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Anticipaciones anarquistas sobre los nuevos patrones
Nico Berti
Transcripcin: @rebeldealegre
En este texto publicado en Interrogante (No. 2, Marzo de 1975),
Giampietro Nico Berti revisa el anlisis anarquista del advenimiento
de la "nueva clase," la tecno-burocracia, relacionando dicho
anlisis con la crtica anarquista del rol de la ciencia en la
sociedad, y la crtica anarquista clsica ms general de la jerarqua y
la dominacin, o "el poder en cuanto tal."
La interpretacin del marxismo como ideologa de clase de la
intelligentsia fue propuesta por primera vez por los anarquistas,
sobre todo por Bakunin y Makhajski. Este ltimo nos ha dejado un
correcto anlisis sociolgico del movimiento socialista, en la cual
observ dos clases distintas: la de los obreros industriales y la de
los trabajadores intelectuales, cuyos intereses no coincidan para
nada. Estas dos clases no podan asimilarse puesto que la primera
estaba constituida por la masa inculta de los trabajadores
manuales, y la segunda por una minora de individuos en posesin de
un verdadero y adecuado capital oculto (la cultura superior que los
situaba por encima de los obreros y los destinaba casi naturalmente
a desempear papeles directivos). Los segundos, que dentro del
conjunto constituan una intelligentsia desclasada, tendan a
utilizar a la clase obrera como un trampoln para lanzarse a la
conquista del Poder. De haber tenido xito, habra quedado edificada,
no la sociedad sin clases en la cual Makhajski no vea otra cosa que
una frmula propagandstica , pero s una nueva jerarqua social basada
no ya sobre la distincin entre los haves y los have-nots, sino
entre los knows y los know-nots. Dicho de otro modo: la
inteligentsia desclasada tenda, a travs de un doble movimiento
oposicin a la sociedad capitalista, de la cual se senta
injustamente excluida, y colonizacin de la clase obrera a crear una
sociedad en la cual el dominio de la aristocracia de la riqueza
sera sustituido por el dominio de la aristocracia de la cultura. De
este modo Luciano Pellicani, un joven estudioso italiano, ha
resumido desde un ngulo exclusivamente sociolgico las
anticipaciones y las intuiciones anarquistas que tienen ms de un
siglo sobre el complejo fenmeno an hoy observado y comprendido con
trabajo: el ascenso en todo el mundo industrialmente avanzado de la
nueva clase dominante: la tecnoburocracia.
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Puntos de partida y anlisis anticipadores, a veces profticos,
que trataremos de presentar y desarrollar aqu teniendo en cuenta un
arco de tiempo que abraza las primeras formulaciones tericas a este
respecto y el advenimiento de la Revolucin rusa, con la
consiguiente edificacin de la primera sociedad tecnobrucrtica de la
historia: un arco que va, a grandes rasgos, de 1840 a 1920. Luego
de 1920-25, en los hechos, no se puede hablar de anticipacin desde
el momento en que el dominio de clase tecnoburocrtico es una
realidad en la U.R.S.S. (una realidad que pronto ser descubierta,
aunque con diversas interpretaciones, por otras fuerzas polticas).
Por lo dems, incluso en el rea capitalista, las estructuras
socioeconmicas van cambiando progresiva y rpidamente a partir de
los aos 20, y en ese cambio la nueva clase va reforzando y
extendiendo sus privilegios y su dominacin. Ambos sistemas (el
nuevo sedicente socialista y el capitalista tardo) expresan en una
progresiva convergencia aquella nueva relacin de dominacin y
disfrute anticipado, intuida por los anarquistas. Los nuevos
patrones fundan su poder sobre una suerte de propiedad intelectual
de los medios de produccin, es decir, sobre la posesin de los
conocimientos inherentes a las funciones directivas de los grandes
conglomerados econmicos y polticos. Su forma de explotacin no es
ejercida de modo individual (como la burguesa) sino colectivamente,
por la clase, pudindose hablar de propiedad de clase. Esta
propiedad define por lo tanto la naturaleza de la nueva clase
dominante, dedicada sobre todo a aquella actividad de la esfera del
trabajo intelectual que corresponde a las funciones directivas en
la divisin jerrquica del trabajo social. Por lo tanto la forma
socioproductiva de la divisin vertical del trabajo divisin entre
actividad intelectual y actividad manual constituye la estructura
de sostn del mecanismo de la nueva explotacin, es decir, del
dominio tecnoburocrtico. En la forma ms cabal de este dominio, o
sea, en los estados que se proclamen a s mismos socialistas, la
nueva clase dominante, en virtud de esta propiedad intelectual,
puede administrar monopolsticamente los medios de produccin y
explotar, por lo tanto, la fuerza de trabajo. Esta no se apodera de
una cuota privilegiada de bienes y servicios de modo directo, como
hacan los capitalistas, sino de modo indirecto, a travs del Estado
que se apropia de esta cuota de clase y luego la reparte entre sus
propios funcionarios tecnoburcratas, diferencindolos segn su grado
y posicin jerrquica, es decir, segn la importancia jerrquica de la
funcin intelectual desarrollada. Hemos trazado anticipadamente en
sus lneas generales y de modo muy esquemtico este fenmeno
socioeconmico, observado y definido de diversas maneras por muchos
estudiosos, tecnoestructura y nuevo estado industrial, nueva clase,
colectivismo burocrtico, capitalismo de empresa, capitalismo
monoltico, revolucin de los empresarios, capitalismo paternalista,
capitalismo burocrtico, feudalismo industrial porque teniendo muy
presente este cuadro general de referencias podemos preguntarnos
ahora en qu medida y de qu modo el pensamiento anarquista ha
previsto este cambio radical o histrico del mecanismo
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de la desigualdad y de la explotacin. A este respecto nos parece
que la respuesta puede encontrarse, por un lado, en la secular
crtica al poder como tal; por otro, en su tambin secular polmica
terica contra el socialismo autoritario y, en especial, contra
aquel de inspiracin marxista. En tanto que el anlisis del primer
aspecto aparece como un criterio regulador que alienta a la crtica
anarquista de cualquier poder, el del segundo, en cambio, se dibuja
a travs de la investigacin del orgnico y necesario vnculo que
existe entre la ideologa socialista autoritaria y el uso
histrico-social de la ciencia en la divisin jerrquica del trabajo
entre manual o intelectual. Esta divisin, que ya vimos como una
estructura de sostn del mecanismo de la nueva forma de explotacin
tecnoburocrtica, favorece un proceso de divinizacin y monopolio de
la ciencia, entendida en este caso como saber socialmente
significativo, para los fines del dominio poltico. Para el
anarquismo los dos momentos, como veremos, estn estrechamente
conectados, en el sentido de que slo dentro de un cdigo ideolgico
general de referencias como su universal antiautoritarismo es
posible centrar el anlisis sobre los concretos aspectos histricos
del problema, diversificar y desarrollar las particularidades que
le son inherentes. Porque si es verdad que el poder en s no existe
sino en cuanto secuencia ininterrumpida de aquellos momentos
histricamente particulares, y que incluso esto no puede delinearse
sino como enucleacin de los rasgos constantes de estos ltimos,
tambin es cierto, sin embargo, que lo que los une a todos, es
decir, lo que une a cada poder es, justamente, para el anarquismo,
el sencillsimo hecho de serlo, ms all de las variables
conformaciones histricas, es decir, de los infinitos y variables
poderes. Dejemos ya sealado, pues, lo esencial de la metodologa
anarquista: un discurso sobre la naturaleza poltica y social de la
nueva clase tecnoburocrtica no puede prescindir de un discurso
sobre el poder en cuanto tal; y al revs, no puede llegarse a esta
general referencia ideolgica sino partiendo de la comprobacin
cientfica de que el nuevo poder particular derivar inevitablemente
de la praxis del socialismo marxista y autoritario terminar por
asumir un valor sustancial de equivalente respecto a cualquier otro
poder histricamente constituido, devolvindonos de ese modo a la
nica alternativa revolucionaria digna, para el anarquismo, de ser
enteramente asumida: la total e irreparable destruccin del poder en
cuanto tal.
