrir, y divertidas para estar y la razón por la

que estoy confundida es porque soy una mutante.

Él ahoga una risa, ¿Mutante?

Asiento, El doctor dijo que tengo sangre mutante.

Él ríe de nuevo, Oh Dios mío . Agarra mi mano y la besa, Vas a hacer

que nos maten. Tranquilízate. Probablemente él dijo mutada.

Ruedo los ojos y tiro mi mano libre. Yo no me tranquilizo.

Me da un codazo, Me gusta eso de ti.

¿En serio?

Él sonríe, Por supuesto. Nunca quiero que cambies. Me gusta la loca chica

luchadora que eres. No me gusta cuando atacas salvajemente a la gente, o haces

malas elecciones y pones tu vida en peligro, y me asustas. Pero me gusta que nunca

eres aburrida y nunca sé lo que está pasando en ese cerebro tuyo.

Me encojo de hombros, Probablemente mucho menos de lo que piensas.

Rodeamos una esquina y él señala, Es ahí.

Me siento mal de nuevo. Las personas son pocas y distantes entre sí.

Saco la tarjeta que Bernie hizo de la que yo había robado y la paso. Funciona.

Miro hacia Will.

Él sacude su cabeza, Se siente como una trampa.

Eso, o son sólo las personas más hastiadas de la tierra.

Se ríe y sostiene la puerta. Entramos y al instante las luces hacen lo que

estaban haciendo en el otro edificio. Me quejo, Odio estas luces.

Yo también. Hace que sea difícil enfocar.

Page 185: Born to fight-Tara Brown

Miro atrás hacia él, Tal vez ese es el plan.

Entramos en una zona de recepción. Un hombre sale de una puerta y sonríe,

¿Puedo ayudaros?

Sostengo mi tarjeta de identificación, Estamos buscando a un amigo

nuestro, Bernard.

Él asiente y mira a su alrededor, Bernie. Por supuesto.

Veo una mirada en sus ojos y le doy un puñetazo. Su cabeza se mueve

bruscamente hacia atrás. Will lo agarra y lo estrangula. Él se desmaya. Will lo lleva

a una habitación y abre la puerta, lo coloca dentro.

Mierda , murmuro.

Yup.

Entramos en la puerta, asomando la cabeza. Es un laboratorio, pero ninguna

de las luces está encendida. Nadie está aquí…si lo están, no se están moviendo. Will

abre otra puerta, Escaleras.

Subimos al siguiente piso, comprobando las luces hasta llegar a la quinta

planta. Luces a lo lejos en la esquina trasera de la enorme planta abierta, detienen

nuestras pisadas.

¿Puedo ayudaros?—Pregunta un hombre.

Giro, balanceando mi arma duro y lo golpeo. Will lo agarra, rompiendo su

cuello. Él hace una mueca.

Me encojo de hombros, Lado equivocado.

Sus ojos destellan, pero arrastra el cuerpo dentro y lo esconde debajo de un

escritorio. Nos agachamos y nos arrastramos a través de los escritorios y estantes,

no es que importe. Las luces se encienden sobre nosotros mientas caminamos.

Cuando más nos acercamos menos vemos sobre la parte superior de los muebles.

Me escapo a un rincón y echo un vistazo. Un hombre está leyendo y trabajando en

un escritorio. Él está escribiendo algo, pero no podemos ver su rostro. No mira

hacia las luces moviéndose en el techo.

Frunzo el ceño, ¿Es eso una computadora?

Will asiente, Parece una.

Me levanto y guardo mi arma de nuevo. Will deshace un botón de mi camisa.

Le golpeo, pero él pone un dedo en sus labios, Confía en mí. Actúa tonta y

Page 186: Born to fight-Tara Brown

cansada de trabajar todo el día. Ellos no nos están esperando. Ni siquiera pestañeó

hacia nosotros caminando y haciendo que las luces se encendieran.

Trago y sacudo mi cabeza. Él agarra mi cara, besándome duro. Cuando me

deja me tropiezo hacia atrás fuera del escondite. Sonrío al hombre que me mira.

Hola, digo. Mis labios están todavía brillantes del beso.

Él sonríe, ¿Estás lista para la noche?

Asiento, Lo estoy. Estoy muerta.

Se sienta de nuevo, cruzando los brazos y sonriendo. ¿En qué sección

trabajas?

Señalo hacia atrás a las otras mesas, Trabajo un piso arriba. Estaba bajando

y vi las luces. No quería caminar a casa sola. Pensaba que podría ver…¿si te ibas

pronto?

Él se levanta de la silla y cierra su computadora. Es una plegable como la que

tenía la abuela.

Estaba a punto de salir, sus ojos se asientan en mi pecho. Siento la bilis

subir. No puedo hacerlo. No puedo dejar que me coma con los ojos. Siento pánico y

escucho el lagrimeo. Me digo que es sólo un hombre. Me seco las manos en mis

pantalones y sonrío.

Él se aleja del escritorio, Estoy cansado de todos modos. ¿Cómo te llamas?

Asiento, Lainy.

Él sonríe, ¿Qué haces?

Enfermera.

Él frunce un ceño, ¿En este edificio?

Asiento, Estoy aquí para entregar cosas a las granjas . No tengo idea de lo

que estoy diciendo.

Él suspira, Ya veo. Su rostro parece gracioso cuando digo la palabra

granjas.

¿Cómo están las cosas allí?—Su mirada busca la mía.

Sacudo mi cabeza, La vigilante mató un montón de gente.

Una sonrisa juega en los labios del hombre. Will se cuela por detrás y lo

agarra por el cuello, pero yo levanto mis manos, ¡Alto!

Page 187: Born to fight-Tara Brown

Will lo sostiene firmemente mientras él lucha. Él no es nada en comparación

con Will.

Tengo una sensación sobre él y pregunto, ¿Eres un rebelde?

Sus ojos destellan.

Decido ir con esto. Le podemos matar si es necesario. Suspiro y digo, Soy la

vigilante.

Él araña los brazos de Will, lo libera y me da una mirada.

Me mira fijamente, Soy amigo de Marshall.

Ruedo los ojos, Bueno, él es un bastardo, así que eso no es una buena cosa.

Él hombre levanta una mano. No he hablado con él en meses. Lo último que

oí, un vigilante de sus campos estaba derribando esas repugnantes granjas.

Él se gira y se enfrenta a Will y ambos se ríen y se abrazan. No entiendo.

Al, ¿qué demonios? ¿Cómo llegaste aquí?

El hombre sacude su cabeza, Es la mejor manera de sabotear, desde el

interior.

¿Os conocéis?—Pregunto.

Ellos asienten juntos, Allan aquí solía trabajar para la granja en la que yo

estaba.

Al le dio una palmada en la espalda, Él fue, de lejos, el peor preso, de todos

los tiempos.

El rostro de Will se pone serio, Mi hermana está aquí en algún lugar con

Bernie.

Allan hace una mueca, Bernie, ¿ese pedazo de mierda? Oh Dios.

Mi estómago se hunde.

Al se aleja de nosotros a la puerta, Dos pisos arriba. Necesitáis armas.

Saco mi arma. Él me mira, ¿De verdad eres el vigilante?

Asiento, Supongo. Me llaman así.

¿La chica Fénix?

Page 188: Born to fight-Tara Brown

Frunzo el ceño, No. Ese cuervo brillante no es para mí. Sólo quiero

detenerlos. No digo sobre mi papá pero Will lo hace.

Michael es su padre.

Al se estremece, Oh. Lo siento.

Frunzo el ceño, ¿Por qué?

Él sacude la cabeza, Tu padre es un hombre muy malo. ¿Fue siempre malo?

Me encojo de hombros, Creo que sí. Mi madre huyó conmigo cuando yo era

pequeña. Miento y echo una mirada a Will. No conozco a este hombre. No quiero

que sepa que soy un bebé Gen.

Will sacude la cabeza. Entramos en el hueco de la escalera de nuevo. Las luces

tenues son una vista agradable, en comparación con las que cambian

constantemente en los laboratorios.

Subimos las escaleras mientas Al susurra, A Bernie se le ha permitido

entrar y salir. Todo creemos que él tiene algo que Michael quiere. Se le permite un

camión y una casa en el exterior. Nadie tiene permitido eso. Él está en el culo de

Michael todo el tiempo. Si él tiene a tu hermana, ella podría haber…desaparecido.

Me estremezco y empujo con más fuerza por las escaleras. Este nivel está

vigilado. Es el laboratorio personal de Michael.

Abro la puerta y echo un vistazo. Hay luces encendidas en varias áreas. Hay

al menos cuatro de ellos moviéndose aquí , suspiro.

Ve a la derecha…yo y Al iremos a la izquierda , susurra Will.

Mira atrás hacia él. Sus ojos me dicen lo que quiero ver; él está vigilando a

Allan por si acaso.

Me escabullo en el laboratorio, odiando las estúpidas luces intermitentes por

encima de mí. Quienquiera que pensara en ellas, era un idiota.

Giro a la derecha y vigilo. Nadie se da cuenta de las luces encendiéndose. Me

he fijado en eso de todos ellos.

Han conseguido estar tan acostumbrados a las luces que no les prestan

atención. Se mueven alrededor, haciendo a las luces moverse con ellos, como focos.

Veo el techo iluminarse a la izquierda, donde Al y Will están caminando. Echo

un vistazo alrededor de una mesa para ver a Bernie. Está inclinado sobre un libro.

Me pongo de pie y meto mi pistola en mi bolsillo trasero. Camino hacia él como si

yo debiera estar aquí.

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Él levanta la mirada, su rostro pierde todo su color.

Sé que la expresión de mi cara da miedo. Puedo sentir la furia latente debajo

de mi piel. Tengo ganas de sacar la pistola y disparar, pero no lo hago. Miro su

rostro.

