SELECT › 3 L a gente va, viene, camina a paso firme y apurado. Pasan uno, dos, tres colectivos. El cuarto toca bocina. Las veredas tiemblan, señal de que debajo de la tierra, también se mueven los subtes. Las bicicletas, osadas, se animan al paso finito entre la marcha agitada de la gente y las palomas que ya hicieron de este, su lugar. A lo lejos, retumba el cielo y no llueve: es un avión que, una vez más, emprende su ruta diaria. Los años pasan, los meses se suman, las horas corren y agonizan los minutos. Mientras tanto, ellos permanecen como testigos fieles de este trajín diario que tiene mucho más de 200 años en funcionamiento. Desde siempre, han tenido una sola misión: mostrar el paso del tiempo desde lo alto. Revisten, así, edi- ficios emblemáticos que han visto cómo se ha ido escribiendo la historia de un país. Han marcado el paso del tiempo mientras un presidente se sucedía a otro, y mientras las costumbres se adecuaban a cada época. No son muchas las personas que hoy pasan todos los días por estas calles históricas de la ciudad de Buenos Aires y elevan la mirada para saber la hora. Hubo un tiempo, sin embargo, que el paso del día se regía con las agujas de algunos de ellos. Por ejemplo, en tiempos de Juan Manuel de Rosas, cuentan las viejas crónicas que el gobernador ordenó a todos los relojeros de la ciudad que ajusta- ran sus cronómetros al reloj del Cabildo sin importar la hora que diese. Les proponemos, entonces, un recorrido fugaz y fotográfico por estos relojes que aún permanecen en las fachadas de edifi- cios históricos y monumentos nacionales, en plena convivencia con un tiempo que no les es propio. Riqueza agropecuaria LUGAR Loren ipsum vix tremulus rures miscere lascivius suis, utcunque matrimonii incredibiliter frugaliter suffragarit suis. Apparatus bellis corrumperet optimus verecundus cathedras. Umbraculi deciperet suis, ut chirographi conubium santet perspicax zothecas, utcunque saetosus apparatus bellis iocari zothecas, semper cathedras satis celeriter fermentet verecundus catelli, et suis spinosus imputat saetosus quadrupei. Caesar corrumperet oratori. Incredibiliter adfabilis chirographi deciperet Octavius, etiam adlaudabilis apparatus bellis libere conubium santet Pompeii. : narrar POR VICTORIA LLORENTE • FOTOS: MARKO VOMBERGAR fuentes VOLVER a las El microcentro porteño fue, desde siempre, el centro neurálgico desde donde se han tomado las decisiones más relevantes para el país. Entre sus edicios, numerosos relojes han sido testigos eles del paso del tiempo y de la historia. Un ensayo fot ográco reservad o a quienes han logrado marcar el tic tac del ritmo de una ciudad.