La divinizacin del saber Este primer punto nos dice ante todo
que la ciencia, como cualquier otro campo de la actividad humana,
es susceptible, a juicio del anarquismo, de posibles desarrollos
alienantes. La posibilidad de tal proceso se presenta al
instaurarse la vieja y simple relacin autoritaria entre sujeto y
objeto, es decir cuando entre
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ciencia y hombre se invierte la relacin justa, y el hombre,
originariamente sujeto-creador, se transforma en objeto-criatura:
en vez de estar la ciencia al servicio del hombre, ste se pone al
servicio de la ciencia. Este esquema general constituye la trama de
fondo, la matriz comn, en torno a la cual las diversas corrientes
del anarquismo convergen en una misma crtica sustancial. Es cierto
que a veces encontramos posiciones muy diversas, casi opuestas,
incluso, pero en conjunto, el anarquismo ha advertido y denunciado
el peligro de una idealizacin religiosa de la ciencia. Tratemos
entonces de enfocar algunos anlisis relacionados con este punto.
Empecemos por el de Stirner que, aunque paradojal en algunos
aspectos, ha captado bien, en su significado extremo, el vuelco de
la relacin que antes sealbamos. Si la ciencia se presenta como
misin, como idealismo, hasta el punto de ser no un medio sino un
fin, si la capacidad de control y de dominio sobre ella naufraga en
la de un nuevo deber, aunque tal deber tenga ahora caracteres
cientficos, la dimensin santa que acompaa cualquier forma de
alienacin aparecer bajo una vestidura nueva pero idntica en
sustancia. Dimensin santa porque todo lo que est por encima de m, y
escapa a mi poder, dice Stirner, tiende inevitablemente a ser
divinizado bajo las formas mltiples del mito. No hay contradiccin
por lo tanto entre mito y ciencia, entre fe y ciencia: lo que
determinar el carcter alienante no deriva tanto del objeto en
cuestin, sino de la relacin entre este objeto y el individuo. Si
tal relacin sigue siendo autoritaria y jerrquica, como sealbamos,
ningn objeto, por mucha capacidad liberadora que tenga, neutralizar
la posibilidad de que se produzca una nueva alienacin.
Radicalizando esta actitud, Stirner llega a afirmar que hay una
oposicin entre el libre pensamiento, expresin del programa
cientfico, y el poder del individuo. Este es quien debe ser libre,
y no la ciencia, la verdad o el pensamiento. Porque el pensamiento
que me es propio, mi pensamiento que no me gua sino que es guiado
por m, que lo refreno o estimulo segn me plazca, es totalmente
distinto del libre pensamiento. Lo que homologa o distingue no es
tanto la fuerza operante de la libertad indeterminada, que en s
permanece annima y genrica, sino el uso, en este caso estrictamente
individual, que de ella se hace: si la libertad deja de ser de mi
propiedad, soy yo, escribe Stirner, el que sucumbe bajo el
pensamiento. As, insiste, si los pensamientos son libres, me
dominan, y no tengo ningn poder sobre ellos: me convierto en su
esclavo. Oprimida por esta perspectiva, la posibilidad creadora del
individuo disminuye, la dialctica de la liberacin se vuelve
dialctica de la alienacin. Ya no es el individuo el centro
irreductible del mundo, sino los valores por l creados; restaurar
las relaciones autnticas entre estos dos polos significa por lo
tanto reafirmar que El principio de mi pensamiento no es un
pensamiento, sino mi individualidad; de suerte que soy el mismo
tiempo principio y fin. Bakunin retoma tambin la exigencia
stirneriana de la individualidad como hecho concreto e irreductible
de la vida, opuesta a la abstraccin cientfica. La
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ciencia, segn Bakunin, es siempre una abstraccin, y, por eso
mismo, de algn modo, una negacin de la vida real. En pro de esta
tesis argumenta que la ciencia es incapaz de captar la viviente
individualidad de cada ser. Se ocupa de los individuos en general,
no de tal o cual individuo. La raz de la alienacin y por lo tanto
de la posible divinizacin de la ciencia, est pues, para Bakunin, en
su propio lmite intrnseco: la abstraccin. Un lmite insuperable que
sita siempre a la ciencia por encima de la vida. Pero precisamente
por partir de esta base puede desarrollarse un proceso divinizador,
cuando se opera una dicotoma entre cuerpo cientfico y cuerpo
social, entre vida real y vida intelectual, entre masa y lite. Es
evidente que en este punto el discurso pasa del carcter filosfico
del problema, al carcter ms concreto de la dimensin poltica. Por
ello Bakunin traslada el discurso al plano histrico, precisando que
el juicio sobre la ciencia nos lleva necesariamente a ocuparnos de
los cientficos y de su organizacin. Precisamente en virtud de un
monopolio efectivo sobre la ciencia, los sabios permanecen en
cuanto tales fuera de la vida social (como) una casta aparte que
presenta muchas analogas con la de los sacerdotes. La abstraccin
cientfica es su dios, las individualidades vivas y reales son sus
vctimas y ellos sus inmoladores consagrados y patentados. La
analoga que establece Bakunin entre casta religiosa y casta
cientfica descansa evidentemente sobre el nico punto que a su
juicio las une: el monopolio efectivo de la respectiva profesin,
del respectivo saber. Tambin aqu como para Stirner aunque con
perspectivas diversas la naturaleza del objeto, por mucha capacidad
liberadora que posea, no es suficiente garanta para sostener el
proceso de liberacin humana. Lo que decide el destino de esa
liberacin es el modo como se ha llevado a cabo, modo que slo puede
venir de abajo, es decir a travs de una participacin responsable y
popular que rompa y subvierta los papeles autoritarios inherentes a
cada monopolio. De ah que el mundo de la ciencia, aunque se refiera
al mundo viviente y material, ya que no a la expresin general y
abstracta, est limitado respecto a la vida, que es la nica que crea
espontneamente todas las cosas y seres reales, lmite que resulta
intraspasable. Por que la ciencia no crea nada; comprueba y
reconoce tan slo la creacin de la vida. Sobre esta huella en cierto
sentido vitalista donde confluyen posteriormente, a pesar de
motivaciones tericas diversas, las crticas anarco-comunistas de
Malatesta y las anarco-individualistas de Armand, Bakunin
desarrolla el tema de la libertad como expresin multiforme y
espontnea de la vida social. Los lmites de ste, que resultan
inconmensurables para cualquier compresin cientfica, constituyen al
mismo tiempo la garanta ante cualquier invasin abstracta y
planificante del gobierno de la ciencia. Justamente con respecto a
esta posibilidad, que constituye la justificacin ideolgica para un
gobierno de los cientficos, futuro equilibrio sociopoltico de la
tecnoburocracia, es establecen los nudos tericos del problema que
cobra ahora, como habamos sealado, una
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precisa fisonoma histrica y poltica.
El gobierno de la ciencia como
ideologa tecnoburocrtica Fiel al principio base de la propia
ideologa, el anarquismo rechaza cualquier gobierno, incluso el de
la ciencia. Entendmonos, no se trata de un rechazo del aspecto y
del uso tcnico de la ciencia. Escribe Bakunin: me inclino delante
de la autoridad de los especialistas, pronto a seguir sus
indicaciones e incluso sus directivas, porque esta autoridad no me
es impuesta por nadie, ni por los hombres ni por Dios (. . .).