Él mira a su alrededor, levantando una mano. Me detengo. Se levanta,

llevando el libro con él. Yo estoy al lado de un gran estante de libros.

Él susurra cuando se acerca, ¿Qué estás haciendo?

Gruño, La queremos ahora.

Veo algo en su rostro que quiero moler a golpes fuera de él. Traga, Ella está

en el laboratorio de atrás, con tu papá.

Agarro su camisa, tirando su rostro cerca del mío, Te voy a matar, sin hacer

una mierda de ruido. ¿Me entiendes?

Él hace una mueca, Ella estaba muy enferma. Él la salvó pero tardó mucho.

No está lista para ser movida.

Mis dedos se deslizan hasta su garganta. Agarro con fuerza, Soy más fuerte

de lo que parezco.

Él traga, siento el nudo de miedo en su garganta, Juro que ella está bien. No

haría nada para lastimarla.

Mis labios tiemblan, Encontramos a Allan. Él no parece pensar que eres lo

que dices que eres.

Él sacude su cara sudorosa, Lo juro, Em. No dejaré que le hagan daño .

Oigo hombres hablando. Doy un paso atrás en las sombras de la estantería. Bernie

se queda allí temblando. El miedo en su rostro empeora.

Una voz de mi pasado llena el aire que nos rodea, Bern, ¿cuál es la

solución? Ninguno de nosotros puede hacerla decir nada.

El miedo llena su voz, No estoy seguro. Aún creo que la fiebre cocinó su

cerebro; ella tiene un daño que no podemos ver.

El hombre que no puedo ver hace un zumbido, Supongo. Existe esa

posibilidad. Bueno, ella es tu amiga. ¿Cuál es la decisión?—Él suena exactamente

igual que lo hacía mi padre. Debo saltar, debo atacar, pero tengo miedo. No me

muevo. Me congelo como solía hacerlo antes. Quiero escabullirme como una

cobarde.

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Bernie me da un guiño con el ojo que el hombre no puede ver, Creo que voy

a terminar con ella. Es vegetariana.

Hazlo rápido. Tengo a alguien criando a un chico que está infectado y no ha

tenido fiebre aún, en absoluto. Sin fiebre y sin enfermedad. Él ha estado incubado

durante siete días y nada. Lo encontraron en el camino, con marcas de mordiscos y

todo. ¿Quieres entrar en esto?

Bernie retuerce la cabeza, No. Voy a tomarla y enterrarla. Sé dónde estaba

su familia enterrada.

Está bien. Buenas noches.

Bernie asiente, Buenas noches, Michael.

El latido de mi corazón se recupera. Su voz y su manera de hablar, es

exactamente la misma que la de mi padre. Estoy congelada. Me doy la vuelta y miro

las luces parpadeando cuando la persona camina hacia la puerta. Otro conjunto de

luces hacen lo mismo. Ellos se reúnen en el centro y se van juntos.

Bernie suspira, Tenemos que ser rápidos. He drogado la mierda fuera de

ella. No puede hablar de todos modos, pero esto está deteniéndola de usar

cualquiera de sus músculos . Él sonríe y limpia su cara, Es una vieja droga

inhibidora.

Frunzo el ceño.

Él se encoge de hombros, Nunca lo hice para ese propósito. Las personas la

toman para drogarse. Yo la vendía en la escuela secundaria. Es como la CIA me

encontró. Estaba en noveno grado, haciendo cursos de duodécimo grado y

construyendo un laboratorio de ciencias en mi sótano.

Él camina y le sigo. Nos encontramos con Will y Al, Al le da a Bernie una

inclinación de cabeza. Parece que no se gustan entre sí.

Will se ve salvaje, ¿Dónde está?

Bernie sacude la cabeza, Cálmate. Puedes ser un inepto cuando estemos

fuera de la ciudad . Escanea una puerta y la abre. Anna está tumbada en la mesa

con un vestido blanco. Sus piernas y brazos están atados a la mesa. Ella no se

mueve en absoluto.

Rompo las restricciones. Will la toma en sus brazos, abrazándola con fuerza a

su cuerpo.

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Nos giramos y huimos de la habitación. Tomo su arma y me muevo

ligeramente, excepto por supuesto por las luces. Miro hacia Bernie, ¡Estúpidas

luces!

Él sacude la cabeza y suspira. Llegamos a la escalera pero Al señala, Vamos

a tomar las del otro lado. Nadie las usa.

Corremos tras él y empezamos a bajar las escaleras.

No puedo creer que la hayas tenido por una semana. ¿Qué demonios, Bern?

Su voz es un tono elevado, No tuve otra opción . Creo que está mintiendo.

Voy a destriparlo cuando estemos fuera de la ciudad.

Entramos en una sala que nunca vi antes. Al nos dirige. Las luces parpadean

arriba, haciéndome enojar. El cálido aire de verano nos golpea como un muro, a

medida que dejamos el edificio por una puerta lateral. Will rompe en una carrera

por el callejón. Cuando llega a un rincón oscuro se detiene. Estoy inspeccionando

constantemente.

Al, ve con Bernie y consigue el camión. Esperaremos aquí , gruñe Will. Se

inclina y mira a su hermana, ¿Qué está mal en ella?

Bernie sacude la cabeza, Está drogada. Secretamente la estuve drogando.

Parece daño cerebral pero son las drogas.

Will frunce el ceño, ¿No revisan por drogas en su sangre?

Él sacude la cabeza, Sólo el primer día que la tuvieron. La trataron pero su

fiebre era todavía muy alta. Comencé a drogarla cuando la fiebre cedió.

Will asiente, Apresuraos.

Cepillo el pelo fuera de su cara, Dijo que no puede hablar en absoluto.

Will frunce el ceño, ¿En absoluto?

Sacudo la cabeza, Probablemente destruyó su caja vocal, como hace con los

infectados.

Él la besa en la frente, Espero que sea todo lo malo que hay en ella.

Miro a mí alrededor, La seguridad es floja aquí.

Asiente, Lo sé. Son engreídos y relajados. Piensan que los muros y los

guardias los mantienen a salvo.

Toco con mi pie, Sería tan fácil destruirlo.

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Así es.

Me pongo en cuclillas junto a él en la oscuridad y espero.

Cuando oigo un camión, voy a mirar. Bernie me sonríe desde el asiento del

conductor. Al salta y abre la puerta. Subimos rápido y nos dirigimos a los guardias

con Anna en el suelo del camión, debajo de mis pies y los de Will.

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En el décimo silbido, él viene corriendo fuera del peligro. Pongo mis manos

en mis caderas y a él se le cae el conejo en sus labios.

Salta en la parte trasera de la camioneta. Subo atrás y me siento con mi

espalda contra la ventanilla trasera. El viento en mi pelo, y su piel en mis dedos me

hacen sentir que las cosas podrían estar bien otra vez.

Tengo miedo de que nos encontremos con Bernie y que Jake y Star estén

muertos, desaparecidos, o secuestrados. Me asusto mucho ahora. Mi “nosotros” es

demasiado grande y no puedo mantenerlos todos a salvo. Me inclino sobre Leo y

recuerdo lo fácil que era cuando él era mi “nosotros”.

Cuando llegamos allí, mis peores temores se hacen realidad—la casa de

Bernie esta saqueada.

Cae sobre sus rodillas cuando lo veo. Anna todavía duerme en el asiento

trasero de la camioneta. Corro por toda la casa. Cada cajón esta sacado, cada trozo

del inmobiliario está cortado y arrancado. Se parece a las incursiones que solían

pasar al principio, cuando las casas de la gente todavía tenían cosas. Sucede menos

ahora, todo ha sido destruido o despedazado.

Bernie se mece de acá para allá. Veo las millones de cosas que flotan por sus

ojos. Me mira y lo veo. La culpa.

¿Dónde está el refugio? Pregunto.

Quiere decirme que me vaya al diablo— lo veo en sus ojos. En cambio apunta

a la cocina, El armario al lado de la nevera tiene un cerrojo en su interior. Abre

una puerta.

Corro hacia allí. Abro el armario y toco alrededor. El cierre está bien

escondido. Lo presiono y el armario cede. Corro escaleras abajo. Mi garganta late

como si mi corazón estuviera latiendo allí.

Golpeó en la puerta de acero en la parte inferior, ¡Jake! ¡Star!

Golpeo y lanzo un grito otra vez, ¡Chicos! ¡Soy Emma! Leo está junto a mí

arañando la puerta.

Se abre con un golpe duro y un fuerte crujido. Jake parece confundido, ¿Se

han ido?

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Asiento, Supongo, ¿Quiénes eran?

Traga, Marshall . Me entrega mi arco.

¿Estuvo aquí?

Jake asiente con la cabeza, Sí. Al parecer siguió a Star aquí un par de veces.

Sabía exactamente cómo llegar. El hizo un llamamiento a todos nosotros. Tenía a

los militares con él.

Star se ve asustada, ¿Esta mi hermano contigo?

Asiento. Ella sonríe. ¿Esta Anna bien?

Sacudo mi cabeza y me giro y corro escaleras arriba. Bernie sigue llorando

por su casa. Es fastidioso para mí hasta el punto que quiero matarlo. Agarro mi

arco y tiro para la camioneta.

Will está dando vueltas alrededor de la casa, No hay nadie aquí.

Miro a los bosques, Se trata de Marshall y los militares.

Al sacude la cabeza, Él nunca podría.

Gruño ¿NI SIQUIERA PARA UN PASE GRATUITO PARA ENTRAR A VIVIR EN

LA CIUDAD CON SU DIABETES?

Se detiene, No sé de eso.

Deambulo enfadada. ¿Qué pasa si sabe de mi cabaña? ¿Y si Sarah, Meg y

Mary están en peligro? ¿Y si vendiera a cada una en los campamentos? Apunte

hacia Allan, ¿Qué tal si les dijo dónde íbamos?

Will agarra mi brazo, sacudiéndome, ¡PARA! ¡ESO NO TIENE SENTIDO!

Yo tiro para liberarme, ¡PARA TU! ¡YO NO VOY A VOLVER A SPOKANE!

¡A VECES ME VUELVES LOCO!

Le fulmino con la mirada, ¡IGUALMENTE!

Él dirige sus manos a través de su pelo áspero y toma respiraciones

profundas, Los campamentos están probablemente en peligro. No hay nada que

podamos hacer al respecto. No en este momento. La cabaña esta, más que

probable, bien.

Leo está de vuelta y me empuja. Se queja. Miro a Anna sentada en el asiento

trasero. Ella saluda con la mano, pero sus ojos están casi muertos por dentro.

Todavía se ve enferma.

Page 195: Born to fight-Tara Brown

Brinco hacia ella, Se abraza a mí mientras que Will nos rodea. Jake viene

corriendo gritando, ¡Anna! También nos aborda.

Estoy siendo aplastada contra ella. Tiembla pero ningunos sonidos vienen de

ella, ni siquiera el chillido extraño.

Ella me echa un vistazo.

Beso su mejilla, Lo siento

Sacude su cabeza.

Todos damos un paso atrás para que respire y Jake la carga. Ella lo abraza

fuerte, mientras que en silencio las lágrimas bajan por sus mejillas. No puedo creer

que esté viva.

Leo brinca sobre Jake, envolviendo sus patas alrededor de ella.

Ella se separa con dificultad de Jake y permite a Leo abrazarla

completamente.

Es un animal muy singular, Lainy.

Miro hacia Al y sonrió, Mi nombre es Emma.

Frunce el ceño, Oh.

Will me da una pésima mirada. Se la devuelvo. ¿Cuál es el plan?

Sacude su cabeza. No lo sé . ¿Nos arriesgamos a ir a la cabaña y que ellos

nos sigan allí, o nos dirigimos al campamento, y tratamos de conseguir a tantas

personas como podamos? O ¿Simplemente tomamos la ciudad con los que somos,

con cualquiera de las bombas que Bernie consiga hacer?

Me rasco la cabeza. No lo sé. Pero no podemos quedarnos aquí.

Will me sonríe amargamente, ¿Supongo que son las estrellas para nosotros

esta noche?

Asiento y voy dentro para encontrar elementos rescatables.

Bernie se sienta en el asiento trasero con Leo y yo mientras conducimos lejos

de su casa grande y hermosa.

Le echo un vistazo y me encojo de hombros. Sé cómo te sientes.

Me da una mirada ausente.

Asiento con la cabeza. Lo hago. Una vez enfrenté una decisión similar con

ellos… Les ayude y todo mi mundo se derrumbó.

Page 196: Born to fight-Tara Brown

Suspira. Supongo que lo haces entonces. Por lo menos todos siguen vivos.

Mira atrás por la ventana a la chica fantasmal en camisón blanco que solía ser

mi mejor amiga y asiento. Sin embargo no parece eso.

Nos dirigimos en coche hasta el pie de la montaña donde está la cabaña, y

comienza la caminata por el bosque. Bernie vuelve la vista hacia atrás a la

camioneta y emite un quejido.

Will le da palmaditas en la espalda.

Jake lleva a Ana.

Presto atención a los vehículos averiados y escombros, Mi papa está allí

abajo en algún sitio.— La ladera de la montaña sobre la que nos encontramos, es la

colina por la que yo corrí. Los destellos de las ramas que me golpean en la cara y

los gritos atrapados en mi garganta vuelan a través de mi mente.

Miro los huesos de los coches y me doy la espalda.

Will toma mi mano en la suya arrastrándome colina arriba.

Agarrada a él, siento que es un ancla para mí conectándome a esta vida.

Debería estar agradecida por este momento; Anna está viva, Jake está vivo y

sonriendo con su encantadora sonrisa a Star, Will está sujetando mi mano, me da

más de lo que él puede imaginar. Más de lo que jamás imaginé que tendría.

Leo me mira. Sonrío con satisfacción y paso mi arma a Will. Extraigo mi saco

y mi arco y corro hacia adelante con él. Nos movemos a través del bosque como

siempre. Escuchando los sonidos de las criaturas ellos emiten sonidos para

advertirnos.

Lo hacemos hasta llegar a la pradera que está justo debajo de la granja y nos

detenemos. Echo un vistazo alrededor, Leo hace sus rondas, da vueltas y veo sus

orejas moverse nerviosamente. Ellos no van a regresar. No parece preocupado.

Parece contento. Huele la familiaridad de casa y la paz que hemos encontrado en

las colinas que nos rodean.

Los demás hacen su camino hasta donde estoy sentada sobre un tronco,

escuchando a los pájaros.

Will sonríe, Me resultas familiar.

Lo miro con el ceño fruncido, ¿Qué significa eso?

Sacude su cabeza, No he visto a esta muchacha en un tiempo. La muchacha

que parece contenta.

Page 197: Born to fight-Tara Brown

Echo un vistazo a Jake y sonrío satisfecha, Tu familia tiene una costumbre

de quitarme mi paz

Jake sacude su cabeza, Tienes que superar eso.

Me río, No.

Star parece confundida.

Sonrio a Bernie, Bienvenido a mi mundo.

Su labio se mueve nerviosamente con disgusto. ¿Dónde dormimos?

¿Cuándo dejaremos de caminar? Mis pies me están matando.

Will se ríe, Tu gente de la ciudad tiene bastante chollo.

Al le da una mirada, Te gustaba el chollo, si no recuerdo mal.

Los ojos de Will tienen un brillo. Eso fue hace mucho tiempo. He preferido

la compañía de la naturaleza a la humanidad hace mucho tiempo.

Puse mis ojos en blanco, Todavía prefiere la tienda de campaña a las

estrellas.

Anna se sostiene sola y se tambalea hasta donde estoy sentada.

¿Cómo estás?

Sacude la cabeza.

¿Todavía mareada?

Ella asiente con la cabeza, me da una mirada y mi corazón se rompe. Paso un

brazo a su alrededor. La oscura mirada de Bernie se ve rota también.

Al parece confundido.

Somos un grupo de personas tristes. Star reparte la comida y el agua de los

paquetes. Tomo una barrita envasada de ella. No he tenido comida envasada en un

tiempo.

La forma ondulada de la apertura que me hace recordar los aperitivos que yo

solía tener en mi almuerzo en la escuela.

Anna abre la suya y le da un bocado. Traga y puedo ver que le requiere un

esfuerzo. Agarro una bebida y se la paso, sonríe débilmente.

Estoy enfadada.

Page 198: Born to fight-Tara Brown

Me doy cuenta de, como la luz llega a sus ojos azules, y aun veo el rosa pálido

en el blanco. Estoy enfadada salvajemente. Voy a matar cosas de un modo crudo.

No puedo dejarlo ir. Mis manos vibran cuando pienso en su voz. Estaba allí. Tenía

un arma y estaba tan cerca y lo deje asustarme. Sigo siendo la cobarde que da la

espalda.

Como mi barrita y la miro, para asegurarme de que no se ahogue. Habrá

venganza. Decido esto entre los bocados y observándola tragar.

Page 199: Born to fight-Tara Brown

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La cabaña se ve igual. Anna parece feliz cuando la ve. Ando por delante de la

mancha vieja de sangre, marrón sobre el borde. Nunca la limpié, porque me

recordaba lo cerca que estuve muchas veces.

Abro la trampilla y sonrío. Agarro los pantalones, camisas y botas que he

guardado. Los tomo y camino hacia Anna. Agarro su mano y la arrastro dentro

donde Will se había borrado.

Nos cambiamos en una habitación mohosa. Ella es todo piel y hueso.

Zapateo y sonrío, las botas me sirven.

Se ríe silenciosamente. Y asiente con la cabeza y zapatea alzando el pulgar

hacia arriba.

Cuando salimos de la habitación, Leo hace su camino hasta ella. Se queda

cerca, me di cuenta de ello cuando subíamos la colina. Explora de delante y a atrás,

rozándose contra sus pies colgantes mientras ella recorría con sus manos su pelaje.

Me trago los malos sentimientos y pensamientos.

Nos instalamos, con Anna durmiendo en el sofá y Jake y Star haciendo la cena.

Me siento en el pajar con la escopeta.

Comienza a sentirse normal cuando el sol se pone y oigo los grillos. Hay más

este verano que el anterior. Todo se cura. Ha tomado una década. Diría él

tristemente. La falta de lluvias y las zonas muertas han cambiado el modo de

trabajo de la naturaleza.

Pero ahora en la oscuridad de la noche, oigo el trigo seco que se balancea de

acá para allá, rascarse contra sí mismo. Puedo escuchar los pocos grillos cantando

en el campo.

Oigo pasos crujir en la grava entre la casa y el establo. Miro para ver a Will

cruzar el espacio. Sube las escaleras de manera silenciosa.

Hola.

Le echo una mirada, Hola.

Se sienta a mi lado, mirando sobre los oscuros campos.

Page 200: Born to fight-Tara Brown

¿Cómo va aquí fuera? Él pregunta.

Frunzo el ceño, Bien.

Llega hasta mí, y toma mi mano en la suya, acariciando la palma de mi mano

con su pulgar. Trago con fuerza mientras él masajea.

Se inclina, besando mi cuello. Mis labios se activan, provocando que mi

respiración se junte con el sonido de la tranquila noche.

Me besa suavemente y forcejea con los botones de mi blusa. Quiero protestar

pero no lo hago. Lo dejo desabrochar mi camisa. La forma en que me toca es suave,

delicada. Le recuerdo siendo áspero conmigo antes y me aparto.

Tengo que vigilar el campo.

Él susurra en mi oído, Te deseo.