Reconozcamos la autoridad absoluta de la ciencia, pero rechacemos
la infalibilidad y la universalidad de sus representantes. Este
rechazo est regulado no slo por la pertinencia metodolgica de la
negacin de cualquier poder, sino tambin, en este caso especfico,
por la determinacin de su posible carcter engaoso. Precisamente en
virtud de su anonimato y universalidad, la ciencia expresa un poder
puro que aparece indiscutible e inclasificable. Indiscutible e
inclasificable por su carcter objetivo y porque de tal carcter se
desprende y se prefigura una imagen democrtica difcilmente
discutible. De ah la posibilidad de un uso y abuso del poder de la
ciencia que por su extensibilidad no es comparable a ningn otro
poder histrico precedente: sus mbitos son los ms altos grados del
conocimiento humano. Al abrigo de este poder posible que en la
prctica de la planificacin puede precisarse operativamente en todos
los campos punto programtico de la ideologa tecnoburocrtica , el
anarquismo ha desarrollado en contra, como su alternativa, la teora
del pluralismo en todos los niveles, sociales y culturales, como
expresin espontnea y libre de las autnticas manifestaciones de la
vida colectiva e individual. Llegados a este punto, la
contraposicin se plantea entre las dos diversas concepciones
ideolgicas que anticipan los desarrollos histricos dominantes en
este siglo. Por una parte, la tendencia del poder a una siempre
mayor centralizacin, tendencia que desembocar, como ya sealamos, en
el paso del dominio capitalista al domino tecnoburocrtico; por
otra, la accin subversiva de las masas oprimidas que tiende a
contrastar tal tendencia, y que concluir en la riqueza multiforme
de las luchas sociales, en la propuesta continua de autogestin y de
autoeducacin. En el punto medio de tal encuentro, una ulterior y ms
profunda vertiente ideolgica divide las motivaciones tericas de los
respectivos campos. Una vez ms se agrega, por una parte, a tales
motivaciones (es decir al mito de la eficiencia tcnica a travs de
la planificacin, la pretendida neutralidad del uso operativo de la
ciencia, la democraticidad de tal ejercicio, etc.) lo relativo a la
teorizacin de la desigualdad natural y la consiguiente aristocracia
de la inteligencia; mientras que por otra se insiste, opuestamente,
no slo en los temas del pluralismo y de la espontaneidad, sino en
los ms premiosos y significativos de
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la igualdad social y de la negacin de toda aristocracia
comprendida la del mrito y la inteligencia. Tratemos pues de
reconstruir los momentos salientes del anlisis anarquista de este
encuentro: para ello es necesario volver a Bakunin. Su anlisis se
centra sobre los trminos profticos, pero no necesariamente
imaginarios, de una posible sociedad organizada y gobernada segn
principios cientficos y racionales. es decir, segn esquemas
preconstrudos e impuestos por una academia de eruditos y sabios,
guiados sinceramente por la idea del bien y de la verdad. Bakunin,
perfilando con exageracin las imgenes, afirma que tal sociedad sera
un monstruosidad, ya sea porque al obligar a la vida prctica,
colectiva e individual de los hombres a conformarse estrecha y
exclusivamente a los ltimos aportes de la ciencia, la sociedad
tanto como los individuos se condenara a sufrir martirio sobre el
lecho de Procusto, ya porque el cuerpo cientfico, al cual le fuese
confiado el gobierno de la ciencia, terminara muy pronto ocupndose
no de la ciencia, sino de una tarea muy distinta; y esta tarea,
propia de todos los poderes constituidos, sera la de perpetuarse a
s mismo, volviendo cada vez ms estpida a la sociedad confiada a su
cuidado, y por lo tanto cada vez ms necesitada de su gobierno y de
su direccin. Hay que subrayar que aqu la obsesin bakuniana
desarrolla dos rumbos que confluyen en una nica crtica; porque si
por una parte se denuncia lo absurdo de semejante gobierno, con
todas sus implicaciones autoritarias, por otra se comprueba,
partiendo de la efectividad de esta ltima, la muerte de la ciencia
como campo de continuas hiptesis y bsquedas. De aqu la amonestacin
bakuniana tendente a predicar la revuelta de la vida contra la
ciencia, o mejor, contra el gobierno de la ciencia. En esta
revuelta Bakunin ve la garanta humana como defensa de la libertad
contra las implicaciones autoritarias del gobierno de la ciencia;
sin embargo, dicha revuelta se realiza no para destruir la ciencia
lo que sera un delito de lesa majestad sino para volverla a su
lugar, de modo que no pueda volver a remontarse nunca ms; vale
decir, para asignarle a la ciencia su verdadera funcin, que no debe
ser constitutiva en los enfrentamientos de la vida sino tan slo
regulativa. Sin embargo, al lado de estas justificaciones
ideolgicas del gobierno de la ciencia, existe otra tesis
importante, que ya esbozamos, y que incita al reconocimiento de
semejante gobierno como hecho objetivo y necesario; la teorizacin
de la desigualdad natural y la consiguiente aristocracia de la
inteligencia. La componente intelectual-meritocrtica que sanciona
una desigualdad no histrica sino natural, supera no slo cada
precedente justificacin ideolgica de la jerarqua social y humana,
sino que establece y precisa, en esta jerarqua, caracteres
absolutamente inmodificables. Es evidente, en efecto, que mientras
los impedimentos de carcter histrico son todos eliminables si se lo
desea, los de carcter natural son, por el contrario, inamovibles:
an admitiendo que fuese posible violentar a la naturaleza, qu
fuerzas histricas, sociales, polticas y humanas asumiran esta
responsabilidad? Quin, en otros trminos, pondra su propio orden en
anttesis con el orden natural?
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Sobre este punto decisivo para la formulacin prctica y terica de
la emancipacin, la sedicente aristocracia de la inteligencia se
expresa histricamente, segn Bakunin, como el ltimo refugio de la
voluntad de dominio. ltimo refugio porque, confutada y abolida
cualquier justificacin histrica de la desigualdad, slo queda
aquella natural que, si fuese verdadera, hara objetivamente
imposible la construccin social libertaria. Si las caractersticas
fundamentales de los hombres, si sus aptitudes y su capacidad son
jerrquicamente desiguales con independencia de la suma de todos
aquellos factores abarcados por el condicionamiento social; es
decir, si tales diferencias se refieren exclusivamente a la
naturaleza, no hay ninguna posibilidad, ni la habr, de que se
produzca la igualdad. La adecuacin socioeconmica conforme a tal
orden resultara jerrquicamente justa y necesaria. Esta es, por
ejemplo, la imagen social de la ideologa sansimoniana y, en
general, del socialismo autoritario, que Kropotkin examina como
modelo terico, paladinamente meritocrtico. El sansimonismo, al
predicar una sociedad que tenga a la cabeza un gobierno compuesto
por una jerarqua de los mejores hombres mejores en las ciencias, en
las artes, en la industria , representa, desde el punto de vista
anarquista, un referente ideolgico extremadamente antiigualitario.