Niego con la cabeza y me retiro bruscamente y comienzo a abrocharme los

botones de nuevo.

¿Qué está mal?

Me volteo ligeramente, Fuiste un imbécil antes y se me olvido hasta ahora.

Se ríe entre dientes silenciosamente, No puedes estar enfadada sobre algo

que paso antes. Eso va en contra de las reglas.

Me encojo de hombros. Ya te lo dije, no te necesito, Will.

Pero me deseas.

Miro hacia atrás, No cuando tú eres un capullo. Me zarandeaste otra vez. Tú

me dijiste que no la harías de nuevo.

Él apunta, Ibas a perderlo y matar a alguien. Vi esa mirada.

Miro hacia él con desdén, Estaba bien.

Mentirosa.

No me importa. No voy a permitirle tocarme.

Me encojo de hombros, Te disculpas porque quieres sexo.

Suspira y se levanta, No voy a entrar en toda esa cosa de “huh yo

cavernícola” que sólo quiere sexo. Si eso es lo que piensas de mí, entonces no

quiero estar cerca de ti . Se marcha y yo soy la mala de la película, una vez más.

Page 201: Born to fight-Tara Brown

Sacudo mi cabeza y odio cómo él logra siempre hacerme sentir que tengo la

culpa.

La noche es silenciosa. Leo viene después de un tiempo y se enrosca a mi

alrededor. Jake viene a mitad del camino y asume el control. No confío en él para la

guardia, así que duermo en el heno mientras él sujeta el arma.

Me echo cerca de él y de Leo.

Cuando llega el amanecer, Leo me despierta. Echo un vistazo a Jake

desmayado con el arma en sus manos. Suspiro y la cojo. Escucho el viento y echo

un vistazo por encima de los campos y tierras. No hay nada.

Bajo de puntillas a la planta baja. Doy un brinco cuando veo a Will apoyado

contra la puerta del granero.

El me mira y me da una sonrisita maliciosa, ¿Has tenido un buen sueño?

Susurro, Él estaba de guardia, no por mí. Era mi turno para dormir.

Asiente, Esta bien.

Frunzo el ceño y camino por delante de él. Él agarra mis brazos pero esta vez

es gentil. Anda hacia mí en vez de arrástrame hacia él. Se cierne sobre mí e inclina

mi barbilla hacia atrás, Te amo. Lamento haberte hecho daño. Me asusto cuando

pones esa mirada irracional en tus ojos.

Mi frente se frunce y quiero negar lo irracional, pero sé que ha habido veces

que podría haber tomado un camino diferente. El doctor al cual pegué un tiro por

tocar sólo la pierna de la muchacha joven, es el primero en mi mente. La podría

haber calmado. Sé esto, pero entonces mi cerebro fue despedido de su zona fría.

Lo siento él dice de nuevo y rozo sus labios contra los míos suavemente.

Me retiro. ¿Te has quedado arriba toda la noche o tenemos que ver los

motivos?

Él se ríe, Lo sé, lo sé, que me amas demasiado y realmente no puedes

esperar para quitarme la ropa él me besa de nuevo, Me quede despierto toda

la noche. Tú mira y .... Agarra mi mano y me arrastra a casa. Cuando llega a la

puerta grita, ¡Despierta, despierta, Jakey, la viborilla!5

Jake se sienta rápido. Sus manos están todavía bajo la forma con la que ellas

tenían sujeta la pistola. Se frota los ojos. ¿Qué demonios? Yo no estaba

durmiendo.

5 N.T: En el original: Wakey wakey, Jakey the snakey.

Page 202: Born to fight-Tara Brown

Ambos nos reímos. Leo incluso rueda sus ojos.

Jake frunce el ceño, Mierda.

Will asiente con la cabeza hacia él, ¿Vigila esta mañana, vale?

Jake asiente y bosteza.

Will me arrastra dentro, al único dormitorio vacío, y cierra la puerta.

Se mete en la cama y se quita las botas de una patada. Me subo a la cama con

él y cierro los ojos. Él hace nuestro capullo y ambos caemos dormidos al instante.

Despierto con el sonido de la casa. Jake está contando una historia en voz alta

y Star se está riendo. Will no abre sus ojos, pero me besa en la frente. Me inclino

para besarlo y sonrío cuando siento sus dedos en los botones de mi camisa otra

vez. Esta vez lo dejo desabrocharlos. Su boca deja cálidos besos por todo mi torso.

Deslizo mis manos por su grueso pelo.

Amo la sensación de él. Se saca su camisa, presionando nuestra piel desnuda

la una contra la otra. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, apretando

demasiado fuerte.

Él rueda así que estoy sobre él, mi cabello cae entre nosotros, como si

estuviéramos en nuestra propia cueva. Él lo mete detrás de mis orejas y me mira,

como si fuera la primera vez que me viese. Sonrío y me inclino hacia adelante para

besarlo.

Page 203: Born to fight-Tara Brown

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La caminata a la cabaña es intensa. La pendiente es más pronunciada, Bernie

habla todo el camino de sus ampollas y Anna está demasiado cansada como para

que nos apresuremos. Leo y yo nos quedamos atrás, guardándolos deseando que

nada nos siga a las colinas.

Ellos alcanzan la cabaña pero nosotros nos quedamos atrás, a mirar. Me

siento en un árbol y Leo se queda abajo. Él pasea y mira alrededor primero, y luego

se sienta en su modo lobo silencioso. Es aterrador.

Nada se mueve más allá de las criaturas del bosque. La canción del bosque es

increíble y constante. En el medio de la noche, me bajo, y hacemos el silencioso

camino a la cabaña el largo camino. Pasamos el hoyo en la tierra y no puedo

evitar la sonrisa. Es el hoyo que lo empezó todo.

Leo mira silenciosamente.

Cuando alcanzamos la cabaña, veo el brillo de sus ojos a la luz de la luna.

Hablo en un tono bajo.

— Hey.

Puedo oír la sonrisa incluso en su susurro. — Hey tú.

Cuando lo alcanzó, él me besa suavemente. — ¿Nada?

Yo sacudo la cabeza.

Él asiente. — Bien. Ve a dormir algo.

Le paso mi arco y las flechas.

Él tose. — Podrías también solo traerlas. No puedo usarlas tan bien de cerca.

Yo me encojo de hombros y entro. Los sofás y los pisos están llenos de gente.

La cabaña está a reventar al parecer. Ni siquiera quiero pensar en cómo va a tomar

el pozo de agua este nivel de consumo.

Entro al cuarto con camas, solo para encontrar a una niña de once años

despatarrada en mi cama. Yo me quito las botas a patadas y me subo a la cama

junto a ella. Ella se enrosca a mí alrededor, ahogándome con calor. Yo sonrío y

cierro los ojos.

Page 204: Born to fight-Tara Brown

El sueño es familiar y relajante. No he tenido muchos de ellos. Los que sí

había tenido eran con Will. Yo abro los ojos para ver a Meg y Anna durmiendo la

una junto a la otra y a Leo en el suelo. La mano de Anna cae de la cama, tocando su

pelaje. Él abre un ojo amarillo, mirándome. Yo le sonrío.

Anna se despierta y me mira. Susurra. — ¿Estás bien?

Yo sacudo la cabeza. — Lo estaré. ¿Y tú?

Ella también sacude la cabeza. — No.

— ¿Qué te hicieron durante la semana?

Sus ojos se entrecierran. — Pruebas. Toneladas de pruebas.

— ¿Te hicieron daño?

Ella niega con la cabeza. — Bernie no les hubiera dejado hacerme daño.

Yo trago. — ¿Querían hacértelo?

Ella asiente una vez lentamente. — El tipo a cargo quería. Quería hacer

experimentos. Él quería intentar cosas que Bernie se mantuvo diciendo que no

hiciera. Berni mintió y dijo que yo era su novia. El cabecilla pensó que yo era

demasiado joven para él, pero Bernie mintió y dijo que yo tenía veintitrés.

— Eso es bueno.

Ella asiente. — Tú y Will... juntos, ¿eh? —Ella cambia el tema. No la culpo.

Estoy bastante segura de que el tipo a cargo era mi padre real.

Sonrío.

— Juntos.

Ella se encoge de hombros. — Siempre creí que sería Jake.

— Yo también.

Me mira a los ojos, como si estuviera tratando de decirme algo importante. —

No sabes dónde vas a encontrar el amor, pero casi siempre será en el último lugar

en que piensas que estará.

Yo arqueo una ceja. — ¿Leíste eso en alguna parte?

Ella se ilumina. — Lo leí en uno de tus libros de romance de la Abuelita que

estaban en el estante en que me dijiste que empezara.

Yo me río quedamente y suspiro. — Me refería a los libros de supervivencia.

Ella frunce la nariz. — Esos eran aburridos.

Page 205: Born to fight-Tara Brown

Yo me río de nuevo. — Te quiero.

Ella pone los ojos en blanco. — ¿Incluso a pesar de que mi familia te arruina

la vida?

Yo asiento. — Incluso a pesar de eso.

Ella se inclina hacia adelante y susurra incluso más quedamente. — Es raro lo

de Jake y Star, ¿eh?

— Muy raro. Sin embargo, encajan.

Ella me dedica una mirada divertida. — Ella dice que ustedes son hermanas.

Yo asiento. — Esa es la parte extraña para mí.

Ella sonríe. — Espero que se peleen. Dos hermanas malosas con

temperamento y súper fuerza. Sin palmadas tontas como donde Bernie.

Yo me río. — De ninguna manera.

Anna se baja de la cama, haciendo que Meg se estire y se queje. Yo me bajo de

la cama también. Mis pies están un poco heridos por salir con las botas nuevas. La

sigo a la sala de estar. Allan me mira desde la ventana del frente.

— Linda cabaña.

Miro a sus ojos seguir a Anna mientras ella se estira. — Perteneció a mis

abuelos y a mi papá. La compraron cuando yo era niña. Papá estaba planeando

siempre venir aquí cuando ocurrió el quiebre.

Él mira por la ventana. — Parece una idea inteligente. ¿Él debió saber

entonces?

Asiento. — Creo que debió hacerlo. Tenía un amigo que trabajaba para mi

otro papá —Ni siquiera quiero intentar explicarles nada. Honestamente, no me

siento como que tenga una explicación apropiada. Yo me enfundo las botas y salgo

por la puerta principal. Miro a Anna. — Haz una gran olla de avena.

Asiente.

Allan se pone de pie. — Yo puedo ayudarla.

Yo niego con la cabeza. — No. Tú puedes venir conmigo.

Él parece confundido pero me sigue afuera. Yo le silbo a Leo. Él viene

trotando. Caminamos al campo del frente. Mientras la puerta se cierra, agarro mi

arco y mi carcaj y meto mi cuchillo en mi bota.

— De verdad eres la vigilante, ¿cierto?

Page 206: Born to fight-Tara Brown

Miro hacia atrás. — ¿Por qué sigues diciendo eso? — Él me provoca

escalofríos. Le he dado el beneficio de la duda por el bien de Will, pero no me

agrada.

Sus oscuros ojos marrones me miran. —No hay razón. Solo que es increíble

que haya una vigilante que sea una jovencita como tú.

Frunzo el ceño. — No soy tan pequeña, confía en mí.

Él me sigue al bosque. Leo percibe mi humor de mierda y se acerca.

— ¿Cómo te cruzaste con un animal tan magnífico?

Me encojo de hombros y entro al bosque. — No lo sé, suerte, tal vez.

Leo alza un labio. Yo bufo. — Él te odia.

Él se ríe.

Yo me vuelvo y lo encaro. — Los animales juzgan bien el carácter.

Sus espesas cejas oscuras bajan. — ¿Qué se supone que significa eso?

Avanzo hacia él. — Veo la forma en que miras a Anna.

Se encoge de hombros. — Ella es una niña hermosa.

Mi mano tiembla con el deseo de ahogarlo hasta matarlo. — Tiene diecisiete,

así que sí que es una niña.

Él frunce el ceño. — Oh. Pensé que tenía veinte y tantos.

El disgusto corre por mi rostro. — ¿Qué edad tienes?

— Treinta y ocho.

Parece de cuarenta y cinco. Su cabello oscuro es grasiento y fino. Su fina cara

es sudorosa y arrugada, como si hubiera sido gordo y su piel colgase un poco por el

peso perdido.

Me aseguro de que nos estemos mirando a los ojos cuando le hablo. — Esta es

tu advertencia. Mato a los pervertidos. Los mato cada día de la semana. Algunos

más grandes y fuertes que tú, y más malos que tú. Si tan solo sospecho que eres un

pervertido, no te daré otra advertencia. Esta es la que tendrás. — Señalo de vuelta

a la cabaña y uso las palabras de Will del campamento. — Esto no es una

democracia. Sé que parece una, pero esa es mi cabaña. Te mataré en un latido.

Él se estremece y retrocede. — Hey...

— No. No hables. Solo escúchame —Leo se le acerca y gruñe.

Page 207: Born to fight-Tara Brown

Él traga y asiente. —Está bien —Lo veo en sus ojos oscuros, me quiere

muerta. Quiere mi cabaña y la gente que está allí. La gente a la que yo llamo

familia.

Ron viene caminando. —Hey, Em. —Él sonríe y saluda.

Yo le devuelvo la sonrisa. — Hey, Ron. Allan estaba apunto de ir a buscar leña.

¿Por qué no lo escoltas y le muestras las cuerdas?

Su sonrisa crece. — Bienvenido, Allan. Es por aquí —Él señala y comienza a

caminar.

Me vuelvo para ver a Leo restregándose contra Will, que está apoyado contra

un árbol. Parece enojado.

Yo señalo. —Él...

—Confío en ti. Confío en tus instintos. Si dices que le ha echado el ojo a Anna,

confío en eso.

Camino hacia él y le dejo que me envuelva en sus brazos. — Es solo que no

quiero actuar como una loca psicótica. Siento que mis sentimientos están todos

mal. Pensé eso sobre Bernie, pero él pareció asqueado cuando le dije la edad de

Anna. Él asumió que tenía cerca de mi edad.

Will me echa hacia atrás, sonriendo como un tonto. — ¿Admites que te

equivocaste con él?

Yo pongo cara de desprecio. — Él es una pequeña perra quejosa la mayor

parte del tiempo— suspiro. — Pero sí, estaba equivocada. No es un pervertido.

Supongo que no todos los tipos son pervertidos.

Will asiente hacia Allan. — Allan es mucho mayor que Bernie. Es lo

suficientemente mayor como para ser el papá de Anna. No está bien —Sus ojos se

estrechan.

Sonrío. —Me hiciste traerlo arriba de esta maldita colina. Conoce el camino a

la cabaña.

Will habla sobre mi cabeza. — No creo que tengamos que preocuparnos

porque él baje la montaña, Em. Él mira a mi hermana de nuevo y yo mismo le

partiré el cuello. — Veo el brillo peligroso en sus ojos y asiento.

Miro a Allan y a Ron dando vuelta a la esquina hacia la pila de leña. Ron y

Bernie resultaron ser buenos tipos. Miro hacia Will y sonrío.

Will baja la mirada hacia mí. — Me dejarás manejarlo, ¿está bien?

Yo accedo. — Está bien.

Page 208: Born to fight-Tara Brown

Su sonrisa se torna burlona. — Mira a mi chica ser toda civilizada.

Le empujo y me alejo. — Idiota.

Su tono refleja la sonrisa en su rostro. — Lo que sea que mates, asegúrate de

que sea grande. Estoy famélico.

Saco una flecha y enfilo hacia el punto dulce.

Meg me encuentra sola, sentada en el lado de la colina, escuchando. Apenas la

oigo acercarse a mí. — Eres tan silenciosa, Meg. Debes enseñarle a Jake a hacer

eso.

Ella pone los ojos en blanco, masticando un trozo de hierba y se desliza hasta

donde estoy sentada.

— Él no aprenderá nunca a cómo ser silencioso.

Bufo. — Sí, supongo que no.

Ella me empuja. — ¿Estás bien entonces?

Niego con la cabeza. — Apenas lo sé. — miro a su rostro sucio y frunzo el

ceño. — ¿Cómo es que ya estás sucia? Es de mañana.

Saca la lengua. — Estaba cortando madera. Tengo que hacer algo con toda mi

energía extra. Ron será mi muerte. Creo que soy casi una virgen de nuevo.

Gruño, —Deja de hablar así.

Ella sonríe, poniéndome a prueba, — ¿Por qué? No debería molestarte eso,

eres virgen y yo no.

Mis mejillas arden al instante y yo bajo mi mirada.

Veo su mandíbula caer, — Oh, de ninguna manera. ¿Lo hiciste? ¿Cuál

hermano caliente se llevó la gallina de los huevos de oro?

Arrugó mi nariz, —Deja de ser repugnante sobre eso.

Ella se ríe y se recuesta, —Apuesto a que fue Will. Ese es a quien yo querría.

Él es un hombre de verdad. Él se ocupará de ti. Creo que Jake nunca podría cuidar

de una cosa. No es que sea un problema, pero una chica también come, ya sabes.

Me tapo la cara con las manos y gimo. Quiero estrangularla, pero no lo hago.

Respiro profundamente, — Sabes, puedo pasar por un montón de mierda y aún

siento inquietante tener esta conversación contigo.

Ella suelta una risilla y mastica la hierba. Escucho a los bosques y la miro

después de un minuto, — ¿Estás bien con quedarte si nos vamos de nuevo?

Page 209: Born to fight-Tara Brown

Ella asiente con la cabeza, —No confió en Mary con Sarah.

Asiento con la cabeza, —Yo tampoco.

Meg da golpecitos con el pie, — ¿Escuchaste eso?

Me esfuerzo con mis oídos y niego con la cabeza.

— Ese es Jake y esa perra de Star, jugueteando.

Le doy un codazo, — Ella es mi hermana.

Ella frunce el ceño, —No puede ser.

Asiento con la cabeza de nuevo.

Ella hace una mueca, —Lo siento.

Niego con la cabeza, —Yo no la conozco. Sé que ella es diferente. Quiero

sentirme mal por ella por lo que ha pasado, pero siento como si ella se lo hubiera

buscado. Siendo toda rara y mierda. Ella hace que los hombres piensan cosas,

¿sabes?

Meg señala su trozo de hierba para mí, —No, significa no, Em. Una chica

puede caminar a través de estas colinas desnuda como el día en que nació, y nadie

tiene el derecho de tomar nada. No hay manera de actuar para que consigas esa

clase de atenciones.

Me siento mal por decirlo. — Lo sé. No debería haber dicho eso. Ella sólo me

molesta. Ella actúa tan dulce y tonta y creo que piensa cosas.

Golpea mi brazo, —No, tu no debes decir eso o odiarla. Ella es tu familia.

Siento lo que dije.

Suspiro, —No lo hagas.

Ramas se rompen en suelo detrás de nosotras. Veo la pequeña cabecita rubia

y ojos azul brillante y sonrío al instante.

Sarah se acerca y se sienta junto a nosotras. Ella se inclina hacia mí, — Te

extrañé.

Leo hace su camino y se echa junto a ella. Ella frota sus pequeñas manos en su

grueso pelaje.

— ¿Estás bien? —Pregunto.

Ella asiente con la cabeza, — Mary es un poco mala. No le gusto demasiado y

menos Meg.

Page 210: Born to fight-Tara Brown

Miro a Meg que se encoge de hombros, — Ella no es más mala de lo que lo era

mi mamá.