La individuacin del componente intelectual-meritocrtico representa
por lo tanto la bisagra justificadora de la desigualdad natural y
de la consiguiente ideologa del gobierno de la ciencia. En esta
delimitacin, sin embargo, aparece la individuacin todava
exclusivamente terica o, mejor an, general y abstracta, de la
potencialidad de este poder que definimos como poder puro. Ahora se
trata de pasa de esta delimitacin al anlisis que define los nudos
salientes de la traduccin en trminos polticos, econmicos y sociales
de ella; vale decir, cumplir el pasaje de la individuacin del
gobierno de la ciencia al de los cientficos: remontar del poder
puro de la primera al poder histrico de los segundos. Qu fuerzas
sociopolticas han recorrido este pasaje, que el anarquismo anticip
primero y resumi despus en conjunto como transformacin del dominio
capitalista en dominio tcnico-burocrtico? Quines son se preguntaba
Eliseo Reclus los que se encaminan hacia el poder, para sustituir a
los privilegiados por nacimiento o por fortuna con una nueva casta,
que se dice de la inteligencia?, respondiendo de inmediato: (los)
que del mismo modo han reivindicado en provecho de los hombres de
genio, es decir en su provecho personal, la direccin poltica de la
sociedad. La expresin Gobierno de los mandarines ha sido cruelmente
pronunciada. La propiedad de la nueva clase es, por lo tanto,
propiedad intelectual, en virtud de la cual accede al poder puro de
la ciencia, crendolo directamente por los propios privilegios y las
propias fortunas. Este es el eslabn que tenemos que insertar para
comprender, a esta altura, las anticipaciones que el anarquismo
hizo de esta nueva clase definida ahora como tecno-burocrtica;
anticipaciones que implican un anlisis preliminar de la relacin
entre clases sociales y divisin vertical del trabajo. Esto nos
permite de hecho remontar a la estructura que est en la base
del
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mecanismo autoritario, describiendo e identificando sus
componentes constantes y sus formas caractersticas, elementos que,
por su naturaleza estructural, se representan y se hacen concretos
en las diferentes sociedades histricas, asumiendo las formas
socio-econmicas inherentes a ellos y por lo tanto el aparato
poltico que anima y justifica el poder en cuanto tal.
Divisin jerrquica del trabajo y clases sociales
De este modo el anlisis de la divisin vertical del trabajo entre
manual o intelectual se presenta como investigacin de la causa
constante de la desigualdad social, generadora, por lo tanto, de la
escala jerrquica de las clases. As, con respecto a la formacin de
la tecnoburocracia, que detenta la nueva forma histrica de la
propiedad, es decir la propiedad intelectual de los medios de
produccin, tal divisin es vista dentro del ms amplio anlisis de la
autoridad segn el modelo metodolgico ya esbozado arriba: un
discurso sobre el nuevo poder particular no puede prescindir nunca
de un discurso sobre el poder en cuanto tal. El anlisis de la
autoridad se presenta, pues, en el doble aspecto de un anlisis
histrico-dinmico y en la definicin e individuacin de races
estructurales: en otros trminos, una explicacin que nos lleva de su
aspecto variable al conste y viceversa. Si sta, por una parte, se
especifica a travs de la comprensin histrica y variable de la
sociedad burguesa; por otra, individuando la correlacin con la
divisin del trabajo, desarrolla un mtodo de comprensin para cada
sociedad autoritaria. En otros trminos, se trata de seguir el
movimiento evolutivo de estas funciones, de reconocer sus
caracteres y sus tendencias para formular sus leyes de modo de
constituir la comprensin terica de la sociedad a travs de la
explicacin de la organizacin del trabajo. Esta se organiza en una
estructura de tipo piramidal en cuyo vrtice se asienta el prncipe,
en tanto que la base se apoya en el proletariado. La correlacin
funciones-clases sociales viene desde Proudhon en la medida en que
el trabajo humano, accin inteligente del hombre sobre la materia,
es repartido y adjudicado segn el orden creciente de importancia
tcnico-cientfica. De hecho, el trabajo es una idea compleja que,
descompuesta en cada uno de sus elementos, y luego vuelta a
componer teniendo en cuenta todos los puntos de vista, constituye
la ciencia. Las funciones sociales o clases se colocan a travs de
una escala jerrquica anloga a la descomposicin de la ciencia segn
los elementos, desde el ms simple al ms complejo, de los
particulares a los generales. La ecuacin trabajo-ciencia se
transforma en un mtodo de comprensin y de anlisis: En la medida en
que la funcin gana en generalidad representativo, es decir, en la
medida en que ella reabsorbe un nmero mayor de otras, pierde en
especialidad efectiva, en materia industrial y en aplicacin
cientfica. As, el jefe de oficina produce materialmente menos que
el obrero, pero ms que el empresario: el patrn, el gobernador, el
ministro, el
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consejero de estado, el rey, no ejercitan ni un arte, ni una
ciencia, ni un oficio; su funcin es la de reagrupar las funciones
inferiores, centralizarlas y unificar sus relaciones. El trabajo,
en este nivel elevado, supone, como siempre, una actitud, una
educacin, y condiciones especiales de elegibilidad; pero en s, no
es ni ms ni menos difcil que otros: si hoy parece darse lo
contrario, eso proviene nicamente de nuestra organizacin
imperfecta, y de la simpleza de los principios que nos gobiernan. .
. Por lo tanto la desigualdad de la inteligencia, entre los
hombres, es una anomala; la de las funciones, una injusticia. La
divisin del trabajo en intelectual y manual se generaliza en
divisin social. Este divorcio entre ciencia y trabajo es la matriz
en la que se constituyen las clases . . . el trabajo ya no se
divide segn sus gneros, aspectos y variedad; ni en sus partes
integrantes, como en las operaciones parcelarias; sino en sus
elementos constituyentes, la inteligencia y la fuerza. Esta ltima,
en la sociedad burguesa se traduce en fuerza-trabajo, en mercanca,
en virtud del escaso valor (para el mercado capitalista) presente
en la funcin social desarrollada. Esta forma histrica asumida por
la desigualdad, se hace presente en la divisin general entre clase
capitalista y clase proletaria: la sociedad burguesa constituye,
con sus estructuras econmicas y polticas, el aspecto histrico y por
lo tanto variable de ella. Tambin bajo este aspecto se afirma la
reflexin terica bakuniana. La sociedad burguesa que condujo la
revolucin poltica del 89 (la igualdad jurdica de los ciudadanos) no
modific la relacin estructural de la desigualdad: la organizacin
jerrquica del trabajo. Dado que el origen primero de esta
servidumbre escribe Bakunin , para ser ms precisos, el dogma de la
desigualdad poltica de los hombres, ha sido suprimido por la gran
revolucin, hay que atribuir el actual desprecio por el trabajo al
segundo, a aquella separacin que se ha ido creando, y que todava
hoy existe con toda su fuerza, entre el trabajo intelectual y el
trabajo manual, y que reproduciendo en una forma nueva la vieja
desigualdad, an divide al mundo social en dos campos: la minora
privilegiada ya no por la fuerza de la ley, sino por la del
capital, y la mayora de los trabajadores forzados ya no por el
inicuo derecho del privilegio legal sino por el hambre. Para
comprender el doble aspecto, estructural e histrico, de la formacin
de las clases, el anlisis de Bakunin retoma el mtodo proudhoniano
de la ecuacin ciencia-trabajo. Los grados jerrquicos de este
divorcio constituyen la trama del tejido social y econmico, que en
la sociedad histrica burguesa se traducen una vez ms en capital y
fuerza-trabajo, en proletariado y burguesa: Sin embargo, dado que
el trabajo humano considerado en su totalidad se divide en dos
partes, una totalmente intelectual y declarada exclusivamente
noble, que abarca las ciencias, las artes, y en la industria la
aplicacin de las ciencias y de las artes, la idea, la concepcin, la
invencin, el clculo, el gobierno y la direccin general y jerrquica
de las fuerzas obreras; y la otra tan slo manual, reducida a una
accin puramente mecnica, sin inteligencia, sin ideas: aprovechndose
de esta ley econmica y social de la divisin del trabajo los
privilegiados del capital, incluidos aquellos que por la pobreza de
su capacidad individual seran los menos autorizados para ello, se
apoderan de
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la primera, dejndole la segunda al pueblo. El lenguaje bakuniano
se vuelve muy general cuando se refiere a la definicin de las
clases: stas no son definidas por su aspecto histrico-social, sino