Levanto mis cejas y miro a Sarah. Ella asiente con la cabeza y me da una

mirada de complicidad.

—Hablaré con ella. —Murmuro.

Meg suspira, —No hagas eso. Sólo la hará más mala. Si se le va la mano, le

daré una pequeña paliza cuando nadie esté alrededor.

Me río. Sarah parece esperanzada, —Deberías. Golpear a su pequeño mocoso

también.

Meg señala su hierba otra vez, —Ese pequeño bastardo es malvado. Dios me

perdone por odiar a un niño, pero ese es Satanás reencarnado.

Me río más fuerte. Leo levanta la cabeza, nos da una mirada.

Meg le asiente, —Leo lo sabe. Ese chico es un pedazo de mierda.

Sarah suspira, —Ella se enojó conmigo hace un par de días porque él me

golpeó y yo le devolví el golpe. — Me doy cuenta de la forma en que ella está

hablando, está empezando a sonar como Meg. Tomo su mano en la mía y aprieto,

—Ella te toca otra vez, ve a por Meg. Esta es nuestra cabaña, no de ella. Ella es una

invitada.

Sarah me sonríe y mira a Meg. Su sonrisa se convierte en una mueca

ligeramente mala. Se parece a la de Meg.

Suspiro, — Tengo que dispararle a algo. Ustedes dos quédense tranquilas

ahora, ¿de acuerdo?

Sarah se levanta y se quita el polvo de sus pantalones de retazos, —Me voy.

Necesito una bebida.

Meg se levanta también, —Yo también. Nos vemos allí, gallina de los huevos

de oro. —Ella me da un codazo y se aleja. Podría matarla.

Ellas se van y se cumple mi deseo, el que no he tenido en mucho tiempo. Saco

una flecha y tomo una profunda respiración, esperando el sonido que necesito

escuchar. Leo se agacha y jadea suavemente. El viento en mi rostro, el aire es fresco

y limpio, y Leo está a mi lado.

Sonrío hacia él y tomo una lenta, pero profunda bocanada de aire del claro

bosque.

—Si muero en este momento, Leo, va a estar bien, —murmuro.

Page 211: Born to fight-Tara Brown

Leo medio cierra sus ojos amarillos. Me agacho con él y paso mis dedos por el

pelaje de su cabeza. Escuchamos como los pájaros pían y ardillas luchan.

Gozo en silencio hasta que escucho el sonido que quiero. Me paro lentamente

y tiro de la flecha. Veo un gran, colorido faisán macho. Al instante mi pierna quema

cuando recibí ese disparo meses atrás. Tomo lentas, profundas respiraciones, lo

tengo en la mira.

El se mueve lentamente por el bosque. Planeo su siguiente paso y la suelto. La

flecha corta la base de su garganta. Él se revuelve y se deja caer.

Me acerco y lo agarro por las patas. Leo lo huele. Me paro en las alas y estiro

una pata. Su piel y alas lo succionan. Me acomodo en su vientre y corto sus patas. Él

es un chico grande. Echo un vistazo a las cicatrices de ave que todavía tengo en mis

manos, brazos y el pecho. Niego con la cabeza y regreso a la cabaña. Dejo los restos

en el bosque, como siempre.

Leo los huele pero cuando ve mi cara se detiene y se abalanza sobre el bosque

después de mí. Regreso a la cabaña para encontrarlos riendo. El fuego esta al aire

libre. Anna fue lo suficientemente inteligente como para no cocinar en la cabaña.

Jake ve el faisán y sonríe, —¿Lo mataste con tus propias manos?

Will sonríe, — Ya la conoces, probablemente ella le haya hablado dulce para

que se le acercara.

Ruedo los ojos.

Star viene y se lo lleva, — Soy bastante buena cocinándolos.

Asiento con la cabeza y dejo que se lo lleve, —Está bien. — Veo a Meg

escudriñarla y le sonrío.

Star lo lleva dentro para empezar a prepararlo. Meg fulmina con la mirada a

Jake, —Ve ayudarla a encontrar las ollas y mierdas como esas.

Él se levanta de un salto, — ¿Cuándo te volviste toda insolente? — Capto una

leve cojera cuando él camina hacia dentro.

Cada vez que se levanta rápido, aparece.

Grito tras él, —Ella está a cargo aquí, cuando yo no estoy.

Me mira desde la puerta y sonríe, —Ella es exactamente igual a ti. Tú, ella y

Anna son la misma chica odiosa.

Lanzo un palillo hacia él mientras se agacha dentro y cierra la puerta.

Meg me da una mirada.

Page 212: Born to fight-Tara Brown

Me lavo con el cubo de agua allí y tomo el tazón de avena de Sara, que está

ayudando a Anna. Le guiño a Sarah. Ella trata de regresarme el guiño pero falla y

parpadean con ambos ojos.

Señalo su pantalón, — ¿Quién los cosió?

Ella suspira, — Yo. Meg me hace leer todos los días y hago matemáticas y

aprendo a coser. Ella me hizo cortar madera el otro día.

Asiento con la cabeza, — Bien.

Mary me da una mirada. Señalo a Andy, — Él debería estar haciendo lo

mismo. Aprendemos más rápido que los niños regulares.

Mary sonríe, — Le he enseñado cosas. — Ella me pone los nervios de punta.

Tomo el cereal y le regreso la mirada a Anna, quien se ve agotada, pero creo

que es la mejor apariencia que le he visto,

—Gracias.

Ella asiente con la cabeza hacia mí.

Me siento en el círculo de asientos de madera que han hecho fuera y hundo la

cuchara. Capto una mirada de Allan. Él baja la mirada a su cereal cuando ve que lo

noto.

Will se sienta a mi lado, — Aún la quieres, ¿no es así? Tu venganza, — dice en

voz baja.

Tomo un bocado, —Yup. Más que antes.

— ¿Hay que ir al campamento? ¿Pedir ayuda? —pregunta.

Trago y soplo en el próximo bocado, —Ellos creen en Marshall. No me

quieren.

Sus ojos brillan cuando habla, otra vez en voz baja, —Sí, pero ellos aman a tu

hermana, Star.

Suspiro. Él sonríe. Él adora la idea de que tenga que pedirle ayuda, y que los

haya juzgado mal a ella y a Bernie. Creo que a él le encanta cuando me equivoco.

Echo un vistazo a Allan, — Él viene con nosotros.

Asiente con la cabeza, —Sí.

Capto la mirada de Anna en mí. Ella está tratando de decirme algo con su

mirada, pero no sé lo que es.

Page 213: Born to fight-Tara Brown

Me levanto y llevo mi plato hacia ella.

Ella susurra, — Iré contigo.

Sacudo la cabeza y susurro, — No puedes.

Ella se ríe, — ¿Por qué susurras?

Me encojo de hombros.

— Iré contigo.

Frunzo el ceño, — ¿Por qué?

Sus ojos se mueven, — Quiero verle morir.

Levanto una ceja, — ¿A quién?

Ella me mira y veo un fuego en sus ojos, como nunca los he visto antes, — A

Marshall.

No quiero discutir con ella. Ella da miedo. Sólo estoy de acuerdo, —Está bien,

pero no nos iremos hasta que estés saludable.

Ella asiente con la cabeza, — Tú, Bernie, Will y yo. —Ella mira hacia la casa,

—Jake se queda con los niños.

Miro a mí alrededor. — Star tiene que venir. La necesitamos para convencer

al campamento para que ayude. Y no dejaré a Allan aquí.

Ella lo mira y asiente con la cabeza, — Él es espeluznante.

— Sip.

Miro hacia el cereal, — Mejor comételo tú. Si no recuperas algo de fuerza, no

vendrás.

Ella levanta las cejas, desafiante, — Ya veremos.

Page 214: Born to fight-Tara Brown

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Ella ha venido. Como es usual, es luchadora y mala, incluso con un solo

susurro, y se fuerza en su camino a ello. Will no ha discutido con ella desde que

enfermó. Odia oír su susurro-grito. Yo me río disimuladamente viendo la disputa.

Él se siente mal y cede.

El grupo de nosotros que va al retiro es más grande de lo que necesita ser.

Bernie viene porque Anna y Star vienen. Jake por la misma razón. Allan porque no

quiero dejarlo solo con Mary y los niños. Leo se quedó atrás. Meg lo abrazó, apretó

y le rogó que se quedara. Por mucho que no me guste dejarlo atrás, me alegra que

se quedase con Mary y los niños.

Él se ve molesto y no me imagino que pasará mucho tiempo hasta que vea su

descuidado rostro de nuevo. No se quedará mucho tiempo en la cabaña sin mí.

Llegamos a la frontera donde están los guardias. Will silba y el guardia le

silba en respuesta.

Will hace un gesto. ¡Hey!

Bufo. Aún soy la salvaje que echaron del pueblo, en mi mente. Entramos al

campamento e inmediatamente ocurren dos cosas. Star recibe abrazos y yo ceños

fruncidos.

Jake me codea. Eres como la hermanastra malvada.

Le gruño. Él se ríe y me rasca la cabeza.

Una de las mujeres se me acerca sonriendo. ¿Cómo estás, Em?

Sé que es una de las mamás de reproductoras. Está cargando a un pequeño

monstruo con ella. Él chilla.

Sonrío débilmente. Bien.

Ella mira a Will, que está mangoneando a todos, y se sonroja.

¿Se ha emparejado con alguien? Oí que aún era soltero y sé que ustedes

eran amigos.

Siento un sonrojo ardiendo en mi rostro. Ella es tan hermosa y yo podría

abofetearla normalmente solo por decir eso. Pero el niño gritón me hace negar con

Page 215: Born to fight-Tara Brown

la cabeza y plantar una malvada sonrisa en mi rostro. No. No y él ama a los

niños.

Jake tose.

Ella nos irradia a los dos. Oh, ¿de verdad? ¿Creen que me recuerda?

Jake asiente. Lo hace. Estoy seguro de que sí.

Anna nos mira con una mirada horrorizada en su rostro. La chica se vuelve.

Gracias, Em.

Asiento y batallo con la malvada sonrisa cruzando mis labios.

Anna me empuja. Yo le doy una mirada. Hey. Se pone malhumorado a

veces. Se lo merece.

Ella sacude la cabeza y se aleja. Jake se ríe. Tienes sentido del humor.

Señalo a la chica que va hacia Will. También sabes que él va a pensar que

me voy a poner celosa.

Jake se mantiene cerca de mí, mientras Will responde preguntas y saluda a la

gente con Star.

Sabes que ellos realmente fueron hechos el uno para el otro, dice Jake

quedamente.

Viendo la forma en que ella es dulce y suave haciendo que todos se sientan

cómodos y él es gruñón y firme pero lo respetan, me hace estar de acuerdo.

Miro a los ojos azules de Jake y sonrío ante la forma en que brillan.

Sonríe afectadamente. Un día verás que tú y yo encajamos mejor.

Frunzo el ceño. Estás con Star.

Nadie está realmente con Star. Es como decir que tú estás con Will. Nadie

puede poseer algo que es magnánimo.

No sé qué significa esa palabra. Casi me pregunto si él sabe lo que está

diciendo.

Son más grandes que una persona. Mírala, ella está sonriendo y flirteando y

siendo amigable. Está haciendo feliz a todo el grupo de gente. Es como la Madre—

algo que había antes. La monja que iba por ahí y sanaba a los enfermos y los

alimentaba y esa mierda.

Me encojo de hombros. No lo sé. No soy católica.

Page 216: Born to fight-Tara Brown

Él pone los ojos en blanco. Todo el mundo sabía quién era ella.

Comienzo a ignorar su charla y a notar las caras de la gente hablando con

Will. Sus ojos me atraviesan. Él cruza los brazos. Se está enojando. Sus manos son

puños.

De pronto aparece Star y sonríe, toca sus manos y las de Will. Niega con la

cabeza y ellos empiezan a ver lo que ella está diciendo.

¿Crees que están hablando de mí? pregunto nerviosamente.

Jake asiente. Oh, demonios, sí También mira. Allan se ha ido. Maldigo por

lo bajo y lo busco alrededor.

Bernie también se ha ido.

Suspiro y veo a Anna junto a Will y Star. Ella tiene la misma personalidad

extrovertida de Star, pero el sentido de Will.

Miro a Jake. Vamos a encontrar a Bernie y Allan.

Él señala. Bernie está allí. Le está hablando a un tipo del otro lado de Will.

Luce como si estuviera en la causa.

Ojea las tiendas y los árboles y señala después de un minuto. Allan está allí.

Está charlando con una chica con un bebé.

Me paro en las puntas de los pies y lo miro hablándole. Luce de treinta y

largos.

Jake hace una cara. Eww, él está tratando de ligársela. Ella tiene un bebé.

¿Qué diablos?

Me río y señalo al camino. ¿Quieres ir a nadar?

Asiente y nos alejamos. Llegamos al final del camino y alcanzamos a la roca

floja, y me duele el estómago como si estuviera haciendo algo mal. El sentimiento

de culpa está de vuelta. Miro a Jake sacándose la camiseta y sacudo la cabeza.

Voltéate, Él lo hace y me quito los pantalones, la camiseta y las botas, y

salto dentro, en mi ropa interior. El agua se siente increíble.

El sol se está poniendo pero el calor del día aún está allí. Nunca se va

realmente.

El agua está más cálida, dice él.

Lo ignoro y chapoteo. El agua es lo más limpio que he sentido.

Page 217: Born to fight-Tara Brown

Jake me salpica. Lo salpico en respuesta.

Se ríe y me hunde. Yo lo pateo y me arreglo para alejarme nadando. Él me

agarra del pie y me arrastra de nuevo.

Salgo por aire, para ver a Will parado en la roca plana. Jake me hunde de

nuevo. El sentimiento de culpa regresa instantáneamente.

Pateo más fuerte a Jake y sale por aire. Jake aparece y me rodea con los

brazos el pecho desnudo. Me arrastra dentro de agua, gruñendo como un oso. Veo

que el agua se mueve y sé que Will se ha metido.

Salgo por aire. Jake se está riendo. Yo miro alrededor. ¿Entró Will?

Se seca la cara. No lo vi.

Mi respiración se siente demasiado fuerte, como si debiera estar quieta y

esperar a que Will saliera a la superficie. Sin embargo, no lo veo.

¿Saltó dentro?

Lo vi en el borde y luego el agua se rizó. ¿Crees que está reteniendo el aire?

El pánico comienza a llenar mi voz.

No tanto. Nadamos al borde de la piscina pero no hay nada más que

nuestras ropas en la roca plana.

Lo miro. ¿Crees que pensó algo?

Frunce el ceño. Estábamos nadando. No hacíamos nada.

Él está cerca mío, demasiado. Bajo la mirada a mis pechos y sacudo la cabeza.

Aparta la mirada. Voy a salir.

Él mueve la cabeza en la otra dirección. Me trepo y me pongo la camiseta. La

oscura camiseta me cubre.

Cuando me subo los pantalones, lo veo mirando. Señalo. Dije que mires al

otro lado.

Se ríe. Te tomas demasiado tiempo.

Estrecho la mirada. Apresúrate. Está oscureciendo y los adolescentes

vienen a molestar cuando cae el sol.

Él se encoge de hombros. Tal vez quiero molestar.

Levanto los brazos en el aire. ¿Cuál es tu problema? Ya estás arruinando

todo con Star.

Page 218: Born to fight-Tara Brown

Se ríe. Ni siquiera te gusta.

Sacudo la cabeza. Eso no es justo. Ni siquiera la conozco. Eso no importa,

ella es mi hermana y tu hermano y yo somos... bueno, tú sabes.

Me tira agua. ¿Qué, Em? ¿Qué son ustedes dos?

Él es mi novio, creo.

Se ríe. Amo lo raros que son.

Me vuelvo y lo dejo allí. Voy pisando fuerte por el camino. Cuando llego a

medio camino, Will camina para encontrarse conmigo. Aún se ve enfadado. Yo

trago.

Hey.

Él cruza los brazos frente a su amplio pecho. ¿Enviaste a una joven con un

bebé para que se me echase encima, para que pudieras escaparte y tontear con mi

hermano?

Mi mandíbula cae. Me doy cuenta de cómo podían relacionarse ambos

hechos. Una risa nerviosa deja mis labios.

No es lo que parece.

Jake llega por el camino detrás de mí. Podría oírlo desde una milla. Él se para

demasiado cerca, aún mojado. Los ojos de Will se elevan para encontrarlo

directamente detrás de mí.

¿Qué estás haciendo? le pregunta a Jake.

Nadando, intentando tentar a tu novia para que retoce desnuda conmigo.

Ya sabes, la mierda usual.

El tono en la voz de Jake es molesto. Está enfadado por algo.

Will aprieta la mandíbula. ¿Por qué no vas a ver dónde está tu novia?

¿Por qué? ¿Quieres follártela de nuevo?

El rostro de Will se tensa. Jake me empuja mientras nos deja atrás. Mi ritmo

cardíaco se acelera dentro de mí. Puedo ver la verdad en su rostro.

Doy un paso atrás. Él no se mueve.

Oh, mi Dios, Me siento instantáneamente enferma.

Sacude la cabeza atrás y adelante.

Page 219: Born to fight-Tara Brown

¿Cuándo?

Se ve enfermo.

Siento lágrimas calientes llenando mis ojos. Oh, Dios, fue desde que nos

conocimos, ¿verdad?

Lo aparto, pero él agarra mi brazo. Nena, no es lo que crees.

Arranco mi brazo de su agarre, pero él me agarra con más fuerza. Yo me

deslizo, dejando mis botas, mi arco y mi carcaj. Caigo de rodillas en el polvo.

Veo sus manos temblando. Él quiere agarrarme y sacudirme y hacerme

escuchar, pero no lo hace. Él cae de rodillas también y comienza a levantar mis

cosas.

Fue cuando estabais en la granja reproductora, su voz es vacía.

Sacudo la cabeza y me tapo los oídos con mis dedos sucios. No quiero

saberlo.

Agarra mi mano rudamente. Fue un error. Lo supe entonces. Bebí

demasiado. Pensé que te habías ido para siempre. Nunca imaginé ni en un millón

de años que saldrían. Sabía que no te irías sin Anna. He visto el interior de esos

lugares. Sabía por qué te estaba enviando allí. Te dejé ir allí para que mi hermanita

no muriera sola.

Sacudo mis manos de las suyas. Pero mentiste.

Cuando habla parece como si las palabras supieran mal. Nunca quise

hacerlo. Yo estaba durmiendo en mi tienda cuando ella vino. Nunca la quise de esa

forma. Me sentí enfermo cuando vi lo que le habían hecho en las granjas, y yo había

hecho lo mismo. La usé. Nunca la amé. Me hace sentir enfermo.

Pero mentiste. Mentiste en haber tenido sexo, con mi hermana. Las

palabras saben mal para mí también.

Él baja la mirada, sacudiendo la cabeza. No creo que entiendas.

Agarro mi carcaj, mi arco y mis botas rudamente. Bueno, no lo hago.

Alza la mirada. Cariño, no me dejes. Por favor.

Le frunzo el ceño. Te necesito para terminar el trabajo que debo hacer. No

puedo dejarte. Debo matar a Marshall y a mi papá. Él traga, viéndose

esperanzado, pero lo corto Pero tú y yo, eso se terminó.