por la relacin que se produce entre ellas. Una relacin que acta
siempre de abajo a arriba, desde la base al vrtice: la definicin
bakuniana es la definicin de la relacin autoritaria entre las
clases, es la definicin anrquica de la desigualdad. Estas
relaciones de dominacin-dependencia se desarrollan sobre la red de
la organizacin jerrquica del trabajo, sobre cuyo dibujo geomtrico
piramidal, segn el lenguaje de Proudhon, viven y se influyen las
funciones sociales, desde las ms simples hasta las ms complicadas,
situadas, digmoslo una vez ms, segn un orden creciente de
importancia y funcionalidad, establecido por la sociedad histrica
del momento. En tal sentido, contina Bakunin, mientras existan dos
o ms grados de instruccin para los diversos estratos de la
sociedad, existirn necesariamente clases, es decir privilegios
econmicos y polticos para un pequeo nmero de afortunados y
esclavitud y miseria para los ms. El modelo general para la
reiterada formacin de la autoridad est dado por entero:
interdependencia consecuente y necesaria entre monopolio de la
ciencia y divisin del trabajo y clases. De este modo resulta que la
forma de dominio capitalstico-burguesa constituye una de las
secuencias del aspecto histrico y variable de la explotacin, la
forma jerrquica de la divisin del trabajo, el aspecto estructural y
constante de la desigualdad. A su juicio, en los hechos, una
sociedad libre de la opresin capitalista que mantuviese inalterada
la separacin vertical entre las funciones intelectuales y las
funciones manuales, pronto estara lista para reformar todas las
jerarquas sociales porque Quien sepa ms dominar naturalmente a
quien sabe menos; y aunque inicialmente slo existiese entre las dos
clases esta nica diferencia, en poco tiempo producir todas las
dems. Se dibuja as la general polmica anarquista contra el
socialismo autoritario, portador de la ideologa del colectivismo
estatal. Este ltimo, al propugnar slo la abolicin de la propiedad
privada de los medios de produccin, deja inalterada la divisin
jerrquica de las funciones sociales, generadora de la propiedad
intelectual inherente a ellas. Esta propiedad aparece con la
diferencia entre trabajo simple y trabajo compuesto, basada incluso
en la definicin marxista del anlisis del valor. Ellos (los
socialistas autoritarios) pretenden que la hora de trabajo del
ingeniero, del arquitecto o del mdico, debe ser considerada como
equivalente a dos o tres horas de trabajo del herrero, del albail o
del enfermero (. . .) Y bien, establecer esta distincin (. . .)
significa dividir la sociedad en dos clases bien distintas: la
aristocracia del saber, por encima de las manos callosas; una,
consagrada al servicio de la otra: (y todo esto con) la sancin de
la Revolucin Social. El anlisis de Kropotkin a la objecin cientfica
de que la fuerza-trabajo del ingeniero cuesta ms a la sociedad que
la fuerza-trabajo del excavados (. . .) porque los gastos que son
necesarios para formar a un ingeniero son mayores que los que
reclama un excavador no ha sido precisado tan slo en la posicin
contraria, la del
-
comunismo anrquico, que aqu no interesa analizar, sino en la
individuacin de la ideologa mistificadora del colectivismo estatal.
Pero tanto los obreros manuales como los ingenieros, los tejedores
o los hombres de ciencia, sin todos asalariados del Estado, todos
son funcionarios como ltimamente se dice para dorar la pldora.
Merlino, siguiendo los mismos pasos, escribe que las caractersticas
de la nueva clase dominante surgen en el terreno de la
administracin y de la divisin vertical del trabajo entre
trabajadores manuales e intelectuales. Los nuevos dirigentes del
socialismo estatal organizarn el trabajo, los servicios pblicos,
una administracin y una burocracia por lo dems excesiva! logrando
introducir, mediante impuestos o por cualquier otro medio,
distinciones y desigualdades en la distribucin de los productos del
trabajo que correspondan a las que van a producirse entre sus
respectivas funciones y las de los humildes trabajadores manuales.
La individuacin del aspecto tcnico y cientfico inherente a las
funciones intelectuales dominantes, la imposibilidad de dividir o
aislar su significado poltico del uso autoritario de su gestin, la
lectura poltica o ideolgica del funcionamiento de la organizacin
tcnica y cientfica de cada organismo social y, en trminos
generales, de la organizacin total de la sociedad, va unida al
anlisis de las condiciones histricas que favorecen el ascenso de la
nueva clase.
La definicin dinmica de la
desigualdad Estas se insertan en un esquema que explica la
alternancia dinmica de la clase en el poder. Por oposicin al clebre
modelo bipolar marxista, que exalta la contraposicin inconciliable
entre burguesa y proletariado, este sistema no se define con
relacin a la propiedad jurdica de los medios de produccin, sino con
respecto a las relaciones generales de dominacin-dependencia que se
dan entre las clases sociales. Eso no deriva directamente de un
preciso y especial contexto histrico la sociedad capitalista sino
de la relacin general y constante que cada sociedad desigual y
explotadora expresa: el nudo universal de la recurrente, milenaria
e inagotable fuente antinmica entre la libertad y autoridad,
igualdad y jerarqua, es decir la persistente reproduccin del poder
en cuanto tal. As, por ejemplo, con respecto a la teorizacin y a la
praxis de la dictadura del proletariado, que se presenta como nuevo
y a la vez como ltimo poder, justificado en la Rusia revolucionaria
por excepcionales circunstancias histricas segn sus tericos y
apologistas el anlisis anarquista vuelve una vez ms sobre los
rasgos constantes comunes a cualquier otro poder histricamente
constituido. Este, en cuanto tal, tiende a autoperpetuarse a travs
de una dinmica ya presente en otras revoluciones modernas no slo
porque el proletariado interviene en esta dictadura como interviene
el pueblo en los regmenes democrticos, sino tambin porque si
-
es verdad que sirve hoy tambin para defender a la revolucin de
sus enemigos externos (. . .) servir maana para imponer a los
trabajadores la voluntad de los dictadores, detener la revolucin,
consolidar los nuevos intereses que se constituyen y defender en
contra de la masa a una nueva clase privilegiada. El mismo general
Bonaparte sirvi para defender la revolucin francesa de la reaccin
europea, pero al defenderla la destroz. Lenin, Trotski y sus
compaeros son sin duda revolucionarios sinceros (. . .) pero
preparan cuadros gobernantes que servirn a quienes vendrn despus
para aprovecharse de la revolucin y destruirla. Ellos sern las
primeras vctimas de su mtodo, y con ellos, me temo, caer la
revolucin. La historia se repita: mutatis mutandis, la dictadura de
Robespierre lleva a Robespierre a la guillotina y prepara el camino
a Napolen. Todas las consideraciones polticas, ideolgicas y
estratgicas sobre la diversidad histrica de este o de aquel poder,
aunque importantes, estn subordinadas, en la proftica consideracin
malatestiana, a la irreductible urgencia antiautoritaria del
discurso anrquico que, al alargar y trascender los trminos
histricos del anlisis de la autoridad, termina cumpliendo una
continua interaccin entre el anlisis cientfico de este particular
poder presente y el anlisis de la reproduccin del poder en cuanto
tal. En el examen terico de las clases sociales previo a una
definicin socioeconmica, burguesa-proletariado, clase obrera-masas
ciudadanas, etc., se da pues una definicin formal que se sintetiza
proudhonianamente en clase superior, inferior y media. Este
esquema, trasladado al terreno histrico, por ejemplo, en el anlisis
de la revolucin francesa permite a Kropotkin individuar la
composicin histrico-social de las dos ltimas. Dos grandes
corrientes prepararon e hicieron la Revolucin. Una, la corriente de
las ideas es decir, el complejo de las nuevas ideas sobre la
reorganizacin poltica de los Estados provena de la burguesa. La
otra, la de la accin, provena de las masas populares, de los
ciudadanos y de los proletarios de la ciudad que queran obtener
inmediatas y tangibles mejoras en sus condiciones econmicas. Y
cuando estas dos corrientes coincidieron ante un mismo fin, en un
principio comn, y se ayudaron recprocamente durante algn tiempo, la
Revolucin estall. La corriente de ideas, es decir la burguesa, acta
aqu como clase media en ascenso hacia el poder detentado
polticamente por la nobleza; mientras que la otra, la de la accin,
es decir la clase de los campesinos y de los proletarios de la
ciudad, acta como clase inferior. Los elementos fundamentales, por
ser constantes en este anlisis, desde el punto de vista anarquista,
se definen con respecto a la clase media como corriente de accin.