Page 220: Born to fight-Tara Brown

Lo dejo atrás pisando fuerte. Él me agarra. Yo saco una flecha, dejando caer

las botas y el carcaj en el mismo momento. La echo hacia atrás y la suelto,

cortándole en el hombro con la punta. El grita y agarro otra flecha y corro colina

arriba. Él sube detrás de mí y me giro y tiro con fuerza. Camina hacia mí con sangre

goteando del hombro.

No hemos terminado.

Asiento con la cabeza. Sí.

Sus ojos azules son hielo. Entonces suelta la flecha.

Sacudo la cabeza. No me obligues.

Él se acerca más. Mis manos y brazos están quemando. Suelto la tensión,

dejando caer mi brazo y bajo la flecha.

Se acerca más. Si necesitas tiempo para superar esto, bien. Pero no estoy

jugando. Te amo. Tienes mi corazón.

Suspiro, bajando la mirada. Will, no tienes un corazón. Eres como cualquier

otro hombre, excepto Bernie y Jake. Y ni siquiera estoy segura con respecto a Jake.

Me alejo y subo la colina con mi arco. Ni siquiera regreso por mi carcaj y mis

botas.

Trepo a la tienda que Anna y yo usamos la última vez y me enrosco en las

mantas. Ella viene un minuto después y me abraza.

Lo sabes, ¿verdad? susurra ella en mi rostro.

Asiento, sorbiendo por la nariz.

Al menos nadie murió, Em.

Asiento. Se parece mucho a Bernie.

Me aprieto contra ella y escucho como la música comienza en el fuego. Oigo a

Jake y a una chica cantando. Anna comienza a roncar, lo cual no tiene mucho

sentido, dado que no puede hacer otros ruidos.

Entonces oigo el sonido de nuestro cierre de la tienda. Me siento, lista para

una pelea pero es solo Will. Deja caer mis botas y el carcaj y entra.

Sacudo la cabeza y señalo a la puerta. Vete, susurro.

Escúchame, por favor.

No.

Page 221: Born to fight-Tara Brown

Él se arrastra hasta mí, sin escucharme. Se acuesta en mi almohada.

La cagué tanto. Sé que no estábamos juntos entonces y que te gustaba

mucho Jake. No creía que tuviera una oportunidad contigo. Cometí un terrible

error, besándote en el bosque ese día, cuando nos conocimos. Solo tuve que

hacerlo. No sé por qué. Llegué como un trasero presumido. Ese no soy yo.

Niego con la cabeza. No quiero oír esto.

Me gustaste al instante. ¿Sabes cuando dicen que tienes amor a primera

vista? Creo que tuve eso. Allí estabas tú, con ese enorme lobo, y esa mirada

malvada, y una adolescente hosca. Eras salvaje y loca, pero al mismo tiempo, la

persona más leal que he conocido nunca. Estabas lista para morir por la gente que

buscabas. Y entonces, cuando dijiste que sabías dónde se encontraba mi familia,

casi te besé. Estabas lista para morir por mi familia. Actué como un imbécil. Vi tu

rostro cuando viste a Jake, y estaba molesto. Sabía que él había llegado allí antes y

era el mejor hombre. Él te merecía y yo no. La cagué.

Sus palabras eran amables, me hicieron sentir algo, pero no era lo suficiente

algo. Sacudo la cabeza.

Lo siento, Will. No puedo hacer esto.

Se sienta y me tira hacia él. Me sacudo pero me sostiene allí. Las lágrimas

calientes aún están allí. Yo sorbo por la nariz en su camisa y me odio por dejarlo

tocarme. Cuando siento que su agarre se relaja, susurro.

Yo sí amo a Jake. Siempre lo he hecho. Es una mentira pero necesito que

no me desee, que se vaya y me deje sola.

En su lugar, él me rodea con los brazos. Sé que estás mintiendo. Te vi

nadando hoy. Te vi lucir asustada, cuando me viste. Estabas preocupada por lo que

yo pensara, incluso a pesar de que mandaste a esa chica sobre mí.

Niego con la cabeza. Siento haberte disparado, pero no te quiero.

Me besa la frente y se levanta. Te quiero lo suficiente por los dos justo

ahora. También vine para decirte que tenemos un buen grupo para ir tras Marshall.

Nos vamos mañana. Star hizo eso posible. No la odies.

Niego con la cabeza. Es mi familia. La única real que me queda, ella nunca

me ha mentido.

Él me mira. ¿Sabes, eso que tu papá te estaba entregando, cuando se estaba

muriendo y te dijo que lo tomaras? Cariño, eso era su corazón. Él te dio su corazón,

su esperanza y su amor. Eso es lo que había en su mano. Se inclina hacia

Page 222: Born to fight-Tara Brown

adelante y agarra mi mano . Toma el mío también. La suelta y deja la tienda. El

sonido del cierre duele. Quiero que se quede.

Agarro la almohada y trato de hacer que se vaya el dolor.

Anna abre un ojo. Yo soy tu familia, imbécil.

Asiento mientras una sola lágrima cae por mi rostro. Lo sé. Lo siento. Eso

era un golpe para él, no para ti.

Lo sé... hazle esperar. Merece sufrir antes de que lo perdones.

Le frunzo el ceño. ¿Qué te hace pensar que voy a perdonarlo?

Sonríe. En las novelas románticas de la Abuelita, ellas siempre los

perdonan, después de un rompimiento de corazón malo como ese.

Me río amargamente. He creado un monstruo. Nunca debí decirte que

leyeras esa maldita biblioteca.

Sonríe. ¿Cómo más voy a aprender sobre el amor?

Pongo los ojos en blanco. No de mí, eso seguro. ¿Leíste el libro Outlander de

la dama Gabaldon?

Asiente. Sí.

Suspiro. Desearía que Will fuera más como Jamie.

Suspira y susurra en respuesta. Creo que todas desearíamos que los

hombres fueran más así.

Cierro los ojos y lucho contra los sueños sobre mañana.

El fin

Page 223: Born to fight-Tara Brown

Mantente al tanto por información sobre el último libro de la Trilogía Born,

Reborn

Page 224: Born to fight-Tara Brown

Este libro está dedicado a mis fans, muchas gracias. El interés y el apoyo han sido increíbles. También debo agradecer a mi esposo e hijos. Me han apoyado incluso cuando estaba en mi frenesí de escritora.

Portada hecha por Once Upon a Time Covers

Editado por Andrea Burns.

He disfrutado escribir esta serie y espero que hayan disfrutado tanto de leerla.

Gracias Nick J (el corrector de pruebas más sexy que existe)

Un agradecimiento especial a The Nators. Gracias a todos. Mejores E-amigos y E-chica que pueda tener.

Page 225: Born to fight-Tara Brown

#3 - Reborn Hace veinte años un hombre creó una

niña que nunca tuvo la intención de amar.

Hace diez años, el mundo se acabó y

Emma le dio la espalda al hombre que ella creía

que era su padre... en un intento por sobrevivir.

Hace ocho semanas, descubrió la verdad

sobre su familia, incluyendo a la hermana que

nunca supo que existía.

La semana pasada tuvo su corazón roto

por el único hombre que ella nunca imaginó

que lo rompería.

Ayer le dio la espalda a aquellos que le

importaba en un intento de ayudarlos a

sobrevivir.

Hoy ella planea cazar a dos hombres

hasta los confines de la rota tierra.

No para salvar al mundo.

No para hacer del mundo un lugar mejor.

Mañana... ella planea vengarse.

Trilogía Born

Libro 1 – Born Libro 2 – Born to Fight Libro 3 – Reborn

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Sobre Tara Brown No voy a hablar en tercera persona. Se siente raro.

Soy una autora canadiense de romance Contemporáneo y

Romance Paranormal, Post Apocalíptico y novelas de Fantasía. Escribo un montón de libros y salto mucho de géneros. Sobre todo porque creo

que tengo palabras que AÑADIR, Me gusta llamarlo

WADD. Puede ser que sea una cosa real. Escribo New Adult, mis libros tienen contenido

sexual (claro que sí) y palabrotas. ¡Ya has sido advertida! ¡Ahora a disfrutar!

Tengo un beagle llamado Buster, un marido al que obligo a leer todo lo que escribo, y dos chicas que

quieren gravemente ser un personaje de mis libros. Y no en ese orden.

Tengo treinta y cinco años, así que prepárate para la novela chick lit de este año. La estoy llamando

mi Ode para mi Crisis de los cuarenta.

He estado escribiendo desde que tenía la edad

suficiente para mentir. Así que hace desde algún tiempo. Si te estás preguntando sobre el sombrero, es

mi “Toque canadiense”

Bienvenido a mi mundo. Por favor, disfruta del paseo.

Yo soy una gran fan del apocalipsis zombi y de Eric Northman. Sweet Baby Jesus, ese hombre es bueno.

He diversificado recientemente y acaban de publicar mi primera novela de fantasía. Está llena de dragones, magia, princesas, la

Volkodlak, ah y tal vez un poco de cuerpo rasgándose de algunos combates en jaula. Pero seamos honestos, ¿a quien no le gusta una

princesa que puede cuidar de sí misma? La novela se llama La venganza y la doble espada blandiendo la Princess Amillia y garantiza un montón de eso.

¡No te pierdas nada de mi asombrosa serie! Incluyendo el que estará siendo revelado en primavera, The

Blackwater Witches. Brujas Bayou, criaturas de la noche y una

espeluznante mansión encantada.

También acabo de terminar mi primera novela contemporánea, The Lonely. Es un poco picante, todo eso es una mezcla extraña de

emociones. Ni siquiera puedo describírtelo porque podría estropear algo.

Entra en ella CIEGAMENTE! Ese es mi único pensamiento de todo el asunto. Permite que te envuelva. El viaje es difícil pero te prometo

cuando llegues al final, sentirás cosas que no has sentido antes.

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Traducido, corregido y diseñado en...

PPPaaarrraaadddiiissseee SSSuuummmmmmeeerrrlllaaannnddd .

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