Elementos constantes porque son generalmente transferibles en cada
situacin histrica revolucionaria moderna. En cuanto obreros y
campesinos han sido la fuerza principal de toda gran revolucin (. .
.), los dirigentes, los idelogos, los organizadores de las formas y
de las miras de la revolucin fueron, invariablemente, no obreros y
campesinos, sino un elemento lateral, extrao, comnmente un elemento
medio, inserto entre la clase dominante de la poca moribunda y el
proletariado de la ciudad y del campo.
-
Tal elemento medio, que crece sobre la superficie de
descomposicin del viejo sistema de gobierno, asume, con respecto a
este ltimo, una posicin revolucionaria y as puede convertirse
fcilmente en gua de los trabajadores sometidos. Esta dinmica, en
sus rasgos generales descubre a grandes lneas la naturaleza de la
clase media en ascenso hacia el poder. Con respecto a la clase
inferior definida como corriente de accin o fuerza principal, la
intermedia, admitiendo el complejo de las nuevas ideas se define
por el patrimonio intelectual y cultural que la sostiene
permitindole de ese modo expresar a los dirigentes, a los idelogos,
a los organizadores de las formas y de las miras de la revolucin.
Esta, sin embargo, se caracteriza por su inteligencia, que se torna
fundamental si la funcin de clase media en ascenso hacia el poder
la desarrollan los doctos o clase tecnoburocrtica. En la revolucin
rusa se dio este fenmeno y en los hechos esta clase se identifica
con la as llamada inteligencia de la democracia socialista. Con
esta ltima proposicin se aclara y afirma tanto la naturaleza de la
clase tecnoburocrtica, la inteligencia, como la naturaleza de su
ideologa, la democracia socialista.
El poder tecnoburocrtico Esta clase y esta ideologa integran
nuevamente aquel complejo de fuerzas sociales y polticas que ya
desde el siglo diecinueve comenzaron a lanzarse hacia la
construccin de una sociedad con todas aquellas caractersticas que
ya sealamos: explotacin por el Estado de los medios de produccin,
concentracin en los vrtices directivos del Estado de las funciones
econmicas, tcnicas y cientficas, premios sociales al mrito, y por
lo tanto, implcita teorizacin de la desigualdad natural, mitizacin
de la eficiencia tcnica y cientfica, planificacin de la produccin y
del consumo. Tratemos ahora de construir este discurso siguiente el
rastro histrico de algunos puntos significativos del pensamiento
anarquista, y, antes que nada, la nueva valoracin del carcter
neutro asignado por la ideologa tecnoburocrtica al uso, a la
administracin de las cosas; siguiendo la pista de cuanto hemos
dicho hasta ahora no hay solucin de continuidad entre hombres y
cosas, entre individuo y ambiente. A este respecto es oportuna la
precisin de Malatesta: Cuando Federico Engels, quizs para detener
la crtica anarquista, deca que, desaparecidas las clases, el Estado
propiamente dicho ya no tiene razn de ser y se transforma de
gobierno de los hombres en administracin de las cosas, slo hacia un
vacuo juego de palabras. Quien tiene el dominio sobre las cosas,
tiene el dominio sobre los hombres; el que gobierna la produccin
gobierna al productor; el que mide el consumo es el seor del
consumidor. No existen formas libertarias del gobierno de las
cosas: proporcionalmente al modo por el cual stas son administradas
se dan otras tantas maneras de administracin de los hombres. La
ciencia de la administracin, que es una de las formas de saber que
caracteriza a la propiedad intelectual de los tecnoburcratas, est
sometida tambin a las leyes del
-
monopolio, como el progreso cientfico en general lo est a las
leyes del capitalismo monopolista. Monopolio de la administracin de
las cosas quiere decir en trminos polticos dominio sobre ellas;
Estado administrativo y ciencia de la administracin son por lo
tanto una nueva forma engaosa del poder porque, como recuerda
Saverio Merlino, entre administracin y dominacin no hay oposicin,
de modo que si la primera se concentra en manos de una casta
especializada la consecuencia es de seguro un despotismo espantoso.
Destaquemos sin embargo en seguida la ambigedad terica, de fondo,
que sostiene la justificacin ideolgica del gobierno de los doctos.
Sobre este aspecto particular del dominio tecnoburocrtico, es decir
el que marca el poder sobre los hombres a travs de la vigilancia
annima sobre las cosas, surge patente una contradiccin incurable.
La divisin impuesta y operada entre los dos objetos del dominio,
sobre los hombres y las cosas, precisamente, se refleja de modo
indirecto en la vocacin totalitaria que se expresa operativamente
en la prctica de la planificacin, la cual se hace la ilusin de
reglamentar el mundo material de los individuos con su propio
consentimiento. Dimensin utpica y fatua del mando tecnoburocrtico,
etrea e ilusoria valoracin del hombre escindido de las condiciones
mismas de su existencia. hay que observar, una vez ms, una
manifestacin paradojal de la ptica del poder tecnoburocrtico: la
divisin que sealamos significa implcitamente autonoma del individuo
ante el mundo material, autonoma de la que carece. Poniendo al
hombre en una dimensin material impuesta y preconstituida, se
favorecen las condiciones para su rebelin, o por lo menos para su
desapego del poder. La ambigedad terica implica entonces una
debilidad operativa: cuando el consentimiento disminuye, resulta
inevitable recurrir a la vigilancia directa: la ciencia de la
administracin se hace una con la ciencia militar. La fatua
pretensin tecnoburocrtica de una planificacin y de una
administracin neutra de las cosas, la inevitable centralizacin
poltica, econmica, cientfica de las funciones del mando y por lo
tanto del poder sobre los hombres a travs de la administracin
annima de las cosas, la despersonalizacin impuesta por este
opresivo mecanismo social, estn tambin extraordinariamente
resumidas por Cafiero: el despotismo de los patrones del Estado
(los tecnoburcratas) sera igual al despotismo poltico del Estado
actual, ms la suma del despotismo econmico de todos los
capitalistas, cuyo capital pasara a manos del Estado popular: todo
multiplicado por el aumento de concentracin reclamado
necesariamente por el nuevo Estado poltico y econmico a la vez.
(Despotismo del Estado popular) = (Despotismo poltico presente) +
(Despotismo econmico de todos los capitalistas) x (grados de
concentracin). Para satisfacer las necesidades de este nuevo y
terrible monstruo, qu nuevo y monstruoso mecanismo burocrtico habra
que crear?Qu ejrcito de empleados iniciados en complicadsimos
misterios de gobierno? Clase distinta y superior al pueblo y por
eso mismo tirnica y odiosa. El sistema poltico que expresa este
consentimiento descansa por lo tanto en
-
apariencia sobre la dictadura de las masas, pero de tal modo que
las masas en realidad no tienen otro poder que el necesario para
asegurarse la servidumbre universal segn los principios tomados en
prstamo del viejo rgimen: Indivisin del poder; Centralizacin
absorbente; Destruccin sistemtica de todo pensamiento individual,
corporativo y local considerado separatista; Polica inquisidora.
Esta contradiccin del poder tecnoburocrtico revela y hacer surgir
el otro aspecto justificador del mando, aspecto ms poltico que
cientfico. Pluralismo contra planificacin, habamos dicho. Estas son
las lneas sociales sobre las cuales transcurren los dos opuestos
proyectos polticos Pero qu significa este discurso en trminos
estratgicos? En este punto es necesario volver a Bakunin y a su
polmica contra el marxismo, polmica que tomaremos como modelo
general comprensivo de este contexto. Dice Bakunin que los
desarrollos histricos del marxismo se resolvern en un dominio por
parte de una aristocracia nueva y muy restringida de los verdaderos
o de los pseudodoctos. El pueblo, dado que no es instruido, estar
completamente exonerado de las preocupaciones del gobierno y estar
incluido en bloque en el hato de los gobernantes. Valiente
liberacin! Los marxianos se dan cuenta de esta contradiccin y
conscientes de que un gobierno de doctos, el ms ofensivo y el ms
despreciable del mundo, sera a pesar de todas las formas
democrticas una verdadera dictadura, se consuelan con la idea de
que esta dictadura ser provisoria y de breve duracin. Dicen que su
nico intento ser el de educar y elevar al pueblo tanto econmica
como polticamente hasta un nivel en el que cualquier gobierno se
volvera muy pronto intil. Notemos ahora los dos momentos de esta
polmica en contra del carcter paralogstico de la tesis marxiana.
Primero, el poder se da por una desigualdad social de instruccin;
segundo, el poder se da para educar a los no instruidos. Las dos
instancias estn estrechamente ligadas por cuanto se justifican una
a la otra. En efecto, la educacin debe aparecer cuando hay carencia
de instruccin. Pero la educacin, para el anarquismo, tiene una
dimensin mucho ms vasta que la instruccin. Es el proceso de
crecimiento unido social, civil, poltico y cultural del hombre: la
instruccin, en cambio, es la acumulacin de un saber, ms o menos
profundo, en ltimo anlisis, siempre parcial, o, si se quiere,
especializado. Ahora, a partir de la carencia, por parte de las
clases inferiores, de este saber, sus propietarios, los
especialistas, trascienden sus tareas: de instructores se hacen
educadores; de doctos, polticos; de tcnicos, gobernantes. Se da aqu
la invasin de la ciencia que de regulativa se vuelve constitutiva
con relacin a la vida social, invasin que tiene como vehculo
peculiar la formacin histrica del partido poltico del
proletariado.
-
Los intelectuales como clase A los ojos de Bakunin tal partido,
al constituirse inevitablemente en organismo productor y
monopolizador de la ciencia revolucionaria, por ser dirigido en
ltimo anlisis por una lite de intelectuales, vuelve a proponer, en
la prctica efectiva del trabajo revolucionario, aquella divisin
entre esfera intelectual directiva y esfera manual ejecutiva, que
se quera enmendar en el objetivo final del comunismo. Es decir que
los medios, dentro del esquema marxiano, resultaban de una
naturaleza distinta con respecto a los fines perseguidos. La
contradiccin es recogida por Bakunin en estos trminos: Dicen (los
marxistas) que ese yugo del Estado, esta dictadura es una medida
transitoria necesaria para poder alcanzar la emancipacin integral
del pueblo: la anarqua y la libertad son el fin, el Estado o la
dictadura son el medio. Por lo tanto, para emancipar a las masas
populares antes que nada habr que sojuzgarlas. Conclua que la
superacin de la propiedad intelectual de los medios de produccin
tena que destruir primero la propiedad intelectual del proceso
revolucionario. El partido, de hecho, en virtud de la funcin
intelectual-directiva desarrollada, habra tenido en la prctica el
dominio sobre las clases populares, a las cuales estaba signada la
funcin manual-ejecutiva de masa de maniobra. Las consecuencias
sociopolticas de una prctica semejante habran sido, para Bakunin,
extremadamente nefastas: habituadas a obedecer durante el proceso
revolucionario se habran encontrado sometidas a una nueva clase,
despus de la revolucin. El camino abierto por Bakunin sera retomado
cerca de treinta aos despus por el libertario polaco Walclav
Makhajski. En un pequeo opsculo aparecido en 1898, titulado La
evolucin de la socialdemocracia, resuma las generales intuiciones
bakunianas dentro de un esquema ms preciso y pormenorizado. El
socialismo no es la ideologa de los trabajadores manuales, sino la
de una nueva clase media que asciende al poder, compuesta por
intelectuales, miembros de las profesiones liberales, tcnicos y
empleados. Los partidos socialistas occidentales, sea cual sea su
verbo revolucionario oficial son, en efecto, escriba el
revolucionario polaco, partidos progresistas conservadores que
preconizan reformas polticas y sociales, habiendo dejado de ser
autnticas organizaciones revolucionarias tendentes a la destruccin
de cualquier forma de privilegio. Esta evolucin hacia la
respetabilidad resultaba a su juicio del siguiente hecho: la
poltica de estos partidos, lejos de estar determinada por la base
obrera, se conformaba a los intereses de la nueva clase media
compuesta por trabajadores intelectuales, estrato social que acceda
al privilegio, que busca un puesto bajo el sol a expensas de las
viejas clases poseedoras de los propietarios de inmuebles y de los
capitalistas. Una educacin superior constituye su capital
especfico, fuente del nuevo privilegio. La primera etapa de su
dominio ser la democracia poltica; la segunda, la
-
nacionalizacin de la economa. Para obtener estos objetivos
buscan el sostn de los trabajadores manuales, que figuran slo como
masa de maniobra. Habiendo ganado la confianza de los obreros por
la ayuda que les prest al comienzo de la era industrial en la lucha
por mejores condiciones de vida, pueden hacer relampaguear a sus
ojos el ideal socialista de la igualdad. En realidad la sociedad
sin clases, promesa de los intelectuales dclasss, slo es un tema de
propaganda, una especie de religin proletaria que esconde la
finalidad real de la vanguardia socialista. Lo cierto es que se
trata de un socialismo que se dibuja como un sistema jerrquico de
franqueamiento estatal sobre las industrias. La clase de los
capitalistas burgueses ceder el puesto a los funcionarios, a los
directores, a los ingenieros cuyo tratamiento salarial, muy
superior al salario de los trabajadores manuales, constituir la
marca de la nueva clase dirigente privilegiada. La introduccin de
este sistema se presenta inicialmente como fase de transicin
gradual: sin embargo se convertir en permanente porque la superacin
del capitalismo no significa, de por s, la puesta en marcha
automtica de la construccin socialista entendida como desarrollo de
la libertad y de la igualdad. A juicio del anarquismo, en efecto,
lo que decide ante todo la funcin histrica (hacia o contra la
libertad y la igualdad) de una clase o de un movimiento social es
la adopcin y la prctica de una serie de medios que son, en cierto
sentido, indiferentes respecto al sujeto histrico que los
personifica. En otros trminos, para el anarquismo, antes que una
consideracin histrica, existe una consideracin estructural en el
sentido que, si bien la lite que gua al movimiento obrero es
directamente expresada por la fuerza histrica de este ltimo, y por
lo tanto, segn la concepcin marxista, es expresin de un punto de
vista total y universal, ella es siempre, en cuanto tal, lite, es
decir una clase formalmente distinta y superior con relacin al
proletariado. En tal sentido se convierte en un vehculo de
reproduccin de las generales y constantes relaciones de
dominacin-dependencia que se dan entre las clases y, por lo tanto,
en expresin histrica y particular de la total y universal
alternancia del poder en cuanto tal. Por lo dems escribe Merlino
incluso si la clase obrera se apoderase del poder, lo ejercera
verdaderamente en su nombre en un pequeo nmero de personas que
tenderan a convertirse de nuevo en clase dirigente y poseedora, con
lo que se volvera al estado actual. Y esto sucede porque los
gobernantes constituyen ellos mismos una clase. Si se reproducen
las relaciones de dominacin-dependencia se vuelve a la sustancial
equivalencia de todas las formas de autoridad o poder. Ellas son
tales y existen (si subsisten las estructuras jerrquicas: partido,
Estado, etc.) a despecho de cualquier sujeto histrico que las
emplee: el Estado socialista o la dictadura revolucionaria del
proletariado son, para el anarquismo, antes que nada un Estado y
una dictadura, o bien los primeros trminos son estructuralmente
independientes respecto de la superposicin histrica de los
segundos. En consecuencia, para Bakunin el as llamado Estado
popular no ser sino el gobierno desptico de la masa del pueblo por
parte de una aristocracia nueva y
-
muy restringida de los verdaderos o de los pseudodoctos (. . .)
que (concentrarn) en sus propias mano todo el comercio y la
industria, la agricultura e incluso la produccin cientfica y
dividirn la masa del pueblo en dos ejrcitos: uno industrial y otro
agrcola bajo las rdenes directas de los ingenieros del Estado que
formarn una nueva casta privilegiada poltico-cientfica.
El feudalismo industrial De este modo se esboza para Merlino la
imagen de un socialismo burocrticoque expresa la idea y la prctica
de una vasta administracin gubernamental, dicho ms pronto, de una
vasta burocracia. Ella tiende a sustituir a la administracin
pblica, a la burocracia, a los empresarios privados, transformando
a los propietarios y a los capitalistas en administradores,
directores y otras especies de funcionarios pblicos. La masa de los
trabajadores manuales se encuentra as sometida a las condiciones
impuestas por el Estado, nico amo y nico regulador de su vida:
imposibilitados de emplearse fuera de las fbricas del gobierno,
nicas existentes, terminan por constituir muy pronto un verdadero
ejrcito disciplinado, dirigido, alojado y nutrido por el Estado.
Las relaciones entre Estado y fuerza-trabajo, entre clase
tecnoburocrtica y clase de trabajadores manuales se define y se
explicita, en el lenguaje de Kropotkin, en una forma llamada
servidumbre de Estado. La explotacin del trabajo, en los hechos, en
vez de estar limitada, es puesta bajo la proteccin permanente de la
ley. Esta se transforma en una institucin, a igual ttulo que el
Estado. Llega a ser parte de la Constitucin, como lo era, ni ms ni
menos, la servidumbre en Francia hasta la Gran Revolucin. La funcin
entre poder poltico y poder econmico se vuelve as inevitable; la
construccin social se funda sobre un plano totalitario y monstico,
dotado de un nico centro directivo autnomo que se aboca a s todas
las decisiones de inters pblico y privado. A diferencia del sistema
burgus que sanciona la divisin de los poderes, ste no ha separado
la poltica y la economa poltica, no ha hecho de ellas dos rdenes
distintos y contrarios, sino que ha afirmado en ellas la identidad
de los principios, intentando su sntesis. Desde el punto de vista
de los trabajadores manuales esto significa un sistema adicional de
explotacin: las masas se encontrarn econmicamente y a la vez
polticamente sujetas. Este cuartel industrial se configura en un
proceso de planificacin de la economa dentro de la cual toda la
produccin y el consumo estn organizados por medio de leyes y de
reglamentos. El crepsculo inexorable del capitalismo se desprende
de esta lenta pero inexorable y progresiva muerte del mercado. La
sociedad desarrollada a partir de dicho crepsculo no es la sociedad
socialista sino, como observa el anarco-sindicalista Christiaan
Cornelissen, una especie de capitalismo de Estado que tiene
profundas analogas con un rgimen social ya visto: la Edad
Media.
-
Tal rgimen deriva, segn Proudhon, del desarrollo inevitable de
las contradicciones econmicas y, paralelamente, del desarrollo sin
vigilancia del capitalismo irracional e inestable. Este
capitalismo, ideal de la economa librecambista, desemboca
fatalmente en una concentracin que se resuelve en formaciones
corporativas, en un feudalismo industrial, precisado y
caracterizado por un sistema de concesiones gubernativas y de
monopolio de Estado, (y por) un sistema de corporaciones que une a
patrones y representantes de los trabajadores. Esta feudalidad, a
juicio de Proudhon, no resuelve ninguna contradiccin, as como la
unin entre patrones y obreros, desemboca a su vez en un imperio
industrial que resuelve no slo las antinomias econmicas, sino
tambin las poltico-nacionales. La distincin proudhoniana entre
feudalidad e imperio industrial aclara directamente que la
feudalidad, aqu ntidamente anticipadora del rgimen econmico
fascista (el sistema de las corporaciones), no resuelve todas las
contradicciones del capitalismo (como suceder incluso en el
fascismo), mientras que el imperio, en este aspecto, es mejor medio
de concentracin y est por lo tanto ms perfeccionado. La analoga
entre fascismo y socialismo estatal en cuanto al perfil puramente
econmico, es entrevista por l en la distincin operada entre
Feudalidad, anticipadora del primero y forma imperfecta de
planificacin, e Imperio, anticipador del comunismo autoritario como
forma perfecta de planificacin. La conversin progresiva de la
feudalidad industrial en imperio industrial escribe es la
realizacin del programa comunista (autoritario). La completa
realizacin de ste se da en Rusia con el golpe de estado bolchevique
del 24 de octubre de 1917. En el transcurso de un par de aos el
inicial carcter libertario e igualitario de la Revolucin social
producto espontneo de la fuerza creadora popular , es rpidamente
regimentado con la progresiva desautorizacin de los contenidos
anti-jerrquicos y asamblesticos de los Soviets, que se transforman
en rganos de la vigilancia estatal comunista sobre la
fuerza-trabajo, ahora sierva del Estado como haba previsto
Kropotkin. El vehculo de esta evolucin es la nueva mquina estatal,
generadora ella misma de las clases, porque la burguesa es
sustituidas, bajo la bandera de la sedicente dictadura del
proletariado, por la nueva clase, la de los miembros de esta
comisariocracia o, ms sencillamente, burocracia de Estado. Desde
1918, escribe Paul Avrich, los anarquistas rusos comprendieron que
la direccin bolchevique estaba creando un monstruoso capitalismo de
Estado; una colosal mquina burocrtica. El anlisis anarquista, como
se ha observado con justicia, se coloca en la perspectiva de ver de
qu modo se reproducen las clases incluso habiendo llegado la ocasin
de terminar con ellas. As se explica la imprecisin de la
equivalencia terminolgica entre capitalismo de Estado y Socialismo
de Estado que la mayor parte de los anarquistas emplea al definir
el rgimen tecnoburocrtico que se est esbozando en Rusia en aquellos
aos. Y la individuacin de la naturaleza social del partido de la
intelligentsia revolucionaria, que en realidad decide el sucesivo
examen de los caracteres
-
socioeconmicos propios del rgimen bolchevique. De aquel rgimen
del cual habra de nacer, como ha escrito Rocker, la ms temible
burocracia que el mundo haya conocido.